Universidad Nacional de La Plata Facultad de Humanidades Y Ciencias de La Educación Secretaría de Posgrado

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 189

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA

FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN


SECRETARÍA DE POSGRADO

ESTRATEGIAS POPULISTAS EN EL DISCURSO DEL M-19 EN LOS MEDIOS

GRÁFICOS A LO LARGO DE SU ACCIONAR GUERRILLERO (1974-1990)

Jessica Lizeth Caro Pulido

Tesis para optar al grado de magister en Historia y Memoria

Directora: Margarita Merbilhaá, Universidad Nacional de La Plata

La Plata, 8 de julio de 2020


Resumen

Esta tesis analiza las estrategias de comunicación y el discurso político del grupo

guerrillero colombiano Movimiento 19 de abril (M-19), durante las acciones realizadas entre

1974 y 1990, a la luz de la articulación entre su proyecto de populismo armado y la estrategia

propagandística desplegada en los medios de comunicación. En efecto, consideramos que

esta última resultó decisiva en la búsqueda, por parte del Movimiento, de dar legitimidad a

la toma de armas como una vía necesaria para modernizar el sistema democrático en el país.

Nuestro objetivo consiste en realizar un análisis que vaya más allá de las

interpretaciones que han predominado en los estudios sobre el M-19, centradas en el

señalamiento de las contradicciones presentes tanto en el proyecto político-ideológico del M-

19, como en la articulación entre su ideología y sus acciones. Proponemos un análisis más

riguroso de su propuesta política, que resultó un hito fundamental de la experiencia populista

en Colombia cuyos orígenes se remontan a finales de la década del cuarenta.

El desarrollo de esta tesis se localiza dentro del campo de los estudios de la memoria

y la historia a partir de la reconstrucción del contexto socio-histórico en el cual se

desenvuelve el accionar del M-19 (1974-1990). Utiliza como método de análisis el enfoque

planteado por el análisis crítico del discurso y las teorías de la enunciación. De manera que

nuestra principal fuente de análisis son las fuentes documentales y periodísticas que

encontramos en comunicados, entrevistas y testimonios del M-19, así como en artículos de

diarios y revistas de tres medios de comunicación: El Tiempo, El Espectador y Alternativa.

Para abordar tanto las acciones realizadas por el M-19 a lo largo de casi dos décadas

como su discurso e intervención en los medios de comunicación, esta tesis está organizada

en tres capítulos. En el primer capítulo describimos del marco histórico y político en el que
ii
surge en Colombia un proceso populista, lo cual nos conduce a señalar tres elementos que el

M-19 toma de esa experiencia para la construcción de su discurso político: 1) La figura de

Jaime Bateman; 2) su ideario en torno a la noción de democracia; y 3) la lógica de amigo-

enemigo.

En el segundo capítulo exponemos las estrategias de comunicación del movimiento

en torno a dos ejes: 1) la participación activa en publicaciones periódicas independientes

como Mayorías y Alternativa; y 2) la irrupción en medios de comunicación tradicionales,

como El Tiempo y El Espectador. Finalmente, en el tercer y último capítulo exponemos la

manera en que el movimiento articuló su ideario político con las estrategias de comunicación

mediante la escenificación de su discurso populista en el escenario público, a partir del

análisis de determinados núcleos recurrentes en sus comunicados.

Palabras clave: guerrilla colombiana, populismo armado, estrategia propagandística,


democracia.

iii
Dedicatoria

A mis padres: a mi madre, Olga, a su infinita paciencia y amor, que


siempre me ha acompañado en el camino recorrido. Y a mi padre,
Ricardo, al fruto de su arduo trabajo, que me ha permitido viajar tan
lejos.

iv
Agradecimientos

Mis más profundos y sinceros agradecimientos a la persona que me acompañó a lo

largo de todo este proceso de investigación y escritura, mi directora Margarita Merbilhaá, a

quien quiero extender mi profunda gratitud por su orientación permanente, su lectura atenta

y su desinteresada ayuda; porque a pesar de la distancia siempre mantuvimos un diálogo que

me permitió avanzar en cada instancia de este trabajo, hasta llegar a la conclusión del estudio

que hoy presento.

A la Maestría en Historia y Memoria y a la Universidad Nacional de La Plata, a sus

profesores y directivos, por tantas enseñanzas y experiencias, y por permitirme seguir

enriqueciendo mi profesión de antropóloga.

A la Nación Argentina, y especialmente a la ciudad de La Plata, por acogerme tan

amablemente por más de dos años, cuando dejé atrás mi país, mi familia y mis amigos.

Gracias por permitirme crecer como persona en el conocimiento de la diversidad que nos

representa como latinoamericanos.

v
Índice

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………….7

1. CONFORMACIÓN DEL PROYECTO POPULISTA ARMADO DEL M-19


………………………………………………………………………...…………...28
1.1 Principales hitos del accionar del M-19 (1974-1990)……………..……………38
1.2 Ejercicio político del M-19: emergencia de una nueva vertiente populista a
inicios de la década del 70……..…………………………………………………46
1.3 Figura del líder: Jaime Bateman………………………………………………...48
1.3. 1 Ideario: noción de democracia…………………………………………………...54
1.3. 2 Lógica amigo-enemigo……………………………………………………………59

2. ANÁLISIS DE LAS ESTRATEGIAS DE COMUNICACIÓN DEL M-19…...63


2.1 Construcción de un adversario: la gran prensa………………………………...66
2.2 El M-19 y el semanario Mayorías……...………………………………………...79
2.3 El M-19 y la revista Alternativa………………………………………………….85

3. EL IDEARIO POLÍTICO EN LAS ESTRATEGIAS DE


COMUNICACIÓN……………………………………………………………....103
3.1 La oligarquía como la causa de todos los males…………………………….....104
3.2 Construcción de un imaginario nacional……………………………………….114
3.3 Modernización democrática…………………………………………………….119

CONSIDERACIONES FINALES……………………………………………………...135
ANEXOS…………………………………………………………………………………139
FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRÁFICAS……………………………...176
FUENTES DOCUMENTALES………………………………………………………...176
FUENTES PERIODÍSTICAS…………………………………………………………..176
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS………………………………………………………..176
INTRODUCCIÓN

El Movimiento 19 de abril (M-19) fue una organización guerrillera fundada en

Colombia a finales de 1973 por algunos miembros del ala radical de la ANAPO (Alianza

Nacional Popular) y de la organización Comuneros. Se trató de un proyecto de guerrilla

urbana liderado por Jaime Bateman Cayón, al que luego de su fundación se integraron

militantes provenientes de diversos grupos de izquierda (las FARC, el ELN y la Juventud

Comunista principalmente). El nombre hacía referencia a los comicios presidenciales del 19

de abril de 1970, que, contrariamente a las expectativas de los días previos, dieron como

ganador a Misael Pastrana Borrero –representante del partido liberal– en medio de resultados

oficiales dudosos y fuertes sospechas de fraude en perjuicio de la ANAPO, favorita en las

encuestas.

A inicios de 1974 el M-19 realizó su primera acción armada, que consistió en el robo

de la espada de Simón Bolívar. A partir de entonces y hasta la entrega de sus armas al

gobierno en 1990, este movimiento llevó adelante una intensa actividad (principalmente

militar) que lo erigiría como una de las organizaciones guerrilleras más importantes durante

la década del ochenta. Esta importancia estuvo dada tanto por el despliegue de intervenciones

espectaculares que atraían la atención de la prensa, como por ser de los grupos guerrilleros

más comprometidos durante esos años en establecer un diálogo de paz con el gobierno.

Asimismo, el M-19 se destacó por ser una guerrilla predominantemente urbana, a

diferencia de las demás guerrillas de la época. Este movimiento tenía entre sus objetivos

poner las armas al servicio de la rebelión política orientando su accionar hacia la consecución

de una democracia popular, traducida en términos de lograr un mejor vivir para el pueblo

7
colombiano. Este aspecto representó una novedad en el proyecto revolucionario de las

guerrillas del país hasta ese momento, pues ya no apuntaba sólo a luchar por la

transformación del modelo económico capitalista sino por la modernización del sistema

democrático.

Dentro de la escasa producción bibliográfica publicada hasta hoy sobre el M-19, los

autores han estudiado principalmente sus acciones armadas. Por lo demás, existe un vacío

informativo en cuanto a las circunstancias de su irrupción en la vida pública. De allí que falte

todavía localizar y desarrollar las mediaciones existentes entre el proceso microsocial de

emergencia y consolidación del M-19 y los contextos sociales y políticos que lo rodearon.

En este sentido, resulta pertinente detenerse en uno de los aspectos más novedosos de este

movimiento: sus estrategias de comunicación política.

Ubicada dentro del campo de los estudios de la memoria y la historia, esta tesis se

propone abordar, a través del análisis de sus intervenciones públicas y sus comunicados, los

modos en que el M-19 legitimó su opción por la lucha armada y desplegó su discurso en el

marco de un contexto socio-histórico particular, que resulta importante reponer para poder

comprender de qué manera este movimiento escenificó su discurso populista. Para esto,

adopta como método el enfoque planteado por el análisis crítico del discurso y las teorías de

la enunciación.

Siguiendo la propuesta de Marc Angenot (2010), es posible encuadrar el tipo de

discurso político dentro de la categoría de discurso social que, de acuerdo con reglas de

encadenamientos de enunciados, en una sociedad dada organizan lo decible, lo narrable y lo

opinable de una época, y en esa medida establecen un sistema que regula el espacio de lo

pensable (Angenot, 2010, p. 22). De allí que sea posible ubicar una dominante interdiscursiva

8
que sobredetermina la división de los discursos sociales: aquello que Gramsci denominó

hegemonía, un concepto que supone un campo teórico dominado por la categoría de

articulación. Como señalan Laclau y Mouffe (2004, p. 229), “la hegemonía supone el carácter

incompleto y abierto de lo social, que sólo puede constituirse en un campo dominado por

prácticas articulatorias”. Estas prácticas se constituyen:

[t]ransformando los límites en fronteras, constituyendo una cadena de equivalencias que


construye a los que están más allá de los límites, como aquello que ella no es. Es sólo a través
de la negatividad, de la división y del antagonismo, que una formación puede constituirse
como horizonte totalizante (Laclau y Mouffe, 2004, p. 244).

Ahora bien, se trata de enunciados vivos que poseen una capacidad de respuesta pues

ya no se trata de un receptor pasivo sino de un destinatario que a su vez se convierte en

enunciador: “tarde o temprano lo escuchado y lo comprendido activamente resurgirá en los

discursos posteriores o en la conducta [misma] del oyente” (Bajtín, 2011, p. 250). En efecto,

según la concepción bajtiniana el enunciado se construye en una instancia dialógica, que

supone siempre una respuesta al otro; es decir que posee un carácter responsivo. Tal como lo

analizó Fernández Cordero (2013), la perspectiva de Bajtín lleva a considerar que:

El gran protagonista no será […] un hablante original, sino el diálogo inherente al enunciado,
una escena dinámica en donde se entrelazan las diversas figuras del discurso: emisores y
destinatarios. La palabra renace, se recrea y se actualiza en esa polifonía irrevocable
(Fernández Cordero, 2013, p. 72).

Ahora bien, como advierte Teun van Dijk (1999), si los receptores no poseen el

conocimiento necesario para desafiar los discursos o la información a la cual se encuentran

expuestos –pues no poseen el acceso a determinados recursos simbólicos tales como el

conocimiento, la especialización, la cultura, el status, que les permitan desarrollar sus

competencias lingüísticas–, quedan limitados ante el control que los grupos dominantes

9
ejercen sobre los recursos discursivos. En el ámbito público nos encontramos con la carencia

o casi nula existencia de discursos alternativos que permitan la circulación de otro tipo de

informaciones, e incluso existe cierto desprestigio de estas fuentes alternativas de

información. En esta medida, “el control de la situación social [por parte de] los grupos

dominantes puede […] conducir a modelos de contexto que hacen aparecer su discurso como

más creíble” (Van Dijk, 1999, p. 31).

Pese al dominio sobre el flujo de información y la prevalencia de unos discursos sobre

otros –que por lo tanto controlan el espacio de lo decible– no es posible afirmar que los

productores de mensajes alternativos (al igual que los receptores) carezcan de capacidad de

interlocución ante los grupos y medios dominantes. Tal como señala Bajtín, se trata de un

diálogo vivo que cobra forma ante la presencia del otro en el discurso. Los diversos actores

se introducen en “campos de interlocución” que configuran la posibilidad de ciertos modos

de identificación y la exclusión de otros (Briones, 2005 en: Grimson, 2011, p. 179). Se trata

de heterogeneidades inestables que posibilitan la fabricación de alteridades y, al mismo

tiempo, ejercen presiones sobre las desigualdades de poder al intervenir en cambios

comunicativos que están marcados por “hegemonías siempre con riesgos de erosión y

socavamiento [que] instituyen los términos de la disputa social y política” (Grimson, 2011,

p. 194). Judith Butler interpreta estos campos de interlocución como una puesta en escena

que se constituye discursivamente de formas diversas en y a través del otro. Para Butler, el

sujeto está discursivamente constituido y su capacidad de agencia no radica en negarse a

procesos regulados de repetición sino en participar de ellos, pues de esta manera se pueden

desplazar las normas que regulan la repetición. Esta idea permite analizar la hegemonía como

emergente y como condición del flujo social, y entender las innovaciones como desplazantes

10
de acentos y sentidos preponderantes en base a luchas abiertas o encubiertas (Briones, 2006).

Desde esta perspectiva, existe una pugna entre las identidades. Hay múltiples

heterogeneidades con una capacidad contestataria y de interlocución que generan disputas y

tensiones en los contextos en los cuales se desarrollan, lo que implica una constante y tensa

relación con otro.

A partir de esta concepción de la heterogeneidad discursiva y de la capacidad

dialógica de los actores, intentaremos analizar el impacto que tuvo el M-19 en el espacio

público durante las décadas de 1970 y 1980 en Colombia. En efecto, al poner en práctica

estrategias propagandísticas en sus intervenciones públicas, el M-19 llegó a poner en tensión

el discurso dominante, así como lo hizo la revista Alternativa (1974-1980) desde la crítica

política.

Para analizar estas estrategias resulta clave, por una parte, el abordaje del discurso

populista propuesto por Patrick Charaudeau, quien señala que “para poder juzgar el

populismo de un discurso, hay que analizarlo en el contexto sociohistórico donde aparece y

en la situación de comunicación que genera cierto proceso enunciativo” (2009, p. 261). Esto

nos llevará a establecer la relación entre el fenómeno discursivo y las situaciones sociales de

comunicación, aspecto en el que ahondaremos en el segundo capítulo, cuando nos

detengamos en la relación que existió entre el M-19 y Alternativa. Por otra parte, tendremos

en cuenta el estudio de Elvira Narvaja de Arnoux (2008), quien analizó las estrategias

utilizadas en el discurso de Hugo Chávez, entre las que se encuentran la exaltación del

nacionalismo, la ruptura con las normas de cortesía y el uso del pasado como instrumento de

persuasión para ampliar la presencia en el espacio público político de sectores históricamente

11
ignorados. Tal como lo desarrollaremos en el tercer capítulo de esta tesis, en el discurso del

M-19 aparecen estrategias similares.

Una de las publicaciones con las que se relacionó el M-19 fue Alternativa. Se trató de

un proyecto de publicación que incluyó contenidos informativos y críticos, de fuerte

oposición al gobierno y a los grupos financieros. Desde un pensamiento de izquierda,

Alternativa se planteó como objetivo “contrarrestar la desinformación sistemática de los

medios de comunicación del sistema” y servirle en forma práctica, política y pedagógica a

todos los sectores de la izquierda colombiana (Editorial en: Alternativa nº 1, febrero 1974, p.

1).

La emergencia de Alternativa coincide con la aparición en público del M-19, en 1974.

La afinidad y complementariedad de esta publicación con la construcción de su proyecto

político e ideológico puede advertirse fácilmente. Entre los miembros de ambas

organizaciones existía una relación previa, puesto que Jaime Bateman –comandante de 1974

a 1982– era cercano a uno de los fundadores de la revista, Enrique Santos Calderón. Por otra

parte, algunos miembros de la revista eran al mismo tiempo militantes del M-19. Esta

relación permitió a Alternativa conocer más de cerca al movimiento, para el cual se convirtió

en un importante órgano de difusión, ya que era uno de los pocos medios que publicaban sus

comunicados.1 Sin embargo, más que un proyecto común compartido se trataba de un diálogo

entre ambos espacios en el cual en ocasiones surgía la crítica hacia las acciones guerrilleras

(tal como sucedió con el ajusticiamiento del líder sindical José Raquel Mercado [1976] y el

1 Los comunicados que emitía el M-19 eran enviados a los principales medios de comunicación para su divulgación. Sin
embargo, muy pocos medios los publicaban, por lo que el M-19 optaba por repartirlos personalmente cuando realizaban
alguna acción o por tomar las imprentas de los diarios, como lo hizo en algunas ocasiones con el diario El Caleño. No
obstante, algunos medios de oposición como Alternativa y el diario El Bogotano dedicaban algunas de sus páginas a divulgar
los comunicados. Actualmente algunos de ellos se encuentran digitalizados en la página virtual de CEDEMA (Centro de
Documentación de los Movimientos Armados).
12
robo de armas del Cantón Norte [1978], en los cuales nos detendremos más adelante). Tal

como veremos en esta tesis, la revista abordó de una manera más compleja, no maniquea, el

análisis de las acciones del M-19 durante la década del setenta.

Con respecto al estado de la cuestión de los estudios sobre la guerrilla en Colombia,

encontramos que la historiografía colombiana de la segunda mitad del siglo XX dedicó gran

parte de su atención al análisis de “lo violento”, noción entendida como una “modalidad

encauzada a solucionar la diferencia o el conflicto mediante la eliminación total del otro, ya

fuera en el ejercicio político o en otra práctica social o de interacción en general” (Ortiz,

1994, p. 372). La guerrilla ha sido analizada, dentro de este marco, como un actor social que

recurrió a la violencia para establecer una confrontación.

A medida que fue avanzando el conflicto entre los grupos armados y los distintos

gobiernos se registró una mayor producción bibliográfica que abordaba el tema de la

violencia política (Ortiz, 1994). Uno de los principales antecedentes de los estudios sobre la

violencia en Colombia es La Violencia en Colombia, estudio de un proceso social (1962),

escrito por Germán Guzmán, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna. El libro formó

parte de un importante proyecto académico e intelectual de la naciente Facultad de Sociología

de la Universidad Nacional de Colombia (sede Bogotá) –creada en 1959 por Orlando Fals

Borda con el apoyo de Camilo Torres, Andrew Pearse, Roberto Pineda, Virginia Gutiérrez

de Pineda y Tomas Ducay–, dentro del marco de estudio del fenómeno de La Violencia

(1946-1965)2 y sus efectos en las zonas rurales del país. Antes de este esfuerzo había una

mayor presencia de literatura partidista, cuya característica recurrente era establecer un

2Respecto a este fenómeno nos referiremos al inicio del primer capítulo, cuando analicemos el surgimiento del proceso
populista en Colombia.
13
tribunal de la “verdad”, de manera que quien escribía se convertía en una suerte de juez con

la intención de descubrir al responsable individual o colectivo, al “verdadero culpable”. Gran

parte de esta producción realizó un recorte de los hechos. Por lo general, dentro de esta

producción, se tomaban los hechos-acontecimientos en los que se mistificaba a los actores, y

se presentaban elementos explicativos para intentar establecer las causas de lo sucedido

(Ortiz, 1994).

Más allá de las inconsistencias que podían encontrarse en el trabajo académico

mencionado más arriba en torno al pasado reciente en Colombia, su aporte en cuanto a las

líneas de investigación propuestas fue fundamental. Especialmente, se destaca el análisis de

los orígenes de La Violencia, y sus efectos económicos en el campo. Además, el proyecto

permitió que en los años subsiguientes, las ciencias sociales centraran su atención sobre el

fenómeno (Ortiz, 1994).

Durante la década del ochenta, debido a la intensificación del enfrentamiento armado

entre el Estado y las guerrillas, los investigadores se apartaron un poco de La Violencia de la

década de 1950 para dedicarse a las formas de la violencia política contemporáneas. Durante

esta década apareció un cambio en la producción científico-social en general e historiográfica

en particular, como consecuencia de la organización de varios eventos en los que se discutió

el panorama actual que vivía el país: en 1984 se realizó el Primer Simposio Internacional

sobre la violencia; en 1987 se creó la Comisión de Estudios sobre la violencia, y pronto

empezaron a llevarse a cabo los Simposios de Chiquinquirá, organizados por Javier Guerrero

Barona, que permitieron continuar el diálogo entre los investigadores de la violencia abriendo

la posibilidad de difusión e intercambio a un mayor número y una mayor diversidad de

trabajos (Ortiz, 1994).

14
A partir de 1980, el tema de la violencia se consolidó aún más como un importante

tema en la historiografía y la sociología colombianas. Sin embargo, al reducirlo a la violencia

política se dejaba de lado múltiples factores y dimensiones que limitaron las investigaciones.

En otras palabras, no se consideró el hecho de que el fenómeno de La Violencia no debía ser

pensado únicamente en términos políticos, como un enfrentamiento entre conservadores y

liberales, ya que en las zonas rurales, desde finales de los años setenta habían irrumpido

nuevos actores sociales como el paramilitarismo y el narcotráfico. Ambos actores se

enfrentaban a los procesos guerrilleros que habían emergido a comienzos de la década del

sesenta.

La irrupción en los escenarios de la violencia de estos nuevos actores sociales, que

intensificaron el enfrentamiento armado, forzó a una inflexión en el tratamiento estatal del

hecho. Así, se introdujo una lectura organizada a partir de esquemas binarios que influiría

sobre la mirada de muchas producciones e investigaciones sobre la guerrilla. Se trataba de la

violencia concebida según las categorías de “mala” o “buena”. Mientras que la violencia

buena era vista por sectores de peso económico (tanto tradicionales como de nuevos ricos,

donde se ubicaban los narcotraficantes) como algo positivo y necesario ante la insuficiencia

del Ejército y el Estado para contener la violencia y a los grupos armados, la violencia mala

era leída desde una lógica binaria en torno a dos actores enfrentados: las guerrillas y el

Estado-Ejército, siendo considerado el paramilitarismo parte orgánica de este último actor.

El problema de esta división binaria entre buenos y malos es que, desde un supuesto clásico,

el Estado como actor que detenta el poder debía ser caracterizado como un Estado

“represivo” y “autoritario”, lo cual reducía el foco de atención e impedía ver las múltiples

manifestaciones de violencia que surgieron durante la década del ochenta a partir de las

15
nuevas reglas de juego que comenzaron a imponer el narcotráfico y el paramilitarismo (Ortiz,

1994).

A partir del interés suscitado por la política de paz que impulsaron los gobiernos de

Belisario Betancur (1982-1986) y Virgilio Barco (1986-1990), a fines de la década del

ochenta y comienzos de los noventa empezó a desarrollarse en el país una mayor producción

bibliográfica referida al tema de la violencia política. Los investigadores comenzaron a

reflexionar sobre los alcances de un proceso de paz entre el Estado colombiano y los grupos

guerrilleros, incluyendo ahora preocupaciones sobre las graves violaciones a los derechos

humanos cometidas durante el conflicto (Ortiz, 1994).

En cuanto a la producción escrita en torno al M-19, son muy pocos los estudios

orientados por una preocupación académica, de índole historiográfica o sociológica. En

cambio, la gran mayoría está compuesta por libros escritos desde un vínculo afectivo con

alguno de sus protagonistas o que se proponen desenterrar, desde el discurso periodístico, los

hechos-acontecimientos más relevantes de la historia del movimiento. Cabe resaltar que entre

los escritos que se centran en las principales acciones armadas del movimiento, una gran

mayoría aborda la toma del Palacio de Justicia en 19853 (Hernández, 1986; Marín, 1986;

Serrano y Upegui, 1986; Peña, 1988; Behar, 1988; Jimeno, 1989; Plazas, 2000, 2004, 2011;

Correa, 2005; Echeverry y Hanssen, 2005; Maya y Petro, 2006; Arrieta, 2007; Castro, 2009;

Carrigan, 2009; Rodríguez, 2010a; Bejarano, 2010; Valbuena, 2015; Orozco, 2016). No

obstante, dentro de una línea de producción cercana a la crónica periodística y a la literatura

testimonial algunos trabajos fueron relevantes para esta tesis: por un lado, el libro del

3Volveremos sobre esta acción armada en el primer capítulo, cuando hagamos un recorrido por las principales acciones del
movimiento.
16
periodista Ángel Becassino, M-19: el heavy metal latinoamericano (1989), quien hace una

recopilación de entrevistas a los miembros del M-19 durante toda la década del ochenta; por

otro lado, La espada de Bolívar: El M-19 narrado por José Yamel Riaño en conversación

con Jaime Jaramillo Panesso (2006), cuyo autor hace una reconstrucción de la primera

acción del M-19 así como de su ideario político a partir del testimonio de uno de sus

miembros fundadores. Por último, también fue importante el libro de Patricia Lara, Siembra

vientos y recogerás tempestades (2014), en donde se hace una recopilación de testimonios

de los principales dirigentes del M-19 desde la creación del grupo guerrillero.

Otro elemento a considerar es el del menor interés concitado en los investigadores

por el M-19 (así como otras guerrillas nacidas durante la década del setenta) frente a grupos

de mayor envergadura que han perdurado desde los años sesenta y hasta la actualidad como

lo son las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación

Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL). En esta medida, el M-19 ha sido

estudiado como un actor secundario y, cuando no ha sido así, los estudios se han centrado en

sus acciones armadas más destacadas (Narváez Jaimes, 2012).

Con respecto a las investigaciones académicas, uno de los primeros abordajes sobre

el M-19 se da durante la década del ochenta. Por entonces el M-19 había logrado un gran

reconocimiento en el país, tanto por el impacto de sus acciones armadas como por el

protagonismo adquirido durante los intentos de establecer un proceso de paz entre el gobierno

y el grupo guerrillero. El acontecimiento que desató el interés sobre este grupo fue

principalmente la toma del Palacio de Justicia en 1985, que además llevó a los analistas de

la época a centrar su mirada sobre el presente y a acercarse un poco más al panorama de

violencia que se vivía en ese momento. Así lo manifestaron los historiadores Humberto Vélez

17
y Adolfo León Atehortúa en su ponencia presentada al VI Congreso Nacional de Historia en

Ibagué –ciudad ubicada en el centro de Colombia, capital del departamento de Tolima– en el

año 1987. Allí, los autores hacían un llamado a la historiografía colombiana a que se acercara

más a la historia del presente. Este llamado sería una constante a finales de la década del

ochenta, pues en los simposios y congresos los investigadores proponían acercarse al estudio

del “acontecimiento” tomando como referencia lo sucedido con la toma del Palacio de

Justicia (Vélez y Atehortúa, 1987, p. 59; 1993, p. 11).

Dentro de las escasas producciones académicas sobre el M-19, algunas constituyen

antecedentes relevantes para el análisis del discurso y las posiciones políticas de este

movimiento. En Estado, Violencia y Democracia (1990) de William Ramírez Tobón, el autor

analiza la voluntad de entrega de armas del M-19 en relación con lo que considera como un

incoherente proyecto político y discursivo. Izquierdas y cultura política. ¿Oposición o

alternativa? (1994), de Fabio López de la Roche, comprende el surgimiento del M-19 como

parte de un proceso político que respondía a la revolución cubana en oposición al sectarismo

propio de la izquierda marxista tradicional, que, aun cuando influenció en cierta medida el

ideario político del movimiento, no llegó a generar un cultura política propia. Por su parte

Jaime Zuluaga, en “Antecedentes y perspectivas de la política de paz” (1996), aborda al M-

19 desde las políticas de paz presentadas por el gobierno nacional durante la década del

ochenta para precisar tanto su postura ideológica y revolucionaria como su posición favorable

a una salida negociada al conflicto. En “El M-19 en el contexto de las guerrillas en Colombia”

(2006), Mario Luna toma como base uno de los libros más sobresalientes sobre las guerrillas

en Colombia, Insurgencia sin revolución de Eduardo Pizarro (1996), para hacer una crítica a

la forma como ha sido abordado en Colombia el tema de la violencia y de los grupos armados

18
y generar una ruptura con las explicaciones que intentaban analizar el fenómeno centrándose

exclusivamente en sus causas. Una de las principales críticas de Luna al texto de Pizarro gira

en torno a su idea de la existencia de una ideología generalizada del contexto sociocultural

latinoamericano que habría propiciado el surgimiento de las guerrillas: la influencia del

marxismo, la influencia de la teoría foquista a partir del Che Guevara y el dominio en las

ciencias sociales latinoamericanas de las teorías de la dependencia. Para Luna, el error está

en ese intento de generalización, pues en su opinión Pizarro no establece los tiempos de

llegada y de confluencia de esos elementos hasta formar dicha ideología revolucionaria. Por

esta razón Luna considera que el M-19 resulta un buen caso de análisis para poner en

discusión ciertos parámetros y categorías de análisis fijos, ya que a su juicio el accionar del

M-19, en lugar de continuidades, produjo múltiples rupturas en la escena política en general,

en el sector de la oposición política al gobierno y en el terreno de las guerrillas. En su tesis

de maestría en historia, La guerra revolucionaria del M-19 (2012a), Ginneth Narváez se

concentra principalmente en el modelo de guerra, es decir en las estrategias y las tácticas que

implementó el M-19 entre 1974 y 1989. Haciendo un análisis desde la teoría de la guerra,

Narváez encuentra dos modelos de guerra predominantes –el insurreccional y el de guerra

popular y prolongada– así como dos métodos –el método de guerra urbana y el método

foquista–. En otro trabajo, “El populismo armado del movimiento 19 de abril” (2012b), la

autora sostiene que el M-19 adquirió un perfil de movimiento populista porque contaba con

la presencia de un líder carismático, un significante vacío y una red de afectos y simpatías.

Sin embargo, su investigación solamente enuncia estos elementos sin llegar a desarrollarlos.

En el primer capítulo de esta tesis, intentaremos proponer una reconstrucción de estos

elementos con base en el análisis de los comunicados del movimiento.

19
Uno de los trabajos que consideramos más relevantes para nuestro estudio es el del

sociólogo Paulo León, quien aborda al M-19 como un fenómeno simbólico y cultural

explorando las relaciones entre el grupo guerrillero y diversos ámbitos socio-culturales, lo

cual lo lleva a proponer diversas lecturas sobre las relaciones del M-19 con la sociedad. Entre

sus trabajos se encuentra M-19. Orígenes y surgimiento de una cultura subversiva (2007), su

tesis de maestría en historia de la Universidad Nacional de Colombia, que presenta la

particular forma del M-19 de asumir la política y la revolución. En “El M-19 y la subversión

cultural bogotana en los setenta: el caso de la revista Alternativa” (2008), León traza un

puente entre el grupo guerrillero y esta revista de izquierda identificando acercamientos e

intercambios entre sus miembros, sus evaluaciones políticas de la clase dirigente y su

propuesta política y revolucionaria. En “El Teatro La Mama y el M-19, 1968-1976” (2009),

destaca el acercamiento entre algunos miembros del M-19 y el arte bogotano de los años

setenta, presentando los intercambios entre el grupo guerrillero y un colectivo de artistas e

intelectuales durante los inicios del llamado “eme”. En “El espectacular lanzamiento de la

guerrilla urbana en Colombia, el M-19 en 1974” (2012), el autor analiza el primer episodio

del M-19 en la historia colombiana, el robo de la espada de Bolívar, destacando la amplia

cobertura mediática que recibió. A través del análisis de los encabezados, las estrategias

argumentativas y el léxico desplegados en los principales diarios, el autor sostiene la

hipótesis de que fue precisamente esta amplia cobertura la que contribuyó a la formación de

un mito sobre el M-19 y que dio lugar, a su vez, a tantas opiniones y versiones sobre los

hechos. Finalmente, en “La ambivalente relación entre el M-19 y la Anapo” (2012) León

muestra el paulatino alejamiento entre el M-19 y el grupo político del cual se desprendió,

20
señalando las tensiones que se fueron generando entre los actores a medida que avanzaba la

década del setenta.

Pese a que León ha estudiado el M-19 desde diversas posiciones y relaciones,

consideramos que aún falta analizar otras intervenciones más allá del robo de la espada y que

aparecieron también en Alternativa. Hasta el momento no se ha realizado un análisis que

tenga en cuenta las casi dos décadas del accionar del movimiento. Además, existe un gran

vacío en el análisis del discurso del M-19 y de su intervención en los medios de

comunicación. Consideramos que es precisamente esta estrategia propagandística del

movimiento la que ayuda a construir su identidad política y a escenificar su discurso en el

espacio público mediante una estrategia novedosa destinada a captar la atención de sus

interlocutores.

Uno de los pocos análisis que tienden a contrarrestar el vacío sobre el discurso del M-

19 es la tesis de Daniel Vega (2014), quien escoge como periodo de estudio las dos décadas

comprendidas entre 1974 y 1994. Al caracterizarlo como una de las primeras guerrillas

informacionales4 de América Latina, que logró consolidar diferentes tipos de revistas y

publicaciones periódicas que le permitieron difundir su ideario político, Vega se propone

investigar cómo se desarrollaron las estrategias de comunicación política implementadas por

el Movimiento 19 de abril desde el momento de su fundación (1974) hasta las elecciones de

1994. Para ello, parte de la identificación de hitos de comunicación política basados en el

contexto histórico, político y social en el cual se desenvolvió el accionar del movimiento. De

este modo, distingue tres etapas en las que sitúa los sucesos más relevantes para exponer la

estrategia y técnica de comunicación política desarrollada. Aun cuando resulta un estudio

4 Vega (2014) toma el término de Manuel Castells (2003), quien introduce este concepto al analizar la estrategia de
comunicación de la guerrilla zapatista en México.
21
importante para el desarrollo de esta tesis, la investigación se limita a constatar si es posible

encuadrar las estrategias de comunicación del M-19 en los hitos históricos que se proponen,

y si dichas estrategias guardan relación con los objetivos políticos de la organización. En

cuanto al primer interrogante, la respuesta es afirmativa. Sin embargo en cuanto al desarrollo

de los objetivos políticos del movimiento la tesis no avanza lo suficiente, en la medida en

que se enfoca únicamente en la lógica binaria amigo-enemigo. A nuestro entender, además

de dicha lógica existen otros ejes del proyecto político del M-19 que deben ser explorados en

el sentido que lo propone Narváez, tales como su apuesta por la modernización del sistema

democrático y la configuración de una red de afectos en torno a la personalidad de Jaime

Bateman. En el primer capítulo de esta tesis, nos ocuparemos de estudiar estos ejes.

Otro autor que consideramos relevante para esta tesis es el historiador César Ayala,

quien analiza la historia y configuración de la Alianza Nacional Popular (ANAPO). Este

movimiento surgido a mediados de la década del sesenta resulta decisivo para comprender el

surgimiento del M-19 si se tiene en cuenta que en un inicio éste se autoproclamó como su

brazo armado. Entre la producción académica de Ayala, quien desde 1992 forma parte de la

línea de investigación en historia política colombiana del Departamento de Historia de la

Universidad Nacional de Colombia, se encuentra Nacionalismo y populismo: Anapo y el

discurso político de la oposición en Colombia: 1960-1966 (1995). Allí, Ayala reconstruye el

desarrollo de la ANAPO durante gran parte de los setenta, resaltando además el papel de la

oposición durante este período. En El populismo atrapado, la memoria y el miedo: El caso

de las elecciones de 1970 (2006), el autor presenta una muy completa reconstrucción del

proceso que consolidó el proyecto político populista de la ANAPO así como también una

elaboración contextual sobre las circunstancias que rodearon las elecciones del 19 de abril de

22
1970, incluyendo tanto las sospechas de un posible fraude originadas desde finales de 1969

entre los anapistas como todas las circunstancias que rodearon los dudosos escrutinios de

aquel 19 de abril.5

Luego de la desmovilización del M-19, ocurrida el 8 de marzo de 1990, el interés en

el grupo decayó notablemente durante esa década. Sin embargo, en el cambio de siglo

tuvieron lugar dos nuevas coyunturas que avivaron nuevamente el interés en el movimiento:

la reanudación del proceso penal en contra de algunos de los militares involucrados en el

proceso de retoma del Palacio –que llegó a instancias de la Corte Interamericana de Derechos

Humanos– y la entrada en vigencia de la Ley de Justicia y Paz (2005) durante el gobierno de

Álvaro Uribe Vélez, que buscaba “la entrega de miembros de grupos armados ilegales, que

han cometido delitos graves mediante la concesión de un beneficio judicial” (Comisión

Colombiana de Juristas, 2006, p. 36). Estas dos nuevas coyunturas avivaron el interés por

encontrar a los responsables de la violencia en el país, lo que dio lugar a producciones

bibliográficas de todo tipo: obras partidistas, publicaciones de denuncia, libros periodísticos

sobre fechas determinadas, libros de crónica testimonial de los combates y trabajos de

confección o intención literaria.6 Si bien el fenómeno de la violencia en Colombia aún no ha

sido analizado desde una perspectiva histórica que abarque las sucesivas acciones armadas

de los grupos guerrilleros en general y la lógica interna que llevó a implementarlas, este

5 Con respecto al fraude en las elecciones, el ex ministro de gobierno de la época (1966-1970) Carlos Augusto Noriega
publicó en 1988 el libro titulado Fraude en las elecciones de Misael Pastrana Borrero, en el cual señaló que existieron
todas las condiciones materiales para realizar un fraude, pues había una carencia de estructura burocrática que pudiera
organizar y garantizar la realización y el desarrollo de las elecciones. Esto habría permitido usar todo tipo de estrategias
para alterar tanto el número de votos como el conteo y por tanto los resultados. A esto se sumó la falta de medios de
comunicación que pudieran emitir resultados parciales con una mayor regularidad (Ayala, 2006).
6 Aunque algunas de estas producciones ayudan a precisar ciertos datos, consideramos irrelevante reseñarlos en este espacio,

pues como documentos no aportan elementos suficientes para la discusión teórica que pretendemos dar en esta tesis.
23
interrogante no es materia de investigación de esta tesis, pues únicamente nos centramos en

el accionar del M-19.

Existe una gran producción de tipo periodístico en torno a algunas acciones del M-

19.7 Tal como señala Domínguez (2004), el tratamiento de los hechos por parte de los medios

de comunicación se ha presentado como una especie de montaje de un reality show. En su

afán por captar la novedad del fenómeno, los medios han convertido algunas acciones del

conflicto armado y varios tramos del conflicto social en shows que espectacularizan y “radio-

telenovelan” las acciones violentas. Para desarrollar su hipótesis, Domínguez realiza un

análisis de la emergencia de las FARC en el ámbito público a partir de la influencia del

accionar y la inserción del M-19 en los medios de comunicación durante la década del

ochenta. Las FARC comenzaron a considerar que la guerra no podía ser librada únicamente

en el campo, por medio del enfrentamiento armado, pues lo medios de comunicación habían

ocupado un papel fundamental en la visibilización del M-19. Domínguez señala como inicio

de esta mediatización de los hechos-acontecimientos el tratamiento dado a la toma de la

embajada de la República Dominicana en 1980 y a la del Palacio de Justicia en 1985. Esta

mediatización explica, según el autor, que otras organizaciones como las FARC optaran por

esta estrategia que les permitió la puesta en escena de un “teatro permanente para desarrollar

en forma eficaz los juegos del poder frente a los medios y frente a la comunidad

internacional” (Domínguez, 2004, p. 22).

En este punto, puede resultar relevante recordar que los grupos armados, en especial

el M-19 pero también las FARC y otros grupos guerrilleros, han expuesto diagnósticos sobre

7
Principalmente sobre la toma de la Embajada (1980), de la cual hay incluso hay una película. Sobre la toma del Palacio de
Justicia (1985) aún se encuentran en curso investigaciones por las desapariciones forzadas que tuvieron lugar en el proceso
de liberación de rehenes por parte de las Fuerzas Armadas.
24
el lugar hegemónico de los medios de comunicación. Así por ejemplo, en una entrevista

realizada por el grupo de trabajo Comunicación Social y Periodismo (COPE) 2000 de la

Universidad Sergio Arboleda (Roldán, Giraldo y Flórez, 2008), los voceros autorizados de

las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación

Nacional (ELN) y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) denunciaron que la

información que presentada por los medios se encontraba en la mayoría de las ocasiones

sesgada y contribuía a desvirtuar las acciones de la guerrilla. En dicha entrevista, el vocero

de las FARC Raúl Reyes afirmaba que en Colombia no existía la libertad de prensa, pues

debido a que son propiedad de importantes grupos económicos los principales medios de

comunicación en Colombia gozan de un poder al servicio de las clases dominantes en el país.

En las entrevistas, tanto los voceros del ELN como de las FARC consideraban que gran parte

de la polarización que se vivía en el país se debía a los medios, los cuales no habían sabido

manejar el tema del conflicto. Ya que, al igual que los periódicos, los noticieros y sus dueños

se encontraban adscritos a los principales grupos económicos, limitaban el trabajo de los

periodistas, quienes solo podían ejercer su labor dentro de los márgenes de los principios y

opiniones de las empresas de las cuales hacían parte (Roldán, Giraldo y Flórez, 2008).

Es a partir de este diagnóstico que tempranamente hizo el M-19 que se configura la

construcción de una estrategia comunicativa novedosa respecto de lo que se venía realizando

en el país. Esta estrategia condujo a que el movimiento, por una parte, buscara una presencia

en medios más masivos a través de la construcción de una interlocución novedosa y, por otra,

apoyara iniciativas como la de la revista Alternativa.

Así, el M-19 decidió insertarse en las reglas del juego de la comunicación (Bourdieu,

2001) para sacar provecho de la exposición que éstas hacían posible y así tratar de difundir

25
su proyecto revolucionario. En esta medida, el examen de tales intervenciones –que

abordaremos en el segundo capítulo de esta tesis– puede arrojar un análisis más completo

sobre la capacidad de interlocución del M-19 en el ámbito público. En efecto, este fue uno

de los primeros grupos (y uno de los más innovadores) que buscó insertarse en la opinión

pública.

En síntesis, consideramos que esta tesis puede ir más allá del examen de las

contradicciones presentes en el proyecto político-ideológico del M-19 mediante un análisis

más detenido de su propuesta política, así como de la estrategia propagandística que desplegó

a lo largo de su trayectoria en el país. Asimismo, este estudio pretende abordar la manera

como el M-19 aprovechó la coyuntura de los setenta para insertarse en el escenario político

y social y desde allí configurar un marco político a su accionar armado, basado en un discurso

de defensa de la democracia. No pueden dejar de mencionarse la lucha armada y la apuesta

por la modernización del sistema democrático, que fue una de las particularidades del

movimiento.

Para desarrollar nuestro objetivo de investigación dividimos esta tesis en tres

capítulos. El primero expone el surgimiento en Colombia de una experiencia populista que

luego retomó el M-19 durante la década del setenta para dotar de contenido a su ideario

político y legitimar su opción por la lucha armada. El segundo capítulo se enfoca en las

estrategias de comunicación del M-19, en base a dos ejes principales: su participación en dos

publicaciones independientes, Mayorías y Alternativa, y su irrupción en dos diarios de

amplia difusión nacional como El Tiempo y El Espectador. Una vez reconstruido tanto el

ideario político como las estrategias comunicativas del M-19 en los dos primeros capítulos,

26
el último estará dedicado a examinar el discurso populista del M-19, mediante la

identificación de núcleos discursivos que fueron recurrentes en sus comunicados.

Adicionalmente, en el anexo adjuntamos una matriz de información relevada durante

la consulta de las fuentes periodísticas, que nos permitieron establecer la cronología y

seleccionar el material para analizar las intervenciones bélicas del M-19.

27
1. Conformación del proyecto populista armado del M-19

Según el historiador Marco Palacios (1971, citado en: Narváez Jaimes, 2012a, p. 161),

a finales de los años cuarenta y comienzos de los cincuenta se generó el escenario propicio

para el surgimiento de un proceso populista en Colombia. Este fenómeno fue un tanto tardío

en comparación con otros países sudamericanos debido, por una parte, a la escasa

participación de las clases populares en el ámbito político; por otra parte, a que fue un

resultado del débil proceso de industrialización que se inició en los años treinta en el país y

en torno al cual comenzó a conformarse un proletariado industrial estrechamente vinculado

al mundo campesino y a la sociedad hacendataria. Dicho proceso fue instrumentalizado y

dirigido por organizaciones sindicales cercanas a los partidos políticos tradicionales

(principalmente al partido Liberal) 8 que no permitieron la consolidación de una conciencia

de clase fuera de los márgenes trazados por el régimen político de la época. Por otro lado, en

lo que respecta a la economía del país, tal surgimiento se explica por las medidas de tipo

proteccionista adoptadas por el gobierno. Aunque estas medidas favorecían el ciclo

8 Tal como analiza Urrutia, “Durante los primeros treinta años del siglo XX, el Liberalismo colombiano fue un partido
minoritario. Aunque fuerte en algunas zonas rurales como los municipios cafeteros y ciertos sectores de Cundinamarca, su
fuerza real estaba en las ciudades. En este aspecto, la historia política colombiana es similar a la de Europa y América del
Norte, donde el liberalismo fue un fenómeno esencialmente urbano. Pero en Colombia, para ese entonces, sólo una
proporción muy pequeña de la población vivía en las ciudades, y por lo tanto el partido no podía lograr una mayoría electoral.
Solamente en los años treinta y durante se logró un nivel de urbanización suficiente para que el Liberalismo obtuviera
mayorías electorales. Durante toda su historia, el Liberalismo ha dependido del voto urbano, y por lo tanto del apoyo de la
clase obrera. Al mismo tiempo, su mayor problema siempre ha sido reconciliar la ideología de la burguesía urbana y rural
que lo apoya y maneja con los anhelos del proletariado urbano” (Urrutia, 2016, p. 69). El autor agrega que:
“Es debido a esa dependencia, que cuando se crea en 1919 el Partido Socialista, en el marco de las primeras huelgas de los
trabajadores en el país, “el Partido Liberal ante el peligro de perder parte de su electorado urbano debido a la creciente
popularidad del socialismo entre los obreros, decidió reformar su ideología” (p. 70). “Como las ideas socialistas de estos
años se volvieron parte de la ortodoxia liberal, los grupos socialistas comenzaron a perder terreno en 1922 y fueron
absorbidos por el Liberalismo y el comunismo. El sindicalismo, hasta entonces bajo la influencia de diversos grupos
socialistas, pasó a ser dominado por los comunistas y el Liberalismo. Pero el socialismo ya había desempeñado su papel
histórico, que fue el de colaborar en la fundación de las primeras organizaciones obreras y haber forzado la modernización
del Partido Liberal” (Urrutia, 2016, p. 79).
28
expansionista, la disponibilidad de divisas y la acumulación industrial, también aumentaban

la migración de grandes masas de la población del campo a las ciudades, puesto que era en

ellas donde se concentraban los centros de producción (Palacios, 1971, p. 56, citado en:

Narváez Jaimes, 2012a, p. 161). Dos de los movimientos que comenzaron a sentar sus bases

durante este período fueron, en primer lugar, el gaitanismo, en cabeza de Jorge Eliecer

Gaitán,9 y, más tardíamente, el anapismo, proveniente de la Alianza Nacional Popular

(ANAPO)10 dirigida por el general Gustavo Rojas Pinilla.

Tal como lo analizó Robert Dix (1978), tanto el gaitanismo como el anapismo fueron

movimientos populistas eminentemente urbanos, que movilizaron masas en torno a

liderazgos individuales, pero que no llegaron a suscitar una participación popular (p. 345, en:

Narváez Jaimes, 2012b, p. 125). Según el autor, ninguno de los dos movimientos pretendía

transformaciones estructurales de la sociedad “sino más bien la modernización del sistema

político y a partir de ella, la consolidación del ejercicio democrático efectivo, que tanto

promovía la democracia liberal” (Narváez Jaimes, 2012b, p. 128).

El primer movimiento populista que emergió en el escenario político fue el

gaitanismo, en el contexto de los años cuarenta. Sin embargo, su impacto político no logró

vislumbrarse debido al temprano asesinato de su creador y máximo dirigente, Jorge Eliécer

Gaitán el 9 de abril de 1948, mientras fungía como candidato presidencial. Es decir que el

gaitanismo no logró consolidarse como un partido político sino solamente como un

9 Con respecto a la figura de Gaitán, hay una tesis de la Maestría en Historia y Memoria de la Universidad Nacional de La
Plata, escrita por Paula Salazar (2017), la cual se centra en los usos políticos de la muerte del líder liberal entre los años
1948 a 1953 y en donde se expone su trayectoria política hasta el momento de su asesinato en 1948.
10
La ANAPO es uno de los principales antecedentes de la conformación del M-19, pues desde un inicio el grupo se
autoproclamó como el brazo armado de este movimiento. Y aun cuando posteriormente hubo una escisión, el análisis del
origen de estos movimientos populistas –incluso del gaitanismo que tuvo lugar veinticinco años antes de la emergencia del
M-19– es fundamental para exponer los ecos que este proceso populista tuvo en el discurso del grupo guerrillero.
29
movimiento que dependía de la figura de su líder para subsistir.11 Tanto la campaña de Gaitán

por la presidencia, como su muerte tuvieron lugar durante un periodo histórico conocido

como La Violencia (1946-1965), caracterizado por las confrontaciones entre liberales y

conservadores, quienes aun cuando no declararon una guerra civil, llevaron sus diferencias

políticas a la aniquilación mutua.12

Durante los primeros años de este período, los enfrentamientos tuvieron lugar

principalmente en las zonas rurales, es decir entre campesinos liberales y conservadores. Sin

embargo, los múltiples matices que adquirió la violencia a lo largo del territorio nacional

fueron llevando hacia finales de los años cincuenta y comienzos de los sesenta a la

conformación de guerrillas liberales. En la década siguiente, esto condujo a la consolidación

de grupos paramilitares y de autodefensa que buscaron combatir esas guerrillas.

En nuestra consideración, siguiendo los análisis de Perea (2009), una de las

principales consecuencias que trajo La Violencia, por su amplia repercusión en el panorama

11 “El gaitanismo tenía en su contra el carácter unipersonal que a su actividad proselitista le había impregnado su líder. No
existía tal movimiento como organización, no habían descollado públicamente otras figuras opacadas por la intensidad de
Gaitán y que habían decidido que fuera su voz la que expresara su pensamiento construido en la densidad de la brega
ideológica de los años del siglo veinte que habían corrido. Un alto precio le cobró la historia a la intelectualidad populista
de entonces haber desaprovechado la coyuntura del nueve de abril” (Ayala, 2006, p. 24), puesto que los gaitanistas no
estaban preparados para afrontar el asesinato de su líder.
12 Cabe señalar que en torno a este período existe una vasta producción académica que carece de consenso en lo que respecta

a su significado, su origen, el tiempo de duración y sus consecuencias. Para los términos de esta tesis decidimos escoger un
término de duración amplio, que inicia en 1946 con el fin de la hegemonía liberal y el comienzo de las campañas por los
comicios presidenciales de 1950, y finaliza en 1965 con la posibilidad que encontró la ANAPO de irrumpir en la agenda
política del país, al comenzar a configurarse como un tercer partido, alternativo a los partidos políticos tradicionales, aun
cuando todavía se encontraba vigente el Frente Nacional (al cual nos referiremos más adelante). Aunque también podría
señalarse que no hay una fecha de finalización, pues la violencia en el país no terminó en un periodo determinado, sino que
mutó en nuevas expresiones que fueron incluyendo diversos actores a lo largo de toda la segunda mitad del siglo XX.
Lo que queremos mencionar de este periodo es la manera como “la confrontación política bipartidista se radicalizó y se
degradó a tal punto que las agrupaciones armadas cometieron masacres, actos violentos con sevicia, crímenes sexuales,
despojo de bienes, y otros hechos ‘violentos’ con los cuales ‘castigaban’ al adversario. Rituales macabros, como el
descuartizamiento de hombres vivos, las exhibiciones de cabezas cortadas y la dispersión de partes de cuerpos por los
caminos rurales, que aún perviven en la memoria de la población colombiana, le imprimieron su sello distintivo a ese
período, lo que pareciera expresar la naturalización de este tipo de fenómenos en la historia política nacional” (Centro
Nacional de Memoria Histórica, 2013, p. 112).
Esta información es relevante para lo que concierne a esta tesis, porque el asesinato de Gaitán avivó aún más las diferencias
entre liberales y conservadores, y permitió a los gobiernos precedentes utilizar estos enfrentamientos como estandartes de
campaña, y de esta manera recurrir a diversos métodos (desde la instalación de una Junta Militar, el reparto del poder entre
los partidos tradicionales, hasta la prolongación de un continuo estado de excepción) para tratar de poner fin a la violencia.
30
político posterior e incluso actual, fue la erosión del juego democrático entre los partidos

políticos, consolidada con el asesinato de Gaitán (en tanto ese día se instaló una

representación de lo político que no conoce otra mediación que la escisión sangrienta, en el

lenguaje y en los actos). El asesinato del líder liberal dejó como herencia en los partidos

políticos tradicionales una práctica de intolerancia, una falta de fe en los sistemas

democráticos y una constante sustitución de las leyes por la fuerza, así como la creencia de

que se trataba de un enfrentamiento entre dos espíritus antagónicos, que cobraba carácter en

la cotidianidad (Perea, 2009).13

Frente a la imposibilidad estatal de contener los enfrentamientos interpartidistas, las

élites políticas, en coalición con las Fuerzas Militares, decidieron solucionar el problema

mediante la instalación en el poder del general Gustavo Rojas Pinilla el 13 de junio de 1953.

Sin embargo, la presencia del general en el gobierno no consiguió disminuir la violencia.

Ante esto, Rojas Pinilla pidió un poco más de tiempo para cumplir con su cometido pero las

élites políticas vieron con recelo su aspiración a prolongarse en la dirección del país, por lo

que decidieron convenir un nuevo arreglo. Se trató de un pacto entre los dirigentes de los

partidos tradicionales en el cual acordaron la repartición del poder entre ambos partidos,

inicialmente por un periodo de doce años. Entre las principales características de este pacto

se encuentran el reparto equitativo del gabinete ministerial y las tres ramas del poder público

–ejecutivo, legislativo (lo cual implicó paridad en el Congreso de la República) y judicial– y

13Al respecto, existen dos importantes libros de la literatura colombiana que se refieren al fenómeno de la violencia en la
cotidianidad de las zonas rurales. En estas ficciones se advierte el modo en que, las diferencias entre liberales y
conservadores no siempre eran tan claras en el aspecto político, aunque sí se vislumbraban un poco más en el ámbito social
y cultural, como forma de darle identidad a cada partido. Estos documentos son: El Cristo de espaldas (1952) escrito por
Fernando Caballero Calderón, el cual retrata la tensión entre liberales y conservadores en un pequeño pueblo de Colombia.
Y Cóndores no entierran todos los días (1972) de Gustavo Álvarez Gardeazábal, que además de reflejar el conflicto
bipartidista, señala la manera como las personas comenzaron a crear grupos de autodefensa en contra de los excesos
cometidos por sus contendores políticos.
31
la elección de un presidente cuyos candidatos saldrían únicamente de las huestes de cada

partido.

El Frente Nacional requería una reforma constitucional, que fue sometida a plebiscito

en 1957. Con una gran participación del electorado nacional (68,5%), los resultados dieron

4.169.294 votos en favor del “Sí”, contra 206.654 en favor del “No” y 20.738 votos en blanco.

Se aprobó así un acuerdo que prometía ir hasta las causas del conflicto y mejorar las

condiciones de los campesinos en las zonas rurales. Por ese motivo, dentro de la agenda del

gobierno se incluyó como un elemento clave la tan anhelada reforma agraria, que permitiría

resolver los conflictos entre campesinos y terratenientes por la tenencia de tierras.

El pacto fue inaugurado con la elección como presidente del liberal Alberto Lleras

Camargo para los primeros cuatro años (1958-1962); luego salió electo como presidente el

conservador Guillermo León Valencia (1962-1966); en el siguiente periodo, cuando les tocó

el turno a los liberales, el ganador fue el primo de Lleras Camargo, Carlos Alberto Lleras

Restrepo (1966-1970). Finalmente, quien dio cierre a este proceso fue el conservador Misael

Pastrana Borrero (1970-1974). Aun cuando la instalación del Frente Nacional gozó de una

notoria legitimidad, debido al alto porcentaje de votación que aprobó la reforma

constitucional, este acuerdo no era un proyecto reformista sino un monopolio del poder

político que impidió el acceso al poder a propuestas alternativas a los partidos tradicionales

y limitó aun más los derechos de las minorías (Fernández, 2002; Melo, 2010; Nieto, 2010).

“Las élites colombianas habían aplicado lo que el politólogo holandés Arend Lijphart

identifica como el consociacionalismo, es decir, la forma como sociedades fragmentadas se

ponen de acuerdo para mantener la democracia compartiendo el poder” (Mena, 2015, p. 55).

32
No obstante, pese el cierre de canales de participación a todo aquel que no hiciera

parte de los partidos tradicionales, durante la duración del Frente Nacional se crearon dos

movimientos que recogieron el descontento de algunas otras vertientes políticas que no se

identificaban con ninguno de esos dos partidos. El primero de ellos fue el Movimiento

Revolucionario Liberal (MRL), fundado por Alfonso López Michelsen a comienzos de la

década del sesenta. Se trató de un ala del partido liberal más cercana a las clases trabajadoras

y al partido comunista, que –aun cuando cosechó algunos éxitos durante la década del sesenta

al lograr unos pocos escaños en el Congreso–, no alcanzó a superar sus divisiones internas,

hasta que se disolvió hacia finales de los años sesenta. Algunos de sus seguidores retornaron

al partido liberal, como sucedió con su fundador, López Michelsen, quien luego saldría electo

presidente para el periodo de 1974-1978 en representación de dicho partido.

El segundo movimiento fue creado por el general Gustavo Rojas Pinilla en 1961 bajo

el nombre de la Alianza Nacional Popular (ANAPO), y se convirtió en partido político

durante esa década. La ANAPO planteaba una relectura de la historia colombiana desde

nuevos referentes culturales y sociales que permitieran la creación de un nuevo concepto de

nación, pues desde su opinión el actual se encontraba inacabado:

El populismo se presenta en Colombia en una etapa de reacomodamiento: luego de los hechos


acontecidos durante la etapa de La violencia durante la década de los cincuenta y en medio
de una urbanización acelerada. De ambos fenómenos se deriva un alto desplazamiento
interno, en donde los ciudadanos colombianos no alcanzaron a definir, ni a reconocer los
elementos identitarios e integradores que lograban cohesionarlos como parte de un mismo
país. Hasta entonces se tiene un país de regiones marcadas, de gran diversidad y de profundas
desigualdades económicas (Narváez Jaimes, 2012b, pp. 122-123).

César Ayala (2006) considera que este proyecto de nación inacabado que cuestionaba

la ANAPO era una herencia del gaitanismo. De acuerdo con esto, la ANAPO habría sabido

aprovechar esa herencia para dar contenido a su discurso político ya que –aun cuando ya
33
hubieran pasado casi viente años de su muerte– la propuesta de Gaitán de construir un

proyecto de nación que integrara social y económicamente a las diversas clases y culturas

que integraban el territorio nacional seguía sin ser resuelto.

Según Ayala (2006), durante la década del sesenta el fenómeno populista,

representado principalmente por el MRL y la ANAPO, surgió como una política de alianzas

que posteriormente comenzó a construir su propio proyecto ideológico. Se trata de dos

experiencias surgidas en el marco de un acuerdo bipartidista que le había cerrado la puerta a

todo aquel que no se encontrara adherido a los partidos tradicionales. Esto llevó a que estos

movimientos aportaran inicialmente un espacio de encuentro para todos aquellos que no

encontraban lugar en la política tradicional; pero fue luego de la convergencia cuando

comenzaron a construirse discursos de carácter polifónico.

Así, el anapismo funcionó primero como un elemento integrador de una gran variedad

de sectores de la población que luego comenzó a elaborar un discurso en clara oposición a

las élites políticas y económicas en el país. Su objetivo era incluir a las clases populares en

la toma de decisiones o, dicho de otra manera, darles la posibilidad a las minorías de obtener

una representación en el juego político del país (Narváez Jaimes, 2012b, p. 124). De allí que

desde el primer instante en el que irrumpió en el ámbito público la ANAPO haya comenzado

a ser denominado como el “Tercer Partido”, presentándose como un proyecto multiclasista

nacido más de las circunstancias históricas que de una estrategia política deliberada (Ayala,

2006, p. 159). Aunque la ANAPO no contaba con la poderosa maquinaria del poder político

y económico, sus representantes “lograron poner en verdadero peligro los intereses de los

poderosos: clase dirigente que contaba con el gran capital, la gran prensa, la televisión, las

grandes cadenas radiales, el poder central, los poderes políticos y económicos de las regiones,

34
la influencia sobre los funcionarios públicos e incluso un presupuesto nacional a su

disposición” (Ayala, 2006, p. 254). Una de las estrategias empleadas por la ANAPO fue el

uso de órganos de difusión alternativos a la gran prensa para difundir su proyecto político, lo

que lleva a Ayala (2006) a calificarlo como un “movimiento de periódicos”. De acuerdo con

esto, “promover periódicos era, además, una de las formas de llegar a la gente, trazar

directrices, neutralizar la contrapropaganda y mostrar la majestuosidad de su crecimiento”

(p. 133). Con estos objetivos, se apoyó por una parte en diversos medios de comunicación

regionales o populares ya existentes y, por otra parte, en la puesta en circulación de su propio

periódico, Alianza Popular, que en 1969 cambió su nombre a Alerta, cuya consigna principal

era: “Alerta es un grito de batalla, Alerta es la verdad impresa, Alerta pueblo colombiano”

(Ayala, 2006, p. 133).14 Aquí puede verse un antecedente del interés por la puesta en

circulación de publicaciones periódicas opositoras que será uno de los pilares de la estrategia

comunicacional del M-19.

En base a estos elementos, y en clara oposición al pacto bipartidista, la ANAPO

postuló sus propios candidatos a las elecciones regionales, parlamentarias y presidenciales

de 1970, que por primera vez se realizaban de manera simultánea. Su contendor era el

representante del partido conservador, Misael Pastrana Borrero.15 El 19 de abril de 1970 se

14
La ANAPO también recurrió a elementos simbólicos para dar legitimidad a su proyecto político: por una parte –
principalmente en la ciudad de Bogotá–, exaltó la figura de María Eugenia (la hija de Rojas Pinilla) como símbolo maternal
al interior de un movimiento en el que predominaba la presencia masculina; por otra parte, apeló a un sector de las fuerzas
armadas cercano al general Rojas Pinilla para conformar una fuerza de apoyo al partido. Esta fuerza, que se organizó en
torno a la vieja consigna liberal-militar “Patria por encima de los partidos”, se agrupó en la Acción Patriótica Nacional
(PATRIANAL), a la cual Rojas delegó la misión de garantizar la legalidad del sufragio de las futuras elecciones (Ayala,
2006).
15 “Rojas apuntaba a la solución inmediata de los problemas más agudos de los colombianos: casa sin cuota inicial a obreros,

campesinos y funcionarios. Mientras Pastrana hablaba abstractamente de creación de empleo, Rojas manifestaba que daría
trabajo a todos los padres de familia. Mientras Pastrana hablaba de incremento a la educación popular, Rojas ofrecía
educación gratuita a todos los niveles […] Rojas en un lenguaje directo, casi materno, sin explicar cómo ni cuándo, era
tajante: educación, vivienda y tierra gratis, nueva moneda, no a los impuestos a los pobres, autos baratos para que los que
no vivieran en la ciudad pudieran desplazarse a ella, consultorios médicos y odontológicos gratuitos” (Ayala, 2006, pp. 179-
180).
35
presentaba como la probabilidad de un quiebre del acuerdo bipartidista, del fin del régimen

político de democracia restringida, dada la irrupción histórica de una opción real de poder:

la ANAPO. Según Ayala (2006), “los excluidos comprendieron la coyuntura de crisis en la

que se encontraba el Frente Nacional y advirtieron en ella la oportunidad de aprovechar las

elecciones para cobrar revancha, para manifestar su inconformidad, su desesperación y para

validar sus instintos de justicia” (Ayala, p. 255).

Los comicios de 1970 rompieron el alto nivel de abstencionismo de la década de los

sesenta, superando todas las elecciones del Frente Nacional. Se trató de unas elecciones

colmadas de significados: “para el establecimiento se trataba de elegir al último mandatario

del Frente Nacional, y para los grupos de oposición que venían reuniendo fuerzas a lo largo

de la década, el propósito era derrotar, aunque fuese al final, al odiado y oligárquico pacto”

(Ayala, 2006, p. 235).16

A medida que transcurría aquel 19 de abril, los resultados de las elecciones

comenzaron a ser anunciados parcialmente en las estaciones radiales, que declaraban a Rojas

Pinilla como el ganador por un amplio margen de votos. Ante esto, el ministro de gobierno

ordenó a las estaciones abstenerse de divulgar resultados parciales y dejar que la

Registraduría Nacional –el organismo estatal encargado del conteo de votos– diera el

resultado definitivo. En la mañana del 20 de abril, la Registraduría emitió un resultado parcial

que anunciaba como el nuevo presidente de Colombia a Misael Pastrana Borrero por un

16Debido a ese posible gran cambio que auguraban las elecciones de 1970, Ayala (2006) señala que desde finales de 1969
se presagiaba el fraude. “La virulencia del discurso que conformaba la contrapropaganda del Frente Nacional enrarecía el
ambiente y presagiaba el fraude. Las intervenciones directas del presidente Lleras Restrepo y de los expresidentes Lleras
Camargo y Ospina Pérez, enunciadas en forma furiosa, agresiva, despreciativa, clasista y envenenada en contra de Rojas,
incidían para que en el ámbito regional los mandatarios del Frente Nacional imitaran tal conducta y pusiera al servicio de la
candidatura oficial toda la maquinaria del Estado. Los anapistas olieron el fraude e incorporaron a su discurso electoral la
prevención” (Ayala, 2006, p. 183).
36
estrecho margen de votos.17 El resultado final sólo fue emitido un mes después, ratificando

como ganador a Pastrana, ahora con una diferencia más amplia de votos.18

El descontento de las masas anapistas ante la derrota,19 avivado por las sospechas de

un posible fraude electoral, se reflejó en numerosas manifestaciones y concentraciones en las

principales ciudades como forma de cuestionamiento popular a la legitimidad del nuevo

gobierno. Por otra parte, la demora en la circulación de los boletines oficiales permitió al

presidente Lleras Camargo (1966-1970) decretar en la noche del 21 de abril el estado de sitio

en todo el país y el toque de queda en Bogotá. En la madrugada del miércoles 22 de abril, la

casa de la ANAPO en esta misma ciudad fue allanada, algunos de sus miembros fueron

detenidos y se decomisó el material de propaganda política; en las casas anapistas del resto

del país se impuso vigilancia militar, así como también en la casa del general Rojas Pinilla

en Bogotá. El diario oficial de la ANAPO, Alerta, fue clausurado definitivamente y se ordenó

la clausura del radioperiódico de la ANAPO en Medellín.

Pese a los resultados, la amplia votación obtenida por Rojas y la superación de los

índices de abstención electoral constituían en sí mismas una protesta en contra del

establishment. “Rojas supo maniobrar ingeniosamente las necesidades del pueblo durante su

17 “La Registraduría emitió un quinto boletín el lunes 20 a las nueve de la mañana: Pastrana: 1.447.721; Rojas: 1.442.532.
Lo que quería decir que Pastrana empezaba ese crucial día ganándole a Rojas por 4589 votos. Al anochecer, cuando la
paciencia de los anapistas se esfumaba, la Registraduría emitió un nuevo boletín: Pastrana: 1.493.630; Rojas: 1.471.140. Lo
que significaba que el candidato oficial aventajaba a su contendor en 22.490 votos” (Ayala, 2006, p. 207).
18
“Rojas, según el sospechoso escrutinio oficial, había perdido las elecciones por un estrecho margen de 63.557 votos. Años
más tarde Pastrana se refirió a ese resultado como la democracia del empate. Los votos, finalmente, quedaron repartidos de
la siguiente forma: Misael Pastrana Borrero 1.625.025 (40,2%), Gustavo Rojas Pinilla 1.561.468 (38.7%), Belisario
Betancur 471.350 (11.6%), Evaristo Sourdís 336.286 (8.3%)” (Ayala, 2006, p. 224).
19 Con respecto a la noción de derrota, cabe destacar la opinión de César Ayala (2006), quien lo considera más como el

inicio de un proceso que como un final: “Más que un inicio, Rojas fue continuidad. Junto a las vicisitudes de su propia
parábola se fue convirtiendo en el símbolo que el populismo necesitaba para expresar los contenidos de ideologías dispersas
sin posibilidad de una canalización permanente. El mérito no sólo corresponde a la última vertiente del populismo. El
anapismo condensa una larga prédica. En su triunfo trabajaron varias generaciones, incluidos los partidos tradicionales hasta
los intentos de crear una tercera agrupación política con matices de un ‘socialismo tercermundista’. Unos tuvieron que ver
en forma directa, otros fueron desbrozando inconscientemente el camino de un populismo frustrado, atajado en forma
violenta como alternativa de poder. Líderes en potencia quedaron a la deriva después de los fracasos; las masas movilizadas
permanecían latentes; el populismo colombiano irrumpía a torrentes, beligerante y revanchista, aunque tardío, en
comparación con los países vecinos” (Ayala, 2006, p. 256).
37
campaña política, razón por la cual un alto porcentaje de los sectores más empobrecidos le

escucharon y creyeron en sus promesas” (Ayala, 2006, p. 255).

El 19 de abril permaneció en la memoria colectiva de una porción de la población como la

posibilidad de un cambio no acontecido, el mito de lo que podría haber sido Colombia si por

primera vez en la historia del país las clases populares se hubieran impuesto ante las élites

políticas.20 En ese marco de protesta ante una supuesta victoria arrebatada al pueblo comenzó

a organizarse el movimiento 19 de abril (M-19) que proyectaba un enfrentamiento con el

poder por la vía armada.

1.1. Principales hitos del accionar del M-19 (1974-1990)

El M-19 fue una guerrilla predominantemente urbana –si bien hacia mediados de los

setenta trató de establecer vínculos en algunas zonas rurales–21 creada a finales de 1973 por

Jaime Bateman, quien fungió como su comandante hasta su muerte en 1982. 22 Tanto Bateman

20 “La mayoría de los anapistas entrevistados por el autor a lo largo y ancho del país manifiestan que el descalabro de la
ANAPO se inició con el hecho de no haber ido hasta las últimas consecuencias. Para ellos se trataba de pasar de los símbolos
a los hechos. Todos querían ver al general Rojas en esos días ataviado con su clásico uniforme militar recorriendo las calles
de Bogotá, llamando a una insurrección justa. Pero eso era, claro está, un imposible, esa efigie, pertenecía a otros tiempos,
a la foto de un gobernante militar de hacía 17 años” (Ayala, 2006, p. 234).
21 Aunque el M-19 se destacó por ser una guerrilla predominantemente urbana, desde 1977 en su Quinta Conferencia

Nacional, el movimiento comenzó a plantearse la necesidad de formar un ejército con base en el sector rural. Sus primeras
experiencias en el terreno rural se dan con la formación de unas escuelas militares en los departamentos de Caquetá y Chocó,
lo que meses después daría origen a las “guerrillas móviles” del Caquetá, Antioquia, Putumayo, Cauca, Santander y Tolima,
sin embargo luego de una serie de golpes militares fueron desmanteladas, aunque quienes sobrevivieron se agruparon
posteriormente al sur del país, dando origen en el año 1979 al Frente Sur del M-19 (Jaramillo, 2006: 83; Holguín y Reyes,
2014: 122). A comienzos de 1981 el M-19 realiza dos operaciones exitosas, la toma de Curillo en el departamento de
Caquetá en enero, y la toma de Mocoa en Putumayo en marzo. Estas acciones eran justificadas por Bateman debido al
deterioro de las condiciones del proceso político que estaban intentando desarrollar en las ciudades, de manera que su
objetivo era desarrollar un proyecto político en el campo y de allí extenderlo hacia los puntos neurálgicos de la producción
(Lara, 2014). La lucha del M-19 también se trasladó al campo por ser una “posibilidad de sobrevivir como proyecto histórico
y como opción política” ya que sobrevivir en las ciudades resultaba mucho más difícil que hacerlo en el campo, que ofrecía
más posibilidades de fortalecer la lucha contra el enemigo (Becassino, 1989: 36).
22 El 28 de abril de 1983 Jaime Bateman desapareció en un avión rumbo a Panamá. Según el testimonio de algunos de sus

compañeros, entre ellos Álvaro Fayad, Bateman viajaba a Panamá para reunirse con el narcotraficante Pablo Escobar, con
el fin de intercambiar opiniones sobre la situación del país y la lucha que cada uno libraba a su manera (Jaramillo, 2006:
119-121). Aun cuando su muerte generó sospechas, entre ellas que se trató de un complot de la CIA, para Yamel Riaño –
miembro del M-19– su muerte se debió en parte a la falta de experiencia del piloto y a las malas condiciones del avión en
el que viajaba (Jaramillo, 2006: 128).
38
como los demás miembros que estuvieron presentes en la fundación del movimiento tenían

experiencia de militancia en otras organizaciones políticas y guerrilleras, pero estaban en la

búsqueda de un espacio que les permitiera expresar una nueva postura frente a la experiencia

revolucionaria. Tal como lo expondremos más adelante en este capítulo, fue este espacio lo

que encontraron en el M-19. Fue este nuevo ejercicio el que se constituyó como uno de los

elementos aglutinadores del movimiento, en la medida que permitió configurar una nueva

visión de la guerrilla más receptiva a los ideales y afectos de sus integrantes.

Las acciones del M-19 se desarrollaron entre 1974 y 1990.23 La primera de ellas tuvo

lugar el 17 de enero de 1974 con el robo de la espada de Simón Bolívar, que se encontraba

exhibida en la casa-museo Quinta de Bolívar en la ciudad de Bogotá. Se trató de una acción

con un alto contenido simbólico, cuya consigna principal fue “Bolívar, tu espada vuelve a la

lucha” (Comunicado del M-19, 1974). De este modo, en su primera declaración el M-19

justificaba el robo de la espada escenificando un llamado a desenvainar una vez más la espada

del Libertador, y con ello su ideario emancipador ante el sometimiento impuesto al pueblo

por las oligarquías colombianas. Instaba a luchar por una segunda independencia, que esta

vez sería total y definitiva (M-19, 1974). Ahora bien, este primer comunicado no aclaraba

qué o quién era el M-19, cómo habría de cumplir su objetivo, ni cuándo volvería a actuar.

Aquí se advierte ya una de las principales particularidades del movimiento: su estrategia de

comunicación política basada en la creación de una expectativa y un cierto efecto de sorpresa

respecto de su propuesta política.

A continuación haremos una breve exposición de los principales hitos del M-19 hasta

su desmovilización en 1990 y de su trayectoria política hasta 1994, año en que sus militantes

23Al respecto, en la tesis de Narváez Jaimes (2012a), anexo 6, se encuentra una detallada cronología del M-19, para el
período comprendido entre el 17 de enero de 1974 y el 9 de marzo de 1990.
39
constituyeron el partido Alianza Democrática M-19. Haremos referencia a estas acciones

para luego detenernos en su estrategia propagandística (en el segundo capítulo) y, finalmente,

en la construcción de su identidad política a través de sus comunicados. La exposición de un

panorama general sobre el accionar del movimiento desde su surgimiento hasta el final de su

existencia resulta tanto más necesaria para comprender sus estrategias comunicacionales y

su discurso político cuanto que aún no ha sido analizada.

Luego de su primera acción en 1974, con el ya mencionado robo de la espada de

Bolívar, en febrero de 1976 el M-19 realizó el ajusticiamiento de José Raquel Mercado, quien

se desempeñaba como Presidente de la Confederación de Trabajadores (CTC) desde hacía

dieciséis años. Unos meses antes, en noviembre de 1975, Alternativa lo había catalogado

como “uno de los dirigentes más traidores y corrompidos de la historia de los trabajadores

colombianos” (Alternativa nº 58, noviembre, 1975, p. 16), pues se le acusaba de establecer

alianzas y firmar acuerdos con el gobierno y empresas privadas en claro detrimento de la

clase trabajadora. Incluso, Alternativa informaba sobre posibles nexos de Mercado con la

CIA y con su equivalente en Colombia: el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS)

(Alternativa nº 58, noviembre, 1975, pp. 16-17).24

El M-19 secuestró a Mercado en febrero de 1976 bajo las acusaciones de traición a la

patria, traición a la clase obrera y enemigo el pueblo. A los quince días de su detención, envió

un comunicado al diario El Pueblo de Cali en el cual suministraba las pruebas de sus

acusaciones y hacía un llamado a un plebiscito para que los sectores populares se

pronunciaran en muros, vallas o pancartas sobre la inocencia o culpabilidad de Mercado.

24
Tal como ya lo mencionamos en la Introducción, Alternativa fue una revista de crítica política que estableció una relación
con el M-19 desde el momento mismo de su creación, pues algunos de los colaboradores de la revista eran también militantes
del M-19. Sobre el surgimiento de la revista y su relación con el movimiento, ampliaremos el análisis en el segundo capítulo
de esta tesis.
40
Días después de la publicación de este comunicado, comenzaron a aparecer en algunas

paredes de la capital consignas con: “Sí es culpable”, que fueron informadas en Alternativa

(nº 72, marzo, 1976, p. 2). La CTC –a quien se le unió la Unión de Trabajadores de Colombia

(UTC)– también participó en el plebiscito y días después emitió numerosos afiches con un

gran “NO” en la mitad (Alternativa nº 73, marzo, 1976, p. 5).

El 7 de abril, en un nuevo comunicado, el M-19 planteó tres exigencias para que

Mercado fuera entregado con vida: 1) la reincorporación inmediata de los trabajadores y

dirigentes sindicales despedidos por exigir sus derechos; 2) la abolición de los decretos

represivos 1821, 528 y 2351, que consideraba violatorios de las libertades sindicales y

políticas elementales; y 3) la publicación textual de su comunicado en la gran prensa el

domingo 11 de abril (Alternativa nº 78, abril, 1976: 26). El ministro del Interior, Cornelio

Reyes, representante del gobierno, rechazó de plano las demandas. El 19 de abril de 1976,

José Raquel Mercado fue ajusticiado.

Un tercer hito fue el robo de armas del Cantón Norte, el 31 de diciembre de 1978. El

Cantón Norte es una base militar del ejército colombiano localizada al norte de Bogotá, en la

cual se encontraba el depósito de armas de la Escuela de Infantería. El M-19 alquiló una casa

cercana al Cantón Norte desde la cual los militantes cavaron durante más de dos meses un

túnel que desembocó en el depósito. Aprovechando los festejos de año nuevo, entre la noche

del 31 de diciembre y la madrugada del 1 de enero de 1979, sustrajeron un número

aproximado de 5000 armas. El ejército emprendió entonces una campaña de recuperación de

lo robado que llevó a la captura de miembros de la cúpula del M-19 así como a la restitución

de gran parte del armamento sustraído.

41
El cuarto hito se da en medio de una operación propuesta por Jaime Bateman para

negociar la liberación de los miembros del M-19 que se encontraban detenidos mediante la

toma de la Embajada de la República Dominicana. La acción –que comenzó el 27 de febrero

de 1980 y se prolongó por 61 días– se realizó en medio de una reunión que se estaba llevando

a cabo en la embajada con motivo de la celebración de la independencia de ese país, razón

por la cual se encontraban entre los asistentes funcionarios diplomáticos de alto rango como

los embajadores de Estados Unidos, Brasil, Venezuela, Costa Rica, México, Uruguay,

Austria, Egipto, Guatemala, Haití, Suiza, Italia, Israel y el Nuncio Apostólico. Durante el

primer día de la toma el gobierno envió como negociador a Alfredo Vásquez Carrizosa,

presidente de la Comisión de los Derechos Humanos, quien ingresó a la embajada en horas

de la noche. El M-19 pidió que el ejército se abstuviera de ingresar a la embajada por la

fuerza, la liberación de 311 presos políticos detenidos en las cárceles del país, cincuenta

millones de dólares y la publicación de un comunicado del movimiento en los principales

medios de comunicación. Vásquez Carrizosa aceptó llevar el mensaje aunque le pidió a los

guerrilleros que liberaran a las mujeres y a los heridos. El M-19 aceptó la propuesta de

Vásquez Carrizosa, por lo que con el transcurso de los días liberó a 16 personas, entre ellas

15 mujeres y un joven empleado de la embajada. Las liberaciones se hicieron gradualmente

hasta que sólo quedaron retenidos 11 embajadores y otros funcionarios de menor rango

diplomático. Estos últimos debieron esperar dos meses hasta su liberación debido al

estancamiento de las negociaciones, ya que desde el inicio el gobierno señaló que no iba a

conceder las demandas del movimiento. En este contexto, resultó crucial la intervención de

delegados de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, quienes por esos días se

encontraban en el país investigando las posibles violaciones de los derechos humanos por

42
parte del Estado a raíz de un informe emitido por Amnistía Internacional. Una de las

situaciones que hicieron posible el cese de la toma fue que la Comisión Interamericana de

Derechos Humanos fuera garante de los derechos humanos en los juicios que se estaban

adelantando en contra de algunos miembros del M-19 que se encontraban detenidos.

El 25 de abril, dos miembros de la Corte Interamericana ingresaron a la embajada y

consiguieron que la toma llegara a su fin. En muy poco tiempo los miembros del M-19 y

algunos de los embajadores saldrían en un avión rumbo a La Habana. También resultó

decisiva la ayuda del ex canciller José María Rivas Sacconi y del industrial Víctor Sasson

Tawil, gerente de Lafayette, quienes dialogaron en varias ocasiones con los integrantes del

M-19 y, según se cree, aportaron una suma de dinero para contribuir al desenlace de la toma.

El 27 de abril de 1980 llegó a la embajada una caravana de vehículos de la Cruz Roja

colombiana que se ubicó frente a la embajada. Media hora después tanto rehenes como

guerrilleros abordaron los vehículos y se dirigieron al aeropuerto. El M-19 salió del país en

compañía de varios de los rehenes y de dos de los comisionados de la OEA en un avión

cubano con destino a La Habana.

El quinto hito es la toma del Palacio de Justicia sucedida cinco años después, durante

los días 6 y 7 de noviembre de 1985. Ubicado en el centro histórico de Bogotá, sobre la plaza

de Bolívar –plaza en la que también se sitúa la casa presidencial–, el Palacio de Justicia es

sede y símbolo del poder judicial en Colombia, puesto que alberga la más alta corte de la

jurisdicción ordinaria del país, la Corte Suprema de Justicia. El objetivo de la toma era hacer

una revisión pública del proceso de paz entre el M-19 y el gobierno para explicarle al país

por qué el movimiento había abandonado la tregua. Entre sus exigencias se encontraban la

publicación de un manifiesto en los periódicos de mayor circulación nacional denunciando

43
las fallas del proceso, el acceso a la radio y a la televisión, un programa radial de una hora

durante cuatro días y la presencia del presidente de la república en el Palacio de Justicia para

revisar el proceso de paz.

Hacia el mediodía de aquel 6 de noviembre, unos 40 miembros del M-19 trataban de

acceder el control total sobre el edificio con aproximadamente unos 350 rehenes en su

interior, entre empleados, visitantes y magistrados de la Corte Suprema de Justicia y el

Consejo de Estado. A los pocos minutos de iniciada la toma, la policía y el ejército nacional

conformaron un cordón de seguridad alrededor del Palacio para recuperar el control sobre el

edificio. Los magistrados y empleados del edificio se refugiaron en sus oficinas, desde donde

siguieron teniendo acceso a los teléfonos, lo que les permitió comunicarse con sus familiares

y con distintas emisoras radiales para pedir un cese al fuego y la preservación de sus vidas.

Si bien el presidente de la república Belisario Betancur Cuartas se encontraba en el

Palacio de Nariño en el momento de iniciar la toma, delegó en la fuerza pública todo el

proceso de retoma, negándose a dialogar con el M-19 e incluso a atender la llamada del

presidente de la Corte Suprema de Justicia, Alfonso Reyes Echandía, quien llamó

insistentemente al presidente Betancur para que ordenara el cese al fuego y se sentara a

negociar con el M-19. Las fuerzas armadas recurrieron a todo su arsenal de guerra para

recobrar el control del Palacio. A las dos de la tarde, mediante el uso de tres tanques de

guerra, el ejército disparó contra las puertas del edificio con la intención de derrumbarlas y

permitir el avance tanto de los tanques como de los militares, situación que se dio en pocos

minutos luego de iniciados los ataques. Esta acción permitió que cerca de 140 personas fueran

liberadas, y trasladadas a la Casa del Florero.25

25El Museo de la Casa del Florero, es un edificio de construcción colonial de dos pisos ubicado en la esquina noreste de la
Plaza de Bolívar, diagonal al Palacio de Justicia. Fue convertido en museo porque allí se proclamó el Grito de Independencia
44
En medio de los enfrentamientos, en horas de la tarde se inició un incendio que se

propagó a lo largo de todo el edificio. Esto obligó a guerrilleros y rehenes a refugiarse en los

pisos más altos de la edificación. Cuando el incendio ya consumía los tres primeros pisos del

bloque suroriental del Palacio, las tropas y tanques del Ejército debieron replegarse hacia la

Plaza de Bolívar. Quienes habían sobrevivido hasta ese momento, entre guerrilleros y

rehenes, se vieron obligados a refugiarse en un baño de seis metros de largo por tres metros

de ancho ubicado entre el segundo y el tercer piso, donde pasaron toda la noche (Carrigan,

2009). Al día siguiente, ya con el fuego controlado, el Ejército localizó el último grupo de

sobrevivientes en el baño del entrepiso, a donde finalmente accedió hacia el mediodía.

A la una de la tarde, el Palacio ya estaba totalmente controlado por las Fuerzas

Armadas. El saldo oficial fue de casi un centenar de víctimas mortales, incluida la casi

totalidad de los miembros del M-19, con excepción de Clara Helena Enciso e Irma Franco

Pineda. La primera se camufló entre los rehenes y posteriormente se exilió en México,

mientras que Irma Franco aún se encuentra desaparecida (Carrigan, 2009; Rodríguez, 2010).

Ella no fue la única; diez personas más permanecen en esta situación, principalmente

miembros de la cafetería y visitantes. Por estos hechos el Estado colombiano fue hallado

responsable por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en 2014.26

El hito que pone fin al accionar guerrillero del M-19 fue la entrega de armas el 8 de

marzo de 1990 en el marco de un acuerdo de paz firmado con el gobierno de Virgilio Barco

el 20 de julio de 1810. Durante el proceso de retoma, la Casa del Florero se convirtió en la sede de estrategia desde donde
el Ministro de Defensa, General Miguel Vega Uribe, el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares, Mayor
General Rafael Samudio Molina, y del Comandante de la XIII Brigada del Ejército, llevaron el control de todas las personas
que fueron liberadas del Palacio de Justicia.

26
Este fallo ha sido cuestionado sobre la base de datos arrojados por recientes investigaciones (agosto de 2019) realizadas
por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, adscrito a la Fiscalía General de la Nación –ente acusador
en Colombia–, sosteniendo que en el Palacio de Justicia no hubo desaparecidos sino malas identificaciones y entrega de
cuerpos equivocados a los familiares de las víctimas.
45
(1986-1990). Posteriormente, algunos de los militantes del M-19 conformaron el partido

Alianza Democrática M-19 (ADM-19), que tuvo una amplia participación en la Asamblea

Nacional Constituyente de 1991,27 de reforma de la Constitución de 1886. 28

1.2. Ejercicio político del M-19: emergencia de una nueva vertiente populista a inicios

de la década del setenta

El proyecto político del M-19 se inscribió dentro de una nueva vertiente populista en

el país, que tomó como herencia el legado del gaitanismo y el anapismo. Según Ginneth

Narvaéz (2012b) el perfil de movimiento populista del M-19 se advierte en la presencia de

un líder carismático, en un programa de lucha por la democracia y en una red de afectos y

simpatías promovida por una figura como la de Jaime Bateman. Para mostrarlo, la autora se

basa en los debates teóricos contemporáneos en torno a la noción de populismo que le

permiten caracterizar al M-19 en torno a ese concepto.29 Desde su perspectiva, y en línea con

la producción teórica de Enrique Peruzzotti (2008)30 y Ernesto Laclau (2009) 31 sobre la

27 “El M-19 llegó a la Asamblea Nacional Constituyente a través de una sola lista de carácter nacional y suprapartidista,
encabezada por Antonio Navarro. Con esta lista obtuvo 992.613 votos, equivalentes al 26.75% de la votación, que le dieron
derecho a 19 curules, dieciocho por cociente y una por residuo” (Cepeda, 1992, p. 159 en: Vega, 2014, p. 41). “La alta
votación que obtuvo la AD M-19 le permitió participar de manera amplia en la Asamblea Nacional Constituyente, ya que
por consenso de los constituyentes se estableció un triunvirato que representaba a las fuerzas mayoritarias [El Partido
Liberal, la Alianza Democrática M-19 y el Movimiento de Salvación Nacional, representados por Horacio Serpa, Antonio
Navarro y Álvaro Gómez respectivamente]” (Vega, 2014, p. 42).
28 El objetivo de esta convocatoria era reformar la Constitución de 1886 en un intento por suplir la demanda histórica de

apertura democrática que estaba en el origen del conflicto armado y que por tantos años había sido reclamada por el pueblo.
Con la nueva Constitución (la de 1991, actualmente vigente), se ponían límites a los estados de excepción, y se promovía
el empoderamiento ciudadano con distintos mecanismos de participación y protección de los Derechos Humanos, a través
de la acción de tutela –un mecanismo basado en el juicio de amparo mexicano–. Otro elemento a destacar, es que la nueva
Constitución permitió consolidar la integración institucional con las Fuerzas Militares, que aceptaron su subordinación al
Gobierno nacional, y finalmente acabar con las tensiones entre ambos actores. A esto se sumó la potestad que se le otorgó
a la Corte Constitucional para salvaguardar los derechos de los ciudadanos.
29 Por su parte, William Ramírez Tobón (1990) y Mario Aguilera (2009) han definido sus acciones en términos de populismo

armado, aunque no lo han fundamentado de manera exhaustiva.


30 “Define el populismo como “una de las múltiples formas específicas que la democracia puede adoptar en las sociedades

modernas” (Perruzzotti, 2008, p. 103). Para Perruzzotti el populismo es una de las tantas formas que acoge la democracia
en su ejercicio, indistintamente de los presupuestos o fundamentos político-ideológicos que se abanderen” (Narváez Jaimes,
2012b, p. 129).
31 “Para quien ningún ejercicio político está exento de ser populista. Siempre se construye un pueblo frente a un enemigo,

creando así una frontera interna de diferenciación” (Narváez Jaimes, 2012b, p. 129).
46
lógica del populismo y la lógica de la democracia, Narváez Jaimes (2012b) afirma que el M-

19 “desarrolló su discurso sobre la base de un reivindicación democrática y sobre ella

fundamentó su identidad” (p. 130). Además, considera que su programa político no fue

estático sino que se fue adaptando a las circunstancias que enfrentaba la organización (p.

125). En este sentido, la autora sostiene que el M-19 fue abandonando progresivamente los

presupuestos anapistas y socialistas que propuso en sus inicios para ir configurándose como

un movimiento guerrillero más amplio, que formuló como objetivo principal la

democratización del país:

El M-19 en sus inicios se orientó sobre la base de la influencia marxista que tuvieron sus
dirigentes, respecto al centralismo democrático; ya al final de su proceso como organización
alzada en armas, propuso la búsqueda de un modelo de democracia participativa (M-19, 1985,
p. 12), como uno de los objetivos del Diálogo Nacional de 1985. Este diálogo se configuraba
como el “instrumento de participación democrática para todo el país dentro de los marcos
actuales del régimen oligárquico” (Cuesta, 1997, p. 12). El M-19 comprendía el ejercicio
democrático como el espacio incluyente de representación y deliberación de los diferentes
sectores sociales (Narváez Jaimes, 2012b, p. 131).

Sin embargo, Narváez (2012b) advierte que no sólo por el hecho de bregar por la

democracia y hacer de ella un significante vacío 32 se puede comprender al M-19 como

populista, sino que otros aspectos de su práctica permiten considerarlo como tal. Uno de ellos

es la figura del líder, Jaime Bateman, y su ideario político. El otro aspecto está dado por su

lógica de amigo-enemigo, “desde la cual se crea una frontera interna, en donde se reconoce

quiénes somos nosotros, quiénes son ellos, y quiénes no están con nosotros” (2012b, p. 134).

En síntesis, Narváez considera que mientras en sus inicios el M-19 orientó su discurso

político en base a presupuestos anapistas y socialistas, estos presupuestos se fueron

32
“El significante vacío aparece en el momento en el que se recurre a una enunciación que expresa el interés de una
universalidad, bajo la invisibilización de las particularidades. De esta manera el proceso de representación política se
acompaña del vaciamiento de un significante, se presenta como un vaciamiento de la particularidad para lograr congregar
y aglutinar a partir de una universalidad difusa” (Narváez Jaimes, 2012b, pp. 131-132).
47
abandonando para configurar una propuesta populista. Sin embargo, en esta tesis

pretendemos demostrar que, pese a las variaciones que se registran en su discurso, en el M-

19 siempre estuvo presente esta concepción, estrechamente vinculada con los primeros

ejercicios populistas reseñados al inicio de este capítulo. Basándonos tanto en el discurso del

movimiento como en los testimonios de sus miembros, en este primer capítulo

comenzaremos por analizar los tres significantes señalados por la autora tal como se

configuraron desde el origen mismo del movimiento.

1.3 Figura del líder: Jaime Bateman.

Tal como hemos mencionado más arriba, el M-19 se ubicó en su origen como una

organización insurgente muy cercana a la ANAPO.33 Se trataba de acumular fuerzas entre

las masas anapistas con el objetivo de ejercer la presión necesaria “para que la apertura

política y el reconocimiento de los derechos políticos de todos los ciudadanos se concretara”

(Narváez, 2012b, p. 128).

Para la construcción de su propuesta política, el M-19 trató de reivindicar, desde la

vía armada, la apuesta de la ANAPO (a su vez basada en el gaitanismo) por la construcción

de un proyecto de nación que fuera más amplio en términos políticos, sociales y culturales.

En este sentido, resulta significativo que en la elección de su nombre estuviera presente la

referencia a la fecha de las elecciones del 19 de abril de 1970, que en la memoria

contemporánea había quedado asociada a la sospecha de fraude y al impedimento de un

gobierno alternativo, cercano a las demandas populares de renovación social y política.

33En la reunión originaria estuvieron presentes quienes serían las figuras más reconocidas dentro del movimiento: Jaime
Bateman Cayón, Luis Otero Cifuentes, José Yamel Riaño, Afranio Parra Guzmán, Germán Rojas Niño, Iván Marino Ospina,
Arjaid Artunduaga, Álvaro Fayad, Eddy Armando, Vera Grabe Loewenherz y María Eugenia Vásquez (Holguín y Reyes,
2014, p. 93). “El M-19 surgió de una confluencia política de ex militantes de otras organizaciones políticas de izquierda, en
donde también concurrió la corriente disidente del ala socialista de la ANAPO” (Narváez Jaimes, 2012b, p. 118).
48
Abordaremos ahora la figura del líder carismático como primer significante vacío

presente en una propuesta que convocaba a sus seguidores recurriendo a la emotividad y a

elementos no racionales (Abst & Rummens, 2007, p. 407 en: Narváez Jaimes, 2012b, p. 134).

Ese líder fue uno de los fundadores y comandantes del movimiento hasta su muerte en 1982,

Jaime Bateman.34

Para Afranio Parra, uno de los más reconocidos cuadros militares, Bateman

[s]abía manejar mucho el factor humano de la gente, creo que ésa era una vaina clave en el
hombre. No se ponía mucho con la cuestión de lucidez política o la perfección en la línea,
sino que él manejaba lo humano de la gente. Eso era clave en él. Y la flexibilidad, la amplitud
política con que movía todo. El hombre con más proyección, más universal que tenía el
movimiento revolucionario en ese periodo era él […]. La audacia es otro elemento muy
importante. Un tipo audaz, arriesgado, lanzado como él solo. Él era loco. ¡Loco! Loco en el
sentido genial de la palabra. Porque hay dos clases de locura, la locura genial y la locura
estúpida, ¿cierto? Él era genial (Entrevista a Afranio Parra en: Becassino, 1989, p. 145).

De acuerdo con este testimonio, Jaime Bateman era un hombre universal, con

amplitud política, lo cual se reflejaba en su experiencia en ámbitos partidarios, pues había

sido parte de diversos movimientos y partidos políticos y guerrilleros hasta que encontró su

lugar en el M-19.35 Esta característica era utilizada por el movimiento como elemento

cohesionador, en la medida en que el máximo comandante del M-19 aparecía como un

representante de la diversidad política del país. También lo era en cuanto a la diversidad

34 “Jaime Bateman Cayón, fundador y comandante del movimiento hasta su muerte en 1982. Nació el 23 de abril de 1940
en Santa Marta, ciudad ubicada a orillas del caribe colombiano; “se involucró en la política siendo muy joven. Combatió la
dictadura de Rojas Pinilla al lado de la burguesía colombiana; militó luego en la Juventud Comunista; hizo política a favor
del ex presidente Alfonso López Michelsen, quien por esa época, desde la oposición, dirigía el Movimiento Revolucionario
Liberal, MRL; estuvo cerca del cura guerrillero Camilo Torres; ingresó posteriormente a la guerrilla y, expulsado del Partido
Comunista, trabajó dentro de la Anapo del ex dictador Rojas y fundó con otros compañeros el Movimiento 19 de abril, M-
19. En la vida de Jaime Bateman, se resumen así, prácticamente, los últimos veinticinco años de la historia de Colombia”
(Lara, 2014, pp. 26-27).
35 Además de su militancia, Jaime Bateman también se acercó a la movida artística bogotana, específicamente con el Café

Teatro Experimental La Mama. Fundado el 5 de mayo de 1968, La Mama emergió en la época como una posibilidad para
la izquierda radical de generar prácticas de subversión tanto estética como política; fue un intercambio de experiencias que
generó en ambos actores, cierta “tendencia a teatralizar ciertas acciones políticas y la disposición a una búsqueda estética
para expresar ciertas imágenes sobre la historia y la realidad política colombiana” (León, 2009, p. 230).
49
cultural, pues se recurría a su origen regional como otro elemento clave de su personalidad.

Esto se advierte en la caracterización de Bateman que hacía Afranio Parra como un “costeño

enguerrillerado”, que otorgaba a su imagen una connotación informal, incluso festiva.

El término costeño, es un gentilicio usado en Colombia para referirse a las personas

nacidas en la costa atlántica, provenientes de ciudades como Cartagena de Indias,

Barranquilla y Santa Marta –esta última, lugar de nacimiento de Bateman–. Generalmente es

un concepto usado como diferenciador, con cierto carácter peyorativo, entre la costa atlántica

y el interior del país donde se encuentra ubicada la capital, Bogotá. Debido a las condiciones

geográficas del país, Colombia no cuenta con estaciones, pero sí con una variedad de climas,

por lo que en Bogotá las temperaturas comparadas con el resto del país son muy bajas (entre

10 y 18 grados centígrados durante todo el año), mientras que en la costa las temperaturas

oscilan entre los 25º y los 35º grados. A partir de esta diferencia es que se comenzaron a

configurar estereotipos que definían a los “costeños” como una cultura alegre y cálida, 36 y a

los “cachacos” –gentilicio de las personas de Bogotá– como una población fría y poco alegre.

Ahora bien, si tenemos en cuenta que el fenómeno guerrillero tuvo su origen en

regiones cercanas al interior del país, era poco común que un “costeño” integrara las filas de

estos movimientos, y mucho más que fuera el comandante de uno de ellos. Precisamente,

para el M-19 esta característica de Bateman significó una posibilidad de demostrar que en el

movimiento había lugar para todos sin importar su lugar de procedencia. Por otro lado, en

base a esa particularidad se incluyó dentro del proyecto ideológico del M-19 la concepción

de la revolución como una fiesta.

36Y también mágica por su cercanía al mar, como lo retrató el Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez en algunas de
sus novelas y cuentos.
50
Para el propio Jaime Bateman, ser costeño constituía una ventaja pues dichos rasgos

identitarios regionales reforzaban su pertenencia a la cultura colombiana: “de pronto lo que

pasa es que la personalidad ayuda bastante a que las cosas se hagan con cierto saborcito a

novedad, con saborcito a trópico” (Colectivo Juvenil Carlos Pizarro, 2009, p.156). Esto se

advierte también en una entrevista del líder del M-19 con sectores de la militancia juvenil:

Jaime Bateman: Nosotros somos gente despreocupada, pero eso no tiene nada que ver con
la indiferencia. Nos gusta bailar, y ¿qué hay de negativo en eso? ¿A quién no le gusta
abrazarse en público? Pero nuestro espíritu, nuestro modo de ser y nuestro sentido de la vida
son incompatibles con la sujeción o el sometimiento. En la costa, la rebeldía es una virtud
regional. El despelote y la indisciplina no son más que pura rebelión contra las cosas
aburridas. El desorden es otra forma de ordenamiento que no se puede comprender a partir
de una visión amarga de la vida. A la hora de la lucha, es preferible un combatiente alegre.
Entrevistador: Entonces, Comandante ¿la revolución es cosa de costeños?
J.B.: No lo tomes como una especie de determinismo étnico o geográfico. Pero durante
muchísimos años, casi toda la vida, los costeños hemos puesto a bailar al país. Una rumba a
punta de guabina37 no se la aguante [sic] ni un sordo. En cambio, un vallenato, un porro, ¡no
joda!, ¡coño!, ¡qué contribución original a la desinhibición colectiva! (Colectivo Juvenil
Carlos Pizarro, 2009, pp. 32-33).

Bateman concebía una nueva forma de entender la revolución a partir de su propia

experiencia política y revolucionaria. Antes de ser comandante del M-19 había militado en

las FARC, de donde había sido expulsado cuando intentó hacer un proyecto de guerrilla

urbana llamada “Comuneros”. A raíz de esa experiencia, flexibilizó la idea de la revolución

en el proyecto ideológico del M-19. En su opinión, la guerra se ganaba uniendo al pueblo;

pero cierto dogmatismo, los numerosos principios y requisitos exigidos por las guerrillas

tradicionales, restringían la capacidad de acción de las masas, las limitaban. Desde su punto

de vista, la teoría había cercado la capacidad de pensar más allá de ella, de debatir, de poner

en discusión: “el marxismo no se creó para filosofar. Se creó para llevarlo a la práctica”

37 La guabina es unbaile típico del folclor de la región andina colombiana (zona central del país), con influencia de la cultura
española presente durante la época de la Colonia en el país.
51
(Entrevista a Jaime Bateman en: Lara, 2014, p.129). Esta concepción se advierte también en

la entrevista antes mencionada:

Mire, cuando le hablen de revolución, no le tenga miedo a una cosa que es muy sencilla. Es
que la oligarquía les ha enseñado a estos pueblos que la revolución es un desastre y que la
revolución es una hecatombe. Pero el pueblo piensa lo contrario porque para él la revolución
es una gran fiesta... Es sentir por primera vez su poder, mancillado, frustrado decenas y
decenas de años. Para nosotros la revolución no es el problema de las armas, sino el problema
de las masas, del pueblo (Colectivo Juvenil Carlos Pizarro, 2009, p. 23).

En el M-19 Bateman apostó, por una parte, a la reivindicación del goce en el quehacer

revolucionario, y por la otra, a la experimentación del accionar guerrillero. Esto se tradujo en

la definición de la revolución como una fiesta, según la cual no se iba a las operaciones

militares con la idea de la muerte heroica; “ya no era la tensión del hombre que se sacrifica,

sino fundamentalmente el disfrute de una actividad que tiene sus riegos, pero que también

tiene el sabor del desafío, la excitación, la euforia de coronar” (Entrevista a Carlos Pizarro

en: Becassino, 1989, p. 54).

Pues la rumba es como un desenfreno de la alegría. Es mucho más fácil convocar a la gente
desde la alegría. Los momentos de alegría son momentos de identidad total. Es decir, nosotros
nunca logramos con un discurso político lo que logramos en una fiesta. En una fiesta se tejen
lazos de una calidad muy grande, casi indestructibles… En la alegría se desenfrena la
confianza. Cuando Bateman dice que la revolución es una fiesta, o que la revolución es un
sancocho, uno se pone a pensar y es cierto (Entrevista a Rojas en Becassino, 1989, p. 154).

En este último testimonio se evidencia de qué manera el pensamiento de Bateman

logró trascender el movimiento, pues para el momento en el cual fue realizada esa entrevista

el denominado “Comandante” ya había muerto hacía unos años y el M-19 se encontraba de

cara a una posible desmovilización en el marco de un acuerdo de paz con el gobierno. Sin

embargo, la idea de la revolución vista como una fiesta aún trascendía; sin importar el cómo,

ni el cuándo, sus miembros sentían esta idea vigente.

52
De la concepción de la revolución como una fiesta se desprende un importante

elemento cohesionador vinculado a los afectos, pues a partir de la desinhibición colectiva y

la alegría generada en el contexto de una fiesta era más sencillo crear lazos de afectividad

entre los integrantes del movimiento. A su vez, la idea de revolución se vinculaba con una

dimensión corporal y sensible, menos racional, a la que estaba asociada la cultura popular.

En palabras de una de sus integrantes, María Eugenia Vásquez: “nuestros jefes desacralizaron

la actividad revolucionaria […] la acercaron a los anhelos juveniles de la época, la hicieron

compatible con el amor, con la rumba” (Madariaga, 2006, p. 118). Así, el M-19 rompió con

el ideal guerrillero disciplinado y racional de la época, que invitaba al sacrificio por la causa,

y propuso una visión más flexible e integradora de otros órdenes de la vida cotidiana tales

como los afectos y el entretenimiento (Madariaga, 2006). Tal como explica Narváez, para el

movimiento:

El afecto era un factor convocante, cohesionador y movilizador. El M-19 a pesar de plantear


una plataforma política tan abierta, tenía una característica particular frente a las demás
organizaciones guerrilleras. No era el simple carisma de sus dirigentes lo que le gustaba a sus
militantes o a sus simpatizantes, lo que en realidad cohesionaba al M-19 era que basaba su
funcionamiento en el afecto (Narváez Jaimes, 2012b, p. 134).

Una estrategia para crear este tipo de vínculos estuvo dada por la utilización de un

lenguaje más simple, inusual, creativo, directo, que buscaba así un acercamiento con sus

interlocutores. Es por esto que sus líderes siempre se opusieron a los teoricismos (Narvaéz

Jaimes, 2012b, p. 135) y plantearon una suerte de fusión entre la identidad del M-19 y la de

la cultura nacional en general. Así, Bateman llegó a señalar que aquel que no entendía el

accionar del M-19 era porque no comprendía al país:

Lo que nos interesaba era encontrar esa nueva manera de luchar, de organizarse, de unirse,
de ligarse –como movimiento armado– al movimiento popular, de conjugar la fuerza de la
53
política con la fuerza de las armas, de hacer la revolución del pueblo, es decir, de hacerla
como es la gente de Colombia, sencilla, luchadora, alegre, descomplicada, con sentido del
humor, mamagallista, sin carretas pesadas, gente que se le mide a las cosas cuando ve
posibilidades de victoria (Entrevista a Bateman en: Lara, 2014, p. 142).
La revolución del pueblo implicaba para Bateman una apertura democrática

ampliamente incluyente, que denominó con la metáfora culinaria del “sancocho nacional”.38

Desde su concepción, en la que se advierte también una connotación corporal, vinculada a lo

alimentario, hacer bien la política, era equiparable con hacer bien un sancocho:

Hay que echarle la yuquita, el plátano, la papita. Hay que rebullirlo. Hay que mirarlo. Hay
que estar atentos para que no se queme. Hay que echarle ajicito, poner la música, hacerle
sombra debajo de un almendro… Es que sin almendro y sin música no hay sancocho que
resulte bueno (Entrevista a Bateman en: Lara, 2014, p. 255).

Bateman se convirtió en un líder carismático como factor convocante, cohesionador

y movilizador, que hacía parte de esa gente alegre, desestructurada, luchadora, a quien las

“carretas pesadas” del dogmatismo de izquierda no le llegaban porque no se conectaban con

sus intereses. Partiendo de este primer aspecto identitario, podemos continuar con el siguiente

significante, su ideario: la reivindicación de la democracia para el pueblo.

1.3.1. Ideario: la noción de democracia.

La noción de democracia constituye uno de los mayores significantes vacíos de la

organización, pues al reconocer la heterogeneidad del pueblo, resultante de la conjunción de

sectores diversos, el concepto se vació de contenido. Este concepto fue central en el propósito

38El sancocho es un popular plato típico colombiano que consiste en una sopa hecha con tubérculos, verduras, condimentos
y carnes. Estas últimas le dan el nombre al sancocho, sancocho de pescado, sancocho de gallina. Se prepara en una olla
grande en la que se hierven en agua todos los ingredientes, los cuales varían de acuerdo a la región así como también varían
las formas de preparación, pues aquellas más artesanales utilizan fogones de leña para la cocción. Es un plato que hace parte
de la cultura popular colombiana, presente en fiestas y reuniones familiares.
54
de abarcar a todos los sectores que el movimiento pretendía representar, para poder

persuadirlos y obtener de ellos reconocimiento y legitimidad.

Para articular su proyecto de amplitud política con sus acciones armadas, el M-19 se

proponía convocar a amplias bases a un espacio al cual “se podía pertenecer sin diferenciar

de qué clase social se provenía, o qué intereses políticos se estaban representando realmente”

(Narváez Jaimes, 2012b, p. 138):

La magia al interior del M-19 funciona en primer lugar por el sentido de atracción que ha
existido entre nosotros, y entre el M y el país, el M frente al país. Ese elemento mágico, así,
genera una atracción, que es un elemento, pues, de la magia. Y otro elemento, que ha sido
muy particular del M-19, es lo que se llama en magia la mímesis, que es la capacidad de
transformarse para estar en todos los medios […]. Hemos tocado todos los niveles sociales,
todas las razas… El M-19 es una mezcla de cuanta mierda hay, indios, negros, mestizos,
blancos, cuanta joda, intelectuales (Entrevista a Afranio Parra en: Becassino, 1989, p. 130).

Según Narváez, la noción que el M-19 tiene de pueblo se puede comprender a partir

de la reconstrucción histórica que han elaborado del concepto Mario Aguilera y Renán Vega

en su libro Ideal democrático y revuelta popular. Esta concepción de pueblo, que no

diferencia sectores sociales, se esgrime en Colombia desde el siglo XIX. “La noción que

surgió de pueblo tuvo que ver con la alianza de sectores subalternos para luchar por una

democracia no sólo político-electoral, sino por una democracia económica y social” (Narváez

Jaimes, 2012b, p. 138). Esta concepción que luego fue influenciada por el gaitanismo y los

movimientos populares y sociales, contempla tanto a los obreros como a la pequeña

burguesía que a lo largo de la historia se encontraron sometidas a las élites criollas:

Así como para Gaitán, para el M-19 tampoco existían sectores diferenciados dentro de los
mismos explotados, el pueblo del M-19 se convirtió en una conglomeración del conjunto de
la población colombiana, la conformaban aquellos que no tenían derechos políticos en un
entorno democrático y quienes habían sido parte de un proceso de despojo por parte del gran
capital […]. En contraposición al pueblo, se ubicaba la clase dominante compuesta por la
élite social, política y económica. Los subalternos se identificaban al constituir un bloque en

55
defensa del nacionalismo de la justicia y la democracia, sin importar condición de clase, etnia,
género, o profesión (Narváez Jaimes, 2012b, pp. 139-140).

En este sentido, por ejemplo, Jaime Bateman legitima su defensa de la democracia en

base a una evaluación de las condiciones de subordinación a las cuales se encontraba

sometido el pueblo, condiciones que más allá de un sistema electoral eran consideraban

antidemocráticas:

Este es un estado montado para gobernar durante siglos… Sus instituciones están basadas
sobre estructuras realmente opresivas… Nosotros estamos convencidos de que si se
implantaran las libertades democráticas en Colombia, eso, simplemente, ¡ya constituiría una
revolución! Aquí las libertades burguesas ni siquiera han llegado. Aquí el estado de sitio
permanente institucionalizó la represión… Aquí los sindicatos están atados: este es el país de
América Latina donde ha existido el menor porcentaje de sindicalización. Aquí solo el veinte
por ciento de la clase obrera está sindicalizada… Aquí la gente se acostumbró a la represión,
sí, se acostumbró a que se la lleven a la policía a darle patadas… Aquí la mayoría no sabe
qué es la libertad… Aquí detienen al que les dé la gana, lo retienen diez días, lo someten a
las peores torturas y aquí no pasa nada… Aquí la protesta está amordazada, está represada…
Aquí los intelectuales tienen que emigrar, sólo se quedan unos cuantos, los más verracos, los
que soportan trabajar en unas condiciones increíblemente difíciles… ¿Qué tal que aquí se
abrieran las compuertas? ¿Qué saldría entonces de ese volcán rico, reprimido allí? La riqueza
intelectual de Colombia es enorme. Pero la ausencia de democracia no permite que ella se
demuestre más (Entrevista a Jaime Bateman en: Lara, 2014, p. 226).

Bateman destaca en su discurso el modo en que Colombia, pese a ser un país enorme

en riqueza, no puede avanzar ante la ausencia de democracia, entendiendo la democracia

como democracia popular, que se comprende en torno a las mejoras que se pueden lograr en

términos de bienestar (Aguilera y Vega 1991).

Así, el M-19 se fue distanciando de los dogmatismos e hizo de la democracia su

objetivo total. Por ello, Narváez encuentra que en el caso del M-19 se vislumbra un híbrido,

un “populismo democrático […] que no por ser populista deja de ser democrático. De ahí

que no sea una amenaza al sistema, sino que su reivindicación contraiga la necesidad de la

reforma política que requería Colombia para modernizar su sistema político” (Narváez

56
Jaimes, 2012b, p. 140). Esto lo podemos rastrear en el discurso de Bateman cuando se refiere

a que el hecho de implantar libertades democráticas en Colombia ya constituía una

revolución. De este modo, su revolución consistía en acercar las libertades burguesas,

fortalecer los sindicatos y las protestas, dar libertad al pueblo. La noción de democracia fue

cargada con un contenido definido de acuerdo con prácticas políticas concretas, circunscrito

al campo de la lucha por la democracia participativa, como un proceso que no se presentaba

como incompatible respecto de la táctica de la lucha armada.

La manera de convocar amplias bases se dio mediante la simplicidad del lenguaje,

eligiendo una sintaxis y un vocabulario simples, lo cual podía resultar ampliamente

aglutinante pues interpelaba a todas aquellas personas que no se sentían representadas por

ningún otro movimiento social. Esta era su manera de generar un sentido de atracción pues

trataban de expresar de la manera más coloquial posible sus fundamentos ideológicos:

Los pueblos nunca se concientizan antes de la revolución. ¡Es después que se logra
concientizarlos! No se necesita mucho el discurso ideológico para vincular las masas a la
revolución. Los campesinos se suman a ella muy fácilmente. Ellos la necesitan más que
nosotros… Pero si los revolucionarios les hablan de las contradicciones entre la coexistencia
pacífica y la lucha armada, o de las ventajas de la China sobre el social-imperialismo, o de la
revolución democrático-burguesa, o del internacionalismo proletario, o de cosas similares,
¡no entienden un carajo! ¡Y no tienen por qué entenderlo! A las masas, eso, no les interesa…
Ese discurso debilita al movimiento revolucionario: escuchándolo, el pueblo no se une a la
revolución, no se suma a la guerra. Y la revolución se hace para el pueblo. El pueblo es lo
fundamental, ¡el pueblo, el pueblo, el pueblo! Por eso tenemos que nacionalizar la revolución,
ponerla bajo los pies de Colombia, darle sabor de pachanga, hacerla con bambucos, vallenatos
y cumbias, hacerla cantando el Himno Nacional… (Entrevista a Jaime Bateman en: Lara,
2014, p. 124).

Otro elemento importante dentro de esta concepción de democracia es su relación con

el nacionalismo. Para el M-19, era necesario emprender un proceso revolucionario en función

del pueblo, es decir, a partir de los problemas que aquejaban en esos momentos a la sociedad

colombiana. De allí que a largo de su discurso esté presente un intento de diferenciación

57
respecto de las demás guerrillas que, en su opinión, estaban muy ideologizadas e inmersas

en un discurso político y académico alejado del pueblo:

Jaime decía: “Lo más revolucionario hoy en Colombia es la democracia”. Y cuando decía
que lo más revolucionario en Colombia era la democracia estaba abriendo una tronera
inmensa a todas las posiciones marxistas leninistas, porque estaba diciendo que la
democracia, la misma que de alguna manera proclamaba la burguesía colombiana y los
sectores de la dirigencia política del país, nos identificaba. Pero él aclaraba: “La democracia
burguesa es exactamente la antítesis de la democracia, porque es una democracia para
poquitos, es una democracia para los dirigentes, no es una democracia para el pueblo. El
pueblo no tiene que excluir a los burgueses, sino involucrarlos en el proceso democrático,
pero también tiene que incluirse él como pueblo, como campesino, como obrero, como
estudiante”. El “sancocho” era revolver todo y hacer un proyecto político capaz de sacar
adelante el país. Pensábamos eso (Entrevista a José Yamel Riaño en: Jaramillo, 2006, p, 118).

La propuesta del M-19 consistía en nacionalizar la revolución. Por eso apelaba a

elementos culturales y tradiciones propias de la nación colombiana. En el mismo sentido de

la propuesta de Bateman del “sancocho nacional”, se trataba de celebrar la revolución al

ritmo de los vallenatos y cantando el himno nacional:

Nosotros, –ya lo hemos dicho hasta la saciedad–, somos demócratas nacionalistas porque
creemos que esa es la línea de América Latina. Después de la revolución cubana, que
conmovió los cimientos de estas sociedades porque fue la más profunda en cuanto a
democracia se refiere, vino Nicaragua. Los nicaragüenses no son sino los continuadores de
una lucha que lleva cincuenta años. Y nosotros, el M-19 aquí en Colombia somos los
continuadores de una gran idea gaitanista. Pensamos en un gran país donde la democracia no
sean la oligarquía liberal y conservadora, sino un país donde esa democracia sea la de un
pueblo liberal, conservador, comunista, socialista. Un nacionalismo sano, un nacionalismo
popular, revolucionario porque nosotros pensamos que hay que revolucionar este país. Sin
ningún temor (Entrevista a Bateman en: Colectivo Juvenil Carlos Pizarro, 1980, p.136).

Esta cita es parte de una entrevista realizada los días 18 y 19 de abril de 1980 a Jaime

Bateman por el periodista Germán Castro Caicedo, en el marco de la toma de la embajada.

Esta coyuntura fue ingeniosamente utilizada por Bateman, para salir del anonimato y

presentarse al país como el Comandante del M-19. La identidad política nacionalista señalada

por Bateman en esta entrevista sería una característica permanente en el discurso del
58
movimiento, y por tanto la desarrollaremos más ampliamente en el tercer capítulo de esta

tesis, cuando expongamos los núcleos recurrentes en el discurso populista del M-19.

1.3.2. Lógica amigo-enemigo

En el proceso de construcción de un discurso centrado en la noción de pueblo se

suelen crear fronteras de diferenciación respecto de un otro, representado como un enemigo.

Se instituye así una lógica binaria de amigo-enemigo que se encuentra presente en gran parte

del ejercicio político y estructura el mundo en dos partes excluyentes y antagónicas. Pilar

Calveiro (2006) encuentra que la lógica de amigo-enemigo adquirió gran relevancia en el

marco de la Guerra Fría, puesto que fue utilizada por el aparato estatal para construir de un

lado al Estado como instancia de homogeneización y aglutinamiento social y, enfrente suyo

(y como Otro construido por el propio Estado), la agregación de los numerosos otros

discordantes y supuestamente amenazadores que era preciso destruir para salvaguardar la

nación.

Rojas (2011) observa que en la cultura política colombiana la relación con el Otro se

dio en términos de exclusión. Se trata de una exclusión que reposa en lo orígenes mismos del

ejercicio político, que se creó bajo parámetros coloniales y occidentales por hombres

“blancos” y letrados que configuraron un Nosotros único y homogéneo y un Otro diverso,

considerando la diversidad como un asunto de imperfección. En tal sentido, Rojas ha

observado que el principio organizador de la república se estableció a partir de un deseo

civilizador. Este deseo buscaba acercar la población de la Nueva Granada a un modelo

europeo mediante el empleo de dinámicas homogenizadoras que fortalecieron las lógicas

excluyentes. Su figura más visible fue el antagonismo partidista, que impidió reconocer al

Otro como diferente, y a partir de allí generar un espacio común para el diálogo. La ausencia
59
de este espacio llevó a que distintos actores resolvieran recurrir a la violencia armada como

forma de intervención política (Rojas, 2001).

El más claro ejemplo de esta situación lo encontramos durante La Violencia, un

periodo en el cual los seguidores de los partidos tradicionales se atribuyeron recíprocamente

la coacción, la persecución y los hechos de sangre. Esto permitió la construcción de un

nosotros en tanto víctima, como forma de eludir la responsabilidad propia (Mesa, 1997). 39

Durante este periodo se construyó un homo sacer, un “sujeto matable” (Bernasconi, 2015) al

que cualquiera podía dar muerte sin que ese acto fuera considerado un delito. El Otro político

encarnaba todo lo que estaba mal en la sociedad y, en esa medida, podía ser abatido con total

impunidad. “Con dicha operación se destruyen la alteridad y la singularidad como lugares de

construcción positiva de las identidades, en tanto el reconocimiento de la diferencia se

inscribe en los códigos de la satanización” (Perea, 2009, p. 112).

En ese marco, tal como hemos mencionado más arriba, la más clara víctima de esta

concepción de la política fue Jorge Eliécer Gaitán, a tal punto que la impunidad en torno a su

caso aún pervive, pues hasta hoy no se han logrado esclarecer las causas de su asesinato. Su

muerte es el reflejo de la política colombiana pensada en términos de exclusión, en la que el

diálogo entre actores políticos fue reemplazado por la violencia. El M-19 retoma en parte

esta lógica al señalar como enemigo a la oligarquía colombiana, acusada de ser la principal

responsable del asesinato de Gaitán:

Creemos que hay que armarse porque no queda otro camino, pues la oligarquía nos obliga a
recurrir a las armas y porque esto no lo vamos a arreglar si no nos organizamos, si no nos
unimos, si no nos armamos. Gaitán fue baleado por la oligarquía Colombiana porque quería
la democracia, no más. Esa era la revolución que él quería, y se armó y usted sabe cuál fue la
respuesta popular. Fue la indignación armada, desorganizada, pero armada. Y entró el país

39
Lo cual explica por qué aun cuando el Frente Nacional tuvo como uno de sus objetivos llegar hasta las causas de La
Violencia, esto no se llegó a concretar pues les hubiera implicado a las élites políticas aceptar parte de la responsabilidad
que les correspondía por los enfrentamientos desatados entre sus seguidores principalmente en las zonas rurales.
60
en una violencia que todavía dura y que no ha sido superada. La diferencia es que ya no es
una violencia entre liberales y conservadores. Ya no es una violencia entre hermanos. Cada
día es más claro que ésta es una violencia entre pobres y ricos; entre demócratas y anti-
demócratas. Entre torturadores y respetadores de los derechos humanos. Entre oprimidos y
opresores. Entre personas que no tienen nada que perder y personas que tienen mucho que
perder. Esa es la guerra planteada (Entrevista a Bateman en: Colectivo Juvenil Carlos Pizarro,
s.f., p.136).

Así, el discurso del M-19 se inserta en esa lógica amigo-enemigo y a partir de ella

legitima su opción armada como la única opción posible ante la falta de apertura democrática

en el país. El asesinato de Gaitán es interpretado por el movimiento como la respuesta de la

oligarquía ante la cual reclama por los derechos de las clases populares. Así señala como

única la opción de tomar las armas para defenderse, en un registro de habla popular y con

marcas claramente domésticas:

Pero no nos enredemos compañeros, no nos enredemos en las discusiones en que nos quieren
meter. Nosotros con los amigos discutimos, pero en la casa, con un tinto y ojalá con un
aguardiente, como hermanos. Con el enemigo discutimos a plomo porque no nos dan otra y
el que nos diga que no es así que nos lo diga en nuestra cara […]. La oligarquía, compañeros:
se está rearmando; se está rearmando significa que se está modernizando para matarnos; no
es para joder la vida: es para matarnos (M-19, 1982, p. 3).

Durante los años de surgimiento del movimiento, el M-19 identifica como su enemigo

al imperialismo norteamericano, las oligarquías nacionales y los altos mandos militares y

clericales. Luego, a medida que comienza a insertarse en la escena pública y es atacado tanto

por la gran prensa como por las Fuerzas Militares, identifica a su enemigo con estos dos

actores. En el último momento, cuando el M-19 se desmoviliza y comienza a ser reconocido

como interlocutor por la clase política, presenta una variación en su discurso, en el que la

oligarquía ya no es tanto un enemigo sino un adversario en la arena política (Narváez Jaimes,

2012b, p. 134).

61
A partir de la identificación de sus enemigos el M-19 pudo definir sus estrategias de

comunicación y sus acciones guerrilleras. En este último aspecto, el M-19 se caracterizó por

ser un grupo guerrillero de carácter insurreccional, que recurrió a un modelo revolucionario

que apostaba al levantamiento armado de las masas. El método escogido fue una

combinación entre la guerra urbana y el método de guerra foquista.40 Se trataba de una guerra

urbana pensada en términos de desestabilización del enemigo y de los principales centros de

poder en las ciudades, apoyada en una fuerte actividad de propaganda con el fin de generar

movilización (Narváez Jaimes, 2012a).

A lo largo de este capítulo hemos señalado la forma en que el proyecto político del

M-19 se inscribió en una nueva vertiente populista en Colombia que –tomando como

herencia el legado del gaitanismo y el anapismo– se organizó en torno a la presencia de un

líder carismático, como lo era Jaime Bateman, y propuso como principal objetivo la

modernización del sistema democrático del país a partir de una lucha armada. Esta lucha se

organizó en contra de aquellos actores interesados en alejar a las clases populares de la toma

de decisiones políticas, y a su vez, recurriendo a una reinterpretación de la lucha armada

revolucionaria desde el afecto y la alegría. El M-19 adquirió un perfil de movimiento

populista que articuló, tal como lo expondremos en el capítulo siguiente, con su estrategia

propagandística mediante un hábil y novedoso manejo de las técnicas de comunicación

política.

40El método de guerra foquista es definido a partir del intento del Che Guevara por teorizar su experiencia revolucionaria
en la Revolución Cubana en La Guerra de Guerrillas (1974). La propuesta del Che estaba orientada a la creación de
condiciones objetivas y subjetivas para el triunfo de la revolución, era una apuesta “por brotes insurreccionales localizados
y por acciones concretas de desgaste del enemigo. Prima lo militar sobre lo político y se aleja substancialmente del trabajo
de masas” (Narváez, 2012a, p. 49). El fallo más grande que Narváez encuentra en la aplicación de este método por parte del
M-19 es la falta de complementariedad entre las acciones que se realizaban en la ciudad y las acciones que el M-19 debía
desempeñar en el campo, pues la presencia del M-19 en el campo no fue tan fuerte como en la ciudad, aunque de este
método si adoptó la propuesta de la internacionalización y latinoamericanización de la lucha revolucionaria.

62
2. Análisis de las estrategias de comunicación del M-19

Antes de abordar el análisis de las estrategias de comunicación recordaremos la

clasificación de las acciones del M-19 propuesta por Narváez (2012a). Junto con la reseña de

los principales hitos reconstruidos en el capítulo anterior, esto nos permitirá señalar a grandes

rasgos las estrategias de comunicación del movimiento. En un segundo momento, nos

dedicaremos al análisis de esas estrategias, que al entrar en diálogo con otros actores

políticos, contribuyeron a la consolidación del proyecto político del movimiento.

Narváez ha clasificado las acciones de mayor impacto desarrolladas por el M-19 a lo

largo de su accionar revolucionario distinguiendo entre:

1) Secuestros extorsivos y secuestros de presión armada (los primeros con fines

económicos, de manera que se financiara la supervivencia y la forma de operar del grupo

guerrillero41 y los segundos con el objeto de ejercer presión sobre el gobierno colombiano e

incluso sobre gobiernos extranjeros);42

2) operaciones de consecución de armamento (realizadas con el objetivo de

incrementar el poder militar del M-19);43

41 El primer secuestro extorsivo fue realizado en 1975 al gerente general de la cadena estadounidense de tiendas
departamentales, Sears. En 1978 fue secuestrado el ex embajador colombiano en Francia, Miguel Germán Ribón. Uno de
los más recordados fue el secuestro de Martha Nieves Ochoa en 1981, hermana de los hermanos Ochoa, miembros del cartel
de Medellín. Estos conformaron un grupo de autodefensa denominado Muerte a Secuestradores (MAS) que, recurriendo a
la tortura, las amenazas y las intimidaciones, lograron la liberación de Martha Ochoa. Luego de este suceso, el M-19 no
volvería a recurrir a esta práctica hasta 1985 (Narváez, 2012a, p. 132-134).
42 Además de la ya mencionada detención de José Raquel Mercado en 1976, entre los secuestros de presión armada se

encuentran los siguientes. En 1977, fue secuestrado Hugo Ferreira Neira, gerente de una reconocida empresa agrícola, con
el objetivo de incidir a favor de los trabajadores en medio de una protesta sindical que tenía lugar en esos momentos. En
1981 fueron secuestrados dos periodistas, entre ellos uno de los más reconocidos en esa época, Fernando González Pacheco,
con el objetivo de publicitar la propuesta política del M-19. En 1983 fue secuestrado el asesor presidencial de ese período
para presionar por la entrega de ayudas a los damnificados de un desastre natural en Popayán, así como para rechazar el
asesinato de dos líderes indígenas del Cauca. Finalmente, uno de los más recordados fue el secuestro en 1988 de Álvaro
Gómez Hurtado, destacado miembro del partido conservador. El objetivo de este secuestro era la instalación de nuevos
diálogos de paz con el gobierno (Narváez, 2012a, p. 134-136).
43 La principal acción fue el robo de armas del Cantón Norte, en 1978.

63
3) tomas y ocupaciones: las tomas se caracterizaron por ser armadas y con claros

objetivos políticos,44 mientras que las ocupaciones fueron rápidas, audaces y sorpresivas.

También se empleaba el uso de símbolos nacionales y se dejaban proclamas en las que se

expresaba el ideario político del movimiento (Narváez Jaimes, 2012a, p. 142-147);45

4) comandos del hambre: esta táctica tomada de los Tupamaros se basaba en el

método de “Robin Hood”, mediante el cual comandos del M-19 robaban camiones

repartidores de alimentos y luego los hacían circular por barrios populares o marginales,

distribuyendo los productos como “símbolo de generosidad con el pueblo oprimido”

(Narváez Jaimes, 2012a, p. 147-148);

5) tomas de medios: estas acciones buscaban fortalecer el trabajo de propaganda

armada del M-19, pues podían llegar de manera más directa y masiva al pueblo, razón por la

cual fueron realizadas con regularidad;46

6) saboteos comunicacionales: fueron uno de los pilares de la estrategia comunicativa

del M-19, aun cuando se tornaron bastante esporádicos, y fueron casi abandonados durante

la década del ochenta. “El M-19 tenía la capacidad de interferir las señales de radio y

televisión, suspendiendo la señal oficial, para emitir los mensajes de Radio Venceremos

44 Entre las principales tomas se encuentran la toma de la Embajada de República Dominicana (1982) y la toma del Palacio
de Justicia (1985).
45 Una de las ocupaciones más recordadas fue la realizada a la quinta de Bolívar en Bogotá (1974), de donde sustrajeron la

espada del prócer.


46 El M-19 tomó varios diarios y emisoras a nivel nacional, principalmente en el periodo comprendido entre 1974 y 1984.

“La toma a medios escritos consistía en llevar una edición lista para imprimir, con sus propios temas y contenidos, con esto,
entraban al lugar y se tomaban las maquinas, para que se imprimiera el contenido que ellos deseaban y no el que tenía listo
el periódico para poner en circulación” (Narváez, 2012a, p. 149). Entre las principales tomas se cuentan las realizadas a los
diarios El Caleño y El Bogotano. .
64
Televisión del M-19.47Interferían la señal en la franja horaria de mayor sintonía, garantizando

no sólo la emisión, sino la recepción de su mensaje” (Narváez Jaimes, 2012a, p. 148);48

7) tomas de población: dentro de las acciones rurales, la toma de población fue una

de las acciones más relevantes del M-19 como estrategia para fortalecer su aparato militar y

debilitar al ejército colombiano (Narváez Jaimes, 2012a, p. 152-159).49

Tomando como referencia esta clasificación, encontramos dos ejes en la estrategia de

comunicación del M-19 que se encuentran directamente relacionados con el proyecto político

del movimiento. El primero de estos ejes es la irrupción en medios de comunicación

tradicionales como El Tiempo y El Espectador, dos de los diarios con más amplia trayectoria

en el país. El cuestionamiento a estos periódicos resulta ser un punto de consenso entre el M-

19 y Alternativa, pues ambos construyeron dentro de su ideario político un enemigo en

común: la gran prensa. El segundo es la participación activa en órganos de difusión

independientes como Mayorías (1974-1975) y Alternativa (1974-1980).

La relación que estableció el M-19 con Mayorías, órgano de difusión de la ANAPO,

estuvo atravesada por la conflictividad que se presentó entre ambos actores. En efecto,

aunque en un inicio el M-19 retomó las propuestas de la ANAPO para la elaboración de su

propuesta política, con el tiempo se fue distanciando para crear su propia concepción de

democracia popular. En el caso de Alternativa se produjo un gran intercambio entre ambos

actores pues desde el inicio existía una cercanía entre sus miembros, principalmente entre

47 El M-19 creó el canal de televisión Radio Venceremos (RVT), “con base en la experiencia Montonera (Villamizar, 1995:
171) de interferir canales con materiales pregrabados” (Narváez, 2012 a, p. 70).
48 Son relevantes las interferencias televisivas realizadas durante la segunda mitad de la década del ochenta. Entre ellas se

encuentran, la interferencia realizada durante el cubrimiento de la visita papal en 1986 y la interferencia al discurso
televisado del presidente Virgilio Barco el 1 de enero de 1987 (Vega, 2014, p. 33-34).
49
“Dentro de las acciones rurales más relevantes se hallan las tomas de población, las cuales estaban acompañadas de
‘emboscadas, enfrentamientos con el ejército, ataque a instalaciones militares, bloqueo y control de vías fluviales y
terrestres, expropiación de explosivos’ (M-19, 1982, p. 53) y secuestros de naves para transportar armamento” (Narváez,
2012a, p. 152).
65
Jaime Bateman y dos de los miembros fundadores de la revista: Gabriel García Márquez y

Enrique Santos Calderón. Sin embargo, aun cuando hubo una relación estrecha también

estuvo presente la crítica de la revista hacia el movimiento. Esto dio lugar a la existencia de

un diálogo entre dos actores políticos que evaluaban desde diversas posiciones de izquierda

la manera en que debía ser modernizado el sistema democrático en el país.

Teniendo como referencia estos dos ejes, en primer lugar presentaremos, para cada

caso, una breve descripción de las publicaciones periódicas mencionadas, haciendo énfasis

en la relación que establecieron con el M-19. Esto nos permitirá definir las estrategias de

comunicación del movimiento.

2.1. Construcción de un adversario: la gran prensa

La prensa en Colombia apareció por primera vez en febrero del año 1791 con Papel

Periódico de la ciudad de Santa Fe de Bogotá, de naturaleza privada y de carácter familiar.

Desde su inicio tuvo una marcada perspectiva partidista, contó con patrocinio oficial y estuvo

sometido a estricta censura (Barbero & Rey, 1997). Con la Constitución de 1886 se dio un

mayor soporte legal al principio de la libertad de prensa, por lo cual comenzaron a ser más

frecuentes las publicaciones de formato pequeño, pocas páginas y escasa circulación, que

aparecían una o dos veces por semana. Escritas por políticos o intelectuales para un público

muy estrecho, de ricos y profesionales, se centraban en el debate político, cultural o religioso.

La información era reducida y presentada en forma homogénea, casi sin titulación ni señales

visuales de importancia (Melo, 2004).

A finales del siglo XIX estos primeros diarios privados comenzaron a definir lo que

sería la estructura típica de la prensa colombiana, una prensa vinculada a las élites políticas,

66
que aislaba a amplios sectores sociales más cercanos a las culturas orales a quienes la

escritura periodística y su mundo de referencias relativamente ilustradas resultaban lejanas

(Barbero & Rey, 1997). Por cierto, esta relación con el ámbito político les permitió

financiarse en sus inicios, pues en un país en el que las diferencias entre liberales y

conservadores marcaban la identidad de las personas, durante el siglo XX los periódicos sin

identificación partidaria no encontraban lectores. Si bien fueron creados sin muchos recursos

económicos, se consolidaron rápidamente como empresas familiares, que no recurrían a

capitales externos. Tal como analizó Melo (2004), esta combinación de fidelidad política y

estructura empresarial familiar produjo una prensa de gran combatividad política, pero en la

que se impusieron los diarios que –como El Tiempo y El Espectador– lograron combinar este

carácter con rasgos de objetividad e independencia y con servicios de cubrimiento

informativo aceptables para las nuevas clases medias que estaban engrosando el público de

los periódicos.

El Espectador fue fundado por el periodista y jefe del liberalismo antioqueño Fidel

Cano Gutiérrez (quien fue además secretario de Hacienda del Estado de Antioquia, Diputado

y Senador de la República) el 22 de marzo de 1887. Su primer número circuló con 500

ejemplares y en él predominaba la opinión vehemente y la defensa del Partido Liberal, motivo

por el cual el periódico se vio sometido a sucesivos cierres hasta 1913. En 1919, con la muerte

de Fidel Cano, dos de sus hijos quedaron al frente del diario, Luis Cano en la edición en

Bogotá y Gabriel Cano en la de Medellín, que cerró en 1923 pues estaba registrando pérdidas.

Con la renuncia como director de Luis Cano en 1949, su hermano Gabriel pasó a ser el único

director hasta 1952, fecha en que comenzó a compartir la dirección con uno de sus hijos,

Guillermo. Este último fungió como director del diario hasta 1986, cuando fue asesinado por

67
sicarios contratados por el Cartel de Medellín. Tras su muerte, sus hijos dirigieron el

periódico durante diez años hasta que fue comprado por uno de los grupos económicos más

importantes del país, el Grupo Empresarial Santo Domingo (Vallejo, 2012).

Por su parte, El Tiempo fue fundado en 1911 por Alfonso Villegas Restrepo con el

objetivo de impulsar el naciente movimiento republicano. En 1913, fue adquirido por su

cuñado, Eduardo Santos, un abogado, político liberal y periodista bogotano radicado en Tunja

–sobrino nieto de María Antonia Santos, prócer de la Independencia de Colombia, y tío-

abuelo de Juan Manuel Santos, presidente de la república durante el periodo de 2010 a 2018–

. Eduardo Santos se mantuvo en la dirección hasta 1938, año en el que asumió la presidencia

de la República (1938-1942) y tuvo que ser relevado por el también abogado y periodista

Roberto García Peña, quien se mantuvo en el cargo durante los siguientes 42 años. En ese

período, estuvo asistido en la dirección por el hermano del fundador, Enrique Santos Montejo

y en el equipo editorial, por sus hijos Hernando y Enrique Santos Castillo (padre del

presidente). De 1981 a 2001, Hernando Santos Castillo asumió la dirección del diario, tiempo

en el cual prestó un importante acompañamiento informativo a algunos presidentes

conservadores y por supuesto a los liberales, especialmente a López Michelsen (1974-1978)

y Turbay Ayala (1978-1982) (Vallejo, 2012).50

El Espectador y El Tiempo, concebidos bajo una orientación familiar que marcó una

tradición en el manejo del oficio, y en un contexto fuertemente politizado, se convirtieron en

un escenario de disputas entre partidos, cada uno con su respectiva intensidad y su propio

50 En 2007, el conglomerado accionista español Grupo Editorial Planeta adquirió el 55% de las acciones del diario, y
posteriormente, en 2011, el grupo económico del empresario colombiano Luis Carlos Sarmiento Angulo compró el 31%.
Al fracasar en el proceso de licitación para el tercer canal privado de televisión nacional, en el que tomó parte el Grupo
Planeta, decidió poner sus acciones en venta. De manera que hacia el 2012 el Grupo Sarmiento Angulo se hizo acreedor del
86% de las acciones del diario. Poco después compró el porcentaje restante de las acciones a los socios minoritarios,
convirtiéndose así en el único propietario del periódico (Vallejo, 2012).
68
estilo.51 Además de este sesgo partidista, también poseían un sesgo de clase. Las élites

políticas hicieron del conflicto una normalidad a la que acostumbraron a los ciudadanos y

justificaron con ello el atraso, la exclusión, la concentración del capital y la prolongación de

los privilegios de una clase que, en su mayoría, se ha caracterizado por la mezquindad, el

desprecio por los sectores pobres, la corrupción y la torpeza para la política (Valencia, 2014).

Durante gran parte de la primera mitad del siglo XX existió en Colombia una

dominante interdiscursiva con una fuerte presencia hegemónica en el campo de las prácticas

constructoras del discurso social. Esa dominante permitía la circulación de un único discurso

político: el que legitimaba la preservación de las oligarquías bipartidistas en el poder. No

obstante, ante el desgaste del régimen político producto de la prolongación en el poder de los

partidos tradicionales, desde finales de los años sesenta actores políticos pertenecientes a las

izquierdas y del ámbito del periodismo –entre los que se encuentran el M-19 y Alternativa 52

respectivamente–, configuraron un espacio de expresión con una fuerte capacidad

contestataria y de interlocución, que generó tensiones y disputas en el espacio público. Para

ambos actores, el adversario común a enfrentar fue la gran prensa, entendida como actor

político en el sentido en que lo considera Héctor Borrat.

Tomamos de Borrat (1989) la concepción del periódico como un actor de la escena

política y del campo periodístico, que interviene en el marco de la compleja relación entre la

51 Por ejemplo, en 1930 cuando se consolidó la hegemonía liberal; los Liberales y Conservadores que ya habían conocido
medios diferentes a la guerra para dar solución a sus contradicciones, y que encontraron durante este periodo una mayor
libertad en el desarrollo de la prensa, comenzaron a convertir la prensa en un instrumento de propagación de la renovada
polarización en que cayó al país (Mesa, 1997). De esta manera, cuando los Conservadores llegaban al poder restringían las
libertades de la prensa liberal, e incluso cerraban algunos diarios, y así lo hacían en su momento los Liberales. En los medios
quedaba registrada una guerra retórica y de imágenes, que presentaba toda la información desde un sesgo partidista (Arrarat,
2011).
52
Alternativa fue una revista política, editada e impresa en la ciudad de Bogotá, y con distribución en toda Colombia. Entre
sus principales colaboradores se encuentran: Gabriel García Márquez, Enrique Santos Calderón, y Orlando Fals Borda. En
el apartado 2.3 presentaremos una descripción más completa de la revista, cuando abordemos el segundo eje de la estrategia
de comunicación del M-19, y su relación con dos publicaciones periódicas de izquierda.
69
gran prensa y el poder político y económico. El autor señala que tanto el periódico como la

empresa editora de la cual forma parte, narran y comentan la actualidad política, social,

económica y cultural ante una audiencia de masas. En esta medida se constituyen como un

actor social que está en conflicto con otros actores y que, además de narrador y comentarista

de la actualidad, también puede llegar a ser parte principal del conflicto.

Además, el periódico incluye y jerarquiza sus temarios, decide qué excluir, qué incluir

y qué jerarquizar entre los hechos que para él son noticiosos y entre los actores, los hechos,

las ideas y las tendencias de la política y la sociedad. A partir de una línea política, y de sus

objetivos permanentes y temporales, el periódico moldea tanto sus prácticas rutinarias como

sus actuaciones estratégicas (Borrat, 1989). En esta medida, es el principal enunciador, pues

el discurso periodístico producido por los periodistas no es un discurso personal producido y

expresado por un único individuo, sino que detrás de su producción se encuentran

organizaciones institucionalizadas, sean públicas o privadas.

Desde los primeros números de Alternativa (1974-1980) es posible identificar con

claridad la construcción de su adversario dentro del campo periodístico: la gran prensa. En

su segundo número, por ejemplo, la revista denunciaba la fuerte concentración de los medios

masivos de información en manos de las élites políticas y económicas y la consiguiente

“desinformación sistemática” (Editorial, Alternativa nº 2, marzo, 1974, p. 1). La revista no

buscó alineamientos políticos precisos dentro de las corrientes existentes sino desempeñar

un trabajo periodístico que analizara los problemas del país desde una posición de izquierda

y una creencia en la necesidad de la revolución. Se proponía además acercar su discurso no

exclusivamente a la izquierda sino a sectores más amplios (Editorial, Alternativa nº 27,

marzo, 1975, p. 1). Así, en un artículo de Gabriel García Márquez –quien en ese momento

70
era parte del comité editorial–, el escritor señalaba el interés de Alternativa por “conquistar

un nuevo público para las ideas socialistas” mediante un “trabajo periodístico serio,

comprometidos hasta el tuétano, y con un sentido muy claro de la realidad y las proporciones”

(Alternativa nº 29, marzo, 1975, p. 5). Alternativa advertía en el país la necesidad de

“impulsar y consolidar órganos que expresaran los intereses del proletariado y enfrentaran

en su terreno a los aparatos ideológicos de la clase dominante” (Alternativa nº 30, abril, 1975,

p. 1). Y esa iba a ser su labor, aun cuando esto les acarreara numerosas críticas:

Por informar, un diario capitalino acusa a esta revista de tener la “intención dañina de
desmoralizar”, del mismo modo que se acusa de incitar a la subversión a quien se limitan a
mostrar lo que está sucediendo a espaldas de los colombianos. Lo que ocurre es que la
realidad del país, la realidad del sistema, desmoraliza e incita a la subversión a quienes se
limitan a mostrar lo que está sucediendo a espaldas de los colombianos. Lo que ocurre es que
la realidad del país, la realidad del sistema, desmoraliza e incita a la subversión a quien quiera
que llegue a conocerla de cerca. Y esta revista, sin “intención dañina” de ninguna clase, se ha
propuesto entre otras cosas mostrarla tal como es. Es decir, informar (Alternativa nº 38, junio,
1975, p. 1).

Alternativa definía a la gran prensa como un conglomerado de numerosos intereses

económicos con acceso al poder político en el cual no tenían cabida “ni las expresiones más

elementales de las mayorías silenciadas a la fuerza; de las masas campesinas, de los

trabajadores, del magisterio, de los estudiantes” (Editorial, Alternativa nº 14, agosto, 1974,

p. 1). También cuestionaba el fuerte control de la gran prensa sobre el trabajo de redactores

y reporteros, los cuales tenían toda la libertad de expresión que desearan en tanto no

contradijeran los intereses de los propietarios de los diarios para los que trabajaban (Editorial,

Alternativa nº 14, agosto, 1974, p. 1).

El proyecto político que inspiró la fundación de la revista y alentó su desarrollo trazó

una política editorial sintetizada en cuatro puntos que fueron expuestos en el editorial de su

71
cuarta edición (Editorial, Alternativa nº 4, abril, 1974, p. 1). El primero de ellos identificaba

a su adversario, “la gran prensa”, definida como la opinión pública colombiana en la que solo

circulaba una versión de la realidad. Frente a ésta, la labor del semanario se proponía

complementar “la opinión pública general” mediante “estudios, análisis e investigaciones

sobre la realidad nacional”, que se consideraban indispensables “para la correcta conducción

de las luchas sociales, políticas y económicas”. Estas últimas constituían su segundo punto

de análisis. En el tercer punto, Alternativa manifestó su interés por conquistar el derecho a la

expresión de “los obreros, campesinos, estudiantes, maestros y otros sectores populares”,

monopolizado por los gremios patronales y con pocas posibilidades de expresarse en la “gran

prensa”. Lo que conduce a su cuarto y último punto, en el cual la revista expresaba su deseo

de otorgar ese derecho de expresión negado por la “gran prensa” a la izquierda colombiana

y de convocar a distintas expresiones dentro de las organizaciones de izquierda:

La izquierda colombiana tanto sindical como políticamente se encuentra muy dividida.


ALTERNATIVA no propicia el “sectarismo político” en la izquierda, pero tampoco plantea
la unidad idílica. La revista pretende contribuir a la consolidación crítica de fuerzas de
avanzada, es decir, cimentada en el debate sano y abierto en el análisis de la realidad nacional
y en la confrontación permanente con las luchas populares (Editorial, Alternativa nº 4, abril,
1974, p. 1).

Alternativa era consciente del importante desafío al que se enfrentaba debido a las

múltiples divisiones al interior de la izquierda en el país. Sin embargo, su objetivo no era

unirla sino propiciar el debate, así como brindar un espacio a las clases populares para que

pudieran expresarse, una situación que no tenía lugar alguno en la gran prensa. En los

editoriales de Alternativa se identifican dentro del significante de la “gran prensa” tanto a los

“proverbiales órganos de la caverna conservadora (El Siglo, El Colombiano, etc.)” como a

los “muy liberales, El Tiempo y El Espectador” (nº 30, abril, 1975, p. 1). Según la revista,

72
estos diarios desplegaban “al máximo cualquier declaración de los militares, ministros y

gobernadores sobre las amenazas al orden público” desde la cual legitimaban una posición

oficial que atribuía los problemas sociales a planes subversivos orquestados desde la

izquierda. Con frecuencia, Alternativa mencionaba explícitamente a los actores de la gran

prensa y se dedicaba a discutir sus posiciones:

El editorial de El Tiempo del 3 de abril [de 1975] es suficientemente explícito al respecto. El


estado de “enardecida pasión” que vive el país –sostiene– se puede atribuir a “la ola de
propaganda extremista que amparada en la libertad de expresión”, inunda al país con su
“fanatismo político” y sus “llamados a la subversión”. El editorial invita a “pasar por los
puestos de revistas y llevar cuenta de la cantidad de publicaciones extremistas que se ofrecen
al incauto lector”. El Tiempo hace un llamamiento a la defensa de la democracia para concluir,
por supuesto, con la necesidad de “suprimirle el piso a estas publicaciones”. Y al otro día –4
de abril– El Espectador hace eco a estos argumentos en otro editorial titulado “la hora de la
defensa social” (Alternativa nº 30, abril, 1975, p. 1).

Desde El Tiempo y El Espectador como portavoces del gobierno nacional, también

se asoció la izquierda con ideologemas (Angenot 2010) tales como “subversión”, “fanatismo

político” o “propaganda extremista”. En base a estos subjetivemas, se atacó todo aquello que

no hiciera parte del orden social y político establecido por las élites políticas en conjunto con

el gobierno nacional. Dado que, tal como se mencionó anteriormente, ambos diarios se

encontraban afiliados al partido liberal, no se autodefinían abiertamente desde una posición

de derecha53 sino como representantes de la democracia. Por su parte, Alternativa disputaba

precisamente el sentido de “democracia”, señalando que cuando “los burgueses hablan desde

sus diarios de la ‘democracia’ se refieren al sistema de gobierno que sostiene su dominación

de clase” (Alternativa, nº 30, abril, 1975, p. 1).

53 Cabe aclarar que la pertenencia a uno u otro partido no traza grandes diferencias a nivel político, social o económico en
la medida en que ambos se orientan desde una posición de derecha. Al respecto, en el análisis que propone Perea (2009)
acerca del origen del bipartidismo en el país señala cómo no hay una gran diferencia ideológica entre los partidos
tradicionales. No obstante, sí se busca trazar esa diferencia en la puesta en escena de sus discursos como parte de su estrategia
para conseguir seguidores.
73
La apuesta de Alternativa por informar sobre la realidad colombiana, aun cuando esto

fuera interpretado como un intento de desmoralización del país, no les impidió continuar con

la labor de “mostrar a Colombia como es, y no como dicen que es”:

El único problema verdadero es que decimos la verdad: que este es un país comido por una
minoría voraz y carcomido por la descomposición social y moral, a la cual no escapa ni
siquiera el principal baluarte de sus instituciones: las Fuerzas Armadas. Y mientras esta
realidad persista continuaremos denunciándola (Alternativa nº 53, octubre, 1975, p. 1).

Por su parte, el M-19 no definió en sus documentos de manera tan clara como

Alternativa a la gran prensa como su adversario sino que, tal como lo señalamos en el capítulo

anterior, constituyó un enemigo más amplio en torno a la noción de oligarquía. Su objetivo

con respecto a la gran prensa consistió en denunciar sus vínculos con la oligarquía y exponer

la manera en que sus representantes ocultaban la situación real del país para mantener el

control a nivel político y social, de manera que sólo la opción armada le daba las herramientas

al M-19 para combatir ese control:

Si la oligarquía se empeña en mantener su proyecto guerrerista y monopolizar el proceso


electoral, se profundizará entonces la lucha armada […]. Sin una participación amplia, el
proceso electoral continuará siendo el argumento que esgrime la oligarquía para ocultar el
carácter dictatorial del régimen Colombiano. Creemos que esa situación de dictadura real
debe quedar al descubierto. ¿Que se complicaría entonces la situación? Creemos que más
complicada no puede estar (Colectivo Juvenil Carlos Pizarro, s.f., p. 46).

No obstante, consideramos que más que un enemigo a destruir, el M-19 eligió a la

gran prensa como interlocutor principal para, al mismo tiempo, ser aceptado como

interlocutor legítimo. Al respecto se refirió en dos ocasiones Jaime Bateman con motivo de

dos entrevistas realizadas a comienzos de la década del ochenta, cuando salió del anonimato

como comandante del M-19. La primera de esas entrevistas tuvo lugar los días 18 y 19 de

abril de 1980 y fue realizada por el periodista Germán Castro Caycedo durante la toma de la

74
Embajada dominicana (1980). A la pregunta de cómo organizaron la acción de la Embajada,

Bateman contestó:

Creo que la idea de esa operación surgió cuando la organización fue duramente golpeada.
Cuando la toma de las armas al Cantón, mucha gente creyó que había llegado el final de este
país, pero al poco tiempo nos dimos cuenta de que el país reaccionaba. Se realizó el foro de
los derechos humanos. Entonces nos dimos cuenta que el país tenía fuerzas potenciales muy
grandes y que había que moverlas, que había que organizarlas. El foro de los derechos
humanos nos hizo dar cuenta que la democracia no estaba perdida en este país. Que sí había
posibilidades de salvarla. Y entonces desde ese momento empezamos a pensar no sólo en
nuestros presos sino en que había que hacer una denuncia mundial para que la gente supiera
que aquí, en un país con una democracia formal, con una gran democracia, se estaba
cocinando la dictadura más feroz de América Latina. En ese momento estábamos luchando
contra el poder de la mentira. Cuando decíamos “hay torturas”, la gran prensa decía “no hay
torturas”. Contra esa mentira, la lucha es muy desigual. Entonces dijimos, “hay que poner
sobre el tapete quién es el mentiroso”. Pero eso no lo podíamos hacer sacando un comunicado.
Usted que es periodista sabe qué pasa con las organizaciones armadas cuando no están
respaldadas en hechos como el de la Embajada. O si no, yo le pregunto, ¿usted qué hace con
los comunicados de las organizaciones armadas cuando le llegan a su periódico? ¿Qué hace?
(Colectivo Juvenil Carlos Pizarro, s.f., p. 4).

Para Jaime Bateman, la necesidad de configurar al movimiento como interlocutor

legítimo en los principales medios de comunicación constituía un esfuerzo por posicionar sus

denuncias y demandas frente a la realidad nacional ya que, desde su posición, la gran prensa

mentía frente a las violaciones a los derechos humanos de los integrantes de los grupos

guerrilleros. Fundamentaba así las acciones armadas en la propaganda que se volvía necesaria

ante la censura de sus comunicados por parte de los periódicos. Jaime Bateman volvió sobre

esta cuestión en otra entrevista realizada por Pacheco en 1981: 54

Pacheco: Y ese proyecto político de ustedes, esa ideología, ¿dónde está escrita?, porque lo
cumplan o no lo cumplan todos los partidos tienen documentos doctrinales.
Bateman: Claro que tenemos un programa escrito y se lo hemos mandado a la prensa pero
no lo publican porque no tenemos el poder para que la prensa nos publique todo. Y es natural
54 Ya aludimos a este hecho al inicio de este capítulo, cuando nos referimos al accionar revolucionario del M-19,
específicamente en el primer punto que hablaba sobre los secuestros de presión armada. Esta entrevista es fruto de uno de
esos secuestros. Fernando González-Pacheco fue un actor, presentador, animador y periodista colombiano, nacido en
España, pero radicado en Colombia, cuya carrera abarcó más de seis décadas en el país. Para la época en la cual fue retenido
Pacheco era una personalidad ampliamente reconocida en Colombia.
75
que no lo tengamos puesto que somos un movimiento subversivo. Aun así, le hemos impuesto
por la fuerza al país que nos oiga. A través de los hechos, lamentablemente. De verdad que
quisiéramos tener una tribuna en vez de estar aquí escondidos, que la televisión nos pudiera
aceptar, que yo pudiera ir a su programa de “compre la orquesta” a “mamar gallo” un rato o
ir a una “cita con Pacheco”. Pero yo no puedo ir a su programa. Tengo que traerlo aquí,
amarrado, para que me escuche (Colectivo Juvenil Carlos Pizarro, s.f., p. 41).

El M-19 era consciente de la importancia de establecer relaciones con los medios de

comunicación, pues allí radicaba la posibilidad de difusión de sus comunicados. Esto lo llevó

a diseñar dos estrategias novedosas de comunicación política: la irrupción sorpresiva en los

medios tradicionales (prensa, radio y televisión) y la búsqueda de un espacio de expresión en

publicaciones alternativas.

La primera de estas estrategias puede compararse a la táctica de sus acciones

militares. En la radio y la televisión, el movimiento llevó a cabo su irrupción mediante

saboteos comunicacionales en los cuales interferían las señales suspendiendo la señal oficial

en la franja horaria de mayor sintonía para emitir los mensajes de Radio Venceremos

Televisión. Sin embargo, estas intervenciones se registraron de manera esporádica, y no se

cuenta con registros de las mismas, por lo que no fue posible incluir su análisis en este trabajo.

En lo que respecta a las intervenciones en la prensa, se encuentran aquellas realizadas a los

diarios El Caleño y El Bogotano. Otra forma de irrupción fueron las detenciones de algunos

destacados periodistas de la época para concertar entrevistas que dieran cuenta del proyecto

político del movimiento, tal como puede observarse en la entrevista citada más arriba. Por

último, el M-19 tendió a generar sorpresa a través del recurso a estrategias del discurso

publicitario para presentar el propio “sello” del movimiento (“M19”), mediante la

publicación de anuncios enigmáticos que parecían promocionar equívocamente un producto

76
antiplagas.55 Esta breve campaña sobre la que volveremos en el próximo capítulo apareció

en los diarios El Tiempo, El Espectador y El Bogotano a mediados de enero de 1974, es decir

durante los días previos a la primera acción del movimiento (el robo de la espada de Bolívar).

A propósito del robo de la espada de Bolívar, surgió la siguiente caricatura:

Imagen 1: Luisé, Caricatura, “Nuevos productos” El Tiempo, 21 de enero de 1974, 5-A

55Se trató de una serie de anuncios de fondo negro y letras blancas en las secciones de mayor impacto visual –las deportivas
y los cines–, con mensajes enunciados en base a una retórica publicitaria, que apostaban a captar la atención mediante la
formulación de un enigma. Así, por ejemplo, los lectores del periódico se topaban con estos escuetos anuncios: “¿Parásitos…
gusanos? Espere M-19?”, “¿Decaimiento… falta de memoria? Espere M-19”, “¿Falta de energía… inactividad? Espere M-
19”. El 17 de enero de 1974 apareció un último aviso que decía: “Ya llega… M-19”.

77
Esta imagen destinada a los lectores de El Tiempo condensa la sorpresa causada por

la aparición del recién creado movimiento en el campo político, a la vez que dialoga con los

mensajes publicitarios enigmáticos a los que había recurrido el propio M-19. Asimismo, la

referencia a dicha organización política no resulta estigmatizante ni criminalizante (excepto

porque uno de los productos representados es un veneno, aunque aparece cerca de otros

productos sapónidos, destinados a la limpieza y purificación). La imagen puede incluso

generar una cierta empatía o al menos no suscita el rechazo sino cierta curiosidad. Todo esto

puede leerse en consonancia con la relación de simpatía o benevolencia que caracterizó, en

los primeros años, los vínculos de El Tiempo con el movimiento que estaba emergiendo. Por

último, la heterogeneidad de los productos que portan la misma “etiqueta” también connota

la confusión y diversidad de sentidos que el El Tiempo atribuía al nuevo actor político. De

hecho, el título de la viñeta señala precisamente la novedad.

Por otra parte, tal como adelantamos, una segunda estrategia comunicacional

consistió en la búsqueda de un espacio de expresión en publicaciones de izquierda tales como

Mayorías y Alternativa. De la primera relación resultó una ruptura total con la ANAPO. En

cuanto a la segunda, se estableció un diálogo entre ambos actores, pues la revista fungió como

difusora del discurso del M-19, y desde esa posición se elaboró una respuesta desde la

izquierda a la escenificación del discurso político del movimiento. Con respecto a ambas

relaciones nos referiremos en los dos apartados siguientes.

Finalmente, el M-19 también aprovechó la relación entre Enrique Santos Calderón y

Jaime Bateman para insertarse en la gran prensa. En una columna de Enrique Santos a finales

de los años setenta en El Tiempo se puede observar esta estrecha relación entre el periodista

78
y el movimiento, especialmente en el modo en que presenta el quehacer revolucionario del

M-19, evitando valoraciones:

Se evidenciaba un deseo de crearle una imagen popular al movimiento y evitar la


confrontación directa con la fuerza pública […]. Han sido, por lo general golpes apoyados no
tanto en el derramamiento de sangre, como en la audacia, la originalidad y la matemática
preparación, en las que tampoco ha faltado el sentido del humor […]. No estamos ante una
simple “banda de forajidos” como la han calificado en estos días periodistas, amigos de
reemplazar el análisis por el adjetivo, sino de unas personas altamente motivadas, con
innegable preparación intelectual y profesional, y con un gran de convicción, o fanatismo
[…]. Da la impresión, en el caso del M-19, de estar ante un fenómeno típicamente
colombiano. Es decir, ante un movimiento producto de contradicciones y realidades propias
del país, con un inocultable sabor criollo, sin fidelidades ni nexos internacionales visibles y
en el que posiblemente participen militares y ex militares, izquierdistas y ex izquierdistas,
nacionalistas y populistas de diferente procedencia (El Tiempo, 14 de enero de 1979, p. 5-A).

Un artículo de opinión que reflejara una imagen favorable del M-19 en un diario tan

reconocido como El Tiempo es de destacar pues, para la época, en los diarios de mayor

trayectoria nacional el espacio otorgado a la izquierda se encontraba limitado. Esto se explica

por la campaña propagandística desplegada por el M-19 y por la experimentación que puso

en práctica en las múltiples estrategias de las que se valió para difundir su proyecto político

e ideológico.

2.2. El M-19 y el semanario Mayorías

Luego de la derrota electoral de 1970, la ANAPO emprendió una estrategia política

para finalmente consolidarse como partido en un intento por no perder el electorado que lo

había apoyado. En la búsqueda de erigirse como un partido nacionalista, revolucionario y

popular, en 1971 conformó el Frente de Clases Trabajadoras (FCT) bajo la dirección de

Andrés Almarales,56 futuro miembro del M-19. El semanario oficial del FCT, Mayorías, que

56Andrés Almarales, era hijo de un trabajador de la United Fruit Company en Ciénaga, Magdalena, donde tuvo lugar en
1928 la masacre de las Bananeras, una matanza organizada por el Estado colombiano en contra del sindicato de trabajadores,
79
también se convertiría en el semanario oficial de la ANAPO a partir de 1974, fue el punto de

aglomeración para integrantes del partido que también militaban en el M-19.57 El primero de

ellos fue Almarales, quien se desempeñó como director de Mayorías. También se

encontraban Israel Santamaría, miembro del Comité Ejecutivo Nacional del partido, y Carlos

Toledo Plata58, quien se desempeñaba como líder departamental de la ANAPO en Santander

–su lugar de origen– y resultó elegido como representante a la Cámara (cámara baja del

Congreso de la República) para el periodo de 1974 a 1978 (León, 2012a).

En medio de este proceso de reorganización, en 1973 la ANAPO decidió postular

como candidata presidencial a María Eugenia Rojas, hija de Rojas Pinilla. María Eugenia

competía en las elecciones de 1974 contra dos candidatos de los partidos tradicionales,

quienes habían recuperado parte del electorado perdido en las elecciones de 1970, y contra

el representante de la recién creada Unión Nacional de Oposición (UNO), integrada en parte

por el ala disidente de la izquierda independiente de la ANAPO.

En su lanzamiento como candidata, María Eugenia retomó la propuesta política de su

padre y le añadió la consigna de “socialismo a la colombiana”. Su candidatura coincidió

que llevaban un mes de huelga exigiendo mejores condiciones laborales. “Su padre, siendo trabajador, estuvo presente en
la manifestación de 1928 en Ciénaga; fue testigo de la masacre por parte del gobierno de los trabajadores bananeros y
escapó. Ese hecho configuró los primeros años de vida de Almarales y marcó su ideología. Desde joven fue organizador de
Ligas Campesinas y sindicatos en Cali, después ingresó a la Anapo y fue representante a la Cámara hasta que en 1972, como
respuesta al robo de las elecciones, se unió al M-19 reconociendo que en Colombia no existían garantías ni camino distinto
a la lucha armada para acceder al poder” (Maya, 2006, p. 165). Fue el segundo al mando durante la toma del Palacio de
Justicia (1985), y conocía a algunos de los magistrados que fueron sus rehenes debido a que habían sido compañeros de
estudio de la carrera de derecho en Ciénaga. Andrés Almarales fue una de las víctimas mortales del proceso de retoma del
Palacio.
57 Era también “representativo de un bloque de parlamentarios y activistas que comulga fundamentalmente con el socialismo

a la colombiana y preconiza la necesidad de darle un vuelco a las actividades electorales (casi exclusivas) del movimiento,
para desarrollar una política permanente a través de un ‘frente de clases trabajadoras’” (Alternativa nº 21, noviembre, 1974,
p. 16).
58 La participación de Toledo Plata no fue inmediata en el movimiento, solo fue hasta después de algunas reuniones con

Jaime Bateman y Carlos Pizarro, que el parlamentario decidió hacer parte del M-19. Durante los primeros años de militancia
en la organización guerrillera, cuando se procuraba al máximo la protección de la identidad de sus miembros, Toledo Plata
estuvo en la clandestinidad. Sin embargo, en 1978, cuando tiene lugar el robo de armas del Cantón Norte, el M-19 decidió
dar un rostro reconocido en el ámbito político a su movimiento (Morris, 2001). El escogido fue Toledo Plata, quien desde
ese momento comenzó a ser considerado como el comandante del movimiento, hasta 1980, cuando Jaime Bateman reveló
su identidad durante la toma de la Embajada.

80
temporalmente con la primera acción del M-19 en 1974, que en un comunicado enviado a

Alternativa se definía como el brazo armado del pueblo anapista (Alternativa, febrero 1974).

Sin embargo, no existía un consenso respecto de esta iniciativa:

En la creación de este brazo armado, en su accionar, en el desarrollo de las contradicciones


en el seno de la ANAPO, los integrantes del M-19 nos fuimos dando cuenta de que la
necesidad de contar con “un brazo armado” no era necesidad exclusiva de los anapistas, sino
de todos los explotados de Colombia. Y en la complejidad misma de la lucha nos fuimos
dando cuenta también de que nuestro compromiso con las masas no podía limitarse al aspecto
armado, militar. El compromiso era político, ideológico, organizativo (M-19, 1978).

Si en un primer momento existían coincidencias políticas entre la ANAPO y el M-19,

éste se fue alejando de la Alianza debido a dos factores. El primero de ellos es el hecho de

que desde el momento en que María Eugenia comenzó a liderar la ANAPO no reconoció al

M-19 como parte del partido. Esto generó un distanciamiento entre la dirigente y el

movimiento, que se agudizó luego de los resultados de las elecciones, que significaron una

gran derrota para la ANAPO. Dos semanas después de los comicios, el M-19 puso en

circulación una “Carta abierta a Maria Eugenia”, publicada por Alternativa, en la que

expresaba fuertes críticas a la dirección de la ANAPO y proponía cambios estructurales en

el partido. Entre las críticas estaban: 1) la falta de compromiso de María Eugenia, tanto en la

teoría como en la práctica, con el proceso de emancipación nacional y popular; 2) la falta de

exposición de los problemas del partido ante la opinión pública, aunque principalmente ante

la base popular, que aportaba los votos al partido; 3) la necesidad del partido de asumir junto

con la izquierda colombiana el histórico papel de demoler la estructura de opresión que

estrangulaba al pueblo; 4) la no consolidación del partido como auténticamente

81
revolucionario, lo que implicaba el no cumplimiento de las exigencias de sus bases (M-19

en: Alternativa nº 9, junio, 1974, p. 11).

El segundo punto de disidencia fue el abandono de la consigna socialista de la

ANAPO, que comenzó a gestarse desde la temprana muerte de Rojas Pinilla el 17 de enero

de 1975. A partir de este suceso, María Eugenia –quien ahora ejercía el control total sobre el

partido– había decidido tomar distancia del modelo socialista. Esto implicaba un quiebre con

los anapistas que formaban parte del M-19, pues desde su asociación en torno a Mayorías

éstos habían comenzado a configurar una coalición política al interior de la ANAPO,

denominada Anapo socialista. 59 Tal como sostuvo Andrés Almarales en una entrevista

realizada por Alternativa (nº 84, junio, 1976, p. 2-5), la Anapo socialista buscaba, desde una

posición abiertamente de izquierda, trabajar de la mano de los sindicatos y los trabajadores

con el fin de guiar las tareas hacia la liberación nacional y la revolución socialista. Por tanto,

utilizaron Mayorías como una estrategia de “participación de las masas en las pequeñas y en

las grandes tareas del partido y su formación política” (Alternativa nº 84, junio, 1976, p. 2).

La escisión finalmente se oficializó a mediados de 1975, cuando en un comunicado

oficial la dirección de la ANAPO desconoció a Mayorías como su vocero oficial y anunció

que a partir de ese momento sería Alianza el semanario que cumpliera ese rol. El M-19

emitió un comunicado en contra de esta medida y exigió la renuncia inmediata del Comité

Ejecutivo. La respuesta del Comité fue la expulsión de varios dirigentes del M-19, el 31 de

octubre: Andrés Almarales, Israel Santamaría y Carlos Toledo Plata (León, 2012a).

59Aunque no fue la única división que se dio al interior de la Alianza. Luego del resultado de los comicios de 1970, algunos
seguidores anapistas tomaron la decisión de retornar a sus partidos de origen, o de incluso constituir o consolidar nuevos
movimientos, como el Movimiento Amplio Colombiano (MAC), o la Unión Nacional de Oposición (UNO), desde donde
pudieran encontrar nuevas posibilidades electorales.

82
Almarales y Santamaría explicaron que se les acusaba de “tergiversar el pensamiento del
General Rojas”, de financiar la revista con fondos extranjeros y de “querer dividir al partido”.
Los dirigentes rechazaron enfáticamente estos cargos, desconocieron la expulsión y
anunciaron que la someterían “a la decisión democráticas de las bases anapistas”. Agregaron
que “esta es una medida desesperada de la derecha que, por primera vez en muchos años no
puede permitir la difusión del pensamiento socialista, porque es la primera vez que coincide
con la formación de un poder paralelo en la ANAPO: el de las bases, enfrentado al poder
burocrático de los curuleros que siguen empotrados en la dirección del partido” (Alternativa
nº 59, junio, 1975, p. 8).

Esta fue la razón por la cual, después de su expulsión, Almarales se propuso con la

Anapo Socialista a trabajar de la mano de los sindicatos. Para “dotar a los trabajadores de sus

organismos políticos autónomos, independientes de los partidos de la burguesía, no solo para

orientar la lucha reivindicativa inmediata, sino para dirigir las tareas hacia la liberación

nacional y la revolución socialista” (Alternativa nº 84, junio, 1976, p. 3).

León (2012a) evalúa que la relación surgida entre el M-19 y la ANAPO fue

ambivalente del mismo modo en que el proyecto político e ideológico de cada uno también

lo era. El M-19 conllevaba esa ambivalencia porque “se trató de un grupo de orígenes

políticos, sociales y generacionales sumamente diversos que crearon un proyecto ajeno a la

izquierda, pero adepto al marxismo, vanguardista, y nacionalista, es decir, ambiguo” (p. 257).

La ANAPO lo había sido desde su conformación pues esa era la única manera de poder

“reunir en un movimiento elementos de tan diversos orígenes políticos y modelos

ideológicos” (p. 257). En esa medida,

La guerrilla vio en la Anapo la posibilidad de ahorrar los recursos necesarios para construir
un movimiento político que rodeara al brazo armado y se valiera de él cuando la lucha
revolucionaria obligara a golpear o amenazar al enemigo; la Anapo tuvo en “el brazo armado
del pueblo anapista” la oportunidad de coquetear con una amenaza al Frente Nacional (León,
2012a, pp. 257-258).

83
Para León (2012a), esta relación trajo “menos eficiencia constructiva para ambas

partes”, pues consentir la presencia del M-19 al interior del partido “le daba unos dientes [a

la ANAPO] que ya no eran útiles, no le trajo más votos ni más militantes, era un nuevo

motivo para la deserción en sus filas, y la hizo aún más vulnerable a las críticas del régimen”

(p. 258). No obstante, su escisión sí resultó beneficiosa para el M-19. Desde esta perspectiva,

mientras que para la ANAPO sólo era un síntoma más de su declive, para el M-19 implicó

“el fin de un periodo de experimentos, y el comienzo de otro donde surgió un M-19 más

parecido a cualquier guerrilla urbana” (p. 258).

No compartimos esta posición, dado que el M-19 nunca dejó de experimentar a lo

largo de su trayectoria, 60 pues su proyecto político no tendía al cierre sino a la adaptación

derivada de los cambios que se producían en la sociedad. Es cierto que la relación entre la

organización y la Alianza es notoria, pues del fraude electoral es de donde el M-19 toma su

nombre. Sin embargo, el acercamiento y posterior escisión entre ambos es producto de la

noción de democracia que cada uno de estos actores pretendía sostener en el espacio político.

Mientras que la ANAPO buscaba insertarse como un tercer partido con el fin de derrotar

electoralmente al bipartidismo tradicional, en esta etapa inicial los militantes del M-19 (que

dirigían tanto Mayorías como la Anapo socialista) buscaban acercarse más a la lucha de

clases: a la actividad social, a la lucha obrera, campesina, estudiantil y cívica, pues “solo

aunando esfuerzos con la izquierda podía acelerarse el proceso revolucionario y la

construcción de un Frente de Liberación Nacional (Almarales en: Alternativa nº 84, junio,

1976, p. 3).

60
Además si tomamos el momento de separación, encontramos que se da durante los primeros años del M-19, cuando
todavía se sabía muy poco de la organización puesto que habían sido muy pocas sus apariciones en público –robo de la
espada de Bolívar (1974)–. Por esto mismo resulta apresurado hacer una evaluación del movimiento, ya que sus acciones
más recordadas solo tuvieron lugar hasta la década del ochenta.
84
Para el M-19, Mayorías se convirtió en un órgano desde el cual pudo expresar su

propuesta socialista en clara oposición a los postulados de la dirigencia de la ANAPO, lo que

le valió su desconocimiento como vocero oficial y explica también su corta duración como

semanario, apenas de 1974 a 1975.61

2.3. El M-19 y la revista Alternativa

La revista política Alternativa nació como proyecto independiente el 18 de febrero de

1974.62 Editada e impresa en la ciudad de Bogotá, y con distribución en toda Colombia, su

contenido era de fuerte oposición al gobierno y a los grupos financieros del país. Desde un

pensamiento de izquierda Alternativa se planteó como objetivo, por una parte, “contrarrestar

la desinformación sistemática de los medios de comunicación del sistema”, y por otra parte,

convertirse en un elemento unificador de las distintos sectores de la izquierda colombiana,

pues expresaba su vocación de servir “en forma práctica, política y pedagógica” a todos estos

sectores (Editorial, Alternativa nº 1, febrero 1974, p. 1). Para uno de sus fundadores, el

periodista Enrique Santos Calderón –nieto del hermano del fundador del diario El Tiempo–,

quien lanzó hace muy poco un libro con una selección de los mejores reportajes de la revista,

Alternativa fue una aventura editorial que se propuso cambiar el estereotipo de un periodismo
de oposición acartonado y dogmático, para ofrecer una posibilidad informativa distinta de la
denominada “gran prensa” del sistema y convertirse, además, en elemento de cohesión de
una izquierda fragmentada en varios partidos y movimientos que oscilaban entre las urnas y
las armas (Santos, 2020, p. 14).

61 Con respecto a más información sobre el semanario, es prácticamente inexistente la bibliografía. No encontramos ningún
documento que haga un estudio de Mayorías sino únicamente referencias a esta publicación cuando se habla de la ANAPO
o de Alternativa.
62
“Esa primera edición de Alternativa fue de 10 mil ejemplares y se agotó en menos de 48 horas. A su exitoso bautizo
contribuyó el decomiso de ejemplares que realizó la Policía en varios puntos de venta de la capital. Un torpe acto autoritario
que se volvió la mejor plataforma de lanzamiento” (Calderón, 2020, p. 13).
85
En la conformación de este proyecto periodístico participó un grupo inicial

heterogéneo que provino de tres vertientes (Santos, 2020, p. 15). La primera de ellas, la

Fundación Pro Artes Gráficas, en donde se encontraban agrupados los periodistas Daniel

Samper Pizano y Enrique Santos Calderón, el investigador Jorge Villegas Arango, el

fotógrafo Jorge Mora y los artistas del Taller 4 Rojo en cabeza de Diego Arango y Nirma

Zárate.63 Estos últimos estaban encargados de la parte editorial y gráfica, y usando diversas

técnicas de dibujo, fotografía y fotomontaje fueron muy sobresalientes en la revista y le

dieron una impronta novedosa. 64 Un ejemplo se encuentra en las numerosas caricaturas que,

haciendo uso de una gran calidad técnica, retrataban los temas y problemas de la época con

gran ingenio y humor (León, 2008). Sin embargo, el colectivo abandonó la revista en 1975

luego de exigir “al Comité Editorial que se le concediera capacidad de decisión al lado de los

demás directivos de la revista” (Mena, 2015, p. 99), petición que fue negada por Alternativa.

El segundo grupo que conformó Alternativa se encontraba encabezado por el

sociólogo Orlando Fals Borda, fundador de la Facultad de Sociología de la Universidad

Nacional de Colombia, de la cual fue prácticamente expulsado en 1969 por “por un grupo de

estudiantes y profesores que lo acusaba de ser defensor de una sociología empirista,

financiada por entidades imperialistas, y sin un sustento teórico crítico” (León, 2008, p.

192).65 Esto lo llevó a unirse a otros académicos para conformar la Fundación Rosca de

63 El Taller 4 Rojo era un colectivo de “artistas de la plástica e intelectuales de ciencias humanas encabezados por Diego
Arango y Nirma Zárate, que contó también con la iniciativa de Jorge Villegas Arango y la participación de hombres y
mujeres que desde las artes gráficas, y con una posición política rebelde que recogía las experiencias de las luchas
estudiantiles recientemente libradas en 1971 (principalmente en Cali, Popayán y Bogotá), le apostaban a una nueva
interpretación de la realidad y de la sociedad” (Mena, 2015, p. 91-92).
64 “Los postulados de este grupo de pintores, diseñadores, ilustradores y dibujantes, que se impusieron como norte llevar el

arte a la base social (sindicatos, usuarios, campesino, comunidades barriales, colectivos gremiales, etc.) de manera altruista,
pero sin ceder ante el facilísimo, manteniendo un elevado nivel estético, lejos del panfleto y la propaganda llana […]
[encontraron en Alternativa la materialización de] su ruptura con las prácticas tradicionales que consideraban el arte como
asunto de élites, circunscrito a salones y exhibiciones con destino a unos cuantos adinerados que tenían la capacidad de
adquirir obras ‘irrepetibles’ y de ostentar el costoso consumo” (Mena, 2015, p. 96).
65 Estas acusaciones se deben en parte a la formación de Fals Borda en Estados Unidos, quien realizó estudios de pregrado

en Literatura Inglesa e historia en la Universidad de Dubuque (1947), de maestría en Sociología de la Universidad de


86
Investigación y Acción Social en 1970, desde la cual llegaron a Alternativa en compañía

también del antropólogo Víctor Daniel Bonilla, el diseñador Carlos Duplat y el ensayista

Augusto Libreros (Santos, 2020, p. 16).

Finalmente el último grupo estuvo integrado por Bernardo García, quien junto con

otros colegas provenía de la Universidad Del Valle (Cali), de la cual habían sido expulsados

en 1972 por sus actividades políticas. Tras la expulsión empezaron a trabajar en el armado

de un magazín de izquierda. García se convirtió en el primer director de la revista, y su colega

José Vicente Kataraín, en el primer gerente. 66

A este equipo fundador, que tenía algo de renombre y pergaminos, le faltaba sin embargo una
personalidad de izquierda de real prestigio nacional e internacional. Esa figura era Gabriel
García Márquez, quien ya gozaba de la fama de Cien años de soledad y tenía una reconocida
posición progresista.67

El proceso de conformación de la revista también contó con la participación de Jaime

Bateman, cercano a Enrique Santos, quien –de acuerdo con León (2008)– también era un

activo colaborador del M-19. “A partir de ahí el M-19 participó en la vida de Alternativa

periodísticamente y, en algunos periodos, económica y administrativamente” (León, 2008,

p. 193). La participación de la organización en la revista trascendió a la cercanía entre

Minnesota en 1953 y obtuvo el grado de Ph. D. en Sociología Latinoamericana en la Universidad de la Florida en 1955. Por
este motivo su obra se encontraba fuertemente influenciada por el funcionalismo norteamericano.
66 “De otro lado, estaban aquellos miembros de la revista menos involucrados orgánicamente con la izquierda, pero, en todo

caso, con tendencias ideológicas muy diferentes al primer grupo. Jorge Villegas era un intelectual conocido por ser autor de
un par de libros muy críticos sobre el tema del petróleo (Petróleo, oligarquía e imperio, de 1969, y Petróleo colombiano,
ganancia gringa, de 1971). Ricardo Villa era abogado de presos políticos, cercano al ELN y al M-19. José Vicente Katarain,
el gerente, era de tendencia trotskista pero moderada, y Cristina La Torre, que era la esposa de Bernardo, era una periodista
de la Universidad de Antioquia, igualmente de izquierda pero no militante” (León, 2008, p. 194).
67 Al respecto cuenta su experiencia Enrique Santos: “yo lo había conocido en 1972 por intermedio de su gran amigo, el

escritor cienaguero Álvaro Cepeda Samudio, y el grupo me encomendó la tarea de vincularlo al proyecto. Resultó un encargo
bien complicado pues grandes eran las reticencias del futuro Premio Nobel. A Gabo le repelían la solemnidad y el
canibalismo ideológico de la izquierda colombiana (“son unos petardos”, repetía). Me advirtió que el proyecto estaba
condenado al fracaso y que “en Colombia la revista es un género desdichado”. Finalmente, tras semanas de mi cansona
insistencia, aceptó figurar entre los fundadores y terminó comprometido a fondo, arbitrando nuestras discusiones, criticando
nuestros excesos y escribiendo de manera regular en una publicación que, contra todo pronóstico (incluyendo el suyo), duró
seis largos años. Su nombre, su autoridad y su pluma fueron cruciales en la proyección y éxito que tuvo Alternativa” (Santos,
2020, p. 16).
87
Bateman y Enrique Santos, pues “de la fundación de Alternativa hicieron parte personajes

que durante 1974 se convirtieron en militantes de primera línea en la organización

subversiva” (León, 2008, p. 193). Entre ellos estaban Carlos Duplat Sanjuán, cinematógrafo

y libretista cucuteño, encargado de la edición y maquetación de los primeros números de la

revista; Carlos Vidales, hijo del poeta chileno Luis Vidales, quien había huido de Chile luego

del golpe militar de 1973 y que tras refugiarse en Bogotá terminó vinculado con el M-19 y

ocupó en Alternativa en el puesto de redactor; y Gerardo Quevedo Cobo, conocido como

Comandante Pedro Pacho, quien tiempo después llegaría a ser uno de sus gerentes (León,

2008, pp.193-194).

Asimismo, Carlos Sánchez, redactor y fotógrafo; Sebastián Arias, redactor; y Nelson Osorio,
escritor y redactor; ya eran militantes del “Eme” cuando surgió Alternativa. Según estas
cuentas, además del diálogo entre Bateman y Santos, el hecho era que, por así decirlo, la
mitad del equipo de Alternativa en 1974 era del M-19; aunque alguno de ellos ni lo sabían,
por el grado de compartimentación que existía (León, 2008, p. 194).68

Darío Villamizar, biógrafo de Jaime Bateman, observó que la relación entre

Alternativa y el M-19 no era un asunto de coincidencias sino de identidades:

No son dos hechos aislados entre sí. Se llega a la fundación del M-19 y a la primera edición
de la revista Alternativa en febrero de 1974, por un acumulado histórico. El país necesitaba
de un medio de comunicación independiente de los medios que en ese momento
representaban los intereses de las familias Santos y Cano, El Tiempo y El Espectador
respectivamente, y (la revista) llega a cubrir ese vacío que había, un vacío donde se requería
un medio de comunicación independiente, de alguna manera pluralista, que reflejara los
pensamientos de una revista democrática, pero también de la izquierda armada, eso no hay
que negarlo, nacional e internacionalmente, porque Alternativa abrió sus páginas a
muchísimas voces de muchísimos dirigentes de organizaciones insurgentes del continente y
de otras partes del mundo (Mena, 2015, p. 116).

68
“Bernardo García cuenta que solo meses después entendió por qué Bateman, que pidió reunirse con él para pedir su
asesoría política, le decía siempre al despedirse a la entrada del edificio de la Rosca –primera sede de Alternativa–: ‘cuídeme
mi revista’. Entrevista a Bernardo García. Bogotá, 29 de julio de 2007” (León, 2008, p. 194).
88
Con respecto a la agenda periodística de la revista, Mena (2015) delimitó tres ejes

temáticos en base al análisis de las 257 ediciones de Alternativa (15 de febrero de 1974-27

de marzo de 1980) para definir la identidad de la misma: un primer eje socio-político, el

segundo político-partidista y el tercero mediático. A su juicio, “la revista configuró un núcleo

intelectual de izquierda que ejerció una forma de periodismo alternativo, de contrapoder, que

significó una ruptura con el discurso del periodismo hegemónico y contribuyó a generar

espacios políticos democráticos diversos” (Mena, 2015, p. 12). El proyecto político de

Alternativa se enfocó en cuatro objetivos, identificados por Mena (2015) en la edición

número 4 del 1 de abril de 1974, y que el semanario retomó en la edición número 112 de abril

de 1977:

(1) Ser un medio de contra-información, como corresponde a una publicación alternativa,


para hacer frente a la desinformación de los medios masivos. (2) Difundir en el lenguaje
periodístico, con sencillez, las investigaciones que sobre la sociedad colombiana se producían
en diferentes escenarios y que no veían la luz pública en la “gran prensa”. En tal sentido, se
proponía también ser canal de educación. (3) Hacer visibles las luchas obreras y de los demás
actores de la sociedad de abajo. (4) Servir de canal de unión, “no idílica”, sino “crítica”, de
las diferentes tendencias en que se hallaba dividida la izquierda de los años setentas (Mena,
2015, p. 51).

Alternativa emergió en un contexto de resurgimiento de las revistas políticas y

satíricas, y su éxito fue rotundo. Tal como observa León, “la revista triplicó su circulación

en los primeros cuatro números (pasó de diez mil a treinta mil), algo que no era común en la

época para las publicaciones de izquierda” (2008, p. 194). Gran parte de su éxito radicaba en

su intento por crear un puente entre los cuadros sindicales y el ciudadano común que no se

encontraba tan familiarizado con un lenguaje político-doctrinario, de manera que por medio

de una retórica directa y satírica apoyada en el lenguaje gráfico se posicionó como una fuerte

crítica a la clase política y a los medios de comunicación monopólicos. Así lo plantearon

desde un primer momento en el editorial de su primer número:


89
Amplios sectores de la opinión pública colombiana están sintiendo ahora más que nunca, la
carencia de una publicación nacional, periódica, independiente y crítica. La progresiva
concentración de los medios masivos de información en manos de quienes detentan el poder
político y económico, ha permitido que esta minoría oculte, deforme y acomode a su antojo
los grandes hechos nacionales. La inaplazable necesidad de sacar adelante una publicación
que reinterprete críticamente esta realidad nacional tergiversada y suministre material de
análisis a las organizaciones profesionales y populares comprometidas con el cambio, nos ha
llevado a crear esta revista, que aparecerá quincenalmente en todo el país (Alternativa nº 1,
1974, febrero: 1).69

Para Alternativa, uno de sus pilares fue la reinterpretación crítica de la realidad

nacional. Por esta razón, pueden verse a lo largo de sus siete años de publicación, secciones

en las que se examina el panorama político del país y otras como la denominada “La historia

prohibida”, donde se evaluaban críticamente hechos históricos ocurridos durante la época de

la Colonia, hasta análisis del panorama electoral en el país y evaluaciones de los diversos

partidos políticos. Asimismo, en numerosas colaboraciones se presentaron de una manera

crítica los sucesos que tenían lugar en el panorama internacional; también se promovía la

lectura de numerosas publicaciones y revistas que brindaban un panorama teórico sobre

múltiples temas: análisis teórico de los problemas sociales y políticos en América Latina,

discusiones sobre pensamiento marxista, artículos dedicados a la infiltración de la CIA en

Latinoamérica; así como remisiones a revistas de izquierda cubanas, chilenas y argentinas.

Por último, había artículos dedicados a la vida y obra de personalidades revolucionarias como

Camilo Torres, el Che Guevara, Pancho Villa y Rosa Luxemburgo, entre muchos otros.70.

69Aunque debido a la amplia acogida que tuvo la revista, a partir del número 31 pasó a ser semanal.
70“Combinábamos la denuncia frontal sobre corrupción política y violación de derechos humanos con extensos informes
de la realidad económica y social, y con secciones como La historia prohibida, que recordaba episodios polémicos del
pasado nacional; Voz de la base, que contaba lo que acontecía en un movimiento sindical y campesino huérfano de prensa,
o ¿Qué hay de nuevo en Macondo?, una página de panfletario humor político. Apoyado todo en mucho lenguaje gráfico,
portadas irreverentes, caricaturas mordaces y provocadores fotomontajes de personajes de la actualidad nacional y mundial”
(Santos, 2020, p. 15).
90
En opinión de Mena (2015) este intento de la revista por configurar su carácter

alternativo la llevó a un debate nunca superado, “pues en su seno chocaron diferentes

concepciones sobre el papel de la prensa de izquierda, revolucionaria, popular, progresista,

de oposición o alternativa” (p. 23). También recibió críticas en lo referente al público que

buscaba representar, pues apostó por la representación de “los intereses subalternos abriendo

sus ventanas de par en par a colectivos y sindicatos, a universitarios y campesinos, en un afán

de que ellos sintieran como suya la revista” (p. 25):

Pero, evidentemente, aquí se chocaba con una contrariedad y era que la publicación no venía
de las bases hacia la cúspide periodística compuesta por los intelectuales que osaron crearla,
sino que éstos, interpretando las necesidades de los de abajo, optaron por crear el medio para
que los subalternos se expresaran. Esta contradicción fue una de las razones de la primera
ruptura, de la cual surgió Alternativa del Pueblo,71 cuyos inspiradores (Fals Borda y otros)
no sentían que Alternativa representara los intereses de los oprimidos (Mena, 2015, p. 25).72

Las contradicciones a las que se refiere Mena reflejan la dificultad de abarcar a todas

las variantes de la izquierda. Desde nuestra posición, esta característica era, más que una

71 Alternativa del Pueblo, bajo la dirección de Fals Borda llegó a publicar 19 de ediciones, del 24 de octubre de 1974 al 4
de agosto de 1975, sin embargo debió desistir de este proyecto debido a la falta de recursos (Mena, 2015, p. 117). Esta lucha
ideológica al interior de la revista quedó plasmada en el editorial del número 18, el cual anunciaba que “Alternativa no
puede pretender sustituir a los movimientos políticos revolucionarios, ni a sus órganos propios de expresión, ni mucho
menos convertirse ella misma en grupo político […]”, y que en ese marco se separaba a Fals Borda y a la Rosca como socios
de la revista. Lo que sucedió a partir de ahí fue uno de los más sonados escándalos de la izquierda colombiana por esos días.
Los “trabajadores”, apoyados por Fals Borda, tomaron las instalaciones de la revista y se apoderaron de la hechura del
número siguiente, donde se ventilaría públicamente la pugna interna” (León, 2008, p. 202).
“Lo que buscaba el grupo de ‘trabajadores’ era exponer el conflicto no como un problema interno entre socios, sino como
una lucha ideológica entre dos grandes bandos de la revista. En tal sentido, caracterizaban a Alternativa como una
publicación esencialmente pequeño-burguesa” (León, 2008, p. 204). Entre este grupo de ‘trabajadores’ se encontraban
militantes del M-19 como Carlos Duplat y Carlos Vidales.
72 Para Enrique Santos, “más allá de fricciones ideológicas o políticas, la división también obedeció a distintas concepciones

del periodismo. El sector de la Fundación La Rosca de Fals Borda propugnaba por uno ‘más combativo y comprometido
con las luchas populares’ (al punto que invirtieron el lema de la revista para convertirlo en “Atraverse a lucha es empezar a
pensar”), mientras que el nuestro buscaba algo más informativo y analítico, que también abordara temas usualmente ajenos
a la prensa de izquierda: deporte, cine, salsa, rock y certámenes populares no políticos como reinados de belleza, corralejas,
festivales vallenatos…” (2020, p. 19).
91
debilidad o una contradicción, una expresión del clima de la época 73 y, por otra parte, del

perfil populista que, al igual que el M-19, adoptó Alternativa.74

Además de esta primera crisis interna por la que atravesó Alternativa a solo nueve

meses de su lanzamiento (octubre de 1975),75 se presentó una segunda crisis a finales de 1976

que no fue tan pública como la primera pero que sí tuvo un impacto mucho más profundo, al

punto que obligó al cierre de la revista durante cuatro meses (de finales de 1976 a mayo de

1977). Esta segunda división interna se encontraba estrechamente relacionada con la primera

y se debía en parte a la presencia del M-19 en la revista. En consideración de Enrique Santos,

desde el inicio fue notoria en Alternativa su simpatía por la lucha armada, “que traslucía una

realidad social difícil de ignorar, reflejada en las frecuentes acciones guerrilleras, las

simpatías que generaba dentro del movimiento estudiantil y el apoyo que desde Cuba recibían

los focos insurreccionales en toda la cordillera de Los Andes” (2020, p. 14).

Enrique Santos (2020) señala que la separación con el grupo de Fals Borda en 1975

fue propiciada por el M-19, aun cuando algunos de sus importantes cuadros –tales como

Carlos Duplat, Carlos Vidales, Carlos Sánchez y Sebastian Arias– hubieran adherido a la

Fundación Rosca de Fals Borda y abandonado su lugar en Alternativa. En efecto, lo que

73 “Alternativa fue un producto de su época y proyectó el pasional idealismo de los años setenta, teñido no de poco
sectarismo ideológico. Nació en medio del auge de la protesta social y del activo movimiento sindical y campesino que
vivía entones Colombia, y también de la tensa situación que creó en el hemisferio el derrocamiento y muerte de Salvador
Allende en Chile. Fuimos utópicos, arrogantes y hasta cierto punto irreales” (Santos, 2020, p. 15).
74 Haciendo una evaluación de su experiencia en la revista, Enrique Santos señala: “en un terreno autocrítico y a la luz de

vigentes códigos del periodismo, Alternativa no fue propiamente un modelo de objetividad o equilibrio. Pero nunca lo
pretendió ser y, más aún, desde el primer número declaró su parcialidad a favor de posiciones políticas contestatarias. Se
trataba, después de todo, de destapar, denunciar y ‘contrainformar’. Publicamos artículos basados en una sola fuente,
planteamos interrogantes sin ofrecer respuestas, llegamos a conclusiones apresuradas, juzgamos sin tener todas las
pruebas… Fuimos excesivos y en muchas ocasiones injustos, pero nunca calumniadores” (Santos, 2020, p. 27). Esto se dio
porque lo que Alternativa buscaba precisamente, era generar una transgresión en el ámbito periodístico, como lo señala
Enrique Santos, en “contrainformar” desde una posición de izquierda que desafió a la gran prensa en el país.
75
“La ruptura de Alternativa, se pagó caro en términos de su circulación e imagen. El desconcierto de los lectores se agudizó
con la aparición de una Alternativa del Pueblo, idéntica en formato, editada por el otro grupo, que alcanzó a circular un par
de meses. La escandalosa garrotera fue un auténtico ‘papayazo’, que los voceros y medios del sistema supieron explotar
con habilidad. ‘Dios los hace y ellos se dividen’ se tituló una cáustica nota editorial de El Tiempo” (Santos, 2020, p. 19).
92
realmente buscaba el M-19 con la crisis era propiciar una ruptura con el director Bernardo

García y el gerente José Vicente Kataraín, “dizque por trotskistas y divisionistas, a lo cual

nos opusimos de manera categórica” (p. 19). Estas diferencias entre el M-19 y el grupo

García-Kataraín se agudizaron con el tiempo:

Ellos planteaban ruptura tajante con el M-19 y demás grupos armados y nosotros fuimos
reticentes. Fue apenas uno de los factores de distanciamiento y en este tenían razón.
Equivocación de Alternativa fue no haber advertido los funestos efectos que producirían los
crecientes excesos de la lucha armada en el contexto colombiano […]. Otros tiempos,
ciertamente, y con cincuenta años de por medio es más fácil establecer distancias críticas. No
lo era tanto en esa época y Alternativa no vislumbró bien lo que corría pierna arriba, pese al
ominoso presagio de los ataques que ya sufrían voceros ilegales de la izquierda. Las bombas
que a fines de 1975 detonaron en la sede la revista y en mi casa (y en el semanario Voz
Proletaria y el diario El Bogotano, amén de una ola de atentados personales) fueron parte de
una estrategia para amedrentar a quienes los servicios de inteligencia militares consideraban
afines a la subversión (Santos, 2020, p. 19-20).

Finalmente, a finales de 1976 llegó la división. Mediante un acuerdo de partición el

grupo García-Kataraín se quedó “con la distribuidora ‘El Zancudo’ (luego La Oveja Negra),

a la que García Márquez en magnánimo gesto conciliador entregó los derechos de sus libros

en América Latina” (Santos, 2020, p. 21), mientras que los demás miembros se quedaron con

la revista. “En mayo de 1977, Alternativa reapareció76 con un equipo renovado y, por primera

vez, con una muy amplia nómina de colaboradores y columnistas de renombre” (Santos,

2020, p. 21). 77 “En esta nueva etapa figuraron como director Enrique Santos Calderón y

76 Así lo manifestó Gabriel García Márquez en un editorial publicado en mayo de 1977: “de modo que aquí está otra vez
Alternativa. Vuelve después de un receso de casi cuatro meses que por supuesto nos sirvió para trabajar menos, para perder
menos plata y tal vez para equivocarnos menos, pero también para reflexionar, como los curas de otros tiempos, sobre el
destino de nuestras almas. Sin embargo, volvemos a salir otra vez como semanario y esta vez a 20 pesos” (Santos, 2020, p.
238).
77 “Entre los cuales figuraron Diego Montaña Cuellar, Salomón Kalmanovitz, Daniel Samper Pizano, Gerardo Molina,

Eduardo Umaña Luna, Álvaro Tirado Mejía, Jorge Orlando Melo, Beatriz de Vieco, Jesús Antonio Bejarano, Patricia Lara,
Antonio Restrepo Botero, Jorge Child, Ramiro de la Espriella, Diego León Hoyos, Pepe Sánchez, Nazareth Cruz, Ramón
Pérez Mantilla, José Gutiérrez, Luis Carlos Pérez, Estanislao Zuleta y el inolvidable médico Guillermo Ferguson. A la planta
de redacción se incorporaron los jóvenes periodistas Mauricio Romero, Jorge Gómez Pinilla, José Fernando López, Pepe
Pardo, Carlos Gerardo Agudelo, y, poco después, el diseñador gráfico Carlos Duque, el del famoso afiche de Galán. Hacia
93
como jefe de redacción Antonio Caballero, cuyas caricaturas, en especial las del señor

Agente, fueron sello distintivo del Semanario” (Santos, 2020, p. 22).

“Al margen de sus falencias o desmesuras, la revista fue en muchos sentidos una

experiencia pionera” (Santos, 2020, p. 27). La misma se planteó el desafío de generar un

debate amplio, inscripto en el ideario político de izquierda, promoviendo la participación de

diversos actores políticos del momento. Así lo expresa Carlos Vidales, uno de los fundadores

de la revista, en una entrevista concedida a Mena (2015):

El resultado de tales empeños estaba más allá de nuestra voluntad. Todos los partidos
establecidos de la izquierda nos miraron al principio con recelo o con abierta hostilidad.
Creían que éramos un intento de crear algún movimiento que les quitaría afiliados o
seguidores. Poco a poco fueron entendiendo que tratábamos de contribuir a un debate más
limpio, menos “macartista”, pero se produjo la división interna y se frustró el intento (p. 54).

Creemos que las divisiones al interior de Alternativa se dieron como resultado del

ambicioso proyecto de la revista, pues precisamente lo que se buscaba era generar un debate,

poner en discusión las diversas posiciones de izquierda en el país, lo cual no estaba exento

de generar conflicto. Tampoco estuvo exento del debate su relación con el M-19. Según

algunos autores como Vega (2014), la presencia de militantes del movimiento le permitió a

éste “tener un control mayoritario sobre la dirección y postura del semanario durante el resto

de su existencia” (Vega, 2014, p. 25). Esta afirmación resulta errónea pues, como ya lo

mencionamos anteriormente, los militantes del M-19 que formaban parte de Alternativa no

eran parte de la gerencia o de la dirección de la revista sino colaboradores o columnistas que

el final se vinculó Roberto Pombo, que había sido corresponsal en Brasil y a quien le tocó cubrir la toma de la embajada
dominicana. La gerencia fue ocupada por Gerardo Quevedo Cobos, ingeniero industrial del Valle, asesinado varios años
después tras su presunta participación en el secuestro de Camila Michelsen por el M-19 en 1985. Del equipo inicial
continuaron figuras claves como el fotógrafo Lope Medina, la administradora Rosa Dalia Velásquez y el caricaturista Ugo
Barti (Armando Buitrago). Como secretaria de redacción fue nombrada Kelly Velásquez, luego destacada periodista en
Europa” (Santos, 2020, p. 21-22).
94
no podían imponerse sobre quienes ejercían el control. De allí que buscaran la ruptura de la

relación con el grupo García-Kataraín.

A esto se suma el hecho de que los artículos y editoriales de la publicación no eran

firmados para evitar que se le atribuyera la responsabilidad a un individuo y, en cambio,

respondieran a la concepción de un trabajo colectivo y de equipo que reflejara la voz del

semanario (Santos, 2020, p. 14). Esta concepción implicaba el consenso de todos los

intervinientes para la publicación de cada una de las secciones de la revista. Es en esa medida

que Alternativa mantuvo su perspectiva crítica frente al M-19.

Esto último se puede advertir en el tratamiento de dos hitos del accionar de dicha

organización que tuvieron lugar durante el tiempo que Alternativa estuvo vigente: el

ajusticiamiento de José Raquel Mercado (1976) y el robo de armas del Cantón Norte (1978).

En cuanto al primero, Alternativa advertía la falta de articulación entre el discurso del M-19

por la reivindicación de las demandas insatisfechas del pueblo y esta acción. El

ajusticiamiento de Mercado no ofrecía una salida a los problemas sociales, pues carecían de

eficacia política y, peor aún, justificaba el terrorismo de derecha, “el cual, en un país

gobernado por la derecha, como es Colombia, sí es, en cambio, un instrumento político”

(Alternativa nº 191, diciembre, 1978, p. 1). Esta crítica apuntaba a la persecución a la

izquierda en el país, que se intensificó como resultado de la búsqueda de los miembros del

M-19, ya que, al no poder ser éstos identificados fácilmente, llevó a arrestos y torturas de

todo aquel que se creía podía pertenecer al movimiento (Alternativa nº 82, mayo, 1976, p.

5). Los responsables de estas violaciones a los derechos de los ciudadanos eran para

Alternativa las Fuerzas Militares y los servicios secretos del estado, quienes mediante torturas

deliberadas y sistemáticas en diversas regiones del país buscaban perseguir y controlar a los

95
grupos de oposición al gobierno legitimados en la premisa de que aquellos que realizaban

los secuestros eran grupos de oposición, por tanto de izquierda. En esta medida, todo aquel

que fuese “subversivo” era porque pertenecía a la izquierda, y si los “subversivos

secuestraban y estaban involucrados en actividades criminales, implicaba que la izquierda

era criminal, y como tal debía ser tratada” (Alternativa nº 146-147, diciembre, 1977, p. 1).

La publicación sostenía que las fuerzas militares y los servicios secretos del estado

no consideraban que la formación de los denominados “grupos subversivos” se debía al cierre

de canales políticos de participación ni a la insatisfacción ante el régimen dominante, que

llevaba a cierto porcentaje de la población a recurrir a la violencia como único método para

ser escuchados. En esa medida, hechos como el ajusticiamiento de Mercado daban lugar a

una

escalada de terror entre la desesperación de la izquierda y la intimidación de la derecha, entre


el terrorismo como expresión de impotencia política de la oposición y el terrorismo como
instrumento de la política de gobierno [que constituía] una tenaza macabra que cierra el
campo de la política. Sólo queda la guerra. Una guerra entre aparatos secretos, clandestinos,
pero cuyas víctimas son las cabezas públicas de ambos campos. Y en semejante guerra, toda
la sociedad, salvo los asesinos, llevan las de perder (Alternativa nº 191, diciembre, 1978, p.
1).

Con respecto al segundo acontecimiento armado, las críticas surgieron a raíz de la

persecución emprendida por las Fuerzas Militares en el proceso de recuperación del

armamento sustraído. En las páginas de Alternativa se denunciaron los excesos de fuerza y

las torturas a las que fueron sometidos algunos de los posibles sospechosos, entre ellos

Orlando Fals Borda y su esposa; Carlos Duplat y miembros del teatro La Mama (Alternativa

nº 198). Incluso, más de dos meses después del robo de las armas la labor informativa de

medios opositores como Alternativa y El Bogotano se vio restringida, pues sus directores

fueron llamados a declarar por “presuntas violaciones en la reserva del sumario en virtud de

96
artículos aparecidos en ambas publicaciones que daban cuenta del proceso” que adelantaban

las Fuerzas Armadas en contra del M-19 (Alternativa nº 204, febrero, 1979: 17).

Aun cuando catalogó esta acción como el primer golpe “serio” del M-19, la revista

encontraba una discrepancia entre los efectos del robo y la intención del movimiento de

defender las libertades democráticas, pues “una de las consecuencias inmediatas de la acción

fue la de producir más recortes a estas libertades y fortalecer momentáneamente a los sectores

más reaccionarios y militaristas dentro del gobierno” (Alternativa nº 196, enero, 1979, p. 4).

La revista criticaba a la organización la enorme distancia entre su forma de lucha y las

condiciones sociales y políticas del país, argumentando que el M-19 había robado unas armas

para el pueblo que el propio pueblo no estaba reclamando, y que por lo tanto, tuvieron que

enterrar, corriendo el riesgo de perderlas (como en efecto sucedió). Eso explicaba el hecho

de no haber podido cumplir con el objetivo propagandístico que se había propuesto

(Alternativa nº 196, enero, 1979, p. 4).

Tanto Alternativa como el M-19 nacieron como proyectos multiclasistas que

buscaban acercarse a las clases populares. León (2008) lo interpreta como un desacierto.

Desde su posición, tanto el M-19 como Alternativa llegaron a cometer los mismos errores:

ambos nacieron como mitos de ruptura con las tradiciones de izquierda colombianas, pero

“ninguno de los dos pudo escapar a sus tentaciones: intelectualismo, vanguardismo,

dogmatismo, unidad por arriba y, desde luego, antisectarismo sectario. Pareciera como si

cada uno hubiera incomprendido los conceptos con los cuales había surgido” (León, 2008, p.

210). Sin embargo, esta percepción no tiene en cuenta que esos elementos eran parte

integrante de sus estrategias de comunicación, las cuales se encontraban ligadas a un cambio

en el lenguaje que buscaba generar fascinación entre sus seguidores.

97
Ambos actores buscaban acercarse al pueblo mediante la enunciación de las

demandas sociales en un lenguaje menos ideológico y más pragmático, por lo que el M-19

encontró en Alternativa la forma de hacer llegar sus mensajes y propuestas a la opinión

nacional. Dado que el movimiento no contó propiamente con un órgano de difusión, dependía

de la relación con la revista para llegar al pueblo mediante la publicación de sus comunicados,

el amplio relato de las coyunturas en las cuales tomaba parte el movimiento y las entrevistas

realizadas a sus miembros (quienes, aun cuando no se identificaban como tales, encontraban

un espacio para exponer su propuesta política). Esto no implicaba una complicidad entre

ambos actores, pues, tal como lo mencionamos en este apartado, la relación entre algunos de

los miembros fundadores de Alternativa y el movimiento propició divisiones internas en la

revista; y tampoco menguó la capacidad crítica de la publicación. Lastimosamente

Alternativa no alcanzó a cubrir los mayores golpes mediáticos del M-19, ocurridos durante

la década del ochenta, como el desenlace de la Toma de la Embajada en 1980 –cuando

Bateman aprovechó la coyuntura para salir de la clandestinidad–, la toma del Palacio de

Justicia (1985) o su decisión de dejar las armas en 1990.

Esto nos lleva a la siguiente formulación. Se trata de que tanto en el M-19 como en

Alternativa se evidencia la puesta en escena de un discurso populista. Este discurso buscaba

la integración de las clases populares en un esquema de articulación política multiclasista,

para emerger en el espacio público como un interlocutor del discurso dominante, desde el

cual se negaba el agotamiento de los partidos tradicionales y la falta de canales de

participación al pueblo en su conjunto.

98
En el campo de los estudios políticos el populismo es analizado como un discurso,

pues las palabras y las ideas que lo encarnan cobran sentido a través de su enunciación.78 En

este sentido, Charaudeau (2009) sostiene que “para poder juzgar el populismo de un discurso,

hay que analizarlo en el contexto sociohistórico donde aparece y en la situación de

comunicación que genera cierto proceso enunciativo” (p. 261). La palabra circula en el

espacio público en tres instancias que, puestas en juego, dan sentido al discurso: 1) la

instancia de producción, que se legitima por un contrato social de comunicación y que busca

dar credibilidad a lo que se dice para adquirir fuerza en la persuasión; 2) la instancia de

recepción, que consiste en la búsqueda de un agente que crea en el discurso pronunciado; y

finalmente, 3) la instancia de mediación, en la cual entran en contacto las dos instancias

anteriores. Por su circulación en estas instancias, toda palabra enunciada en el espacio público

debe cumplir con una exigencia de simplicidad, “ya que dirigirse a las masas es dirigirse a

un conjunto de individuos heterogéneos desde el punto de vista de su nivel de instrucción, de

su posibilidad de comprensión y de su experiencia de la vida colectiva” (Charaudeau, 2009,

p. 262).

En el espacio político, la palabra encuentra una confrontación entre una instancia

política y una instancia ciudadana, ambas relacionadas por una instancia de mediación. La

instancia política, en ejercicio del poder, tiende a actuar sobre su interlocutor mediante el

empleo de estrategias discursivas diversas, con el fin de que éste se adhiera a su propuesta

política. Pero al estar inserto en un contexto democrático, debe ejercer el poder en nombre

78 Entendiendo la enunciación como aquello que pone a funcionar la lengua como un acto individual de utilización
(Benveniste, 1979). Hay entonces un proceso de comunicación en el que “antes de la enunciación, la lengua no es más que
la posibilidad de la lengua. Después de la enunciación, la lengua se sitúa en una instancia de discurso, que emana de un
locutor, [como] forma sonora que espera un auditor y que suscita otra enunciación a cambio” (Benveniste, 1979, p. 84).
Para Benveniste la enunciación en relación con la lengua es un proceso de apropiación, en la medida en que el locutor se
apropia del aparato formal de la lengua y enuncia su posición como locutor. Y en esta medida, las palabras y las ideas cobran
sentido a través de este proceso de enunciación.
99
del poder delegado por el pueblo, en tanto representante de un sector de la población; “de un

saber y de un saber-hacer que debe justificar su competencia; de una elección de valores”

(Charaudeau, 2009, p. 263) que buscan conmover al ciudadano para que se adhiera a ellos

con entusiasmo.

Se observa que el discurso político es un lugar de verdad capciosa, de “simular”, dado que lo
que cuenta no es tanto la verdad de esa palabra proferida públicamente, como su fuerza de
verdad, su veracidad, por sus condiciones de dramatización que exigen que los valores sean
presentados según un guión dramático capaz de conmover al público de manera positiva o
negativa, ya sea para hacerlo adherir al proyecto que se defiende, o para disuadirlo de seguir
un proyecto adverso. Escenario triádico en el cual instancia política e instancia adversa
compiten por la conquista de la instancia ciudadana. Este escenario se compone de tres
momentos discursivos: (1) probar que la sociedad se encuentra en una situación social
juzgada desastrosa y que el ciudadano es la primera víctima; (2) determinar la fuente del mal
y su responsable (adversario); (3) anunciar finalmente qué solución puede ser aportada y
quién puede ser su portador (Charaudeau, 2009, p. 263).

En esta medida, el discurso político en general no difiere mucho del discurso populista

en tanto su escenificación es el espacio público y ambos se sirven de estrategias discursivas

de conquista o de ejercicio del poder que buscan persuadir para captar la atención de sus

interlocutores mediante el empleo de valores que apelan a la emoción. Así, este tipo de

discurso siempre depende del contexto cultural y de las circunstancias históricas en las que

se despliega; de lo contrario carecería de sentido (Charaudeau, 2009). La diferencia con el

discurso político es que el discurso populista lo hace de manera exacerbada:

Un exceso que juega sobre la emoción en detrimento de la razón política, emoción capaz de
engañar al pueblo sin que éste sospeche. Se aplica para escenificar: (1) una descripción
catastrófica de la situación social de la que es víctima el pueblo; (2) una denuncia de los
culpables, entre los cuales se encuentran la clase política, las élites aisladas del pueblo, las
instituciones que han perdido toda autoridad y la burocracia, fuente de todos los males; (3) la
exaltación de valores y (4) la aparición de un hombre/mujer providencial, carismático,
visionario, capaz de romper con el pasado y que será el salvador de la sociedad (Charaudeau,
2009, p. 264).

100
En esta medida, el populismo busca una amplitud democrática que incluya a diversos

sectores de la población. En palabras de Charaudeau, “no es ajeno a la democracia. Por el

contrario, el principio democrático de debate público para constituir una representación

mayoritaria es el que abre el campo al discurso populista como medio de seducción de las

masas” (p. 272).

En el caso del M-19, su ideario político buscaba la democracia para el pueblo

mediante la exaltación de valores nacionales. En sus estrategias de comunicación

encontramos una clara apuesta populista que, mediante el exceso, ataca a esos sectores de la

población que restringen los derechos democráticos de las clases populares; y en esa medida

el M-19 se presenta como la solución para la modernización de ese sistema democrático.

Estos elementos forman parte de los núcleos recurrentes del discurso populista del M-19, los

cuales desarrollaremos en el capítulo siguiente, mediante el análisis de diversos comunicados

del movimiento.

A lo largo de este capítulo pudimos observar de qué manera se consolidó el proyecto

político del M-19 en torno a dos ejes en su estrategia de comunicación. La primera de ellas

es la irrupción en medios de comunicación tradicionales como El Tiempo y El Espectador,

en un intento por exponer la manera en que la gran prensa disimulaba la situación real del

país para mantener el control a nivel político y social. De esa manera, sólo la opción armada

le daba los instrumentos al M-19 para pugnar por ese control. No obstante, llegamos a la

conclusión de que, más que un enemigo a destruir, la gran prensa fue para el M-19 un actor

con el cual querían establecer un diálogo; y es por esto que sus miembros sumaron a sus

acciones de carácter propagandístico otras de carácter militar con el objetivo de ser

101
escuchados, mediante la irrupción sorpresiva en los medios de comunicación tradicionales.

Otra forma de irrupción fueron las detenciones realizadas a algunos destacados periodistas

de la época para concertar entrevistas que dieran cuenta del proyecto político del movimiento.

El segundo eje de su estrategia de comunicación, fue la participación activa en

órganos de difusión independientes como Mayorías y Alternativa, algo que se comprende en

virtud del interés del movimiento por establecer relaciones con los medios de comunicación,

pues allí radicaba la posibilidad de difusión de sus comunicados. Esto lo llevó a diseñar una

novedosa estrategia de comunicación política. En primer lugar, trató de buscar un espacio de

expresión en publicaciones de izquierda como las que analizamos. Para el M-19, Mayorías

se convirtió en un órgano desde el cual pudo expresar su propuesta socialista en clara

oposición a los postulados de la dirigencia de la ANAPO, lo que le valió su desconocimiento

como vocero oficial del partido y la expulsión de algunos de sus militantes. Por otra parte, lo

que el M-19 encontró en Alternativa fue la forma de hacer llegar sus mensajes y propuestas

a la opinión pública. Dado que el movimiento no contó propiamente con un órgano de

difusión, dependía de la relación con la revista para llegar al público. Desde esa posición se

elaboró una respuesta desde la izquierda a la escenificación del discurso político del

movimiento.

En los dos primeros capítulos de esta tesis hemos buscado definir el contexto socio-

histórico de surgimiento de la experiencia populista del M-19 y sus estrategias de

comunicación. En el último capítulo, nos dedicaremos al análisis del discurso populista del

M-19, en el que es posible relevar tres núcleos recurrentes (tanto en sus comunicados como

en sus intervenciones en la prensa) en torno a los cuales construyó su discurso político.

102
3. EL IDEARIO POLÍTICO EN LAS ESTRATEGIAS DE

COMUNICACIÓN

En este último capítulo nos enfocaremos en el análisis del discurso populista del M-

19 a partir de sus comunicados. Tal como lo adelantamos, se encuentran allí tres núcleos

recurrentes que se relacionan con tres preguntas que el movimiento se propuso resolver: ¿cuál

era el problema del país?, ¿por qué el M-19 podía resolverlo?, y ¿cómo habría de resolverlo?

La respuesta a la primera pregunta está orientada a la forma en que el M-19 plantea

el problema del país en términos de una desigualdad producto de la acumulación de las

riquezas en manos de la oligarquía dirigente. En este punto, su discurso apeló a una lógica

argumentativa basada en la construcción de una frontera antagónica que lo lleva a trazar una

división binaria entre un “nosotros”, representado por el pueblo, y un “ellos” representado

por la “oligarquía”. Tanto la noción de oligarquía como la de pueblo se convierten en

significantes vacíos que ayudan a delimitar ese enemigo interno que hay que combatir con

las armas.

La segunda pregunta se orienta a la autolegitimación por parte del M19 respecto de

su rol en la resolución de los problemas del país mediante el uso de elementos simbólicos

que apelan a la idiosincrasia colombiana, a los valores y tradiciones nacionales y a una

identidad perdida que debe ser recuperada.

La última pregunta sugiere una respuesta inacabada, pues aun cuando la solución que

propuso el M-19 siempre estuvo orientada a la transformación del sistema democrático,

también sufrió constantes reformulaciones, oscilantes entre la transformación social y la

propuesta de cambios dentro de una tradición. Consideramos que este es uno de los ejes

103
centrales del discurso del M-19 y que esto se advierte en el modo en que, por ejemplo, el

movimiento aprovechó la coyuntura política generada en el marco de su proceso de paz con

el gobierno (1990) para participar de la Asamblea Nacional Constituyente que reformó la

Constitución de 1886 dejando como resultado la actual Constitución (1991) y que trajo un

enorme cambio en materia de libertades políticas, sociales y culturales.

3.1. La oligarquía como la causa de todos los males

Como lo señalábamos en el capítulo anterior, el discurso populista constituye una

forma particular de discursividad política que busca aglomerar las interpelaciones populares

en base a un enfrentamiento con una ideología dominante (Hurtado, 2015). De esta manera

surgen contraposiciones binarias pueblo/oligarquía que configuran fronteras políticas en una

doble dimensión: por un lado, excluir al otro, en este caso la oligarquía; y por otro lado,

homogeneizar el espacio de solidaridades interno mediante la integración. En el caso del M-

19, esto se inicia con la agrupación de sus miembros mediante la creación de lazos de afecto.

Este acercamiento supuso a la vez acciones destinadas a ganarse la aceptación del pueblo

mediante, por ejemplo, el robo de camiones repartidores de comida para distribuir sus

productos en los barrios más marginales, como parte de una estrategia de integración de las

clases populares a su proyecto político multiclasista. No obstante, la creación de fronteras se

desarrolló mayormente en la esfera discursiva, presente desde la primera acción armada del

movimiento, con el robo de la espada de Bolívar (17 de enero de 1974).

A partir del despliegue de la estrategia propagandística previa a esta primera acción

se evidencia el primer elemento del discurso populista del M-19: la identificación del mal en

el país. Como lo explica Charandeau, esta identificación discursiva suele presentarse de

104
forma vaga, de tal forma que “el culpable no debe estar perfectamente determinado de manera

que planee la impresión de que está oculto en las sombras, manejando sus asuntos a

escondidas, lo que permite sugerir que existen complots” (2009, pp. 264-265). Mediante una

campaña propagandística que circuló en los principales medios impresos del país (El Tiempo,

El Espectador y El Bogotano), consistente en una serie de anuncios dispuestos tanto en las

portadas como en las páginas interiores de los diarios, el movimiento recurrió al uso de

metáforas para señalar como el mal del país a los parásitos y los gusanos. Los anuncios de

fondo negro y letras blancas aparecían junto a otros anuncios publicitarios en las secciones

de mayor impacto visual (las deportivas y la de cines); y contenían mensajes enunciados en

base a una retórica publicitaria, que apostaban a captar la atención mediante la formulación

de un enigma. Así por ejemplo, los lectores del periódico se topaban con estos escuetos

anuncios: “¿Parásitos… gusanos? Espere M-19?”, “¿Decaimiento… falta de memoria?

Espere M-19”, “¿Falta de energía… inactividad? Espere M-19”. El 17 de enero de 1974

apareció un último aviso que decía: “Ya llega… M-19”.

Imagen 1: Exposición de diversos anuncios publicitarios que circularon en los diarios, días previos al lanzamiento del M-
19, extraídos de El Tiempo y El Espectador.

105
En una primera mirada, estos anuncios dan la impresión de que se puede tratar del

lanzamiento de un nuevo producto farmacéutico denominado M-19 que buscaría atacar los

parásitos y los gusanos causantes de decaimiento, inactividad, falta de energía y de memoria.

Esta campaña de avisos es considerada por León (2012b) como una forma de resistencia

exitosa, pues su lanzamiento en público marcaba un precedente en la historia de la guerrilla

colombiana, en la medida en que:

Estuvo por encima de la consideración de la publicidad como propaganda; persiguió una


relación complementaria entre el uso de la fuerza y la comunicación de masas; no fue una
acción reactiva con respecto a los medios y la ideología dominante; […] finalmente fue una
apelación pública a la memoria y a la idiosincrasia de la vida política del país […]. Su objetivo
con esta primera campaña era que la sociedad captara el enfrentamiento histórico en el cual
surge el M-19, por esta razón aparecen en la publicidad dos triángulos, que significaban el
enfrentamiento, la lucha entre dos fuerzas. La campaña consistía en un acto de manipulación
de la capacidad publicitaria de la gran prensa. Concretamente, se apeló a tres elementos
centrales en la publicidad: la sorpresa, la espectacularidad y la polisemia. ¿Cómo? Lo que
parecía ser la publicidad de un producto desconocido, era en realidad la primera parte de un
relato subversivo (León, 2012b, pp. 107-108).

La lucha entre dos fuerzas que advierte León (2012b) fue mayormente desarrollada
en el comunicado número uno del movimiento:

Nosotros los latinoamericanos vivimos el hambre. Nos debatimos en la miseria. Nos


desangramos en la injusticia. Sentimos nuestra cultura castrada, deformada, vendida. Es que
las cadenas españolas rotas por Bolívar, hoy son reemplazadas por el dólar gringo. Y es que
en el solio de Bolívar, cada cuatro años se han turnado los representantes de las oligarquías
asesinas del pueblo colombiano. Y es que esos explotadores, hablan de una patria soberana
mientras la entregan al amo extranjero. Hablan de una patria justa mientras la riqueza de unos
pocos privilegiados se amasa en la angustia de los trabajadores. Del campesino sin tierra. Del
niño con hambre y sin escuela. Del desempleado y su miseria. De la mujer sometida. Del
indio acosado como fiera. Del inconforme encarcelado. Del estudiante amordazado.
Por eso la lucha de Bolívar continúa, Bolívar no ha muerto. Su espada rompe las telarañas
del museo y se lanza a los combates del presente. Pasa a nuestras manos, a las manos del
pueblo en armas. Y apunta ahora contra los explotadores del pueblo. Contra los amos
nacionales y extranjeros. Contra ellos, los que la encerraron en museos, enmoheciéndola. Los
que deformaron la idea del Libertador. Los que nos llamarán subversivos, apátridas,
aventureros, bandoleros. Y es que para ellos este reencuentro de Bolívar con su pueblo es un
ultraje, un crimen. Y es que para ellos su espada libertadora en nuestras manos es un peligro.
Pero Bolívar no está con ellos –los opresores– sino con los oprimidos. Por eso su espada pasa
a nuestras manos. A las manos del pueblo en armas. Y unida a las luchas de nuestros pueblos

106
no descansará hasta lograr la segunda independencia, esta vez total y definitiva (M-19, 1 de
enero de 1974, CEDEMA).

En este comunicado pueden observarse diversos elementos del discurso populista

propio del movimiento. La primera parte traza un diagnóstico que identifica el mal en el país

mediante el uso de palabras que remiten a: 1) a la dependencia o falta de soberanía (“las

cadenas españolas rotas por Bolívar, hoy son reemplazas por el dólar gringo”); y 2) la injusta

desigualdad social: “nos debatimos en la miseria, nos desangramos en la injusticia”, “hablan

de una patria justa mientras la riqueza de unos pocos privilegiados se amasa en la angustia

de los trabajadores”, del campesino, del niño, del desempleado, de la mujer, del indio, del

encarcelado, del estudiante. En esta primera parte se exponen un cúmulo de condiciones de

vida injustas para el pueblo en su conjunto. Pero al mismo tiempo hay un esquema narrativo-

argumentativo claro y sencillo. El pueblo colombiano se encuentra sometido a las oligarquías

asesinas, quienes acumulan su riqueza a costa de la terrible situación de la cual el pueblo es

víctima.79

Una vez identificada la causa del mal en el país, el M-19 recurre en la segunda parte

de su comunicado a referencias nacionales para legitimar su discurso, referencias que se

centran en la figura del libertador Simón Bolívar. El M-19 propuso de esta manera la

construcción de una lectura de Bolívar alternativa a la de los círculos tradicionales, que

intentaba recuperar su figura desde una posición de izquierda asociándola a las luchas

populares de liberación frente a la opresión. Recordemos que con la recuperación de la

79En otro comunicado del movimiento se denuncia más ampliamente esta situación: “Otra intención, anti popular e inmoral,
es la de los gobernantes y editorialistas de la oligarquía, quienes buscan la impunidad en una supuesta defensa –abstracta,
intangible– del estado de derecho: para actuar como si la nación fuesen ellos mismos, ellos solos; para montar sin
impedimentos sus grandes negociados, sus grandes peculados; y para cargar en la espalda del pueblo, dándoles el carácter
de nacionales, sus empréstitos con la banca internacional, obligando al ciudadano a pagar estas deudas que son, por lo
general, resultado de la malversación o el ilícito” (M-19, 6 de noviembre de 1985, CEDEMA).
107
espada, el M-19 adquirió la posibilidad de redimensionarla como su emblema característico,

de apropiarse de las palabras del Libertador y resignificarlas para el presente, desde su propia

lectura.

Podemos ver en este primer comunicado la manera en que el M-19 define a la

oligarquía como enemigo, como la fuente del mal, para orientar “la violencia contra ese

culpable, de manera que desencadene el deseo de su destrucción que lograría la reparación

del mal (función de catarsis)” (Charaudeau, 2009, p. 266).

Que hiciéramos el robo de la espada de Bolívar, anunciando que no la envainaríamos hasta


no ver libres los pueblos de América Latina del yugo norteamericano, y que habláramos […]
de las necesidades de los sectores populares encabezados por los trabajadores, por los
descamisados, por los desempleados, por los campesinos, por los estudiantes, […] por la
reivindicación de los pueblos para elevar su nivel de vida. Este primer comunicado nos
retrataba de cuerpo entero y nos retrataba como cosa distinta, como nueva forma, como una
esperanza realmente para el pueblo colombiano (José Yamel Riaño en: Jaramillo, 2006, p.
58).

El objetivo de esta primera acción y de su comunicado fue articular un discurso que

oscilaba entre denunciar la situación de crisis que vivía el pueblo colombiano y formular una

esperanza de cambio mediante un nuevo movimiento alzado en armas, que lograría una

segunda independencia, pero esta vez total y definitiva.

Otro elemento a destacar es que en los primeros años del accionar del movimiento,

sus miembros recurrieron al uso de capuchas para ocultar su identidad, y sólo con el paso del

tiempo fueron revelando sus identidades. Este se convirtió en otro símbolo del movimiento

ya que las capuchas, más allá de proteger sus identidades frente a las represalias que podrían

llegar a soportar por parte del estado, remitían a un colectivo anónimo, asimilable al “pueblo

hablando detrás de esa capucha, no [a] un individuo. La capucha es un símbolo de ilegalidad

y ahí la estábamos enfrentando con la supuesta legalidad burguesa” (Pabón, 1985, p. 73).

108
Esta fue otra manera que desarrolló el movimiento para autodefinirse como representante del

pueblo, en la medida en que cualquiera podía estar hablando a través de esas capuchas, sin

necesidad de enfocar toda su representación en base a un líder. Si bien ya señalamos en el

primer capítulo la importancia de la figura de Jaime Bateman para el movimiento, la opinión

pública sólo conoció su identidad como comandante del grupo guerrillero durante la toma de

la embajada de la República Dominicana (1980). En este sentido, la clandestinidad hacía

pensar que cualquiera podía ser parte del M-19, tal como se desprende del editorial del

periódico El Tiempo días posteriores al robo de la espada:

M-19 con sabor nacionalista y olor de “Colombiana”, captó la atención. El mundo fijó sus
ojos en nuestro país y todos llegamos a creer que estamos en poder de una poderosísima
guerrilla urbana. ¿Acaso hoy no nos miramos todos con un espíritu de desconfianza, y cuando
alguien se acerca en forma un poco extraña, no nos preguntamos: ¿será del M-19? (Hersan,
El Tiempo, 20 de enero de 1974).

Lo que el M-19 no aclaró en su primer comunicado era si se trataba de una nueva

organización guerrillera, ni cuándo volvería a actuar, situación que incrementó la expectativa

ante una nueva acción. Fue a través de artículos de El Tiempo y El Espectador que informaron

sobre llamadas recibidas por los diarios que se dio la noticia sobre nuevos asaltos: desde

robos a grandes distribuidores de alimentos para ser repartidos entre el pueblo hasta el robo

de un importante símbolo religioso en alguna de iglesia o santuario del país o un nuevo asalto

a algún museo. De este modo, las especulaciones sólo aumentaban el interés en el naciente

grupo guerrillero, pues el país hablaba de una nueva guerrilla de carácter populista, más

cercana a los símbolos y reliquias de la cultura popular. Así lo manifestó una visitante de la

Quinta de Bolívar al ser interrogada con respecto a la intrusión: “yo entiendo que en efecto,

esto fue perpetrado por algún grupo subversivo, como un reto a las autoridades o para tener

esos objetos posiblemente como un símbolo, es decir, como lo que representa para los
109
colombianos, puesto que la espada de Bolívar es el símbolo de la libertad” (El Espectador,

1974, 21 de enero). Así continuaron creciendo las hipótesis con el paso de los días:

Algunos opinan que M-19 es un grupo de 19 universitarios, intelectuales y empresarios


jóvenes que desean “tomar del pelo” a todo el país. Los jerarcas de la ANAPO sostienen que
se trata de una maniobra de la extrema derecha para desacreditar al partido del ex-general
Rojas Pinilla y perjudicar la candidatura de María Eugenia […]. Sea lo que fuere, M-19 ha
logrado movilizar todo el aparato de seguridad del Estado, ha obtenido miles de centímetros
cuadrados de publicaciones en todos los periódicos del país, y mantiene en expectativa a la
opinión pública nacional (UPI, El Espectador, 1974, 24 de enero).

El discurso inaugural del M-19, además de identificar a la oligarquía como la causa

de la crisis social del país, también permitió que el movimiento ocupara un lugar en los

titulares de los principales diarios del país. De este modo, su estrategia de comunicación

política se caracterizaba por situar al movimiento en el espacio público como un interlocutor

que representaba las demandas del pueblo.

Como parte de la legitimación del M-19 en tanto interlocutor del pueblo, el

movimiento explicó la elección de su nombre señalando como elemento fundacional “el

fraude y la violencia” en las elecciones del 19 de abril de 1970. Este se interpretaba como el

día en que las “oligarquías pisotearon la decisión de las grandes mayorías”. A partir de esto,

el M-19 legitimaba la opción por la lucha armada con el sentimiento compartido de

“frustración de las masas” ante la victoria arrebatada. Así quedó formulado en un

comunicado titulado “M-19: nacimientos y principios” (M-19, 1 de enero de 1974;

CEDEMA):

En 1970 el General Rojas le falló al pueblo, en aquella ocasión no se votó por la ANAPO, ni
el extraordinario volumen del sufragio fue obra exclusiva de los anapistas. Ese día 19 de abril,
el pueblo de Colombia se sació votando contra esa casta infame y desvergonzada de políticos
oligarcas. Cada voto era un escupitajo vengativo en la cara acartonada de los Lleras, de los
Ospinas, de los Gómez, de los Pastranas, de los Echandías, de los López. El pueblo creyó
haber encontrado en Rojas al esperado vengador de tantos vejámenes, de tantos atropellos,
de tantas injusticias y de tantas humillaciones […]. Hasta ahora no sabemos qué causó más
110
desconcierto y estupor en las masas, si el robo de las elecciones o la mansa actitud del
resignado General Gustavo Rojas Pinilla. Las masas enardecidas permanecieron en pie de
lucha durante varios días, esperando órdenes que jamás llegaron, porque el General quiso
evitarle al pueblo colombiano otro “baño de sangre”. ¡Como si la permanencia del sistema
no significara el más inaguantable baño de sangre de un pueblo que ya han vuelto anémico!
Difícil será sacarle al pueblo de la cabeza que aquel oscuro episodio no fue manejado con el
valor, la entereza de carácter y la pulcritud que su importancia demandaba. Hoy, después de
cuatro años, el pueblo continúa preguntándose y preguntándonos: ¿Qué pasó el 19 de abril de
1970?” (M-19 en Alternativa, junio, 1974: 10).

En este comunicado se advierte una selección léxica que pretende rememorar

episodios de la historia para revivir reacciones propias de esos momentos. Se trataba de

remitir al sentimiento de desilusión de las clases populares ante la victoria arrebatada, con lo

cual su estrategia consistía en señalar que el movimiento había nacido a partir de un momento

de crisis, de frustración del pueblo colombiano; ya que con cada voto, no por la ANAPO,

sino en contra del sistema, había lanzado un “escupitajo vengativo” en la cara de aquella

“casta infame y desvergonzada de políticos oligarcas”, que con su permanencia en el poder

habían propiciado un baño de sangre en el pueblo, que ya habían vuelto anémico.

El movimiento aporta una nueva lectura de la historia en la que se hace uso de un

estilo “no habitual” de algunas situaciones de habla, mediante el empleo de agresiones e

insultos, estableciendo una ruptura con las normas de cortesía. En este sentido, Elvira Narvaja

de Arnoux (2008, p.28) considera que “estas transgresiones exponen la irrupción de la cultura

popular en el discurso oficial […] funcionando como guiños a un sector importante del

auditorio”.

Cada época tiene sus propias reglas de lenguaje oficial, de decencia y de corrección. Pero
existen en cada época palabras y expresiones que sirven como señal; una vez empleadas se
sobreentiende que uno puede expresarse con entera libertad, llamando a las cosas por su
nombre y hablando sin reticencias ni eufemismos. Esas palabras y expresiones crean un
ambiente de franqueza y estimulan el tratamiento de ciertos temas y concepciones no oficiales
(Bajtín, 1994, p. 169; en: Narvaja, 2008, p. 28).

111
Volviendo al comunicado, su objetivo era precisamente reforzar la versión no oficial

respecto del fraude en las elecciones de 1970, un “oscuro episodio” en el que le habían

arrebatado la victoria, no a la ANAPO sino al pueblo colombiano. En efecto, las críticas del

movimiento se extienden al general Rojas Pinilla quien, desde la perspectiva del M-19, no

había sabido aprovechar la coyuntura nacional para dirigir las masas al reclamo de su victoria

robada. Considerando esta interpretación, resulta entendible que la ANAPO no se vinculara

del todo con el movimiento, puesto que, tal como observa Narvaja de Arnoux (2008), este

tipo de discurso genera disgusto en diversos sectores debido a su ruptura “con los moldes de

comportamiento ‘social’ y discursivo que implica la irrupción de lo otro dentro del

habitualmente acartonado espacio institucional [anunciando], a su manera, cambios

sustanciales en la estructura de clases” (p. 29).

El disgusto generado por las acciones armadas del M-19 se extendió incluso a

Alternativa, que –como ya lo señalamos en el capítulo anterior– expresó sus críticas al

movimiento tanto con el ajusticiamiento de José Raquel Mercado (1976) como con el robo

de armas del Cantón Norte (1978). No obstante, Bateman defendía el ajusticiamiento de

Mercado señalando que habían interpretado al pueblo colombiano y le habían enviado un

mensaje a los dirigentes obreros y a las clases empresariales: “hermano, aquí hay que

comportarse. Hermano, aquí no se le pueden hacer jugadas chuecas a la clase trabajadora”

(Lara, 2002, p. 213). Así es que en su opinión solo habían quedado desacreditados ante la

“izquierda intelectual”, porque ante las bases populares habían logrado una gran acogida. En

esa medida, un acontecimiento como el de Mercado era la manera que había encontrado el

movimiento para demandarle a la oligarquía del país que no fuera desleal con las clases

112
trabajadoras. Aun cuando esa demanda fuera creada por el discurso del M-19, su objetivo era

visibilizar injustas situaciones específicas.

Una de las grandes revoluciones que nosotros hemos hecho en este país: es acabar con los
mitos, es acabar con los hombres perfectos, es acabar con los hombres que nunca cometen
errores. Si nosotros queremos que esta revolución sea del pueblo […] tenemos que ir donde
el pueblo, tenemos que darle el arma al pueblo, tenemos que ofrecerle nuestra voluntad y
enseñarles que el camino de la revolución, que el camino de la liberación, sólo se consigue
en la lucha.
[…] El M 19 se ha forjado es aquí, en las dificultades, en los problemas. Cualquiera de ustedes
guerrilleros, sabe cómo se ha ido forjando esto. Cualquiera de ustedes sabe que aquí no hay
un solo elemento que no tenga un primo, un hermano, un abuelo, muerto en la lucha por la
libertad de la patria. Cada uno tenemos nuestra propia historia; la verdadera historia que se
está escribiendo en este país se está escribiendo aquí, donde obreros, campesinos,
intelectuales, no están dispuestos a arrodillarse al sistema.
[…] No son, compañeros, no son fáciles los esfuerzos que hemos hecho; desde la VII
Conferencia a esta Conferencia nos han derrotado mil veces y mil veces hemos surgido en
los combates y ahora somos más que antes y ahora tenemos mejor voluntad de lucha y
sabemos que vamos a triunfar. Cuando todo el mundo creía que estábamos enterrados en las
mazmorras del sistema, cuando todo el mundo creía que nos habíamos asilado, cuando todo
el mundo creía que nos habíamos ido a pasar nuevos rumbos surgimos de las cenizas y nos
tomamos la Embajada de la República Dominicana.
[…] Que nos digan bandidos... ¿Quién se ofende? ¿A Jesucristo no lo llamaron bandido? ¿A
Bolívar no lo llamaron bandido? ¿A Galán no lo llamaron bandido? a Guadalupe Salcedo,
compañeros, guerrillero de los Llanos Orientales, ¿qué era para ésos que están mandando hoy
en el país, si no era un bandido? Los guerrilleros de La Violencia, ¿no eran bandoleros? A
nosotros no nos asustan esos epítetos, al contrario, entendemos que lo estamos haciendo bien:
entre más nos critiquen, entre más nos persigan, entre más nos fusilen, entre más nos torturen,
más razón tenemos. Así se mide la política en este país. Eso no significa que hayamos hecho
todo bien, eso no significa que seamos los portadores de la verdad revolucionaria en nuestro
país, eso no significa que hayamos acertado en nuestra política. Hemos cometido demasiados
errores; ese será un tema de esta reunión (M-19, 7 de agosto de 1982, CEDEMA).

En este discurso pronunciado por Jaime Bateman en el curso de la Octava Conferencia

Nacional del M-19 (1982), titulado “Acabar con el mito de los hombres perfectos”, se

advierte de qué manera el pasado es usado como instrumento de persuasión política para

ocultar algunos hechos y revelar otros. El hecho de que en el título se señale la pretensión de

acabar con el mito de los hombres perfectos, advierte que el M-19 era consciente en este

punto de las críticas realizadas tanto a su accionar como a su proyecto político (como ya lo

mencionamos a propósito de la evaluación hecha por Alternativa al ajusticiamiento de


113
Mercado y al robo de armas). Las críticas en cuanto a su accionar se dirigían a la falta de

continuidad, ya que luego del robo de las armas del Cantón Norte (1978) –cuando un

considerable número de miembros del M-19 fueron detenidos– solamente volvieron a

emerger en el ámbito público casi dos años después, con la toma de la Embajada (1980).

Desde la retórica de Bateman esto se debía a que no eran perfectos, a que no eran “portadores

de la verdad revolucionaria”, apelando así a expresiones más propias del ámbito familiar-

afectivo que del político-doctrinario. Según esa retórica, aun pese a las dificultades y los

problemas, el M-19 había “resurgido de las cenizas” para escribir la “verdadera historia” del

país; una historia escrita a partir de los múltiples relatos de sus miembros y de los de sus

familiares muertos “en la lucha por la libertad de la patria”.

A partir del liderazgo de una figura tan carismática como la de Bateman, el M-19

buscaba interpretar la voluntad y el espíritu del pueblo para conseguir la victoria en una

batalla de la cual saldría vencedor. Aunque fueran criticados, perseguidos, fusilados,

torturados, catalogados como bandidos, defendían esa forma de hacer política en el país; y

en esta medida, para dar mayor soporte a sus argumentos, Bateman convocaba a figuras

aceptadas dentro de la cultura popular: Jesucristo, Bolívar, Galán (prócer colombiano del

siglo XVIII), Guadalupe Salcedo. Esta recuperación y reinterpretación de figuras y

acontecimientos míticos vinculados a lo popular nos lleva al segundo eje discursivo del

movimiento.

3.2. Construcción de un imaginario nacional

El discurso populista propone emprender una selección de valores que, por una parte,

“representan el fundamento del vínculo que une a los miembros de una comunidad social”

114
(Charaudeau, 2009, p. 266) y, por otra parte, dan sustento a la historia del país y sus

tradiciones “para encontrar en ellas lo más auténtico, lo más verdadero, lo más puro, con el

fin de reconstruir una identidad perdida por la crisis social y la fuente del mal mencionada

anteriormente” (Charaudeau, 2009, p. 266). En esta medida, el discurso del M-19 se introdujo

en el terreno de lo simbólico recuperando las características históricas, identitarias y

culturales propias del país.

En efecto, según ha analizado Narvaja de Arnoux a propósito del discurso de Hugo

Chávez, la identidad nacional funciona como fundamento de la identidad colectiva, en torno

a la configuración de la idea de que hacemos parte de una nación fragmentada porque “las

tareas de la revolución democrática de la que hemos partido no se han completado” (Narvaja,

2008, p. 20). Del mismo modo, desde un discurso reivindicatorio, el M-19 se propuso

enarbolar demandas sociales articulando “ciertos símbolos ideológicos comunes” (Narvaja,

2008, p. 25). Además, buscó diferenciarse de otros movimientos guerrilleros, por lo que,

apoyado en una narrativa eclecticista, no se introdujo en el debate ideológico en el que estaba

inmersa la izquierda de la época acerca de cuál corriente seguir: el marxismo-leninismo o el

maoísmo. Para el M-19, en efecto, si “Cuba representaba el norte”, ese norte debía estar

dotado de características profundamente colombianas, que le dieran al movimiento una

orientación nacionalista (Entrevista a José Yamel Riaño en: Jaramillo, 2006, p. 44).

Consideramos que la reticencia del M-19 a insertarse en las discusiones ideológicas de la

época se debe en parte a que éste no participaba de estos debates a los que consideraba

propios de ámbitos universitarios y no de las grandes mayorías. 80 Este énfasis en los saberes

80Puesto que para los años setenta Colombia presentaba una tasa de analfabetismo del 22%, sumada a un alto porcentaje de
deserción de los alumnos matriculados en primaria, de manera que muy pocos lograban finalizar el bachillerato (Ramírez y
Téllez, 2006, p. 50). Durante la década del setenta, de acuerdo con datos del DANE (Departamento Administrativo Nacional
de Estadística), Colombia contaba con de 22,6 millones de habitantes de los cuales, en 1976, sólo se encontraban
matriculados en primaria 4.223.959, y en secundaria 1.418.091 (Ramírez & Téllez, 2006, p. 47).
115
populares, con un fuerte tinte antiintelectualista, puede verse en la siguiente semblanza de

Bateman:

Bateman, al contrario, no quería ser funcionario colonial: prefería ser colombiano. No le


parecía un horror serlo, ni se avergonzaba de sus compatriotas porque lo fueran. La patria,
antes que una tierra es una gente. Y a ser patriota se empieza siendo compatriota. En una
entrevista publicada por Semana decía, hablando de la izquierda colombiana tradicional:
―Cuando a un marxista se le aparece un brujo con barbas y cucharas, con yerbas y sonajeros,
no sabe qué hacer, se caga de susto, no lo mira, no lo respeta, porque el brujo no es científico,
no es marxista... Olvida que este país está lleno de brujos y de brujerías (Colectivo Juvenil
Carlos Pizarro, 2009, p. 5).

La centralidad de la recuperación de una tradición local se hace visible en las figuras

fuente de inspiración del M-19 tales como Simón Bolívar, José Antonio Galán (el partícipe

de la insurrección de los Comuneros) y el sacerdote católico (teórico de la Liberación)

Camilo Torres Restrepo. Sus militantes fueron formados dentro de esta misma línea, de

manera que si bien ciertas lecturas obligadas eran Los conceptos elementales del

materialismo histórico (1968) de la socióloga chilena Marta Harnecker o el Manual de

economía política (1961) del ruso Paul Nikitin –que exponían los postulados básicos del

marxismo y el materialismo histórico–, la formación de los militantes también incluía la

lectura de Bolívar (1974), la biografía del Libertador escrita por el historiador y político

colombiano Indalecio Liévano Aguirre, y Cien años de soledad (1967), del escritor

colombiano Gabriel García Márquez, entre otros libros:

Nosotros retomamos la figura de Bolívar: nuestra primera acción fue el robo de las espadas
de Bolívar para devolverlas cuando haya libertad y democracia en Colombia, ya que lo que
hay ahora es un formalismo liberal. En lo político expresamos una manera de ser,
colombianos y revolucionarios, fuera de todo esquema marxista. Siempre se está pensando si
esto lo dijo Lenin o Trotski, pero nosotros hemos desechado la teoría que simplemente sirve
para explicar los hechos después de sucedidos o para intentar acomodar una realidad que no
cabe en la teoría. Nuestros criterios son los de las masas, no estudiamos libros de Lenin;
cuando un militante nuevo llega a la organización le damos a leer Cien años de soledad, de
García Márquez (M-19, 10 de octubre de 1983, CEDEMA).

116
Tal como lo hemos analizado en el primer capítulo, el M-19 proponía, con una

impronta pragmática, una revolución a la colombiana, “nacionalista y patriótica”, acorde a

los límites y posibilidades de la situación política y social del país, que el propio Bateman

hacía explícita: “no estamos planteando una revolución profunda, estamos planteando una

revolución dentro de los marcos de la actual situación del país” (M-19, 1 de julio de 1980,

CEDEMA).

Así, la captura de lo nacional-popular en los discursos del M-19 responde a un intento

por movilizar la esperanza, por crear una identidad en la que la mayoría se reconozca y por

la que se debía luchar si se quería lograr un verdadero cambio. En una carta que Afranio

Parra –quien hizo parte del M-19 desde su creación en 1973, era músico y poeta y desde esa

trayectoria personal también fue un ideólogo del movimiento– dirige a su compañera Vera

Grave, también miembro del M-19 y con quien tenía afinidades políticas e intelectuales (M-

19, 15 de septiembre de 1987, CEDEMA),81 presenta una interpretación sobre lo que en su

opinión es una importante particularidad del movimiento:

A mi entender, el replanteamiento fundamental que hace el M-19 es el de la Identidad. Y la


Identidad es un elemento de fondo cultural; y nosotros la plantemos y la buscamos de manera
integral. No se trata, pues, de la identidad en torno a X o Y propuesta política. Se trata de la
identidad en el rescate de la verdadera historia, el conocimiento del país real pero oculto e
irredento, el enaltecimiento de nuestros valores, la defensa del patrimonio nacional, siendo el
más valioso de ellos el cultural, tan expresivo y diverso; la convivencia pueblo-organización
y, en fin, las propuestas acordes al presente que vivimos y en función del futuro de la
comunidad nacional (M-19, 15 de septiembre de 1987, CEDEMA).

El M-19 propone una narrativa de la historia que surge en un momento de

agotamiento de los partidos políticos tradicionales, en el que el movimiento busca erigirse

como protagonista de un cambio en torno al “conocimiento del país”, al “rescate de la

81
Se trata de una carta recuperada y publicada en el apartado sobre el M-19 del Centro de Documentación de los
Movimientos Armados (CEDEMA).
117
verdadera historia”, al “enaltecimiento de los valores” a la “defensa del patrimonio” cultural

de la nación. Formula propuestas acordes a la realidad que vivía el país, pero también

teniendo en consideración una red de afectos y simpatías, no sólo entre sus miembros, sino

incluso con el pueblo que aspiraban a representar y respecto del cual se representaba como

parte indisoluble. En otro fragmento de la misma carta de Afranio Parra, también

encontramos una referencia a la relación entre la política y los afectos que considera como

característica del M-19. Parra señala que cuando la política se ejerce en su esencia, genera

afectos y se fortalece en ellos. En esta medida considera que:

Ningún hombre es carismático por el poder que tiene o por el terror que infunde valiéndose
de ese poder. Los hombres carismáticos son aquellos que de alguna manera han sabido
llegarle al alma a sus pueblos ganándose su afecto. Igual ocurre con los partidos, las
organizaciones y los movimientos. Cuando calan en el alma de su pueblo es porque su
comportamiento (ideas, estilo, hombres) y su relación con la comunidad han generado una
fuerza de atracción mutua y armoniosa. Dicha fuerza de atracción es la que Charles Fourier
denominó “Atracción Apasionada”, y empalma en un todo armonioso y arrollador, ideas,
creencia, estilo, confianza, fe, aspiraciones: en otras palabras, conciencia individual y social
y sentimientos (M-19, 15 de septiembre de 1987, CEDEMA).

Desde la concepción de Parra, esta especie de “atracción apasionada” tiende a

legitimar al M-19 y esto le permite establecer una relación con el pueblo, generando una

fuerza de atracción mutua y armoniosa. Tal relación está forjada sobre una identidad

comunitaria, asociada a una Colombia auténtica que las oligarquías repelerían. Añade Parra:

Se trataba en consecuencia de ir aterrizando en un nuevo pensamiento que no es la ideología


de una clase, de un partido (los partidos por definición son excluyentes), ni de una secta, sino
que es ese pensamiento que está en el modo de vida del pueblo; y en el pueblo lo que es modo
de vida, cultura, ideologías… diversidad. Entonces, cuál es la clave: ser parte inalienable de
tal diversidad para encontrar lo común a todas respetando la misma diversidad o lo que
algunos llaman “la otredad”. Por eso, el M-19 es un Movimiento. Es heterogéneo en su
composición social, en sus matices, creencias, etc. […]. Vamos encontrando ideas comunes,
sentimientos comunes, creencias comunes, solidaridad, la cadena de afectos, una práctica y
un estilo comunes: el popular… La política deja de ser el juego de unas ideas para pasar a
empatar estas ideas con el alma colectiva (M-19, 15 de septiembre de 1987, CEDEMA).

118
En el discurso retrospectivo de Afranio Parra se advierte el esfuerzo del trabajo, del

estudio y de las horas de reflexión política, que están muy lejos de la improvisación. Su

estructura se fundamenta en base a elementos narrativos propios del discurso populista, como

el del hombre providencial (Charaudeau, 2009); sólo que para el momento en el cual fue

escrita esta carta (1987), dado que Jaime Bateman ya había fallecido, el discurso en torno al

hombre providencial pasa a ser el discurso en torno a un movimiento capaz de superarse a sí

mismo y fundirse en una misma alma colectiva con el pueblo que representaba.

No se trata ya de un simple ejercicio político, sino de la consolidación de un alma

colectiva compartida entre el pueblo y el M-19 que tiene la capacidad de aglomerar, de

encontrar lo común que une a la masa diversa. Porque el principal objetivo era lograr la

reivindicación democrática para ese pueblo que representaban. Por esto, cuando en 1982, una

periodista de El Tiempo entrevistó a Jaime Bateman en el desarrollo de la VIII Conferencia

del M-19 (M-19, 31 de agosto de 1982, CEDEMA) y le preguntó si el M-19 estaba interesado

en convertirse en un partido político, Bateman respondió:

Hemos dicho en varias oportunidades que eso sería lo ideal pero a nosotros nos interesan más
la apertura democrática, los cauces democráticos, las libertades políticas, las soluciones a los
problemas fundamentales del pueblo. Por eso estamos luchando. Ahí es donde ponemos el
acento.

Continuamente se observa en el discurso del M-19 un intento de exhibir la proximidad

y representación del pueblo, de crear un vínculo entre el movimiento y el pueblo de carácter

más sentimental que ideológico. Tal como explica Charaudeau, “hay en esta manera de

afirmarse como el representante directo del pueblo algo así como el deseo de obtener una

‘legitimidad plebiscitaria’ que resulta de un cara a cara directo entre el líder y las masas”

(2009, p. 268). Este elemento será actualizado y ampliado por el movimiento en el momento

119
de su desmovilización como grupo guerrillero y de su conformación como partido político

en la década del noventa. Pasemos a examinar este momento.

3.3. Modernización democrática

Como ya lo señalamos en el primer capítulo de esta tesis, uno de los principales

objetivos del proyecto revolucionario del M-19 fue la reivindicación democrática como

respuesta a la situación de crisis que vivía el pueblo colombiano. Así, encontramos que la

noción de democracia funciona como uno de los principales significantes vacíos de la

organización. En su intento por reconocer la heterogeneidad del pueblo por el que luchaba,

el M-19 configuró un discurso inacabado, que trazó fronteras en constante redefinición en

torno a operaciones de inclusión y exclusión con respecto a otros actores, y que se actualizaba

en base al momento en el cual era enunciado. De allí que sus propuestas resulten vagas,

“porque no se trata tanto de proponer una solución pragmática como de señalar acciones que

a su vez obedecen a valores defendidos aparte” (Charaudeau, 2009, pp. 267-268). Son

propuestas que niegan la dimensión temporal a largo plazo porque buscan reivindicaciones

en el ahora, sin medir las consecuencias que esto pueda llegar a tener o si efectivamente

pueden implicar la solución a la demanda que las origina. Al respecto, hay una entrevista

realizada los días 18 y 19 de abril de 1980 por el periodista Germán Castro Caycedo a Jaime

Bateman, luego de la toma de la embajada dominicana (1980), acontecimiento en el cual

Bateman había decidido salir del anonimato, y aparecer por primera vez ante todo el país

como el comandante del M-19:

Germán Castro Caycedo: Entonces, ¿qué es ir más allá de la liberación de presos?


Jaime Bateman: Ya le dije que lo de la Embajada planteó un problema central muy claro, y
es que en Colombia no hay democracia. Que el estado de sitio nos está asfixiando desde hace
treinta años. Y creemos que mientras el país continúe así se van a profundizar los problemas,
porque el pueblo no puede continuar amarrado. No es posible. Los canales democráticos están
cerrados... Ahora, resuelto el problema central que ha planteado la toma de la Embajada ante
120
Colombia y el mundo, hay ya un buen punto de partida para resolver muchos problemas.
Ahora, que los compañeros salgan en libertad, eso sería lo ideal para nosotros. Pero si no
salen –como no van a salir– ese es un grupo de cuadros muy cualificados que saben manejar
muy bien esa situación... Yo le digo otra cosa: hasta hoy nos han detenido a decenas de
militantes y a pesar de eso, el M-19 no está destruido. Y ¿sabe por qué? Porque esto se
reproduce. Y se reproduce porque el pueblo está con nosotros.
G.C.C.: Ahora no estoy en muchas condiciones de exigir, pero le voy a decir una cosa: eso
me suena a demagogia.
J.B: Pues sí, porque eso es lo que siempre han dicho los políticos. Pero el problema es quién
lleva las cosas a la práctica. Nosotros en cambio lo estamos demostrando, lo estamos
practicando. Esa es la diferencia; nosotros hablamos de democracia; los gamonales hablan de
democracia. Nosotros hablamos de paz; los gamonales hablan de paz... Pero, en la práctica.
¿Quién se juega la vida por lo que está pensando? Le voy a decir otra cosa: cuando nosotros
hablamos de un proyecto democrático, estamos hablando en serio. Y cuando decimos que
vamos a respetar la vida de la gente, y vamos a respetar los intereses de la gente, la propiedad
de la gente, lo estamos diciendo en serio. Pero, nosotros, la propiedad de los grandes
monopolios no la vamos a respetar. Sencillamente porque eso es anti-democrático (p. 3)
[…] G.C.C.: Usted lo que plantea es que por tener techo propio y un carro, soy enemigo de
los que no lo tienen. Usted busca enfrentarme con toda esa gente.
J.B.: No, todo lo contrario. Usted sabe que no es el enemigo. Pero el que tiene miles de
hectáreas de tierra, los que dominan esta ciudad, que poseen diez y veinte casas, yo le
pregunto a usted: ¿qué podemos hacer con eso? Ahora: no le vamos a quitar las casas a todo
el mundo. Pero que cada casa cumpla una función social. Usted tiene que estar de acuerdo
conmigo en que aquí hay quien paga treinta, cuarenta, cincuenta mil pesos por un
arrendamiento y usted sabe también cuánto es el salario promedio en el país. Un tipo cuando
gana ocho mil pesos al mes, tiene que pagar cinco o seis mil de arrendamiento. Entonces yo
le pregunto a usted: ¿de qué vive la gente? ¿De qué come la gente? Con lo que no estamos de
acuerdo es con que haya cuatro, cinco pulpos en el país que dominan los apartamentos y que
hacen grandes negocios con ellos.
G.C.C.: Pero hay una cosa: yo creo que el país conoce cifras y Colombia tiene un alto índice
de desarrollo. Tenemos grandes reservas internacionales. ¿Usted puede negar eso?
J.B.: Indudablemente que no pero ése es el problema. Colombia ha tenido un desarrollo de
casi el 7.5 por ciento anual, que es un desarrollo altísimo. Y tiene unas reservas que superan
los cuatro mil millones de dólares. Cualquiera diría que éste es el país más rico del mundo.
Pero ¿ese desarrollo es para quién? ¿Ese es un desarrollo que beneficia a quién? Porque éste
es un país donde cada día hay más desempleados. En Colombia hay explotación por el bajo
índice de sindicalización. Por esa tenaza que es el “Estado de Sitio”, que no permite la
organización. Por ese “Estatuto de Seguridad” dirigido a la clase obrera para que no pueda
protestar ni exigir mejores salarios. Entonces nosotros decimos: ¿quién se está beneficiando
de ese desarrollo? ¿El pueblo Colombiano?... Cada día los hospitales están peor, cada día la
leche está más envenenada. ¿Tenemos mejor educación? No. Los índices lo que demuestran
es que el país va a la bancarrota de la gente mientras una gran bonanza industrial está
beneficiando a un sector reducido de la población. Pero ya tocamos este tema, perdóneme
que toquemos el tema de los cafeteros. Este es un país que vive del café. El sesenta y pico de
las divisas las sacamos del café, ¿cierto? Y no somos nosotros los que decimos esto: las dos
bonanzas que tenemos no son del pueblo Colombiano. Eso lo dice el doctor López Michelsen.
Nosotros decimos: ¿a quién beneficia la bonanza cafetera? ¿Dónde están los hospitales, dónde
están las grandes haciendas para el desarrollo agrícola, dónde están las prestaciones de los
cientos de miles de personas que cogen el café por temporadas? Es la bonanza de la gran
oligarquía Colombiana. Y fíjese que de ella sale un chorro de dinero que va directo a Suiza,
a los grandes apartamentos en Miami (Colectivo Juvenil Carlos Pizarro, s.f., p. 13-14).
121
Jaime Bateman expone cifras y datos sobre los que no aporta mayores referencias,

como cuando afirma que Colombia es el país más rico del mundo, o que existe una gran

bonanza industrial que sólo beneficia a un sector de la población. También cuando señala

que la bonanza es de la gran oligarquía colombiana, que envía el dinero a Suiza y a Miami.

Sin embargo, el objetivo de Bateman era aprovechar la ocasión frente a la cual se encontraba

de exponer el movimiento y sus ideales, en tanto comandante, para generar entre la población

sentimientos de recelo respecto de las élites políticas y económicas del país. Y es por esto

que lo hace mediante un lenguaje cercano a sus interlocutores: los hospitales están peor, la

leche está envenenada, el país está en bancarrota, solamente un privilegiado y reducido sector

se beneficia del progreso económico. Claramente no se trata de verificar estos datos porque,

más que de interpelar al sector industrial, Bateman buscaba dejar en claro que la situación

presente del país iba mal. Para solucionarlo, proponía un proyecto democrático “en serio”

que respetara la vida y los intereses de la gente sin vulnerar el derecho de propiedad, aunque

proponiendo un control estatal respecto de la propiedad.

Charaudeau (2009) interpreta este tipo de comportamiento oratorio del discurso

populista como un arrebato de protesta. Esta es una actitud recurrente en el discurso del M-

19. Acompañada de fórmulas de choque y exabruptos en el comportamiento, esa actitud

buscaba dotar de potencia al discurso; una potencia con tal fuerza que fuera capaz de subvertir

el mundo y convocar grandes masas: “No obstante, el populista debe mostrar que esta

voluntad de potencia no está al servicio de una ambición personal sino al servicio del interés

general, del bien del pueblo” (Charaudeau, 2009, p. 269). Esto se observa claramente en una

entrevista realizada a Bateman en 1980 por una periodista de El Espectador. Ante la pregunta

122
de si no le preocupaba salir de la clandestinidad y arriesgar su propia vida por entablar un

diálogo con el gobierno nacional, el dirigente respondía:

Mira... yo soy parte de una institución y éstas son decisiones que se toman al interior de la
institución. Los líderes dejan de ser una expresión individual y concreta para ser una
expresión colectiva. Si esa pregunta se la formulas a la mayoría de la gente que nos conoce y
con nosotros simpatiza, te van a decir que no, por razones obvias. Ahora si la pregunta es
para mí únicamente yo te respondo que con tal de servirle al país, con tal de que todo esto se
resuelva en bien del país (no del Gobierno porque no ando en plan de hacerle semejante favor
al Gobierno) yo hago lo que sea, no me importa ni dar la vida. Ahora mismo lo que hay son
dos problemas muy diferentes a hacerse uno el mártir o el héroe. Uno es un problema político
y dentro de ése estamos dispuestos a que las cosas vayan hacia un camino de soluciones. El
otro o sea el de buscar esas soluciones es un problema de seguridad. En el Congreso se va a
hacer un debate sobre lo que es el M-19 y nosotros hemos expresado que estaríamos
dispuestos a ir al Congreso porque tenemos la creencia –dice con una risa irónica– de que
quienes deben decir qué es y quiénes son el M-19... es el propio M-19, ¿cierto? (Colectivo
Juvenil Carlos Pizarro, s.f., p. 121).

Todos los elementos que hemos analizado hasta aquí permiten enmarcar el discurso

del M-19 en una experiencia populista. A partir de elementos nacionales y con la pretensión

de agrupar a las clases populares del país, esta experiencia buscaba realizar cambios en el

sistema democrático que tuvieran en cuenta nuevos modos de participación alternativos al

bipartidismo. A pesar de que Bateman había muerto ocho antes de esta última decisión, desde

el inicio del movimiento él había instado a sus compañeros a perder el miedo a la muerte

“con tal de servirle al país”, y a aportar soluciones a los problemas sociales y políticos que

advertían en el quehacer político colombiano, al irrumpir como un interlocutor del discurso

oficial:

Hemos sido los abanderados de las soluciones en este país: hemos demostrado hasta la
saciedad que los guerreristas, que los amantes de la guerra son la oligarquía, el imperialismo,
son el utilitarismo. Nadie nos podrá acusar de estar azuzando la muerte, el asesinato, la
tortura. Ya el país, compañeros, millones de personas están esperando a que el M-19 deje de
ser una esperanza y se convierta en una realidad (M-19, 7 de agosto de 1982, CEDEMA).

123
Como ya observamos, aun cuando Bateman muere sin poder ver realizada su

propuesta del “sancocho nacional”, la misma trascendió en el ideario político del movimiento

hasta lograr una apertura democrática a comienzos de la década del noventa, cuando se

produjo la participación del recién desmovilizado grupo guerrillero en la Asamblea Nacional

Constituyente que dio como resultado la actual Constitución. Esta ha sido, hasta el presente,

una de las participaciones más significativas de la izquierda en las instituciones del país.

Al referimos a los hitos del movimiento en el primer capítulo de esta tesis abordamos

el proceso de desmovilización del M-19. Ahora intentaremos precisar la manera en la cual la

organización llegó a este proceso.

Los acercamientos entre el M-19 y el gobierno nacional comenzaron durante la

década de 1980. El primer acuerdo al que se llegó se denominó el Acuerdo de Corinto (norte

del departamento del Cauca) y fue firmado el 24 de agosto de 1984 con el gobierno de

Belisario Betancur (1982-1986). Una de las principales propuestas de dicho gobierno fue la

concertación de un diálogo nacional con las guerrillas de la época, que instaba a una tregua

de carácter bilateral.82

El proceso de negociación entre el gobierno y el delegado del M-19, Antonio Navarro

Wolf, tuvo lugar en Bogotá.83 El M-19 se encontraba envuelto en una nueva estrategia de

82
Debido a las salidas negociadas ofrecidas por Belisario Betancur a los grupos armados, el 28 de marzo de 1984 se firmó
un acuerdo de paz y cese al fuego con las FARC, al cual se unieron el Ejército de Liberación Popular (EPL), la Autodefensa
Obrera (ADO) y el M-19. Esto permitió la apertura de un espacio para la conformación del brazo político de las FARC, la
Unión Patriótica (UP), en el que confluyeron miembros de las recién desmovilizadas guerrillas. Sin embargo, desde el inicio
mismo de su formación grupos paraestatales iniciaron la eliminación sistemática del movimiento sin que la justicia o el
Estado hiciera algo para evitarlo, razón de peso que llevó a las guerrillas a romper el diálogo y retomar las armas (Castillo,
2006). Este caso fue llevado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que encontró culpable al estado
colombiano del asesinato de algunos de los integrantes de la UP.
83 En opinión de Navarro Wolf, la ruptura del proceso se debió en parte a que “[e]l gobierno se dedicó a echarle agua fría:

mamaban gallo, siempre decían que tenían que consultar, que nos reuniéramos la semana siguiente, y la semana siguiente
no tenían una respuesta, o hacían una contrapropuesta toda enredada, y medio la desenredábamos, y cuando ya la teníamos
medio desenredada, decían no, un momentico, tenemos que consultar, y así, de semana en semana, se fue enfriando el
diálogo, fue pasando su momento político y se fue convirtiendo en lo que el gobierno quería que fuera: una maniobra política
y no un mecanismo de concertación de grandes decisiones. Entonces, a pesar de las expectativas de las centrales obreras,
124
expansión hacia las zonas rurales, por lo que durante el proceso estableció campamentos en

el departamento del Cauca, desde donde sus integrantes seguían el curso de las

negociaciones. Sin embargo, como aún no se había llegado a una tregua bilateral, tanto las

fuerzas armadas como el M-19 continuaron las acciones bélicas. En medio de un

enfrentamiento entre ambos actores murió Iván Marino Ospina, uno de los fundadores del

movimiento y cercano compañero de Jaime Bateman. Tras esa muerte, el comandante Álvaro

Fayad, quien había asumido la dirigencia del movimiento luego de la muerte de Bateman,

anunció públicamente la ruptura del proceso con el gobierno. Para protestar por la muerte de

sus compañeros, el M-19 decidió tomar el Palacio de Justicia (1985) con el fin de exponer al

pueblo que el proceso de paz se había roto por el incumplimiento de Betancur.

Luego de lo sucedido en el Palacio de Justicia, el país miraba con recelo un nuevo

proceso de paz. Sin embargo Virgilio Barco asumió la presidencia (1986-1990) con el

objetivo de reactivar los diálogos con la guerrilla, pero esta vez con una nueva estrategia en

la que se reconocía la negociación como un aspecto fundamental en la búsqueda de la paz,

puesto que se admitía a las organizaciones guerrilleras como interlocutores del gobierno

(Lizarazo, 2016). El gobierno desarrolló un acercamiento con la población civil mediante la

inversión en obras de infraestructura que rompieran el aislamiento geográfico y la

marginación de las regiones que estaban afectadas por el conflicto armado. Al mismo tiempo,

fortaleció la presencia de las fuerzas armadas en estas zonas (Centro Nacional de Memoria

Histórica, 2013, p. 139).

Sin embargo, la acción política se veía debilitada ante la creciente acción violenta

proveniente de la consolidación del nuevo fenómeno del narcotráfico, que había comenzado

incluso, de los gremios económicos, de todo el mundo, el diálogo principió a recorrer el camino del fracaso porque, sin
contraparte, no hay posibilidad de dialogar” (Lara, 2002, p. 268).
125
a organizarse desde inicios de la década del ochenta. En conjunto con grupos paramilitares 84

fortalecidos por los recursos provenientes del narcotráfico, ambos actores comenzaron a

incidir profundamente en el contexto nacional generando cambios sustanciales a nivel social

y cultural. Frente a la mistificación e idealización de la figura del revolucionario de los

sesenta y setenta aparecía el pragmatismo del narcotraficante, que de hecho se convirtió en

un referente socialmente aceptado y asociado a la movilidad social ascendente para amplios

sectores de la población. En efecto, el narcotráfico ofrecía una vía rápida de ascenso social

basada en la cultura del dinero fácil y la instrumentalización de la violencia, lo cual provocó

“una banalización de la violencia y un deterioro de los referentes éticos de la sociedad que

no tienen que ver únicamente con no cuestionar la moralidad de los medios sino también la

de los fines” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2013, p. 145).85

A partir de 1986, junto a otras organizaciones guerrilleras, el M-19 comenzó a

organizar la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB), integrada por las FARC, el

84 “En Colombia, desde la década de los años ochenta del siglo XX tomó fuerza el paramilitarismo como estrategia
contrainsurgente, política que no ha sido reconocida como tal por parte de los distintos gobiernos y se expresa como
terrorismo de Estado. Incidió en el surgimiento de tal fenómeno, la ideología anticomunista que profesan la mayoría de
miembros de las fuerzas armadas, la cultura política derivada de la violencia, la corrupción y el clientelismo, así como el
narcotráfico, al igual que las influencias externas, provenientes principalmente de Francia y Estados Unidos. El
paramilitarismo invadió las distintas estructuras del poder estatal, en la perspectiva de configurarse como un proyecto
político, militar, social y económico de alcance nacional. Originado, según sus mentores, como una respuesta a los excesos
de la guerrilla, el paramilitarismo ha privilegiado, como método de lucha, las masacres, asesinatos selectivos y
desplazamientos de población civil, acusados de ser simpatizantes o colaboradores de las guerrillas. Al presidente Álvaro
Uribe Vélez, se le atribuye el haber auspiciado el paramilitarismo y de institucionalizarlo en su gestión de gobierno”
(Velásquez, 2007, p. 134).
85
Por su parte, durante el gobierno de George H. Bush (1989-1993) Estados Unidos emprendió una guerra contra las drogas,
que en Colombia implicó revivir el debate por la extradición de nacionales a este país. La pugna se tradujo en un
enfrentamiento claro y abierto entre el gobierno colombiano y los narcotraficantes, que ya contaba con un trágico
antecedente: el asesinato del Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla en 1984. De manera que, a fines de los años ochenta,
para impedir la extradición, el Cartel de Medellín y otras organizaciones ilegales realizaron una campaña de atentados
terroristas contra instituciones y agentes del Estado, así como contra figuras políticas reticentes a su creciente poder y a su
actividad criminal. “Algunas de las acciones terroristas ejecutadas por el Cartel de Medellín fueron el carro bomba contra
el edificio del DAS, el atentado contra el periódico El Espectador y la detonación de una bomba dentro de un avión de
Avianca en pleno vuelo, todas en 1989. Su capacidad para generar terror se evidenció también en otras acciones, entre ellas:
el magnicidio de Luis Carlos Galán, candidato presidencial por el Partido Liberal, en agosto de 1989; el ataque sistemático
contra los operadores judiciales, como los ministros de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, en 1984, y Enrique Low Murtra, en
1990, al igual que el atentado en Budapest contra el ministro de la misma cartera, Enrique Parejo González, en 1987; y el
asesinato del Procurador General de la Nación, Carlos Mauro Hoyos, perpetrado en enero de 1988” (Centro Nacional de
Memoria Histórica, 2013, p. 145).
126
M-19, el ELN, el EPL, el Partido Revolucionario de los Trabajadores y el Movimiento

Armado Quintín Lame, con la intención de buscar soluciones políticas al asesinato

sistemático de líderes de izquierda y guerrilleros, así como de hallar entre todos una

propuesta, una alternativa real de cambio para la nación (Becassino, 1989, p. 29):

Yo creo que hoy el movimiento guerrillero tiene la oportunidad de convertirse en el


abanderado de la unidad nacional, tiene que proponerse reconocer a todos los factores de
poder en el país, y también todas las fuerzas nuevas que están interrumpiendo. Tiene que dar
cabida, tiene que abrir espacios nuevos. Yo vengo al Secretariado de las FARC a buscar un
consenso mucho más de fondo al interior de la Coordinadora Guerrillera, que nos permita
iniciar un nuevo camino (Pizarro en: Becassino, 1989, p. 28).86

Sin embargo, la escisión entre el M-19 y la Coordinadora Guerrillera se produce

cuando el movimiento decide acogerse al proceso de paz con el gobierno.87 El movimiento

estaba entonces bajo la dirigencia de Carlos Pizarro Leongómez –dado que Álvaro Fayad

había sido abatido en medio de un operativo de la policía, el 13 de marzo de 1986 en Bogotá–

. Para algunas de las guerrillas de corte más tradicional como las FARC y el ELN, el acuerdo

no contemplaba las demandas de los grupos guerrilleros. En ese marco, se instaló en Santo

Domingo (un pequeño caserío indígena empotrado en las montañas del departamento del

Cauca, al sur del país) la “Ciudadela de la Paz”. Este campamento aglomeró a los diversos

frentes del M-19, y en él tuvieron lugar las negociaciones de paz entre el grupo guerrillero y

el gobierno.

86 La propuesta de Pizarro ya había sido lanzada desde 1982 por Jaime Bateman, para quien era imperativo trascender la
fragmentación de la izquierda revolucionaria, y el M-19 era la organización llamada a iniciar esta estrategia. “La voluntad
de unidad, la voluntad de hacer un solo frente contra el enemigo, no es una labor fácil en nuestro país; la voluntad de tener
de nuestro lado a las otras organizaciones guerrilleras no es fácil en este país. Son demasiados años de frustraciones,
demasiados años de errores, pero es nuestra organización la que está llamada, compañeros, a dar el ejemplo, porque ya no
basta la carreta, ya no basta estar hablando, echando discursos. Los hechos, compañeros. Los hechos. Por eso nosotros
insistimos cuando nos encontramos con los guerrilleros de las FARC, del ELN, del EPL, que tenemos que recibirlos como
lo que son: nuestros hermanos. Es gente igual que nosotros, es pueblo igual que nosotros y tenemos nosotros que dar el
ejemplo” (M-19, 7 de agosto de 1982, CEDEMA).
87
A la acción que marca esta intención ya nos habíamos referido en el capítulo anterior. Se trata del secuestro de Álvaro
Gómez Hurtado (1988) durante 53 días, como mecanismo de presión hacia el diálogo; las exigencias del M-19 eran la
instalación de nuevos diálogos de paz y la creación de una Asamblea Nacional Constituyente.
127
De acuerdo con Carlos Pizarro, el movimiento se acogió a este acuerdo porque

consideraba que la experiencia revolucionaria se estaba agotando, así como también notaba

un cambio en el contexto político en virtud de la emergencia del narcotráfico y el

paramilitarismo, que imponían unas nuevas reglas de juego:

Yo creo que debemos decirnos las cosas con claridad. Que debemos bajarnos de esa carretica
del Che Guevara de que en la guerrilla está el escalón más alto de la especie humana. Hoy ya
sabemos que eso es carreta. Porque yo he conocido en la guerrilla escalones muy altos del ser
humano (Pizarro en Becassino, 1989, p. 79)
[…] La guerrilla colombiana es un mito. Es un mito para la juventud. Es un mito para el
Estado. Para todo el mundo es un mito. Pero es un mito atado al pasado, en un país que ya no
es rural, sino urbano. Un país donde el narcotráfico irrumpe como una opción de realización
social, de incorporación a la sociedad en términos de mayor equidad. Un país donde la
guerrilla con sus excesos y con una lucha demasiado larga produjo un fuerte frente
paramilitar. Un país donde hay un solo poder (Pizarro en Becassino, 1989, p.107)

La desmovilización implicaba muchos retos para el M-19. Por una parte, Pizarro sabía

que era difícil dejar atrás el mito del guerrillero heroico, pues este mito implicaba menos

desafíos que acogerse a la legalidad de la desmovilización, aunque veía en la futura década

del noventa la posibilidad de salir de los dogmatismos de la izquierda y los hegemonismos

de la derecha. Por otra parte, también se enfrentaban a una salida negociada al conflicto, en

la que debían exigir la garantía de su tránsito a la legalidad:

Nosotros no estamos pidiendo la revolución por decreto. Sólo pedimos lo mínimo para entrar
con dignidad a un nuevo proceso. Aquí el gobierno tiene muy poco que ofrecer. Entonces
nosotros estamos haciendo el proceso de paz porque nos da la gana, no para ganar cositas.
Porque queremos hacerlo, porque queremos la paz para Colombia, y porque queremos decirle
a los colombianos cómo pueden hacerse las cosas para que el futuro sea mejor para todos
(Pizarro en: Becassino, 1989, p. 121).

Luego de nueve meses de negociaciones, el 2 de noviembre de 1989 se suscribe el

Pacto Político por la Paz y la Democracia, que además de poner fin al conflicto entre el M-

19 y el gobierno abre el espacio en el Congreso a una Circunscripción Especial de Paz por el

128
periodo de 1990 a 1994 con el objetivo de construir lugares de participación política para los

grupos armados que se incorporaran a la vida civil, e insta a una Asamblea Nacional

Constituyente que ampliara la representación social para 1990 (Lizarazo, 2016, p. 75). El

acuerdo debía ser refrendado mediante una reforma a la Constitución. Sin embargo, la misma

no fue aprobada por el Congreso de la República.

No obstante, el proceso logró salvarse gracias a dos eventos. El primero de ellos

surgió por iniciativa del gobierno de Virgilio Barco que, junto con el acuerdo de paz, tramitó

ante el Congreso un proyecto de ley de indulto para los autores y partícipes de delitos

políticos (rebelión, sedición, asonada) con la condición de cesar definitivamente las

actividades subversivas y dejar las armas. La ley fue aprobada a pocos días de concluir las

sesiones legislativas, el 22 de diciembre de 1988. Como muestra de la intención de dar

continuidad al proceso, Carlos Pizarro y Antonio Navarro decidieron acogerse

voluntariamente a la Ley de Indulto, lo que conllevaría a la entrega de armas el 8 de marzo

de 1990. “Estamos dando un salto al vacío”, dijo Carlos Pizarro a sus compañeros (El

Tiempo, 9 de marzo de 1990, 14-A), y en su búsqueda por hacer algo simbólico de esta

entrega, las armas fueron fundidas y ahora reposan en la “Sala Memoria” del Museo Nacional

de Colombia, ubicado en la capital del país:

Dos toneladas de hierros de combate convertidos en ilusiones de acero, para abrir camino al
insondable espectro de la paz en Colombia. Por quién lloran los fusiles derritiéndose en el
fuego, si entre lágrimas y llanto otras familias no terminan de fundir sus ilusiones con sus
hijos malogrados por sus bocas humeantes. Fue el adiós a los malditos juguetes de la muerte,
consumidos entre el fuego que da vida a un proceso que ojalá cultive (Luis Caicedo, El
Espectador, 11 de marzo de 1990, 14-A).

El segundo evento surgió por iniciativa popular, con la convocatoria a una Asamblea

Nacional Constituyente que ya venía siendo propuesta por el M-19 desde los inicios del

129
proceso de paz con el gobierno de Barco. La propuesta había tomado más fuerza en el

discurso del movimiento cuando advirtieron la reticencia del legislativo a que les fueran

otorgados unos escaños en el Congreso. Al respecto señalaba Pizarro:

Se hace necesaria una gran Asamblea Nacional Constituyente con la participación de todas
las opiniones representativas de todos los estamentos, con poder decisorio para reformar el
Estado y la Constitución, y elaborar un mandato nacional que nos ampare y nos obligue a
todos (Comandancia M-19, 1989 en: Lizarazo, 2016, p. 91).

La iniciativa finalmente surgió de la confluencia de diversos sectores de la población,

entre los que se destacó el movimiento estudiantil, como “síntesis de procesos de

movilización democrática y por la paz, y [sobre] la base de una insubordinación ciudadana

contra la violencia y a favor de la democracia” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2013,

p. 149), en torno a lo que se denominó la Séptima Papeleta. El 11 de marzo de 1990, cuando

los colombianos estaban convocados a votar por senado, cámara, asamblea, concejo, alcalde

y consulta liberal (cada elección representada en una papeleta), un grupo de estudiantes

propuso incluir dentro de las urnas una séptima papeleta con la leyenda: “Voto por Colombia.

Sí a una asamblea constituyente”. El organismo encargado del conteo de los votos señaló que

esa papeleta no sería contabilizada porque no había ninguna ley que autorizara su inclusión.

Sin embargo, “el Gobierno de Barco supo interpretar el momento y propició, mediante

decreto de estado de sitio, el voto por la convocatoria a una Asamblea Constitucional

simultánea a las elecciones presidenciales de mayo de 1990” (Centro Nacional de Memoria

Histórica, 2013, p. 149). Por esa convocatoria votaron a favor 5.236.863 y 230.080 lo

hicieron en contra. De esa manera, se abrieron paso los acuerdos políticos que llevaron, en la

130
administración de César Gaviria (1990-1994), a las elecciones de la Constituyente en

diciembre de 199088 y a su adopción entre enero y julio de 1991.

Se abría así un panorama para el recién desmovilizado M-19, que ahora como partido

político Alianza Democrática M-19 (AD M-19) lanzaba como candidato a la presidencia a

Carlos Pizarro, quien tenía como lema de campaña: “Ofrecemos algo elemental, simple y

sencillo: que la vida no sea asesinada en primavera”. Carlos Pizarro había sido una de las

figuras fundamentales en el proceso de paz, por lo que fue convertido por los medios de

comunicación en símbolo de la reconciliación nacional. Mitificado para siempre con su

característico sombrero blanco, logró despertar simpatía entre la ciudadanía. “Volviendo a la

ciudad, Pizarro no ha escatimado ninguna oportunidad para lucir atractivos que le han valido

entrar a la lista de hombres sexys del país. Camarógrafos y fotógrafos le han dado una mano

haciendo buenos planos sobre sus ojos pardos, su piel trigueña y sus 178 centímetros” (El

Tiempo, 10 de marzo de 1990). Sin embargo, luego de combatir en la guerrilla durante 21

años, y a menos de dos meses de haber entregado las armas y firmado la paz, el 26 de abril

de 1990 Carlos Pizarro fue asesinado en pleno vuelo mientras viajaba de Bogotá a

Barranquilla:89

88 El mismo día en que se llevaban a cabo las elecciones para definir los constituyentes, miembros del ejército llevaron a
cabo la “Operación Colombia” sobre “Casa Verde”, lugar donde se encontraba el Secretariado de las FARC. Esta operación
militar eliminó cualquier posibilidad de negociación con este grupo, y los llevó a retomar las armas. Pero en un contexto
totalmente diferente, pues la nueva Constitución que se origina en medio del desarme de otros grupos guerrilleros rechazaba
la lucha armada. Esto, sumado al hecho de un colapso en los referentes internacionales, pues la Guerra Fría llegaba a su fin
con la caída del Muro de Berlín en 1989 y en 1992 tendría lugar el derrumbe de la Unión Soviética, lo que implicaba el
agotamiento del discurso comunista y el alejamiento acelerado de las FARC con la sociedad colombiana (Arias, 2008).
89 Carlos Pizarro fue asesinado por un joven sicario que fue ultimado luego de descargar una ráfaga de ametralladora en

contra de su objetivo. Las investigaciones han arrojado que los autores intelectuales del delito fueron los hermanos Fidel y
Carlos Castaño, fundadores de los paramilitares, y que al día de hoy se encuentran muertos. El único de los sospechosos
que continúa con vida es un agente del desaparecido DAS (departamento de inteligencia estatal colombiano), quien fue el
que disparó en contra del sicario, al parecer por silenciarlo. Es un proceso que se lleva ante la justicia ordinaria; sin embargo,
su defensa ha pedido que el caso sea llevado ante la JEP (Jurisdicción Especial para La Paz, vigente desde marzo de 2017),
lo que podría demorar aún más las investigaciones.
Sin embargo, su hija María José Pizarro, actual congresista, presentó una solicitud ante la Corte Interamericana de Derechos
Humanos para que se analice la responsabilidad del Estado colombiano en el asesinato. Luego de más de diez años de
espera, el organismo internacional admitió el proceso a finales de septiembre de 2019.
131
Fue asesinado a los 39 años, cuando aspiraba a ser Presidente, elegido por el pueblo que dijo
defender con las armas desde cuando dejó la adolescencia y por el cual recorrió a pie 32000
kilómetros de monte. Creyó en pocas cosas: en Dios, y quiso ser sacerdote en el seminario de
La Ceja (Antioquia); en el azar, y se jugó “el todo por el todo”, hasta perder; y en el poder
del pueblo, por el cual no creyó más en el poder de las armas (Jaime Ariza , El Tiempo, 27 de
abril de 1990, 3-A).

El asesinato de Pizarro iba en contra de todo lo que se venía proponiendo en el país

en materia de paz y reconciliación nacional. Sin embargo, pese a este trágico suceso la ADM-

19 se postuló para las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente que tuvieron lugar

el 9 de diciembre de 1990, obteniendo la segunda mejor votación y por tanto un puesto en la


90
presidencia colegiada de la Asamblea, representado por Antonio Navarro Wolf junto a

otros dos integrantes:

De 70 miembros, cerca de 25 elegidos hacían parte de movimientos políticos derivados de la


lucha guerrillera representados en AD-M19: 19 elegidos, Unión Patriótica: 2,
Desmovilizados del EPL, PRT y Quintín Lame: 4; sumados a los 25 integrantes de la votación
más alta conseguida (impulsora oficialista de reforma constitucional y partido del Presidente
Barco), el 71, 4% de la Constituyente se representaba con antelación en el Pacto Político de
Acuerdo de Paz (Lizarazo, 2016, p. 93-94).

La Nueva Constitución Política de Colombia fue proclamada el 4 de julio de 1991 y

acogida por el país en el marco de un proceso de paz para que permitiera el tránsito “hacia la

construcción de una sociedad fundada en la convivencia pacífica, el Estado Social de

Derecho, el fortalecimiento de la democracia participativa, las garantías políticas y la

vigencia de los Derechos Humanos, en una sociedad reconocida como diversa, pluriétnica y

pluricultural” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2013, p. 149). Finalmente, la

propuesta de una revolución a la colombiana con mayor apertura democrática para toda la

90
Antonio Navarro Wolf fue designado por parte del presidente César Gaviria (1990-1994) como ministro de salud. Ha
sido alcalde de Pasto (1995-1997), representante a la Cámara por Bogotá (1998-2002), gobernador de Nariño (2008-2011)
y senador de la República (2006-2018).
132
población por la que el M-19 había planteado inicialmente la lucha armada, podía verse

materializada en una nueva constitución que le abría la puerta a nuevas formas de expresión

política. Un artículo de opinión del periodista Antonio Caballero publicado en la revista

Semana el 24 de mayo de 1993 con objeto del aniversario de la muerte de Jaime Bateman es

revelador de las representaciones que circulaban en torno al balance del rol político del M-

19:

Le salió bien en fin de cuentas hasta la más descabellada de sus empresas: la de cambiar a
Colombia con una docena de amigos, no sólo en lucha contra el establecimiento sino en
ruptura con las organizaciones políticas y militares de la izquierda, con su lenguaje y con sus
esquemas ideológicos, con sus métodos y hasta con sus objetivos.
El M-19 que Jaime Bateman se sacó de la manga –es decir, de la cabeza– mezclando campo
y ciudad, revolución y fiesta, burgueses y obreros, armas y charla, Costa y cachaquerío, salsa
y Simón Bolívar no tenía más objeto –ni Menos– que desembocar en la revolución mediante
el diálogo, y hacer la guerra para lograr la paz. No hemos tenido ni revolución ni paz, es
cierto. De las ideas de Bateman nunca salían las cosas que se esperaban. Pero siempre salían
otras. Y las que hemos visto en los años que siguieron a su muerte son increíbles: guerrilleros
en el Congreso, una Constitución dialogada, y no impuesta, por una asamblea en la que
cupieron indios sin tierra y banqueros, cerca de un tercio de los votos para un candidato
presidencial de izquierda... En resumen: cosas apenas embrionarias, incipientes, todavía sin
cuajar, pero en las cuales el Gran Sancocho Nacional de que hablaba Bateman empieza por
fin a cocinarse.
De la acción inconclusa y caótica de Jaime Bateman ha surgido, en gran parte, todo eso. Él
fue quien inició en este país este cambio que apenas se dibuja, y que sin embargo es el único
cambio que hemos conocido en medio siglo. Y lo inició sin ninguna base de poder: sólo una
organizacioncita zarrapastrosa de propaganda armada de la cual no sólo él, sino casi todos
los jefes, han sido exterminados. Pero supo hacerlo porque tenía lo que en Colombia no han
tenido quienes sí han tenido el poder, la imaginación, la generosidad y la audacia. Por ellas,
Bateman consiguió ser ese animal tan raro: un gran hombre (Colectivo Juvenil Carlos Pizarro,
2009, p. 31).

Tal como lo señala Antonio Caballero, la Constitución de 1991 no implicó un cambio

significativo en la estructura social del país, pero para las nuevas generaciones que nacimos

con la inauguración de esta nueva constitución es el único cambio que hemos conocido. Y

en última instancia, tanto el M-19 como Jaime Bateman pudieron concretar una de sus

propuestas más ambiciosas –la modernización del sistema democrático en Colombia–

133
mediante su participación en el proceso que dio lugar a una nueva constitución. Asimismo,

persistiendo en su estrategia propagandística, supieron sacar provecho de las coyunturas del

país para insertarse en el espacio público y ganarse un lugar como interlocutores de las clases

dirigentes.

En conclusión, la manera en la que el M-19 escenificó su discurso populista se dio en

base a tres núcleos recurrentes que estuvieron presentes tanto en sus comunicados como en

sus intervenciones en la prensa. El primero de ellos fue la focalización de la oligarquía como

causa de todos los males en el país, lo cual le permitió establecer una frontera antagónica que

daba soporte a la lucha armada que emprendieron en contra de este actor. El segundo fue la

construcción de un imaginario nacional que, mediante el empleo de elementos simbólicos,

buscaba la exaltación de los valores nacionales y las tradiciones propias de la cultura

colombiana para propiciar el acercamiento de su proyecto revolucionario con el pueblo que

decía representar. Finalmente, el último elemento que encontramos fue la modernización

democrática, que se constituyó en la propuesta lanzada por el M-19 para solucionar los

problemas que advertía en el sistema político del país. Pese a las variaciones en su discurso,

esta última fue su principal singularidad como organización guerrillera, y luego como partido

político, con su participación en la Asamblea Nacional Constituyente.

134
CONSIDERACIONES FINALES

Haciendo un análisis de la propuesta política del M-19, así como de la estrategia

propagandística que desplegó a lo largo de sus dieciséis años de existencia, encontramos que

el movimiento aprovechó la coyuntura de los años setenta para insertarse en el escenario

político y social. Desde allí configuró un marco político a su accionar armado, basándose en

un discurso de defensa de la democracia. Tomando como referentes las experiencias

populistas surgidas desde finales de la década del cuarenta en Colombia –el gaitanismo y el

anapismo– el M-19 dotó de contenido su ideario político y legitimó la lucha armada.

El perfil de movimiento populista del M-19 se advierte en la presencia de un líder

carismático, en torno a la figura de Jaime Bateman, quien propuso como principal objetivo

la modernización del sistema democrático del país a partir de una lucha armada en contra de

aquellos actores interesados en alejar a las clases populares de la toma de decisiones políticas,

y a su vez, recurriendo a una reinterpretación de la lucha armada revolucionaria desde el

afecto y la alegría. El M-19 constituyó un movimiento populista que articuló con su estrategia

propagandística mediante un hábil y novedoso manejo de las técnicas de comunicación

política.

En este trabajo hemos analizado el modo en que las estrategias de comunicación

empleadas por el M-19 se dieron en base a dos ejes principales: su irrupción en dos diarios

de amplia difusión nacional como El Tiempo y El Espectador y su participación en las

publicaciones Mayorías y Alternativa. Aunque se trata de medios de comunicación con

orientaciones ideológicas y políticas muy diversas, la principal estrategia comunicativa del

M-19 consistió en establecer un diálogo con diversos actores para exponer el proyecto

135
político del movimiento. Aun cuando esta estrategia implicó rupturas con algunos actores,

como sucedió con la ANAPO, y la corta duración de Mayorías, también le permitió acceder

a una amplia propaganda de sus acciones armadas.

Finalmente, el M-19 escenificó un discurso populista en base a tres núcleos

recurrentes, presentes tanto en sus comunicados como en sus intervenciones en la prensa. El

primero de ellos fue la focalización de la oligarquía como causa de todos los males en el país,

lo cual le permitió establecer una frontera antagónica que daba soporte a la lucha armada que

emprendieron en contra de este actor. El segundo fue la construcción de un imaginario

nacional que, mediante el empleo de elementos simbólicos, buscaba la exaltación de los

valores nacionales y las tradiciones propias de la cultura colombiana para propiciar el

acercamiento de su proyecto revolucionario con el pueblo que decía representar. Por último,

el tercer elemento fue la modernización democrática, que se constituyó en la propuesta

lanzada por el M-19 para solucionar los problemas que advertían en el sistema político del

país. Pese a las variaciones en su discurso, esta propuesta constituyó su principal singularidad

como organización guerrillera, y luego como partido político, con su participación en la

Asamblea Nacional Constituyente.

Luego de hacer un recorrido por la historia reciente en Colombia, y de la forma en

que un grupo guerrillero recién desmovilizado formó parte de una experiencia que reformó

la constitución de Colombia, quedan todavía muchas discusiones por resolver en vista de que

somos un país marcado por la violencia, que aún se encuentra haciendo un tránsito al

posconflicto. Es por este motivo que el tema de los Derechos Humanos y de las víctimas del

136
conflicto, aunque se menciona, hasta el momento no se ha analizado con profundidad en el

país.91

No obstante, son importantes los esfuerzos realizados por el Grupo de Memoria

Histórica,92 en tanto organismo “encargado de elaborar y divulgar una narrativa sobre el

conflicto armado en Colombia que identificara las razones para el surgimiento y la evolución

de los grupos armados ilegales” (Antequera, 2011, p. 82). Dichos esfuerzos han avanzado

aún más en el marco del proceso de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos (2010-

2018) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Amparado en la Ley

De Víctimas y Restitución de Tierras (Ley 1448, de 2011), este proceso se enfocó

principalmente en la protección del Estado a los derechos de las víctimas a la verdad, la

justicia, la reparación y la no repetición. Cabe recordar que para ello se creó la Jurisdicción

Especial para La Paz (JEP), la Comisión de la Verdad y el Centro de Memoria Histórica.93

El proceso de construcción de la memoria sobre el conflicto armado en Colombia se

está iniciando. Es la labor de las ciencias sociales contribuir a este proceso mediante

investigaciones que aborden las múltiples aristas de este fenómeno, y que permitan introducir

en el debate las distintas experiencias de quienes hicieron parte de este periodo. Por este

motivo consideramos que esta tesis contribuye al rescate del aporte de la izquierda al proceso

91 Aunque cada vez crece más el interés por estos temas, como se puede observar en algunas de las tesis de la Maestría en
Historia y Memoria de la UNLP que, con base en testimonios y experiencias de comunidades indígenas y campesinas, dan
cuenta del desarrollo de procesos de memorias propios de estas comunidades. De acuerdo con estos análisis, mediante esos
procesos construyeron estrategias culturales y sociales que les permitieron resistir a la violencia, y ahora les ayudan a dar
sentido al pasado y fortalecer sus identidades culturales (Vallejo, 2016; Perdomo, 2018; Stoehr, 2019; Escobar, 2019).
92 Una muy completa evaluación de la producción de este grupo con relación al discurso oficial sobre el conflicto armado

colombiano en el pasado reciente, se encuentra en la tesis de la Maestría en Historia y Memoria de la UNLP titulada Las
memorias que seremos: Memoria y olvido en el discurso oficial sobre el conflicto armado colombiano en el pasado reciente
(2014), escrita por Marda Zuluaga.
93 Asimismo, esta ley permitió la creación del Centro de Memoria Histórica, “el cual tendrá entre sus funciones la

implementación de un Programa de Derechos Humanos y Memoria Histórica, para el acopio, preservación y custodia de los
materiales que recoja (Antequera, 2011, p. 83). Así también se creó, diseñó e implementó un Museo de la Memoria que
tiene entre múltiples tareas integrar un archivo con los testimonios de las víctimas y sus familiares, así como fomentar
actividades de investigación histórica sobre el conflicto armado en Colombia y contribuir a la difusión de sus resultados
(Antequera, 2011, p. 83-84).
137
de democratización del país durante la década del noventa, ya que con la Constitución de

1991 se crearon los mecanismos y herramientas adecuadas para poder llevar a cabo un

proceso de paz que, casi veinte años después, ha permitido plantear el debate en el espacio

público en torno a las nociones de conflicto armado, violencia, víctimas, verdad y justicia.

138
ANEXOS

A continuación se presenta una matriz documental elaborada a partir de la revisión de los diarios El Tiempo y El Espectador en la Hemeroteca
de la Biblioteca Luis Ángel Arango (ubicada en la ciudad de Bogotá), con énfasis en las principales acciones armadas del movimiento, para los
años de: 1974, 1979, 1980, 1985 y 1990.

1974

Actor sobre
Tipo de
Significantes Actor que ejecuta el que se Referencias
NO. FUENTE FECHA SECCIÓN Página AUTOR TÍTULO SIGNIFICADO IMÁGENES verbo y
principales la acción ejecuta la externas
acción verbal
acción
Urna de cristal
Comandos de un
Robo en la Aporta elementos rota donde se
movimiento
Quinta de que describen el encontraba la ELN, Simón
subversivo, Robar, herir,
Bolívar, fue estereotipo de espada, los Empleados Bolívar,
Daniel asaltantes, hippies, golpear,
El sustraída la revolucionario: estribos y los amordazados Camilo
1 18/01/1974 Portada Jimenez Revolución revolucionarios, destrozar,
Espectador Espada del hippie, jóven, de espolines del e indefensos, Torres,
Angel mayor del Ejército, sustraer,
Libertador, y cabello largo, Libertador. Fotos heridos Allende, José
miembros del ELN, atacar
luego asaltaron el guerrillero o al de los empleados San Martín
maleante,
Concejo menos de izquierda de ambas
melenudo
instituciones.

1. Sala de donde
Portada fue sustraída la
Orden del día: Un nuevo grupo Policía Nacional,
(Ocupa casi espada de Bolívar.
El Recuperar la Estado de intenta crear DAS, organismos Grupo
2 19/01/1974 toda la 8-A Hernan Unas 2. La misma sala Impedir
Espectador espada del Alerta confusión la capital de inteligencia sedicioso
primera con una mujer que
Libertador mediante atentados militar
plana) mira con tristeza la
urna rota.

139
Según la RAE, el
adjetivo
beligerante se dice
de una nación que
está en guerra, y
también es
sinónimo del
adjetivo
Sospechosos,
combativo. Que
aprehendidos, Literatura
combinado con el
Presos Cuerpos de subversivos, subversiva,
significante de Capturar,
sospechosos. seguridad, DAS, F- grupos de ANAPO,
El sediciosos, localizar,
3 20/01/1974 Portada 11-A Hernan Unas Sigue búsqueda Beligerancia x 2, Servicio de extrema General Rojas
Espectador definido como reconocer,
de la Espada de inteligencia del izquierda, Pinilla, Maria
aquel alzamiento desenmascarar
Bolívar Ejército extremistas, Eugenia
colectivo y
movimiento Rojas, MOIR
violento contra la
clandestino
autoridad
representa la
justificación desde
el inicio para
emprender
acciones violentas
en contra del M-
19.

La acción del M-19 1. Instalaciones de


solo dejó múltiples la Quinta de Antipatriotas,
Pocos curiosos
El interrogantes sobre Bolívar. 2. Fotos Bogotanos, turistas, delincuentes,
4 21/01/1974 Portada 8-A Pablo Peña en la Quinta de Curiosidad Lamentar
Espectador el por qué de la de una empleada y visitantes, curiosos grupo
Bolívar
sustracción de la de dos visitantes subversivo
Espada. de la Quinta.

La capital de la
República además
de haber sido
Buscar,
asaltada, soporta
identificar,
numerosos Antisociales,
El Otro enigma Investigadores, registrar,
5 22/01/1974 12-A Hernan Unas Desprotección crímenes y delitos x aventureros,
Espectador policiaco autoridades interrogar,
contra la propieda, hippie
controlar,
por lo que se
ultimar
encuentra
desprotegida y
alarmada

140
Ejército de
Los del M-19,
Colombia, jefe del
según el general
Estado Mayor de la
profanaron un
institución armada, Vulgares
recinto sagrado de
mayor general ladrones,
la patria e Foto del general
El 1-A, "M-19, Grupo de Alberto Camacho extremistas Calificar,
6 23/01/1974 Portada Hernan Unas Profanación irrespetaron a los Alberto Camacho
Espectador 7-A locos" Leyva, efectivos de fanáticos, referir
colombianos, pues Leyva
las Fuerzas grupillo de
es claro que sufren
Militares, Policía locos
de una desviación
Nacional, cuerpos
moral en alto
de seguridad del
grado.
Estado

Apatía por la
historia del país,
como síntoma de la
agitada época en Coronel Alberto
que se vive Lozano Cleves,
caracterizada por el presidente de la
afán materialista de sociedad
conseguir plata, Bolivariana,
Foto del corondel Clases
El "Hay apatía por comer y divertirse. miembro número Participar,
7 24/01/1974 x Apatía Alberto Lozano dirigentes y el
Espectador la historia" Sin embargo esto uno de la Academia buscar
Cleves Gobierno
puede cambiar si se Colombiana de
adelantan historia y autor de
campañas para varios libros sobre
revivir el afecto la gesta
hacia los valores enmancipadora
espirituales, en
manos del ejército
patriota.

Aunque no se sabe
a ciencia cierta qué
o quién es el M-19, Grupo de
de lo único que se extremistas; grupo
ANAPO,
tiene certeza es de de 19
Expectativa a Maria
UPI (United que ha logrado universitarios,
El ¿Tomadura de la opinión Mantener en Eugenia, ex
8 24/01/1974 Press movilizar todo el x intelectuales y Colombia
Espectador pelo? pública expectativa general
International) aparato de empresarios
nacional Gustavo
seguridad del jóvenes que desean
Rojas Pinilla
Estado y ha "tomar el pelo" a
obtenido gran todo el país
notoriedad en los
diarios del país.

141
Extraños visitantes,
El país intenta Foto de la espada
Nuevo jóvenes bien Inmovilizar,
Asaltada Quinta averiguar la causa del General
9 El Tiempo 18/01/1974 14-A movimiento vestidos, Celadores asaltar,
de Bolívar del asalto de los Santander que el
revolucionario guerrilleros, investigar
guerrilleros M-19 no se llevó
asaltantes

"Ojala que los


ladrones, una vez
logrado su objetivo
publicitario, nos M-19, red
devuelvan la subversiva de Profanar,
Humberto La Policía está Acción
10 El Tiempo 19/01/1974 Portada 7-B espada de Bolívar. x Servicios secretos alcance robar,
Diez desorientada romántica
Forma parte del urbano, incursionar
patrimonio ladrones
espiritual de cada
uno de los hombres
de América".

Composición de
La Quinta es un
los distintos
La espada de verdadero
anuncios de prensa Profanar,
Humberto Bolívar: "La más santuario, "es una Empleados de la
11 El Tiempo 19/01/1974 7-B Profanación que fueron cuidar,
Diez querida de las forma burda que casa-museo
publicados en los guardar
reliquias" nos ha llegado al
diarios previo al
alma"
robo de la espada

"¿Acaso hoy no
nos miramos todos
con un espíritu de Agrupación
desconfianza, y autodenominada Deducir,
Detrás de las
12 El Tiempo 20/01/1974 5-A Hersan ¿Qué es M-19? Incertidumbre cuando alguien se x M-19, nuevo brote preguntar,
noticias
acerca en forma un de tendencia cuestionarse
poco extraña, no subversiva
nos preguntamos:
será del M-19?

Servicios de
Los servicios de inteligencia de la
inteligencia policía y las fuerzas
Expectativa por M-19, grupo Investigar,
13 El Tiempo 20/01/1974 2-b Misterio estaban en alerta x militares, F-2, Anapo, ELN
'M-19' extremista profanar
por alguna otra DAS, Servicios de
posible incursión contra-inteligencia
del Ejército

142
"Les habla el M-
Ahora, Robar,
Humberto Ola de 19". Es una "obra Comandos del M- Servicios
14 El Tiempo 21/01/1974 Portada 7-A 'Operación x sustraer,
Diez propaganda maestra de la 19, guerrilleros secretos
Jesucristo' devolver
delincuencia".

"Todo lo que se ha
dicho hasta ahora
Movimiento Desmentir,
Humberto Ni detenidos, ni es producto de la Departamento de
15 El Tiempo 22/01/1974 Portada Escepticismo x guerrillero, adoptar,
Diez pistas: F-2 imaginación", pues inteligencia, F-2
M-19 investigar
no se sabe nada de
los responsables.

1979
Actor sobre
Actor que Tipo de verbo
Significantes el que se Referencias
NO. FUENTE FECHA SECCIÓN PÁGINA AUTOR TÍTULO SIGNIFICADO IMÁGENES ejecuta la y acción
principales ejecuta la externas
acción verbal
acción

En una operación
Dibujo que da
que da cuenta de la
Portada Contragolpe al una idea de la Capturar,
capacidad de Autoridades, Movimiento
(Ocupa la M-19. forma como fue recuperar,
El Luis de inteligencia militar Servicios de subversivo,
1 17/01/1979 mitad de la 1-A, 8-A Recuperada la Recuperación construido el retener,
Espectador Castro del Estado se inteligencia organización
primera Mayor Parte de subterráneo que interrogar,
recuperaron gran del Estado sediciosa
página) las Armas. guardaba las hallanar
parte de las armas
armas robadas
robadas por el M-19

El M-19 es un
movimiento que
mezcla delitos
políticos con los M-19,
comunes, elementos Recuperar,
El La operación Fuerzas
2 17/01/1979 Editoriales 2-A Sin autor Desemnascarar presentando una X subversivos, aprehender,
Espectador M-19 Armadas
errátil orientación organismos desenmascarar
ideológica y nítidas de seguridad
muestras de
comportamiento
anárquico.

143
Todos los
elementos militares
y de seguridad,
Transcripción
hicieron uso de los Foto que muestra
comunicado Capturar,
Comunicado sistemas jurídicos la gran cantidad Responsables,
de la Cumplir la Ministerio recuperar, Fusil de
El oficial sobre la para mantener las de armas que ciudadanos,
3 17/01/1979 8-A Secretaria de misión de Defensa retener, Camilo
Espectador recuperación instituciones y fueron guarida del
Información institucional Nacional interrogar, Torres
de las armas garantizar a las recuperadas por Movimiento
y Prensa de la hallanar
personas su vida, las FFMM
Presidencia
honra y bienes, que
nada ni nadie podrá
perturbar.

La noticia concluye
con el
descubrimiento de
jefes de células del Imágenes de la
M-19, es lo más casa por dentro y
La "Cárcel del importante porque por fuera donde
El Pueblo" luego de intensos se muestran las Tropas del
4 17/01/1979 Cali 9-A Jairo Ortiz Descubrir Antisociales Capturar
Espectador descubierta en interrogatorios en el celdas Ejército
Cali Batallón del subterráneas
Ejército habían hechas por el M-
nuevas pistas para 19
conducir a la
identificación de
otros miembros.

Transcripción
de entrevista "El Estado está
hecha al "El Estado está defendiendo los
Foto del Ministro
El Ministro de defendiendo a derechos que tiene Ministro de Movimiento
5 17/01/1979 12-A Derecho con traje de Defender
Espectador Defensa Luis instituciones y de amparar las Defensa M-19
militar
Carlos personas" instituciones y las
Camacho personas"
Leiva

144
"Es posible que se
hayan recuperado
Imagen de un
un 95 por ciento de Policía
grupo de niños
11 horas en las armas robadas Militar,
El Francisco que observan Periodistas,
6 17/01/1979 12-A espera de una ¿Qué pasó? por el M-19, las Brigada de Recuperar
Espectador Cristancho curiosos el civiles
noticia cuales se Institutos
operativo de la
encontraban Militares
Policía Militar
escondidas en un
subterráneo"

"Mientras subsista
la posibilidad de
que haya fuerzas
subversivas es muy
difícil que se pueda
levantar el estado de
sitio. Pero en el
momento en que se Gobierno,
elimine totalmente Ministro de Subversión,
Foto del Ministro
"La lucha hasta ese peligro, lo Gobierno, grupo
El Restablecer el de Gobierno, Luchar, lograr,
7 17/01/1979 12-A ahora natural y normal es Brigada de subversivo,
Espectador orden público Germán Zea celebrar
comienza": Zea que vuelva a Institutos movimientos
Hernández
imperar en Militares, subversivos
Colombia un estado Constitución
de paz que haga
innecesaria la
aplicación de
normas jurídicas
extraordinarias que
contempla la
Constitución"

1. Graffiti hecho
Aprehender por el M-19 en la
Servicios
significa tanto casa museo Desmantelado
secretos, Declaración
cuando una Antonio Nariño movimiento Localizar,
Caen agentes de de los
Ocupa un autoridad detiene a de Bogotá. 2. subversivo, decomisar,
El documentos y inteligencia, Derechos del
8 18/01/1979 cuarto de la 1-A, 5-A Aprehender una persona Foto de Carlos grupo aprehender,
Espectador más armas del jueces de la Hombre,
portada señalada de cometer Duplat, ex actor sedicioso, desbaratar,
M-19 Brigada de Antonio
un delito, como de teatro y organización esclarecer
Asuntos Nariño
capturar algo que es televisión a quien extremista
Militares
de contrabando. vinculan con el
M-19.

145
Los cuerpos de
Inteligencia
seguridad del Foto del exjefe de
del Ejército, Organización
estado, luego del la Policía Judicial Desenmascarar,
Concluyentes cuerpos de subversiva
robo de las armas, del DAS, Tony descubrir,
pistas para investigación M-19,
9 El Tiempo 12/01/1979 Portada 6-A Cacería emprendieron una López Oyuela, destrucción,
desbaratar M- del Estado, sediciosos,
labor de cacería de acusado de estar allanar,
19 cuerpos de poderosa
militantes, vinculado del M- capturar
seguridad organización
simpatizantes y 19
del Estado
adeptos del M-19

Pese a que en
materia judicial se
adelantan los autos
de detención en
contra de los
implicadas, hay
Servicios Desbaratar,
Listos, autos de muchas personas M-19,
10 El Tiempo 12/01/1979 7-A Capturas x Secretos del allanar,
detención capturadas a las que terroristas
Estado capturar
no se les había
podido probar sus
nexos con el M-19
y mucho menos su
participacion el
robo de las armas

Publicación
de una
entrevista El general habla de
realizada por la investigación que General
Matallana tuvo Foto del general Investigar,
la revista debió realizar para retirado José M-19,
11 El Tiempo 12/01/1979 7-A en su puño al Investigación Jose Joaquín capturar,
Guión al dar con el paradero Joaquín sospechosos
M-19 Matallana interrogar
general de José Raquel Matallana
retirado Jose Mercado
Joaquín
Matallana

146
Se hace una crítica
al M-19, pues
aunque se resalta lo
novedoso e
ingenioso de sus
Enrique M-19,
¿5000 armas Movimiento acciones, Santos
12 El Tiempo 14/01/1979 Contraescape 5-A Santos x movimiento
para quién? distinto cuestiona el robo de
Calderon distinto
las armas, pues
justificó el
recrudecimiento de
la represión militar
en el país.

Se habla de las
múltiples capturas
que se han realizado
en el país, bajo la
Ministro de
sospecha de
Defensa,
subversión, y Cabecillas del Recuperar,
Fuerzas Capturados
Sigue destape Capturas además se añade M-19, allanar,
13 El Tiempo 14/01/1979 Portada 2-B x Militares, dos
del M-19 claves que las personas movimientos capturar,
Oficina de "Tupamaros"
culpadas por esta subversivos detener
prensa del
delito podrásn ser
Palacio
enviadas a la isla
prisión Gorgóna, en
el Pacífico
colombiano

Ejército de
Colombia,
Portada "La guerra conta la Imagen de las Inteligencia
M-19,
(Ocupa la Ejército subversión apenas más de 3000 Militar, Luchar,
organización
14 El Tiempo 17/01/1979 mitad de la 9-A recupera sus Recuperación está comenzando", armas Polícia encontrar,
guerrillera,
primera armas Ministro de recuperadas por Militar, capturar
sediciosos
página) Gobierno. el Ejército Inteligencia
del Ejército,
tropas
Guardianes Maleantes
de la citadinos y
Odio seudo- soberanía y rurales,
revolucionario, a la el orden enemigos del Hallar,
Duro golpe a la Izquierdismo validez ética y institucional, sistema respetar,
15 El Tiempo 17/01/1979 x
subversión desaforado jurídica de nuestras unidades democrático, reivindicar,
estructuras militares, forajidos, restaurar
republicanas fuerzas pérfida banda,
protectoras grupos
de la criminales

147
seguridad
ciudadana

"Lo que pasa es que


Transcripción las denuncias de
de entrevista torturas-ya lo
hecha al "El Estado está hemos dicho- son Imágenes del Lograr,
Ministro de
Ministro de defendiendo Denuncias de un sofisma de operativo militar informar,
16 El Tiempo 17/01/1979 8-A Defensa, M-19
Defensa Luis los derechos torturas distracción con el y del general defender,
Estado
Carlos que tiene" objeto de esconder Camacho Leiva amparar
Camacho los aspectos
Leiva principales de las
investigaciones".

Han sido un
Investigar,
objetivo los Objetos
asestar,
diversos operativos decomisados por Movimiento
recuperar,
Otro golpe al llevados a cabo para las Fuerzas Inteligencia clandestino
17 El Tiempo 18/01/1979 Portada 6-A Comunicado allanar,
M-19 dar con la captura Militares en el militar M-19,
capturar,
de los responsables nuevo operativo subversivos
confiscar,
del robo de las realizado
desintegrar
armas

1980

Tipo de
Actor sobre el
Significantes Actor que verbo y Referencias
NO. FUENTE FECHA SECCIÓN PÁGINA AUTOR TÍTULO SIGNIFICADO IMÁGENES que se ejecuta
principales ejecuta la acción acción externas
la acción
verbal

El M-19 exigía: la 1. Policía herido en


libertad de todos medio del tiroteo Consejo de
Humberto
los presos entre el M-19 y la Comando Ministros,
Portada Diez,
Operación políticos, 50 Policía. 2. Los guerrillero, M- Consejo Tomar,
El (Ocupa la Hector Secuestrados 17
1 28/02/1980 16-A "libertad y millones de negociadores 19, elementos Nacional de capturar,
Tiempo primera Gonzalez y embajadores
democracia" dólares y diálogo solicitados por el subversivos, Seguridad, exigir
plana) Fabiola
con el gobierno, a M-19 intentan terrorista Presidente, jefe
Beltran
cambio de los ingresar a la del Estado
cautivos. embajada.

148
En medio del
Un periodista en
intercambio de
ropa interior
disparos entre los
ingresa de nuevo a
Como guardaespaldas y
la embajada luego Guerrilleros,
deportistas el M-19, los
El Intercambio de de haber elementos Asaltar,
2 28/02/1980 3-A llegaron a la guerrilleros Embajadores
Tiempo disparos recuperado una subversivos, pedir, exigir
misión los aprovecharon para
maleta y un balón sediciosos
guerrilleros ingresar a la
que habían sido
embajada y tomar
abandonados al
como rehenes a los
entrar a la misión
embajadores

Los dos Exministro de


Dramático mediadores Relaciones
ingreso de los solicitados por el Exteriores
El Características
3 28/02/1980 3-A mediadores a la M-19 ingresaron a x Alfredo Vásquez
Tiempo dramáticas
embajada la embajada, en la Carrizosa, y el
anoche que permanecieron médico Ernesto
por 45 minutos Martínez Capella

En las primeras
horas, aunque las
líneas de la El Tiempo,
Embajada canciller Diego
Dramáticos Fotos de los
El funcionaran lo Uribe Vargas, Entablar,
4 28/02/1980 15-A llamados de los Diálogo embajadores Diplomáticos
Tiempo importante era Empresa de dialogar
embajadores retenidos
establecer una Teléfonos de
comunicación con Bogotá
el canciller Diego
Uribe

Es un llamado de
colaboración para
que únicamente se
Piden a la radio transmitan las
El Guardar Ministro de Transmisiones
5 28/02/1980 15-A parar informaciones que x Suspender
Tiempo mesura Comunicaciones radiales
transmisiones divulguen el
Gobierno o las
Fuerzas Armadas
encargadas

149
Periodistas de
Se habla de la Ocupantes,
diversas
forma como el M- agrupación
Toma de la nacionalidades que Ocupar,
19 planeó la guerrillera
El Embajada fue han llegado hasta Embajada, planear,
6 29/02/1980 Bogotá 2-A UPI Ocupación ocupación de la Movimiento 19
Tiempo planeada el lugar de los diplomáticos demandar,
embajada, y por de abril,
minuciosamente hechos, instalan disparar
qué razón lo guerrilleros
sus cámaras frente
hicieron izquierdistas
a la embajada

Desde el Imperio
Romano se
conocía la regla de
Ante la que "la fuerza es
El Acontecimiento Detener.
7 29/02/1980 Cosas del día 4-A Editorial gravedad de un enemiga de las x Subversión 17 embajadores
Tiempo delictuoso Secuestrar
crimen leyes", y un acto
inaudito de fuerza
es el que se ha
cometido
Fascímil de las
primeras páginas
Mientras esto
de diversos
sucede se relata Embajador,
Embajadores Tensión entre periódicos de
El cómo los rehenes Guerrilleros, Nuncio, Irrumpir,
8 29/02/1980 Portada 6-A relatan el primer negociaciones América Latina y
Tiempo van pasando el secuestradores diplomáticos, rescatar
día de secuestro y mensajes Estados Unidos, en
tiempo al interior rehenes
los cuales se
de la embajada
informó sobre la
acción del M-19

Los guerrilleros
Humberto sobrepusieron Guerrilleros,
Dos incidentes Alterar,
El Diez y Dominio sobre la insignia de comando
9 29/02/1980 Portada 6-A alteraron la x Embajada dialogar,
Tiempo Ramiro soberano la sede diplimática guerrillero del
calma liberar
Castellanos una gran bandera M-19
del M-19

Se detallan las
acciones realizada
El Hace 6 años por el M-19, "cada Grupo sedicioso,
10 29/02/1980 8-A Cronología x
Tiempo apareció M-19 vez con un mayor grupo insurgente
alcance táctico y
político".

Por intermedio de
la Cruz Roja se
llevaron
Cruz Roja
Así fue la provisiones a la Guerrilleros, Liberar,
El Humberto colombiana,
11 29/02/1980 11-A liberación de 13 Provisiones embajada y x subversivos, retener,
Tiempo Diez rehenes,
rehenes además se terroristas exigir
cautivos
evacuaron a las
mujeres y a los
heridos

150
Un reportero de
Hay un gran Terroristas
Extranjeros Ecuador se ofrece
intercambio a nivel extranjeros, Diplomáticos
El hacen parte del Grupos como mediador, Los Montoneros,
12 29/02/1980 Washington 11-A UPI de Latinoamérica grupos de 16 países y Apresar
Tiempo M-19, dicen en terroristas para atender las Los Tupamaros
entre diveros guerrillero el Vaticano
EEUU exigencias de los
grupos guerrilleros izquierdista
guerrilleros

Los bogotanos
están divididos
entre: darle al M-
Grupos
El Encuesta Perplejos los 19 lo que pide, o
13 29/02/1980 11-A Perplejidad x subversivos,
Tiempo callejera bogotanos no darles nada
extremistas
pues eso puede
abrir la puerta a
nuevas incursiones

Antes de ingresar a
la embajada, los
Emocionante guerrilleros se Guerrilleros del
El El "juego" de Embajada,
14 29/02/1980 11-A partido de encontraban x M-19, comando Tomar
Tiempo los guerrilleros diplomáticos
fútbol jugando un partido subversivo
en la cancha del
frente

Dos médicos del


En una entrevista
Instituto
con El Tiempo el
Colombiano de Jefe del comando
Habla el jefe del Comandante Uno
El "Vencer o Neurología secuestrador, Exigir,
15 29/02/1980 14-A comando plantea las Periodistas
Tiempo morir" ingresar a la Comandante negociar
guerrillero condiciones para la
embajada para Uno, guerrilleros
liberación de los
intervenir a la
rehenes
guerrillera herida

La comisión
aspiraba a obtener Gobierno
el máximo de Nacional,
Comisión
Gobierno informaciones de Ministro de
Trabajo de la Dialogar, Interamericana
El facilitará tarea cuanta fuente sea Relaciones
16 19/04/1980 2-A CIDH en x cumplir, de Derechos
Tiempo de la comisión posible con el Exteriores,
Colombia investigar Humanos
de la OEA propósito de que el secretario
(CIDH), OEA
futuro de sus ejecutivo de la
indagaciones sea CIDH
objetiva

151
El país ve una
pronta solución a Representantes
La solución, Buscar,
la toma de la de los rehenes y
El pendiente de Negociadores negociar,
17 19/04/1980 Portada 2-A Expectativa embajada, luego x del M-19,
Tiempo misión de la del gobierno conversar,
del estancamiento movimiento
OEA pronunciar
por tres días de las extremista
negociaciones

Celebración del
Secuestro de
El Golpe décimo aniversario German Castro
18 19/04/1980 Portada 3-A Castro, un golpe x Comandante Uno Secuestrar
Tiempo publicitario de la fundación del Caycedo
publicitario
M-19

En su discurso el
presidente iba a
informar al país
Presentar,
Esta noche, a las sobre el Informe Julio Cesar
El Alocución Foto de Julio Cesar dirigir,
19 19/04/1980 Portada 2-A ocho, habla de Amnistía Turbay, jefe del País
Tiempo presidencial Turbay responder,
Turbay internacional y al Estado
intervenir
caso de la
embajada
dominicana

El terrorismo,
aplicado en
diversas zonas de
la Tierra, Revista "The
El El terrorismo, Tercera guerra
20 19/04/1980 Cosas del día 4-A Editorial constituye, por su Latin American
Tiempo guerra global… munidal
gravedad y Times"
trascendencia, una
ya desatada
contienda

"El Tiempo
publicó los
nombres,
profesión, lugar de
Integrantes del
nacimiento, y los Rehenes,
Identificados 15 Fotos de los Comando
El Primicia alias con que son embajadores, Investigar,
21 19/04/1980 6-A de los terroristas sospechosos de "Marcos
Tiempo informativa conocidos dentro Nuncio identificar
del M-19 pertenecer al M-19 Zambrano",
de la organización Apostólico
terroristas
subversiva cada
uno de los 16
terroristas
identificados"

152
En una avión
rumbo a Cuba, los
Portada Miembros de la
Captores y miembros del M- Viajar,
El (Ocupa la Avión rumbo a OEA salen con una Terroristas,
22 27/04/1980 6-A rehenes salen 19 junto 13 solucionar, OEA, Cruz Roja
Tiempo mitad de la Cuba sonrisa de la rehenes
hoy rehenes salen acordar
página) embajada
rumbo a La
Habana

El seguimiento de
lo que sucedía al
interior de la
embajada, propició Aprovechar,
Periodistas,
El Fernando Y la danza de Danza de los el Comando del propiciar,
23 27/04/1980 2-A x autoridades
Tiempo Barrero los millones millones aprovechamiento M-19 participar,
militares
de cualquier vender
opotunidad para
sacar dividendos
de la situación

Santos habla de la
importancia de la
toma de la
embajada para la
Enrique Periodista
El El destape del Pataforma presentación al
24 27/04/1980 Contraescape 5-A Santos x Comandante Uno Germán Castro
Tiempo M-19 publicitaria país y al mundo de
Calderon Caycedo
las demandas y
críticas del M-19
al gobierno
colombiano

Ramiro
Castellanos
(Tuvo
todos los Las zonas verdes y
días una antejardines de las
Imagen de las
columna en casas aledañas a la Periodistas
El "Villa Chiva" carpas montadas Vecinos del Invadir,
25 27/04/1980 6-A el que Invasión embajada se vieron nacionales y
Tiempo por dentro por los periodistas barrio informar
relataba "invadidas" por extranjeros
en las zonas verdes
minuto a periodistas desde
minuto lo el día 1 de la toma
que sucedía
en la
embajada)

153
Son muy pocos los
detalles que deben
Una de las últimas
considerarse, para
fotos tomadas al
al fin dar por
interior de la
terminada la toma
El Fabio ¡Se acabó el embajada, muestra Comando Liberar,
26 27/04/1980 2-B Viaje a Cuba de la embajada, Rehenes
Tiempo Castro drama! a dos delegados de terrorista viajar
cuando los
la OEA hablando
miembros del M-
con dos de los
19 viajen con los
rehenes
rehenes rumbo a
Cuba

1. Foto de los
rehenes saludando
"Somos del M-19.
desde la ventana en
Esto es un asalto y
compañía del M-
es en serio", fue lo
19. 2. Tres fotos de
El Así fue el asalto Toma de la primero que Extremistas del Diplomáticos, Tomar,
27 27/04/1980 4-B los miembros del
Tiempo a la embajada embajada proncunció el M-19, terroristas guardaespaldas disparar
M-19, todos con
Comandante Uno
capucha, excepto
al tomarse la
el Comandante
embajada
Uno, Rosemberg
Pabón.
"Dos embajadores
y una terrorista del
M-19 -con un fusil
en el brazo
Se relata paso a Integrantes del
Portada derecho- aparecen Rehenes,
paso como se M-19, comando Arreglar,
El (Ocupa la Guillermo Júblio por final cuando ascendían representantes
28 28/04/1980 6-A Euforia desarrolló el subversivo, negociar, Gobierno cubano
Tiempo mitad de la Perez del drama por la escalerilla a de los distintos
desenlace de la extremistas, aceptar
página) la nave de Cubana organismos
toma. terroristas
de Aviación que
momentos después
los llevaría a La
Habana"

En general, la
mayoría de
rehenes y El Comadante Uno
Crónica de
miembros del M- encabeza la fila de
Samper, quien
Daniel 19 catalogaron las personas que
El Epílogo sin fue enviado Bromear,
29 28/04/1980 Portada 6-B Samper Optimismo relaciones entre descienden del
Tiempo balas especial a Cuba reír
Pizano ambos, como avión, entre
por parte de El
cordiales dentro de guerrilleros y
Tiempo
lo tenso de estar diplomáticos
bajo una toma
guerrillera

154
*Todos los
"Salvoconducto", periodistas que
la perrita acogida estuvieron en el
por los periodistas, Periodistas, sector debían
La perra luego del vecinos, Cuidar, tener un
El "Salvoconducto" desenlace fue presidenta de la sanar, "salvoconducto"
30 28/04/1980 2-A Salvoconducto x Perrita
Tiempo tendrá un hogar encontrada por la Sociedad ara el acoger, expedido por la
amable presidente de la Bienestar de los adoptar Brigada de
Sociedad para el Animales Institutos
Bienestar de los Militares, para
Animales poder
permanecer allí

Había solamente
dos caminos:
negociar con ellos
o reducirlos por la
fuerza, con el Dirigir,
Epílogo de una gravísimo riesgo realizar,
El Procedimientos Rehenes,
31 28/04/1980 Cosas del día 4-A Editorial gestión de las vidas de los x Presidente negociar,
Tiempo democráticos terroristas
afortunada embajadores de los acordar,
cautivos. El culminar
presidente escogió
negociar y dejó el
nombre del país en
alto.

La labor de la
OEA fue
fundamental para
dar por finalizados
los diálogos, pues
Comandante ayudó a mediar Comando Finalizar,
El Fabiola Descenlace
32 28/04/1980 6-A Uno afrontó entre las x terrorista, dialogar, CIDH
Tiempo Beltran incruento
división diferencias Comandante Uno acordar
surgidas tanto
entre el gobierno y
el M-19, como
entre los mismos
guerrilleros

155
Luego de haber
estado 2 meses
instalados en
Ramiro Frustración de la Impedir,
"Villa Chiva" los
El Castellanos prensa en Unidades del militarizar, Cruz Roja
33 28/04/1980 7-A Frustración periodistas no x Periodistas
Tiempo y Hector evacuación de la ejército disgregar, Internacional
pudieron
Gonzalez embajada desmontar
presenciar el
momento
culminante

"Escoltado
simbólicamente
Mientras algunos
por dos buses, una
periodistas
ambulancia y un Aeronáutica
esperaban en Villa
campero, el jet de Civil,
Chiva la salida del
Cubana de controladores Esperar,
El Gonzalo La larga espera M-19 y los
34 28/04/1980 10-A Espera Aviación rueda Periodistas de la torre, contestar,
Tiempo Guillen del avión rehenes, en el
hacia la pista Centro de consultar
aeropuerto otro
principal del comunicaciones
tanto esperaba el
Aeropuerto El del aeropuerto
arrivo del avión
Dorado para
cubano
enrumbarse hacia
La Habana"

"Todo se arregló Mensaje


incruentamente enviado por
dentro del marco Turbay a los
La subversión
de la Constitución distintos
El Presidente no recibió Descenlace Presidente Julio Informar,
35 28/04/1980 14-A y de la ley y x gobiernos que
Tiempo Turbay ningún estímulo: incruento Cesar Turbay afirmar
teniendo en cuenta tenían
Turbay
los intereses de la representantes
comunidad diplomáticos
internacional" rehenes

"Desde el edificio
de la esquina norte
frente a la
Fernan Todo quedó embajada, los Controlar,
El Todo quedó en Ejército
36 28/04/1980 3-B Martinez grabado en militares tenían x Guerrilleros grabar,
Tiempo video colombiano
Mahecha Betamax controlada la filmar
situación del
interior de la sede
diplomática"

156
1985

Actor que Actor sobre el Tipo de verbo


Significantes Referencias
NO. FUENTE FECHA SECCIÓN PÁGINA AUTOR TÍTULO SIGNIFICADO IMÁGENES ejecuta la que se ejecuta y acción
principales externas
acción la acción verbal

"En lo que
constituye el más
Foto de uno de
certero golpe que Departamento de
los guerrilleros
haya sido asestado Policía, Policía
muerto, en donde Subversivos,
Golpe mortal a contra la subversión uniformada, F-2,
El Operación se enfoca sediciosos, Capturar, dar
1 1/10/1985 Portada 10-A célula del M-19 en la República, 11 B-2, Ejército,
Espectador envolvente solamente la sospechosos, de baja
en Bogotá miembros del M-19 DAS, soldados
mano en la que muertos
perdieron la vida en de la Escuela de
sostiene una
el curso de una serie Artillería
granada
de
enfrentamientos…"

1. Familiares de
uno de los
soldados muerto.
2. Un camion con Suboficiales,
El país vive una
ataudes para las soldados,
situación bastante
4 militares, víctimas. 3. Ejército, Aprehender,
El Parte de complicada debido M-19, Plana
2 5/10/1985 Portada 13-A rehenes del M- Militares armados rehenes, tomar,
Espectador guerra a los continuos mayor del M-19:
19 involucrados en prisioneros, emboscar
combates con
las operaciones desaparecidos,
grupos subversivos.
militares. 4. Fotos secuestrados
de uno de los
heridos y de uno
de los rehenes.

"Las Fuerzas Cadáveres,


Resctadas 11 Foto del jefe de
Armadas seguirán Fuerza Aérea, soldados,
militares Información y
El Hernan haciendo cumplir la soldados, militares Perecer,
3 6/01/1985 8-A heridos y Rescate Prensa del
Espectador Unas Constitución y las Ministerio de muertos, rescatar
cadáveres de Ministerio de
leyes, sin ninguna Defensa infortunados,
12, en el Tolima Defensa
vacilación" heridos

Cruz Roja,
Plana mayor del
Silencio de Foto distribuida Amnistía
Cada significante M-19, grupo Mandos
Fuerzas Prisioneros por el M-19 que Internacional,
El usado de acuerdo a sedicioso, militares,
4 8/01/1985 9-A Armadas sobre de guerra, muestra a los Comité de
Espectador los intereses de cada rebeldes, estamento
propuesta del secuestrados militares en su Derechos
organización subversivos, castrense
M-19 poder Humanos,
antisociales
Iglesia Católica

157
Constructores
Dario "La defensa de
"Tenemos que colombianos, Empresa
Fernando la democracia Luchar, salvar,
El Salvar las recuperar lo perdido entidad privada,
5 27/10/1985 Cartagena 10-A Patiño no puede x recuperar,
Espectador instituciones y corregir lo edificadora del empresarios
(Enviado dejarse solo a corregir
desviado" país, colombianos
especial) las FF.AA."
CAMACOL

La Comisión de
Para poner término Comisión de M-19, Estado
El Portada, Carlos Paz busca Cese de Dialogar,
6 29/10/1985 Bogotá al derramamiento de x Paz, Diálogo y Mayor de las
Espectador 3-A Murcia diálogo con M- fuego conservar
sangre en el país Verificación FARC
19
"Es muy dura esta
M-19,
vida de la guerrilla.
agrupación
Nunca se ve la
M-19 liberó a Foto de uno de subversiva, Militares,
El Luis "Esa no es ciudad. Se vive
7 30/10/1985 Cali 9-A militares los soldados alzados en retenidos, Entregar
Espectador Caicedo mi vida" como un salvaje.
retenidos liberados armas, elementos prisioneros
Por nada del mundo
subversivos,
estaría en la
salvajes
guerrilla…"

5-A, 10- Magistrados


A sangre y
A, 11-A, de la Corte
Portada fuego… Foto del Palacio
12-A, 14- Hombres Suprema de
El (Primera Arrasado de Justicia
8 7/11/1985 A, 15-A, armados, Justicia y el Asaltar
Espectador página Palacio de ardiendo a media
16-A, subversivos Consejo de
completa) Justicia en toma noche
Sección Estado,
subversiva
Bogotá rehenes

Implacables y
Los subversivos
sanguinarios
asaltaron Magistrados
individuos
salvajemente uno de de la Corte
caracterizados
los tres poderes Suprema de Profanar,
Plaza por su fanatismo
El Fidel Un desafío a sobre los cuales está Justicia y el ensangrentar,
9 7/11/1985 Editorial 2-A sagrada de x suicida y su
Espectador Cano Colombia depositada la Consejo de censurar,
Bolívar absoluta falta de
dignididad y el Estado, altos reprobar
sentimientos
orden jurídicamente funcionarios
humanitarios; M-
democrático de judiciales
19,
Colombia
narcotraficantes

158
"Esta es una batalla
campal… Estamos
en una guerra
civil… Colombia
vive uno de los
momentos más
Soldados armados
oscuros de la
esperan poder
El Periscopio Carlos "Era una batalla Batlla violencia […] Vean
10 7/11/1985 5-A ingresar al Congresistas Guerrilleros Temblar
Espectador político Murcia campal" campal el canto del cisne de
Palacio de
una política de paz
Justicia
entendida como la
entrega de la
Constitución y de
las leyes para
glorificar a los
subversivos"

Condena al criminal Cámara de


La Cámara atentado terrorista Representantes:
El Guerrilleros
11 7/11/1985 10-A x respalda acción Condena contra las x liberales, Condenar
Espectador del M-19
del gobierno instituciones y la conservadores y
democracia galanistas

Conslusión:
Gonzalo El Senado
El Proteger el orden y Palacio de
12 7/11/1985 12-A Silva rechaza el Tensa sesión x M-19 Debatir
Espectador la vida institucional Justicia
Rivas asalto
del país

Magistrados,
Incríble toma Fotos de dos de secretarias,
El German Parecía un día Guerra en pleno Disparar,
13 7/11/1985 12-A del Palacio los magistrados empleados,
Espectador Hernandez normal centro de Bogotá penetrar
de Justicia retenidos periodistas,
mensajeros
Fuerzas
combinadas del
Ejército y la
Policía,
ayudados por:
1. Foto de algunas
tanques
de las personas
Dar fin a la blindados, armas
Tanques y que fueron Guerrilleros, Tomar,
peligrosa incursión de grueso
El Luis de helicópteros Arremetida rescatadas por el subversivos, derribar,
14 7/11/1985 14-A guerrillera, sin calibre; Policía
Espectador Castro contra los final Ejército. 2. reductos, disparar,
ninguna Militar, Policía
asaltantes Militares muertos sediciosos penetrar
negociación Nacional,
en medio del
Brigada de
combate.
Institutos
Militares,
agentes del
Graes y del
GOES, Fuerza

159
Aérea
colombiana

Secuencia de
fotos en las que se
muestra el
momento en que
"Nadie asoma la Comando
un peatón es Disparar,
El Hernan "Esto es un Incursión cabeza hacia guerrillero,
15 7/11/1985 15-A alcanzado por una Magistrados detonar,
Espectador Unas infierno" sediciosa ninguna parte, insurgentes,
bala perdida, e enfrentarse
porque se la bajan" atacantes
inmediatamente
es ayudado por
dos agentes de la
Policiía

Presidente de la Grupo
Agentes del
República, guerillero, M- Examinar,
El Carlos "El Gobierno no No se negocia la GOES sobre la
16 7/11/1985 16-A Actuar ministros, 19, actuar,
Espectador Murcia transa" dignidad del Estado terraza del
asesores de bandoleros, reprimir
edificio
seguridad anarquía

"Los que salimos


nos salvamos, los
Foto del Palacio
que se quedaron les
de Justicia
El incendio del espera la muerte"…
El envuelto en Ejército, Grupo
17 7/11/1985 Bogotá 2 Palacio de Incendio "Del Palacio de Apagar
Espectador llamas en la bomberos subversivo
Justicia Justicia no quedó
noche del 6 de
nada, fue
noviembre
absolutamente
escalofriante".

"Esta acción Fuerzas del


guerrillera es orden, Ejército,
Imagen de los
Hector similar a la que se Policía de
tanques avanzado Cercar,
Hernandez El Palacio de Avanzar produjo con la toma Bogotá, Célula
El por la Plaza de penetrar,
18 7/11/1985 19-A y Auro Justicia, campo hacia el de la Embajada de presidente, altos guerrillera,
Espectador Bolívar para instalar, retirar,
Rosa de batalla objetivo la República mandos subversivos
entrar al Palacio ocupar
Triana Dominicana, favor militares,
de Justicia
guardar mucha Escuela de
prudencia". Caballería

160
Holacausto en 1. Fotos de 10 de
el Palacio de los magistrados
Holocausto en el
Justicia. que perdieron la
que fueron Asaltantes,
El Portada Asesinados 16 vida.2. Foto de un Exterminar,
19 8/11/1985 Holocausto sacrificados 16 comando
Espectador completa magistrados de tanque de guerra dominar
magistrados de la subversivo
la Corte frente al Palacio
Corte Suprema
Suprema de de Justicia. 3.
Justicia Soldado herido.

Inquebrantable
decisión del Gobierno,
M-19,
El Fidel Una guerra sin Gobierno de no presidente,
20 8/11/1985 Editorial 2-A Fanatismo x fanáticos, Unir, salvar
Espectador Cano sentido someterse a la Fuerzas
subversivos
voluntad de una Armadas, Policía
cáfila de fanáticos

De organización
Maria
El Sangriento guerrillera a
21 8/11/1985 Editorial 2-A Teresa Ocurrencias x M-19 Ciudadanos
Espectador pantallazo organización
Herran
terrorista

Gobierno,
El Gobierno
partidos
Nacional rechazó
políticos,
desde el primer
Congreso
momento cualquier Miembros de la Grupo
Jornada de Nacional, clase
Respaldo a posibilidad de Cruz Roja sacan terrorista, M-
El Carlos terror en el dirigente del
22 8/11/1985 11-A actitud firme negociación con un herido del 19, alzados en Apoyar, evitar
Espectador Murcia poder país, Iglesia,
del Gobierno quienes mediante Palacio de armas,
judicial mandatarios
hechos terroristas Justicia subversivos
extranjeros y
prentenden poner en
diplomáticos,
jaque a las
expresidentes de
instituciones.
la República

161
Muerte a sangre fría
Sacrificados 4 de los rehenes Magistrados,
El magistrados que Fuego aunque las Fuerzas Máximos
23 8/11/1985 11-A x Célula del M-19 Inmolar
Espectador apoyaban el cruzado Militares pensaban voceros de la
indulto en la vida de la justicia
gente

Transcripción "El gobierno no El presidente es el


del discurso negociará responsable del
Compatriotas,
televisado el cuando estén de desenlace, y por eso Presidente
El Control de la Medios de Repudiar,
24 8/11/1985 7 de 6-A por medio las asegura que el x Belisario
Espectador situación comunicación, defender
noviembre en instituciones": gobierno no podía Betancur
Nación
horas de la Belisario negociar lo que no
noche Betancur es negociable.

Cuando ingresó el 1. Un soldado con


tanque del Ejército, fusil y escoba,
se podía leer la frase para iniciar la
a la entrada del limpieza de los
Alzados en
Relatos de los Palacio: alrededores del
El Fabio Acto armas,
25 8/11/1985 7-A atrapados entre "Colombianos: si edificio Rehenes Pisotear
Espectador Castillo terrorista encapuchados,
las balas las armas os han arruinado. 2. Uno
M-19
dado la de los últimos
independencia, solo evacuados sale
las leyes os darán la acompañado de
libertad". militares.

Exterminar,
dar de baja,
4 fotos de Asaltantes,
Luis de 27 horas de Ejército, Policía, controlar,
Significó el celadores y sediciosos,
El Castro y angustia, fuerzas abatir, atacar,
26 8/11/1985 13-A Punto final sacrificio de ilustres escoltas que comando
Espectador Orlando sangre, fuego y combinadas, destrozar,
juristas murieron en el guerrillero,
Henriquez terror fuerza pública estallar,
lugar subversivos
allanar,
capturar

162
Las autoridades
decidieron
mantenerse firmes
en sus propósitos de
Autoridades,
no ceder ante las
altos mandos, Comando
Operación pretensiones del Penetrar,
El Heberto Operación fuerzas del guerrilero,
27 8/11/1985 13-A rastrillo al comando guerrillero x capturar, abrir
Espectador Masmela rastrillo orden, bomberos, guerrilleros
amanecer que asaltó el Palacio fuego
organismos de asaltantes
de Justicia, y que
seguridad
trazaron un plan
para penetrar al
interior de la
edificación.

Los familiares se
encontraban
consternados pues Socorristas de la
algunas personas se Cruz Roja y
encontraban soldados sacando Víctimas,
Confusión por Caja Nacional de Conducir,
El Falta de desaparecidos al no víctimas y heridos heridos,
28 8/11/1985 Bogotá 1 heridos y Previsión Social, atender,
Espectador información figurar en listas de del Palacio de rescatados,
desaparecidos Hospital Militar rescatar
víctimas, de heridos Justicia al quedar desaparecidos
o de quienes fueron dominada la
rescatados o situación
pudieron salir del
Palacio de Justicia

Gobierno
Distrital,
alcaldías
El centro de la menores,
capital va Alcaldía Mayor
El Bogotá vuelve a Vuelve la retomando poco a de Bogotá, Recuperar,
29 8/11/1985 Bogotá 1 x
Espectador la normalidad calma poco la normalidad Empresa de informar
de todas sus Teléfonos de
actividades Bogotá, Empresa
de Energía
Eléctrica de
Bogotá

163
Epílogo de la
sangrienta toma
Magistrados,
guerrillera al
cabezas
Palacio de Justicia
visibles de la Inmolar,
que durante 29
Gonzalo Columna suicida rama asesinar,
El Estupor en el Paradójico horas someitó a las
30 8/11/1985 Bogotá 2 Silva x del M-19, jurisdiccional matar,
Espectador Congreso triunfo instituciones
Rivas subversivos del poder secuestrar,
colombianas a una
público, sacrificar
de sus más duras y
víctimas,
dramáticas pruebas.
mártir
"Se desangró la
Corte".

Luego de lo
sucedido en el
Foto de la reunión
Palacio, aunque la
del 7 de
Comisión de Paz
La Comisión de noviembre da la
resalta la falta que
El Paz no Comisión de Paz Rechazar,
31 8/11/1985 Bogotá 2 Rechazo hace la paz en el Comisión de Paz M-19
Espectador dialogará con el donde escuchan el repudiar, evitar
país, a raíz de los
M-19 discurso del
acontecimientos
presidente
rechaza cualquier
Betancur.
oportunidad de
diálogo

Transcripción
de una
M-19,
El entrevista "¡No nos vayan
32 9/11/1985 1-A, 10-1 Desamparo guerrilleros, Magistrados
Espectador concedida a a matar!"
militares
la Cadena
Caracol

El Gobierno está
preprando unos
decretos de Ministro de
"El narcotráfico Narcotráfico, Sacrificar,
relacionados con Justicia Enrique
El 1-A, 12- financia Estado de capos de la inmolar,
33 9/11/1985 Portada integración de la x Parejo González,
Espectador A guerrilla", dice Sitio mafia, vigilar,
Corte. Consejo de
min-Justicia traficantes reforzar
Posiblemente, se Ministros
trate de decretos de
Estado de Sitio.

164
Precio muy alto ha
pagado Colombia Magistrados Asesinar,
en estos días por la de la Corte eliminar,
Para que el
El Fidel La majestad defensa del Estado Suprema de secuestrar,
34 9/11/1985 Editorial 2-A sacrificio no sea x Guerrilleros
Espectador Cano de la ley de Derecho y por el Justicia, desaparecer,
estéril
mantenimiento de policías, atemorizar,
sus instituciones soldados eliminar
republicanas

El artículo presenta
Debate nacional
diversas posiciones Consejo de Decretar,
El Carlos sobre Diversas
36 9/11/1985 13-A y reacciones frente x Ministros, Magistrados debatir,
Espectador Murcia tratamiento a la reacciones
a la actitud del Gobierno discutir
toma
Gobierno

1. Los escombros
en que quedó el
Se permitió la
tercer piso del
entrada de la prensa
Palacio. 2. Los
Las ruinas del a las ruinas del Reconocer,
El restos calcinados
37 9/11/1985 Bogotá 1 Palacio de Estudios Palacio, luego de Autoridades Prensa levantar,
Espectador de una de las
Justicia hacerse el proceder,
salas del Palacio.
levantamiento de
3. Los destrozos
los cadáveres
en los que quedó
la cafetería.

Pese a la labor de
identificación de las
víctimas, aún Dijin, Jueces de
Luis de
Sin identificar quedan muchas Instrucción Penal
El Castro y Levantar,
38 9/11/1985 Bogotá 2 la mitad de las Identificar personas sin ser x Militar, expertos Víctimas
Espectador Orlando identificar
víctimas identificadas, por lo dactilocopistas,
Henriquez
que tendrán que ser Medicina Legal
sepultadas como
NN

165
Grupos de
periodistas que
"No podemos reir ni
están en
bailar al son de una
El reinado Cartagena se
María Luto en el alegre tonada
El pasó a reúnen en la sala
39 9/11/1985 Hogar 1-B Antonieta reinado de cuando la Periodistas Sentir
Espectador segundo de prensa del
de Cano belleza preocupación, la
plano reinado para ver
angustia y el temor
lo que sucedía en
imperan".
el Palacio de
Justicia

"Debemos tener fe y
poner los pies sobre
la tierra para seguir
adelante. Es tan
Maria Cecilia
inhumano lo que se
Arango, la
hizo…"; "…pero
María representante del Reinas, niñas,
El Las reinas y su ellas no quieren
40 9/11/1985 Hogar 1-B Antonieta Fe departamento de linda Sentir
Espectador tristeza perder ni la fe ni la
de Cano Caldas se muestra representante
esperanza de poder
muy triste por lo
llegar a vivir en
sucedido
medio de una
Colombia
solidariamente
unida".

De acuerdo con una


petición presentada Gobierno
Foto del Ministro
por los magistrados Nacional,
de Justicia, Hechos de la
Gonzalo Comisión para que se salvaron de Consejo de
El Organismo cuando toma del Crear,
41 10/11/1985 Portada 10-A Silva investigar el la toma se pretende Ministros,
Espectador especial inspeccionaba las Palacio de investigar
Rivas holocausto crear una comisión Ministro de
ruinas del Palacio Justicia
especial para Justicia Enrique
de Justicia
investigar lo Parejo
sucedido

166
Hoy están
sometidos a prueba
nuestros valores,
nuestras Director del
Rectificaciones
instituciones, Partido Liberal y Tragedia y
El Virgilio en la Sociedad Repudiar,
42 10/11/1985 Portada 11-A nuestra democracia, x candidato a la fanáticos del
Espectador Barco conducción del amenazada expresar
nuestras creencias y presidencia, M-19
país, pide Barco
nuestro porvenir, en Virgilio Barco
una de las más
graves crisis de
nuestra historia

Informe oficial: No
Subversivos,
se conocen datos
Julio Tropas de la III M-19, Quintín Enfrentarse,
El Combate con Acción concretos en cuanto
43 10/11/1985 Portada Cali César x Brigada, Lame, grupo dar de baja,
Espectador M-19 en Cauca desesperada al número de bajas
Arce portavoz militar insurgente, combatir
producidas en el
sediciosos
frente de batalla

Fragmento
El comunicado es
del
publicado en el
comunicado Subversivos Asaltar,
diario y el único Magistrados,
El del M-19 en intentaban amenazar,
44 11/11/1985 9-A M-19 Derrocar comentario al Subversivos Palacio de
Espectador el que derrocar al asesinar,
respecto es que Justicia
explicaban el gobierno derrocar
pretendían derrocar
por qué de la
al gobierno
Toma
Foto donde se
observa de fondo
Colombia "debe el destruido
"Colombia debe
escoger entre la Palacio de
escoger entre la
democracia y el Justicia, mientros
El democracia y el M-19,
45 11/11/1985 10-A Democracia terrorismo, entre la miembros del Gobierno
Espectador terrorismo" asaltantes
ley y el atentado, gobierno y de las
Belisario
entre la libertad y el FFMM escuchan
Betancur
miedo" el himno nacional
en la Plaza de
Bolívar

167
"Estamos con las
armas en la mano
para defendernos de
la oligarquía liberal
Violentos
Prórroga de conservadora", pues Mapa que Morir,
combates con Militares, Subversivos,
46 El Tiempo 3/10/1985 Portada 9-A los acuerdos aunque las FARC muestra la zona prorrogar,
M-19 en Tolima Fuerzas Armadas guerrilleros
de paz continúan con el de los combates defender
y Valle
proceso de paz,
denuncian la
violación del cese al
fuego

Sospechas de que el
M-19 intenta cruzar Capturar.
Caen células del a Venezuela para Incautar,
Vínculos con ELN, M-19,
47 El Tiempo 16/10/1985 3-A M-19 y del actuar en x Ejército arrestar,
Venezuela guerrilleros
ELN coordinación con desenmascarar,
grupos guerilleros detener
venezolanos

Aunque la Cruz
Roja esté dispuesta
Cruz Roja a enviar una Grupo
Felio dispuesta a comisión para subversivo,
Cruz Roja del
48 El Tiempo 16/10/1985 Cali 3-A Augusto recibir soldados Autorización recibir a los x columna Rescatar
Valle
Plazas que M-19 tiene soldados subversiva del
retenidos prisioneros, sin M-19
embargo no ha sido
autorizada.

Se trató del más


exitoso operativo
Imagen de una
contraguerrillero Guerrilleros
mujer campesina
que se ha ejecutado Fuerzas del M-19,
que tuvo que huir
Felio en los últimos Militares, subversivos,
Dados de baja Sangrientos con sus hijos, Desertar,
49 El Tiempo 20/10/1985 Cali 7-A Augusto meses, dejando Servicios de grupo
67 guerrilleros operativos debido a los entregar
Plazas prácticamente Inteligencia del sedicioso,
combates que se
aniquilada la Ejército delincuentes,
presentan en la
columna subversiva anarquistas
zona
comandada por
Carlos Pizarro

168
1990

Actor sobre
Actor que Tipo de verbo
Significantes el que se Referencias
NO. FUENTE FECHA SECCIÓN PÁGINA AUTOR TÍTULO SIGNIFICADO IMÁGENES ejecuta la y acción
principales ejecuta la externas
acción verbal
acción

Funcionarios
Carlos Pizarro
En una ceremonia extranjeros,
es de los
breve y nostálgica, M-19, la única Comisionados
últimos en dejar Entregar,
El German Adiós a los Entrega de en plena montaña, guerrilla no de la
1 9/03/1990 Judicial 14-A su arma en asistir,
Espectador Hernández "fierros" armas el M-19 dejó de ser marxista de Internacional
presencia de los conservar
un movimiento América Latina Socialista,
funcionarios
armado enviados
extranjeros
presidenciales

Los habitantes de
esta localidad
esperan una paz Habitantes de
El Rodrigo Fiesta en Comando Sur Incorporar,
2 9/03/1990 Judicial 14-A Fiesta definitiva, pues han x la localidad de
Espectador Sanabria Suaza, Huila del M-19 vivir, decretar
tenido que sufrir el Suaza
azote de la
violencia

Poly Martinez,
Tadeo
Martinez.
Transcripción En general es un
de una panorama de las
entrevista guerrillas en
realizada a América Latina, en
Mapa que
Eduardo especial el caso
¿Adiós a las La guerrilla muestra las
El Sección Pizarro, Jorge colombiano, para
3 9/03/1990 Del Mundo armas? ¡Adiós en América guerrillas en
Espectador B Orlando Melo pensar en el futuro
al poder! Latina América Latina
y Alejandro de estos
para 1990
Reyes - movimientos con
investigadores los cambios que se
del centro de estaban dando en la
Estudios década del 90
Políticos de la
Universidad
Nacional)

169
Foto en el
"Ustedes se van a
Palacio de
encontrar con los
El German Nostalgia en Nariño del Excombatientes
4 10/03/1990 General 14-A Nostalgia problemas que los Reincorporarse
Espectador Hernández traje de civil presidente del M-19
metieron en la
Barco y Carlos
guerrilla
Pizarro

"…Ahora otro
Foto que
fuego los consume
muestra el
en calderos
proceso de
enormes, camino Consumir,
¿Por quién Se quemaron incineración de Empleados de la
El de la fundición fundir,
5 10/03/1990 General 14-A Luis Caicedo lloran los las armas del las armas por Siderúrgica de
Espectador para significar el exterminar,
fusiles? Eme parte de Occidente
exterminio de la quemar
empleados de la
guerra y abrir paso
Siderúrgica de
al monumento de
Occidente
la paz".

Comando Sur
"Trabajaremos "Todo el pueblo se
del M-19, Entregar,
por el futuro mueve con el M-
El Rodrigo comantanes: Internacional aplaudir,
6 10/03/1990 General 14-A de Colombia": Compromiso 19" […] "El M-19 x
Espectador Sanabria Marcos Chalita y Socialista avivar,
Chalita a los cumplió y seguirá
Germán Rojas incorporar
subversivos cumpliendo"
Niño

"Las puertas de la
"El camino de iniciativa para la
la Paz están abiertas a
Aclimatar,
El Presidente reconciliación Diálogo todo grupo Presidente Grupos
7 10/03/1990 General 14-A x alcanzar,
Espectador Virgilio Barco ha quedado constructivo insurgente que Virgilio Barco insurgentes
acordar
despejado": demuestre una
Barco voluntad verdadera
de reconciliación"

Ahora el "eme"
El Comandante
buscará en el juego
del M-19 coloca
democrático un
su arma sobre
espacio político. El
un montón de
El M-19 8 de marzo, día en Grupo
Armando Hecho fusiles, que Internacional
8 El Tiempo 9/03/1990 Portada 15-A silencia sus que se efectuó la guerrillero, Gobierno Depositar
Neira histórico luego serían Socialista
fusiles dejación de las "eme", M-19
fundidos para
armas, es el paso
hacer un
que precede a la
monumento a la
desmovilización
paz
definitiva.

170
"Unas 280
armas de todo
tipo quedaron
convertidas en
hierro fundido,
tras la
El 9 de marzo el desmovilización
Gobierno y el M- del M-19, que
19 firman un entró anoche a
Acuerdo de Paz, en la vida civil,
Presidente
Bienvenidos a el que se cuando líderes Movimiento Firmar,
Acuerdo de Virgilio Barco
9 El Tiempo 10/03/1990 Portada 9-A la democracia: establecen los del grupo se guerrillero, M- comprometerse,
paz Vargas, Partidos
Barco lineamientos a reunieron con el 19 garantizar
Políticos
seguir para presidente
garantizar el Virgilio Barco
retorno a la vida en el Palacio de
civil del M-19. Nariño, para
firmar un
acuerdo de paz
que pone fin a
más de quince
años de guerra
subversiva".

"Que hubo Carlos.


Te encuentro muy
bien. Debe ser la
paz que es un gran
alimento". Con este
Fotos del
El M-19 se breve pero Entregar,
Armando Ministro de Ministro de
10 El Tiempo 10/03/1990 9-A pone traje de Histórica cita afectuoso saludo el M-19 emprender,
Neira Gobierno, y de Gobierno
civil ministro Lemos transformar
Carlos Pizarro
saludó ayer a
Pizarro, nuevo jefe
político legal de la
ex agrupación
armada.

171
Foto de Carlos
Pizarro
Un día de Pizarro es un repartiendo
María Cristina Carlos Pizarro,
11 El Tiempo 12/03/1990 En foco 2-A gloria de un Gloria géminis como autógrafos y
Caballero M-19
exguerrillero Marylin Monroe. apretones de
manos a sus
seguidores

Imagen de uno
de los
Los votos del candidatos de la
Partido Comunista izquierda
Notable
en Bogotá se los estrechando la Afectar,
descenso Descenso
12 El Tiempo 12/03/1990 5-B llevó el recíen mano con una UP M-19 aparición,
electoral de la electoral
desmovilizado M- sonrisa de uno sorprender
UP
19 y su lider Carlos de los
Pizarro candidatos de
los partidos
tradicionales

1. Gráfico que
muestra la
ubicación de
Portada "… de imagen de
Cae Pizarro: Pizarro en el
(Ocupa la la guerra se Narcotráfico,
13 El Tiempo 27/04/1990 10-A la pesadilla se Pesadilla avión y el Carlos Pizarro Asesinar
mitad de la convirtió en mafia
repite recorrido que
página) símbolo de la paz".
debió hacer el
sicario para
asesinarlo

"Carlos Pizarro
Leongómez se jugó
la vida durante 21
Pizarro apostó años en la violenta
Primer todo a la ruleta de las Foto de Carlos Asesinar,
14 El Tiempo 27/04/1990 3-A Jaime Ariza Azar Sicario Carlos Pizarro
plano paz… y montañas, y ganó. Pizarro disparar
perdió Pero le apostó a la
paz, y la perdió en
la tranquilidad de
un vuelo de avión"

172
Grupos
paramilitares,
Otro golpe La pregunta es: Izquierda
Guerra núcleos
15 El Tiempo 27/04/1990 Editorial 5-A D'Artagnan funesto para la ¿quién mató a x moderna y
subterránea promotores del
democracia Pizarro? realista
terrorismo y la
subversión

Una primera
El Estado asiste foto de Carlos
impasible a la Pizarro
desaparición de las entregando las
Sergio Y son tres los Tres
Película nuevas armas el 8 de Desaparecer,
16 El Tiempo 27/04/1990 6-A Ocampo candidatos Narcotráfico candidatos
nacional generaciones que marzo, al lado caer, asesinar
Madrid muertos presidenciales
desean entrar a una de aquellos
manejar la política que
colombiana acompañaron su
féretro

Se hace una lista de


Todos los Lista de los
todos los Autoridades,
comandantes comandantes
17 El Tiempo 27/04/1990 7-A Muerte comandantes del x Fuerzas Morir
del M-19 han del M-19 que
M-19 que murieron Militares, Policía
muerto han muerto
durante los años 80

Con el crimen
golpean al sistema
democrático que se
Manifestantes
legitima a través de
sostienen una
unas elecciones en
pancarta con la
Roberto Macabro las que ya han Candidatos
18 El Tiempo 27/04/1990 9-A ¿Y ahora qué? frase: "Ha Gobierno Asesinar
Pombo balance asesinado tres presidenciales
muerto la
candidatos, y a la
última
posibilidad de una
esperanza"
salida negociada al
problema
guerrillero

173
Es verdad que
Carlos Pizarro hizo
parte del proceso
de violencia. Pero
hay fuerzas que, de
¿Quién está "El país no
José todas maneras, "Cualuqiera
19 El Tiempo 27/04/1990 9-A detrás de esta admite x Carlos Pizarro Matar
Hernandez quieren que pudo matarlo"
muerte? conversos"
persista la guerra y
que no admiten que
haya conversos. Su
ley, su política, es
la del talión…

Imagen de la
Antonio Navarro
marcha funebre
La luz de las Wolf, comandante
al Capitolio,
velas alumbró del M-19 pidió a
Aurelio Marcha en donde sus Seguidores, Cadáver de
20 El Tiempo 27/04/1990 4-C marcha los manifestantes Marchar
Muñoz silencio seguidores compañeros Carlos Pizarro
fúnebre al marchar junto al
evitaron que la
Capitolio cuerpo de Pizarro
Policía se
en paz
acercara

Imagen del
asesino de
El agresor
Carlos Pizarro,
llevaba el El plan era matar
Presunción de yaciendo Homicida,
21 El Tiempo 27/04/1990 4-C arma oculta en como diera lugar a Carlos Pizarro Matar
complot muerto en el asesino
la ropa Pizarro
piso con un
interior
balazo en su
frente

Se hace un llamado
al pueblo para Foto de la
hacerle frente a la cúpula del M- Candidatos
Llamado a la Convocar,
acción del 19, en donde se presidenciales,
22 El Tiempo 27/04/1990 5-C solidaridad: Llamado Colombianos destacar,
narcoterrorismo encuentra el ex presidentes
candidatos reconocer
que pretende desaparecido del país
acabar con el Carlos Pizarro
sistema político

174
"Volver al monte,
aliarse con la
"Que hable el izquierda o
Maria del Desaparecer,
país si quiere Tres continuar como
23 El Tiempo 27/04/1990 5-C Rosario x M-19 participar,
paz": Vera alternativas partido
Arrazola seguir
Grabe independiente es
encrucijada del
'eme'".

Foto del rostro


de Carlos Sectores
Portada Pizarro, dentro políticos y Fuerza Reorganizar,
Viraje a
(Ocupa la Llamado de su féretro en gremiales, ex pública, proponer,
24 El Tiempo 28/04/1990 fondo, clamor
mitad de la urgente la cámara presidente organismos de expedir,
nacional
página) ardiente del Alfonso López seguridad garantizar
Capitolio Michelsen
Nacional

1. Una
seguidora le da
Pizarro se mostraba
un beso a
entusiasmado del
Primer Un hombre de Carlos Pizarro.
25 El Tiempo 28/04/1990 3-A Arturo Jaimes Felicidad camino alterno a Carlos Pizarro Rifar, apostar
plano suerte… 2. Foto con su
las armas que
característico
podía tomar
sombrero
blanco.

"Lejos de construir
brotes aislados de Interrumpir,
Abdon La una acción estropear,
Cosas del Actos
26 El Tiempo 28/04/1990 5-A Espinosa conspiración dislocada y x Terrorismo País abatir, torturar,
día terroristas
Valderrama vandálica anárquica, parecen secuestrar,
obedecer un plan sacrificar
concebido

175
Fuentes documentales y bibliográficas

Fuentes documentales

Colectivo Juvenil Carlos Pizarro (2009). ¡Bateman está vivo¡ [Exclusivo en línea]. Ediciones
El libertario. Recuperado de: http://www.cedema.org/ver.php?id=3416

Colectivo Juvenil Carlos Pizarro (s.f.). Jaime Bateman, un profeta de la paz. [Exclusivo en
línea]. Ediciones El libertario. Recuperado de:
http://www.siporcuba.it/Jaime%20Bateman%20Profeta%20de%20la%20paz.pdf

M-19 (1974- 1989) Recuperado de:


http://cedema.org/index.php?ver=verlista&grupo=105&nombrepais=Colombia&no
mbregrupo=Movimiento%2019%20de%20Abril%20(M-19)

Fuentes periodísticas

El Tiempo (1974-1990)
El Espectador (1974-1990)
Alternativa (1974-1980)
Mayorías

Fuentes bibliográficas

Ahumada, Magda (2007). El enemigo interno en Colombia. Quito: Ediciones Abya-Yala.

Aguilera, Mario y Vega Cantor, Renán (1998). Ideal democrático y revuelta popular. Esbozo
de la mentalidad popular. Bosquejo histórico de la mentalidad política popular en
Colombia, 1781-1948. Bogotá: Cerec.

176
Anderson, Benedict (1991) [1983]. “Introducción”. En Comunidades imaginadas, México:
Fondo de cultura económica.

Anderson, Perry (1999). “Neoliberalismo: un balance provisorio”. En: Emir Sader y Pablo
Gentili, La trama del neoliberalismo, Buenos Aires: Eudeba.

Angenot, Marc (2010) “La crítica del discurso social: a propósito de una orientación en
investigación”. Interdiscursividades. De Hegemonías y disidencias, Universidad
Nacional de Córdoba, Córdoba.

Anrup, Roland (1999). “La palabra y la espada: lucha armada y discursos de poder en
Colombia”. Anales, Nueva Época, No. 2, pp. 45-70.

Antequera, Jose (2011). Memoria histórica como relato emblemático. Consideraciones en


medio de la emergencia de políticas de memoria en Colombia. Tesis de maestría en
Estudios Políticos, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá.

Arias, Gersón (2008). Una mirada atrás: procesos de paz y dispositivos de negociación del
gobierno colombiano. Fundación ideas para la paz, Serie Working Papers FIP, No. 4.

Arrieta de Noguera, María Luz (2007). Entre la barbarie y la justicia: el holocausto del 6 de
noviembre. Bogotá: Editorial Códice.

Arrarat, Catalina (2011). “Sube la leche, baja el banano, el 5 de mayo, sube Mariano”. La
construcción de enemigos en el periódico conservador Diario del Pacífico, durante
la campaña por la presidencia de la República de Colombia, 1946. Tesis de grado,
Universidad Icesi, Cali.

Atehortúa, Adolfo (2010). “El golpe de Rojas y el poder de los militares”. Folios, Segunda
época, Nº 31, Universidad Pedagógica Nacional, Facultad de Humanidades, pp. 33-
48.

Augé, Marc (2008) [1992]. “Lo cercano y el afuera”. En Los no lugares. Espacios del
anonimato. Una antropología de la sobremodernidad, Barcelona: Gedisa.

Ayala, Cesar (1995). Nacionalismo y populismo: Anapo y el discurso político de la oposición


en Colombia: 1960-1966, Línea de investigación en Historia Política, Universidad
Nacional de Colombia, Bogotá: Editorial Códice.

Ayala, Cesar (1996). Resistencia y oposición al establecimiento del Frente Nacional: Los
orígenes de la Alianza Nacional Popular (Anapo) Colombia 1953-1964. Línea de
Investigación en Historia Política, Universidad Nacional de Colombia, Comité de
Investigaciones para el desarrollo científico, Bogotá: Editorial Produmedios.

Ayala, Cesar (2006). El populismo atrapado, la memoria y el miedo: el caso de las elecciones
de 1970. Medellín: La Carreta Editores, Universidad Nacional de Colombia.
177
Barbero, Jesús & Rey, Germán (1997). “El periodismo en Colombia: de los oficios y los
medios”. Signo y Pensamiento, No. 30 (XVI), Bogotá: Universidad Javeriana,
Facultad de Comunicación y Lenguaje, pp. 13-30.

Bateman, Jaime (1980). “Yo soy el Comandante General del M-19”. Entrevista realizada los
días 18 y 19 de abril de 1980 por el periodista Germán Castro Caicedo a Jaime
Bateman Cayón. Disponible en: http://www.cedema.org/ver.php?id=3212

Bateman, Jaime (1982). “Entrevista a Jaime Bateman durante la VIII Conferencia del M-19”.
Revista Cromos (Entrevista realizada por Ligia Riveros y José Cataño de RCN y
corresponsal de El Tiempo). Disponible en: http://www.cedema.org/ver.php?id=5149

Becassino, Angel (1989). M-19: el heavy metal latinoamericano. Bogotá: Fondo Editorial
Santodomingo.

Behar, Olga (1988). Noches de humo. Cómo se planeó y ejecutó la toma del Palacio de
Justicia. Bogotá: Planeta Colombiana Editorial.

Bejarano González, Viviana Ivón (2010). Análisis de los diferentes actores y factores de
poder que influyeron en la Toma del Palacio de Justicia. Monografía de grado,
Facultad de Ciencia Política, Bogotá.

Benveniste, Émile (1999) [1974]. “El aparato formal de la enunciación”. En Problemas de


Lingüística General II, México: Siglo XXI.

Bernasconi, María Julia (2015). El vínculo entre prensa y dictadura: Un discurso sobre los
discursos del diario El Día entre marzo de 1976 y marzo de 1978. Trabajo final de
grado, Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación. Disponible en
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1158/te.1158.pdf

Besse, Juan (2007). “Posfacio. Políticas de memoria: usos y desusos”. En Juan Besse y
Alejandro Kawabata (comps.), Grafías del ´55. Otros repartos entre recuerdos y
olvido, Lanús: Ediciones de la UNLa.

Bielschowsky, Ricardo (2009). “Sesenta años de la CEPAL: estructuralismo y


neoestructuralismo”. Revista CEPAL, Nº 97, abril.

Biglieri, Paula y Perelló, Gloria (2012). Los usos del psicoanálisis en la teoría de la
hegemonía de Ernesto Laclau. Buenos Aires: Gramma.

Borrat, Héctor (1989). “El periódico, actor del sistema político”. Análisis Nº 12, pp. 67-80.
Disponible en: http://prezi.com/mgcvrsyjrltf/presentacion-texto-hector-borrat-el-
periodico-actor-del-sistema/

178
Borelli, Marcelo (2011). “Voces y silencios: la prensa argentina durante la dictadura militar
(1976-1983)”. Perspectivas de la comunicación, Vol. 4, Nº 1, pp. 24-41.

Bustos, Claudia (2003). La prensa escrita colombiana y el proceso de la integración andina.


Facultad de Ciencias de la Información, Universidad Complutense de Madrid.

Calveiro, Pilar (2006). “Los usos políticos de la memoria”. En Sujetos sociales y nuevas
formas de protesta en la historia reciente de América Latina, Buenos Aires:
CLACSO.

Carnovale, Vera (2010). “La guerra revolucionaria del PRT-ERP”. Sociohistórica, Nº 27, pp.
41-75.

Carrigan, Ana (2009). El Palacio de Justicia. Una tragedia colombiana. Bogotá: Icono
Editorial.

Cardoso, Fernando (2013) [1982]. “América Latina y la influencia de los modelos políticos
europeos en los años 80”. Estudios internacionales, Vol. 45, Nº 176, Septiembre-
Diciembre.

Castillo, Norma; Gómez, Martha; Sastoque, Alida; Triviño, Arturo y Varón, Nancy (1990).
El discurso político del M-19: Una perspectiva textolingüística, Tesis de
comunicación social-periodismo, Bogotá: Universidad Externado de Colombia.

Castro, Jaime (2009). Palacio de Justicia, Ni golpe de estado, ni vacío de poder. Bogotá:
Editorial Norma.

Charaudeau, Patrick (2009). “Reflexiones para el análisis del discurso populista”, Discurso
y Sociedad, Vol. 3, Nº 2, pp. 253-279.

Ceballos, Andrea (2014). “El papel de la prensa de referencia como actor político en
situaciones de crisis. Estudio del caso Bárcenas”. Congreso III, Asociación
Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales, Instituto Universitario
de Investigación Ortega y Gasset, Universidad Santiago de Compostela.

Centro Nacional de Memoria Histórica (2013). “Los orígenes, las dinámicas y el crecimiento
del conflicto armado”. En ¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad,
Bogotá.

Correa Peraza, Hernando (2005). El Palacio de Justicia. ¿Con las armas al poder?
Antecedentes, La Toma, Los desaparecidos. Bogotá: Editorial Carrera 7ª.

Cruz, Jason (2011). El Frente Nacional en Colombia y su relación con el desarrollo


empresarial. Tesis de grado, Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del
Rosario, Facultad de Administración, Programa de Administración de empresas,
Bogotá.
179
Cubillos, María Carolina (2012). “El difícil tránsito hacia la modernidad: la prensa en
Colombia”. Folios 27, pp. 47-65.

Da Silva Catela, Ludmila (2008). “Pasados en conflicto. De memorias dominantes,


subterráneas y denegadas”, Mimeo.

De Santiago Guervós, J. (2019). Análisis del discurso populista en la España actual. Analecta
Malacitana, Vol. 39, Nº 1. doi:http://dx.doi.org/10.24310/Analecta.2017.v39i1.5611

Echeverry, Adriana y Hansen, Ana María (2005). Holocausto en el silencio. Bogotá:


Editorial Planeta.

Esparza, Lucia y Ordoñez, Helida (1990). El M-19 frente al proceso de paz: una
aproximación desde la comunicación. Tesis de comunicación social-periodismo,
Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Comunicación Social, Bogotá.

Fayad, Álvaro (1984). “La política de lo militar”. Intervención del Comandante Álvaro Fayad
en la reunión de la Dirección Nacional, San Pedro (Cauca). Disponible en:
http://www.cedema.org/uploads/Fayad-Politica_Militar.pdf

Fernández, Elsa (2002). El narcotráfico y la descomposición política y social. México: Plaza


y Valdés Editores.

Fernández Cordero, Laura (2013). “Un ejercicio de lectura sobre el concierto de la prensa
anarquista a partir de Mijaíl Bajtín (Argentina, 1895-1925)”, AdVersuS, Vol. X, Nº
24, junio, pp. 68-91.

Franco, Marina (2012). “Introducción” y “En perspectiva histórica”. En Un enemigo para la


nación. Orden interno, violencia y “subversión”, 1973-1976. Buenos Aires: Fondo
de Cultura Económica.

Gama, Andrés (2014). El Espectador como actor en la guerra contra el narcotráfico en


Colombia (1983-1989). Trabajo de grado. Programa de periodismo y opinión pública,
Escuela de Ciencias Humanas, Universidad del Rosario, Bogotá.

García, Daniel (2013). El discurso de El Tiempo frente a la toma de la embajada de la


República Dominicana. Un estudio de caso desde la perspectiva del Análisis Crítico
del Discurso. Tesis de Maestría en lingüística teórica y aplicada, Universidad Pompeu
Fabra, Barcelona.

García, Jorge y Mongua, Camilo (2010). “El M-19 y una reflexión acerca de las guerras
inútiles. Un diálogo con Otty Patiño”, FLACSO, Íconos, no. 37, mayo, pp. 123-131,
Quito.

180
García, María (2002). “Colombia pareciera carecer de sentido”. Cuadernos de Nación,
Ministerio de Cultura, Observatorio de Medios, Especialización en periodismo,
Facultad de Artes y Humanidades, Universidad de Los Andes, pp. 22-40.

Granda, A.; Mejía, H.; Londoño, C. E. (1994). “Panorama socio-económico y político en


Colombia a partir de 1950”. En La juventud en Medellín y la construcción de la
democracia. Medellín: Universidad Pontificia Bolivariana.

Grimson, Alejando (2007). “Introducción”, en Grimson, A. (comp.): Pasiones nacionales.


Buenos Aires: Edhasa.

Grimson, Alejandro (2011). “Configuraciones culturales”. En Los límites de la cultura,


Buenos Aires: Siglo XXI.

Guillén Martínez, Fernando (2008). El poder político en Colombia. Bogotá: Editorial Planeta
Colombiana.

Gutiérrez, Alberto (2010). “El juicio político a Rojas Pinilla en el congreso de la República
(1958-1959) y la conspiración contra el Frente Nacional”. Sociedad y Economía, Nº
18, pp. 183-209.

Harvey, David (2007). “La libertad no es más que una palabra” y “La construcción del
consentimiento”. En Breve historia del neoliberalismo, Madrid: Akal.

Hernández, Germán (1986). La Justicia en Llamas. Bogotá: Editorial Carlos Valencia.

Hobsbawm, Eric (1995). “La caída del liberalismo”. En El siglo XX. Barcelona: Crítica.

Hurtado Grooscors, H. (2015). “Una mirada al discurso populista de Hugo Chávez: tensiones
entre la ruptura y la tradición”. Aposta, Nº 66. Disponible en:
http://www.apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/grooscors1.pdf

Holguín, Jorge y Reyes Miguel (2014). Militancia urbana y accionar colectivo del M-19 en
Cali, 1974-1985. Un enfoque teóricamente situado. Tesis de Licenciatura en Historia.
Facultad de Humanidades, Universidad del Valle, Cali.

Jaramillo, Jaime (2006). La espada de Bolívar: El M-19 narrado por José Yamel Riaño en
conversación con Jaime Jaramillo Panesso. Medellín: Fondo Editorial Instituto
Tecnológico Metropolitano.

Jiménez, Catalina (2009). “Aplicación e instrumentalización de la Doctrina de Seguridad


Nacional en Colombia (1978-1982): Efectos en materia de derechos humanos”.
Revista Colección, Nº 20, pp. 75-105.

Jimeno, Ramón (1989). Noche de lobos. Bogotá: Editorial Presencia.

181
Laclau, Ernesto y Mouffe, Chantal (2004). “Más allá de la positividad de lo social:
antagonismo y hegemonía”. En Hegemonía y estrategia socialista. Buenos Aires:
FCE.

Lara, Patricia (2014). Siembra vientos y recogerás tempestades: La historia del M-19 sus
protagonistas y destinos. Bogotá: Editorial Planeta.

León, Paulo (2007). M-19. Orígenes y surgimiento de una cultura política (Tesis de
Maestría). Universidad Nacional de Colombia.

León, Paulo (2008). “El M-19 y la subversión cultural bogotana en los setenta: el caso de la
revista Alternativa”. Revista Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura,
Nº 35, pp. 189-212, julio-diciembre.

León, Paulo (2009). “El Teatro La Mama y el M-19, 1968-1976”. Revista Historia y
Sociedad, Nº 17, julio-diciembre, pp. 217-233.

León, Paulo (2012a). “La ambivalente relación entre el M-19 y la Anapo”. Revista Anuario
Colombiano de Historia Social y de la Cultura, Vol. 39, Nº 2, pp. 239-259, julio-
diciembre.

León, Paulo (2012b). “El espectacular lanzamiento de la guerrilla urbana en Colombia, el M-


19 en 1974”. Historias, Nº 83.

Liga Internacional por los Derechos y la Liberación de los Pueblos (1990). “Masacre del
Palacio de Justicia. Bogotá noviembre 6 y 7 de 1985”. En El camino de la niebla: la
desaparición forzada en Colombia y su impunidad. Bogotá: Colectivo de Abogados
José Alvear Restrepo.

Lizarazo, Liseth (2016). Proceso de paz del Movimiento 19 de abril (M-19) con el Gobierno
de Virgilio Barco. Tesis de Licenciatura, Universidad Distrital Francisco José de
Caldas, Bogotá, Colombia. Recuperado de:
http://repository.udistrital.edu.co/bitstream/11349/5859/1/Lizarazo%20Bernal%20L
iseth%20Andrea%202017.pdf

López de la Roche, Fabio (1994). Izquierdas y cultura política: ¿oposición alternativa?.


Bogotá: CINEP.

Luna, Mario (2006). “El M-19 en el contexto de las guerrillas en Colombia”. Sociedad y
Economía, Nº 10, pp. 157-188.

Luna, Mario (2007). “El reconocimiento de sí mismo en los militantes del M-19”. Sociedad
y Economía, Nº 13, pp. 45-65.

Madariaga, Patricia (2006). “Yo estaba perdida y en el EME me encontré”. Controversia, Nº


187.
182
Magrini, Ana Lucía (2014). “Violencia(s) y populismo: aproximaciones a una lucha
conceptual en Colombia y Argentina”. Colombia Internacional Nº 82, pp. 157-189.

Marín, Félix (1985). 30 horas de horror. Bogotá: Publicaciones Laureles.

Mariño, Mario (2019). El M-19 en la prensa colombiana. Construcción discursiva del


enemigo político a través de los medios de comunicación escrita. Tesis de maestría,
Universidad Andina Simón Bolívar, Quito, Ecuador. Recuperado de:
http://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/6498/1/T2793-MEC-El%20M-19.pdf

Maya Maureén y Petro, Gustavo (2006). Prohibido olvidar. Dos miradas sobre la toma del
Palacio de Justicia. Bogotá: Casa Editorial Pisando Callos.

Melo, Jorge (2004) “La libertad de prensa en Colombia: su pasado y sus perspectivas
actuales”. Conferencia leída en Andarios, 2003 y publicada con algunas revisiones en
Fernando Cepeda Ulloa, ed., Fortalezas de Colombia, Bogotá: Ariel y BID.

Melo, Jorge Orlando (2010). “Los límites del poder bajo el Frente Nacional”. Texto leído en
el Seminario “50 años de regreso a la democracia - Nuevas miradas a la relevancia
histórica del Frente Nacional”, Universidad de los Andes, Escuela de Gobierno
Alberto Lleras Camargo.

Mena, Luis (2015). Periodismo independiente en Colombia: la historia de la revista


Alternativa (1974-1980). Tesis de Maestría en Historia, Facultad de Humanidades,
Universidad Del Valle, Santiago de Cali.

Mesa, Gustavo (1997). “Ritual de violencia. Discurso religioso e imaginarios políticos”,


Theologica Xaveriana, Nº 47, pp. 15-32.

Moreno, Olga (2011). Estatuto de Seguridad Nacional: Efecto colateral de la pacificación


forzada. Caso Santiago de Cali (1978-1982). Tesis de Licenciatura en Historia,
Universidad del Valle, Facultad de Humanidades, Colombia: Santiago de Cali.

Morris, Hollman (2001). Operación Ballena Azul: Las armas del Cantón Norte. Bogotá:
Editorial Intermedio.

Narváez Jaimes, Ginneth Esmeralda (2012a). La guerra revolucionaria del M-19 (1974-
1989). Tesis de Magíster, Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias
Humanas, Bogotá.

Narváez Jaimes, Ginneth Esmeralda (2012b). “El populismo armado del movimiento 19 de
abril”. Criterios. Cuadernos de Ciencias Jurídicas y Política Internacional, Vol. 5,
No 2, pp. 117-144.

Narvaja de Arnoux, Elvira (2008). “Introducción”. En: El discurso latinoamericanista de


Hugo Chávez. Buenos Aires: Biblos.
183
Nieto, Pablo (2010). ¿Subordinación o Autonomía? El Ejército colombiano, su relación
política con el gobierno civil y su configuración en la violencia, 1953-1965,
Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, Departamento
de Historia, Maestría en Historia, Bogotá.

Ocampo, Javier (1993). “Rojas Pinilla, Gustavo: Ficha bibliográfica”. En Biografías. Gran
Enciclopedia de Colombia del Círculo de lectores, Biblioteca Virtual Luis Ángel
Arango.

Olarte, Tamanai (2008). Estado, políticas de seguridad y derechos humanos en Colombia


1978-1982 y 2002-2006. Monografía de la Especialización en Derechos Humanos,
Escuela Superior de Administración Pública, Facultad de Posgrados, Bogotá.

Orozco Espinel, María Paula (2016). “Prohibido olvidar: revisión historiográfica de la Toma
del Palacio de Justicia”. Quirón: Revista de estudiantes de Historia, Universidad
Nacional de Colombia. Medellín.

Ortiz, Carlos (1994) “Historiografía de la violencia” en La historia del final del milenio.
Ensayos de historiografía colombiana y lationamericana, Bernardo Zambrando
(comp.), Vol. 1, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.

Pabón, Rosemberg (1985). Así nos tomamos la embajada. Bogotá: Planeta (segunda edición).

Palacio, Germán; Sánchez, Ricardo; López, Fabio (1997). “Las izquierdas en Colombia”.
Historia crítica, Nº 14, pp. 117-128.

Palacios, Marco y Safford, Frank (2002). “La violencia política en la segunda mitad del siglo
XX”. En Colombia. País fragmentado, sociedad privada. Bogotá: Editorial Norma.

Parada, Pompeyo (2012). “El proceso político colombiano durante el gobierno de Julio César
Turbay Ayala (1978-1982)”. Revista Eleuthera, Vol. 7, julio-diciembre, pp. 135-162.

Paramio, Ludolfo (2010). “De los partidos socialdemócratas al modelo socialdemócrata de


sociedad”. En La socialdemocracia. Buenos Aires: FCE.

Pardo, Neyla (2005). “Representación de los actores armados en conflicto en la prensa


colombiana”. Forma y Función, Nº 18, enero-diciembre, 167-196.

Pécaut, Daniel (1988). Crónica de dos décadas de política colombiana 1968-1988. Bogotá:
Siglo XXI.

Pécaut, Daniel (2004). “Tradición liberal, autoridad y autoritarismo”. Política, Nº 42.

Penagos-Carreño, Julián (2015). “1984. Representaciones de las Farc en la prensa: guerrilla


comunista o narcoguerrillera”. Palabra Clave, Vol. 18, Nº 1, pp. 12-40.

184
Peña Gómez, Manuel (1988). Las 2 Tomas: Palacio de Justicia. Bogotá: Fundación Ciudad
Abierta.

Perea, Carlos Mario (2009). Porque la sangre es espíritu. Bogotá: Aguilar-Instituto de


Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Colombia.

Pizarro Leongómez, Eduardo (1996). Insurgencia sin revolución. La Guerrilla colombiana


en perspectiva comparada. Bogotá: Tercer mundo Editores - IEPRI.

Plazas Vega, Luis Alfonso (2000). La Batalla del Palacio de Justicia. Bogotá: Intermedio
Editores.

Plazas Vega, Luis Alfonso (2004). Palacio de Justicia: Documento testimonial. Bogotá:
Editorial Carrera 7ª.

Plazas Vega, Luis Alfonso (2011). El Negocio del dolor. Bogotá: Ediciones Dipon.

Posada, Eduardo (2012). “Prensa y democracia en la historia de Colombia”. En Un papel a


toda prueba. 223 años de prensa en Colombia. Catálogo de la Sala de Exposiciones
Bibliográficas, Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá.

Rabotnikof, Nora (2007). “Memoria y política a treinta años del golpe”. En Lida, Clara E.,
Crespo, Horacio y Yankelevich, Pablo (comps.), Argentina, 1976. Estudios en torno
al golpe de Estado. México DF: El Colegio de México, Centro de Estudios Históricos.

Ramírez, Luis Alfonso (2013). “La representación mediática de la violencia: Modalización


polifónica en la noticia del periódico El Tiempo”. Discurso y Sociedad, Vol. 7, Nº 4,
pp. 719-739.

Ramírez, Maria y Téllez, Juana (2006). “La educación primaria y secundaria en Colombia
en el siglo XX”. Borradores de Economía, Banco de la República, Bogotá.
Recuperado de: http://banrep.gov.co/docum/ftp/borra379.pdf

Ramírez Tobón, William (1990). Estado, violencia y democracia. Bogotá: Tercer Mundo
Editores – IEPRI.

Rincón, Omar (2002). “La nación como un happening mediático”. Cuadernos de Nación.
Ministerio de Cultura, Observatorio de Medios, Especialización en periodismo,
Facultad de Artes y Humanidades, Universidad de Los Andes, pp. 11-21.

Rincón, Omar (2002a). “La guerra como viaje al interior de la identidad no reconocida”,
Cuadernos de Nación, Ministerio de Cultura, Observatorio de Medios,
Especialización en periodismo, Facultad de Artes y Humanidades, Universidad de
Los Andes, pp. 56-65.

185
Rivas Nieto, Pablo y Rey García, Pablo (2008). “Las autodefensas y el paramilitarismo en
Colombia (1964-2006)”. Revista CONfines, pp. 43-52.

Rodríguez Cortes, Andrés (2012). “Lucha y pensamiento: la revista Alternativa en los años
70”. Metakospia. Recuperado de:
http://www.metaskopia.com/blog/archivos/lucha_y_pensamiento.pdf, consultado el
5 de octubre de 2014.

Rodríguez, José (2010a). “El papel de la antropología forense en la identificación de las


víctimas del Holocausto del Palacio de Justicia”. Maguaré, Nº 24.

Rodríguez, Ronal (2006). Rojas Pinilla ¿Un dictador?. De la dictadura positiva a la


dictadura negativa. Bogotá: Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del
Rosario, Facultad de Ciencia Política y Gobierno.

Rojas, María Cristina (2000). “La economía política de la civilización”. Revista de Estudios
Sociales, Nº 7.

Rojas, María Cristina (2001). Civilización y Violencia. La búsqueda de la identidad en la


Colombia del siglo XIX. Bogotá: Editorial Norma.

Rompato, María Emilia (2015). “El diario como actor político. Análisis de la prensa
marplatense y su relación con el primer peronismo (1946-1955)”. Cuadernos de H
Ideas, Vol. 9, nº 9.

Sáenz, Eduardo (2002). “Laureano Gómez, entre la ideología y el pragmatismo”. Colombia


años 50. Industriales, política y diplomacia. Bogotá: Universidad Nacional de
Colombia.

Salazar Rodríguez, Paula Andrea (2017) Gaitán : entre la sacralización y la satanización de


su muerte. Usos políticos de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán entre los años 1948 a
1953 (Tesis de posgrado). -- Presentada en Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación para optar al grado de Magíster
en Historia y Memoria. Disponible
en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.1454/te.1454.pdf

Santofimio, Rodrigo (2007) “La izquierda y el escenario político en Colombia: El caso de la


participación de la Unión Patriótica (UP) 1984-1986. Aspectos preliminares sobre
una investigación”. Revista de Antropología y Sociología Virajes, Vol. 9, enero-
diciembre, pp. 169-206.

Santos, Enrique (2020). Alternativa. Lo mejor de la revista que marcó una generación.
Bogotá: Penguin Random House Grupo Editorial.

186
Sarmiento, Alfredo; Delgado, Liliana & Reyes, Carlos (1999). “Colombia”. En Gasto
público en servicios sociales básicos en América Latina y el Caribe. Análisis desde
la perspectiva 20/20, pp. 291-333, PNUD, CEPAL, UNICEF.

Schuster, Sven (2009). “Las políticas de la historia en Colombia: el primer gobierno del
Frente Nacional y el ‘problema’ de La Violencia (1958-1962)”. Revista
Iberoamericana, Vol. X, Nº 36, pp. 9-26.

Serrano Rueda, Jaime y Upegui Zapata, Carlos (1986). Informe sobre el Holocausto del
Palacio de Justicia (noviembre 6 y 7 de 1985): Tribunal Especial de Instrucción.
Bogotá: Derecho Colombiano.

Silva, Juan (2011). Las relaciones civiles-militares en el gobierno de Belisario Betancur


1982-1986. Tesis de Politología, Universidad de San Buenaventura, Facultad de
Ciencias Jurídicas y Políticas, Bogotá.

Todorov, Tzvetan (1986). La conquista de América. México: Siglo XXI.

Todorov, Tzvetan (1991). “Prefacio” y “Etnocentrismo”. En Nosotros y los otros. México:


Siglo XXI.

Todorov, Tzvetan (2000). “La memoria amenazada.” En Los abusos de la memoria,


Barcelona: Paidós.

Torres, Fabiola (2012). “La prensa como instrumento ideológico en la historia del
pensamiento político en Colombia: una mirada desde la región Caribe colombiana”.
Encuentros, Nº 1, Junio, pp. 11-24.

Urrutia, Miguel (2016). Historia del sindicalismo en Colombia, 1850-2013. Bogotá:


Ediciones Uniandes.

Valbuena García, Laura (2015). Literaturas de la Toma del Palacio de Justicia. Tesis de
maestría, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.

Valencia Nieto, Daniel Guillermo (2014). “Los medios en el escenario del conflicto y lo
político”. Revista Colombiana de Bioética, Julio-Diciembre, pp. 35-44.

Vallejo, Maryluz (2012). “Los genes de la prensa nonagenaria y centenaria”. En Un papel a


toda prueba: 223 años de prensa diaria en Colombia. Bogotá: Editorial Andiarios-
Biblioteca Luis Ángel Arango, Banco de la República, pp. 75-97.

Van Dijk, Teun (1999). “El análisis crítico del discurso”. Anthropos, septiembre-octubre, pp.
23-36, Barcelona.

187
Vasilachis, I (1999). “Las acciones de privación de identidad en la representación social de
los pobres. Un análisis sociológico y lingüístico”. Revista Iberoamericana de
discurso y sociedad, Vol. 1.

Vega, D. (2014). Análisis de las estrategias de comunicación política del Movimiento 19 de


Abril M-19 (1974-1994). Tesis de grado. Universidad Colegio Mayor de Nuestra
Señora del Rosario, Bogotá, Colombia. Recuperado de:
https://repository.urosario.edu.co/bitstream/handle/10336/11753/VegaPinzon-
Daniel-2014.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Velásquez, Edgar de Jesús (2007). “Historia del paramilitarismo en Colombia”. História,


Vol. 26, Nº1, pp. 134-153. Disponible en:
http://www.scielo.br/pdf/his/v26n1/a11v26n1.pdf

Vélez, Humberto y Atehortúa, Adolfo (1993). Militares, Guerrilleros y autoridad civil: El


caso del Palacio de Justicia. Cali: Universidad del Valle, Facultad de Humanidades.

Verón, Eliseo (1985). “El análisis del contrato de lectura, un nuevo método para los estudios
de posicionamiento de los soportes de los media”. En Les Media: Experiences
recherches actuelles, aplications, IREP, París.

Verón, Eliseo (1987). Construir el acontecimiento. Los medios de comunicación masiva y el


accidente de la central nuclear de Three Mile Island. Barcelona: Editorial Gedisa.

Verón, Eliseo (1993). La semiosis social. Fragmentos de una teoría de la discursividad.


Barcelona: Editorial Gedisa.

Villamizar, Juan (2012). La influencia de la CEPAL en Colombia 1948-1970. Tesis de


doctorado en historia, Universidad Nacional de Colombia.-

Villamizar, Dario (1994). Por unas horas hoy, por siempre mañana. Bogotá: Ediciones
Pa’Lante,.

Vitale, María (2007). “Memoria y acontecimiento. La prensa escrita argentina ante el golpe
militar de 1976”. En P. Vallejos (ed.), Los Estudios del Discurso: nuevos aportes
desde la investigación en la Argentina (pp. 165-182), Bahía Blanca: Universidad
Nacional del Sur.

Zelinsky, Ulrich (1973). “Colombia: La década del desarrollo y el frente nacional”. Revista
Nueva Sociedad, Nº 7, Julio-Agosto, pp. 38-47.

Zuluaga, Jaime (1996). “Antecedentes y perspectivas de la política de paz”. En: Franco, Saúl
(Comp.), Colombia contemporánea, Bogotá: Ecoe- Iepri, Universidad Nacional de
Colombia.

188
Zuluaga, Jaime (2002). “Guerra prolongada, negociación incierta: Colombia”. En: Violencia,
sociedad y justicia en América Latina, Buenos Aires: CLACSO.

Zuluaga Aristizábal, M. U. (2014). Las memorias que seremos: Memoria y olvido en el


discurso oficial sobre el conflicto armado colombiano en el pasado reciente. Tesis
de posgrado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias
de la Educación. En Memoria Académica. Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.994/te.994.pdf

189

También podría gustarte