Perspectiva Psicogenét - Piaget
Perspectiva Psicogenét - Piaget
Perspectiva Psicogenét - Piaget
PERSPECTIVA PSICOGENÉTICA
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- La acción es el acto por el cual se transforma la realidad, confiriéndole
significado.
- El conflicto cognitivo está signado por una perturbación en los esquemas de
conocimiento de un sujeto. Se presenta como un obstáculo en la posibilidad de
asimilación y genera desequilibrio. Su resolución lleva a la adquisición de
nuevos conocimientos, lo cual lo hace necesario en el proceso de aprendizaje.
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La psicología piagetiana remite a un programa epistemológico que indaga el pasaje de
estados de menor a mayor conocimiento. Investiga las formas iniciales de construcción
cognitiva a través del desarrollo psicológico de los sujetos. Analiza el sujeto epistémico
en contraposición al sujeto psicológico
Para este cuerpo teórico la acción es constitutiva de todo conocimiento. A través de la
misma, Sujeto (S) y Objeto (O) se constituyen mutuamente (Interacción). Postula la
existencia de una tendencia a la equilibración creciente entre asimilaciones y
acomodaciones del S al entorno y entre los propios esquemas de asimilación del S. La
equilibración mayorante ordena los procesos del desarrollo en una lógica constructiva.
El desarrollo es un proceso de equilibración creciente del S y el entorno que sigue
estadios sucesivos en un orden fijo, ya que los superiores descansan sobre la
reorganización de construcciones previas (mecanismos relativamente universales de
progreso cognitivo).
Para la teoría piagetiana, hay ciertos conceptos centrales:
- La adaptación cognitiva (inteligencia) consiste en un equilibrio (siempre móvil)
entre asimilación y acomodación a través de esquemas de acción (práctica o
interiorizada).
- Esquema: aquello que se puede repetir y generalizar en una acción. Marco
asimilador que permite comprender la realidad y atribuirle significación.
- Estructura: totalidad organizada de esquemas que respeta determinadas leyes.
- Asimilación: concepto tomado de lo biológico como integración de elementos
exteriores a estructuras en evolución o ya acabadas de un organismo. El sujeto
integra o incorpora la novedad a estructuras anteriores.
- Acomodación: modificación de un esquema asimilador o estructura causada por
los elementos que se asimilan.
Otra idea nodal es la hipótesis de continuidad entre el proceso de adquisición
cognoscitiva en el Desarrollo espontáneo y el proceso de Aprendizaje propiamente
dicho.
Coll, C. (1983) expone una explicación detallada del modelo de equilibración propuesto
por Piaget: “El motor del desarrollo se sitúa en los desequilibrios... sin desequilibrios no
puede haber desarrollo, pero estos no bastan para explicar la novedad de las
construcciones; de aquí la necesidad de explicar tanto las posibles causas de los
primeros (las perturbaciones) como los mecanismos responsables de la novedad de las
construcciones (compensaciones y regulaciones)”.
El proceso de apropiación del conocimiento en situaciones de enseñanza aprendizaje
implica la construcción de esquemas de conocimiento que se distinguen de los
esquemas y estructuras fundamentales del pensamiento conceptualizados por Piaget
(conocimiento científico). Los esquemas operatorios intervienen en la elaboración de
esquemas de conocimiento y condicionan la elección de los objetos de conocimiento
que se pretende transmitir como la forma misma de transmisión.
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Asimismo, el autor propone la aplicación del modelo de equilibración a los esquemas
de conocimiento, ya que la elaboración, revisión y coordinación de dichos esquemas
constituye un problema central del aprendizaje escolar
Comienza su tarea por lo biológico, analizando lo que los psicólogos llaman los
determinantes constitucionales: lo innato y lo adquirido. La primera está compuesta por
lo neurológico y lo sensitivo. La herencia es un modo de funcionamiento que está en
relación directa con el medio ambiente.
Piaget considera que ciertos procesos subyacen a todo aprendizaje, tanto en los
organismos simples como en los seres humanos. Los dos procesos esenciales son, por
una parte, la adaptación al ambiente y, por otra, la organización de la experiencia por
medio de la acción, la memoria, las percepciones u otra clase de actividades mentales.
Pero mientras para un organismo simple, la adaptación es una cuestión de vivir para
satisfacer necesidades elementales, y la organización es rudimentaria, el ser humano, al
desarrollarse, se adapta a una sucesión de ambientes y con una complejidad de
organización siempre creciente.
El desarrollo psíquico que se inicia al nacer y concluye en la edad adulta, consiste
esencialmente en una marcha hacia el equilibrio.
El desarrollo es una progresiva equilibración, un perpetuo pasar de un estado de menor
equilibrio a un estado de equilibrio superior. Para ello, es conveniente realizar una
distinción entre dos aspectos complementarios de este proceso de equilibración: es
preciso oponer desde el principio las estructuras variables, las que definen as formas o
estados sucesivos de equilibrio, y un determinado funcionamiento constante que es el
que asegura el paso de cualquier estado al nivel siguiente.
La adaptación al ambiente se realiza a través de esquemas de acción. Cuando se
desarrolla un esquema de acción, el sujeto lo aplica a todo objeto nuevo y a toda nueva
situación. A este proceso Piaget lo denomina asimilación.
Este proceso está complementado por la búsqueda de formas de comportamiento
nuevas, cuando el ambiente no responde a los esquemas ya aprendidos. Esta
modificación de esquemas se denomina acomodación.
ADAPTACIÓN
El desarrollo de las estructuras intelectuales se realiza por etapas, que posee cada una de
ellas determinadas propiedades, y que se presentan en un orden invariante y constante
en cada sujeto.
Sin embargo, la duración de estas etapas y el momento en que comienzan y finalizan
puede mostrar enormes diferencias entre dos personas. La inteligencia, las experiencias
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previas, el medio cultural en el que se desarrolla el sujeto, afectan, entre otras variables,
la edad cronológica en que se accede a una etapa.
Debe quedar claro entonces, que no hay que establecer una relación directa entre edad y
etapa del desarrollo alcanzada.
Para Piaget no todos los adultos alcanzan la etapa de las operaciones formales, ya que
este logro está condicionado por la herencia específica y la herencia general.
Sin embargo, en todas las etapas, aunque varíe el contenido, el modo de funcionamiento
es el mismo. Para Piaget no existe inteligencia al nacer y el desarrollo va de lo simple a
lo complejo.
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momento a la madre como diferente de él, a establecer un sentimiento de estar separado
de ella al que la autora denomina "individuación". Este proceso implica un desarrollo
intrapsíquico e interpersonal, y evoluciona lenta y progresivamente.
Concepto de Inteligencia:
La inteligencia es la capacidad de adaptación a situaciones nuevas.
La adaptación implica la relación del individuo con el medio ambiente. El individuo se
relaciona constantemente con el medio, y a través de esos intercambios, que van de los
biológicos hasta los racionales, se adapta a determinadas situaciones.
Ejemplo: Un bebé tiene hambre y llora. Cuando se lleva un juguete a la boca consigue
calmarse; después de un rato, vuelve a llorar porque no consigue satisfacer su hambre
con sólo chupar un juguete.
Se trata de una conducta adaptativa (intercambio entre el bebé y el mundo, representado
en este caso, por el juguete).
La adaptación posee dos caras: asimilación y acomodación.
Tanto el aspecto asimilativo como el acomodativo implican un proceso de interacción
con dos elementos: el individuo y el medio.
Ese proceso implica por un lado, que a través de la acción el individuo produce algún
efecto sobre el medio; a ello Piaget denomina “asimilación”. Por otro lado, la acción
sobre el medio también conlleva una modificación de algún aspecto del individuo; ese
otro procesos es llamado “acomodación”.
Ejemplo: El aspecto asimilativo de la conducta consiste en la modificación del medio
por la actividad del bebé (modifica la posición del juguete, lo moja, etc.) El bebé se
comporta de acuerdo con el esquema de acción que dispone, esto es, chupar el objeto. El
aspecto acomodativo consiste en la modificación en la estructura inteligente del bebé,
aprende que los juguetes no satisfacen su hambre.
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Toma en cuenta sólo determinados sonidos y objetos visuales, por ejemplo la voz de la
madre, su olor, el contacto físico con su piel.
• Segundo Mes: El bebé se comporta como si él y la madre constituyeran una unidad.
Las imágenes que tenga de su propio cuerpo y sobre su "yo", derivan de las primeras
experiencias emocionales placenteras y displacenteras, y de la percepción que se
asocien a esta etapa. A los dos meses y medio se produce un cambio, cuando percibe un
rostro humano lo seguirá con su mirada con atención en los movimientos.
•Tercer Mes: La reacción que aparece frente al adulto que se muestra de frente,
percibiendo el conjunto del rostro, es la "sonrisa social". Distingue que hay una persona
que satisface sus necesidades. La voz de la madre aporta los primeros estímulos sonoros
para la constitución del lenguaje, cuyas primeras manifestaciones se producen a través
de las vocalizaciones. Poco a poco este juego se convierte en la imitación auditiva.
• Cuarto Mes: El niño manifiesta desagrado cuando la compañía humana lo abandona.
Es en este momento en el que aparece un yo rudimentario. Comienza un período de
transición de la pasividad a la actividad. También comienza el proceso de separación, el
desarrollo muscular y la exploración de los sentidos, el niño se anima a incursionar en el
mundo.
• Sexto Mes: El desagrado se extiende a más situaciones, por ejemplo cuando se le retira
un juguete, expresa su enojo llorando. Entre el sexto y octavo mes aparece la "sonrisa
discriminada", distingue entre conocidos y extraños.
• Octavo Mes: adquiere mayor fuerza muscular, mantiene el apego a su madre. Aparece
la "angustia del octavo mes", ésta es una reacción hacia el extraño, se relaciona con la
ausencia de la madre y se calma con su presencia. Comienza a tener relaciones con un
otro diferenciado, amplia las comunicaciones. Aparece el juguete preferido y empieza a
reconocer los diferentes espacios.
• Al Año: se para y camina, esto le permite incrementar la relación con el mundo que lo
rodea, incrementa su independencia, separándose paulatinamente de la madre. En esta
etapa el niño adquiere continuamente nuevas adquisiciones: salta, trepa grita y comienza
a dar nombre a las cosas.
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por ejemplo, tocar. El bebé relaciona todo a su cuerpo, pero sin distinguir los límites
entre su cuerpo y lo que no es.
Centrado como está en su cuerpo, las conductas de asimilación y acomodación a la
realidad que pondrá en juego, serán conductas sensomotoras.
Existe una inteligencia anterior al lenguaje pero no hay pensamiento antes del lenguaje.
A este respecto, se distingue inteligencia y pensamiento: la inteligencia es la solución de
un problema nuevo por el sujeto, es la coordinación de los medios para llegar a un fin
que no es accesible de manera inmediata, mientras que el pensamiento es la inteligencia
interiorizada que no se apoya sobre la acción directa sino sobre un simbolismo, sobre la
evocación simbólica por el lenguaje, por las imágenes mentales, etc. y que permiten
representar lo que la inteligencia sensorio-motriz, por el contrario, va a captar
directamente.
Durante el primer año y medio de vida, el ser humano codifica y decodifica información
afectiva y cognoscitiva gracias a los sentidos y a la motricidad. Paulatinamente ejercita
sus reflejos, que van modificándose lentamente. Así comienza la construcción de la
inteligencia.
Así logra, al finalizar esta etapa, una primera organización de sí mismo y del mundo que
lo rodea. Logra descentrarse, lo cual implica aquí, dejar de referir todo a su propio
cuerpo, pues ha logrado estableces los límites entre éste y otros cuerpos. El intercambio
entre sujeto y objeto se establece a un nivel mucho más diferenciado. Esta
diferenciación implica un logro: la capacidad de tener imágenes internas de los objetos.
1er. Mes:
Los reflejos son conductas sensomotoras hereditarias que corresponden en su mayoría a
tendencias instintivas. El más importante es el reflejo de succión, que corresponde a la
necesidad de alimentación. El bebé asimila la realidad a través de su boca, transforma la
realidad en una realidad “chupable”. Es así como a partir de lo oral el ser humano
realiza un primer conocimiento del mundo, registrando datos de los objetos en sus
cualidades térmicas, de textura, maleabilidad, tamaño y haciendo una primera
estructuración del espacio, que será esencialmente, espacio bucal.
La sensibilidad interoceptiva, le brinda datos del interior de su organismo. Dentro de las
sensaciones viscerales, la de hambre es una de ellas y el bebé no puede satisfacerla por
sí mismo, necesita de un agente externo (madre o sustituto). Es de acuerdo al monto y
calidad de la satisfacción de sus necesidades de alimentación y de otras necesidades
físicas (de abrigo por ejemplo), como se van estructurando los primero vínculos
afectivos con el mundo.
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Ahora bien, durante las primeras semanas de vida, los cuidados de la madre para reducir
las molestias de su bebé, no son diferenciadas por éste, de sus propios intentos de
reducir las tensiones (estornudar, orinar, etc.). Todo pertenece, inclusive las atenciones
maternas, a su propia órbita omnipotente, a su propio organismo.
Por eso se llama autismo normal a esta subetapas. El bebé no reconoce ningún tipo de
agente externo.
2° a 8° mes:
Los hábitos motores derivan de los reflejos. Cuando un movimiento reflejo desemboca
en un resultado interesante, el bebé tiende a repetirlo para obtener el mismo resultado,
(por ejemplo: cuando casualmente encuentra su pulgar para ser chupado). Estos hábitos
motores se van perfeccionando; surgen así las conductas de prensión y manipulación: es
capaz de tocar lo que ve, de llevárselo a la boca, etc.
La estructuración del espacio se amplía. No se circunscribe al espacio bucal; también
existe un espacio táctil-manual, un espacio kinestésico. Pero la particularidad es que
estos distintos espacios no están coordinados entre sí. Esto explica la conducta graciosa
del bebé que intenta chupar un objeto (espacio bucal) mientras que con su otra mano la
tira fuera de su boca (espacio kinestésico). Lo que ocurre es que para él, no hay un solo
objeto, sino dos: uno “chupable” y otro “movible”.
El objeto se “disocia” en varios, según las acciones que sobre él ejerza el bebé. Para
éste, los objetos no tienen independencia de sus acciones, de sí mismo.
Tampoco su madre. Ahora el bebé puede reconocerla como agente externo, satisfactor
de sus necesidades. Pero lo que no puede concebir aún es que su madre exista con
independencia de él mismo y de sus necesidades. Su fantasía es la de que él y su madre
constituye una “unidad dual dentro de un límite común” (Mahler). Es la fase simbiótica:
el bebé experimenta que él y su madre forman un todo fuera del cual, ninguna tiene
existencia independiente. Además, el objeto-madre (al igual que los objetos-cosas)
también está disociado. Así como el bebé no admite que sea uno solo el objeto que él
chupa y mueve, tampoco puede admitir que sea una la madre que satisface y frustra, que
el ama y odia (“Pecho bueno, pecho malo”. Melanie Klein).
Cobra mayor importancia la sensibilidad propioceptiva y táctil. El bebé registra
sensaciones táctiles no sólo a través de su boca sino también a través de otras zonas de
su cuerpo. Asimismo, registra sensaciones propioceptivas, referidas a sus músculos y
articulaciones, a percepciones posturales de equilibrio y movimiento (kinestésicas).
Amplía así, su modalidad de conocimiento del mundo: no sólo chupando, sino también
tocando, moviendo, manipulando. Sus estados de placer o displacer no dependen
únicamente de sus tensiones del hambre (en la subetapas anterior tampoco); también
dependen de sus estados y cambios posturales, de equilibrio y del contacto corporal, de
piel que compense la experiencia de haber estado en el vientre materno.
8° a 18° mes:
Los actos motores inteligentes son aquellos en los que el bebé ya no se contenta con
reproducir movimientos que desembocan en resultados interesantes, sino que busca
variar esos movimientos en busca de nuevos resultados (por ejemplo: cuando tira
objetos en distintas direcciones para explorar trayectorias y caídas).
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Los distintos espacios (bucal, táctil, kinestésico, visual, etc.) comienzan a coordinarse
entre sí, hasta configurar un solo espacio que engloba a todos. El niño ahora primero
chupará el objeto y luego lo moverá. Esto implica que comienza a conocer el objeto tal
cual es (acomodación) desde sus propias posibilidades de utilizarlo (asimilación).
Asimilación y acomodación se acercan a un estado de equilibrio. Otra prueba de que los
objetos comienzan a ser concebidos como tales, es que el niño los busca aunque no
estén dentro de su campo perceptivo, o sea que ya existe un rudimento de
representación o imagen interna del objeto, que le permite buscarlo aunque no lo vea, no
lo toque o no lo escuche. Lo que Piaget denominó “noción de objeto permanente”.
Así como los espacios se coordinan en uno solo y así como las cosas existen con
independencia de las acciones que sobre ellas ejerzan, así también la madre es
concebida como un objeto total integrado que tanto puede satisfacer como frustrar y
como un objeto que existe con independencia de él mismo. Es el doloroso proceso de
separación e individuación que está en juego.
La locomoción (gateo, marcha) tiene un papel importante en este proceso, pues le
permite al niño ampliar su campo de acción, explorar, independizarse y alejarse o
acercarse voluntariamente a los objetos. En su alejarse o acercarse, el niño “pierde” o
“encuentra” a su arbitrio y así comprueba que puede perder y recuperar lo que ama. Hay
todo un proceso de desprendimiento físico de los objetos, se va abandonando la
necesidad del contacto directo con los mismos.
Cobran importancia los sentidos de la vista y el oído, en tanto que como sentidos
“lejanos” abren el mundo como espacio remoto y permiten una suficiente distancia entre
sujeto y objeto. Cobran importancia al mismo tiempo que el bebé está intelectual y
emocionalmente preparado para diferenciarse del mundo externo.
Arribamos así al estado de descentración al final de esta etapa, que consiste en que el
niño deja de referir todo a su propio cuerpo, justamente porque ha logrado diferenciar su
cuerpo de lo que no lo es.
Los objetos (personas y cosas) existen con independencia de sus acciones corporales y
sus sensaciones físicas. Ahora logra reconocerlos mediante las imágenes internas que de
ellos se ha formado.
Ha construido un universo objetivo que incluye a los objetos como tales y a él mismo
como objeto entre los demás. Por otro lado, se reconoce a él mismo como sujeto
diferenciado de ese universo de objetos.
A un nivel corporal, se ha afianzado el Yo en correspondencia y oposición a los otros.
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“afianzamiento” es un período de transición que se extiende de los 18 a 24 meses. En él
aparece el llamado “objeto transicional” que Winnicott define como el objeto que se
encuentra a mitad de camino entre lo interno y lo externo y que coadyuva al proceso de
diferenciación y desprendimiento de la madre. Al niño no le bastan al comienzo sus
representaciones internas y necesita entonces de un objeto externo y actual que
simbolice a su madre. La elección de estos objetos varía según los niños (ositos,
almohadas, telas, etc.) pero lo común a todos es generalmente, su consistencia maleable
y su textura cálida y suave, permitiendo así un óptimo manipuleo senso-motor.
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b) el aprendizaje del control de esfínteres, que le otorga al niño el “dominio” sobre los
productos de su cuerpo: puede retenerlos o expulsarlos a su arbitrio.
A partir de los 4 años aprox., las conductas negativistas ceden, para dar lugar a
conductas de iniciativa y conquista, en principio dirigidas hacia el progenitor del sexo
opuesto y luego hacia otros ámbitos extrafamiliares.
Área cognoscitiva:
En el período sensoriomotor, el niño logra la “noción de objeto permanente”, logro
muy importante pero aún limitado porque si bien se da cuenta de que el objeto existe
aunque él no lo perciba, esto sólo sucede cuando él tiene la oportunidad de haberlo visto
anteriormente. Como si el objeto una vez que desaparece del campo de la percepción, se
ha reabsorbido, hubiera perdido su existencia.
A partir de la aparición de la función simbólica, se da un gran cambio cualitativo en su
estructura mental.
Se entiende por función simbólica a la capacidad para representar algo (un significado)
mediante un significante.
Esta función es la que permite la aparición de cuatro conductas:
- la imitación diferida: en la que el significante es el gesto.
- el juego simbólico: donde los significantes utilizados son el gesto y/o los
objetos.
- El dibujo: donde el significante es el grafismo.
- El lenguaje: donde el significante es la palabra.
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Ejemplo:
Se le muestra al niño dos palitos de la misma medida ubicados de la siguiente forma:
El niño dirá que ya no son iguales, que uno es más largo que el otro.
¿Qué es lo que sucede? Que lo invade lo perceptivo. No puede hacer una vuelta a la
situación anterior en su pensamiento. No puede realizar la acción inversa en su
pensamiento, porque aún no puede operar.
Piaget distingue en este período pre-operacional, dos subestadios:
- Pre-conceptual (aprox. de 2 a 4 años): Lo más sobresaliente es el desarrollo de la
función simbólica, manifestada principalmente en las cuatro conductas
mencionadas anteriormente.
- Intuitivo (aprox. de 4 a 6 años): El pensamiento está caracterizado por el
sincretismo, es decir, la fusión en el proceso de comprensión.
Ejemplo: Se le pregunta a un niño de 5 años: ¿qué significa esta frase: “Las personas
pequeñas pueden valer mucho”?
Niño de 5 años y 6 meses: Significa que después pueden crecer.
El niño comprende más o menos algunas palabras de la oración, no comprende el
significado de “valer”. Entonces, inventa algo para reemplazar lo que no entendió. Le
interesa el todo y no analizar una parte. Esto es el sincretismo para Piaget. (Sincretismo:
palabra de origen griego que significa combinar o fundir).
Ejemplos:
1) - ¿Por qué está el sol allí arriba?
- Niño de 5 años: Porque brilla.
2) Niña de 6 años observa un conejo, en un momento, éste abre su boca y la niña
explica: El conejo bostezó y entonces le salieron dientes.
Es decir que las “razones” son otros hechos relacionados que se ofrecen como
explicación de un fenómeno. Es este un tipo de razonamiento que va de lo particular a
lo particular (transductivo). No es inductivo: de lo particular a lo general, ni deductivo:
de lo general a lo particular.
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Ejemplo:
Si se acomoda una hilera de fichas (*****) y se le pide a un niño de 5 años que haga lo
mismo con sus fichas, hará (*****) y dirá que los dos conjuntos tienen la misma
cantidad. Pero si le variamos la forma del modelo (***
**)
Afirmará que los dos conjuntos ya no tienen la misma cantidad. El niño de 5 años se
deja engañar por la forma distinta que percibe, pues su pensamiento está ligado a lo
perceptivo.
A partir de los 6-7 años en cambio, afirmará que los dos
conjuntos, siguen teniendo la misma cantidad aunque se
varió la forma de uno de ellos. No se deja engañar por lo
que percibe. Puede volver mentalmente al punto de partida
(las fichas alineadas). Su pensamiento se ha vuelto
reversible, puede realizar operaciones mentales.
Se llama operaciones a las acciones interiorizadas, es
decir, ejecutadas no solamente en forma material sino
interiormente, simbólicamente. Son acciones que pueden
combinarse de muchas maneras, en particular que puedan
invertirse, que son reversibles.
Estas acciones interiorizadas, hay que aprender a ejecutarlas materialmente y exigen al
comienzo todo un sistema de acciones efectivas, de acciones materiales. Pensar es, por
ejemplo, clasificar u ordenar o poner en correspondencia, reunir o disociar, etc. Es
necesario que todas estas operaciones hayan sido ejecutadas materialmente como
acciones para luego construirlas en pensamiento.
Ahora bien, estas operaciones son concretas. O sea, pueden aplicarse a los objetos, pero
no a ideas enunciadas sobre esos objetos. Pueden aplicarse a la realidad tangible, pero
no a formulaciones hipotéticas. Sólo pueden aplicarse a los objetos susceptibles de ser
manipulados y sometidos a experiencias efectivas.
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En este período la acción corporal es soporte de los logros intelectuales, porque el
pensamiento del niño es concreto; necesita de la acción concreta y sobre objetos
tangibles para poder razonar y elaborar nociones intelectuales.
Se puede intentar enseñar una noción intelectual de tres maneras:
1) Brindándole una definición o explicación verbal que el niño podrá repetir si
tiene buena memoria, pero que difícilmente comprenderá.
2) Brindándole una imagen gráfica con la que pueda asociar la definición verbal,
pero este recurso visual, también es impuesto desde afuera.
3) Dándole una oportunidad al niño de construir, descubrir y vivencia en forma
personal, el concepto en cuestión, proponiéndole una acción corporal, para que
piense a partir de ella y de los resultados de su propia actividad, con o sin
objetos, con todo el cuerpo en acción o con sólo algunas partes del mismo. Esta
vivencia personal permitirá una verdadera apropiación y comprensión del
enunciado verbal “teórico”.
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Área social:
Es la edad de la latencia. La vida instintiva del niño no emerge impulsivamente; está
latente pero bajo control. Hay un mayor dominio de las fantasías, deseos y temores. La
frondosa imaginación del niño se ve así controlada: ahora el niño trata de obtener la
estima de los demás, no mediante actitudes negativistas o de conquista, sino mediante la
actividad productiva. La curiosidad por el propio cuerpo, por el de los otros y por el
mundo circundante es reemplazada por la curiosidad intelectual.
En síntesis, se puede afirmar que el desarrollo natural del niño desemboca a los 6 o 7
años en:
a) un gran interés por lo intelectual;
b) un mayor control de la afectividad.
Esto que naturalmente aparece en el niño es muchas veces forzado o distorsionado por
los adultos educadores. Así, el mayor auge de lo intelectual, da pie a una errónea
exclusividad de lo mental, ignorándose que durante esta etapa las operaciones mentales,
dependen del manipuleo concreto de los objetos. Se da la disociación mente-cuerpo.
Por otro lado, el mayor control que el niño tiene sobre sus impulsos y afectos, da pie a
que éstos sean, más que controlados, domesticados o aniquilados. Se da la disociación
inteligencia-afectividad.
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pensamiento de tipo mágico (el adolescente cree dominar al mundo desde sus teorías)
evoluciona hacia un pensamiento científico, acomodado a la realidad.
En la adolescencia tardía, una vez reencontrado el equilibrio entre su pensamiento
abstracto y la realidad, la crisis abarca el área mundo externo. El adolescente debe
desprenderse de sus roles infantiles. Debe reestructurar su yo social. Al igual que el
niño entre los 7 y 12 años, pero en un nuevo plano ahora, inicia su actividad productiva
(estudio o trabajo) en una sociedad en la que luchará por afirmarse hasta integrarse a
ella creativamente, para modificarla.
Área cognoscitiva:
El pensamiento del niño del operatorio concreto depende del mundo real y concreto,
esto es lo que no le permite resolver situaciones puramente abstractas.
Por ejemplo, en la relación de carácter transitivo:
El niño del operatorio concreto puede resolver esto si se refiere a objetos concretos, es
decir si le presentamos el problema con tres maderitas de tres longitudes diferentes, por
ejemplo. Él podrá observar la relación existente entre las dos primeras, luego la relación
existente entre las dos segundas, y por último sin necesidad de juntar la primera y la
tercer, él podrá formular la relación entre éstas, gracias a la acción que acaba de realizar
previamente y gracias a su capacidad de operar mentalmente en base a elementos
concretos.
Pero si se le hubiera planteado la relación de carácter transitivo, en términos puramente
verbales, por ejemplo:
“Juan es más inteligente que Pedro, y Pedro es más inteligente que Mario. ¿Quién es
más inteligente de los tres?” El niño del operatorio concreto no podrá resolverlo. En
cambio, el adolescente que haya accedido a la etapa del pensamiento formal, podrá
resolver bien este planteo hecho verbalmente, ya que lo que posibilita este tipo de
pensamiento es la capacidad de pensar en términos abstractos y verbales, sin necesidad
de referencia directa a los objetos concretos
Su pensamiento ha adquirido mayor movilidad, y eso le permite ahondar en el
conocimiento de los objetos reales y posibles.
Ejemplo: Se pregunta qué piensa de esta oración: “Me alegro de que no me guste el
hígado, porque si me gustara lo comería siempre y odio comer cosas que no me gustan”.
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Niño de 10 años: “A mí tampoco me gusta el hígado. Es horrible”.
Adolescente de 13 años: “No se puede decir eso porque si uno no le gusta, no lo come y
listo”.
Adolescente de 15 años: “Es absurdo, porque si le gustara ya no tendría el problema de
comer algo que no le guste”.
Se puede ver en la sucesión de respuestas cómo se va dando cada vez una mayor
descentración, que permite analizar separadamente el contenido de la forma.
BIBLIOGRAFÍA:
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