Apuntes Bolilla 1-12
Apuntes Bolilla 1-12
Apuntes Bolilla 1-12
En la actualidad, la consagració n de los bienes de incidencia colectiva con cará cter fundamental, la
protecció n de determinados grupos como los consumidores y usuarios, y demá s circunstancias como
avances tecnoló gicos y científicos con potencial para poner en peligro a la raza humana dieron paso a
una nueva concepció n de la responsabilidad civil, donde la prevenció n es ya una funció n central del
derecho de dañ os.
Había consenso en la doctrina que las diferencias que se mantenían en el CC previo a la entrada en
vigencia del CCyC eran: el plazo de prescripció n liberatoria y la extensió n del resarcimiento:
En el á mbito de los hechos ilícitos, cualquiera sea el factor de imputació n objetivo o subjetivo se
respondía siempre por las consecuencias inmediatas y por las mediatas previsibles, en los casos de
delito la responsabilidad podía extenderse también a las casuales.
En lo relativo al resarcimiento, el principio general que sienta es: excepto disposición en contrario, se
indemnizan las consecuencias inmediatas y mediatas previsibles.
El CCyC trata la “Responsabilidad Civil” en los art. 1708 a 1780, situados en el Libro III (Derechos
personales), Título V (Otras fuentes de obligaciones), Capítulo I, que divide en 11 secciones. El art.
1716 es quizá donde aparece la demostració n acabada del sistema unificado. Dice que tanto el “Deber
de no dañ ar (alterum non laedere) como el incumplimiento de una obligació n, hace surgir el derecho
de reclamar la reparació n de un dañ o causado”. Se utiliza la terminología “Responsabilidad Civil” en
vez de “derecho de dañ os”. El fundamento que da la Comisió n Reformadora es que dicha
denominació n es manejada no solo por todos los operadores del Derecho, sino también por las
personas en general.
Cuando se trata de la persona, hay resarcimiento, pero también prevenció n, y en muchos aspectos
como el honor, la privacidad, la identidad, está ú ltima es mucho má s eficaz. En los derechos de
incidencia colectiva, la prevenció n es prioritaria y precede a la reparació n, sobre todo cuando se trata
de bienes que no se pueden recomponer fá cilmente.
El fin ú ltimo del resarcimiento del dañ o, el cual es el de volver las cosas al estado anterior a la
producció n del mismo, resulta de cumplimiento imposible en la mayoría de los casos, en
determinados supuestos, no existen aú n reglas claras que permitan determinar la entidad o la cuantía
de determinados perjuicios a efectos de traducirlos en un monto indemnizatorio que resulte
razonable.
-Función preventiva: -aspectos generales, concepto: Zavala de Gonzá lez sostiene que “Dentro del
más elemental sentido común y como instinto común y como instinto natural del ser humano, resulta
preferible conservar y proteger los intereses valiosos en lugar de recomponerlos después de su
menoscabo. Es inexplicable que en el derecho de daños se haya conferido tanta atención a la reparación
y tan poca a la prevención de los perjuicios injustos”.
La prevenció n representa una funció n fundamental del derecho de dañ os. Tanto en el derecho
comparado como en nuestro país, se advierten tendencias doctrinarias decididas a favor de los
remedios preventivos. La tendencia propia de las sociedades contemporá neas a la producció n de
hechos potencialmente dañ osos hace que la prevenció n vaya adquiriendo cada vez má s importancia.
La tendencia en la actualidad es prevenir que el dañ o se produzca. En particular, cuando se ponen en
juego intereses colectivos o difusos de una comunidad, como ocurre en el derecho ambiental.
“Tiene por objeto el daño todavía no provocado, pero que podría posteriormente ser causado si la
actividad prosiguiera; actuando entonces después que el daño ha empezado a ocasionarse, para
combatirlo obstaculizando su producción” “No hay mejor reparación de un perjuicio que su propia
evitación”.
-La prevención en el Código Civil y Comercial, régimen legal: ART 1710. “Deber de prevenció n del
dañ o. Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella depende, de:
Se consagra el deber general de actuar para evitar causar a las personas y a las cosas un dañ o no
justificado, o bien, para adoptar las conductas positivas o de abstenció n conducentes para impedir su
producció n o agravamiento. A su vez esta tutela de prevenció n posee jerarquía constitucional y
supraconstitucional. Se encuentra regulado en los arts 41, 42, 43 de la CN.
Art. 1711 Acció n preventiva. La acció n preventiva procede cuando una acció n u omisió n antijurídica
hace previsible la producció n de un dañ o, su continuació n o agravamiento. No es exigible la
concurrencia de ningú n factor de atribució n.
Este tipo de tutela debe ser analizada por los jueces de manera prudente, siguiendo un criterio
restrictivo de manera que se trata de impedir que se haga un ejercicio abusivo de lo que es la acció n
preventiva.
Otro á mbito donde también se entabla mucho la medida preventiva es en todo lo que tiene que ver
con el ataque a la intimidad o privacidad de la persona, es decir lo que está vinculado con los llamados
derechos personalísimos.
Trá ficos de informació n por internet es otro á mbito donde se utiliza mucho la tutela preventiva.
Ambiente en el cual trabajan las modelos.
Art. 1712 Legitimació n. Está n legitimados para reclamar quienes acreditan un interés razonable en la
prevenció n del dañ o.
La legitimació n activa para interponer la acció n de prevenció n es má s amplia que la propia de la tutela
resarcitoria esta excede la categoría clá sica de damnificados directos e indirectos. El interés puede ser
individual o colectivo, tal como se desprende también del artículo 14 que comprende a los derechos
colectivos, por lo que resulta ú til la clasificació n de los legitimados colectivos del artículo 43 de la
Constitució n Nacional que la confiere "al afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones
legalmente reconocidas".
Art. 1713 Sentencia. La sentencia que admite la acció n preventiva debe disponer, a pedido de parte o
de oficio, en forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar, hacer o no hacer, segú n corresponda;
debe ponderar los criterios de menor restricció n posible y de medio má s idó neo para asegurar la
eficacia en la obtenció n de la finalidad (prevenir).
Le da amplia facultades al juez para que el disponga de todas las medidas necesarias para que esta
tutela preventiva se torne efectiva.
Otra forma de prevenció n que es de cará cter general y actú a de manera indirecta por vía de
persuasió n es aquella que consiste en la amenaza de una sanció n legal cuando esa persona incurre en
una conducta grave que trasunta un menosprecio de cará cter social, esto recibe el nombre de dañ os
punitivos o sanciones punitivas o disuasivas.
1) Una conducta antijurídica (acció n u omisió n antijurídica), por lo que el hecho generador debe
ser ilícito. En términos de una amenaza (hace previsible) de producció n de dañ o, de
agravamiento – o continuació n o aumento – de la magnitud del dañ o en curso.
2) Interés del peticionante individual, individual homogéneo o colectivo, patrimonial o
extrapatrimonial.
3) Posibilidad concreta de adoptar una conducta positiva o de abstenció n para evitar el dañ o o
sus efectos. La amenaza de dañ o debe proyectarse sobre un interés legítimo del actor.
4) La acció n dañ osa no debe estar ya consumada.
5) No debe haber obstá culos normativos, tal como lo que sucede, por ejemplo, con la prevenció n
del dañ o causado por la actividad de los medios de prensa.
6) Adecuada relació n de causalidad entre la conducta debida y el resultado probable y por ende
razonable relació n entre el hecho potencialmente generador del dañ o y el perjuicio.
-Función sancionatoria o punitiva: aspectos generales, concepto, régimen legal
Es la sanció n que se le aplica a un sujeto, que se lo llama sujeto dañ ador, por haber incurrido en una
conducta grave que trasunte un menosprecio a intereses sociales con la finalidad de disuadir o
desanimar ese tipo de conductas y también es una forma de prevenció n de cará cter general, actú a de
manera indirecta aplicando una sanció n para evitar que sucedan casos de igual naturaleza con
posterioridad. Tiene cará cter excepcional y se debe imponer con suma prudencia.
Pizarro sostiene que este tipo de sanciones punitivas debe proceder en casos de culpas graves o dolo
y determina cuales son los puntos que deben valorarse para la aplicació n de este tipo de sanciones:
deben tener en cuenta la gravedad de la falta, la situació n particular o patrimonial del sujeto dañ ador,
los beneficios obtenidos por esa conducta ilícita y que se trate de una conducta antisocial.
Matilde Zavala de Gonzá lez, quien sostiene que la indemnizació n punitiva satisface una triple funció n:
a) sancionar al dañ ador b) prevenir sucesos lesivos similares y c) eliminar los beneficios injustamente
obtenidos injustamente obtenidos a través de la actividad dañ osa.
La doctrina, ha mencionado las pautas de valoració n a tener en cuenta para la procedencia de los
dañ os punitivos: 1) la gravedad de la falta; 2) la situació n particular del dañ ador, especialmente en lo
atinente a su fortuna personal; 3) los beneficios procurados u obtenidos con el ilícito; 4) el cará cter
antisocial de la inconducta.
En nuestro país los dañ os punitivos o las sanciones punitivas fueron incorporados como ley positiva
en la ley de defensa del consumidor donde se establece un límite má ximo de la pena que son 5
millones de pesos.
El anteproyecto incorpora este tipo de sanciones al có digo expresamente en el art 1714, inclusive este
artículo propiciaba una modificació n del art 52 bis que regía en la ley de defensa del consumidor para
que guarde armonía y coherencia con la disposició n del có digo civil.
Este artículo fue suprimido de la versió n definitiva del có digo civil y comercial conforme al artículo
1708 nuestro sistema de responsabilidad civil tiene ú nicamente dos finalidades prevenir y reparar.
Art. 1715 Facultades del juez. En el supuesto previsto en el artículo 1714 el juez puede dejar sin
efecto, total o parcialmente, la medida.
UNIDAD TEMÁ TICA 2:
-Función resarcitoria: concepto, antecedentes, régimen legal: Es aquella que hace a la esencia
misma de la responsabilidad civil, consiste en restablecer el desequilibrio patrimonial sufrido por una
persona a través del pago de una indemnizació n por dañ os y perjuicios.
El art 1716 establece el deber de reparar: La violació n del deber de no dañ ar a otro, o el
incumplimiento de una obligació n, da lugar a la reparació n del dañ o causado.
Para que proceda esta indemnizació n de dañ os y perjuicios tienen que darse determinados
presupuestos que son comunes a ambos tipos de responsabilidad: la Antijuricidad o incumplimiento si
hablamos de un contrato, esa antijuricidad debe ser Imputable al autor, en razó n de un factor de
atribució n subjetivo u objetivo, después tiene que existir un dañ o y tiene que haber un nexo
causalidad entre el incumplimiento y el dañ o. Si no hay dañ o no hay responsabilidad.
Los dañ os y perjuicios no son una expresió n de deseo. Hay que probarlos, no solamente se prueba el
dañ o, sino también la cuantificació n del dañ o.
a) Antijuricidad.
El art. 1717 hace referencia a la antijuricidad, “cualquier acció n u omisió n que cause un dañ o a otro es
antijurídica si no está justificada.”.
Estamos en presencia de una conducta antijurídica cuando se violenta el deber general de no dañ ar.
b) Imputabilidad.
Significa atribuir un hecho y sus consecuencias a un sujeto determinado, para que se le pueda atribuir
la consecuencia a un sujeto determinado ese acto llevado a cabo por esa persona tuvo que haber sido
voluntario, es decir ejecutado con discernimiento, intenció n y libertad. El acto es el elemento
fundamental, por eso cuando el hecho ejecutado por una persona que no tiene discernimiento, para
nuestro có digo no es un acto, sino un acontecimiento fortuito.
La imputabilidad obedece a un factor de atribució n que es la razó n por la cual el dañ o que sufre una
persona se traslada econó micamente a otra. Si la responsabilidad es subjetiva el fundamento por el
que tiene que responder es por su conducta reprochable, es decir porque actuó con culpa o con dolo; y
si la responsabilidad o el factor de atribució n es objetivo preside la conducta reprochable, no interesa
que la otra persona haya actuado con culpa o con dolo, es decir ya no se pone el derecho en la
conducta del agente, sino que se pone en la victima, hay una persona que sufrió un dañ o y merece
obtener el resarcimiento del dañ o independientemente de que haya culpa o no.
c) Dañ o.
d) Relació n de causalidad
Es el nexo que debe existir entre el hecho y el dañ o, es decir, una relació n de causa y efecto; el
problema es que no siempre los hechos se presentan de modo simple sino que dentro de la
producció n de un hecho generalmente aparecen un montó n de situaciones y es donde aparece la
dificultad para determinar el nexo causal. La teoría que se aplica para determinar el alcance del nexo
causal es la de la causalidad adecuada, que se aplica en el derecho penal, estaba tratada en el có digo
anterior y también está tratada en el nuevo có digo, esta teoría sostiene que ú nicamente se responden
por esas causa idó neas, aquella que resulta de acuerdo al curso ordinario y natural de la cosa, esto lo
determina el juez, a través de un juicio de probabilidades.
Art. 1717: Antijuricidad. Cualquier acció n u omisió n que causa un dañ o a otro es antijurídica si no está
justificada.
Especies:
Formal: Antijuricidad como sinó nimo de ilegalidad. Un dañ o es injusto cuando es producto de la
violació n de una norma jurídica imperativa. Se basa en la tipicidad del delito que importa una doble
previsió n: el comportamiento debe estar anticipado por el legislador, como también la sanció n
resarcitoria. Equivale a una igualació n de la ilicitud civil con la penal. “Nadie está obligado a hacer lo
que la ley no manda, ni privado de lo que ella no prohíbe” asi era tratada en el có digo derogado, ya que
no había responsabilidad sin culpa, y el delito debía estar determinado como su sanció n.
Material: Es cuando no se confunde ilegalidad con ilicitud, y se comprende que el derecho no se agota
en la legalidad. Esta corriente doctrinaria da cabida a otras fuentes del derecho: los principios
fundamentales, la moral, las buenas costumbres, etc. El dañ o es injusto cuando lesiona un interés
merecedor de tutela sea un interés legalmente aceptado o de hecho. Es lo que ha adoptado el Có digo
vigente.
Subjetiva: Cuando es relevante la culpa del agente a los efectos de atribuir responsabilidad, exige que
el acto sea voluntario, y ademá s que estén presentes los elementos de la responsabilidad por el dañ o y
la culpabilidad. La Antijuricidad se encuentra en la culpa.
Objetiva: Cuando la culpa del agente es irrelevante a los efectos de atribuir responsabilidad, basta con
que la acció n u omisió n sea contraria a lo que disponen las normas, sin importar si el sujeto obro con
culpa o no. Atiende exclusivamente al acto o hecho, y en particular, a su resultado: el dañ o causado. La
Antijuricidad no mira al agente sino a la víctima. La idea central es que todo dañ o es injusto en cuanto
lesiona el deber genérico de no causar un dañ o a otro, alterum non laedere.
-La Antijuricidad en el Código Civil y Comercial: En el có digo de Vélez la antijuridicidad era formal
y subjetiva, se requería que el hecho dañ oso estuviera “expresamente prohibido por las leyes
ordinarias, municipales o reglamento de policía” y que los agentes obraran con “dolo, culpa o
negligencia”
El có digo nuevo establece que la antijuridicidad civil es material (atípica) y objetiva y se configura por
la existencia de un hecho (positivo o de omisió n) que causa dañ o a otro. Esto es así porque es ilícito
cualquier hecho u omisión que daña, sin necesidad de prohibició n expresa, e independientemente
de que pueda o no efectuarse un reproche subjetivo al agente. La excepció n a la regla está dada por
aquellos casos en los que existe un permiso legal para dañ ar (causas de justificació n). “Cualquier
acción u omisión que causa un daño a otro es antijurídica si no está justificada”. La simple
violación del deber general de no dañar implica ilicitud.
Las soluciones está n en el Có digo de manera diferenciada, en primer lugar para solicitar la ejecució n
forzada de lo debido se debe alegar el incumplimiento, la existencia del dañ o (no los presupuestos de
responsabilidad civil), pero prescribe a los 5 añ os; en cambio cuando son dañ os mayores (dañ os
extrapatrimoniales o lucro cesantes) el plazo de prescripció n es de 3 añ os y si es necesario demostrar
el dañ o. El art 1742 otorga al juez la facultad de fijar indemnizaciones, sobre los dañ os mayores al
margen de la prestació n principal, y si es una resolució n contractual el acreedor solamente podrá
exigirle al deudor el valor de los dañ os que le ocasiono, no asi el equivalente dinerario de la prestació n
inicial porque al haberse extinguido el contrato, se extingue la causa y se extingue la obligació n.
La inexactitud de lo ejecutado puede guardar relació n con los sujetos (Por ejemplo, incapaces), con el
objeto (Por ejemplo violando el principio de identidad y paga con algo diferente, o el principio de
integridad del pago, pagando solo una parte de lo adeudado), relativo al tiempo (cuando se cumple
con retardo o anticipo) y por ultimo de lugar en el que debe llevarse a cabo.
4-Mora: La mora es una situació n específica de incumplimiento relativo y caracterizado por le interés
que aú n guarda el acreedor en el cumplimiento de la obligació n.
-Mora del Deudor: -concepto: Es el retraso imputable al deudor que no quita la posibilidad de
cumplimiento tardío (Pizarro). Hay mora, cuando no se cumple la prestació n en el tiempo propio. La
mora del deudor es automá tica, es decir que se produce por el solo transcurso del tiempo fijado para
el cumplimiento de la obligació n (Art. 886 CCC.).
-Requisitos:
● Retardo o Retraso: Que el deudor no se ajuste al tiempo de cumplimiento. Para que este exista es
necesario que medie una obligació n exigible y no cumplida en tiempo debido.
El Art. 888 CCC., dice que “Para eximirse de las consecuencias jurídicas derivadas de la mora, el
deudor debe probar que no les es imputable”, haciendo referencia a un factor de atribució n
subjetivista.
-El régimen de la Mora en el Código Civil anterior: Establecía como principio general para
constituir en mora, el de la interpelació n, judicial o extrajudicial y tres excepciones. Estas excepciones
eran la mora convencional, la mora ex re (en el supuesto de plazo perentorio o esencial) y la mora
legal (esta ú ltima agregada por la doctrina).
- Mora Legal (Excepcional): Eran hipó tesis expresamente previstas por el ordenamiento
jurídico, en las cuales la ley constituía en mora al obligado por la sola razó n del no
cumplimiento en tiempo oportuno, como por ejemplo el poseedor de mala fe, que
respondía por la cosa perdida aun en caso fortuito, pues la ley lo considera en mora de
pleno derecho; o el usufructuario que continuaba en el uso y goce de la cosa, una vez
acabado el usufructo.
-Dentro del sistema de la ley 17711: Una parte de la doctrina entendía que en esta reforma, la
constitució n de la mora no tenía principio general, sino que se limitaba a señ alar como se producía la
mora segú n distintos supuestos por ella contemplados.
- Plazo Expreso: El primer pá rrafo del 509 establecía que si la obligació n era a plazo, la
mora se produciría por su solo vencimiento, es decir que la mora se producía de manera
automá tica.
- Plazo Tá cito: El segundo pá rrafo del 509 establecía que si el plazo no estaba fijado
expresamente, pero era deducible de la naturaleza de la obligació n, el acreedor debía
interpelar al deudor para constituir la mora.
- Obligaciones sin Plazo: Segú n la doctrina, el tercer pá rrafo, no hacía referencia a las
obligaciones puras, sino má s bien a las de plazo incierto indeterminado, aquellas sujetas a
un acontecimiento futuro, y que la ley permitía promover la fijació n de un plazo (y a
veces hasta determinaba la necesidad de hacerlo) y la producció n de la consecuente
morosidad.
- Eximente de Responsabilidad: El cuarto pá rrafo del 509 establecía, que el deudor debía
probar que la responsabilidad no le era imputable.
-En el Código Civil y Comercial: El nuevo CCyC trata a la mora del deudor en la secció n 2ª del
Capítulo 4º “Pago”, del Título I “Obligaciones en general”, del Libro Tercero “Derechos personales”.
Establece una regla general en el art. 886, que no deja lugar alguno para la duda: “Mora automá tica: la
mora del deudor se produce por el solo transcurso del tiempo fijado para su cumplimiento”. La mora
automá tica constituye la regla aplicable a la materia. Luego en el art. 887, se establecen las
excepciones a la mencionada regla general para el caso de las obligaciones a plazo tá cito, en el que el
acreedor deberá interpelar al deudor para constituirlo en mora y para aquellas obligaciones a plazo
incierto indeterminado, el juez lo fijará judicialmente. Hay de tal modo, una regla general formulada
(mora automá tica) y dos excepciones (obligaciones sujetas a plazo tá cito y plazo indeterminado). Para
eximirse de las consecuencias jurídicas derivadas de la mora, el deudor debe probar que no le es
imputable, cualquiera sea el lugar de pago de la obligació n.
-Efectos:
1. Obliga al deudor a indemnizar los dañ os y perjuicios causados al acreedor por el retardo
incurrido, sin que ello impida al acreedor reclamar adicionalmente el cumplimiento de la
prestació n.
2. Pone a cargo del deudor los riesgos de la cosa , si bien la regla general es que las cosas se
deterioran o se pierden para su dueñ o; cuando el deudor incurre en mora, responde también
por tales circunstancias, en consecuencia, cuando la prestació n se torne de cumplimiento
imposible por caso fortuito o fuerza mayor, el deudor no queda liberado de la responsabilidad.
3. Da derecho al acreedor a resolver el contrato
4. Paralizació n del derecho a constituir en mora a la otra parte
5. Se suspende el curso de la prescripció n, por una sola vez, por la interpelació n fehaciente hecha
por el titular del derecho contra el deudor y durante seis meses o por el plazo menor que
corresponda a la prescripció n de la acció n.
1. Cuando el deudor cumple la prestació n, pero debe pagar los dañ os e intereses moratorios hasta
ese momento.
2. En el supuesto de que sobrevenga la imposibilidad de cumplir la prestació n, cesan los efectos
de la mora, pero el obligado debe los dañ os e intereses moratorios hasta el día de ocurrir la
imposibilidad y ademá s los dañ os e intereses compensatorios.
3. En el caso de que el acreedor renuncie a los derechos que le asisten por la mora incurrida.
4. La oferta real de pago, efectivo e íntegro efectuada por el deudor al acreedor tiene virtualidad
para purgar el estado de mora, e inclusive, para constituir en mora al acreedor.
5. Cuando el estado de mora se ha constituido a raíz de una demanda judicial al acreedor, una
parte de la doctrina han entendido que sí se opera la perenció n de la instancia por la
inactividad de las partes, se extinguen los efectos de la mora producida a consecuencia de la
acció n promovida.
-Mora del Acreedor: -concepto, fundamentos: El acreedor incurre en mora cuando el deudor le
efectú a una oferta de pago y este se rehú sa injustificadamente a recibirlo (Art. 886 in fine CCC.). Se
fundamenta en el hecho de que el acreedor está obligado, a su vez, a practicar una conducta que
permita el cumplimiento de la obligació n, y en consecuencia toda vez que el comportamiento del
acreedor impida la realizació n del pago que quiera hacer el deudor, aquel incurrirá en mora. De
acuerdo al principio de buena fe, el acreedor debe colaborar.
-Requisitos:
a) Que exista una obligació n vá lida en estado de cumplimiento (por ej: cuyo plazo se encuentre
vencido).
b) Que para el cumplimiento de la prestació n sea necesario un comportamiento por parte del
acreedor.
c) Que el acreedor falte a ese comportamiento, no cumpliendo con su deber de cooperació n.
d) Que exista una oferta real de pago por parte del deudor, es decir, que este haya promovido el
cumplimiento, siendo insuficiente su mera voluntad de pago.
-Efectos:
a) El acreedor moroso debe resarcir los dañ os y perjuicios moratorios experimentados por el
deudor, que surgen del retardo del acreedor en la recepció n del pago.
b) La mora del acreedor pone a su cargo los riesgos de la prestació n.
c) La “mora accipiendi” hace cesar los intereses moratorios a cargo del deudor.
d) Provoca la liberació n del deudor, cuando el pago ulterior de la obligació n resulta imposible.
e) Impide la constitució n en mora del deudor.
a) Cesa la mora del acreedor por decisió n de este cuando manifieste al deudor su voluntad de
recibir el pago, ademá s debe ofrecer el pago de las prestaciones originadas en su mora, o sea la
reparació n del dañ o moratorio que hubiese sufrido el deudor.
b) Cesa la mora del acreedor por decisió n del deudor, cuando este renuncia total o parcialmente a
la prestació n de hacer valer los derechos emergentes de aquella mora.
c) Finalmente, se extingue la mora del acreedor por la extinció n de la obligació n a que se refiera,
cualquiera sea la causa de la extinció n: pago, imposibilidad de pago, etc.
-Mora en las obligaciones recíprocas: El CCyC no contiene una disposició n normativa relativa a la
mora de las obligaciones recíprocas, como si lo tenía el CC, de todos modos, seguirá aplicá ndose el
criterio de acuerdo al cual la mora incurrida por uno de los coobligados lo inhabilita para constituir en
mora al otro.
-Causas de justificación: El CCyC enumera expresamente en el art 1718 a 1720 las causas de
justificació n má s importantes, queda claro que estas suprimen la Antijuricidad, es decir, hay
supuestos en donde el obrar antijurídico por parte del deudor resulta justificable.
-Estado de Necesidad: -concepto, régimen legal: Se ha interpretado que el estado de necesidad “es
un peligro que solo puede evitarse mediante la lesió n a un bien jurídico ajeno”. Por ejemplo: un
capitá n de un barco, para evitar el naufragio, hecha la carga al mar, o del conductor de ó mnibus, que
chocó contra un á rbol para evitar embestir a un menor que se le cruzó imprevistamente en el camino.
El CCyC introduce una regulació n expresa de esta figura en el art. 1718 inc c), al disponer que está
justificado el hecho que causa un dañ o “...c) para evitar un mal, actual o inminente, de otro modo
inevitable, que amenaza al agente o a un tercero, si el peligro no se origina en un hecho suyo; el hecho
se halla justificado ú nicamente si el mal que se evita es mayor que el que se causa. En este caso, el
damnificado tiene derecho a ser indemnizado en la medida en que el juez lo considere equitativo” .
Supone un conflicto de intereses en el que se sacrifica el de menor entidad
-Requisitos:
-Legítima defensa: -concepto: la legítima defensa es el supuesto en que alguien causa dañ os a otros
usando medios racionales a fin de repeler una agresió n ilegítima. El CCyC lo trata expresamente en el
art. 1718 inc b) está justificado el hecho que causa un dañ o “… en legítima defensa propia o de
terceros, por un medio racionalmente proporcionado, frente a una agresió n actual o inminente, ilícita
y no provocada; el tercero que no fue agresor ilegítimo y sufre dañ os como consecuencia de un hecho
realizado en legítima defensa tiene derecho a obtener una reparació n plena”.
-Requisitos:
1) Agresió n ilegítima: es necesario que el ataque sea contrario a la ley. Si el que lo hace ejercita
regularmente un hecho propio no puede caber la legítima defensa. Por ejemplo: si oficial de
justicia, cumpliendo con una orden judicial, promueve el desalojo de una casa el desalojado no
podrá oponer una legítima defensa.
Ademá s de ilícita, la agresió n debe ser actual, la actualidad significa inminencia del dañ o, no es
suficiente la mera amenaza y mucho menos el dañ o consumado.
La agresió n debió dirigirse hacia la persona o sus bienes, o hacia otro que se sienta necesitado
a proteger (có nyuge, hijos, padres, amigos), o aú n a personas desconocidas sobre las cuales
surja un sentimiento sú bito de ayuda.
2) Racionalidad del medio empleado : la racionalidad hace a la proporció n entre el ataque, los
derechos llamados a proteger, y los medios utilizados para su defensa. Ejemplo: no sería
racional que una persona para evitar ser mojada en carnaval, recurra a un arma de fuego para
repeler la agresió n. La desproporció n o irracionalidad de los medios empleados, con relació n a
los utilizados para la agresió n, hacen caer en el “exceso de defensa”.
3) Falta de provocació n suficiente: es necesario analizar que las actitudes o comportamientos del
defendido no hayan sido la causa de la agresió n.
-Ejercicio regular de un derecho: -concepto, requisitos: El CCyC dispone en el art. 1718 inc a) “Está
justificado el hecho que causa un dañ o: en ejercicio regular de un derecho…”. El Có digo Penal también
exime de pena a quien obrare en cumplimiento de un deber o en el legítimo ejercicio de un derecho.
En primer lugar, cabe aclarar que el ejercicio de los derechos propios deben realizarse en forma
regular y no abusiva, es decir, este debe realizarse sin lesionar los derechos de los demá s ni los fines
de la ley y sin causar dañ os injustos.
Pero en ocasiones, aunque se ejerza un derecho regular, se produce un dañ o a terceros. En este caso la
ley brinda ciertas pautas para determinar si tal consecuencia genera la obligació n de reparar. Por
ejemplo: Quien edifica en terreno de su propiedad puede tapar la luz del lindero, y ello, aunque puede
lesionar un interés ajeno, en principio, no le acarrea ninguna responsabilidad.
2- Asunción de riesgos: La asunció n de riesgos que hasta ahora era de tratamiento doctrinario y
jurisprudencial fue incorporado expresamente al CCyC, en el art. 1719 “La exposició n voluntaria por
parte de la víctima a una situació n de peligro no justifica el hecho dañ oso ni exime de responsabilidad
a menos que, por las circunstancias del caso, ella pueda calificá rsela como un hecho del damnificado
que interrumpe total o parcialmente el nexo causal”. La primera dificultad en este tema, consiste en
establecer que significa “asumir riesgos”. La mayor parte de los actos de la vida moderna entrañ an un
riesgo: viajar en avió n, en automó vil, etc. El problema jurídico reside en saber qué trascendencia tiene
la decisió n del damnificado de realizar tales actos riesgosos sobre el régimen de la responsabilidad
civil.
Moiset Iturraspe dice que “no puede sostenerse razonablemente que sufre un daño quien quiere sufrirlo;
no es normal, no puede suponerse ni presumirse. El daño es una desgracia, patrimonial o moral y la
naturaleza humana es reacia a los sufrimientos”. Ahora bien: “La aceptació n de riesgos no cubre sino
los riesgos que fueran objeto de esta aceptació n”, por ejemplo el enfermo da su conformidad para ser
operado conociendo los peligros de la intervenció n; el boxeador que acepta el reto de su adversario,
etc. Prestan su aquiescencia para correr los riesgos de la operació n o del match, pero, los riesgos
propios a los mismos y nada má s que ellos. Si el cirujano o el boxeador adversario cometen en el curso
de la actividad riesgosa, un acto culpable, deben responder de las consecuencias dañ osas de su culpa,
sin que el consentimiento de la víctima en aceptar los riesgos baste para liberarlos de esa obligació n.
La asunció n del riesgo no es una causal autó noma de eximició n de la responsabilidad. La CSJ ha tenido
la oportunidad de señ alar que la aceptació n del riesgo no es por sí misma una causa de exoneració n si
no se demuestra una falta de la víctima, es decir, lo que importa es lisa y llanamente la culpa de la
víctima, por constituir un riesgo extraordinario y anormal, por ejemplo: subir a un automó vil
conducido por un ebrio, solicitar ser transportado en avió n en tiempo tormentoso, pasar por un lugar
prohibido, etc.
Cuando la asunció n de riesgos configura culpa del damnificado se aplican las reglas referentes a dicha
culpa, sea ella la ú nica causa del dañ o, es decir puede actuar como eximente total, o en el caso de que
aparezca una concausa como eximente parcial.
-Actos de abnegación: El acto de una persona que no tiene obligació n jurídica alguna, y acepta
sacrificar o correr riesgo de su vida o integridad corporal para auxiliar a otro.
El Art. 1719 CCC. 2da. Parte dice al respecto: “Quien voluntariamente se expone a una situació n de
peligro para salvar la persona o los bienes de otro tiene derecho, en caso de resultar dañ ado, a ser
indemnizado por quien creó la situació n de peligro, o por el beneficiado por el acto de abnegació n. En
este ú ltimo caso, la reparació n procede ú nicamente en la medida del enriquecimiento por el
obtenido.”
Son casos donde la víctima asume el riesgo del dañ o, por su arrojo o actos heroicos. Es el caso en el
cual una persona se expone voluntariamente a una situació n de peligro para salvar a la persona o a los
bienes del otro (por ejemplo, quien ingresa a un inmueble incendiado para rescatar a sus ocupantes y
sufre quemaduras). El agente tiende derecho a ser indemnizado, por el responsable, es decir quien
creó la situació n de peligro o por el beneficiado en la medida del enriquecimiento por él obtenido.
-Consentimiento libre e informado del damnificado: Ante la producció n de un dañ o, precedido del
consentimiento del damnificado, debe dispensarse de responsabilidad al agente y eximirlo del deber
de reparar. Este tema ha tenido un extenso desarrollo en los ú ltimos tiempos especialmente en
materia de responsabilidades profesionales en el campo de la salud. El CC no tenía disposició n alguna
al respecto.
El CCyC eleva al rango de una causa de justificació n al consentimiento libre e informado del
damnificado, en el art. 1720 “Sin perjuicio de disposiciones especiales, el consentimiento libre e
informado del damnificado, en la medida en que no constituya una clá usula abusiva, libera de la
responsabilidad por los dañ os derivados de la lesió n de bienes disponibles.”. El artículo exige ciertos
requisitos para que la voluntad de la víctima quite la Antijuricidad al dañ o por ella sufrido, ellos son:
a) Que el consentimiento del damnificado sea libre e informado, con libre se refiere a voluntario y
con informado hace referencia a las situaciones en las cuales por existir una desigualdad real
entre las partes (de conocimiento, poder, etc.) la ley pone a cargo de la “parte fuerte” el deber
de suministrar informació n a la otra.
b) Que la clá usula que instrumenta ese consentimiento no sea abusiva.
c) Que el consentimiento recaiga sobre bienes disponibles, es decir, sobre bienes donde no se
afecte el orden pú blico.
El art. 1720 es de cará cter subsidiario de la legislació n especial que pueda resultar aplicable, como lo
indica expresamente en su primera oració n. Esta figura es cada vez má s trascendente en aquellas
materias que involucran relaciones entre expertos (profesionales) y legos (personas comunes:
clientes, pacientes, etc.) y que interesa hoy a las responsabilidades profesionales en general.
Es una causa de justificació n del incumplimiento contractual en la medida que supone la modificació n
de ciertas condiciones bá sicas del contrato, o bien la pérdida del equilibrio en las posiciones
originarias de las partes. Sería contrario a la equidad que, cuando se produzcan hechos que causan
una importante modificació n en las prestaciones, agravando excesivamente a una de las partes, deba
mantenerse el vínculo contractual y exigirse un cumplimiento como si nada hubiera ocurrido.
La imprevisió n es una herramienta jurídica que permite modificar ciertos contratos de tracto sucesivo o
de ejecución continuada en el tiempo, que se han visto alterados en su ecuación económica por causas
ajenas a las partes, generalmente provenientes de modificaciones macroeconómicas sobrevenidas.
En el nuevo régimen legal el contratante afectado podrá pedir la resolució n total o parcial o bien la
adecuació n del contrato, sea como acció n o excepció n en el á mbito judicial, como asimismo, mediante
un planteo extrajudicial.
Ante el reclamo por el contratante perjudicado, el demandado puede adoptar diferentes posturas:
a) Aceptar y allanarse estando de acuerdo con la resolució n, este caso se mantendrá el contrato si
el juez considera que el ofrecimiento reú ne el cará cter que dispone la ley (equidad) y equilibra
el valor de las prestaciones.
b) Oponerse a la pretensió n demostrando la inaplicabilidad de la imprevisió n contractual al caso,
el juzgador restablecerá el equilibrio contractual originario.
c) Puede ofrecer una mejora equitativa en la prestació n para mantener el vínculo jurídico.
UNIDAD TEMÁ TICA 4:
-Imputabilidad: -concepto, caracteres: Es la atribució n del acto y sus consecuencias al sujeto que lo
realizó voluntariamente. Se utiliza para establecer si el sujeto demandado tiene suficiente
discernimiento o capacidad para atribuírsele el resultado.
La regla es que para arrastrar consecuencias a su autor, los actos deben ser voluntarios. El elemento
fundamental de todo acto es la voluntad del que lo ejecuta. A los fines de la responsabilidad civil, no
basta con que una persona sea autora material de un dañ o, sino que asimismo debe ser tenida como
“Imputable” del mismo.
-Factor de atribución: Para que las consecuencias de un hecho puedan ser atribuido a un sujeto
determinado, es necesaria que el mismo obedezca a un factor de atribució n.
Factor de atribució n es la razó n suficiente por la cual se justifica que el dañ o que ha sufrido una
persona se traslade econó micamente a otra.
Se clasifican en:
-Los factores de atribución en el Código Civil y Comercial: Hace referencia a los factores de
atribució n en el art. 1721, cuando dispone que, “La atribució n de un dañ o al responsable puede
basarse en factores objetivos o subjetivos. En ausencia de normativa, el factor de atribució n es la
culpa”. La norma incorpora la culpa como factor residual de atribució n, como vá lvula de cierre del
sistema, justamente, cuando medie vacío legal.
Es una clasificació n que surge en Francia por Demogue a principios del siglo XX. Se trata de una
caracterizació n que resulta trascendente especialmente en el á mbito de las obligaciones de hacer. La
distinció n entre ambas obligaciones es ú til y relevante actualmente ya que marca una línea divisoria
entre la responsabilidad subjetiva y objetiva.
El principio consagrado expresamente por el CCyC dispone “Excepto disposición legal, la carga de la
prueba de los factores de atribución y de las circunstancias eximentes corresponde a quien los alega” . En
principio el factor de atribució n debe ser probado por quien alega su existencia. Esa regla puede a
veces ser muy dificultosa, por cuanto que muchas veces el damnificado carece de los conocimientos o
elementos necesarios como para probar ese factor de atribució n. Por tal motivo se ha expandido en la
doctrina y en la jurisprudencia argentinas la aplicació n de la doctrina denominada “de las cargas
probatorias dinámicas”.
“Segú n el principio de las cargas probatorias diná micas, y en razó n del principio de colaboració n que
las partes tienen hacia el tribunal, cabe requerir la prueba de ciertos hechos a ambas partes, en
especial a la que está en mejores condiciones de probar”. La idea es dar primacía a la verdad
objetiva por sobre las normas procesales, de modo que el esclarecimiento no sea vea
perturbado por un excesivo rigor formal. Principio consagrado expresamente en el CCyC en el
art. 1735.
En las obligaciones de resultados, en cambio, el deudor asegura un resultado exitoso y “asume todas
las contingencias que puedan presentarse en el desempeñ o de la conducta proyectada, salvo aquellas
absolutamente fortuitas”. Tal lo que sucede, por ejemplo, con las obligaciones de dar. El reparto de
riesgo difiere del que se advierte en la obligació n de medios. La no obtenció n del resultado tornaría
irrelevante cualquier conducta pretendidamente diligente. Debería para poder el deudor liberarse
probar la presencia de una causa ajena (caso fortuito, culpa de la víctima o hecho de un tercero
extrañ o).
Concepto: En un sentido lato el dolo implica una idea de mala fe, de conducta deliberada contraria al
derecho.
El CC contemplaba distintas acepciones: Vicio de la voluntad, elemento del delito y dolo en el
cumplimiento obligacional. El CCyC también reconoce tres acepciones del mismo:
Prueba del dolo: no se presume, la prueba del mismo pesa siempre sobre quien invoca su existencia y
son admisibles todos los medios de prueba.
Efectos del dolo: Antes de establecer los efectos, se debe esclarecer los “tipos de consecuencias”
legislados en nuestro có digo.
Art. 1727 CCC.: “Las consecuencias de un hecho que acostumbran a suceder segú n el curso natural y
ordinario de las cosas, se llaman “consecuencias inmediatas”. Las consecuencias que resultan
solamente de la conexió n de un hecho con un acontecimiento distinto, se llaman “consecuencias
mediatas”. Las consecuencias mediatas que no pueden preverse se llaman “consecuencias casuales”.
Art. 1726 CCC. Relació n Causal: “…Excepto disposició n legal en contrario, se indemnizan las
consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles.”
Art. 1728 CCC. Previsibilidad Contractual: “En los contratos se responde por las consecuencias que las
partes previeron o pudieron haber previsto al momento de su celebració n. Cuando existe dolo del
deudor, la responsabilidad se fija tomando en cuenta estas consecuencias también al momento del
incumplimiento.”.
Art 1742 CCC. Atenuació n de la Responsabilidad: “El juez, al fijar la indemnizació n, puede atenuarla si
es equitativo en funció n al patrimonio del deudor, la situació n personal de la víctima y las
circunstancias del hecho. Esta facultad NO ES APLICABLE en caso de dolo del responsable.”
-La culpa: -concepto: Para que se configure es menester la presencia de dos requisitos: la omisió n de
realizar la conducta que exige la naturaleza de la obligació n y la ausencia de propó sito deliberado de
incumplir o de causar un dañ o.
Art. 1724 CCC.: “… La culpa consiste en la omisió n de la diligencia debida segú n la naturaleza de la
obligació n y las circunstancias de persona, el tiempo y el lugar. Comprende la imprudencia, la
negligencia y la impericia en el arte o profesió n.”
a. Negligencia: Omitir tomar las precauciones necesarias al encarar una acció n, las
diligencias que exigiere la naturaleza de la obligació n y las circunstancias. También se la
denomina “culpa inconsciente”. Mientras que en la negligencia no se hace algo que la
prudencia indica hacer, en la imprudencia, se hace algo que la prudencia indica no
hacer. Ej: El chofer que deja estacionado el automó vil, con las llaves puestas,
posibilitando su hurto por un tercero.
b. Imprudencia: Es una conducta positiva consistente en una acció n en la cual había que
abstenerse, o bien una acció n realizada precipitadamente e irreflexivamente, que es
llevada a cabo sin prever sus consecuencias. Ej: el caso de quien conduce a gran
velocidad en zona urbana, confiando en que su habilidad para manejar le permitirá
evitar un accidente o esperando que no ocurra. La imprudencia importa falta de
previsió n o precaució n.
c. Impericia: Es la incapacidad técnica para el ejercicio de una funció n determinada,
profesió n o arte. Ej: el ingeniero que por desconocimiento de las reglas que rigen su
actividad profesional, realiza un cá lculo de estructura equivocado, que luego provoca el
derrumbe de la obra.
-Sistemas de Apreciación: Apreciar la culpa es considerar la forma en que debe ser juzgado el
comportamiento de las personas. Bá sicamente hay dos sistemas, aunque algunos autores hablan de un
tercer sistema, mixto, que adopta soluciones intermedias.
Cuando habitualmente se juzga que alguien obra mal, no hace lo que debe, es porque no actú a como
los hombres diligentes o las personas de comportamiento medio. Es el concepto de diligencia normal,
ni el mejor ni el peor, que corresponde al comportamiento ordinario en una sociedad determinada.
Art. 1725: Valoració n de la conducta. Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno
conocimiento de las cosas, mayor es la diligencia exigible al agente y la valoració n de la previsibilidad
de las consecuencias. Cuando existe una confianza especial, se debe tener en cuenta la naturaleza del
acto y las condiciones particulares de las partes.
Para valorar la conducta no se toma en cuenta la condició n especial, o la facultad intelectual de una
persona determinada, a no ser en los contratos que suponen una confianza especial entre las partes.
En estos casos, se estima el grado de responsabilidad, por la condició n especial del agente.
1- Las circunstancias de la obligació n o en las que se produjo el hecho (es mayor la diligencia
debida en el transporte de personas que de cosas; la prudencia al conductor es mayor al
pasar por escuelas, que en una zona despoblada)
4- Circunstancias del lugar (mayor cautela al conducir en un camino montañ oso, que en uno
llano)
En la culpa el juez valora en concreto, pero en base a un tipo abstracto de comparació n que permita
confrontar como actuó el sujeto con respecto a la naturaleza de la obligació n, a sus circunstancias y al
mayor grado de previsibilidad requerido si las condiciones personales del agente o la confianza
imponían una mayor diligencia “ese plus” que supera el nivel medio, se traslada a la valoració n de la
responsabilidad.
1) Debe obrarse con prudencia y pleno conocimiento de las cosas evitando causar un dañ o
injustificado.
2) Cuando mayor es el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas, también
es mayor la diligencia exigible al agente y la rigurosidad en la valoració n de la previsibilidad de
las consecuencias.
El artículo alude a un está ndar de conducta general, un mó dulo de comportamiento medio y abstracto
fundado en los principios de buena fe, normalidad, razonabilidad y confianza.
Unidad y Pluralidad: Se ha discutido durante décadas si la culpa constituye un concepto unitario o si,
por el contrario, puede hablarse de una culpa penal y una culpa civil y, dentro de esta, de una culpa
contractual y otra extracontractual.
Actualmente la doctrina sostiene que la culpa es un concepto unitario, que es idéntico en el derecho
civil y en el derecho penal, que mientras el CCC. La define normativamente, el Có digo Penal se limita a
describir sus formas de manifestació n.
Con respecto a los dos tipos de responsabilidad civil, la doctrina también sostiene la teoría unitaria.
Vale aclarar que si bien en la doctrina predomina hace bastante tiempo la teoría de la unidad, el
sistema que establecía el antiguo CC iba en contra de esta, fijando un sistema dualista, como se puede
apreciar a continuació n:
CONTRACTUAL EXTRACONTRACTUAL
Se presume No se presume
Competencia del Juez: según donde se Competencia del Juez: Según dónde
cumpla la obligación acaeció el hecho
-Prueba: La carga de la prueba de la culpa incumbe, a quien la alega, salvo disposició n legal o
convencional en contrario. En la culpa, como vimos anteriormente en las obligaciones medios, se
prevén facultades para la distribució n de la carga de la prueba de la culpa o de haber obrado con la
diligencia debida, ponderando cual de las partes se halla en mejor situació n de aportarlas, las que
surgen de la llamada “teoría de las cargas diná micas de la prueba”.
-Efectos: De comprobarse la existencia de factores que permitan atribuir la consecuencia al hecho del
deudor, a título de culpa, surgirá n las de consecuencias resarcir el dañ o provocado.
-Dispensa Anticipada de la Imputabilidad (Culpa y/o Dolo): Art. 1743 CCC.: “Son invalidas las
clá usulas que eximen o limitan la obligació n de indemnizar cuando afectan derechos indisponibles,
atentan contra la buena fe, las buenas costumbres o leyes imperativas, o son abusivas. Son también
invalidas si liberan anticipadamente, en forma total o parcial, del dañ o sufrido por dolo del deudor o
de las personas por las cuales debe responder.”.
Nada obsta a que, una vez producido el dañ o, pueda el acreedor renunciar al derecho resarcitorio
derivado del mismo.
4-Factores objetivos: Art. 1720 “El factor de atribució n es objetivo cuando la culpa del agente es
irrelevante a los efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera
demostrando la causa ajena, excepto disposició n legal en contrario”.
-La teoría del riesgo: Surgió del derecho francés a finales del siglo XIX. Esta teoría se sintetiza de la
siguiente manera: quien es dueño o se sirve de cosas, o realiza actividades que, por su naturaleza o modo
de empleo generan riesgos potenciales a terceros, debe responder por los daños que ellas originan. Fue
incorporada expresamente a nuestro derecho positivo en el art. 1113 del CC incorporado por la ley
17711/68.
Una actividad es riesgosa, cuando por su propia naturaleza (esto es, por sus características propias,
ordinarias y normales), o por las circunstancias de su realizació n genera un riesgo o peligro para
terceros. El CCyC trata a la “Responsabilidad derivada de la intervenció n de cosas y ciertas
actividades” en los arts. 1757 a 1758.
Se contemplan dos supuestos: el dañ o causado por el riesgo o vicio de las cosas y de las actividades
que sean peligrosas. En todos los casos la responsabilidad es objetiva.
En cuanto a los sujetos responsables, se admite que el dueñ o y el guardiá n son responsables
indistintamente del dañ o causado por las cosas. Se considera guardiá n a quien ejerce, por sí o por
terceros, el uso, la direcció n y el control de la cosa, o a quien obtiene provecho de ella. El dueñ o no
responde si prueba que la cosa fue usada en contra de su voluntad.
Art. 1759 CCC.: “El dañ o causado por animales, cualquiera sea su especie, queda comprendido en el
Art. 1757 CCC.”
Art. 1769 CCC.: “Los Arts. Referidos a la responsabilidad derivada de la intervenció n de cosas se
aplican a los dañ os causados por la circulació n de vehículos.”
-La garantía: La idea de garantía constituye un factor objetivo de atribució n. Suele mencionarse
dentro de este supuesto, a la responsabilidad del principal por el hecho de los dependientes.
El art. 1753 del CCyC: “El principal responde objetivamente por los dañ os que causen los que está n
bajo su dependencia, o las personas de las cuales se sirve para el cumplimiento de sus obligaciones,
cuando el hecho dañ oso acaece en ejercicio o con ocasió n de las funciones encomendadas. La falta de
discernimiento del dependiente no excusa al principal. La responsabilidad del principal es
concurrente con la del dependiente”.
Contempla dos hipó tesis: la de los dañ os causados por aquellos que está n bajo dependencia del
principal y la de los auxiliares de los cuales el principal se vale para ejecutar la obligació n.
-El deber de seguridad: La obligació n de seguridad tiene cará cter de obligació n secundaria pero
autó noma y por ende no subordinada a la principal. El cumplimiento de la obligació n principal no
conlleva el de la obligació n de seguridad, del mismo modo que su extinció n no provoca similar efecto
respecto de esta ú ltima. Tiene sustento en el principio de la Buena Fe.
El á mbito de aplicació n de estas solo se concibe en contratos cuyas prestaciones tienen cará cter
riesgoso o peligroso, y que imponen al deudor la obligació n de velar por las personas y bienes del
acreedor respecto de los posibles dañ os. En general son obligaciones de resultado, el deudor para
excluir su responsabilidad debe probar el caso fortuito, el hecho o culpa de la víctima o el hecho de un
tercero por quien no debe responder.
En los ú ltimos tiempos la obligació n de seguridad ha experimentado una importante expansió n en la
jurisprudencia, entre los casos se pueden mencionar:
Art. 1750 CCC. Daños Causados por Actos Involuntarios: “El autor de un dañ o causado por un acto
involuntario responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto en el Art. 1742.
El acto realizado por quien sufre fuerza irresistible no genera responsabilidad para su autor, sin
perjuicio de la que corresponde a título personal a quien ejerce la fuerza.”
Art. 1742 CCC.: “El juez, al fijar la indemnizació n, puede atenuarla si es equitativo en funció n del
patrimonio del deudor, la situació n personal de la víctima, y las circunstancias del hecho. Esta facultad
no es aplicable en caso de dolo del responsable.”
1) Relación de Causalidad: Concepto: Para que un dañ o pueda ser objeto de indemnizació n es
preciso que haya sido causado por un hecho jurídicamente imputable a una persona. Es decir, que nos
va a determinar quién es el autor del hecho.
Es la vinculació n que debe existir entre un hecho y un dañ o, para que el autor de ese comportamiento
deba indemnizar el perjuicio. El hecho debe ser el antecedente, la causa del dañ o, y por lo tanto, el
detrimento o menoscabo aparece como el efecto o la consecuencia de ese obrar.
a) Autoría: Permite determinar e individualizar con rigor científico, al sujeto que debe responder por
el resultado dañ oso.
b) Adecuación: Brinda también, los pará metros objetivos indispensables para determinar la extensió n
del resarcimiento. La relació n de causalidad define si el dañ o debe ser reparado y con qué extensió n.
ART. 1726. RELACION CAUSAL. Son reparables las consecuencias dañ osas que tienen nexo adecuado
de causalidad con el hecho productor del dañ o. Excepto disposició n legal en contrario, se indemnizan
las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles.
ART. 1727. TIPOS DE CONSECUENCIAS. Las consecuencias de un hecho que acostumbran a suceder
segú n el curso natural y ordinario de las cosas, se llaman en este có digo consecuencias inmediatas. Las
consecuencias que resultan solamente de la conexió n de un hecho con acontecimiento distinto, se
llaman consecuencias mediatas. Las consecuencias mediatas que no pueden preverse se llaman
consecuencias casuales.
-Apreciación: Para abordar con método el estudio de la causalidad, es preciso antes distinguir
netamente causalidad de culpabilidad. La causalidad antecede a la culpabilidad.
La Causalidad tiene por objeto determinar cuá ndo y en qué condiciones, un resultado (dañ o) debe ser
considerado consecuencia de un hecho jurídicamente imputable a una persona.
La Culpabilidad se propone establecer cuando y en qué condiciones, un acto debe ser imputado
subjetivamente a su autor.
El tema de la causalidad es puramente objetivo, ajeno a toda valoració n sobre la injusticia y sobre la
irreprochabilidad de la acusació n del dañ o. Así pues, quien ocasionó un dañ o al cobijo de una causa de
justificació n (legítima defensa) provoca un dañ o lícito y no es jurídicamente responsable, aun cuando
el perjuicio tendrá relació n de causalidad con su actuació n.
Sin embargo debemos aclarar que es una responsabilidad por dañ os legítimos o de producció n
justificada, pero se considera injusto que sean soportados por la victima sin derecho a resarcimiento.
-Teorías: Para que deba responderse por dañ o, es necesario que el mismo haya sido causado,
mediante acció n u omisió n, por su autor. Para la producció n de los sucesos confluyen abundantes
factores o condiciones, que unidos provocan el resultado. La “causa”, está formada por todas estas
condiciones consideradas colectivamente.
Teoría de la Equivalencia de las Condiciones (conditio sine qua non): La causa de una determinada
consecuencia dañ osa es la suma de las condiciones necesarias para producirla. Estas condiciones son
todas equivalentes y en conjunto configuran el resultado final (si quitamos alguna se rompe el nexo
causal), sin que pueda distinguirse entre las que son imputables al autor del dañ o y las que no lo son,
por lo que resulta excesiva, llegando a cargar al obligado con consecuencias inconcebibles y
disvaliosas.
Teoría de la Causa Próxima: Contempla ú nicamente la causa má s pró xima en el tiempo (inmediata), sin
remontarse a un grado má s remoto. Se le ha objetado que no siempre la má s pró xima es la verdadera
causa del dañ o, o no es la que gravita decisivamente.Por ejemplo: cuando dolosamente se cambia el
medicamento que debe darse a un enfermo por la sustancia toxica, y la enfermera que ignora la
sustitució n, lo da y el enfermo muere, la enfermera no es la causando del homicidio, sino aquel que
realizo el cambio con anterioridad.
Teoría de la Causa Eficiente: No Todas las causas concurrentes son equivalentes, sino que tienen
distinta eficacia, y debe computarse tan solo la que tiene mayor fuerza productiva o mayor influencia,
es decir, la má s eficaz para producir la consecuencia. El defecto de esta es que no siempre es posible
determinar cuá l es el hecho de eficacia predominante y, ademá s, es imposible dividir un resultado,
para atribuir a una condició n un poder causal decisivo.
Teoría de la Causa Adecuada: Es la predominante tanto civil, como penalmente. Debe distinguirse
entre la “causa” y la “mera condició n” lo que hace es asilar una de las condiciones para otorgarle la
categoría de “causa”. La cuestió n es cuá l de todas las condiciones va a ser la causa adecuada para
producir el resultado. Para ello es necesario hacer un juicio de probabilidades en abstracto, lo cual
implica pensar como ocurren los hechos o como deben ocurrir los acontecimiento de acuerdo con su
regularidad. Si de todo ese estudio es posible determinar que a cierta condició n responder imponerle
la consecuencia, esa condició n es la que va a ser la causa adecuada del resultado.
- Causa: La que segú n el curso natural y ordinario de las cosas es idó nea para producir un resultado
determinado.
El juez debe realizar una valoració n ex post facto, preguntá ndose si la acció n u omisió n del presunto
agente era por si misma apta para ocasionar el dañ o, segú n el curso ordinario de las cosas. Si se
contesta afirmativamente, se declarará a esta adecuada para producir el dañ o, y se le será imputable
objetivamente al autor. Si se contesta negativamente, le faltara relació n causal. Dentro de esta hay
discrepancia acerca de có mo debe hacerse el pronó stico de probabilidades. Existen tres enfoques:
⮚ Enfoque Subjetivo: El juez debe retroceder mentalmente hasta el momento del hecho, a
fin de establecer si este era idó neo o no para producir el dañ o, considerando solo los
datos que el agente conocía o podía conocer, es decir, lo que era previsible para el
mismo.
⮚ Enfoque Objetivo: El pronó stico debe hacerse sobre la base de lo que debe conocer el
hombre medio.
El mayor mérito de esta teoría es que brinda solo una pauta general, a la que debe ajustar su labor el
juez, atendiendo a las circunstancias peculiares del caso y permitiéndole arribar a una solució n má s
justa.
Esta teoría es la adoptada por nuestro nuevo CCC., segú n Art. 1726. Ademá s de determinar quién es el
autor del dañ o, la teoría de la causalidad adecuada que adopta el ccyc permite establecer hasta qué
consecuencias debe extenderse el resarcimiento. Solo van a ser resarcibles las consecuencias que
estén en relació n causal adecuada con el hecho, es decir, las que un hombre medio habría podido
prever, fundado en la experiencia de vida, en el momento en que se causó el dañ o.
-Tipos de Consecuencias: A los fines de la causalidad jurídica, nuestro Có digo parte de la base de la
“previsibilidad” del resultado. Así teniendo en cuenta la mayor o menor probabilidad de las
consecuencias derivables del acto, nuestro Có digo, segú n Art. 1726, las distingue en Inmediatas,
Mediatas y Casuales.
Inmediatas: Son las que acostumbran a suceder segú n el curso natural y ordinario de las cosas. Esa
circunstancia de que acostumbran a suceder, es comú n tanto a las inmediatas como a las mediatas
previsibles, en razó n de que en ambos casos hay relació n de causalidad adecuada. La característica
que diferencia a las inmediatas es que, ademá s de ser previsibles, resultan directamente del acto
mismo, sin que entre éste y la consecuencia en cuestió n media algú n otro hecho distinto.
Casuales: Son consecuencias mediatas que no pueden preverse. Precisamente por no ser previsibles,
estas no son imputables, salvo cuando el autor las hubiera previsto de manera concreta, en funció n de
las circunstancias del caso, y actuando teniendo en miras ese resultado. No son resarcibles.
- finalmente en el art. 1728 se sienta una regla distinta para medir la extensió n del
resarcimiento en los contratos que han sido objeto de una negociació n entre las partes.
ART. 1728 PREVISIBILIDAD CONTRACTUAL. En los contratos se responde por las consecuencias que
las partes previeron o pudieron haber previsto al momento de su celebració n. Cuando existe dolo del
deudor, la responsabilidad se fija tomando en cuenta estas consecuencias también al momento de
incumplimiento.
La regla segú n la cual entre el hecho y el dañ o debe haber una relació n causal adecuada sufre una
excepció n cuando se está ante un contrato negociado. En tales casos, el respeto de la voluntad de la
partes se traduce en una regla distinta; el deudor responde por las consecuencias que los contratantes
previeron o pudieron prever al momento de la celebració n del contrato. A diferencia de la causalidad
adecuada, se trata de un CRITERIO SUBJETIVO (lo que previeron las partes, y no un hombre medio) y
que tiene en cuenta el momento de la celebració n del contrato (y no el del cumplimiento), aunque esta
ú ltima distinció n queda sin efecto en caso de incumplimiento doloso. En este artículo se recata la
previsibilidad contractual que rige solamente para el incumplimiento de los contratos y no para el de
cualquier otra clase de obligació n
-Prueba de la relación causal: La prueba de la relació n de causalidad adecuada pesa sobre quien
reclama la reparació n del dañ o, tanto en materia contractual como extracontractual. La víctima
siempre debe demostrar la conexió n material entre un determinado hecho y su resultado. La
causalidad no se presume. Art. 1736 “La carga de la prueba de la relació n de causalidad corresponde a
quien la alega, excepto que la ley la impute o la presuma. La carga de la prueba de la causa ajena, o la
imposibilidad de cumplimiento, recae sobre quien la invoca”.
-Interferencia e Interrupción del Nexo Causal: Puede ocurrir que la relació n causal sea alcanzada
por factores extrañ os, con idoneidad para suprimir o aminorar sus efectos. En el primer caso
hablamos de una Interrupción del Nexo Causal, en cambio, cuando solo disminuye los efectos, estamos
en presencia de una Concausa.
La ausencia total o parcial de relació n causal provoca la ausencia total o parcial de responsabilidad
civil. Si bien este tema tiene importancia en todos los supuestos de responsabilidad civil, posee mayor
impronta en la ó rbita de presunciones de responsabilidad objetiva, en donde el supuesto responsable
solo puede liberarse demostrando la incidencia de una causa ajena.
En los casos de responsabilidad subjetiva, al demandado le basta con demostrar que obro
negligentemente, má s allá de que su actividad probatoria pueda ademá s demostrar la presencia de
causas ajenas.
La doctrina suele agrupar las distintas situaciones que provocan la interrupció n total o parcial del
nexo de causalidad bajo la denominació n de “eximentes”.
En nuestro CCC, las eximentes que se vinculan con la relació n de causalidad y el factor objetivo de
atribució n son: a- El hecho o culpa de la víctima; b- El hecho o culpa de un tercero extrañ o por quien
no se deba responder; c- El caso fortuito o fuerza mayor, ajeno al riesgo desplegado.
Régimen Legal:
Art. 1729 CCC.: “La responsabilidad puede ser excluida o limitada por la incidencia del hecho del
damnificado en la producció n del dañ o, excepto que la ley o el contrato dispongan que debe tratarse
de su culpa, de su dolo, o de cualquier otra circunstancia especial.”
Ejemplo el peató n cruza la calle con el semá foro en rojo. O sea, que el propio damnificado haya
contribuido causalmente a la producció n del dañ o que sufre. Para que el hecho de la víctima desplace
totalmente la autoría del agente, y se constituya en la causa exclusiva del perjuicio, es preciso que
reú na los caracteres del caso fortuito e los términos del artículo 1730 (que sea imprevisible, inevitable
ademá s de exterior). Esto es así por cuanto ú nicamente el caso fortuito rompe totalmente el nexo
causal adecuado entre el hecho del sindicado como responsable, y el dañ o. Si el hecho de la víctima no
reú ne los caracteres del casus, se constituye una concausa adecuada al dañ o, y justifica la reducció n
de la indemnizació n en funció n de la incidencia causal del hecho del damnificado.
Requisitos:
Incidencia Causal: El hecho de la víctima debe tener incidencia causal adecuada en la producció n del
resultado, sea como causa exclusiva o como concausa.
Culpabilidad de la Victima: Esta cuestió n es discutida en la doctrina. Mientras para algunos solo basta
el “simple hecho de la víctima”, otros entienden que debe agregá rsele el factor subjetivo.
Como bien lo establece el Art. 1729 CCC. La regla general es que el “simple hecho de la víctima” ya
eximiría al demandado, y que habría excepciones cuando de la ley o del contrato surja que debe
tratarse de su culpa o de su dolo o cualquier otra circunstancia especial.
Hecho no Imputable al Demandado: Es necesario, ademá s que el hecho de la víctima no sea imputable,
objetiva o subjetivamente, al demandado; de ser así, el accionar de la víctima se presenta como una
mera consecuencia.
A los fines de la eximente, el concepto asume un sentido limitado; no cualquier hecho de un tercero es
idó neo para desvirtuar el nexo de causalidad que pueda existir entre la conducta del demandado y el
dañ o: Debe tratarse de un tercero por quien no se deba responder.
Art. 1731 CCC.: “Para eximir de responsabilidad, total o parcialmente, el hecho de un tercero por quien
no se debe responder debe reunir los caracteres del caso fortuito”. (A desarrollar a continuació n).
Carga de la Prueba: el Art. 1734 CCC. Dice que la carga de la prueba pesa sobre quien las alega. Sobre
quien las reclama, la carga de la prueba ajena o la imposibilidad de cumplimiento, recae sobre quien la
invoca
Requisitos:
Incidencia Causal: El hecho del tercero debe incidir en la producció n del resultado, sea exclusiva o
concurrentemente. De ser de manera exclusiva, el 3ro es el ú nico responsable, mientras que si lo
hacen de manera concurrente, ambos deberá n responder por el perjuicio, pudiendo luego ejercitar las
acciones de regreso.
¿Basta con el “simple hecho” o debe mediar culpa del tercero? Un sector de la doctrina exige que
medie culpabilidad para poder actuar como eximente, de modo que el simple hecho por un
inimputable, o inculpable, no tendría efectos eximentes, salvo que por sus características se pueda
configurar un caso fortuito.
El Hecho del Tercero no Debe Ser Imputable al Demandado: Para que opere la eximente, el hecho del
tercero no debe ser imputable al demandado, quien debe probar que su conducta fue extrañ a a la
producció n del hecho determinante del dañ o.
Efectos: Hecho Exclusivo del Tercero: Provoca la eximició n total del demandado. El tercero es el autor
material del dañ o y quien debe responder, siempre que se configuren todos los demá s presupuestos
de la obligació n de resarcir.
En el nuevo CCC., para que el hecho de un tercero actú e como un eximente de responsabilidad debe
reunir los requisitos del caso fortuito (Art. 1731 CCC.).
Art. 1730 1er Pá rrafo, 1ra Parte CCC.: “Se considera caso fortuito o fuerza mayor al hecho que no ha
podido ser previsto o que, habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado…”.
Unidad o Dualidad: Se encuentra controvertido si el caso fortuito y la fuerza mayor son conceptos
sinó nimos o diferentes.
Tanto en el antiguo CC., como en el nuevo CCC., estos términos son tratados como sinó nimos. Art.
1730 2do Pá rrafo CCC.: “Este có digo emplea los términos caso fortuito y fuerza mayor como
sinó nimos.”
B) Hay autores que designan caso fortuito a los hechos imprevisibles y fuerza mayor a los
hechos inevitables.
C) Otros que nombran caso fortuito a los hechos menos importantes y fuerza mayor a los má s
extraordinarios.
D) Para otro sector doctrinario, es preciso distinguirlos, no solo desde el punto de vista
conceptual sino también en cuanto a sus efectos. La fuerza mayor exime de responsabilidad,
el caso fortuito no.
- No exime de - Eximente de
responsabilidad responsabilidad
Requisitos:
A) Imprevisible: Debe tratarse de un hecho que un hombre de mediana prudencia no tenga por
qué suponer que ocurrirá . Cuando se habla de “Casos Fortuitos Previstos”, no debe
entenderse como una previsió n precisa, sino de la eventualidad de que tal hecho pueda
ocurrir, sin que sea posible saber dó nde y cuá ndo lo hará .
B) Inevitable: Es cuando el deudor ha sido impotente para impedir el hecho que obsta al
cumplimiento de la obligació n.
C) Actual: Es menester que se trate de un hecho presente y no de una simple amenaza de una
imposibilidad eventual.
Art. 1733 CCC.: “Aunque ocurra el caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento, el deudor es
responsable en los siguientes casos:
b- Si de una disposició n legal resulta que no se libera por caso fortuito o por imposibilidad
de cumplimiento;
c- Si está en mora, a no ser que ésta sea indiferente para la producció n del caso fortuito o de
la imposibilidad de cumplimiento;
Clases y Casos: La situació n del caso fortuito y fuerza mayor puede ser producida por dos grandes
causas:
- Hechos del Hombre: Son manifestaciones en las que interviene la actividad humana en diferentes
variantes y situaciones, y que está n cargadas de irresistibilidad.
Se debe analizar en cada caso concreto, a partir de la caracterizació n del factor de atribució n de
responsabilidad, si el factor es subjetivo, el caso fortuito debe ser ajeno a la persona del deudor; si por
el contrario es un factor de atribució n objetivo, debe ser extrañ o o externo al riesgo propio de la cosa.
1. Las Ó rdenes o Prohibiciones de las Autoridades; Actos, conductas y normas del Estado que
obligan a realizar una conducta o a abstenerse de ella, obrando como una suerte de fuerza
mayor. El Hecho del Príncipe implica que el no realizar una acció n contraria a tal hecho no es
una conducta dolosa o culposa, pues esta impuesta jurídicamente, configurando un
verdadero casus en virtud de que son irresistibles para el deudor y debe acatarlos.
2. Las Guerras, Revoluciones o Sucesos Similares: No constituyen, por si solos, casos fortuitos,
pero pueden llegar a serlo si a consecuencia de estos se torna imposible la prestació n. Sin
embargo, si la obligació n fue contraída luego de iniciadas las hostilidades, no sería posible
invocar esta excusa.
4. Huelgas: En principio no lo son, pero pueden llegar a serlo si se tratan de huelgas generales
que abarcan a todo el gremio o todos los gremios; cuando son huelgas imposibles de prever o
de resistir, como las huelgas revolucionarias; o cuando son huelgas parciales pero que
asumen característica de verdadera fuerza mayor y hacen imposible la ejecució n de la
obligació n.
5. Huelga de Patrones: No puede ser alegada por ellos mismos para justificar su
incumplimiento. Solo cuando constituye un hecho atribuible a terceros.
7.2. La Enfermedad del Deudor: Cuando le es ajena o extrañ a a su conducta. No cuando fuera
producto de ebriedad o toxicomanía.
7.3. Las Medidas Administrativas: Cuando, por ejemplo, un decreto impide entregar
determinada mercadería que el deudor prometió en venta.
7.4. Avatares Econó micos: Provenientes de países extranjeros, que repercuten en los
mercados, en el marco de una economía globalizada.
- Hechos de la Naturaleza: Cuando se tratan de fenó menos de la naturaleza, estos constituyen casos
fortuitos solo cuando son extraordinarios y por su intensidad se salen del orden comú n.
“…No se debe por lo tanto calificar de caso fortuito o de fuerza mayor los acontecimientos que son el
resultado del curso ordinario y regular de la naturaleza…, pues las estaciones tienen su orden y su
desarrollo, que producen accidentes y perturbaciones y también traen dañ os imprevistos” (Vélez
Sarsfield en la nota del Art. 514 CC.).
1. Las Lluvias, Las Inundaciones, La Sequía: Son el resultado del curso regular de la naturaleza
por lo cual no se pueden considerar caso fortuito. Por excepció n pueden ser tomados como
casos fortuitos cuando no se pudieron prever, no son perió dicas o por su intensidad.
2. Los Fuertes Vientos: Solo cuando, por su violencia, revisten tal gravedad que impiden el
cumplimiento y el obrar normal. Para constituirse en eximentes deben entrañ ar una
calamidad insuperable de acuerdo con las previsiones normales de la zona.
3. El Incendio: Configura caso fortuito siempre que haya sido originado por causas inevitables.
El incendio de un inmueble no se presume causado por caso fortuito, sino como consecuencia de la
culpa del cuidador de la cosa, quien deberá probar el hecho del incendio, la falta de culpa y que ha sido
provocado por un caso fortuito.
Efectos:
Como principio general, el caso fortuito interrumpe el nexo causal, eximiendo de responsabilidad al
deudor, y por lo tanto liberá ndolo de pagar los dañ os y perjuicios.
Como excepciones, tenemos las circunstancias planteadas en el Art. 1733 CCC., para la cual debemos
remitirnos a los “Requisitos: Inimputable”. Excepto clá usula de responsabilidad, pacto de garantía, la
culpa y mora del deudor.
Prueba: “Excepto disposició n legal, la carga de la prueba de los factores de atribució n y de las
circunstancias eximentes corresponde a quien los alega” (Art. 1734 CCC.).
Por lo tanto, a quien le corresponde probar la existencia de un caso fortuito que lo exima de
responsabilidad, es al deudor. Sin embargo, si se tratara de un hecho notorio, sería innecesaria su
probanza.
Mosset Iturraspe sostiene que puede sintetizarse la noció n de dañ o como: “La lesión o menoscabo a un
interés patrimonial o extrapatrimonial, acaecido como consecuencia de una acción”.
El dañ o puede ser individual o colectivo. En el individual se afecta un derecho o un interés lícito y no
contrario a derecho que tiene por objeto el patrimonio o la persona; en el colectivo se afecta un
derecho o un interés que recae sobre un bien de incidencia colectiva. En todos los casos el dañ o puede
ser patrimonial o extrapatrimonial.
-Requisitos: El art. 1739 dispone: “Para la procedencia de la indemnizació n debe existir un perjuicio
directo o indirecto, actual o futuro, cierto y subsistente”. Para que el dañ o sea resarcible debe ser:
personal, cierto, y subsistente.
a) El dañ o debe ser personal de quien pretende la indemnizació n. Se trata de una aplicació n
simple del principio fundamental segú n el cual si no hay interés no hay acció n.
Este requisito exige que la lesió n recaiga sobre un interés propio, es decir, solamente podrá
reclamar la reparació n la persona que ha sufrido el perjuicio. Puede ser a su vez directo o
indirecto. Es directo cuando el titular del interés afectado es la víctima del ilícito (ej: una
persona que resulta lesionada en un accidente de trá nsito y reclama los perjuicios sufridos en
su integridad física). Es indirecto cuando el perjuicio propio invocado por el demandante
deriva de una lesió n a bienes patrimoniales o extrapatrimoniales de un tercero (ej: la viuda y
los hijos del muerto reclaman la reparació n del perjuicio material y moral derivado de la
muerte de un tercero).
b) El dañ o debe ser subsistente. Este requisito exige que el dañ o deba subsistir al tiempo del
resarcimiento; el mismo no debe haber sido aú n resarcido. Inclusive este se mantiene vigente
si la propia víctima afrontó por sí el pago de los dañ os o si lo hizo un tercero que puede
subrogarse en sus derechos.
Si el dañ ador o responsable no indemnizó el dañ o, queda subsistente porque no se lo canceló y
se mantiene con independencia de que la víctima o un tercero hubieran logrado el
restablecimiento de la situació n material.
c) El dañ o resarcible debe ser cierto y no eventual. Es menester que el dañ o sea real y efectivo, y
no puramente eventual o hipotético. El dañ o cierto puede ser presente o actual si ya se
produjo, o futuro cuando se producirá segura o probablemente con posterioridad a la
sentencia.
Por ejemplo: una persona embestida por un automóvil que experimenta daños en su integridad física,
los daños emergentes serán aquellos gastos de atención médica (honorarios, gastos de internación,
medicamentos, etc.) y el lucro cesante por las ganancias dejadas de percibir durante el período en el cual
el damnificado se vio impedido de trabajar.
-Daño actual y futuro: El dañ o actual es aquel ya producido al momento de dictarse sentencia; el
dañ o futuro es el que todavía no se ha producido al tiempo de dictarse sentencia, pero que se presenta
como una previsible prolongació n o agravació n de un dañ o actual, o como un nuevo menoscabo
futuro. En materia de dañ o futuro siempre existe un cierto grado de aleatoriedad.
Son dañ os propios aquellos que sufre exclusivamente una persona determinada por las circunstancias
que atañ en a ella. Por ejemplo: si Pedro fuera taxista, el daño propio consistiría en las pérdidas que
hubiera experimentado en su profesión, hasta conseguir otro automotor.
Como principio general la indemnizació n de perjuicios solo se computa a los dañ os comunes; por
excepció n, entran en consideració n los dañ os propios cuando fueren conocidos por el deudor al
tiempo de contraer la obligació n.
-Daño directo e indirecto: Existen distintos tipos de sentidos que se le atribuye a esta categoría de
dañ os.
Por un lado, el dañ o patrimonial sería directo cuando la lesió n recae directamente sobre los bienes
que conforman el patrimonio de la persona, e indirecto cuando recae directamente sobre derechos
extrapatrimoniales e indirectamente sobre el patrimonio.
En otro sentido, el dañ o es directo cuando afecta a la víctima demandante o damnificada directa; y es
indirecto cuando quien reclama es una persona distinta a la víctima, que sufre un perjuicio propio,
derivado de aquel (por ej: la conviviente de la víctima de un siniestro vial).
-Daño al interés positivo y negativo: El dañ o al interés positivo es el que sufre el acreedor ante la
expectativa que le habría deparado el cumplimiento del contrato, es decir, que el acreedor tiene
derecho a ser indemnizado para quedar colocado en aquella situació n en que se encontraría si el
contrato se hubiese cumplido. El dañ o al interés negativo es el que sufre el acreedor a raíz de la
invalidez del contrato, es decir, el dañ o sufrido por quien ha confiado en la validez del negocio
jurídico, y por cuyo motivo ha realizado gastos y erogaciones.
-Prueba del daño: El art. 1744 establece “El dañ o debe ser acreditado por quien lo invoca, excepto
que la ley lo impute o presuma, o que surja notorio de los propios hechos”. La carga de la prueba
incumbe a quien afirme la existencia de un hecho controvertido.
En consecuencia, el onus probandi recae en cabeza de quien alega o afirma la existencia del dañ o o su
cuantía. La norma deja a salvo dos supuestos en los que no rige esa regla: 1) los dañ os presumidos o
imputados por la ley. 2) los hechos notorios.
1) Las presunciones legales son las directamente establecidas por la ley de fondo o procesal y
pueden ser absolutas o admitir prueba en contrario. Las presunciones judiciales son las
conclusiones que establecen los jueces en base a las reglas de la experiencia y a partir de la
existencia de una pluralidad concordante de hechos a los que se puede inferir razonablemente
el resultado, son creació n de la jurisprudencia. Los hechos presumidos por la ley no requieren
prueba adicional, por ejemplo, que el fallecimiento acarrea gastos de sepelio.
En materia de presunciones judiciales, por ejemplo, la rotura de partes esenciales de un auto
afecta su valor de reventa en el mercado de usados.
2) Con respecto a los hechos notorios, se trata de los que surgen per se de los mismos hechos: los
dañ os que surgen notoriamente de su propia existencia. Los hechos notorios son los conocidos
y tenidos por ciertos por la generalidad e las personas de mediana cultura en el lugar y en el
tiempo en que se desenvuelve el proceso. Por ejemplo: la muerte de un ser querido o las
afecciones físicas presupone un dañ o moral. En estos supuestos el demandado deberá probar
que el dañ o no se produjo.
-Compensación del lucro con el daño: Se trata del caso que la víctima recibe ciertos beneficios a
causa del dañ o. Segú n la doctrina el beneficio derivado del mismo hecho que causó el dañ o debe
descontarse de la indemnizació n, porque el damnificado no debe lucrar a expensas del responsable, y
si no se practicara la compensació n se convalidaría un enriquecimiento sin causa. La compensació n se
concreta en la disminució n proporcional del monto del dañ o resarcible como consecuencia del lucro.
Requisitos: que el lucro provenga del mismo hecho que ha causado el dañ o y que el hecho (ilícito o
incumplimiento obligacional) haya sido la causa adecuada de los beneficios.
Casos: - si la víctima cobró igualmente sus salarios durante el período de incapacidad derivado del
accidente, no tiene derecho a reclamá rselo al autor.
- si la compañ ía aseguradora abono el valor del vehículo asegurado, y que resulto destruido en el
accidente, el damnificado no puede pretender que la indemnizació n que reclama (el total de dicho
valor) sea independiente de la suma abonada por el asegurador. En cambio, no procede, si el
conductor del vehículo fallece y por tal causa su viuda recibe una pensió n, no habrá compensació n y
tendrá la viuda derecho a la indemnizació n.
3-Pérdida de la chance: -concepto: Existe pérdida de chance cuando se frustra una oportunidad de
obtener un beneficio. Adviértase que lo frustrado no es el beneficio esperado, sino la mera
probabilidad de lograrlo en caso de no haber ocurrido el hecho. Nada permite afirmar que, de no
haber mediado el evento lesivo, el damnificado hubiese obtenido el provecho econó mico o espiritual
pretendido. El ejemplo típico es el jugador de fú tbol que no pudo continuar su carrera deportiva
ascendente. La pérdida de chances puede ter repercusiones patrimoniales o no patrimoniales como el
padecimiento y la aflicció n por la pérdida de la probabilidad de continuar su carrera deportiva en
Europa.
-La reparación de la pérdida de chance: Es una cuestió n en la que predomina el prudente arbitrio
judicial, para determinar el quantum indemnizatorio se debe tener en cuenta lo siguiente:
- la chance en sí misma, valorada en funció n del interés del afectado, el grado de probabilidad de su
producció n y el cará cter reversible o irreversible del perjuicio.
4-Daño no patrimonial o moral: -concepto: El dañ o moral era considerado como una lesión a las
afecciones legítimas (los sentimientos), a la integridad personal y a los bienes de goce, es el sufrimiento o
dolor que padece una persona no susceptible de apreciación pecuniaria.
Má s modernamente, se destaco que este tipo de dañ o opera como una modificación disvaliosas del
espíritu consecuencia de una lesión a un interés no patrimonial, que habrá de traducirse en un modo de
estar diferente de aquel en el que se hallaba antes del hecho, como consecuencia de este, y anímicamente
perjudicial.
Art. 1738 2da Parte CCC.: “…Las consecuencias de la violació n de los derechos personalísimos de la
víctima, de su integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas y las que
resultan de la interferencia en su proyecto de vida.”
-Prueba del daño moral: El dañ o moral debe ser probado, en tanto y en cuanto la ley no consagre
una presunció n legal de dañ o. Dicha prueba operará normalmente por vía de las presunciones
judiciales atento a la imposibilidad de mensurar el dañ o moral de la misma forma que el dañ o
material. La demostració n de los hechos siempre queda a cargo del actor. Esa es la regla. La
jurisprudencia ha sostenido que en materia de lesiones a la integridad psicofísica, dolores, angustias,
otros padeceres sufridos por la víctima o incapacidades permanentes o afecciones vinculadas con el
parentesco cercano, el perjuicio extrapatrimonial se tiene probado in re ipsa, es decir, por la misma
fuerza de los acontecimientos.
Deben tenerse en cuenta las circunstancias particulares del caso, tanto las de naturaleza objetiva (la
índole del hecho lesivo y de sus representantes), como las personales o subjetivas de la propia
víctima.
Por tratarse de un supuesto de dañ o moral aquiliano o extracontractual, el dañ o moral debe
presumirse a partir de la lesió n y no se requiere prueba alguna por parte del damnificado.
Por tratarse de una responsabilidad contractual, el dañ o moral no se presume y debe ser probado por
el damnificado.
Francia: Fue la jurisprudencia francesa quien primero se pronunció sobre la aceptació n del dañ o
moral y quienes esbozaron y dieron cuerpo delineando el concepto frente a una doctrina dividida al
respecto.
España: El Có digo Civil no hace referencia alguna al dañ o moral, pero la doctrina y jurisprudencia
extraen de la amplitud de uno de sus artículos, la recepció n del mismo.
Alemania: Prohibía la indemnizació n del dañ o moral en los casos no previstos expresamente por la
ley; se refería a cuatro supuestos: Lesió n corporal, dañ o a la salud, privació n de la libertad y ciertos
actos contra la libertad sexual femenina; que luego la jurisprudencia ampliaría por vía de la analogía.
Italia: Impera el cará cter negativo del resarcimiento de los dañ os no patrimoniales; debiendo ser
resarcido solo en los casos determinados por ley, que se reducen a los supuestos de dañ os derivados
de delitos del derecho penal.
Régimen del Código Civil de Vélez: Vélez Sarsfield consagro en el art. 1078 la posibilidad de resarcir el
dañ o moral ú nicamente dentro del á mbito de la responsabilidad extracontractual, cuando se cometa
un delito que a su vez sea un delito criminal.
Reforma 17.711: Esta reforma cerro el debate ya que modificó el texto del artículo 1078, e introdujo
una nueva redacció n al art 522 del Có digo Civil que ahora admite la posibilidad de su reclamo en el
campo contractual.
1- Dañ o Moral en los Actos Ilícitos: Con anterioridad a la reforma 17.711, no existía precepto
alguno que estableciera a quien correspondía la titularidad de la acció n resarcitoria por dañ o
moral.
La reforma dispuso que la acció n por indemnizació n del dañ o moral solo competa al
damnificado directo, salvo que hubiere resultado en la muerte de la víctima, en la que
tendrá n acció n los herederos forzosos.
Un proyecto de ley reformaba el Art. 1078 del CC, ampliando el espectro de damnificados
indirectos de la siguiente manera: “Si hubiere resultado la muerte de la víctima, o bien le
hubiere ocasionado una incapacidad permanente y grave, tendrá n acció n los herederos
forzosos, y quien haya convivido con la víctima en aparente matrimonio. A falta de ellos,
tendrá n derecho a impetrar la acció n los parientes consanguíneos colaterales hasta el
segundo grado.”
2- Dañ o Moral en la Inejecució n Contractual: El Art. 522 disponía que “En los casos de
indemnizació n por responsabilidad contractual el juez podrá condenar al responsable a la
reparació n del agravio moral que hubiere causado, de acuerdo con la índole del hecho
generador de la responsabilidad y las circunstancias del caso”.
La doctrina entendía que el ú nico legitimado para iniciar una acció n resarcitoria por dañ o
moral que deriva del incumplimiento obligacional es el acreedor, solo cuando a raíz de la
muerte del acreedor los herederos forzosos pueden reclamar iure propio la indemnizació n
del dañ o moral indirecto por ellos experimentado.
Y modifica el art.522: se le da una nueva redacció n en la que se introduce la reparació n del dañ o moral
contractual. Actualmente mientras se pruebe el perjuicio, se podrá repara el dañ o moral tanto en la
ó rbita contractual como en la extracontractual (teoría amplia).
-Régimen Legal: -Legitimación: Art. 1741 CCC.: “Esta legitimado para reclamar la indemnizació n de
las consecuencias no patrimoniales el damnificado directo. Si del hecho resulta su muerte o sufre gran
discapacidad también tienen legitimació n a título personal, segú n las circunstancias, los ascendientes,
los descendientes, el có nyuge y quienes convivían con aquel recibiendo trato familiar ostensible.
La acció n solo se transmite a los sucesores universales del legitimado si es interpuesta por este.
En 1° lugar: el damnificado directo (quien sufre el dañ o en calidad de víctima inmediata del suceso).
Como regla el dañ o resarcible debe ser valorado judicialmente al tiempo de la sentencia o al momento
má s pró ximo a esta que sea posible.
Valoració n y cuantificació n del dañ o patrimonial futuro: Tratá ndose de daños actuales, emergentes o
lucro cesante, el dañ o se valora, como regla, al momento de dictarse la sentencia, sobre la base del
perjuicio efectivamente producio al momento de la estimació n.
En materia de daños futuros, la valoració n de los mismos, se realiza hacia el futuro, en un momento
anterior a su efectiva producció n. Se incluye dentro de este ú ltimo, tanto el lucro cesante futuro (por
ejemplo: ganancias frustradas desde el momento en que se dicte la sentencia hasta el cese de la
incapacidad) y también el dañ o emergente (por ejemplo: honorarios médicos, intervenciones
quirú rgicas que deban realizarse en el futuro a raíz del dañ o producido).
Cuantificació n judicial del dañ o a la persona: Uno de los grandes dramas de la experiencia judicial,
afirma la Dra. Kemelmajer de Carlucci, es la estimació n razonable, equitativa de los dañ os a las
personas. La seguridad jurídica se agrieta cuando en casos similares se otorgan indemnizaciones
dispares. Parece conveniente que los jueces utilicen criterios de valuació n similares para casos
aná logos, del mismo modo que se hace en materia de interpretació n de la ley. La comparació n de los
montos lleva implícito conceptos fundamentales, la igualdad ante la ley, la predictibilidad y el control
de las decisiones judiciales por el ciudadano.
-Clases:
2-Cláusula penal: -concepto: El CCyC la define en el art. 790 “La clá usula penal es aquella por la cual
una persona, para asegurar el cumplimiento de una obligació n, se sujeta a una pena o multa en caso de
retardar o de no ejecutar la obligació n”. La doctrina la define como “una pena de origen convencional
por la cual se somete al sujeto a un deber jurídico, con la finalidad de reforzar o garantizar el
cumplimiento de dicho deber”.
-Antecedentes: El antecedente de la clá usula penal se encuentra en la stipulatio penae del Derecho
Romano, pero no siempre cumplió el mismo rol.
En un principio, se la usaba para compeler al deudor a cumplir aquellas obligaciones principales que
no consistían en la entrega de dinero, especialmente aquellas cuyo objeto recaía en un hacer o no
hacer, debido a que las ú nicas obligaciones jurídicamente exigibles eran las dinerarias, subsanando el
evidente problema de las anteriormente mencionadas. Cumplía una funció n preponderantemente
compulsiva.
Con el tiempo, todas las obligaciones fueron exigibles, pero las partes siguieron pactá ndola, pero con
la finalidad de evitar al acreedor la necesidad de probar la existencia del dañ o, así como también
obviar su valuació n arbitraria por el juez, ya que el monto de la pena, quedaba predeterminado. En
esta etapa se destaca la funció n indemnizatoria por sobre la compulsiva.
-Régimen legal, funciones: Se encuentra regulada en la secció n 5 “clá usula penal y sanciones
conminatorias” del capítulo 3ro “clases de obligaciones” libro I “obligaciones en general”.
La clá usula penal tiene una funció n ambivalente, considerando que tiene tanta importancia la funció n
compulsiva como la resarcitoria.
- Funció n compulsiva: se estipula para asegurar el cumplimiento de la obligació n principal,
constituyendo una amenaza de agresió n patrimonial para el deudor, compeliéndolo al
cumplimiento.
- Funció n resarcitoria: consiste en una valuació n o liquidació n anticipada de los dañ os que
el incumplimiento de la obligació n provocaría al acreedor.
-Objeto: Art. 791 CCC.: “La clá usula penal puede tener por objeto el pago de una suma de dinero, o
cualquier otra prestació n que pueda ser objeto de las obligaciones, bien sea en beneficio del acreedor
o de un tercero.”.
-Caracteres:
- Accesoria: Se trata de una obligació n que no es autó noma, sino dependiente de otra
principal. La accesoria sigue la suerte de la principal. Sin embargo este principio presenta
algunas excepciones “La cláusula penal tiene efectos, aunque sea puesta para asegurar el
cumplimiento de una obligación que al tiempo de concertar la accesoria no podía ser
exigible judicialmente, siempre que no sea reprobada por la ley”.
- Es de interpretació n restrictiva: no se presume, por ser un derecho excepcional a favor
del acreedor.
- Es condicional: la exigibilidad de la clá usula penal depende de un hecho futuro e incierto
que es el incumplimiento de la obligació n principal por el deudor.
- Es estipulable a favor del acreedor o de un tercero.
- Es de inmutabilidad relativa: no corresponde su modificació n posterior por resultar el
dañ o mayor o menor a lo previsto. Se trata de un principio que admite algunas
excepciones: “los jueces pueden reducir las penas cuando su monto sea desproporcionado
con la gravedad de las faltas que sancionan” La norma mantiene las facultades judiciales
de reducir la clá usula penal cuando sean excesivas.
Pautas para la determinació n del exceso:
a) Gravedad de la falta sancionada: hace referencia al grado de reproche que merece
el incumplimiento y también al resultado objetivo que produce.
b) El valor de las prestaciones y el daño sufrido: la desproporció n debe existir al
momento de la aplicació n de la clá usula penal, siendo insuficiente su exceso a la
fecha de la estipulació n o constitució n.
c) El abusivo aprovechamiento de la situación del deudor
Art. 794 1er Pá rrafo CCC.: “Para pedir la pena, el acreedor no está obligado a probar que ha sufrido
perjuicios, ni el deudor puede eximirse de satisfacerla, acreditando que el acreedor no sufrió perjuicio
alguno”.
Con respecto a la Divisibilidad (Art. 799 CCC) Sea divisible o indivisible la obligació n principal, cada
uno de los codeudores o de los herederos del deudor no incurre en la pena sino en proporció n de su
parte, siempre que sea divisible la obligació n de la clá usula penal.
Indivisibilidad (Art. 800 CCC.) Si la obligació n de la clá usula penal es indivisible, o si es solidaria
aunque divisible, cada uno de los codeudores, o de los coherederos del deudor, queda obligado a
satisfacer la pena entera.
“Indemnizar es, en suma, eximir de todo dañ o y perjuicio mediante un cabal resarcimiento. Y ese cabal
resarcimiento no se logra si el dañ o o el perjuicio subsiste en cualquier medida” CSJN. Ante el perjuicio
de un dañ o es posible iniciar acciones judiciales para repararlo.
La indemnizació n del dañ o tiene, cará cter resarcitorio, y no la de sancionar o castigar al obligado. Es
un medio indirecto de cumplimiento de la obligació n, es subsidiario cuando no se puede cumplir con
la obligació n in natura. Restablece el desequilibrio patrimonial, reparando el dañ o.
Reparación Plena:
Art. 1740 CCyC.: “La reparació n debe ser plena. Consiste en la restitució n de la situació n del
damnificado al estado anterior al hecho dañ oso, sea por el pago en dinero o en especie. La victima
puede optar por el reintegro especifico, excepto que sea parcial o totalmente imposible,
excesivamente oneroso o abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero. En el caso de dañ os derivados
de la lesió n del honor, la intimidad o la identidad personal, el juez puede, a pedido de parte, ordenar la
publicació n de la sentencia, o de sus partes pertinentes, a costa del responsable.”
Es el principio de la reparació n, del derecho que todos tenemos de no ser dañ ados o del deber de no
dañ ar, con el que se busca que la víctima no quede ni peor ni mejor de lo que estaba antes del hecho.
Tiene que ver con el principio de causalidad, porque lo que se reparan son los dañ os jurídicos, es
decir, los que tengan un nexo de causalidad adecuado con el hecho que lo causó , y no los dañ os
fá cticos.
La indemnizació n debe ser integral, si quedara subsistente parte del dañ o no existiría indemnizació n,
el principio de reparació n integral supone indemnizar el dañ o emergente y el lucro cesante; la
necesidad de estimar los dañ os al momento de la sentencia, la fijació n de intereses de la
indemnizació n, la reparació n del dañ o futuro y de la perdida de chances. El dañ o debe ser fijado al
momento de la decisió n; y la indemnizació n no puede ser inferior al perjuicio, la reparació n no debe
ser superior al dañ o sufrido y la apreciació n debe formularse en concreto.
Especie o Dinero: Antecedentes: Dos son las formas o modos a través de los cuales se tiende a
restablecer el equilibrio alterado por el dañ o.
La dineraria tiene a su favor que el dinero, como es denominador comú n de valores, es un medio
idó neo para dar equivalencia a la reparació n. La indemnizació n en especie, a veces es de difícil
solució n, como cuando se trata del deterioro de cosas usadas, o cuando son cosas de dificultosa
obtenció n, el dinero lo simplifica. Si nos centrá ramos en el concepto de indemnizació n (reponer la
situació n en que se encontraba el deudor antes del perjuicio) se logra mejor con la reparació n en
especie. El dinero tiene como riesgo su propia depreciació n por la inflació n, que puede perjudicar al
acreedor.
El Art. 1740 del actual CCC., adopta ambos sistemas como principio general, dá ndole al damnificado la
facultad de optar con cuá l de ellos quedarse. La indemnizació n plena puede ser en dinero o en especie.
Cuando se pida en especie, debe ajustarse a las limitaciones de lo imposible, de lo excesivamente
oneroso, de lo abusivo, etc. La norma no establece prevalencia de una modalidad sobre otra.
Como se puede deducir del Art. 1740 CCC., cuando expresa “…Consiste en la restitució n de la situació n
del damnificado al estado anterior al hecho dañ oso…”, la indemnizació n tiene una finalidad
marcadamente resarcitoria, traduciendo la reacció n del ordenamiento jurídico a restablecer el
equilibrio.
Art. 1742 CCC.: El juez, al fijarla, puede atenuarla si es equitativo en funció n del patrimonio del
deudor, la situació n personal de la víctima y las circunstancias del hecho, siempre y cuando no haya
mediado dolo del responsable.
La facultad judicial de atenuar la indemnizació n, no procede automá ticamente, ni si media dolo del
deudor. Las pautas para valorar su admisibilidad son el patrimonio del deudor, la situació n de la
víctima y las circunstancias del hecho.
Art. 1743: Dispensa anticipada de la responsabilidad. Son invá lidas las clá usulas que eximen o limitan
la obligació n de indemnizar cuando afectan derechos indisponibles, atentan contra la buena fe, las
buenas costumbres o leyes imperativas, o son abusivas. Son también invá lidas si liberan
anticipadamente, en forma total o parcial, del dañ o sufrido por dolo del deudor o de las personas por
las cuales debe responder.
La norma prevé la indemnizació n de equidad, las tres directivas que contiene son: 1) la facultad
judicial de atenuar la indemnizació n, lo que significa que su aplicació n es potestativa; 2) no es
procedente si media dolo del deudor; 3) las pautas para valorar su admisibilidad son el patrimonio del
deudor, la situació n de la víctima y las circunstancias del hecho.
La obligació n de reparar es impuesta a quien causó el dañ o por una acció n u omisió n suya o bien al
deudor de una obligació n incumplida, ya sea que, ese incumplimiento haya sido materializado por él o
por terceros. Por ello es responsable directo tanto quien incumple una obligació n como quien causa
un dañ o injustificado.
-Daños involuntarios: El art. 1750 del CCyC trata dos hipó tesis distintas.
En primer lugar, se dispone que quien cause un dañ o por un acto involuntario, puede ser condenado a
responder con fundamento en la equidad como factor de atribució n objetivo, lo que puede conducir,
segú n las circunstancias, a un resarcimiento atenuado.
1) El acto para ser voluntario debe ser ejecutado con discernimiento, intenció n y libertad. Es
involuntario por falta de descernimiento:
a) El acto de quien, al momento de realizarlo, está privado de la razó n;
b) El acto ilícito de la persona menor de edad que no ha cumplido diez añ os;
c) El acto lícito de la persona menor de edad que no ha cumplido trece añ os, sin perjuicio de lo
establecido en disposiciones especiales.
Se trata de una responsabilidad objetiva porque no hay necesidad de demostrar culpa. El inimputable
no puede incurrir en culpa porque no tiene discernimiento ni voluntad. Si bien la responsabilidad es
objetiva, porque no requiere culpa, el factor de atribució n es la equidad.
En lo que respecta a la reparació n de los dañ os, el CCyC faculta al juez a atenuar la indemnizació n si
ello fuere equitativo en funció n del patrimonio del deudor, la situació n personal de la víctima y las
circunstancias del hecho. Esto quiere decir que la responsabilidad del inimputable puede llegar a ser
total, si la equidad así lo aconsejara. También hay que tener en cuenta si hay posibilidad de cobrar a
algú n responsable indirecto, que tendrá responsabilidad plena, como por ejemplo el curado del
incapaz.
2) En segundo término se contempla la situació n de quien causa un dañ o a un tercero bajo los
efectos de una fuerza física irresistible. En este caso: no hay acció n de parte de quien es
instrumento de esa fuerza irresistible.
La segunda parte del artículo (1750) hace referencia a la situació n de la persona que causa un dañ o
estando sujeta a una fuerza física irresistible ejercida por un tercero. Es el caso de quien, hallá ndose
caminando por la vereda, es empujado por otro y lo proyecta contra un automó vil que estaba
circulando. En este supuesto queda fuera la posibilidad de imponer un resarcimiento de equidad a
cargo de la víctima de la fuerza irresistible; como dice Llambías “no hay razón alguna de equidad que
pueda justificar la imposición de un resarcimiento a quien actuó como proyectil en la acción de otro”.
Este no genera ninguna obligació n indemnizatoria a cargo de quien no puede resistir esa fuerza o
amenaza.
1) Supuestos de responsabilidad solidaria: los supuestos en que la obligació n de resarcir tiene causa
ú nica, en consecuencia, cuando varias personas causan un dañ o, la regla es que deben responder
solidariamente. Es una solidaridad que deriva de la ley.
La ley hace referencia a “quienes participan” incluyendo tanto a todos los autores, consejeros y
có mplices. Resultan aplicables en este supuesto las disposiciones referidas a las obligaciones
solidarias.
El pago por parte de uno de los codeudores de la totalidad de la obligació n produce su extinció n
respecto de todos. La confusió n entre el acreedor y uno de los deudores solo extingue la cuota de la
deuda que corresponde a él, subsistiendo la obligació n y su cará cter solidario. La acció n de
contribució n entre los deudores: aquel que paga puede repetir de los demá s codeudores, segú n la
participació n que cada uno de ellos hayas tenido en el hecho. Los efectos de la suspensió n e
interrupció n se extienden a favor de los restantes codeudores.
Por lo que el pago de uno no exime al otro, quedan en una causa aparte. El cumplimiento del término
de prescripció n o su interrupció n o suspensió n respecto de uno de los deudores, no tiene efectos
expansivos. - La sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada contra uno de los codeudores no es
oponible a los demá s. - La mora de uno de los deudores no produce efectos expansivos. Mientras que
en las solidarias perjudica a los demá s.
Cuando el dañ o es causado por má s de un persona, ellas responden por el total, ya sea solidaria o
concurrente, cada uno debe el total de la indemnizació n, lo que difiere es la acció n de regreso entre los
coobligados. Este es el principio que consagra la norma, la responsabilidad solidaria o concurrente, sin
embargo el mismo cuerpo legal mantiene el principio de la simple mancomunació n, donde si la
solidaridad no resulta de la ley, o del título de la obligació n, cada uno de los deudores responderá
exclusivamente con relació n a su parte, incluso si má s de uno de ellos ha incumplido con la prestació n
que le competía.
Mosset Iturraspe dice que “La regla general es que se responde por el hecho propio, no obstante, la ley,
en algunos supuestos, imputa a una persona las consecuencias jurídicas dañosas de un hecho del cual
otra es autora”.
Por su cará cter excepcional solamente a los casos previstos por la Ley se les puede aplicar la
responsabilidad directa.
Art. 1753 CCC.: “El principal responde objetivamente por los dañ os que causen los que está n bajo su
dependencia, o las personas de las cuales se sirve para el cumplimiento de sus obligaciones, cuando el
dañ o acaece en ejercicio o con ocasió n de las funciones encomendadas.
Requisitos:
1. Relació n de Dependencia: Entre el autor del hecho y el tercero civilmente responsable tiene
que haber una relació n de dependencia; la noció n no se identifica con la subordinació n
laboral. Es irrelevante que el trabajo sea ocasional, transitorio o permanente y que el
dependiente reciba o no remuneració n; no es necesario que exista subordinació n econó mica
ni social, ni que el dependiente haya sido elegido por el comitente; es indiferente que el
dependiente esté vinculado al comitente por un contrato, pues es suficiente que el encargo
derive de una situació n de hecho (por ejemplo, un amigo, que durante la ausencia del
propietario del inmueble realiza una reparació n causando dañ os al vecino). No impide la
existencia de subordinació n la circunstancia de que el cumplimiento de la funció n requiera
en el dependiente conocimientos especiales que el comitente no posea (por ejemplo, el
dueñ o de una empresa de transporte no deja de ser principal de los choferes de los ó mnibus
por la circunstancia de no saber conducir).
Es preciso que la funció n sea para satisfacer un interés del principal, por cuya cuenta obra,
así, en el caso del capataz y los albañ iles, estaríamos en presencia de una subordinació n y no
de una dependencia, pues las funciones de ambos serian en interés de otro.
Tampoco es necesario que se haya impartido una orden, sino que pueda haber sido dada, se
responde por los hechos que el patró n hubiese prohibido realizar si guardan una relació n
con las tareas que cumplen.
Las ordenes deben ser licitas, caso contrario la responsabilidad del comitente seria directa
(hecho propio) y no refleja. Ser parientes no excluye responsabilidades.
Si el dependiente trabaja para varias personas en una tarea comú n, todas responden
indistintamente. Si trabaja sucesivamente, cada principal responde por los dañ os causados
durante el tiempo en que las tareas se cumplen en su beneficio.
2. Antijuridicidad del Hecho Cometido por el Dependiente : El acto cometido por el dependiente
debe ser objetivamente contrario al ordenamiento jurídico. La responsabilidad del principal
comprende todos los actos ilícitos, tanto los delitos como los cuasidelitos cometidos por el
subordinado.
Sin embargo, puede suceder que el acto que se le imputa a este ú ltimo sea involuntario, por
ejemplo, cuando carezca de discernimiento; caso en el cual, el principal no se excusará de
responsabilidad (ahora expresamente dicho por el art.1753), quien deberá resarcir el
menoscabo sufrido por la víctima.
El CCyC adopta al respecto la posició n amplia en cuanto a dicha relació n. En efecto, podría hacerse
responsable al principal, en primer lugar, cuando su dependiente haya actuado en “ejercicio” de la
funció n encomendada, es decir, cuando el perjuicio haya sido ocasionado durante el desarrollo del
cometido ordenado, dentro del género de la actividad respectiva. Pero también se encuentra
contemplado el supuesto en que el dañ o es producido en “ocasió n” de la funció n, es decir, cuando la
tarea que desarrolla el dependiente ha sido un antecedente necesario, en el sentido de que el hecho
dañ oso ú nicamente pudo ser ejecutado por el dependiente en tal calidad y por mediar esas funciones.
-Responsabilidad del principal en los supuestos de actos involuntarios: Puede suceder que el
acto que se imputa al dependiente sea involuntario, por ejemplo, cuando carezca de discernimiento.
La falta de discernimiento del dependiente no excusará al principal, quien deberá igualmente resarcir
el menoscabo sufrido por la víctima. A su vez, el dependiente que actuó involuntariamente podrá
llegar a responder por razones de equidad, en los supuestos en que el magistrado que interviene en la
causa lo considere equitativo. Por el contrario, en los supuestos en que el juez considere que no
procede la indemnizació n fundada en razones de equidad, se presentará una situació n excepcional en
la cual, en vez de responder en forma refleja, el principal responderá directamente frente a la víctima.
4-Responsabilidad de los Padres por el Hecho de sus Hijos: -concepto: La responsabilidad para
los padres, que surge por los dañ os causados por los hijos que habitan con ellos.
Art. 1754 CCC.: “Los padres son solidariamente responsables por los dañ os causados por los hijos que
se encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos, sin perjuicio de la
responsabilidad personal y concurrente que pueda caber a los hijos.”
La comisió n reformadora entendió que era conveniente modificar las normas que rigen este supuesto
especial de responsabilidad. Era necesario determinar si las normas jurídicas que habían sido dictadas
para contextos familiares y sociales que se desenvolvían conforme los pará metros del siglo XIX y
principios del XX, resultaban adecuadas a la realidad de estos tiempos.
-Fundamento: en el CC el fundamento de la responsabilidad del padre por el hecho de sus hijos
menores radicaba en la culpa, presumida iuris tantum, excusable cuando se acreditaba que no hubo tal
culpa (que había ejercido una vigilancia activa sobre el menor). Se trata de un supuesto de presunció n
de culpa, que doctrina y jurisprudencia, sustentan en la culpa en la vigilancia y educació n, o en alguna
de ellas.
Uno de los principales propó sitos de la formació n de los hijos, debe ser educar en valores, respeto,
honestidad, y no causar dañ o a otro. Esta funció n impone deberes, que en su contenido y modo de
ejercicio, se han visto afectados por profundos cambios en lo social y cultural, de una estructura de
gran rigidez se ha pasado hacia una situació n donde los hijos tiene cada vez mayor autonomía. La
irrupció n e invasió n en el seno de la familia de los medios de comunicació n, la tecnología y las redes
sociales, tornan má s complejo hoy el deber de educar a los hijos.
Lo expuesto hace que resulte dificultoso fundamentar esta responsabilidad en un factor subjetivo
(culpa en vigilancia y en la educació n). Si nos detenemos a analizar las resoluciones judiciales vemos
que los jueces adoptaron como pauta de razonamiento que nunca los deberes de los padres han sido
suficientemente cumplidos cuando se produce un dañ o, de lo contrario no se hubiese generado.
Por eso el fundamento de esta responsabilidad segú n la mayoría de la doctrina y el CCyC radica en la
responsabilidad parental que, es objetiva, con sustento en el riesgo de dañ osidad que para terceros
genera la conducta de los hijos menores mientras se hallen bajo esta responsabilidad parental y hasta
que culmina la formació n de su personalidad, cuando alcanzan la mayoría de edad o se emancipan.
-Requisitos:
1) Minoridad: La responsabilidad de los padres se desarrolla mientras el hijo sea menor de edad, es
decir, hasta que cumpla los 18 añ os. En los supuestos de emancipació n en razó n del matrimonio
cesará la responsabilidad de los padres a partir de la celebració n.
Cuando el menor trabaja o ejerce una profesió n, los padres no son responsables por las tareas
inherentes a esta o de funciones subordinadas encomendadas por terceros. Tampoco responden por
obligaciones contractuales vá lidamente contraídas por los hijos.
2) Convivencia: ademá s de tratarse de un hijo menor, éste debe habitar con los padres y que estos son
solidariamente responsables por los dañ os causados por los hijos bajo su responsabilidad parental.
Tampoco se liberan los padres cuando no conviven con el hijo por una causa atribuible a ellos, por
tanto en caso de pérdida o suspensió n de la responsabilidad parental provocada por la inconducta
paterna se mantiene la responsabilidad parental. Lo que es ló gico y razonable por cuanto que, no cabe
eximir de obligaciones al progenitor que precisamente no cumplió con ellas.
3) Antijuricidad del acto del menor: El hecho del menor debe ser contrario al ordenamiento jurídico.
4) Factor de atribució n respecto de la conducta del menor: cuando se trata de hechos puramente
personales del menor, se requiere la prueba de su culpabilidad; pero si en la producció n del dañ o han
intervenido cosas de la propiedad del menor, el factor de atribució n es objetivo y en consecuencia el
menor se libera con la prueba de la causa ajena.
5) Dañ o a un tercero: El dañ o producido por un menor a sí mismo o a los progenitores no se rige por
este artículo.
● Cesa la responsabilidad de los padres por los dañ os causados por sus hijos cuando llegan a la
mayoría de edad (18 añ os) porque la responsabilidad parental ha cesado y el padre alimentante
no tiene ninguna prerrogativa para controlar la conducta de su hijo.
● Cuando su hijo esta emancipado por matrimonio a partir de la celebració n.
● Cuando los dañ os ocasionados a un tercero son por tareas inherentes al ejercicio de su
profesió n o de funciones subordinadas encomendadas por terceros, tampoco responder por el
incumplimiento de obligaciones contractuales vá lidamente contraídas por sus hijos.
● Cesa la responsabilidad en los casos de ausencia con presunció n de fallecimiento judicialmente
declarada.
● Ante la incapacidad de uno de los progenitores, es una causal de suspensió n de la
responsabilidad parental.
● En los supuestos de fallecimiento de uno de los progenitores, o en los cuales el hijo
extramatrimonial cuente con un solo vínculo filial, o cuando se haya establecido judicialmente
que uno solo de los ascendientes tiene la responsabilidad parental, ú nicamente dicho
progenitor deberá hacer frente a las indemnizaciones que correspondan frente al tercero
damnificado.
En lo que se refiere a la responsabilidad de los curadores, su accionar queda limitado en funció n del
régimen de restricciones a la capacidad, el juez puede declarar la incapacidad y designar un curador.
Será aquí cuando el curador responda por los hechos de la persona sujeta a curatela.
Finalmente, el Có digo consagra la posibilidad, en el artículo 641, de que los padres deleguen el
ejercicio de la responsabilidad parental en un pariente o tercero idó neo, por el término de un añ o,
previa homologació n judicial. En estos supuestos, el deber de responder del delegado por los hechos
del menor se extenderá durante el término que dure su ejercicio, y se encontrará regido por el sistema
previsto en el artículo en comentario.
- Incapacidad: Ya sea por la minoría de edad del niñ o, niñ a o adolescente (Tutela), o por la persona
adulta, declarada incapaz (Curatela).
El Art. 112 y 138 CCC.: La tutela es siempre discernida judicialmente dice el primero de estos artículos,
mientras que el 2do dice que la curatela se rige por las mismas reglas generales que la tutela.
Legalmente, parecería que es necesaria la decisió n judicial, quedando como responsable los
progenitores de no ser así; sin embargo debemos decir que un sector doctrinal entiende que basta que
el incapaz este “de hecho” a cargo del tutor o curador; que el deber de vigilancia pesa tanto si hay
como si no hay discernimiento y que incluso adquiere mayor severidad en la tutela o curatela de facto
porque el deber ha sido voluntariamente asumido.
- Antijuridicidad del Hecho del Incapaz: La antijuridicidad por ser objetiva, puede predicarse del hecho
del incapaz. Rigen los mismos principios analizados para la responsabilidad de los padres.
-Factor de Atribución del Hecho del Incapaz: Se plantea lo mismo que en la responsabilidad de los
padres.
- Daño a un Tercero: Esto es, no debe ser un dañ o sobre la persona incapaz o su curador.
Causales de Exención: “…Se liberan si acreditan que les ha sido imposible evitar el dañ o; tal
imposibilidad no resulta de la mera circunstancia de haber sucedido el hecho fuera de su presencia…”
(Art. 1756 CCC.). Como son los curadores, tutores o delegados quienes deberá n probar la
imposibilidad, existe una presunció n de culpa a favor de la víctima, que debe ser desvirtuada por
prueba en contrario.
Existe, igualmente, una importante limitació n respecto de esta eximició n, pues no bastará que el
representante no se encuentre presente al momento de producirse el hecho para que se exima de
responsabilidad, siempre que se encuentre configurado el factor de atribució n subjetivo antes
mencionado. Al igual que lo que sucede respecto de la responsabilidad de los padres, el deber de
responder de los tutores, curadores y delegados es concurrente con el de sus pupilos, ya se trate de
actos voluntarios o involuntarios.
Será aplicable ú nicamente respecto de los dañ os que los internados ocasionen a terceros, pero no a los
perjuicios que sufran estos ú ltimos durante la internació n. Este ú ltimo supuesto se regirá por las
disposiciones relativas a la relació n de consumo. Por ende, cuando el perjuicio sea sufrido por el
internado, la institució n responderá objetivamente de la obligació n de seguridad prevista en la Ley
24240.
Si un grupo realiza una actividad peligrosa para terceros, todos sus integrantes responden
solidariamente por el dañ o causado por uno o má s de sus miembros. Solo se libera quien demuestra
que no integraba el grupo.
Art. 1760 CCC.: “Si de una parte de un edificio cae una cosa, o si esta es arrojada, los dueñ os y
ocupantes de dicha parte responden solidariamente por el dañ o que cause. Solo se libera quien
demuestre que no participo en su producció n.”
-Fundamento: La doctrina entiende que se trata de una responsabilidad Objetiva o sin culpa, que
encuentra su razó n de ser en la necesidad de amparar a los transeú ntes, contra las agresiones torpes o
negligentes que pueden provenir de los edificios frente a los cuales transitan. El dueñ o u ocupante
responde objetivamente, fundado en el riesgo creado.
-Requisitos:
● El á mbito de aplicació n en este supuesto de responsabilidad incluye dañ os causados tanto por
cosas arrojadas como por objetos que caen de un edificio, de este modo se supera la distinció n
entre las cosas arrojadas y aquellas suspendidas o puestas de un modo peligroso que lleguen a
caer.
● En cuanto al lugar la caída de esas cosas, el CCyC no contiene limitació n, como la que tenía el
anterior artículo, donde se establecía en su presupuesto fá ctico que el transeú nte circulara o
estuviera en una calle, o en un terreno ajeno, o terreno propio sujeto a servidumbre de trá nsito.
● La ley menció n como legitimados pasivos a los dueñ os y los ocupantes de la parte del edificio
de la que proviene la cosa, incluye cualquier persona que habite en el inmueble, no excluye la
responsabilidad del dueñ o.
● La norma precisa que el dueñ o u ocupante responden objetivamente.
● Para eximirse de responsabilidad deberá acredita que no han participado en la producció n del
perjuicio, lo que se traducirá , normalmente, en la prueba de que la cosa estaba emplazada en (o
fue arrojada desde) un lugar distinto.
En aquellos casos en que la cosa cae desde un edificio sometido al régimen de propiedad
horizontal, ú nicamente procede al consorcio la responsabilidad si la cosa en cuestió n tenía
cará cter comú n o provino de un sector comú n. Sin embargo, ante la falta de identificació n del
lugar del que provino la cosa la demanda contra el consorcio también sería procedente
● La obligació n de reparar nacida de la responsabilidad es pasivamente solidaria , los dueñ os y
ocupantes deben responder solidariamente frente a la víctima.
-Causales de Eximición: A demá s del caso en que demuestren que no participaron en la producció n
(Art. 1760 CCyC) existen otras cuestiones genéricas que pueden eximir al responsable, como la culpa
de la víctima, el hecho de un tercero por quien no se debe responder o caso fortuito y fuerza mayor. O
probar que de allí no cayó el objeto.
En este punto el nuevo Có digo también se aparta del CC que requería como condició n para la
eximició n de los responsables— la identificació n de la persona que ha arrojado la cosa. Ahora exime
no só lo la prueba de este ú ltimo extremo, sino la de cualquier otra circunstancia que ponga en
evidencia que el dueñ o u ocupante en cuestió n no participó en la producció n del perjuicio.
Art. 1761 CCC.: “Si el dañ o proviene de un miembro no identificado de un grupo determinado
responden solidariamente todos sus integrantes, excepto aquel que demuestre que no ha contribuido
a su producció n.”
Todos los integrantes de un grupo responden objetiva y solidariamente por el dañ o ocasionado por
uno de ellos, si éste no ha podido ser identificado. La norma se aplica a todos los supuestos en los que
se haya producido un dañ o que solo pudo tener por autor a uno o má s miembros no identificados de
un grupo que sí está determinado. Es un supuesto de causalidad alternativa o disyunta, en realidad, el
dañ o es causado por una persona o por otra, pero de manera alternativa o excluyente. En tal caso, la
ley presume que todos los miembros del grupo han sido coautores del dañ o, y les imputa
responsabilidad objetiva. Hay una presunció n de causalidad a nivel de autoría.
Se trata de un grupo de personas que sin realizar una actividad peligrosa o riesgosa pueden generar
un dañ o. Se trata de una responsabilidad instituida a favor de la víctima. La aplicació n del artículo
supone, ante todo, que exista un grupo, una pluralidad de personas que forman un conjunto sobre la
base de alguna característica comú n (haber participado en una manifestació n, actividad, etc).
Se exige que no se haya acreditado quien o quienes ocasionaron el perjuicio ya que de lo contrario la
norma seria inaplicable y sola podría perseguirse la responsabilidad individual. Es el anonimato lo
que permite imputar responsabilidad a todos los miembros del grupo, como manera de asegurar el
resarcimiento de la víctima. Cualquiera de los miembros del grupo puede eximirse acreditando que no
ha contribuido a la producció n del dañ o.
Art. 1762 CCC.: “Si un grupo realiza una actividad peligrosa para terceros, todos sus integrantes
responden solidariamente por el dañ o causado por uno o má s de sus miembros. Solo se libera quien
demuestra que no integraba el grupo.”
Cuando el dañ o es causado por uno o algunos miembros de un grupo de riesgo, todos sus integrantes
responden solidariamente. En este caso no hay causalidad disyunta, ni presunció n de autoría, sino que
se considera que, má s allá del obrar del sujeto que ocasionó concretamente el perjuicio, éste deriva
del riesgo generado por el grupo en sí mismo, y por eso todos sus integrantes responde en calidad de
coautores.
En este caso la autoría individual del agente es intrascendente, ya que se trata de un supuesto de
responsabilidad colectiva como consecuencia del riesgo generado por el grupo en sí mismo. Los
miembros del grupo responden tanto si medida anonimato como si el autor está perfectamente
individualizado.
La causalidad es conjunta o comú n, vinculada con el riesgo colectivo. La actividad riesgosa del grupo
es causa del dañ o.
Grupos riesgosos: barras bravas, patotas, los grupos de agentes contaminantes. La creació n del riesgo,
imputable a todos los integrantes del grupo, se confunde en este caso con la autoría del dañ o. Es por
eso que el dañ o se atribuye al colectivo y el sindicado como responsable responde por el solo hecho de
pertenecer al grupo. Cada miembro responde solidariamente como coautor, solo por haber
participado en la creació n del riesgo.
Para que se configure este supuesto: 1. Debe haber un grupo; 2. El grupo debe realizar una actividad
riesgosa, es decir que por su propia naturaleza o por las circunstancias de su realizació n debe generar
un riesgo o peligro para terceros; 3. Que medie relació n causal entre el riesgo generado por el grupo y
el dañ o cuya reparació n se reclama.
Son legitimados pasivos todos los integrantes del grupo, quienes responden solidariamente frente a la
víctima. Se trata de un supuesto de responsabilidad objetiva, con fundamento en el riesgo generado
por el accionar grupal. La ú nica eximente admitida por la ley es la prueba de no haber integrado el
grupo. En consecuencia —a diferencia de lo que ocurre en la responsabilidad del autor anó nimo—, la
prueba de quién fue el autor material del perjuicio, o de que el demandado no lo produjo, no exime a
este ú ltimo.
-Antecedentes del régimen anterior: La reforma del añ o 1968 (ley 17711) introdujo en el CC,
basado esencialmente en la responsabilidad por culpa, la teoría del riesgo creado fundando en que “es
equitativo que quien con sus actividades crea riesgos para terceros, asuma la responsabilidad por los
daños, tanto más si se beneficia económicamente de tales actividades”.
1) Dañ os causados por el hecho del hombre: detrimentos que sean causados por el obrar directo
de un sujeto, alcanzado por el principio de la culpa.
2) Dañ os causados con la cosa : se trata de un supuesto de dañ o causado por el hecho de la cosa,
en la cual interviene activamente en la producció n del mismo, escapando al control del
guardiá n. Son cosas que normalmente no ofrecen peligros. Por ejemplo: la caída de un á rbol
por causas ordinarias.
3) Dañ os causados por el riesgo o vicio de la cosa : dañ os causados por el hecho de las cosas, en
donde esta interviene activamente en la producció n del resultado. Pero a diferencia del
supuesto anterior, el dañ o proviene del riesgo o vicio de la cosa, es decir, que cuando se haya
producido mediante el empleo de una cosa que por su naturaleza, estado o modo de utilizació n
engendra riesgos para terceros. El dueñ o o guardiá n para eximirse de responsabilidad deberá n
demostrar que medió una causa ajena.
a) Se conserva el distingo entre el riesgo y el vicio, los que no son asimilables: El riesgo
presupone la eventualidad posible de que una cosa llegue a causar un daño y el vicio es un
defecto, imperfección o anomalía, que a su vez, puede ser de fabricación, funcionamiento o
conservación, que presenta una cosa y que la torna inapropiada para su destino o utilización de
acuerdo con su naturaleza.
b) El factor de atribución de responsabilidad es objetivo, en consecuencia el dueñ o o guardiá n
para eximirse deberá n probar la existencia de una causa ajena.
c) El riesgo creado regula la responsabilidad civil por el hecho de las cosas.
d) Suprime la categoría de daños con las cosas, este supuesto preveía una presunció n de culpa
que prá cticamente no se usaba.
e) La carga de la prueba de la relación de causalidad incumbe a la víctima, mientras que
para eximirse de responsabilidad debe acreditar la existencia de causa ajena.
f) Se incorpora expresamente el supuesto de los daños ocasionados por actividades que
sean riesgosas o peligrosas.
Dueñ o: Es el titular del derecho de dominio sobre la cosa. Si se trata de cosas registrables es el que
figura como titular dominial en los respectivos registros. Si se trata de cosas muebles no registrables,
la ley considera propietario al poseedor de buena fe y a título oneroso, cuando no se trate de cosas
robadas o perdidas.
Guardiá n: de conformidad a lo dispuesto por el CCyC, para dar cabida a la noció n de guardiá n, se debe
tomar en cuenta los tres presupuestos que la tipifican y son:
- Tenencia material de la cosa: puede ejercerse por sí o por medio de un tercero; cuando
quien tenga la cosa la emplea en interés exclusivo de otro no es guardiá n.
- Poder fáctico de vigencia: Gobierno, control o aprovechamiento econó mico de la cosa.
- Ejercicio autónomo e independiente del poder: No es guardiá n quien tiene la cosa,
pero está obligado a proceder segú n instrucciones u ó rdenes que otro le pueda dar.
El propietario de una cosa es el guardiá n natural de esta y pesa sobre el mismo una presunció n iuris
tantum en tal sentido. Son guardianes el locatario, el depositario, el comodatario, el transportista,
quien ejercita el derecho de retenció n, el acreedor prendario, el ladró n, etc.
El art. 1757 del CCyC incorpora expresamente las actividades riesgosas o peligrosas por su naturaleza,
por los medios empleados o por las circunstancias de su realizació n.
La responsabilidad es objetiva, por ende los legitimados pasivos deberá n probar la causa ajena.
3-Daños causados por animales: -principales aspectos, régimen legal: el art. 1759 del CCyC
simplificó el régimen de la responsabilidad por dañ os causados por cualquier especie de animales,
unificó en una sola norma las disposiciones de los ocho artículos del CC. Estableció que la
responsabilidad por los dañ os causados por animales está comprendida en la responsabilidad
objetiva. En consecuencia el dueñ o o guardiá n del animal só lo se eximen total o parcialmente probado
la causa ajena, hecho o culpa de la víctima o de un tercero por el cual no se debe responder, caso
fortuito o fuerza mayor. La norma comprende a los animales de cualquier especie, a diferencia del CC
que hacía alusió n a los animales domésticos y feroces, categoría que se suprimió .
La responsabilidad del dueñ o o del guardiá n es concurrente o in solidum frente a la víctima, lo cual
posibilita que ésta pueda dirigir su acció n contra cualquiera de estos.
2-Responsabilidad de las Personas Jurídicas: Art. 1763 CCC.: “La persona jurídica responde por los
dañ os que causen quienes las dirigen o administran en ejercicio o con ocasió n de sus funciones.”
Para responsabilizar al ente, por los dañ os estos deben revestir el cará cter de administradores o
directores, y el dañ o debe haberse producido en ejercicio o ocasió n de la funció n. El factor de
atribució n es la garantía, la persona jurídica carace de subjetividad, osea es imposible valorar su
voluntad o culpa. Es decir, es un supuesto de responsabilidad objetiva.
Art. 141 CCC.: “Son personas jurídicas todos los entes a los cuales el ordenamiento jurídico les confiere
aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines
de su creació n.”
Art. 143 CCC.: “La persona jurídica tiene una personalidad distinta de la de sus miembros. Los
miembros no responden por las obligaciones de la persona jurídica, excepto en los supuestos que
expresamente se prevén en el ‘Libro 1ro, Titulo 2do’ del CCC., y lo que disponga la ley especial.”
Art. 144 CCC. Inoponibilidad de la Personalidad Jurídica: “La actuació n que este destinada a la
consecució n de fines ajenos a la persona jurídica, constituya un recurso para violar la ley, el orden
pú blico o la buena fe o para frustrar derechos de cualquier persona, se imputa a quienes a título de
socios, asociados, miembros o controlantes directos o indirectos, la hicieron posible quienes
responderá n solidaria e ilimitadamente por los perjuicios causados.
Lo dispuesto se aplica sin afectar los derechos de los terceros de buena fe y sin perjuicio de las
responsabilidades personales de que puedan ser pasibles los participantes en los hechos por los
perjuicios causados.”
La responsabilidad de las personas jurídicas por crear dañ os puede surgir de:
Acción de Repetición: El Art. 1753 Ultima Parte CCC., dice que la responsabilidad del principal
(Persona Jurídica), es concurrente con la del dependiente (Dirigentes, Administradores, etc.), por lo
que para librarse de responsabilidad, deberá demostrar que el dependiente actuó con culpa o dolo. No
se libra por factores objetivos.
Es la responsabilidad que les cabe a las personas que tienen a su cargo la titularidad de un
establecimiento cuya finalidad específica es impartir enseñ anza. La responsabilidad de los
establecimientos educativos ha experimentado una larga evolució n a lo largo de los añ os.
En el có digo de Vélez, en el originario art.1117 (antes de ser reformado), los directores de colegio y
maestros artesanos respondían subjetivamente por los dañ os causados por sus aprendices; se trataba
de una presunció n de culpabilidad. Quedaban incluidos tanto los establecimientos pú blicos como los
privados.
Luego, el art.1117 fue reformado por la ley 14.830, refería a la responsabilidad objetiva de los
propietarios de los establecimientos educativos. El CCC regula en forma similar al 1117 reformado,
responsabilidad objetiva, pero ahora habla de titulares de los establecimientos educativos (ya no
directores ni tampoco propietarios). Entendiéndose a éste como aquel que organiza el sistema de
educació n, es decir, quien emprende el servicio educativo; no basta con que se trate del propietario
del inmueble donde se desarrolla la actividad
Fundamento:
Art. 1767 CCC.: “El titular de un establecimiento educativo responde por el dañ o causado o sufrido por
sus alumnos menores de edad cuando se hallen o deban hallarse bajo el control de la autoridad
escolar. La responsabilidad es objetiva y se exime solo con la prueba del caso fortuito.
- Por los hechos causados: el alumno le causa un dañ o a un tercero. La responsabilidad del titular, en
este caso, es de cará cter extracontractual (no existía vínculo entre el titular y el tercero).
- Por los hechos sufridos: son hechos sufridos POR el alumno, por ejemplo: un alumno sufre un
accidente en el recreo. Acá la responsabilidad es contractual (existe un vínculo contractual entre el
padre y el titular del establecimiento educativo).
Los dañ os deben ser A o POR menores de edad, durante la actividad escolar (dentro o fuera del
establecimiento mientras debió estar bajo el cuidado del titular del establecimiento educativo).
Quedan excluidos los establecimientos terciarios y universitarios. La ú nica eximente es la acreditació n
de la existencia de caso fortuito o fuerza mayor, es decir, un hecho que no ha podido ser previsto, o
que aun así, no pudo evitarse. NO se exime demostrando el hecho de la víctima ni de un tercero.
El segundo pá rrafo del artículo establece la obligació n del establecimiento educativo de contratar un
seguro de responsabilidad civil.
Art. 1764 CCC.: “Las disposiciones del Libro 3ro., Titulo 5to. Capitulo 1ro. (Responsabilidad Civil), no
son aplicables a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria.”
Art. 1765 CCC.: “La responsabilidad del Estado se rige por las normas y principios del derecho
administrativo nacional o local segú n corresponda.”
Art. 1766 CCC.: “Los hechos y las omisiones de los funcionarios pú blicos en el ejercicio de sus
funciones por no cumplir sino de una manera irregular las obligaciones legales que les está n
impuestas se rigen por las normas y principios del derecho administrativo nacional o local, segú n
corresponda.”
Así las cosas, en la ú ltima jurisdicció n mencionada resulta de aplicació n la ley 26.944 que, en su
artículo 9°, establece que los funcionarios y agentes pú blicos responderá n por los dañ os que
ocasionen por el ejercicio irregular de sus funciones, siempre que hayan actuado con dolo o culpa.
Asimismo, el plazo de prescripció n de la acció n contra ellos será de tres añ os, mientras que la acció n
del Estado contra los funcionarios o agentes por repetició n prescribirá también a los tres añ os, pero
contados desde la sentencia firme que estableció la indemnizació n a favor de la víctima. Las
consecuencias de la nueva normativa aplicable, al menos en la ó rbita nacional, son má s que
relevantes. Ello así pues la conducta irregular del agente no permitirá presumir in re ipsa la culpa del
agente, como sí ocurría con el régimen anterior a la reformas". En consecuencia, la víctima del hecho
ilícito tendrá la carga de la prueba de la culpa del funcionario
5-Responsabilidad de los Profesionales Liberales: Art. 1768 CCC.: “La actividad del profesional
liberal está sujeta a las reglas de las obligaciones de hacer. La responsabilidad es subjetiva, excepto
que se haya comprometido un resultado concreto. Cuando la obligació n de hacer se preste con cosas,
la responsabilidad no está comprendida en la secció n sobre “responsabilidad derivada de la
intervenció n de cosas y ciertas actividades”, del Capítulo sobre “responsabilidad civil”, del CCC.,
excepto que causen un dañ o derivado de su vicio. La actividad del profesional liberal no está
comprendida en la responsabilidad por actividades riesgosas previstas en el Art. 1757 CCC.”
- No se aplican lo respectivo a Dañ o con cosas, salvo que el dañ o derive de su vicio.
- No se aplican los principios correspondientes a las actividades riesgosas del Art. 1757.
La doctrina encuentra cual es el concepto de profesional, entre las cuales se destacan la habitualidad,
la reglamentació n, la habilitació n, la presunció n de onerosidad, la autonomía técnica, la sujeció n a
colegiació n, la sumisió n a normas técnicas, y el sometimiento a potestades disciplinarias. Son
profesionales liberales ú nicamente a quienes requieren título universitario para el ejercicio de su
actividad y realizan una tarea de índole predominantemente intelectual. Es que no tendría sentido
establecer como principio la responsabilidad subjetiva de quienes, como el fontanero o el carpintero,
se vinculan con sus clientes mediante un contrato de obra y asumen normalmente obligaciones de
resultado.
El artículo 1768 establece que los profesionales liberales responderá n subjetivamente por el dañ o
ocasionado, salvo que se hayan comprometido a alcanzar el resultado perseguido por el acreedor. De
esta forma, y atento a la expresa remisió n que realiza el Có digo, el profesional liberal responderá
subjetivamente cuando se haya comprometido a realizar cierta actividad, con la diligencia adecuada,
sin perjuicio de que logre o no satisfacer el interés del acreedor (obligació n de medios, art. 774, inc. a,
del Có digo).
Por el contrario, cuando se haya obligado a procurar al acreedor el resultado perseguido por este
ú ltimo, la responsabilidad será objetiva, siendo el factor de atribució n la garantía (obligació n de
resultado, art. 774, incs. b, y c, del Có digo, dependiendo de que el experto haya asegurado la eficacia
del resultado o no).
● La responsabilidad es por regla subjetiva. Esto quiere decir que el profesional só lo responde
por culpa. La culpa, ademá s debe demostrarse por la víctima.
● Actividad profesional que utiliza cosas, en muchas situaciones los profesionales utilizan
cosas riesgosas o peligrosas en su desempeñ o, de las cuales suelen ser dueñ os o guardianes.
Sin embargo la responsabilidad no es objetiva. Só lo cuando la cosa es viciosa, el profesional
responde en forma objetiva.
Art. 1735 Facultades judiciales. El juez puede distribuir la carga de la prueba de la culpa o de haber
actuado con la diligencia debida, ponderando cuá l de las partes se halla en mejor situació n para
aportarla. Si el juez lo considera pertinente, durante el proceso debe comunicar ajas partes que
aplicará este criterio, de modo de permitir a los litigantes ofrecer y producir los elementos de
convicció n que hagan a su defensa.
El principio segú n el cual el factor de atribució n debe ser probado por quien alega su existencia, se ve
afectado cuando se trata de la prueba de la culpa, pues en tal caso el juez puede, segú n las
circunstancias, asignar el onusprobandi a quien se encuentre en mejor situació n para aportar la
prueba respectiva, lo que podría conducir a imponerla al demandado. Sin embargo, cuando el juez
vaya a aplicar este criterio deberá comunicarlo a las partes oportunamente, y permitir al litigante a
quien impone la carga en cuestió n ofrecer y producir la prueba que haga a su defensa.
Legitimación: Cuando está n reunidos los requisitos de la responsabilidad civil: Dañ o, Infracció n de
un deber jurídico, Relació n de causalidad e Imputabilidad; la víctima se convierte en acreedor y el
autor de un perjuicio en deudor de una obligació n de reparació n. La parte legitimada activamente es
la titular del derecho o interés jurídicamente protegido, que ha sido lesionado por un hecho ilícito.
La legitimació n pasiva, en cambio, se da respecto de la persona contra quien deba accionar el
damnificado.
Legitimación Activa: Toda persona que sufre un dañ o puede pedir su reparació n; sin embargo
existen limitaciones que restringen el círculo de sujetos que pueden accionar. El demandante debe
acreditar la existencia de una “lesió n jurídica”, es decir, de una lesió n a un derecho subjetivo o un bien
jurídicamente protegido.
Como surge de los requisitos del Art. 1738 CCC., está n legitimados:
Damnificado Directo: Es la victima misma del hecho ilícito, es decir, el sujeto titular del interés
inmediatamente lesionado por dicho hecho.
Damnificado Indirecto: Es quien sin ser la victima inmediata del dañ o, experimenta un menoscabo a un
interés propio, sufriendo un perjuicio personal en razó n de su vinculació n con la victima inmediata.
No es un tercero.
Excepció n: En caso de dañ o moral, en principio solo está legitimado el damnificado directo, pues la
lesió n es inherente a su persona. Pero si del hecho resulta su muerte o sufre de discapacidad también
tienen legitimació n los ascendientes, descendientes, conyugues. La acció n solo puede trasmitirse a
sucesores universales si la acció n fue interpuesta por el dañ ado.
Legitimación Pasiva: Importa analizar contra quien o quienes puede deducirse la prestació n
resarcitoria.
Regla General: Puede ser demandado el responsable directo, es decir, quien ejecuto materialmente el
hecho ilícito. El que violó el derecho ajeno.
Art. 1749 CCC.: “Es responsable directo quien incumple una obligació n u ocasiona un dañ o
injustificado por acció n u omisió n.” El encubridor responde en cuanto a su cooperació n ha causado
dañ o.
Responsables indirectos: quienes sin ser autores, se encuentres obligados a resarcir el dañ o. El
responsable por el hecho de su dependiente. Los padres por el hecho de sus hijos. Y los tutores o
curadores de los que se encuentren a su cargo.
También responden los herederos o sucesores universales del agente, en cuanto continú an la persona
del causante (Art. 1022 y 1024 CCC.), por lo tanto puede deducirse contra ellos la acció n reclamando
las perdidas e intereses que nacen de un delito, cuasidelito o del incumplimiento contractual, puesto
que no son inherentes a la persona; sin embargo no se transmite al sucesor singular mortis causa.
Pluralidad de Responsables: Puede suceder que el hecho dañ oso sea ejecutado por varios sujetos, ya
sea como autores o bien como participes, consejeros, có mplices o encubridores.
Art. 1751 CCC.: “Si varias personas participan en la producció n del dañ o que tiene una causa ú nica, se
aplican las reglas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad deriva de causas distintas, se aplican
las reglas de las obligaciones concurrentes.”
Art. 1752 CCC.: “El encubridor responde en cuanto a su cooperació n ha causado dañ o.”
a) Los gastos necesarios para la asistencia y posterior funeral de la víctima. El derecho a repetirlos
incumbe a quien los paga, aunque sea en razó n de una obligació n legal;
b) Lo necesario para alimentos del có nyuge, del conviviente, de los hijos menores de veintiú n añ os de
edad con derecho alimentario, de los hijos incapaces o con capacidad restringida, aunque no hayan
sido declarados tales judicialmente; esta indemnizació n procede aun cuando otra persona deba
prestar alimentos al damnificado indirecto; el juez, para fijar la reparació n debe tener en cuenta el
tiempo probable de vida de la víctima, sus condiciones personales y la de los reclamantes;
c) La pérdida de chance de ayuda futura como consecuencia de la muerte de los hijos; este derecho
también le compete a quien tenga la guarda del menor fallecido.”
Fija criterios para ponderar el dañ o material en caso de fallecimiento, el valor de la vida humana, que
no tiene valor econó mico pero considera indemnizable los lucros que el fallecido destina en vida a sus
legitimados activos. Admite también la perdida de chance por la muerte de hijos menores.
Art. 1746 CCC.: “En caso de lesiones o incapacidad permanente, física o psíquica, total o parcial, la
indemnizació n debe ser evaluada mediante la determinació n de un capital de tal modo que sus rentas
cubran la disminució n de la aptitud del damnificado para realizar actividades productivas o
econó micamente valorables, y que se agote al término del plazo en que razonablemente pudo
continuar realizando tales actividades. Se presumen los gastos médicos, farmacéuticos y por
transporte que resultan razonables en funció n de la índole de las lesiones o la incapacidad. En el
supuesto de incapacidad permanente se debe indemnizar el dañ o aunque el damnificado continú e
ejerciendo una tarea remunerada. Esta indemnizació n procede aun cuando otra persona deba prestar
alimentos al damnificado.”
Para evaluar el resarcimiento debe tenerse en cuenta las circunstancias personales del damnificado, la
gravedad de las secuelas, los efectos que puedan tener en su vida laboral y de relació n.
4-Acusación calumniosa: El artículo 1771 del CCyC prevé el supuesto de acusació n calumniosa. Esta
norma sigue directrices del CC y protege esencialmente al denunciado o imputado de una acusació n
calumniosa falsa.
Este supuesto estaba previsto en el CC y corresponde con artículos del Có digo Penal, y consiste en la
falsa imputació n de un delito denunciado por querella o denuncia, se configura ante la autoridad
competente mientras que la simple calumnia no requiere de querella o denuncia y basta con la falta
imputació n de un delito doloso. El factor de atribució n es la culpa agravada o el dolo, no bastante la
culpa porque prevalece le interés social en la investigació n y represió n de delitos criminales.
Requisitos:
Es presupuesto necesario para la configuració n de este supuesto que el imputado haya sido absuelto
en la causa por la acusació n calumniosa que se le formuló .
Cuando ocurre un hecho ilícito que origina un dañ o resarcible y es a su vez un delito tipificado en la
ley penal, se abre la instancia a dos acciones interdependientes: La penal que tiene como objeto bá sico
el castigo al autor del hecho, y la civil apunta al resarcimiento de los perjuicios ocasionados.
Sistemas:
En cuanto a las relaciones existentes entre dichas acciones, se han postulado diferentes criterios.
Sistema de Separación (Independencia): Segú n este, en cada fuero se debe tramitar la respectiva
acció n. El sistema es ló gico pues se responden a distintos intereses: La civil, el particular-reparacion
del dañ o; y la penal, el social-castigo del delincuente.
Sistema de Acumulación (Unidad): Propicia que en el fuero penal se pueda tramitar la acció n civil junto
con la penal, en razó n de que los hechos y las pruebas que sustentan ambas pretensiones son
comunes.
Tanto el C.V como el CCC, establecen el principio de la independencia: El C.V establecía que la
indemnizació n del dañ o só lo puede ser demandada por acció n civil independiente de la acció n
criminal, y que la acció n civil no se juzgaba renunciada por no haber los ofendidos durante su vida
intentado la acció n criminal o por haber desistido de ella, ni se entendía que renunciaban a la acció n
criminal por haber intentado la acció n civil o por haber desistido de ella. Compagnucci sostiene que
había cierta interdependencia, que se trataba de un sistema mixto ya que si bien el proceso debía ser
atendido por los jueces civiles, no se independiza totalmente de las resoluciones dadas en el fuero
penal.
Sin perjuicio de esa posibilidad de acumulació n, existe en nuestro sistema una notoria
“Interdependencia” entre las acciones civil y penal, basada en:
1. La prioridad de la jurisdicció n penal: “Si la acció n penal precede a la acció n civil, o es intentada
durante su curso, el dictado de la sentencia definitiva debe suspenderse en el proceso civil hasta la
conclusió n del proceso penal…” (Art. 1775 CCC.).
2. El predominio de la decisió n penal: “La sentencia penal condenatoria produce efectos de cosa
juzgada en el proceso civil respecto de la existencia del hecho principal que constituye el delito y de la
culpa del condenado” (Art. 1776 CCC.). “Si la sentencia penal decide que el hecho no existió o que el
sindicado como responsable no participó , estas circunstancias no pueden ser discutidas en el proceso
civil…” (Art. 1777 CCC.).
3. Sobre la excusa absolutoria: “Las excusas absolutorias penales no afectan a la acció n civil, excepto
disposició n legal en contrario.” (Art. 1778 CCC.).
b) En los delitos contra la vida, haber sido coautor o có mplice, o no haber impedido el hecho
pudiendo hacerlo.” (Art. 1779 CCC.).
5. Sentencia penal posterior: “La sentencia penal posterior a la sentencia civil no produce ningú n
efecto sobre ella, excepto en el caso de revisió n. La revisió n procede exclusivamente, y a petició n de
parte interesada, en los siguientes supuestos:
b) En el caso previsto en el Art. 1775 inc. “c”, si quien fue juzgado responsable en la acció n
civil es absuelto en el juicio criminal por inexistencia del hecho que funda la condena civil,
o por no ser su autor;
Art. 1774.- Independencia. La acció n civil y la acció n penal resultantes del mismo hecho pueden ser
ejercidas independientemente. En los casos en que el hecho dañ oso configure al mismo tiempo un
delito del derecho criminal, la acció n civil puede interponerse ante los jueces penales, conforme a las
disposiciones de los có digos procesales o las leyes especiales.
En su Art. 1774, establece el principio de independencia de las acciones civiles y penal, pero pese a
este titulado principio de independencia, en realidad en nuestro ordenamiento positivo existe una
interdependencia entre ambas acciones. El Art. 1775 CCC., como ya hemos visto, establece que si la
acció n penal precede a la civil, no habrá condenació n en el juicio civil, antes de la condenació n del
acusado en el juicio penal.
Este principio es una regla de orden pú blico, y por lo tanto deber ser aplicada de oficio por el juez
civil, desde que toma conocimiento de la existencia del juicio penal.
Ahora bien, este principio no es absoluto, ya que el mismo Art. 1775 se encarga de prever supuestos
de excepció n. Así pues, no se suspenderá el dictado de la sentencia definitiva del proceso civil cuando:
a) Medien causas de extinció n de la acció n penal (Por ej.: Muerte del causante);
b) Si la dilació n del procedimiento penal provoca, en los hechos, una frustració n efectiva del
derecho de ser indemnizado;
c) Si la acció n civil por reparació n del dañ o está fundada en un factor de atribució n objetivo de
responsabilidad.
Sistema del Código Penal:
En nuestro ordenamiento rige el sistema de acumulació n. El Art. 29 inc. “2” del Có digo Penal establece
que “la sentencia condenatoria (penal) podrá ordenar la indemnizació n del dañ o material y moral
causado a la víctima, a su familia o a un tercero, fijá ndose el monto prudencialmente para el juez en
defecto de plena prueba”; consagrá ndose de esta forma, el principio de que el juez penal tiene también
competencia en la acció n civil resarcitoria de los dañ os causados por el hecho ilícito.
El Có digo Penal siguió la doctrina de la escuela positivista, segú n la cual el quebrantamiento del orden
jurídico debe ser restablecido plenamente. Es decir que si el damnificado elige este fuero para ejercer
la acció n resarcitoria, no puede luego desistir y promoverla en jurisdicció n civil, salvo si después de
recaída resolució n en lo penal, ésta deja expedita una nueva vía exclusivamente indemnizatoria. De
modo que en los casos de delitos y cuasidelitos de cará cter puramente civil, la ú nica jurisdicció n
competente para entender en la acció n de indemnizació n de dañ os y perjuicio es la civil. Pero cuando
el ilícito es a su vez un delito penal, la jurisdicció n criminal es la ú nica competente para entender en la
acció n penal, pero igualmente podría serlo a opció n del damnificado, para entender asimismo en la
acció n civil resarcitoria.
Cuando se da un delito penal que a su vez genera perjuicio, el C.P establece en su art. 29 que la
sentencia condenatoria podrá ordenar la indemnizació n del dañ o material y moral causado a la
víctima, a su familia o a un tercero, fijá ndose el monto por el juez en defecto de plena prueba. Es la
pena unida al resarcimiento del perjuicio. Por lo que se sostiene que para la solicitud de reclamo de
los dañ os hoy se considera que el sistema es mixto ya que el juez penal en su sentencia puede agregar
la condena al pago de los dañ os y perjuicios o pudiendo la victima optar por la competencia de los
jueces civiles.
Acciones Acumuladas:
La posibilidad del damnificado de elegir la jurisdicció n penal para el ejercicio de la acció n civil
depende de la concurrencia de las siguientes condiciones:
2. Que el Damnificado exprese su voluntad de constituirse en actor civil, y que el juzgador lo considere
presuntivamente como titular del derecho a la reparació n.
4. Que el damnificado pueda intervenir en el juicio penal de conformidad con las normas del proceso.
Actor civil (legitimació n pasiva), es un sujeto que interviene en la sede penal ejerciendo la acció n civil.
Asume su parte pero en materia civil no penal.
Se establece que la acció n civil para la restitució n de la cosa obtenida por el delito y la pretensió n
resarcitoria puede ser ejercida solo por el damnificado o por sus herederos o por los representantes
legales o mandatarios contra los imputados y en su caso contra el tercero civilmente responsable. El
actor civil puede desistir del ejercicio de la acció n civil en cualquier estado del proceso, quedando
obligado por las costas que su intervenció n hubiere causado. El desistimiento del ejercicio en sede
penal no obstara su deducció n en sede civil.
2. Debe darse oportunidad al acusado, para controlar la prueba del damnificado sobre el dañ o y
para producir toda la que haga a la defensa de su derecho por ejemplo la pretensió n
resarcitoria debe promoverse antes de que exista sentencia penal condenatoria e incluso
antes del traslado de la defensa.
3. Si es rechazada la indemnizació n, pese a existir condena penal (por ej.: por ausencia de
dañ o), tampoco puede pretender reclamar indemnizació n en sede civil.
5. La misma virtualidad de la cosa juzgada juega a la inversa, impidiendo que quien intentara la
acció n resarcitoria en el fuero civil, ejercite luego nuevamente la misma pretensió n en lo
penal.
Cuando el damnificado no opta por deducir la pretensió n resarcitoria en sede penal, promoviéndola
ante el juez en lo civil, se concreta entonces la tramitació n separada de ambas acciones.
De todas maneras, como se establece má s arriba, existe una notoria interdependencia, dá ndole
prioridad a la jurisdicció n penal y predominio en su decisió n.
Art. 1775: Suspensió n del dictado de la sentencia civil. Si la acció n penal precede a la acció n civil, o es
intentada durante su curso, el dictado de la sentencia definitiva debe suspenderse en el proceso civil
hasta la conclusió n del proceso penal, con excepció n de los siguientes casos:
b) si la dilació n del procedimiento penal provoca, en los hechos, una frustració n efectiva del derecho a
ser indemnizado;
c) si la acció n civil por reparació n del dañ o está fundada en un factor objetivo de responsabilidad.
La promoció n de la acció n penal, aun cuando haya sido iniciada una vez en trá mite el proceso civil,
producirá la suspensió n del dictado de la sentencia en esta ú ltima sede, hasta tanto exista un
pronunciamiento definitivo en la sede penal. Consagra la independencia de las acciones civil y penal,
cuando ambas son promovidas por la producció n del mismo hecho ilícito.
Principio: De acuerdo con el precepto del Art. 1776 CCC: La sentencia penal condenatoria produce
efectos de cosa juzgada en el proceso civil respecto de la existencia del hecho principal que constituye
el delito y de la culpa del condenado
La existencia del hecho principal, es decir, la existencia de la acció n, y la culpa del condenado, es decir,
su autoría. También son irreversibles, las decisiones penales condenatorias, en cuanto a las demá s
circunstancias referentes al “hecho principal”, como lugar, tiempo y calificació n del hecho.
Tipo Penal sin Daños: Si existe condena por la violació n de un tipo penal que no exige la configuració n
de dañ os, entonces el juez civil puede rechazar la demanda en el caso de que no quede acreditada la
existencia de perjuicios en la victima.
Culpa Concurrente: En tanto no se vuelva sobre el hecho delictuoso o la culpa del demandado, nada se
opone a que se considere en el juicio civil la existencia de culpa concurrente de la víctima; toda vez
que con respecto a la responsabilidad de esta ú ltima, la sentencia criminal no hace cosa juzgada por
no constituir el juzgamiento de su conducta el “hecho principal” a que alude el Art. 1776. Este derecho
tiene para el condenado el mayor interés; puesto que si la culpa es concurrente, los dañ os ya no
deberá n ser soportados exclusivamente por el autor. La condena penal que declara la culpa del
condenado no puede ser controvertida en sede civil.
Extensión al Tercero Civilmente Responsable: La condena en sede penal hace cosa juzgada no solo
respecto del autor del dañ o, sino también del tercero civilmente responsable, quien no puede
contestar ni la existencia del hecho ni la culpa del condenado, aunque si puede alegar en el juicio civil
aquella circunstancias que haga improcedente extingan o limiten la responsabilidad indirecta que se
le atribuye.
Aplicación de Oficio: Siendo la regla del Art. 1776 CCC. Una aplicació n del principio de la autoridad de
la cosa juzgada, como esta es de orden pú blico, los jueces y tribunales está facultados para aplicarla
de oficio, aunque esa defensa no hubiese sido opuesta por la parte interesada.
Dispone el Art. 1777 CCC., “Si la sentencia penal decide que el hecho no existió o que el sindicado
como responsable no participó , estas circunstancias no pueden ser discutidas en el proceso civil.
Si la sentencia penal decide que un hecho no constituye delito penal o que no compromete la
responsabilidad penal del agente, en el proceso civil puede discutirse libremente ese mismo hecho en
cuanto generador de responsabilidad civil.”
Las consecuencias de la decisió n adoptada en la sede penal en caso de que se decida la absolució n.
Establece que no puede discutirse en sede civil la existencia material del hecho cuando éste haya sido
reputado inexistente en sede penal, como así también en los casos en que se haya arribado a la
conclusió n de que el imputado no participó en el hecho, la decisió n que no funda absolució n en la
existencia del hecho no tendrá efectos en la jurisdicció n civil. A partir de este precepto podemos
determinar que:
- La sentencia penal absolutoria hace cosa juzgada en lo civil, también cuando la decisió n
se basa en la ausencia probada de culpa del agente. En sentido contrario, cuando la
absolució n no se debe a ausencia del hecho o autoría, sino a inexistencia de culpa, esto no
obsta a la condena civil resarcitoria, pues en jurisdicció n civil la culpa puede ser
apreciada con mayor amplitud.
- Cuando la figura penal exige un resultado dañ oso, y el juez penal absuelve con
fundamento en la inexistencia de dañ os, la decisió n hace cosa juzgada en lo civil. Si por el
contrario, a la figura penal, le es indiferente la existencia de dañ os, la absolució n penal es
irrelevante en lo civil.
ART 1779.- Impedimento de reparació n del dañ o. Impiden la reparació n del dañ o:
b) en los delitos contra la vida, haber sido coautor o có mplice, o no haber impedido el hecho pudiendo
hacerlo.
Dos supuestos en los cuales no resulta procedente otorgar una indemnizació n a quien acciona por los
dañ os y perjuicios que le habían sido ocasionados.
ART1780.- Sentencia penal posterior. La sentencia penal posterior a la sentencia civil no produce
ningú n efecto sobre ella, excepto en el caso de revisió n. La revisió n procede exclusivamente, y a
petició n de parte interesada, en los siguientes supuestos:
a) si la sentencia civil asigna alcances de cosa juzgada a cuestiones resueltas por la sentencia penal y
ésta es revisada respecto de esas cuestiones, excepto que derive de un cambio en la legislació n;
b) en el caso previsto en el artículo 1775 inciso c) si quien fue juzgado responsable en la acció n civil es
absuelto en el juicio criminal por inexistencia del hecho que funda la condena civil, o por no ser su
autor;
Consagra como principio general la ineficacia de la sentencia penal posterior sobre la civil. Sin
embargo prevé la posibilidad de que se promueva una acció n de revisió n de la decisió n adoptada en el
juicio de dañ os y perjuicios. Y también el recurso de revisió n judicial, es decir, la reevaluació n de la
decisió n.
En principio la sentencia del juicio civil sobre el hecho no influirá en el juicio penal, ni impedirá
ninguna acció n criminal posterior intentada sobre el mismo hecho o sobre toro que con él tenga
relació n. El sentido de la sentencia civil no condiciona, de modo alguno, a la sentencia penal a dictarse
posterior. Ni la condena civil impide la absolució n penal, ni el rechazo de la pretensió n resarcitoria,
impide una sentencia penal condenatoria.