Colonizacopn

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Consecuencia cultural de la colonizacion

La cultura en el período colonial se caracterizó por un fuerte proceso de europeización,


no sólo en el ámbito de las artes sino también en el del modo de vida. Los
colonizadores trajeron al continente americano tanto técnicas y estilos artísticos
europeos, como costumbres y tradiciones originarias de Europa. Sin embargo, muchas
veces eso no supuso una erradicación total de las antiguas culturas precolombinas,
sino más bien una fusión con éstas, dando origen a la actual cultura mexicana. En el
campo de la arquitectura se levantaron edificios religiosos y civiles utilizando estilos
como el gótico, el plateresco, el barroco o el churrigueresco. Fueron construidos
conventos, iglesias, catedrales y palacios en prácticamente todas las ciudades
coloniales importantes. Algunos ejemplos de ellos son la Catedral Metropolitana de la
Ciudad de México, el Palacio de Gobierno de Michoacán, la Catedral de Puebla y el
Templo de Santa Prisca en Taxco, entre muchos otros. Entre los arquitectos más
importantes de esta época destacaron los españoles Claudio de Arciniega y Juan
Miguel de Agüero. Imposición de ciertas culturas sobre otras. Durante el dominio
colonial, el lenguaje, religión y cultura de los dominadores se expande y universaliza,
en muchos casos quedando como parte de la cultura local una vez terminada la
colonia. Gracias a ello las lenguas europeas son, por ejemplo, las lenguas diplomáticas
y comerciales del mundo entero. A dicho proceso se le llama “aculturación”. Creación
de nuevas culturas y naciones. En muchos casos, la dinámica colonial engendra
culturas mestizas, mixtas, que no son ya ninguna de las originales, como ocurrió en el
caso latinoamericano. La mezcla de las culturas europeas, africanas y aborígenes
dieron como resultado una cultura y una raza que nunca antes se habían visto en el
planeta, heredera en desigual medida de sus antecesores.

Causas
El colonialismo puede responder a distintas causas de orden económico, político y
geopolítico, que tienen que ver con la historia de las naciones colonizadoras.
Esencialmente, se trata de potencias en crecimiento, con un notorio poderío militar o
tecnológico, que requieren de mayores insumos y nuevos materiales para poder
continuar su crecimiento. Por lo tanto, deciden arrebatárselos de manera sostenida a
otras naciones más débiles. Dichas causas pueden resumirse en: La necesidad de
nuevos materiales para crecer. Esto es particularmente importante en el caso europeo,
cuya posición mundial era secundaria a inicios del siglo XIX, en comparación con las
potencias asiáticas como China. El acceso a materias primas de la India, las Américas
y África les permitió alcanzar una masa crítica que disparó el salto hacia el capitalismo.
La imposibilidad de conquistar a sus vecinos. Para muchas potencias coloniales era
mucho más simple iniciar una colonización de territorios nuevos, poco industrializados
o poblados por naciones más débiles, que iniciar una cruenta guerra con los vecinos,
igual de poderosos y dispuestos a defenderse. Esto no significa que entre ellas no
compitieran por el reparto del mundo, directa e indirectamente. La obtención de mano
de obra barata. Desplazando muchas iniciativas productivas a las colonias, las
metrópolis podían aprovecharse del trabajo en condiciones deplorables, desiguales e
injustas, a las que sometían a los pueblos colonizados. Era una relación económica
beneficiosa mayormente para los colonizadores. El auge del nacionalismo. En casos
como el europeo, el surgimiento de un fuerte sentimiento nacional llevó a los distintos
imperios de la época a competir entre sí por el dominio del resto del mundo, ya que
colonizando otros territorios podían expandir su cultura y tener mayor control
geopolítico que sus rivales. El surgimiento de ideologías racistas y xenófobas. En
muchos casos, detrás de la colonización hay un profundo desprecio por la vida de los
pueblos colonizados, considerados inferiores desde un punto de vista racial, cultural o
religioso. Esto llevó a muchos defensores del colonialismo a querer disfrazarlo de una
labor “civilizadora”, ya que las potencias imponían su modelo de vida a las naciones
más débiles, consideradas por ende “atrasadas” o “primitivas”. Reconfiguración de los
territorios colonizados. Luego de años o siglos de colonización, los territorios invadidos
dejan de parecerse a lo que eran inicialmente, y aunque recuperen su soberanía, ya no
vuelven a ser los mismos. Esto es notorio, por ejemplo, en la conformación de las
naciones africanas, cuyas fronteras artificialmente rectas fueron definidas por las
potencias en base a los meridianos y paralelos, dejando en un mismo país a dos o más
etnias de distinta lengua, cultura y religión, destinándolas a una vida política de
conflicto en lo sucesivo.
economia
Se dan los primeros pasos hacia la economía global. El colonialismo propicia el tránsito
de la materia prima desde distintos lugares del mundo hacia la metrópoli, lo cual da
origen a numerosas rutas de intercambio y a formas de comercio complejas, las cuales
permitieron, tiempo después, el surgimiento de la economía mundial o globalizada.La
economía colonial tenía tres bases: la agricultura, la minería y el comercio. La mayor
riqueza venía de la explotación de minas de oro y de plata, como la de Potosí en
Bolivia, o la de Zacatecas en México. Los cultivos de algodón y los ingenios de azúcar
también fueron de gran importancia, especialmente en el Caribe y Brasil. Los
españoles y los criollos eran los propietarios y administradores de las tierras, mientras
que los indígenas y los esclavos africanos eran la mano de obra, tanto en las minas
como en los cultivos agrícolas. Era típico de los colonos españoles considerar indigno
el trabajo físico, como lo declaró Hernán Cortés al llegar a América: "No he venido a
arar la tierra como si fuera un campesino". Esta tradición de mantener una minoría
privilegiada en el poder político y una mayoría pobre dedicada al trabajo agrícola y
manual está todavía hoy arraigada en la organización social de la mayoría de los
países latinoamericanos. Los indígenas, que no eran esclavos sino ciudadanos,
estaban obligados a trabajar mediante instituciones basadas en los impuestos o en la
“protección” militar. Dichas instituciones eran la mita (impuestos que se pagaban con
tiempo de trabajo) y la encomienda (tierras “protegidas” por un español que debía
asegurarse del bienestar de los indígenas, quienes a cambio trabajaban gratuitamente
para él). La metrópoli española tenía el monopolio del mercado, así que era prohibido
el comercio de unas colonias con otras: todas enviaban sus mercancías directamente a
España. Sin embargo, el contrabando y la piratería eran prácticas comunes. La
industria nunca fue una parte muy significativa de este monopolio, y fundamentalmente
se concentraba en la manufactura de algunos productos para el consumo doméstico
(ropa, alimentos, ladrillos, etc.). Los criollos y los mestizos generalmente controloban
este tipo de industrias locales.Pero no todo en la colonia era explotación económica o
burocracia política. La vida cultural también se manifestó a través de instituciones
educativas (controladas por la Iglesia), arte y festivales religiosos, periódicos,
expediciones científicas, la creación de una dieta nueva y variada, la producción
arquitectónica, una rica tradición de leyendas orales y una producción literaria basada
en la crónica y en la poesía. En paralelo con la estructura social, los virreinatos
españoles en América tenían pocas instituciones educativas para el pueblo en general,
pero establecieron desde muy temprano prestigiosas universidades para los españoles
y los criollos, los futuros administradores. En Lima, por ejemplo, se fundó la
Universidad de San Marcos desde 1552, la cual ha continuado funcionando hasta hoy.

¿Qué es el sistema tributario en la colonia?


Así el sistema tributario durante la colonia comprendía tributo indígenal y tributo
español. El tributo de los indígenas fue el más pesado por su condición jurídica de
vasallos de la corona. La contribución tributaria de los indígenas era de dos tipos:
mediante la fuerza de trabajo y en moneda.
Modo de ´producción y alimento
ara vez se toma en cuenta el aspecto de la alimentación; la base misma de la
supervivencia. Sin embargo, los alimentos fueron el principal instrumento que permitió
la colonización. La colonización no se puede entender adecuadamente sin considerar
el tema de los alimentos y el hábito de comer. Imagine que usted es un español que
acaba de llegar a las costas de una tierra lejana. Su supervivencia dependerá de dos
cosas: La seguridad (protegerse del peligro) y la alimentación (los alimentos y otras
sustancias necesarias para sobrevivir). En relación con lo primero, los europeos
desembarcaron en las costas de lo que ahora se conoce como “las Américas”
debidamente aprovisionados con los medios para protegerse. A lomo de caballo y
equipados con armamento avanzado y un puñado de enfermedades traídas de Europa,
los españoles emplearon los métodos más violentos al confrontar a las poblaciones
indígenas. En lo que respecta a la alimentación, sin embargo, las cosas fueron
distintas. Cuando los españoles llegaron a Mesoamérica, encontraron allí a los mayas,
a los aztecas y a otros pueblos indígenas importantes. La tierra que esos pueblos
habitaban era fértil y había abundancia de cultivos como los frijoles, las calabazas, los
chiles (pimientos), los aguacates, el saúco, las guayabas, la papaya, los tomates, el
cacao, el algodón, el tabaco, el henequén, el añil, el maguey, el maíz y la yuca[1]. Los
europeos encontraron plantaciones agrícolas similares en toda la región. Sin embargo,
los colonos europeos, consideraban que tales alimentos eran de menor calidad e
inadecuados para sustentarlos. Al momento de la conquista, la dieta europea consistía
principalmente de pan, aceite de oliva, aceitunas, carne y vino. Los marinos europeos
subsistían de esa dieta en su viaje desde Europa, pero al llegar a las Américas habían
agotado las provisiones de los alimentos que consideraban necesarios para su
supervivencia. Cuando los europeos comenzaron a perecer en estas “nuevas” tierras,
dirigieron entonces su atención hacia la alimentación. El mismo Colón estaba de hecho
convencido de que los españoles estaban pereciendo por la falta de “alimentos
europeos saludables”. Fue así como comenzó el discurso colonial de los “buenos
alimentos” (alimentos europeos de calidad superior) en contraposición a los “malos
alimentos” (los alimentos indígenas de menor calidad). Los españoles pensaban que si
no consumían los “buenos alimentos”, iban a perecer, o peor aún, imaginaban que se
volverían como los indígenas. Cassava small for Colonial Eating smallerLos colonos
europeos pensaban que los alimentos daban forma a sus cuerpos. Es decir, la
constitución corporal de los europeos difería de la de los indígenas porque la dieta que
consumían era distinta de la que aquellos consumían. Los europeos también creían
que la dieta podía cambiar su constitución, de donde derivaba su temor de que si
consumían alimentos indígenas “inferiores”, a la larga se volverían como “ellos” (los
indígenas). La única manera de conservar la superioridad de sus cuerpos era consumir
los alimentos europeos adecuados; y eran esos alimentos “correctos” los únicos que
los protegerían de los retos que les imponía el Nuevo Mundo y su entorno desconocido.
Según la mentalidad europea, la función de los alimentos no era únicamente la de
mantener su superioridad física sino que también desempeñaban un papel en la
formación de la identidad social. Así, por ejemplo, en España las élites por lo general
consumían pan, carne y vino. Los pobres, sin embargo, no podían permitirse tales lujos
y se limitaban a consumir cereales como la cebada, la avena y el centeno y potajes de
verduras. Incluso los vegetales se clasificaban según una escala social. Los tubérculos,
por ejemplo, a veces no se consideraban como un alimento apropiado para las clases
altas por crecer bajo tierra. Las élites preferían consumir alimentos provenientes de los
árboles, cosechados lejos de la suciedad del mundo común. Por lo tanto, los alimentos
servían como indicadores de la posición social. Además, al momento de la conquista
España se encontraba inmersa en conflictos internos. En su intento por expulsar a los
musulmanes y a los judíos españoles de su territorio, el rey Fernando V y la reina
Isabel I relanzaron lo que se conoce como la Reconquista de España. Conforme se fue
forjando una fuerte identidad española en torno a la idea de la Reconquista, los
alimentos se volvieron un poderoso símbolo de la cultura española. Considérese, por
ejemplo, al cerdo. El consumo del cerdo estaba prohibido entre los musulmanes y los
judíos, y solo los católicos podían comerlo. Durante la reconquista, una manera
habitual de obligar a las personas a probar la pureza de su sangre española era
ofrecerles cerdo para comer. Una negativa a hacerlo se consideraba como una señal
de que dicha persona no era un legítimo español católico y, en consecuencia, quedaba
sujeta a la expulsión de España, a la persecución o incluso a ser ejecutada.

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