Mpi Alfabetización Inicial

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TERATURA

A Y LI
LENGU
MAESTRO EN

PRIMERA INFANCIA

PROFA. ROSSANA PÉR


EZ

1ERO 2
IFD PAYSANDÚ
Alfabetización

inicial

El conocimiento se construye socialmente.


E.B. Smith sugiere que el desarrollo
cognoscitivo se divide en tres etapas:
1) percepción, en la que el niño presta
atención a una experiencia particular,
2) ideación, en la que el niño reflexiona sobre
la experiencia y
3) presentación, en la que el conocimiento se
expresa de alguna forma.

El lenguaje es la forma de expresión más


común, por lo tanto, su desarrollo es esencial y
está relacionado directamente con el proceso
de aprendizaje. De esta manera, el lenguaje es
el medio del pensamiento y del aprendizaje
(Goodman, 1986)
"Según Kenneth Goodman (1986), el
lenguaje no es innato, ni aprendido por
medio de la imitación. El aprendizaje del
lenguaje es un proceso de invención
personal y social que se desarrolla por la
necesidad de comunicarse. El niño comienza
a inventar sonidos y, a medida que ve las
respuestas positivas de los que le rodean,
comienza a desarrollar su lenguaje hacia las
formas convencionales."

Aspectos importantes en el desarrollo del lenguaje

1. La función precede a la forma


2. Del todo a la parte (etapa holofrástica)
3. Aprender a dar o significar
De 0 a 1 año
Las capacidades perceptivas

son un
conjunto de procesos que permiten a los
seres humanos recibir información del
medio exterior a través de los sentidos y
organizarla en imágenes, sonidos, sabores,
olores, texturas, etc.
Por ejemplo, a los pocos días de nacidos, los
bebés reconocen de dónde provienen los
sonidos, anticipan el desplazamiento de
objetos e identifican a su madre por su olor
y por su voz.
Asombrosamente imitan los gestos de los
adultos, como sacar la lengua, porque
parecen saber que también tienen una
lengua y los maravilla el movimiento de sus
manos.
A su vez, el uso del lenguaje y la
comunicación por parte de los adultos
permite que por ejemplo, comprendan las
variaciones temporales del habla y los
ritmos de la voz.
Todas estas capacidades perceptivas y
lingüísticas del lactante que parecen
imperceptibles y obvias, son mucho más
complejas de lo que el mundo adulto las
considera.
De 1 a 3 años
Han transcurrido varias
semanas o incluso
meses, desde el momento en que los bebés
usan su índice para dar o señalar un objeto,
hasta que son capaces de nombrarlo. Ese
primer señalamiento constituye una
manifestación de su conciencia y
comprensión. Semanas después, usan los
señalamientos como medios de
comunicación. “Mamá está ahí”, parece que
quisieran decir cuando señalan.
Hacia los dos años, algunos niños usan el
señalamiento como una especie de
estrategia para comunicar cantidades
frente a preguntas cuantificadoras cuando
aún no han conocido ninguna palabra
numérica. Más adelante, hacia los 3 años se
puede observar cómo colocan su índice a
cierta distancia de los objetos señalándolos
uno a uno – o incluso los tocan -
secuencialmente, como una manera de
indicar que hay “varios” objetos.

Conquista
del lenguaje

De 1 a 3 años
Después de la época de

la alternancia en los

“turnos de conversación” entre cuidador-


bebé, como las pausas en la succión cuando
lo están alimentando y los adultos les
hablan; después de los intercambios de
miradas en los que conjuntamente con el
cuidador centran su atención sobre un
objeto o evento interesante y de los turnos
de conversación en los que los cuidadores
les prestan su voz, entre el primer y el
segundo año de vida, aparecen las primeras
palabras. En algún momento del proceso de
señalamientos que utilizan para
comunicarse, empiezan a nombrar los
objetos y ya no solo usarán las acciones
para actuar en el mundo, sino que poco a
poco lo harán con el lenguaje. Son ellos
quienes dan inicio a la ‘conversación’,
quienes toman la iniciativa e invitan al
adulto. Se observa aquí un ‘hacer’ y ‘saber
hacer’ que se convierte poco a poco en un
‘poder hacer’.

Conquista
del lenguaje

De 1 a 3 años
Por supuesto que el lenguaje

no surge en un
momento único, ni con esas primeras
palabras. El lenguaje es un proceso que se
viene gestando de tiempo atrás y que está
articulado con el contexto comunicativo y
social. Sin embargo, no se puede negar que
la utilización de las primeras palabras por
los niños constituye un espacio
trascendental, principalmente cuando la
madre o los cuidadores tienen la fortuna de
ser los primeros en oírselas y estar ahí
cuando las pronuncian.
Las primeras palabras tienen una
dimensión comunicativa que se concreta de
manera rotunda con el lenguaje. Los
intercambios comunicativos iniciales se
observaban en la alternancia de turnos de
los primeros meses, en la visión y atención
conjunta y en las emociones compartidas
de los bebés y sus cuidadores durante el
primer año. Pero ahora, cuando los niños
empiezan a ‘decir cosas’ se tiene una mayor
certeza de la dimensión comunicativa, que
proviene de los propios deseos, de las
razones que tienen para formularlos
De 1 a 3 años
Un poco antes de cumplir

los dos años
aprenden a nombrarse YO.
En ese proceso de aparición de las primeras
palabras y del YO, el descubrimiento del
nombre propio, es igualmente importante.
Antes de saber hablar, los niños descubren
que a ellos se les identifica con un nombre.
Ese nombre no sólo los identifica y los
distingue de otros, sino que un sentimiento
muy fuerte de identidad acompaña la
conciencia de tener un nombre. Éste
significa un sitio único asegurado en el
mundo de los otros y ese descubrimiento
forma parte del conjunto de ‘poder hacer’.
s o s de l l e
y u n g
s

ua
a
a s f orm

je
Más allá de la producción de palabras, los
niños empiezan a identificar los
componentes estructurales del lenguaje y
hacen una diferenciación entre sus
v

aspectos semánticos o de sentido y


e

gramaticales o reglas sintácticas. La


u N

estructuración progresiva del lenguaje se


puede ilustrar con las expresiones de una
niña de dos años, que hace sólo tres
meses ha empezado a designarse con el
pronombre YO y que muy poco después
ya es capaz de usar el pronombre
nosotros y además de conjugar el verbo
con esos pronombres. En la expresión
“Abuelita Baba, vamos al parque” los
avances están relacionados con las
sustituciones que hace sobre el
pronombre y en la exclamación “Me
encanta el mar”, diferente a la expresión
“mi gusta” cuando la niña lo ve por
primera vez, ya no es solamente el
pronombre sino el pronombre posesivo.
n a r r a c i ón
de l a
Ini ci o

Los niños también llegan a ser


competentes para narrar, en lo cual
encuentran un gran placer. Se puede
afirmar que son “cuenteros” natos. Su
competencia para narrar surge quizás de
la necesidad de comprenderse ellos
mismos y de entender los motivos, los
deseos y las acciones de los otros. El
cuento es una entrada a un mundo
imaginario que es muy vivo en estas
edades en la medida en que constituye
una forma de compartir ese mundo con
los demás. Es su incursión en los mundos
posibles que los llevarán a la invención, a
crear historias que no han ocurrido en el
mundo real.
De 3 a 5 años

Existe un buen número de ‘saberes’ de los


niños, ligado con la lectura y la escritura,
mucho antes de entrar en la escolaridad
formal. Desde muy pequeños los niños
imitan muchos comportamientos de los
adultos y con ellos establecen algunas
rutinas que los relacionan con el mundo de la
lectura, la escritura y en general, con el de
los libros. Por ejemplo, la forma de coger un
libro, de pasar las páginas, de seguir los
textos en la dirección izquierda-derecha, de
hacer como si leyeran en voz alta, indican
que comprenden lo que constituye un acto
de lectura. Estas conductas “imitativas” son
consideradas “graciosas” y no siempre se
comprende que con ellas los niños dan
muestra de lo mucho que saben.
De 3 a 5 años

Además de los ‘saberes’ ya mencionados,


desde muy temprano los niños saben cuáles
son los objetos donde se leen las palabras y
diferencian entre los garabatos y los dibujos
para representar las palabras, entre otros
conocimientos. En realidad bastante antes de
entrar a transición y a la escolaridad formal,
‘saben’ cuáles botellas y avisos dicen
COCACOLA, cuáles son chocolatinas JET, y
distinguen si son números o letras, es más,
distinguen entre un texto en español (o por
lo menos en el alfabeto occidental) u otro
alfabeto como el chino o el árabe. Ellos
entienden que hay unos textos escritos en un
idioma que pueden entender porque les es
familiar y otros que no reconocen.
De 3 a 5 años

Los niños igualmente tratan de escribir sobre


distintas superficies: una pared o un papel o
una mesa. Garabatear y sobre todo ‘dejar el
rastro’ es una actividad fascinante, que les
permite descubrir que son conscientes de
que hay un sistema para consignar un
mensaje, que otro lo lea y que permanezca
en el tiempo. A cada uno de los garabatos, le
otorgan un significado y establecen una
correspondencia con una palabra. Por esto es
tan importante que el adulto le pregunte:
“¿qué escribiste?” o “¿qué quieres decir?” Por
el contrario, la pregunta ¿qué es esto?, los
remite al objeto y no a la palabra, es decir, al
dibujo y no a la escritura, dos formas
diferentes de representación que los niños
diferencian desde edad temprana.
De 3 a 5 años

Los niños reconocen que todo material


escrito dice algo e identifican quienes saben
leer. Por eso recurren a ellos para que les
descifren lo que está escrito. Cuando le piden
al adulto que les lea, si bien es el adulto
quien lo hace, los niños comprenden lo leído,
sin haber accedido al código. De allí que se
pueda afirmar con bastante certeza que el
niño accede a la significación y al sentido que
portan los textos, antes de dominar el
sistema notacional en el que están escritos;
es decir, comprenden lo que dice el texto
antes de manejar el sistema que organiza el
código
De 3 a 5 años
La formulación de la
expresión “No sé
escribir” demuestra que los niños son
conscientes y que tienen que hacerlo por
ellos mismos, sin la colaboración de quien sí
sabe escribir; sin embargo, las exigencias del
momento son mayores a sus posibilidades,
porque ellos tienen que coordinar el
contenido de lo que escriben con las formas y
la organización que exige el registro escrito.
Los niños que dicen “No sé escribir” saben
que el sistema de notación es convencional,
que tiene unas reglas que exigen una
organización y unas formas que él no conoce
pero desea conocer. En síntesis, en este
momento buscan realizar actos de lectura
para encontrar la correspondencia entre lo
que “leen” y lo que está escrito en el texto.
Fuentes bibliográficas
Guerra Lozano, C. (1994). Lenguaje integral y

lectoescritura. Cuaderno de Investigación en la

Educación, número 8. Universidad de Puerto

Rico.
Ministerio de Educación Nacional de Colombia

(2009). Desarrollo infantil y competencias en la

primera infancia. Documento número 10.

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