Historia de Panama y E.E.U.U. Semestral

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INTEGRANTES:

Carlos Abdiel Collado Olmedo, Nataniel


López, Dino Roberth.
EL CONSEJO DE
SEGURIDAD DE 1973 Y EL
PAPEL QUE JUGARON
LOS PAISES ALINEADOS Y
NO ALINEADOS.
índice.
Introducción..................................................................................................................................... 2
Antecedente: la Zona del Canal como territorio no autónomo .......................................... 3
Antecedente: el Consejo de Seguridad ante los sucesos del 9 de enero de 1964 ....... 5
El escenario y contexto global para marzo de 1973 ................................................................... 7
El camino de Nueva York a Panamá .......................................................................................... 9
La reunión del Consejo de Seguridad en Panamá ........................................................................... 11
PAÍSES ALIADOS Y NO ALIADOS Y SU CONTRIBUCION EN EL CONSEJO DE
SEGURODAD 1973. ...................................................................................................................... 14
Conclusiones................................................................................................................................. 16
Introducción

El cuadragésimo quinto aniversario de la reunión del Consejo de Seguridad de las


Naciones Unidas en la República de Panamá brinda, en esta sala legislativa, una
oportunidad única para analizar los antecedentes históricos de dicha reunión y su
importancia para la lucha diplomática por salvaguardar la justicia plena. Soberanía de
Panamá.

Diez conferencias (1695 a 1704) celebradas en suelo de la Patria del 15 al 21 de marzo


de 1973, llevaron a Panamá a reconsiderar formalmente su estrategia para la restauración
de la Zona del Canal. Creo que Panamá, una de las principales agencias de las Naciones
Unidas responsable del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, celebró
diez conferencias para multilateralizar su disputa por la zona del canal con los Estados
Unidos de América. Antes de 1973, la lucha diplomática por el canal se limitaba al nivel
bilateral, pero cuando se intentó elevarla al nivel multilateral, la diplomacia panameña se
encontró con una gran decepción.

Es por ello por lo que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas reunido en nuestro
país, constituyó el foro y lugar indicado para catapultar al plano multilateral la lucha
panameña y reincorporarla a la agenda de descolonización de las Naciones Unidas. Me
refiero a reincorporación pues hasta 1947, la Zona del Canal de Panamá estuvo listada
por la Asamblea General de las Naciones Unidas como un territorio no autónomo.
Antecedente: la Zona del Canal como territorio no
autónomo

En 1946, a solo un año del establecimiento de las Naciones Unidas, la Asamblea General,
mediante resolución 66(I) del 14 de diciembre, tomó nota de la información transmitida por
el Gobierno de los Estados Unidos de América concerniente a la condición de la Zona del
Canal de Panamá como territorio no autónomo. Ante esta acción, la delegación panameña
ante la O.N.U. presentó una protesta formal contenida en una declaración (ver O.N.U.
Doc. A/200, 26 de noviembre de 1946). En dicho documento, Panamá declaró lo
siguiente:

Que la República de Panamá es y nunca ha dejado de ser el soberano de la franja de


territorio conocida como la Zona del Canal de Panamá.
Que los Estados Unidos únicamente adquirieron por medio de tratado, “el uso, ocupación
y control” de la Zona del Canal.

Que dicho “uso, ocupación y control” fueron otorgados con el propósito específico de
“construcción, mantenimiento, operación, saneamiento y protección del Canal”.
Que la Zona del Canal no es una POSESIÓN o parte del dominio político de los Estados
Unidos.

Que la Zona del Canal de Panamá es un territorio sin una población nativa, permanente y
homogénea.

Que los actuales habitantes de la Zona del Canal no tienen ningún interés unido al suelo,
y que no pueden, ni pueden tener aspiraciones políticas para el autogobierno o
independencia.
Que la Zona del Canal de Panamá únicamente puede ser administrada como una porción
de territorio exclusivamente dedicada al mantenimiento, operación y protección del Canal.
En atención a la Declaración panameña, el secretario de Estado de los Estados Unidos de
América, George Marshall, informó al secretario general de la O.N.U., Trygve Lie, el 27 de
junio de 1947, que los Estados Unidos no transmitiría a la organización información sobre
la Zona del Canal de Panamá, entre tanto no se clarificara dicha cuestión con la
República de Panamá.
Irónicamente, los Estados Unidos utilizó esta Declaración de Panamá para remover a la
Zona del Canal de la lista de territorios no autónomos de la O.N.U. Lo anterior significaría
que al darse inicio al proceso de descolonización auspiciado por las Naciones Unidas en
la década de los sesenta (1960s), mediante la adopción de la “Declaración sobre la
concesión de la independencia a los países y pueblos” (Resolución 1514 (XV), 14 de
diciembre de 1960, Asamblea General, O.N.U.) y con la activa participación del
Movimiento de Países No-Alineados (1961), la Zona del Canal de Panamá no estaría
dentro del mandato descolonizador de la organización mundial.

En este sentido, es importante considerar las razones de la declaración emitida por la


Delegación Panameña. Por supuesto que la razón principal era la defensa de la soberanía
nacional, pues para Panamá la cuestión de la soberanía sobre la Zona del Canal no
estaba abierta a discusión. Igualmente, es necesario considerar las aprehensiones
panameñas respecto a las Naciones Unidas. La O.N.U. se creó luego de la segunda
guerra mundial con el propósito de “librar a las futuras generaciones del flagelo de la
guerra”. Pero ciertos propósitos de la organización como el respeto al principio de la libre
determinación de los pueblos y la consecución de ciertos objetivos como la agenda
descolonizadora estaban a penas en proceso de gestación. Al considerar el artículo 73 de
la Carta de las Naciones Unidas concerniente a la “Declaración relativa a territorios no
autónomos”, es muy probable que nuestros diplomáticos y delegados ante la organización
mundial, mirasen con cierta suspicacia y recelo sus disposiciones. Es imperativo recordar
que las Naciones Unidas conservó los mandatos de su predecesora, la Liga de Naciones.
En este sentido, acontecimientos inmediatos como la situación en el Mandato Británico de
Palestina darían razones adicionales para desconfiar del nuevo sistema. Es por ello por lo
que es interesante dilucidar sobre el rumbo que hubiese tomado la lucha por la
recuperación de la soberanía sobre la franja canalera, si la Zona del Canal hubiese estado
en la agenda descolonizadora de la O.N.U. en los años sesenta (1960s).
Antecedente: el Consejo de Seguridad ante los sucesos
del 9 de enero de 1964

El segundo antecedente dentro de la O.N.U. a la reunión del Consejo de Seguridad en


Panamá lo encontramos en los acontecimientos del 9, 10 y 11 de enero de 1964. El 10 de
enero de 1964, el Embajador Aquilino E. Boyd, Representante Permanente de Panamá
ante las Naciones Unidas, presentó una carta (ver O.N.U. Doc. S/5509) dirigida al
presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Renán Castillo Justiniano.
En dicho documento, el Embajador Boyd solicitó una reunión del Consejo “a la mayor
brevedad posible” a fin de que se examinara “la grave situación que existe entre Panamá
y los Estados Unidos de América por razón del Canal que se encuentra enclavado en
nuestro territorio”. Dicha solicitud se fundamentó en los artículos 35, ordinal 1 y 34 de la
Carta de las Naciones Unidas. En su misiva, el Embajador Boyd calificó los hechos
suscitados el 9 de enero de 1964 como una “agresión sangrienta” que ponía “en peligro la
paz y la seguridad internacional”.

El mismo 10 de enero de 1964 se produce la reunión y Panamá, que en ese momento no


ocupaba un asiento en el Consejo, es invitada a participar de conformidad con el artículo
37 del Reglamento Provisional del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ver
O.N.U. Doc. S/96/Rev.7). La primera participación en la sesión 1086 del Consejo
correspondió a Panamá. En su intervención, el Embajador Boyd introdujo las causas
mediatas e inmediatas de los actos violencia, así como recapituló el número de víctimas
de dichos actos.

La intervención del Embajador Boyd merece ser analizada por todos los estudiosos del
derecho internacional. Entre otras cosas, el Embajador Boyd señaló que “La Zonal del
Canal de Panamá … jamás ha sido vendida, cedida, permutada, arrendada o en forma
alguna enajenada a los Estados Unidos de América. Tampoco ha sido objeto, ni podría
serlo, de conquista o anexión por parte de éstos. Por tanto, Panamá siempre ha
mantenido y mantiene su soberanía en tal Zona.” Igualmente explicó, “desde 1903, año en
que se consumó la Convención del Canal Ístmico, los Estados Unidos de América se han
venido arrogando, gradual y unilateralmente, funciones y prerrogativas que, de acuerdo
con los instrumentos contractuales internacionales vigentes, no les corresponden”.

Además, aclaró: “Panamá siempre ha procedido dentro de los más puros principios del
derecho internacional, y a pesar de que tanto la llamada Convención del Canal Ístmico de
1903 como casi todos los demás convenios complementarios de la misma son un tanto
lesivos a Panamá, mi Gobierno los ha cumplido escrupulosamente hasta ahora. No
podemos decir lo mismo de los Estados Unidos de América, pues a pesar de que el
Tratado de 1903 fue prácticamente impuesto a Panamá, los Estados Unidos sólo han
cumplido aquellas partes de este que han tenido a bien cumplir y en la forma como les ha
venido en gana, y lo han interpretado en muchos casos – puedo afirmar –
unilateralmente.” Culminó diciendo, “es imperativo que el estatus del Canal de Panamá
cambie, ya sea que éste se nacionalice, pasando a pertenecer al Estado en cuyo territorio
se halla enclavado, o se internacionalice, reconociéndose a Panamá – como ocurre en los
canales internacionales – una situación preferencial en relación con el mismo, pues la
democracia no se practica ni se enseña a base del desconocimiento de los débiles
La reunión continuó con la intervención del Embajador Stevenson de los Estados Unidos
de América, quien cuestionó que el tema se tratase en el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas, pues la Organización de Estados Americanos, mediante la Comisión
Interamericana para de Paz, había intervenido con gran celeridad y una comisión
investigadora estaba pronta a llegar a territorio panameño. Igualmente, consideró que el
representante de Panamá se había “aventurado” en catalogar los hechos suscitados
como “agresión” y procedió a “desmentir” sus aseveraciones, acusando a su vez a los
estudiantes panameños de actos de vandalismo (ver O.N.U. Doc. S/PV.1086).

En su intervención, la delegación brasileña señaló que debido a la “escasa información”


resultaba difícil juzgar las circunstancias del caso y propuso que el Consejo de Seguridad
autorizase a su presidente a exhortar a los de Estados Unidos y a Panamá “a que se
ponga fin inmediatamente al intercambio de disparos y al derramamiento de sangre y a
pedirles que impongan la mayor moderación posible a las fuerzas militares a sus órdenes
y protejan a la población civil”. Igualmente, expresó que no había necesidad de presentar
en esos momentos un proyecto de resolución. Sucesivamente, intervinieron las
delegaciones de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Reino Unido de Gran
Bretaña e Irlanda del Norte, Marruecos, Costa de Marfil, China, Checoslovaquia.
Sucesivamente, la propuesta de Brasil fue adoptada por consenso.

Consecuentemente, el presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas,


Renán Castillo Justiniano (Bolivia), envió un telegrama al ministro de Relaciones
Exteriores Panameño, Doctor Galileo Solís, y al secretario de Estado de los Estados
Unidos de América, Dean Rusk, en el que realiza un “llamado a que cese inmediatamente
el fuego y derramamiento de sangre”. Al mismo tiempo instó a ambos gobiernos a que
“tomen las medidas necesarias para contener las fuerzas militares bajo su mando y
proteger a la población civil” (Ver O.N.U. Doc. S/5519).

Tal como lo ejemplifican los acontecimientos de 1946-1947 y 1964, los intentos por
multilateralizar la controversia por la Zona del Canal habían sido de una forma u otra
infructuosos, retrotrayendo la controversia al ámbito bilateral. En el marco de la reunión
del Consejo de Seguridad en Panamá de 1973, nuestro país encontró en un órgano
principal de un foro multilateral como las Naciones Unidas, el instrumento para
internacionalizar la lucha por la recuperación de la soberanía del Canal, para impulsar su
discusión y fomentar su rápida solución mediante la participación de organismos y foros
multilaterales. Si bien el resultado final del proceso negociador fueron dos instrumentos
internacionales de carácter bilateral, léase el Tratado del Canal de Panamá y el Tratado
de la Neutralidad Permanente del Canal de Panamá y su funcionamiento, el hecho de que
los tratados tengan como depositario a la Organización de Estados Americanos, hayan
sido registrados en las Naciones Unidas de conformidad con el artículo 102 de su Carta
constitutiva, y que cuenten con un Protocolo al Tratado relativo a la Neutralidad
Permanente y al funcionamiento del Canal Panamá con 40 Estados parte, son prueba
fehaciente del importante rol que jugó el ámbito multilateral en la consecución de este
objetivo nacional. En este sentido, la reunión del Consejo de Seguridad de 1973 marca un
antes y un después en el proceso negociador, pues fue una de las primeras grandes
victorias de la diplomacia panameña y al culminarse un 21 de marzo de 1973, ya se
vislumbraba, en un horizonte no muy distante, en un período menor a un lustro, el 7 de
septiembre de 1977.

El escenario y contexto global para marzo de 1973

En 1973, el mundo y, por supuesto, las Naciones Unidas distaban muchísimo de la


realidad política que actualmente vivimos. En vez de 193 Estados miembros, las Naciones
Unidas estaba compuesta por 132 Estados miembros. El Consejo de Seguridad estaba
conformado por sus cinco (5) miembros permanentes (Estados Unidos, Francia, Reino
Unido, China y la Unión Soviética) y diez (10) miembros no permanentes, a saber,
Australia, Austria, Guinea, India, Indonesia, Kenia, Panamá, Perú, Sudán y Yugoslavia.

Es importante destacar que el asiento de China ya era ocupado por la República Popular
China, quienes mediante la resolución 2758 de la Asamblea General del 25 de octubre de
1971, habían sido reconocidos como el único representante legítimo de China ante las
Naciones Unidas, haciéndose acreedores del asiento permanente de China en el Consejo
de Seguridad. Igualmente, era la segunda ocasión en que le correspondía ocupar a
Panamá un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad, siendo la primera
ocasión en el período 1958-1959. En esta ocasión el período correspondería para los
años 1972 y 1973.
En el contexto geopolítico, además de la Guerra Fría entre los Estados Unidos y la Unión
Soviética, las tensiones entre la Unión Soviética y la República Popular China eran
evidentes. En 1969 se había producido un conflicto fronterizo entre ambas potencias
cerca de la isla Zhenbao y el río Ussuri. En este contexto y aprovechando dichas
tensiones, las relaciones Estados Unidos-China florecieron con el viaje secreto de Henry
Kissinger para reunirse con el primer ministro de China, Zhou Enlai, y culminaron con el
viaje de Richard Nixon a China y su reunión con Mao Zedong en 1972.

El Movimiento de Países No Alineados consolidaba su rol como campeón de las causas


descolonizadoras y la no participación en la Guerra Fría. Desde 1960 se iniciaría el
proceso de descolonización, el cual casi doblaría en dos décadas la membresía de las
Naciones Unidas (82 miembros a inicios de 1960, 154 miembros para 1980).

Por otra parte, el mundo era testigo de la incorporación del Tratado de No Proliferación de
Armas Nucleares al orden jurídico internacional, el cual había entrado en vigor en 1970.
Igualmente, la comunidad internacional observaba impacientemente la posible carrera
armamentista entre India y Pakistán quienes se habían rehusado a firmar el Tratado de
No Proliferación. En 1974, India llevaría a cabo con éxito lo que denominó una “explosión
nuclear pacífica”. Por su parte, Pakistán iniciaría su programa nuclear en la década de los
setenta (1970s) y a partir de 1974 contarían con las contribuciones del tristemente célebre
Abdul Qadeer Khan.

En octubre de 1973, se produciría la guerra de Yom Kipur o del Ramadán que vería
involucrados a Israel, Egipto y Siria. Para ese conflicto se estima que Israel tenía a su
disposición 13 bombas nucleares («Violent Week: The Politics of Death», Time, 12 de abril
de 1976). Por último, el 27 de enero de 1973, Estados Unidos firmaría los Acuerdos de
Paz de París que culminaban la participación estadounidense en la Guerra de Vietnam.

En marzo de 1973, el mundo se encontraba convulsionado y el horizonte vislumbraba una


gran inestabilidad a nivel mundial. Panamá recibía al órgano principal encargado de
mantener la paz y la seguridad internacionales con el objetivo de insertar la cuestión
canalera en la delicada agenda del Consejo y equiparar las situaciones mencionadas
anteriormente con la lucha panameña por la recuperación de la soberanía nacional.
El camino de Nueva York a Panamá

En ocasiones el análisis de la reunión del Consejo de Seguridad en Panamá se enfoca en


el fondo de las sesiones y no en el gran triunfo que significó lograr trasladarlo a suelo
panameño. Antes de este evento, el Consejo de Seguridad se había reunido fuera de la
sede de las Naciones Unidas en Nueva York en una sola ocasión, en Addis Ababa en
1972. Cabe destacar que, hasta la inauguración de su sede actual en 1952, el Consejo se
reunía intermitentemente entre Reino Unido, Estados Unidos y Francia.

Sólo para resaltar la importancia de este acontecimiento, luego de la reunión de 1973 en


Panamá, el Consejo de Seguridad se reunió fuera de su sede en Nueva York únicamente
en otras dos ocasiones, a saber, Ginebra, Suiza, en 1990, y Nairobi, Kenia, en 2004. Es
decir, que, desde el establecimiento de su sede en Nueva York, el Consejo de Seguridad
ha celebrado, hasta el día de hoy, sesiones fuera de la sede solamente en cuatro
Estados: Etiopía, Panamá, Suiza y Kenia.

Las reuniones o sesiones del Consejo de Seguridad fuera de su sede no deben


confundirse con las misiones llevadas a cabo, en ocasiones, por este órgano principal de
las Naciones Unidas. Usualmente, dichas misiones del Consejo de Seguridad están
compuestas por un número limitado de miembros.

De conformidad con el artículo 28, numeral 3, de la Carta de las Naciones Unidas, “el
Consejo de Seguridad podrá celebrar reuniones en cualesquiera lugares, fuera de la sede
de la Organización, que juzgue más apropiados para facilitar sus labores.” De igual forma,
el Reglamento Provisional del Consejo de Seguridad, establece en su artículo 5 que en
“cualquier miembro del Consejo de Seguridad o el secretario general podrán proponer que
el Consejo de Seguridad se reúna en otro lugar. Si el Consejo de Seguridad acepta esta
propuesta, determinará el lugar y el período durante el cual habrá de reunirse en tal
lugar”.

En el caso de Panamá la propuesta se presentó por conducto de una carta fechada 9 de


enero de 1973 dirigida al presidente del Consejo de Seguridad, firmada por el ministro de
Relaciones Exteriores de Panamá, Juan Antonio Tack. El Canciller Tack propuso como
tema general de la reunión “Examen de las medidas dirigidas al fortalecimiento de la paz y
la seguridad internacionales y a la promoción de la cooperación internacional en América
Latina, en consonancia con las disposiciones y principios de la Carta y las resoluciones
relativas al derecho de libre determinación de los pueblos y al respeto estricto de la
soberanía y la independencia de los Estados” (ver O.N.U. Doc. S/10858). Igualmente, el
presidente del Grupo Latinoamericano, el Embajador Augusto Espinosa, Representante
Permanente de Colombia ante las Naciones Unidas, expresó la “simpatía y solidaridad de
las delegaciones que lo integran con la decisión de Panamá de proponer una reunión del
Consejo de Seguridad en la ciudad de Panamá
En las sesiones 1684 y 1685 del 16 de enero de 1973, el Consejo de Seguridad decidió
aceptar en principio la invitación de Panamá y pedir al Comité del Consejo de Seguridad
encargado de la cuestión de la celebración de sesiones del Consejo fuera de la Sede que
examinara todos los aspectos relativos a los arreglos necesarios y presentara un informe
al Consejo. Dicho Comité presentó un informe con fecha de 25 de enero de 1973 (ver
O.N.U. Doc. S/10868). El informe, en su párrafo veintiuno (21) relata que el presidente del
Comité, en su décimo segunda sesión, declaró que existía consenso para recomendar al
Consejo de Seguridad celebrar la reunión en Panamá bajo el tema “Examen de medidas
para el mantenimiento y fortalecimiento de la paz y la seguridad internacionales en
América Latina, de conformidad con las disposiciones y los principios de la Carta”.
Igualmente, el Comité, en el párrafo 22 de su informe, propuso una metodología de
trabajo y envió un proyecto de resolución al Consejo de Seguridad, el cual se transcribe
en el párrafo 23 del informe. El proyecto de resolución presentado por el Comité fue
aprobado de forma unánime por el Consejo de Seguridad en su sesión 1686,
adoptándose la Resolución 325 del 26 de enero de 1973 (un día antes de la firma de los
Acuerdos de Paz de París). Una vez adoptada la resolución, el Embajador Boyd
agradeció el apoyo Latinoamericano, Africano, Asiático y Árabe a la iniciativa panameña, y
aprovechó para anunciar, de forma magistral, que Panamá deseaba que “el Consejo,
dentro del marco de la Carta, ensaye fórmulas que tiendan a quitarle el detonador a la
explosiva situación que existe en mi país debido al enclave de tipo colonialista
denominado Zona del Canal de Panamá, que divide nuestro territorio en dos e impide
nuestra integración territorial, política, económica y social” (ver O.N.U. Doc. S/PV.1086).
Ante la intervención panameña, los Estados Unidos, mediante su representante en el
Consejo, Sr. Phillips, reiteró las “reservas” que tenía su país sobre realizar dichas
reuniones en Panamá. En particular, las que habían sido externadas por el Embajador
Bush, en su declaración el 16 de enero ante el Consejo (sesión 1685), y concluyó
diciendo que el Consejo no podría “evitar el debate sobre problemas bilaterales que no
están sometidos a su consideración, muchos de los cuales podrían ser planteados dentro
de un orden del día elaborado en términos tan amplios, y podría añadir que las
declaraciones del Sr. Boyd de la mañana de hoy han subrayado ese hecho”.

Tales fueron los efectos de la resolución 325 del Consejo de Seguridad y del
pronunciamiento del Embajador Boyd, que la Agencia Central de Inteligencia, mediante su
Oficina de Estimaciones Nacionales, produjo un Memorándum de fecha 2 de febrero de
1973 titulado “El Consejo de Seguridad de la O.N.U. se reúne en Panamá: Implicaciones
para las negociaciones de los Tratados del Canal”. El Memorándum, desclasificado en el
año 2007, cataloga como ambiciosas las aspiraciones del General Omar Torrijos, jefe de
Gobierno de Panamá en la época, que consistían en la plena jurisdicción panameña sobre
la Zona del Canal lo más pronto posible y un tiempo definido para la duración de un nuevo
tratado, después del cual el Canal revertiría a manos panameñas. El documento señala
que los esfuerzos negociadores de 1971-1972 estaban tan muertos como el proyecto de
tratados de 1967. Igualmente, predice que las demandas de Torrijos se endurecerían a
partir de la reunión del Consejo en Panamá, que las posibilidades de actos de violencia e
incidentes en contra de Estados Unidos eran considerables. El Memorándum concluye
que con este nuevo escenario era de esperarse otra gran crisis en las relaciones Estados
Unidos-Panamá

La reunión del Consejo de Seguridad en Panamá

Durante las diez sesiones del Consejo de Seguridad celebradas en la República de


Panamá, la presidencia del Consejo estuvo a cargo de Panamá. La presidencia le
correspondía a Panamá debido al carácter rotativo de la misma, consagrado en el artículo
18 del Reglamento Provisional del Consejo, que establece: “La Presidencia del Consejo
de Seguridad recaerá, por turno, en los Estados miembros del Consejo de Seguridad en
el orden alfabético inglés de sus nombres. Cada presidente permanecerá en funciones
por espacio de un mes civil”. Es decir, que a Panamá le Correspondió ser sede de dichas
sesiones del Consejo de Seguridad y a su vez presidirlas. Dicho honor fue investido en las
figuras del Embajador Aquilino Boyd, Representante Permanente de Panamá ante las
Naciones Unidas, el Canciller Juan Antonio Tack, y el jefe de Gobierno, según la
Constitución del ’72, el General Omar Torrijos Herrera.

Las sesiones trataron temas varios los cuales trataré de resumir brevemente con la
asistencia del resumen elaborado de las sesiones del Consejo de Seguridad en Panamá
por las Naciones Unidas (ver O.N.U. Doc. S/RES/330(1973)) y el trabajo del Profesor
Armando Muñoz Pinzón (ver Armando Muñoz Pinzón, Valor de la sesión del Consejo de
Seguridad en Panamá, La Estrella de Panamá, 8 de junio de 2014). En su sesión 1695, el
15 de marzo de 1973, es decir hoy hace 45 años, el Consejo escuchó al general Omar
Torrijos quien, en palabras del historiador Muñoz Pinzón, “destacó la lucha del pueblo
panameño por la defensa de la soberanía y la eliminación del enclave colonial”. Ese
mismo día, en la sesión 1696, se invitó a los representantes de quince (15) Estados
miembros de las Naciones Unidas a participar sin derecho a voto de las discusiones.
Igualmente, de conformidad el artículo 39 del Reglamento Provisional del Consejo se
invitó al secretario general de la Organización para la prohibición de las armas nucleares
en América Latina (OPANAL), Héctor Gros Espiell a participar de la sesión. En las
sesiones 1697, 1698, 1699 y 1700 se invitó a participar a un total de once (11) Estados
adicionales, así como a dignatarios de organizaciones internacionales como el secretario
ejecutivo de la Organización para la Unidad Africana y el Observador Permanente de la
Liga de los Estados Árabes ante las Naciones Unidas.

Durante sus diez (10) sesiones en Panamá, el Consejo de Seguridad aprobó una
Resolución. La Resolución 330 (1973) fue adoptada en la sesión 1704 del Consejo con
una votación favorable de doce (12) votos y tres (3) abstenciones, a saber, Estados
Unidos, Francia y Reino Unido. En su parte resolutiva, se (1) exhorta a los Estados a
dictar medidas apropiadas para impedir la acción de aquellas empresas que
deliberadamente pretenden coaccionar a países de América Latina; (2) pide a los Estados
que, para mantener y reforzar la paz y la seguridad en América Latina, se abstengan de
aplicar o fomentar el uso de todo tipo de medida coercitiva contra Estados de la región
(ver O.N.U. Doc. S/RES/330(1973)).

En esa misma sesión (1704) celebrada el 21 de marzo de 1973, le correspondió al


presidente del Consejo, el Embajador Aquilino Boyd, hacer uso de la palabra (ver O.N.U.
Doc. S/PV.1704). En una de las intervenciones más memorables en los Anales del acervo
diplomático panameño, el Embajador Boyd rememora sobre el surgimiento del Estado y la
nación panameña, el sueño del Libertador Bolívar y las legítimas aspiraciones del pueblo
panameño, incluyendo la desnuclearización de América Latina y la cuestión del Canal de
Panamá. Sobre este último punto se refirió a esta situación como un “enclave
gubernamental extranjero que divide a nuestro país en dos partes”. Señaló, además, que
la Convención del Canal Ístmico de 1903, lesionaba la integridad física del territorio
panameño, estableciendo además otras restricciones de orden jurídico, político,
económico, social y cultural, con la agravante de que dichas limitaciones o restricciones
fueron impuestas unilateralmente por los Estados Unidos. Adicionalmente, calificó como
una situación de tipo colonial las abrumadoras facultades que tenía Estados Unidos en
territorio panameño
El Embajador Boyd también se refirió al artículo 1 de la Convención del Canal Ístmico, que
transformaba a Panamá en una especie de protectorado, al establecer que Estados
Unidos garantizaría y mantendría la independencia de nuestro país. Igualmente, explicó
que el artículo 136 de la Constitución de 1904 estipulaba que “El Gobierno de los Estados
Unidos podrá intervenir, en cualquier punto de la República de Panamá para restablecer
la paz pública y el orden constitucional si hubiese sido turbado”. Dichas estipulaciones
serían abolidas en 1936.

De igual forma, el Embajador Boyd recordó los incidentes de 1959 y 1964, expresando a
su vez que la principal causa de conflicto entre los Estados Unidos y Panamá era la
perpetuidad de la concesión canalera, la interpretación unilateral de los Estados Unidos
de las estipulaciones contractuales y el ejercicio de la jurisdicción estadounidense sobre la
Zona del Canal. Argumentó que la perpetuidad de la concesión canalera carecía de
sustento moral y jurídico. El Embajador Boyd culminó su intervención agradeciendo el
apoyo de los distintos Estados del orbe a la causa panameña. Acto seguido, se decretó un
receso en la sesión.

Una vez reanudada la sesión 1704, asumió la presidencia el Canciller Juan Antonio Tack,
quien sometió a la consideración de los Estados miembros del Consejo de Seguridad un
proyecto de resolución auspiciado por Guinea, India, Indonesia, Kenia, Panamá, Perú,
Sudán y Yugoslavia (ver O.N.U. Doc. S/10931/Rev.1). El proyecto tomaba nota de la
“Declaración Conjunta” de Panamá y los Estados Unidos del 3 de abril de 1964, y de la
disposición de ambos Estados para la abrogación de la Convención del Canal Ístmico de
1903 mediante un nuevo tratado. Igualmente, les exhortaba a proseguir con sus
negociaciones y decidía mantener la cuestión canalera bajo su consideración. Sobre este
particular, es importante destacar los aportes y el rol del Doctor Jorge Illueca en la
redacción de este proyecto de resolución.

Se procedió a la votación ordinaria del proyecto de resolución que contó con trece (13)
votos a favor (los ocho proponentes más Australia, Austria, China, Francia y la Unión
Soviética), uno (1) en contra (Estados Unidos) y una (1) abstención (Reino Unido). El
proyecto de resolución fue rechazado debido al voto negativo de uno de los miembros
permanentes del Consejo.

En su explicación de voto, el representante de los Estados Unidos aseveró que el


proyecto de resolución y la reunión del Consejo de Seguridad tenía por objeto presionar a
una de las partes respecto de una negociación bilateral, haciendo más difíciles las
negociaciones y obstaculizando la utilidad del Consejo de Seguridad. En reiteradas
ocasiones el representante estadounidense expresó el carácter bilateral del proceso de
negociaciones, por lo que no consideraban conveniente o adecuado que el Consejo de
Seguridad adoptase una resolución sobre dichas cuestiones. Tachó el proyecto de
resolución como desequilibrado e incompleto.

Sobre la cuestión del denominado “veto” dentro del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas, es menester hacer ciertas aclaraciones. La Carta de las Naciones
Unidas no utiliza el término “veto” en ninguno de sus artículos. El artículo 27 de la Carta
de las Naciones Unidas explica que para “cuestiones de procedimiento” únicamente es
necesario el voto favorable de por lo menos nueve Estados miembros del Consejo. Para
“todas las demás cuestiones”, incluyendo la adopción de resoluciones, según el inciso
tercero del mismo artículo, es necesario el voto favorable de por lo menos nueve
miembros incluyendo el de los cinco miembros permanentes. En la práctica, el Consejo de
Seguridad ha interpretado que los miembros permanentes del Consejo también pueden
abstenerse, sin que ello necesariamente afecte la adopción de la resolución. En este
sentido es importante destacar el hecho de que el proyecto de resolución sobrepasara el
margen de los 9 votos necesarios para su adopción, pues forzó a los Estados Unidos a
ejercer, por tercera vez en la historia del Consejo de Seguridad, la prerrogativa
consagrada en el artículo 27, numeral 3, de la Carta de las Naciones Unidas, conocida
también como el derecho a veto
El representante del Perú y a la postre futuro secretario general de las Naciones Unidas,
Javier Pérez de Cuellar, dijo que el veto estadounidense en vez de ser “reconocido como
un fracaso o una derrota … dignifica la lucha del Gobierno y del pueblo de Panamá”. Por
su parte, el Canciller Tack se dirigió al Consejo y en nombre de Panamá declaró que la
lucha no culminaría hasta cuando “recibamos la satisfacción plena de nuestras legítimas e
irrebatibles aspiraciones y se perfeccione el proceso de nuestra independencia mediante
el ejercicio de la jurisdicción sobre la totalidad del territorio panameño y el ejercicio pleno
de la soberanía sobre nuestros recursos naturales.”
La sesión culminó con la intervención del representante de Guinea, quien, con la
autorización de los miembros del Consejo, formuló en nombre de éste una declaración de
consenso como expresión de gratitud para con el país huésped, agradeciendo la
generosa hospitalidad y la cortesía y cooperación invariables.

PAÍSES ALIADOS Y NO ALIADOS Y SU CONTRIBUCION


EN EL CONSEJO DE SEGURODAD 1973.

El 15 de marzo de 1973, el gobierno panameño logra, mediante invitación formal,


convocar en ciudad de Panamá una reunión del Consejo de Seguridad de la Organización
de las Naciones Unidas (ONU) para discutir la causa panameña en este foro. La
resolución final de apoyo a la causa panameña fue respaldada positivamente por 13 de
los miembros del Consejo de Seguridad.
La Resolución contó con el apoyo de Australia, Austria, China, Francia, Guinea, India,
Indonesia, Kenia, Panamá, Perú, Sudán, Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y
Yugoslavia.
El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte se abstuvo, y como era de esperarse,
los Estados Unidos presentó el voto en contra y por su condición de miembro permanente
la propuesta fue rechazada, no obstante, el contundente respaldo de las naciones.
Recordamos en este contexto la patriótica frase pronunciada por el canciller Juan Antonio
Tack: “Estados Unidos vetó a Panamá, pero el mundo vetó a los Estados Unidos”. Al año
siguiente, 7 de febrero de 1974, se firmó el acuerdo Tack-Kissinger, que contenía las
bases del nuevo Tratado. Es meritorio reconocer en estas etapas de negociación la
asesoría del doctor Julio Yao, protagonista de los hechos, similar, que otros connotados
panameños.
Las voces de protesta por el veto no se hicieron esperar en la reunión, una fue de la Sra.
Jeanne Martin Cisse, representante de Guinea, cuando señaló: “Mi delegación no puede
ocultar su gran decepción ante la actitud de los Estados Unidos.

Realmente esperábamos que esta reunión de Panamá contribuiría a restablecer la paz, la


soberanía y el espíritu de cooperación internacional, a dar confianza nuevamente a un
pequeño país, cuyo único crimen es el de reclamar esa libertad y esa dignidad queridas
por todos nosotros”

Sobre la positiva imagen que generó para nuestro país a nivel internacional la reunión en
Panamá, además del claro apoyo a la causa panameña, el presidente Richard Nixon, en
un informe enviado al Congreso de Estados Unidos el 3 de mayo de ese año, denunció
“duramente” la reunión del Consejo de Seguridad en Panamá, según escribe William J.
Jordan (exembajador de Estados Unidos en Panamá), en sus memorias. Pero el mismo
informe de Nixon advertía que: “Otro problema importante no resuelto es el del Canal de
Panamá y la Zona circundante. La operación del Canal por parte de Estados Unidos y
nuestra presencia misma en ese país están regidas por las cláusulas de un tratado
firmado en 1903. El mundo ha cambiado radicalmente durante 70 años de vigencia de ese
tratado. América Latina ha cambiado. Panamá ha cambiado. Y los términos de nuestra
relación deben reflejar de una forma razonable los cambios que han ocurrido”.

De allí en adelante, los actores principales y secundarios de la diplomacia de ambos


países iniciaron las discusiones que un año más tarde resultarían en la firma de los
acuerdos Tack-Kissinger que enumeraban, de manera clara y puntual, las causas del
conflicto que había mantenido distanciados y enfrentados a ambos países desde el inicio
del siglo XX.
Conclusiones

El éxito diplomático de trasladar el Consejo de Seguridad fuera de su sede para reunirse


en el territorio de un Estado miembro por segunda vez en su historia ciertamente
representa un momento cumbre para la política exterior panameña, que a su vez se
tradujo en el logro de los objetivos establecidos. sobre el canal (Abolición del tratado de
1903 por nuevo tratado). De hecho, la cuestión del Canal de Panamá ha sido debatida en
foros multilaterales como el Consejo de Seguridad, y sus miembros importantes (13
Estados miembros) creen que la continuación de esta situación puede suponer una
amenaza para la paz y la seguridad de los asuntos internacionales. Sin duda impulsó la
agenda de Panamá y también dado que Estados Unidos aumenta la presión global.
Por otro lado, después de 1973, Panamá aumentó su participación en foros multilaterales
y en la agenda internacional de paz y seguridad. Con el advenimiento de la Guerra de
Yom Kippur o Ramadán en octubre de 1973, Panamá envió 406 observadores militares a
la Fuerza de Emergencia de las Naciones Unidas II (UNEF II) ubicada en parte del Canal
de Suez y posteriormente en la Península del Sinaí (ver Edy Kaufman et al., Israel -
Relaciones Latinoamericanas, págs. 16-17). El propósito de la segunda fuerza de la ONU
era supervisar el alto el fuego entre las fuerzas egipcias e israelíes tras los acuerdos
firmados el 18 de enero de 1974 y el 4 de septiembre de 1975, y supervisar el
redespliegue de las fuerzas egipcias e israelíes y controlar la zona de amortiguación
establecida. según estos acuerdos.
Asimismo, Panamá se unió al Movimiento de Países No Alineados en 1976, foro en el que
la causa del canal gozó de amplia simpatía y apoyo. La internacionalización de la lucha
panameña también contribuyó a que nuestro país fuera reelegido para el período 1976-
1977, tras cumplir su segundo mandato como miembro no permanente del Consejo de
Seguridad (1972-1973). Lo anterior es una prueba clara del papel protagónico que jugó
nuestro país en la solidaridad internacional en aquel momento.

Antes de concluir, debemos enfatizar que las reuniones del Consejo de Seguridad
marcaron las etapas previas y posteriores de la lucha diplomática para recuperar la Zona
del Canal. Convirtió a un país relativamente aislado bajo un régimen militar en una
bandera de la causa decolonial y antiimperialista en todo el mundo. Hizo realidad uno de
los sueños de Bolívar, porque entre el 15 y el 21 de marzo de 1973 el mundo eligió una
capital, y esa capital fue Panamá.
Bibliografía

https://illueca.com/contexto-historico-de-las-sesiones-del-consejo-de-seguridad-de-
las-naciones-unidas-en-panama-en-la-lucha-diplomatica-para-reivindicar-la-
soberania-panamena/

Consejo de Seguridad en Panamá de 1973 (fac-rigo.blogspot.com)

Los 50 años del Consejo de Seguridad en Panamá | La Prensa Panamá

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