Herminia

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El movimiento de pobladores

y la Unidad Popular

Entrevista a
Herminia Concha Gálvez

Tierra Desvelada Ediciones

1
Entrevista publicada originalmente en Revista
Historia, Voces y Memoria / 8, Chile, 2015.
Fueron enmendados algunos ajustes ortográficos.
Las fotografías fueron incluídas por la editorial.

Ningún derecho reservado.


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Que los libros no se vuelvan fetiche, ni privilegio.
Que libres sean las palabras, los saberes
y la vida entera.

Primera Edición, 2022.


Impreso en Santiago Waria.

2
El movimiento de pobladores
y la Unidad Popular

Entrevista a
Herminia Concha Gálvez1

Igor Goicovic Donoso


Departamento de Historia,
Universidad de Santiago de Chile

Renato Dinamarca Opazo


Universidad de Santiago de Chile

Resumen

El siguiente artículo trata sobre la experiencia del movimiento de


pobladores en el periodo del gobierno de la Unidad Popular, 1970-
1973. Su particularidad se relaciona a que está basado en el relato
de Herminia Concha, una destacada militante revolucionaria que
en sus años de juventud adhirió al trotskismo, siendo parte de lu-
chas obreras y de pobladoras, siendo también parte de la funda-
ción de Movimiento de Izquierda Revolucionaria, de la Revolución
Nicaragüense, de la lucha contra la dictadura del General Augusto
Pinochet, etc. En este sentido, Herminia relata su participación en
la toma de terreno que dio origen a la emblemática población san-
tiaguina “La Pincoya”.

1 Este trabajo forma parte del proyecto FONDECYT N° 1130323 y está


dedicado a Herminia Concha Gálvez y representa un homenaje a quien
fuera una incansable luchadora por la libertad y la justicia.

3
4
Introducción

A comienzos de la década de 1950 los cambios derivados del pro-


ceso de modernización económica iniciado a fines del siglo XIX ya
eran evidentes. Producto de estos cambios, las grandes ciudades
del país, Santiago, Valparaíso y Concepción, en las cuales se con-
centraba la oferta manufacturera y educacional, comenzaron a
convocar a crecientes contingentes de trabajadores rurales. Efecti-
vamente, el proceso migratorio campo-ciudad se había iniciado en
el último tercio del siglo XIX y se hizo sostenido a partir de la década
de 1920. Los fundamentos de este proceso son de naturaleza ma-
croeconómica. Por una parte, el desarrollo de la industria salitrera
y cuprífera en Tarapacá y Antofagasta estimuló el desplazamiento
hacia estas provincias de trabajadores rurales de la zona central y
de antiguos mineros de Atacama y Coquimbo, que se concentraron
en oficinas salitreras, campamentos mineros y en ciudades inter-
medias. Por otra parte, la modernización parcial del sector agrícola,
conllevó una expansión de la gran propiedad agrícola, en desmedro
de los labradores y pequeños productores que fueron expulsados
de sus tierras o vieron complejizadas sus estrategias de subsisten-
cia. A su vez, el proceso de industrialización adquirió un creciente
dinamismo en el contexto de la Primera Guerra Mundial y se con-
solidó a partir de la creación de la CORFO y de la adopción de la
estrategia sustitutiva de importaciones.

En este escenario de expansión económica y de crecimiento de la


inversión extranjera y local se produjo un aumento de la acumula-
ción de capital y se fortaleció el mercado interno. En concordancia
con ello el Estado amplió su tamaño y diversificó sus funciones. La
sociedad, y particularmente la sociedad urbana, se fueron tornan-
do cada vez más complejas y demandaron crecientes contingentes
de fuerza de trabajo, tanto para las actividades manufactureras,
como para el sector servicios.

5
Pero las ciudades del país no estaban preparadas para recibir este
creciente y masivo proceso migratorio. Los déficits en infraestruc-
tura y equipamiento urbano, así como las insuficiencias de la políti-
ca pública en materia de vivienda, hacían muy difícil el proceso de
asentamiento de los inmigrantes y complejizaban sus estrategias
de subsistencia. En las periferias urbanas se fue arraigando la po-
breza y junto con ello se fue constituyendo un nuevo actor social: El
poblador. Este sujeto social, devenido en actor colectivo, comenzó
a protagonizar una serie de ocupaciones ilegales de terrenos, que
ampliaron el campo de acción político de los partidos populares.2

De la misma manera la clase obrera, agrupada a partir de 1953 en


la Central Única de Trabajadores (CUT), adhería a una propuesta
programática de naturaleza clasista, que fijaba como horizonte utó-
pico la construcción del socialismo, pero que articulaba este con-
tenido estratégico con una serie de demandas sectoriales. No es
extraño, entonces, que a partir de 1967 se comiencen a desarrollar
una serie de movilizaciones de trabajadores que alcanzan su punto
más alto en 1969, con una serie de huelgas (MADEMSA, MADECO,
FENSA y ANEF) y ocupaciones de establecimientos industriales. No
obstante, el sector que experimentó un proceso de radicalización
más acelerado fue el de los trabajadores rurales, que a partir del
proceso de reforma agraria (1962-1967), protagonizó una serie de
huelgas agrícolas. Más tarde, en el ciclo 1967-1969, las tomas de
predios comenzaron a convertirse en la herramienta de lucha más
recurrente de este sector.

También los estudiantes iniciaron en esta etapa un sostenido pro-


ceso movilizador. Estimulados por la demanda de participación al
interior de los campus universitarios, motorizaron la denominada
Reforma Universitaria, que tuvo su punto de partida en la Univer-
sidad Católica de Valparaíso, en 1967, y a la cual se sumaron pos-
teriormente los estudiantes de la Pontificia Universidad Católica de
Santiago y de la Universidad de Chile.3
2 Este tema se encuentra tratado ampliamente en Mario Garcés. Toman-
do su sitio. El movimiento de pobladores de Santiago, 1957-1970., Santia-
go, LOM Ediciones, 2002.
3 Este tema fue abordado en los trabajos de Raúl Allard. La reforma uni-
versitaria en Chile, 1967-1973. Chile, Universidad de Santiago, 1997; y

6
Cabe destacar, además, que a comienzos de la década de 1960, la
influencia de la Revolución Cubana se hizo sentir con fuerza. Las
dispersas organizaciones políticas en las cuales se nucleaban los re-
volucionarios comenzaron a adoptar un discurso cada vez más radi-
cal, que objetaba tanto la participación en los procesos electorales,
como las alianzas pluriclasistas. De la misma manera, la reivindica-
ción de la lucha armada se convirtió en el principal recurso retórico
de este período. Lo anterior incidió, de manera directa, en la funda-
ción del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR, 1965) y en
la creciente radicalización experimentada por el Partido Socialista
(PS, 1967).4

Este es el escenario en el cual se produjo el triunfo electoral de la


Unidad Popular y de su candidato a la Presidencia de la República,
Salvador Allende Gossens, en septiembre de 1970. El 4 de septiem-
bre de ese año Allende se impuso en la urnas, con un 36.3% de los
sufragios, al candidato de la derecha, Jorge Alessandri Rodríguez
(34.9%) y al candidato de la Democracia Cristiana (DC), Radomiro
Tomic (28.8%). Se inició, a partir de este momento, la denominada
“Vía Chilena al Socialismo”.5

Esta consistió, en lo fundamental, en una serie de transformaciones


económicas, como la nacionalización del cobre, de la banca y de
los principales centros productivos. Suponía, además, una mayor
profundización y aceleración del proceso de reforma agraria. Con-
sideraba, también, el empoderamiento social y político de la clase
José Brunner. La reforma de las universidades chilenas. Implicaciones in-
telectuales. Santiago, FLACSO, 1988.
4 En relación con el surgimiento de la izquierda revolucionaria y el desa-
rrollo de la lucha armada en América Latina ver la compilación de Pablo
Pozzi y Claudio Pérez (Editores). Historia oral e historia política. Izquier-
da y lucha armada en América Latina, 1960-1990. Chile, LOM Ediciones,
2012.
5 La temática de la Unidad Popular ha sido ampliamente tratada en la
historiografía y la politología. Una buena sistematización de los diferentes
problemas que concurrieron al período en Julio Pinto (Editor). Cuando
hicimos historia. La experiencia de la Unidad Popular. Santiago, LOM Edi-
ciones, 2005.

7
trabajadora, a través de la nominación de trabajadores en los gabi-
netes ministeriales y en la administración de las unidades de pro-
ducción. De la misma manera, la propuesta de la Unidad Popular se
planteaba mejorar de manera profunda las condiciones materiales
de vida y de trabajo de los sectores populares. De esta manera, el
ciclo histórico que se abrió a partir de 1970 se convirtió en la fase
más álgida en el desarrollo de la lucha de clases en Chile.

Efectivamente, la resistencia de la burguesía y de los intereses eco-


nómicos norteamericanos a todas y cada una de las reformas que
la Unidad Popular intentó desplegar, así como la creciente radicali-
zación de la clase obrera y de los sectores populares, tornaron in-
gobernable el país. Hacia octubre de 1972, la sociedad chilena se
encontraba profundamente dividida y polarizada. Una de las expre-
siones de dicha polarización fue la escisión política al interior del
campo popular en dos tendencias muy marcadas. Una tendencia,
encabezada por el Presidente de la República, Salvador Allende, y
a la cual se filiaban el Partido Comunista (PC), un sector del PS, el
Partido Radical (PR) y el Movimiento de Acción Popular Unitaria –
Obrero Campesino (MAPU-OC), ponía énfasis en el requerimiento
de estabilidad política a objeto de consolidar las reformas introdu-
cidas. En este enfoque el Gobierno necesitaba el respaldo unánime
y disciplinado de los trabajadores y el pueblo. De esta manera, la
adhesión de las masas permitiría derrotar a la burguesía y, de esa
forma, avanzar de manera gradual hacia la construcción del socia-
lismo.

Por otro lado se constituyó el denominado “polo revolucionario”,


que articuló al MIR, a la tendencia de mayoría al interior del PS, a
un sector del MAPU y a la Izquierda Cristiana (IC). Esta tendencia, a
diferencia de la anterior, consideraba que el proceso revolucionario
ya se había desencadenado y que, en consecuencia, el enfrenta-
miento con la burguesía era inevitable. En ese contexto era impres-
cindible que los trabajadores y el pueblo comenzaran a formar un
poder social, político y militar paralelo (el poder popular), a objeto
de generar una correlación de fuerzas favorable para el campo po-
pular en la lucha por el poder.6
6 Este tema ha sido tratado por Julio Pinto. “Hacer la revolución en Chi-
le”. En Julio Pinto (Editor). Cuando hicimos historia. La experien-cia de

8
Uno de los sectores sociales que adquirió mayor protagonismo en
esta fase fue el de los pobladores. Los problemas acuciantes de fal-
ta de vivienda, infraestructura y equipamiento urbano, así como
de seguridad y condiciones materiales de vida, llevaron a los po-
bladores a desarrollar iniciativas autogestionadas de resolución de
los mismos. Con el apoyo y acompañamiento de las organizaciones
de izquierda los pobladores comenzaron a ocupar terrenos para le-
vantar sus viviendas y a organizar sus poblaciones y campamentos
para resolver los requerimientos fundamentales de la vida en co-
munidad. Surgió, a partir de ello, una amplia y prolífica articulación
social y política, expresada a nivel local en distintos tipos de comi-
tés: Sin casa, de agua potable, de luz eléctrica, de pavimentación,
de consumidores, de autodefensa, etc. La vida en las poblaciones
se hizo rica en quehaceres, pero también en tensiones. A los con-
flictos generales derivados de las diferentes formas que asumía el
enfrentamiento de clases y su traducción política a escala local, se
sumaron los conflictos cotidianos que enfrentaban a los poblado-
res entre sí. De esta manera, conflictos inveterados que tenían su
origen en enfrentamientos familiares a propósito de deslindes de
terrenos, rencillas personales o parentales y por el acceso a los
poderes locales (municipios), derivaban en posicionamientos an-
tagónicos en el escenario político. Y, a partir de ello, en rupturas
o quiebres profundos en entramado de relaciones sociales de la
población.

Hacia 1973 el campo popular era una vorágine de acontecimientos,


dinámicas y tensiones. Los pobladores, al igual que los trabajado-
res y los estudiantes, se incorporaron de manera activa al proceso
de cambios sociales y políticos que se vivía en el país y, al calor de
los enfrentamientos sociales y políticos, constituyeron nuevos lide-
razgos. Destacaron en ese contexto figuras como Alejandro Villalo-
bos Díaz (“El Mickey”), Víctor Toro Ramírez (“Melinka”) y Herminia
Concha. Trabajadores y pobladores que articularon las demandas
sectoriales de las barriadas urbanas con los problemas políticos re-
gionales y nacionales. Líderes políticos que ensayaron y proyecta-
la Unidad Popular. Santiago, LOM Ediciones, 2005, pp. 9-33. La reflexión
teórica sobre este tema en Ruy Mauro Marini. El reformismo y la contra-
rrevolución. Estudios sobre Chile. México D.F., Ed. ERA, 1976.

9
ron desde sus territorios experiencias novedosas de construcción
del poder popular. Experiencias que, hoy día, exigen ser conocidas
y recuperadas.

Contexto de la entrevista7

Herminia Concha, nació en la primera mitad del siglo XX y tempra-


namente inició su actividad política vinculada al Partido Obrero
Revolucionario (POR), de orientación trotskista. En la década del
sesenta fue parte de las luchas obreras y poblacionales, algunas de
las cuales confluyeron en el proceso de fundación del MIR, en don-
de cumplió un destacado rol en el ámbito poblacional. En 1969 fue
expulsada junto a un grupo de militantes acusada de ser trotskista.
Desvinculada del MIR, Herminia continuó su militancia revolucio-
naria en el frente de pobladores, siendo detenida luego del golpe
militar de 1973. Luego [de] pasar unos años exiliada en Suecia, a
inicios de la década de 1980 viaja a Nicaragua para participar del
proceso revolucionario, y posteriormente retorna a Chile a colabo-
rar en la lucha anti dictatorial, tanto en la organización de ollas co-
munes, como en las diversas movilizaciones populares del periodo.
Luego del retorno a la democracia, Herminia fue parte activa en las
luchas por la libertad de los presos políticos chilenos y posterior-
mente, ya en el siglo XXI, en las luchas por la libertad de los presos
políticos Mapuche. Su trágica muerte se produjo luego de que un
bus de transporte público la arrollara mientras retornaba a su ho-
gar, tras visitar a una ex lautarista recluida en la cárcel de mujeres
de Santiago, en julio del año 2009.

La entrevista que se presenta a continuación se realizó mientras


viví temporalmente con Herminia durante el año 2008, periodo en
el que surgió la idea de grabar la historia de vida como una forma
de rescatar su experiencia dentro del movimiento popular. En este
sentido, el trabajo que presentamos se focaliza en el periodo en
que Herminia participó en la toma y construcción de la población
La Pincoya, en el contexto del gobierno de la Unidad Popular. De
esta manera, la siguiente entrevista, representa un esfuerzo por
indagar en cómo se construyó el poder popular poblacional en el
periodo previo al golpe militar de 1973.
7 Relato de Renato Dinamarca Opazo.

10
Cabe mencionar que para las personas que participaron en las ocu-
paciones de terreno de Huechuraba a mediados del siglo pasado,
las referencias a La Pincoya se relacionan con el sector en que se
realizaron múltiples tomas de terreno, entre las que estaba aquella
en que participó Herminia Concha. En específico, las referencias de
Herminia hacen alusión a la toma de la población Laura Allende,
cuyo nombre fue modificado por la dictadura militar, pasando a de-
nominarse El Bosque 1.8 Dicha población, ubicada en la zona norte
de la ciudad de Santiago, nace a partir de una ocupación de terreno
llevada a cabo en noviembre de 1969, y que impulsada por sectores
socialistas, tuvo la participación y apoyo de diversos sectores de la
izquierda. Más tarde, el 2 de mayo de 1970, a los pobladores que
participaron en dicha ocupación, les fueron cedidas una cantidad
importante de chacras en donde ellos construirían sus viviendas.
Estos terrenos colindan por el este con la Avenida Recoleta, a una
cuadra de la Avenida Américo Vespucio. Por el norte su límite es la
calle El Bosque, mientras que por el sur limita con la calle Estados
Unidos.

8 L. Allende fue militante socialista, Diputada de la República y hermana


de Salvador Allende. Falleció exiliada en Cuba en 1981. Ver Mario Garcés
et al. La Historia de la comuna de Huechuraba. Memoria y oralidad popu-
lar urbana. Santiago, ECO, 1997.

11
12
Entrevista con Herminia Concha9

P.: ¿Cómo prepararon la toma10 de La Pincoya? ¿Cómo surgió la


idea?

H. C.: Hay dos tomas. Fueron dos tomas. Nosotros y la gente socia-
lista.11 Los Socialistas nos llevaron de una toma, yo era de una toma
cerca del Cerro San Cristóbal, que está en ¿tú conoces donde está
el Regimiento Buín? que está por Independencia. Ahí nos tiramos
a la toma. Nosotros con cien familias, con doscientas familias, ahí
nos tiramos a la toma el 2 de noviembre de 1969. Pero lo primero
que hay que plantear sobre las tomas, es que eran una necesidad
de la gente que no tenía donde vivir y en esos años SERVIU12, que
antes era CORHABIT13, tenía proyectos para gente que tenía un tra-
bajo seguro, otro tipo de gente, estable. Para la gente pobre no ha-
bía proyecto, además de eso, se sabe que la gente pobre gana tan
poco, cuesta mucho. Por ejemplo, la hacían ponerse con 68 cuotas
en la libreta y esa era toda la plata14 de la comida, entonces, estos
gobiernos han sido así, es decir, siempre han gobernados para los
que tienen un trabajo estable y un trabajo remunerado, como debe

9 Herminia Concha. Entrevista realizada durante en el año 2008 en San-


tiago de Chile. Entrevistador: Renato Dinamarca. Transcriptora: Sonia
Núñez.
10 Ocupación ilegal de terreno.
11 Herminia se refiere a que luego de la sesión de terrenos de mayo de
1970, la gente ubicada en los terrenos de la población El Bosque 1 gestio-
nó la realización de otra toma de terreno, de la cual surge la población El
Bosque 2. Ver Garcés et al, op. Cit.
12 En el periodo previo a la dictadura militar el Servicio de Vivienda y
Urbanización (SERVIU) no existía, ya que este fue creado por la dictadura
militar en 1976. Esta institución tiene un carácter regional y tiene bajo su
responsabilidad el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes
mediante políticas de vivienda, pavimentación, viabilidad urbana, etc.
13 Corporación de Servicios Habitacionales.
14 La plata es una de las denominaciones que recibe el dinero en Chile.

13
ser, y los que no tienen nada se quedan afuera. Entonces, ¿cuál era
la idea de tomarse un terreno, aunque iba gente presa? quedaron
lastimados, otros quedan con compromiso con la misma justicia,
porque los persiguen. Es decir, arriesgando todo eso, la gente hacía
las tomas. Hubieron en el año 63’, 64’ hubieron tomas de terreno
por la zona sur, la Santa Adriana.15

Ahí hubieron hartos heridos y también morían los chiquititos, las


guaguas16, porque había que cuidarlas, había que tenerlas en un
lugar seguro y como en esas tomas eran tan terriblemente apalia-
da la gente y presa. Pero era la herramienta que había para decir:
“aquí estamos los pobres, tomándonos esto”, y los gobiernos siem-
pre nos atacaron, ningún gobierno perdonó esas cosas.

P: ¿Ustedes se organizaban desde un comienzo para hacer una


toma o previamente gestionaban el acceso a la vivienda por otros
medios?

H.C.: Por el lado sur, el PS y el PC mangoneaban eso e iban los diri-


gentes, después, posteriormente, aquí en este sector, que estamos
en el sector norte, donde está Pincoya, eso también los directivos
fueron socialistas, pero nos juntamos con otro comité, como los del
Guanaco17, por ejemplo, ese comité tenía muchos comités chiqui-
titos, y hubieron cientos de familias, cientos de familias agrupadas.
Y en el sector de la L. Allende, fue un sector pequeño, porque ellos
querían poca gente, hubo doscientas familias, eran pocos. Pero
cuando nos entregaron aquí a nosotros, fue porque nosotros an-
duvimos en la calle todo el tiempo y en CORHABIT, nunca dejamos
solos a los dirigentes, siempre fuimos a apoyarlos a ellos y siempre
estuvimos con ellos, a prueba de ello es que aquí me nombraron
de dirigente también, porque estuvimos siempre con los dirigentes
en la calle, en el Ministerios de Vivienda y Urbanismo (MINVU). Ahí
íbamos todos los días a reclamar a que salieran los sitios, que salie-
ran los sitios. Eso en un período corto.

15 La población Santa Adriana está ubicada al sur de Santiago.


16 Bebé recién nacido.
17 Guanaco es un sector poblacional de la zona norte de Santiago.

14
P.: ¿Se reclamaba que se dieran los sitios antes que se tomaran acá?

H.C.: Claro, nosotros nos tomamos el lugar donde fuimos, que fue a
los pies del Regimiento Buín, ahí está la cola del San Cristóbal y de
ahí nosotros nos tiramos a la toma. Y luego empezamos, cómo se
llama, a salir a la calle con los dirigentes. Había doscientas, trescien-
tas personas, íbamos a la calle a apoyar la carta que se llevaba para
que nos entregaran los sitios, pero íbamos así, cantando, gritando,
amenazando todo el tiempo.

P.: ¿Había mucha represión?

H.C.: Bueno, ahí no hubo represión, no, no hubo represión ahí. Pero
íbamos a respaldar lo que llevábamos ahí, después vinieron otras
cosas. Entonces, eso fue en noviembre del 69’ hasta mayo, el 2 de
mayo de 1970 nos entregaron aquí en La Pincoya, este sector. En-
tonces, eran chacras esto antes, era un sector, cómo se dice, agrí-
cola. Y ya, aquí quedamos. Estábamos en carpa, estábamos en casa
de cartón, era en mayo, ya luego venían las lluvias y empezó a venir
el problema: no teníamos calles, no teníamos agua, no teníamos
luz, teníamos un pedazo de terreno solamente, entonces empeza-
ron las enfermedades, empezó a llover, y empezamos a apurar la
cosa nosotros, empezamos a salir a la calle todos los días al MINVU,
a que nos vinieran a edificar, a mover todas las cosas que había
que mover y todo el mundo a la calle, toda la gente. Fue lastimoso,
porque fueron días duros. También vino una epidemia, como no
había agua y había mucha tierra suelta empezaron a venir la epide-
mias de sarna, de piojos. No había que comer, la mitad de la gente
estaba sin trabajar, había un peso muy grande entre todos noso-
tros. No teníamos luz, juntamos entre todos dinero para comprar
cables de luz y tirarles arriba, cómo se llama, a la luz que va por la
calle, para tener luz, porque esto era una bóveda y estábamos to-
dos amontonados. Todos teníamos sitio, pero no teníamos a donde
refugiarnos. Costó mucho eso. Hubo mucho sufrimiento. Se morían
las viejitas, se morían los viejitos con ese sacudón tan grande. Y
tuvimos luz. Lo bueno fue que los pobladores entendíamos todo lo
que teníamos [que]hacer, todos juntos, todos unidos y peleando.

15
P.: ¿Y cómo se llegó a eso, que los pobladores todos entendían el
sentido de lo que estaban haciendo?

H.C.: Se llega a eso, porque nosotros conversábamos en las gran-


des reuniones. Si las reuniones, más que reuniones, eran mítines.
Estaba todo el mundo ahí, planificábamos lo que íbamos a hacer.
Ahora, la L. Allende fue la diputada de aquí, ha tenido que ayudar
muchísimo. Y empezamos a ver la cosa de la edificación y también
que nos entregaran, para la gente que no tenía nada, mediaguas.
Había que ir a buscar las mediaguas, estábamos días enteros bus-
cando las mediaguas, porque eran lejísimo a donde las hacían y
teníamos que ir. Teníamos que reunir plata para el camión y todas
esas cosas eran difíciles. Igual salimos adelante. Aquí quiero desta-
car un compañero que se portó muy bien, era un dirigente, el com-
pañero Gálvez18 fue un compañero que lo conocimos más cuando
estuvimos en el cerro haciendo, desde noviembre hasta mayo que
nos entregaron, estuvo con nosotros en todas esas fiestas de año
nuevo, las pascuas, estuvimos todos en los mismos terrenos donde
nos habíamos tomado y todos los que no teníamos donde regresar
fue así, nos quedábamos ahí en la noche, nos conseguíamos y ha-
cíamos carpas con frazadas con lo que fuera y se portó muy bien
con nosotros, fue el único dirigente que se quedó, yo todavía no era
dirigente, después fui dirigente. Y él reunió la plata para la luz, era
organizativo y era positivo, para todos igual, entonces se equilibró
mucho la dirección de esta toma porque la dirigenta era las Patas
con Brote19 que le decíamos nosotros. Claro, ella ahora está en un
buen puesto. En buen puesto aquí en la municipalidad, era chupa
medias20 esa. Esa era la que nos espiaba, la que acusaba, la oveja
negra, era socialista. Primero fue democratacristiana y después fue
socialista. Era muy amiga de la señora Laura Allende, ahí le tenía los
cuentos, los chismes del barrio. Entonces esa gente que estuvo en
la toma, se quedó ahí Gálvez con todos nosotros, habíamos como
cinco familias y todos los demás se fueron a sus casas, mientras les

18 Vicente Gálvez en el periodo relatado era militante socialista.


19 Se refiere a la militante socialista Odette Melo, quien recibía ese so-
brenombre producto de que tenía várices en las piernas.
20 En Chile el término se refiere a quien intenta ganar favor de una auto-
ridad mediante una actitud servil o aduladora.

16
entregaban, porque es así, porque la gente es oportunista también.
Y, después en mayo nos entregan, ahí cuando estuvimos ahí Gálvez
fue destacado con nosotros, siempre hubo vigilancia, todos hacía-
mos vigilancia, hacíamos comida también entre todos.

P.: ¿Entre esas cinco familias se organizaba la vigilancia?

H.C.: Claro, hacíamos por turno la vigilancia para que no fuera a


venir nadie a, en ese entonces, antes estaba Patria y Libertad21, que
molestaba a toda la gente. Jodía a los que eran más de izquierda.

P.: ¿Tuvieron algún problema con ellos, algún choque?

H.C.: No, con ellos no tuvimos nunca, porque hacíamos vigilancia


y todos andaban con un palo en la mano, por cualquier cosa que
pasara. Llegamos hasta mayo, hasta el 2 de mayo que nos entre-
gan y aquí quedamos a cuero pelado22. Así que nosotros pudimos
comprar cartón, hicimos una casa de cartón. Nos metimos dos fa-
milia, mi hermano y nosotros. Nosotros éramos cuatro: el Adolfo,
los niños y yo. Y de ahí tirando para arriba. Ahora, la gente no tenía
trabajo, era un problema muy grave que teníamos. Empezamos a
hacer comida, empezamos a atender a los niños.

P.: ¿Ustedes cómo organizaban la toma internamente?

H.C.: Mira la toma fue muy burguesa ¿por qué? porque todos esta-
ban aparte, no hubo una organización buena, nosotros decíamos:
“¿por qué no nos organizamos y hacemos la comida juntos?”, es
más barato y todo, costó mucho, eso no se hizo, porque la gente
que era muy así muy tirada23, los más humildes éramos los que
nos juntábamos y hacíamos. Nosotros trabajamos mucho con una

21 El Frente Nacionalista Patria y Libertad fue un grupo paramilitar funda-


do en 1971 con el objetivo de derrocar al gobierno de la Unidad Popular.
22 Herminia se refiere a que se quedaron en intemperie en los terrenos
que les fueron cedidos para que construyeran sus casas.
23 Se refiere a que la gente rehuía de los espacios comunes para resol-
ver sus necesidades porque se asociaba a la pobreza y restaba prestigio
social.

17
familia que era del cerro, de allá de la población Roosevelt24, que
estaba arriba del cerro. Todo esto te estoy hablando está detrás del
Regimiento Buín, ahí había una población que se llamaba Roose-
velt, con esa gente nosotros nos hicimos bien amiga, porque tam-
bién éramos de allí, nosotros estábamos allegados en la casa de mi
hermano, y cuando hubo la toma nos tiramos para tener un lugar
donde vivir, aparte de los hermanos.

Una persona que a mí me fue a buscar me dijo: “Mire Herminia


pasa esto”, fue un compañero socialista que lo quiero mucho hasta
ahora, porque es un hombre que siempre luchó al lado del pueblo
sin partido, el compañero era del PS y siempre lo echaron, porque
él era más amplio que ninguno, siempre escuchó a los demás, y él
me dijo “Herminia hay una toma, yo me voy a ir” y nos fuimos al
tiro25, inmediatamente. Él se portó muy bien, el Carlos, con noso-
tros y con toda la gente. El Carlos también estuvo con nosotros, de
las seis familias. Pero los más siúticos, los más pulcros se fueron a
sus casas a pasar las fiestas, pascuas y año nuevo.

P.: Y eso tiraba para abajo la toma.

H.C.: Claro. Pero no hubo ningún problema. Nadie vino a molestar.


Los pacos26 no vinieron ni nada, estaba todo tranquilo. Era la época
69’-70’. Bueno, ahí empezó la problemática de nosotros, ya tenía-
mos algunas mediaguas. Mi viejito trabajaba en un corralón de ma-
teriales. Adolfo se encarrilló ahí y sacamos una casa, no mediagua,
era una cosa larga así como esta.

P.: ¿De seis metros?

H.C.: Sí, larga y ahí la dividimos para la pieza de mi hermano y la


mía, nosotros. Mi hermano tenía sus hijos chiquititos, estaba sa-
liendo de una cosa pesada, había tenido un accidente grande, se

24 La Población Roosevelt está ubicada en el sector norponiente de San-


tiago.
25 Al tiro es un modismo chileno que significa inmediatamente.
26 Denominación que recibe la policía militarizada o uniformada en Chi-
le.

18
había quemado entero y se fue a vivir ahí con nosotros y claro, en
todo ese trayecto en que nos vinimos acá y que no teníamos agua,
no teníamos luz, fue muy duro todo eso porque teníamos que ir a
buscar agua donde los vecinos, íbamos a las poblaciones que que-
daban retiradas de aquí. Entonces, luego lo primero que vino fue el
agua, porque no teníamos agua.

P.: ¿Eso lo hicieron ustedes?

H.C.: Esa cosa fue tanto, que fuimos a la institución del agua pota-
ble, allá íbamos nosotros a joder, a molestar, íbamos harta gente,
a gritar que tenían que ponernos agua. Nos pusieron agua y nos
pusieron al tiro potable, pusieron unas canillitas bajitas ahí en cada
esquina donde íbamos a buscar el agua. Ya eso era un adelanto. Y
teníamos luz, una luz así bien mala, una ampolleta para toda una
casa, era muy poco. Y pasaron hartas cosas. Los pobladores, los
que sabían, al tiro poniendo la luz, entonces se portaron muy bien,
la gente era muy positiva la que estaba aquí. Y cuando teníamos
que ir a la calle, salíamos todos. Para las mediaguas también. Había
que ir a buscarlas, era lejísimo, para allá para Maipú27, allá estaban
donde se hacían las casetas, allá había que ir. En esos años noso-
tros luchamos. Había que mover cielo y tierra para que nos vinieran
a construir y nosotros salíamos todos a la calle. Había doscientas,
seiscientas personas, a donde llevaba la carta la dirigente.

Ya luego de que nos empezamos a mover tanto, que al final la gente


me nombró como dirigente a mí también. La gente me nombraba
como dirigente, porque yo iba a todas partes con ellos, hablamos,
gritábamos, pataleábamos, entonces la gente misma empezó a ver
que había otro dirigente.

Entonces, empezó la construcción aquí. En la construcción había


mucha gente de aquí mismo trabajando. Los que vivían aquí, mu-
chos obreros los tomaron de aquí. También en ese entonces hubo
una cosa muy grande que fue que la reacción, los reaccionarios de
este país empezaron a hacer sabotaje, por ejemplo, iban a los cam-
pos y compraban, por ejemplo, dos mil hectáreas de choclos y las
27 Maipú es una comuna da Santiago ubicada en el sector sur poniente
del Gran Santiago.

19
pagaban y se iban y nadie las iba a retirar, se pudrían ahí mismo. Ese
era un sabotaje contra la Unidad Popular. Y también los negocios
tenían que vender a precio oficial, como se había sacado la ley. En-
tonces, los reaccionarios empezaron a comprar ellos y a restar. No
había, por ejemplo, el azúcar, toda se perdía, no había arroz, no
había nada. Entonces eso lo hacían los reaccionarios, entonces la
Unidad Popular tenía que vender directamente. Ahí nació la Canas-
ta Popular28. Porqué estoy nombrando eso, porque en ese entonces
estábamos nosotros aquí. Qué pasó, aquí había un gran negocio,
era un Ekono29, una cosa así. La gente que estaba ahí inscrita era
a la que le vendían, era un gran negocio que estaba donde está
ahora el consultorio30, hacia ese lado donde está ahora una iglesia
de evangélicos, ahí había un gran negocio que era particular. Ese
negocio no estaba vendiendo, ni quería hacer nada para traer las
cosas. Entonces un grupo de compañeros se tomó ese recinto. Se
lo tomó con harta gente adentro, habían como cien personas aden-
tro, niños, habían mujeres, de todo. Entonces nosotros fuimos a
apoyar esa toma, en repudio a los reaccionarios que escondían la
mercadería. Estuvimos toda una noche, después vinieron los otros
compañeros y sacamos letreros. Entonces se hicieron carteles y los
compañeros se fueron para Recoleta a parar los buses, para decir
que estábamos protestando porque Patria y Libertad estaba sabo-
teando toda la comida de los pobres y porque la comida debía ven-
derse a precio oficial.

P.: Eso impedía las alzas de los precios.

H.C: Claro. Los reaccionarios escondían, no aparecían con las co-


sas, entonces la idea de tomarse ese consultorio era que vendieran
todo lo que tenían adentro y que siguiera llegando la mercadería.
Entonces el gobierno mandaba eso para que vendiera y ellos le ven-
28 La Canasta Popular fue una de las formas que el gobierno creó para
hacer frente al desabastecimiento provocado por el sabotaje de los gru-
pos de derecha y estuvo dirigida a los campamentos nacidos por las to-
mas de terreno, así como a sectores marginales no beneficiados por las
otras políticas gubernamentales creadas hasta el momento.
29 Nombre de una cadena de supermercados.
30 Consultorio es la forma en que denominan los centros de salud locales
en Chile.

20
dían solamente a los socios y nosotros dijimos “no tiene por qué
hacer esto sólo a los socios, les tienen que vender a todos”, enton-
ces nos tomamos el consultorio. Este recinto tan grande y los pacos
no podían disparar para dentro porque estaba toda la mercadería
de los ricos ahí, de los dueños. En un barrio que no había que co-
mer, y cómo iban a tener para algunos no más, entonces nosotros
hicimos entender a los negociantes que nos tenían que vender a to-
dos y a precio oficial. Esa era la toma. Y después de eso más encima
fueron a parar la locomoción los compañeros. Ahí hubo una cosa
muy terrible. La gente que de aquí trabajaba haciendo estas casas,
fueron a apedrear a los compañeros que estaban denunciando el
hecho de los reaccionarios, de estos que los llamaban, cómo les
llamaban, a los hijos de los ricos, Patria y Libertad, que hacían todas
estas maniobras, que escondían las cosas, escondían todo, iban a
los predios y compraban, un predio que tenía por ejemplo sandia,
las compraban y las dejaban ahí, entonces no llegaban los produc-
tos del campo, no llegaban a la ciudad. Entonces andábamos todos
sin comer, mal genios, andábamos mal. Entonces la Unidad Popular
hace la Canasta Popular para que nos vendieran a precio oficial y
eso no se cumplía. ¿Cómo se iba a cumplir si estaban en contra de
nosotros? Entonces ese trabajo que nosotros hacíamos, de juntar-
nos todos, de estar juntos y protestar era bueno.

Lo otro que fue muy bueno fue que los jóvenes universitarios tam-
bién empezaron a organizarse. Entonces cuando Patria y Libertad
salían a la calle con amenazas, los compañeros salían también a la
calle a decir “aquí también estamos nosotros”. Y eso fue un corto
tiempo, del 70 ́ al 73 ́. Menos de tres años, si fue en septiembre
cuando vino el golpe y antes de septiembre hicieron el ensayo,
hubo otro, el tanquetazo.31

En septiembre del 70’ es elegido y en noviembre del 70’ toma el


gobierno Allende, que fueron unos meses cortitos. En el 69’ noso-
tros hicimos la toma y fue en pleno verano, es decir, en noviembre,
y en el 70’ recibe Salvador Allende. Así que la toma que nosotros
hicimos fue un especie así de, como te dijera, no sé si será esa pa-
labra exacta, como que simulamos, la hicimos, pero no tuvimos
31 El 29 de junio de 1973 un sector del Ejército se sublevó e intentó llevar
a cabo un golpe de Estado que fue neutralizado.

21
represión. ¿Cómo íbamos a tener represión, cuando estaba admi-
nistrando esta toma el PS? entonces es importante señalar que, no
tuvimos represión. Tuvimos una visita de los señores carabineros y
una conversación y nada más. Entonces después vienen las fiestas,
viene diciembre. Cuando llega diciembre del 69’, cómodamente to-
dos los dirigentes, menos el compañero Gálvez, se van a sus casas.
Y la gente que no tenía a donde estar, tuvimos que quedarnos ahí,
porque yo estaba allegada en la casa de mi hermana y no quise
volver, porque puchas volver de nuevo para la casa, éramos cuatro
personas y entonces, nos quedamos alrededor de 6 personas en la
toma, en el cerro ahí nos quedamos. Si nos quedábamos, era para
que supieran que esa toma estaba, aunque no estuvieran todos,
era una toma. Y nos quedamos ahí en el cerro durmiendo hasta el
2 de mayo de 1970.

El 2 de mayo del 70’ nos entregan el sector Pincoya. Ahí nos en-
tregan a nosotros un pedazo de terreno que es bastante grande,
18 por, no sé cuánto, no me acuerdo será como 30 metros, bue-
no. Nos entregan a todos. De ahí nos vinimos toda la gente, todos,
todos nos vinimos aquí y nos entregaron. En mayo empiezan las
lluvias, entonces empezamos a tener problemas, porque como no
teníamos agua, ni luz, ni vereda, no teníamos nada, teníamos más
que las ranchas32 de nosotros no más, entonces de ahí empiezan a
haber problemas ¿por qué? porque empieza a hacer frío, porque
hay niños, porque empiezan las enfermedades, estábamos todos
hacinados, dándonos calor y se desata una gran epidemia de sarna
y piojos. La epidemia era para todos, todos teníamos problemas
porque no teníamos agua, entonces empezamos a pedir agua a los
alrededores de aquí, la Villa Conchalí nos entregaba un poco, pero
más nos entregó agua la población Santa Victoria, esa población
nos entregó agua. Y empezamos a juntar dinero para comprar ca-
bles para sacar luz de la calle.

P.: ¿Cómo juntaban plata?

H.C.: Entre todos nosotros, así no más. Nada de actividades, todos


teníamos que poner un tanto, todos juntamos dinero, mucha gente
no tenía, porque estaban cesantes, había mucho cesante en estas
32 Herminia se refiere a las mediaguas en donde vivían los pobladores.

22
poblaciones, como en todas las poblaciones. Había mucha cesan-
tía, sobre todo las mujeres que trabajaban tenían que estar en la
toma. Entonces, juntamos la plata, compramos los cables y nos col-
gamos33, esa era la cosa, de colgarse a la luz. Contamos un montón
de plata y tratamos de tirar luces para todo lado. Eso lo hicieron los
trabajadores, la misma gente que estaba.

P.: ¿La plata que se juntaba era para todos?

H.C.: Para toda la gente. Ahí hubo un problema, juntamos dinero,


el que alcanzó, alcanzó y si no, después seguíamos juntando dinero
hasta que la gente tuviera lo máximo de luz. Eso fue, juntar dinero,
juntar las experiencias y los mismos pobladores lo hicieron. Y ya
pasaron unos meses y unos pusieron el agua potable, en cañería,
en cada esquina teníamos un pilón de agua, eso fue muy bueno,
porque como estábamos tan mal de salud, porque nos viene esa
epidemia, una epidemia grande, tuvimos que aprender nosotros a
limpiar, la familia con lindano y esa experiencia nos entregaron los
médicos, los muchachos universitarios que estaban en la Escuela
de Medicina.34 Y esas son cosas bien importantes que nosotros no
olvidamos, porque la Escuela de Medicina fue muy amiga de noso-
tros, de todos nosotros. También, rápidamente empezaron a medir
los sitios.

Bueno, cuando quedamos listos con este trabajo que hicimos, ha-
bíamos 17 mujeres que aprendimos los primeros auxilios y eso se
sumaba al trabajo de todo lo que es salud. Esas compañeras apren-
dieron a hacer baños de lindano a toda la familia, que ahí fuimos
capeándole a eso, porque eso fue muy terrible. ¿Tú sabes lo que es
no tener agua y tener piojos y tener sarna más encima? eso fue de
mucho apuro. Ya con ese apuro tan grande, empezamos a luchar
para que nos entregaran el consultorio, para hacer un consultorio.
Entonces esa lucha que llevamos a la calle, donde fuimos a hablar
con los Ministros de Salud para tener un consultorio y resulta que
el doctor Kimber, donde vivía él, es donde ahora está el consultorio,

33 “Colgarse a la luz” significa hacer una conexión eléctrica ilegal para


conseguir energía.
34 Se refiere a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile.

23
era un médico el que vivía ahí, tenía cinco casas. Y nosotros supi-
mos que él vendió esa casa para consultorio, pero ahora con los
años unas compañeras se informaron que ese médico había dona-
do esa casa para que hiciéramos un consultorio y también hiciéra-
mos un hospital, porque es muy grande el terreno ese, es como una
cuadra, cuadra y cuadra media, no sé cómo decirlo.

La salud era lo fundamental para nosotros, para todos, para los ni-
ños. Entonces, ocupar esa casa fue una gran cosa, porque ya rápida-
mente tuvimos un consultorio. Pero también tuvimos, rápidamente
las personas que se educaron para estar con las personas que es-
taban enfermas, es decir, diecisietes mujeres que se hicieron eco
de lo que es la salud y se prepararon para atender a los enfermos
y llevarlos al consultorio. Eso es bien importante señalarlo, porque
en ese entonces nosotros no pensábamos, porque éramos muje-
res que apenas podíamos leer, pero no pensamos que nosotras po-
díamos hacer muchas cosas, entonces nos preparamos, recibimos
clases de primeros auxilios, recibimos todo lo que fue de salud e
incluso, yo tuve la suerte de haber atendido en la primera instancia,
a gente que estaba naciendo los niños, unas mujeres que nacieron
los niños en una camilla, íbamos arriba de un vehículo. Todas esas
cosas que yo cuento pasaron. Me tocó atender gente que yo no
sabía qué hacer pero que hice yo, razonando bien, acosté bien a la
señora, porque estaba ahí que ya se caía, la sujeté con mis piernas
y recibí a la guagua recién nacida. Y esa cosa la hacíamos porque
éramos de salud, no tenía ni idea cómo se hacía ni nada.

Llegamos al consultorio y el médico, que era un médico argentino,


abrió la puerta de la ambulancia y vio el espectáculo que había,
había una cosa terrible. Yo la sujetaba a la señora con mis piernas,
sujetaba para que no se cayera y con las manos tenía a la guagua
ahí, todavía me había sacado el paltó que yo llevaba para tapar a la
guagua, no tenía ni el cordón cortado ni nada. Eso lo vio un médico
cuando abrió la puerta de atrás de la ambulancia.

Después, hubo otro caso que también me tocó ver. Una señora me
golpea la puerta y me dice “¡Herminia, Herminia!”, yo me levantó,
mi esposo también se levanta, la señora se va derechito a la cama y
empezó a parir su hija, y yo así, pescando a la guagua que no se fue-

24
ra a caer por ninguna parte, estaba tan asustada. Yo estaba asusta-
da, la mamá estaba asustada y empezó a tener la guagua y le corto
yo el cordón, y le amarro con una pitilla desinfectada con alcohol
y la dejamos ahí a la señora y yo pesqué a la guagüita y el marido
fue a buscar la ambulancia. Esas cosas pasaban porque estábamos
todos metidos con la cosa de la salud y nos gustaba porque estába-
mos apoyando a los pobladores, estábamos apoyándolos en preo-
cuparnos de llevarlos al hospital, de llevarlos al consultorio. De ese
esfuerzo, unos pobladores hicieron unas camillas con sábanas, con
dos palos largos hacían camillas y nos servían para llevar a los en-
fermos. Todo eso era irrisorio también, pero también aprendíamos
nosotros que es lo que era la salud.

P.: Entonces había un proyecto pensando en poder satisfacer por sí


mismos las necesidades de la población.

H.C.: Claro, la idea era esta, de nosotros preocuparnos de que los


enfermos no se fueran a morir en las casas, de llevarlos al consul-
torio. Incluso, hicimos un censo junto con los jóvenes universitarios
de la salud. Eran de la Escuela de Medicina que está en Indepen-
dencia, con ellos tomamos contacto, hicimos un censo para saber
cuánta gente éramos, toda la Pincoya, y ese censo lo hicimos por-
que necesitábamos saber cuántos niños habían, cuántos adultos
habían, cuántos viejitos habían. Entonces, todo eso que te cuento,
eso fue junto con otras personas, como la Marcela Melene, que
era una doctora, estaba Patricio Hevia que era un médico, eran los
que tenían más interés en nosotros y nosotros teníamos interés en
recibir la educación primaria de un enfermero.

Entonces fuimos aprendiendo a colocar inyecciones, sabíamos ha-


cer curaciones, entonces dentro de todo eso, los enfermos venían a
golpearnos las puertas a nosotros y nos movían.

Entonces en una casa de la manzana 3 se abrió un consultorio. No,


no era un consultorio, era un primer auxilio. En esa casa hubieron,
recibimos más bien dicho, varias jornadas de salud ¿quién nos en-
tregaban esas jornadas de salud? jóvenes de allá de Independen-
cia. Jóvenes que estaban estudiando medicina y algunos médicos
también. También nos entregaban sabiduría, nos entregaban las

25
cosas de los primeros auxilios, qué hacer. Por ejemplo, fue fácil ha-
cer todo, porque al final nos enseñaron hacer también torniquetes.

Un día un hombre llegó gritando con una señora, traía aquí en esta
vena principal del brazo, traía unas tijeras colgando, que se las ha-
bía tirado una persona, entonces yo lo primero que hice, fue sacar-
le las tijeras y le hice un torniquete en el medio del brazo y le corté
la sangre al hombro. Yo estaba contentísima porque uno nunca se
imagina que puede hacer cosas y sin saber gran cosa yo les hice los
torniquetes en los brazos y le corté la sangre, le puse un tapón con
alcohol encima, estuvimos como media hora con el caballero, ya no
le salía sangre y se fue para la casa. Nosotros decimos, mira sabe-
mos hacer cosas ahora, porque es sorprenderte que uno no sepa
nada y de repente tú empiezas a aprender para evitar cosas y haces
cosas como esas. A mí me tocó todas esas cosas. Dos partos sin sa-
ber nada y mi esposo me decía: “¡oye, todavía ni tienes un curso!”
Me estaba retando35 todavía, yo andaba con la guagua para todas
partes y me andaba retando. Yo le dije “óyete, déjate de joder”,
lo saqué para un lado, “déjate de molestar”. Mi esposo me estaba
molestando, porque no había conseguido un curso, ¿para cuándo?
porque me habían tocado dos partos y en los dos partos no sabía
ni adonde estaba parada, pero lo primero que yo hice fue tomar al
chico porque ya salía y ahí quedó todo colgando, menos mal que
yo le gritaba al camillero: “¡pare en el consultorio, no vayamos a la
posta!”, porque tenía a la guagua en los brazos, en mis manos, ni
en mis brazos, ni en mis manos, porque me saqué el paltó y trataba
de, cómo se llama, de cubrir al chiquito porque estaba helándose y
eso era en pleno invierno.

Entonces, esto que cuento son anécdotas verídicas y está la gente.


La madre de la Rosita, y le pusieron Rosita porque yo dije “¡oh! esta
guagua parece una Rosa”, tenía los cachetitos gorditos pintados ro-
jos, la boca rojita y tenía los ojos azules, si parecía una flor la gua-
gua, y yo dije, “oh sí parece una rosa esta guagüita” y le pusieron
Rosa. La mamá se llama Cristina Mancilla y el padre es un curado
hasta ahora. La Cristina murió y la niña, la Rosita, vive en Quilicura,
es una linda señora, grande, bonita, tiene una hija y vivió acá en la
35 En Chile la palabra retar también se utiliza como sinónimo de recri-
minar.

26
población de nosotros, aquí en el Bosque 1.

Todas esas historias que hemos vivido, siempre pensando en la co-


munidad, siempre apoyando todas las desgracias que le pasa a la
gente que es pobre, tan pobre como nosotros, que no teníamos
dónde meternos al principio. Pero al principio nosotros compramos
cartón e hicimos una casa, desde mayo.

P.: ¿Y cómo fue cuando caíste presa?

H. C.: ¡Uffff, cuando caí presa por la Unidad Popular, será! Nosotros
cuando formamos la posta de primero auxilios, la formamos por
una necesidad de los pobladores, estábamos bastante aislados acá
y la única atención médica para los niños era un consultorio chiqui-
to que atendía la doctora Marcela Melene, en la población Santa
Victoria. Entonces no había atención y veíamos que había tantos
enfermos, niños, viejos, todo el mundo quemado, que sé yo. Nos
vino la plaga de la sarna por la falta de agua, todas esas cosas las
recibimos nosotros, entonces formamos una posta de primeros au-
xilios en la casa de la Herminia, eso era ahí en la calle Las Gardenias
N°5561. Ahí formamos una posta y fue con todos los pobladores.
Eso es lo más grandioso, que toda la gente ponía una moneda y la
sumábamos y comprábamos madera e iban haciendo tableros, en
menos de dos meses levantamos una posta bien bonita, porque
fue con el aporte de los pobladores. Ahí no había partidos, había
pobladores y esa cosa era muy mal mirada por la junta de vecinos
que era toda socialista.36 Era mal mirado y me tenían bronca, por-
que yo estaba metida. Por qué me metía, porque al tener la cartera
dentro de lo que es salud, salud se puede meter uno en todo. Salud
quiere decir tener una casa que esté caliente, tiene que estar pro-
tegida la familia. En todas esas cosas me metía yo, entonces había
una especie de envidia, una especie de odio, porque nosotros no
nos metíamos en lo que estaban haciendo ellos, pero cada vez que
ellos iban a dejar cartas íbamos a apoyarlos y no íbamos ni tres ni
diez, íbamos doscientos y por eso salían las cosas. En vez de que
fuera la directiva sola, íbamos y la apoyábamos como doscientos
36 Las juntas de vecinos son organizaciones territoriales barriales forma-
les creadas por el gobierno demócrata cristiano de Eduardo Frei Montalva
en 1968.

27
pobladores, porque éramos tanto los de la toma, los de la Laura
Allende eran doscientos, pero los de Pablo Neruda eran miles. En-
tonces íbamos todos. Cuando empezó a suceder eso, empezaron
los cuentos, empezaron las insidias, empezaron las falsas alarmas,
todas esas cosas que tienen los partidos y que siempre las tuvie-
ron, no era aquí no más, no era en este sector no más, en todas
partes ellos se defienden intrigando. Bueno, así empezó la cosa.
Nosotros teníamos la posta de primero auxilios, atendimos a una
pobladora que le sacamos toda su sarna de la cabeza, a la Margarita
la sanamos, sanamos todos los cuerpos que estaban enfermos de
sarna, ¿por qué? porque recibíamos orientación técnica del con-
sultorio y nada menos que de los médicos, entonces como noso-
tros hacíamos las cosas de corazón y no buscando el favoritismo,
no buscando el peso, atendíamos a la gente sin un veinte37, nunca
le cobramos nada, ¿por qué? porque recibíamos aporte de Gonzalo
Toro.38 Y ese aporte de Gonzalo consistía en desinfectante, en gasa,
en alcohol, en delantales y también venía un ramo de flores, enton-
ces nosotros estábamos apoyados por mucha gente que después la
conocimos.

Entonces esa intriga salió así. Después vino que la gente de aquí,
los que ya estábamos viviendo aquí en la casita, en el lugar que nos
dieron, que nos designaron, empezaron a llegarles los parientes y
todos querían una toma también. Yo organicé la toma porque es-
taba presionada por los pobladores que me decían, “mire yo tengo
mi hija que está casada”, otros, “tengo a mis abuelos que llegaron”,
otros “mis sobrinos”, en fin. Entonces se empezó a hacer una en-
cuesta con todos los compañeros que estaban sin casa. Pasó un
poquito de tiempo y los compañeros empezaron a pedir que hicié-
ramos una toma. Eso yo se lo pasé al MIR y se lo pasé a Roberto
¿Quién es Roberto? Un joven que venía del MIR, a pesar de que ya
me habían echado, se lo pasamos a ellos. Pero ellos como se unie-
ron a la Unidad Popular no podían hacer la toma, pero la Herminia
sí que podía.

37 Esto significa que las personas recibían atención gratuita.


38 G. Toro fue un militante del MIR y profesor de la Universidad de Chile
asesinado en la vía pública por miembros de la Dirección de Inteligencia
Nacional (DINA), en el año 1974.

28
Hicieron una reunión para eso y dicen “la Herminia tiene que hacer
la toma”. Y vino una mujer, que después me acusaba de asesinado
del chiquito Luis39, y me dice: “tú tienes que hacerla, tú puedes, tú
esto y lo otro” y me empujaba. “¿Qué será todo esto?” pensaba, yo
no entendía nada, impresionada por los pobladores que decían “si
señora Herminia, vamos a una toma, vamos a una toma” y esa mu-
jer, Cecilia Gómez, hasta fue conmigo a ver dónde íbamos a hacer la
toma. Cuando nos vamos a la toma, la Municipalidad de Conchalí,
pasaba por todas las calles nuestras y le decían a la gente “pobla-
ción: levántense porque Patria y Libertad les va tomar su sitio”, así.
Y eso lo hicieron toda una noche.40

Nosotros con la gente fuimos a la toma, llevamos a la gente a la


toma y todos estaban ahí en la toma levantando sus carpas, levan-
tando sus cosas aquí en los pies del cerro de aquí, de aquí al frente,
El Carmen, esto es el Cerro El Carmen ¿Qué pasó ahí? Que por un
lado los pacos me buscaban a mí y por el otro lado de la toma esta-
ban todos los pobladores en contra de la toma, porque ellos decían
que esa gente que estaba ahí les iba a tomar sus sitios.41 Te das

39 Se refiere a un bebé, pero desconocemos de qué se trataba la acusa-


ción a la que se refiere Herminia.
40 En un escrito sobre el mismo tema Herminia señala que: “la munici-
palidad “vocereaba” con parlantes en camionetas que Patria y Libertad
venía a quitarnos los sitios. Esa noche fue un infierno. Los pobladores es-
taban muy alterados y tenían palos en sus manos. Ellos buscaban a Patria
y Libertad por las calles y en las tomas de terreno” en Boletín Poblacional
N°5, “Nuestro sector Pincoya”, 2007.
41 En el mismo escrito antes señalado Herminia señala que mientras
el personal municipal anunciaba la llegada de Patria y Libertad se había
hecho una denuncia en su contra: “Los pacos me estaban buscando ya
que todos los del Partido Socialista y el Partido Comunista, que eran diri-
gentes de la toma de la población el Bosque 1, se fueron a la comisaría a
denunciar la toma que estaba a la falda del cerro que estaba al costado de
la Villa Conchalí. En ese momento, los pacos van a mi casa y toman a mi
viejo, Adolfo, preso. Los pacos mostraban que la denuncia era por la toma
que se estaba realizando y que esta había sido hecha por toda la directiva
de la población El Bosque 1 y que iba dirigida contra mí”, en Boletín Po-
blacional N° 5, 2007.

29
cuenta tú los partidos lo que hacen, te das cuenta como el PC y el
PS juntitos los dos inventaron que venían Patria y Libertad a quitar-
les los sitios. Bueno, a todo esto, antes ya la compañera, la Señora
L. Allende, me mandaba decir que me iban a pescar mí rancha y
me la iban a tirar arriba del cerro y no faltó alguien que me dijo, un
compañero que era MIR, me dijo: “Te van a detener a ti”, me dijo.42
Yo decía “yo no he hecho nada”, porque era una toma.

Para nosotros era lo más justo, era una herramienta de defensa que
hacíamos, era la herramienta de lucha de nosotros los pobladores.
Entonces, me decía Gómez “te van a detener”. El compañero Osval-
do, ese compañero fue de aquí de la población y después del MIR,
dice “te van a detener Herminia”. Yo me quedé tranquila, porque
yo decía que “yo no he hecho nada”. Claro, uno cuando dice que no
ha hecho nada, es que está pensando que no robó, no mató a na-
die, esas cosas. Para nosotros ir a una toma con los pobladores es
una herramienta de lucha de los pobladores que nadie se las puede
quitar, pero en ese momento las camionetas de la municipalidad de
aquí, de Conchalí, esos decían que era Patria y Libertad los que les
venían a quitar los sitios, entonces andaban los compañeros comu-
nistas, socialistas con cadenas en las manos para ir a cagar a los de
Patria y Libertad, y no eran los de Patria y Libertad sino que éramos
nosotros lo que habíamos ido a la toma. Te das cuenta como dan
vueltas las cosas, eso es hacer pelear pueblo con pueblo.43

42 El militante del MIR al que se refiere Herminia es Osvaldo Gómez.


43 Frente a la situación Herminia señala: “Ahí por un lado los pacos me
buscaban y por otro, los pobladores decían que Patria y Libertad estaba
en la toma. Cuando estaba todo este alboroto, yo me subí a un cajón y
expliqué la situación que estábamos viviendo, dije “aquí no hay patria ni
libertad, solo están los familiares de los presentes, que no tienen donde
vivir”. Luego señalo a las personas que sabía que tenían parientes y les
pregunto “¿usted tiene algún pariente aquí? A mi sobrino” me responde
un pobla- dor, y ahí quedaron en evidencia las mentiras de la Municipali-
dad de Independencia. Un poblador de El Bosque 1 grito con fuerza “hay
que seguir apoyando la toma”. Se supo la verdad, pero la cosa quedó ahí”,
Boletín Poblacional N° 5,

30
P.: ¿Y la municipalidad era del PC?

H.C.: No, era del comunista y socialista, ahí estaba en esos años la
señora Olinda Arias y la otra la María Lazo, eran las dos, las dos so-
cialistas y comunistas, eso es de la municipalidad y la Laurita era so-
cialista. Yo todavía estimo a esa señora. Y mandaba a decir que me
iban a tirar arriba del cerro mi casa, con su sobrino, me mandaba a
decir, Hunter44 , no sé si era su apellido o su nombre, no me acuer-
do. Pero con él me mandaba a decir que me iba a tirar arriba del
cerro mi casa, porque yo la revolvía tanto y la revolvía que nos or-
ganizábamos, formamos una posta de primeros auxilios, luchába-
mos por el consultorio, íbamos para allá al consultorio, nos nutrían
técnicamente, nos nutrían en muchas cosas. Entonces, este cuento
que estoy contando, al final me detuvieron.

A los días después de la noche en la toma, se hizo una reunión en


el consultorio Pincoya. Como siempre aparece el PC y Rosa Villouta
me amenaza. Cuando yo estaba sentada, ella se acerca para pegar-
me y se me lanza encima. Le pegué una pura patada en su cuerpo y
cae como bola al suelo. Ahí me tuvieron que sacar en un vehículo,
ya que el PC estaba furioso. Eran, como siempre, los pacos de rojo.
Este roce trajo cola. Mandaron al hijo de la Juana Concha, que no
le sé el nombre al hombre, parece un monstruo, tú lo ves y parece
Frankenstein porque mide como dos metros y tiene una cara ho-
rrible, horrible y ese me pescó a patadas, me revolcó en el suelo a
patadas con unos sancos, unos bototos y me peló las piernas, todas
las rodillas y como quedé enferma me tuve que ir a la posta.

P.: ¿Y quién te mandó a detener a ti?

H.C.: ¡Escúchame! Déjame que estoy llegando a esa parte, déjame


respirar. Entonces llegué a la posta y ahí un paco me dice: “¿cómo
se llama usted?” porque iba a pasar a curar y me dice: “¡ah, usted
es la Herminia Concha usted va presa!” y me pescaron y me lleva-
ron presa. ¿Por qué supieron que quedé inmediatamente presa?,
porque las personas que me acompañaron eran unos amigos de
Gonzalo que sabían que se iba a armar la grande, porque ellos de
afuera veían más que yo que estaba adentro. Cuando pasaron las
44 Desconocemos a quién se refiere Herminia.

31
camionetas, esos eran comunistas y socialistas los que hacían eso;
gritando que les iba a quitar los sitios, era para que peleáramos
unos con otros. Entonces, al Adolfo van y lo detienen de su cama,
lo sacaron y se lo llevaron preso.

Y allá apareció un libro con una denuncia firmada por el profesor


Wile45. Él hace unas declaraciones en la comisaría de La Pincoya
y dice que no era la Herminia quien realiza la toma, si no que era
él, mi marido. Entonces llevan al Adolfo preso, lo levantaron de la
cama. Eran como las dos de la mañana. Lo van a buscar, y le dicen
“su carnet”, y le dicen “ah, usted es chileno”, “sí” le dijo él. “¡ah!”
le dice el paco al profesor Wile, “usted está mintiendo, dijo que
era usted argentino ¿usted por qué viene a hacer una acusación
falsa?”, le dijo, “si seguimos así lo voy a dejar a usted preso”, le dijo
el paco. Pero la Odette Melo con toda su comparsa que tenía, que
eran socialistas y comunistas, le dicen “no, es la mujer, la Herminia
Concha”. Eso dice la Odette Melo.

Después le dice a Adolfo “¿usted hizo toma?”, “no, pero yo no estoy


en contra de la tomas”, le dijo mi esposo, “esto es de tomas y no es-
tamos en contra de las tomas”, entonces ahí gritaron “fue la mujer,
Herminia Concha”.

Entonces ellos primero me empujan a que yo haga la toma y des-


pués me acusan que hice una toma para que me lleven presa. Esa es
una maniobra política sucia, imbéciles, estúpidos esta gente, mal-
ditos. Contra el pueblo están luchando y esos eran los que habían
estado en la toma, la Odette Melo según ellos, fuimos nosotros los
que estuvimos en la toma y no ellos. Entonces ¿Te das cuenta? esos
son los partidos, por eso no podemos quererlos y el MIR también
metido, enredado también. El MIR era quien tenía que haber hecho
la toma y no la hizo, porque ya estaban enlazados con la Unidad
Popular.

Y al otro día, cuando me mandan a pegarme con el matón ese, el


hijo de la Juana Concha, que no le sé el nombre a él, pero a la ma-
dre sí, que ahora es muerta, murió hace como un año atrás. Ese que
me pegó para que yo llegara a la posta y de ahí era la orden. Ahí se
45 El profesor Wile era un militante comunista.

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me olvidó, hasta a los hijos los hicieron levantarse, a mis hijos, a
los dos se los llevaron también. Ellos son gente del otro lado, si la
Odette Melo era demócrata cristiana y después se hizo comunista.

Lo que yo quiero explicar también intensamente es que con todas


las componendas políticas que no son de clase, somos perjudica-
dos los pobladores y nos hacen pelear. Por qué digo componenda,
porque esa es una cosa política del MIR con el PS y el PC, entonces
me tenían que tomar presa y cómo me iban a tomar presa si yo ja-
más he robado, siempre trabajé, fui sumamente pobre, pero nunca
le hemos robado a nadie, nunca he matado a nadie y me gusta la
verdad, nunca me ha gustado mentir, por eso estoy haciendo estas
denuncias, para mí son denuncias, porque esto no sale a la luz pú-
blica, tienen a los compañeros socialistas y comunistas en alto, y a
mí me duele porque ellos nos han hecho pelear pueblo con pueblo
y no es aquí no más, anteriormente también, que después lo voy a
relatar eso. Entonces, a uno le duele que a las buenas componen-
das de los pequeños burgueses sean para elevarse, porque a mí no
me interesa lo que Miguel sea, que lo tengan en alto, pero yo lo
conozco muy bien, y lo conozco en los buenos componentes.

La Unidad Popular es un cuento, es un cuento bien piojento, por-


que es cierto que los trabajadores se organizaron, pero los trabaja-
dores, ellos dieron su fuerza, ellos dan su honestidad, pero no son
a los de arriba, es a los obreros, a los trabajadores a los que han
asesinado, la gente honesta es la que está asesinada, no son los de
arriba. Ahora, mataron a Miguel Enríquez, pero bueno, él estaba en
su ley, él habló de revolución y ahí estaba, pero estaba solo. Y este
es un comentario mío, por qué la Unidad Popular no estuvo con él,
¿por qué los trabajadores comunistas y socialistas no lucharon con
el compañero si estaban enlazados? ¿Por qué no? entonces uno ve
que todo esto es mentira, toda esta gente que quiere ser y brillar
es con mentira y se apoya en la gente pobre. Nosotros lealmente
hicimos hartas cosas y las hicimos porque sentimos de verdad que
teníamos que estar unidos y ¿cómo estábamos unidos? atendiendo
a los pobladores enfermos. Por eso quiero mucho a G. Toro, porque
él nos apoyaba con cosas y cuando me detuvieron iban esas per-
sonas a apoyarme y ahí supieron que yo quedé presa e inmediata-
mente el compañero empezó a averiguar.

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Inmediatamente llegaron también los compañeros pobladores. Lle-
gó una asistente social y el jefe del hospital San José, que no me
acuerdo del nombre, pero de la señora esta, no lo voy a decir por
dos cosas, porque ella no está y porque no quiero hacer denuncia
de ella, sino ella me fue a ver y allá me curaron las piernas, las rodi-
llas, las que estaban todas rotas. Yo tenía una tremenda depresión
o baja de ánimo. El asunto es que yo no comía, estaba muy mal, y
todo esto que cuento es real, no toda la gente ha muerto, algún día
estos mismos compañeros que me acompañaron, que eran joven-
citos, a lo mejor algún día ellos van a escuchar y van a decir “sí es
cierto”.

La orden venía de la Intendencia, de tomarme presa, porque ya la


L. Allende me había mandado a decir que me iban a tomar presa,
después me lo confirma el otro compañero que era MIR, que vivía
aquí que era O. Gómez. Y si algún día ellos escuchan este relato no
me van a dejar mal, porque el compañero que fue de aquí me tenía
estimación y yo también le tenía estimación, era un obrero traba-
jador bueno, un padre de familia y yo le quería a su señora y a sus
hijos, entonces cuando escuchen este relato no se van a echar para
atrás porque fue cierto.

Eso quiero denunciar, porqué ¿dónde lo vamos a decir nosotros?


¿Quién te va escuchar estas cosas? nadie, porque todos han eleva-
do cosas que no son, todos han sido elevados así admirablemente.
Igual como admiramos tanto al Allende, que el Allende hizo dos
asesinatos, que fueron los hermanos Rivera. Los hermanos Rivera
fueron asesinados arriba de un techo y no tuvieron juicio, no los
llevaron presos, no le hicieron juicio, llegaron y los mataron, eso es
asesinato.46

46 Arturo y Ronald Rivera Calderón eran militantes de la Vanguardia


Organizada del Pueblo (VOP). Fueron asesinados en 1971 en el marco
de la persecución policial que sufrían producto de su participación en la
muerte de Ed- mundo Pérez Zujovic, la cual fue legitimada por la respon-
sabilidad de éste en la matanza de pobladores en Pampa Irigoin (Puerto
Montt), ocurrida el 9 de marzo de 1969.

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Cuando yo caí presa, que fueron cinco días que estuve en la correc-
cional, vinieron los pobladores el día domingo y me dice la monja,
“señora tiene que ir afuera, porque hay como doscientos poblado-
res acá adentro y otros afuera” y me dice “usted es un personaje
ahí”, “que yo lo sepa, yo no soy personaje, pero luchamos por las
necesidades de nosotros y todos luchamos, son los pobladores”.
Salí afuera, me llevaron en un silla sentada y dos señoras que es-
taban ahí presas, me llevaron afuera y ahí estaban los pobladores
y me decían “¡oh!, creíamos que te iban a matar Herminia”. Esta-
ban todos, nos abrazamos, lloramos juntos y había como cien o
doscientas bolsas de comida que me habían llevado, y yo hacía ya
como cuatro o cinco días que no comía nada, como estaba herida y
mi mayor herida no estaba en mi cuerpo, mis sentimientos estaban
heridos, porque después que hacemos cosas para los pobladores,
te cae la policía y te castiga.

Más encima nos damos cuenta que no es la policía directa, sino


que la gente de la Unidad Popular que te hace eso. Entonces, yo no
quería comer, nada, fumaba, tomaba agua, tomaba té, eso fue los
cinco días, hasta que llegaron los pobladores ahí, cómo se llamaba,
a la correccional. Ahí estuve yo, cómo se llama, en Vicuña Macken-
na, paradero 7. Ahí me tiraron donde estaba la prostitución. Pero
la gente de la prostitución era mejor que todos esos compañeros
que se dicen revolucionarios, porque todos me atendían, venían y
me preguntaban calladita “qué tiene señora, qué tiene”. Me traía
agüita, me traían tecito, eso. Entonces uno dice, cómo será esto,
no, una revoltura de mi cabeza. Bueno, eso pasó el día domingo, el
día lunes y antes ya había venido la asistente social de toda el área
norte, ya había venido el médico del Hospital San José, era el di-
rector del Hospital San José, que no me acuerdo del nombre de él.

De ella si me acuerdo como se llama. Y yo me quedé un poco más


tranquila, porque me curaron las piernas, me curaron las heridas
de las rodillas y me echaron en una cama, porque antes me habían
pasado una cama que estaba mojada, olor a orinas y estaba llena
de pulgas. Yo me hice con la ropa mía un huequito en el rincón y ahí
estaba yo sin poder acostarme, todavía estaba ahí sin poder acos-
tarme. Entonces, quiero contar esto para que vean que la cosa no
es tan sencilla de que a una la toman presa. Mira con el escándalo

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que me tomaron presa. Después me llevan al juzgado, y que allá
en el juzgado, que yo ya iba mal, si yo no me acuerdo como llegué
a una silla y veía a un hombre que hablaba, un hombre bien chico
veía que subía y bajaba con un papel en la mano y se acercaba a
mí y me hacía con el papel en la cara, muy cerca de la cara, no me
pegaba, pero puta intenciones tenía, tenía bastantes intenciones,
y caminaba para allá, caminaba para acá y yo como había tomado
tanta agua, y tanto que fumaba y tan mal que estaba empecé a de-
volver. Hasta ahí me acuerdo, me acuerdo bien, empecé a devolver.
Estaba enferma, estaba mal, necesitaba un médico ahí. Y ahí quedé.
Después me tiraron para fuera, me tiraron al suelo porque estaba
desmayada, yo no supe más. Después sentí algo que me pegaba en
la cabeza y después vi que había una luz azul que iba y se iba la luz,
después vi a un hombre que tenía una tremenda jeringa y de ahí no
supe más de nada. Entonces un preso político me recogió y lo que
yo veía azul eran los ojos del hombre, y ese fue Carlos Rojas. Carlos
Rojas fue un hombre militante y le decían en su población, le decían
“el matasanos”, porque también apoyaba a los pobladores. Y con la
casualidad que ese hombre me recoge y me llevan a la enfermería,
por eso vi a un hombre con delantal blanco yo y con una jeringa tan
grande y de ahí no supe más hasta el otro día, que estaba en la casa
de mi madre.

De qué se me acusaba, jamás he sabido. Entonces ellos me detie-


nen para calmarme, para que no formáramos posta de primeros
auxilios, para que no atendiéramos a los pobladores, pero yo soy
porfiada, yo me mejoré y me fui para allá, a atender a los pobla-
dores y no tenía por qué tener vergüenza de nada, así que todos
los pobladores, mucha gente que hoy día está muerta, me quería,
iba para la casa, me decían “Heminita queremos ayudarte en hacer
alguna cosita”, me hacían la comida hasta que yo me levanté y pude
caminar y después seguimos con la posta de primeros auxilios. ¿Por
qué, por qué seguimos? porque entendimos que nosotros no te-
níamos porque achicarnos delante de nadie, porque hicimos cosas
grandes como fue una curación de una señora que se llamaba Mar-
garita, una niña de diecinueve años que tenía un guagüito recién
nacido, pero no lo voy a contar ahora porque estoy cansada.

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Herminia Concha solidarizando
con las demandas del profesorado de Chile
y con l@s pres@s polític@s mapuche

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Durante la dictadura cívico-militar en Chile,
Herminia recibiría formación político-militar en Nicaragua,
participando en la lucha librada por el pueblo de aquel país

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