Principios Procesales
Principios Procesales
Principios Procesales
Estos principios son las premisas máximas o ideas fundamentales que sirven como
columnas vertebrales de todas las instituciones del derecho procesal, los principios
procesales son las directrices de carácter general que orientan la realización
adecuada de los actos dentro del proceso. (Dr. Sergio Artavia, 2016 )
Para poder comprender y abordar este apartado consideramos necesario brindar una
idea clara sobre el concepto de los principios procesales, al respecto exponemos las
múltiples definiciones doctrinarias que sobre los mismos se formulan, conociendo las
apreciaciones que sobre el tema han postulado diversos autores.
Define a los principios del derecho procesal como “los criterios aplicables a los
distintos aspectos que integran el procedimiento reglas que rigen o regulan las
diferentes actuaciones que integran el procedimiento”.
Luego de estudiar las definiciones antes expuestas podemos afirmar que la doctrina
es unánime al conceptualizar los principios procesales ya que en su mayoría se
resumen en la concepción de que se trata de elementos
orientadores que tienen por objeto determinar la forma en que debe dirigirse el
proceso. Por nuestra parte consideramos que los principios procesales son directrices
en virtud de las cuales debe regirse el proceso y de cuya operacionalización depende
el buen desarrollo del mismo; pues su objeto es garantizar la protección jurídica
procesal debida a cada una de las partes mediante la concreción de aspectos, como
el logro de un debate ordenado e igualitario, el comportamiento y comunicación entre
las partes, la identidad del juez respecto a los actos procesales, la forma y sucesión
de los actos procesales, la agilidad en el desarrollo del proceso y el conocimiento que
las partes y la sociedad tenga sobre el mismo.
1.2 Clasificación
1. Tutela Jurisdiccional
• Definición
• Historia.
Luego de esa nueva concepción del Estado de Derecho se llega a un punto donde
se pretende lograr una mayor protección y garantía de los derechos fundamentales
de las persona lo cual fue reforzado después de la Segunda Guerra Mundial, haciendo
esfuerzos para garantizar los derechos básicos de las personas- por ejemplo a partir
de la separación de poderes y el control reciproco que ello mismo conlleva- , el
desarrollo de la institución de la tutela judicial efectiva, constituye otro gran aporte a
la necesidad de frenar los poderes del Estado frente a los ciudadanos.
Cabe resaltar que el este derecho a la tutela jurisdiccional del que gozamos los
salvadoreños guarda cierta similitud en su enunciado con el derecho a la tutela judicial
que reconoce por ejemplo el inciso primero del art. 24 de la Constitución italiana de
1947 (“Todos pueden actuar en juicio para la tutela de sus propios derechos e
intereses legítimos”) y el apartado primero del art. 24 de la Constitución Española de
1978, referente al llamado derecho a la tutela judicial efectiva (“Todas las personas
tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de
sus derechos e intereses legítimos sin que, en ningún caso, pueda producirse
indefensión”).
• Alcances y límites.
Con esto se parte de la Constitución como ley suprema que consagra los derechos
fundamentales de las personas y también abarca el marco de las normas de rango
legal y en su caso reglamentario, es decir, todo lo que se abarca en las leyes
secundarias. Esto lo podemos encontrar establecido en el Art. 172 Cn. y con respecto
al CPCM que es nuestro objeto de estudio, descrito como un principio procesal en el
Art. 2. En dicho artículo se recoge la vigencia del imperio de la legalidad para el
fundamento de todas las decisiones judiciales, el cual no puede ser otro que las
fuentes establecidas por el ordenamiento jurídico, eliminando así toda tentación de
arbitrariedad, voluntarismo y discriminación por motivos subjetivos del juzgador,
completado luego con lo establecido en el art. 19 CPCM.
Además, en el Inc. 3 del mismo Art. 2 CPCM -como una subespecie del control de
legalidad procesal-, se establece la prohibición general del uso judicial de las pruebas
ilícitas (lo que luego se complementa con lo regulado en el art. 316 CPCM párrafo
segundo).
2. Principio de legalidad.
El Estado de Derecho se tipifica porque todos sus actos están sujetos a la ley,
asegurándose así el imperio de la misma. El Principio de Legalidad significa la
supremacía de la norma, que se opone a la influencia del poder arbitrario y que
excluye la autoridad discrecional del gobierno, en este caso del Órgano Judicial que
es el encargado de brindar la Protección Jurisdiccional a la población salvadoreña.
Este principio del proceso consagra el sometimiento a la ley procesal tanto de los
tribunales como de todos los intervinientes en los procedimientos. En ese sentido, es
la ley y no el juez o tribunal la que debe dar unas determinadas pautas procesales
de comportamiento a los sujetos procesales, por lo tanto, el principio de legalidad da
un orden lógico y estratégico para la solución de conflictos.
Por último, cuando falte regulación específica sobre el modo de llevar a cabo un acto
procesal por de parte de los sujetos procesales, dispone el art. 3 CPCM que el órgano
judicial deberá tener en cuenta, se entiende que, por analogía, aquella formalidad que
resulte ajustada al contexto del acto y a la finalidad que se persigue con él.
No basta con indicar, como se realiza en forma generalizada, que el debido proceso
está simplemente limitado por el derecho de defensa. Propiamente, podría decirse
que el debido proceso tiene las siguientes implicaciones imprescindibles:
La contradicción no requiere que la parte en cuyo favor se surte, realice los actos que
con tal efecto consagra la ley, sino que basta que se le haga conocer la respectiva
providencia, pues esto le da la posibilidad de llevarlo a cabo.
Si la razón de ser del proceso es ser un método pacífico y dialéctico de debate para
solucionar conflictos sociales, y así erradicar el uso de la fuerza por la fuerza y
sustituirla por la fuerza de la razón, y así, igualar jurídicamente las diferencias
naturales que irremediablemente separan a los hombres, es consustancial de la idea
lógica de proceso el que el debate se efectúe en pie de perfecta igualdad entre los
contendientes. En el campo del proceso, igualdad significa paridad de oportunidades,
“herramientas” y de audiencia; de tal modo, las normas que regulan la actividad de
una de las partes antagónicas no pueden constituir, respecto de la otra, una situación
de ventaja o de privilegio, ni el juez puede dejar de dar un tratamiento absolutamente
similar a ambos contendientes, más aún: el juez tiene el deber de adoptar todas las
medidas que estime conducentes al mantenimiento de la igualdad entre las partes.
(Dr. Sergio Artavia, 2016 )
Art. 5 CPCYM.- “Las partes dispondrán de los mismos derechos, obligaciones,
cargas y posibilidades procesales durante el desarrollo del proceso. Las limitaciones
a la igualdad que disponga este Código no deben aplicarse de modo tal que generen
una pérdida irreparable del derecho a la protección jurisdiccional.”
El principio de igualdad ante la ley: Es el equilibrio prudente entre las razones de las
partes dando igual oportunidad a ellas para demostrar sus convicciones. La idea está
en quitar espacio a la inferioridad jurídica, sin conceder a unos lo que a otro se niega,
en igualdad de circunstancias.
Es preciso afirmar que este principio es inherente a la estructura del proceso, es decir
que es consustancial a la misma idea de proceso. Ello quiere decir que si dicho
principio falta, no estaremos frente a un proceso, sino que ante un instrumento de
autocomposición.
Precisamente, la razón de este principio recae en la concepción de que son las partes
las interesadas en el desarrollo del proceso en virtud de la titularidad que del derecho
reclamado tienen y sobre el cual esgrimen sus pretensiones
Art. 6 CPCYM.- “La iniciación de todo proceso civil o mercantil corresponde al titular
del derecho subjetivo o interés legítimo que se discute en el proceso; y dicho titular
conservará siempre la disponibilidad de la pretensión. Las partes podrán efectuar los
actos de disposición intra-procesales que estimen convenientes, terminar el proceso
unilateralmente o por acuerdo entre las mismas y recurrir de las resoluciones que les
sean gravosas, de conformidad a lo dispuesto en este código.”
➢ Iniciativa.
Se refiere a que el proceso puede, únicamente, ser iniciado si media la
correspondiente petición del interesado, mediante la demanda (Couture, 1977). Art.
276 CPCYM. Corresponde al demandante iniciar el proceso. 2º) Tema de decisión.
Por tema de decisión debe entenderse, lo que constituye el objeto o materia del debate
o controversia entre las partes. Este se determina, por parte del demandante, en la
demanda, y, por parte del demandado, en la contestación de la demanda. Arts. 305 y
306; relacionados con los arts. 276 ord. 5º y 6º en lo referente a la fijación del tema
por parte del demandante en la formulación de la demanda; y art. 284 en relación a la
fijación del tema de decisión por parte del demandado mediante la contestación de la
demanda. Todos los artículos citados del CPCYM.
El tema u objeto del proceso es, entonces, fijado por las partes. El juez debe, por
tanto, pronunciarse en la sentencia sobre el tema prefijado, sin poder salirse de él, ya
sea por considerar cuestiones superiores, inferiores o ajenas46. Art. 417 CPCYM.
➢ Hechos.
➢ Pruebas.
Es iniciativa de las partes proponer pruebas para que se decreten y practiquen a fin
de demostrar los hechos que sustentan el tema de decisión u objeto de discusión. Art.
321 CPCYM
Siguiendo este orden de ideas, el juez carece de la facultad para decretar pruebas de
oficio tendientes a establecer o aclarar los hechos materia del debate, limitándose a
lo que aparezca solicitado por las partes.
Consideramos que lo anterior se aplica únicamente en un proceso eminentemente
dispositivo, no así en el nuestro en el que podemos encontrar algunas excepciones
como el caso de la facultad que tiene el juez para decretar pruebas para mejor
proveer, art. 7 inc. 3º CPCYM cuyas razones y justificación analizaremos más
adelante.
expone a este respecto, que esta manifestación del principio dispositivo se refiere a
la facultad que tiene el demandante de renunciar a los pedimentos de su demanda,
mediante el abandono expreso llamado desistimiento, o bien en virtud de acuerdo
directo con el demandado, en lo que se llama transacción y, agregamos, además, el
abandono tácito por parte del actor o deserción y el abandono tácito de ambas partes
o caducidad de la instancia. Art. 6 inc. Último CPCYM en relación a los arts. 129
(Renuncia), 130 (Desistimiento), 132 (Transacción Judicial), 133 (Caducidad de la
Instancia) y 293, 295 (Conciliación). Todos los artículos del CPCYM.
Las decisiones judiciales pueden ser objeto de recurso, para provocar su revisión y,
sólo puede recurrir quien ha sufrido algún agravio; el recurso se niega a los terceros
que no son partes del proceso. (Art. 501 CPCYM). Finalmente, podemos decir que el
principio dispositivo ha sido adoptado para aquellos procesos en los cuales se
considera que la cuestión debatida sólo interesa a las partes y por tanto es de índole
privada como sucede en materia civil y mercantil, en las cuales este principio es muy
amplio, pero que aún en ellas no existe disponibilidad absoluta.
Finalmente, podemos decir que el principio dispositivo ha sido adoptado para aquellos
procesos en los cuales se considera que la cuestión debatida sólo interesa a las partes
y por tanto es de índole privada como sucede en materia civil y mercantil, en las cuales
este principio es muy amplio, pero que aún en ellas no existe disponibilidad absoluta.
6. Principio de aportación
La actividad probatoria debe recaer exclusivamente sobre los hechos afirmados por
las partes o por los que tienen la calidad de terceros de conformidad a las
disposiciones de este código, en su caso; en consecuencia, el juez no podrá tomar
en consideración una prueba sobre hechos que no hubieran sido afirmados o
discutidos por las partes o terceros.
Los hechos se aportan al proceso por las partes, solamente ella introduce los hechos
constitutivos de la pretensión o de la resistencia a la misma.
Las partes son las que tienden a reconocer como ciertos los alegados por la otra
parte. Sobre las partes recae la carga de la prueba
cualquier actividad de aportación probatoria, salvo que se trate de prueba para mejor
proveer basado en la prueba ya desfilada en el proceso, lo cual implica también la
prohibición de la aplicación del conocimiento particular del juez sobre un hecho o
valorar prueba que haya desfilado en otros procesos.
CORTÉS DOMINGUEZ (Cortés Domínguez, 1993, pág. 151) explica que el principio
de aportación hace referencia a que la ley asigna a las partes la facultad de reunir y
traer al proceso el material de hecho, limitando la función del Juez a recibirlo y
valorarlo después, de tal forma que el juez no puede fundamentar sus decisiones en
otros hechos distintos, de igual forma no puede prescindir de lo que las partes
sometan a su juicio.
Nuestro CPCYM en su art.7 regula este principio realizando una división o desglose
del principio dispositivo en los artículos 6 y 7, siendo este último complemento del
primero al señalar que son las partes las que deben introducir los medios probatorios
pertinentes para probar sus pretensiones y, que precisamente dicha actividad, debe
recaer exclusivamente sobre el tema de decisión, consagrando, además, el mismo
artículo, la facultad del juez para ordenar diligencias para mejor proveer; aspectos ya
tratados dentro del principio dispositivo.
7. Principio de Oralidad
Nuestra legislación adopta el sistema oral como elemento orientador del proceso,9 ya
que las resoluciones judiciales pueden ser justas siempre y cuando se han cumplido
con las efectivas garantías del debido proceso y esto se logra con el sistema oral, en
nuestro caso, regulado en el artículo 8 del Código Procesal Civil y Mercantil, el cual
establece:
Este principio es uno de los más importantes por el hecho que su existencia ayuda al
cumplimiento de otros principios que son indispensables para el debido proceso como
lo es:
Principio de Inmediación: requiere del contacto que le permitirá al juez hacerse una
creación de la realidad del conflicto, ya que tendrá el acceso directo a las
declaraciones establecidas en el proceso, pudiendo las partes formular las
alegaciones y producción de la prueba mediante la audiencia permitirán que tenga el
conocimiento directo con el material aportado, lo que ayudara a realizar su
enjuiciamiento fáctico. El principio de oralidad implicará por lo tanto una cercanía entre
las partes y el juez.
Por otra parte, se relaciona con el Principio de Concentración, debido a que la oralidad
permite la práctica o realización de varios actos procesales en una o pocas audiencias
próximas entre sí. La relación que existe entre ambos principios recae en el momento
de recepción de la prueba oral, lo que dará lugar a que el juez pueda recibir la prueba
sea quien dicte sentencia, acto que tendrá por finalidad que transcurra el menor
tiempo posible en el proceso. (Leiva, s.f.)
➢ La demanda y su ampliación.
➢ La contestación de la demanda.
➢ La reconvención.
➢ Y cualquier resolución que ponga fin al proceso.
En igual sentido se pronuncia GIMENO SENDRA (Gimeno Sendra, 1981 )al expresar
que: “lo decisivo para la calificación de un proceso como oral es su fase probatoria.
Un proceso es oral si la fundamentación de la sentencia se realiza exclusivamente
mediante el material de hecho, introducido verbalmente en el proceso”
• Historia
Podemos afirmar que el inicio del proceso oral en nuestro país, y con él la aplicación
del Principio de Oralidad, aparece desde la entrada en vigor del Código de Familia y
la Ley Procesal de Familia, en octubre de 1994; la Ley Procesal de Familia estructura
el proceso por audiencias, una llamada Preliminar, que se compone de varias etapas,
y otra denominada de Sentencia, en la cual generalmente se receptan las probanzas
de las partes. En materia procesal penal también encuentra acogida el principio de
oralidad, con lo cual el predominio de la oralidad deja de ser exclusivo del proceso de
familia, así el primero de marzo de 1995 entra en vigor la Ley del Menor Infractor, hoy
Ley Penal Juvenil, en la cual se estructura un proceso penal de menores basado en
audiencias orales.
8. Principio de Publicidad
• Definición.
Este principio consiste en que las audiencias de los procesos previstos en el Código
Procesal Civil y Mercantil deben de ser públicas, salvo por razones de seguridad
nacional, de moral, orden público o de protección de la privacidad de alguna de las
partes, restricciones que deberán de ser acordadas en resolución y con ello,
debidamente motivadas.
Este principio involucra no solo a las partes, sino que, a toda la comunidad social, a
que dichas audiencias, sean presenciadas por todos aquellos que estén interesados
en conocer del funcionamiento de la justicia, es decir, que el acceso a las vistas no
deben de ser prohibidas o limitadas, aunque no participen en el proceso como son
las partes, funcionarios o auxiliares; y su fundamento se encuentra en la convivencia
de acordar a la opinión pública un medio de fiscalizar la conducta de magistrados y
litigantes.
Este principio es considerado como el medio más idóneo para poder producirse el
control de los órganos judiciales por parte del pueblo, ya que del mismo proviene el
poder para los órganos, es considerado también, como un principio básico del
procedimiento judicial y una garantía esencial dentro del mismo.
9. Principio de Inmediación.
La inmediación orienta una cercana comunicación: entre el juez y las personas que
obran en el proceso, los hechos que en él deban hacerse constar; y los medios de
prueba que se incorporen al proceso, significa que el juez debe encontrarse en un
estado de inmediación o relación directa con las partes y recibir personalmente las
pruebas prefiriendo las que se encuentran bajo su inmediata acción, como
inspección ocular
Significa que el juez que dicta la sentencia es el que se ha encontrado presente en
el desarrollo de la prueba, pero la inmediación no equivale únicamente a presencia
judicial, sino que también exige que el juez que emita la resolución sea el mismo que
ha presenciado la práctica de la prueba y que ha estado en contacto directo con las
fuentes de la misma.
Entendido entonces, como el deber del juez de orientar las audiencias y presenciar
la práctica de las pruebas, las que tendrá que analizar en su sentencia, además de
ello, el juez tiene la facultad de poder intervenir en:
➢ La admisión de pruebas y preguntas impertinentes.
➢ Y aclaración a las partes, testigos, y peritos cuando declaran.
juez podrá recibir varias declaraciones en un mismo acto, y le permitirá una mayor
apreciación de las declaraciones de las partes a través de la prueba aportada
oralmente, facilitando su decisión, convirtiéndose entonces en protagonista del
proceso, debido a que interviene directamente en el desarrollo.
10. Principio de Concentración
• Definición.
Como se ha mencionado este principio permite efectuar los actos procesales en una
sola audiencia, evitando que se borren las impresiones adquiridas por el Juez que
ha comenzado a intervenir en la causa. De tal forma, que el principio de
concentración consiste efectivamente en reunir todas las actuaciones debatidas o el
mayor número de ellas para ventilarlas y decidirlas en el mínimo de actuaciones y
providencias. Esta tiende a evitar que le proceso se distraiga en cuestiones
accesorias que impliquen suspensión de la actuación principal; y conlleva a acelerar
el proceso eliminando los trámites que no sean necesarios, procurando así una visión
más completa del contenido del juicio.
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