El Guardián de Los Susurros Mágicos-CUENTO INEDITO
El Guardián de Los Susurros Mágicos-CUENTO INEDITO
El Guardián de Los Susurros Mágicos-CUENTO INEDITO
Tomás en Arbolito
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Arbolito, un chico de 14 años llamado Tomás.
Arbolito era un lugar mágico donde los árboles susurraban secretos y los ríos cantaban canciones
antiguas. Tomás siempre se sentía atraído por el bosque encantado que rodeaba el pueblo, pero
nadie se aventuraba demasiado lejos debido a las historias de criaturas misteriosas que habitaban
en lo profundo del bosque. Un día, Tomás decidió desafiar las historias y aventurarse más allá de
los límites del pueblo. Se adentró en el bosque con su mochila llena de bocadillos y una linterna.
Mientras caminaba, los árboles parecían cobrar vida, sus ramas susurraban palabras de bienvenida
y los pájaros le guiaban con sus melodías. Después de un rato, Tomás llegó a un claro mágico
donde las mariposas danzaban en el aire y las flores brillaban con colores deslumbrantes. Allí,
descubrió a una criatura peculiar, una pequeña hada llamada Luna. Luna tenía alas transparentes y
brillaba con una luz suave. Ella le contó a Tomás sobre un antiguo hechizo que había perdido, un
hechizo que mantenía la armonía en el bosque. Sin el hechizo, el bosque estaba perdiendo su
magia, y las criaturas mágicas se sentían tristes. Tomás, decidido a ayudar, se ofreció a buscar los
ingredientes necesarios para lanzar el hechizo. Luna le dio una lista misteriosa que incluía lágrimas
de luna, una pluma de búho sabio y una gota de rocío de la mañana. Tomás emprendió su misión
con entusiasmo. Se deslizó entre las sombras de la noche para recoger lágrimas de luna, se
adentró en el bosque más profundo para conseguir una pluma de búho sabio y madrugó para
atrapar la primera gota de rocío de la mañana. Con los ingredientes en su mochila, Tomás regresó
al claro mágico y ayudó a Luna a preparar el hechizo. Cuando lo lanzaron, una luz brillante envolvió
el bosque, devolviéndole su esplendor y magia perdida. Las criaturas mágicas celebraron y
agradecieron a Tomás con risas de cascabeles y destellos de luz. Luna, agradecida, le regaló a
Tomás una pequeña piedra brillante que tenía el poder de hacer realidad un deseo. Tomás deseó
que el bosque siempre permaneciera mágico, y así fue. Desde ese día, Tomás se convirtió en el
guardián del bosque, visitando a menudo a Luna y viviendo emocionantes aventuras en compañía
de las criaturas mágicas. Y así, en el pueblo de Arbolito, la leyenda del valiente Tomás se convirtió
en una historia que los niños contaban a la luz de la luna.