Mbornancini, Ciencia y Fe-1956-12 (48) 7-38
Mbornancini, Ciencia y Fe-1956-12 (48) 7-38
Mbornancini, Ciencia y Fe-1956-12 (48) 7-38
en la filosofía de L. Lavelle
timos nuestra interioridad como parte viva, “participación” de de su finitud absurda y angustiada, pero en ese su afán salva
una interioridad “toute puré”. “Ese acto que nos hace ser, y dor ¿no acaba por anular en el Absoluto ese mismo relativo
anterior al cual nada hay para nosotros que pueda ni ser ni que intenta s&lvar?
ser puesto, se nos descubre como una relación, no entre un El existencialismo a lo Sartre no admite más que el rela
sujeto y un objeto, como suele decirse, sino entre una eficacia tivo; ¿acaso del sistema de Lavelle, salvando siempre la inten
pura que nos excede pero que nos queda siempre presente ción del Autor, habrá que decir que no admite más que el
como un infinito de posibilidad y la operación particular por absoluto? Al menos es cierto que ya desde el primer libro, su
la cual yo dispongo de ella y la tomo. Porque eso mismo en mí solución ha suscitado serias discusiones que no han acabado
por lo cual yo obro, no viene de mí, bien que sea yo quien lo ni después de su muerte: ¿monista, dualista? Los críticos se
hace obrar en mí. !De suerte que yo no puedo ponerme a mí han ido inclinando ya a un extremo ya a otro; en realidad La
mismo sino por un acto inseparable del acto puro, o del acto velle da argumentos en favor y en contra de una y otra posición.
“par soi”, pero que le limita y le determina, bien que la par Y si apenas puede dudarse que su sistema, lógicamente con
ticipación del acto “par soi” haga también de mí en la esfera siderado, es monista; no es menos cierto que todo a lo largo
que me es propia un ser por sí, es decir una libertad” de la obra abundan las frases en que rechaza, ya explícita, ya
implícitamente, ese mismo monismo. ¿Qué hacer, pues?
En la experiencia lavelliana se nos da, pues, mi ser y el ser;
Intentamos en este artículo señalar esa ambivalencia lave-
mi ser como parte del ser; y puesto que mi ser es acto, mi
lliana; marcar las dos vertientes de su pensar filosófico, de
acto como parte del acto puro, mi acto como participación de
jando por el momento todo intento de solución.
Dios, ya que ese acto puro para Lavelle es Dios.
La filosofía de Lavelle no es solamente un retorno al ser,
■i El Absoluto como ser
entendido de cualquier manera; es un retomo a Dios. Y acaso
deba decirse que es la suya la filosofía más teísta que se haya i El ser existe, porque yo existente soy ser en el ser. El ser
escrito por un filósofo no escolástico en todo el siglo xx. El r' infinitamente dista de la nada; entre la nada y el ser no se da
problema del Absoluto, de Dios, es el problema que más inte medio, por consiguiente el ser siempre es absoluto, no admi
resa a Lavelle. Porque “de nada sirve decir que no conocemos tiendo nada sobre ni debajo de sí. No existe la nada, y es defi
más que el relativo, si la suerte de nuestra propia alma se nitivo el dicho de Parménides: el ser es, la nada no es. No puede,
ventila en el Absoluto.” “No podemos aceptar un agnosticismo pues, pensarse un término o límite del ser, ni externo ni interno ;
que prohibiéndonos escrutar el único problema que para nos porque el ser no podría ser limitado sino por la nada, y la nada
otros tiene interés verdadero, nos obliga á vivir olvidando que no es. Consiguientemente el ser debe pensarse como un todo:
vivimos” 5. Así todo su trabajo va encaminado a dilucidar la uno, inmenso, continuo; y esto no sólo lógicamente, sino también
esencia de ese ser todo, del absoluto, de Dios, del cual mi ser realmente: realmente el ser es un todo, único, inmenso, con
es parte viva, participación. tinuo
Y aquí entra la dificultad que hace casi ininteligible la Por otra parte, siendo el ser algo vivo debe llamarse y ser
obra de Lavelle. Su intención es excelente: quiere salvar al de hecho un individuo; llegamos así por fin a la definición la
relativo insertándole en el Absoluto, en Dios, y así librándole velliana del ser: el ser es un individuo inmenso. “Hemos llegado
a un punto en que la continuidad del ser concreto no puede ser
t
* De l'Ame Humaine, p. 434. Ed. París, Aubier, 1951.
5 La Philosophie Frangíuse entre les deux guerres, p. 243. Ed. París. 6 Pueden leerse los capítulos II y III de De l’Etre que tratan de la
Aubier, 1942. universalidad y de la univocidad del ser.
:í
10 Mateo Andrés s. i. El probliema del absoluto y el relativo en L. Lavelle 11
rota por la diversidad correlativa de los seres particulares... de destruir la unidad la testimonia” No se trata, pues, según
Nos encontramos en presencia de un individuo inmenso, en Lavelle, de deducir el múltiple, ni tampoco de probar su exis
cuyo seno podemos distinguir, es verdad, partes, pero que no tencia: nos es dado, y por consiguiente es algo indubitable,
tienen sentido sino por relación al todo, que no podrían existir cierto con la misma certeza que lo es la unidad. Se trata, pues,
separadamente, y de las cuales cada una expresa a la vez una de acordar su existencia cierta con la de la unidad, no menos
función del todo y una perspectiva sobre el todo” cierta; se trata de concordar ambos extremos.
Lavelle no deja lugar a dudas: uno y el mismo es el ser Pero, ¿es posible tal conciliación? ¿Y cómo? Lavelle no
del absoluto y el de los particulares Si admitiese la creación duda de que sea posible; en cuanto al modo, recurre a la inter
ex nihilo, tal como es explicada en la Escolástica, estas afirma pretación de ese ser-todo: —único, inmenso, continuo— como
ciones podrían entenderse del ser de Dios como ser sustentante acto. “Es la identidad del ser y del acto la que vuelve al ser
de los seres creados, en dos niveles: ser sustentante —único, in participable” ***. “La unidad del ser no nos permitía resolver el
menso, continuo...— Dios; seres sustentados —múltiples, problema de la participación. Porque, habiendo un corte abso
limitados, discontinuos— criaturas Pero parece lo más seguro luto entre la nada y el ser, y no podiendo pasarse del uno al
que Lavelle rechaza tal concepto de creación ’o, y así no cabe otro por ser la nada una noción contradictoria, a saber, el pen
, si no una interpretación cerradamente monística ". samiento existente de una no-existencia, en tal caso no hay
Sin embargo, Lavelle —y aquí empieza su ambivalencia— grados en el ser y la participación parece imposible de com
no quiere ni cree ser monista. Toda la segunda parte de De prender. Al contrario, cuando se trata del Acto, no hay difi
l’Etre está dedicada al estudio de la multiplicidad. “No es el cultad en admitir que, quedando siempre el mismo, sin divi
propósito de esta segunda parte deducir la multiplicidad del dirse, da a cada ser particular toda la eficacia que necesita
ser que nos es dada al mismo tiempo que su unidad. Los dos para hacerse lo que es”
términos son correlativos. Porque el ser es uno, por eso es El análisis desarrollado en De l’Etre nos dejaba en ima
múltiple. Y tal es la razón por la cual la multiplicidad en lugar imagen estática del ser: el ser es como un espacio infinito y
nuestra parte de ser, como un cuerpo material dentro de esa
7 De l’Etre, p. 108.
8 Aparecerá esto más claro al tratar de la univocidad lavelliana, a la infinidad extensa. Pero eso es sólo “una imagen que debe inter
que dedicaremos estudio especial. Véanse entre tanto las páginas en que pretarse” '5. Y esa interpretaición se logra cuando el ser es
Lavelle explica la relación de mi ser al ser con la imagen del espacio: como
el espacio es un todo continuo, y las partes imaginarias señaladas en él no entendido como acto, y la relación muerta de parte a todo, que
interrumpen su continuidad, así hay que pensar de los seres en el ser: los mediaba entre el ser y los seres, eomo viva participación de
seres no dividen el ser. Véanse: De l’Etre, p. 53; Du Temps et de l’Eternité,
p. 14; La mia prospettiva filosófica, p. 132, ss.; De l’Ame Humaine, p. 434. los actos al acto puro.
9 Tal es la interpretación de N. J. J. Balthazar en su artículo: L’uni-
vocité non immanent de l’étre total, en Giomale di Metafísica, 7(1952)
422-450, El Ab&oluto como acto
■o Creemos probar este punto suficientemente en nuestra tesis; aquí no
podemos detenemos; véanse algunas citas que podrán consultarse: De l’Acte, Lavelle parte de la misma experiencia metafísica: al po
p. 166, 180, 376, etc. Etre et acte, en Revue de Métaphysique et de Morale,
43 (1936) 207. De l’Ame Humaine, p. 62, 63, 116, 214, etc. Lavelle identi nerme a mí mismo pongo el todo del ser. Ese todo es analizado
fica participación y creación y lo que Dios da a participar no es “otro” ser en De l’Etre como ser; en De l’Acte, como acto o actividad
distinto numéricamente del suyo, sino su mismo e idéntico ser. Por eso en
La Découverte du moi, p. 82 dice que mi acto —^mi ser— “no es creado”, y pura. En De l’Etre había hablado del ser como un todo: único.
no es creado porque, en cuanto a su realidad, no es temporal sino eterno,
como dice en Du Temps et de l’Eternité, p. 30. Al tratar más adelante de
la univocidad lavelliana recibirá más luz este punto. 12 De l’Etre, p. 101.
■1 Tal es la interpretación de M. Jurino, en Rivista di Filosofía neo-sco- 13 De VActe, p. 70.
lástica, 41 (1949) 444-472 y 44 (1952 ) 496-519. H Ib., p. 71.
15 De l’Etre, p. 16
12 Mateo Andrés s. i. ÉL PROBLEMA DEL ABSOLUTO Y EL RELATÍVO EN L. LaVELLE 13
inmenso, continuo; en De l’Acte no niega esto: la realidad única el tiempo; se hace en los relativos, por medio de ellos, sin los
de ese todo; ese todo único, continuo, inmenso no es cosa, cuales “no sería el absoluto de nada, es decir, nada”
no es materia, sino acto, espíritu. Creemos justo notar que El mismo todo, pues, es actual y es actualizado: es actual
la diferencia entre estos dos libros no es tan grande como se “en soi”, y es actualizado “en nous”. Sin embargo, veremos
ha pretendido en lo que respecta a la concepción del ser-uno; en las páginas siguientes cuán precaria y frágil resulta esta
en De l’Acte retiene esta misma concepción, solamente en vez distinción “en soi” y “en nous”, y cuán comprometida queda
de explicarla como un espacio infinito, una esfera inmensa por las explicaciones del mismo Lavelle. Pero entramos ahora
muerta, la explica como acto o actividad omnipresente. Sigue, en un punto oscuro, y debemos exponerle en concreto, sobre
por tanto, aquel ser-todo-individuo-único. Esto es, pues, lo ca textos del mismo Lavelle. Lo que haremos fijando la mirada
racterístico de Lavelle: que quiere superar el monismo, no primero en el absoluto, y luego en los relativos. Esta doble
admitiendo dos entes en diverso plano —análogos— o dos es mirada nos pondrá ante los ojos en todo su carácter extraño y,
feras de ser, a saber, la esfera de Dios y la de la creatura, sino al menos aparentemente ilógico, esas dos vertientes del pen
explicando ese ser-todo como acto; quiere, pues, superar el samiento lavelliano, de que hablamos al principio del artículo.
monismo sin dejarle; no pone dos planos en el ser: el de Hasta ahora apenas hemos hecho sino afirmar generalidades,
Creador y el de la criatura, sino uno solo: aquel absoluto, aquel poniendo alguna cita al pie de la página por vía de. compro
todo-acto respecto al cual, como él mismo dice, nada hay exte bación. Ahora más en concreto queremos señalar algunos de
rior, ni siquiera en la hipótesis que eso exterior no existiese sino los puntos bivalentes, mutuamente contrapuestos, por no decir
por relación al absoluto contradictorios, del sistema lavelliano.
Entendiéndole como acto, llegamos a la interpretación defi
nitiva de aquella imagen estática de De VEtre. Tal ser-todo-acto
I. — MIRANDO AL ABSOLUTO:
debe ser explicación de sí mismo,' y de los particulares; es el
ser todo; por consiguiente el ser del Absoluto y el ser de los 1) El Absoluto como actualidad pura
relativos; considerado en su realidad de acto, capaz de expli
car esas dos existencias extremas sin destruir ninguna de las El Absoluto es el “paso eterno de la nada al ser” ; y siendo
dos ni destruirse a sí mismo. ¿Cómo? He aquí el misterio que eterno y de la nada al ser, en él no hay distinción entre posi
ahora nos debe explicar Lavelle. bilidad y actualidad. Es pura actualidad, todo actualidad ^2. De
Ese todo-acto puede ser considerado “en soi” y “en nous”: las existencias limitadas hay que decir en cambio que no son
en sí mismo y en nosotros, en sí mismo y en los relativos un paso de la nada al ser, sino de “una forma de existencia a
Considerado en sí mismo es actualidad pura, eterna, sin otra”. Y añade Lavelle comparando estos dos extremos: “ahí
distinción o intervale entre su posibilidad y su actualidad está el elemento de verdad que se halla en el panteísmo: pero
Es Dios en tal doctrina el acto que funda todas las existencias parti
Considerado en nosotros es posibilidad pura, infinita. Aten culares no hace más que una cosa con ellas; en sí mismo no se
diendo este aspecto, el absoluto no es actual, sino se hace en iistingue de la pura nada” 2^.
Donde aparece claro que para Lavelle, el acto puro o
16 De VActe, p. 130. Sobre la continuidad de pensamiento, ib. p. 59 ss. absoluto es, en sí mismo considerado, distinto de las criaturas
12 Recurre frecuentísimamente esta distinción en toda la obra de La
velle; véanse; De VEtre, p. 21; De l’Acte, p. 269-274; Introduction á l’Onto 20 De l’Ame Humaine, p. 435.
logie, p. 58, etc. 211 De VActe, p. 61.
13 Introduction á VOntologie, p. 58. 22 Introductión á l’Ontologie, p. 58.
19 Ib., p. 60-61. 23 De l’Acte, p. é2.
14 Mateo Andrés s. i. El problema del absoluto y el relativo en L. Lavelle 15
y, como tal, pura actualidad. En cambio, en el panteísmo el acto, Es, pues,/el acto puro verdadera persona, no una super-
“en sí mismo” no ,se distingue de la pura nada. persona misteriosa, como ha querido hacérsele, empleando ese
El Absoluto es anterior a la distinción de esencia y exis término oscuro en que hay más de negación que de afirmación
tencia. Es “la existencia de la esencia, o la esencia tomada en Para Lavelle es cosa clara: se trata de una persona ver
m actualidad, no ya en su posibilidad” Es cierto que la esencia, dadera en sí misma considerada, independientemente de las
considerada como posibilidad precede a la existencia, ya que personas particulares. Porque negar la personalidad del Acto
“los posibles todos tienen una existencia global, actual y emi puro, razona, equivaldría a dejar bajo la vida personal al que
nente, en el interior del acto puro”, pero esto no puede decirse la funda. Y si se objeta que la persona es siempre limitada,
del Absoluto, en el cual “es el ser el que precede y funda la mientras que el Acto puro es ilimitado, Lavelle responde: la
posibilidad” ^5. Dios en sí mismo, es por consiguiente la exis persona. realizándose en nosotros siempre limitadamente, no
tencia de la esencia; la posibilidad nace con las criaturas. nace de la limitación sino de la superación de los límites; es
A continuación halla Lávele un sentido en el cual puede decir “de ese acto al cual, cuando le consideramos bajo una
decirse que Dios no existe: entendida la existencia como forma separada, le rehusamos el carácter personal que, por
ex-sistencia, como exterioridad. Dios, acto puro, no puede ser extraña paradoja, debería él conferir a Otros sin poseerle”
exterior ni a sí mismo ni a nada, no ex-siste. Simplemente Dios Parece de todo lo dicho que no puede desearse más, ni
ES, y es también el ser de todas las cosas, por eso no es exte más claro: el Absoluto es, en sí mismo considerado, actualidad
rior a nada, no ex-siste Y acaba así este apartado del acto pura, la existencia de la esencia, persona. Y esto independien-
puro como anterior a la distinción de esencia y existencia: temente de las participaciones, de los relativos.
“Sería, pues, igualmente legítimo decir de Dios que es sólo
existencia o sólo esencia: es sólo existencia porque todo en él 2) El Absoluto como actualizado por los relativos
es aSctual, y porque actualiza todo lo que es: y es sólo esencia
porque no tiene nada exterior a sí mismo, y porque da a todo Después de las páginas citadas sobre el Absoluto como
lo que es su interioridad” actualidad pura, el presente encabezamiento parece que no
Finalmente a la consideración del Absoluto como actuali puede tener sentido alguno natural, sino a lo sumo algún sen
dad pura pertenece su carácter personal. Las expresiones de tido oculto metafórico. Pero conviene que insistamos sobre las
Lavelle son claras también en este punto. “El acto es a la vez dos vertientes de], pensamiento lavelliano: el absoluto, según
una persona y el hogar de toda existencia personal” Y añade Lavelle, es también realmente actualizado por las criaturas.
con fuerza: “Que no se diga que este hogar de la existencia Dice, explicando los relativos como participaciones, en un
personal excluye los caracteres de la persona verdadera, que apartado dedicado exprofeso al tema: “Pero la participación
debe distinguirse de todas las otras personas, y se constituye muestra al contrario en el Uno (en el Absoluto, llamado aquí
a través de las relaciones vivientes que no cesa de sostener Uno) la presencia de un dos (del relativo, llamado aquí dos)
con éstas. Porque lo propio del acto puro es no poder ser con que él contiene y que llama a fin de realizarse. Y este Uno es
fundido con ningún acto participado, precisamente porque le tanto el uno del absoluto mismo en cuanto se actualiza por
está presente y no cesa de hacerle posible” todas las existencias relativas, sin. las cuales él mismo no serta
24 Ib., p. 92.
el absoluto de nada, es decir nada, como el uno de nuestra^alma
25 De VActe, p. 93. , en cuanto ésta es incapaz ... de constituirse de otro modo
2S Ib., p. 108.
22 Ib.
2S De VActe, p. 140. 30 Ib. p. 141.
29 Ib. 31 Ib. p. 142.
16 Mateo Andrés s. i. El problema del absoluto y el relatr^o en L. Lavelle 17 -
que por su propia relación con el absoluto al cual no cesa no se distinguiría de la pura inercia: su eficacia no entraría
de unirse” ^2. en juego; su unidad no sería la unidad de nada” Y sigue
El texto es tan claro que llama la atención; no obstante, para evitar que su pensamiento sea entendido en un sentido
antes de aceptarle en su significación obvia, queremos ver si puramente lógico, en cuanto que sin las participaciones no
todos los otros libros del Autor hacen coro a estas palabras. podríamos conocer al Absoluto; no, Lavelle habla en sentido
Recorreremos los libros brevehiente. antológico, como queda claro por el siguiente texto:
La Présence tótale x Se sabe que La Présence totale con “No solamente no le conocemos sino en la medida en que
tiene la misma doctrina que el De l’Etre, sólo que “reducida participamos de él, sino que puede pensarse que su esencia
a una línea más simple” ; por eso preferimos, habiendo ya misma es la de ser participado. Es lo que se ha expresado fre
cuentemente diciendo que Dios tiene necesidad de la creación
manejado un poco el De VEtre, citar ahora éste. “...Por otra m para ser, si es que su esencia es ser creador” Y subraya él mis^
parte la multiplicidad infinita de los sujetos finitos y su co
munión, son justamente los medios por los cuales el Acto puro
a mo estas últimas palabras. Donde también es digno de notarse
realiza su perfección y su ser mismo” que Lavelle sustituye aquí las palabras Dios y Absoluto, dando
Dice más adelante hablando del acto universal, es decir a entender sin duda que para él cuando habla del Absoluto
del ser-todo, del absoluto: “es sobreabundante frente a cada es lo mismo que si hablase de Dios.
una de ellas (de las partes, de las existencias limitadas), pero La dificultad contra esta concepción de Dios como necesi
no puede serlo frente a todas. Nada hay en él que quede en tado, de uno u otro modo, de las criaturas es obvia; Lavelle la
estado de pura posibilidad”... Por tanto lo que en una de las ve tan bien como nosotros, y sale al encuentro de ella: “Basta
existencias particulares no es más que potencia es siempre mostrar que no es preciso, para salvar su trascendencia, rele
acto en alguna otra Es decir, que el acto es actual, todo actual garle a una suficiencia cerrada, que no permitiría a los seres
particulares ninguna participación en su existencia. El es todo
en las participaciones, de tal modo que “es verdadero decir
lo que los seres particulares tienen de ser; y su unidad sería
que las lagunas de la participación en un punto, serán llenadas
vacía e indeterminada si no fuese la unidad que les anima”
en los otros, porque nada puede faltar al todo” Lo que parece
Podría notarse la suavidad, la forma dubitativa y conci
significar que, si el acto es actual, —todo actual—, lo es gracias
llante, con que expone su opinión Lavelle: “acaso”... “puede
a las participaciones, sin las cuales no sería nada, como escri
conjeturarse”... “puede pensarse”... “Es lo que ha solido
birá más tarde en De l’Ame Hutnaine^^, mostrando que al fin
expresarse”... ; pero estas formas suaves, nacidas de su ca
de su vida filosófica Lavelle continúa siendo el mismo, y que
rácter bondadoso y condescendiente, enemigo de toda discu
su sistema no ha cambiado en nada esencial.
sión, no parecen mermar Ja seguridad interior con que se
Du Temps et de l’Eternitéx “Si resulta imposible concebir adhiere a su contenido. Así escribe un poco más adelante: “De
libertad alguna particular sin el acto absoluto al cual ella queda la misma manera que el acto absoluto no puede realizarse-sino
siempre unida en el acto mismo que de él la separa y que funda es por la participación de la multiplicidad infinita de libertades
su propia autonomía, acaso (peut-étre) pueda conjeturarse inver particulares, así cada libertad a su vez suscita una multipli-,
samente que, sin esas libertades particulares, el acto absoluto cidad de posibilidades que la expresan y sin las cuales no
podría ejercerse” Donde se ve que ciertamente ése es su
32 De 'l’Ame Humaine, p. 435. El subrayado es nuestro.
33 Présence totale, Avertissement.
34 Ib. p 166. 38 Du Temps de l’Eternité, p. 92.
33 Présence totale, p. 216. 39 Ib.
3« Ib. p. 219. "■o Du Temps et de l’Eternité, p. 92.
37 De l’Ame Humaine, p. 435-436. , 4' Ib. p. 93.
18 Mateo Andrés s. í. El problema del absoluto y el relativo en L. Lavelle Id
pensamiento: él ser puro, el acto absoluto. Dios, tiene necesidad obligado a someterse” ¿Qué queda, pues? ¿A qué explicación
de las participaciones, porque sin ellas no podría realizarse; acudir en este caso ,en que, ni atendiendo afuera del acto ni
su esencia es crear, y así como no puede ser sin su esencia, adentro, hallamos ninguna causa de necesidad? Responde La
tampoco puede ser sin las participaciones, sin la creación. velle: “No queda sino que la esencia del acto resida en esta
En De l’Acte volvemos a hallar la misma idea y la misma generosidad libre y perfecta”
explicación, e incluso expresada con la misma forma suave y Como se ve, volvemos a la explicación dada en Du Temps
conciliadora'; eí de l’Eternité: la esencia del -acto es darse,, “crear” en el
“De ahí 'el fundamento verdadero de la participación con- ' sentiáo de Lavelle. Las palabras
son distintas en este caso,
sistiría en mostrar que esta libertad perfecta, por la cual se pero el contenido es el mismo: el acto no está sujeto a ninguna
realiza inagotablemente no sólo el paso de la esepeia a la necesidad externa a sí mismo, esto desde luego; tampoco a
existencia, sino el paso de la nada al ser, no puede ejercitarse , ninguna necesidad interna; está sometido a sí mismo, a su
sino llamando a la existencia una pluralidad infinita d^ liber propia esencia que reside “en esa generosidad libre y perfecta”.
tades, de las cuales cada una tendría que franquear por su Dios no es El mismo sino creando otros seres; porque ésa es
cuenta y en el tiempo la distancia' que separa su posibilidad s'ú esencia: no poder ser sin dar; más aun, no poder ser, sin
de su realidad propia” Ese sería, pues, el, fundamento ver darse ya que lo que da en la participación a los otros seres es
dadero de la participación: mostrar que Dios —Lavelle no usa su propio sef*^. , /
aquí esta palabra pero podemos hacer la sustitución sin peligro y ' l) t *
de la creación por un efecto mismo de su generosidad y su lado intenta una explicación que parece destruir ese mismo
sobreabundancia” hcho supuesto. En efecto, si el ser de los relativos es el mismo
Introduce aquí Lavelle una distinción, nueva acaso, pero numéricamente que el del absoluto (y parece que es esto lo
que no supera la vieja posición: Dios necesita crear, su esencia que quiere la explicación, como veremos), entonces el relativo
es crear, su ser no puede realizarse sino creando. como tal es una palabra vacía, no existe; existe sólo el absoluto
Si ahora, recorridos los libros, quisiéramos meternos con que se manifiesta de una u otra manera, en una u otra forma,
las cartas en que Lavelle privadamente iba respondiendo a las bajo una u otra determinación. En cambio, —y esto aumenta
dificultades que se le hacían, hallaríamos las mismas dos ver esa inseguridad ambivalente de que venimos hablando si el
tientes; lo haremos al exponer el mis(mo problema a propósito ser de los relativos no es numéricamente el mismo del absoluto,
del relativo. Por ahora, antes de pasar adelante, baste señalar entonces la explicatíión resulta inválida, se ha destruido a sí
de nuevo esa ambivalencia de Lavelle: el ser-todo, que es único, misma.
es, si le miramos en sí mismo, actualidad pura, la existencia de La participación ■que es la explicación de Lavelle—
la esencia, o la esencia existente, la actualidad de toda la posi supone dos: el absoluto que es el participado, y los relativos
bilidad; si le miramos en nosotros, es posibilidad pura, una que son los participantes; pero Lavelle la explica de manera
esencia que va existencializándose en el tiempo en y por médio que no se rompa la unidad real de aquel ser-todo-acto; es decir
de las participaciones. Considerado en sí mismo, es persona, que continuando un solo ser, con todo haya dos seres: parti
verdadera persona, independientemente —“sous une forme cipado y participante. De nuevo nos quedamos indecisos sin
separée”^®— de las participaciones; considerado por relación saber (Jué pensar, Y sin embargo no parecen oscuras las pala
a nosotros, ese mismo absoluto, que en sí es persona verdadera, bras de Lavelle: no dejan lugar a una interpretación suave
sin las participaciones “no sería el absoluto de nada, es decir que salve la aporía.
nada” En el absoluto, los dos aspectos contrapuestos eran: el
¿Son conciliables estas dos descripciones de un mismo absoluto en sí mismo como actualidad pura y el absoluto en
absoluto? ¿No lo son? nosotros como posibilidad actualizada en y por medio de los
Lo que sí creemos poder afirmar es que no es lícito atenerse relativos. Tratándose ahora del relativo, los dos aspectos prin
a una sola de estas dos descripciones, y sobre ella, olvidando cipales son: univocidad y analogía. Como en el desarrollo ante
totalmente la otra, asentar que Lavelle es, o no es, panteísta. rior, seguiremos también uno detrás de otro los libros de
Es Lavelle quien ha escrito la una y la otra, y repetidamente Lavelle; finalmente repasaremos algunas cartas, escritas en
en diversos libros, de modo que no podemos reducir el problema respuesta a estas dificultades, y qué pueden considerarse por
que plantean afirmando sencillamente que se trata de un “lapsus lo mismo, el documento más auténtico y denso del pensamiento
calami”. Lavelle está tan presente en un caso como en el otro. del Autor en este punto de la univocidad-analogía.
Encontramos también las dos vertientes: por un lado Digamos ante todo, que la univocidad lavelliana no se
Lavelle supone el hecho de la existencia del relativo; por otro refiere a la idea abstracta del ser, sino al ser concreto, a aquel
ser-todo-acto que ya conocemos, “El ser unívoco es el ser
•Í7 De l’Áme Humaine, p. 435. La forma interrogativa que Lavelle emplea
en la primera parte de este párrafo (aquí omitida) no disminuye su carácter concreto que está supuesto por la noción abstracta del ser y
afirmativo. la funda” La univocidad del ser es la del acto del cual todos
48 De l’Acte, p. 142.
49 De l’Ame Humaine, p. 435. 50 De l’Etre, p. 76.
\
22 Mateo Andrés s. i. El problema del absoluto y el relativo en L. Lavelle 23
los datos son limitaciones” 5'. Y sabemos que ese ser concreto, que hay diferencias de personalidad, que crece la personali
ese acto; es el absoluto, es Dios. dad, etc., pero no el ser de la personalidad, que siempre está
Lavelle explica el significado de la univocidad! aplicán-, todo entero en cada ser; “en cada uno de sus miembros”, como
dolo a las cosas, a los hombres, al Creador y a las criaturas. nos dijo antes hablando de las cosas.
Sigamos estos pasos:
Respecto al Creador, la creación y la criatura: Llegamos al
Respecto a las cosas: Las cosas se nos manifiestan dife 'puntó más interesante para nosotros, el que acaso pueda acla
rentes unas de otras. ¿Qué decir de tal diferencia? “Hay una rarnos todo lo ^anterior. ¿Es unívoco el ser respecto al Creador
diferencia entre las cualidades, pero no en el ser de esas cua y la criatura? ¿Y qué significa tal univocidad? Al llegar aquí,
lidades. Su heterogeneidad no las impide ser de la misma ma tami^ién Lavelle se da cuenta de la importancia de sus afir
nera, en el mismo sentido y con la misma fuerza. Porque su maciones: “plenamente nos damos cuenta de las dificultades
ser consiste en su inscripción común en el interior del mismo con que choca el pensamiento en la afirmación de la univocidad,
todo, del cual expresan un aspecto particular, inseparable de Pero estas dificultades no^ deben llevamos a altera?- la pureza
* todos-los otros. El ser no se divide porque es el todo dado con de las nociones” Por consiguiente y para mantenei^esa pureza,
cada parte présente con ella y en ella” ^2. Esto no impide que Lavelle afirma: “Si se coloca uno en el punto de vista de la
pueda establecerse una jerarquía entre las diversas cosas, pero fepundidad ó la suficiencia, puede haber up abismo entre Dios
tal jerarquía se referirá no ya al Ser 'simplemente, sino al ser y el mundo. Pero es imposible que Dios, en la generosidad sin
calificado. “No hay grados del ser; no puede establecerse jerar reticencia del acto creador,, llame las cosas á beneficiarse de
quía por relación aj ser, sino solamente por relación al ser otra existencia que la que Él goza eternamente. 'No hay exis
calificado" tencia disminuida o bastarda, porque la existencia dé cada objeto
/■ *
Respecto a los hombres: ¿En razón, de la conciencia no es la presencia en él del ac^o divino sin el cual no sería nada” *5^.
debería atribuirse a los hombres más ser que a las cosas, o más ' Una páginas antes, nos había dicho: “el ser no mide sus dones;
ser a un hombre que a otro en razón de su mayor personalidad? se da todo entero a cada uno de sus^miembros. Su presencia no
No, responde Lavelle: “Hay grados de la conciencia sin que puede ser sino total” 5®. He aquí aclarado, según parece, este
por eso haya grados de ser” Por. vía de explicación, distingue modo de hablar: “No hay existencia disminuida o bastarda, por
Lavelle entre la personalidad como forma de ser y como ser que lar existenia de cada objeto es la presencia en él del acto
diferente de los otros seres. Como forma de ser, la .persona divino, sin el cual no sería nada”: el ser-todo-acto,^ue es el ser
lidad —igual que toda otra forma ,de ser— implica el ser entero, de todos los seres, —-el ser unívoco— es la presencia de Dios en
como nos lo acaba de decir hablando de las cosas. La dife ellos. Así no son todos sino uno y el mismo ser: Dios.,Su presen
rencia, pues, de una personalidad a otra no viene del ser en cia es el ser de todos los seres: tal sería la ünivocidad lavelliana.
cuanto tal, sino “de una perspectiva subjetiva capaz de enri Esta presencia divina, única, se realizaría diversamente en cada
quecerse indefinidamente” Es decir', viene del obrar diferente ser, según la medida de ésta, y esa diversa realización sería la
de cada una, nivel éste del obrar— donde sitúa Lavelle la analogía. Lo veremos más adelante., Entretanto citemos una
analogía, como veremos.. En. conclusión, puede y debe decirse frase más que nos confirma en lo expuesto; aplica Lavelle su
univocidad al hombre, y dice: “Así el yo se une al acto, resul-
51 Ib. p. 84.
• 52 Ib. ,p. 84. <1
lando él mismo acto; y la presencia de Dios, en lugar de reali Absoluto, y que, si no estamos ligados al Absoluto más que
zarse en el mundo por una operación que se nos escapa y sólo por una relación, es preciso que esa relación sea absoluta”
padecemos, se realiza en nosotros por una operación que nos Comparemos con De l’Etre: “la existencia de cada objeto
es propia y que nos libera de nuestros límites identificándonos ’ es la presencia en él del acto divino” Esto respecto de las co
con el principio que nos hacer ser” No puede dudarse que sas; respecto al hombre: “el yo se une al acto resultando el mis
esa creación que nos es propia, de que habla aquí Lavelle, es mo acto, y la presencia de Dios... se realiza en nosotros por una
para él nuestro mismo ser; así como es también la presencia de operación que nos es propia, y que nos libra de nuestros límites
Dios en nosotros. identificándonos con el principio que nos hace ser”«^ Frente
Univocidad, pues, en De l’Etre, significa esa presencia igual a estas afirmaciones,^ésta que acabanios de oír eri De l’Acte:
y total del ser —de Dios— en cada una de las partes; y en con “el ser que resulta nuestro por la participación no es nada si
creto, tratándose del hombre, univocidad significa la presencia no es el Absoluto”.- Parece que huelga todo comentario: la
de Dios realizándose en él por una operación que le es propia; unidad de pensamiento es exacta, y apenas queda duda de lo
operación que es precisamente su ser, y no obstante, es también que finalmente deben significar estas afirmaciones.
el ser de Dios. Veamos si el siguiente libro: De l’Acte nos con El problema de lá univocidad, tal como ha sido expuesto
firma en esta interpretación. 'y solucionado en De l’Etre, presenta serias dificultades: Lavelle
lo reconoce en De l’Acte, pero sigue firme en su punto de vista:
En “De l’Acte^’^. “Que' la univocidad no pueda ser puesta en duda, resulta inme
diatamente no sólo de los caracteres propios que pertenecen
El fundamento es el mismo que en De l’Etre: no hay grados al ser, sino aun de sola la realidad de la participación que hace
de ser: o si se quiere: “el ser que resulta nuestro por la par que sea el mismo el ser del que participas tú y del que par
ticipación no es nada si no es el Absoluto”. Explica Lavelle ticipo yo, y aun el mismo el ser del que participo yo y el que
que no hay razón para considerar la participación limitada constituye mi ser participado. Quien niega la univocidad, des
garra la túnica inconsútil, quita a la vida toda su seriedad y crea
como origen de nuesti*a desgracia; y lo razona como sigue:
entre el absoluto y el,relativo, y entre los diferentes relativos,
“sobre todo es olvidar que no hay grados en el ser, que el ser
una fosa que jamás podrá ser llenada”®^.
que resulta nuestro por la participación no es nada si no es el
Pero De l’Acte trae una novedad sugestiva; la analogía. Dice
Lavelle en ese mismo artículo sobre la univocidad y la ana
» Ib. p. 97. -
6® Hablando temporalmente, es La Présence totale el lazo de unión logía: “La univocidad del ser llama (appelle) la analogía en
entret el De VEtre y el De l’Acte, pero esa publicación por lo que respecta lugar de excluirla” ¿Qué significa esta frase extraña? Ante
a la univocidad no muestra ningún avance especial. Por eso no la citamos.
También viene en medio de osos dos libros el artículo: Etre et acíe,, en lodo significa lo que acabamos de ver: que sigue la univocidad
“Revue de Métaphysique et de Morale”, 43 (1936) 187-210. En él nos da de De l’Etre. El ser es el mismo siempre y en todos los seres.
dos razones para la univocidad que merecen tomarse en cuenta: la univocidad
debe aceptarse si se tiene en cuenta que, de lo contrario, “distinguiendo en la Pero siendo este ser acto, es decir, libertad, o si se quiere, causa
palabra Ser diversas acepciones, se harían aparecer mundos inferiores -seme de sí mismo, cada ser relativo al participar de ese ser-acto, él
jantes' a limbos,^ a los cuales sin embargo, su presencia en el Absoluto debe
asegurarles el mínimum de ser que les permita seguir siendo; porque no hay mismo se vuelve acto, causa de sí mismo. Cada relativo, pues.
zona intermedia entre el Ser y la Nada. Admás el ser que atribuimos a las
formas particulares de lo real nó es un sér separado del cual gozase cada 6> De l’Acte, p. 361.
una por su cuenta en alguna manera, igualándose asi con el Absoluto (p. 62 De l’Etre, p. 96-97.
197). Ambas razones son claras: primera, lo que es, es; debe tener el mí 63 De l’Etre, p. 97.
nimum de ser, ya que no hay medio entre el ser y la nada. Segunda: sin el . 64 De l’Acte, p. 223.
ser del particular no fuera el del Absoluto, sería en sí un pequeño absoluto. 65 Ib.
26 Mateo Andrés s. i. El problema del absoluto y el relativo en L. Lavelle 27
se hac^ a sí mismo; y se hace según su medida; y así resulta otro “son idénticos en su esencia y heterogéneos en su ejer
distinto de todos los otros seres y distinto también del Absoluto. cicio”
La analogía consiste en ese hacerse distinto, propio de cada Vuelve aquí la solución ya dada: el ser del absoluto y los
participado: cada ser limitado, teniendo su medida propia y relativos se distingue sólo atendido su ejercicio; la analogía
haciéndose según esa medida, se hace distinto de los otros y no está en el ser, sino que viene después con el hacerse, con
distinto del Absoluto, se hace análogo. “Si consideramos en los el ejercicio. Poco más adelante es el mismo Lavelle quien nos
particulares, nos dice, no la unidad del ser del cual participan, lo repite con toda claridad: “Lo propio de la univocidad,-que
sino la originalidad característica de la participación misma, hemos afirmado en el primer tomo de esta dialéctica, era obli
entonces la palabra analogía halla todo su sentido” gamos a reconocer que el ser de la criatura es el ser de Dios
en ella”. Esta es la univocidad. Y continúa: “Sin embargo, esta
En “De l’Ame hutnaine” tesis, en lugar de inclinarnos al panteísmo, como sucedería si el
ser de Dios no fuese el acto de una libertad que se ejercita
En este libro, que cierra el conjunto titulado: La Dialectique eterhamente, nos libra de él; porque donde el ser de Dios se
de l’Eternel Présent, no dedica un apartado especial a tratar comunica, no puede ser sino por la creación de una libertad
de la univocidad, como había hecho en los anteriores; apenas capaz de darse a sí misma el ser que ha recibido” ®. En la
alusiones de paso, pero suficientes para confirmamos en la creación, pues, la criatura recibe el mismo ser dé Dios; pero
interpretación dada'®^ este ser, siendo libertad, se hace en la criatura a su modo, según
Al acabar el libro I, en que describe la esencia del alma, su medida; y .así nace la analogía o distinción entre el ser de
pone la siguiente nota, que aclara sin duda el tema: el pensa Dios y el de la criatura, que al principio —es decir, antes de
miento de que se trata en el “cogito, ergo sum” —y notemos empezar a ejercitarse en la criatura— eran uno y el mismo ser:
que este pensamiento es el ser del alma— es el de pensarlo univocidad.
todo; una pura potencia, la de pensarlo todo, pero que no se
En las Cartas
aplica a ningún objeto concreto, es decir que no es una potencia
actualizada. Por ahí, continúa Lavelle, se distingue del pen Nada mejor que las cartas privadas para conocer el pen
samiento —del ser— de Dios: “en el primero nada hay que samiento de un autor. En especial si son tan extraordinaria
no esté en potencia, mientras que en el pensamiento de Dios mente sinceras como las de Lavelle. He podido consultar
nada hay qiie no esté en acto”. Y esto muestra cómo uno y solamente las publicadas en Giornale di Metafísica, número de
julio-agosto, 1952, íntegramente dedicado a honrar la memoria
«6Df l’Acte, p. 223-224. de Luis Lavelle, con artículos de los mejores conocedores del
En la IntToduction á ¡a Dialectique de VEternel Présent (que enca-
beza la nueva edición de De l’Etfe, París, Aubier, 1947, y sirve de introducción filósofo francés.
a toda la obra filosófica lavelliana) vuelve sobre el tema recalcando las En una, escrita a N. J. J. Balthasar, 17 setiembre 1950,
mismas posiciones. Para este tiempo ha oído ya y meditado las dificultades dice respondiendo a las inquietudes que este filósofo le había
que de todas partes ^ le hacen contra su concepción de la univocidad, pero
sigue manteniénla: la escala del ser, dice, es siempre una escala entre el ser manifestado sobre la univocidad: Mi intención al defender la
y la nada, extremos éstos entre los que' no hay medio. A continuación univocidad no es contradecir la analogía, sino sólo combatir el
da la interpretación ya conocida de la unidad del ser en todos los seres:
“Pero el ser es siempre el ser absoluto; nada hay debajo de él, nada encima" fenomenismo y mostrar que es imposible evitar la unidad del
(p. 14). Pero esta univocidad, nos repite con la misma expresión de De l’Acte, ser contentándose sólo con la multiplicidad de las formas de la
no destruye la analogía. Entre la univocidad y la analogía no se puede
hablar de aut, aut, sino de et, et: el ser es unívoco en cuanto considera la
unidad omnipresente, análoga en cuanto considera, sus modos diferenciados De l’Ame Humaine, p. 112, nota,
(P- 16). ' . W De l’Ame Humaine, p. 117.
28 Mateo Andrés s. i. El problema del absoluto y el relativo en L. Lavelle 29
existencia fenomenal. Y en seguida puntualiza con las siguien al Absoluto”. áQué significan esas palabras en Lavelle? ¿Qué
tes palabras: “Mi posición es la siguiente: todos los seres pueden significan en esta carta?
diferir en cuanto seres particulares. Su ser propio reside, sin Es una pena que N. J. J. Balthasar no haya citado más
embargo, en una misma dependencia con relación al Absoluto, que esa parte de la carta; tal vez lo restante pudiera ayudar
único capaz de sostenerlos en la totalidad del ser. Pero pre a responder a la interrogación propuesta. Pero acaso tenemos
cisamente es esta dependencia la que explica sus diferencias derecho a pensar que Lavelle, dando en esta carta distintas
individuales, si es verdad que yo no puedo recibir de Dios un palabras, no da distinta explicación de la ya conocida, a saber
ser que me es propio, sino en la medida en que funde mi inde su teoría de la univocidad-analogía. Las palabras que siguen:
pendencia, es decir, el poder de cumplir yo mismo el acto que “pero precisamente es esta dependencia la que explica sus
me hace ser” diferencias individuales, si es verdad que yo no puedo recibir
Si no conociéramos el pensamiento de Lavelle expuesto de Dios un ser que me es propio, sino en la medida én que
en las páginas anteriores, esta explicación de ahora podría re funde mi independencia, es decir, el poder de cumplir yo
sultar luminosa: el ser de los seres particulares reside en una mismo el acto que me hace ser”, inducen a pensar que sigue
misma dependencia con relación al Absoluto. Las expresiones aquí la misma explicación de siempre. En efecto, una misma
usadas en De VEtre eran mucho más duras: “No hay existencia dependencia con relación al Absoluto explicaría las diferencias
disminuida o bastarda, porque la existencia de cada objeto es individuales, porque lo que yo recibiría por la participación
la presencia en él del acto divino” Sin embargo, no nos atre sería el mismo ser de Dios, como nos ha dicho en De VEtre, el
veríamos a decir que, fuera de la dureza de las expresiones, cual ser divino, siendo libertad o causa de sí, se “haría” en mí
el fondo haya cambiado. y en cada uno según una medida distinta. Y así la misma de
En efecto, —y queremos ahora brevemente comentar ese pendencia respecto a Dios explicaría las diferencias individua
texto citado, lamentando no poseer toda la carta— dice Lavelle: les de los particulares
“todos los seres pueden diferir en cuanto seres particulares”. Creemos que esta interpretación está más de acuerdo con
De acuerdo sin duda, pero puédese preguntar: ddifieren ya en toda la obra de Lavelle. Y si la consideramos ahora desde el
el primer momento de su existir, porque “son” ya distintos del punto de vista histórico, apenas podremos dudar ya de ello.
Ser y distintos entre sí, o las diferencias advienen después con Lavelle escribía esta carta el 17 de setiembre de 1950. Exac
el ejercicio, precisamente por que no “son”, sino que “se tamente un año antes escribía a M. F. Sciacca —11 de setiembre
hacen” distintos? En esta última explicación, que al menos no
1949— explicando el mismo problema de la univocidad, y como
parece evidente que quede excluida de antemano, seguimos con
veremos, al citarla en las páginas siguientes, Lavelle sigue firme
la univocidad-analogía tal como han sido expuestas más arriba.
en su punto de vista. Cabría preguntarse si en un año de
Y continúa Lavelle en la misma carta: “Su ser propio —el reflexión intensa, precisamente sobre las dificultades de su
de los particulares— reside en una misma dependencia con re
lación al Absoluto, único capaz de sostenerlos en la totalidad 72 Véase por ejemplo en De l’Acte, p. 177: “La participación funda mi
del ser”. También, según creemos estas palabras pueden dar autonomía en lugar de aboliría, porque es siempre una participación de la
autonomía perfecta”. Y sigue —lo que prefiero poner en francés por fide
lugar a diversa interpretación, según el significado que crea lidad—: “Mais cette autonomie n’a de sens que si, étant la méme partout,
deber darse a las palabras “una misma dependencia con relación elle n’est pourtant point une abstraction, c’est-á-dire si elle est mise en oeuvre
par des personnes distinctes et qui, par le meme acte indivisible, s’affirment
á la fois comme distinctes et comme unies”. Puede verse toda la página,
70 Giornale di Metafísica, 7 (1952) 433. toda ella sumamente interesante en la relación con el punto que ahora nos
71 De VEtre. p. 96-97. ocupa.
30 Mateo Andrés s. i. El problema del absoluto y el relativo en L. Lavelle 31
misma explicación, no habrá cambiado acaso. Pero nos queda vocidad, que ella supone y determina en lugar de destruirla.
su gran libro De l’Ame Humaine, sacado el año 1951, obra pós- En el lenguaje que empleo, es la univocidad al nivel del ser la
tuima ya, donde como hemos visto más arriba, sigue manteniendo que funda la analogía al nivel de la conciencia y de la cosa
las mismas posiciones (es de'cir, de la existencia y de la realidad) ” ^5.
De donde parece podemos concluir que la carta citada no Creemos que esta carta vuelve de nuevo a las posiciones
cambia nada los puntos de vista y las explicaciones anteriores; . tomadas en De l’Etre y De l’Acte\ y así aclara el significado
y el problema continúa el mismo. de las expresiones consignadas en la carta anterior a N. J. J.
Otras cartas que Lavelle ha ido escribiendo a M. F. Sciacca Balfhasar. Sin embargo, por lo que hace a la univocidad añade
desde el año 1946 hasta su muerte, y que éste publica bajo el una razón digna de tenerse en cuenta: si disminuimos el ser
título: r “Del mió carteggio con Louis Lavelle”, versan todas de las criaturas, difícilmente evitaremos conVertirle en una
sobre el mismo problema apariencia o ilusión. Por lo demás, nuestro ser es el mismo de
Dios; es Él quien nos lo da, ¿qué puede objetarse a eso? La
En la carta del 11 setiembre 1949^ responde Lavelle a las
tradición teológica está acorde en reconocer que “Dios es nues
objeciones que le propone M. F. Sciacca en la recensión del
libro Du Témps et de VEternité. Insiste de nuevo en que no tro ser y el ser de todas las cosas”.
quiere oponer univocidad a analogía. Si defiende la univocidad, Esta carta tiene también la ventaja de dar fórmulas preci-
_sas : la univocidad se refiere al ser; la analogía, al contenido
es que a su juicio la univocidad es “el único medio que tenemos
de conservar al ser su simplicidad y su grandeza. Si intentamos del ser. La univocidad es aplicable al nivel del ser (“a l’échelle
disminuir el ser que es nuestro para conceder ventaja al de de Tétre”); la analogía, al nivel de la conciencia o de la cosa
Dios, difícilmente evitaremos convertir nuestro ser en una apa (“á l’échelle de la conscience ou de la chose”).
riencia o ilusión... La tradición teológica, continúa el mismo, Tal es la explicación del relativo en la filosofía de Luis
unánifnemente admite que Dios es nuestro mismo ser y el ser Lavelle: el relativo, en Cuanto ser, es el mismo ser del absoluto,
de todas las cosas... No creo que la analogía recaiga sobre el “la presencia en él del acto divino”: univocidad; con todo se
distingue del absoluto y de los otros relativos en razón de
ser mismo, yo creo que recae sobre su contenido, el cual im
su hacerse: ese ser que es cada relativo, siendo acto, (causa de
plica siempre en nosotros' la limitación en el orden de la natu
sí, libertad) se hace en cada uno según su medida, y así se hace
raleza y la imperfección en el orden de la libertad. Pero la
distinto del absoluto y distinto de los relativos también: la
analogía implica una relación que seria impensable sin la uni-
analogía lavelliana consiste en este distinto hacerse de cada
particular.
^3 Véanse las páginas de He. VAme Humaine, 433-437, donde una vez
más deja bien claro Lavelle que el ser de las existencias particulares es el
mismo ser del Absoluto. Trata ahí de explicar el ser del relativo, que llama
“el dos” po rrelación al Absoluto que llama “El Uno”. Dice: “Mais la Muchos son los problemas que quedan pendientes, y muchos
participation montre au contraire dans l’Un la présence d’un deux qu’il
contient el qu’il appelle afin de se réaliser; et cet Un, c’est aussi l’un de los introducidos precisamente por esta misma solución. Pero
l’absolu lui-méme entant qu’il s’actualise par toutes les existences relatives este artículo no quiere ser más que una presentación del tema,
sans iesquelles il ne serait lui-méme l’absolu de ríen, c’est-á-dire ríen, et l’un
de notre ame, en tant que celle-ci est incapable, ... de se constituer elle- sin pretensiones de exhaustividad. Como dije al principio, tam
méme que par sa propre relation avec un absolu auquel elle ne cesse de poco intenta el presente artículo una solución, que por el
s’unir” (p. 435). Véase la página siguiente donde vuelve a repetir que el acto
de participación es el mismo acto puro, en cuanto siempre y en todas partes momento resultaría prematura. Han quedado expuestas las dos
ofrecido a participar.
Giornale di Metafísica, 7 (1952), pp. 486-500. Las cartas publicadas
son siete. 75 Giornale di Metafísica, 1 (1952), p. 494.
32 Mateo Andrés s. i. El problíéma del absoluto y el relativo en L. Lavelle 33
vertientes del pensamiento lavelliano. Brevemente podríamos bilidad, es Dios; mirado en nosotros, “en nous”, es una posi
resumir así: bilidad que se va actualizando en el tiempo. La dificultad contra
Lavelle parte de una experiencia metafísica: la captación esta distinción del acto “en soi” y “en nous” nace del monismo
del ser (del todo, del absoluto) en mi ser. Un análisis posterior presupuesto en todo el sistema; en efecto, si el ser es uno real
de ese ser-todo le lleva a afirmaciones de tinte cargadamente mente, ese doble aspecto contradictorio se refiere al mismo ser,
monista: el ser, el todo, es un individuo inmenso, “Hemos lle ¿Cómo es eso posible? Y los textos citados nos confirman en
gado a un punto en que la continuidad del ser concreto no puede esta dificultad: con la misma fuerza con que insisten en la
ser rota por la diversidad correlativa de los seres particulares... actualidad del acto, mirado “en soi”, insisten también en el
Nos encontramos en presencia de un individuo inmenso, en otro aspecto, a saber que se hace por y en los relativos, de modo
cuyo seno podemos distinguir, es verdad, partes, pero que no que sin ellos “no sería el absolüto de nada, es decir, nada”
tienen sentido sino por relación al todo, que no podrían existir Porque “la multiplicidad infinita de los sujetos finitos y su
separadamente, y de las cuales cada una expresa a la vez una comunión, son justamente los medios por los cuales el Acto puro
función del todo y una perspectiva sobre el todo” realiza su perfección y su ser mismo” Así aparece que esta
Sin embargo Lavelle no quiere, ni cree, ser monista. Nuevos distinción: “en soi” y “en nous” no supera la dificultad.
análisis le llevan a considerar ese ser-todo como acto, y a partir El mismo problema surge mirando al relativo. El relativo
de ese ser-todo-acto, cree hallar la solución: “es la identidad en Lavelle es unívoco con Dios, y esto significa que el ser de
del ser y del acto lo que hace al ser participable” Una^olüción ambos es el mismo, porque Dios no da a participar ima exis
tal, que sin destruir ninguna de las conclusiones de tinte monís- tencia disminuida o bastarda, sino su misma existencia®'. Con
tico de De ’Etre, llegue con todo a explicar la multiplicidad^®; todo se hace “otro” distinto de Dios, se hace análogo, porque
una solución tal, que siguiendo el ser realmente uno, con todo siendo ese ser participado, libertad o causa de sí mismo, esen
quede también a salvo su multiplicidad, ¿Puede ser esto posi cialmente le toca hacerse y precisamente en una cierta y deter
ble? ¿Cuál será la explicación que conjugue esos dos extremos? minada medida, con lo que se explica la diversidad de los
Esa explicación la halla Lavelle distinguiendo en ese ser- relativos, ya entre sí mismos, ya respecto al Absoluto-Dios, La
todo-acto un doble aspecto: en sí mismo o como actualidad pura, analogía lavelliana, pues, no se refiere al ser, que es uno y
y en nosotros o como posibilidad pura. El ser-todo-acto, mirado el mismo en Dios y en los relativos, sino al «contenido» del ser;
en sí mismo, “en soi”, eS la actualidad eterna de toda la posi- y contenido del ser es lo que el ser-libertad, haciéndose, se da
a sí mismo por medio de su ejercicio.
De lEtre, p. 108. Aunque no hemos podido insistir lo suficiente, no
parece poder dudarse del monismo laveHiano. Véanse algunas citas de otros 79 De VAme Humaine, p. 435.
críticos: “L’errore é sempre nel monismo presupuesto” (M. J. Jurino: Rivista *0 Frésence tatole, p 166. Recuérdese que en el texto del artículo hemos
di Filosofía neoescolástica, 4 (1952) 515; “In secondo luogo l’univocita lave procurado aducir citas de todos los libros de 'Lavelle para indicar la con
lliana, referíta all’essere, non é univocitá di concetto. . . ; é piuttoto di caratere tinuidad de su pensamiento desde el principio de su carrera filosófica hasta su
ontico: essa indica una realtá come essencialmente una e única nella sua muerte. Véase también De VActe, p. 184, art. 4: “Si l’Acte pur est tout
onnicomprensivitá; é, si, affermata la pluralítá delle esistenze-persone, ma é entier participable, chaqué liberté par sa déficience appelle la pluratité infinie
puré affermato l’essere come un “inmenso individuo”, che é il Tuto-uno”. (G. des libertés”. Si el Acto és todo él participable ,“el paso de la nada al
di Napoli: La Concezione dell’essere nella Filosofía contemporánea, Roma ser se realiza en cada punto del Todo, y no puede realizarse en un punto
1953, p. 283). “L’essere é uno ed é lo stesso sia come creante che come sin realizarse en todos, ya que sin eso no serían salvaguardadas la integridad
creato”, M. F. Sciacca: La Filosofía Oggi, 2a. ed., vol. II, p. 345. y la eternidad del Todo. Asi cada libertad, en el momento que comienza a
77 De l’Acte, p. 70. existir, evoca todas las otras libertades, las cuales por su mismo ejercicio
78 Como dijimos más arriba, esto es 16 característico de Lavelle: querer torrar x con ella un mundo doblemente infinito, según el orden horizontal
superar el monismo sin dejarle; _ ¿no . se halla como en raíz, en este doble o de extensión, y según el orden vertical o de la jerarquía a fin de que Dios
querer inconciliable, la explicación de esa duplicidad lavelliana que es el se dé odo entero en una participación inagotable”...
objeto de este artículo? De í’Etre, p. 96-97.
34 Mateo Andrés s. í. El problema del absoluto y él relativo en L. Lavelle 35
No vencemos, tampoco con esta explicación de la univoci debe intentarse entenderle, y cuando no se logre, exponerle tal
dad-analogía el monismo inicial: el ser es uno y el mismo en como se presenta; enigmático y, al menos aparentemente, ilógico
todos los seres. y contradictorio. Acaso después de un estudio razonado deba
Pero el problema crece a su punto máximo cuando vemos decirse que Lavelle es un filósofo monista que, no obstante su
que Lavelle ni quiere ni cree ser monista-panteísta; antes al buena voluntad, no ha logradó superar su monismo más que
contrario se opone decididamente a tal interpretación de su de palabra; acaso, que se trata de un dualismo indeciso y _ tem-
sistema. Y abundan también los textos en este sentido. bloroso que apenas acierta a expresarse; acaso se podría lograr
Permítasenos, antes de acabar este artículo, añadir algunos una conciliación sobre la base de una interpretación dialéctica
a los ya citados; El Acto-Dios no depende de los actos la par de todo el sistema.
ticipación no añade nada al Acto®^; e} Todo no es posterior a En todo caso deberá consignarse la bivalencia dudosa y
las partes, sino anterior a ellas ; “el Acto puro no es prece fluctuante como uno de los rasgos característicos de ¡su sistema;
dido de ninguna potencia que actualice; todas las potencias le como si Lavelle hubiera querido ser ambas cosas a un mismo
son en cierta manera posteriores”®®; el Todo no es la suma de tiempo.
los seres sino un acto omnipresente ; hay que distinguir dos Por vía de recapitulación pondré ahora a doble columna,
todos: el actual y el posible: el actual es Dios, el posible el y en contraposición, los diversos aspectos de esa ambivalencia
universo®’'; Dios es persona verdadera, independientemente de lavelliana tocados en este artículo.
los relativos ®®; los otros seres están en Dios sólo eminentemen
A. —MIRANDO AL ABSOLUTO:
te, porque Dios es su posibilidad eterna
Aspectos positivos Aspectos negativos
De todas estas afirmaciones acaso algunas puedan ser in
terpretadas de modo que puedan conciliarse con el monismo 1) El Absoluto es actua 1) El Absoluto, en sí mis
lidad pura, en sí mismo, mo, sin los relativos, no es
del sistema, pero otras difícilmente lo podrán ser. Queda, pues,
el problema planteado en toda su agudeza. Queremos insistir independientemente de los el Absoluto de nada, no es
relativos. nada.
que nuestra intención por el momento no es otra que señalar
2) El Absoluto, en sí mis 2) El Absoluto se realiza
esa bivalencia. Al fin de nuestro artículo solamente nos creemos
autorizados a decir que toda solución plena debería intentar una mo, es la existencia de la por medio de los relativos,
conciliación de ambos lados opuestos; atenerse solamente a uno esencia, o la esencia existen de modo que tiene esencial
de ellos, y, sobre los textos que de él ptieden citarse, razonar te; todo actual: la actualidad necesidad de ellos.
de toda la posibilidad. O también: está todo en
una toma de posición, es cosa excesivamente fácil y ya muchas
veces probada, pero que no convence. Lavelle está presente acto, porque lo que en un
en ambas vertientes, y no es lícito echarle de una de ellas, sim relativo es potencia, es en
plemente porque su presencia allí no resulta inteligible. Al menos otro, acto.
3) El Absoluto, en sí mis 3) El Absoluto, sin los
82 De l’Acte, p. 217. mo, separadamente de los relativos, no se distinguiría
M 215; De VActe, p. 326; Introduction á VOntolo- relativos, es persona, verda de la puj-a inercia. (Y perso
gie. p. 326. dera persona, no una super-
85 De l’Acte, p. 326. na para Lavelle es acto, todo
86 Psésence Totale, p. 96. persona misteriosa que no lo contrario de la inercia
87 De l’Acte, p. 274. sería nada.
88 Ib. p. 140. pura; mucho más, la Perso
89 Ib. p. 40. na-Dios.
36 Mateo Andrés s. i. El PtJOBLIEMA DEL ABSOLUTO Y EL RELATIVO EN L. LaVELLE . 37
No obstante, dice Lavelle, clones de Lavelle. No se las dé por consiguiente otro valor:
sin los relativos el Absoluto sólo tratan de poner de relieve el problema, que ya tan agudo
sería inercia pura; su efica aparece en el caso del Absoluto.
cia no entraría en juego; su
unidad no sería la unidad de Aspectos positivos Aspectos negativos
nada. 1) El relativo es distinto 1) El relativo no es dis
Y todo esto, no en sentido
del Absoluto. Esto como su tinto del Absoluto, porque su
lógico, sino oníológico. posición constante en el ha ser es el mismo.
4) El Absoluto, en sí mis 4) La esencia del Absolu blar de Lavelle.
mo, es la existencia ab seter- to es crear. Dios tiene nece
2) La existencia del rela 2) La existencia del rela
no; todo actual. sidad de la creación para ser.
tivo es suya propia, es la de tivo es la presencia del Ab
5) Notemos como aspecto 5) En cambio, como as él mismo, privativamente su soluto divino en él.
positivo: Esa necesidad de pecto negativo debe anotar ya, puesto que es.
crear nace, no de indigencia se: el acto debe crear. De
3) El ser que es nuestro 3) El ser que resulta nues
en Dios sino de su sobre esta afirmación a decir que
—de los relativos— es nues- tro no es nada si no es el
abundancia o perfección. Bajo la creación es un proceso
tro. Absoluto.
este aspecto, acaso podría de continuo de realización del
mismo acto en el tiempo, ape 4) El relativo es libertad 4) Pero el poder de hacer
cirse que no se crea creando,
nas hay distancia. y así se hace a sí mismo; y se —el ser— de los relativos
puesto que crear por sobre
Pero Lavelle no hace tal se hace distinto de Dios y de es Dios mismo. Entonces nos
abundancia supone ya un ser
afirmación; al menos no in los otros relativos. preguntamos: ¿cómo no se
actual...
siste en ella, si acaso algunas hace Dios, y se hace, en cam
frases pudieran tener tal sen bio, él mismo, “otro” respec
tido, como aquella: el acto to a Dios?
se realiza por medio de las 5) Ser el relativo es irse 5) La libertad que es el
participaciones, porque es na separando de Dios, irse ha relativo es el mismo Dios.
da sin ellas. ciendo distinto de Dios; por Entonces, ¿cómo puede Dios
6) También es aspecto 6) Pero no obstante esta que es libertad participada de separarse de sí mismo? ¿Por
positivo: Lavelle hace estas suavidad de expresión, luego la Libertad-Dios. qué siendo Dios se hace no-
afirmaciones con cierta sua habla como si definitivamen Dios?
vidad prudente, como temien te se adhiriese a la idea de
do equivocarse. la necesidad de la creación. No sería difícil señalar las mismas dos vertientes en el
sistema de Lavelle, considerando otras perspectivas, v. gr. uni
B. — MIRANDO AL RELATIVO: versal-particular, eterno-temporal, creador-creatura, etc.
La contraposición, en este caso del relativo, no puede ser
Creemos que lo escrito es suficiente para llamar la aten
hecha con palabras del mismo Lavelle, como en el caso anterior.
ción sobre el problema. Y debemos añadir que el sistema
Así no puede dárselas sino un valor proporcional a su lógica
interna; a la lógica con que han sido derivadas de las afirma- lavciliano posee una unidad interna tan apretada que apenas
38 Mateo Andrés s. i.
El bautismo de Jesús y el reposo del
se hallará cuestión cuya interpretación no dependa de este
punto: absoluto-relativo. Escribir sobre Lavelle, cualquiera que
Espíritu en la teología de Ireneo
sea el tema que se escoja, sin haber resuelto previamente este
problema, resultará siempre oscuro y además peligroso. Es
pecialmente es aplicado esto al campo de la Psicología {De
VAme Humainé) y al de la Moral {Traite des Valeurs), donde
toda valoración debe ser referida, previamente, a la solución
que se haya dado a este punto®®.
1 Le., 4,1.
2 Ver M. J. Lagrange, Evangile selon st. Luc. París, 1921, p. 128;
A. Plumee, The Cospel according to st. Luke, Intem. Critical Commentary,
Edinburgh, 1951, p. 107.
3 Juan, 1,32 Dice J. H. Berííard, relacionando este texto con la narra
ción del bautismo de Jesús en el evangelio de los Hebreos: “...probably
intended to teach the permanence of the spiritual gift here vouchsafed
through Christ to mankind...” {The Cospel according to st. John, Intern.
Crit. Comment., Edinburgh, 1948, I, p. 50). “Indicant ergo Evangelistae
Spiritum Sanctum non ita in Christum descendisse, ut eum tantum ostenderit,
90 Publicamos este artículo como anticipo de un libro sobre Lavelle, statimque discesserit, sed ita in eo mansisse, ut statim coeperit eum agere, et
que estudiando desde varias perspectivas este mismo problema, lo refiera des ómnibus deinceps in rebus gubernare. . .” (J. Maldonado, Comment. in
pués a la antropología y moral lavellianas. Marcum, Moguntiae, 1853, I, p. 530).