Articulos Unidad 5
Articulos Unidad 5
Articulos Unidad 5
Introducción a la Unidad 5
Unidad 5 "El paciente politraumatizado", elaborada por el doctor Carlos Rivera, Médico Jefe Unidad de Urgencia
Clínica Universidad de los Andes.
Objetivos
Revisar el concepto de trauma y politraumatismo, así como las acciones a realizar en las fases prehospitalaria y
hospitalaria.
Identificar las herramientas para la evaluación primaria con resucitación simultánea.
Poner en práctica nuevos conceptos para enfrentar al paciente politraumatizado en situación de COVID-19 u
otros riesgos de enfermedades infecto contagiosas de alto riesgo.
Identificar las herramientas para la evaluación secundaria del paciente politraumatizado.
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Urgencias vitales, manejo inicial
Traumatismo
Un politraumatismo se puede definir cuando se afectan por causa de un trauma, más de un sistema. Corresponde al
paciente que ha sufrido un traumatismo violento, con compromiso de más de un sistema o aparato orgánico y a
consecuencia de ello está en riesgo vital.
Introducción
Los traumatismos son la principal causa de muerte dentro de las primeras cuatro décadas de la vida. Como causa
global de muerte en todas las edades, el trauma es superado únicamente por el cáncer y las enfermedades
cardiovasculares, variando su importancia según el nivel de desarrollo de los países.
El trauma es un problema de salud pública que afecta mayormente a los países en vías de desarrollo o más pobres
por una falta de medidas de prevención y cuidados sistematizados.
Dada la situación actual de una pandemia por Covid-19 es necesario incorporar nuevos protocolos o actualizar
conductas para evitar o minimizar los riesgos de contagio.
Muchos de los avances en el manejo del paciente politraumatizado provienen de la experiencia obtenida en
conflictos militares recientes. Las muertes en combate son por lo general:
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Urgencias vitales, manejo inicial
9%: exanguinación. *
Nuevos cambios se han introducido con la décima edición del ATLS, entre los que destacan:
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a. Puede requerirse un bolo de fluido inicial de 1 litro. Los líquidos se administran de forma
juiciosa porque se ha demostrado que la resucitación agresiva antes del control de la
hemorragia aumenta la mortalidad.
b. La coagulopatía asociada con trauma severo puede ser agravada por medidas de
resucitación mal empleadas.
d. El ácido tranexámico se puede administrar a pacientes gravemente heridos antes del control
definitivo de la hemorragia en algunas circunstancias, lo que mejora la sobrevida antes de
llegar al hospital. Una segunda dosis puede ser administrada en la sala de urgencia o trauma.
En los siguientes links podrás revisar un resumen de las principales actualizaciones del ATLS.
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Urgencias vitales, manejo inicial
En esta unidad se revisarán los principales avances en el manejo del paciente politraumatizado, enfocado en el
curso ATLS y los cambios sugeridos en las nuevas ediciones del curso, así como conceptos generales de la
resucitación en trauma y algunos estudios adicionales.
Es importante considerar que muchos de los conceptos de enfrentamiento del paciente de trauma deben considerar
ahora el riesgo de contagio por COVID-19 y prepararnos para otros posibles riesgos de enfermedades infecto
contagiosas en el futuro, siendo el uso de las precauciones universales solo una parte de las medidas que
deberemos implementar.
Un error frecuente es cuando los profesionales de la salud se refieren a las víctimas de trauma como víctimas de
accidentes.
La mayoría de las veces esa aseveración no es correcta. Como los accidentes por definición son eventos que ocurren
al azar, daría la impresión de que no podemos evitarlos. Por el contrario, la mayoría de los traumas más comunes son
eventos evitables.
Por otra parte, asumir que el trauma es evitable nos obliga a intervenir en las políticas públicas, en la educación, en la
preparación de la población o “primeros respondedores” y en la incorporación y difusión al alcance de todas las
personas de algunos elementos mínimos que pueden hacer la diferencia.
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Dentro de la atención pre hospitalaria del trauma, deberemos incorporar con mayor énfasis el uso obligatorio de
“precauciones universales” y ahora “precauciones específicas” para virus como el Sars-2 Covid-19, dado el alto
riesgo potencial de contagio de los equipos médicos y de primera respuesta en terreno y durante los traslados.
Preparación Hospitalaria
Tiene una fase prehospitalaria y hospitalaria. Además de un Triage en la escena y a la llegada al hospital en caso de
haber más de un paciente lesionado.
En la fase prehospitalaria los eventos deben coordinarse con los médicos y el centro que recibirá al paciente o a los
pacientes en caso de víctimas múltiples, de modo de asegurar las mejores posibilidades de resucitación y los
recursos necesarios que sean necesarios activar en los centros receptores o centros de trauma.
Esto posibilita la movilización de los miembros del equipo de trauma del hospital para que todo el personal y los
recursos necesarios estén presentes en el departamento de emergencia en el momento de la llegada del paciente.
La adecuada preparación considera no solo disponer de esos protocolos que pueden activarse antes de la llegada
del paciente a la sala de urgencia, sino que además conocerlos, haberlos probado y entrenar de modo de asegurar
funcionen.
Entrenamientos y enfrentamiento en equipo de los cuidados prehospitalarios se imparten en programas como el
PHTLS (prehospital trauma life support de la NAEMT y el American College of Surgeons). Permiten minimizar el
tiempo en la escena y proveer los cuidados inmediatos de las víctimas de trauma, priorizar sus necesidades de
atención y trasladar para cuidados definitivos.
En la fase hospitalaria es muy importante una planificación previa que permita la activación de un equipo de trauma
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Urgencias vitales, manejo inicial
Debe existir un protocolo para sumar en forma inmediata a otros especialistas y activar recursos adicionales de ser
necesarios.
Disponer de protocolos de traslado a centros más especializados e iniciar esos protocolos en el momento en que se
estime que no serán suficientes los recursos disponibles o si se van a recibir más lesionados que hagan insuficientes
los recursos disponibles para su atención.
Deben proveerse durante esta fase los cuidados o precauciones universales de modo de evitar la contaminación con
fluidos corporales o sangre al equipo de salud, lo que incluye el cuidado de los objetos corto punzante y el manejo de
elementos contaminados.
Junto con esas precauciones universales, deberá disponerse de protocolos que minimicen la cantidad de personas
en contacto directo con el paciente. Y se reduzcan riesgos por contacto, gotitas y aerosoles, especialmente en los
casos de pacientes sospechosos de Covid-19 (se recomienda enfrentar a todos los pacientes como sospechosos
hasta que no se determine lo contrario).
Para mayor información, puedes ver en el Material de Profundización una presentación efectuada en línea el 28 - 05 -
2020 por el Capítulo Chileno del American College of Surgeons sobre el manejo del trauma en Covid-19. Puedes ver
el video de la presentación en el siguiente enlace:
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La sistematización de la evaluación inicial basada en los principios del programa ATLS (Advanced Trauma Life
Support for Doctors, del American College of Surgeons), ha permitido mejorar en forma significativa la sobrevida de
los pacientes que sufren un politraumatismo.
Como vimos en la unidad 1, el ATLS indica que debe abordarse al paciente siguiendo un ABCDE de la evaluación
inicial, donde se busca identificar primero las lesiones que ponen en riesgo la vida del paciente.
La clave es entender que si encontramos una alteración que ponga en riesgo la vida, debemos
iniciar de inmediato maniobras para resolverlo. No es necesario maniobras complejas a menos que
las simples no den resultado.
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a. Vía aérea permeable con restricción de la movilidad de la columna cervical, evitando lesionar la columna
Esta situación es frecuentemente no valorada en casos de trauma por la espectacularidad de otras lesiones que nos
hacen olvidar el riesgo inherente de manipular la columna cervical sin la adecuada protección o inmovilización en
línea.
Mientras evalúa y maneja las vías respiratorias de un paciente, tenga mucho cuidado para evitar el movimiento
excesivo de la columna cervical. Basado en el mecanismo del trauma, se debe suponer que existe una lesión
espinal.
En el manejo de la vía aérea se deben privilegiar las maniobras sencillas y si son efectivas, no
deben realizarse maniobras más avanzadas.
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Es muy importante reevaluar la permeabilidad de la vía aérea en todo momento y adelantarse a situaciones que
pongan en riesgo esa condición entre las que destacan la pérdida o compromiso de conciencia, la mala mecánica
ventilatoria, el shock progresivo, y toda lesión que ponga en riesgo la permeabilidad de la vía aérea como las
quemaduras, fracturas con compromiso del maxilar inferior, o sospecha de lesión de la vía aérea superior.
Una frecuencia ventilatoria muy aumentada, como 20 o 30 por minuto, puede significar que no está realmente
ventilando, solo moviendo el “espacio muerto”, o zona de la vía aérea superior, solo conductiva y que, no logrando
alcanzar el alvéolo, no permite intercambiar oxígeno a la sangre.
En otros casos, una frecuencia menor tampoco significa que está ventilando pues no llega suficiente aire oxigenado
al alvéolo para permitir una adecuada ventilación.
Así la determinación de la frecuencia ventilatoria es un importante elemento que valorar en esta fase de evaluación
inicial.
Es necesario siempre considerar la posibilidad de que el pacientes esté cursando un cuadro de COVID-19 u otra
patología infecto contagiosa según la prevalencia y condición epidemiológica existente, y no obstante se puedan
prever las consecuencias del trauma, no deben pasarse por alto las claves diagnósticas de esta patología (tos,
odinofagia, fiebre, cefalea, disnea, mialgias, trastornos gastrointestinales, anosmia, etc) y de ser necesario,
descartarlo activamente (PCR para COVID-19, TAC de tórax, Rx de Tórax, ECO de tórax, exámenes de laboratorio).
El objetivo es restablecer una volemia suficiente y una presión de perfusión mínima adecuada
para mantener las funciones vitales, evitando sobre reanimar al paciente.
Un exceso de fluidos puede provocar daño como edema, congestión, falla de bomba, entre otras.
La reposición de volumen por sí sola no es suficiente, si consideramos que los cristaloides y los coloides no
transportan oxígeno, no permanecen en la circulación general por mucho tiempo y en exceso pueden provocar
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Dispositivos que protegen del ambiente y producen un recalentamiento externo activo pueden ser de gran ayuda
como el Ready-Heat Blanket (Frazada de Calor Instantáneo) del Hypothermia Prevention and Management Kit -
HPMK (Kit de Prevención y Manejo de Hipotermia), que se aplica al torso del herido (no directamente sobre la piel) y
se cubre con un Heat-Reflective Shell HRS (Cubierta Reflectante de Calor).
Si no se dispone de una HRS, también es válida la recomendación anterior sobre el uso combinado de la Blizzard
Rescue Blanket (Manta de Supervivencia Blizzard) con la Ready Heat Blanket.
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Al llegar a un centro de salud o durante el traslado se mantendrá la precaución de pérdida de calor con el ambiente,
iniciando maniobras de recalentamiento externo pasivos (mantener manta aluminizada o reflectiva de calor),
recalentamiento externo activo mediante mantas con aire forzado (calentamiento con convección), recalentamiento
de la sala de trauma y de los objetos en contacto con la piel del paciente (mantas térmicas), recalentamiento interno
activo con sueros e infusiones tibias pasando a 39°, incluyendo transfusiones y otras medidas más agresivas como
lavado gástrico con sueros tibios, enema, irrigación vesical, lavado peritoneal hasta el uso de circulación
extracorpórea de ser necesario.
La temperatura del cuerpo del paciente es mayor prioridad que la comodidad de los proveedores de atención
médica, y la temperatura del área de resucitación debería aumentarse para minimizar la pérdida de calor corporal.
En trauma el axioma de que un paciente no está muerto hasta estar recalentado y muerto sigue siendo muy válido.
Maniobras inadvertidas pueden empeorar una hipotermia como son la administración de grandes volúmenes de
suero o trasfusiones frías, lavado de heridas o quemaduras, así como la exposición mantenida del paciente sin
cubrirlo.
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Vía Aérea
En el manejo de la vía aérea debe prestarse especial atención de la columna cervical pues maniobras inapropiadas
pueden poner en riesgo la indemnidad de la médula espinal.
Especial cuidado debe tenerse en los siguientes casos:
Caída de cabeza o golpe de cabeza, pérdida de conciencia, choque de vehículos motorizados con deformación
de habitáculo interior, mecanismo por encima y por arriba o deformidad del volante, ruptura estrellada del
parabrisas delantero por el lado del conductor, manejo sin cinturón de seguridad, doble choque (primero activa
el airbag y el segundo es incapaz de redesplegarlo absorbiendo el paciente toda la fuerza del segundo
impacto), volcamiento, víctimas de explosión y que saltan lejos del lugar producto de la onda expansiva o por el
choque.
Como daño neurológico, dolor localizado en la zona del cuello, dolor a la movilización, hematoma cervical,
contusión. Rara vez los traumas penetrantes producen lesión de la columna cervical y en ausencia de
compromiso neurológico, puede descartarse en forma más o menos segura.
3. Pérdida de conciencia
Pérdida de conciencia o estado de conciencia alterado que permita una buena anamnesis y evaluación.
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Urgencias vitales, manejo inicial
En el manejo de la vía aérea debe considerarse el alto riesgo por aerosoles durante las maniobras de intubación. Por
lo que se recomienda:
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Uso de elementos de barrera para proteger de aerosoles al equipo médico durante la intubación de pacientes en
época de COVID-19. Fotografía con fantoma en Clínica U de los Andes.
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Cápsula acrílica para el manejo de vía aérea en COVID-19 (en nuestra experiencia no es recomendable). Fotografía
con un fantoma en Clínica U de los Andes.
Cricoidotirotomía
Todas las maniobras de permeabilización quirúrgica de la vía aérea deben considerar el alto riesgo de
contaminación por aerosoles del equipo de emergencia.
Deben extremarse las medidas para realizar el procedimiento en un solo tiempo y en forma muy rápida, en
apnea.
Debe inflarse de inmediato y asegurar en su lugar el tubo y adosar un filtro antiviral.
Durante el procedimiento deberán usarse el máximo de elementos de protección personal (EPP), idealmente
con caperuza, máscara facial completa y filtros sobre N95, idealmente N100 (National Institute for Occupational
Safety and Health), KN95 o KN100 (norma China) o FFP 2 o 3 (Unidad de Filtro Facial, según European
Committee for Standardization).
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Si las medidas previas no tienen éxito, se debe realizar precozmente una cricotiroidotomía quirúrgica de la siguiente
manera:
1. Técnica con CricKey (opción de preferencia)1.
En los siguientes link puedes revisar más información de la técnica con Crickey.
2. Técnica Quirúrgica Abierta asistida con Gum Elastic Bougie, usando una cánula de vía aérea con alas laterales y
balón, de diámetro externo menor a 10 mm, de diámetro, interno 6-7 mm y de longitud intra-traqueal 5-8 cm.
3. Técnica Quirúrgica Abierta Standard, usando una cánula de vía aérea con sujeciones aladas laterales y balón, de
diámetro externo menor de 10 mm, de diámetro interno 6-7 mm y de longitud intra-traqueal 5-8 cm. (opción menos
deseable). Los sets comerciales más frecuentes son el Set de Melker, descrito en Annals of Oncology, Rhinology
&Laryngology 114(7):525-528. 2005. Melker Cricothyrotomy Kit: An Alternative to the Surgical Technique.
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En el Material de Profundización de esta unidad, encontrarás videos acerca de este manejo por COVID-19.
Ventilación
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paradojales, si se aprecia dificultad para ventilar, uso de musculatura accesoria, retracción intercostal, aleteo nasal.
Se debe medir o estimar la frecuencia ventilatoria, la amplitud de la ventilación y la forma de ventilar (pausas,
regularidad). Todas las heridas abiertas y/o aspirativas en el tórax deben ser tratadas mediante la aplicación
inmediata de un parche de tórax ventilado para cubrir el defecto.
Si no se dispone de un parche ventilado, usar uno no-ventilado.
Monitorice al paciente debido al desarrollo potencial de un neumotórax a tensión subsecuente. Si el herido presenta
hipoxia en aumento, dificultad ventilatoria o hipotensión y se sospecha un neumotórax a tensión, trátelo despegando
un sector del parche o retirándolo por completo para dejar salir el aire, o mediante la descompresión con aguja.
Debe considerarse un filtro antiviral a la salida del tubo del paciente o sobre la máscara facial. En caso de no estar
intubado, se usará una mascarilla de tipo quirúrgico que reduzca el riesgo de aerosoles sobre la mascarilla de
Venturi o de recirculación.
A los heridos con TBI moderada o severa se les debe administrar oxígeno suplementario cuando éste se encuentre
disponible, para mantener una saturación de oxígeno > 90%.
Una radiografía de tórax puede ser de gran utilidad en esta etapa. Si se debe
apoyar la ventilación se debe efectuar una ventilación mediante bolsa mascarilla
reservorio conectado al oxígeno o ventilación mecánica procurando no sobre
distender el tórax ni aumentar la frecuencia ventilatoria más allá de lo necesario.
El aumento subsecuente de la presión intratorácica por esas maniobras puede reducir en forma significativa el
retorno sanguíneo y caer el gasto cardiaco. Igualmente, una ventilación excesiva en frecuencia tendrá efectos sobre
los niveles de CO2 en sangre afectando a la presión de perfusión cerebral, lo que puede llevar a complicar
secundariamente a un paciente con una lesión cerebral en evolución.
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Circulación
Dentro de los cambios en el manejo del shock hipovolémico (por pérdida de sangre) en el paciente politraumatizado,
están:
1 Resucitación con fluidos 1 litro de solución salina tibia (suero Ringer idealmente).
2 Acceso venoso periférico, mínimo de calibre 18 × 2.3. La elección de otros sitios dependerá de la experiencia y
habilidad clínica, así como la condición del paciente o situación. Podrán usarse accesos intraóseos en
extremidades o esternal si los accesos venosos no son posibles, tardan mucho tiempo o hay víctimas múltiples.
3 Se debe considerar la reanimación temprana con sangre y productos sanguíneos en pacientes con evidencia de
hemorragia clase II y IV. La administración temprana de hemoderivados en una proporción baja de
concentrados de hematíes, plasma y plaquetas puede prevenir el desarrollo de coagulopatía y trombocitopenia.
4 Transfusión masiva definida como> 10 unidades pRBC (glóbulos rojos empaquetados) en 24 horas o más de 4
unidades en 1 hora (el concepto de reponer sangre total 1:1:1 es preferible a glóbulos rojos solos).
5 La tromboeleastografía y la tromboelastometría rotacional pueden ser útiles para determinar la deficiencia de
coagulación y los componentes sanguíneos apropiados para corregir la deficiencia.
6 La administración temprana de ácido tranexámico (ATX), en el contexto prehospitalario a pacientes gravemente
heridos ha demostrado una mejor supervivencia cuando este medicamento se administra dentro de las 3 horas
de la lesión. La primera dosis generalmente se administra durante 10 minutos, en el campo o prehospitalario; la
dosis de seguimiento de 1 gramo se administra antes de 8 horas. Administre 1gr de ATX diluido en 100 cc de
Suero Fisiológico o Ringer Lactato lo más pronto posible, pero no más de 3 horas después de haberse
producido la lesión. Cuando esté indicado, el ATX debe administrarse mediante infusión EV lenta en 10 minutos.
Comience la segunda infusión de 1 gr de ATX después que se haya completado la reanimación con fluidos
inicial.
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Según las guías clínicas de transfusión masiva del American College of Surgeons, el 80% de las muertes en las salas
de operaciones (pabellones quirúrgicos) y cerca del 50% de las muertes en las primeras 24 horas después de un
trauma se deben a hemorragias exsanguinantes y coagulopatías.
Mientras solo el 3% de los pacientes de trauma civiles (no militares) reciben una transfusión masiva (mayor a 10
unidades de glóbulos rojos (RBC) en 24 horas), estos pacientes consumen el 70% de toda la sangre transfundida en
un centro de trauma.
Como las transfusiones masivas deben planearse y disponer de un protocolo, se requiere un proceso para integrar
esas prácticas en los centros de trauma y especialmente en los hospitales que reciben pacientes de trauma, pues
exige disponer en forma inmediata de unidades de sangre y luego activar una cadena de procesos que no pueden
interrumpirse para continuar con sangre grupo específico y pruebas de laboratorio.
Estos son Protocolos de Transfusión Masiva (MTPs), los que se han asociado a una reducción
significativa en la mortalidad y el uso total de productos sanguíneos en los centros de trauma.
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Urgencias vitales, manejo inicial
Un score validado para medir los objetivos y evaluar el resultado del protocolo de transfusión masiva es el ABC score
(Assesment of blood consumption).
El ABC score consiste en cuatro variables:
Pulso >120
El ABC score sobreestima a los que necesitarán un MTP sobre un 50%, pero tiene un valor predictivo negativo (que
no van a necesitar un MTP), menor a un 5%. De modo que logra identificar a más del 95% de los pacientes que
requerirán un protocolo de transfusión masiva en trauma (MTP).
Los criterios actuales para activar un protocolo de transfusión masiva según las guías del ACS (American College of
Surgeons), son:
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Urgencias vitales, manejo inicial
Muchos de los avances en terapia transfusional en trauma son derivados de la experiencia en los conflictos recientes.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el enfoque inicial adoptado por el Servicio Médico del Ejército de los EE.UU. fue
transfundir sangre entera del grupo O independientemente del grupo sanguíneo del receptor y sin tener en cuenta los
títulos de isoaglutinina del donante de sangre.
En un estudio de 265 pacientes que recibieron sangre total del grupo O ABO incompatible durante este período de la
Segunda Guerra Mundial, se identificaron tres reacciones transfusionales con las manifestaciones de fiebre,
hemoglobinemia e hiperbilirrubinemia (incidencia 1.1%), pero ningún otro signo clínico importante ni síntomas en
asociación con estos episodios de transfusión. Todas las unidades de sangre del grupo O implicadas en las tres
reacciones transfusionales tenían títulos de isoaglutinina IgM anti-A / anti-B superiores a 500.
La práctica de transfusión durante la Segunda Guerra Mundial no cambió hasta después de un informe de una
reacción hemolítica severa en abril de 1944 con una reacción post transfusional en un receptor del grupo A que
recibió 75 ml de una unidad de sangre entera del grupo O con un título IgM anti-A de 8000. Posteriormente, el ejército
de EE. UU. adoptó una política que declaraba que todas las unidades de sangre título A / anti-B superior a 250 debe
etiquetarse como "título alto" y estas unidades de título alto solo se pueden transfundir a receptores del grupo O.
Las políticas actuales de uso de sangre total en el Departamento de la Defensa de los EE. UU. (Current 2018 DoD
Whole Blood Use), consideran:
1 Almacenar sangre O negativa de bajos títulos, recolectada en los EE. UU, procesada y testeada, llevada a los
teatros de operaciones, disponible por 21 días.
2 Sangre total fresca (Fresh whole blood), recolectada en el mismo teatro de operaciones, testeada en el campo
(pruebas no aprobadas por la FDA), guardada por 24 horas a temperatura ambiente.
No hay disponibles terapias de sangre total en centros de trauma civiles por el momento, pero todo parece indicar
que en el futuro se van a privilegiar este tipo de unidades en casos de alto volumen de trauma, que justifiquen el
almacenar y disponer de ese tipo de unidades listas para ser empleadas (21 días).
En los centros de trauma debería encontrase disponible para uso inmediato en las salas de urgencia o de trauma de
Glóbulos Rojos compatibles universales (O Rh– y O Rh+) y plasma no congelado idealmente almacenados en el
Departamento de urgencia. Debería disponerse plasma AB descongelado. Si no es posible, puede usarse plasma
tipo A con bajos títulos de anti B. Se prefieren glóbulos rojos O Rh- sin pruebas cruzadas para mujeres en edad fértil.
Se debe administrar la sangre mediante calentadores e infusores rápidos de volumen de modo de asegurar una
mayor efectividad en las transfusiones. Las plaquetas y crioprecipitado no deben administrase con calentadores de
sangre.
Si se activa un protocolo de transfusión masiva debe asegurarse:
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Urgencias vitales, manejo inicial
Muy importante es la comunicación con el banco de sangre en caso que el paciente sea trasladado a la sala de
angiografía, imágenes o cuidados intensivos, de modo de no interrumpir la administración de los productos
sanguíneos del MTP.
El monitoreo del MTP se realiza en forma horaria también por laboratorio (generalmente en cuidados intensivos) y
comprende la medición de:
Control de Hemorragias
Las maniobras más habituales para el control de una hemorragia en el prehospitalario y en la sala de urgencia
suelen ser efectivas si se inician de inmediato ante la presencia o incluso la sospecha de una hemorragia que ponga
en riesgo a la vida.
El concepto que “cada glóbulo rojo cuenta”, es muy útil para decidirnos a la acción. Entre estas maniobras están:
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1. Hemorragias torniqueteables: son aquellas que pueden controlarse con el uso de una compresión directa,
apósito compresivo o un torniquete. El uso de torniquetes no es nuevo, pero no fue hasta la segunda guerra del golfo
o de Irak – Afganistán, cuando se masificó su uso.
Varios modelos fueron probados pero dentro de los más eficaces están:
La compresión directa, los apósitos compresivos y los torniquetes evitan muertes prevenibles por
hemorragias.
Estos sencillos dispositivos fueron probados y mejorado con la práctica durante la guerra y han demostrado su
utilidad para prevenir las muertes evitables en combate, cuya primera causa eran las hemorragias. Se colocan
ajustados sobre la zona afectada, generalmente en las extremidades superiores e inferiores, y pueden ser aplicados
por el propio afectado o su compañero. Están ampliamente distribuidos tanto en la población civil como en fuerzas
militares y dentro de sus ventajas destacan la simplicidad de su uso, la portabilidad, el bajo costo y su efectividad.
Especial consideración es que en su diseño se consideró que pudiera ser auto aplicado, facilitando el uso por los
soldados en las situaciones más extremas. En eventos con múltiples víctimas, como en el atentado explosivo durante
la maratón de Boston en los EE. UU (15 abril 2013), o los casos de tiradores sobre la población civil o contra la
policía, atentados extremistas o por acción de delincuentes, la utilidad de los torniquetes ha sido ampliamente
demostrada, salvándose muchas vidas.
En la primera atención o en el box de trauma debe enfrentarse de inmediato una hemorragia que ponga en riesgo
inmediato la vida del paciente (enfrentamiento en etapas se hace simultáneo en equipos entrenados).
Evalúe en busca de hemorragia no reconocida y controle toda fuente de sangrado. Si no se ha hecho previamente,
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use un torniquete para extremidades para controlar hemorragia externa masiva que ponga en riesgo la vida y que
sea anatómicamente tratable con la aplicación de un torniquete o para cualquier amputación traumática. Aplique
directamente sobre la piel, 5-7cm hacia proximal del sitio de sangrado. En caso de no ser efectivo, coloque un
segundo torniquete más arriba del primero, sin soltar el anterior.
No deben retirarse los torniquetes durante un traslado o el paciente puede morir por hemorragia.
El principio de “vida sobre extremidad”, justifica el uso de torniquetes en forma amplia por la población entrenada y
en la atención de los pacientes politraumatizados. En medicina existe suficiente evidencia de que isquemias
prolongadas han sido recuperadas exitosamente de extremidades sometidas al uso de uno o más torniquetes en
estos casos.
CAT: Combat Aplication Tourniquete (Tactical Combat Casualty Care Course NAEMT and American College of
Surgeons).
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Urgencias vitales, manejo inicial
1. Inserte la extremidad lesionada a través del bucle en la banda y coloque el torniquete a 2-3" por encima del sitio de
sangrado. Si el sitio de sangrado es más proximal no es fácilmente identificable, coloque el torniquete lo más alto
posible sobre la extremidad.
2. Tire de la banda con fuerza y apriétela sobre sí misma alrededor de la extremidad, pero no sobre los clips de
varilla. La banda debe estar lo suficientemente ajustada para que las puntas de tres (3) dedos no puedan deslizarse
entre la banda y la extremidad. Si las puntas de tres (3) dedos se deslizan debajo de la banda, vuelva a apretar y
volver a fijar.
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5. Pase la banda sobre la varilla y entre los clips. Asegure con la correa de seguridad gris. Tiempo de registro de la
aplicación.
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1. Pase la banda alrededor de la extremidad, pase la punta roja por la hendidura de la hebilla y coloque el torniquete
a 2-3 "por encima del sitio de la hemorragia. Si el sitio de hemorragia más proximal no es fácilmente identificable,
coloque el torniquete lo más alto posible sobre la miembro.
2. Tire de la banda con fuerza y apriétela sobre sí misma alrededor de la extremidad, pero no sobre los clips de
varilla. La banda debe estar lo suficientemente ajustada para que las puntas de tres (3) dedos no puedan deslizarse
entre la banda y la extremidad. Si las puntas de tres (3) dedos se deslizan debajo de la banda, vuelva a apretar y
volver a fijar.
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4. Coloque la varilla dentro de un clip para bloquearlo en su lugar. Verifique el sangrado y el pulso distal. Si no se
controla el sangrado o si hay pulso distal, considere ajustar más o aplicar un segundo torniquete arriba y lado a lado
con respecto al primero. Revalorar.
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5. Pase la banda sobre la varilla y entre los clips. Asegure con la correa de seguridad gris. Anote la hora de
aplicación.
En una publicación de Kragh en el Journal of Trauma 2008 2 comunicó la experiencia en un Combat Support Hospital
en Bagdad el año 2006 con los primeros modelos de torniquetes actuales de uso en combate, 232 pacientes con
torniquetes, 428 torniquetes, en 309 extremidades lesionadas.
Los torniquetes más efectivos fueron el Torniquete médico de emergencia (92%) y el CAT (79%). fue el mejor
torniquete de campo. Sin amputaciones causadas por el uso de torniquetes. 1,7% de los pacientes, presentaron
parálisis nerviosas transitorias3.
Los errores más frecuentes asociados al uso de torniquetes son:
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El Comitte of Combat Casualty Care (CoTCCC) ha acuñado la frase “estos errores están escritos
con sangre”.
Celox Gauze™
ChitoGauze™
XStat™ (el más efectivo en heridas profundas de trayecto estrecho)
En el siguiente archivo puedes revisar más detalles de los elementos para control de hemorragias.
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Una vez terminada la evaluación inicial, debe realizarse una REEVALUACION, de modo de asegurar que no se ha
producido un deterioro que ponga en riesgo la vida.
A continuación, se completará una evaluación completa (de pies a la cabeza), la historia completa, examen físico
detallado desde la cabeza a los pies poniendo atención en otras lesiones que también puedan poner en riesgo la
vida o amenazar funciones.
La evaluación secundaria no comienza hasta completar la evaluación primaria (ABCDE) y se han puesto en marcha
los esfuerzos de resucitación y recuperado los parámetros vitales.
Una historia amplia es de gran ayuda en esta etapa:
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Urgencias vitales, manejo inicial
En relación al trauma, se utilizará la cinemática (energía relacionada al mecanismo de lesión), para abordar las
eventuales lesiones. En general el trauma puede ser contuso o penetrante. Existe además el trauma térmico (calor o
frío), eléctrico y provocado por ambientes peligrosos.
En esta etapa ser podrán realizar otros estudios como:
1 Ecotomografía.
2 Tomografía Computarizada (CT) o Radiografías de Columna.
3 CT cerebro.
4 CT tórax.
5 CT abdomen y/o pelvis.
6 CT o radiografías de extremidades.
7 Estudios vasculares (eco Doppler, angiografía, angio CT).
8 Estudios gastrointestinales.
9 Resonancia nuclear MRI.
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Urgencias vitales, manejo inicial
La evaluación secundaria se inicia con la evaluación de la cabeza para identificar las eventuales lesiones. Debe
prestarse atención al examen de los ojos, pupilas, oídos, nariz, macizo facial, cuero cabelludo. El examen debe
considerar la inspección, la palpación y la revisión dirigida de los conductos nasales, auriculares y el examen ocular.
Las estructuras maxilofaciales suelen ser omitidas en la evaluación secundaria y pueden poner en riesgo la vida al
afectar la permeabilidad de la vía aérea, la indemnidad de las meninges o la motilidad ocular.
En pacientes con trauma maxilofacial o craneal debe presumirse que tiene una lesión en la columna cervical y el
movimiento del cuello debe ser restringido.
El cuello se divide tradicionalmente en 3 zonas que proveen guías para el manejo de las lesiones. Las 3 zonas se
definen como: Zona 1, manubrio al cartílago cricoides; Zona 2, cartílago cricoides al ángulo de la mandíbula; Zona 3,
ángulo de la mandíbula a la base del cráneo.
a Angiografía por TAC de los grandes vasos y del cuello, endoscopía/evaluación de deglución, laringoscopía.
b Angiografía convencional de los grandes vasos del cuello, endoscopía/evaluación de deglución, laringoscopía.
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Urgencias vitales, manejo inicial
Signos duros de lesión cervical penetrante complicada son: hemorragia activa desde la herida; inestabilidad
hemodinámica; o hematoma expansivo/pulsátil; compromiso de vía aérea o enfisema subcutáneo extenso. Pacientes
con signos duros de lesión vascular o lesión aero digestiva, deben ser llevados directamente a la sala de
operaciones para exploración.
Un grupo de lesiones poco conocidas y generalmente no diagnosticadas o mal manejadas en pacientes de trauma
son las lesiones vasculares de los vasos del cuello, especialmente las lesiones por trauma cerrado a los vasos
carotídeos o vertebrales (BCVI).
Trauma cerrado a los vasos carotideos o vertebrales (BCVI) se diagnostica en 1 de 1000 pacientes hospitalizados por
trauma en ausencia de un programa de screening.
Cuando se revisan pacientes asintomáticos, la incidencia aumenta a 1% de todos los pacientes de trauma contuso y
hasta 3% de los pacientes con una medición de score de severidad de lesión mayor a 16 (injury severity score).
El BCVI suele estar presente en los pacientes, horas o días antes de la aparición de síntomas.
Fallar en identificar y tratar estas lesiones puede resultar en lesiones neurológicas devastadoras,
incluyendo un accidente cerebrovascular mayor con una morbilidad sobre el 80% y una
mortalidad asociada sobre el 40%.
El mecanismo de BCVI parece estar asociado a hiperextensión y rotación cervical, hiperflexión o golpe directo. Los
factores relacionados con el hallazgo de un BCVI son evidencia directa del déficit neurológico. Síntomas del BCVI
incluyen hemorragia arterial, soplo cervical, déficit neurológico focal, examen neurológico no concordante con los
hallazgos al TAC, y accidente cerebrovascular isquémico (stroke) en un nuevo TAC. En pacientes asintomáticos, hay
múltiples factores de riesgo para lesión contusa de la arteria carótida o vertebral: Escala de Coma de Glasgow menor
a 8, fractura del peñasco, lesión axonal difusa, fractura espinal cervical (particularmente C1-C3, fracturas con
componente de subluxación o rotacional y fracturas a través del foramen transverso), fracturas LeFort II o III, fractura
basilar de cráneo con compromiso del canal carotídeo, y casi colgamiento con lesión cerebral anóxica. Pacientes que
se presenten con anormalidades neurológicas no explicadas por la lesión diagnosticada deben ser evaluados para
descartar una BCVI.
Una angiografía diagnóstica de los 4 vasos era el antiguo estándar de oro para el diagnóstico de BCVI, pero es
invasiva, conlleva un riesgo bajo de stroke, y es costosa. La ultrasonografía dúplex y la angio resonancia nuclear
magnética, son menos sensibles y específicas cuando se utilizan como evaluación de screening para BCVI. La
angiografía por TAC (Angio TAC), con scanner de multidetección (> o igual a 16), tiene similar medición de detección
para BCVI comparada con los índices de detección histórica de angiografía. Estudios que comparan angio TAC con
angiografía cerebral han demostrado equivalencia en los estudios.
Un sistema de graduación describe la extensión de la lesión de BCVI como sigue:
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Urgencias vitales, manejo inicial
El tratamiento para lesiones de grado I y II, descartando alguna contraindicación, es un agente anti trombótico como
aspirina o heparina. Lesiones grado III (pseudoaneurisma) rara vez se resuelven con anticoagulación y debe
considerarse terapia invasiva (cirugía o angio/intervencional). Mayores estudios se requieren para determinar el
régimen óptimo de anticoagulación (antiagregantes v/s heparina o warfarina), así como la duración y punto de
término de las terapias. Lesiones de grado IV pueden requerir angiografía intervencional o fijación quirúrgica.
Trauma Abdominal
El trauma abdominal es muy frecuente en los pacientes politraumatizados y es un sitio importante donde se deben
sospechar hemorragias que pongan en riesgo la vida. Algunas van a requerir manejo quirúrgico.
Clasificación:
a Trauma cerrado.
b Trauma penetrante (herida sobrepasa el plano aponeurótico).
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Urgencias vitales, manejo inicial
En el Trauma Cerrado
En el Trauma Penetrante
Las manifestaciones del trauma abdominal complicado pueden variar desde pacientes asintomáticos hasta cuadros
clínicos como:
En paciente con hipotensión y trauma abdominal es muy importante determinar si hay lesión abdominal y si ésta es la
causa de la hipotensión.
Una vez realizada esa evaluación, tendremos dos tipos de pacientes:
a Hemodinámicamente normales y estables, sin signos de peritonitis, donde se recomienda solo evaluación u
observación prolongada (manejo conservador o expectante).
b Hemodinámicamente anormales e inestables, con o sin signos de irritación peritoneal, donde la exploración
abdominal es mandatoria y no debe perderse tiempo en estudios complementarios.
Historia: mecanismo de lesión, tipo de arma, velocidad del vehículo, etc.
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Urgencias vitales, manejo inicial
Examen físico
1 Inspección.
2 Auscultación: íleo por sangre o contenido GI libre IP. (Lesiones adyacentes también pueden producir íleo).
3 Percusión: signos sutiles de peritonitis. Timpanismo en dilatación gástrica aguda, matidez difusa en
hemoperitoneo.
4 Palpación: signos irritación peritoneal.
5 Exploración heridas penetrantes:
- Asepsia y anestesia local, determinar profundidad.
- No en heridas cercanas a costillas
Paciente asintomático con herida por cuchillo:
- 1/3 sin penetración peritoneal
- 1/3 sin lesión abdominal significativa
6 Evaluación estabilidad pélvica.
7 Evaluar pene, vagina, región perineal y rectal.
8 Exploración glútea.
a Instalación SNG (sonda nasogástrica): alivia dilatación gástrica aguda, previo a un lavado peritoneal diagnóstico
(LPD), si hay riesgo de bronco aspiración. Debe sospecharse una fractura del piso del cráneo según el
mecanismo de la lesión, especialmente si hay ojos de mapache, signo de Cullen, anisocoria, alteración de la
motilidad ocular, otorragia u otorrea.
b Instalación de sonda Foley o catéter urinario: alivia retención urinaria, previo LPD. Debe descartarse una
probable lesión uretral mediante la inspección y si queda duda con un pielotc).
c Catéter vesical suprapúbico: Uretrografía retrógrada.
d Laboratorio: exámenes generales, OH (bajo efectos del alcohol), drogas, descartar embarazo
e Imágenes: Radiografías de columna cervical lateral, tórax y pelvis.
Trauma cerrado: Radiografía de abdomen de pie o decúbito puede mostrar: Aire retroperitoneal o subdiafragmático,
lo que obliga a una laparotomía de urgencia. Pérdida sombra del psoas: hace sospechar una lesión retro peritoneal.
El mejor examen es un TAC de abdomen y pelvis idealmente con contraste endovenoso.
Trauma penetrante: (herida supraumbilical o sospecha lesión toracoabdominal)
Radiografía tórax de pie, puede mostrar una lesión torácica o pulmonar, derrame o lesión parenquimatosa. No debe
descartarse la posibilidad de una hernia diafragmática. Un scanner toraco abdominal es el examen de elección
cuando se sospecha una lesión toraco abdominal y en casos seleccionados una laparoscopía diagnóstica o una
resonancia de abdomen y tórax. Las lesiones de diafragma son siempre difíciles de diagnosticar.
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Urgencias vitales, manejo inicial
Estudios contrastados:
Uretrografía
Cistografía
Urografía excretora: Si no muestra función renal uni o bilateral, debe sospecharse una agenesia renal unilateral
o lesión vascular como trombosis, avulsión de la arteria renal o disrupción masiva del parénquima. En estos
casos se debe complementar el estudio con una Tomografía axial computada o TC contrastado.
Estudios contrastados del tracto gastrointestinal: se realizan cuando se sospecha una lesión de órganos
retroperitoneales (tercera porción de duodeno) o recto bajo.
En un paciente inestable o con hemodinamia anormal y se quiere decidir si la causa está en el abdomen.
Cambios Estado de conciencia (TEC (traumatismo encéfalo craneano), OH (alcohol), ingesta de drogas)
Cambios sensibilidad - lesión medular
Hemodinamia normal y estable: las mismas indicaciones o cuando no hay acceso a ecotomografía (ECOFAST) o
TAC.
Contraindicaciones
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Urgencias vitales, manejo inicial
Contraindicaciones relativas:
Cirugías abdominales.
Obesidad mórbida.
Cirrosis avanzada.
Coagulopatía preexistente.
Aspiración de sangre, aspiración de contenido gastroeintestinal, bilis u orina. En esos casos, se debe realizar
una laparotomía inmediata.
Si el resultado no es evidente
Se enviará el líquido a un examen de laboratorio y se considerará como LPD (+) cuando: hay > 100.000
Glóbulos rojos/cc o > 500 Glóbulos blancos/cc. También se considerará como positivo cuando una tinción de
Gram muestre bacterias. En ese caso si el LPD es (+), tendrá también Indicación quirúrgica inmediata.
a Ecografía diagnóstica: indicaciones son las mismas que LPD (lavado peritoneal diagnóstico), permite
diagnóstico rápido de líquido libre intraperitoneal.
- Limitación en obesidad, aire subcutáneo y cirugía abdominal previa.
b TAC*: sólo en pacte hemodinámica mente estables (esta afirmación hoy está en revisión dado que muchos
servicios de urgencia cuentan hoy con scanner de gran velocidad y resolutividad, ubicados en la propia
urgencia o muy cercanos a ella y disponibles en forma inmediata, permitiendo una exploración inmediata que
permite hacer rápido un diagnóstico de pacientes que requieren cirugía de emergencia).
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Urgencias vitales, manejo inicial
En los casos de heridas a bala, se prefiere una cirugía de urgencia y en casos seleccionados
podrá completarse el estudio con un TAC y observar siempre y cuando no se sospeche
complicación.
En las heridas por arma blanca, se exploran cuando hay sospecha de complicación. Algunos de los estudios más
habituales en trauma abdominal penetrante son:
Laparoscopía.
TAC abdomen y pelvis con o sin contraste endovenoso. En ocasiones un TAC de tórax podría ser requerido si se
sospecha compromiso toraco abdominal.
En los casos de heridas penetrantes por arma de fuego en la pared toraco abominal izquierda, lo más seguro es
laparotomía independiente de los hallazgos por el riesgo de lesión del colon izquierdo que puede no ser visible
en los estudios de imágenes ni clínicos.
Herida por arma blanca en pared anterior: 55 - 60% tienen hipotensión, peritonitis o evisceración, lo que obliga
a una Laparotomía. De las restantes, más de la mitad requerirá eventual Cirugía, examen físico seriado o LPD
(lavado peritoneal diagnóstico).
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Urgencias vitales, manejo inicial
Lesión de Diafragma: Debe mantenerse un alto índice de sospecha. Radiografía de tórax y abdomen puede ser
de utilidad, donde puede apreciarse elevación de un diafragma, hemotórax, sombra de gas, sonda gástrica
torácica. En ocasiones el diagnóstico va a requerir un TAC, RNM (resonancia nuclear magnética) o laparoscopía
diagnóstica.
Duodeno:
- Aspirado nasogástrico sanguinolento
- Radiografía con aire retroperitoneal
- Paciente alto riesgo o cuando lo sospeche: hacer un TAC
Páncreas: No olvidar evaluar estado conducto pancreático principal.
Genitourinario:sospecha lesión uretral cuando hay incapacidad para orinar, fractura de pelvis inestable, sangre
en el meato, hematoma escrotal, equimosis perineal, cabalgamiento próstata.
Intestino delgado: Equimosis pared abdominal con forma cinturón seguridad.
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Urgencias vitales, manejo inicial
Trauma de Tórax
El tórax está protegido por la parrilla costal pero puede ser también lesionado en los pacientes politraumatizados. En
su interior están órganos y estructuras que pueden poner en riesgo la vida del paciente.
Objetivos
Las causas más frecuentes de trauma de tórax pueden agruparse como trauma torácico con daño
Contuso y la de tipo Penetrante. Daños torácicos son la mayor causa de muertes traumáticas cada
año. 25% de las muertes por trauma contuso son por daño torácico. Más alta frecuencia de daños
simultáneos. Muchas veces, los daños torácicos no son reconocidos.
Hay que considerar que la pleura y el pulmón tienen en pacientes con infección por COVID-19, alto riesgo de
contagio de aerosoles. En todo momento debe considerarse el manejo de heridas abiertas, pleurostomías,
toracotomía o cualquier procedimiento sobre esas superficies u órganos con la mayor protección que puedan
proporcionar elementos de protección personal (EPP). A los tubos o drenajes, se les adicionará un filtro antiviral y
nunca podrán quedar abiertos al exterior sin adecuada protección.
Es importante tratar todas heridas torácicas como un potencial de algo serio. Y tener en consideración lo siguiente:
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Urgencias vitales, manejo inicial
Neumotórax a Tensión
Signos y Síntomas:
Dificultad Ventilatoria.
Desviación de la tráquea.
Hipotensión.
Hemi-tórax timpánico.
Neumotórax Abierto
Herida Succionante de Tórax.
Tubo de pleurostomía.
Tórax Volante
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Urgencias vitales, manejo inicial
Se caracteriza por:
Presencia de ambos (tórax volante y contusión) aumenta la mortalidad de 16% (solo tórax volante) a 44%.
Segmento de tórax inestable, movimiento paradójico de las paredes, dolor, ventilación ineficiente.
Tratamiento
Reexpandir el pulmón.
Oxígeno.
Analgésicos.
Hemotórax Masivo
Drenaje inicial > de 1.500 ml (pérdida de sangre).
Tratamiento
Autotransfusión
Intervención quirúrgica (una toracotomía no está indicada si no se dispone de un cirujano calificado presente).
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Urgencias vitales, manejo inicial
Taponamiento Cardíaco
Toracotomía de Reanimación:
Puede estar indicada en:
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Urgencias vitales, manejo inicial
Hemotórax.
Contusión pulmonar.
Daño traqueobronquial.
Neumotórax
Trauma penetrante o contuso.
Hemi-torax timpánico.
Hemotórax
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Urgencias vitales, manejo inicial
Contusión Pulmonar
Daño potencialmente mortal más común.
Para su manejo se recomienda la adecuada oxigenación, ventilación, manejo de volumen sanguíneo, intubación
selectiva.
Daño Traqueal
La mayoría de los daños traqueales son cervicales
Bronquioscopía.
Daños Bronquiales
Trauma contuso causa laceraciones circunferenciales a bronquio principal con separación completa.
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Urgencias vitales, manejo inicial
Extrasístole Ventricular, Taquicardia sinusal, fibrilación auricular, bloqueo de rama derecha, cambios del
segmento ST.
Ecocardiografía y/o angiografía.
Monitoreado en la UCI.
Manera de salvar:
a Identificar temprano.
b Alto Índice de sospecha.
c Hallazgos físicos.
- Discrepancia entre presión sanguínea entre las extremidades superiores e inferiores.
- Fractura de clavícula o esternón es palpable.
- Parálisis.
- “Signo del volante”.
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Sensibilidad Especificidad
Enfisema Subcutáneo
Enfisema subcutáneo debe alertarles a la necesidad de investigación por un posible neumotórax, pero no es en sí
una indicación de la necesidad de un tubo torácico.
Causado por:
Radiografías en trauma no encuentran el 50% de estas fracturas. En niños, pueden tener daños
intratorácicos significativos sin presencia de fracturas de costillas.
Costillas 1-3
a Fuerza severa.
b Daños asociados tienen alto riesgo de mortalidad.
Costillas 4-9
a Contusión pulmonar.
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b Hemo neumotórax.
Costillas 10-12
Fracturas Esternales
Fisiopatología:
a Tope Inspiratorio.
b Daños asociados.
c Ventilación afectada.
d Contusión Pulmonar.
e Hemoneumotórax.
f Secreciones retenidas.
g Atelectasias, neumonía.
h Radiografía de tórax.
i Tubo torácico si es necesario.
j Ventilación selectiva.
k Control de dolor adecuado.
l Tratamiento a daños asociados.
m No use sistemas constrictivos.
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1 Los pacientes que ventilan espontáneamente a menudo manifiestan taquipnea extrema y sed de aire, mientras
que los pacientes con ventilación mecánica manifiestan colapso hemodinámico.
2 Debido al espesor variable de la pared torácica, el acodamiento del catéter y otras complicaciones técnicas o
anatómicas, la descompresión de la aguja puede no ser exitosa. En este caso, la toracostomía digital es un
abordaje alternativo. La evidencia reciente apoya la colocación de una aguja o catéter grueso y largo en el
quinto espacio intercostal, ligeramente anterior a la línea axilar media. Sin embargo, incluso con un catéter
sobre el tamaño adecuado de la aguja, la maniobra no siempre es exitosa.
3 Algoritmo para tratar pacientes que llegan a paro circulatorio.
4 Un hemotórax agudo que sea lo suficientemente grande como para aparecer en una radiografía de tórax se
puede tratar con un tubo de tórax de 28-32 F.
5 La frecuencia cardíaca y el control de la presión arterial pueden disminuir la probabilidad de ruptura del
aneurisma aórtico traumático. Si no existen contraindicaciones, el tratamiento recomendado es el control de la
frecuencia cardíaca con un betabloqueante de acción corta a una frecuencia cardíaca objetivo inferior a 80
latidos por minuto y control de la presión arterial con una presión arterial media objetivo de 60-70 mm Hg.
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Esto puede deberse a un choque de vehículos motorizados, lesión por aplastamiento, lesiones deportivas, y lesiones
por asalto.
El corazón puede ser también lesionado indirectamente por un desplazamiento hacia arriba de vísceras abdominales
en lesiones abdominales o por el efecto hidráulico del aumento del retorno venoso.
Síntomas del BCI puede evidenciarse como nuevas arritmias, dolor torácico, hipotensión no
explicada, cambios del ST, o un nuevo bloqueo cardíaco.
Las secuelas de un BCI pueden no ser significativas o llevar a una muerte súbita, y puede ocurrir de inmediato al
momento del trauma o tardar días o años.
Conmotio cordis se define como disrupción del ritmo cardíaco que ocurre producto de un golpe en la región
precordial y puede ser letal.
Por las guías de la Asociación Oriental de Cirugía de Trauma (EAST), adicionar un nivel de troponina I al ECG
incrementa el valor predictivo negativo (NPV) al 100%.
Si ambos son negativos, puede descartarse una BCI. Estudios adicionales han estudiado la utilidad de la Creatinina
fosfokinasa y su isoenzima CK-MB; ellas no han demostrado su utilidad para el diagnóstico de BCI.
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Si el ECG es normal y la troponina I está elevada, el paciente debe ser admitido para ser
monitoreado.
Adicionalmente, para pacientes con sospecha de BCI que desarrollan nuevas arritmias o inestabilidad
hemodinámica, debe realizarse de inmediato un ecocardiograma. Si la visión transtorácica de la ecografía no es
óptima, debe realizarse una ecografía transesofágica.
Además, una tomografía computada multidetectora cardíaca (MCDCT) o una resonancia magnética (MRI) puede
usarse para ayudar a diferenciar un infarto agudo al miocardio (AMI) de una BCI en pacientes de trauma para
determinar la necesidad de cateterización o anticoagulación. La MDCT tiene una resolución temporal, espacial y
contraste excelente, y ofrece un detallado análisis del corazón, pericardio y grandes vasos.
El tórax completo puede ser rápidamente y acuciosamente visualizado, y las lesiones que ponen en riesgo la vida
pueden diagnosticarse y tratarse eficientemente.
El TAC puede identificar derrames pericárdicos muy pequeños, desgarros pericárdicos, y entidades raras como
luxación cardíaca, caracterizada por el desplazamiento del corazón hacia la izquierda, atrapamiento de la aurícula y
ventrículo derecho y neumopericardio.
Debe diferenciarse entre BCI y AMI para determinar si procede una cateterización cardíaca o anticoagulación que
puede ayudar en un infarto agudo al miocardio (AMI), pero potencialmente ser dañina en un trauma contuso cardíaco
(BCI), especialmente en el caso de lesiones traumáticas asociadas.
Históricamente, la presencia de fractura esternal con o sin hematoma retro esternal hace sospechar un trauma
contuso cardíaco (BCI), y el manejo sugerido incluye la admisión y observación monitoreada.
Las guías de la Asociación de Trauma Oriental (EAST) incluyen revisiones de 5 estudios examinando eso. Las
nuevas guías de la EAST destacan que la sola fractura esternal no es un marcador para BCI y el manejo de pacientes
con fractura esternal debe ser dirigido por el manejo de las lesiones asociadas.
Lo que no es claro en la literatura es cuan larga debe ser la monitorización del paciente, y que exámenes deben
repetirse, y que constituye una troponina positiva.
Puntos Principales
Reconocimiento temprano y manejo agresivo de daños torácicos debe resultar en un mejor resultado para
el paciente.
Recuerden controlar el dolor y proveer soporte ventilatorio.
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Bibliografía Unidad 5
1 J Spec Oper Med. 2014 Spring;14(1):45-9. The Cric-Key™ and Cric-Knife™: a combined tube-introducer and
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2 J Trauma. 2008 feb;64(2 Suppl): S38-49; discussion S49-50. doi: 10.1097/TA.0b013e31816086b1. “Practical use
of emergency tourniquets to stop bleeding in major limb trauma”.
3 Practical use of emergency tourniquets to stop bleeding in major limb trauma.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18376170
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