Deyanira Gómez Será Víctima en Proceso Contra Diego Cadena

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REPÚBLICA DE COLOMBIA

RAMA JUDICIAL

TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO


JUDICIAL DE BOGOTÁ
SALA PENAL

Magistrado Ponente: CARLOS HÉCTOR TAMAYO MEDINA


Radicación: 11001600008820180003202
Procesados: DIEGO JAVIER CADENA RAMÍREZ y JUAN JOSÉ SALAZAR CRUZ
Delitos: soborno en la actuación penal y fraude procesal
Asunto: apelación auto niega calidad de víctima
Aprobado: acta N° 131
Fecha: ocho de noviembre de dos mil veintitrés

I. ASUNTO POR RESOLVER

Decide la Sala el recurso de apelación interpuesto por el fiscal, la


representante del Ministerio Público y los apoderados de “las víctimas”
contra el auto del 25 de octubre de 2023, mediante el cual el Juzgado 3o
Penal del Circuito de Conocimiento de la ciudad le negó la calidad de
víctima a DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO dentro del proceso seguido
contra DIEGO JAVIER CADENA RAMÍREZ y JUAN JOSÉ SALAZAR
CRUZ, procesados por los delitos de soborno en la actuación penal y
fraude procesal.

II. HECHOS

Según la acusación, durante el mes de julio de 2017, en la ciudad de Cali


(Valle del Cauca), los abogados DIEGO JAVIER CADENA RAMÍREZ y
JUAN JOSÉ SALAZAR CRUZ, de común acuerdo y con división de trabajo,
se dieron a la tarea de desarrollar algunas “actividades delictivas”.

Concretamente, el día 18 de julio de 2017, hacia las 4:00 p.m., en la cárcel


de Palmira (Valle del Cauca), expuso la Fiscalía, DIEGO JAVIER CADENA
RAMÍREZ abordó a CARLOS ENRIQUE VÉLEZ --confeso paramilitar
condenado-- y le ofreció asesoría jurídica en procesos que se adelantaran
en su contra y el pago de $200.000.000.oo a cambio de que declarara
falsamente ante la Corte Suprema de Justicia, al interior del proceso

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Rad. 11001600008820180003202

N° 52.240, adelantado contra el expresidente ÁLVARO URIBE VÉLEZ,


variando su versión y atribuyéndole al senador IVÁN CEPEDA CASTRO el
supuesto hecho de haberle pedido que atestiguara falazmente ante esa
Corte.

Fue así como JUAN JOSÉ SALAZAR CRUZ habría mantenido


comunicación con CARLOS ENRIQUE VÉLEZ para trasmitirle sus
inquietudes a DIEGO JAVIER CADENA RAMÍREZ y le habría alcanzado a
pagar, de diferentes maneras y en varios contados, un total de
$48.000.000.oo1. Mediante giros, la suma de $10.600.000.oo,
discriminados así: $200.000.oo a MARÍA MELANIA COSIO SERNA;
$5.800.000.oo a MARÍA HELENA VÉLEZ; $3.100.000.oo a DANIELA PAZ;
$700.000.oo a EURIDIZE CORTÉS VELASCO; $100.000.oo a ÉRIKA
JOHANA LÓPEZ CASTAÑO; $200.000.oo a FRANCISCO JAVIER
VÉLEZ, y $500.000.oo a MARÍA HELENA2. En efectivo, $18.000.000.oo a
JOSÉ FERNANDO OCAMPO VÉLEZ, sobrino de CARLOS ENRIQUE
VÉLEZ, y $10.000.000.oo a RICARDO DIOSA, primo del nombrado
condenado, en el parque Jaime Varela de Cali. Y, a través de
consignaciones bancarias, $10.000.000.oo, en dos transacciones de
$5.000.000.oo cada una, a CARLOS FERNANDO VÉLEZ MEJÍA, hijo de
CARLOS ENRIQUE VÉLEZ, con la intermediación de SAMUEL ARTURO
SÁNCHEZ, exdefensor de CARLOS ENRIQUE VÉLEZ.

Por otro lado, el 22 de febrero de 2018, en la cárcel La Picota de esta


ciudad, DIEGO JAVIER CADENA RAMÍREZ le habría ofrecido asesorías
jurídicas, el ejercicio de la acción de revisión y el estudio de ingreso a la
JEP a JUAN GUILLERMO MONSALVE, con el compromiso de que
declarara falsamente ante la Corte Suprema de Justicia y manifestara que
había sido abordado por el senador IVÁN CEPEDA CASTRO para que
testificara contra ÁLVARO URIBE VÉLEZ y se retractara de las
declaraciones dadas contra este último.

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La Fiscalía no precisó las fechas de los pagos.
2
La Fiscalía no indicó el apellido.

2
Rad. 11001600008820180003202

Posteriormente, DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO, esposa de JUAN


GUILLERMO MONSALVE, y los abogados debidamente reconocidos 3
dentro de la actuación N° 52.240, seguida contra el exsenador ÁLVARO
URIBE VÉLEZ, ante la Corte Suprema de Justicia, presentaron las cartas
de retractación de CARLOS ENRIQUE VÉLEZ y JUAN GUILLERMO
MONSALVE.

III. ACTUACIÓN PROCESAL

En audiencia preliminar presidida por el Juzgado 35 Penal Municipal con


Función de Control de Garantías de Bogotá, celebrada el día 27 de julio de
2020, la Fiscalía les formuló imputación a DIEGO JAVIER CADENA
RAMÍREZ y JUAN JOSÉ SALAZAR CRUZ como coautores de los delitos
de soborno en la actuación penal –en concurso homogéneo para el
primero-- y fraude procesal, cargos a los que no se allanaron los imputados.

Acto seguido, a petición de la Fiscalía, el juzgado le impuso a DIEGO


JAVIER CADENA RAMÍREZ medida de aseguramiento de detención
preventiva en su lugar de domicilio.

Con relación a JUAN JOSÉ SALAZAR CRUZ, el fiscal igualmente solicitó


detención domiciliaria, pero el juez la negó.

El día 29 de octubre de 2020, ante el Juzgado 3° Penal del Circuito de


Conocimiento de Bogotá, al que le correspondió el asunto, se surtió la
audiencia de formulación de acusación, mientras que la audiencia
preparatoria se efectuó entre los días 9 de febrero de 2021 y 4 de abril de
2022, en dieciséis sesiones.

El 25 de octubre de 2023, en la audiencia de juicio oral, el Juzgado 3o


Penal del Circuito de Conocimiento de la ciudad le negó la calidad de
víctima a DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO, decisión contra la cual el
fiscal, la representante del Ministerio Público y los apoderados de “las

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El fiscal no exteriorizó sus nombres.

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víctimas” interpusieron el recurso de apelación, motivo por el que arribó el


expediente al Tribunal.

IV. DE LA PETICIÓN

Iniciada la audiencia de juicio oral, el apoderado de DEYANIRA GÓMEZ


SARMIENTO solicitó que a su poderdante se le reconociera la calidad de
víctima. Tal petición la fundamentó en que el 2 de abril de 2018 ella radicó
ante la Corte Suprema de Justicia el escrito de retractación de JUAN
GUILLERMO MONSALVE, con la siguiente nota: “esta carta la hago bajo
presión del abogado DIEGO CADENA y ENRIQUE PARDO HASCHE, el
gringo, quienes fueron enviados por el expresidente ÁLVARO URIBE
VÉLEZ”.

Además, puso de relieve que el 5 del mismo mes y año, en una reunión
que tuvieron DIEGO JAVIER CADENA RAMÍREZ y DEYANIRA GÓMEZ
SARMIENTO, esta le manifestó a aquel que no le iba a entregar el
memorial de retractación, como también que, según una interceptación
telefónica de esa misma fecha, DIEGO JAVIER CADENA RAMÍREZ le
comentó a ÁLVARO URIBE VÉLEZ que DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO
había cambiado su versión, y que acorde con otras interceptaciones
efectuadas los días 8 y 10 de abril de 2018, ÁLVARO URIBE VÉLEZ le
preguntó a DIEGO JAVIER CADENA RAMÍREZ de dónde es la señora,
refiriéndose a DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO, no sin advertirle “cuidado
con eso, mucho cuidado con esa mujer de MONSALVE, que por lo que me
dijo usted, me parece una mujer muy peligrosa”.

A causa de la actitud o actitudes de DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO,


manifestó su abogado, ella sufrió varias afectaciones, como movimientos
sospechosos de motocicletas que la seguían y de personas que
deambulaban alrededor de su residencia, a pesar de que ella contaba con
un esquema de seguridad asignado a petición del entonces magistrado
JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO; deterioro en su vida de relación por
razón de su reasentamiento que se vio obligada a pedir ante la ACNUR
(Agencia de la ONU para Refugiados), y el despido de su trabajo,

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producido el 2 de mayo de 2018, unos días después de que ÁLVARO


URIBE VÉLEZ le preguntara a DIEGO JAVIER CADENA RAMÍREZ si
sabía cuál era el lugar de trabajo de DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO.

El peticionario presentó, entre otros elementos probatorios, un escrito por


medio del cual el 26 de febrero de 2018 DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO
le pidió a la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia que se le brindara
protección inmediata a ella, sus hijos y su esposo; el oficio N° 14024 del 12
de abril de 2018, a través del cual el otrora magistrado JOSÉ LUIS
BARCELÓ CAMACHO le solicitó al director de la UNP (Unidad Nacional
de Protección) que protegiera a DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO; un
escrito del 25 de abril de 2018, mediante el cual los escoltas de DEYANIRA
GÓMEZ SARMIENTO le informaron a la UNP que el día 17 de abril de ese
año “un indigente de dudosa procedencia” durmió y merodeó al frente de
la casa de aquella y que en esa semana fueron “seguidos en tres
oportunidades por una moto”; un manuscrito del 27 del mismo mes y año,
por medio del cual los mencionados escoltas le reportaron a la UNP que
ese día una motocicleta los cerró y les golpeó el espejo lateral derecho; la
carta de despido dirigida por Coomeva a DEYANIRA GÓMEZ
SARMIENTO; un documento del 7 de junio siguiente, por conducto del cual
el esquema de seguridad alertó a la UNP sobre seguimientos en motos y
la presencia de personas desconocidas que deambulaban a los
alrededores de la vivienda de la protegida; una carta del 16 de julio de ese
año, por intermedio de la cual JOSÉ MIGUEL VIVANCO, representante de
Human Rights Watch, expresó su preocupación por la situación de
seguridad de DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO, y la declaración de
entendimiento y de responsabilidad del 17 de julio de idéntico año, acerca
del proceso de reasentamiento en la ACNUR, firmada por DEYANIRA
GÓMEZ SARMIENTO.

V. DE LA PROVIDENCIA IMPUGNADA

En la audiencia ya referida, el Juzgado 3o Penal del Circuito de


Conocimiento de la ciudad le negó la calidad de víctima a DEYANIRA
GÓMEZ SARMIENTO.

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En sustento de su decisión, adujo que los daños padecidos por DEYANIRA


GÓMEZ SARMIENTO pudieron haber tenido como causa su condición de
testigo, no los delitos atribuidos a los aquí acusados.

VI. DE LA IMPUGNACIÓN

El fiscal, la representante del Ministerio Público y los apoderados de IVÁN


CEPEDA CASTRO --“víctima” ya reconocida-- y DEYANIRA GÓMEZ
SARMIENTO solicitan la revocatoria del auto recurrido y, en su lugar, que
a aquella se le reconozca la calidad de víctima, fundados en que el daño
“ya aceptado por la primera instancia” sí está vinculado causalmente con
la conducta desplegada por DIEGO JAVIER CADENA RAMÍREZ, habida
cuenta de que DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO obstaculizó el plan
criminal, tanto así que este no se consumó gracias a su intervención.

La representante del Ministerio Público agrega que, habiéndoseles


formulado imputación a los aquí enjuiciados en el año 2020, no tiene cabida
la tesis de que el daño sufrido por DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO haya
sido consecuencia de su condición de testigo, ya que las persecuciones
contra ella ocurrieron en el año 2018.

Los defensores, como no recurrentes, piden que el recurso se declare


desierto puesto que, en su criterio, los apelantes no lo sustentaron en
debida forma, sino que se limitaron a repetir los argumentos ya esbozados
con anterioridad, al tiempo que añadieron otros nuevos, sin atacar la
decisión confutada. Subsidiariamente, reclaman que esta se confirme,
sobre la base de que, a juzgar por la acusación, DEYANIRA GÓMEZ
SARMIENTO habría sido testigo, no víctima; que contra DIEGO JAVIER
CADENA RAMÍREZ ni siquiera existe una denuncia por los hechos de los
que habría derivado el daño aquí pregonado, como tampoco la afirmada
relación causal, menos si DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO obstaculizó la
consumación del injusto; que no se sabe quién ordenó los hostigamientos
ni quién causó el exilio ni el despido de aquella, y que en todo caso los
agravios no se originaron en las conductas imputadas a los procesados.

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VII. CONSIDERACIONES DE LA SALA

7.1 DE LA SUSTENTACIÓN DEL RECURSO

A voces del art. 178 de la Ley 906 de 2004, modificado por el art. 90 de la
Ley 1395 de 2010, es carga de quien apela un auto sustentar el recurso en
la correspondiente audiencia. De lo contrario, dice el art. 179 A ídem, se
declarará desierto.

Sobre el deber de sustentación, la jurisprudencia tiene dicho:

La sustentación debe traducirse en la manifestación de las


razones fácticas, jurídicas o probatorias, sobre las cuales se funda
la discrepancia con la decisión impugnada, sin que ello implique
que tal intervención deba verificarse de una determinada manera,
en tanto que lo que se ofrece trascendental es que al funcionario
que debe resolver el recurso le sean señalados en concreto los
motivos de disentimiento, que a la postre son los que delimitan su
órbita funcional (artículo 24 de la Ley 81 de 1993)4.

Bien se ve, entonces, que la impugnación implica una dialéctica entre el


recurso y la providencia recurrida. Es que, como lo señaló la Sala de
Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia en el auto del 30 de agosto
de 1984, si la apelación es una faceta del derecho a impugnar, lo que
significa refutar, ha de entenderse que el deber de sustentar un recurso
consiste precisa y claramente en dar la razón o motivo concreto que se ha
tenido para interponerlo. Es decir, impugnar implica desarrollar una contra
argumentación frente a la providencia recurrida.

Ahora, independientemente de que les asista o no razón a los recurrentes,


no hay lugar sostener que ellos hayan omitido sustentar la apelación, toda
vez que, como arriba se reseñó, contra la motivación de la providencia
impugnada, los apelantes sí presentaron sus análisis desde un punto de
vista opuesto, que, con razón o sin ella, de plano no pueden desecharse.

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CSJ SP, 3 jul. 2003, rad. 14.026.

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Así, entonces, la Sala concluye que no hay motivo para declarar desierto
el recurso y, por lo tanto, entra a resolverlo.

Claro está, lo que sí encuentra inadmisible el Tribunal es la legitimidad del


apoderado de IVÁN CEPEDA CASTRO para apelar, en atención a que él
nada tiene que ver con la representación de los intereses de DEYANIRA
GÓMEZ SARMIENTO, por lo que su apelación será rechazada.

7.2 ESTUDIO DE FONDO

Al tenor del artículo 132 de la Ley 906 de 2004, se entiende por víctimas
las personas naturales o jurídicas y demás sujetos de derechos que
individual o colectivamente hayan sufrido algún daño como consecuencia
del injusto.

De ahí que la Corte Suprema de Justicia, en consonancia con estándares


internacionales y la jurisprudencia constitucional, haya señalado que la
víctima no se identifica con el sujeto pasivo del delito, sino que tiene un
alcance mayor en la medida en que comprende a todo al que ha sufrido un
daño real, concreto y específico, no necesariamente de contenido
patrimonial5.

Ahora, si víctima es quien haya sufrido algún daño como consecuencia del
injusto, entonces el uso de la palabra “víctima” previo a la comprobación
del injusto es erróneo, tanto como lo sería aludir a una herencia sin un
causante. En efecto, de la configuración de un injusto solo puede hablarse
a partir de una decisión judicial en la que así se haya declarado, mientras
que todo proceso judicial está regido por el principio de incertidumbre, de
manera tal que siempre se partirá de la duda con miras a llegar a alguna
certeza, la cual, inclusive, a veces, ni siquiera al final del proceso se logra.
De suerte que, así como el auto admisorio de la demanda nada dice acerca
de los hechos y las pretensiones, tampoco el acto de apertura de un
proceso penal entraña valoración alguna sobre la ocurrencia de los hechos
y la responsabilidad del indiciado. En otras palabras, hasta tanto no haya

5
CSJ SP, 29 sep. 2009, rad. 31.927.

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una decisión en la que se diga qué sucedió, todo es incierto. De otro modo,
el proceso no tendría sentido, porque si de antemano se contara con
certezas, para qué proceso.

Desde luego, el legislador puede fingir que la condición de víctima se tiene


con independencia de que se identifique, aprehenda, enjuicie o condene al
autor del injusto, como lo hace en el artículo 132 de la Ley 906 de 2004. Al
fin y al cabo, en el derecho, como en la vida, las ficciones son
imprescindibles. Pero es que es la misma ley la que niega o contradice la
ficción contenida en la citada norma al permitir, por ejemplo, la discusión
sobre el reconocimiento de la calidad de víctima y disponer que el juez
debe rechazar la pretensión “si quien la promueve no es víctima”, como lo
dice el artículo 103 ídem, o al imponerle a “la víctima” la carga de acreditar
sumariamente tal estatus para decretar medidas cautelares y suministrarle
información, como lo preceptúan, respectivamente, los artículos 92 y 136
ídem.

Además, en la eventualidad de producirse una preclusión o sentencia


absolutoria, en especial, por inexistencia del hecho investigado, pongamos
por caso, ¿con fundamento en qué, dónde y ante quién podría “la víctima”
hacerse reconocer como tal? Bromea el legislador con aquello de que la
condición de víctima se tiene con independencia de que se enjuicie o
condene al autor del injusto.

Cambiando un poco de perspectiva, es preciso señalar que, por supuesto,


el término “víctima”, como concepto, forma una unidad. Mas este incluye,
por lo menos, un injusto cometido por alguien, algún daño padecido por
otra persona y la relación causal entre lo uno y lo otro, lo que significa que
sobre todos estos elementos habría un prejuzgamiento al hablar de “la
víctima” durante el curso del proceso, tanto más cuanto que el indiciado,
imputado o acusado está amparado por el principio de presunción de
inocencia.

De la precedente reflexión concluye entonces el Tribunal que la expresión


“la víctima”, empleada en estadios en los que no se ha declarado

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judicialmente la comisión de un injusto, ha de entenderse como posible o


eventual víctima.

En ese entendido se continuará aquí usando la palabra “víctima”.

No menos problemático es lo que atañe al reconocimiento de la calidad de


víctima, dada la no siempre afortunada utilización del vocablo “víctima”.
Sobre el tema, el artículo 340 de la Ley 906 de 2004 establece que, en la
audiencia de formulación de acusación, se determinará la calidad de
víctima. Mas esto de determinar la calidad de víctima es para la Sala algo
que presenta serias dificultades. Hemos dicho que el concepto “víctima”
presupone ante todo la comisión de un injusto, cuya prueba solo puede
practicarse en el juicio oral, al paso que el escenario para probar el daño
correlativo es el incidente de reparación integral.

Así, en estricto sentido, la calidad de víctima no puede probarse antes del


incidente de reparación integral. Incluso, si se presta atención a todo lo que
encierra la condición de víctima --como arriba se hizo notar--, esta tendría
que comenzar por probar la materialidad del delito, lo que equivaldría a
anticipar una actuación que solo puede desarrollarse en el juicio oral.

En resumen, los problemas a que da lugar la determinación de “la calidad


de víctima” --desde la óptica de la que se viene examinando la cuestión--
develan que, a diferencia de lo que acontece con el autor del hecho punible,
para cuyo nombramiento se dispone de varios términos con significados
distintos, esto es, indiciado, imputado, acusado y condenado, hace falta
forjar al menos una palabra para designar a “la víctima” en el decurso del
proceso, o sea, cuando aún no se sabe si la llamada “víctima” realmente
es víctima o no.

Por otro lado, si se piensa en lo que implica el reconocimiento de la calidad


de víctima, pronto se descubre que ello gravita, esencialmente, en la
habilitación para intervenir en el proceso, no en juicio alguno sobre sus
derechos de carácter sustancial.

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En consecuencia, parece que la determinación de la calidad de víctima es


más un reconocimiento de su legitimación en la causa que otra cosa. Esta,
como dejó escrito Hernando Devis Echandía, consiste en ser la persona
que, de conformidad con la ley sustancial, puede formular o contradecir las
pretensiones contenidas en la demanda o en la imputación penal, por ser
el sujeto activo o pasivo de la relación jurídica sustancial pretendida o del
ilícito penal imputado, que deben ser objeto de la decisión del juez, en el
supuesto de que aquella o este existan6.

Expresado de una manera más simple, como lo sintetizó el mismo


tratadista citado, consiste en ser el sujeto activo o pasivo de una relación
jurídica sustancial que autorice para intervenir en el proceso.

Bien, esa legitimación, desde el punto de vista de la víctima, en algunos


casos, es evidente. Piénsese, verbi gratia, en hechos relacionados con una
persona a la que se le ha hurtado algún bien, ha sido secuestrada o sobre
la que se ha cometido una tentativa de homicidio con muy graves secuelas,
etc. ¿Qué medio probatorio tendría que aportarse en este tipo de eventos
para obtener el reconocimiento como víctima? Al modo de ver de la Sala,
ninguno.

Empero, cuando los hechos no ponen de manifiesto esa condición, es


entendible que el interesado tiene la carga de acreditar la relación jurídica
sustancial en la que dice hallarse.

Hecha la anterior disertación, conviene anotar que, de los elementos


probatorios dados a conocer por el apoderado de DEYANIRA GÓMEZ
SARMIENTO, se destaca la lectura que él hizo de las siguientes
transliteraciones de las interceptaciones de las comunicaciones telefónicas
entre ÁLVARO URIBE VÉLEZ y DIEGO JAVIER CADENA RAMÍREZ:

3 de abril del 2018: DIEGO CADENA: presidente, el tema es el


siguiente: el testigo Monsalve me dice a través de su esposa que
tiene el documento listo. Es correcto presidente, sigo con el tema.
Hoy me llama la esposa del señor y me dice: mire doctor, yo tengo
6
DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Compendio de Derecho Procesal Tomo I, 14ª edición, Bogotá, Editorial
ABC, 1996, P. 279.

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el documento listo, lo voy a radicar en la Corte, pero ¿de qué


manera ustedes me pueden ayudar? Le reiteré lo mismo a la
esposa.

5 de abril de 2018: DIEGO CADENA: venga presidente, yo me


reuní con la esposa y me cambia la versión, totalmente diferente.
Entonces le hice el recuento de todo por si estaban grabando.
ÁLVARO URIBE VÉLEZ: no, no, eso tiene que ser muy claro
doctor Diego, no se preocupe que seguimos en la batalla. DIEGO
CADENA: ah presidente, otra cosa, me tomé el atrevimiento y
grabé la reunión con la señora. Le voy a hacer llegar el audio por
si eso se presta para malos entendidos. Ahí tengo la pruebita.
ÁLVARO URIBE VÉLEZ: magnífico doctor Diego, téngalo.

8 de abril de 2018: DIEGO CADENA: cuando hablo con la


esposa, presidente, la esposa me salió con unas cosas totalmente
diferentes. Ahí tengo la grabación para seguridad de nosotros. La
señora llega y me dice: tengo la carta en la mano, yo se la voy a
dar, pero hágame saber una cosa, ¿el doctor Álvaro Uribe qué le
va a prometer o garantizar a mi esposo para entregar la carta?
Eso me generó mala espina, pero atando cabos y hablando con
el señor de la Picota que compartió celda con él o estuvo preso
con él, la esposa es la que no ha permitido que esto llegue a feliz
término porque el señor alcanzó a enviar la carta. ÁLVARO
URIBE: señor Cadena, y la señora ¿de dónde es? DIEGO
CADENA: la señora es médico presidente, tenía acento paisa,
creo que trabaja en Bogotá. La persona que se interpuso fue la
esposa. Y además ¿qué otras personas? Porque yo al tipo lo noté
muy convencido de lo que hablamos. ÁLVARO URIBE: hombre
y una pregunta: ¿por qué usted tuvo esa cita con esa señora?
DIEGO CADENA: porque él (Monsalve) me pidió que recibiera el
documento de la señora.

10 de abril de 2018: ÁLVARO URIBE: cuidado con eso, mucho


cuidado con esa mujer de Monsalve, que por lo que me dijo usted,
me parece una mujer muy peligrosa. DIEGO CADENA: sí señor,
muy peligrosa presidente, yo me cuidé mucho. ÁLVARO URIBE:
hay que tener cuidado aquí porque seguramente estas llamadas
están grabadas y eso fue Monsalve que tomó la iniciativa.

Como se ve, tales evidencias convergen con la hipótesis según la cual


DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO habría obstaculizado la presentación
del escrito de JUAN GUILLERMO MONSALVE al que se refiere la
acusación, ante la Corte Suprema de Justicia, con destino al proceso
N° 52.240, adelantado contra el expresidente ÁLVARO URIBE VÉLEZ.

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A su vez, esa obstrucción, según los términos en que se solicitó el


reconocimiento de DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO como víctima, sería
la causa de la forma en que ella resultó perjudicada.

Inevitable, entonces, no traer a colación la regla lógica de la doble


negación, que permite pasar de una premisa única a la conclusión7;
específicamente, de la negación de una proposición negativa a esa misma
proposición en forma afirmativa, que bien puede asumirse como la
traducción lógica de la concordancia del vencimiento de un obstáculo con
el efecto obstaculizado.

Obsérvese: siguiendo la acusación y la exposición del apoderado de


DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO, el efecto, en este caso, era lograr que
JUAN GUILLERMO MONSALVE le hiciera llegar a la Corte Suprema de
Justicia el susodicho escrito retractándose de su declaración inicial, a la
vez que DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO habría sido víctima de un sinfín
de retaliaciones en tanto obstáculo de aquel propósito, lo que comporta la
reafirmación del hipotético plan delictivo. En otras palabras, la actitud de
DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO, como fuerza opuesta a la conducta
delictiva, viene a ser una negación de esta, y las acciones contra ella, la
negación de esa negación, es decir, el reajuste de dicha conducta.

De manera que, lejos de ser el posible tinglado de los acusados y los actos
ejecutados contra DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO hechos aislados, se
trataría de episodios del todo conexos, mientras que en el discurso del
apoderado de DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO está contenido el aserto
de que los perjuicios de aquella habrían tenido como causa la reafirmación
del injusto, expresado aquí de ese modo por la ley lógica de la doble
negación.

No en vano, la Sala de Decisión de Tutelas No 1 de la Sala Penal de la


Corte Suprema de Justicia, en el fallo del 22 de julio de 2021, proferido
dentro del radicado N° 117682, al resolver la acción de tutela ejercida por

7
SUPPES, Patrick y HILL, Shirley. Introducción a la lógica matemática. Bogotá, D.C., Editorial Reverté
Colombiana S. A., 1988, P. 53.

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DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO –a través de apoderado--, por estos


mismos hechos, con ocasión de otro proceso, dejó sin efectos el auto
mediante el cual se había revocado el reconocimiento de la calidad de
víctima de la accionante, a partir de una muy sólida argumentación, de la
que el Tribunal transcribe el siguiente extracto:

El examen debe ir más allá de los linderos que fija el


Tribunal, como quiera que el nexo existente entre la conducta
delictiva y el daño alegado impone reparar el contexto delictivo,
no solo la conducta, su consumación o los consabidos hechos
jurídicamente relevantes, pues también son de interés los
motivos, los fines y propósitos del agente, en cuanto aspectos
útiles para aprehender las consecuencias adversas a las
víctimas y perjudicados con el actuar delictivo (…)

Con lo anterior se quiere significar que las aludidas


consecuencias del injusto alcanzan naturalmente el propósito
trazado por el agente que, en casos como el analizado, no se
concreta en prometer o dar la dádiva al testigo del delito, sino en
lograr, por medio de esa sugestión, incidir la recta administración
de justicia haciendo que el afectado no concurra a declarar o
que, si lo hace, falte a la verdad o la calle total o parcialmente.
En esa perspectiva, de los actos adicionales requeridos para
alcanzar el propósito, consustanciales al delito, puede
predicarse igualmente la producción del daño que faculta a la
víctima, directa o indirecta, según sea el caso, a solicitar su
reconocimiento e intervenir en el proceso penal en orden a
asegurar los derechos que constitucionalmente se le reconocen,
sin menoscabo, por supuesto, de las investigaciones adicionales
que de oficio deba emprender la Fiscalía en tanto advierta la
ejecución de otros delitos por parte del procesado.

(…)

Es cierto que el delito enrostrado se materializa con la


oferta para que el testigo no concurra a declarar, o declare en un
determinado sentido, pero ello no implica que carezcan de
relevancia jurídico penal las acciones desarrolladas con
posterioridad para lograr ese cometido, según las
particularidades del caso.

En efecto, el Tribunal no tuvo en cuenta que, una cosa es


que el delito se entienda consumado con la realización de una
determinada conducta (la oferta, en el delito incluido en los
cargos; la presentación de una pretensión engañosa, en el
punible de fraude procesal; el ofrecimiento o promesa, en el
delito de cohecho; etcétera AP1263-2019, rad. 54.215a), y otra
muy distinta que las demás acciones realizadas por el sujeto
activo, para sacar avante su objetivo, carezcan de relevancia
penal y/o deban considerarse desligadas de la acción inicial.
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Sin duda, las acciones realizadas por el sujeto activo para


materializar su propósito ilegal, son relevantes como elemento
estructural del tema de prueba (incluso si de ellas no depende la
trascendencia penal de la acción inicial).

(…)

Si se analiza desde la perspectiva de los derechos de las


víctimas, resulta claro que su afectación puede surgir luego de
que el procesado ha realizado la conducta que, en principio,
resulta suficiente para entender materializado el delito; esto es,
cuando realiza las otras acciones puntuales, orientadas a que su
propósito se cumpla.

(…)

En el caso objeto de análisis, se advierte que, según los


cargos, los procesados ofrecieron dádivas a un testigo para que
se retractara. Sobre la forma de comisión de ese supuesto delito,
se advierte que el declarante debía entregar un documento
contentivo de la retractación. La accionante alega que la entrega
del documento iba a hacerse a través de ella, dada su calidad
de esposa del testigo supuestamente sobornado. Y, según lo
acepta el Tribunal, fue en el contexto de esa función que la
señora Gómez Sarmiento pudo sufrir los daños invocados.

En esas condiciones, no puede afirmarse que se trate de


hechos “desconectados” del delito por el que se adelanta la
actuación, pues, precisamente, atañen a la conducta típica y a
las circunstancias bajo las cuales la misma supuestamente fue
realizada.

(…)

Todo ello, según se desprende de los elementos


aportados, porque en las conversaciones telefónicas los agentes
del ilícito advertían que la esposa de Monsalve representaba un
obstáculo para lograr la retractación y era una mujer peligrosa.

De lo contrario, una persona que resulte perjudicada por tratar de impedir


un crimen perpetrado contra otra no estaría legitimada para intervenir en el
correspondiente proceso en el rol de víctima, lo cual pugna hasta con el
sentido común. En el enunciado evento, como en el presente, todo es una
continuidad o, si se quiere, eslabones de una misma cadena, no la
sucesión de hechos incondicionados e intervalos vacíos, por lo que la
relación causal entre el injusto y el daño no puede desconocerse.

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En ese orden de ideas, ha de concluirse que DEYANIRA GÓMEZ


SARMIENTO sí tiene legitimación en la causa --o, si se prefiere, la calidad
de posible víctima-- y que, por ende, la providencia recurrida habrá de
revocarse.

En mérito de lo expuesto, la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Bogotá, D.C.,

RESUELVE

PRIMERO: rechazar el recurso de apelación interpuesto por el apoderado


de IVÁN CEPEDA CASTRO.

SEGUNDO: revocar el auto apelado. En su lugar, reconocerle legitimación


en la causa o la calidad de víctima a DEYANIRA GÓMEZ SARMIENTO.

TERCERO: advertir que contra esta decisión no procede ningún recurso.

CUARTO: devolver el expediente al juzgado de origen.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

CARLOS HÉCTOR TAMAYO MEDINA


Magistrado

XENIA ROCÍO TRUJILLO HERNÁNDEZ RICARDO MOJICA VARGAS


Magistrada Magistrado

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CONSTANCIA

El suscrito SANTIAGO ANTONIO PRIETO MORALES, auxiliar judicial I del


magistrado Carlos Héctor Tamayo Medina de la Sala Penal del Tribunal
Superior de Bogotá, deja constancia de que la providencia no aparece
firmada por haber sido emitida virtualmente, pero que el texto corresponde
al que fue discutido y aprobado en sala virtual por los magistrados
integrantes de la Sala.

SANTIAGO ANTONIO PRIETO MORALES


Auxiliar Judicial I

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