Jurisprudencia Constitucional en Materia PDF
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* Abreviaturas usadas:
C.A.: Corte de Apelaciones
CGR: Contraloría General de la República
C.S.: Corte Suprema
GJ: Revista Gaceta Jurídica
RDJ: Revista de Derecho y Jurisprudencia
RDP: Revista de Derecho Público, U. de Chile
RDUFT: Revista de Derecho, U. Finis Terrae
TC: Tribunal Constitucional
TD: Revista Temas de Derecho, U. Gabriela Mistral
** Abogado. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales (U. de Chile). Profesor Titular de Dere-
cho Constitucional de la U. de Chile, siendo Director del Departamento de Derecho Públi-
co, desde 2003. Profesor Titular de Derecho Constitucional de la U. Finis Terrae, donde es
Director de Investigación y de la Revista de Derecho de la UFT. Ha sido Director de Estudio
de la Corte Suprema (2002-2006) y Ministro del Tribunal Constitucional (2006-2012).
1 Una primera versión de este artículo –actualizada a 2006– se publicó en RDUFT 11 (2007).
En dicha publicación –en homenaje a los 80 de su establecimiento– se incluyen diversas investi-
gaciones acerca de la Contraloría General de la República. En 1977, el Departamento de Dere-
cho Público de la U. de Chile preparó una obra conmemorativa de los 50 años. Posteriormente,
el año 2002, la Contraloría General de la República editó un libro alusivo a los 75 años. A fines
de este año está previsto una obra similar, con motivo de los 85 años.
2 Las atribuciones y funciones de dicho órgano de control pueden encontrarse tanto en la la
ley Nº 10.336, como en otros ordenamientos legales, siendo solo imperativo para la validez
normativa la jerarquía orgánica constitucional de las mismas. (Tribunal Constitucio-
nal, 11.12.2007, Rol Nº 796/2007, consid. 8º. En el mismo sentido, TC, 18.1.1990, Rol
General de la República, se precisó que ello “es sin perjuicio de las demás
atribuciones que posee dicha Contraloría en relación con la fiscalización de
los fondos públicos, de acuerdo con lo dispuesto por el artículo 87 de la Carta
Fundamental”18.
En otro caso, en el que también se limitaba la facultad fiscalizadora
respecto de la superintendencia de isapres exclusivamente al examen de
cuentas de entradas y gastos, el Tribunal Constitucional declaró, en una
sentencia interpretativa expresa que el precepto “se ajusta a lo dispuesto en
el inciso primero del artículo 98 de la Ley Fundamental, en el entendido que
no excluye el ejercicio del control de legalidad de los actos de la administra-
ción, en lo que fuere procedente, con sujeción a lo dispuesto en el inciso pri-
mero del artículo 99 de la misma Constitución Política. Lo anterior, siguien-
do el principio de buscar la interpretación de las normas que permita resolver,
dentro de lo posible, su conformidad con la Constitución”19.
Más recientemente, respecto del proyecto de ley del Consejo para la
Transparencia y, en cuanto a la circunstancia que este solo quedaría sujeto
a la fiscalización de la Contraloría en lo que concierne a su personal y al
examen y juzgamiento de sus cuentas, el TC lo declara ajustada a la Ley
Fundamental “en el entendido de que esta limitación a las facultades que se
confieren a la Contraloría General de la República, en la norma transcrita,
deja a salvo el control amplio de legalidad que confiere a este órgano el artículo
98, inciso primero, de la Carta Fundamental, en lo que fuere procedente”20.
El TC ha señalado que –en todo caso– el acto que ha sido tomado
razón goza de un suerte de presunción de legalidad y constitucionalidad,
no siendo por tanto definitiva, dado ello puede ser revisada tanto ante el
propio TC como ante los tribunales de justicia21.
29 La C. S. ha sentenciado por lo mismo “Que estas normas, con base constitucional en el artículo
98 de la Carta Fundamental, confieren a la Contraloría General de la República facultades para
interpretar las normas y de este modo ejercer el control de legalidad que prevé dicho precepto” (CS,
13.10.2009, Rol 4533/09).
30 Por lo mismo, se ha expresado que “si bien las resoluciones municipales se encuentran exentas del
trámite de toma de razón y solo están afectas a registro, por lo que los decretos alcaldicios relativos a
personal rigen “ in actum”, esto es, desde la fecha de su dictación y posterior notificación al afectado,
la exención de la toma de razón que beneficia a los actos municipales no significa que éstos queden al
margen del control de legalidad, ya que el Órgano Contralor puede emitir dictámenes sobre todas las
materias sujetas a su control, conforme lo reconocen los artículos 98 y 99 de la Constitución Política
de la República, artículos 1, 5, 6 y 9 de la Ley N° 10.336 y artículos 51 y 52 de la Ley N° 18.695,
sobre Municipalidades” (CS, 1.09.2010, Rol 5959/10).
31 Cabe recordar que el ex Contralor Arturo Aylwin ha expresado sobre esta facultad que: “El
órgano contralor tiene amplias atribuciones para impartir instrucciones o emitir dictámenes a reque-
rimiento de los ministros de Estado, jefes superiores de servicio u otras autoridades. También puede
hacerlo a petición de funcionarios o de particulares cuando, habiéndole solicitado éstos a la adminis-
tración activa, no se hubiere emitido pronunciamiento alguno o se haya denegado el derecho preten-
dido”. (Aylwin, Arturo (2001), “Algunas reflexiones sobre la Contraloría General de la República”,
en 20 años de la Constitución Chilena (Ed. E. Navarro B), Universidad Finis Terrae, Santiago,
p. 608. Precisamente por lo mismo, se ha sostenido que “otro medio de fiscalización que se reser-
va Contraloría es la emisión de dictámenes, al amparo de atribuciones generales que en tal sentido
le acuerdan los artículos 6, 9 y 19 de su ley orgánica…”. (Aróstica, Iván (1991), “El trámite de
toma de razón de los actos administrativos”, RDP N°49, p.159). Como consecuencia de lo seña-
lado, el ex Contralor General de la República don Enrique Silva Cimma, ha sostenido al efecto
que el control de legalidad “puede ser previo o a posteriori. En el primer supuesto, se trata de que
el acto sea controlado antes de su ejecución y, por lo tanto, de que no llegue a ejecutarse si es ilegal.
En lo segundo, se aprueba o tacha el acto una vez ejercitado y, por lo tanto, en este último evento se
procurará o su anulación o la reparación de los daños que el acto ilegal causó en la administración
como a terceros, según corresponda”. (Silva, Enrique (1994), “Derecho Administrativo Chileno y
Comparado”, Ed. Jurídica de Chile, Santiago, T. III, p. 46).
32 Vid. C.S., 10.12.2010, Rol 7890/10, en donde se expresa que “la Municipalidad recurrida se
encuentra obligada a cumplir el Dictamen Nº 38.280 de la Contraloría General de la República en
virtud de lo dispuesto en los artículos 98 de la Carta Fundamental y 10 y 6º de la Ley Nº 10.336,
en relación con los artículos 51 y 52 de la Ley Nº 18.695” . Así lo ha precisado la doctrina, al
expresar que el organismo contralor “realiza control jurídico mediante la emisión de dictámenes
que, cuando inciden en las materias administrativas que específicamente señala el artículo 6º de
su ley orgánica, constituyen la jurisprudencia administrativa y por ende, tienen carácter vinculante
para la administración (Ley Nº10.336, artículo 5º, inciso 3º, y 19)” (Aylwin Patricio (1996), p.
172). Tal opinión es reafirmada por otro destacado autor, al hacer presente que ”tales dictámenes
vinculan a quienes los solicitan, y a quienes deban aplicarlos (art.9 y 6 y 17 y 19 LOCGR), y no
solo a ellos sino también a quienes siendo particulares se relacionan con la administración, la cual se
encuentra vinculada por aquella jurisprudencia contralora constituida por esos dictámenes”. (Soto,
Eduardo (1982), “El Recurso de Protección”, Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 1982, p.377).
48 Así se expresa que “El parecer de esta Corte es que el control de legalidad de los actos de la admi-
nistración que la Contraloría está autorizada a realizar es de carácter meramente formal, sin que
se estime pertinente que, ejerciendo dicho control, pueda revisar la jerarquización de los fines de las
normas y procedimientos sometidos a su dictamen, pues dicha tarea es propia del legislador y de la
misma administración, en el ejercicio de sus funciones de gobierno, pero a través de las entidades
especializadas en cada área del quehacer público. En último término, frente a posiciones discordantes
entre partes, son los tribunales de la República, esto es, los órganos jurisdiccionales, los llamados na-
turalmente a intervenir y resolver cada caso. No parece adecuado pensar que el órgano contralor pue-
da entrar a calificar la legalidad de fondo de todos los asuntos que pasan por su revisión, pues ello lo
transformaría en un supra organismo que tendría siempre la última decisión sobre cualquier materia
vinculada al derecho público, aun cuando estuvieren involucrados intereses de particulares” (C.A. de
Santiago, Rol 5711/2006, c. 11, confirmado por la CS en Rol Nº 2008/2007).
49 Por ello, se desecha una acción dado que “tampoco se avizora un proceder arbitrario o ilegal de
parte de la Contraloría General de la República, ente recurrido, pues ésta, al expedir el dictamen u
oficio recurrido, y que lo hizo precisamente a requerimiento del mismo recurrente, ha obrado dentro
del ámbito de sus atribuciones, que le entregan su ley orgánica, Nº 10.336, en concordancia con el
artículo 98 de la CPR” (C.S., 3.11.2010, Rol 7647/10).
50 En suma, “la Contraloría no constituye un ente que pueda tener intervención y facultad de decidir
en lo contencioso administrativo, pues dicha materia, en ausencia de tribunales especializados, que
serían los llamados especial y naturalmente a conocer de este tipo de asuntos, queda en manos de los
Tribunales ordinarios de justicia, lo cual se realiza en la práctica bajo la forma de diversos proce-
dimientos: por ejemplo el juicio ordinario para el caso de ejercerse la acción de nulidad de derecho
público, o bajo la forma de los diversos reclamos de ilegalidad establecidos en también diversas leyes
y que abarcan, igualmente, variados aspectos, o en fin, a través de las también diversas reclamacio-
nes administrativas de que disponen los particulares, todo lo cual no es del caso detallar con mayor
profundidad, pues lo dicho tiende simplemente a dejar sentado que la Contraloría General de la
República no constituye un órgano jurisdiccional que pueda resolver materias que afectan a intereses
ya consolidados de particulares o empresas”. Por lo mismo, la acción constitucional “no constituye
una instancia de declaración de derechos sino que de protección de aquellos que, siendo preexistentes
e indubitados, se encuentren afectados por alguna acción u omisión ilegal o arbitraria y por ende
en situación de ser amparados”. (C.S., 19.08.2010, Rol 4759/10. En el mismo sentido, CS,
4.08.2011, Rol 6064/11)
51 Por lo mismo, “el recurso de protección constituye un arbitrio constitucional destinado a proteger el
ejercicio de derechos que se encuentran indubitados, esto es, no discutidos, sin que esta vía constituya
una instancia de declaración de los mismos. En esta perspectiva, la existencia de una controversia
en cuanto a la procedencia de incluir el incremento del valor hora en la base de cálculo del bono de
excedentes y acerca de si el bono que no ha sido pagado oportunamente devenga intereses y puede ser
reajustado, impide estimar que los recurrentes y las personas a cuyo favor se recurre posean un derecho
indubitado que los habilite para reclamar por la presente vía cautelar”. (CS, 5.05.2010, Rol N°
1063/10). De igual forma, “la discusión de los derechos que en definitiva pueden corresponder a las
personas a cuyo favor se recurre debe ser materia del procedimiento pertinente, incoado mediante el
ejercicio de las acciones respectivas, porque esta acción es simplemente cautelar de derechos preestable-
cidos, cual no es el caso” (CS, 30.12.2011, Rol 11.225/11).
52 Se agrega “Que un parecer contrario al expresado conduciría a un estado de incerteza jurídica, con
fuerte impacto en lo económico, puesto que siempre estaría latente la posibilidad de que, frente a de-
terminada actuación de algún instituto u órgano de la administración del Estado, cualquier persona
que se sintiere afectada o que incluso invocara derechos genéricos, podría recurrir a la Contraloría
General de la República, la que tendría la última palabra en todos los casos en que interviniere,
como ya se adelantó, y por razones no solo de forma, sino que también sustantivas, de tal suerte que
los particulares nunca tendrían la posibilidad de concretar asuntos o negocios cuya autorización
dependa de alguna autoridad administrativa, en tanto dicha entidad de control no se pronunciare
sobre cada uno de tales asuntos. Ello incluso podría obligar a quienes quisieren hacer uso de algún
beneficio o autorización concedida por cualquier entidad administrativa a indagar, de modo previo
a la concreción de cualquier obra o negocio, el parecer del órgano contralor, lo cual no parece perti-
nente, porque ello importaría extender el control burocrático de dicha institución a niveles jurídi-
camente insoportables”. Se concluye “Que, lo anteriormente indicado, además, se llevaría a cabo
mediante la utilización de procedimientos, por parte de la entidad recurrida, que no se avienen con
la correcta defensa de los intereses que cada uno de los involucrados en el asunto de que se trate pueda
llevar a cabo. Es así como en este sentido, se advierte que la actividad fiscalizadora que ha llevado a
cabo la Contraloría en el caso que se analiza, viene a constituir una suerte de sustituto de la activi-
dad jurisdiccional, sede esta última en la que naturalmente se deben resolver conflictos entre partes,
como se dijo anteriormente. Aceptar el criterio que esta Corte rechaza importaría que la normativa
de fondo y los procedimientos pertinentes quedarían expuestos a una constante relativización, lo cual
resulta incompatible con una actividad regulatoria, ya que la existencia de tales procedimientos ga-
rantiza que las decisiones de la autoridad se adopten con la transparencia y publicidad que requieren
las actuaciones administrativas, particularmente cuando, como en el presente caso, han de tener im-
pacto económico. En suma, este Tribunal no comparte la tesis finalista, en virtud de la cual el órgano
contralor de la República ha emitido un juicio sobre el fondo del asunto, puesto que, reconociendo
que tiene facultades para pronunciarse sobre consultas de particulares, no puede realizar una acción
invasiva de las atribuciones de otros órganos de la administración del Estado”. (C.A. de Santiago,
Rol 5711/2006, c. 11, confirmado por la CS en Rol Nº 2008/2007).
53 En el mismo sentido véanse sentencias de C.S. 27.07.2006, Rol 2224/06; 2.10.2006, Rol
4617/06 y 5.10.2006, Rol 4614/06.
54 CS, 3.07.2012, Rol 2791/12
55 CS, 12.01.2012, Rol 10499/01. En efecto, afirma la Corte que, a través del tiempo, se han
interpuesto recursos de protección en contra de las siguientes actuaciones de la
3) CONCLUSIONES