PCI - Ideas Irracionales en La Pareja - GMAS
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La amistad supone un clima en el cual todos los sentimientos y emociones se pueden expresar con total libertad, no afecta
a la vida del otro lo que uno opine o sienta sobre temas importantes. En el matrimonio la proximidad física constante y
las responsabilidades compartidas dictan la necesidad de algún grado de reserva emocional.
Si la amistad es una relación en la cual lo que se puede comunicar va de “A a Z”, en el matrimonio sería más conveniente
que fuera de “A a W”. Por ejemplo, comentar fantasías sexuales con amigos íntimos de ambos puede perjudicar la relación.
Comentarlas con otros amigos no tendría impacto en la relación en la relación de amistad. El mismo comentario con un
amigo no tendría repercusión en la relación.
Las diferencias económicas, de estatus social, de educación son importantes a la larga, aunque en un primer momento de
enamoramiento se crea que pueden ser eliminadas o al menos superadas. Cuando la pasión decrece pueden convertirse
en fuente de conflictos y desamor.
Una relación feliz se basa en conductas como: bondad, amabilidad, consideración, comunicación, ajuste de los hábitos de
cada uno, participación conjunta en varias actividades, consenso en valores, reciprocidad, respeto mutuo.
Otras veces son causas individuales las que llevan a uno de los miembros de la pareja a engañar al otro. Por ejemplo,
querer demostrarse a uno mismo que se sigue siendo atractivo y deseable.
El sexo fuera de la pareja afecta siempre a la relación y es la primera causa de divorcio; pero no siempre significa el fin de
esta, sin ayuda terapéutica continúan unidas el 35% de las parejas.
Psicología Clínica Integral | Ave. Serdán, No. 82 Int. 9, entre 21 y 22, Col. Centro C.P. 85400, Tel. (622) 222 0934 622 170 3814 | 01 800 ESPARZA
Psic. Christian Esparza www.PCISonora.com.mx
Tampoco es tan raro que ocurra lo que recoge el tópico de que “el interesado/a” es el último en enterarse. Si la persona
confía realmente en su pareja y piensa que él/ella no le engañaría es frecuente que no se dé cuenta de lo que ocurre,
aunque todos los que les rodean estén enterados.
Decir todo lo que le pasa a uno por la cabeza tampoco tiene mucho sentido. Por ejemplo, si se ve a una mujer muy atractiva
y el marido le dice a la esposa que piensa que le apetecería acostarse con ella, posiblemente reciba un buen rapapolvo,
por un pensamiento que en ningún momento ha creído que tuviera trascendencia.
Se trata de decidir individualmente pensando conjuntamente, no sé es que haya que pedir permiso para una actividad
individual, pero hay que tener en cuenta los compromisos previos de la pareja y darle prioridad, ya que hay una
responsabilidad con esa persona con la que se convive y a la que afectan las decisiones que uno tome.
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Insistir en hacer todo juntos supone una presión perjudicial sobre ambos componentes de la pareja y sobre la relación.
No tener actividades compartidas es negativo para la cohesión.
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6. “Hay que luchar a toda costa por el matrimonio”
El matrimonio requiere adaptarse y ceder, también es necesaria la dedicación, ser buen negociador y compartir los
intereses del otro. Pero “esforzarse” constantemente y a toda costa para que la relación funcione lleva al agotamiento y
a distanciarse del objeto de nuestro duro trabajo.
Debe resultar gratificante el hacer cosas por la otra persona, si no apetece nunca compartir su tiempo y sus intereses, y si
nada de lo que el otro haga por uno se aprecia o resulta placentero. por mucho esfuerzo que se ponga al final se pasará
factura por el trabajo realizado, y será la relación la que salga perjudicada.
La felicidad es un producto que surge de la actividad que uno hace, aunque no siempre la misma actividad produce el
mismo efecto, porque depende de muchos factores. La persona que quiere sentirse feliz se hace responsable de sus
propios sentimientos y de la búsqueda de actividades placenteras. Hacerse cargo de la propia felicidad incrementa las
posibilidades de lograr que la vida y el matrimonio sean satisfactorios.
Hay graves consecuencias por este comportamiento (aparte de las legales), tales como revanchas por parte del otro
cónyuge e incluso el divorcio. Unido a este está el mito de “un buen matrimonio se basa en el amor incondicional”, da
igual cómo uno se comporte el otro debe amarle por “sí mismo”. Pero las relaciones de pareja, como cualquier otra,
requieren educación y respeto.
También el mito de “amar es no tener que decir nunca lo siento” es un subproducto de estos otros, pero es falso, si se
cometen errores hay que pedir perdón, es la única forma de que le perdonen y humano es errar.
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10. “Los buenos maridos arreglan enchufes, las buenas esposas ponen la lavadora”
Aunque, en cuanto a tareas domésticas se refiere, han caído muchos estereotipos sobre lo que es “masculino” y
“femenino”; aún hay algunos hombres que suponen que poner la lavadora excede de sus competencias, y algunas mujeres
para las que programar el vídeo es algo impensable.
Como siempre el problema no es saber hacer o no, sino estar o no de acuerdo con lo que se hace. Por eso, es conveniente
hablar de qué sabe hacer cada uno y lo que está dispuesto a aprender y si es necesario qué se puede encargar a personas
de fuera para no enredarse en discusiones absurdas sobre lo que uno tiene o no tiene que hacer según su sexo.
Suponer que la pareja puede sentirse más unida por tener un hijo es un gran error.
En la vida real los componentes de la pareja pueden aportar diferentes capacidades o conocimientos sin que ello suponga
un perjuicio para el otro. El hecho de intercambiar tareas, “si tú cocinas, yo paso la aspiradora”, no debe convertirse en
una lucha por la absoluta equidad. Si uno realmente ama a otra persona disfruta haciendo algo por ella, sin necesidad de
estar constantemente recordando lo mucho que se “sacrifica” y lo poco que es correspondida. El matrimonio ideal sería
una sociedad comunista en la que cada uno da según sus capacidades y recibe según sus necesidades.
Un buen matrimonio es muy deseable y ayuda a tener una vida plena, pero no es imprescindible. La idea de que el
matrimonio lo es “todo” genera mucho sufrimiento innecesario.
14. “Los que aman de verdad adivinan lo que el otro piensa y siente”
Nuevamente este mito se relaciona con el del “amor romántico”. Da por hecho que la compatibilidad supone “compartir
una sola mente”, “estar en la misma onda”.
Hay algo de verdad en que las personas que comparten algún tipo de intimidad (pareja, amigos, colegas) a veces se
4 entienden sin palabras y perciben los pensamientos y sentimientos del otro, la palabra clave es “a veces”.
Esto sirve también para el matrimonio, es necesario comunicar con sensibilidad lo que quiero, lo que me gusta y lo que
creo que el otro piensa para poder tener una buena relación. No leer la mente ni esperar que el otro nos la lea nos da una
gran claridad y respeto en la relación.
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Considerar la felicidad personal por encima de otros aspectos y separarse solamente porque “no se siente lo mismo”
puede ser un error; pero seguir en una relación de sufrimiento o pelea constante, es también un error.
Lo que hace más desgraciados a los hijos no es el hecho de que sus padres estén juntos o no, sino las peleas y discusiones
que tienen. Cuando se piensa en el divorcio, hay que tener en cuenta que, a veces, las peleas se prolongan más allá de la
separación y se pueden hacer más duras, con lo que el perjuicio a los hijos continúa y se puede incrementar.
16. “Las aspiraciones laborales del marido están por encima de las de la mujer”
Es asunto de cada pareja valorar qué prioridad se le asignan a las exigencias del trabajo de cada uno de ellos, no se trata
de imponer sino de negociar teniendo en cuenta las necesidades individuales y las de la familia.
Si una pareja funciona bien y ambos están de acuerdo en posiciones desiguales, tampoco hay que cambiar en aras de una
igualdad mal entendida.
Muchas relaciones desapacibles se mantienen porque sus miembros se apegan por razones que no tienen nada que ver
con el amor y la buena comunicación. Por ejemplo, miedo a la opinión de familiares y amigos, presiones económicas,
miedo a la soledad, etc. Es preciso analizar si estas razones son suficientes para mantener una relación en la que no hay
amor.
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Algunas diferencias pueden enriquecer la relación, si no son muy importantes. Surgen problemas serios cuando los valores
no son compartidos, pero también pueden surgir si las preferencias sobre el ocio y el tiempo libre son siempre
incompatibles.
Consultar con un profesional puede salvar una buena relación si ambos están interesados en ello. Consultar todas las
decisiones de la pareja con la familia de origen puede impedir que la pareja se constituya como ente independiente.
Las parejas que aprenden a disfrutar de una variedad de actividad sexual del tipo: sexo amoroso, sexo erótico, sexo
lujurioso, sexo juguetón, etc., suelen tener menos conflictos y estar más unidos.
Cuando estamos enfadados, podemos tener ganas de castigar al otro y nos podemos negar a hacer el amor; pero hay que
tener en cuenta que después de una relación sexual los problemas se ven con otra perspectiva emocional y aquello por lo
que discutíamos pierde gran parte de su sentido.
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