Tesis Tcu
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TRABAJO DE TITULACIÓN
MODALIDAD DESARROLLO COMUNITARIO
TEMA:
AUTORES:
DALIA CAROLINA PISCO DE LA CRUZ
GEMA GABRIELA VÈLEZ BARRETO
2019
INTRODUCCIÓN.
Según datos de un estudio, se pudo determinar que los genotipos 16, 53 y 58 del virus
del papiloma humano (VPH) predominan en mujeres de la costa ecuatoriana. Además,
20 de cada 100 mil mujeres padecen de cáncer de cuello uterino en el país. (3)
Acerca de estas estadísticas, el 34,88 por ciento de mujeres tenía lesiones de alto grado
de cáncer por el genotipo 58, el cual no tiene vacuna todavía. “Es preocupante esta
situación ya que este genotipo es el más frecuente cuando se analizan los casos,
adicionalmente calculamos que anualmente se gastan unos 20 millones de dólares,
Sobre la problemática de esta enfermedad, el profesional ha sugerido que en Ecuador
hace falta más conciencia en la ciudadanía sobre la gravedad de esta patología, ya que a
su criterio existen trabas culturales y sociales que están determinando su crecimiento.
(1), (3)
El Ministerio de Salud Pública para mejorar la oferta en la atención integral en salud
sexual y reproductiva, satisfacer la demanda de la población, así como garantizar el
acceso a la información, y brindar un servicio de calidad, se plantea la implementación
de la asesoría en salud sexual y reproductiva como un proceso de carácter integral que
incorpora acciones de prevención y promoción en la población. (2).
El ministerio de salud pública de ecuador indica que las 9.779 adolescentes que llegaron
a una unidad de salud por primera vez en el 2017, cifra que representó el 25 por ciento
de la población de embarazadas (10-19 años) en Manabí, según datos de la coordinación
zonal de salud (Manabí-Santo Domingo de los Tsáchilas). En otras palabras, 12.499
adolescentes embarazadas el año pasado en esas dos provincias (5).
Con este trabajo pretende fomentar la salud sexual y reproductiva en los estudiantes de
bachillerato de la unidad educativa 3 DE MAYO DE LA comunidad Riochico, lo cual
es factible realizarlo ya que se cuenta con los registros estadísticos respectivos,
aprobación y disponibilidad del responsable administrativo y estudiantes de la unidad
educativa antes citada.
JUSTIFICACIÓN.
Romero indica que los adolescentes y los jóvenes menores de 25 años que tienen
relaciones sexuales acaparan el 50% de los 19 millones de nuevos casos de ETS que se
producen anualmente en Ecuador (8).
Uno de cada cinco mayores de 12 años tiene herpes genital, y una de cada cuatro chicas
sexualmente activas de más de 13 años ha contraído al menos una ETS, También es
preocupante que 5 de cada trece mujeres en con sexualidad activa jamás se hayan
realizado un tamizaje cervical,(5), (1).
Este trabajo pretende Fomentar el tamizaje cervicouterino en las mujeres con vida
sexual activa que acuden al centro de salud Arenales de la parroquia Crucita, lo cual es
viable realizarlo porque cuenta con accesibilidad de información, recursos técnicos y
colaboración de los profesionales y estudiantes de la unidad educativa.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.
El cáncer Cérvico Uterino es el segundo en frecuencia en la población Femenina
mundial. Cada año se registran 500 mil nuevos casos de los cuales aproximadamente la
mitad fallece por la enfermedad. (3)
A diferencia de lo que ocurre en los países desarrollados, esta patología, ocupa el primer
lugar entre los cánceres ginecológicos en países en vías de desarrollo y en zonas con
niveles Socioculturales bajos. Los factores de riesgo están vinculados a los de orden
Socio-económico y a la multiparidad observada en zonas rurales, otro factor de tipo
infeccioso y epidemiológico, modificó el rango a edades más bajas, puesto que el virus
del Papiloma Humano surgió como un posible agente causal, vinculado al inicio
temprano de las relaciones sexuales y a pareja inestable. (8)
La infección de cuello uterino por el VPH de alto riesgo puede producir una displasia
(alteraciones en las células cervicales). Es bastante frecuente que el VPH provoque
displasias de grado bajo tras meses o años de ocurrida la infección.(4)
La población objeto de fomento a detección temprana por tamizaje, cumple con muchas
de las características demográficas que ayudan a desarrollar cáncer cervical, vale señalar
que en la actualidad si se desea que las nuevas generaciones no se infecten con el VPH
“se recomienda vacunar a adolescentes y jóvenes contra este virus, antes de que
comiencen a tener una vida sexual activa”. Las vacunas disponibles protegen de los
tipos de VPH más peligrosos, que son los que causan verrugas genitales y cáncer
cervical o de próstata. En el caso del herpes genital, informase hace presente con
pequeñas lesiones o llagas rodeadas de una zona de enrojecimiento en las partes íntimas
suele provocar dolor, ardor y se manifiesta en el lapso de cuatro a siete días después de
producirse el contagio (1).
OBJETIVO GENERAL
Promover el tamizaje cervicouterino en mujeres con vida sexual activa en la comunidad
Arenales para la detección y prevención de cáncer uterino.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
1. Conocer las características demográficas de la población en estudio.
2. Orientar sobre programa de salud sexual y reproductiva.
3. Fomentar la realización de la prueba papanicolau
4. Proporcionar información sobre las enfermedades de transmisión sexual.
MARCO TEÓRICO
SALUD SEXUAL.
El cáncer cervicouterino es el tercero más frecuente entre las mujeres de América
Latina y Caribe, pero se puede prevenir, Alrededor de 72.000 mujeres son
diagnosticadas cada año en las Américas y 34.000 mueren por esta enfermedad.
El tamizaje y tratamiento oportuno de las lesiones precancerosas, junto con la
vacunación contra el VPH a las niñas, son clave para prevenir este tipo de cáncer y
salvar vidas. (3), (5)
Una buena salud sexual y reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental y
social en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo. Entraña la
capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos y de procrear, y la
libertad para decidir hacerlo o no, cuándo y con qué frecuencia. Para mantener la salud
sexual y reproductiva, las personas necesitan tener acceso a información veraz y a un
método anticonceptivo de su elección que sea seguro, eficaz, asequible y aceptable.
Deben estar informadas y empoderadas para autoprotegerse de las infecciones de
transmisión sexual (9).
Además establece como objetivo de la Salud sexual “el desarrollo de la vida y de las
relaciones personales y no meramente el asesoramiento en materia de reproducción y
enfermedades de transmisión sexual”. La salud sexual y reproductiva así definida tiene
su origen en la “Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de Naciones
Unidas” (CIPD) que tuvo lugar en El Cairo el año 1994. Fue en esta conferencia donde
se acuñó por primera vez este término. Hasta entonces, lo que hoy todos entendemos
por salud sexual y reproductiva, nunca había estado como tal en los documentos ni en
las iniciativas internacionales. Hubo de recorrerse un largo camino hasta llegar a
concebirlo en 1995 (1).
El camino hacia la salud sexual y reproductiva tal y como la entendemos hoy se inició
en 1948 cuando en la Declaración de los Derechos Humanos, además de reconocerse el
derecho de todo ser humano a la salud se recoge por primera vez una alusión directa a la
salud materna e infantil en el capítulo 25.2 donde se señala que “la maternidad y la
infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños y todas las
niñas, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección
social” (10).
El concepto de salud materna e infantil empezará a cobrar cada vez mayor relevancia.
En 1952 la Organización Internacional del Trabajo (OIT) aprueba el “Convenio relativo
a la protección de la maternidad”. Tres décadas tuvieron que pasar para que se fuera
ampliando el concepto. Fue la “Conferencia de Alma Ata” (1978) cuando se incluye la
planificación familiar como un mínimo más de la salud materna e infantil. En 1979 en
la “Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer” de Naciones Unidas (CEDAW) vuelve a recoger en su declaración el derecho a
un “acceso al material informativo específico que contribuya a asegurar la salud y el
bienestar de la familia, incluidos la información y el asesoramiento sobre planificación
de la familia” (4).
Por fin en 1994 se deja de lado el término de salud materna e infantil para acuñar, el
término de Salud Sexual y Reproductiva en la Conferencia Internacional sobre
Población y Desarrollo. Este logro fue el fruto del trabajo de los movimientos
feministas de las décadas de los setenta y ochenta quienes reivindicaron con fuerza los
derechos sexuales, constantemente olvidados. La CIPD supuso un gran cambio con
respecto a las políticas de población que hasta entonces se habían discutido en foros
internacionales (7).
Políticas cuyo único objetivo consistía en cumplir una serie de metas demográficas para
frenar la superpoblación y paliar la pobreza. Y para las cuales el único interés que los
temas reproductivos suscitaban se debía a la importancia del control de la fecundidad
como medio para alcanzar dichas metas demográficas. El Programa de Acción de la
CIPD da un giro radical al establecer que las políticas de población deben tener como
metas el bienestar de los individuos y su calidad de vida y han de localizarse siempre
dentro del marco de los derechos humanos (5).
Deja pues de lado las concepciones reduccionistas de las relaciones sexuales como
medio para el fin reproductivo y de la mujer como madre y cuidadora. Hace especial
hincapié en el empoderamiento de la mujeres como piedra angular de todos los
programas, para hacerla autónoma en todas las esferas vitales y sobre todo respecto a la
sexualidad y la reproducción.
Un año más tarde, en Beijing, tiene lugar la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de
Naciones Unidas donde se insiste en los derechos de las mujeres y donde se perfila y
refuerza el concepto de salud sexual y reproductiva. Se aprueba la Declaración y la
Plataforma de Acción que serán una guía a seguir por gobiernos y entidades de todo el
mundo. La Plataforma afirma de nuevo que “los derechos humanos de las mujeres
incluyen su derecho a ejercer el control y decidir libre y responsablemente sobre las
cuestiones relativas a su sexualidad, incluida su salud sexual y reproductiva, libres de
coerción, discriminación y violencia” y reconoce que “la capacidad de las mujeres para
controlar su fecundidad constituye una base fundamental para el disfrute de otros
derechos” (3).
10. JAVIER SANCHES CARO FA. SALUD SEXUAL. SEGUNDA ed. GRANADA:
COMARES; 2017.
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