0% encontró este documento útil (0 votos)
30 vistas4 páginas

Cap 57 El Sufrimiento Del Justo A

Este documento resume una discusión entre el Intelecto y el Alma sobre el sufrimiento del justo. El Intelecto explica que aunque este tema es difícil de comprender plenamente, existe una lógica divina detrás de él. Revela que el plan de Dios es eventualmente eliminar el mal del mundo a través de la Dirección Cósmica, la cual integra el bien y el mal para revelar la unicidad divina. Esto requiere que el mal se manifieste primero y luego sea transformado en bien, fortaleciendo así la convicción en Dios

Cargado por

Jose Soto
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOC, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
30 vistas4 páginas

Cap 57 El Sufrimiento Del Justo A

Este documento resume una discusión entre el Intelecto y el Alma sobre el sufrimiento del justo. El Intelecto explica que aunque este tema es difícil de comprender plenamente, existe una lógica divina detrás de él. Revela que el plan de Dios es eventualmente eliminar el mal del mundo a través de la Dirección Cósmica, la cual integra el bien y el mal para revelar la unicidad divina. Esto requiere que el mal se manifieste primero y luego sea transformado en bien, fortaleciendo así la convicción en Dios

Cargado por

Jose Soto
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOC, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 4

SECCION XIII (SECCIÓN XIII. En la edición de R.

Friedlander, la sección XIII comienza en el


penúltimo párrafo del capítulo anterior [véase supra, nota 25 al capítulo 56])

CAPITULO 57

EL SUFRIMIENTO DEL JUSTO

LOS PARÁMETROS DE LA COMPRENSIÓN HUMANA

162— INTELECTO: Ahora bien, este tema (ESTE TEMA. El del Mazal, mencionado al final del
capítulo anterior) está relacionado con el concepto de la prosperidad o sufrimiento del justo,
(LA PROSPERIDAD O SUFRIMIENTO DEL JUSTO. En hebreo, la formulación clásica de este
problema es tsadik ve'rá lo, rashá ve'tob lo, «desgracia del justo y prosperidad del malvado». Y es
justamente así que el Intelecto menciona este tema en el capítulo 1, §8. Pero, aunque aquí omite la
contraparte del sufrimiento del justo -la prosperidad del malvado, lógicamente está incluida )
fenómeno que no es posible comprender.

163— ALMA: ¿Por qué lo mencionaste entonces, si no lo puedes explicar?

164— INTELECTO: Hay un límite que define hasta donde podemos comprender y a partir
de dónde debemos abstenernos de indagar. (Y A PARTIR DE DÓNDE DEBEMOS
ABSTENERNOS DE INDAGAR. Otra versión textual dice: «...y después de ese límite debemos
abstenemos de indagar») Yo te transmitiré todo el conocimiento suficiente para apaciguar
nuestra inquietud sobre este tema, al darnos cuenta de su rectitud lógica. (AL DARNOS
CUENTA DE SU RECTITUD LÓGICA. El hecho de que no lo podamos comprender no significa que
no obedezca a un esquema racional recto y justo, a pesar de la inherente contradicción que
constituye el hecho de que el justo sufra y el malvado prospere) Pero no debemos indagar en
aquello que está más allá de nuestra capacidad de conocer.

Ahora bien, podrás observar que aquello que no es posible conocer no causa confusión en
la convicción espiritual (LA CONVICCIÓN ESPIRITUAL. En hebreo, emuná. Semejante al sentido
original de «fe», esta palabra designa la convicción profunda en un concepto o ideal y el
concomitante compromiso existencial) ni ofusca las mentes. Pues es evidente que se trata de
un conocimiento adicional que no es indispensable para nosotros. Pero ciertamente
poseemos la explicación necesaria para satisfacer el corazón y clarificar aquello de lo que
se tiene convicción espiritual. El Eterno Dios no hizo nada que pudiera confundir a los seres
humanos en sus convicciones espirituales que no tenga una resolución. Es por eso que se
declara: «Sabrás hoy e internalizarás en tu corazón que el Eterno es Dios...» (SABRÁS HOY
E INTERNALIZARÁS EN TU CORAZÓN, ETC. Debarim 4:39. El versículo completo es: «Sabrás hoy
e internalizarás en tu corazón que el Eterno es Dios [es decir, el Poder supremo] en los cielos arriba y
en la tierra debajo; no hay otro». El proceso de internalizar en el corazón que el Eterno es el Poder
supremo en el universo es consecuencia del conocimiento que se tiene de esa idea. Dado que
ambos procesos (el conocimiento y su internalización) constituyen un mandato divino dirigido al
hombre, eso lógicamente quiere decir que Dios nunca actúa de modo irracional ni confunde la mente
de Sus creaturas al actuar de modo totalmente incomprensible. Aunque en todo lo que hace siempre
hay una dimensión más allá de la comprensión humana, aquello que es indispensable comprender
para nuestra vida y nuestras convicciones espirituales sí es asequible a nuestra razón)

165- ALMA: Explica entonces lo que tú consideres que yo necesito saber.

REVELACION DE LA UNICIDAD PARTIR DE LA DUALIDAD BIEN-MAL

166- INTELECTO: (INTELECTO. Estas ideas son expuestas en Klalim Rishonim 34) Puesto que
el Creador estableció una Dirección Cósmica basada en la recompensa y el castigo, eso
implica que cada ser humano debería recibir la consecuencia de sus actos: lo bueno para el
bueno y lo malo para el malvado. No obstante, el plan profundo del Creador consiste en
dirigir los eventos de tal modo que el resultado de esta Dirección Cósmica sea sólo el Bien y
que el Mal deje de existir en el mundo. (SÓLO SEA EL BIEN Y QUE EL MAL DEJE DE EXISTIR
EN EL MUNDO. En el capítulo 9, §44 [véase ahí las notas 5-6 y 9], el Intelecto aclaró que el principio
de recompensa y castigo, basado en el libre albedrío del hombre, necesariamente implica que el
mundo quizá nunca llegue a su perfección: dado que el mundo está constituido por agentes libres
que pueden convertirse en justos o malva-dos según su decisión, los primeros siempre recibirán el
Bien y los segundos el Mal. Pero como siempre habrá justos que recompensar y malvados que
castigar, eso implica que, al menos en teoría, esa situación podría perdurar para siempre. Sin
embargo, como el «plan profundo» del Creador no tiene como finalidad última la recompensa y el
castigo, sino la perfección universal, Dios integró la Dirección Cósmica de Perfección a la de
Recompensa y Castigo, y el resultado eventual de esta integración será que el Mal forzosamente
desaparecerá del mundo). En eso precisamente consiste la perfección y el refinamiento de
esta Dirección Cósmica. (EN ESO PRECISAMENTE CONSISTE LA PERFECCIÓN Y EL
REFINAMIENTO DE ESA DIRECCIÓN CÓSMICA. El Intelecto enfatiza aquí que el hecho de que en
el esquema global de la Creación la Dirección Cósmica de Perfección asuma el control final y limite la
duración (potencialmente ilimitada) de la Dirección Cósmica de Recompensa y Castigo no significa,
en última instancia, una negación de esa Dirección Cósmica, sino su perfección y cumplimiento. Con
base en el propósito divino de perfección universal, Dios actúa sobre los procesos históricos para
hacer que la Dirección Cósmica de Recompensa y Castigo, que inicialmente fue la que posibilitó la
existencia del Mal, al final conduzca a la erradicación plena del Mal)
Pero con el fin de llevar a cabo este proceso de perfeccionamiento universal, es necesario
seguir el principio de la existencia del Bien y el Mal. El que desee curar completamente una
enfermedad debe atacar la causa que la provoca, y entonces el síntoma desaparecerá.

Lo mismo aplica en este caso: con el propósito de lograr que la Dirección Cósmica
desemboque exclusivamente en el Bien, sin elementos de Mal, es necesario conocer la
causa que determina que en la actualidad exista el Mal en la Dirección Cósmica. Y en
función de esa causa será preciso maniobrar los acontecimientos para que ese fruto —que
no exista el Mal en la Dirección Cósmica—brote. Esto es obvio, ya que el Creador no desea
retractarse [de lo que ha hecho], como un hombre que se arrepiente de sus actos pasados y
abandona un cierto camino con el fin de adoptar otro camino. Al contrario: con base en el
principio inicial mismo [que estableció,] Él dirige los acontecimientos para que
desemboquen en la perfección que Él desea. (EN EL PRINCIPIO INICIAL MISMO... ÉL DIRIGE
LOS ACONTECIMIENTOS, ETC. Hay dos formas de eliminar el Mal: por medio de la anulación
radical de la Dirección Cósmica inicial de recompensa y castigo, que posibilita la existencia del Mal, o
a través de los principios que determinan la acción de esa misma Dirección Cósmica. El primer
método equivaldría a un «arrepentimiento» por parte de Dios, como si Su decisión inicial de
establecer esa Dirección Cósmica tuviera que ser revocada. Esto obviamente plantea un serio
problema teológico, pues implica que es necesario que Dios niegue una realidad que Él mismo creó.
Pero, ¿cómo es posible que Dios, perfecto y absoluto, «se arrepienta» de Su propia obra? Tal
planteamiento es, a todas luces, absurdo. El segundo método consiste en hacer que la Dirección
Cósmica de Bien y Mal conduzca, por sí misma, a la eliminación del Mal. Eso significa que,
paradójicamente, hay que concebirla como una realidad que en su interior misma lleva el factor de su
propia disolución en cuanto tal. Dicho de otro modo, hay que asumir que el propósito inicial en base
al cual esa Dirección Cósmica fue establecida necesariamente desemboca en la disolución de
aquello que es actualmente. Concebida así, la perfección universal negadora del Mal surgirá como
consecuencia interna de los mecanismos del Bien y el Mal. Sobre esto mismo, véase también el
capítulo 11, §48).

Ahora bien, como ya hemos explicado, (COMO YA HEMOS EXPLICADO. Véase el capítulo 8,
§40.L y §42) la raíz de la presencia del Mal en la Dirección Cósmica radica justamente en el
propósito de revelar la Unicidad divina: es necesario primero dejar que el Mal se manifieste
y lleve a cabo todo lo que está en su naturaleza hacer para después revelar el dominio
pleno de la Unicidad divina al transformarlo en Bien. Por esta razón, todo el tiempo que el
Creador oculte y esconda Su Presencia (TODO EL TIEMPO QUE EL CREADOR OCULTE Y
ESCONDA SU PRESENCIA. En este contexto, el «ocultamiento de la Unicidad [Yijud] de Dios» es
idéntico con el «ocultamiento de la Presencia Divina [Hester Panim]». Véase al respecto el capítulo 6,
§40.C-D) y deje que el Mal se intensifique hasta el límite máximo -es decir, hasta que el
mundo casi se destruya- eso mismo constituirá una razón de más para que posteriormente
se revele y manifieste la realidad de la Unicidad divina. Esto será realizado por medio de la
rectificación de las deficiencias en virtud del poder de Su soberanía y el reconocimiento de
la luz del interior mismo de la oscuridad, como ya hemos explicado. (POR MEDIO DE LA
RECTIFICACIÓN DE LAS DEFICIENCIAS... COMO YA HE-MOS EXPLICADO. Véase el inicio del
capítulo 33, §124. E. Véase también el capítulo 6, §40.G, donde el Intelecto explica que la revelación
de la Unicidad divina tendrá lugar justamente gracias a la intensificación del Mal).

Es por esto que cuando el Creador decidió fijar la Dirección Cósmica del mundo para que
condujera al Bien, fue necesario estructurarla con base en este principio fundamental de
revelar Su Unicidad, que constituye el origen de la presencia simultánea del Bien y el Mal
[en el mundo]. (CON BASE EN ESTE PRINCIPIO FUNDAMENTAL DE REVELAR SU UNICIDAD,
ETC. Dicho de otro modo, el principio de revelación de la Unicidad divina implica la existencia del
Mal, ya que ese principio necesariamente consiste en la demostración final de que en el fondo no hay
nada que niegue o contradiga el dominio absoluto del Creador en el mundo, a pesar del predominio
aparente del Mal)

También podría gustarte