Vida Masónica 1926 Año I 3 Mayo

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Año I Núm.

Vida Masónica Madrid, Mayo, 1926


SUSCRIPCIÓN:
E:ípaña 7ptas. poraño.
Revista mensual Extranjero. 9 - -

"Por sus obras los conoceréis,,


Son hombres que caminan cegados por la fuerte claridad
del sol del Mediodía. Sus mentes funcionan de forma irregu-
lar y sus pasos son inciertos y desiguales.
Como si aquellos hombres obedeciesen a una mágica
señal detiénense formando grupos al llegar a un campo sin
árboles ni flores.
Un golpe misterioso salido de la parte oriental de aquel
campo hace que los hombres allí reunidos guarden silencio.
En forma ordenada los grupos se disuelven y cada hom-
bre ocupa el lugar que parece cofresponderle.
Dos golpes misteriosos vuelven a dejarse oír.
Sin romper el silencio pónense en línea algunos de los
reunidos, como si para ellos solamente hubiera sido aquella
señal.
Tres golpes sucesivos se dejan oír de nuevo. Todos
los hombres, en pió, forman dos filas: una al Norte y otra
al Mediodía; sus miradas se dirigen hacia Oriente.
Una voz clara, cariñosa y liiuy conocida por los allí con-
,gregados, desde Oriente dice:
—A L.-. Q.: D.-. G.-. A.-. D.-. U.-. Es el Mediodía, la hora
que todos nosotros elegimos para dar comienzo a nuestros
trabajos. Que el Amor, la Fraternidad y el Altruismo sean
las herramientas que empleemos para elevar el Templo a la
Virtud.
El sol se ocultó; tres luces iluminaron el campo. Los
reunidos, en el más profundo silencio, principiaron su deli-
cada labor. Sus ojos ya veían, sus mentes razonaban.
CMUzaciói].
DILUCIDARIO
II (A)
Historia
Se sabe que el Tanayim Rabí Simeón ben Jochai, el pri-
mero que encargó se escribieran las enseñanzas orales del
Zohar, para que no se perdieran, fué discípulo del gran
cabalista Rabí Akiba, que murió por orden del emperador
Adriano (siglo II). Cuenta la tradición que Rabí Akiba perte-
necía a la escuela de los Tanayim, de la cual hubo más tarde
miembros en España. Estos Tanayim eran los sabios, y entre
ellos estaban los que enseñaban prácticamente los secretos
y que iniciaron a algunos discípulos en el gran misterio
final. En el Talmud se relata la historia de los cuatro Tana-
yim que entraron en el Jardín de Delicias, es decir, que
llegaron a ser iniciados: Ben-Asai, que miró y perdió la vis-
ta; Ben-Zoma, que miró y perdió la razón; Acher, que hizo
depredaciones en el Jardín y sucumbió, y Rabí Akiba, el
único que obtuvo buen éxito.
Para comprender algo de ésto hay que tener presente
que existen cuatro métodos de interpretación, según los ju-
díos. Estos métodos son: los PaRDeS (Paraíso de la Inteli-
gencia); el Sod (secreto, místico, sabiduría secreta); frash
(alegórico); Bemez (espiritual o moral) y Pashut (literal). La
palabra Sod vale setenta, y significa misterio (sabiduría se-
creta) y también vino (1): por lo cual el téi'mino «vino del
Thorah» ha de entenderse como los secretos, misterios o
sabiduría secreta del Thorah. Ahora podremos leer clara-
mente el párrafo del Talmud referente a los cuatro Tanayim.
«Los cuatro tanayim (sabios) penetraron en los PaRDeS
(el Jardín del Edén) y bebieron el vino, Sod (Sabiduría se-
creta), siendo iniciado.'-: el primero (Ben-Asai) bebió y nada
(1) SÜD=60másC más4=70, mislerio. I1N=10 más 10 más 50=70, vino.
VIDA MASÓNICA 35

vio; el segundo (Ben-Zoma) bebió y se embriagó; el tercero


(Acher) bebió y adulteró los misterios, y el último (Rabí
Akiba) fué el único que vio, no perdió la razón e interpretó
bien cuanto aprendió» (1).
El estudio de la Cabala requiere la iniciación final en la
Mercaba, el «vehículo», o cubierta que encierra el alma ocul-
ta, es decir, la ciencia secreta más elevada (Clave de la Teo-
sofía, pp. 7-8); pero la Mercaba únicamente puede enseñarse
en la «obscuridad, en un lugar desierto y después de mu-
chas y terribles pruebas». Desde la muerte de Rabí Simeón
ben Jochai, esta doctrina oculta ha permanecido siendo un
secreto inviolable para el mundo exterior. Transmitida sola-
mente como un misterio, era comunicada al candidato oral-
mente, «cara a cara y la boca junto al oído». (Isis, sin
Velo, n , p. 388).
El Tanayim Rabí Simeón ben Jochai mandó escribir el
Sepher ha-Zohar, según se refiere en el Idra Zutah (la Pequeña
Asamblea), encargando a Rabí Abbah que fuera el escriba
mientras Eleazar (el hijo de Rabí Simeón) pondría las opinio-
nes de su padre, y los demás meditarían en sus corazones.
Pero los manuscritos hechos por Rabí Abbah y Rabí Eleazar
sólo circularon entre los íntimos e iniciados hasta unos
225 años después de morir Rabí Salomón ben Yehudah Ibn
Gebirol (Avicebrón), de Córdoba, llamado por los judíos
Salomón el Sephardi (español) y conocido también por el
acróstico de las iniciales de su nombre, RaSHBaG, y entre
los árabes por Abu Ayyub Suleimán ben-Ya'hya Ibn Djebi-
rol, nacido en Málaga por el año 1021, educado en Zaragoza
y asesinado por un musulmán en Valencia el año 1070.
Las copias del Sepher ha-Zohar escaseaban y los que po-
seían una la ocultaban con el mayor sigilo y conservaban
(1) Este Sod tiene su equivalente en el Soma de los indios, en el
Kykeón de los griegos: es el néctar o ambrosía que bebían y aún beben
los dioses.
36 VIDA MASÓNICA

como oro en paño. Las investigaciones de los ansiosos por


el saber se dirigían hacia España^ que había conquistado la
categoría de emporio de las ciencias. Pues la voz de los Pro-
fetas judíos había cesado de guiar al pueblo, los Sabios y
Doctores en la Mishanah y el Talmud empezaron sus traba-
jos, y las grandes Universidades judías del Oriente y las
escuelas de Mesopotamia y Babilonia habían sido cerradas.
A consecuencia de la emigración judía hacia Occidente,
florecían diversos centros hebreos en Italia, Francia y espe-
cialmente en España. Ya por los años 300 a 301 se aludía en
el Concilio Iliberitano a los judíos españoles: Sisebuto de-
cretó su expulsión el año 620: el Concilio III de Toledo se
mete con yllos en 627, y en el 845 eran quemados vivos en
las poblaciones cristianas, acusados de nigromantes y hechi-
ceros. Pero hasta el siglo X, con la llegada de un renombra-
do Rabino, no recibieron los estudios en España un verda-
dero y eficaz impulso. Este episodio nos lo refiere el Rabí
Abrahara ben David ha-Leví (o Hallevy) de Toledo, conoci-
do también por Areabad, que floreció de 1120 a 1180, en su
Sepher ha-Kabbalah que escribió en 1160 (1). Allí dice que,
después de muerto por orden del califa el último rector,
'Hiz'qi-yah, Jefe de la Academia y Príncipe de los expatria-
dos (2), llamado el Rosh Hag-golah, fueron cerradas la Aca-
demias y no se nombró un nuevo Ge'onim. Pero transcurri-
do mucho tiempo después, salió de Bari un barco que fué
capturado por Ibn Rumahis, comandante de las fuerzas
navales de Abd-^rrahman al Nasr (años 912-961). Iban en

(1) Edición de Basilea, 1580, p. 69a.


(2) Este Han-Nwgid (Príncipe de los judíos en España), se llamó
R. Chasdai (o Chisdai) Ibn Shaprut ben Yitz'haq ben Ezra, hijo de
Yitz'haq Ibn Shafruth de Jaén. Ghasdai era nombrado en lengua arábi-
ga Caasdai Abu Jusuf Ibn siiafruth y vivió en Córdoba en tiempos
del califa Abderrahman III, que reinó entre 912-961, y de su sucesor
Hakem, 961-976.
VIDA MASÓNICA 37

ese barco cuatro de los más distinguidos rabinos de la re-


nombrada escuela judía de Sura en la célebre Babilonia, que
se llamaban: R. 'Hushiel, padre de R. 'Hananel: R. Moses,
padre de R. 'Ha'noch: R. Shemaryahu, hijo de R. El'haDan,
y otro cuyo nombre no se menciona. Estos fueron vendidos
como esclavos: a R. 'Hushiel le llevaron al Cairo: R. Sheraar-
yahu faó dejado en Alejandría y R. Mosés traído a Córdoba
donde fué redimido por considerársele como un hombre
inculto. En Córdoba había una Sinagoga llamada Keneseth
ham-Midrash (asamblea para el estudio) siendo jefe de la
congregación un tal R. Nathan, hombre de gran piedad.
Cierto día en que se comentaba un pasaje del lalmud y no
pudo explicarlo satisfactoriamente R. Nathan, tomó R. Moses
la palabra y no sólo dilucidó con toda claridad el pasaje en
cuestión sino que respondió a cuantas preguntas se le diri-
gieron. En vista de esto, habló R. Nathan a la asamblea ma-
nifestando que desde aquel momento ya no era más su ins-
tructor, pues aquel extranjero vestido de sacos sería en ade-
lante quien le instruiría a él, y por esto lo nombraba jefe de
la congregación. Enterado el almirante de las preeminencias
alcanzadas por el que fué su prisionero, quiso revocar la
venta, lo que no permitió el Califa, agradándole saber que
ya no necesitaban sus subditos judíos depender de la ins-
trucción religiosa que se daba en las escuelas de Oriente
(Qabbalah, Myer, p. 5.).
A pesar de la clausura de las escuelas de Oriente, con-
servaron los judíos españoles sus relaciones con los que
habitaban por aquellas tierras, manteniendo corresponden-
cia con los de Siria, Egipto, Irak y África, el que fué maestro
de Avicebrón, Samuel ha-Leví ben Joseph Ibn Nagrela, o
Han-Nagid, que nació por el año 993, y se educó en Córdoba
en la escuela que allí dirigía R. 'Ha'noch, hijo de R. Moses
el que vino de Babilonia, y murió a la edad de sesenta y
dos años en 1055. Este Samuel ha-Leví hubo en 1013 que
* 38 VIDA MASÓNICA

escapar de Córdoba, a causa de una revolución, refugiándose


en Málaga, donde conoció a Avioebrón, quien así se familia-
rizó con la antigua Midrashim que trata de los Misterios del
Sod. En 1027 fué nombrado Samuel ha-Leví Gran Visir y
Ministro de Estado del Califa Habus, rey de Granada, desem-
peñando dichos cargos durante 30 años.
Fué contemporáneo de Avicebrón, R. Be'hai b. Yosef
Ibn Bakoda, o Pakudad, de Zaragoza, por el año 1050.
Uno de los más notables entre los hebreos nacidos en
España fué Moseh ben Mayemon (Maimonides), de quien se
cuenta que en sus primeros años fué un ingenio tardío y tan
poco inclinado al estudio, que irritado su padre por su rude-
za y desaplicación le abandonó y echó de su casa. Vióse
impelido a dejar a España, a pesar de sus pocos años, cuan-
do la persecución de los judíos por Abd-el-mumen ben Alí
Alkumi, dirigiéndose a tierra santa. Pero informado el sultán
del Kairo de su mucha sabiduría y partes loables, le retuvo
a su lado nombrándole su protomédico y consejero, por lo
que recibió el sobrenombre de el Egipcio. Fué Moseh ben
Mayemón (Maimonides), el Egipcio (1131-1204), muy renom-
brado por su gran saber y competencia en muy diversas
ciencias, sobresaliendo en la teología y en la Cabala. Quisié-
ramos disponer de tiempo y espacio para dejar consignados
aquí todos aquellos hebreos españoles que florecieron en
las ciencias, literatura y especialmente en la Cabala, desde
los tiempos del R. Moses de Córdoba, el que vino de Babilo-
nia, hasta aquel otro R. Moses de León (R. Moses ben Schem-
Tob de León) que floreció •225 años después de la muerte
de Avicebrón, y del cual no hemos podido encontrar refe-
rencia alguna en las obras españolas que tratan de estos
asuntos y que hemos tenido a nuestro alcance.
La importancia que para nosotros tiene R. Moses de
León, es el que por muchos se le ha atribuido la paternidad
del Sepher ha-Zohar. Moses de León fué un copista que,
VIDA MASÓNICA 39

poco escrupuloso, como los cabalistas cristianos, llenó do


alteraciones o errores sus copias, o por lo menos las del
Zohar. Lo que sí parece indudable es que en su época (1250-
1305) alcanzó cierta popularidad el Zohar entre los no inicia-
dos, y aun éstos empezaron a citar esa obra en sus escritos.
Dos escritores de entonces que hacen referencia a\Zohar,soa:
Todros (Theodarus) ha-Leví Abulafla (1204-1283), que murió
en Sevilla, y Abraham Ibn Waklcar de Toledo (1290-1340).
Con cuánto afán y sacrificios eran buscadas las copias de
dicho libro, que hasta entonces había permanecido oculto
entre los iniciados, podremos conjeturarlo por la siguiente
anécdota, citada del Sepher Yu'hasin, por el Dr. Graetz:
Isaac de Acco (Italia) dice que R. Moses de León le re-
firió en Valladolid, bajo secreto, que tenía el libro del Zohar
en su casa de Avila y que allí se lo enseñaría. R. Moses de
León marchó para su casa, pero antes de llegar murió en
Aróvalo. Isaac fué a Avila, donde encontró a un pariente de
R. M. de L., indudablemente un enemigo de éste, llamado
R. David Rafon de Corfú, quien le dijo que R. M. de L. era
un derrochador que ganaba mucho dinero con sus escritos,
y había sacado el Zohar de su cabeza, y trataba a su esposa
e hija malamente. Enterado Isaac que R. M. de L. había
muerto, procuró obtener el manuscrito de la viuda y la hija
de R. M. de L., ayudado por un ricacho, R. Joseph de Avila
y su mujer, pero no lo lograron. Entonces se fué a Talavera
y allí se reunió con «R. Joseph Hallevi, hijo de Todros, el
Cabalista», y le preguntó por el Zohar, contestándole éste:
«Has de sabor y creer, que el Zohar por R. Simeón ben
Jochai está en poder de R. Moses, que lo ha copiado para
quienquiera que lo desee», y refiere Isaac que Joseph había
comprobado esto. Entonces se fué Isaac a Toledo y allí le
refirieron unos estudiantes que ellos habían visto a un an-
ciano llamado R. Jacob, aventajado discípulo de R. Moses de
León, que daba testimonio por el cielo y la tierra, de ese
40 VIDA MASÓNICA

libro del Zohar, del cnal era autor R. Simeón ben Jochai.
Este Isaac de Acco (ciudad de Novara, Italia, en la cual
faefon asesinados los judíos en 1291, cuando la toma de
Acco) había escapado de esta matanza, después de haberse
enterado que había en España un Rabino que estaba en
posesión del libro del Zokar, y siendo Isaac autor de un
libro cabalístico, deseaba ver el Zohar escrito por R. Simeón
ben Jochai y su hijo Eleazar en una caverna, pues se decía
que si estaba escrito en idioma hierosolimitano era genuino,
pero si lo estaba en hebreo, no. Isaac sabía también que su
maestro, Moses Nachmanides, había mandado el Zohar áesde
Palestina a un hijo que tenía en Cataluña, pero que una
tempestad lanzó el barco a Alicante, en donde cayó el libro
en las manos de R. Moses de León.
Aun cuando una porción de eruditos que se han ocupado
del origen del Sepher ha-Zohar, se inclinan a creer que fué
su autor o copilador R. Moses de León, parece quedar fuera
de duda lo contrario, dadas las referencias que se encuen-
tran del Zohar en escritores anteriores a la época de R. Mo-
ses de León, fundándose también este criterio en otros deta-
lles que no nos detendremos a consignar aquí. Son de este
parecer, entre otros muchos, los siguientes escritores: doctor
Adolfo Pranck, Salomón Munk, M. H. Landauer, Eliphas
Leví (el Abate Luis Constant), Raymundo Lulio, Juan Reu-
chlin, Pico de la Mirándola, el erudito jesuíta Atanasio Kir-
cher; Enrique Oornelius Agrippa, Juan Bautista van Hel-
mont, Franz Mercurius van Helmont, el Dr. Roberto Fludd,
y el Dr. Henry More.
Pero lo interesante para nosotros es ei ver cómo «se libro
del Zohar, donde está contenido el Idra Babba Kadischa, la
Grande y Santa Asamblea, en que se relata una antigua Lo-
gia de Iniciados, era celosamente buscado y conocido en Es-
paña, por lo menos, en los años 1250 a 1305, en que vivió
R. Moses de León. Nuestra- extrañeza no tiene límites al
VIDA MASÓNICA

Lámina núm. 2.
VIDA MASÓNICA

La lámina adjunta presenta el decorado, aspecto


general y atributos simbólicos de un Templo Masó-
nico. Creemos de utilidad para nuestros más jóvenes
hermanos el ofrecerles este conjunto para su estu-
dio y documentación, así como un ejemplo para los
que tengan que instalar un taller para el simbolismo.
La hermosa fotografía de la que se ha hecho la
reproducción, está tomada del Templo de una anti-
gua Logia de la Habana (Isla de Cuba). En el estan-
darte colocado en Or.*. delante de.la estatua de
Minerva, se lee:
A.-. L.-. G-. I).-. G.-. A.-. D.-. U.-.
S". G.-. Or.-. de ESPAÑA
n.\ h.: Cap.-.
OBREROS DE HIRAM
N ú m . 4 a l Or.-. de la
HABy\NA.
L.-. L-.
F.-.
Es notable el decorado de la parte anterior del
Altar; pues si bien adolece de pequeñas incorreccio-
nes, ofrece un interesante ejemplo que estudiar.
Ob.-érvense las alteraciones introducidas para
hacer una fotografía que pudiei^a caer en manos pro-
fanas, la discordancia entre la estatua de Venus y su
j)ed('stal, así como la pequeña columna de encima de
otro pedestal situado más lejos.
VH)A MASÓNICA 41

considerar que nuestros eruditos hermanos pasaran todos


en silencio este hecho o lo desconocieran—que es lo menos
probable—cuando tanta importancia tiene para la tradición
de la Orden en España, a no ser que—tampoco queremos
creerlo—estuvieran tocados del mal antisemita, a pesar de
su tolerancia, amplitud de criterio y espíritu liberal.
jVíanuel Zreviño y VUla,

-k ÍK i^
IDEAL Y PERSEVERANCIA

Son las fuerzas que conducen al fin


Esperanza... La gentil Esperanza de cabellos dorados, de
ojos azules, de boca y pupilas rosadas, abrió el balcón que
enfrenta al Oriente y se asomó como a diario acostumbraba
al apuntar en el horizonte la inicial de la aurora.
Levantó los ojos a lo alto, y al fijar la vista vio tres pun-
tos blancos clavados sobre un fondo azul, y una mano que,
desde el centro, los unía entre sí trazando tres líneas rectas
muy rectas...
Y surgió de entre las aguas tranquilas del inmenso lago
la majestuosa figura del Gran Astro. Ante su presencia incli-
nó su frente la bella Esperanza en un momento de devoción.

El panorama era de un arte encantador.


Por el sendero que conducía al espacioso jardín avanzaba
un hombre de aspecto sombrío, con las melenas desordena-
das y sus ropas un tanto descolorhiJaehadas. Buscaba las
dulces emociones que graciosamente dan los seres de la na-
turaleza; deseaba disfrutar del aroma de las hierbas y de las
42 VIDA MASÓNICA

flores, del despertar de loa pájaros, de la sublimidad, en


suma, del espectáculo matutino...
Como guiado por el primer rayo de luz fué a posarse su
vista en el balcón donde estaba la gentil Esperanza sumida
en profunda meditación. Transcurrido un instante, los ojos
de ambos seres se encontraron atraídos por una fuerza
insospechada...
Continuó el hombre su camino. Prendido de aquel encan-
to brillaba en su imaginación el venturoso amanecer de
aquel día, que presagiaba feliz.

Al amanecer del siguiente día encaminó sus pasos el


hombre de aspecto sombrío, desgreñadas melenas y ropas
bastante descuidadas hacia el paraje en donde había tenido
anteriormente un agradable encuentro.
A medida que se acercaba al punto deseado aumentaba
en su interior una sensación que no acertaba explicar, pero
que le convencía de que se trataba de una atracción conve-
niente al espíritu que le animaba.
Hizo su entrada en los jardines que circundan la finca
habitada por su soñada beldad, que es de forma cuadrangu-
lar y de tipo arcaico en su arquitectura exterior. Apenas se
fijaba su vista en las bellezas del paisaje, pues su pensa-
miento volaba hacia el punto en que unos ojos antes le ha-
bían alumbrado el camino.
Ya pasaba por cerca del balcón de Esperanza... Levantó
los ojos y creyó verse trasladado a otro mundo al encon-
trarse con los suyos. ¡Qué fuerza interior actuaba sobre su
ser!... En este momento se apoderó de su alma el deseo de
contemplar más de cerca aquel ser radiante de hermosura, y
con decisión se acercó a la puerta que da entrada al edificio,
y llamó, polpeando estrepitosamente para que le oyeran.
VIDA MASÓNICA 43
«
Un viejeoito que tras la puerta estaba, entreabrió un ven-
tanillo, y asomando las narices vio las trazas del importuno
y cerró a toda prisa.
Impaciente porque no abrían, insistió en llamar el hom-
bre de sombrío aspecto, y el viejecito le contestó, diciendo:
—Caballero, con esas trazas con que os presentáis yo no
os puedo dar entrada: limpiaos siquiera esa corteza que os
cubre y podréis en principio conseguir vuestro deseo.
—¿Estas trazas?—contestó—. Pero, señor, si ahora no me
es posible cambiarlas y mi ardiente deseo es que me fran-
queéis esa puerta...
—Perdonad, no puede ser.
—Sea, pues, Mañana veremos si es posible alcanzar la
dicha de mi pretensión...
Y continuó su paseo. Dando vueltas a su magín pensaba
en la manera de conseguir el objetivo que anhelaba.

Como en el Mundo llega lo esperado, llegó para aquel


hombre el momento de presentarse de nuevo ante el edificio
de forma cuadrangular y de tipo arcaico en su arquitectura
exterior.
Su alarmante manera de llamar, por su nerviosidad, hizo
que el viejecito que guardaba la puerta se asomase con toda
precaución para enterarse quién llamaba con tanta brus-
quedad en aquel apartado lugar. Al ver que era el hombre
que ya el día anterior había pretendido entrar, y que ade-
más se presentaba en forma ciertamente admisible, abrió la
puerta y le invitó a pasar.
Al transponer el umbral, el hombre de faz sombría quedó
transformado como por arte mágico ante la grandiosidad
que encerraba aquella estancia sostenida por fuertes colum-
nas de bronce con sus muros de granito, adornada con obje-
tos útiles e iluminada de un matiz gualdo purísimo.
Todo ello era una verdadera maravilla; mas él, que pre-
44 VIDA MASÓNICA

tendía ansiosamente llegar a la presencia de lo que sus ojos


buscaban y no veían, no se detenía a estudiar las lecciones
que todas aquellas cosas le ofrecían.
En vano buscaba la puerta que le cerraba el paso, y di-
rigiéndose al viejecito que antes se la franqueara le interrogó:
—Decidme, señor: ¿por dónde podría yo subir a la estan-
cia superior?
—Por la puerta de la Perseverancia que vos mismo des-
cubriréis—4e contestó.
Le dio las gracias, y ya con el semblante risueño se des-
pidió hasta después.

El hombre de faz risueña y el viejecito empezaban a


comprenderse. No pasaba día sin que echaran su hora de
charla y los frutos eran visibles en manifiesta tranrformación.
Al cabo del tiempo, como justa recompensa, le ofrecie-
ron pasar a la parte superior de aquella residencia.
Con gusto él lo aceptó y envuelto por una luz de tono
rojo que todo lo invadía, deteníase aquí y allá investigando
el porqué de los deseos que le animaban a seguir aquel
camino. Entusiasmábase en la labor que allí se le deparaba.
Pasaba los días agradablemente y llegó el en que le sorpren-
dió la invitación a pasar a otra estancia más elevada, hecha
por quien aquéllas funciones regulaba.
Esta inesperada visión fué para el hombre lo inmenso, lo
indescPiptible. Penetró en una ancha estancia, cubierta de
fino y florido ramaje que contenia la más diversa concurren-
cia. Toda ella formaba sonriente y compacta unidad, ün tono
azul celeste lo invadía todo. Estaba iluminado por el Sol.
Ante la figura real de la bella Esperanza se inclinó obedien-
te y feliz el hombre que, al fin, encontró su amoroso ideal.
Xein Cerveret Qremerdes-

Ssie número het sido visadc por la censura.


Decálogo Masónico
El siguiente decálogo fué encontrado en los bolsillos de vmjá^et^n
francés muerto en la batalla de Solferino. 24 Junio 185^K r / \
I Reverencia A.-. G.-. A.-. D/. U.-., que es Dios: p i e r d a '
dero culto a Dios consiste en las buenas costumbres. \-^;- ¿•^'
II Conserva siempre tu mente en estado de pureza para
que puedas honorablemente ponerte delante del G.*. A.'.
D.-. U.-..
III Escucha siempre la voz de tu conciencia: no hagas
mal: haz bien: haz el bien por amor al bien mismo.
IV Ama al prójimo: sé el padre del pobre.
V Honra al benemérito: sé compasivo para el débil: huye
del malvado: no odies a nadie.
VI Respeta a la mujer: jamás abuses de su debilidad:
muere antes que deshonrarla.
VII Evita las querellas: impide los insultos: siempre ten
la razón de tu parte. Habla juiciosamente con los superiores,
prudentemente con tus iguales, dulcemente con los jóvenes,
cariñoso con los desgraciados.
VIH Sé compasivo en todas partes y con todos. Piensa
que no es tu condición la que te honra o degrada, sino la
forma en que la ejerces: alégrate con lo justo: sé celoso con-
tra la iniquidad: sufre sin quejarte.
IX Lee y aprovéchate: observa y copia: reflexiona y
obra. Da importancia a la utilidad de los hermanos y así
trabajarás para ti mismo.
X No juzgues ligeramente las acciones de los hombres:
no condenes de antemano: ese es asunto del G.'. A.-.D.'.U.-.,
que profundiza en los corazones, para juzgar sus obras.
LECTURAS

DEL. S T J S ] P r a O ETEUPrO
ATTILIO BRUSCHETTI

La impresión que produce la lectura de El suspiro eterno


es de admiración hacia el hombre que ha llegado a cono-
cerse a sí mismo. Se ve en su autor el espíritu cultivado en
el jardín del ideal animado por el deseo de llevar el bien a
todas partes, esparciendo las enseñanzas que le ha sugerido
en sus andanzas por el campo de la vida su contacto con la
Naturaleza. Estas enseñanzas, que extrae del fondo de todas
las cosas, y que las halla con una perceptibilidad nada co-
mún, son presentadas en forma de «Cartas», o capítulos;
estilo familiar que permite saborear sus mieles al afortunado
que consigue alcanzar un ejemplar.
Por lo mismo que flota en el libro una ferviente religio-
sidad, duélese de los obstáculos que se ponen a las gentes
para su desarrollo espiritual. «Hay religiones, dice, que tie-
nen un tinte obscuro y triste: el cristianismo entre ellas. No
la fundó así el gran Maestro de Compasión, sino que la adul-
teraron después sus decadentes secuaces. Esa religión de
amor, de paz, de luz, que levantaba el alma oprimida, prome-
tiendo a todos la gloria del Padre, que abre sus amorosos
brazos, vedla como en tinieblas, presentándonos imágenes
horribles, amenazando con un castigo eterno, con excomu-
niones terribles para los que no siguen como corderos sus
doctrinas empequeñecidas»...
El amor hacia todos los seres vivientes se encomienda
con gran acierto a las nobles mujeres, esperanza y luz del
mundo, y las pide que nieguen su simpatía, su amor y su
apoyo a todo hombre que no se esfuerce en hacer imposible
la despiadada matanza de hermanos, no solamente de los
hombres en las guerras, sino de los inocentes animales.
VIDA MASÓNICA 47

nuestros hermanos menores, máxime cuando los vegetales


proporcionan una alimentación ventajosa formando en el
individuo un carácter más inteligente, más dulce y más hu-
mano. El amor al árbol, fuerza vital de la Naturaleza que
purifica y oxigena la atmósfera y atrae y regula la tan bene-
ficiosa lluvia es del mayor interés se inculque en los niños,
germen de las sociedades venideras, para que los hombres
de mañana sepan aprovechar mejor que los de hoy los be-
neficios que la Naturaleza les depara.
El estudio analítico que se hace de todo, desde el mine-
ral al hombre, está trazado con un caudal de conocimiento
muy profundo, y en el curso evolutivo que lleva al hombre
caminando hacia la divinidad se sostiene con los mismos sen-
timientos que palpita en toda la obra que para conocerla
debemos sacrificarnos, dar algo de nosotros mismos, no pe-
dir nada para nosotros, siempre dar todo cuanto de mejor
tengamos en nuestro corazón, renunciando a lo que halaga
exclusivamente nuestros sentidos y nuestro bajo orgullo.
«Debemos renunciar hasta a la gratitud, de la cual nos crea-
mos merecedores. Entonces podremos sentir algo de lo que
nos transporta a gran altura, pues libres de las trabas que
nos atan a la materia, iremos a la conquista de todos los po-
deres de la Divinidad, que son nuestra herencia».
El Sr. Bruschetti es un perfecto enamorado de la luz de
la Verdad, de la Bondad y de la Belleza, columnas que sua-r-
tentan toda su filosofía.—iVbeZ.

•^ Humanidad, de los Wall.-, de Campeche (Méjico), in-


serta en su número de Febrero-Marzo muy interesantes tra-
bajos, además del estudio históiúco que sobre Francmasone-
48 VIDA MASÓNICA

ria ha hecho nuestro q/. h.-. Manuel Treviño, publicado en


nuestra estimada actividad la «Biblioteca Catón».

•^ La Federación de «II Diritto Umano» (El Derecho


Humano), ha tenido que suspender la publicación de su Bo-
letín Oficial por no encontrar imprenta donde imprimirlo,
debido a la persecución que sufren en esa nación todas las
obediencias masónicas.

-^ Con fecha 31 de Enero quedó constituida en Remedios


(Isla de Cuba) la Log.-. de Perfección «Alejandro del Río».

^ El día 12 de Marzo efectuó las elecciones generales


para elegir sus DDig.*. el Sob.-. Cap.-. «Apóstol Martí» nú-
mero 72 que trab.-. bajo la jurisdicción del Sup.-. Oons.\ de
Colón de Cuba.

•^ Han sido autorizados treinta y tres chinos para fundar


una Log.*. en Manila. Aun cuando allí hay muchos chinos
que pertenecen a TTall.-. de otros países, ésta será la prime-
ra Log.-. china allí establecida.

•^ La Gr.-. Log.-. de Nueva Méjico ha tomado el acuerdo


de que todo Candidato que tenga amputado un pie, no pu-
diéndose adaptar a Ja letra del ritual, no puede ser recibido'
Francmasón. Todo Masón que pertenezca a una jurisdicción
no reconocida deberá ser iniciado de nuevo como si se tra-
tara de un profano.

-^ La Gr.-. Log.-. de Pensilvania es la más rica de todas


las GGr.'. LLog.-. americanas. Su capital se eleva a siete mi-
llones de dólares. Cada iniciado debe abonar 20 dólares para
el fondo de sostenimiento de la Casa de las Viudas y Huér-
fanos. Ahora se trata de elevar esa cantidad a 40 dólares.
Tipografía: San Lucas, 5. Madrid.

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