Augusto B Leguia

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AUGUSTO B LEGUIA.

Fue el presidente que más tiempo tuvo en sus manos el poder y el destino del Perú.
Nadie niega que hizo obra y tuvo la intención de hacer del nuestro un país moderno;
sin embargo, inconsciente o deliberadamente, equivocó el camino: no solo zarandeó la
democracia, sino que además jugó con los más caros anhelos del pueblo.

Augusto Bernardino Leguía nació en Lambayeque el 19 de febrero de 1863. Sus padres


fueron Nicanor Leguía, hacendado, y Carmen Salcedo. Hizo sus estudios básicos en su
ciudad natal; a los 13 años, sus padres lo enviaron a estudiar comercio en el famoso
Colegio Inglés de Valparaíso, Chile. De regreso al Perú, trabajó como asistente de
contabilidad en la casa Prevest y Cía. Al estallar la Guerra con Chile, se incorporó en el
Ejército y combatió en la Batalla de Miraflores.

Pasada la guerra, incursionó en el mundo de los negocios con marcado éxito. En Lima,
Nueva York y Londres, bien como exportador o representante de empresas
multinacionales, se labró un nombre.

En el amanecer del siglo XX, ya famoso en los círculos financieros y acaso soñando con
la Presidencia de la República, ingresó en el Partido Civil, donde pronto destacó, al
punto que, dos años después, Manuel Candamo lo nombró ministro de Hacienda, cargo
que mantuvo durante los gobiernos de Calderón y Pardo. En ese puesto cobró tal
notoriedad que, en 1908, fue catapultado como mandatario de la Nación.

En su primera gestión (1908-1912), Leguía hizo frente a algunos problemas


fronterizos, como el que se suscitó en la frontera de Leticia, Colombia. En el campo
político, enfrentó numerosos intentos de derrocarlo, entre ellos el de los hermanos
Piérola, en mayo de 1909. Además, reprimió no pocas protestas del proletariado que
demandaba mejores condiciones de trabajo y mejores salarios. Sea como fuere, hizo
un gobierno que no merece ser ensalzado.

Desterrado a Panamá, pasó luego a Londres, donde, dedicado al comercio, residió


hasta 1918. Pasaron los años y el país se vio nuevamente inmerso en un borrascoso
proceso electoral. Los primeros escrutinios le concedieron una clara ventaja sobre su
opositor, el civilista Ántero Aspíllaga, pero le invalidaron 15,000 votos, lo que puso en
riesgo que alcanzara la mayoría absoluta. En estas circunstancias, de gran expectativa
y suspenso, corrió el rumor de golpe.

Fue así cómo Leguía tomó el poder. Inició su gobierno como presidente provisional el 4
de julio de 1919, y convocó en el acto a elecciones para una Asamblea Constituyente,
que proclamó la Constitución de 1920. En ella se estableció la elección del presidente y
el Congreso por un período de cinco años, que aún sigue vigente.

En esa suerte, Leguía se aferró al poder durante once años: tras sendas reformas
constitucionales, se reeligió en 1924 y 1929. Por eso se le llama el régimen del Oncenio
y también de la Patria Nueva, eslogan que retumbó, como si fuese real, entre la
frivolidad y el absolutismo, casi hasta el final de su administración.

Su estilo de gobierno, fuerte e imperial, y sobre todo su filosofía de la Patria Nueva,


calaron hondo fundamentalmente en sectores conservadores y proletarios, e incluso
entre intelectuales y periodistas, que no dudaron en ensalzarlo como el hombre de la
“revolución redentora”.

Durante el Oncenio se proscribieron los partidos políticos, se reguló la prensa, y se


encarceló y desterró opositores. Próximo a la celebración del primer centenario de la
independencia, se empeñó en modernizar la capital. Respaldado por grandes
empréstitos, expandió y embelleció la capital con grandes avenidas, plazas y
monumentos. Además, se hicieron obras de saneamiento y emprendieron empresas de
envergadura, sobre todo en irrigaciones y caminos. Y en ese andar, terminó con los
problemas fronterizos con Colombia (1922) y Chile (1929); en este último caso, Tacna
se reintegró al Perú y Arica pasó a Chile.

El 12 de octubre de 1929 inició su cuarto período presidencial. Doce días después se


produjo el famoso “jueves negro” que remeció la economía mundial. El gobierno de
Leguía se vio así, de pronto, frente a un huracán que desplomaba todos sus planes. En
ese albur, en 1930, una revolución liderada por el comandante Luis M. Sánchez Cerro
lo destituyó.

Su fin no pudo ser más triste: murió prácticamente solo, abandonado, en el hospital
Naval de Bellavista, la noche del 6 de febrero de 1932, hace justamente 86 años.

REPÚBLICA ARISTOCRÁTICA:

República Aristocrática es un concepto reaccionario en el que solo valen la burguesía y


todo los vinculados a la clase dominante. Nosotros queremos una República nacional y
no clasista. 

Se emplea el término “República Aristocrática” porque es la expresión sostenida por


Jorge Basadre para designar el período iniciado el 8 de septiembre de 1895, fecha en la
que Nicolás de Piérola asume el mando constitucional. También podría calificarse esa
etapa –dice Chirinos Soto– como la del Estado de Derecho, por lo menos como la de
más prolongado esfuerzo intentado en el Perú con respeto a la ley y con libertades
públicas prácticamente irrestrictas. Los gobernantes de la República Aristocrática
merecen esa denominación porque en ella la función de gobierno respecto a todos los
poderes se limitó a los círculos dirigentes burgueses. 

Los gobiernos de la República Aristocrática son el de Piérola de 1895 a 1899: vinieron


luego don Eduardo López de Romaña, de 1899 a 1903; don Manuel Candamo, 1903 a
1904 (falleció en el poder); José Pardo de 1904 a 1908; el primer gobierno de don
Augusto B. Leguía, 1908 a 1912; don Guillermo Billinghurst 1912 a 1914, derrocado
por la guarnición de Lima a órdenes del entonces Coronel Oscar Benavides (a
Billinghurst se le acusa de proyectar disolver el Congreso y de proyectar una Reforma
Plebiscitaria Constitucional); el segundo gobierno de José Pardo 1915 a 1919; y el
segundo gobierno de don Augusto B. Leguía, de 1919 a 1930, en el que fue sometido
al totalitario Tribunal de Sanción, que no llegó a condenarlo pese a que estaba preso.
Murió el 6 de febrero del año 1932, sometido a las peores crueldades.

Hasta entonces no existían partidos en forma. El más importante fue el Partido Civil
(fundado por Manuel Pardo, ex presidente del Perú, asesinado el 16 de noviembre de
1878 por el sargento Melchor Montoya), pero desplazado luego totalmente por el
aprismo, fundado en México el 7 de mayo de 1924, y luego como Partido en el Perú de
1930. Si en el siglo XIX hubo Partidos, tenemos el ejemplo más preclaro como
precursor a la Sociedad Independencia Electoral, antecedente inmediata del Partido
Civil. Antes de eso tuvimos “clubes”. Ocurrió con la Unión Progresista en 1845, y en
1851 y hasta en 1862 con el llamado Partido Liberal y sobretodo, las Sociedad Liberal

ACONTECIMIENTOS IMPORTANTES (1ER GOBIERNO):

Subió al poder apoyado por el partido civil y constitucional de Cáceres

Sufre el intento de golpe de estado por los pierolistas pero es frustrado por su
resistencia al no firmar su renuncia

Se producen problemas limítrofes con los 5 países vecinos

Se creó la compañía administradora del guano

Se crean colegios agropecuarios y de educación incial.

Se convocan a elecciones presidenciales cuyos candidatos fueron Guillermo


Billinghurst y Antero Aspillaga, resultando ganador el primero (como sucesor de
Leguía).

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