IM Comienzo y Origen de La Filosofia
IM Comienzo y Origen de La Filosofia
IM Comienzo y Origen de La Filosofia
KARL JASPERS
marzo 19, 2018
Ahora bien, por origen se entiende la fuente de la que surge en todo tiempo el impulso que
mueve a filosofar. Este origen es múltiple, está en nosotros, y se repite permanentemente en
cualquier momento histórico. El filósofo alemán K. Jaspers en un libro titulado “LA
FILOSOFÍA” distingue tres orígenes del filosofar: EL ASOMBRO, LA DUDA Y LAS
SITUACIONES LÍMITES. Del Asombro sale la pregunta y la necesidad de responder; de la
Duda acerca de lo conocido sale el examen crítico que deriva en una posible certeza; de las
Situaciones Límites (Conmoción) del hombre sale la pregunta por su propio ser. Estos son
comunes a todos los hombres.
Sabemos que existían civilizaciones mucho más antiguas que la griega, sobretodo en la
cuenca de los ríos Eufrates, Tigris y Nilo. Se afirma que existieron adelantos importantes a
nivel técnico, artístico, religioso y espiritual, pero no filosóficos.
El asombro o admiración: Platón decía que “el asombro es el origen de la filosofía...” éste
se presenta frente a algo inesperado, desconocido, es un sentimiento y se nos aparece como
una “toma de conciencia”. Es sorprenderse, extrañarse frente a lo cotidiano, ante el hecho de
que las cosas sean. Nos asombramos cuando rompemos la relación práctica con el mundo y
nos preguntamos qué es la realidad, cuál es su fundamento. Si en lugar de encogernos de
hombros, como quien dijera “no me interesan” (indiferencia) esas interrogantes, las tratamos
de analizar y sistematizar entonces ingresamos a la filosofía. Para Platón y Aristóteles (siglos
V – IV a. C.) la filosofía tenía su origen en la admiración y la extrañeza frente al mundo.
Platón afirmaba: “nuestros ojos nos hacen ser partícipes del espectáculo de las estrellas, del
sol y de la bóveda celeste, este espectáculo nos ha “dado el impulso de investigar el
universo”. Y Aristóteles agregaba “la admiración es lo que impulsa a los hombres a
filosofar, empezando por admirarse de lo que les sorprendía por extraño, así se preguntaron
por el origen del Universo”.
Una vez que he satisfecho mi asombro y admiración con el conocimiento de lo que existe,
pronto se anuncia la duda. Los conocimientos se acumulan, pero ante el examen crítico no
hay nada cierto. La duda es una actitud intelectual y si bien no es un sentimiento, muchas
veces va acompañada de sentimientos de angustia e inseguridad. Jaspers está señalando dos
posibles fuentes del error: 1) los sentidos, que tienen limitaciones, (por ejemplo, con poca luz
confundimos los colores) y 2) la razón que a veces nos lleva a demostraciones contradictorias
(por ejemplo, se han formulado pruebas racionales de la existencia y de la no-existencia del
alma). Pero también agrega dos formas de duda que se han dado históricamente: a) la duda
“pirroniana” o escepticismo absoluto, propuesta en la Antigüedad por Pirrón de Elis, que
consiste en la negación de cualquier posibilidad de conocimiento (escepticismo radical), y b)
la duda “cartesiana” o escepticismo metódico propuesta por Descartes en la Modernidad
(filósofo francés del siglo XVII) en la que busca un camino para llegar a conocimientos
certeros. La famosa frase de Descartes “pienso, luego existo” constituía para él una certeza,
porque luego de mostrar con muchos ejemplos que nuestros sentidos nos engañan, se propone
dudar de todos aquellos conocimientos que poseía hasta el momento y aunque demuestra que
estaba equivocado en muchas cosas que creía saber con certeza, concluye que puede estar
seguro de algo: “mientras estaba dudando estaba pensando y al pensar estaba existiendo”. La
duda metódica constituye un método orientado a destruir y reconstruir la argumentación, en
este sentido promueve la actitud filosófica, sin embargo la duda pirroniana es negadora de
toda filosofía ya que afirma que el ser humano es incapaz de establecer cualquier certeza y
suspende todo juicio como única postura coherente.
En tercer lugar plantea las “situaciones límites”. Según Jaspers, el hombre puede mirar hacia
fuera de sí (hacia el mundo) o hacia adentro de sí (hacia sí mismo). Cuando su mirada se
vuelve hacia sí mismo, entonces toma conciencia de SU SITUACIÓN EN EL MUNDO, no
puede saberlo todo, no puede tenerlo todo, no vivirá para siempre, etc. y esto le provoca
angustia, que no es otra cosa que una “conmoción interior” y lo lleva a formularse nuevas
preguntas sobre sí mismo. Las palabras de Jaspers son: “estamos siempre en situaciones, las
situaciones cambian, las ocasiones se suceden. Si no se las aprovecha, no vuelven más, puedo
trabajar por hacer que cambien determinadas situaciones. Pero hay otras situaciones que son,
por su propia naturaleza, permanentes: el hombre no puede dejar de morir, ni de padecer
enfermedades, ni de luchar, ni de sentirse culpable en determinadas situaciones, etc. Quiere
decir que son situaciones de las que no podemos salir y que no podemos alterar. Es muy
importante y decisiva para el hombre la forma en que experimenta el fracaso. La conciencia
de estas situaciones límites es, después del asombro y de la duda, el origen más profundo de
la filosofía”.
BIBLIOGRAFÍA:
· FRASSINETTI de Gallo, M; “Filosofía, esa búsqueda reflexiva”, Ed. AZ, Bs.As. 1996
· OBIOLS, G; “Nuevo curso de Lógica y Filosofía”, Ed. Kapelusz, Bs. As. 1995.