Arendt II
Arendt II
Arendt II
mundo,. así la fue¡za coactiva de Ia Iógica es movilizada comienzo del teüor; es ciertamente su más fértil tetreno; y sittrr¡tt'c
Dara evitar
que nadie comience a pensar coi,o h m.í"ii-b;;, fi?, ,"* su ¡esultado. Este aislamiento es, como si dijéramos, pretottlitrrli,r'
-que ., Io u.rJ;;;;;#.'."r."á
de todas .las actividades hrmanas. Su caractexlstica es la impotencia en cr¡anto que el poder sictrr¡,r'c
ptoceso obligatorio de deducción. El Gobierno t",di;;; procede de hombres que actúán juntos, <(actuando concertadáflclrtc»
tirse seguro-sólo en la medida en que pueda
;;;ü,"r- "r
-o"iljr;;l;;;;;;;rz (Burket: por definición, los homb¡es aislados ca¡ecen de poder.
de voluntad del homb¡e para obligarie ;;i;;;;;;"';í;;;"," El aislamiento y la impotencia, es decir, la incapacidad funda-
qe la nrstofla o de la Naturaleza que" mental para actuar, son siempre caractedsticos de las tiranías. Los
supuestamente utiJiza a la
Humanidad como su material y que no conoce ni nacimiento .orrtr.toi políticos entte los hómb¡es quedan cortados en el Gol¡ier-
mue¡te,
¡i
no tiránico y f¡ust¡adas las capacidades humanas para la acción y para
,. La coacción del te¡¡or total, pot un lado, que, con su anillo de
nle¡ror preslona a las masas de hombres aislados y las
el podet. Pero no todos los co¡tactos ent¡e los hombres queclan
mantiene en rot;s ni destruidas todas las capacidades humanas. Toda la esfcra
un mundo que_ se ha convertido en un desie¡to p;.; ;il;;;'j; de Ia vida privada, con las capacidades para la experiencia, la fabli-
autoco_activa de la deducción lógrca, por otro, que
f*rz
a cación y el-pensamiento, quedan intactas. Sabemos que el anillo tlc
individuo _en su aislamiento ,oiitrr'io' .on,r" ',"T*'i#;;;'
Dregara cada
* hie¡ro áel tir¡or total no deja espacio para semejante vida privada
Coüesponden mutuamente y se necesltan mutuamente pafa
mante¡er
-;;"r. y que la autocoacción de la lógica totalitaria destruye la capacidarl
constantemente en ma¡cha el movimiento gobernado
;;; ;l del homb¡e para la experiencia y el pensamiento tan seguramentc
De.la misma manera que .l t.rro, incluro .1'lr-f"iár'ü..,r1;rrri, como su capacidad para la acción.
y slmplemenre rrránrca, arruina rodas las ¡elaciones enire los hom. Lo que llamamos aislamiento en la vida política se llama solecl,r.l
bres,,asi la autocoacción.del pensamiento ideológico a¡¡uina todas en la esfera de las relaciones sociales. El aislamiento y la soledad no
ras relacrones con.la realidad. La preparación ha tánído son lo mismo. Yo puedo estar aislado decir, hallarme en unrt
éxito cuando
for
no,Tpr:r p¡erden el conracto con sus semejantes ranto
como con
-es no hay nadie que actúc
situación en la que no pueda actuar porque
la realrdad- que exlste en torno de ellos; porque, iunto con eslos conmigo-, sin estar solo; y puedo estar solo decir, en unrt
contacros, Ios homb¡es pierden la capacidai ianá
ó"ir-i" .*J*i.*r,
-es
situación en la que yo, como Persona, me siento abandonado de tocl¡
.pensamiento. FI objeio ideal de la' á..iráliO, ,.,,
como pa¡a el compañía humana-, sin hallarme aislado. El aislamiento es ese c,r-
lrrana no es el nazi convencido o el comunÍsta convencido. lleión sin salida al que son empujados los hombres cuafldo es dcs'
sino las
pjlior.r,r Ou." quienes ya.no existen la distinción .n,r. .l'hiiLo y tuida la esfera política de sus vidas, donde actúan iuntamente cn
la tlccrón (es.decir, la ¡"elÍdad de la experiencia) y la disrinción la prosecución de un ínterés común. Sin embargo, el aislamicnto,
en-
rre verd1g:ro y lo talso (es decir, Ias normas del pensamiento). aunlue destructor del poder y de la capacidad pata la acción, no
lo- cuesuón que
.La hemos suscitado al comierzo de estas conside- sólo deia intac¡as todas las llamadas actividades producto¡as (lcl
rlcroles,
),.a .la que aho¡a volvemos es la de qué género
de exoe- hombre, sino que incluso se requiere para éstas. El hombrc, cn
uencra basrca
.en la vida en común de los hombrei imp¡esna ;rru cuanto botto laber, tietde a aislarse con su obra, es decir, a abrtn-
o.,gobrerno cuya esencia es el terror y .ryo piinfirio donar temporalmente el terteno de la política. La fabricaciór' ( prtictil '
1]T"
acoon es,ta lógrca del pen_samienro ideológico. fs d.
óbviá or"^ r.r.. la elaboración de cosas), como diferenciada de la acción (ptaxis), por
jante combrnacrón nlnca una parte, y del puro trabajo, por otra, es reálizada siempte cn tttt
ro¡mas de dommación politica..Iue usada anterio¡men¡e en las'variadas
pero la experiencia
básica sobre la ciertó ais]amiento de las preocupaciones comunes, tanto sj el rcsrrl
que descansa debe ser humana y .ono.id"-á'á tado es una muestra de pericia manual como una ob¡a de artc. llrr
ior'il;ñi.,;.;";;;,.
I:t-l?:'l*
na Tlei elDor
stdo concebrdo
más «otiginal».ds todos los cuerpos políticos, el aislamiento, el hombre permanece en contacto con el mundo c,,tlt,'
hombres y de alguna form" respond. , iu, artlfice humano; sólo cuando es destruida la más element¡l f,r¡'r¡,r
necesidades de los iromhro* de creatividad humana, que es la capacidad de añadir algo ¡,r,'¡,i,,
, Se h_a observado f¡ecuentemente que el temor puede dominar de al mundo común, el aislamiento se tolna inmediatamentc iltsr)lnlt
forma absoluta sólo a hombres ,irjrá;; q;;,;"", table. Esto puede suceder en un mundo cuyos principalcs v,rl,,t,s
preocupaciones primarias del comienzo dá ;- ;;;. ffi"á: ;"
todás'los é;ti;";;; sean dictadoi por el trabaio, es decir, donde todas las ¡ctivirlrr,Is
nicos consiste en lograr el aislamiento. rt arl"liii,"'
p,ilili"r#a humanas hayan sido t¡ansformadas en t¡abaio. Báio sem(jrrrrlts (.rr
!
7o2 13. Ideologla y terror: una nueva forma de gobierno ¡)1
l_os orlgenes del totalitarismo
diciones sólo queda el puro esfuerzo,del propia particularidad de datos sensibles que en sí mismos son irrcsru
trabajo, que es el esfuerzo bles y taicioneros. Sólo porque tenemos sentído común, cs clccir,
por mantenerse vivo. v se hall
1,, ¡ ri.l r,,,",, Li d" ;t
;il'li, ;"dll';,'.''i:,";,T:".1 fiXX* :""7 sólo porque la Tier¡a no está habitada por un hombre, sino ¡ror l<,s
rcrreno"' ¡rolrcico"'rlc Ia accicin, ,brndá*¿o á,nüii" oár'!ii,,jr¿". hombres, podemos confiar en nuestra inmediata experiencia sensiblc.
Yo. ,,9
:t, rcco¡rocido colno üD",
borno. ¡abet, sino tralado como un
Sin embargo, hemos de tecotdatnos a nosotros mismos que un clla
aniual laborans.cuyo necesario dejaremos este mundo común, que seguirá como antes y para cuya
preocr¡pÍ¡ a. nadic. Entonces cl "^.,ruáiirÁá .á" u ñlilrjlji'" continuidad tesultamos superfluos, si es que queremos comprender
alslamtenro se to¡na soledad, La ".
¡anía basada en el aislamiento a.;" g*.rut-.rri.' ti_ la soledad, la experiencia de ser abandonados por todo y por todos.
cidacles productoras del hombrc; ,ná.
l",".rrl"iár 1"p"- La soledad no es la vida solita¡ia. La vida solitaria tequiere estar
tiruni^ ,áÉr.":;;;ri;á";*r, solo, mientas que Ia soledad se revela más agudamente en compa-
ll,,lli:lq::,como,
L,r ¡d alrrBucoaor serla.por
ejemplo, Ja ¿"ri"r.i¿" ?U,.' i;;'::.i"",
automrrlcamente una dominación Sob¡e hom_ ñía de los demás. Aparte de algunas eradas observaciones (usual-
mente enmarcadas en un estílo paradójico como la afirmación de
.solirarios y no solamenre ,irlrd.;
b¡es
tr4ienmas que el aislamiento .orr.rpord.
;'i;;;;'?'rl1"L",i¡i*r. Catón, citada por Cicetón, De Re Publica, l, 17: Nunqucm minus
,
de Ia^vida, Ia soledad corresponde , l,
,ói. ;l't;;;;iiri." solurn esse qudfl cut?z solas esset, <<Nunca estaba menos solo que
,i¿" t cuando estaba solor, o, más bien, <<Nunca estuvo menos solitario
Los Gobier¡os roralitarios. .;*"¿¿, "r,*';;'"."fi;;,".
Irr';;riirr,",]á i"¿lijXi,* que cuando llevaba una vida solitaria»>), parece que Epicteto, el es-
tamente exis¡ir sin desrruir .l
te¡reno p¡Uli.. a. l,
,iái, .r'ii.,., clavo emancipado, filósofo de origen griego, {ue el primero en dis-
sin dest¡uir. aislando a Ios hombres,
sus capacidades políticas. pero
la dominación ¡otalitaria como fo¡ma d. tingui¡ entre la soledad y la vida solita¡ia. Su descubrimiento, en
c.ibi;-;,..fi;;";i";"; .^
'irai¡¿r, cierta manera, fue accidental; lo que le interesaba principalmente
cuanto que no se contenta con este aislar;iena
Ia vida privada. Se basa ella misma en
y j"r,"*a no era la vida solitaria ni la soledad, sino el estar solos (rnono!) qn
f,,.i;¡;j,., l, L.r*ill.,"
de no perrenecer en absoluto ,t .rnao.- q;.-ii;;jr"-'.;;r;T;".'io. el sentido de independencia absoluta. Como Epicteto le ve (Disser-
riencias más radicales y desesperadas del tatioxes, 7ibto, III, capltulo 13), el hombre retruído (erepos) se
hombi. encuenma rodeado por otros con los que no puede establecer con-
La solectad, el te¡reno o¡onio del terror,
la esencia del Gobierno tacto o a cuya hostilidad está expuesto. El hombre solitario, por el
y par.a
b ;;;p;;;
ta ideotosia á r" lógi.,,
::Il:1;o. -con ü.t"i."J1"";., conttario, está solo, y por eso «puede estar unido consigo mismo»,
]/ ra
,lll]31?f. illi est¡echamenre ¡elacionada
supc.rr ruroao, que han s¡do e.l azote
.l ¿.r"ri.iir.i.'n,o dado que los hombres tienen la capacidad de «hablar con ellos mis-
de ]as masas mode¡n-as desde mos». En la vida solitaria, en otras palabras, yo soy <(por ml mismo»,
el comienzo de Ia revolución i¡r
,uge da i*p.ri"ri,;;;"i;;iJ'::i'I;l.roHij.r,iJlff,.,T junto con mi yo, y por eso somos dos en uno, mientras que en la
Mr*i-_.t de las tradiciones socialeJ." ,rlr,a p",'"pi,
:.Jfl soledad yo soy realmente uno, abandonado de todos los demás. Toclo
empo. ¡,srár-polÍ,icas.y
desar¡aigado sjpnifica no tene¡ en pensamiento, estrictamente hablando, es elabo¡ado en la vida soli-
el mundo un lugu, taria entre el yo y el sl mismo; pero este diálogo de dos en r¡no
::::::^*: en garantizado
y_ poitos demás: ,.; ;p;rii;;'.tdi1.;,""
pertenecer absoluto al mundc no pierde contacto con el mundo de los semejantes, po¡que está
,"ilrffi,;:.",rJ:,T
condición p.. u u
aislamien¡o puede"",
j. i'*
pi."fl ,il"5:'ff
ser launqui no l" *, l"Árr_"*j'ü":á,.:[, ff : :i
representado en el yo con el que se dialoga. El problema de la vidl
solita¡ia es que este dos en uno necesita de los demás pa¡a convcr-
tirse en uno de nuevo: un individuo incambiable cuya identidad no
preliminar de la soledad. Consjde¡ada
.n ,i rnir.",-.in 'u;."der"a'r'r, puede ser confundida con la de ningún otro. Para Ia conlirmncjrirr
hisró¡icas y.a su nuevo prpa.,
::.jiT:::1r:i: irli¡ülr"r"[j"a de mi identidad, yo dependo enteramente de otras persoDas; y cst:r
!y f1 mtsmo [rempo contraria a los requerimiento, bári.o, á.1;;;"
drcróo humana y una de las experiencás gran gracia salvado¡a de la compañía para los hombres solit¿rrios es
humana. Jncluso la experienciá d.l .rrdo
rr"¿rÁ.""j., i.llaT iia" la que les convierte de nuevo en un <<conjunto», les salva dcl rlil
dado depende de esre hallarse en conracLo
;;;;;j;i;;JJñ;:" logo del pensamiento en el que uno pe¡manece siemprc cr¡rrív,,«,
con orros homb¡es. de y restaura la identidad que les hace hablar con la voz singular dc rrrlr
rruesrro senrido común, que regula y
conrrola ;"il;;r;.,í;r';; persona incambiable.
tidos y sin el cual cada rno dÉ noáotos
qri¿.ií, .r..r.;;'."'I"
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704 Los orfgeoes dcl totali¡¿¡ismo 13. Idcologla y te¡tor: una nueva fo¡ma dc Sobieroo
, La vida solitaria puede convefti¡se en soledad; esto sucede cu¿n_ que los hombres necesitan pata experimentar y vivir v conoc(r $l
do.yo mismo soy abandonado por mi propio yo. Los hombres soli- camino en un mundo común. Pero esta <<ve¡dad» se halla vací¡, o
taros srcmpre. han experimenrado el peügro de la soledad cuando más bien no es una verdad en absoluto, porque no revela nada (,lc-
ya no puedet) hatlar Ja gracia redenrora de la compañía para salvades finh la consistencia como verdad, tal como hacen algunos modernos
dc ta duatrdad. del equívoco y de la duda. Hjsró¡icamente. oarece Iógicos, significa negar la existencia de la verdad). Por eso, bajo las
como si csrc peligro sóJo e:r el siglo xrx se hubie¡a ro¡nado lá sufi- condiciones de soledad, lo evidente por sl mismo ya no es simple-
cjenremcn_re g¡rndc como para ser adver¡ido por los demás
v seña_ meote un medio del intelecto y comienza a set productivo, a des-
la(lo por Ia Historia. Se reveló c]aramenre por sí mismo .uando lo, amollar sus propias líneas de «pensamiento». Que el proceso de pen-
filósofos, Ios rilfcos para quienes la vidu'rolitmia ., u, *riü a" samiento catactetizado por la esüicta lógica de lo evidente por sl
vlda y u¡a condtción de mabajo, ya no se contentaron con el hecho mismo, del que apaf,entemente no hay escape, tiene alguna conexión
de que la «tilosofía es solamente para unos pocos» y comenzaron con la soledad, fue ya advertido por Lutero (cuyas experiencias en
a insisti¡ en que nadie les .,compréndía». Caracterisriia ;i ,;;,.
es,la anécdota de
los fenómenos de la vida solitaria y de la soledad probablemente
-Hegel en su lecho de muerre, que difícilÁente
nuDrera-podldo dectrse de cualquier otro gran filósofo anterio¡: «Na_
no han sido superados por nadie, y quien una vez se atevió a decir
que .<(tiene que haber un Dios, potque el hombre necesita un se¡ en
te me ha entendido, excepto uno; y él también me entendió mal.»
lJe la mrsma manera. siempre existe la posibilidad de que un hombre quien pueda confiarr>) en un comentario poco conocido sobre las
¡etraldo se encuentre a sí mismo y comience el diálogo pensante de palabras de la Biblia «no es bueno que el hombre esté solo»: Un
la soledad. Esro es lo que, al paiecer, sucedió a rulEtrr'.ir.-." -Sil, hombre solitario, dice Lutero, «siempre deduce una cosa de otra
Maria cuando co¡cibíó Zaratbustr¿. En dos poemas («Sils Maria» y piensa en todo hasta llegar a lo peor» ¡. El famoso extremismo de
y «Aus hohen Bergen») habla de su vacia .rp.., v del loi movimientos totalitarios, lejos de tener nada que ver con el
pectante del solita¡io hasta que de repente: -u* Á,litton""heü-"*- verdadero radicalismo, consiste, desde luego, en este <(pensat en
-oii. do
uurde Eins zu Zwei... / Nun leiern uir, uercinten Sie¡is gewiis, todo hasta llegar a lo peor», en este proceso deductivo que siempre
das Fest der Feste; / Fieand. iatatbustra kam, der CorT'¿2, é'iit"l
/ llega a las peores conclusiones posibles.
(<<Era mediodía, cuando Uno se convi¡tió * óor... Lo que prepara a los hombres para la dominacióD totalitaria en
/ ,"nuror-á. b el mundo no totalitario es el hecho de que la soledad, antaño una
victoria, unidos celeb¡amos la fiesra de las fiestas; Ueg? .l arrlgo
Zarathustra, e) invitado de los invitados»).
/ experiencia liminal habitualmente sufrida en ciertas condiciones so-
ciales marginales como la vejez, se ha convertido en una experiencia
. Lo que torn¿ ran insoportable la soledad es la pérdida del sí cotidiana de crecientes masas de nuestro siglo. El proceso implaca-
mrsmo, que puede realizarse en la vida solitaria, pero que sólo puede
quedar confirmado en su identidad en la liaüie ble por el que el totalitarismo impulsa y organi,za a las masas parece
-Áráaá-¿i-Ái,
iguales. En esta situación el homb¡e pierde la .".ii"'*, como un escape suicida a esta realidad. El «frío razonamiento» y el
mismo como compañero de sus pensaÁiento, y .r, .l.r*rá .on-
f. ií' ,l «poderoso tentáculo» de la dialéctica que se apoderan de uno como
uanza en et mundo que se necesita para realizar experiencias. El sí una garra parecen como el último asidero en un mundo donde nadie
mismo y el mundo. la capacidad para el pensamient" y t" .*p.ri*.ir, es fiable y en donde no puede confia¡se en nada. Es esta íntima
§e prefden al mtsmo tlemDo. coacción, cuyo ú¡ico contenido estriba en la estricta evitació¡ de
, La única. capacidad, de la mente humana que no precisa ni del sl
mismo ni del ono ni del mundo para funcionar .on 'i.nori¿"J u ou.
contradicciones, la que parece confirmar la identidad de un hombre
al margen de todas las relaciones con los demás. Le encaia en el
es independiente de la experiencia como Io es j.j anillo de hierro del terrot incluso cuando está solo, y la dominación
;;;;;;r'ro'",
la capactdad de razonamiento Iógico cuya premisa es io evidente po¡ totalitaria nunca trata de dejarle solo excepto en la extremada situa-
si mlsmo. Las normas elementa]es de la evidencia convincente, la ción del confinamiento solítario. Desuuyendo todo el espacio entre
verd¿d de qu_e dos y dos son cuatro, no pr.á"n ,.r-r..".iiijrJ
srquiera por las condiciones de la soledad absolura. Esia es la única "i
«verdad" fidedigna en la que pueden apoyarse 1", ,.a", -f.rrrir"r, ' «Eh ¡olcher (sc. eíxsamer) Mensch lolgert immer eins au¡ dcm anlrrn
E¡ Erb¿uliche Scbriften, <<Ylarum die Einsanrn
utd d.enkt a es rym Argstex.»
una vez que han perdido su garantla mütúa, el sentido común, lo keit zu füehen?».
Los orígenes del totalitarismo
13. ldeología y terror: una nueva forma de gobierno
los hombres y oprimiendo a unos contra otros, quedan liquidadas
incluso las potencialidacles productivas del aislamiento; enseñando esla suprema capacidad del hombre; poJlticamente, se iclentilica col
y glorificando el ¡azonamiento lógico de la soledad, donde el homb¡c la libe¡tad del hombre. lnitiun ut esset hofio creahts ast (<<pi\ti\
sabe quc cstará profundamente perdido si llega a apartarse de Ir que un comienzo se hiciera fue creado el hombre»), dice Agustín 5.
primera premisa de la que parte todo el ptoceso, quedan esfumadas Este comienzo es garantizado por cada nuevo nacimiento; este co-
incluso las más Iigeras posibilidades de que la soledad pueda trans- mienzo es, desde luego, cada homb¡e,
fo¡malse en vida solitaria y la lógica en pensamiento. Si se compara
esta práctica con la de la tftanla, parece como si se hubiera hallado
un medio de poner al mismo desierto en marcha, para desencadenar
una tormenta de arena que cub¡a todas las partes del mundo ha
bitado.
Las condiciones bajo las cuales existimos hoy eo el campo de la
política se hallan, desde luego, amenazadas por estas devastadoras
tormentas de arena. Su peligro no es que puedan establece¡ un mun-
do permanente. La dominación totalitaria, como la tiranla, porta los
gérmenes de su propia desttucción, De la misma manera que el
miedo y la impotencia de la que surge el miedo son principios anti
políticos y lanzan a los hombtes a una situación contaria a la acción
política, asl la soledad y la deducción lógico-ideológica de Io peor
que procede de ella representan una situación antisocial y albergan
un principio destructivo para toda la vida humana en común. Sin
embargo, la soledad organizada es considerablemente más peligrosa
que la impotencia itotganizada de todos aquellos que son regidos
por la voluntad titánica y arbitra¡ia de un solo hombre. Su peligro
est¡iba en que amenaza asolar a1 mundo tal como nosoros lo cono-
cemos mundo que en todas partes parece haber llegado a un
final- -un
antes de que un nuevo comie¡zo surja de ese final y tenga
tiempo para afirmarse por sl mismo.
Al margen de tales consideraciones como predicciones son
de escasa utilidad y de menor qs¡5usl6- -quequeda el hecho de que
la crisis de nuestro tiempo y su experiencia central han producido
una forma enteramente nueva de gobierno que, como potencialidacl
y como peligro siempre presente, es muy probable que permanezca
con nosoüos a partir de ahora, de la misma manera que offas for,
mas de gobierno república, tiranía, dictadura, despo-
-monarquía,
tismo- que surgieron en diferentes momentos histó¡icos y se basan
en experiencias
experiencias fundamentalmente diferentes,
dife¡entes. han permanecido
Dermanecido con
la Humanidad al margen de sus derrotas temporalés.
Pero también permanece la verdad de que cada final en la His-
tofia contiene necesaliamente un nuevo comienzo: este comienzo cs
la promesa, el único <<mensaie» que le es dado producir al final.
El comienzo, antes de converti¡se en un acontecimiento histórico,
s De Ciritate Dei, libto 12, cap. 20.