1-.Conocimiento y Uso de Las Tecnologias de La Inform
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Grado de Maestro en Educación Infantil y Primaria” IX Convocatoria Proyectos de Innovación y Mejora Docente View project
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Recibido Jun. 2, 2016; Aceptado Ago. 1, 2016; Versión final Sep. 13, 2016, Publicado Dic. 2016
Resumen
Palabras clave: TIC; estilos de aprendizaje; educación superior; estudiantes; grado de maestro
The current research aims to study the relationship among knowledge, use and appreciation of
Information and Communications Technology (ICT) in students of Bachelor Degrees in Early Childhood
and Primary Education at the Faculty of Education in Albacete (University of Castilla La Mancha, Spain).
This was done with the objective of evaluating, in forthcoming research projects, the digital competence of
the students. The instrument used was the REATIC questionnaire, which was administered to students of
Bachelor Degree in Teacher of Early Childhood and Primary Education (n = 162) to evaluate the
knowledge and use of new technologies and the relationship between ICT and student’s learning styles.
Results showed a high degree of knowledge and use of ICT, as well as a slight predominance of
pragmatic and theoretical styles, facts to be considered by professors, in order to offer the best quality in
education according to our technological age.
INTRODUCCIÓN
La época de aceleración y cambios que vivimos afecta, como no podía ser de otra manera, a la educación.
Así, las aulas demandan nuevas necesidades formativas, por parte del profesor, y una adaptación
tecnológica que vaya acorde con la realidad imperante y las costumbres que se han apoderado de una
sociedad, haciendo que ésta sea cada vez más virtual. Destacar con cierta profundidad las múltiples
posibilidades que las tecnologías ofrecen para el aprendizaje, excede la tarea de un artículo. Baste indicar
que su accesibilidad, interactividad y flexibilidad las convierte en aliados poderosos de las nuevas
estrategias de aprendizaje, especialmente en la educación superior.
En nuestro caso, como docentes de la Facultad de Educación, centro en el que se forman los futuros
maestros, es preceptivo y obligado incluir las TIC en nuestros procesos de enseñanza, facilitando a
nuestros alumnos que mejoren sus aprendizajes, ayudándoles a adquirir unas habilidades específicas que
contribuyan a que sean digitalmente competentes. Es decir, que aprendan a adquirir conocimientos,
destrezas y actitudes que les capaciten para saber hacer, desarrollar aprendizajes significativos y
funcionales y resolver problemas desde una óptica innovadora y creativa. La capacidad motivadora que
ejercen las TIC como herramienta de aprendizaje puede fluctuar o verse influenciada por los estilos de
aprendizajes predominantes de los discentes (García-Cué et al., 2009).
Fruto de la preocupación de los docentes por incluir las TIC en su labor profesional, ha sido la proliferación
de una abundante y valiosa bibliografía sobre el tema (Cabero, 2014; Galanouli et al., 2004; Gallego et al.,
2010; Kirschner y Davis, 2003; Llorente, 2008; Mcvee et al., 2008; Morón et al., 2015; Prendes et al., 2010;
Rangel, 2015; Raposo et al., 2006; Silva et al., 2006; Tello y Aguaded, 2009; Tondeur et al., 2007; Yuen et
al., 2008), en los que se coincide en la necesidad de acometer una “realfabetización digital compensatoria”
del profesorado (Gutiérrez, 2008), imponiéndose, en el momento actual, la tendencia que integra la triple
formación docente en los ámbitos de lo disciplinar, lo pedagógico y lo tecnológico, siguiendo el modelo
TPACK (Technological Pedagogical Content Knowledge, de Koehler y Mishra (2008). Junto a esta línea de
investigación, preocupan también los intereses de los alumnos hacia las TIC, analizando especialmente la
valoración y uso del alumnado de los Grados de Maestro hacia las aplicaciones didácticas de las diferentes
herramientas tecnológicas (Cózar y Roblizo, 2014, Roblizo y Cózar, 2015, Roblizo et al., 2015); y el género,
como una variable significativa en relación con una segunda o tercera brecha digital (Castaño, 2008;
Castaño, et al., 2011; Vázquez y Castaño, 2011), determinada no ya por el acceso, sino por el nivel de e-
inclusión, en la que se hace patente una actitud menos favorable de las mujeres en habilidades y autonomía
de uso de las TIC.
Estilos de Aprendizaje.
Las investigaciones sobre estilos y estrategias de aprendizaje llevadas a cabo durante los últimos veinte
años han demostrado sobradamente su utilidad entre la comunidad docente universitaria,
independientemente de la materia, especialidad o facultad (Acevedo et al., 2015; Alducin y Vázquez, 2016;
Blumen et al., 2011; Evans et al., 2010; González et al., 2000; Komarraju et al., 2011; Peterson et al., 2009).
Es decir, resulta muy útil para cualquier profesor universitario, de todas las áreas y campos de investigación,
conocer los estilos de aprendizaje de sus alumnos con el ánimo de optimizar al máximo todo tipo de
metodologías que quiera llevar a cabo en sus clases. Sin olvidar que conocer los estilos de aprendizaje del
alumnado, sea del nivel que sean, ayuda también a la adquisición de las competencias básicas. Según
Castejón (1997), casi todo lo que el individuo hace o puede llegar a hacer es consecuencia de su
aprendizaje, de ahí que sea tan importante conocer los diversos estilos cognitivos, perceptivos y de
aprendizaje de los alumnos. En este sentido, la investigación educativa debe interesarse en profundizar en
los mecanismos y procesos de aprendizaje.
Superar con éxito las tareas es fruto de un proceso de aprendizaje planificado y consciente al enfrentarse al
estudio y a las herramientas utilizadas. El alumno siempre ha sido el protagonista de su propio aprendizaje
(Juárez et al., 2012), pero es una nueva tarea del profesor, ayudado por el manejo de sus estilos de
aprendizaje, convertirlos en estrategas de la adquisición del conocimiento. Ventura (2013) hace referencia a
diversas investigaciones realizadas en los últimos años donde se pone de manifiesto que los estudiantes
presentan una tendencia hacia un estilo particular de aprendizaje por ser el más acorde a sus
características y habilidades personales. García Retana (2013) también recoge una interesante revisión
bibliográfica sobre los cuatro estilos de aprendizaje establecidos por Honey-Alonso, manifestando la
reconocida validez del CHAEA como instrumento para determinar dichos estilos ya que “éstos constituyen
las conductas más abarcadoras del sujeto ante la situación de aprendizaje” (Vivas, 2002, citado en
Rodríguez, 2006: 121). El alto grado de validez del citado cuestionario radica en que los estilos de
aprendizaje recogen una importante combinación de factores humanos como experiencias previas,
motivaciones, rasgos de personalidad, de fisiología, preferencias de canales comunicativos, incluso del nivel
de dominio de uno u otro de los hemisferios cerebrales, permitiendo corroborar la individualidad de cada
estilo (Rodríguez, 2006).
Esta línea de pensamiento es también defendida por otros autores (Monereo, 2007) que analizan las
estrategias de aprendizaje entendidas como procesos conscientes y deliberados de toma de decisiones del
alumno al elegir los conocimientos que considera más útiles y necesarios para alcanzar sus objetivos. Por
su parte, Gargallo, Suárez y Ferreras (2007) estiman que conocer los estilos y estrategias de aprendizaje es
algo necesario para crear un ambiente de aula que propicie capacidades como la indagación, la reflexión, la
crítica constructiva, el aprendizaje colaborativo de los alumnos. Resulta clarificador para conocer la esencia
y la evolución de los estilos de aprendizaje el artículo de Pantoja, Duque y Correa (2013), donde, tras
revisar la literatura existente al respecto, ofrecen una recopilación de los principales estilos de aprendizaje,
primero en una ordenación cronológica para mostrar claramente el desarrollo temporal del tema, y después,
una segunda catalogación que agrupa y revela las principales relaciones entre los distintos modelos de
estilos.
Los resultados obtenidos por García, Escalante, Fernández, Escandón, Mustri y Puga (2000) nos llevan a
reflexionar sobre la gran flexibilidad de los estilos dependiendo del contexto y del transcurso del tiempo; es
decir, de la madurez personal del individuo. Este hecho juega a favor del docente ya que le posibilita
emparejar los estilos de aprendizaje de sus alumnos para fortalecer el proceso educativo, lo que vendría a
fortalecer la filosofía pedagógica de que no basta con incorporar las TIC para resolver satisfactoriamente el
proceso de aprendizaje (Cabero, 2014), ya que ha de tenerse en cuenta el gran peso que juega el factor
humano (García Retama, 2013).
El gran interés alcanzado por el estudio sobre los estilos de aprendizaje, lejos de finalizarlo, ha abierto
nuevos horizontes, sobre todo al permitir otros planteamientos sobre la concepción existente entre la
inteligencia y el modo de aprender. Queda claro que son procesos individuales, diferentes en cada persona,
y que se ven influenciados y condicionados por múltiples factores. Por todo ello, querer saber qué
metodología es la más apropiada para cada estilo de aprendizaje propicia la aparición de diversos
interrogantes en lugar de ofrecer una respuesta concreta y simple, siendo esta aparente complicación un
nuevo estímulo para seguir trabajando en este campo desde otros puntos de vista (Pantoja et al., 2013).
Es preciso aunar esfuerzos y emprender nuevas investigaciones que ayuden a entender el nuevo y
complejo mundo pedagógico generado por las TIC, marcado por la dificultad añadida de ser un ámbito
tremendamente cambiante debido a la rapidez con la que crecen y evolucionan las nuevas tecnologías. Las
TIC, en sus diferentes formatos, versiones y utilidades, han conquistado, por derecho propio, un
protagonismo en la vida cotidiana de gran parte de la población, sobre todo, la juvenil. Sus profundas
implicaciones y su fuerte impacto sociológico es tan inmenso que aún no existen suficientes estudios para
medirlo en toda su intensidad (Cózar y De Moya, 2013). Los componentes de la presente sociedad del
conocimiento precisan un saber, un uso y un dominio adecuados para gestionar debidamente las
habilidades propias de la era digital, tanto para desenvolverse en el momento presente como para
capacitarse con vistas al futuro. Es decir, tanto para el estudio de hoy como para el trabajo de mañana, los
alumnos deben conocer sus capacidades tecnológicas, con sus fortalezas y debilidades, siendo el contexto
escolar el espacio adecuado para aprender a ello y alcanzar una mínima competencia digital (Herrera,
2015).
La incorporación progresiva de las TIC en los proceso de enseñanza – aprendizaje en educación superior,
ha revelado la necesidad de una formación permanente por parte de todos los agentes implicados,
profesores y alumnos, que tenga en cuenta la forma particular de aprender de los estudiantes en un mundo
tecnológico, cambiante y dinámico. Las posibilidades de las herramientas TIC, en cuanto a interactividad y
adaptación a las necesidades educativas de los estudiantes, facilitan los procesos de aprendizaje de
acuerdo con los distintos estilos predominantes en el alumnado. La interacción, por lo tanto, de nuevas
tecnologías y estilos de aprendizaje es un campo de estudio de gran interés, en el ámbito universitario, ya
que un mayor logro y rendimiento académico pasa por una individualización de la enseñanza, en la que las
TIC juegan un papel determinante.
Los objetivos de la presente investigación son los siguientes: (i) Determinar el grado de conocimiento y uso
de las TIC por parte de nuestro alumnado universitario; ii) Conocer la opinión y valoración de las
herramientas TIC en la vida académica y personal de los estudiantes; iii) Analizar la relación entre el uso de
las herramientas TIC y el estilo de aprendizaje predominante de los alumnos; y iv) Observar cuánto difieren
los estilos de aprendizaje de los alumnos en el uso de las TIC, en función del género y de la titulación de
Maestro que cursan.
MÉTODO
El estudio siguió un enfoque metodológico de tipo cuantitativo y un diseño no-experimental. Con el fin de
abordar los objetivos de investigación, se contrastaron los datos mediante estudios descriptivos y
correlacionales (media, desviación típica y estadísticos F y p).
El instrumento utilizado fue el Cuestionario REATIC (De Moya et al., 2011). Está compuesto por 60 ítems
mediante los cuales se puede establecer el mayor o menor grado de conocimiento, uso y valoración
existente hacia las TIC en la etapa de formación superior universitaria. Además, vincula estos aspectos con
el estilo de aprendizaje predominante del encuestado. Por tanto, sus objetivos giran en torno a conocer el
nivel de conocimientos que los alumnos poseen sobre las tecnologías de la información y la comunicación,
su grado de uso, mayor o menor, la utilidad que les conceden en base a sus características propias, así
como el estilo de aprendizaje predominante que puede asociarse al uso que hacen de las mismas. Es decir,
se busca averiguar si un determinado estilo de aprendizaje condiciona en el alumno su manejo y valoración
positiva hacia la implementación de las TIC en su vida académica y personal.
Para ello, los 60 ítems referidos se agrupan en 4 subgrupos: conozco (ítem 1 al 14); uso (ítem del 15 al 28),
considero que las TIC (ítems 29 al 44); uso de las TIC según el estilo de aprendizaje predominante (ítem 45-
60). Este subgrupo 4 (ítems del 45 al 60) sigue la clasificación de Alonso, Gallego y Honey (1994), de la
siguiente manera: activo (ítems 47, 53, 55, 58); reflexivo (ítems 48, 52, 56, 59); teórico (ítems 46, 49, 57, 60)
y pragmático (ítems 45, 50, 51, 54).
Los tres primeros subgrupos se centran en obtener información precisa sobre el conocimiento, uso y
actitudes hacia las diversas TIC que el alumnado se encuentra en su vida universitaria y privada, pero en
ambas esferas prima la cotidianeidad de estas herramientas tecnológicas. Asimismo, en cada ítem se
describen ejemplos concretos para facilitar su entendimiento (Ej. “Conozco: Algunos navegadores web
(Explorer, Mozilla, FireFox, Netscape,…)”; “Uso: Programas educativos de autor (Clic, Jclic, Hot Potatoes,
Neobook,…)”). Por su parte, el cuarto subgrupo busca verificar la relación entre estilo de aprendizaje
predominante y uso de las TIC. El citado cuestionario busca, en primer lugar, verificar los conocimientos
sobre TIC que poseen los alumnos; además de conocer el grado de uso que éstos hacen de las mismas y
analizar la utilidad que les conceden en su formación académica y en su vida personal. A estos tres grandes
objetivos se añaden otros como son determinar el uso que los alumnos hacen de las TIC, en base a su
estilo de aprendizaje, y conocer el estilo que predomina en el uso de las TIC entre el alumnado.
Este instrumento fue sometido a análisis de fiabilidad y validez en su diseño original (De Moya et al., 2011),
a partir de: validez de constructo, siguiendo el juicio de 10 expertos de diferentes campos de estudio
relacionados con los ámbitos de las TIC y los estilos de aprendizaje; consistencia interna, con el alfa de
Cronbach; y con la realización de una prueba piloto, seleccionando una pequeña muestra para corregir
posibles dificultades a la hora de responder el cuestionario. Posteriormente ha sido utilizado en numerosas
investigaciones científicas con resultados satisfactorios (Calvache et al., 2013; Cózar et al., 2015; Simón,
2011; Varela y Novo, 2014). Como prueba de consistencia interna en este caso, se ha calculado el Alpha de
Cronbach, obteniéndose un coeficiente de 0.906, índice que refleja un alto grado de consistencia interna de
los ítems.
Para la recogida de datos se pasó el cuestionario en horario de clase a comienzos del curso académico
2015-16. Se informó a los estudiantes sobre la finalidad de la investigación, indicándoles que el cuestionario
era totalmente anónimo e incidiendo en la importancia de responder con sinceridad a todas las preguntas.
Se consiguió una tasa de respuesta del 95%, muy elevada debido a que se les insistió a los alumnos sobre
la conveniencia de sus respuestas con la intención de mejorar la implementación de las TIC en su proceso
formativo. El tiempo de cumplimentación osciló entre los 20 y 25 minutos.
RESULTADOS
En las tablas 1 a 5 se recogen las percepciones del alumnado de los Grados de Maestro respecto al grado
de conocimiento, uso y opinión sobre las herramientas TIC en función de su pertenencia a la titulación de
Educación Primaria o Educación Infantil, y a su género, así como al uso de las mismas de acuerdo a sus
estilos de aprendizaje.
Conozco: M DT F gl P
Inf 3.62 .53
Programas básicos 1.41 1 .236
Pri 3.52 .57
Inf 3.74 .49
Redes sociales 5.10 1 .025*
Pri 3.56 .57
Inf 3.43 .67
Blog, chat, foro 10.16 1 .002*
Pri 3.07 .73
Inf 3.23 .67
Portales educativos .55 1 .458
Pri 3.15 .76
Inf 2.84 .78
Programas de edición imagen, vídeo y audio 2.60 1 .109
Pri 2.63 .87
Inf 3.51 .65
Buscadores en la red 1.28 1 .258
Pri 3.40 .66
Inf 3.23 .72
Traductores online .74 1 .390
Pri 3.13 .84
Inf 3.71 .53
Portales de vídeo online 5.18 1 .024*
Pri 3.51 .59
Inf 3.30 .71
Bibliotecas virtuales 3.15 1 .078
Pri 3.10 .70
Inf 1.57 .72
Editores de páginas web .00 1 .987
Pri 1.58 .74
Inf 3.20 .79
Navegadores web .80 1 .371
Pri 3.09 .77
Inf 1.60 .71
Programas educativos de autor 2.50 1 .116
Pri 1.79 .83
Inf 1.45 .63
Actividades guiadas de búsqueda en Internet 4.85 1 .029*
Pri 1.72 .88
Inf 3.10 .79
Dispositivos multimedia .88 1 .349
Pri 2.98 .86
En relación con el primer bloque, “Conozco herramientas TIC”, los estudiantes manifestaron tener un
conocimiento alto o muy alto en casi todos los ítems del cuestionario (tabla 1). En 10 de los 14 ítems de este
apartado sus puntuaciones medias se situaron por encima de 3 (en una escala máxima de 4) y, más
concretamente, en cuatro ítems estas respuestas superaban la puntuación de 3.50 (conozco “Programas
básicos”, “Redes sociales”, “Buscadores en la red” y “Portales de vídeo online”). Por el contrario, los
encuestados manifestaron escaso conocimiento sobre editores de páginas web, programas educativos de
autor y actividades educativas guiadas en Internet, con medias por debajo de 1.50. Por titulación, en cuatro
de estos ítems, se obtuvieron puntuaciones estadísticamente significativas (al 0.5% o superior), si bien
ninguna de las respuestas alcanzó una puntuación muy significativa (p =.000). Así, el alumnado de
Educación Infantil mostró tener un mayor conocimiento que el de Primaria en “Redes sociales” (M=3.56; DT
=.57) (p=.025); “Blog, chat y foro” (M=3.43; DT =.67) (p=.002); y “Portales de vídeo online” (M=3.71; DT
=.53) (p=.024); mientras que los estudiantes de Primaria, aun teniendo un conocimiento bajo en
“Actividades guiadas de búsqueda en Internet”, era mejor que el del alumnado de Infantil (M=1.72; DT =.88)
(p=.029).
Uso: M DT F gl P
Inf 3.73 .47
Programas básicos .65 1 .418
Pri 3.67 .54
Inf 3.63 .57
Redes sociales 3.63 1 .059
Pri 3.44 .68
Inf 2.48 .89
Blog, chat, foro 1.04 1 .308
Pri 2.32 1.03
Inf 3.28 .69
Portales educativos .62 1 .430
Pri 3.37 .69
Inf 2.62 .79
Programas de edición imagen, vídeo y audio 1.48 1 .225
Pri 2.45 .99
Inf 3.67 .52
Buscadores en la red 4.02 1 .046*
Pri 3.48 .67
Inf 3.01 .76
Traductores online .83 1 .363
Pri 2.90 .80
Inf 3.56 .65
Portales de vídeo online 4.89 1 .028*
Pri 3.31 .73
Inf 3.04 .78
Bibliotecas virtuales .63 1 .428
Pri 2.94 .79
Inf 1.38 .69
Editores de páginas web .01 1 .906
Pri 1.40 .62
Inf 2.99 .96
Navegadores web 1.37 1 .242
Pri 3.16 .91
Inf 1.30 .51
Programas educativos de autor 5.60 1 .019*
Pri 1.52 .67
Inf 1.32 .66
Actividades guiadas de búsqueda en Internet 1.36 1 .245
Pri 1.43 .59
Inf 2.95 .85
Dispositivos multimedia 1.47 1 .226
Pri 2.78 .96
Respecto al segundo bloque, sobre el “Uso herramientas TIC”, los estudiantes manifestaron hacer un uso
menor en comparación con el conocimiento que tenían hacia las mismas herramientas (tabla 2). Este hecho
quedó patente en que sólo en cuatro de los 14 ítems que componen este subapartado las puntuaciones
fueron altas (M > 3.50), concretamente en el uso de “Programas básicos”, “Redes sociales”, “Buscadores en
la red” y “Portales de vídeo”. Además, los estudiantes expusieron emplear muy poco o casi nada “Editores
de páginas web”, “Programas educativos de autor” o “Actividades guiadas de búsqueda en Internet”. Los
estudiantes de Educación Infantil usaban de manera estadísticamente significativa “Buscadores en la red” y
“Portales de vídeo online” (M=3.67; DT =.52) (p=.046) y (M=3.56; DT =.65) (p=.028), respectivamente. Por
su lado, los estudiantes de Primaria empleaban escasamente “Programas educativos de autor”, si bien lo
hacían de una forma superior al mostrado por el alumnado de Infantil (M=1.52 frente a 1.30), con una
puntuación estadísticamente significativa de p=.019.
Las “Opiniones sobre las herramientas TIC” fueron altamente positivas (tabla 3). Las medias de puntuación
más altas (M > 3.50) se situaron en los ítems “Ayudan a buscar información”, “Son importantes en mi
formación académica”, “Me ayudan a aprender”, “Son imprescindibles hoy en día” y “Son muy útiles para
realizar trabajos”, si bien dicha opinión arrojó escasas puntuaciones significativas; tan sólo en dos de los
ítems de este subapartado del cuestionario. En este sentido, para el alumnado de Infantil, las TIC eran
consideradas como un “Medio para fomentar las relaciones en clase” (M=3.04; DT =.86) (p=.000) muy por
encima a la opinión que tenían los estudiantes de Primaria (M=2.38; DT =.88). Igualmente, los primeros
manifestaron que “No ofrecían seguridad en su privacidad” (M=2.12; DT =.77) (p=.029).
En cuanto al empleo de las herramientas TIC según el estilo de aprendizaje predominante en el alumnado
(tabla 4), las puntuaciones medias más altas se situaron en aquellos ítems vinculados con el estilo de
aprendizaje pragmático (“Me gusta experimentar con las TIC”, “Me gusta aplicar los conocimientos
aprendidos con las TIC” y “No me importa emplear TIC para hacer efectivo mi trabajo”) y el teórico (“Sé que
las TIC son buenas para mi formación”). Si bien, las diferencias entre títulos mostraron puntuaciones
estadísticamente significativas en los ítems “Me gusta experimentar con las TIC” (estilo pragmático), “Me
gusta el reto de utilizar las TIC” y “Me gusta buscar nuevas experiencias a través de las TIC” (estilo activo),
y “Me interesan las opiniones en chat o foros” (estilo reflexivo). De nuevo, los estudiantes de Educación
Infantil puntuaron por encima de los de Primaria en estos ítems.
Las diferencias significativas en cuanto a género (tabla 5) situaron las valoraciones medias de las
estudiantes por encima de las emitidas por el género masculino. Se observan puntuaciones significativas en
los ítems: Conozco Programas básicos (p=.0.33) (Masculino X=3.32; Femenino X=3.6); Conozco Redes
sociales (p=.48) (Masculino X=3.42; Femenino X=3.68); Uso Programas básicos (p=.002) (Masculino
X=3.37; Femenino X=3.74); Uso Redes sociales (p=.045) (Masculino X=3.26; Femenino X=3.58); Uso
Portales educativos (p=.011) (Masculino X=2.95; Femenino X=3.38); Considero que las TIC son un medio
para fomentar las relaciones en clase (p=.006) (Masculino X=2.16; Femenino X=2.78); No me importa
emplear TIC para hacer efectivo mi trabajo (pragmático) (p=.011) (Masculino X=2.74; Femenino X=3.21);
Analizo pros y contras antes de trabajar con TIC (reflexivo) (p=.023) (Masculino X=1.68; Femenino X=3.03).
Tabla 4. Uso de herramientas TIC de acuerdo con el estilo de aprendizaje predominante. *Puntuaciones
significativas p<0.05
DISCUSIÓN
El análisis de los resultados ofrece unos conocimientos adecuados de las herramientas TIC en cuanto a
programas básicos, redes sociales, buscadores en la red y portales de vídeo online. Este resultado
evidencia un fuerte uso de las TIC como agentes de comunicación social, ocio y tiempo libre, en
comparación con los escasos conocimientos relacionados con editores de páginas web, programas
educativos de autor y actividades educativas guiadas en la Red. Por otra parte, es destacable que los
grupos de estudiantes pertenecientes al Grado de Maestro en Educación Infantil mostraron un mayor
conocimiento en herramientas TIC como redes sociales, blogs, chat y foro y portales de vídeo online que los
alumnos pertenecientes a la titulación de Educación Primaria. Detrás de este resultado, podemos observar
que hay connotaciones debidas a un predominio del género femenino en los cursos de Infantil, en
coincidencia con lo señalado en otras investigaciones en las que se concluye que las mujeres tienden a un
uso más social de las TIC (Fernández et al., 2015; Mazman et al, 2011).
En línea con otros autores (Gutiérrez et al., 2010; Roblizo y Cózar, 2015; Roig y Pascual, 2012), se hace un
uso menor de las TIC en comparación con el grado de los conocimientos mostrados hacia estas
herramientas. En este sentido, el alumnado conocía más que utilizaba programas básicos, redes sociales,
buscadores en la Red y portales de vídeo. Este dato puede estar asociado a factores de disponibilidad
horaria para indagar y navegar en Internet, hecho que desvela que la utilización de estas herramientas
precisa de su propio tiempo y espacio, que hay que restarlo a otras actividades académicas, de estudio y
personales.
Resulta preocupante que los estudiantes que participaron en el estudio, futuros maestros, manifestaron un
escaso uso de las herramientas TIC con fines educativos, aunque sus opiniones hacia las mismas son
altamente positivas, ya que las consideran como una importante ayuda para la formación académica, la
realización de trabajos y para un correcto desenvolvimiento en la sociedad actual. Prendes, Castañeda y
Gutiérrez (2010) inciden en lo generalizado de estos mediocres resultados en buena parte de los estudios
realizados sobre estudiantes de magisterio. Esta respuesta, en apariencia contradictoria, puede estar
condicionada por la carencia de una asignatura específica en el plan de estudios, en esta etapa universitaria
destinada a la formación inicial, donde se contemple y estudie la aplicación educativa de las TIC.
En la incidencia de la variable género, los resultados de esta investigación no coinciden con los estudios
que hablan de la existencia de una segundo y tercera brecha digital de género (Castaño, 2008; Castaño, et
al., 2011; Vázquez y Castaño, 2011), sino que se indica una tendencia inversa. Las puntuaciones de las
mujeres están por encima en la mayor parte de los ítems e incluso destacan en nueve de ellos con
diferencias estadísticamente significativas frente a los hombres. Estos datos coinciden con lo señalado en
otros trabajos en los que se muestra que con la llegada de la Web 2.0 y las redes sociales, la brecha digital
tiende a igualarse (Clipson et al, 2012) e incluso a invertirse (Vico et al., 2015).
En cuanto a la vinculación de las TIC con el estilo de aprendizaje predominante, las respuestas más altas
vinculadas con los ítems relacionados con el estilo pragmático y teórico, parecen indicar que se debe a la
doble vertiente propia de las TIC. Por un lado, son recursos manipulativos (así se relacionarían con el estilo
pragmático) y por otra parte, son medios intuitivos (algo que se vincularía con el estilo teórico). Este
resultado pone de manifiesto la necesidad de incidir en el trabajo de actividades con las TIC que combinen
ambas posibilidades, la manipulación y la intuición, con la finalidad de reforzar los citados estilos de
aprendizaje. En este aspecto, de nuevo se observaron mejores puntuaciones entre el alumnado del Grado
de Maestro en Educación Infantil, posiblemente asociado a un rasgo psicológico de mayor intuición afectiva
que se muestra con más fuerza en el género femenino que en el masculino (Gigerenzer et al., 2014). Y ya
hemos indicado que en esta titulación predomina el número de alumnas.
Por otra parte, el hecho de que no se observara un estilo de aprendizaje predominantemente claro en el uso
y empleo de las TIC muestra la complejidad de los estilos de aprendizaje (la individualidad de los procesos
cognitivos) y las distintas formas de usar las TIC, de tal modo que se puede afirmar que existen tantas
formas de aprender y utilizar las TIC como personas hay (la individualidad en la formación tecnológica y
virtual) (Cózar et al., 2015; De Moya et al., 2011; García-Cué et al., 2004). Por este motivo, los estilos de
aprendizaje y el conocimiento y uso de las herramientas TIC se establecen como formas y medios de
aprendizaje personal asociados a las características particulares de cada individuo.
En el ámbito universitario, en los últimos años se ha constatado un creciente interés por conocer la forma
particular en la que el alumnado realiza su propio aprendizaje, en el marco de una enseñanza más
significativa y ajustada a las necesidades de aprendizaje de cada estudiante (García-Cué et al., 2004;
Gundín y Fernández-Martínez, 2005). Esta nueva realidad en los contextos educativos constituye un campo
de estudio de primer orden, al que ha ido paralelo la irrupción de una conciencia crítica en las aulas
Si queremos ofrecer una educación de calidad, es preciso contribuir a la madurez personal del alumnado,
para que adquiera seguridad personal, con actitud positiva hacia los retos, sin temor a dificultades, y
dispuestos a conseguir el éxito en las tareas que emprendan. En este sentido, puede ser de gran ayuda que
los alumnos se conozcan a sí mismos, siendo un buen medio la aplicación de los estilos de aprendizaje
como punto de partida. Para ello, consideramos conveniente que tengan un conocimiento mínimo acerca de
lo que son, lo que significan, cuál es el estilo predominante personal y qué estrategias se pueden aplicar
para fortalecer puntos débiles y lograr una mejora global de la persona. Y todo ello, inserto en una
formación donde se vincule con el uso y valoración de las TIC, tanto en su formación universitaria como en
su faceta más cotidiana y personal, de ocio y relación social. Así, estaremos potenciando el desarrollo de
las competencias necesarias para una correcta inclusión en la sociedad el día de mañana, como agentes
laborales y ciudadanos activos y participativos con el entorno.
La cultura tecnológica, que ha calado en todos los procesos educativos en un corto espacio de tiempo,
condiciona la forma de enseñar y aprender, así como las relaciones interpersonales entre los miembros de
la comunidad educativa. Las posibilidades que brindan las TIC hoy en día a través de herramientas
didácticas, recursos digitales y entornos virtuales de aprendizaje, permiten la creación o selección de
actividades específicas, más motivadoras y personalizadas, de acuerdo con las diferentes formas de
aprender. Ser conscientes de este hecho contribuirá, sin duda, a mejorar la calidad de enseñanza en el
marco de la educación superior, facilitando al alumnado nuevas posibilidades formativas y un
enriquecimiento personal.
Las TIC no son un remedio milagroso para lograr una educación de calidad, ya que no dejan de ser un
medio para lograr este fin. Sin embargo, las aulas del siglo XXI ya no se conciben sin la aplicación de la
didáctica digital, pero por sí mismas no dan respuesta a los interrogantes que surgen en el camino de la
búsqueda del conocimiento. Profesores y alumnos, auténticos protagonistas del proceso educativo, deben
esforzarse por encontrar una optimización de todos los recursos que nos oferta la tecnología y saber
adecuarlos a las necesidades específicas de cada materia e, incluso, de cada persona. Para esta tarea, es
una excelente ayuda conocer los estilos de aprendizaje.
La entrada de las TIC en los campus universitarios, Facultades y Escuelas Superiores, incorporan un
esfuerzo nuevo a los docentes: ya no basta con saber manejar estas nuevas tecnologías y su aplicación en
el área de conocimiento específica de cada uno, sino que, además, obligan a descubrir el uso y la actitud de
sus alumnos hacia las mismas, si quieren triunfar en el empeño de lograr un correcto aprendizaje. Este
objetivo motiva nuevas investigaciones que relacionen docencia y TIC y es el motor que nos ha llevado a
realizar la investigación que presentamos.
Es conveniente plantear una limitación a la presente investigación. Al tratarse de una muestra reducida y no
representativa de la población universitaria española, los resultados no se pueden extrapolar a otros
contextos más generales, pero se pueden comparar con otros estudios de corte similar. No obstante, la
misma se convierte en un avance de líneas de investigación futuras, pues consideramos interesante seguir
investigando en la relación existente entre el alumno universitario y las nuevas tecnologías, en aspectos
tales como los ya dichos a los que podemos añadir otros como el interés que sienten hacia descubrir
nuevos aspectos y utilidades de las TIC, sobre todo, como herramienta pedagógica en su formación inicial
como maestros (en nuestro caso), en las diversas áreas formativas y su grado de aceptación y valoración
como herramientas de aprendizaje en el aula universitaria.
CONCLUSIONES
A partir del análisis de los resultados obtenidos y de la discusión planteada se puede concluir de un modo
estructurado:
a) Existe un conocimiento notable y una opinión favorable sobre las TIC por parte del alumnado participante
en la investigación, un resultado que contrasta con el uso que hacen de las mismas, que fue ligeramente
menor al esperado.
b) Por grupos, la valoración más positiva de los estudiantes del Grado de Infantil en cuanto al conocimiento
y uso de las TIC ha evidenciado que las herramientas digitales han cobrado una mayor relevancia para su
formación, en contraposición con el Grado de Primaria en el que dichas herramientas se consideraban a
priori más generalizadas. Las mujeres puntuaron por encima de las valoraciones del género masculino,
especialmente en relación con el uso de las redes sociales, por lo que no se percibe brecha digital de
género.
Finalmente, insistimos en la idea principal ya planteada al inicio de este artículo, que es positivo conocer el
grado de comprensión, conocimiento y utilidad que hace el alumnado universitario de las TIC en su vida
cotidiana. Es preciso ayudar al alumnado para que sean competentes en el mundo digital en todo aquello
referido con su actividad académica, puesto que la oferta y utilidad que ofrecen las nuevas tecnologías es
mucho más amplia que el uso más extendido y practicado entre los jóvenes, el cual se desarrolla,
principalmente, en ámbitos cotidianos como son los de las redes sociales, lúdicos y de ocio. La ciudadanía
del futuro reclama individuos conocedores, debidamente formados y capacitados para un buen y acertado
uso de las TIC, tanto en lo personal, como en lo académico, laboral, social y de disfrute.
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