Psicosis Infantil
Psicosis Infantil
Psicosis Infantil
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Hemos elegido para nuestro manejo de las formas clínicas,
la presentación que hace Mises (4) para las Psicosis Infantiles,
que resumimos en el siguiente cuadro:
R. MISES
A) PSICOSIS PRECOCES
1) Psicosis autísticas
• Autismo infantil de Kanner
• Otras formas autÍsticas
2) Psicosis a expresión deficitaria
3) Formas a tipo de inestabilidad y de excitación psíquica
4) Distorsiones psicóticas precoces de la personalidad
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Por ello debemos ser prudentes en relación al diagnóstico
actual, que es un corte transversal en un momento determinado.·
En muchas ocasiones nos encontramos frente a situaciones
individuales, muy complejas, que no podemos situar entre las
psicosis infantiles, pero que la bordean, difíciles de delimitar,
en que el diagnóstico diferencial pla.ntea problemas a veces in-
solubles. Y es en el amplio margen de estos límites que nos
interesa profundizar más, a fin de ampliar nuestros conocimien-
tos y ayudarnos a un despistaje precoz.
En el cuadro de Mises habíamos observado la referencia a
distorsiones psicóticas precoces o disarmonías evolutivas de ca-
rácter psicótico. Aunque entendemos que no es superponible,
nos resulta útil el encare de Lang de las parapsicosis, casos que
otros autores llaman "borderline", atípicos, prepsicóticos.
Vamos a utilizar el cuadro que Lang nos ofrece, según cree-
mos entenderlo, para manejarlo como parámetro. Pretendemos
así ubicar una determinada organización estructural considerada
en un momento del desarrollo de un niño que presenta una cierta
historia.
PSICOSIS
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Del punto de vista psicopatológico y estructural Lang afirma
que todos estos estados son de estirpe auténticamente psicótica
(Lang, pág. 20) (3) .
Aquí queremos plantear que el término de estructura es
utilizado en, el sentido <deun modo de organización dinámica del
aparato psíquico en que los diversos elementos son interdepen-
dientes. (Lang, pág. 12) (3, 1)
Pero entonces nos preguntamos: ¿ cuál sería la diferencia
con las psicosis francas?
Adiba señala los siguientes rasgos clínicos característicos a
las parapsicosis:
19 - Coexistencia de síntomas
múltiples: estirpe neurótica (por
ej. fobias)
estirpe psicótica (por
ej. discordancias, con-
ducta esquizoide)
estirpe deficitaria
29 - Inadecuado control
pulsional: - de la agresividad
- de los impulsos libidi-
nales
39 - Persistencia de una relación relativamente adecuada
con la realidad
Persistencia de una cierta cualidad del contacto
Existencia de elementos disarmónicos
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Durante las horas de trabajo de ambos padres, quedaba al
cuidado de los abuelos y tía materna, que vivían al frente de
la casa.
Cuando tenía 9 meses fueron a vivir los padres y el chico,
por el lapso de un mes a casa de la abuela paterna, viuda, que
había enferma{io y estaba sola; en ese lapso no vio a los abue-
los maternos ni a la tía. La madre cursaba en ese momento un
embarazo de 2 a 3 meses, y continuaba con su trabajo.
El chico quedaba solo con la abuela que lo cambiaba y
daba de comer; permanecía sentado casi todo el tiempo, no llo-
raba, no era objeto de otra atención.
Cuando volvieron a su casa se habían establecido los si-
guientes cambios: permanecía quieto y triste, no jugaba, dejó
de sonreír y reír, quedaba indiferente al ver a los padres, abue-
los o tía materna; no hubo repercusión en el plano de la ali-
mentación.
Desde esa etapa hasta los 5 años la madre relató: sólo mi-
raba si era llamado para comer, no dio muestras de reacción
alguna al nacer los hermanos, que a la fecha de la consulta te-
nían 4, 3 Y 1 año respectivamente.
Sólo miró al último cuando la madre volvió del Sanatorio.
Presentaba crisis de excitación en que rompía y tiraba cosas, se
escapaba de la casa y a veces era agresivo.
En los últimos 6 meses anteriores a nuestra consulta, se
establecen nuevos cambios, pero esta vez en un sentido más
positivo.
Comenzó a dar muestras de celos cuando veía a la madre
levantar o dar de comer al hermano menor y los agredía; tam-
bién comenzó a defenderse cuando era agredido por alguno de
sus hermanos. Comenzó a jugar solo; le encantaba hacerla con
su sombra, o frente al espejo, hacer morisquetas, hablar una jerga
incomprensible y reír. Otras veces intentó jugar con alguno de
ellos. Buscaba los alimentos en la heladera o sobre la mesa.
Empezó a decir papá-mamá-nene-pan-agua, no se mencionaba a
sí mismo ni a sus hermanos. Una vez al ser picado por las hor-
migas comenzó a gritar "homiga-homiga", nunca más la men-
cionó.
Daba muestras de alegría cuando veía al abuelo materno,
o de agresión cuando veía al hermano menor; con todos los de-
más persiste su actitud de indiferencia, aunque alguna vez hacía
intentos de jugar con los otros hermanos.
No controla aún esfínteres, no avisa después, salvo en una
ocasión; si está en la cama, se baja de ella y se orina para,do
Antecedentes personales
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Parto: provocado, postmaduro 15 días, deshidratado, circu-
lar de cordón, cianosis intensa, demoró en llorar, permaneció
una semana en incubadora. Peso: 2650 Kg.
Cuando se le preguntó si le ,dio el pecho, su respuesta fue
que poco, sólo durante 3 meses, complementada con mamaderas,
y que chupó con fuerza. En entrevistas sucesivas, y con el fin
de precisar en lo posible la historia vital del niño, nos encon-
tramos con importantes omisiones y contradicciones.
El chico fue llevado a incubadora a otro Sanatorio, donde
recibió leche de madre por una semana; nunca le dio el pecho,
y lo vio por primera vez recién al 49 día, y lo llevó a casa al
89 día.
También había omitido en las primeras entrevistas la exis-
tencia de la tía (hermana materna), que junto con su madre se
hacían cargo del cuidado del niño, durante sus horas de trabajo.
En cuanto a la alimentación fue muy vomitador durante
varios meses, tanto para la mamadera, como para los sólidos.
Desarrollo neuropsíquico
No recuerda el sostén cefálico. Se sentó a los 6 meses. Ca-
minó a los 2 años. No recuerda cuando fueron las primeras pa-
labras, sólo que fueron tata y tía, y ya las decía a los 9 meses,
No controló ni controla aún esfínteres.
Antecedentes familiares
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Trae los siguientes estudios:
EEG 1977: Normal.
F. de Ojo 1978: Normal.
RX Cráneo 1-1978: Discreta acentuación de las digitaciohes
parietales. Se solicita otro EEG VIII-1978: Normal.
En los intentos de estudio psicológico y de entrevistas de
juego realizadas por la psicóloga, no acepta entrar sin la madre.
No juega, sólo realiza rayado de la hoja sin ninguna intencio-
nalidad, llora, por lo que hubo que suspenderlas.
Evolución
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En la evaluación del desarrollo realizada por psicólogo hace
3 meses presentó:
A nivel del área motriz el desarrollo se hallaba entre 21
a 24 meses.
A nivel del área adaptativa el desarrollo se hallaba entre
15 a 18 meses.
A nivel del área Personal-Social el desarrollo se hallaba
entre 15 a 18 meses.
A nivel del área del lenguaje el desarrollo se hallaba en-
tre 52 a 56 semanas.
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Así estaríamos entonces frente a la configuración de otra
forma clínica, déficit-psicosis, en que no puede discriminarse
cuanto corresponde a uno u otro aspecto.
5 - En la evolución de Diego alrededor de los 5 años y aún an-
tes de la consulta mencionamos los cambios positivos que se
habían establecido. Lo interpretamos como pasaje a otra
organización con sus mecanismos propios -es decir-, de
una configuración en que primaba el repliegue narcisístico,
se da ahora un cierto grado de investimento del mundo ex-
terior, una relación dual de objeto, un manejo distinto en
sus pulsiones libidinales y agresivas. Se modifica así en
cierto grado la conducta autista aunque su estructura sigue
siendo psicótica.
Ricardo era un niño de 10 años 11 meses cuando consultó
en el Servicio de Psiquiatría Infantil del Hospital "Dr. Pedro
Visca".
Fue traído por su madre, preocupada por sus problemas en
el aprendizaje y su tendencia al aislamiento que databa de po-
cos meses atrás.
Según ella, mujer de 44 años en el momento de la consulta,
hasta entonces había tenido un desarrollo dentro de 10 normal,
sin nada que le llamara la atención como no fuera "que siempre
fue más bueno que los demás y le interesaba todo lo que fuera
saber". Pasaba leyendo historietas, el Tesoro de la Juventud.
En la entrevista con el padre, hombre de 47 años, inteligente,
con lenguaje fluído, Ricardo apareció como un niño tímido, pa-
sivo, inseguro, que rehuía otros niños y buscaba el apoyo de sus
hermanos.
Desde hacía dos años (coincidiendo con la adopción de una
hermanita) sus reacciones comenzaron a cambiar.
El padre lo expresaba así: "Se ha formado un mundo ha-
cia adentro sin tener en cuenta el mundo exterior".
Su temática se volvió reiterativa y reaccionaba con violen-
cia si intentaban hacerlo callar.
Según él, era muy cariñoso con toda la familia, lo mostraba
en la búsqueda permanente de cariño y expresiones de ternura,
por momentos resultaba "pegajoso".
Había perdido la capacidad de vestirse adecuadamente, se
ponía ropa de cualquier forma. No tenía problemas en el sueño,
compartía el dormitorio con los hermanos varones, aunque en
oportunidades dormía en la cama de la madre.
El padre tenía su cama al lado de la de matrimonio, y lo
justificaba por sus problemas de columna.
En todo su relato se entreveía la desvalorización de su es-
posa a la que catalogaba de "muy simple".
En una entrevista con la maestra, se pudo obtener datos
sobre la actuación de Ricardo en la escuela.
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Desde 6 meses antes de la consulta de los padres al Servicio,
el rendimiento que siempre fue pobre, comenzó a disminuir hasta
que, en ese momento no hacía nada, no intervenía en nada, no
sabía si leía. Mantenía en su cara una expresión siempre igual,
con una sonrisa que no significaba nada, permanecía quieto y
aislado con un movimiento continuo como mecánico, de su brazo
izquierdo, a veces se ,dormía en clase.
Los otros niños habían adoptado una actitud protectora con
él, lo llevaban de vuelta a la clase cuando lo encontraban deso-
rientado por los corredores de la escuela.
Su equilibrio era inestable lo que hacía necesario ayudado
a colocarse en la fila, o a subir una escalera.
Dos años atrás le habían enviado a Salud y Bienestar Es-
colar por sus dificultades de aprendizaje, en ese momento su-
bía las escaleras gateando.
Antecedentes personales
Ricardo nació de un parto y embarazo normal con un peso
de 2.800 Kg. tomó pecho hasta los 8 meses.
Fue un lactante tranquilo, que caminó a los 17 meses y
controló esfínteres a los 24 meses; la adquisición del lenguaje
fue tardía (cuando lo logró sus palabras eran mal articuladas!,
A los largo de su desarrollo fue siempre un niño pasivo, que
rehuía toda competencia, no le agradaban los deportes.
En la escuela repitió 19 y 39, su padre lo atribuía a Sil di,,-
tractibilidad.
En su casa pasaba horas leyendo. Prefería los temas Yincu-
lados a la naturaleza y a la mitología.
Los datos que proporcionaba la madre eran imprecisos y
poco fiables, se veían permanentemente invadidos por la intru-
sión de los conflictos de la pareja.
Era el tercero de una familia de cinco hijos. Dos hermanos
mayores, Ricardo, un varón de nueve años y una niña adoptada.
circunstancia ésta conocida por todos.
Hasta hace ocho años en que murió, convivió con el matri-
monio y los niños, la abuela paterna. Mujer muy autoritaria
según la madre de Ricardo, que dominaba completamente al pa-
dre de éste y pretendía hacerla con los demás integrantes de la
familia. No quería a su nuera con la que tenía frecuentes en-
frentamientos por discrepancias educativas.
El padre apoyaba siempre a la abuela.
El nivel cultural del padre era bueno en contraposición al
de la madre, el nivel económico mejor al esperado en el am-
biente hospitalario.
El padre tenía otro vínculo estable con una mujer 20 años
menor que él, del que había nacido un hijo, al que todos co-
nocían.
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El matrimonio seguía unido porque el padre no aceptaba
separarse de su esposa e hijos, pero la pareja estaba profunda-
mente perturbada.
En las primeras entrevistas Ricardo se presentó como un ni-
ño de baja estatura, complexión fuerte, cara grande, pálida, ex-
presión ausente, pero que se adaptaba a la situación de entre-
vista contestando con voz monótona, carente de significación
afectiva. Con una articulación defectuosa que, por momentos
hacía difícil el comprenderle.
No miraba nunca de frente, permanecía con la boca entre-
abierta, con una gota de saliva en el labio inferior que no pro-
curaba recoger.
Se animaba algo cuando se tocaban temas que le interesaban.
La marcha era insegura, desviándose hacia la derecha, pero
esto no parecía molestarlo ni preocuparle en absoluto.
Transcribimos lo esencial del informe psicológico de aquel
momento: "Cuadro patológico donde los problemas en el nivel
intelectual no parecen ser los graves. El pensamiento estereoti-
pado y las vivencias persecutorias unido a las alteraciones en la
psicomotricidad y a la presentación del niño, nos muestran una
alteración importante de la personalidad. Ciertos índices plan-
tean la posibilidad de la incidencia de factores orgánicos.
La jerarquía de las alteraciones motoras y su palidez cutá-
nea, nos planteó reiteradamente la incertidumbre de si estos
trastornos psíquicos eran sintomático s de una afección neuroló-
gica evolutiva (como tumor cerebral o un proceso degenerativo),
o si no era más que la máscara de un proceso de estructura
psicótica.
Para ello fue visto por un neurólogo; se le realizó una ra-
diografía de cráneo, un fondo de ojo, y un electroencefalograma,
siendo todos los resultados normales. Frente a ello, planteamos
el diagnóstico presuntivo de estado psicótico.
Se indicó una medicación antipsicótica y psicoterapia.
El tratamiento psicoterapéutico se comenzó cuando el pa-
ciente tenía 11 años.
Para llegar a la sala de juego, recorría el corredor del Hos-
pital, separando los pies para aumentar la base de sustentación
y hacía equilibrio bálanceándose con los brazos; la boca entrea-
biertacon una sonrisa estereotipada, babeándose.
Al comienzo de las sesiones la actitud de Ricardo. era pasiva,
sumisa, su contacto superficial, su mirada huidiza. Dibujaba y
relataba historias estereotipadas: toda una serie de castillos y la
profusión de las defensas utilizadas para impedir la entrada:
fosas, cocodrilos, protecciones frente a invasiones.
Era el muro defensivo que en la relación transferencial opo-
nía para que nadie penetrara en su mundo interno.
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Los frecuentes exámenes médicos realizados en el Hospital,
fueron vividos como ataques a su cuerpo-castillo.
También surgió el temor y el deseo del descubrimiento de
eso que le estaba creciendo dentro de su cabeza, que lo enfer-
maba. ¿ Tumor o locura?
Entró luego en un período hipomaníaco en que se reitera-
ron los temas de persecución, las acciones que realizaban contra
él, tenía pensamientos premonitorios. Desplegaba relatos sobre
la vida de los animales mostrando conocimientos poco frecuen-
tes, y otros, aludiendo a mitos griegos, como el del Minotauro
en el Laberinto. Luego de vampiros, enfatizando con compla-
cencia situaciones de crueldad, fueron interpretadas como fan-
tasías sexuales arcaicas a predominio sádico oral y vampirismo.
Surgieron momentos en que no discriminaba las palabras
del actuar, y se hacía necesario ponerle límites.
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un enorme pozo en donde decían iban a hacer una piscina y que
constituía un permanente riesgo para el niño.
Paralelamente se tuvieron entrevistas psiquiátricas con los
padres de Ricardo, en las que se controlaba la medicación y se
daban algunas orientaciones para el manejo del paciente.
Concurría más frecuentemente su padre, que progresiva ..
mente aparecía como más desprolijo, abatido, desinteresado. Ya
no observaba las conductas de Ricarlo al que en ocasiones traía
al Hospital en motoneta a pesar de que éste, por sus problemas
de equilibrio tenía serias dificultades para mantenerse sobre el
vehículo. Ponía de manifiesto de esta manera los deseos de
muerte hacia su hijo.
La madre aportaba datos sobre las actitudes del niño, a
través de ellos pudimos observar que su evolución clínica no
siempre fue paralela a la de su mundo interno.
Aparecieron lla'mativas mejorías en su conducta con un au-
mento de interés por lo que lo rodeaba, llegando en oportunida-
des a pedir para aprender todo lo relativo al trabajo de una
granja.
Estos episodios eran de corta duración y les seguía una etapa
de agravamiento de su sintomatología.
Las alteraciones del comportamiento se fueron agravando,
salvo en los episodios de mejoría ya mencionados: pasó de ser
un niño pasivo, a ser muy agresivo con padres y hermanos, per-
turbando gravemente el funcionamiento del hogar. Se fugó en
una oportunidad de su casa.
Comenzó a quejarse de que le salían malas palabras lo que
le llevó a lavarse con suma frecuencia los dientes, esto se modi-
ficó luego apareciendo estados ,de agitación, gritos y gran ansie-
dad, ante cualquier "mala palabra" que escuchaba.
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Perdió los hábitos alimentaríos, comía con las manos y con
gran voracidad, aún así tuvo períodos en que adelgazó marca-
damente. Su preocupación por el dinero lo llevó a revolver los
tachos de basura en su afán de encontrarlo.
Cada vez más sucio, más descuidado, adquirió una palidez
amarillenta, adelgazó, el labio inferior aparecía macerado por la
humedad permanente.
Los problemas motores se fueron agravando, aparecieron
deformaciones posturales de pie y cadera que motivaron con-
sultas a traumatólogo. Los trastornos del equilibrio se acentuaron.
Fue sometido a frecuentes exámenes neurológicos, radiogra-
fías de cráneo, estudios de fondo de ojo y electroencefalogramas.
En uno de estos exámenes se constató un extrapiramidalismo que
se atribuyó a la medicación y una adiadococinecia con algunas
cincinesias cináticas sobre todo de izquierda a derecha, atribui-
d.as a una disfunción cerebral que ya la clínica y el estudio psi-
cológico habían hecho sospechar.
Un estudio electroencefelográfico en este momento mostró
un foco iritativo temporal izquierdo.
Se inició una medicación antiepiléptica y se suspendieron
los psicofármacos. Estos debieron reiniciarse a la semana pues
la convivencia cOn Ricardo era imposible sin ellos, dado lo vio-
lento de sus reacciones.
En otra oportunidad, al año, se constataron sobresaltos dis-
tales al examen neurológico. Se planteó una investigación viral
con la finalidad de descartar un proceso encefálico a virus y un
estudio ,de aminoácidos en orina en busca de aminoácidos anor-
males. No fue posible realizarlos.
Un nuevo examen neurológico dos años después mostró
gran hipotonía de miembros superiores. Los electroencefalogra-
mas se normalizaron en 6 meses.
Resumiendo
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observar en el Goodenough en su ingreso a la clínica y dos
años después.
Asimismo en este Bender que nos permite observar los
cambios en la integración perceptoriomotora.
La relación con su familia, con su madre sobre todo, que
se vio dominada por la ambivalencia afectiva y que se manifes-
taba en una oscilación permanente entre la frialdad y la de-
manda, entre la hostilidad extrema y la dependencia extrema.
Su modo de contacto.
Del trabajo psicoterapéutico podemos destacar: El clivaje
psicótico, identificaciones proyectivas masivas, defensas manía-
cas con control omnipotente del pensamiento alternando con pe-
ríodos en que dominaba lo persecutorio o mecanismos esqui-
zoides.
En una línea de pensamiento Kleiniano diríamos que es el
predominio de la posición esquizo-paranoide.
Uniendo el análisis clínico y psicopatológico al criterio evo-
lutivo, que en este caso fue desfavorable a pesar de las terapéu-
ticas realizadas, diagnosticamos una Psicosis tardía a forma de
destructuración, de desorganización de la personalidad (forma es-
quizofrenia) siguiendo la aproximación nosográfica de Mises, a
evolución progresiva.
Actualmente Ricardo tiene 22 años. Está internado en el
Hospital Vilardebó luego de haber pasado temporadas en distin-
tas instituciones psiquiátricas y en su casa .....
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El diagnóstico de sala es: Esquizofrenia precocísima (Psico-
sis Infantil) con gran deterioro psicointelectual. Es un paciente
con el cual no se mantiene diálogo, anémico y adelgazado, pasa
todo el día en la cama con incontinencia fecal y urinaria.
En su progresivo deterioro y destructuración, podemos ha-
blar ahora, que se ha ya inscripto otra estructura, como ser la
demencial, aún más desfavorable y severa.
¿ Ultimo escalón en la desorganización psíquica, umbral de la
vida material y de la muerte?
Frente a la precariedad de nuestros conocimientos respecto
a la Psicosis Infantil, los déficit mentales e instrumental es y los
respectivos límites, dejamos planteadas una serie de interro-
gantes de éste y del otro caso, a discusión entre todos, y al
aporte que nos puede hacer nuestro distinguido visitante el Dr.
J. L. Lang.
BIBLIOGRAFIA
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