Tema 1

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TEMA 1: CARACTERISTICAS BÁSICAS DEL DESARROLLO

PSICOEVOLUTIVO DE LOS NIÑOS Y NIÑAS DE LOS SEIS A LOS DOCE AÑOS.

Una vez realizada esta pequeña introducción pasaremos a desarrollar el primer apartado
del tema.

Para ello, es esencial conocer el desarrollo del niño y niña, las etapas de su educación,
los momentos más significativos y las condiciones que influyen.

Por este motivo, a lo largo del tema se tendrán en cuenta diferentes teorías que ayudaran
a comprender el proceso evolutivo del niño.

Así pues, comenzaré precisando el CONCEPTO de Desarrollo Evolutivo que es


analizado desde dos corrientes enfrentadas como es la Psicoanalítica de Sigmund Freud,
que introduce conceptos como el “yo”, el “ello” y el “súper yo”; y la Cognitivista de
Jean Piaget que propone que la personalidad se conforma por aspectos cognitivos del
desarrollo intelectual.

Por otro lado, encontramos a autores como Vygotski, quien en su Perspectiva histórico-
cultural sostiene que el desarrollo del niño se produce a partir del aprendizaje.

Otra vertiente es la desarrollada por autores como Skinner o John Watson, en la que
señalan que el desarrollo es básicamente continuo o lineal, no pudiendo distinguir de
esta manera etapas o estadios.

Como podemos observar, las distintas teorías sobre el desarrollo han fluctuado desde los
denominados movimientos innatistas, que sostienen que tanto el comportamiento como
el desarrollo de los seres humanos tienen su base en la herencia genética; pasando por
los movimientos ambientalistas que centran la carga en el entorno y las experiencias
vividas.

En la actualidad, se asume que el proceso de desarrollo es factible distinguir estadios o


etapas; y se viene a asumir que en los primeros momentos del desarrollo es posible
discernir estadios predeterminados genéticamente, mientras que en los posteriores se
dan diferencias culturales y del entorno.

De aquí que la psicología evolutiva halla divido el ciclo vital en cuatro grandes periodos
como son la infancia (0-12 años); adolescencia (12-18/20); adultez (18/20-65) y
senectud (a partir de los 65).

Centrándonos en la infancia, De Toni divide este período en tres fases como son la
primera infancia, también conocida como fase motórica (0-2 años); la segunda infancia
o fase mágico-simbólica (3-6 años); y la tercera infancia o fase escolar (6-12 años).

Esta división coincide en cierta medida con las aportaciones de J. Piaget, quien
distingue en su obra “seis estudios de la Psicología”, cuatro períodos o estadios como
son el periodo sensorio-motor (0-2 años); periodo preoperacional (2-7 años); periodo de
las operaciones concretas (7-11 años) y periodo de las operaciones formales (11-16
años).

El orden de los estadios es invariable, ya que, cada uno es la preparación del siguiente.
Es así, como J. Piaget entiende el aprendizaje como “dependiente del desarrollo”.

Un paso más sería determinar cuáles son los FACTORES, pero para ello es conveniente
aclarar el término de Desarrollo, que entendido por Jesús Palacios, Cesar Cool y Álvaro
Marchesí es “el proceso de cambios o transformaciones en el ser humano, productos de
factores como la Herencia y el Medio”.

Sin embargo, los nuevos estudios destacan un nuevo factor a tener en cuenta: la
Maduración, entendida como todo lo que poseemos a través de nuestras experiencias en
contacto con el medio y que irá conformando la personalidad del individuo.

Una vez definido el concepto de desarrollo psicoevolutivo y situada la infancia en su


marco teórico, vemos algunas de LAS CARACTERISTICAS BASICAS DEL
DESARROLLO EN EL NIÑO/A DE 6 A 12 AÑOS.

Esta etapa se caracteriza por el inicio de la escolaridad obligatoria y por ser un periodo
donde se lograran notables conquistas. A lo largo de la etapa de educación primaria
nuestros alumnos serán capaces, en primer lugar, de interiorizar y ejecutar mentalmente
acciones originadas en contextos concretos.

En segundo lugar, los alumnos, serán capaces de identificar y usar símbolos y signos
convencionales.

En tercer lugar el niño va desarrollando progresivamente su capacidad de abstracción


que le permite apreciar y disociar cualidades de los objetos y fenómenos.

Seguidamente el niño se caracterizará también por ser capaz de construir abstracciones


basadas en su propia experiencia.

Por otra parte, el niño utilizará el lenguaje como instrumento básico que estructurará su
pensamiento y desarrollará su socialización.

Además, se producen cambios físicos para el desarrollo de actividades motrices


específicas.

También, el niño, evoluciona desde posiciones de heteronimia moral hacia posiciones


de autonomías y de acuerdo social.

En cuanto a la interacción entre iguales es fuente de desarrollo y estimulo para el


aprendizaje.

Y por último, el alumno, al convivir en grupo, permite la existencia y creación de lazos


de amistad.
Como podemos observar, se hace necesario estudiar la evolución de las capacidades
abordando la conducta humana, conformada por una serie de ámbitos como son:

Por un lado el aspecto cognitivo que hace referencia al estudio del conocimiento, los
procesos del pensamiento y el lenguaje;

Por otro lado, el aspecto motor, que se centra en el estudio de los movimientos
corporales, concienciación y control corporal;

Y por último, el aspecto afectivo-social, orientado al estudio de los afectos, sentimientos


y emociones, además del estudio de las relaciones con los demás.

Para realizar un análisis más concreto de los aspectos citados con anterioridad,
seguiremos los estudios de Piaget, Wallon, Deval, Jesús Palacios… presentando una
perspectiva analítica en los seis cursos de la Educación Primaria.

Comenzaremos en primer lugar haciendo referencia a los aspectos cognitivos, en los


que según Piaget, la etapa primaria va a coincidir con el período de las operaciones
concretas con las siguientes características en el niño:

Aparece una descentración frente a centración donde el niño es capaz de tener en cuenta
varias perspectivas.

Seguidamente encontramos una realidad inferida frente a una apariencia donde los niños
son capaces de ir más allá de la información inmediata e inferir conclusiones más allá
de los datos observables.

Posteriormente el niño se caracteriza por presentar una reversibilidad frente a una


irreversibilidad.

Por último, se presenta un cambio en el que se pasa de transformaciones frente a estados


donde el niño es capaz de tener en cuenta las transformaciones y el proceso.

Según Piaget, estas nuevas posibilidades de pensamiento son debidas a los cambios en
los esquemas de acción.

En cuanto a las principales capacidades cognitivas que el niño va a desarrollar en esta


etapa son:

En primer lugar encontramos la capacidad de conservación donde el niño es capaz de


reconocer que la cantidad se conserva aunque su forma cambie.

Seguidamente nos encontramos con la capacidad de clasificación: donde los niños son
capaces de organizar objetos en categorías según las características particulares.

En cuanto a las relaciones entre objetos, podemos distinguir las siguientes capacidades:

Primero se da la seriación, ya que, el niño debe planificar una serie de comparaciones


para ir determinando el orden.
En segundo lugar encontraríamos la seriación múltiple, ya que, el sujeto debe seriar
objetos siguiendo dos criterios simultáneamente:

Por un lado la inferencia transitiva: comparación de tres elementos que parecen


idénticos y que difieren en una dimensión cuantitativa.

Por otro lado el sistema numérico: construcción de los números enteros.

Por último, hacemos referencia al lenguaje, ya que, partiendo de la teoría histórico-


cultural de Vygostki, el lenguaje estructura el pensamiento y se convierte en el
instrumento que coopera en la evolución cognitiva y afectivo-social.

De esta forma, en el Primer y Segundo curso, según Piaget, el niño se encuentra en un


periodo de transición intuitivo y concreto, donde percibe diferencias entre lo
proporcionado y lo desproporcionado, comprende entre lo malo y lo bueno, utiliza
símbolos semiabstractos y adquiere la noción de conservación de la cantidad.

Durante el tercer y cuarto curso, el niño aumenta el pensamiento lógico concreto, es


decir, sus pensamientos son más complejos pues tienen la capacidad de ordenar y
clasificar la información; además progresa en las adquisiciones logradas de lecto-
escritura y adquiere la noción de conservación del peso.

En el quinto y sexto curso el niño entra en el período de las operaciones formales con
las que adquiere la capacidad de elaborar pensamientos más abstractos ya que con el
dominio de la lectura y la escritura accede a nuevos sistemas de símbolos y adquiere la
noción de conservación del volumen.

En cuanto a los aspectos motrices, el desarrollo psicomotor tiene dos objetivos. Por un
lado, adquirir el control del propio cuerpo y por el otro, extraer del cuerpo todas las
posibilidades de acción y expresión.

Para cumplimentar estos objetivos se deben producir avances en tres aspectos:

Por un lado, el control postural que está regido por las leyes céfalo-caudal donde se
controlan antes las partes del cuerpo que están próximas a la cabeza y próximo-distal en
las que se controlan antes las partes que están más cerca del eje corporal. El desarrollo
de estas dos leyes implica que el niño está controlando la motricidad fina de sus dedos,
último proceso para lograr el dominio psicomotor.

Por otro lado, el desarrollo físico, periodo que comprende fundamentalmente la talla y
el peso. Este se produce de manera constante hasta la llegada de la pubertad donde hay
un aumento del ritmo de crecimiento.

Y por último, el esquema corporal, que es la imagen mental o representación que cada
uno tiene de su cuerpo. Gracias a este esquema corporal se puede situar al sujeto en el
mundo que le rodea.
En el primer y segundo curso, mejoran los movimientos básicos aprendidos; diferencia
y analiza su esquema corporal así como organiza y estructura el espacio dominando las
nociones de orientación, situación y tamaños; y organiza y estructura el tiempo, que le
permite pasar de la organización de los acontecimientos a la clave numérica.

En cuanto al tercer y cuarto curso, alcanza una madurez nerviosa que le permite
controlar y precisar los movimientos, además mejora en gran medida su equilibrio.

Por último, en el quinto y sexto curso, el niño tiene gran capacidad para el aprendizaje
motriz. Algunos empiezan a crearse una nueva imagen corporal, lo que puede
ocasionarles desequilibrios.

En relación con el aspecto socio-afectivo, el periodo de los seis a los doce años va a
suponer grandes logros para la vida del niño, ya que, desarrollará un conocimiento y
valoración de sí mismo, así como un conocimiento social y de las relaciones con sus
iguales.

En cuanto al conocimiento y valoración de sí mismo, Wallon lo entiendo como proceso


de construcción social relacionado con el conocimiento que elaboramos del mundo
social.

Las relaciones con los iguales se manifiestan con el desarrollo de la amistad. Palacios
sostiene que los niños en la etapa primaria van progresivamente expandiendo sus redes
interpersonales dando cada vez más importancia a las relaciones entre iguales.

Podríamos hablar también del Desarrollo moral que según Piaget sigue una secuencia de
estadios marcada por la transición de la moral heterónoma a la moral autónoma donde la
moral heterónoma es la moral de la obediencia y la moral autónoma es la moral de la
cooperación.

Se muestra un desarrollo de un importante conjunto de valores por los que regirse en la


vida, además hay que destacar el papel de la familia y la escuela como agentes
socializadores.

En el primer y segundo curso el niño establece relaciones de dependencia con los


profesores, se va adaptando y reconociendo las diferencias entre la casa y el colegio; va
desarrollando su autonomía personal, aunque aún quedan rasgos de egocentrismo.

En cuanto al tercer y cuarto curso, el niño tiene mejores relaciones con los adultos
aunque prefiere a sus iguales. A veces las opiniones del profesor son más importantes
que las de sus padres y comienza a sentir pudor por su desnudez y siente gusto por las
actividades competitivas y cooperativas, a través de las cuales va asimilando su rol
social.

Por último, en el quinto y sexto curso, el niño siente inseguridad por sus cambios
corporales y muestra interés por las actividades más sociales. Se siente cómodo en casa,
aunque pueda mostrarse reivindicativo con todo. En cuanto a las relaciones chicos-
chicas, comienzan a ser diferentes, más sexualizadas. Esta etapa se caracteriza por la
presencia de una moralidad autónoma, donde el niño construye sus propias reglas y
supera el egocentrismo.

Por ello, la necesidad de adaptar nuestra intervención educativa a las necesidades psico-
evolutivas de los alumnos es un imperativo legal que se encuentra recogido en el Marco
Legal.

De tal manera, la LOEmodificada por LOMCE, en su preámbulo establece que “todos


los estudiantes poseen un talento, pero la naturaleza de este talento difiere entre ellos.
En consecuencia, el sistema educativo debe contar con los mecanismos necesarios para
reconocerlo y potenciarlo”. Dicho preámbulo añade que “la educación es el medio más
adecuado para construir la personalidad del niño y desarrollar al máximo sus
capacidades”.

En el Real Decreto 126/2014 dispone en su artículo seis que: “la finalidad de la


Educación Primaria es facilitar a los alumnos y alumnas aprendizajes […] con el fin de
garantizar una formación integral que contribuya al pleno desarrollo de la personalidad
de los alumnos y alumnas”.

La acción educativa en esta etapa procurará la integración de las distintas experiencias y


aprendizajes del alumnado y se adaptará a sus ritmos de trabajo.

El D. 103/2014 señala en su preámbulo que “los intereses de los alumnos y las alumnas,
su motivación, capacidades, ritmos y estilos de aprendizaje son diferentes por lo que se
requiere una atención a la diversidad, reflejada en la actividad diaria de los maestros con
el alumnado”.

Ante la cuestión de cómo dar respuesta al desarrollo integral de nuestros alumnos


encontramos notables implicaciones en la propia estructura del sistema educativo y en la
configuración de las áreas del currículo.

En cuanto a la estructuración del sistema y áreas curriculares vemos como antiguamente


con la LOE, la estructuración en ciclo era considerada como una respuesta educativa
adaptada a las características propias del alumnado. Sin embargo, con la entrada en
virgo de la LOMCE, se suprimen los ciclos y la estructura pasa a organizarse en cursos.

Los ciclos tienen una justificación psicológica y pedagógica en función de los distintos
ritmos de aprendizaje. Pero este cambio se puede entender como consecuencia de una
finalidad propedéutica en la que hay que ir superando las barreras curso a curso.

Esta forma de organización más reducida es entendida como una adaptación a la


peculiar forma de evolución que tienen los sujetos.

Por ello, entendemos que la organización de la etapa en curso implica una clara
respuesta educativa adaptada a las características del desarrollo de los alumnos.
La misma idea se extiende en la configuración de las áreas curriculares. En la
Educación Primaria, el pensamiento continúa siendo sincrético, pero el desarrollo y el
tratamiento educativo pueden ir abriéndose a ámbitos más diferenciados.

En la Definición de los Elementos Curriculares, tanto la LOMCE como el D. 103/2014


identifica los objetivos generales como los “referentes a los logros que el alumno debe
alcanzar al finalizar el proceso educativo”.

Los centros en sus PEC y sus concreciones curriculares y los profesores en sus
Programaciones y unidades didácticas, formularán los objetivos didácticos en función
de las características de los alumnos.

Otro tanto cabe decir de los contenidos, los cuales “contribuyen al logro de los objetivos
de cada enseñanza y etapa educativa y a la adquisición de competencias”.

Se debe subrayar también la importancia de las competencias clave como nuevo


elemento del currículo destacado en el artículo seis de la LOMCE donde señala que las
competencias son “una combinación de conocimientos, capacidades y actitudes que
todas las personas precisan para su realización y desarrollo personales”.

Otro elemento curricular que desempeña un papel fundamental es la metodología


didáctica, entendida como “conjunto de estrategias, procedimientos, y acciones
organizadas y planificadascon la finalidad de posibilitar el aprendizaje del alumnado y
el logro de los objetivos planteados”.

Aun siendo los principios metodológicos iguales para los diferentes tramos educativos,
hay uno que determinará la materialización de los restantes: partir del nivel de
desarrollo del alumno/a.

Cabría señalar también los elemento curriculares de los Criterios de evaluación y los
Estándares de aprendizaje evaluables, los cuales son definidos como “aquellas
especificaciones de los criterios de evaluación que permiten definir los resultados de
aprendizaje y que concretan lo que el alumno debe saber y comprender; deben ser
observables, medibles y evaluables y permitir graduar el rendimiento o logro
alcanzado”.

Por todo ello nuestra intervención educativa debe dar respuesta a este marco legal y a la
necesidad de adaptar nuestras programaciones a las necesidades y capacidades psico-
físicas de los alumnos en su etapa madurativa.

Según el autor, Valentín Martínez-Otero en su obra “Teoría y práctica de la educación”


nos señala una serie de factores implicados en el proceso de enseñanza-aprendizaje:

Promover la actividad constructiva del niño, fomentando un aprendizaje significativo en


el que el alumno pueda concretar los conocimientos que ya posee con la nueva
información a través de un enfoque globalizador, impulsando las relaciones entre
iguales y potenciando la actividad lúdica, así como crear un clima de aula positivo que
facilite la comunicación estableciendo una serie de normas de funcionamiento del aula y
fomentando la colaboración con las familias. No debe olvidar que el profesor debe
mostrarse como una figura importante y que el alumno debe ser el protagonista de su
aprendizaje.

La intervención educativa contempla como principio la atención al alumnado diverso,


diversidad que se manifiesta tanto en la forma de aprender como en las características
personales que condicionen el propio proceso de aprendizaje. Para ello los centros
cuentas con recursos personales como un Equipo psicopedagogíco, profesorado de PT y
AL… que apoyarán a dicha atención del alumnado.

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