Acuerdos de Basilea

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Acuerdos de Basilea

2023

Acuerdos de Basilea

CONTABILIDAD BANCARIA
LIC. DINIA HERNANDEZ
Presentado Por:
Suany Diaz
Dayely Muñoz
Zoelly Aroche

BTP´EN CONTADURÍA Y FINANZAS | INSTITUTO POLIVALENTE SUPERACIÓN SAN JOSÉ

LIC. DINIA HERNANDEZ 1


Acuerdos de Basilea

Contenido
Introducción.................................................................................................................................1
Objetivos......................................................................................................................................2
El Comité de Basilea....................................................................................................................3
Basilea I........................................................................................................................................3
Basilea II.......................................................................................................................................4
Pilar I: el cálculo de los requisitos mínimos de capital..............................................................5
Pilar II: el proceso de supervisión de la gestión de los fondos propios.....................................6
Pilar III: La Disciplina De Mercado............................................................................................6
Basilea III......................................................................................................................................8
Visión general........................................................................................................................8
Principios básicos.....................................................................................................................9
Capital..................................................................................................................................9
Apalancamiento...............................................................................................................10
Liquidez..............................................................................................................................11
Implementación................................................................................................................12

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Acuerdos de Basilea

Introducción

En el presente informe damos a conocer los acuerdos de Basilea ya que son


los acuerdos de supervisión bancaria o recomendaciones sobre regulación
bancaria emitidos por el Comité de Basilea de Supervisión Bancaria. Donde
Están formados por los acuerdos Basilea I, Basilea II y Basilea III. Estos
reciben su nombre a partir de la ciudad de Basilea, Suiza, donde el CBSB
mantiene su secretariado en la sede del Banco de Pagos Internacionales.

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Objetivos

 Conocer sobre el comité de Basilea y cuáles son sus funciones


 Aprender sobre los tres acuerdos de Basilea, Basilea I, II y III
 Identificar lo que podemos aprender para aplicarlos en nuestros
conocimientos.

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El Comité de Basilea

Antiguamente, el Comité de Basilea estaba formado por representantes de los


bancos centrales y de las autoridades regulatorias del Grupo de los Diez más
Luxemburgo y España. Desde 2009, todos los demás países significativos del
G-20 están representados, así como algunas de las mayores plazas bancarias
como Hong Kong y Singapur.

El Comité no tiene autoridad para imponer recomendaciones, si bien la mayor


parte de los países así como algunos otros que no forman parte del mismo
tienden a implementar las políticas del Comité. Esto significa que las
recomendaciones son aplicadas a través de leyes y regulaciones nacionales (o
a nivel comunitario en la UE), antes que como resultado de una recomendación
internacional del Comité, de modo que es preciso un cierto período de tiempo
desde que se aprueba una recomendación hasta que esta es aplicable a nivel
nacional.

Basilea I
Con el nombre de Basilea I se conoce al acuerdo publicado en 1988, en
Basilea, Suiza, por el Comité de Basilea, compuesto por los gobernadores de
los bancos centrales de Alemania, Bélgica, Canadá, España, EE. UU., Francia,
Italia, Japón, Luxemburgo, Holanda, el Reino Unido, Suecia y Suiza. Se trataba
de un conjunto de recomendaciones para establecer un capital mínimo que
debía tener una entidad bancaria en función de los riesgos que afrontaba.
El acuerdo establecía una definición de «capital regulatorio» compuesto por
elementos que se agrupan en 2 categorías (o «tiers») si cumplen ciertos
requisitos de permanencia, de capacidad de absorción de pérdidas y de
protección ante quiebra. Este capital debe ser suficiente para hacer frente a los
riesgos de crédito, mercado y tipo de cambio.
Cada uno de estos riesgos se medía con unos criterios aproximados y
sencillos. El principal riesgo era el riesgo de crédito, y se calculaba agrupando
las exposiciones de riesgo en 5 categorías según la contraparte y asignándole
una «ponderación» diferente a cada categoría (0%, 10%, 20%, 50%, 100%), la
suma de los riesgos ponderados formaba los activos de riesgo.
El acuerdo establecía que el capital mínimo de la entidad bancaria debía ser el
8% del total de los activos de riesgo (crédito, mercado y tipo de cambio
sumados).

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Este acuerdo era una recomendación: cada uno de los países signatarios, así
como cualquier otro país, quedaba libre de incorporarlo en su ordenamiento
regulatorio con las modificaciones que considerase oportunas.
El primer acuerdo de capital de Basilea ha jugado un papel muy importante en
el fortalecimiento de los sistemas bancarios. La repercusión de ese acuerdo, en
cuanto al grado de homogeneización alcanzado en la regulación de los
requerimientos de solvencia ha sido extraordinaria. Entró en vigor en más de
130 países.
Dado que el acuerdo contenía ciertas limitaciones en su definición, en junio de
2004 fue sustituido por el llamado acuerdo Basilea II.

Basilea II
Basilea II es el segundo de los acuerdos de Basilea. Dichos acuerdos consisten
en recomendaciones sobre la legislación y regulación bancaria y son emitidos
por el Comité de supervisión bancaria de Basilea.1 El propósito de Basilea II,
publicado inicialmente en junio de 2004, es la creación de un estándar
internacional que sirva de referencia a los reguladores bancarios, con objeto de
establecer los requerimientos de capital necesarios para asegurar la protección
de las entidades frente a los riesgos financieros y operativos.
En diciembre de 1974, el comité de Basilea, compuesto por los gobernadores
de los bancos centrales del G-10, donde se publicó el primero de los acuerdos
de Basilea, un conjunto de recomendaciones alrededor de una idea principal:
Se trataba de un conjunto de recomendaciones para establecer un capital
mínimo que debía tener una entidad bancaria en función de los riesgos que
afrontaba.
El acuerdo establecía una definición de "capital regulatorio" compuesto por
elementos que se agrupan en 2 categorías (o "tiers") si cumplen ciertos
requisitos de permanencia, de capacidad de absorción de pérdidas y de
protección ante quiebra. Este capital debe ser suficiente para hacer frente a los
riesgos de crédito, mercado y tipo de cambio. Cada uno de estos riesgos se
medía con unos criterios aproximados y sencillos.
Este acuerdo era una recomendación: cada uno de los países signatarios, así
como cualquier otro país, quedaba libre de incorporarlo en su ordenamiento
regulatorio con las modificaciones que considerase oportunas.
Entró en vigor en más de cien países.
La principal limitación del acuerdo de Basilea I es que es insensible a las
variaciones de riesgo y que ignora una dimensión esencial: la de la calidad
crediticia y, por lo tanto, la diversa probabilidad de incumplimiento de los
distintos prestatarios. Es decir, consideraba que los créditos tenían la misma
probabilidad de incumplir.

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Para superarla, el comité de Basilea propuso en 2004 un nuevo conjunto de


recomendaciones. Estas se apoyan en los siguientes tres pilares.

Pilar I: el cálculo de los requisitos mínimos de capital

Constituye el núcleo del acuerdo e incluye una serie de novedades con


respecto al anterior: tiene en cuenta la calidad crediticia de los prestatarios
(utilizando índices de audiencia externos o internos) y añade requisitos de
capital por el riesgo operacional.
La norma de Basilea I, que exige
fondos propios > 8% de activos de riesgo , considerando: (riesgo de
crédito + riesgo de negociación+ riesgo de tipo de cambio)
mientras que ahora considera: (riesgo de crédito + riesgo de mercado+ riesgo
de tipo de cambio + riesgo operacional)
El riesgo de crédito se calcula a través de tres componentes fundamentales:
 PD (Probability of Default), o probabilidad de incumplimiento.
 LGD (Loss Given Default), o pérdida dado el incumplimiento (también
se conoce como "severidad", indicando la gravedad de la pérdida).
 EAD (Exposure At Default), o exposición en el momento del
incumplimiento.
Habida cuenta de la existencia de bancos con distintos niveles de sofisticación,
el acuerdo propone distintos métodos para el cálculo del riesgo crediticio. En
el método estándar, la PD y la LGD se calculan implícitamente a través de las
calificaciones de riesgo crediticio publicadas por empresas especializadas
(agencias de rating) utilizando una serie de baremos. En cambio, los bancos
más sofisticados pueden, bajo cierto número de condiciones, optar por
el método de índices de audiencia internos avanzado (AIRB), que les
permite utilizar sus propios mecanismos de evaluación del riesgo y realizar sus
propias estimaciones. Existe un método alternativo e intermedio (foundation
IRB) en el que los bancos pueden estimar la PD, el parámetro de riesgo más
básico, y utilizar en cambio valores precalculados por el regulador para la LGD.
Hasta la fecha, muchas entidades bancarias gestionaban su riesgo crediticio en
función de la pérdida esperada, , que determinaba su nivel de provisiones
frente a incumplimientos. La nueva normativa establece una nueva medida, el
RWA, que se fija no en la media sino en un cuantil elevado de la distribución de
pérdida estimada a través de una aproximación basada en la distribución
normal.

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El riesgo de crédito se cuantifica entonces como la suma de los RWA


correspondientes a cada una de las exposiciones que conforman el activo de la
entidad.
Dentro del riesgo de crédito se otorga un tratamiento especial a
las titulizaciones, para las cuales se debe analizar si existe una transferencia
efectiva y significativa del riesgo, y si son operaciones originadas por la entidad
o generados por otras.
El riesgo de negociación y el riesgo de tipo de cambio se siguen calculando
conforme a Basilea I.
El riesgo operacional se calcula multiplicando los ingresos por un porcentaje
que puede ir desde el 12% hasta el 18%. Existen 3 métodos alternativos para
calcularlo dependiendo del grado de sofisticación de la entidad bancaria.
Por último, la definición de capital regulatorio disponible permanece casi igual a
la de Basilea I.
Hay que advertir una objeción en este cálculo del riesgo: que se ignora los
efectos agravantes/mitigantes de la concentración/diversificación de riesgos
(estructura de correlación probabilística entre las diversas exposiciones). Esta
es una de las principales diferencias entre capital regulatorio y Capital
Económico.

Pilar II: el proceso de supervisión de la gestión de los fondos propios

Los organismos supervisores nacionales están capacitados


para incrementar el nivel de prudencia exigido a los bancos bajo su
jurisdicción. Además, deben validar tanto los métodos estadísticos empleados
para calcular los parámetros exigidos en el primer pilar como la suficiencia de
los niveles de fondos propios para hacer frente a una crisis económica,
pudiendo obligar a las entidades a incrementarlos en función de los resultados.
Para poder validar los métodos estadísticos, los bancos estarán obligados a
almacenar datos de información crediticia durante periodos largos, de 5 a 7
años, a garantizar su adecuada auditoría y a superar pruebas de "stress
testing".
Además se exige que la alta dirección del banco se involucre activamente en
el control de riesgos y en la planificación futura de las necesidades de capital.
Esta autoevaluación de las necesidades de capital debe ser discutida entre la
alta dirección y el supervisor bancario. Como el banco es libre para elegir la
metodología para su autoevaluación, se pueden considerar otros riesgos que
no se contemplan en el cálculo regulatorio, tales como el riesgo de
concentración y/o diversificación, el riesgo de liquidez, el riesgo reputacional, el
riesgo de pensiones, etc.

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Para grupos financieros multinacionales se establecen colegios


Supervisores que, bajo la coordinación del supervisor de la entidad matriz, se
encargan de la coordinación internacional de la supervisión del grupo
financiero.

Pilar III: La Disciplina De Mercado

El acuerdo estableció normas de transparencia y exigió la publicación periódica


de información acerca de su exposición a los diferentes riesgos y la suficiencia
de sus fondos propios. El objetivo es:
1. La generalización de las buenas prácticas bancarias y su
homogeneización internacional.
2. La reconciliación de los puntos de vista financiero, contable y de la
gestión del riesgo sobre la base de la información acumulada por las
entidades.
3. La transparencia financiera a través de la homogeneización de los
informes de riesgo publicados por los bancos.
Inicialmente la información debe incluir:
 Descripción de la gestión de riesgos: objetivos, políticas, estructura,
organización, alcance, políticas de cobertura y mitigación de riesgos.
 Aspectos técnicos del cálculo del capital: diferencias en la
consolidación financiera y regulatoria.
 Descripción de la gestión de capital.
 Composición detallada de los elementos del capital regulatorio
disponible.
 Requerimientos de capital por cada tipo de riesgo, indicándo el
método de cálculo utilizado.
El requisito inicial es que se publique al menos anualmente, aunque es
previsible que la frecuencia será mayor (al menos resumida) y a sus contenidos
mínimos se irá añadiendo la información que el mercado exija en cada
momento.
Implantación
 El comité de Basilea ha creado un subgrupo de trabajo para colaborar
en la implantación internacional del acuerdo: el Accord Implementation
Group (AIG).

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 A través de una encuesta realizada por el Financial Stability


Institute (FSI), al menos 95 países (adicionales a los 13 miembros del
comité de Basilea) indicaron que implantarían BIS II.
 Muchos países han anunciado ya calendarios de implantación para un
cumplimiento oportuno.
 Basilea II ya se ha implantado en la toda la Unión
Europea, Japón y Australia (13 países en toda Asia)
 La implantación en Asia está sentando tendencias que se imitarán en el
resto del mundo, especialmente en lo referente al Pilar III (información
pública).
 La implantación en Europa se ha realizado a través de directivas (leyes
de obligado cumplimiento en todos los países de la UE), y cuenta con la
colaboración especial del CEBS (Comité de Supervisores Bancarios
Europeos). En ciertos aspectos está liderando el desarrollo futuro de la
regulación, como por ejemplo en las reglas de funcionamiento de los
colegios de supervisores.
 En América la implantación va más atrasada. Estados Unidos está
siendo un caso especial, ya que no será generalizada para todos sus
bancos y tendrá normas especiales. En Canadá la implantación va más
avanzada que en los Estados Unidos, y algunos
países latinoamericanos están siendo muy activos en la adaptación de
sus normas nacionales para que sea posible la transición (no puede ser
más rápida por la necesidad de cambiar leyes y porque también están
adoptando las normas internacionales de contabilidad -NICs-).

Críticas y modificaciones previstas


Las principales críticas se han centrado en que se considera que es demasiado
"procíclico" (podría acentuar la debilidad económica en caso de recesión y
fomentarla en época de bonanza).
Algunas imperfecciones del modelo se han puesto de manifiesto con la crisis
económica actual y ya se están proponiendo algunas modificaciones. Los
puntos más discutidos son:
 Titulizaciones
 Divulgaciones del pilar III
 Riesgo de mercado
 Sistemas de control de riesgos
 Hipotecas

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Basilea III
Los Acuerdos de Basilea III (Basilea III) se refieren a un conjunto de
propuestas de reforma de la regulación bancaria, publicadas a partir del 16 de
diciembre de 2010.
Basilea III es parte de una serie de iniciativas, promovidas por el Foro de
Estabilidad Financiera (FSB, Financial Stability Board por sus siglas en inglés)
y el G-20, para fortalecer el sistema financiero tras la crisis de las hipotecas
subprime. Se trata de la primera revisión de Basilea II (CRD II) y se llevó a
cabo a lo largo de 2009, entrando en ejecución a partir del 31 de diciembre de
2010.
Dentro del marco de la Unión Europea, los acuerdos de Basilea III se
transponen jurídicamente en las normas de la Directiva 2013/36/UE (CRD IV) y
el Reglamento UE n.º 575/2013 (CRR) de requisitos de capital.

Visión general
La reforma de Basilea III viene motivada al observarse que la crisis financiera
de 2008 se explica en gran parte debido al crecimiento excesivo de los valores
presentados en los balances de los bancos (y también fuera de ellos, como en
el caso de los productos derivados), y la simultánea caída del nivel y la calidad
de los fondos propios previstos para riesgos. En efecto, muchas instituciones
no contaban con reservas suficientes para hacer frente a una crisis de liquidez.
El tumulto bursátil provocado por la financiación de las economías
desarrolladas (países del G7) que alimentó la crisis con bursatilizaciones
sobredimensionadas. El colapso de Lehman Brothers fue la señal inicial de la
crisis. Las implicaciones macroeconómicas de la crisis fueron más amplias que
las de la Gran Recesión de los años 19304.
En este contexto, el sistema bancario se mostró en un primer momento incapaz
de absorber las pérdidas que afectaban a los productos estructurados
de titulización y tuvo que asumir, por tanto, la reintermediación de algunas de
las exposiciones de fuera de balance.
En el peor momento de la crisis, las incertidumbres pesaban sobre la calidad
de los balances. La solvencia de los bancos estaba en cuestión y ello
conllevaba problemas de riesgo sistémico (la interdependencia existente podía
provocar que la insolvencia de uno provocara la del siguiente), lo cual generó
una crisis de confianza y de efectivo generalizada. Teniendo en cuenta el papel
del sistema financiero en las finanzas y en la economía real, el carácter
internacional de las instituciones financieras y las pérdidas que asumen
los Estados principalmente a través de los planes de rescate con fondos
públicos, se consideró legítima la intervención coordinada de los reguladores
internacionales.
A diferencia de Basilea I y Basilea II, ambos centrados principalmente en el
nivel de reservas que los bancos deben mantener para pérdidas bancarias,
Basilea III se centra principalmente en el riesgo de "bank run" (pánico
bancario), exigiendo diferentes niveles de capital para las distintas modalidades
de depósitos bancarios y otros préstamos. Basilea III no sustituye, en su mayor

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parte, a las directrices ya conocidas como Basilea I y Basilea II; más bien las
complementa.

Principios básicos

Capital

El acuerdo de Basilea III propone a los bancos aumentar sus reservas de


capital para protegerse de posibles caídas. El capital mínimo de calidad
(CET1, Common Equity Tier 1 por sus siglas en inglés), incluye las acciones
ordinarias y los resultados acumulados. El ratio de capital CET1 pasa del 2% al
4,5%, computado sobre el total de los "activos ponderados por riesgo". Este
ratio de capital mínimo debe ser mantenido en todo momento por el banco y es
uno de los más importantes.
El llamado Capital Tier 1 incluye, además de las acciones comunes y las
utilidades retenidas, las participaciones preferentes, híbridos de capital y deuda
sin pagar. El ratio de Capital Tier 1 mínimo pasa del 4% al 6% aplicable en
2015 sobre el total de los "activos ponderados por riesgo". Dicho 6% se
subdivide en el 4,5% de CET1 arriba mencionado, y el 1,5% extra de AT1
(Additional Tier 1).
En suma, el ratio mínimo de Capital Total (que incluye el Capital Tier 1, más el
denominado Capital Tier 2), asciende en total al 8% de los activos ponderados
por riesgo.
Respecto de los "activos ponderados por riesgo", se definen como la suma de
los activos del banco, ponderados según el riesgo que cada activo comporte de
acuerdo con las directrices de Basilea III. Por ejemplo: un préstamo al
consumo, sin ninguna garantía, tiene un peso del 100%; mientras que un bono
del estado, generalmente tiene un peso del 0% (por ejemplo, el bono alemán o
suizo).
Por otra parte, Basilea III introduce el concepto de los "colchones de capital",
que los bancos tendrán que construir gradualmente entre 2016 y 2019, para
que pudieran ser utilizados en futuros tiempos de crisis:

 Colchón de conservación de capital: Equivalente al 2,5% de los


activos ponderados por riesgo y compuesto íntegramente por
instrumentos de CET1. Dado que el requisito mínimo regulatorio es
mantener el 4,5% de CET1, deberá añadirse el mencionado colchón
para que el capital de alta calidad ascienda al 7% a finales de 2019. Los
bancos podrán utilizar, en determinadas circunstancias, el capital de este
colchón de conservación de capital, aunque si el banco está cerca del
porcentaje mínimo requerido, deberá reducir su margen
de beneficios y dividendos. En definitiva, el objetivo es evitar que las

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instituciones sigan pagando altos dividendos y bonos incluso cuando


sufren un deterioro del capital.

 Colchón de capital anticíclico de alta calidad: Entre el 0% y el 2,5%


de los activos ponderados por riesgo. Puede ser requerido de acuerdo a
las necesidades de cada país signatario del acuerdo. Este segundo
colchón dependerá del nivel de capitalización de mercado y tiene por
objeto proteger el sistema bancario en los

períodos de expansión del crédito, cuando los bancos tendrán que guardar una
parte de su capital a la formación de sus colchones.
Por lo tanto, teniendo en cuenta los dos colchones, el requisito de Capital Total
mínimo (no confundir con el CET1) puede llegar al 13%. 6

Apalancamiento

Basilea III introduce a partir de 2015 un "ratio de apalancamiento" mínimo


propuesto, como medida complementaria a los ratios de solvencia basados en
riesgo.
El ratio de apalancamiento se calcula dividiendo el capital Tier 1 por una
medida de la exposición total no ponderada por riesgo, como los activos
consolidados totales medios del banco (no ponderados). Se espera que los
bancos mantengan un ratio de apalancamiento no inferior al 3% bajo Basilea
III.7

Liquidez

Uno de los planes más importantes de la reforma de Basilea III es la


introducción de dos ratios de liquidez: el LCR (Liquidity Coverage Ratio) y el
NSFR (Net Stable Funding Ratio).8

El LCR (Coeficiente de Cobertura de Liquidez) es una relación de un mes, que


tiene como objetivo requerir a los bancos mantener suficientes activos líquidos
de alta calidad para cubrir las salidas netas de efectivo durante un período de
30 días. Su fundamento es el siguiente: los activos líquidos de los que dispone
una institución financiera (por ejemplo, bonos gubernamentales y bonos
corporativos) deben tener un valor mayor o igual que las salidas potenciales de
efectivo (por ejemplo, pagarés que expiran y retiros de cuentas de depósito) de
dicha institución. De manera matemática, esto es:
Los activos que entran en la parte de Activos Líquidos, son tales que la
institución pueda fácilmente convertirlos en efectivo. Para efectos del
Coeficiente de Cobertura de Liquidez, éstos se separaron en dos tipos los
activos de nivel I y activos de nivel II. Los activos de nivel I, son activos muy
líquidos que no incurren en pérdidas, por precios inusuales a ser vendidos en el
mercado. Por esta razón se ponderan al 100%. Los activos de nivel II son
activos menos líquidos, que bajo un escenario de estrés pudiera ser que se

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vendieran a precios menores que los de mercado, por lo que tienen un


ponderador menor que 100%.
Por otra parte en el denominador, en la parte de Salidas Netas de Efectivo,
existen de hecho dos elementos que tienen importancia. El primero son las
salidas que potencialmente tendrá la institución. Por ejemplo, de las cuentas de
depósito esperamos que bajo un escenario de estrés se salga dinero, por lo
que el total de las cuentas de depósito, se multiplican por un ponderador que
mide cuánto podría salirse bajo un escenario de estrés (de hecho las cuentas
de depósito se separan según que tan factible sea que salga dinero de las
cuentas, por lo que hay más de un ponderador en juego). El segundo elemento
son las entradas de efectivo, es decir, dinero que recibirá la institución durante
el período de 30 días. Por ejemplo, aquí entran créditos que haya otorgado la
institución y bonos que no sean líquidos de los cuales se va a recibir intereses
o capital, entre otros.
Con estos elementos el coeficiente toma la siguiente forma (de acuerdo a la
publicación del 6 de enero de 2013):
Sujeto a que los Activos Ponderados de Nivel II no sean más del 40% del total
de los activos líquidos.
De acuerdo con el Acuerdo de Basilea de 16 de diciembre de 2010, sus
parámetros principales son:
 El efectivo y la deuda soberana se pondera al 100%.
 Otros títulos se ponderan al 85% (15% de descuento sobre el valor de
mercado).
 Los créditos a clientes se esperan renovar en un 50%, los préstamos
interbancarios no se renuevan.
 Los depósitos minoristas sufrirán una tasa de fugas que oscilará entre el
5% y 10%, dependiendo de la estabilidad estimada del depósito en
cuestión.
 Los depósitos a grandes empresas sufrirán una tasa de fugas de entre el
25% y el 75%, dependiendo de la estabilidad del depósito estimado en
cuestión.
 La refinanciación de mercado se renueva en un 0%.
 El NSFR (Coeficiente de Fondeo Estable Neto) es una relación de un
año que tiene como objetivo permitir a los bancos resistir un año a una
crisis específica de la institución. Su filosofía es la siguiente: el importe
de los requisitos de recursos estables (financiación necesaria estable)
debe ser menor que la cantidad de recursos disponibles (financiación
estable disponible).

Implementación

La implementación completa de Basilea III ha sufrido retrasos: habiéndose


acordado en 2010, se preveía que Basilea III fuese introducido entre 2013 y
2015. Luego, la implementación se aplazó para marzo de 2019 y ahora será
desde el 1.º de enero de 2022 en un lapso de cinco años. 9 En 2021, a causa de

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la crisis económica causada por los confinamientos masivos, se aplazó una vez
más su implementación para 2023 y terminando el plazo en 2028.
La Junta de Estabilidad Financiera, FSB, ha designado a la implementación de
Basilea Basel III como una de las áreas prioritarias de su monitoreo. La labor
de monitoreo y reporte en esta área ha sido encargada al Comité de Basilea
sobre Supervisión Bancaria, (BCBS).

Conclusiones

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Anexos

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