HMR Esnayo 2. Bórquez, A.

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Taller de historiografía

Antonia Bórquez

La experiencia de la mujer mapuche y la doble colonización: La corporalidad indígena


femenina como receptor directo del colonialismo

A lo largo del siglo XX la historiografía en el territorio ha presentado cambios


trascendentales respecto a la consolidación de la historia oficial y las repercusiones que trae
en la conformación de la idea de una sociedad homogénea anhelada. Esto genera que diversos
intelectuales se cuestionen las concepciones territoriales, políticas e identitarias que presenta
el Estado chileno sobre las comunidades mapuche, vislumbrando el proceso de reapropiación
y reordenamiento por el que es expuesta la historia reciente, en donde las comunidades
mapuche -e indígenas- son dejadas fuera de la configuración historiográfica. Es por ello que
al inicio del siglo XXI los intelectuales mapuches se insertan en las formas de exponer los
procesos sociopolíticos, centrándose en cómo se cuenta, junto con los silencios, las voces
silenciadas y las representaciones efectuadas, problematizando la idea que el Estado chileno
configuró del Mapuche y la intención detrás de este. Esta nueva ola de intelectuales analiza
los silencios realizados a lo largo de la conformación de la identidad chilena por el Estado,
efectuando una relectura que se centra en cómo las comunidades mapuches experimentaron
los procesos destacados por la historia oficial, y el peligro que trae consigo la
predeterminación como herramienta de control que pasa a ser parte de un proyecto estatal de
control. Los albores de la colonización se evidencian en la actualidad -contradiciendo a la
historiografía y cómo ésta señala que es un proceso ya concluido-, configurando la
cotidianidad de las y los mapuches, y ofreciendo una nueva normalidad, junto con nuevas
problemáticas en relación con el género. Es por ello que la hipótesis del presente ensayo será
en relación con las condiciones que desarrolla el colonialismo para la mujer y cómo estas
afectan de diferente manera según la etnia y la clase, y el rol que presenta (o no) el Estado.
¿La tradición mapuche subyuga a la mujer, o realmente fue una concepción implementada
por el Estado chileno para justificar la nula respuesta ante la violencia de género?, ¿De qué
manera afectó la colonización a la mujer mapuche?

La incidencia de las relaciones patriarcales que instalan a la mujer como un sujeto


subyugado dentro de la configuración nacional, se ven como consecuencia directa del
colonialismo impuesto desde Europa, y que se mantuvo vigente con el Estado chileno, en
donde se reformulan las relaciones sociales instalando a un dominante y a un dominado, en
relación con nuevos parámetros de autodeterminación e identificación respecto a lo que se
percibe como civilizado. Este anhelo por avasallar a un otro trae como consecuencia una
modificación en las relaciones de género, en donde la mujer pasa a construirse y a ser
percibida desde la alteridad, dando paso a que surjan cuestionamientos en cuanto a esta
problemática, ¿la mujer indígena era sometida antes de la imposición del sistema colonial?
Para el Estado chileno sí, considerando que la violencia de género en las comunidades
indígenas se da a causa de su cultura, viéndose legitimada sus políticas públicas, a causa de
un deseo de integración cultural ficticio. Por tanto se refuerza una visión acerca de la
identidad indígena como mantenedor de tradiciones y costumbres, identidad que se centrará
únicamente en determinar a mujeres, como se evidencia con los autores que serán
mencionados a continuación. Los hombres mapuches sí logran insertarse en el mundo
político como actores incidentales para la lucha, mientras que la mujer queda inscrita a una
identidad y luego a su corporalidad.

En ¡…Escucha Winka…! del intelectual mapuche José Millalén, se vislumbra el


ambiente previo a la consolidación de la historia reciente mapuche, en donde las voces
anteriormente silenciadas comienzan a exigir el reconocimiento de la explotación económica
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y el constante reniego de los derechos colectivo en ámbitos políticos 1, dentro de la formación
del imaginario nacional. El autor resalta la respuesta de parte de los líderes mapuche y la
constante resistencia no sólo ante los españoles, sino también, ante el ejército chileno. Este
último facilita la comprensión entre las relaciones entre las comunidades mapuche y el
Estado y sus organizaciones, debido que su identidad es tensionada constantemente, teniendo
que enfrentar conflictos políticos y territoriales a lo largo de la historia reciente -siendo
efectuados por los militares-. Al igual como se menciona en Toqui, texto escrito por Fernando
Pairicán, se desarrolla una historicidad que evidencia sus inicios en los procesos acontecidos
en el siglo XIX2, en la implementación de la colonia, y las nuevas formas de percibir a los
sujetos. Este escrito permite comprender el contexto previo a la formación intelectual y
académica de los procesos mapuches, demostrando cómo el Estado instala una expansión
ideológica y territorial mediante la implementación de la brutalidad militar 3, en donde se
construye un imaginario nacional sustentado en diferencias raciales.

La consolidación de una jerarquía racializada busca el establecimiento de un otro que


legitime la hegemonía, es por ello, que se genera una autodeterminación que genera un
acercamiento con la utopía de la descolonización 4 señalada por Enrique Antileo en su escrito
Aquí estamos todavía. Anticolonialismo y emancipación en ellos pensamientos políticos
mapuche y aymara. El historiador desarrolla una comparación entre los procesos
emancipatorios de los aymara y mapuche, demostrando el anhelo que surge por la
conformación de una identidad colectiva con incidencia política, que de paso a un control del
poder institucionalizado, no sólo un reconocimiento. Por tanto, mediante la conformación de
organizaciones, “Emergerá el concepto de “nación mapuche” en la escritura de
organizaciones e intelectuales y, gradualmente, irá creciendo e instalándose en el vocabulario
político del movimiento”, vislumbrando la instalación de un proyecto que fortalezca la
liberación. El concepto de despojo pasa a configurar una experiencia colectiva del proceso
colonial que se impone en la formación del Estado, en donde el Ngulumapu es intervenido
violentamente para instalar una narrativa que se desarrolle a la par de la incipiente nación
chilena. El territorio es desposeído de las comunidades mapuche mediante el uso de
herramientas y prácticas modernas, por tanto esta nueva ideología pasa a imponerse de forma
violenta con la usurpación y la extracción forzosa de las materias primas dadas por el espacio.

El académico Héctor Nahuelpán se cuestiona si la heterogeneidad realmente se da por


la diversidad cultural, llegando a la conclusión de que en realidad son excusas de corrientes
de análisis contemporáneas que fuerzan la idea del multiculturalismo neoliberal, en donde en
realidad, las diferenciaciones se dan como resultado del colonialismo y la herencia que deja
en las narrativas, ¿realmente este deja sus vestigios en las formas de comprender la historia, o
acaso, nunca desapareció? Este rearticula su discurso efectuado en la teoría, mientras que en
la práctica los mismos tipos de violencia son utilizados contra los sectores mapuches pero
obliterando lo acontecido, silenciando las narrativas locales y suprimiendo la memoria. “el
horizonte colonial que consiste en la reconstrucción continúa de estructuras coloniales de
dominación, elaboradas y puestas en marcha a partir de la conquista, se rearticulan
contemporáneamente generando un conjunto de tensiones que resultan cruciales de
comprender para explicar las desigualdades, jerarquías, la violencia y los conflictos en que se

1 José Millalén, et al.: Escucha Winka: cuatro ensayos de historia nacional mapuche y epílogo sobre el futuro
(Santiago: LOM. 2006),169.
2 Fernando Pairican, Toqui: guerra y tradición en el Siglo XIX. (Chile: Pehuén, CIIR, 2020), 207-271.
3 Pairican, Toqui…, 207.
4 Enrique Antileo Baeza: Aquí estamos todavía. Anticolonialismo y emancipación en ellos pensamientos
políticos mapuche y aymara (chile 1990-2006). (Pehuén, 2020), 197.
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inscriben los y las Mapuche en nuestros días” 5. Como resultado del multiculturalismo
neoliberal, lo económico se instala sobre lo ético y moral, es por ello, que se vislumbra cómo
el colonialismo continúa arrasando con estas comunidades, al ser una de las bases en las que
se construye el Estado. Esta violencia colonial persiste hasta la contemporaneidad y “Este
proceso colonizador ha permitido incluso la internalización de complejos de inferioridad en
distintas generaciones Mapuche”6

El mapuche no se encuentra dentro de las categorías determinantes de lo chileno, por


tanto se utiliza como una herramienta de exclusión y opresión, donde lo diferente pasa a
transformarse en un proyecto estatal, vislumbrando el anhelo por el cambio cultural mediante
la instauración de nuevas políticas y sistemas que desarticulan la cotidianidad del mapuche.
Es por ello que se excluye a un colectivo del imaginario nacional mediante el uso de un
lenguaje peyorativo, donde además se impulsa el establecimiento de “interpretaciones
hegemónicas que han contribuido a usar selectiva y políticamente el pasado para construir y
legitimar identificaciones nacionales7”, por ende procede a utilizar parámetros y criterios con
intenciones de generar distintivos que determinan las identidades y producen
jerarquizaciones, construyendo una experiencia colectiva en relación al despojo, siendo este
parte de la historia de las comunidades mapuche. La deshumanización pasa a ser un
mecanismo para legitimar la guerra, despojando -nuevamente- al mapuche. Relacionando este
punto con la hipótesis central, si bien los intelectuales mapuches buscan integrar a las
narrativas académicas la historia mapuche reciente, ¿qué sucede con la experiencia femenina?
En caso de mujeres mapuche, esta deshumanización configura la normalidad impuesta por la
colonización, donde hombres machos logran insertarse en el paradigma político como
actores, mientras que la identidad de las mujeres reside en lo tradicional, siendo una
“mantenedora de las costumbres”

Para el autor Claudio Alvarado:

El patriarcado y el colonialismo como sistemas de opresión interseccionados, en un


contexto de apertura multicultural, abren una fisura para trastocar los ideales de
belleza occidental y el lugar de las mujeres indígenas, pero siempre manteniendo el
cuerpo feminizado como un posible objeto de consumo, y el cuerpo “indio” como
una cosa folclorizada8

Considerando el contexto que se articula mediante la implementación del sistema


neoliberal, debe considerarse cómo se ve afectada el anhelo por la integración cultural en
ámbitos de género y étnica, configurando y trastocando la experiencia de la mujer indígena.
El espacio que presenta la mujer en el paradigma patriarcal será desde el mundo privado, en
donde su vida se encuentra determinada previamente por una serie de parámetros de
comportamiento que reducen su identidad a un cuerpo. La mujer debe actuar de una manera
predeterminada viéndose como mantenedora de la nación mediante la reproducción. Ahora,
es importante considerar cómo actúa el patriarcado en la vida de las mujeres, y de qué manera
se diferencia cuando el colonialismo también se encuentra presente. Para mujeres mapuches
que logran instalarse en la urbe, la concepción de feminidad se verá modificada de forma
radical, en donde no será lo mismo comprender la feminidad de la “mujer chilena, que de la

5 Héctor Nahuelpán, “Formación colonial del Estado y desposesión en Ngulumapu”, en Historia, Colonialismo
y Resistencias desde el País Mapuche. (Ediciones Comunidad de Historia Mapuche: Temuco, 2012), 121
6 Nahuelpán, en Historia, Colonialismo y Resistencias desde el País Mapuche, 122.
7 Nahuelpán, en Historia, Colonialismo y Resistencias desde el País Mapuche, 119.
8 Claudio Alvarado, Mapurbekistán: ciudad, cuerpo. Racismo. Diáspora mapuche en Santiago. Siglo XX,
(Chile: Pehuén, 2021), 32.
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mujer mapuche, debido que siempre será ligada con sus costumbres y tradiciones, siendo
percibida y sexualizada desde lo diferente, como se aprecia en la siguiente cita: “aquellas
vidas marcadas por la dominación solo son posibles de comprender en la experiencia misma
de interiorización, y en aquella experiencia se vuelcan también las tensiones y conflictos
propios de cualquier régimen de poder9. Lo exótico de su corporalidad será una de sus
características primordiales por lo que no puede escapar de los conceptos que el colonialismo
establece para ellas.

El ser mapuche pasa a ser una identidad concebida -por otros- desde las tradiciones y
las costumbres, por ende, la corporalidad de la mujer indígena se inscribe en un segundo
plano. Si bien experimenta violencia de género, esta se diferencia por su etnia -y clase-. Se
produce una idea que entrelaza lo mapuche con los sectores bajos, por tanto, la experiencia
que se construya se verá condicionada por estas predeterminaciones sociopolíticas,
económicas y territoriales. Esta doble percepción de las tradiciones señalada por Antonieta
Vera se centra en el discurso efectuado por el Estado en donde se rearticulan nociones
propias del indígena bajo percepciones coloniales. Se genera un reconocimiento cultural
forzoso, que trae consigo el desarrollo de políticas públicas que intenten superar y sobrellevar
estas diferencias culturales dando paso a una plena integración10.

Se da como resultado una representación ahistórica de la cultura, en donde esta es


reducida a los valores, costumbres y tradiciones, conservando las relaciones de poder que
oprimen y excluyen a la mujer. Por ende, el multiculturalismo se da como un deseo en el
sistema neoliberal de integrar a un grupo considerado como diferente, mediante la adaptación
y reformulación de su identidad cultural. Este esencialismo de parte del Estado evidencia la
herencia de los discursos colonialistas, justificando la violencia de género efectuada en las
comunidades indígenas y demostrando “los efectos paradójicos de ciertas reivindicaciones de
la “tradición cultural” en el contexto multicultural” 11, y cómo esta deja de tener relevancia
cuando demuestra la inoperancia de los organismos estatales. Para Vera, el nulo control de la
violencia de género en las comunidades indígenas está dada a causa de un mal manejo de
parte del Estado en donde las imposiciones generaron nuevas tensiones. Se evidencia que
solo existe un “interés” hacia otras culturas -de parte del Estado- cuando se intenta redefinir a
un otro, configurando nuevas narrativas culturales a causa de un desconocimiento de las
previas. Es por ello que se implementan soluciones “parche” para una problemática que el
mismo Estado instaló, como se aprecia en la siguiente cita: “El Estado entrega aquí con una
mano que ya la retiró con la otra: entrega una ley que defiende a las mujeres de la violencia a
que están expuestas porque ya rompió las instituciones tradicionales y la trama comunitaria
que las protegía”12.

A modo de conclusión, por un lado puede reconocerse la incidencia patriarcal sobre


los cuerpos de las mujeres, siendo cosificados y objetivados hacia el consumo ajeno,
reduciendo su existencia a la corporalidad, mientras que por otro lado, su identidad indígena
siempre se encuentra presente, por lo que esta cosificación se da mediante una idea fabricada
por la colonización, en donde lo “indio” se vislumbra como mantenedor de las tradiciones,
costumbres, etc. La mujer mapuche es configurada bajo una concepción de feminidad disímil
9 Alvarado, Mapurbekistán: ciudad, cuerpo. Racismo. Diáspora mapuche en Santiago. Siglo XX, 32.
10 Antonieta Vera Gajardo, (2018). “Un acercamiento interseccional al discurso de la tradición en casos de
violencia a mujeres Mapuche”. Revista de Estudios Sociales, 3.
11 Vera, “Un acercamiento interseccional al discurso de la tradición en casos de violencia a mujeres Mapuche”,
5.
12 Vera, “Un acercamiento interseccional al discurso de la tradición en casos de violencia a mujeres Mapuche”,
5.
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al concepto e imagen que se determina para mujeres occidentales. La mujer mapuche es
reconocida mediante la exotización de su corporalidad e identidad, que se da a causa de la
intersección que se genera entre los sistemas coloniales y patriarcales que se pasan a
definirlas, por tanto siempre será percibida y observada bajo un lente que la englobe con su
pasado. La mujer mapuche esta construida por el imaginario nacional, como su cultura, sus
tradiciones, sus costumbres, reduciéndola a una identidad que se encarga de excluirla del
paradigma político… ¿logra “salir” del mundo indígena mediante la sexualización de su
cuerpo?

Bibliografía

● Alvarado, Claudio. Mapurbekistán: ciudad, cuerpo. Racismo. Diáspora mapuche en


Santiago. Siglo XX. Chile: Pehuén, 2021.
● Antileo, Enrique. Aquí estamos todavía. Anticolonialismo y emancipación en ellos
pensamientos políticos mapuche y aymara (Chile 1990-2006). Chile: Pehuén, 2020
● Millalén, José et al.: Escucha Winka: cuatro ensayos de historia nacional mapuche
y epílogo sobre el futuro. LOM. 2006.
● Nahuelpán, Héctor. “Formación colonial del Estado y desposesión en Ngulumapu”.
En Historia, Colonialismo y Resistencias desde el País Mapuche. Ediciones
Comunidad de Historia Mapuche: Temuco, 2012, pp.119-152.
● Vera, Antonieta. 2018. “Un acercamiento interseccional al discurso de la tradición en
casos de violencia a mujeres Mapuche”. Revista de Estudios Sociales: 2-14.

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