Contrato de Trabajo Definición y Caracteres
Contrato de Trabajo Definición y Caracteres
Contrato de Trabajo Definición y Caracteres
A. Definición legal
(ET art.1.1 y 8.1)
No basta, así, para el nacimiento de la relación laboral, con que exista un servicio o
se realice una determinada actividad de forma personal y voluntaria, ni con que ésta
se retribuya. Es necesario que a estos elementos se sumen otros, que son
precisamente los que permiten calificar la prestación como laboral, especialmente la
asunción por el receptor del servicio de los costes, riesgos y resultados económicos
propios de la actividad productiva (ajenidad), y la dependencia o subordinación del
trabajador respecto del empresario, quedando comprendido en su círculo rector,
disciplinario y organizativo. Si no existe tal sujeción el contrato puede considerarse
civil o mercantil, pero no laboral.
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Determinación del contrato de Trabajo
1) La determinación de la existencia de un contrato de trabajo, y su calificación
como tal, corresponde:
b. Pero con independencia de la denominación que pacten las partes (nomen iuris),
el contrato tiene la naturaleza que se derive de la realidad de las prestaciones
concurrentes. De este modo, si se trata de una prestación de servicios de carácter
dependiente o subordinado, por cuenta ajena y retribuida, en principio es un contrato
de trabajo, aunque las partes le hayan dado otra forma o denominación.
Exclusiones
(ET art.1.3)
- funcionarios y asimilados;
- prestaciones personales obligatorias ;
- consejeros y miembros del consejo de administración;
- trabajos de amistad, benevolencia y buena vecindad ;
- trabajos familiares ;
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- operadores mercantiles autónomos;
- y transportistas.
En todo caso, las exclusiones señaladas no son numerus clausus, excluyéndose, en
general, todo trabajo que se efectúe en desarrollo de relación distinta de la definida.
B. Requisitos
(ET art.1.1 y 8.1)
Pero el hecho de que la relación laboral nazca del acuerdo de voluntades expresado
en el contrato de trabajo, no significa que sin contrato formalizado no pueda
haber prestación asalariada de servicios (y por tanto obligaciones para las partes), o,
en sentido contrario, que toda prestación de servicios formalizada bajo un
contrato de trabajo sea asalariada. Para que la prestación pueda considerarse laboral,
hayan formalizado o no las partes un contrato de trabajo, es preciso que la actividad
del trabajador reúna las características propias de este tipo de prestación: trabajo
personal; voluntariedad; dependencia; ajenidad y retribución En caso contrario
estaríamos ante una simulación de contrato .
No obstante, aunque es una regla general que las partes pueden pactar lo que
estimen conveniente, sin contravenir las leyes, la moral o el orden público, y siempre
que el objeto contractual sea lícito, en el ámbito laboral se impone sobre la voluntad
de las partes una gran cantidad de normas imperativas estatales y de origen
convencional (convenios colectivos), que les resultan indisponibles. El volumen y la
trascendencia de estas normas imperativas alcanza un grado tal que predetermina la
práctica totalidad de las condiciones laborales (desde su contenido, pasando por el
tiempo de dedicación, la retribución, los acontecimientos que inciden en la vida del
contrato, su extinción, etc.), dejando a las partes un escaso margen de autonomía,
sin perjuicio de la mejora de las condiciones legal o convencionalmente previstas.
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hechos, esto es, por la efectiva realización de un trabajo personal en los términos
legalmente descritos. La relación laboral nacida de este modo, tácitamente, tiene los
mismos efectos que la surgida de la manifestación expresa de las partes.
1.Trabajo personal
La prestación personal del servicio por parte del trabajador es la primera nota que
permite identificar una relación laboral. Si ésta falta no puede hablarse de contrato
de trabajo, con lo que si el prestador del servicio no es una persona física la
relación nunca puede ser laboral. En este sentido y en atención a esta característica,
suele decirse que el contrato de trabajo es un contrato personalísimo.
2. Voluntariedad
3. Carácter retribuido
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personal, etc.-, el trabajo asalariado es esencialmente lucrativo. Los trabajadores
realizan la actividad pactada con el empresario a cambio de una contraprestación
económica, denominada salario en el contexto laboral.
4. Dependencia o subordinación
a. Contenido y alcance
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1. El trabajador debe acatar las órdenes dadas por el empresario (especificación de
tareas, y modo de organización de las mismas).
2. Y queda sometido a la potestad disciplinaria del empleador por cuenta de quien
realiza la labor, correspondiendo a éste la vigilancia y control de la correcta
prestación del servicio y, en su caso, la sanción en caso de incumplimiento.
Por lo que el requisito de dependencia no concurre cuando el contratado actúa con
plena autonomía.
b. Indicios de dependencia
5. Ajenidad
El trabajo asalariado se caracteriza también por la ajenidad, esto es, por consistir en
la realización de una actividad por cuenta de un tercero, el empresario, quien hace
suyos los resultados o frutos del trabajo y asume los riesgos y costes del proceso
productivo.
a. En riesgos y costes
La ajenidad en los riesgos y costes supone que pesa sobre el empresario la ventura
de la actividad económica desarrollada, de su buena marcha y de sus malos
resultados, sin que unos y otros tengan incidencia directa, en principio, en el trabajo
de sus asalariados, a los que debe retribuir la prestación realizada aun cuando no
haya obtenido los beneficios económicos deseados.
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La ajenidad implica, por tanto, que el trabajador tiene garantizada su retribución
con independencia de los resultados económicos de la empresa.
En este sentido, hay que distinguir según la naturaleza del resultado: si se trata
de algo material, un producto o bien tangible, su propiedad es adquirida
directamente por el beneficiario del trabajo (empresario); mientras que si se trata de
un servicio, la ejecución del mismo tiene lugar bajo la dirección y para satisfacer las
necesidades de la persona a favor de la cual se presta (ordinariamente de sus
clientes y usuarios).
El trabajador cede anticipadamente sus derechos sobre el trabajo que realiza, a
cambio de no asumir el riesgo de la actividad productiva, cesión que justifica, como
se acaba de indicar, la contraprestación económica que recibe. El instrumento jurídico
de cesión es, pues, el contrato de trabajo.
Consecuentemente, si el empresario no adquiere de forma automática los resultados
de la actividad del trabajador, la relación no puede considerarse laboral. Así ocurre
cuando el prestador del servicio puede transferir a un tercero el resultado de su
trabajo poniéndolo directamente en el mercado.