Zona Maritimas

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UNIVERSIDAD GALILEO

Curso: Derecho Marítimo I

Lic. Bryan Singer Asturias

Tarea:

ZONAS MARITIMAS

Erickson Eduardo Estrada Recinos

No. ID: 18005607


ZONA MARÍTIMA

La zona marítima constituye el conjunto de zonas reconocidas por el derecho


internacional, incluyendo las aguas interiores, el mar territorial, la zona contigua, la
zona económico-exclusiva, la plataforma continental, alta mar y Zona. Por Zona,
se va a considerar que son los fondos marinos y oceánicos, así como su subsuelo
fuera ya del límite de la jurisdicción nacional.

A excepción de alta mar y la Zona, cada zona marítima se mide a partir de la línea
de base determinada con el derecho internacional consuetudinario, reflejado en la
Convención sobre el Derecho del Mar de 1982, o más conocida como Convención
de Montego Bay.

Según esta Convención, las aguas marítimas que rodean cada continente se
distribuyen en distintos espacios, cada zona marítima con unos derechos
soberanos en diferentes niveles, por los Estados.

Desde la perspectiva de soberanía de un Estado ribereño, se establecen


distintas clases de aguas marinas. En primer lugar, se encuentran las aguas
nacionales o también conocidas de soberanía plena, estas son las llamadas aguas
interiores.

Por otra parte, se encuentran las aguas nacionales o de soberanía casi plena,
conformadas o denominadas como mar territorial o aguas territoriales y aguas
archipelágicas.

La Convención establece algunos preceptos especiales tanto para las islas y


rocas, como para otros espacios físicos que no se consideren islas, por ejemplo,
las islas artificiales, instalaciones o estructuras.

Además, se establecen los espacios marítimos de soberanía restringida, como la


zona contigua, la zona económica-exclusiva, la zona de protección pesquera, los
estrechos y las zonas de seguridad.
En cuanto a la zona de protección pesquera, se trata de una zona marítima que no
está contemplada expresamente en la Convención, pero es similar a la zona
económica exclusiva en la que se basa. Contiene el ámbito de pesca marítima y
se refiere a la potestad del Estado ribereño de poder establecer sus límites hasta
las 200 millas náuticas, partiendo desde las líneas de base marítimas. El hecho de
declararlo, supone la tenencia de derechos soberanos del Estado ribereño para la
conservación de los recursos marinos vivos, además de llevar a cabo la gestión y
control de la actividad pesquera.

Los estrechos tienen un régimen específico denominado “paso en tránsito”,


diferente al paso inocente, que significa que la soberanía de los Estados ribereños
está restringida.

Las zonas de seguridad son zonas que pueden establecer los Estados ribereños y
archipelágicos cuando lo consideren oportuno, alrededor de sus instalaciones o
estructuras o islas artificiales, construidas en sus aguas interiores, mar territorial,
zona económica exclusiva o plataforma continental. No se pueden extender a una
distancia superior a los 500 metros desde los bordes externos de la instalación,
aunque pueden existir excepciones normativas.

MAR TERRITORIAL

El mar territorial es el sector del océano en el que un Estado ejerce


plena soberanía, de igual forma que en las aguas interiores de su territorio. Según
la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, el mar
territorial es aquel que se extiende hasta una distancia de doce millas
náuticas (22,2 km) contadas a partir de las líneas de base desde las que se mide
su anchura.

De acuerdo con los datos tomados de la Organización de las Naciones Unidas,


Perú es uno de los pocos países que reclama un mar territorial de 200 millas
náuticas, reclamo que no es reconocido por ningún país del mundo y
especialmente por los países miembros de la Convención de las Naciones Unidas
sobre el Derecho del Mar.
Tesis de las 200 millas marinas y Declaración de Santiago de 1952

En Latinoamérica, un 23 de agosto de 1943 surge en Chile la «tesis de las 200


millas marinas», bajo el mandato del Presidente chileno Gabriel González
Videla por el cual el mandatario declaró la soberanía chilena “en el mar a
doscientas millas marinas de distancia de las costas continentales chilenas. Esta
demarcación se medirá respecto de las islas chilenas, señalándose una zona de
mar contigua a las costas de las mismas, proyectada paralelamente a éstas, a
doscientas millas marinas por todo su contorno”

Posteriormente, un 18 de agosto de 1952 –a iniciativa de Chile– se firmó la


“Declaración de Santiago de 1952” entre Ecuador, Perú y Chile en lo que vendría
a ser el primer instrumento jurídico multilateral que estableció la distancia de las
200 millas marinas como medio para cautelar los recursos naturales y la soberanía
del mar adyacentes a las costas de los respectivos Estados.

En efecto, en su artículo 3°, inciso segundo de la declaración, se establece que:


“los Gobiernos de Chile, Ecuador y Perú proclaman como norma de su política
internacional marítima la soberanía y jurisdicción exclusivas que a cada uno de
ellos corresponde sobre el mar que baña las costas de sus respectivos países a
distancia mínima de 200 millas marinas desde las referidas costas”

Dicha declaración fue ratificada por Chile, mediante decreto supremo 432 del 23
de septiembre de 1954; por Ecuador, mediante decreto ejecutivo 275 del 7 de
febrero de 1955; por Perú, mediante resolución legislativa 12.305 del 6 de mayo
de 1955. Colombia depositó su instrumento de adhesión el 16 de abril de 1980 en
el Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador.
ZONA CONTIGUA

La zona contigua es el espacio marítimo que se extiende más allá del límite
exterior del mar territorial hasta una anchura de 24 millas y en la cual el Estado
ribereño ejerce sobre buques extranjeros competencias rigurosamente limitadas a
ciertos fines.

Según la Real Academia Española, se define la zona contigua como el “área


contigua al mar territorial del Estado ribereño que no puede extenderse más allá
de 24 millas marinas contadas desde las líneas de base a partir de las cuales se
mide la anchura del mar territorial, y donde el ribereño ejerce competencias
especializadas, pudiendo tomar las medidas necesarias para prevenir y sancionar
las infracciones de sus leyes y reglamentos aduaneros, fiscales, de inmigración o
sanitarios que se cometan en su territorio o mar territorial.”

Conforme a la Convención de 1982 (V. Convención de las Naciones Unidas sobre


el Derecho del Mar), en su artículo 33, se establece que “En una zona contigua a
su mar territorial, designada con el nombre de zona contigua, el Estado ribereño
podrá tomar las medidas de fiscalización necesarias para: a) Prevenir las
infracciones de sus leyes y reglamentos aduaneros, fiscales, de inmigración o
sanitarios que se cometan en su territorio o en su mar territorial; b) Sancionar las
infracciones de esas leyes y reglamentos cometidas en su territorio o en su mar
territorial.”

La primera normativa que regulaba algún contenido sobre la zona contigua,


aunque no expresamente, era en las Hovering Acts británicas, que fueron
elaboradas a comienzos del siglo XVIII, con el objetivo de eliminar el contrabando,
en la Real Cédula de 17 de diciembre de 1760, dictada en España sobre
contrabando de tabaco y sal y registro de buques y, ya en los últimos años del
siglo XIX, en las leyes aduaneras norteamericanas destinadas a la prevención y
sanción del contrabando, en especial el de bebidas alcohólicas. Este espacio
marítimo se reconoció expresamente en la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Derecho del Mar, celebrada en 1958 en Ginebra.
Este espacio marítimo intermedio se extiende más allá del límite exterior del mar
territorial. Su extensión puede llegar a un máximo de 24 millas, contadas a partir
de las líneas de base marítimas. Tiene carácter de transición entre el mar territorial
(dominado por un Estado) y la alta mar (de libre navegación).
En ese espacio marítimo el Estado ribereño, puede tomar medidas para prevenir y
sancionar las infracciones a sus leyes en materias aduaneras, fiscales, de
inmigración y sanitarias que se cometan en su territorio o en su mar territorial. En
esta zona impera el principio de libertad y está integrada en la alta mar, con
excepción de las medidas citadas.

Por tanto, se puede decir que la zona contigua es la parte del mar declarada por el
Estado ribereño como propia, donde puede ejercer funciones intransferibles de
seguridad de navegación, protección y aseguración de riquezas que contenga la
extensión de mar, y la vigilancia por parte de las aduanas fiscales que tienen
funciones en cada puerto del país.

ZONA ECONÓMICA EXCLUSIVA

Una Zona Económica Exclusiva (ZEE) es una zona en el océano sobre la cual la
nación adyacente tiene jurisdicción. Estas generalmente incluyen aguas que se
extienden 200 millas náuticas desde la costa de una nación, pero también se
acercan a áreas donde las jurisdicciones de múltiples naciones se superponen.
Cada país tiene derechos especiales con respecto a la exploración y el uso de
recursos dentro de su ZEE. Por ejemplo, si un país establece que sus recursos
pesqueros están siendo explotados por las flotas nacionales, puede excluir a los
buques extranjeros. Un país también puede permitir que barcos extranjeros
pesquen en su ZEE y puede venderles licencias de pesca.

Una zona económica exclusiva (ZEE), según la Convención de las Naciones


Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, es una zona del mar en la que
un Estado soberano tiene derechos especiales en relación con la exploración y el
uso de los recursos marinos, incluida la producción de energía a partir del agua y
el viento.

Se extiende desde la línea de base hasta las 200 millas náuticas (mn) o millas
marinas (mm) de la costa del Estado en cuestión. En el uso coloquial, el término
puede incluir la plataforma continental. El término no incluye ni el mar territorial ni
la plataforma continental más allá del límite de las 200 millas
náuticas (370,4 kilómetros). La diferencia entre el mar territorial y la zona
económica exclusiva es que el primero confiere plena soberanía sobre las aguas,
mientras que el segundo es un mero «derecho de soberanía» que se refiere a los
derechos del Estado costero por debajo de la superficie del mar. Las aguas
superficiales, como puede verse en el mapa, son aguas internacionales.

También denominada mar patrimonial, es una franja marítima que se extiende


desde el límite exterior del mar territorial hasta una distancia de 200 millas
náuticas (370,4 km) contadas a partir de la línea de base desde la que se mide la
anchura de este.

Origen

La idea de asignar a las naciones una ZEE (zona económica exclusiva), para que
tengan un mayor control de los asuntos marítimos fuera de los límites territoriales
ganó aceptación a finales del siglo xx.

Inicialmente, las aguas territoriales soberanas de un país se extendían hasta 5,6


km (alcance del disparo de un cañón) más allá de la costa. En la actualidad, las
aguas territoriales soberanas de un país se extienden hasta 22 km más allá de la
costa. Una de las primeras afirmaciones de jurisdicción exclusiva más allá de los
mares territoriales tradicionales fue hecha por Estados Unidos en la
Proclamación Truman del 28 de septiembre de 1945. Sin embargo, fueron
respectivamente Chile y Perú los primeros en reclamar zonas marítimas de 200
millas náuticas con la Declaración Presidencial sobre la Plataforma Continental del
23 de junio de 1947 (El Mercurio, Santiago de Chile, 29 de junio de 1947) y el
Decreto Presidencial n.º 781 del 1 de agosto de 1947 (El Peruano: Diario Oficial.
Vol. 107, n.º 1983, 11 de agosto de 1947).

No fue hasta 1982, con la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar,
cuando se adoptó formalmente la zona económica exclusiva de 200 millas
náuticas.

Régimen de los recursos vivos

Teniendo en cuenta los parámetros más fidedignos de que disponga (200 millas
contadas a partir de la línea de base), cada Estado asegurará, mediante medidas
adecuadas de conservación y administración, que la preservación de los recursos
vivos de su zona económica exclusiva no se vea amenazada por un exceso de
explotación.

Cuando el Estado ribereño no tenga capacidad para explotar toda la captura


permisible, podrá dar acceso a otros Estados al excedente de la captura
permisible, mediante acuerdos u otros arreglos.

La Convención del Mar (CONVEMAR), en el art. 56 menciona derechos,


jurisdicción y deberes del Estado ribereño en la zona económica exclusiva:

1. En la zona económica exclusiva, el Estado ribereño tiene:

a) Derechos de soberanía para los fines de exploración y explotación,


conservación y administración de los recursos naturales, tanto vivos como no
vivos de las aguas supra yacentes al lecho y del lecho y el subsuelo del mar, y con
respecto a otras actividades con miras a la exploración y explotación
económica de la zona, tal como la producción de energía derivada del agua de las
corrientes y de los vientos;

b) Jurisdicción, con arreglo a las disposiciones pertinentes de esta Convención,


con respecto a:

I) El establecimiento y la utilización de islas artificiales, instalaciones y estructuras;


II) La investigación científica marina;

III) La protección y preservación del medio marino;

c) Otros derechos y deberes previstos en esta Convención.

2. En el ejercicio de sus derechos y en el cumplimiento de sus deberes en la zona


económica exclusiva en virtud de esta Convención, el estado ribereño tendrá
debidamente en cuenta los derechos y deberes de los demás estados y actuará
de manera compatible con las disposiciones de esta Convención.

3. Los derechos enunciados en este artículo con respecto al lecho del mar, y su
subsuelo se ejercerán de conformidad con la parte VI.

ALTA MAR

Históricamente, la alta mar comenzaba en el límite de las 3 millas (5556 m).


Esta regla se ha seguido en general desde la primera parte del siglo xviii, como
resultado de la sugerencia hecha por Bynkershoek, ilustre internacionalista
alemán, quien indicó que la jurisdicción de cada Estado marítimo debería
extenderse a una distancia tal que pudiera ser alcanzada por un cañonazo. La
distancia de un cañonazo venía a ser, cuando se estableció esta regla, alrededor
de las 3 millas.

Las aguas territoriales, sin embargo, comprenden día no sólo el sector de mar
limitado por las 3 millas, sino también las aguas interiores, los golfos y gran
cantidad de brazos de mar (en muchos casos a causa de costumbres
inmemoriales).

El mayor alcance de armas de fuego y el desarrollo del poder aéreo promovieron


en el siglo XX alternativas de ampliar el alcance de las aguas territoriales. Baste
citar como ejemplo la llamada «guerra del bacalao», sostenida incruentamente
entre Islandia y las islas Feroe por una parte y el Reino Unido por otra en 1960.
Por ese entonces varios Estados autodefinieron las 6 millas como aguas
territoriales aunque el Tribunal internacional se pronunció contra tal ampliación.

El Comité Jurídico Interamericano, el 30 de julio de 1952, presentó un Proyecto de


Convención sobre Mar Territorial y Cuestiones Afines, basando en la tesis de las
200 millas marinas.

Hacia 1967 solo 25 Estados mantenían el límite de la 3 millas marinas, 66 habían


fijado un mar territorial de 12 millas marinas y 8 habían fijado un límite de 200
millas marinas.

PLATAFORMA CONTINENTAL

En geología y oceanografía, se conoce como plataforma continental o placa


continental a la región de fondo submarino que se halla muy próxima a la costa y
que posee profundidades inferiores a los 200 metros, si bien su amplitud puede ir
desde unos pocos metros hasta decenas de kilómetros. Dicho de otro modo, se
trata de la continuación submarina del continente.

Las plataformas continentales están conformadas por corteza continental, pero


suelen albergar una importante capa de sedimentos. Por eso presentan
abundante vida animal y vegetal, y en ellas suelen hallarse la mayoría de los
depósitos submarinos de petróleo y gas natural, en el lecho rocoso por debajo de
estas plataformas. Esto, junto a las actividades recreativas costeras, las convierte
en zonas de gran importancia económica.

Desde un punto de vista jurídico internacional, las plataformas


continentales constituyen parte del territorio soberano de cada país costero, sobre
la cual ejerce derechos exclusivos de explotación económica y transporte civil y
militar. Estos límites se determinan en base a la morfología continental y suelen
ser motivo de disputa entre países, ya fuera de ellos existen las llamadas “aguas
internacionales” que no pertenecen a nadie en particular.

Las proporciones de las plataformas continentales pueden variar enormemente:


algunas regiones geográficas tienen poca o nula plataforma continental, mientras
que otras gozan de largas extensiones de la misma. Pero su profundidad, como
dijimos antes, nunca supera los 200 metros de profundidad. Por citar un ejemplo,
la plataforma siberiana, en el norte de Rusia, se extiende a lo largo de 1500 km de
anchura, sobre el océano Ártico.

CONVENCIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE EL DERECHO DEL MAR


(CONVEMAR)

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CDM, o


también CONVEMAR o CNUDM) es considerada uno de los tratados multilaterales
más importantes de la historia, desde la aprobación de la Carta de las Naciones
Unidas, siendo calificada como la Constitución de los océanos.

Fue aprobada, tras nueve años de trabajo, el 30 de abril de 1982 en Nueva


York (Estados Unidos) y abierta a su firma por parte de los Estados, el 10 de
diciembre de 1982, en Bahía Montego (Jamaica), en la 182.º sesión plenaria de
la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. Entró en vigor
el 16 de noviembre de 1994, un año después de la 60.º ratificación (realizada
por Guyana).

A inicios del siglo xvii, basado en principios de derecho romano, Hugo


Grocio postuló la «doctrina del mar libre» en su obra Mare liberum (Mar libre),
según la cual los mares no podían ser sujetos de apropiación, porque no eran
susceptibles de ocupación, como las tierras, y por ello debían ser libres para todos
(«libertad de los mares»).

Sin embargo, en el siglo xviii Cornelius van Bynkershoek logró sentar el principio
según el cual el mar adyacente a las costas de un país quedaban bajo
su soberanía. La extensión de esta franja marina cercana al borde costero quedó
entregada, en general, a la capacidad de control que el Estado podía ejercer sobre
ella. Por ello, el criterio utilizado para fijar su anchura fue la posibilidad de control
desde la costa, que permitió el surgimiento de la norma de las tres millas marinas,
basada en la tesis «del alcance de la bala de cañón» (de Ferdinando Galiani).

En el siglo xx muchos Estados expresaron la necesidad de extender el mar


territorial, con el fin de proteger los recursos pesqueros y mineros y aplicar
medidas de control y fiscalización para evitar contaminación del área.

Esta situación fue reconocida por la Sociedad de Naciones y por la Conferencia de


La Haya sobre codificación del derecho internacional de 1930. En esta conferencia
no se logró ningún acuerdo para establecer la anchura para el mar territorial,
aunque se reconoció la existencia de una zona contigua, de una extensión
máxima de 12 millas marinas (22 km).

DISTANCIA QUE ABARCA 200 MILLAS MARINAS Y DECLARACIÓN DE


SANTIAGO DE 1952

En Latinoamérica, un 23 de agosto de 1943 surge en Chile la «tesis de las 200


millas marinas», bajo el mandato del Presidente chileno Gabriel González
Videla por el cual el mandatario declaró la soberanía chilena “en el mar a
doscientas millas marinas de distancia de las costas continentales chilenas. Esta
demarcación se medirá respecto de las islas chilenas, señalándose una zona de
mar contigua a las costas de las mismas, proyectada paralelamente a éstas, a
doscientas millas marinas por todo su contorno”

Posteriormente, un 18 de agosto de 1952 –a iniciativa de Chile –se firmó la


“Declaración de Santiago de 1952” entre Ecuador, Perú y Chile en lo que vendría
a ser el primer instrumento jurídico multilateral que estableció la distancia de las
200 millas marinas como medio para cautelar los recursos naturales y la soberanía
del mar adyacentes a las costas de los respectivos Estados. En efecto, en su
artículo 3°, inciso segundo de la declaración, se establece que: “los Gobiernos de
Chile, Ecuador y Perú proclaman como norma de su política internacional marítima
la soberanía y jurisdicción exclusivas que a cada uno de ellos corresponde sobre
el mar que baña las costas de sus respectivos países a distancia mínima de 200
millas marinas desde las referidas costas”

Dicha declaración fue ratificada por Chile, mediante decreto supremo 432 del 23
de septiembre de 1954; por Ecuador, mediante decreto ejecutivo 275 del 7 de
febrero de 1955; por Perú, mediante resolución legislativa 12.305 del 6 de mayo
de 1955. Colombia depositó su instrumento de adhesión el 16 de abril de 1980 en
el Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador.
AUTORIDAD INTERNACIONAL DE LOS FONDOS MARINOS
(APROVECHAMIENTO DE ZONA)

Una vez establecidas las directrices para fijar los límites de la jurisdicción nacional,
la Convención enuncia los principios y normas que rigen los fondos marinos y
oceánicos, más allá de la jurisdicción nacional, es decir, “el patrimonio común de
la humanidad”.

El órgano encargado de administrar el patrimonio común de la humanidad y


regular su exploración y explotación será la Autoridad Internacional de los Fondos
Marinos, Organización Internacional de la que podrán ser miembros todos los
Estados Partes de la Comisión, las Organizaciones Internacionales y otras
entidades que reúnan las condiciones previstas en la Convención. De acuerdo al
artículo 156 los Estados Partes de la Convención son miembros ipso facto de la
Autoridad.

La Autoridad tendrá una Asamblea y un Consejo. La Asamblea sería el órgano


supremo, cuya composición reflejará la igualdad soberana de todos los Estados y
el Consejo de composición limitada será el encargado de la actividad de minería
de los fondos marinos, contando con el asesoramiento de comisiones
especializadas.

La Autoridad no sólo estará facultada para regular en forma directa actividades


puramente comerciales, sino también para realizar actividades mineras en los
fondos marinos, a través de su brazo comercial, la Empresa..

Con el fin de permitir el establecimiento de las Instituciones Internacionales que


debían crearse después de la entrada en vigor de la Convención: la Autoridad
Internacional de los Fondos Marinos, el Tribunal Internacional del Derecho del Mar
y la Comisión de Límites de la Plataforma Continental, se estableció una Comisión
Preparatoria que deliberó entre 1983 y 1994.

La Comisión redactará las normas reglamentos y procedimientos que empleará la


Autoridad para regular las actividades en la zona, a fin de que se pueda poner en
marcha el sistema de explotación minera de los fondos marinos que establece la
Convención.

En sus 12 años de existencia, la Comisión fue incapaz de llegar a un acuerdo en


relación al establecimiento de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos,
por la oposición de la mayoría de los países industrializados, a algunas
disposiciones del régimen internacional. El 28 de julio de 1994 se logró un
acuerdo, gracias a la reducción de los poderes de la Autoridad y a la modificación
de los principios fundamentales del régimen internacional y por ende la Autoridad
va a funcionar como un gran instituto de investigación internacional que seguirá la
evolución de los recursos de los fondos marinos ; y eventualmente será
operacional en los próximos 12 a 20 años. Por lo antes expuesto, podemos
apreciar una modificación fundamental de las disposiciones que habían sido
adoptadas en 1982.

La Comisión Preparatoria, también se encargó, entre otras cosas, de adoptar las


disposiciones necesarias para que el Tribunal Internacional del Derecho del Mar
pudiese establecerse y empezar a funcionar. Dicho Tribunal se encuentra
actualmente en funcionamiento y ya ha emitido su primer fallo.

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