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Trabajo TUTORIA

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FACULTAD DE DERECHO

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

5 ESTRATEGIAS PARA DAR SOLUCION A UN


CONFLICTO DE VALORES

TUTORIA

AUTORES:
Marcelina Fiorella Paredes Grandez
Alba Andrea Robles del Aguila
Hatsuo Alberto Ynoue Silva
Jackeline Xiomara Angulo Mesones
Abelardo Pinedo

TARAPOTO – PERÚ
2022
El conflicto es inevitable. Sucederá siempre en equipos de trabajo entre personas
con diferentes expectativas. Esto hace que la gestión de conflictos sea algo clave,
ya sea evitando argumentos, disputas, conflictos duraderos o, en última instancia,
litigios. Los conflictos pueden evitarse si se toman medidas a tiempo en una
discusión para diluir el enojo y facilitar la comunicación, y se pueden resolver
aplicando una serie de estrategias que utilizan los mediadores.

A continuación, explicamos algunas herramientas clave para evitar y resolver


disputas en las primeras etapas, antes de que se conviertan en conflictos
complejos. Su utilización requiere de paciencia, y en algunos casos incluso es
necesario cambiar comportamientos o creencias limitantes que tenemos muy
arraigados.

1. Mantener la calma

Lo que lleva al conflicto es la escalada de la ira que empieza a perturbar a la


gente. La mayoría de nosotros dejamos de escuchar para entender a medida que
nos enfadamos. En su lugar, empezamos a escuchar para discutir. Es esencial
mantener la calma para gestionar bien un conflicto y ayuda el hecho de adoptar
una perspectiva global y temporal. Cuando el conflicto inevitablemente sucede, es
útil detenerse y pensar que lo más probable es que se resuelva con el tiempo.
Entonces, ¿por qué no comenzar la solución de problemas ahora?

2. Escuchar para entender

En la mayoría de los conflictos, la escucha solo se utiliza para formular un


argumento contrario con el que poder rebatir el de la persona que tenemos
delante. Cuando entramos en una disputa, lo primero que hacemos es dejar de
escuchar. La única manera de resolver un problema es escuchar atentamente lo
que la otra persona está diciendo e intentar entender por qué o para qué lo dice.

Cuando alguien está enojado, para diluir su ira, no hay nada mejor que escucharle
hasta que se haya desahogado y empiece a calmarse. Hay que hacerlo siempre

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desde una escucha activa, que implica mostrar signos físicos y verbales evidentes
de que se entiende lo que el otro está diciendo.

3. Acentuar lo positivo

Es importante encontrar algunos puntos en común, o crearlos, entre uno mismo y


la persona que está en el otro extremo. Mostrar empatía y una actitud positiva
tranquiliza a la gente de inmediato.

4. Exponer los argumentos con tacto

La clave aquí es ayudar a las personas a entender nuestra perspectiva sobre el


tema sin ofender ni permanecer a la defensiva. Para ello es muy útil utilizar una
comunicación de tipo asertivo. En la medida en la que uno puede desarmar con
tacto a la otra persona, esta estará más predispuesta a escucharnos.

5. Atacar el problema y no a la persona

Es importante intentar despersonalizar al máximo nuestros comentarios y


centrarnos solo en la cuestión o problema. En lugar de acusar a la gente con un
“siempre estropeas las cosas”, es mejor decir “vamos a analizar por qué sigue
sucediendo”. Es importante recordar que en la mayoría de las declaraciones que
hacemos en una disputa estamos luchando con nuestra propia rabia

6. Evitar el juego de la culpa

A la hora de solventar un conflicto, el hecho de culpar solo sirve si reconocemos


nuestra culpa en algún aspecto. En términos generales, averiguar quién es
culpable no aporta nada si el objetivo es solucionar un problema. Si una persona
se siente inculpada, probablemente se irá de la conversación. El truco para
resolver los enfrentamientos es centrarse en la resolución del problema en lugar
de señalar con el dedo a alguien.

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7. Centrarse en el futuro, no en el pasado

En el presente y en el futuro es donde está la solución. En lugar de centrarnos en


lo que salió mal o en quién debería haber hecho algo, el secreto radica en buscar
lo que se puede hacer para resolver el problema.

8. Hacer el tipo correcto de preguntas

Preguntas como “¿por qué?” o “¿qué creías que sería?” denotan que estamos
hablando a la defensiva y en modo interrogatorio. Si queremos que alguien
responda con información real, en lugar de simplemente discutir, es mejor que
aportemos un poco de información primero.

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