UNIVERSUM

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

A la hora de visitar un museo, son muchas las restricciones o

prohibiciones que tenemos y debemos cumplirlas al pie de la letra si


queremos que los objetos o esculturas que allí se encuentran puedan
preservarse. Prohíben hablar en voz alta, comer, beber, fumar, sentarse en
el piso, sacar fotografías con flash, reírse con fuertes y ruidosas
carcajadas, no se puede correr, incluso algunos prohíben la entrada de
niños de ciertas edades, para evitar que puedan romper o dañar algunas
piezas pertenecientes al museo.

¿Sabías que el DF es la ciudad que tiene más museos en América, y que es


la segunda con más museos en el mundo, después de
Londres? Como chilangos tenemos una oferta cultural enorme, sin
embargo las cosas que menos nos gustan son las prohibiciones.

¿Quién no ha visto los avisos de “no tocar”, “no usar flash” o


“guardar silencio” en los museos? ¿O al típico custodio detrás de uno,
checando que no saquemos el teléfono? Y aunque parezca que estas reglas
no tienen sentido, tienen una gran razón de ser. Aquí te explicamos el
porqué de cada una.  

Silencio  
El hablar a volumen bajo y mantener en silencio los celulares, es una de las
reglas básicas de cualquier museo. ¿A quién no le ha tocado una
persona que habla muy fuerte o que en plena película se pone a
contestar el teléfono? Ir a un museo es una experiencia similar, es como
ir al cine o al teatro. Si vas con amigos o con tu familia, sólo trata de no
alzar mucho la voz.  
No usar flash
Aunque sé que a todos nos encantaría poder tomarnos una selfie con el
fondo de la pintura que nos encantó, no usar flash sigue siendo una de
las restricciones más importantes en los museos, pero no crean que
es por mala onda. Resulta que el calor que emite el flash de las cámaras
y celulares podría dañar las piezas más de lo que nos imaginamos, sobre
todo las pinturas y los dibujos.

Cada segmento de pintura está compuesto por partículas muy pequeñas y


cuando éstas   se ven expuestas al calor, se rompen, y aunque a simple
vista no nos percatamos del daño, si lo viéramos con lupa y luz
ultravioleta o infrarroja podríamos ver diminutos puntos blancos,
que son los huecos de las partículas faltantes.  

No tocar  
Seguramente todos hemos querido tocar y hasta abrazar una escultura,
pero la razón por la que no podemos hacerlo es para evitar cualquier daño
a la pieza. Nuestras manos por muy limpias que estén, sueltan grasa
corporal y sería terrible que ésta se le impregnara a la pieza.  

Es por esto que incluso los museos evitan vender comida cerca de las salas,
ya que la misma grasa evaporada podría pegarse a las piezas. Otro dato
curioso es que siempre que una obra sale o llega a un lugar, varios
especialistas le realizan dictámenes, y si la pieza no llegara a su
destino tal cual se prestó,sería un problema muy grave. 

Cantidad de personas por sala  


Esta regla suele utilizarse sobre todo para exposiciones con gran
afluencia de visitantes. Las razones son dos: la primera es por cuidado y
conservación de las obras, imagínate estar con 300 personas en una
pequeña sala y que por la falta de espacio, algunas de las piezas pudiera
caerse o dañarse, sin duda eso es algo que nadie quisiera vivir.

El otro motivo es por la temperatura en la que deben mantenerse las obras,


ya que al tener tanta gente en una sala hace que la humedad y el calor
aumente, de hecho es por esto que siempre los museos son más
fríos.

Buena actitud  
Por último, tener una buena actitud es sin duda una norma básica, ya que
seguramente tendrás que formarte aunque sea un poco y caminar mucho.
Llevar ropa y calzado cómodo hará que mejore tu experiencia en los
museos. Revisa la página de internet o la cartelera con horarios del museo
que visitarás, eso podrá evitarte malos ratos.

También podría gustarte