El Modernismo
El Modernismo
El Modernismo
El inicio de este movimiento se fija en esa fecha de 1888 porque es el año en que se
publica Azul, el primer libro del poeta nicaragüense Rubén Darío, el máximo
exponente del Modernismo.
Por otra parte, la lírica fue el género preferido por los modernistas y en ella
aplicaban la nueva musicalidad que buscaban. Esto les llevó a una renovación del
lenguaje poético y a la adopción de nuevas formas estéticas. Hay en los poetas
modernistas una depurada selección de vocabulario y un uso abundante de
recursos literarios (entre los que destaca la sinestesia). En el léxico se muestra el
gusto por el exotismo, las palabras cultas, la adjetivación referida a los sentidos y
las aliteraciones que añaden musicalidad al verso.
Del mismo modo podemos ver la huella de Rubén Darío en muchos poetas
hispanoamericanos de la época como José Asunción Silva, Alfonsina Storni o
Gabriela Mistral.
Fue Azorín quien acuñó el nombre de “generación del 98”, en una serie de artículos
de 1913. Según él, las características que permiten agrupar a tales autores son el
“espíritu de protesta” y “un profundo amor al arte”.
Aunque son muchos los autores que integran este grupo, destacan en la novela
Miguel de Unamuno (Niebla), Pío Baroja (El árbol de la ciencia), José Martínez Ruiz
“Azorín” (La voluntad), en teatro Ramón Mª del Valle Inclán (Luces de Bohemia) y en
poesía Antonio Machado (Campos de Castilla), a los que habría que añadir, no
como creador, sino como estudioso a Ramón Menéndez Pidal. Todos ellos
asistieron a tertulias, colaboraron en las mismas revistas, tuvieron lazos de amistad,
se vieron aunados por el desastre del 98 o protestaron por la concesión del premio
Nobel a Echegaray.
El “grupo del 98” sufrió una evolución como tal, desde su juventud hasta la madurez,
pasando por ese “grupo de los tres” en que se encontraban Azorín, Baroja y Maeztu.
En su juventud se observa un espíritu de protesta y rebeldía, que se manifiesta en
política, con ideas revolucionarias. Eran intelectuales antiburgueses principalmente.
El “grupo de los tres” es un episodio interesante en la evolución de estos autores,
que colaboraban en artículos que firmaban con el seudónimo de “los tres”,
deseando intervenir en la dolorosa realidad española. En su madurez, cada autor
fue creándose una fuerte personalidad, por lo que sus ideas políticas y sus
sentimientos estéticos serán muy diversos.
Después del desastre de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) las nuevas generaciones
en Europa defendieron la creación de un mundo nuevo, de un nuevo orden internacional y
de nuevas expresiones artísticas. En España, ese afán por la modernización y la rebeldía se
reflejó fundamentalmente en dos movimientos literarios: el novecentismo y las vanguardias.
Novecentismo
En el terreno del ensayo, las figuras más importantes son la de José Ortega y Gasset y
Eugenio D’Ors. José Ortega y Gasset fue el fundador de la Revista de Occidente en 1923, y
desde ella promovió la difusión de las tendencias filosóficas y científicas más importantes de
la época. Entre sus obras se encuentran La rebelión de las masas (en la que propugna que
la sociedad debe estar regida por una minoría selecta) y La deshumanización del arte (con
ideas que influyeron en las vanguardias españolas como la defensa de un arte puro,
deshumanizado).
La poesía novecentista está representada por Juan Ramón Jiménez (Premio Nobel de
Literatura en 1956), figura fundamental de este período. En su producción, tras un
acercamiento al modernismo, podemos distinguir una etapa llamada intelectual orientada
hacia la poesía desnuda (Eternidades). En su última etapa, denominada suficiente o
verdadera, el proceso de abstracción se intensifica (Dios deseado y deseante). Juan Ramón
Jiménez es considerado el gran renovador de la lírica del siglo XX, que abrió camino a las
vanguardias y a la generación del 27.
Las vanguardias
Hay muchos rasgos comunes entre las vanguardias y el novecentismo. Ambos forman un
movimiento artístico de entreguerras que tiene como finalidad la reacción contra la literatura
anterior, pero se diferencian en que la reacción de las vanguardias es más radical, más
violenta. El nombre fue acuñado durante la I Guerra Mundial para designar las inquietudes
artísticas de la “avanzadilla” cultural europea. Fue uno de los momentos de mayor unidad
entre los artistas europeos. Pero no fue un movimiento unitario, sino que estaba formado
por un gran número de movimientos, que compartían el deseo de crear un arte radicalmente
distinto que rompiese definitivamente con el realismo y acabase con él.
Las vanguardias, en especial el surrealismo, estarán presentes en la obra poética del 27.
Aunque fueran movimientos efímeros y minoritarios, su importancia fue capital en el arte y la
literatura de su tiempo.
LA GENERACIÓN DEL 27
Las principales características de este grupo son la utilización de una lengua muy
elaborada, sintetizan el ideal de poesía pura con el del compromiso social y político,
búsqueda de la belleza mediante el cultivo de la metáfora principalmente y el uso abundante
de imágenes; armonizan el respeto por la tradición literaria (Garcilaso, San Juan de la Cruz,
Góngora, Lope, Quevedo…) con el gusto por la novedad y la vanguardia y, tratan temas
universales (el amor, la vida, la muerte…) y otros relacionados con el espacio urbano y con
el compromiso cívico.
c) Tras la guerra: Los poetas exiliados adoptan un tono nostálgico, los que se quedaron
orientan su obra hacia una poesía existencial.
- Federico García Lorca mezcló en su poesía lo popular y lo culto con un estilo personal e
inconfundible. En su obra distinguiremos tanto poesía como teatro. Podemos destacar los
poemas que tratan sobre la Andalucía trágica (Romancero gitano) o la poesía surrealista
(Poeta en Nueva York).
En su obra dramática aparece también un profundo tono trágico y lírico. Los temas
principales serían la frustración, el amor imposible, el deseo insatisfecho y la muerte. La
mujer es la protagonista. El autor presenta un mundo lleno de convencionalismos y violento,
que ahoga la libertad del individuo. Destacaremos de su obra dramática las grandes
tragedias rurales: Bodas de sangre, Yerma (la tragedia de la maternidad frustrada) y La
casa de Bernarda Alba, que es considerada la mejor de las obras de García Lorca. La
búsqueda de nuevas formas dramáticas lo llevó a escribir obras que sabía irrepresentables
en su momento como El público.
Su asesinato en 1936, al inicio de la guerra supuso un mazazo para todos los intelectuales y
creadores de la época.
La vida y obra de Vicente Aleixandre recorre diferentes etapas, desde el surrealismo a una
mayor reflexión, y resume buena parte de la evolución de los autores de esta Generación
del 27, de la que es uno de los mejores representantes (recordemos que le fue concedido el
Premio Nobel de Literatura en 1977). Su poesía recoge un mundo caótico pero grandioso,
en el que se constata la imperfección humana y el deseo de comunicación con la creación.
Algunas de sus obras son: Sombra del paraíso, Espadas como labios, Historia del corazón.
- Jorge Guillén es el poeta más característico de una “poesía pura” e intelectual en este
grupo. Guillén condensa en su obra sus sensaciones y sus sentimientos a partir de su
experiencia. La unidad de sus versos queda recogida bajo el título Aire nuestro, que consta
de varias obras: Cántico (un poemario vitalista en el que expresa su entusiasmo por la vida
y la armonía de un mundo perfecto), Clamor y Homenaje.
- Gerardo Diego cultiva una poesía de vanguardia (sobre todo creacionista) y una poesía
enraizada en la lírica tradicional y clásica. En la primera se sitúan obras como Manual de
espumas, en la que busca la belleza verbal y la sugestión del lector. En la poesía tradicional
encontramos, por ejemplo, Versos humanos, con estrofas variadas.
- Pedro Salinas plasma su experiencia vital y amorosa en una poesía reflexiva y sobria en
el lenguaje, aunque muy elaborada y cargada de emociones. La obra poética más
importante de Salinas es La voz a ti debida, con una gran carga conceptual. El tema
fundamental es el amor. Como crítico literario y ensayista en El defensor incluye diversos
temas sobre las cartas, el lenguaje o la lectura.
- Luis Cernuda escribe versos en los que recoge el sentimiento amoroso con un tono de
tristeza, además de mostrar su inconformismo en una época llena de prejuicios sociales.
Toda la obra de Cernuda queda reunida bajo el título general de La realidad y el deseo.
Frente a una realidad oscura, Cernuda presenta la idealización y la nostalgia de un mundo
perdido, un paraíso clásico. Poco antes de su muerte, Cernuda publicó Desolación de la
quimera, donde aparecen como temas fundamentales el recuerdo de España y la juventud
perdida.
- Rafael Alberti es autor de una lírica variada en la que podemos observar la presencia de
una vena popular o clásica, la poesía surrealista y el verso comprometido. Entre sus obras
destacan Marinero en tierra (en el que aparece el recuerdo del mar), Cal y canto (de corte
gongorino y estrofas clásicas) y Sobre los ángeles, que muestra su angustia interior con
inquietantes imágenes surrealistas.
- Dámaso Alonso, profesor, crítico y teórico de la literatura, forma parte de este grupo
poético, pero su obra más trascendente la escribe durante la dictadura franquista, por lo que
lo estudiamos en la literatura posterior.
Mencionar la obra poética de Josefina de la Torre o Concha Méndez que, aunque tuvieron
una relación muy estrecha con el grupo del 27 y participaron en las mismas actividades, son
mucho menos conocidas.
Para concluir, fue una generación trágicamente marcada por la guerra civil; con todo, con
los años, lograron mantener los puentes necesarios para continuar con el fructífero
intercambio intelectual que ha llevado a este periodo a ser conocido como edad de plata.
Nos encontramos ante un texto _____________ cuyo ámbito de uso es periodístico.
COHERENCIA
ADECUACIÓN
COHESIÓN