Control 2. Nulidad Procesal Edo Jara
Control 2. Nulidad Procesal Edo Jara
Control 2. Nulidad Procesal Edo Jara
Eduardo Jara C.
Introducción
Fundamento
Como lo hemos dicho antes, las normas procesales, sobre todo las de carácter más
fundamental, no sólo miran al interés particular de los litigantes, sino que miran el interés
público.
Hay un interés social en que las normas procesales se respeten o sean observadas en
todo juicio. Esto, porque dichas normas son garantistas de los derechos de las partes. No es
formalidad por forma, que sería burocracia; sino formas, pues éstas garantizan el respeto
del derecho de las partes.
Finalidad
Características
Tanto en la doctrina como en el campo del derecho comparado, se aceptan una serie
de principios generales y comunes que dan cierta uniformidad a la nulidad procesal. Los
principales de estos principios son: (i) el de especificidad, (ii) el de extensión, (iii) el de
trascendencia, (iv) el de convalidación y (v) el de la finalidad.
Principio de especificidad
Principio de la extensión
Principio de la trascendencia
Principio de la convalidación
Principio de la finalidad
Todos los actos procesales están llamados a cumplir una determinada finalidad
dentro del proceso. Por lo tanto, no puede declararse la nulidad procesal de un acto que ha
logrado el propósito o finalidad que se ha previsto por el legislador, aun cuando en su
ejecución no se hayan observado las formalidades escritas por la ley. Da lo mismo si el
vicio es o no de relevancia (lo que lo diferencia de la trascendencia). Por ej. El demandado,
dentro del plazo legal, opone en lo principal, nulidad de la notificación de la demanda y en
el otrosí, contesta la demanda. Es evidente que si está contestando la demanda, es porque
tuvo real conocimiento de ella y por lo tanto, la notificación viciosa no logró desvirtuar el
acto de notificación, pues igual tomó conocimiento de ella. En Chile, no se consagra
legalmente este principio, pero se estima que el espíritu general de la legislación lo acoge.
Por regla general, la nulidad procesal debe ser alegada por las partes. Solo
excepcionalmente, puede ser declarada de oficio por los tribunales.
Estos medios pueden clasificarse en: (i) medios directos y (ii) medios indirectos.
a. Medios directos. Son aquellos cuya finalidad precisa es lograr una declaración judicial
de ineficacia de los actos procesales. Están establecidos con ese único fin. Atacan
derechamente al acto procesal que se pretende invalidar. Son medios directos los
siguientes:
(i) El incidente de nulidad procesal. Esto, toda vez que la petición de nulidad
constituye, generalmente, una cuestión accesoria al juicio, que requiere un especial
pronunciamiento del tribunal.
(ii) La facultad de los tribunales para declarar de oficio la nulidad de actos del
proceso. Esta facultad está contenida en los artículos 84 inc. final y 775 CPC.
(iii) Las excepciones dilatorias. El CPC les ha dado fisonomía propia, aun cuando son
verdaderos incidentes. Debe recordarse que estas excepciones están destinadas a
corregir vicios de procedimiento.
(iv) El recurso de casación en la forma. Está establecido, precisamente, para anular
resoluciones dictadas con vicios formales.
b. Hasta qué momento dentro del proceso, podemos interponer el incidente. Para saber
hasta qué momento del proceso puede alegarse la nulidad, debemos distinguir entre
actos esenciales al proceso y actos complementarios.
(i) Actos esenciales. Si la nulidad incide en un acto esencial (pueden considerarse
sinónimos, aunque se discute si lo son, las expresiones “vicios que anulan el
proceso” o “circunstancias esenciales para la ritualidad o marcha del juicio”), puede
ella solicitarse en cualquier momento, incluso después de citadas las partes a oír
sentencia en primera instancia (art. 433 inc. 2° CPC). El límite final es la cosa
juzgada; esto significa que debe alegarse “in limine litis”, salvo el caso de la nulidad
por falta de emplazamiento que es el único incidente de nulidad procesal que puede
alegarse después de ejecutoriada la sentencia e incluso en la etapa de cumplimento
de ella (art. 234 inc. final CPC).
(ii) Actos complementarios. Si la nulidad incide en esta clase de actos procesales, sólo
podrá impetrarse en las oportunidades que señalamos para el incidente ordinario,
conforme a los arts. 84, 85 y 86 del CPC. El límite será la citación para oír
sentencia.
b. Caso especial del art. 79 CPC. Este artículo se refiere al litigante a quien se ha
notificado legalmente, pero respecto del cual el juicio se ha seguido en su rebeldía
debido a que ha estado impedido por fuerza mayor. Es decir, el litigante no ha podido
comparecer al juicio por motivos insuperables. Este art. 79 CPC descansa en el aforismo
que “al impedido no le corre plazo”. El art. 79 CPC se refiere al demandado y al
demandante (litigantes) y no sólo al término de emplazamiento; se refiere también a todo
plazo. Este derecho de obtener la rescisión de lo obrado por fuerza mayor puede hacerse
valer dentro del plazo de 3 días contados desde que cesó el impedimento y pudo hacerse
valer ante el tribunal del juicio.
La declaración de oficio de la nulidad procesal (arts. 83 inc. 1°, 84 inc. final y 775 CPC)
Es el segundo medio directo. El art. 83 inc. 1° CPC se limita a dar la regla general
que es que de oficio puede declararse la nulidad procesal. En el caso del inciso final del art.
84 CPC, dispone este precepto: “el juez podrá corregir de oficio los errores que observe en
la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la
nulidad de los actos de procedimiento. No podrá, sin embargo subsanar las actuaciones
viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley.” La
redacción del precepto citado parece dar a entender que la facultad de los tribunales para
declarar de oficio la nulidad procesal, es amplísima, puesto que dispone que “el juez podrá
corregir de oficio los errores que observe en la tramitación del proceso”. Sin embargo, la
doctrina y la jurisprudencia han limitado esta facultad a determinados actos del proceso,
dejando otros al margen de la actividad oficiosa del tribunal.
Se estima que la referida facultad sólo puede ejercerse cuando se trata de
actuaciones del proceso que miran al orden público o al interés social y que el Estado está
obligado a cautelar y proteger a través del juez.
Estos actos se denominan “esenciales” y coinciden con los presupuestos procesales
indispensables para que el proceso sea un medio idóneo para resolver los juicios.
La ley no señala expresamente estos actos, pero la jurisprudencia ha señalado que
entre ellos se encuentran, por ejemplo, la competencia absoluta del tribunal, la capacidad de
las partes, la notificación válida de la demanda, el emplazamiento.
Los actos que no tienen este carácter miran preferentemente al interés particular de
los litigantes y su nulidad sólo puede ser declarada a petición de parte, puesto que el
tribunal no puede transformarse en cautelador de los intereses de los litigantes. Se llaman
actos procesales “no esenciales o complementarios”.
En todo caso debe tenerse presente que estamos frente a una facultad y no a una
obligación del juez.
Por otra parte el mismo inciso final del art. 84 CPC faculta al juez para evitar la nulidad
de los actos del proceso.
Declarada la nulidad, el tribunal debe indicar qué diligencias deberá realizarse para que
el proceso continúe su curso normal.
Caso del art. 775 CPC. Es la casación de oficio. Se estudiará al ver los recursos
procesales. Este caso se diferencia del anterior por dos motivos:
(i) La facultad del art. 84 CPC corresponde al mismo juez de la causa; la del art. 775 CPC,
al tribunal superior.
(ii) La facultad del art. 84 CPC dice relación con actos esenciales; la del art. 775 CPC, con
las causales de casación en la forma.