Formación y Ciencia Política
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Parcial domiciliario N° 2
Sin embargo, el Ministerio de Justicia y Seguridad de la Provincia de Buenos Aires dispuso el cierre
definitivo de los calabozos. Empero el Poder Ejecutivo Provincial, una vez separados los Ministerios de
Justicia y Seguridad, resuelve rehabilitar los calabozos de las dependencias policiales para alojar
detenidos.-
Pues bien, se analizaron diferentes disciplinas, que fueron desarrolladas por profesionales
especializados (ingenieros, arquitectos, sociólogos, entre otros) para determinar el cupo de las celdas de
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cada dependencia policial y con ello se estableció la cantidad de personas que allí podían alojarse,
empero a través de diferentes informes y evaluación constante de esta problemática puedo tener una
reflexión sobre porque considero que son paupérrimas las condiciones de detención de las personas allí
alojadas. En ese sentido punto puedo aseverar que las Comisarías de La Matanza se encuentran en total
deterioro. Las paredes develan malas condiciones y presentan roturas en todos sus revoques. La pintura
de todo el sector se encuentra totalmente dañada. Las instalaciones sanitarias se encuentran en muy
mal estado, con rotura de caños en varios sectores. La instalación de agua fría no presenta caños en
varios sectores que comunican a los baños. En muchos casos no poseen agua caliente. Y lo más
aterrante, la alimentación que con un cupo de 40 detenidos es imposible alimentar a más de 200
personas. En fin, con eso basta para afirmar que ningún ser humano puede vivir en condiciones dignas
aun encontrándose detenido. Epilogando entonces, la situación descripta guarda relación con la
desigualdad en las reglas a las que se refiere Matus, dejando en evidencia las desventajas en cuanto a la
violación de los derechos humanos evidentes, con la ambigüedad que los actores no corresponden a
grupos políticos con un interés particularmente social, y mucho menos económico.-
Al respecto, surge de la Revista Pensamiento Penal (ISSN 1853-4554), Agosto de 2022, No. 433,
“Siguiendo a David Garland utilizamos el término “penalidad” para referirnos a un concepto
estandarizado de la sociología del castigo; para indicar lo relativo al conjunto del complejo penal con sus
leyes, sanciones, instituciones, prácticas y discursos, símbolos rituales y resultados. Será a través de
estos conceptos y argumentos que podremos comprender parte de la problemática vinculada al
encarcelamiento y sus fines en nuestra región. En la naciente sociología del castigo y a partir de la
importación del argumento de Loïc Wacquant el giro punitivo en América del Sur ha sido asociado con el
ascenso de neoliberalismo como proyecto político, económico y social dado desde los años 1970. Sin
embargo, si pensamos en el escenario argentino con el surgimiento de movimientos políticos
postneoliberales a partir del año 2003 se observa que la forma de comprender este giro hacia la
punitividad en América del Sur descuida aspectos propios del territorio. Es una realidad ineludible que la
penalidad en escenarios políticos “postneoliberales” de América Latina se evidenció un ascenso más o
menos constante en las tasas de encarcelamiento con matices propios y diferentes grados. Así, por
ejemplo, Argentina ha tenido entre el 2002 y 2013 un crecimiento de la tasa de encarcelamiento de un
24 %, mientras que entre el 2004 y 2014 en Uruguay creció un 36 %; entre 2005 y 2014 Bolivia registró
un crecimiento del 84 %; Ecuador entre el 2006 y 2014 un 59 %; Venezuela entre 1998 y 2014 registró
un aumento del 65 %; mientras que Brasil registró un crecimiento entre el 2005 y 2014 del 119 % de su
tasa de encarcelamiento. Aunque en estas páginas abordamos la situación concreta de nuestro
territorio no está de más señalar que el estudio de otros escenarios latinoamericanos permite
comprender el giro punitivo en aumento de América del Sur que se dio en forma más o menos
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constante y más o menos elevado. Decimos más o menos constante y elevado porque hubo países como
por ejemplo Argentina que, durante los años 2005 y 2007; registró una contención de este crecimiento
en las tasas de encarcelamiento, retomando luego su tendencia para recrudecerse en los siguientes
años. La situación de nuestro país la ubicamos a partir del estudio desarrollado por Máximo Sozzo al
interior del escenario político Argentino entre los años 2003 y 201410. El autor desarrolla dentro de este
período tres momentos cruciales que identifica con marcados matices. Un primer momento, que se dio
a partir del año 2003 donde emerge el gobierno de Néstor Kirchner direccionado hacia la
implementación de discursos, iniciativas y gestos “progresistas” en el campo del control del delito; aun
cuando ello no fue siempre acompañado por todos los actores del espacio político. A pesar de la
distancia con las políticas de la década anterior, estos primeros años tuvieron una ola de populismo
penal “desde abajo” que se edificó a partir de fuertes movilizaciones sociales en nombre de la víctima
gestadas simultáneamente con el advenimiento de hechos de gravedad de repercusión pública y
mediática. Fue a partir de estas movilizaciones sociales que se sucedieron varias reformas legislativas
que incrementaron la punitividad. La heterogeneidad que caracterizó el espacio que asume a partir del
año 2003 y en función de estos reclamos en “nombre de lo que la gente quiere y piensa” se estableció
una estrategia “por conveniencia” electoral que se orientó hacia la severidad penal y procesal penal
contribuyendo al sostenimiento de esta tendencia que dio inicio en la década anterior. Durante los años
noventa en cambio, el incremento de la punitividad estuvo dado “desde arriba” a partir de los discursos
de campaña del sector político Menemista a partir de la retórica de “mano dura” “.-
Pues bien, números tratados de DDHH, y nuestra constitución Nacional establecen la adopción de
medidas de protección en favor del grupo de personas privadas de su libertad, sin embargo, muchos
derechos se encuentran involucrados por la situación descripta, a saber: el derecho a la vida y el
derecho a la integridad física, psíquica y moral, los cuales, por su naturaleza, no son susceptibles de
reparación, restauración o adecuada indemnización. En ese contexto resulta necesario abordar
estrategias que permitan alas autoridades policiales reubicar y distribuir a las personas allí alojadas.
Ahora bien si hablamos de superpoblación todo indicaría que esa solución no sería posible ya que todas
las dependencias policiales se encuentran en la misma situación, máxime teniendo en cuenta que
tampoco cuentan con recurso para solventar las condiciones mínimas que requiere cualquier ser
humano para vivir en dignidad. Entonces, es necesario la creación de lugar de detención acorde para
aquellas personas que si bien son procesadas, aún no cuentan con sentencia para cumplir su condena en
unidades carcelarias y que transitoriamente son alojadas en comisarías, pero que en la mayoría de las
veces pasan ahí meses sin su reubicación.-
Por las razones invocadas, y teniendo en cuenta que es fundamental analizar diferentes opciones
instrumentales para la creación de una política pública como la que propongo, considerando la
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eficiencia que ello requiere, es que considero necesario que los actores del estado, La Procuración
Penitenciaria ante el Congreso de la Nación, presente un proyecto de ley con el fin de regular la
capacidad funcional y de alojamiento de los establecimientos destinados a la privación de la libertad e
intervengan en la creación de un Centro de Recepción y Ubicación para personas privadas de su libertad
(adultas), que cumpla la función de alcaidía, con capacidad para 200 plazas, y que este situado en el
partido de La Matanza o en cercanías, para garantizar a los detenidos el acercamiento con sus
familiares. Para ello es necesario en primer lugar, un presupuesto, expresado en términos económicos,
para la implementación de un plan de operaciones y recursos del Estado, para lograr en el periodo de
cinco años los objetivos propuestos. Luego, y una vez resulta la problemática edilicia, será necesario la
implementación de un presupuesto para cubrir las necesidades básicas, como alimentación, higiene,
limpieza, mantenimiento y por supuesto la convocatoria de personal para poder llevar a cabo las tareas
de seguridad, administrativas y de mantenimiento pertinente, para poder así conjugar la idea de Matus
respecto al juego social equitativo en el que deben cumplirse principios como el respeto a la desigualdad
de personalidad y oportunidades.-