Tema 1
Tema 1
Tema 1
Una vez realizada esta pequeña introducción pasaremos a desarrollar el primer apartado
del tema.
Para ello, es esencial conocer el desarrollo del niño y niña, las etapas de su educación,
los momentos más significativos y las condiciones que influyen.
Por este motivo, a lo largo del tema se tendrán en cuenta diferentes teorías que ayudaran
a comprender el proceso evolutivo del niño.
Por otro lado, encontramos a autores como Vygotski, quien en su Perspectiva histórico-
cultural sostiene que el desarrollo del niño se produce a partir del aprendizaje.
Otra vertiente es la desarrollada por autores como Skinner o John Watson, en la que
señalan que el desarrollo es básicamente continuo o lineal, no pudiendo distinguir de
esta manera etapas o estadios.
Como podemos observar, las distintas teorías sobre el desarrollo han fluctuado desde los
denominados movimientos innatistas, que sostienen que tanto el comportamiento como
el desarrollo de los seres humanos tienen su base en la herencia genética; pasando por
los movimientos ambientalistas que centran la carga en el entorno y las experiencias
vividas.
De aquí que la psicología evolutiva halla divido el ciclo vital en cuatro grandes periodos
como son la infancia (0-12 años); adolescencia (12-18/20); adultez (18/20-65) y
senectud (a partir de los 65).
Centrándonos en la infancia, De Toni divide este período en tres fases como son la
primera infancia, también conocida como fase motórica (0-2 años); la segunda infancia
o fase mágico-simbólica (3-6 años); y la tercera infancia o fase escolar (6-12 años).
Esta división coincide en cierta medida con las aportaciones de J. Piaget, quien
distingue en su obra “seis estudios de la Psicología”, cuatro períodos o estadios como
son el periodo sensorio-motor (0-2 años); periodo preoperacional (2-7 años); periodo de
las operaciones concretas (7-11 años) y periodo de las operaciones formales (11-16
años).
El orden de los estadios es invariable, ya que, cada uno es la preparación del siguiente.
Es así, como J. Piaget entiende el aprendizaje como “dependiente del desarrollo”.
Un paso más sería determinar cuáles son los FACTORES, pero para ello es conveniente
aclarar el término de Desarrollo, que entendido por Jesús Palacios, Cesar Cool y Álvaro
Marchesí es “el proceso de cambios o transformaciones en el ser humano, productos de
factores como la Herencia y el Medio”.
Sin embargo, los nuevos estudios destacan un nuevo factor a tener en cuenta: la
Maduración, entendida como todo lo que poseemos a través de nuestras experiencias en
contacto con el medio y que irá conformando la personalidad del individuo.
Esta etapa se caracteriza por el inicio de la escolaridad obligatoria y por ser un periodo
donde se lograran notables conquistas. A lo largo de la etapa de educación primaria
nuestros alumnos serán capaces, en primer lugar, de interiorizar y ejecutar mentalmente
acciones originadas en contextos concretos.
En segundo lugar, los alumnos, serán capaces de identificar y usar símbolos y signos
convencionales.
Por otra parte, el niño utilizará el lenguaje como instrumento básico que estructurará su
pensamiento y desarrollará su socialización.
Por un lado el aspecto cognitivo que hace referencia al estudio del conocimiento, los
procesos del pensamiento y el lenguaje;
Por otro lado, el aspecto motor, que se centra en el estudio de los movimientos
corporales, concienciación y control corporal;
Para realizar un análisis más concreto de los aspectos citados con anterioridad,
seguiremos los estudios de Piaget, Wallon, Deval, Jesús Palacios… presentando una
perspectiva analítica en los seis cursos de la Educación Primaria.
Aparece una descentración frente a centración donde el niño es capaz de tener en cuenta
varias perspectivas.
Seguidamente encontramos una realidad inferida frente a una apariencia donde los niños
son capaces de ir más allá de la información inmediata e inferir conclusiones más allá
de los datos observables.
Según Piaget, estas nuevas posibilidades de pensamiento son debidas a los cambios en
los esquemas de acción.
Seguidamente nos encontramos con la capacidad de clasificación: donde los niños son
capaces de organizar objetos en categorías según las características particulares.
En cuanto a las relaciones entre objetos, podemos distinguir las siguientes capacidades:
En el quinto y sexto curso el niño entra en el período de las operaciones formales con
las que adquiere la capacidad de elaborar pensamientos más abstractos ya que con el
dominio de la lectura y la escritura accede a nuevos sistemas de símbolos y adquiere la
noción de conservación del volumen.
En cuanto a los aspectos motrices, el desarrollo psicomotor tiene dos objetivos. Por un
lado, adquirir el control del propio cuerpo y por el otro, extraer del cuerpo todas las
posibilidades de acción y expresión.
Por un lado, el control postural que está regido por las leyes céfalo-caudal donde se
controlan antes las partes del cuerpo que están próximas a la cabeza y próximo-distal en
las que se controlan antes las partes que están más cerca del eje corporal. El desarrollo
de estas dos leyes implica que el niño está controlando la motricidad fina de sus dedos,
último proceso para lograr el dominio psicomotor.
Por otro lado, el desarrollo físico, periodo que comprende fundamentalmente la talla y
el peso. Este se produce de manera constante hasta la llegada de la pubertad donde hay
un aumento del ritmo de crecimiento.
Y por último, el esquema corporal, que es la imagen mental o representación que cada
uno tiene de su cuerpo. Gracias a este esquema corporal se puede situar al sujeto en el
mundo que le rodea.
En el primer y segundo curso, mejoran los movimientos básicos aprendidos; diferencia
y analiza su esquema corporal así como organiza y estructura el espacio dominando las
nociones de orientación, situación y tamaños; y organiza y estructura el tiempo, que le
permite pasar de la organización de los acontecimientos a la clave numérica.
En cuanto al tercer y cuarto curso, alcanza una madurez nerviosa que le permite
controlar y precisar los movimientos, además mejora en gran medida su equilibrio.
Por último, en el quinto y sexto curso, el niño tiene gran capacidad para el aprendizaje
motriz. Algunos empiezan a crearse una nueva imagen corporal, lo que puede
ocasionarles desequilibrios.
En relación con el aspecto socio-afectivo, el periodo de los seis a los doce años va a
suponer grandes logros para la vida del niño, ya que, desarrollará un conocimiento y
valoración de sí mismo, así como un conocimiento social y de las relaciones con sus
iguales.
Las relaciones con los iguales se manifiestan con el desarrollo de la amistad. Palacios
sostiene que los niños en la etapa primaria van progresivamente expandiendo sus redes
interpersonales dando cada vez más importancia a las relaciones entre iguales.
Podríamos hablar también del Desarrollo moral que según Piaget sigue una secuencia de
estadios marcada por la transición de la moral heterónoma a la moral autónoma donde la
moral heterónoma es la moral de la obediencia y la moral autónoma es la moral de la
cooperación.
En cuanto al tercer y cuarto curso, el niño tiene mejores relaciones con los adultos
aunque prefiere a sus iguales. A veces las opiniones del profesor son más importantes
que las de sus padres y comienza a sentir pudor por su desnudez y siente gusto por las
actividades competitivas y cooperativas, a través de las cuales va asimilando su rol
social.
Por último, en el quinto y sexto curso, el niño siente inseguridad por sus cambios
corporales y muestra interés por las actividades más sociales. Se siente cómodo en casa,
aunque pueda mostrarse reivindicativo con todo. En cuanto a las relaciones chicos-
chicas, comienzan a ser diferentes, más sexualizadas. Esta etapa se caracteriza por la
presencia de una moralidad autónoma, donde el niño construye sus propias reglas y
supera el egocentrismo.
Por ello, la necesidad de adaptar nuestra intervención educativa a las necesidades psico-
evolutivas de los alumnos es un imperativo legal que se encuentra recogido en el Marco
Legal.
El D. 103/2014 señala en su preámbulo que “los intereses de los alumnos y las alumnas,
su motivación, capacidades, ritmos y estilos de aprendizaje son diferentes por lo que se
requiere una atención a la diversidad, reflejada en la actividad diaria de los maestros con
el alumnado”.
Los ciclos tienen una justificación psicológica y pedagógica en función de los distintos
ritmos de aprendizaje. Pero este cambio se puede entender como consecuencia de una
finalidad propedéutica en la que hay que ir superando las barreras curso a curso.
Por ello, entendemos que la organización de la etapa en curso implica una clara
respuesta educativa adaptada a las características del desarrollo de los alumnos.
La misma idea se extiende en la configuración de las áreas curriculares. En la
Educación Primaria, el pensamiento continúa siendo sincrético, pero el desarrollo y el
tratamiento educativo pueden ir abriéndose a ámbitos más diferenciados.
Los centros en sus PEC y sus concreciones curriculares y los profesores en sus
Programaciones y unidades didácticas, formularán los objetivos didácticos en función
de las características de los alumnos.
Otro tanto cabe decir de los contenidos, los cuales “contribuyen al logro de los objetivos
de cada enseñanza y etapa educativa y a la adquisición de competencias”.
Aun siendo los principios metodológicos iguales para los diferentes tramos educativos,
hay uno que determinará la materialización de los restantes: partir del nivel de
desarrollo del alumno/a.
Cabría señalar también los elemento curriculares de los Criterios de evaluación y los
Estándares de aprendizaje evaluables, los cuales son definidos como “aquellas
especificaciones de los criterios de evaluación que permiten definir los resultados de
aprendizaje y que concretan lo que el alumno debe saber y comprender; deben ser
observables, medibles y evaluables y permitir graduar el rendimiento o logro
alcanzado”.
Por todo ello nuestra intervención educativa debe dar respuesta a este marco legal y a la
necesidad de adaptar nuestras programaciones a las necesidades y capacidades psico-
físicas de los alumnos en su etapa madurativa.