Tertuliano

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Juan Carlos Cortez

I. La cristología de Tertuliano en su contexto histórico


Tertuliano tuve que defender la tradición eclesial sobre la encarnación de Cristo, en dos frentes opuestos:
contra un politeísmo pagano y contra el monarquianismo en la Iglesia cristiana. Su lenguaje cristológico está
basado en la Biblia, el judaísmo, el gnosticismo, el lenguaje popular y el lenguaje legalista. Se propuso como
apologista, al demostrar a Cristo, es decir, su divinidad frente a los paganos. Defiende la idea de monarjía o
unicidad de Dios en el sentido de su soberanía absoluta.
Para responder a la acusación de haber adoptado el politeísmo pagano, Tertuliano tiene que explicar dos
cosas: cómo este Hijo de Dios no destruye la unicidad divina y cómo pudo hacerse hombre. El misterio más
íntimo del cristianismo se expresa, en la palabra monarchia, y esto significa que Dios tiene un Hijo. Tertuliano
ve la monarchia en el esquema de la Trinidad económica. Dios Padre es soberano y conserva el dominio;
pero ha traspasado el ejercicio del mismo al Hijo. La monarchia esta garantizada por la unidad interna y
sustancial de Padre, Hijo (y Espíritu). Tertuliano quiere excluir, con el concepto de substancia una substancia,
cualquier separación en Dios, substancia significa el carácter real tanto del Padre como del Hijo. Ambos son
Spiritus, pneuma. El Hijo recibe su sustancia de la sustancia global de Dios, pero dentro de un determinado
orden de origen.
Tertuliano entiende por sustancia de Dios una materia ligera, sutil e invisible que es unitaria dentro de la
diferencia. El Hijo procede de esta única substancia que esta en el Padre y mantiene su propia realidad sin
dividirse. El Hijo y el Espíritu difieren por el orden de origen. Tertuliano designa lo peculiar del Hijo (y del
Espíritu) con la palabra portio. El Hijo no es una parte de la sustancia divina, sino que participa en ella. El
Padre posee la substancia en plenitud, el Hijo participa de esta plenitud indivisa. La sustancia divina es
esencialmente una, y el Hijo es como un efluvio de esta única sustancia.
En relación con él (Logos) se nos enseña que deriva de Dios y es engendrado por derivación, por lo que es
Hijo de Dios y es llamado Dios por la unidad de la sustancia. La sustancia divina no se divide, sino que se
extiende para esa misión específica que el Hijo ha de cumplir en la creación y redención del mundo. De la
sustancia divina procede una forma especial de existencia, el status, en que se encuentra Dios. El status es
Padre, Hijo y Espíritu en común; Tertuliano entiende por este status las propiedades esenciales de Dios, el
nivel entitativo, que garantiza su consistencia, su cohesión interna, su monarchia. La una potestas es la pieza
final de esta unidad de Dios; la monarchia se mantiene porque el Hijo se limita a ejercer la única soberanía del
Padre y la entregará de nuevo al Padre al termino de esta edad mundial.
Tertuliano intenta expresar conceptualmente la trinidad de Dios y recurre a conceptos como oikonomía, a los
nombres de Padre, Hijo y Espíritu y, finalmente, a la trascendental palabra persona. Tertuliano piensa desde
la unidad, desde el origen. El Padre es el garante de la unidad de Dios, de la monarchia. Al Hijo le asigna el
segundo rango, al Espíritu el tercero; pues Tertuliano no concibe la Trinidad estática, sino la tríada económica,
orgánica y dinámica. Para él la segunda y la tercera persona proceden de la unidad de sustancia porque han
de cumplir una tarea.
II. Sermo in carne
Disputa con el monarquianismo y el patripasianismo de Práxeas. La tripersonalidad de Dios uno es condición
necesaria para entender la encarnación; Práxeas había extremado la idea de monarchia e intentó aplicar su
modalismo trinitario a la encarnación, presentando a Cristo como una aparición del Padre, sostiene que el
Padre se hizo hombre y padeció de ahí el calificativo patripasiano); pero debe conceder, que la Escritura
atribuye la encarnación a un hijo. Práxeas habla de la carne como el nuevo sujeto al que compete, el titulo de
Hijo, la relación entre Padre e Hijo señalada por la Escritura se convierte en una aparente relación. La carne y
el espíritu que es el Padre, es decir, el Dios unipersonal de Práxeas, forman conjuntamente el Cristo del
patripasianismo.
Tertuliano introduce el Logos como persona y confiere así el verdadero sujeto Humanado, el Logos o como
dice Tertuliano, el Sermo, o también el Spiritus, es decir, el Dios en Cristo es el único sujeto de la
encarnación y el soporte de la realidad divina y humana. Como persona, era diferente del Padre, pero uno con
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él en la substancia, ve la carne como el otro polo con el que se producirá la unión con Cristo. Entre el Hijo de
Dios y la carne surge una unidad que permite calificar de encarnado al Hijo de Dios. Pues el Espíritu sigue
siendo lo que es, solo que está revestido de carne.
Vemos un grado entitativo doble, no mezclado, pero unido, en una persona: Dios y el hombre Jesús; el
Espíritu actuó en él con demostraciones de poder, con obras y signos, y la carne sintió sus propias
afecciones. Tertuliano señala el doble status derivado de la duplicidad de la sustancia de Cristo. Pues
mientras en Dios hay una sola sustancia, aunque estructurada, y una sola status, en Cristo hay una doble
natura o condicio o qualitas. Status significaba en el lenguaje corrienteestado, situación, condición; en el
lenguaje vulgar, stare llegó a ser equivalente a esse, ser. Status significa quod quid est. Se puede traducir por
estado entitativo.
Status parece subrayar, la permanente realidad de la divinidad y la humanidad en Cristo; esta realidad
permanente se mantiene porque la divinidad y la humanidad no se mezclan, sino que se unen y combinan en
una sola persona. Si la unidad en Cristo hubiera que entenderla como mezcla: la divinidad sería mortal y la
carne se volvería inmortal. Dado que las dos sustancias actuaban de diverso modo con arreglo a su
naturaleza, cada una retuvo su modo de acción y su propio destino (mortalidad o inmortalidad).
La unión de las dos realidades conduce a una única persona. El Dios trino es diverso en la persona y uno en
la sustancia. Persona y sustancia se contraponen; ambos términos van acompañados en Tertuliano de una
serie de expresiones aclaratorias: 1) nomen, species, forma, gradus; 2) deitas, virtus, potestas, status y res.
La segunda serie expresa el fundamento de la unidad en Dios; la primera el fundamento de la distinción.
F Altheim, no dice que, la persona latina deriva del phersu etrusco, que relación con el culto y ritos de la diosa
Perséfone. El nombre de la diosa se utilizo para significar mascara, porque en sus fiestas estas eran
utilizadas. Quizá surgió primero una formación adjetiva, como (larva) persona = mascara phersónica. El
sustantivo desapareció, según la propuesta de Altheim, y el adjetivo quedo para designar la máscara. La
fusión entre personus, de personare = resonar, y persona = mascara, dio lugar a una mezcla de radicales que
era extraña para los romanos. La historia semántica de persona comenzó con los ritos etruscos, para pasar a
escenario. Como el teatro romano pasa por influencias etruscas, la palabra persona adquiere el significado de
mascara.
Para significar la individualidad o personalidad recurrió a una expresión bíblica que evocaba el rostro en su
origen hebreo y su uso griego: acceptio, πρό σωπον λαμβανεΐνη. Tertuliano presenta a Cristo como species
(visible) del Padre (invisible). Otros textos emplean el termino persona con el significado de individuo,
individualidad.
Tertuliano parte de nociones vulgares de persona que él encuentra documentadas en la Biblia, en relación con
el Sermo o Logos. Persona, por tanto, es un ser que habla y obra, la Biblia presenta además a Dios hablando
en plural, y recoge también diversas voces, que implican diferentes sujetos. Los diferentes nombres, se
refieren a diferentes personas. El Sermo o Logos es sustancia y persona, concluye Tertuliano: la persona solo
es real como sustancia y como realidad especial de la sustancia.
Otra cosa es el significado de individuo; se puede concebir filosóficamente a partir del análisis que hacen los
estoicos. Para estos, un ente concreto se forma a partir del sustrato, υποκειμένων. Este sustrato se va
concretando a través del “estado general” hasta llegar a ser un κοινός ποιον. El “estado especial” es lo que
constituye la última determinación del ser individual. Un ser puede actuar y moverse en virtud de sus
propiedades. Estas propiedades se describen como species, forma o carácter, que perfeccionan la
individualidad, y este individuo es presentado como persona.
Tertuliano concibe la sustancia única de Dios que tiene tres figuras o formas, tres propiedades o species,
gradus, personae, en virtud de una división de la única sustancia divina. Hay así tres personas en Dios.
El tema de los monarquianos: estos creen que Cristo era un compuesto de Dios = Padre y el hombre Jesús en
una sola persona, el uno es llamado Cristo y el otro Jesús. Tertuliano sostiene que, el Hijo no es la carne, sino
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que unifica en sí ambas realidades, la divina y la humana, sin mezclarlas. El Sermo (Logos) posee ya una
realidad propia, un status, una persona en Dios. Pero una vez asumida la naturaleza humana, esta persona
del Hijo posee un status doble: divinidad y humanidad. Concluye afirmando: vemos un doble estado entitativo,
no mezclado, sino unido, en una sola persona: Dios y el hombre Jesús
En el marco de la doctrina estoica de la krasis, que implica una mixtio o compenetración (compenetratio) de
cuerpos sólidos, cada una con sus propiedades connaturales. El termino concretio viene a traducir la noción
estoica de κρασις. Esta doctrina de la mixtio, mezcla, la aplica a Cristo, hablando de hombre unido a Dios y de
Cristo como alguien que aúna en sí al hombre y a Dios. La mixtio o μιξις o compenetración plena de cuerpos
solidos que conservan sus propiedades connaturales y la concretio (κρασις), la compenetración perfecta de
cuerpos fluidos sin perder las propiedades correspondientes.
Tertuliano habla de una coniunctio corporis animaequae (unión de cuerpo y alma) que es para él una
concretio, una κρασις δι όλων. En la doctrina de la Trinidad Tertuliano conoce la personarum coniunctio, que
por razón de la única sustancia divina se da dentro de la distinción del Padre, Hijo y Espíritu.
III. Novaciano
Insistió en la distinción entre Padre e Hijo; reflexiona sobre la distinción entre realidad divina y humana en
Cristo, entre la realidad del hijo del hombre y la del hijo de Dios. La unidad en Cristo la entiende y explica en la
línea de κράσις δι όλων estoica. La critica de Novaciano al docetismo, modalismo y adopcionismo de la
época; en la lucha contra los herejes que quieren disolver la unidad de Jesús, Novaciano contrapone, por una
parte, el Hijo de Dios al hijo del hombre; y utiliza el esquema Logos-sarx para subrayar la divinidad.
Novaciano sostiene que la muerte solo afecta a la carne, al cuerpo, al ser humano. La divinidad de Cristo
queda tan poco afectada por la muerte como el alma en la muerte del hombre ordinario. Novaciano yuxtapone
los dos pares antitéticos: cuerpo-alma (en el hombre ordinario) y Palabra carne (en Cristo).

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