2 T-551-2018 Acoso

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RIT: T-551-2018

RUC: 18- 4-0102563-0

PARTES: LUZ ELIANA GARCÍA SILVA / INVERSIONES MACROI S.A.

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En Santiago, a nueve de enero de 2019.

VISTOS, OÍDOS Y CONSIDERANDO:

PRIMERO: Las partes y objeto de este juicio. Doña Luz Eliana García Silva,
vendedora, domiciliada en calle Sebastián Cabot N°051, comuna de San Bernardo,
deduce denuncia de tutela laboral con ocasión del despido, demanda por despido
injustificado y cobro de prestaciones.
La demandada, Inversiones Macroi S.A., del giro de su denominación,
representada legalmente por don Luis Quevedo Zúñiga, factor de comercio, ambos
domiciliados para estos efectos en calle Ventisquero N° 1225, bodega 14, comuna de
Renca, solicita el rechazo de las acciones, costas.
SEGUNDO: Breve resumen de la demanda. La demanda se funda en una
relación laboral que comenzó el día 10 de abril de 2015, desempeñándose la actora
como vendedora comisionista y subjefe de tienda, principalmente en la ubicada en
Mall Plaza Vespucio, en una jornada en un sistema de turnos y percibiendo una última
remuneración mensual promedio de $689.935, correspondiente a los meses de
noviembre y diciembre de 2017 y enero de 2018, incorporando las horas
extraordinarias.
Señala que puso término al contrato de trabajo con fecha 19 de febrero de
2018, en virtud de lo establecido en el artículo 171 del Código del Trabajo, en relación
con las causales de las letras b) y f) del N°1 y los N°5 y 7, todos del artículo 160 del
mismo cuerpo normativo. Explica que desde el mes de junio de 2017, cuando retornó
de un permiso post natal, comenzaron dificultades que se tradujeron en su destinación
a la tienda de Mall Plaza Vespucio sin darse cumplimiento a lo establecido en el
artículo 12 del código ya citado, la suspensión unilateral de su derecho de
amamantamiento, que al reclamarlo fue expuesto ante el grupo de trabajo como un
problema que sobrecargaba a sus compañeros y la obligación de realizar labores de

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bodega con exigencia de uso de fuerza. Por otro lado, el supervisor de tiendas don
Jorge Cifuentes, prosigue, comenzó a hacerle propuestas de carácter sexual que ella
ignoró, provocándose hostigamientos constantes, de los cuales no formuló denuncia
por el temor que éste le infundía. Situación que, finalmente, derivó en un estrés laboral
y trastornos del ánimo que la mantienen en tratamiento.
Indica que denunció estos hechos el 29 de noviembre de 2017 mediante correo
electrónico dirigido al Gerente Comercial de la empresa, Sr. Luis Quevedo y a la
encargada de RRHH, doña Javiera Ayala, recibiendo respuesta el 04 de diciembre
siguiente, en que se le informó por la compañía que se prohibió al denunciado visitar
la tienda mientras ella ejecute sus turnos y se dispuso su separación de la misma
mientras dure la investigación, por un término no superior a 30 días, además de citarla
a reunión con una psicóloga que haría la indagatoria. No obstante, agrega, no fue
derivada a la Mutualidad pertinente ni se hizo denuncia ante la Inspección del Trabajo,
como tampoco fue informada del resultado de la investigación interna, quedando
expuesta a los malos tratos de los mandos medios, quienes ningunearon su denuncia,
derivando en un agravamiento de su estado de salud, sufriendo crisis agudas y de
pánico y alteraciones del ánimo que le quitaban las ganas de ir trabajar y la motivaron
a acudir al CESFAM de su comuna, perjudicándola también en sus oportunidades de
desarrollo dentro de la empresa.
Detalla, en relación con las conductas de hostigamiento y acoso laboral y
sexual, distintos episodios, uno de 28 de junio de 2017, en que el Sr. Cifuentes le pide
la acompañe al interior del Mall, donde le ofrece la jefatura del local a cambio de que
accediera a salir con él, a lo que se negó; además, le hacía insinuaciones tales como
“si necesitas plata ya sabes lo que debes hacer”, “¿quieres comerte un pollito al
velador conmigo?” o “que se te ven ricos los pantalones chica”, además de intentar
acercamientos físicos mediante toqueteos acompañados de ofertas laborales. En otro
momento, el 15 de noviembre de 2017, mientras hacía uso de su horario de colación
llegó detrás de ella, puso su mano en la espalda y le dijo al oído “dame lo que estás
comiendo” mientras abría su boca y pasaba su cara por la de ella, pidiéndole que le
diera almuerzo en la boca, lo que le provocó asco, malestares estomacales y
alteraciones en la presión arterial, dejando finalmente su almuerzo y retirándose al
baño. Posteriormente, refiere, le comentó de estos hechos a Fabián Marín, subjefe de
tienda, quien le recomendó que hiciera la denuncia.

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Añade que estos hechos, además de perjudicar su estado de ánimo en el
trabajo, afectaron su vida personal y entorno familiar, al generarse conflictos causados
por sus problemas en el trabajo. Su honor, en su concepto, también fue denostado,
desde que al momento de exteriorizar su situación, se enteró que el Sr. Cifuentes
divulgaba de sus andanzas con las vendedoras.
Relata que, finalmente, el 04 de abril de 2018 se le comunicó que su agresor
llegó a un acuerdo con la empresa, siendo desvinculado por mutuo acuerdo,
accediendo a una indemnización, lo que implica que no se realizó una investigación
que determinara su responsabilidad en los hechos y le impusiera una sanción.
Solicita que se tenga por deducida demanda de tutela laboral en forma
conjunta con la acción de despido injustificado y cobro de prestaciones, se declare
que se infringieron las garantías constitucionales invocadas, que su despido indirecto
fue formal y legalmente bien ejecutado y se condene a la demandada al pago de la
indemnización por vulneración de derechos fundamentales, indemnización sustitutiva
del aviso previo, indemnización por años de servicios, recargo de 100% sobre esta
última, feriado legal y feriado proporcional; todo ello con reajustes, intereses y costas.
Subsidiariamente y, sobre la base de las mismas consideraciones de hecho y
de derecho, impetra demanda de despido injustificado y cobro de prestaciones,
pretendiendo que se declare que su despido indirecto fue formal y legalmente bien
ejecutado y se condene a la demandada al pago de la indemnización sustitutiva del
aviso previo, indemnización por años de servicios, recargo de 100% sobre esta última,
feriado legal y feriado proporcional; todo ello con reajustes, intereses y costas.
TERCERO: Breve resumen de la contestación. La demandada reconoce la
existencia de la relación laboral, su fecha de inicio y labores ejecutadas por la
trabajadora, pero indica que el promedio de sus últimas remuneraciones alcanzó un
total de $662.510, considerando las percibidas en los meses de noviembre y
diciembre de 2017 y enero de 2018.
Reconoce que el 28 de noviembre de 2017 la actora puso en conocimiento de
la empresa los hechos que reclama respecto del Sr. Jorge Cifuentes, razón por la cual
se tomaron medidas inmediatas, disponiéndose la separación del trabajador en el mes
de diciembre de 2017 y prestó ayuda psicológica a la trabajadora. En ese contexto,
considera que no existe nexo causal entre estos hechos y su autodespido, del que
alega no haber recibido la comunicación respectiva y, por el contrario, afirma que el

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término de la relación laboral se produjo por despido el 21 de febrero de 2018 por la
causal del artículo 160 N°3 del Código del Trabajo, esto es, no concurrencia del
trabajador sin causa justificada los días 20 y 21 de febrero de 2018, enviando las
cartas respectivas.
Señala que el sueldo de febrero está pagado y el feriado proporcional fue
pagado ante la Inspección del Trabajo.
Pide el rechazo de la demanda de tutela laboral y las de despido injustificado y
cobro de prestaciones, con costas.
Sobre la base de los mismos fundamentos, solicita el rechazo de la acción
subsidiaria y la declaración de que el despido de la trabajadora se encuentra ajustado
a derecho.
CUARTO: Actuaciones de las audiencias preparatoria y de juicio. El día 13 de
junio de 2018 se llevó a cabo la audiencia preparatoria, en que se llamó a las partes a
conciliación, la que no se produjo. Luego se estableció, como hecho no controvertido,
que la demandante ingresó a prestar servicios a la demandada el día 10 de abril 2015
para desempeñarse como vendedora comisionista. A su turno, los hechos a probar
son: 1.- Monto remuneración pactada y efectivamente percibida; 2.- Efectividad de
haber incurrido el demandado en conductas vulneratorias de derechos fundamentales
de la actora. En la afirmativa, pormenores y circunstancias; 3.- Efectividad de haberse
remitido al empleador el 19 de febrero de 2018 carta de despido indirecto esgrimiendo
causales del artículo 160 N°1 letras b y f), N° 5 y N° 7 del Código del Trabajo; 4.- En
la efectividad del punto anterior, tenor de la carta de despido indirecto; 5.- Efectividad
de los hechos contenidos en dicha comunicación, cumplimiento de las formalidades
legales, pormenores y circunstancias; 6.- Efectividad de haberse puesto término a la
relación laboral por la causal de despido del artículo 160 N° 3 del Código del Trabajo,
fecha, hechos que configuran la causal, cumplimiento de formalidades legales,
efectividad de los hechos que constan en la comunicación, pormenores y
circunstancias y; 7.- Efectividad adeudarse feriado legal y proporcional.
En la audiencia de juicio, de diecinueve de noviembre de 2018, se rindieron las
probanzas de rigor. La Demandante rindió la Documental aceptada en la preparación,
Confesional, prestando declaración don Luis Omar Quevedo Zúñiga, cuya declaración
se aceptó durante la audiencia, quedando pendiente la decisión sobre la solicitud de
aplicar el apercibimiento legal por la incomparecencia de la persona citada para esta

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diligencia, la Testimonial de don Pedro Gabriel Ferreira Bettancourt, la Exhibición de
documentos, que se tuvo por parcialmente cumplida e incorporó la respuesta de Oficio
de la Dirección del Trabajo, en tanto se desistió del solicitado al Cesfam
Confraternidad.
A su turno, la Demandada rindió Documental de acuerdo consta en el acta
respectiva, previo rechazo de la solicitud de tener por no presentada la prueba, la
Testimonial de don Artemio Jorge Quiroga Coñoman y doña María José Martínez
Sepúlveda. No rindió la confesional ni los oficios.
Para concluir con las probanzas, el Tribunal incorporó la respuesta de Oficio
de la Dirección del Trabajo.
Finalmente, los abogados rindieron sus observaciones a la prueba.
Todas las declaraciones, alegaciones y actuaciones quedaron debidamente
registradas en audio.
QUINTO: Pronunciamientos previos. Antes de comenzar el análisis de los
medios de prueba, se hace necesario discurrir en torno al objeto del juicio y la forma
en que las acciones fueron deducidas. En efecto, en el libelo de demanda es posible
apreciar que, en lo principal, se alega un despido vulneratorio de derechos
fundamentales, anunciándose también una acción de despido injustificado y otra de
cobro de prestaciones. En el otrosí, en forma subsidiaria, nuevamente se solicita la
calificación del despido y la condena a ciertas prestaciones laborales.
Es indiscutible que la trabajadora optó por poner término al contrato de trabajo,
tanto es así, que uno de los hechos a probar es el cumplimiento de las formalidades
que la ley le impone al efecto. En ese contexto, cabe asimilar la acción de despido
indirecto a la de despido injustificado pues ambas arrancan del mismo hecho base: un
despido. Es importante recordar que la figura del despido indirecto nace para dar un
debido resguardo al contratante cumplidor en aquellos casos en los cuales el
empleador incurre en vulneraciones graves de sus obligaciones contractuales al punto
de hacer insostenible la mantención del contrato de trabajo, forzando al dependiente a
ponerle término, pues su conservación resulta gravosa, peligrosa o inútil a la luz de la
finalidad que tuvo al convenirlo, asimilándose a la condición resolutoria tácita que
opera en sede civil. Así, no es una libre manifestación de voluntad, sino que una
decisión provocada por el incumplimiento de la contraparte contractual de las
obligaciones que asumió en virtud del contrato de trabajo, por lo que corresponde a un

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despido. Por consiguiente, más allá de que en el texto del artículo 489 del Código del
Trabajo no se haga específica mención a la acción de despido indirecto, es factible
asimilarla, a efectos procesales, a la de despido injustificado, por lo que su
interposición debe ser subsidiaria.
Esto importa que, en el caso en comento, ha de tenerse por no interpuesta en
forma principal, siendo procedente su revisión, en su caso, como pretensión
subsidiaria. No es esta decisión una inobservancia del artículo 489 inciso final del
Código del Trabajo, por cuanto en el caso sub lite la demanda consideró ambas
posibilidades de impetración de la acción, esto es, como acción principal,
conjuntamente con la tutela laboral y como acción subsidiaria. Así, se descarta la
declaración de renuncia de acciones, pues ella está reservada para aquellos casos en
los cuales quien acciona ocupa erradamente la fórmula establecida en la ley, no así
para los de la especie, en que el demandante procede de más de una manera, ante el
silencio de la ley y la falta de consenso jurisprudencial al respecto.

En un segundo orden de cosas, cabe resolver la petición de aplicar el


apercibimiento legal a la parte demandada en la prueba confesional. Es menester
contextualizar esta resolución, recordando que la persona citada a absolver
posiciones no compareció a la audiencia ni designó mandatario al efecto, ofreciendo la
apoderada de dicha parte que el Sr. Luis Omar Quevedo Zúñiga, gerente comercial de
la demandada, preste declaración como absolvente, desistiéndose de incorporarlo
como testigo. La parte actora, estando conteste en el cargo que ostenta en la
compañía el Sr. Quevedo, se opuso a su declaración, por no haberse cumplido con la
formalidad de designarlo como mandatario ni haberse anunciado ello al inicio de la
audiencia. Finalmente se recibió su declaración confesional, quedando para esta
sentencia la determinación de si sus dichos pueden considerarse como un medio de
prueba válidamente rendido.
Para decidir este asunto, basta con tener en cuenta que las formalidades
procedimentales que la ley establece tienen un fin, cual es recabar las pruebas de
mayor calidad posibles para una acertada decisión judicial. Atenta esta finalidad,
surge de modo claro que los resguardos del artículo 454 N°3 del Código del Trabajo
en la delegación para absolver posiciones (mandato especial, mandatario con
facultades del artículo 4° del código del ramo y presentación al inicio de la audiencia)

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buscan evitar una sorpresa a la parte trabajadora, mediante la presentación de un
confesante inesperado o una prueba inútil, mediante la declaración de quien
desconoce los hechos del juicio. En este caso, sin perjuicio de que es efectivo que la
demandada no cumplió ninguna formalidad legal, las garantías procesales de la actora
están suficientemente protegidas, al declarar un personero que ella reconoce que
cuenta con las facultades de representación del artículo 4° del código de la
especialidad y que, por lo demás, tuvo participación directa en los hechos del juicio, al
haber recibido la denuncia de la trabajadora sobre las conductas de acoso sexual y
laboral que motivaron el auto despido y fundan la acción de tutela laboral.
Siguiendo con esta línea, esta juez no advierte vulneración al derecho de
defensa de la demandante que justifique rechazar la absolución de posiciones del Sr.
Quevedo, por lo que sus dichos serán estimados como prueba válida.
SEXTO: Pronunciamiento sobre los hechos. La prueba rendida en el pleito,
apreciada conforme con las reglas de la sana crítica, permite arribar a las siguientes
conclusiones fácticas:
a) Que la demandante puso término al contrato de trabajo el 19 de febrero de
2018 mediante un despido indirecto, cumpliendo con las formalidades
legales. Esto consta de la comunicación de la fecha antes indicada, dirigida
al representante legal de la empresa, que contiene un relato de hechos e
invoca causales legales, a lo que se añade el comprobante de remisión por
Correos de Chile, de 20 del mismo mes y año, dirigido al domicilio de
Avenida Ventisquero N°1225, comuna de Renca, el seguimiento en línea
que da cuenta de la entrega de la misiva y copia timbrada por la Inspección
del Trabajo con fecha 21 siguiente. Si bien es cierto el domicilio indicado
en el contrato de trabajo no es el que se indica en la comunicación, sí es el
que consta en el acta de reclamo ante el órgano fiscalizador y al que se le
practicó la notificación para concurrir a la instancia administrativa, cuestión
que hizo y, además, aparece en los anexos de contrato de trabajo y pactos
de horas extras de 01 de abril, 01 y 03 de julio y 01 de octubre, todos de
2017 y de 01 de enero de 2018.

b) Que la actora fue víctima de acoso sexual de parte del supervisor Jorge
Cifuentes. Esto consta de lo referido por el testigo de la trabajadora don

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Pedro Gabriel Ferreira Bettancourt, ex jefe del local de Puente, quien
expresó que lo sorprendió en reiteradas ocasiones acosándola en la
bodega, agregando que le manifestó que no lo iba a permitir e informó a la
Sra. Javiera Ayala, encargada de RRHH de ese tiempo, añadiendo que ella
le informó que se comunicaron con una psicóloga a propósito de estos
hechos, reconociendo que desconoce los acontecimientos producidos en la
tienda de Mall Plaza Vespucio y siendo del caso resaltar que no entrega un
rango temporal concreto y certero respecto de los hechos que presenció.
Adicionalmente, esto aparece del informe del caso, realizado por la
psicóloga doña María José Martínez Sepúlveda, contratada a fines de
noviembre de 2017 para la investigación de acoso, que concluye la
presencia de conductas como acoso por intimidación, manifestaciones
verbales presenciales, comentarios relativos al cuerpo o apariencia,
exigencias injustificadas de pasar tiempo en privado con la víctima en
zonas donde no está a la vista de todo el personal, contacto físico
innecesario y acercamiento, arrinconamientos y frases al oído. Del
contenido de dicho informe es importante destacar que quienes laboraron
con la vendedora en la tienda de Mall Plaza Vespucio, Máximo Durán y
Artemio Quiroga, son contestes en afirmar que, si bien no vieron ninguna
acción indebida, notaban un cambio de actitud en ella cuando asistía el Sr.
Cifuentes, en cuanto se la veía molesta, incómoda, callada y cabizbaja,
coincidiendo en que sólo pasaba respecto de él, sobre quien expresan que
es una persona autoritaria y tiene un trato demasiado efusivo, que la
testigo de la indagación Sra. Castellón calificó como inapropiada y más
cariñosa de lo que corresponde. Declarando en estrados la encargada de
la pesquisa doña María José Martínez Sepúlveda, indica que la Sra. García
relató tener temor a denunciar por probables represalias en su contra,
aseverando que concluyó que podría existir la conducta de acoso sexual,
aunque señaló que no se pudo comprobar el hecho y recomendó que el
funcionario no tuviera personas a su cargo.

c) Que la dependiente puso en conocimiento de su empleadora sobre las


conductas del supervisor Jorge Cifuentes, la que realizó una investigación

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de acuerdo con su normativa interna, a resultas de la cual éste fue
separado de local y finalmente cesó su contrato de trabajo. Esto aparece,
en primer término, del correo electrónico remitido por la trabajadora al Sr.
Luis Quevedo, de fecha 28 de noviembre de 2017, en que indica la
persona denunciada y las acciones de éste que le motivan a denunciar,
requiriendo de la compañía algún tipo de respuesta, comunicación que
éste reconoce haber recibido al absolver posiciones. Sobre la efectividad
de la investigación y medida de separación del local, obra la comunicación
de respuesta a dicho mensaje, de 04 de diciembre de 2017, con firma y
timbre de la empresa, en la que se toma conocimiento de la denuncia, se
dispone que el supervisor no podrá asistir a la tienda mientras ella cumpla
horario, decisión que se justifica en que se comenzará una investigación en
un plazo no superior a 30 días, contexto en el cual es citada a una reunión
con una psicóloga. A este hecho se refiere también el testigo de la parte
demandada don Artemio Jorge Quiroga Coñoman, jefe de tienda Vespucio
que trabajó con la Sra. García cuando ocurrieron los hechos, manifestando
que ésta le comentó de la situación de acoso y le informó que lo puso en
conocimiento de la jefatura, después de lo cual se prohibió la entrada al
local al supervisor denunciado, quien finalmente fue desvinculado, de
acuerdo con lo que la gerencia les avisó por mail a fines de diciembre de
2017. El término del contrato de trabajo del Sr. Jorge Cifuentes se
demuestra por la copia del finiquito de trabajo, de 12 de enero de 2018, en
que se consigna como fecha de término el 29 de diciembre de 2017, por la
causal de mutuo acuerdo de las partes, instrumento ratificado por el
trabajador y en el que se le hace pago de feriado proporcional,
indemnización sustitutiva del aviso previo y por años de servicios. Esta
medida, por lo demás, estuvo dentro de las sugeridas por la investigadora,
según consta en las conclusiones del documento y manifestó en juicio.
Sobre el procedimiento, importa señalar que el Reglamento Interno de la
empresa, recibido por la trabajadora el 27 de mayo de 2015, contempla un
procedimiento de investigación por casos de acoso sexual, en que
precisamente se dispone la medida de resguardo de separación de los
espacios físicos de los trabajadores involucrados y la realización de una

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investigación interna dentro del plazo de 5 días, que no consta que haya
sido observado. Adicionalmente, la respuesta de oficio de la Inspección
Comunal del Trabajo Santiago Oriente al requerimiento hecho por el
tribunal, da cuenta de que la demandada no ingresó documento alguno a
propósito de la investigación realizada.

d) Que la demandante recibió un pago por feriado en la audiencia ante la


Inspección del Trabajo. Esto consta en el acta respectiva, en que la
demandada reconoce deber $239.987 por feriado proporcional, suma que
es pagada en ese acto y que la actora recibió en calidad de abono, de
acuerdo con lo que se consigna en la sección de los diálogos.

e) Que la trabajadora ejerció 49 días corridos de vacaciones durante la


relación laboral. Esto surge de los comprobantes de feriado allegados por
la demandada, que consignan los días de descanso ejercidos en los
períodos estivales 2017 y 2018, totalizando el número indicado, que deja
un saldo no ejercido de feriado legal y proporcional de 11.022 días.

f) Que la remuneración de la Sra. García era mixta y el promedio de las tres


últimas percibidas asciende a $591.837, siendo la suma reconocida por la
demandada la de $662.510. Esto consta de las liquidaciones de los meses
de noviembre y diciembre de 2017 y enero de 2018, de las que aparece
que estaba compuesta de los siguientes ítems: sueldo fijo por $276.000,
más recargo días domingos, semana corrida, bono especial, comisiones y
gratificación legal, cuyo monto variaba mensualmente. Cabe indicar que los
haberes imponibles consignados en las liquidaciones de sueldo coinciden
con los declarados para el pago de las cotizaciones de seguridad social,
según aparece de los comprobantes de Previred. Adicionalmente, de las
liquidaciones de remuneraciones es posible advertir que la trabajadora
laboró horas extraordinarias de manera intermitente; a modo de ejemplo,
en el último período laborado de manera ininterrumpida, esto es, a contar
de junio de 2017, desempeñó horas extraordinarias en los meses de julio,
octubre, noviembre y diciembre de 2017 y enero de 2018.

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g) Que la Sra. García tuvo tratamientos de salud mental. Esto surge de los
certificados médicos, el primero de 04 de febrero de 2018, emitido por la
médico cirujano Anabel Villa, en que relata que está en espera de
evaluación psicológica por trastorno de ansiedad, provocada por estrés
laboral y, el segundo, de 19 de febrero siguiente, suscrito por la psicóloga
Erna Rodríguez Araya, que da cuenta de que es paciente del CESFAM
Fraternidad, que es ingresada al programa de salud mental con un
diagnóstico de trastorno del ánimo reactivo, retomando tratamiento de
salud mental, sugiriéndose continuidad en proceso de psicoterapia y ser
reevaluada para iniciar tratamiento farmacológico por presencia de
sintomatología ansiosa persistente.
SEPTIMO: Sobre la acción de tutela laboral en relación con el despido.
Corresponde revisar, en este punto, la eventual vulneración de garantías
constitucionales de la demandante con ocasión de su despido indirecto y, dado que
los hechos que fundaron la decisión son los mencionados en la comunicación
respectiva, se hace necesario transcribir su texto, para así delimitar el objeto de
pronunciamiento del tribunal.
La carta de despido confeccionada por la demandante señala:
“1. Que con fecha 29 de noviembre de 2017 realicé una denuncia por
acoso sexual a mi jefatura directa en particular dirigida a don Luis Quevedo, Gerente
Comercial de la compañía y doña Javiera Ayala, encargada de Recursos Humanos,
contra el señor Jorge Cifuentes, supervisor de tiendas en la región metropolitana. Lo
anterior lo realicé a través de un correo electrónico enviado a las partes señaladas.
2. Con fecha con 04 de diciembre de 2017, recibí una carta de la empresa,
en que nadie se individualiza, donde se me señala que la empresa ha tomado
conocimiento del hecho denunciado y que al respecto tomaran las siguientes
medidas:
a. El supervisor denunciado no podrá asistir a la tienda ubicada en Plaza
Vespucio, mientras la trabajadora se encuentre cumpliendo horario en ella.
b. Que se dará inicio a una investigación que culminará en un plazo no
superior a 30 días.
c. Se me cita, el mismo día 04 de diciembre de 2017, a una entrevista con
una psicóloga en Providencia N°2114, comuna de providencia.

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3. En relación a los hechos descritos, la empresa realizo un procedimiento
interno que no se encuentra contemplado en el reglamento interno de la empresa.
4. Fui citada a una reunión con una psicóloga para indagar antecedentes
de la denuncia, entrevista que duró 30 minutos. Sin embargo, nunca se me derivo a la
mutualidad para iniciar un tratamiento recuperatorio frente a los hechos denunciados,
tampoco se inició ningún tipo de denuncia ante la inspección del trabajo
correspondiente, considerando la gravedad de lo denunciado, obligando a que todos
los gastos médicos corrieran por mi cuenta.
5. Se auto impusieron un plazo de 30 días para investigar y a la fecha no
se me ha informado ningún resultado del mismo, no se han tomado medidas
reparatorias y mi angustia me tiene al borde de la crisis nerviosa.
6. Es menester reiterar a ustedes que desde junio de 2017 he venido
siendo vulnerada permanentemente en mis derechos laborales y de maternidad, toda
vez que en esta oportunidad fui trasladada unilateralmente y sin reunir los requisitos
legales para hacer uso del lus Variandi a otra sucursal de la empresa. Respecto de
este hecho no realicé denuncia por el permanente temor que generaba en mí las
acciones de acoso sexual y laboral por parte del señor Cifuentes, quien me obligó a
aceptar el cambio de local. Por otro lado, se me ha restringido el uso del horario que
me entrega la ley para el derecho de alimentación de mi hija, el que a la fecha aún no
puedo retomar, vulnerando claramente lo dispuesto por el legislador en esta materia,
todas las anteriores se suman a medidas de hostigamiento y acoso laboral ejercidas
en mi contra con posterioridad a la denuncia realizada contra el señor Cifuentes.
Todos los hechos relatados como fundamento de la presente comunicación de
auto despido vulneran clara y gravemente lo dispuesto por el legislador en relación al
acoso sexual y laboral; en relación aquellos actos u omisiones que afecten la
actividad de los trabajadores o la salud de estos; y sin duda el hecho de no contar con
un procedimiento adecuado a los casos de acoso sexual y laboral por parte de mi
empleador en su reglamento interno, se constituye como un incumplimiento grave de
las obligaciones que el legislador impone a la relación entre empresa y trabajadores.”
Del texto transcrito se puede verificar que se hacen los siguientes reproches:
a) realizar un procedimiento que no se encuentra contemplado en el reglamento
interno de la empresa, b) no informarle el resultado del mismo ni adoptar medidas
reparatorias, c) no haberla derivado a la mutualidad para iniciar un tratamiento, d) no

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iniciar denuncia ante la inspección del trabajo, e) el traslado unilateral y sin reunir los
requisitos legales para hacer uso del ius variandi, f) la restricción horaria para ejercer
el derecho de alimentación de su hija y g) hostigamiento y acoso laboral posteriores a
la denuncia. En cuanto a las consecuencias, alude a un cuadro de angustia y
probables crisis nerviosas y a la necesidad de sufragar personalmente sus gastos
médicos.
A fin de despejar la resolución del asunto, cabe indicar que los hechos
descritos en las letras e), f) y g) no fueron demostrados. Asimismo, en cuanto al hecho
de la letra a), se demostró por la demandada la inefectividad de la alegación, en
cuanto el procedimiento seguido por la empresa sí estaba contemplado en el
Reglamento Interno y, en relación con el indicado en el literal d), la circunstancia de no
remitir la denuncia de acoso sexual a la Inspección del Trabajo es una opción dada
por el legislador al empleador en el artículo 211-C del Código del Trabajo, el que
puede, legítimamente, decidir realizar una pesquisa interna sin que ello importe el
quebrantamiento de las obligaciones que le impone el contrato de trabajo.
OCTAVO: Análisis de los hechos demostrados. Despejado este asunto, queda
por resolver si la omisión en informarle a la trabajadora del resultado de la
investigación como en la adoptación de medidas reparatorias y la falta de derivación a
la mutualidad correspondiente para iniciar un tratamiento, son constitutivas de la
infracción de las derechos constitucionales invocados en la demanda, a saber, los
derechos a la integridad psíquica y la honra de la demandante, además de una
infracción al derecho a un trato compatible con la dignidad de la persona. En ese
orden de cosas, cabe prevenir que las conclusiones de la investigadora sobre la falta
de elementos para establecer la concurrencia de acoso sexual no son vinculantes
para esta juez. Siguiendo con esta línea, el tenor de las declaraciones de los testigos
de la indagatoria y la relación de hechos efectuada por la testigo de la demandada
Sra. María José Martínez es suficiente para dar por establecida la concurrencia de
indicios de los actos de acoso sexual y consecuente vulneración de garantías
constitucionales, desde que el cambio del estado de ánimo de la actora en los
momentos en que debía interactuar con el Sr. Cifuentes y la realización de un
tratamiento psicológico en épocas cercanas a la denuncia y decisión de autodespido
son propios de la perturbación que se provocan en la víctima de acoso sexual, más

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aún cuando el autor de estas conductas contrarias a la dignidad de la trabajadora es
un superior jerárquico.
Asentada esta conclusión, aparece que la respuesta de la empresa ante un
acto de la gravedad como el de autos es insuficiente para restituir la dignidad
lesionada de la Sra. García ni para reparar las consecuencias sufridas. En efecto, aún
cuando la empresa no haya adquirido la certeza respecto de la efectividad de la
conducta de acoso sexual y puede entenderse observada la obligación de adoptar las
medidas de resguardo necesarias respecto de los involucrados, en orden a separar
los lugares de trabajo, no puede sino constatarse que ninguna acción más se siguió al
respecto, contando con los antecedentes y los medios para hacerlo. En ese sentido, la
demandada no acreditó haber puesto en conocimiento de la trabajadora sobre los
resultados de la investigación, omisión que resulta lesiva de la integridad psíquica de
quien se siente víctima de actos que agreden su dignidad, busca soporte en su
empleador, que si bien muestra un apoyo inicial, no hace un seguimiento respecto de
las condiciones emocionales y laborales de la dependiente ni muestra proactividad en
la constatación de su estado de salud mental, a pesar de haber contratado a una
profesional del área para hacerse cargo de la averiguación de los hechos,
manteniendo una distancia con la demandante que se refleja en la falta de contacto a
efectos de notificarla de los resultados de la investigación. En otro orden de cosas, del
informe evacuado por la Sra. Sepúlveda se verifica que propone medidas de
reparación, como la generación de disculpas públicas que bien pudieron ejecutarse en
el lapso en que continuó la relación laboral con el Sr. Cifuentes, a modo de demostrar
el repudio del empleador respecto de conductas como las constatadas, el que
tampoco se aprecia al ponérsele término a su contrato de trabajo, no sólo porque se
prescindió de alguna causal disciplinaria que refleje el descontento ante su actuar,
sino que pagándole la totalidad de las indemnizaciones que le hubiese correspondido
de ser despedido por necesidades de la empresa.
Así las cosas, la muestra inicial de reconocimiento de la gravedad y
trascendencia de los hechos se desdibuja con la desidia posterior de la demandada,
que no informa de los resultados de la indagatoria a la denunciante, no se hace cargo
de conocer de su estado de salud psíquica ni menos de adoptar las medidas para
paliar los eventuales malestares que pueda estar sufriendo, amén de no reparar el
daño que le causó el proceder de su supervisor, ya sea sancionando de algún modo lo

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impropio de sus acciones o admitiendo, mediante unas disculpas o alguna acción
similar, lo difícil que fue para la actora desempeñarse en un ambiente hostil como el
que se generó a propósito de los hechos denunciados.
Se ha de entender, en este contexto, que la trabajadora, amén de haber asido
víctima de acoso sexual, se ha visto vulnerada por su empleador en su derecho a la
integridad psíquica, por cuanto no ha ejecutado acciones esperables cuando se obra
en conciencia sobre la necesidad de restablecer las condiciones de dignidad en que
debe laborar, velando por su bienestar en el trabajo y precaviendo alteraciones
clínicas en su estado de ánimo, proporcionándole asistencia psicológica particular o
derivándola al organismo administrador pertinente, como mantenerla al tanto de los
avances de su denuncia.
En este orden de cosas, es importante tener en cuenta que se ha dicho que
“La sociedad contemporánea ha hecho su construcción social, cultural e histórica,
fundamentada en el establecimiento de una asimetría de género manifiesta en las
diferencias de valoración de poder y de roles entre hombres y mujeres, tan usual y
cotidiana que se expresa en estereotipos modulados a partir de la posición superior
de los hombres, haciendo descripciones del varón con características de dominante,
racional, independiente, ambicioso y con capacidades de liderazgo y, por el contrario,
estableciendo valores opuestos para las mujeres.
En la base de esta asimetría, aparece la violencia como un mecanismo
eficiente para establecer, legitimar y perpetuar esa misma asimetría de género. El uso
continuo y generalizado de diferentes formas de violencia crea el prejuicio social de la
inevitabilidad y la naturalidad de la violencia. La conducta violenta se distingue por el
uso de la fuerza como medio para alcanzar un objetivo sin importar cuál sea. Esta
situación es aceptada incluso por las mujeres que son víctimas de esta práctica.
El acoso sexual es una forma de violencia. La fuerza empleada puede ir desde
la coerción física hasta el uso del poder mediante el ofrecimiento de recompensas,
prebendas o la negación de derechos adquiridos. El objetivo es conseguir algún tipo
de relación sexual no deseada por la mujer objeto del acoso. La asimetría de las
relaciones de género, propia de nuestra cultura, se manifiesta en el acoso sexual que
es una forma asimétrica de violencia sexual”. (El acoso sexual en el medio laboral y
académico, María Claudia Caballero, incluido en la publicación Saberes, culturas y
derechos sexuales en Colombia, pág.431-432).

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De lo que se acaba de extractar es posible colegir que esta clase de acciones
se insertan en un contexto cultural en el que las relaciones desiguales entre hombres
y mujeres tienen una larga data histórica, que tiende a normalizar el sometimiento de
estas últimas a comportamientos que, sin ese contexto, no serían tolerables. Para la
víctima, la toma de conciencia de lo injusto de las acciones de su agresor, no se
produce en forma instantánea sino que, por el contrario, se verifica en un proceso en
que primero acepta las conductas como usuales en las relaciones interpersonales, lo
que luego da paso al reconocimiento de la incomodidad que le producen tales actos,
cuestión que también emana de la persistencia de los acercamientos, facilitados por la
falta de resistencia de la afectada para, luego, admitir en su fuero interno que el
proceder del hechor es ilegítimo y, finalmente, tomar la decisión de denunciarlo.
Ciertamente, este último paso es dificultoso, pues implica revelar hechos ilícitos que el
autor se ha encargado de ocultar, que naturalmente producen vergüenza, con el
añadido de que provienen de quien tiene un rango de jefatura y autoridad sobre ella.
Ello aún incluso si los hechos que se denuncian no son constitutivos del injusto
reclamado; el proceso anímico es independiente del análisis normativo de la situación.
Tomando en consideración este escenario, es inconcuso que la denunciante
necesita más que la inmediata separación de espacios de trabajo con el agresor y el
inicio de una investigación para contar con el debido resguardo de su integridad
psíquica y su dignidad como trabajadora, también requiere tener la certeza de que tal
averiguación se está realizando en forma acuciosa y expedita, conocer sus resultados
y, en caso que se establezcan conductas impropias, constatar una sanción al hechor y
recibir una reparación de éste o de la empresa y, de igual modo, ser evaluada
psicológicamente y seguir un tratamiento, de ser así determinado por un profesional,
ya sea en forma particular o a través de la medicina laboral.
La omisión de estas acciones de reparación del empleador ante conductas de
acoso sexual, verificadas con ocasión del despido indirecto en que se invocó, entre
otras, la causal de la letra b) del N°1 del artículo 160 del Código del Trabajo, al ser las
que provocaron la decisión, vulnera el derecho a la integridad psíquica de la
demandante, lo que implica que la acción de tutela laboral será acogida, teniéndose
en consideración, para determinar el quantum de la indemnización del artículo 489 del
Código del Trabajo, el contrapeso entre las acciones adoptadas respecto de la
denuncia de la trabajadora y aquellas las omitidas.

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Por las razones indicadas, se omitirá pronunciamiento respecto de la acción
subsidiaria de despido indirecto.
NOVENO: Sobre los feriados pretendidos. Se ha establecido en los literales d)
y e) del fundamento sexto que la actora devengó, al término de la relación laboral, un
saldo de feriado legal y proporcional de 11.022 días. Constando el pago de $239.987
ante la Inspección del Trabajo y, considerando la remuneración determinada en la
letra f) del considerando ya citado, aparece que el feriado se encuentra parcialmente
pagado, por lo que se condenará a la demandada a la solución del saldo.
DECIMO: Valoración de prueba. Siendo el despido indirecto anterior al despido
patronal, la carta dirigida por la empresa al actor y los instrumentos relacionados con
el cumplimiento de formalidades no tienen injerencia en la decisión del asunto. Lo
mismo ocurre con la minuta promedio de cálculo de remuneraciones aportada por la
demandada, ya que no es más que la estimación que hace la propia parte respecto de
su monto. Nada aporta para resolver el fondo la carta de aviso de que está disponible
el finiquito, como la constancia sobre el mismo aspecto, pues no se relacionan con los
hechos a probar. Obrando las liquidaciones de remuneraciones de la trabajadora,
debidamente firmadas, es irrelevante apreciar el libro de remuneraciones.
La lectura del contrato de trabajo, anexos y pactos de horas extraordinarias de
la demandante, como su registro de asistencia, no alteran las conclusiones a las que
se ha arribado, como tampoco lo hace el correo electrónico del Sr. Cifuentes en que
se despide de sus compañeros de trabajo ni la respuesta de oficio de la Jefa del
Departamento de Relaciones Laborales de la Dirección del Trabajo dando cuenta de
los reclamos y comparendos de trabajadores de la empresa.
La prueba rendida ha sido apreciada conforme con las reglas de la sana crítica.

Por estas consideraciones, y de conformidad, además, con lo previsto en los


artículos 1, 2, 7, 67, 73, 162, 163, 171, 211-A, 211-B y 211-C, 456, 485 y siguientes
del Código del Trabajo, 19 N°1 de la Constitución Política de la República, SE
DECLARA:

I.- Que se acoge la denuncia de tutela laboral deducida por doña Luz Eliana
García Silva contra la empresa Inversiones Macroi S.A. declarándose, en
consecuencia, que la actora sufrió de acoso sexual y que la demandada incurrió en la
vulneración de su derecho a la integridad psíquica, consagrado en el artículo 19 N°1

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de la Carta Fundamental, con ocasión del despido indirecto que comunicó a su ex
empleador con fecha 19 de febrero de 2018, por lo que se condena a la demandada al
pago de las siguientes sumas:

a) indemnización especial por vulneración de derechos fundamentales por el


equivalente a 6 remuneraciones: $3.975.060;

b) indemnización sustitutiva del aviso previo: $662.510;

c) indemnización por años de servicios: $1.987.530;

d) recargo de 80% sobre la indemnización por años de servicios: $1.590.024;

e) saldo de feriado legal y proporcional: $3.419.

II.- Que las sumas indicadas serán reajustadas y devengarán intereses de


conformidad con lo previsto por los artículos 63 y 173 del Código del Trabajo.

III.- Que cada parte pagará sus costas.

La presente sentencia se entiende notificada a las partes en la fecha de


inclusión en la carpeta virtual.

Ejecutoriada que se encuentre esta sentencia, remítase copia a la


Dirección del Trabajo.

Regístrese y archívese en su oportunidad.

DICTADA POR DOÑA XIMENA RIVERA SALINAS, JUEZ TITULAR DEL


PRIMER JUZGADO DE LETRAS DEL TRABAJO DE SANTIAGO.

A contar del 12 de agosto de 2018, la hora visualizada corresponde al


XIMENA ALEJANDRA RIVERA horario de verano establecido en Chile Continental. Para Chile Insular
Occidental, Isla de Pascua e Isla Salas y Gómez restar dos horas.
SALINAS Para más información consulte http://www.horaoficial.cl
Fecha: 09/01/2019 11:20:40 HLXXXXJMPM

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