Control 2. Nulidad Procesal Edo Jara

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NULIDAD PROCESAL

Eduardo Jara C.

Introducción

Sabemos que el proceso se compone de un conjunto de actos o actuaciones


procesales que se desarrollan en forma encadenada y sucesiva, de manera que unos son el
antecedente de los que siguen y éstos, a su vez, una consecuencia de aquéllos.
Las actuaciones procesales, ya sea que deban ser ejecutadas por las partes o por el
juez, están regidas por normas legales precisas que señalan: a) qué diligencias o actuaciones
deben verificarse en el curso del proceso; b) quiénes deben llevarlas a cabo; c) su orden de
precedencia, es decir, cuáles deben verificarse primero y cuáles enseguida, durante todo el
proceso; e) su valor; etc.
Si las actuaciones procesales se realizan sin sujeción a tales normas, pierden la
aptitud para producir los efectos previstos por la ley para los actos de su misma naturaleza,
verificados regularmente.
Las actuaciones procesales viciadas no pueden ni deben producir los mismos efectos
que la ley señala para una de la misma naturaleza, ejecutada correctamente. A estas
actuaciones viciadas habrá que restarles valor, dejarlas sin efecto y ello se consigue
mediante la nulidad procesal.

Fundamento

Como lo hemos dicho antes, las normas procesales, sobre todo las de carácter más
fundamental, no sólo miran al interés particular de los litigantes, sino que miran el interés
público.
Hay un interés social en que las normas procesales se respeten o sean observadas en
todo juicio. Esto, porque dichas normas son garantistas de los derechos de las partes. No es
formalidad por forma, que sería burocracia; sino formas, pues éstas garantizan el respeto
del derecho de las partes.

Concepto de nulidad procesal

La nulidad procesal no está definida en el CPC y ni siquiera tratada en forma


orgánica. Sólo existen manifestaciones inconexas de ella en disposiciones diseminadas a
través de su texto. Por ej.: arts. 79, 80, 83, 84, 303, 768, 769, 795, 800, etc. Sólo tiene
tratamiento orgánico la nulidad procesal en el CPP.
La nulidad procesal es la sanción en virtud de la cual la ley priva a un acto o
actuación de sus efectos normales, cuando en su ejecución no se han guardado las formas
prescritas por ella.

Finalidad

La finalidad de la nulidad procesal es restarle valor a una actuación viciada,


destruirla, tenerla como no sucedida, invalidarla.

Características

Del conjunto de disposiciones dispersas que regulan la nulidad, pueden extraerse


algunas características, siendo las más importantes:
a. La nulidad procesal no produce efectos de pleno derecho; debe ser declarada por el juez
y mientras ello no ocurra, el acto, aunque viciado, produce todos sus efectos normales.
De este modo, siempre debe mediar una decisión judicial que declare la nulidad de un
acto y mientras no suceda tal, el acto irregular produce todos los efectos previstos por la
ley para los actos de su naturaleza.
b. La nulidad procesal, por lo general, debe ser alegada por las partes del juicio. Sólo en
casos excepcionales puede ser declarada de oficio por el juez.
c. La nulidad procesal debe ser declarada dentro del juicio, durante el transcurso de él, es
decir, “in limine litis”. Terminado el proceso por resolución ejecutoriada, nace el efecto
de cosa juzgada, que impide volver a discutir entre las mismas partes lo resuelto en el
juicio y, por tanto, menos se permite cuestionar la corrección de las actuaciones
practicadas. El procedimiento “queda saneado”. Así lo exigen el orden jurídico y la paz
social, puesto que en caso contrario, los procesos estarían eternamente sujetos a la
posibilidad de revisión.
d. Los medios que la ley señala para alegar la nulidad procesal no pueden ser objeto de
renuncias anticipadas. Esto es, las partes no pueden acordar antes del juicio o durante su
desarrollo, no hacer uso de los medios que la ley concede para alegar la nulidad procesal
en razón de vicios que se cometan con posterioridad.
e. Puede solicitarse la nulidad de un acto, haya o no producido los efectos que está llamado
a tener.
f. La nulidad procesal no admite clasificaciones.

Principios generales que gobiernan la nulidad procesal

Tanto en la doctrina como en el campo del derecho comparado, se aceptan una serie
de principios generales y comunes que dan cierta uniformidad a la nulidad procesal. Los
principales de estos principios son: (i) el de especificidad, (ii) el de extensión, (iii) el de
trascendencia, (iv) el de convalidación y (v) el de la finalidad.

Principio de especificidad

Para Couture, el principio de la especificidad consiste en que no hay nulidad


procesal sin ley específica que la establezca. Ello, porque siendo la nulidad procesal una
sanción excepcional, sólo puede decretarse en los casos expresamente señalados por la ley.
Es decir, en cada caso la ley debería señalar que la sanción para determinado vicio es la
nulidad.
En Chile, este principio no se acepta, por regla general, ya que la nulidad procesal se
aplica a todos aquellos actos ejecutados imperfectamente, sin que sea necesario que la ley
establezca dicha sanción en cada caso particular. Entre nosotros, por lo tanto, la nulidad
procesal es una sanción amplísima, que tiene lugar cada vez que un acto se ejecuta en
forma incorrecta. Hace excepción a lo dicho, la casación en la forma o algunas excepciones
dilatorias (art. 303 no. 1° á 5° CPC).

Principio de la extensión

Consiste en que la nulidad de un acto del proceso “comunica” sus efectos de


ineficacia a todas aquellas actuaciones del mismo que son “una consecuencia directa” de él.
Debe recordarse que los actos del proceso están encadenados entre sí. De modo que
hay una íntima relación entre ellos. Los actos posteriores se van edificando sobre los que
les preceden. De aquí, entonces, que la ineficacia de un acto no le afecta sólo a él, sino que
se extiende a otros posteriores, que, aunque válidamente realizados, se han construido sobre
el ineficaz. En algunos casos, esta ineficacia alcanza a todo el proceso, como, por ejemplo,
cuando el emplazamiento se ha realizado en forma anormal. En otros casos, sólo algunos
actos se verán viciados, por ejemplo, si se anula la notificación de la resolución que recibió
la causa a prueba, es también nula la prueba de testigos rendida como consecuencia de
estimarse válida dicha notificación. Otras veces, sólo queda nulo el acto mismo, porque no
hay ninguno otro que derive de él. Por ejemplo, la declaración de un testigo que no se
prestó bajo juramento, afecta sólo a ese testimonio y no a los demás.
En nuestro sistema, el juez, al declarar la nulidad procesal, debe señalar en forma
expresa y precisa, los actos que quedan nulos en razón de su conexión con el acto anulado
(art. 83 inc. final, última parte CPC).

Principio de la trascendencia

Consiste en que la nulidad de un acto del proceso procede sólo cuando la


irregularidad respectiva da lugar a una injusticia, causa un agravio, que es reparable “sólo
con la invalidación del acto viciado”.
Si la irregularidad es intrascendente, porque no origina injusticias reparables con la
declaración de nulidad, tal nulidad no debe declararse (art. 83 inc. 1° CPC). Así lo ha
reconocido la jurisprudencia al desestimar, por ejemplo, peticiones de nulidad basadas en
no haberse asignado un número de orden al expediente. En materia de casación en la forma,
tiene expresa aplicación el principio de la trascendencia, puesto que la invalidación sólo
procede cuando el vicio influye en lo dispositivo del fallo (art. 768 inc. penúltimo CPC).

Principio de la convalidación

En sentido amplio, la convalidación comprende una serie de situaciones que


eliminan la posibilidad de que el agraviado con la irregularidad pueda anular un acto del
proceso, a pesar de haber sido defectuosamente ejecutado.
Se encuentra consagrado legalmente en el art. 83 inc. 2°, última parte CPC, al
disponer que no puede demandar la nulidad procesal la parte que “ha convalidado tácita o
expresamente el acto nulo”.

Formas de convalidación. Se conocen tres formas de sanear un acto irregular:


a. La rectificación del acto nulo. Se produce cuando la parte que originó el vicio o
concurrió a su materialización, antes de que se solicite su declaración de nulidad, lo
repite correctamente o le introduce las enmiendas habilitantes que corresponda,
subsanándolo.
b. La convalidación del acto nulo. Consiste en una conducta del agraviado por el vicio, es
decir, de aquel que no lo originó y que tiene la virtud de subsanar la irregularidad. Se
conocen tres clases de convalidación:
(i) La convalidación definitiva. La nulidad procesal sólo puede alegarse y declararse en
la etapa procesal que corresponda y en todo caso, durante el transcurso del juicio, es
decir, “in limine litis”. Si así no sucede, los vicios quedan saneados y convalidadas
las actuaciones irregularmente ejecutadas. Este principio tiene plena aplicación en la
ley chilena. En efecto, de acuerdo con el art. 175 CPC, terminado el proceso por
sentencia firme, surge el efecto de cosa juzgada, que impide volver a discutir entre
las mismas partes lo resuelto en el juicio anterior. El procedimiento queda saneado
con la finalización del juicio, puesto que así lo requieren la paz y la tranquilidad
social.
(ii) La convalidación por conformidad. Se produce cuando la parte habilitada para
alegar la nulidad, deja pasar las oportunidades perentorias que para ello le señala la
ley. Equivale a la llamada convalidación tácita de que habla el inciso 2° del art. 83
CPC en su última parte.
(iii) La convalidación por confirmación. Se produce cuando la parte habilitada para
impetrar la nulidad procesal, realiza en el proceso actuaciones positivas en que
manifiesta e inequívocamente, se demuestra su intención de no invocar la nulidad.
Por ejemplo, la notificación tácita, que equivale a la convalidación expresa de que
habla la última parte del inciso 2° del art. 83 CPC.
c. La ratificación del acto nulo. Se produce cuando una persona acepta lo hecho a nombre
suyo en el proceso por otra, que carecía de poder para representarla, o cuando un
representante acepta lo hecho por su representado incapaz. El art. 6° CPC la reconoce
expresamente en el caso de la agencia oficiosa.

Principio de la finalidad

Todos los actos procesales están llamados a cumplir una determinada finalidad
dentro del proceso. Por lo tanto, no puede declararse la nulidad procesal de un acto que ha
logrado el propósito o finalidad que se ha previsto por el legislador, aun cuando en su
ejecución no se hayan observado las formalidades escritas por la ley. Da lo mismo si el
vicio es o no de relevancia (lo que lo diferencia de la trascendencia). Por ej. El demandado,
dentro del plazo legal, opone en lo principal, nulidad de la notificación de la demanda y en
el otrosí, contesta la demanda. Es evidente que si está contestando la demanda, es porque
tuvo real conocimiento de ella y por lo tanto, la notificación viciosa no logró desvirtuar el
acto de notificación, pues igual tomó conocimiento de ella. En Chile, no se consagra
legalmente este principio, pero se estima que el espíritu general de la legislación lo acoge.

Sujeto legitimado para alegar la nulidad procesal

Por regla general, la nulidad procesal debe ser alegada por las partes. Solo
excepcionalmente, puede ser declarada de oficio por los tribunales.

Para que las partes puedan impetrar la nulidad procesal se requiere:


a. Que tengan interés en ello;
b. Que sean agraviadas con la irregularidad del acto respectivo;
c. No haber causado la nulidad. Quien causó la irregularidad no puede alegar la nulidad,
porque nadie puede valerse de sus propios errores o dolo.

Medios para declarar y alegar la nulidad procesal

Estos medios pueden clasificarse en: (i) medios directos y (ii) medios indirectos.

a. Medios directos. Son aquellos cuya finalidad precisa es lograr una declaración judicial
de ineficacia de los actos procesales. Están establecidos con ese único fin. Atacan
derechamente al acto procesal que se pretende invalidar. Son medios directos los
siguientes:
(i) El incidente de nulidad procesal. Esto, toda vez que la petición de nulidad
constituye, generalmente, una cuestión accesoria al juicio, que requiere un especial
pronunciamiento del tribunal.
(ii) La facultad de los tribunales para declarar de oficio la nulidad de actos del
proceso. Esta facultad está contenida en los artículos 84 inc. final y 775 CPC.
(iii) Las excepciones dilatorias. El CPC les ha dado fisonomía propia, aun cuando son
verdaderos incidentes. Debe recordarse que estas excepciones están destinadas a
corregir vicios de procedimiento.
(iv) El recurso de casación en la forma. Está establecido, precisamente, para anular
resoluciones dictadas con vicios formales.

b. Medios indirectos. Son aquellos que no persiguen exclusivamente la declaración de


ineficacia del procedimiento, pero a través de ellos, también puede obtenerse
indirectamente esta declaración de ineficacia. Entre éstos, pueden señalarse los recursos
de reposición, apelación, queja, revisión, etc.

La elección de un medio directo o indirecto para solicitar la nulidad procesal, no queda


a1 arbitrio de las partes. Su uso está determinado por la naturaleza del acto viciado, la
oportunidad en que se solicita la nulidad y aún por el mandato expreso de la ley.

El incidente de nulidad procesal

Concepto. Es el primer medio directo para alegar la nulidad procesal. Se llama


incidente de nulidad procesal a la cuestión accesoria, que las partes pueden promover en el
curso del proceso acerca de la falta de validez de la relación procesal o de determinados
actos de procedimiento.
El incidente de nulidad procesal no tiene señalada una tramitación especial en la ley,
de modo que a este incidente se le da la tramitación de un incidente ordinario.
Está consagrado legalmente en el art. 83 CPC. Este artículo tiene diversos méritos:
a. Sienta el principio de que la nulidad procesal debe ser declarada judicialmente.
Jurisprudencia: tanto la nulidad como la inexistencia de actos procesales, deben ser
declaradas.
b. Reconoce como sujeto activo de la nulidad procesal a la parte y prescribe quién no
puede alegarla. No puede alegarla quien la originó (art. 83 inc. 2° CPC).
c. En el inciso final del art. 83 CPC, se consagra el principio de la extensión. No es muy
acertada la primera frase: “La declaración de nulidad de un acto no importa la nulidad de
todo lo obrado”, porque podría pensarse que nunca podría producirse la nulidad de todo
lo obrado. Esto no es así, ya que si el vicio se manifiesta en el emplazamiento, todo lo
obrado sería nulo. Lo que ocurre es que el legislador quiso decir que la nulidad de un
acto trae consigo solamente la nulidad de todos los actos posteriores que sean una
consecuencia directa e inmediata del acto viciado.
d. En el inciso primero del art. 83 CPC, se consagra el carácter genérico de la nulidad
procesal, no rigiendo, en consecuencia, en Chile, el principio de la especificidad. Si bien
el artículo señala que la nulidad podrá ser declarada en los casos “en que la ley
expresamente lo disponga” (principio de especificidad), luego agrega “y en todos
aquellos casos en que exista un vicio”, confirmando el carácter genérico.
e. En el inciso primero del art. 83 CPC, también se consagra el principio de la
trascendencia (y/o finalidad). La fiase "reparable sólo con la declaración de nulidad"
significa que si el vicio se puede reparar por un recurso de reposición u otro medio que
no sea la nulidad, debe preferirse el anterior y no la nulidad.
f. En el inciso 2° del art. 83 CPC, se consagra el principio de la convalidación. Si
transcurren los plazos y no se alega la nulidad procesal en la oportunidad debida, se
convalida el vicio. La convalidación definitiva se produce cuando el juicio termina por
sentencia ejecutoriada por el efecto de la cosa juzgada. La convalidación anticipada se
produce durante el juicio, por efecto de la preclusión. Por ej.: las dilatorias deben ser
alegadas dentro del término de emplazamiento. En doctrina se distinguen cuatro tipos de
convalidación y ellos son:
(i) Convalidación por conformidad = convalidación tácita.
(ii) Convalidación por confirmación = convalidación expresa.
(iii) Convalidación por rectificación = no está en la Ley 18.705.
(iv) Convalidación por ratificación = no está en la Ley 18.705.

Plazo u oportunidad en que puede interponerse incidentalmente la nulidad procesal. Es


importante destacar: a) la oportunidad en que puede promoverse el incidente de nulidad
procesal; y b) hasta qué momento dentro del proceso puede interponerse el incidente.
a. Oportunidad. Regla general: art. 83 inc. 2° CPC. Dentro de cinco días, contados desde
que aparezca o se acredite que quien debe reclamar de la nulidad, tuvo conocimiento del
vicio, salvo el caso de incompetencia absoluta del tribunal que no tiene plazo. Hay una
norma especial: si se trata de un vicio anterior al juicio o coexistente con su principio,
como defecto legal en el modo de proponer la demanda, deberá promoverse el incidente
de nulidad antes de hacer cualquier gestión principal en el pleito (art. 84 inc. 2° CPC). Si
lo promueve después, dice el inciso 3°, será rechazado de oficio por el tribunal, salvo
que se trate de un vicio que anule el proceso, en cuyo caso se estará a lo que establece el
art. 83 CPC. ¿Cómo debe entenderse esto? Significa que si el vicio de nulidad no estaba
en conocimiento de la parte al hacer la primera gestión principal en el pleito, la nulidad
podrá alegarla conforme al art. 83 CPC, esto es, dentro de los 5 días siguientes desde que
tuvo conocimiento del vicio. Por ej.: yo soy demandado en un juicio ordinario e ignoro
que el actor es un demente. No alego la nulidad y contesto la demanda. Si durante el
juicio, mucho más adelante, me entero que el actor es un demente, puedo alegar la
nulidad procesal, basado en la falta de capacidad de la parte demandante, y debo alegarla
conforme al art. 83 CPC, dentro de los 5 días desde que tuve conocimiento del vicio y
que la relación procesal era nula. Por supuesto, la parte contraria podrá, en el incidente
de nulidad, alegar que yo tenía conocimiento del vicio desde mucho antes y que, por lo
tanto, mi alegación es extemporánea. Pero en el ejemplo dado, si se me hubiese pasado
el plazo para alegar la nulidad, en ese caso podría el tribunal declarar la nulidad de oficio
por el art. 84 inciso final CPC, pues “se trata de una circunstancia esencial para la
ritualidad o la marcha del juicio”. Dado que el actor carece de capacidad para ser parte y
comparecer, estamos frente a un requisito de validez del juicio. Se trata de un acto
esencial y por lo tanto, el tribunal puede declarar la nulidad de oficio por el art. 84 inc.
final CPC.

b. Hasta qué momento dentro del proceso, podemos interponer el incidente. Para saber
hasta qué momento del proceso puede alegarse la nulidad, debemos distinguir entre
actos esenciales al proceso y actos complementarios.
(i) Actos esenciales. Si la nulidad incide en un acto esencial (pueden considerarse
sinónimos, aunque se discute si lo son, las expresiones “vicios que anulan el
proceso” o “circunstancias esenciales para la ritualidad o marcha del juicio”), puede
ella solicitarse en cualquier momento, incluso después de citadas las partes a oír
sentencia en primera instancia (art. 433 inc. 2° CPC). El límite final es la cosa
juzgada; esto significa que debe alegarse “in limine litis”, salvo el caso de la nulidad
por falta de emplazamiento que es el único incidente de nulidad procesal que puede
alegarse después de ejecutoriada la sentencia e incluso en la etapa de cumplimento
de ella (art. 234 inc. final CPC).
(ii) Actos complementarios. Si la nulidad incide en esta clase de actos procesales, sólo
podrá impetrarse en las oportunidades que señalamos para el incidente ordinario,
conforme a los arts. 84, 85 y 86 del CPC. El límite será la citación para oír
sentencia.

Reglar particulares relativas a la nulidad por falta o irregularidad en el emplazamiento


y fuerza mayor (arts. 79 y 80 CPC). En principio, la nulidad del emplazamiento, por afectar
a la relación procesal, puede ser reclamada en cualquier estado del juicio. Sin embargo, los
vicios u omisiones referentes al trámite del emplazamiento están contemplados
especialmente en los arts. 79 y 80 CPC, que reglamentan específicamente este incidente de
nulidad procesal.
a. Caso especial del art. 80 CPC. De acuerdo con las reglas generales, si el litigante
legalmente emplazado no comparece al juicio, éste se tramita en su rebeldía y le afectan
sus resultados. Pero puede ocurrir que el emplazamiento del rebelde sea solo aparente y
que, en verdad, desconozca la existencia del pleito por no haber llegado a sus manos, por
un hecho que no le es imputable, las copias a que se refieren los arts. 40 o 44 CPC, o por
no ser ellas exactas en su pate sustancial. Producida esta situación, el art. 80 CPC
autoriza al demandado para pedir la nulidad de todo lo obrado, dentro de los 5 días
contados desde que aparezca o se acredite que tuvo conocimiento personal del pleito. La
situación del art. 80 CPC requiere de dos supuestos:
(i) Que el demandado, por un hecho que no le es imputable, ha dejado de recibir las
copias a que se refieren los arts. 40 y 44 CPC, o que ellas no son exactas en su parte
sustancial; y
(ii) Que se ha seguido en su rebeldía.
Si el demandado toma conocimiento del juicio durante su tramitación, hará valer la
nulidad mediante el respectivo incidente o el recurso que corresponda y se habrá
respetado el principio “in limine litis”. Plazo para interponer incidente de nulidad en este
caso: son 5 días (art. 80 inc. final CPC). Pero el problema surge cuando tal conocimiento
se adquiere después de concluido el juicio por sentencia de término. ¿Puede o no pedirse
en este caso la nulidad? Puede solicitarse en este caso la nulidad y ello es así en razón de
lo que disponen los arts. 182 inc. final y 234 inc. final CPC. De modo que en este
evento, puede pedirse la nulidad aun cuando esté ejecutoriada la sentencia.
Jurisprudencia: la Corte Suprema ha dicho que tanto el juicio como la sentencia son
aparentes. En este caso, la cosa juzgada será sólo aparente. Es un caso excepcional. La
convalidación no procede en el caso del art. 80 CPC.

b. Caso especial del art. 79 CPC. Este artículo se refiere al litigante a quien se ha
notificado legalmente, pero respecto del cual el juicio se ha seguido en su rebeldía
debido a que ha estado impedido por fuerza mayor. Es decir, el litigante no ha podido
comparecer al juicio por motivos insuperables. Este art. 79 CPC descansa en el aforismo
que “al impedido no le corre plazo”. El art. 79 CPC se refiere al demandado y al
demandante (litigantes) y no sólo al término de emplazamiento; se refiere también a todo
plazo. Este derecho de obtener la rescisión de lo obrado por fuerza mayor puede hacerse
valer dentro del plazo de 3 días contados desde que cesó el impedimento y pudo hacerse
valer ante el tribunal del juicio.

Como observaciones a los arts. 79 y 80 CPC, cabe señalar que:


a. El art. 80 CPC se refiere sólo al demandado; el art. 79 CPC se refiere al litigante, es
decir, tanto al actor como al demandado. El art. 80 CPC está referido sólo al demandado,
pues habla de las copias de los arts. 40 y 44 CPC y ellas siempre se entregan al
demandado.
b. Ninguno de los dos incidentes suspenden el curso de la causa principal, debiendo
sustanciarse en cuaderno separado (art. 81 CPC).

La declaración de oficio de la nulidad procesal (arts. 83 inc. 1°, 84 inc. final y 775 CPC)
Es el segundo medio directo. El art. 83 inc. 1° CPC se limita a dar la regla general
que es que de oficio puede declararse la nulidad procesal. En el caso del inciso final del art.
84 CPC, dispone este precepto: “el juez podrá corregir de oficio los errores que observe en
la tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la
nulidad de los actos de procedimiento. No podrá, sin embargo subsanar las actuaciones
viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley.” La
redacción del precepto citado parece dar a entender que la facultad de los tribunales para
declarar de oficio la nulidad procesal, es amplísima, puesto que dispone que “el juez podrá
corregir de oficio los errores que observe en la tramitación del proceso”. Sin embargo, la
doctrina y la jurisprudencia han limitado esta facultad a determinados actos del proceso,
dejando otros al margen de la actividad oficiosa del tribunal.
Se estima que la referida facultad sólo puede ejercerse cuando se trata de
actuaciones del proceso que miran al orden público o al interés social y que el Estado está
obligado a cautelar y proteger a través del juez.
Estos actos se denominan “esenciales” y coinciden con los presupuestos procesales
indispensables para que el proceso sea un medio idóneo para resolver los juicios.
La ley no señala expresamente estos actos, pero la jurisprudencia ha señalado que
entre ellos se encuentran, por ejemplo, la competencia absoluta del tribunal, la capacidad de
las partes, la notificación válida de la demanda, el emplazamiento.
Los actos que no tienen este carácter miran preferentemente al interés particular de
los litigantes y su nulidad sólo puede ser declarada a petición de parte, puesto que el
tribunal no puede transformarse en cautelador de los intereses de los litigantes. Se llaman
actos procesales “no esenciales o complementarios”.

Limitaciones de esta facultad. El juez tiene ciertas limitaciones en el uso de esta


facultad. Ellas son:
a. El desasimiento del tribunal. Producido el desasimiento, cesa la competencia del juez.
b. La facultad puede usarse sólo mientras dura la tramitación del juicio. Ya sabemos que
la nulidad procesal debe ser declarada “in limine litis”, puesto que en caso contrario, se
vulnera el efecto de cosa juzgada.
c. El tribunal no puede anular actos ya saneados. Ello porque, en este caso, la actuación
viciada se ha convalidado. Por ej.: nula la notificación de la demanda, el demandado
contesta la demanda.
d. Los hechos o antecedentes que sirven de base para declarar la nulidad deben constar en
el proceso. No sirve el conocimiento personal que el juez tenga al respecto. Esto se
deduce del art. 160 CPC.

En todo caso debe tenerse presente que estamos frente a una facultad y no a una
obligación del juez.
Por otra parte el mismo inciso final del art. 84 CPC faculta al juez para evitar la nulidad
de los actos del proceso.
Declarada la nulidad, el tribunal debe indicar qué diligencias deberá realizarse para que
el proceso continúe su curso normal.

Caso del art. 775 CPC. Es la casación de oficio. Se estudiará al ver los recursos
procesales. Este caso se diferencia del anterior por dos motivos:
(i) La facultad del art. 84 CPC corresponde al mismo juez de la causa; la del art. 775 CPC,
al tribunal superior.
(ii) La facultad del art. 84 CPC dice relación con actos esenciales; la del art. 775 CPC, con
las causales de casación en la forma.

El recurso de casación en la forma

Es el tercer medio directo. Ataca sólo a la sentencia dictada en un proceso, en razón


de los vicios que constituyen causales de casación. Se estudiará oportunamente este
recurso.
El incidente de nulidad ataca a cualquier acto procesal irregular, no sólo la
sentencia.

Las excepciones dilatorias

Es el cuarto medio directo. Se estudiaron en el juicio ordinario. Son incidentes con


fisonomía propia.

Nulidad de actos que revisten el carácter de civiles y procesales a la vez

La nulidad civil y la nulidad procesal se alegan por medios diferentes: la primera,


por medio de la acción ordinaria de nulidad; la segunda, a través de los medios ya
estudiados. Ello nos plantea el problema de determinar cómo se persigue la ineficacia de
actos que tienen, a la vez, carácter de civiles y procesales.
Son éstos, actos o contratos que se generan durante la sustanciación del juicio. Por
ej.: el remate de bienes en el juicio ejecutivo; la adjudicación en la partición de bienes;
ciertas enajenaciones en la quiebra, etc.
Para resolver este problema, la doctrina y la jurisprudencia distinguen entre:
a. Vicios cometidos en el acto o contrato y que son de carácter civil. Por ej.: falta de
capacidad del subastador. En este caso, la nulidad debe perseguirse a través de la acción
ordinaria de nulidad.
b. Vicios producidos en el acto o contrato y que son de carácter procesal. Por ej.: una
subasta en la que no se cumplieron los requisitos de publicidad. Ésta debe alegarse por
los medios procesales y dentro del proceso. El efecto extensivo hace caer también los
contratos civiles celebrados.

Renovación de actos anulados

El acto que ha sido anulado se considera como no realizado. De ello surge el


problema de si puede o no renovarse el acto anulado, es decir, si puede o no realizarse de
nuevo el acto, ahora con sujeción a las normas legales que lo regulan.
Para responder a este problema debe distinguirse:
a. Actos anulados no sujetos a un plazo fatal. En esta situación debe subdistinguirse:
(i) Actos procesales que tienen vida independiente y cuya nulidad no afecta a otros.
(ii) Actos procesales cuya nulidad afecta a otros posteriores.
En estos dos casos, los tribunales tienen la obligación de ordenar que se practiquen las
diligencias necesarias para que el proceso siga su curso normal (art. 84 CPC), es decir,
para que se renueve el acto anulado.
b. Actos anulados que debieron realizarse dentro de un plazo fatal. La mayoría no acepta
que se renueve el acto si el plazo fatal ya había expirado. Pensamos que no puede
renovarse, puesto que el art. 84 CPC le veda al juez subsanar actuaciones viciadas en
razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal.

Diferencias entre la nulidad civil y procesal

a. La nulidad civil la reglamenta el Código Civil; la nulidad procesal, el Código de


Procedimiento Civil.
b. La nulidad civil persigue la invalidación de actos y contratos; la nulidad procesal, la
invalidación de actos procesales.
c. La nulidad civil se hace valer mediante la acción ordinaria de nulidad; la nulidad
procesal, a través de los medios señalados por la ley procesal.
d. La nulidad civil se clasifica en absoluta y relativa; la nulidad procesal, es una sola.
e. Titularidad de la acción.
f. Fundamento.

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