Tema 14.4-2011

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14.4.

El bienio radical-cedista Las elecciones de 1936 y el Frente


Popular

El bienio radical-cedista (1933-1936)

Tras las elecciones, Lerroux formó un gabinete conformado exclusivamente por miembros
de su partido. La CEDA apoyó al gobierno desde el Parlamento. Lerroux se vio así obligado
a iniciar lo que los grupos de derecha reclamaban, una política de rectificación de las
reformas del bienio anterior. Esta nueva política se concretó en la paralización de las
reformas iniciadas:

• Paralización de la reforma agraria, con la consiguiente expulsión de las tierras


que habían ocupado de miles de jornaleros.
• Paralización de la reforma militar y designación para puestos clave de militares
claramente antirrepublicanos como Franco, Goded o Mola. Esta nueva política fue
completada con un amnistía para los participantes en el golpe de Sanjurjo en 1932.
• Conciliación con la Iglesia Católica.
• Paralización de las reformas educativas. Parón en el programa de construcciones
escolares y anulación de la enseñanza mixta.
• Enfrentamiento a los nacionalismos periféricos. Freno al proyecto de Estatuto de
Autonomía vasco, presentado por el PNV y enfrentamientos con la Generalitat
catalana, que presidía Lluis Companys, dirigente de ERC, desde enero de 1934.

Radicalización del enfrentamiento político

En un contexto de crisis económica internacional y de triunfo de los extremismos en


Europa con el triunfo de Hitler en 193 y la consolidación de la dictadura de Stalin en la
URSS, la lucha política se radicalizó en nuestro país. España se polarizó entre las
"derechas" y las "izquierdas".

Derechas:

• La CEDA de Gil Robles agrupaba a las clases medias y populares católicas. Las
Juventudes de Acción Popular (JAP), organización juvenil del partido, tenían ya en
aquel momento rasgos claramente fascistas.
• En Renovación Española, dirigida por Calvo Sotelo, se agrupaban los monárquicos
con posturas cada vez más extremistas y antidemocráticas.
• Finalmente, la Falange Española de Jose Antonio Primo de Rivera se fusionó en
1934 con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) de Ledesma.
Quedaba así constituido el núcleo político de ideología fascista en España.

Izquierdas:

• La Izquierda Republicana de Manuel Azaña agrupaba el centro-izquierda que había


optado por una política de reformas y de alianzas con el movimiento obrero.
• El PSOE, el mayor partido obrero, estaba dirigido por un grupo de líderes a menudo
enfrentados. Indalecio Prieto y Largo Caballero representaban el ala más
moderada y más radical del partido. En general, el PSOE vivió un claro proceso de
radicalización.
• El PCE seguía las nuevas directrices de la Komintern y buscaba una alianza de la
izquierda contra el fascismo. La experiencia alemana y el ascenso de Hitler en
enero de 1933 habían hecho rectificar a Stalin y buscar alianzas con todas las
fuerzas de centro-izquierda.
• La CNT seguía ligada a la acción revolucionaria, aunque había quedado muy
mermada tras el fracaso de la insurrección de diciembre de 1933.
• Los continuos enfrentamientos del gobierno de la Generalitat catalana con el
gobierno de derechas de Madrid habían propiciado que la Esquerra Republicana de
Catalunya dirigida por Lluis Companys girara a la izquierda en sus posiciones
políticas.

Revolución de Octubre de 1934

La creciente tensión entre los dos polos políticos culminó con la entrada de tres ministros
de la CEDA en el gobierno en octubre de 1934. Esta remodelación del gobierno fue
interpretada por la izquierda como el anuncio del triunfo inminente del fascismo en
nuestro país. La cada vez más radicalizada izquierda, PSOE, UGT, CNT, PCE, llamó a la
huelga general contra el gobierno. El seguimiento fue muy desigual.

El movimiento fracasó en Madrid. El gobierno acuarteló a las tropas y detuvo a los


principales dirigentes socialistas y comunistas.

En Barcelona, Companys, desde la presidencia de la Generalitat, dirigió una insurrección


con claro matiz independentista. La revuelta fue rápidamente reprimida por del Ejército.

Lo peor ocurrió en Asturias. Aquí la huelga general triunfó y degeneró en una verdadera
revolución organizada por la UGT y la CNT. La persistencia de la insurrección llevó al
gobierno a optar por la represión más brutal. La Legión, dirigida por el general Franco, fue
la encargada.

El balance de la Revolución de Octubre de 1934 fue aterrador: más de mil trescientos


muertos, el doble de heridos, treinta mil detenidos, entre ellos Companys, Azaña, que no
había apoyado el levantamiento, y los principales dirigentes del PSOE como Prieto o Largo
Caballero.

La reacción del gobierno de derechas fue el endurecimiento de su política: se suspendió el


estatuto de autonomía de Cataluña y se redactó una nueva Ley de Reforma Agraria, que en
la práctica era una verdadera contrarreforma.

Sin embargo, las disensiones en el seno del gobierno eran crecientes. Las diferencias
entre el Partido Radical y la cada vez más extremista CEDA eran evidentes. Un ejemplo de
la orientación de la CEDA fueron los nombramientos que hizo Gil Robles, como nuevo
ministro de Defensa. Militares claramente contrarios a la república y la democracia fueron
designados para puestos clave en la estructura del Ejército. Franco, por ejemplo, fue
nombrado jefe del Estado Mayor.

La crisis definitiva vino con un escándalo de corrupción, el escándalo del Estraperlo, que
afectó a altos cargos gubernamentales. Lerroux y el Partido Radical cayeron en un
descrédito total. La aparición de nuevos escándalos precipitó el fin de la legislatura y la
convocatoria de nuevas elecciones a Cortes en febrero de 1936.

Las elecciones de 1936 y el Frente Popular

En un ambiente de creciente radicalización, se presentaron las siguientes candidaturas a


las elecciones de febrero de 1936:

Frente Popular: pacto electoral firmado en enero de 1936 por Izquierda Republicana,
PSOE, PCE, POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y Esquerra Republicana de
Catalunya. Este pacto agrupaba a todas las izquierdas. La CNT, con muchos presos en la
cárcel, no pidió la abstención y apoyó de forma tácita a la coalición de izquierdas.

La coalición de los grupos de derecha, formada por la CEDA y Renovación Española, acudió
con un programa basado en el miedo a la revolución social. La Falange y el PNV se
presentaron por su cuenta.

La victoria fue para el Frente Popular, que basó su triunfo en las ciudades y las provincias
del sur y la periferia. Mientras, la derecha triunfó en el norte y el interior del país.

Tras las elecciones, Manuel Azaña fue nombrado Presidente de la República. El objetivo
era que Indalecio Prieto, hombre fuerte del ala más moderada del PSOE, ocupara la
jefatura del gobierno. Sin embargo, la negativa del Partido Socialista, dividido en diversas
tendencias, llevó a que se formara un gobierno presidido por Casares Quiroga y formado
exclusivamente por republicanos de izquierda, sin la participación del PSOE. Así, el nuevo
gobierno nacía debilitado.

El nuevo gabinete inició rápidamente la acción reformista:

• Amplia amnistía para todos los represaliados tras octubre de 1934.


• Restablecimiento del Estatuto catalán.
• Alejamiento de Madrid de los generales más sospechosos de golpismo. Franco,
Mola y Goded fueron destinados a Canarias, Navarra y Baleares.
• Reanudación de la reforma agraria. Esta medida fue rápidamente desbordada por
la acción de los jornaleros que se lanzaron a la ocupación de fincas.
• Tramitación de nuevos estatutos de autonomía. El Estatuto de Galicia, fue
aprobado en plebiscito en junio de 1936, y el del País Vasco estaba prácticamente
terminado en julio de 1936.

Mientras, el ambiente social era cada vez más tenso. La izquierda obrera había optado por
una postura claramente revolucionaria y la derecha buscaba de forma evidente el fin del
sistema democrático.

Desde el mes de abril se sucedieron los enfrentamientos violentos callejeros entre grupos
falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas.

Mientras la conspiración militar contra el gobierno del Frente Popular avanzaba. Por un
lado, había una trama política conformada por los principales líderes de los partidos: Gil
Robles, Calvo Sotelo, Jose Antonio Primo de Rivera. Por otro lado, crecía el número de
generales implicados: Franco, Goded, Fanjul, Varela... Emilio Mola, destinado en
Pamplona, se convirtió en el jefe de la conspiración, el "director" del golpe. La salida
antidemocrática tenía valedores internacionales. Muy pronto se iniciaron los contactos con
Mussolini y Hitler.

El 12 de julio era asesinado por extremistas de derecha un oficial de la Guardia de


Asalto, teniente Castillo. La respuesta llegó la siguiente madrugada con el asesinato de
José Calvo Sotelo por parte de un grupo de miembros de las fuerzas de seguridad. El
enfrentamiento era inevitable.

El gobierno de Casares Quiroga, que no había decidido tomar medidas pese a las continuas
advertencias de las organizaciones obreras, vio como el 17 de julio de 1936 el ejército
de Marruecos iniciaba la rebelión contra el gobierno de la República. El triunfo parcial
del golpe desencadenó la guerra civil.

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