La Gestión Educativa Estratégica

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La gestión educativa estratégica

En esta lectura nos adentraremos en el modelo de gestión escolar estratégica para conocer sus concepciones, características y
componentes. Abordaremos las diferentes formas en que los modelos de gestión se ponen de manifiesto frente a situaciones
escolares, reconociéndolos como un conjunto de procesos teóricos y prácticos que apuntan al mejoramiento permanente de las
prácticas educativas, identificando nuevas posibilidades desde una posición de gestores institucionales comprometidos con los
cambios y transformaciones actuales.

La gestión educativa estratégica

La gestión estratégica

Los componentes centrales de la gestión estratégica

Referencias
LECCIÓN 1 de 4

La gestión educativa estratégica

Para comenzar a entender la institución educativa, les proponemos analizar la situación problemática escolar de la
escuela primaria “Juan XXIII”. Esta problemática, que fue detectada en la jornada de autoevaluación institucional, da
cuenta de una inconsistencia respecto a las diferentes concepciones de enseñanza de la oralidad, lectura y escritura que
tienen los docentes. Esto se ve reflejado en el bajo rendimiento académico de los estudiantes a partir de tercer grado.
Ante esta situación, el equipo directivo, posicionado en una gestión estratégica, deberá tomar decisiones para la
construcción de un plan de mejora o proyecto de intervención que considere la necesidad de mejoramiento de los
aprendizajes.

Teniendo en cuenta el paradigma estratégico, ¿qué acciones deberá considerar como prioritarias el
equipo de gestión institucional? ¿Qué acciones perduran aún en las escuelas desde el paradigma de
gestión administrativo-burocrático?

El concepto gestión debe comprenderse desde las diferentes significaciones que se le han atribuido, de acuerdo con el contexto histórico y social-educativo. A
partir de la década del noventa, se comienza a utilizar el término gestión. Este término se refiere a:

… la tarea de conducir instituciones en el sistema educativo, aunque dicho término tiene su origen en las teorías organizacionales.
Este hecho da cuenta de mucho más que de un cambio de palabras, se trata de un cambio de paradigma. El término paradigma puede ser
entendido como una forma de percibir, conocer y pensar la realidad (Ministerio de Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

Cuando un paradigma se impone, el anterior permanece en un segundo plano, representando otra forma de pensamiento. Actualmente, en la escuela pueden
coexistir distintos paradigmas, a veces, contradictorios entre sí (Ministerio de Educación, 2001), como es el caso de una escuela en la cual los directivos generan
muchas acciones considerando solo lo administrativo y burocrático y el director es el que planifica y controla las tareas, concentrando su poder. Allí, vemos
representado el modelo de gestión administrativo de lo escolar.

La gestión educativa de nivel macro y la de nivel microinstitucional puede considerarse “como un conjunto de procesos teórico-prácticos integrados horizontal y
verticalmente dentro de los sistemas educativos, para cumplir mandatos sociales” (Ministerio de Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

La gestión educativa puede entenderse como las acciones desarrolladas por los gestores que pilotean amplios espacios organizacionales y la
gestión escolar, como la desarrollada por los equipos directivos. Ambas implican un saber de síntesis que relacionan conocimiento y prácticas;
vinculan ética y eficacia, política y administración, en procesos que apuntan al mejoramiento permanente de las prácticas educativas, a la
exploración y explotación de todas las posibilidades, y a la experimentación, en un proceso sistemático (Ministerio de Educación, 2001,
https://bit.ly/2BLmdyz).
En esta perspectiva, la gestión es entendida como un campo de prácticas comprometidas con las instituciones educativas que opera sobre realidades complejas.
“La complejidad no resulta exclusivamente de los desarrollos científicos y tecnológicos ni de los cambios políticos, económicos, sociales o culturales, sino que
puede ser explicada a partir del análisis de la propia tarea de gestionar” (Ministerio de Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

Actualmente, siguiendo el modelo de gestión estratégico-situacional, podemos considerar que está ligado al concepto que integra pensamiento y acción, que se
asienta tanto en la racionalidad como en la creatividad, lo cual dará lugar a poder resolver, desde el rol de gestores, problemas institucionales que impliquen
claridad en las decisiones y búsqueda de diferentes caminos o alternativas viables.

La complejidad de los espacios institucionales y el desafío de alcanzar aprendizajes para todos hacen necesario transitar un camino
desde una cultura individualista hacia otra, que implique formas colaborativas de trabajo institucional. Esto supone trabajar en equipos, en
redes, pensar en conjunto, abrir diálogos y establecer acuerdos. Requiere también, delegar tareas, "abrir el juego", escuchar perspectivas
distintas, reconocer la diversidad como parte constitutiva de la escuela, para construir y sostener un proyecto, teniendo en cuenta que el
sentido de la gestión escolar es el logro de más y mejores aprendizajes para todos los estudiantes donde el mejoramiento de las prácticas
pedagógicas es una meta fundamental. (Ministerio de Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

De acuerdo con lo planteado por Blejmar (2015, p. 15), la gestión “es el proceso de intervenciones desde la autoridad de gobierno para hacer que las cosas
sucedan de una determinada manera (ética procesual) (…) la gestión no es un evento, no es una sola acción, es un proceso que incluye múltiples y complejas
variables atravesadas por la dimensión tiempo”.

Si señalamos que “la gestión es una intervención” (Blejmar, 2015), esta produce un quiebre en la transparencia de una institución escolar, a veces, para una nueva
articulación y, otras veces, para quebrar una cristalización del sistema. “El quiebre no tiene valoración positiva o negativa en sí mismo, solo es una interrupción de la
regularidad institucional” (Blejmar (2015, p.23).

Según lo expresado en el documento Gestión estratégica de escuelas, del Ministerio de Educación (2001), la gestión escolar estratégica presenta las siguientes
concepciones y características:

Supone un abordaje de lo complejo.

Propone establecer un foco hacia donde orientar la acción de la institución.

Establece lo prioritario para realizar un abordaje institucional de las problemáticas o necesidades para que lo importante no quede aprisionado
por lo urgente.

Considera la centralidad de lo pedagógico como su rasgo fundamental, lo que significa:

… asumir desde el conjunto de los actores institucionales, la responsabilidad de garantizar aprendizajes para todos con
equidad, y en función de esta meta, establecer un plan de acción que nuclee a toda la institución, con vistas a una mejora en
los aprendizajes (Ministerio de Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

Contempla, en la puesta en marcha, una racionalidad creativa que “preside la labor cotidiana. Por lo tanto, llega a ser un proceso práctico, de
elaboración y toma de decisiones que guía la acción diaria en función de metas y objetivos claros” (Ministerio de Educación, 2001,
https://bit.ly/2BLmdyz).

Comprende procesos creativos y repetitivos, cualitativos y cuantitativos, considerando que hay prácticas rutinarias, por ejemplo:
… mantenimiento de cuestiones administrativas tales como documentación requerida, datos del
personal, de los estudiantes, etc. y otras de mayor complejidad asociadas al funcionamiento
pedagógico. Se trata de comprender las estrategias necesarias para cada problema y
reconocer lo fundamental para concentrar las energías en ello (Ministerio de Educación,
2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

“Involucra al conjunto de los actores institucionales, de distintas maneras, promoviendo la participación, el compromiso y el consenso, a partir
de los cuales se establecen distintos grados de gobernabilidad” (Ministerio de Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

“Reconoce una jerarquía de propósitos, frente a los cuales se pueden distinguir algunos a largo plazo y otros a corto y mediano, que han de
servir como puente para alcanzar la situación deseada” (Ministerio de Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz). De acuerdo con las metas
establecidas, se fijan caminos de acción en función de un proyecto.

“Opera sobre realidades complejas, por lo que requiere del establecimiento de focos, según las prioridades establecidas” (Ministerio de
Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

Se basa en un pensamiento sistémico. Supone una mirada que abarca al conjunto de la institución. Esto implica entender que las
organizaciones humanas son sistemas que implican relaciones sociales que están determinadas por posiciones en la institución escolar que
generan tensiones y distintos niveles de implicancia según el rol. Se trata de una mirada integral de la institución, en la que la parte no se
pierde en el todo, y en la que la suma de las partes es más que el todo.
LECCIÓN 2 de 4

La gestión estratégica

¿Qué características de la gestión estratégica identificas o supones que debe tener el equipo
de gestión planteado en la situación escolar inicial?

La calidad de la gestión puede verificarse:

1. a través de los resultados y la calidad de los aprendizajes logrados; y

2. con relación al proyecto asumido, y el grado de gobernabilidad y equipo desarrollado.

Estos ejes resultan centrales dado que gestionar no es administrar las cosas, sino resolver problemas actuales o potenciales. De esta manera, la
gestión se orienta al compromiso tanto con los procesos como con los resultados obtenidos, en el marco de una institucionalidad que garantice
su gobernabilidad (Ministerio de Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

Por otro lado, encontramos el concepto de gobernabilidad, entendida como:

… un fenómeno sistemático, que incluye al conjunto de interacciones que se dan en la institución entre los actores (comunidad educativa y
pedagógica) y el grado de consenso alcanzado respecto de temas sustanciales. Por lo tanto, no es solo el producto de la capacidad del equipo de
conducción para liderar la institución en función de sus propios atributos (transparencia, eficacia, etc.), sino la capacidad de todos los actores
estratégicos para moverse dentro de determinadas reglas de juego (Ministerio de Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

En la gestión de escuelas, los proyectos, planes de acción, etc., deben comenzar con la observación y la reflexión. Un pensamiento estratégico permite comprender
qué es lo más relevante. Debemos preguntarnos ¿de dónde venimos?, ¿quiénes somos?, ¿hacia dónde vamos? y, de esta manera, idear las posibles dinámicas a
utilizar para alcanzar los fines que orientan la acción pedagógica.

En el libro de Blejmar, Gestionar es hacer que las cosas sucedan (2015), se especifica que los problemas a encarar para mejorar la calidad educativa exigen una
fuerte articulación de los procesos de cambio, en todas sus etapas. En la siguiente figura podrás observar cuáles son estas etapas.
Fuente: elaboración propia

Etapas de los procesos de cambio

Cabe señalar que “cada una de esas etapas es compleja en sí misma, ya que supone la intervención de múltiples variables y actores, y requiere amplias

competencias profesionales e interpersonales” (Ministerio de Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

¿En qué etapa estratégica se encuentra la situación escolar planteada anteriormente?

¿Qué alternativas de solución se pueden pensar desde el rol de gestión, involucrando al colectivo docente?

¿Qué acciones se pueden idear de manera colaborativa?


Uno de los elementos centrales del pensamiento estratégico es la capacidad de anticipar. Anticipar en
la gestión es ver y analizar antes de decidir. En este sentido, consiste en idear futuros educativos
posibles a partir del presente y el pasado.

Gestionar la escuela, tal como lo define Blejmar (2015), es la responsabilidad del director. Él se hace cargo del rol y desde allí se transforma en diseñador de
situaciones, con el fin de que todos operen desplegando su máximo potencial, en términos de competencia y emocionalidad. “Si el campo es la totalidad de la
escuela, la responsabilidad es del director, con su equipo docente, los colectivos de padres y la comunidad; si el campo es el aula, la responsabilidad es de los
docentes” (Blejmar, 2015, p.25).

Siempre hay un actor que asume la responsabilidad en el diseño de situaciones. Aun cuando lo haga con la participación de otros, la responsabilidad no se diluye
en el conjunto.

 El objetivo, el para qué, es “que las cosas sucedan” (Blejmar, 2015).

Esto significa que:

las ideas se transformen en actos;

la planificación mute en acciones eficaces y cumpla su cometido; y

la gestión se confronte con lo real y con los resultados que alcanza.


LECCIÓN 3 de 4

Los componentes centrales de la gestión estratégica

La gestión institucional estratégica se asienta sobre tres pilares básicos sostenidos por los principios democráticos de
calidad y equidad para el logro de una institución ética, inteligente y sensible. Estos son el pensamiento sistémico, el
aprendizaje organizacional, el liderazgo pedagógico.

Figura 2: Pilares básicos de la gestión institucional estratégica

Fuente: elaboración propia

1. Pensamiento sistémico

Desde esta perspectiva, se concibe a la escuela como un todo, y no como la suma de sus partes. Esto significa que sus elementos están en permanente
interrelación entre sí, de modo tal que cualquier modificación, ya sea desde lo organizativo o desde lo pedagógico, puede provocar una modificación en el conjunto.

Todo aquello que suceda en una escuela en particular incidirá más allá de ella, porque forma parte de un sistema mayor, atravesado por otras instituciones. En este
sentido, es necesario tener en cuenta que cualquier decisión tomada por los directivos va a tener consecuencias en lo inmediato, en el conjunto de la escuela y
también dentro de la comunidad y red de instituciones con las que esté relacionada o comparta actividades.

2. Aprendizaje organizacional

En educación, sabemos que todas las personas, independientemente de su edad, experiencia de vida y formación, pueden enseñar y aprender. Por ello, resulta
imprescindible que la escuela aprenda, en la medida que se considera una institución.

Es decir, ya no se habla de un profesor, de un estudiante o de un sector, sino de la escuela en su conjunto.


Es importante concebir la escuela como comunidad de aprendizaje y no solo de enseñanza. Todos los integrantes de la comunidad educativa -
profesores, estudiantes, padres y madres, personal de administración y de servicios- enseñan y aprenden. En las instituciones que aprenden hay
mayor participación, contextualización, creatividad, relación con la comunidad, flexibilidad organizativa y autorreflexión (Ministerio de Educación,
2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

Los estudiantes aprenden más allá de las aulas y de las actividades programadas; todos los espacios y situaciones son educativos (aun cuando no hayan sido
previstos).

De la misma manera, todos los integrantes de una institución aprenden "por el solo hecho" de estar allí, de desarrollar sus actividades. Hay situaciones que son
sumamente formativas, en el sentido de que dejan huellas e imprimen modalidades de acción, de pensamiento (Ministerio de Educación, 2001,
https://bit.ly/2BLmdyz).

Se denomina aprendizaje organizacional a:

…la capacidad de ciertas organizaciones de mejorar su trabajo, a partir del análisis y la reflexión de lo que en ellas se realiza (…) En este
aprendizaje se incluyen tanto las estrategias de recuperación y utilización de lo que la escuela ya ha recorrido y ha podido realizar (explotación,
aprendizaje adaptativo), como las de generación de nuevas respuestas, de nuevas formas de aprender (exploración, aprendizaje generativo).
(Ministerio de Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

El aprendizaje organizacional incluye procesos mediante los cuales los docentes de la institución adquieren, comparten y desarrollan nuevas competencias,
nuevas sensibilidades y nuevos esquemas de observación y autoobservación.

El conocimiento del entorno, de las características de la comunidad en la que se encuentra la escuela, o mejor dicho de la cual es parte, será una
condición muy importante para hacer posible el aprendizaje organizacional. Al contemplar la realidad desde más de una mirada, la escuela logrará
comprender mejor los problemas, ampliar la visión sobre los objetivos, prever obstáculos y, por ende, lograr mayores posibilidades de mejora
(Ministerio de Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

3. Liderazgo pedagógico

Un directivo que ejerce el liderazgo pedagógico focaliza su atención en la calidad de la enseñanza y el aprendizaje, orientando a los profesores, estudiantes y
comunidad educativa, con los apoyos y ayudas necesarios para la mejora de esos procesos. Desde esta perspectiva, la experiencia, los conocimientos y las
competencias que posean los directivos tienen una importancia central, ya que toda la gestión adquiere su sentido en función de lo pedagógico y desde allí debe
pensar su accionar.

La acción de liderar supone la existencia de un equipo de trabajo e implica también la posibilidad de generar una visión de futuro compartida por toda la institución.

La mayor parte de las actividades de los gestores educativos están referidas a relaciones entre personas, a través de procesos de comunicación, que unen a los
actores con los objetivos, fines, valores y las tareas cotidianas que estos desarrollan. “El proceso que involucra estas relaciones y la comunicación e influencia que
se ejerce en ellas se denomina liderazgo” (Ministerio de Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz).

Gestión y liderazgo son dos nociones que configuran un modelo para entender los procesos de dirección de los ámbitos organizativos.

La gestión se relaciona más directamente con las estrategias, la eficacia y los objetivos de cada proyecto, en tanto el liderazgo se vincula con los
valores, los propósitos, la pasión y la imaginación, necesarios para poner en juego los procesos de animación y movilización de los actores del
sistema. El liderazgo puede definirse como el conjunto de procesos que orientan a las personas y a los equipos en determinada dirección. Se
vincula con la capacidad de generar procesos de sensibilización y convocatoria a trabajar en colaboración con otros, en el logro de los propósitos
compartidos que favorezcan la calidad y la mejora de la enseñanza y el aprendizaje (Ministerio de Educación, 2001, https://bit.ly/2BLmdyz).
¿Qué competencias tendrá que tener un buen líder educativo en una institución?

En próximos módulos, seguiremos profundizando acerca de la importancia del liderazgo en la gestión escolar de instituciones educativas.
Para profundizar sobre el rol de la supervisión en la mejora de la calidad de la educación, les acercamos esta publicación de la autora Pilar Pozner.

Publicación

El papel de la supervisión.pdf
198.5 KB

Fuente: Pozner, P. (2007). El papel de la supervisión en la mejora de la calidad de la educación. Recuperado de http://www.igualdadycalidadcba.gov.ar/SIPEC-

CBA/webgrafiapostitulo/PoznerMII/POZNER%20EL%20PAPEL%20DE%20LA%20SUPERVISION.pdf
LECCIÓN 4 de 4

Referencias

Blejmar, B. (2005). Gestionar es hacer que las cosas sucedan. Buenos Aires, Argentina: Noveduc

Ministerio de Educación, (2001). Gestión estratégica de escuelas. Recuperado de https://www.igualdadycalidadcba.gov.ar/SIPEC-


CBA/publicaciones/documentos/Cuadernillo%202%20-%20Gestion%20estrategica%20de%20escuelas.pdf

Pozner, P. (2007). El papel de la supervisión en la mejora de la calidad de la educación. Recuperado de http://www.igualdadycalidadcba.gov.ar/SIPEC-


CBA/webgrafiapostitulo/PoznerMII/POZNER%20EL%20PAPEL%20DE%20LA%20SUPERVISION.pdf

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