La Evangelizacion en La Iglesia Primitiva
La Evangelizacion en La Iglesia Primitiva
La Evangelizacion en La Iglesia Primitiva
evangelización
en la
iglesia
primitiva
MICHAEL
¿Cómo evangelizaban los cristianos en los primeros siglos? ¿Cuál
era el contenido de las buenas nuevas que anunciaban? ¿Qué
participación tenían los «creyentes comunes y corrientes» en la
extensión del evangelio? ¿Qué métodos usaban para comunicar
su mensaje? ¿Qué importancia daban al don de la evangelización?
Estas y muchas otras preguntas similares hallan respuesta en esta
obra escrita por un autor que goza de la merecida reputación
de ser un teólogo con un gran interés en la evangelización y un
evangelista con un gran interés en la teología. Su estudio se
concentra en el periodo del Nuevo Testamento, pero se prolonga
hasta la mitad del siglo 3, tomando a grandes rasgos los doscientos
años que se extienden desde el apóstol Pablo hasta Orígenes. Se
limita a la evangelización en el estricto sentido de la proclamación
de las buenas nuevas de salvación a hombres y mujeres, con miras
a su conversión a Cristo y su incorporación a la iglesia, y dice muy
poco sobre las implicaciones sociales y políticas del evangelio. Sin
embargo, deriva de la historia los elementos necesarios para la
práctica de una evangelización auténtica en el mundo contempo-
ráneo, y se constituye así en un elocuente llamado a la iglesia a
encarar con seriedad su tarea principal. Esta obra, que por primera
vez aparece en su integridad y en un solo tomo en castellano,
tiene su complement en otra obra del mismo autor, publicada la
misma editorial: La iglesia local, agente de evangelización.
ISBN 0-8028-0794b-4Y
9 1 809469
LA
EVANGELIZACION
EN LA IGLESIA
PRIMITIVA
NUEVA CREACION
BUENOS AIRES - GRAND RAPIDS
WILLIAM B. EERDMANS PUBLISHING COMPANY
© 1997 Nueva Creación
Filial de Wm. B. Eerdmans Publishing Ca.
255 Jefferson Ave S.E., Grand Rapids, Michigan 49503, EE.UU.
Título original:
Evangelism in the Early Church
© 1970. Hodder and Stoughton, Londres.
EX LIBRIS ELTROPICAL
Epílogo 481
Prefacio a la edición castellana
todos esos argumentos son de igual valor,2 pero sería inútil negar
que el siglo 1 proveyó valiosísimos senderos para la difusión del
evangelio.
l. La paz romana
. 9
conservación. Este sistema vial tenía otras gran d es ventajas,
especialmente el estímulo del ~mercio, de los ~iajes y de las
relaciones sociales entre las diferentes nacionalidades del
Imperio, fo:rj~do así una creciente ~ivilización homogénea en el
mundo del Mediterráneo. Las posibilidades para difundir el
evangelio mediante esta forma de viajar rápida y segura fueron
aprovechadas plenamente por los primeros cristianos. Tanto el
Nuevo Testamento como la literatura requerían la realización de
viajes de enorme extensión que difícilmente habrían sido
posibles después de la caída del Imperio y hasta los tiempos
modernos. Una inscripción mencionada frecuentemente,
descubierta en Hierápolis, Asia Menor, en la tumba de un
mercader, hace constar que éste viajó a Roma no menos de
setenta y dos veces. 1O No tenía necesidad de pasaporte en lugar
alguno del Imperio. Si no llevaba mercancías consigo, tampoco
tenía que abonar derechos de aduana, aunque sí estaba obligado
a pagar un pequeño peaje por el uso de los caminos., E~ las
páginas de Hechos se advierte claramente que los cnstIanos
hicieron pleno uso del sistema vial romano y que éste sirvió
como una especie de Qrientador inconsciente de su evan-
gelización. Lo que podía realizar un mercader para su beneficio
económico también podía hacerlo un cristiano para la causa del
evangelio.
2. La cultura griega
El idioma griego
También Grecia contribuyó significativamente a la divul-
gación del cristianismo. Quizá la contribución más importante
haya sido el propio idioma griego. Este se hallaba tan amplia-
mente difundido a través de toda la cuenca del Mediterráneo que
servía casi como una lengua universal común, La cautiva Grecia
cautivó a sus conquistadores, como lamentaba Horacio. Desde el
siglo 2 a.c., cuando Grecia cayó bajo el control romano, el idioma
griego rivalizó con el latín. Más de un siglo antes las conquistas
16 - LA EVANGELlZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
El pensamiento griego
El idioma griego no puede separarse del pensamiento griego.
A través de él, la literatura griega se difundió y sirvió como
modelo para los escritores romanos. Así, La Eneida de Virgilio se
inspiró tanto en forma como en contenido en La Odisea de
Homero y, en parte, en La Ilíada. Cátulo y Horacio copiaron la
poesía lesbia del siglo 6 a.c., y así sucesivamente. Los poetas
eran los teólogos de la época, y el pueblo común deducía su
concepto de los dioses y de las actividades de éstos partiendo de
las sagas de Homero. Indirectamente, por lo tanto, esta
divulgación de la mitología teológica fue una preparación real
para el evangelio. La gente pensante reflexionaba sobre las
crueldades, los adulterios, los engaños, las batallas y las mentiras
atribuidos a los dioses y sentía repulsión por todo ello. No fueron
los cristianos los primeros en lanzar un ataque contra el crudo
politeísmo antropomórfico de las masas. Los filósofos griegos ya
lo habían hecho mucho tiempo antes. Nadie había sido más
directo que Platón en exponer las indignas acciones de los dioses
tradicionales,14 y sus ataques fueron divulgados a través de las
enseñanzas de los sofistas,15 que estaban en todas las principales
ciudades del mundo antiguo. Tanto al aire libre como a puertas
cerradas enseñaban a todo aquel que estuviera dispuesto a
pagarles. Platón, en su Protágoras, da una idea de la atracción, la
habilidad y la superficialidad de estos hombres, así como una
impresión de la influencia que ejercían. Los sofistas griegos
ejercieron una influencia tan grande sobre el pueblo común como
los predicadores de la Reforma. Su ridiculización de los dioses
18 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
3. La religión judía
Romanos y judíos
Pese a lo que acabamos de expresar, el sendero más amplio
para el avance del cristianismo lo proveyó, indudablemente, el
judaísmo. Los judíos se habían cgseminado bastante más allá de
los límites de Palestina mucho antes del siglo 1 y, adondequiera
que iban, llevaban consigo su religión. La dispersión de los
judíos en el Oriente comienza con la caída del reino del norte de
Israel, en el siglo 8 a.c., cuando las diez «tribus perdidas» fueron
deportadas. Este proceso se aceleró durante el período
helenístico con la migración voluntaria de los judíos hacia las
nuevas ciudades del Levante por motivos comerciales, siendo
36
Egipto, Siria y Asia Menor sus tres regiones favoritas. A
mediados del siglo 2 a.c. los judíos ya tenían la suficiente
importancia como para asegurarse cartas de presentación
amistosas por parte del senado romano para Tolomeo de Egipto
y para los «reyes» de varios lugares del Asia tales como Panfilia,
Rodas, Chipre y Cirene (1 Mac. 15.16-23). Otro indicio de la
expansión del judaísl!lo aparece en la nómina de Hechos 2,
donde se mencionan los lugares remotos y diversos como Creta
y Arabia, Media y Egipto, Persia y Panfilia, que envían a
Jerusalén peregrinos representativos para asistir a la fiesta de
Pentecostés. Josefo nos dice que diez mil judíos fueron
sacrificados en un solo día en Damasco durante el principado de
Nerón,3? y que los hebreos estaban muy esparcidos por todo el
38
mundo, especialmente en Antioquía y en Siria. Filón nos
informa que en su tiempo (próximo a la época de Cristo) hubo
9
más de un millón de judíos en Egipto/ exactamente la octava
parte de la población. En el libro de los Hechos de los Apóstoles
observamos claramente la importancia de los mismos en Grecia
yen el Asia Menor. En Roma había una numerosa, y a veces
molesta, colonia judía.
Los primeros contactos conocidos entre Roma y los judíos
tuvieron lugar durante la época de los Macabeos. Judas
26 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
. "
ludIa, aunque no ta n bien docum entada . .,
, tiene que haber sido
.
'd
conSI era e.bl Se conser va una inscnpclOn de un cautIvo de
. 47
" que fue esclavo de ClaudlO; la esposa de August o,
Jerusa
· '
1en
tenía
48
l,IVIa, un sirvien te judío, Akme, y Juvena l mencio na en
tres ocasiones (disgus tado) las singula res peculia ridades de los
judíos. 49 No puede haber duda de que ellos causar on una
profun da impres ión. Hasta el propio Tácito, que no dice casi
nada bueno de ellos, se declara impres ionado por su mono-
teísmo. «Los judíos recono cen solame nte un Dios, del cual tienen
una concep ción puram ente espiritu al. Creen que es profan o
hacer imágen es de dioses en forma human a, a base de materiales
perecederos.»5o Este elevad o monote ísmo, esta adorac ión de un
Dios creado r que será el Juez de todos los seres human os, ejerció
una podero sa atracci ón en el mundo antiguo que, corno ya
hemos visto, estaba movién dose -a causa de su descar ado
politeí smo-- hacia el culto de un ser suprem o. Y a diferen cia del
«semi-monoteísmo» de alguno s filósofos, esta fe era sosteni da e
induda blemen te divulg ada por los más humild es, por los menos
instrui dos de entre los judíos: no necesit aban la defens a de un
Filón o de un Josefa para desper tar interés .
Ademá s, mientr as los filósofos podían decir muy poco acerca
del sublim e Dios hacia el cual se movían dando tumbo.s, los
judíos no experim entaba n en absolu to esa dificul tad. Platón
había dicho: «Hallar al Haced or y al Padre del Univer so es dura
tarea; y cuando tú lo has encont rado, resulta imposi ble darlo a
conoce r a toda la gente».51 Pero el judío era consciente de haber
hallado al verdad ero Dios o, más bien, de haber sido hallado por
él. Dios no había dejado a los hombr es andar a tientas tras él en
la oscurid ad, sino que se había revelad o a sí mismo en la historia
deIsra el y en las Escritu ras. Estas Escritu ras habían estado a
disposición tanto de griegos corno de hebreo s para ser leídas. La
~ta había sido prepar ada para satisfacer las
necesidades
de los juaíos helenis tas de Alejan dría. En ella, si la person a
buscab a seriam ente la verdad , podía aprend er acerca de Dios,
¡aunqu e habría tenido dificul tad con la bárbar a traducc ión
griega! Ahí estaba el más antiguo libro del ~ ahí estaban
LOS CAMIN OS PARA LA EVANG ELIZAC ION - 29
Notas
l. Melitón de Sardis escribió: «La filosofía que profesamos floreció
primero entre los bárbaros. Pero luego, habiendo brillado en las
LOS CAMINOS PARA LA EVANGELIZACION - 33
4.26.8).
3. «Salvador del mundo» y títulos semejantes son frecuentes en las
inscripciones augustas.
4. Virgilio, Eglogas 4.6.
5. Res Gestae 34.
6. Carmen Saeculare 50.
18. En Homero, Zeus es mucho más fuerte que todos los otros dioses
juntos ~La Ilíad118.18-27). En época tan temprana como la de Hesíodo, ya
sus aCCIones se identifican con las de los dioses (Obras 42 , 47) , YESqUIO,
'1
LOS CAMINOS PARA LA EVANGELIZACION - 35
digna de ser vivida» (R. H. 8arrow, Slavery in the Roman Empire, p. 164).
Sin embargo, estos cultos orientales no sólo fueron populares entre la
gente común, como puede observarse en los escritos de Juvenal, sino
que ascendieron rápidamente en la escala social. Un taurobolium
era una inversión muy considerable.
30. y aquel beneficio final: un epitafio.
3 l. Esquilo no fue, por cierto, un innovador en este tema, de hecho
significativo en Homero.
32. Véase Inscriptiones Latinae Selectae 4152. Aunque el culto de Cibeles
se extendió hacia occidente durante el siglo 2 a.e., hay dudas sobre
cuándo se introdujo el taurobolium en el culto. Es probabl~ que las ideas
que ~a~en. tras estas últimas inscripciones hayan sido influenciadas por
el cnstiamsmo. Véase Prudencia, Peristrefanon 10.1011ss.
33. Metamorfosis 11.5.
l. Obstáculos judíos
2. Obstáculos grecorromanos
Notas
1. M. Aboth 1.1.
2. Me he ocupado de esto con cierta extensión en The Meaning of
Salvation, pp. 145s. El texto de Deuteronomio subyace al argumento de
Hch. 5.30; 10.39; 13.29; Gá. 3.13 Y1 P. 2.24. La «piedra de tropiezo» se
transformó, en manos de los cristianos, en una poderosa explicación de
la cruz e incluso en una ayuda para la apologética.
3. Diálogo con Trifón 89.
4. Véanse, p. ej., J. Crehan, Early Christian Baptism and the Creed, y O.
Cullmann, The Earliest Christian Confessions.
5. En cuanto a la centralidad de este texto en la apologética cristiana,
véanse C. H. Dodd, According to the Scripture, y B. Lindars, New
Testament Apologetic.
6. Justino, Diál. 67.
7. Is. 7.14; Véase Diál. 67, 84 en cuanto a una discusión entre un
cristiano y un judío referentes al significado de 'almah.
8. Celso cita propaganda judía contemporánea del siglo 2, que afirmaba
que Jesús era hijo ilegítimo de María y de un soldado romano, Pantera
(Orígenes, Contra Celso 1.32).
9. Si se objeta el empleo demasiado frecuente del Diálogo con Trifón, de
Justino, deberá recordarse que de los tres ejemplos que tenemos de la
reacción judía primitiva frente a la predicación cristiana -contenidos
en Celso, en el Talmud y en Justino-- el material de este último es el
más antiguo y representa los puntos de vista judíos del siglo 1 y de
68 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
l. La buena noticia
esclavos y libres (p. ej., Ro. 1.15). A menudo los oyentes son el
complemento del verbo; siempre decimos que ellosrevange-
lizaron a hombres y mujeres (p. ej., Hch. 14.21). Pero con mayor
frecuencia el contenido al que aluden sus noticias es insinuado
por alguna palabra o frase que lo acompaña; y lo variado y, a la
vez, homogéneo del contenido que se le atribuye al evangelio
resulta interesante (1 Ca. 15.1-2; 2 Ca. 11.7; Gl. 1.8, 11). Los
cristianos «proclamaron las buenas nuevas» de «el evangelio» o
de «la fe» (Gl. 1.23). Más específicamente, proclamaron las
~uenas nuevas «del reino» (Hch. 8.U), como Jeslís lo había hecho.
Pero en el Imperio Romano esto podía interpretarse mal con
fa9lidad, como ocurrió en Tesalónica (Hch. 17.7); por eso se los
encuentra con frecuencia predicando simplemente la persona y
la obra de Jesús como la buena noticia. ¡De todos modos esto
también es sorprendente y fantástico! ¡Aquel que vino
p~edicando la buena noticia es ahora el contenido de la buena
~a! ¿Qué mejor evidencia podía haber de que los cristianos
consideraban a Jesús con el mayor respeto posible, como aquel
que ahora integraba y confirmaba en su persona y en su obra el
real dominio propio del mismo Dios? Fue Orígenes quien dijo
que Jesús era ~ autobasileia, el reino en persona;? pero la idea ya
existía en la predicación apostólica de Jesús. De manera que
encontramos a los primeros seguidores de Cristo difundiendo la
ª
buena noticia de que Jesús es el Mesías, o que, través de él, la
anti as romesas han sido cumplidas (Hch. 13.32ss, citando Sal.
2.7; Is. 55.3; Sal. 1 . os a amos proclamando la buena
nueva de!a paz mediante Jesús (Hch. 10.36), del señorío de Jesús
(Hch. 11.20), de la cruz de Jesús (1 Co. 15.2-3), de la resurrección
s!e Jesús @ch. 17.18; 1 Co. 15.4) o sencillamente la buena nueva
d~mismo (Hch. 8.35). No hacía falta nada más, puesto q~e
por encima de cualquier interpretación -ya fuere el esperado
Mesías del Antiguo Testamento o el Señor que ejerce dominio
s~re poderes demoníacos- los antiguos predicadores de la
buena nueva tenían un tema único: Jesús. Esta era su mayor
inquietud. Esta era la «palabra» que ellos divulgaban con tanta
diligencia (Hch. 8.4; 15.35). En este capítulo daremos atención a
82 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
creer (Me. 1.15). Puede ser llamado la buena noticia de! regio
dominio de Dios (Me 1 14s.), O simplemente de aquel que
inaugura ese reino, Jesús (Me. 1.1). En realidad Jesús aparece
identificado con ccel evangelio» en dos lugares en Marcos, e
íntimamente relacionado con él en otro (Me. 8.35; 10.29; 14.9).
Marcos preserva una y otra vez en su Evangelio la centralidad de
Jesús dentro de la buena noticia. Puede ser que la tradición de
principios del siglo 2 esté acertada al advertir un vigoroso
vínculo con Pedro en el Evangelio de Marcos;lO puede ser que los
críticos de las formas estén en lo cierto al subrayar la circulación
«premarquiana» independiente de muchos de los relatos
contenidos en el Evangelio de Marcos. En cualquiera de los dos
casos, se nos lleva hasta un período anterior al propio evan-
gelista, período que corresponde a las tres primeras décadas de
l1
la vida de la iglesia. Durante ese tiempo, nadie discutía el lugar
central de Jesús en los Evangelios.
Sin embargo, podemos ir aún más lejos. Estas buenas noticias
cubren el periodo que va desde el bautismo de Juan -lugar
donde Marcos comienza, asegurándonos que éste es el principio
del evangelio de Cristo (Me. 1.1)- hasta la resurrección con la
12
que concluye abruptamente su relato. Dentro de estos límites
nuestro evangelio deja en claro que la buena noticia se centra en
la muerte redentora de Jesús. La predicción de la pasión narrada
e'n el incidente de la mujer de Betania que ungió la cabeza de
Jesús deja el caso bien aclarado. ccEsta ha hecho lo que podía
-dijo Jesús-; porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para
la sepultura. De cierto os digo que dondequiera se predique este
evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha
hecho, para memoria de ella.» (Me. 14.8-9). Este versículo nos
aproxima a un segundo aspecto del evangelio, tal como lo
entiende Marcos: el evangelio está dirigido al mundo entero, ,no
meramente a los judíos, y por lo tanto es portador del más
elevado ideal del universalismo hebreo. El evangelio del reino de
I5~ proclamado a los judíos está destinado también a los
gentiles: ceY es necesario que el evangelio sea predicado antes a
todas las naciones» (Me. 13.10). La equívoca actitud hacia los
EL EVANGELIO - 85
Isaías dijo: «Cuán hermosos son sobre los montes los pies del
que proclama buenas nuevas». Cuando el Santo, bendito sea
él, sea Rey, todos serán mensajeros portando buenas nuevas;
como ha sido dicho: «Aquel que proclama buenas nuevas
hace que la paz sea escuchada».3!
2. La proclamación
El término Jreryss6 y su utilización
La segunda de las grandes palabras utilizadas en el Nuevo
Testamento para definir la evangelización de los primeros
cristianos es la raíz keryssein, que significa, básicamente, procla-
mar a la manera de un heraldo. El sustantivo keryx (heraldo) no
aparece en muchas ocasiones, quizá debido al muy específico
32
trasfondo griego del término. El heraldo era una persona
92 _ LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
56
cómo la historia Jesu pudo haber sido utilizada kerigmá-
ticamente, y cómo los primeros misioneros pudieron haber hecho
su proclamación.
Con todo, no tenemos por qué sentimos confinados a la
especulación. Disponemos de un ejemplo notable de cómo este
mismo relato se utilizó en la predicación, pues se ha preservado
en un lugar sorprendente, en los escritos de un monje de
principios del siglo 4 que vivió en los desiertos de Egipto:
57
Macario el egipcio. Sus Homilías espirituales corresponden a un
período absolutamente diferente del que estamos considerando
ahora y, sin embargo, atesoran un material que trasciende el
tiempo: se trata de la sencilla predicación evangélica, plena de
poder y persuasión y dirigida al hombre común desde los días
de los apóstoles en adelante.
3. El testimonio
El testimonio de Juan
La idea de «testimonio» en los escritos de Juan es algo
distinta, y es importante tener en cuenta que el apóstol utiliza
este grupo de palabras excluyendo euangelizesthai y keryssein.
¿Por qué el «testimonio» es un modo de expresión tan importante
para él?
Creo que la respuesta se encuentra en las profundas
convicciones de Juan respecto de la persona de Jesús. Pocos
hombres lo han entendido mejor que Soren Kierkegaard. Su libro
Fragmentos filosóficos es uno de los más sagaces replanteos del
mensaje básico de Juan. Señala el filósofo dinamarqués que un
maestro humano, aun cuando fuese tan sabio como Sócrates, sólo
podría colaborar con el nacimiento de la verdad y el conoci-
miento en otra persona; no podría ser más que una partera, por
así decirlo. La identidad del maestro está tan desprovista de
importancia como el instante en que se hace el descubrimiento,
ya que el maestro es una simple partera: solamente Dios puede
engendrar. Pero, ¿qué sucede si Dios ciertamente engendra?
¿Qué sucede si Dios viene en persona a enseñar y a impartir
nueva vida? Entonces el Maestro adquiere absoluta importancia
y el instante del alumbramiento o del ingreso en la nueva vida
116 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
Notas
17. Véase la útil exposición que hace Baird sobre este punto en «What
Is The Kerygma?», ].B.L., 1957, pp. 181-191; también F. F. Bruce, «Paul
and Jerusalem», Tyndale Bulletin, 1968, pp. 3-15.
18. 1 P. 4.17; Ap. 14.6 (para una amena exposición de este versículo
véase Orígenes, Comm. in Johann. 1.14).
19. Cf. cap. 9: «Las motivaciones para la evangelización».
20. Especialmente en Romanos y en Gálatas. Véase J. Jeremias, «Paul
and James», Expository Times, 1954, pp. 368ss.
21. Plutarco, Demet. 17.
22. El ejemplo más antiguo se halla en Homero, Od. 14.152s., donde
euange1ion significa «recompensa por buenas nuevas». Véase también
Aristófanes, Eq. 656, euangelia thuein, es decir: «celebrar buenas nuevas
mediante sacrificio».
23. Plutarco, Sertorius n.
24. Véase Plutarco, De Fortuna Romanorum 6.
25. Esto data del año 9 a.e. Texto de Dittenberger, Orientis Graeci
Inscriptiones Selectae, n. 458, líneas 40s.
26. Véase texto y exposición en American Joumal of Archaeology, 1914, p.
323.
27. Véase A. Deissmann, Light from the Ancient East, p. 371.
28. Justino formula un comentario sarcástico: «¿Y por cuál de los
emperadores que mueren entre vosotros, a quienes consideráis dignos
de deificación, habéis encontrado un solo testigo que jure que ha visto
al César sometido al fuego elevarse al cielo desde su pira funeraria?»
(lApol. 21).
29. «Euange1ion», Kittel, ed., Worterbuch, T.I., vol. 3, p. 725.
30. «Euange1izomai», Kittel, ed., Worterbuch (T.E.), vol. 3, pp. 709s.
31. Véase Friedrich en cuanto a referencias y ejemplos adicionales, op.
cit., pp. 715s ..
32. Aunque rara vez aparece en la Septuaginta y en los escritos judíos
-donde el verbo es menos infrecuente pero se usa para traducir una
EL EVANGELiO - 123
36. Así A. M. Hunter, The Message ofthe New Testament y The Unity of the
New Testament; J. N. Sanders, The Foundations of the Christian Faith; F. V.
Filson, Three Crucial Decades; C. S. C. Williams y F. F. Bruce en sus
comentarios sobre Hechos. También escritores europeos como O.
Cullman, O. Bauerfiend, E. StauHer, M. Goguel y L. Cerfaux aceptan la
teoría en líneas generales.
37. Véase también su Aufsiitze zur Apostelgeschichte. Dibelius, a
diferencia de Dodd, opinaba que los sermones eran composiciones de
Lucas pero que éste se había provisto de formas de predicación del
evangelio que también eran muy antiguas. Como A. Seeberg (Der
Katechismus der Urchristenheit), a quien debía mucho, Dibelius
consideraba que Lucas seguía un esquema tradicional que podía
detectarse tanto en 1 Corintios 15.1ss. como en los Evangelios.
38. A. M Hunter, The Message of the New Testament, pp. 29s.; C. T. Craig,
Joumal ofBiblical Literature, 1952, p. 182.
39. F. V. Filson, Jesus Christ the Risen Lord, pp. 41ss.; T. F. Glasson,
Hibbert Joumal, 1953, pp. 129ss.
40. B. Gartner, The Areopagus Speech and Natural Revelation, pp. 26ss.
41. Die urapostolische Heilsverkündigung nach der Apostelgeschichte.
42. Anderson y Barclay, eds., The New Testament in Historical and
Contemporary Perspective, pp. 1ss. ~b
43. The Theology of the New Testament1, p. 307; Bartsch y Fuller, eds.,
Kerygma y Myth) p. 11I.
44. Die Missionsreden der Apostelgeschichte y Z.N.T.W., 1958, pp. 223ss.
45. Teología de San Lucas, y Keck y Martín, eds., Studies in Luke-Acts, pp.
217ss.
46. Su enfoque está bien representado en sus Essays on the New
Testament Themes. E. Haenchen en Die Apostelgeschichte también adopta
mucho de este mismo enfoque.
47. W. Baird, «What 1s The Kerygma?»,J.B.L., 1957, p. 19I.
48. Daube y Davies, eds., The Background of the New Testament and Its
Eschatology, p. 320.
EL EVANGELlO - 125
80. «Die Bezeichnung Jesu als Knecht Gottes und ihre Geschichte in der
Alten Kirche», Sitzllngberichte der Prellss. Akad. der Wiss, zu Berlin, 1926,
pp. 212-238.
81. Cristología del Nuevo Testamento, cap. 3.
82. Jeremias en Zimmerli y Jeremias, The Servant ofGod. El intento de
D. M. D. Hooker de refutar esta conclusión en Jesus and the Servant no
es convincente. Resulta extraño que ella, a pesar de que no encuentra
lugar para un Siervo Sufriente en la enseñanza de Jesús, pueda abogar
tan valerosamente en favor de ur Hijo del Hombre sufriente en The Son
of Man in Mark.
83. Op. cit., pp. 155-178.
84. Revue Biblique, 1962, pp. 50ss.
85. According to Scriptures.
86. Ciertamente ha resultado fortalecido. Véase J. Dupont, Etudes sur les
Actes des ApDtres, pp. 271ss.
87. Bo Reicke, A. Fridrichsen, ed., The Root of the Vine, pp. 138-143,
destaca la variedad y homogeneidad de la predicación evangelizadora
más antigua.
88. Aunque la verdadera raíz de «testimonio» no se menciona en
ninguno de los cánticos del Siervo, la idea, realmente, resulta
prominente.
89. La epístola a los Hebreos habla frecuentemente del testimonio de la
Escritura (p. ej., 11.2, 4-5), pero en un solo lugar utiliza la palabra en
forma algo aproximada a este sentido especializado de testificar a otros
acerca de Cristo (12.1). Pero, aun aquí, la palabra tiene un matiz
sutilmente distinto: hay énfasis en la lealtad más que en el testimonio
personal acerca de Jesús.
90. Este es el único lugar del Evangelio donde Lucas usa la palabra en
su sentido específico; no es necesario decir que aparece a menudo en
Hechos.
91. Hch. 10.39 Y41 son importantes en este aspecto. Tanto los actos del
Jesús encarnado como su vida después de la resurrección están
incluidos en el testimonio que dan los cristianos; la función de «puente»
130 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
2. El Mesías es Jesús
Diferentes expectativas
La expectación mesiánica alcanzó gran auge durante el siglo
1. Para ello existían buenas razones. Las asombrosas victorias
logradas por los Macabeos habían conducido al resurgimiento de
la confianza y del nacionalismo judíos. Si el incrédulo había sido
derrotado en una ocasión, ¿por qué no en otra? Si la casa de los
Seléucidas había sido humillada por el levantamiento de Judas
Macabeo, ¿por qué no podía ser derrocada la casa de Augusto
por el rey elegido por Dios, cuando viniera? Teniendo en cuenta
las promesas del Antiguo Testamento en cuanto a la rehabi-
litación de la casa de David y de su eterno reinado, y en vista de
la afrenta inferida a Dios por los impíos gentiles al sojuzgar la
Tierra Santa, ello resultaba una esperanza razonable que era
33
compartida ampliamente por el hombre común.
Más todavía: este punto de vista se divulgó gradualmente
fuera del mundo judío, sin duda como resultado de la vasta
34 35
dispersión de los israelitas. Suetoni0 y Tácit0 registran
rumores que circulaban en la sociedad pagana insinuando que
los reyes del mundo surgirían de Judea. Lo mismo decían las
predicciones mágicas, cosa que produjo una profunda impresión
36
en los crédulos círculos romanos. Además, los israelitas habían
observado el valor atribuido por la antigüedad pagana a los
Oráculos Sibilinos, y a las manifestaciones proféticas de la Sibila
de Cumas,37 capitalizando ellos en su favor este tipo de literatura
para sus propios fines apologéticos. ¡No será necesario decir que
los oráculos comenzaron a profetizar la supremacía de los judíos!
Un oráculo proclamaba:
La muerte de Jesús
Basándose en pasajes de la Escritura como los precedentes,
los cristianos argumentaban que el Mesías estaba destinado a
sufrir. Y más de un judío de mente esclarecida habrá admitido
este punto. Así, Trifón, después de haber recibido a través de
Justino una buena dosis de tal enseñanza espiritual, concede lo
siguiente: «Es bien claro que las Escrituras anuncian que Cristo
tenía que sufrir ... Sabemos que él sufriría y sería llevado como
oveja.»72 Hasta ahí llega el acuerdo. Pero el motivo de
controversia surge en lo relativo a la forma de la muerte de Jesús:
la crucifixión. Trifón hablaba en representación de todos los
judíos al hacer la siguiente objeción: ((Pero demuéstranos que él
tenía que ser crucificado y sufrir de manera tan desgraciada y
tan deshonrosa la muerte que está maldecida por la Ley. No
podemos ni siquiera considerar un asunto como ése.»73 En
especial, dos eran los aspectos que los judíos no podían asimilar.
En primer lugar, tal clase de muerte resultaba una piedra de
tropiezo debido a que indicaba debilidad de parte del pretendido
Mesías. Ya hemos visto algo de la manera en que los cristianos
hacían frente a este cargo?4 Lejos de ser una muestra de
debilidad, la cruz constituía el supremo acto de poder en la vida
de Jesús. Allí él se enfrentó con las fuerzas del mal y las derrotó:
él reinó desde el madero, como a Justino y también a muchos de
75
los Padres posteriores les agradaba decir. Podían haber estado
errados al pensar que éste era el verdadero texto del Salmo 96,
pero estaban muy en lo cierto al considerar éste como uno de los
mayores temas en el relato que Juan hace de la Pasión. También
para Pablo la cruz es el poder de Dios (1 Ca. 1.24); allí Jesús
actuó ((despojando a los principados y a las potestades, los
exhibió públicamente triunfando sobre ellos» (Col. 2.15). Pero la
demostración terminante de que la cruz es victoria y no derrota
fue provista por la resurrección. Ese es el énfasis del testimonio
LA EVANGELIZACION DE LOS JUDIOS - 157
El nacimiento de Jesús
Esta era, pues, la manera común de encarar el problema que
para los oyentes judíos del evangelio presentaban la muerte de
Jesús. Pero no menos formidable resultaba el problema en tomo
a su persona y a su nacimiento. El judío Trifón lo expresa muy
81
bien: «Respóndeme, primero, cómo puedes tú mostrar que hay
otro Dios aparte del Hacedor de todas las cosas. Y, en segundo
lugar, has de probarme también que él se ha rebajado a nacer de
la Virgen.» La deidad de Jesús era anatema para los judíos, y
82
todavía sigue siéndolo. La idea de que Dios se había rebajado
a nacer de una virgen constituía una blasfemia forjada conforme
a los mitos paganos referentes a los amoríos de Zeus con mujeres
mortales. No es éste el lugar para ofrecer un estudio detallad083
de la manera en que Justino trata de convencer a Trifón en lo
relativo al nacimiento virginal. Intenta persuadirlo especialmente
por la insistencia sobre la «virgen» de Isaías 7.14, a pesar de las
justificadas protestas del judío señalando que se trata de una
traducción incorrecta del hebreo' almah, que meramente significa
«mujer joven». Es incuestionable que, por el tiempo en que
Justino escribió, el nacimiento virginal formaba parte del credo
común del cristianismo. Pero bien puede no haber sido así en el
período anterior. El nacimiento virginal no figura en la primitiva
predicación de Hechos: por cierto que lo que allí encontramos es
84
una cristología cercana al adopcionismo. No hay evidencia de
que integre la predicación del evangelio en parte alguna del
primitivo cristianismo. Nada de ello se menciona en los escritos
ss
de Juan, ni de Marcos, ni de Pablo. Indudablemente fue
160 - LA EVANGELlZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
3. La modificación de la Ley
El status de Israel
Bajo este encabezamiento el judío alegaría haber sufrido
cuatro agravios principales. En primer lugar, el status de Israel
96
había sido usurpado por los cristianos. Esto era resultado
164 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
La Ley de Israel
Esto nos conduce a una tercera queja que los judíos tenían
contra los cristianos. Estos habían quebrantado su Ley o, más
bien, la Ley de Dios. Jesús lo había hecho en primer lugar: se
había tomado excesivas libertades con el día Sábado; se había
dedicado a modificar la Tora; no había tomado cuidadosas
precauciones para evitar la contaminación ceremonial o las
relaciones con los «perros» gentiles y, por supuesto, había sufrido
una clase de muerte maldecida por la Ley. Y peor aún: sus
seguidores habían repudiado al sacerdocio de Israel debida-
mente constituido, habían fundado sinagogas rivales, habían
participado de la mesa con los gentiles y hasta llegado a sostener
que un compromiso tan sagrado de Israel como era el de la
circuncisión de nada servía ante Dios. ¡No es de admirarse que
Trifón comenzara su discusión con Justino denunciando a los
cristianos por que éstos habían quebrantado la Ley!J13
La actitud cristiana hacia la Ley judía era diversa. Sin
embargo, todos parecen haber coincidido en que Cristo era la
meta de la Ley. La Ley no contrariaba las promesas de Dios (Gl.
3.21), sino que era el ccayo» designado para conducir hasta Jesús
a los alumnos sensibles (Gl. 3.24). Esto se destaca con notable
claridad en un Evangelio judío como Mateo al igual que en un
escrito de trasfondo judío y dirigido a cristianos como Hebreos,
o en los escritos de Pablo. Pero la coincidencia concluye en este
punto. Algunos cristianos, como los judaizantes contra los que
Pablo arremete/ 14 alegaban que los gentiles seguidores de Cristo
deberían atacar la Tora íntegra; otros, en cambio, opinaban que
aquéllos tenían que someterse a la circuncisión (Hch. 15.1). Las
presiones en esta dirección bien pueden haber llegado del propio
sector gentil, por sorprendente que esto pudiera parecer. Es
posible suponer que aquellos que en Galada estaban deseosos de
115
ser circuncidados (' oi peritemnomenoi) en realidad eran gentiles.
Estos veían que las promesas habían sido dirigidas a un Israel
LA EVANGELIZACION DE LOS JUDIOS· 169
El culto de Israel
Había un motivo más de exasperación para los israelitas: los
m
cristianos espiritualizaban los sagrados ritos judíos. Era ésta
una queja bien fundada. El Sábado, la circuncisión, los sacrificios,
el sacerdocio, el templo fueron subestimados por los cristianos o,
a la sumo, considerados como detalles optativos de una
ortodoxia cada vez más dudosa. Por el tiempo de Jerónimo
resultaba claro que quienes deseaban ser a la vez judíos y
cristianos, en realidad no eran ni lo uno ni lo otro. Los orígenes
de esta desdichada separación nuevamente provienen del meollo
del propio Nuevo Testamento y, sin duda, de la enseñanza y de
la práctica del propio Jesucristo. Este vivió y murió como judío,
concurriendo al templo y a la sinagoga, pero enseñó que él
mismo era el Nuevo Templo prometido por Dios a David mucho
LA EVANGELIZACION DE LOS JUDIOS - 173
4. Fracaso y éxito
138
atrevían a pronunciar aquel nombre abiertamente. En fuentes
judías hay otros ejemplos similares. Esto no solamente respalda
los relatos de las curaciones apostólicas registradas en Hechos,
sino que también muestra el efecto que tuvieron sobre el pueblo
común que se preguntaba en cuanto a las credenciales de la
139 P ,.
nueva f e. ero, una vez mas, es Importante no exagerar. No
eran los milagros lo que llevaba a la gente a la fe. ¡En el mundo
antiguo había extraordinaria abundancia de milagros! Tales actos
de poder, junto con la predicación de Jesús, era lo que lograba
semejante impacto, corno lo tuvo en circunstancias similares en
vida de aquél. Esteban, lleno de gracia y de poder, realizó
grandes maravillas y señales entre el pueblo, pero fue su
poderosa proclamación de Jesús corno Mesías lo que resultó
imposible de resistir (Hch. 6.8, 10).
Finalmente, la oferta de perdón tocó una nota muy estimada
en los círculos judíos. Cualquier religión dominada por el
concepto de Ley y de responsabilidad moral ante Dios tiene que
conducir hacia el legalismo o hacia la deseperación. ¿Cómo
puede el hombre ser justo ante su Creador? El judaísmo no tenía
respuesta. Dejar de cumplir la Ley en un punto significaba ser
culpable de todos los demás (Stg. 2.10). Pero el cristianismo sí
tenía una respuesta, una respuesta verosímil, razonable. Los
seguidores de Jesús afirmaban que él, actuando en represen-
tación de Dios, en la cruz se había ocupado radical y
definitivamente del problema del fracaso humano. Había
cargado con la maldición de la Ley quebrantada cuando «por
nosotros se hizo maldición». Había cumplido el destino del
Siervo sufriente. El perdón para la persona que, a través de
Cristo, se allegara a Dios era entendido corno una posesión
presente, corno una anticipación aquí y ahora del juicio final. Ello
introdujo un alivio y una dinámica que nada en el judaísmo
podía igualar. Tiene que haber atraído a más de un noble judío,
corno en el caso de Saulo de Tarso; gente agobiada que luchaba
con la carga de sus pecados.
De manera muy especial y a partir de la destrucción del
sistema sacrificiallos judíos tienen que haber sentido con mayor
LA EVANGELIZACION DE LOS JUDIOS - 181
Notas
1. The Fall of Jerllsalem and the Christian Chllrch.
2. The Enigma of the Fourth Cospel.
3. The History of Jewish Christianíty. The Passover Plot y Those Incredible
Christians.
4. La Birkath-ha-minim, «bendición herética», parece haber estado
dirigida contra los cristianos de origen judío. Requería que el judío leal
incluyese en sus oraciones una petición que expresaba más o menos lo
182 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
La flexibilidad en el enfoque
La variedad de la apelación
Los diferentes elementos de las «buenas nuevas» apelaban a
diferentes tipos de gentiles. Existían las clases socialmente
deprimidas: los esclavos y los libertos más pobres. Las
comunidades cristianas primitivas tenían, claramente, una
23
importante proporción de tales personas. En el mundo
4
antiguo/ los esclavos eran considerados comúnmente (y por
LA EVANGELIZACION DE LOS GENTILES - 203
37
la iglesia cristiana de Bitinia, incluyendo ciudadanos romanos.
Es casi seguro que también fuera cristiana PIavia Domitila, una
pariente de Domiciano, lo mismo que su esposo Flavio
38
Clemente. Probablemente puede decirse lo mismo de
determinadas figuras del siglo 1/ como Pomponia Graecina,
39
esposa del conquistador de Bretaña/ y Acilio Glabrio, otro
40
distinguido miembro de la nobleza. Hermas asegura que había
41
hombres ricos en la iglesia romana del siglo 2. Si nos
preguntamos qué elementos del evangelio ganaron a estos
hombres y mujeres para Cristo, la respuesta será tentativa y
probablemente variada, pero incluirá los factores mencionados
a continuación. Sabemos por Saulo de Tarso que su sentido de
culpa y la imposibilidad de vivir según sus propios valores
provocaron en él un anhelo de ser limpiado. No estaba solo en
42
esto. Parecería que el procónsul de Chipre ya había sentido una
fuerte atracción por el elevado monoteísmo y la ética del
judaísmo, y llegó a tener un maestro judío residente para
instruirlo. El procónsul había recibido demostraciones claras de
la superioridad de esta rama del judaísmo, el cristianismo, a
través del poder desplegado no sólo en el enceguecimiento de
Elimas, sino también en la dinámica moral que podía hacer que
otro ciudadano romano, Pablo, renunciase a su fortuna y
posición a fin de andar por todas partes proclamando la
«doctrina del Señor» (Hch. 13.12). Más adelante no explayaremos
acerca del lugar que ocuparon los milagros en la predicación
temprana. Fueron muy importantes, aunque no de modo
independiente y por su propio mérito, sino como aquí, cuando
están relacionados con el mensaje cristiano. Desafortu-
nadamente/ no estamos bien informados sobre cuáles elementos,
aparte del perdón y el poder, atrajeron a la fe a las masas
educadas del Imperio. No estaríamos muy equivocados en
suponer que el impacto del cristianismo se debió principalmente
a la satisfacción de las necesidades humanas en los planos moral,
sacramental, social e intelectual, de manera tal que ni el
paganismo ni el judaísmo habían podido hacerlo. Ya he indicado,
en The Meaning of Salvation, la búsqueda de la «salvación» en los
206 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
Unidad de enfoque
En la atrasada Listra
En el mismo Nuevo Testamento tenemos dos ejemplos de la
predicación misionera en una circunscripción enteramente gentil:
los discursos de Pablo en Listra y Atenas. El primero es un
prolegómeno del evangelio en un área agrícola atrasada, y el
segundo, en el centro cultural del mundo. No son los únicos. Si
se toman con pasajes como 1 Tesalonicenses 1 y Romanos 1, nos
dan una buena idea de aquella predicación misionera entre los
gentiles, que fue el fruto de la apologética dirigida a los judíos y
la precursora de los ataques violentos de los apologistas en el
siglo 2.
En Listra el escenario es primitivo. Tiene que ver con los
habitantes locales que hablaban el lenguaje de la región (Hch.
89
14.11) y no con las clases altas que hablaban latín. Existen
varios aspectos locales que se adaptan también a las
inmediaciones de Listra: por ejemplo el templo de Zeus Propolís,90
91
y el culto conjunto de Zeus y Hermes. No obstante, Lucas
diseñó claramente el mensaje para que fuera un ejemplo del
acercamiento utilizado por los cristianos para alcanzar a los
gentiles sin educación. Pablo y Bemabé no sólo intentaron
LA EVANGELIZACION DE LOS GENTILES - 215
En la culta Atenas
En el mensaje de Atenas, una de las áreas más discutidas en
todo el Nuevo Testamento, encontramos una presentación culta
de la misma posición. Todo comienza con el espíritu enardecido
de Pablo, al ver la idolatria que abundaba en Atenas (Hch. 17.16).
En ningún lugar del mundo la idolatría se vistió con un disfraz
tan atractivo como el de las esculturas del Acrópolis. Lucas
presagia sutilmente el próximo ataque a la idolatría al
presentamos la conjetura ateniense de que Pablo' estaba, de
hecho, agregando un par de nuevos dioses al Olimpo en la figura
de Jesús y Anastasia el «Sanador» y su esposa «Restauración»
(Hch. 17.18). Incidentalmente, aun en Atenas, éste es un
testimonio espléndido acerca de la centralidad apostólica de la
persona de Jesús y su resurrección de los muertos. El ataque
llega a su culminación después de que el altar al dios no
conocido se convierte en la plataforma para exponer al Dios
único y verdadero: <<Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos
pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra...»
(que se encontraban en profusión como objetos de adoración
alrededor de Pablo y sus oyentes).
Aquí se presenta el argumento del monoteísmo de una
manera completa y razonable. Pablo comienza observando una
inscripción «al dios no conocido»95 y la utiliza para
LA EVANGELlZACION DE LOS GENTILES - 2 I 7
El ataque a la idolatría
Durante varios siglos éste fue el modelo de la predicación
cristiana a los paganos. Aun en el tiempo de Lactancia, al
principio del siglo 4, éste era el enfoque tradicional:
Dado que hay muchos escalones por los cuales uno sube al
hogar de la verdad, no es fácil para nadie llegar a la cima.
Porque cuando las luces nos deslumbran con el brillo de la
verdad, si no mantenemos un asidero firme, rodamos otra
220 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
Limitaciones en la comprensión
224 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
139
pieza genuina de escritura de evangelización. Las Apologías
que la siguen son más proclives a ese tipo de apología que
constituye una defensa de una posición dada, y no tanto al tipo
de apología que encontramos en Lucas-Hechos, que se esfuerza
permanentemente por ganar conversos: el tipo de apología que
pronunció Pablo en su juicio ante Agripa y Nerón, haciendo de
su defensa un ataque y utilizando la explicación de los cargos
contra él como un arma para evangelizar. Y si los apologistas
están demasiado preocupados por la defensa de los cristianos
contra los cargos injustos y el ataque al paganismo como para ser
buenos ejemplos de un método de evangelización, el remanente
de los escritos ortodoxos que datan de la primera mitad del siglo
2, es decir los Padres Apostólicos, se ocupan más de las
actividades internas de la comunidad cristiana. Aunque la
Epístola a Diogneto podría ser la muestra del cristianismo
postapostólico, no es menos cierto que, de toda la literatura del
siglo 2, es la más similar en objetivo y contenido a los escritos de
evangelización del siglo 1. Gran parte de la calidez, la
comprensión evangélica y la devoción a Cristo que encontramos
aquí se puede encontrar en otros escritos de la literatura del siglo
2. He llegado a la conclusión de que la posición de Hamack y
Torrance ha sido gravemente exagerada, y que una gran parte de
la predicación auténtica del evangelio apostólico en el entorno
gentil sobrevivió hasta el siglo siguiente y más tarde aún. ¿Habrá
algo más impregnado de la doctrina apostólica y calidez
apasionada que estos extractos del monje Macario, del siglo 4,
describiendo primeramente la expiación y luego la necesidad del
nuevo nacimiento?14o
Notas
l. Capítulos como Hch. 15, Gl. 2, Ef. 2 muestran lo áspero que fue esto.
Sobre el universalismo implícito en la oferta de salvación por parte de
Jesús, ver Jeremias, /esus' Promise to the Nations, y para una evaluación
perspicaz de la controversia judía temprana, ver F. V. Filson, Three
Crucial Decades, cap. 5.
2. Jn. 4.42, a continuación de la oferta de salvación a creyentes gentiles
hecha en Deutero Isaías y ejemplificada en el surgimiento de la
actividad misionera entre los judíos en los siglos 1 a.e. y d.e.
3. La biografía como tal es tan poco importante para su propósito en
Hechos como en el Evangelio.
4. Para reconocer este modelo en Hechos, ver e. H. Turner en su
artículo «Chronology of the New Testamenv> en Dictionary of the Bible J,
p. 241, de Hastings.
5. Ver F. M. Abel en Histoire de la Palestine J, pp. 363-380.
LA EVANGELIZACION DE LOS GENTILES - 239
6. Ver Josefo, B.J. 7.3.3. YEdersheim, Lije and Times of/esus the Messiah,
vol. 1, p. 74.
7. Sátiras 3.62ss. Comparar Propercio, Carm. 2.21.
8. Josefo, B.J., 7.3.3.
9. St.Paul and the Church ofJerusalem, p. 156.
1O.History of Antioch in Syria from SeleuClls to the Arab Conquest y Ancient
Antioch.
11. G. Downey, Ancient Antioch, cap. 10.
12. El kyrios de Hch. 11.20 es probablemente significativo. Ver p. 159.
13. According to the Scriptures y La predicación apostólica y sus desarrollos.
Ver cap. 3.
14. Foakes Jackson y Kirsopp Lake, eds., The Beginnings of Christianity,
vol. 4, pp. 128s.
15. Aunque pone demasiado énfasis en las diferencias entre estos tres
enfoques, no incurre en el error de J. A. T. Robinson en Twelve New
Testament Studies, cap. 10, que supone que Hch. 3 y 7 contienen «la
cristología más primitiva de todas», según la cual, aun después de la
resurrección, Jesús es meramente Cristo electo. No existió tal cristología.
La pascua fue siempre la clave de su señorío. «¿Qué acontecimiento
posterior a la pascua pudo haber sugerido la transformación de una fe
"embrionaria" en Jesús hacia su forma plenamente mesiánica?»,
pregunta el profesor atto Betz en un artículo sobre «The Kerygma of
Luke» en Jnterpretation, abril' de 1968, p. 143. Ver en ese artículo su
respuesta aclaratoria al enigma de la cristología peculiar de Hch. 3 y 7.
16. Ver A. D. Nock en A. E. J. Rawlinson, eds., Essays on the Trinity and
Jncamation, pp. 85ss.; W. Bousset, Kyrios Christos, y a. Cul1mann, «Jesús
el Señor», Cristología del Nuevo Testamento.
17. Ver Suetonio, Domit. 13 para la demanda de Domiciano. Mart.Polyc.
8.2 también es significativo, donde se le pregunta a Policarpo: «¿Qué
mal hay en decir Kyrios Kaiser?»
18. Cuando los lectores gentiles de la Septuaginta leían Kyrios en un
pasaje veterotestamentario, se inclinaban a pensar en Jesús. Este proceso
240 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
listos para matarse). Así, este dicho se convirtió en un hecho: "De esta
manera todos los hombres sabrán que sois mis discípulos, si os amáis
los unos a los otroS"» (Apologét. 29).
45. Pero una sabiduría que es un mysterion y tiene un sentido de dádiva
en ella (1 Ca. 2.6ss.), una sabiduría que no puede ser penetrada por el
ingenio humano sino que sólo puede ser recibida humildemente por la
fe en el crucificado. Justino, aun con todo su énfasis en el cristianismo
como la verdadera filosofía, sabe que sólo se la puede reconocer por
medio de una facultad dada por Dios. Por ello combinó una oración
para que Dios abriera los ojos ciegos con sus argumentos intelectuales
y con pruebas escriturales. El «hace todo lo que puede» en apologética,
pero «agrega la oración para que todos los hombres en todo lugar sean
contados dignos de la verdad» (2 Apol. 15). Lo enfatiza muy claramente
en Dial. 7, donde escribe: «Oren que, por sobre todas las cosas, las
puertas de la luz les sean abiertas; porque estas cosas no pueden
percibirse ni ser conocidas por todos, sino sólo por el hombre a quien
Dios y su Cristo le han impartido sabiduría».
46. Ver Andresen, Z.N.T.W., 1952-1953, pp. 157-195.
47. Ver G. Bardy, «Saint Justin et la philosophie stoicienne», Revue des
sciences religieuses, 1923, pp. 493ss.
48. Ver E. R. Goodenough, The Theology 01¡ustin Martyr. El platonismo
medio incluyó tanto estoicismo como pudo acomodar. En cuanto a las
posibles influencias de Filón sobre Justino, ver H. Chadwick en el
B.J.R.L., marzo de 1965, pp. 275ss. Los paralelos no son obligatorios.
49. 1 Apol. 5.
50. Diál. 8.
51. Diál. lo
52. Diál. 8.
53. Suponemos que los últimos eran más numerosos que los primeros.
Pertenecer a un culto de misterio podía resultar muy costoso.
54. De Morte Peregrini 1lo
55.Apuleyo, Met. 11.23; Papo Par. 43.
246 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
56. Papo Oxyr 110, 523. Ver A. B. Cook, Zeus i. pp. 651ss., y la detallada
exposición del artículo de A. D. Nock en A. E. J. Rawlinson, ed., Essays
on the Trinity and Incarnation, pp. 120-138.
57. ¡Los cristianos corintios ciertamente no lo eran! Ver 1 Ca. 3.1ss., d.
11.27.
58. Taciano es un ejemplo interesante de un hombre que fue admitido
en los misterios, pero se disgustó por sus obscenidades: en los Misterios
Eleusinianos, por ejemplo, el que se iniciaba era obligado a tener
contacto con una representación de los genitales de Demetrio.
59. Ver Juvenal, Sátiras 13.46-52, 15.36-38. 2.149-159, 1.85s.
60. Se consideraba que la prosperidad de la comunidad dependía del
cumplimiento de los sacrificios a los dioses oficiales. Ver Horacio, Od.
4.15 YVirgilio, Ecl. 4. La negativa de los cristianos a tomar parte en esta
actividad era considerada, naturalmente, como una actitud sediciosa.
Ver pp. 46-47.
61. Ver Juvenal, Sátiras 13.90-96,6.489,9.22-24,6.536-541.
62. Ver Juvenal, Sátiras 9.137ss., 2.124s., 6.445s.
63. Sátiras 4.71, 6.115.
64. C.I.L. 10.5382, cuya traducción dice: «Esta ofrenda a Ceres Junio
Juvenal ... sacerdote del deificado Vespasiano, juramentado y dedicado
a su propio costo».
65. Sátiras 3.143s., 10.23s., 295ss., 12.48ss., 13.130ss., 14.173ss. La medida
en que Juvenal trata este tema, confirmado por las excavaciones en
Antioquía, muestra lo generalizado de esta tendencia a venerar
cualidades ideales y morales en lugar de los antiguos dioses que las
encarnaban tan imperfectamente. No es extraño que la evangelización
cristiana haya florecido en tal clima. Todas estas cualidades, y más,
encontraron su realización en la persona histórica de Jesús de Nazaret.
66. Sátiras 3.318ss., 12.1-9.
67. Peter Green, en su traducción de Juvenal (publicada por Penguin),
comenta con justicia: «En la famosa sátira sexta contra las mujeres, lo
que en realidad objeta Juvenal no es tanto que fueran licenciosas tout
col/rt, sino que quebrantaran la clase y las convenciones ... La impresión
LA EVANGELIZACION DE LOS GENTILES - 247
73. Ver T. R. Glover, Confliet of Religions in the Early Roman Empire, pp.
95ss., para un estudio revelador sobre los demonios en Plutarco.
74. Taciano, Orat. 29.
75.Taciano, Orat. 9, tomando planeton en el sentido de «engañar» y no
de «merodear».
76. Dial. 30.
77. Dial. 30.
78. Col. 2.15. En verdad, Pablo está convencido de que si los malos
espíritus hubiesen conocido el poder que Cristo iba a ejercer a través del
aparente fracaso de la crucifixión, nunca habrían combinado sus fuerzas
para ponerlo en la cruz. Ver 1 Ca. 2.8 y la exposición en O.Cullmann,
The State in the New Testament, pp. 62ss.
79. Estaba estrechamente relacionada con los demonios. Ver Taciano,
Oral. 9. «Tales son todos los demonios; estos son los que establecieron
la doctrina del destino.»
248 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
La conversión cristiana
2. La conversión mediante
el Espíritu y la Palabra
º:
I)i mer predicaban a unap!?!-s2!!a. Su mensaje era netamente
cristocéntrico. Es verdad que con bastante frecuencia se hace
mención del evangelio simplemente como Jesús o como Cristo:
«Le predicaron a Jesús» (Hch. 8.35; 5.42; 28.31). Para los judíos
Jesús era el cumplimiento de la obra de Dios en la historia (Hch.
2.22ss.; 3.13ss.; cap. 7); para los gentiles Jesús marcaba el fin del
aparente desinterés dt:Pi<:'.:' (Hch. 14.16; 17.30). Jesús el hombre,
Jesús crucificado, Jesús resucitado, Jesús exaltado al lugar de
poder en el universo, desde el cual regresaría como juez al fin ~e
los tiempos; Jesús, el que también se hallaba presente en medIo
de los suyos en el Espíritu y lo demostraba no sólo mediante
señales y maravillas sino además por el meteórico avance de la
iglesia. Estos eran, al parecer, los aspectos fundamentales de lo
que ellos enseñaban acerca de Jesús. Había pocos datos sobre su
vida, si es que vamos a juzgar por las Epístolas paulinas y los
discursos de Hechos; poco también sobre sus enseñanzas y sus
milagros. 33 Todo el énfasis recaía sobre su ~z y su resurrecció~,
sobre su poder actual y sus alcances. El Cristo resucitado era algo
decididamente centraLen el mensaje de aquellos cristianos.
S~g~;';d~: p~~cl~maban un don. El don del Eerdón, el don del
E~pírit~, el don de la adopción, el don de la !econciliación. El
don que hizo de los que «no eran pueblo» parte del «pueblo de
Dios», el don que acercó a aquellos que estaban lejos (Hch. 2.38;
Ro. 8.15; 2 Ca. 5.19ss.). Los judíos no habían hecho nada pa!,a
merecerlo (Hch. 13.39), como tampoco los gentiles: este ~
proc:~dí~~nteramente de la gracia de Dios. El evangelio es «la
palabra de su gracia»; sólo «mediante la gracia del Señor Jesús»
las personas pueden ser ~s, o hallar vida, o ser justificad~s
(Hch. 14.3; 15.11; 13.46s.; 4.12; 13.39). Como el autor de esta
salvación es nada menos que el propio Dios, la oferta se dirige a
t~os -los-seres humanos sin distinción, excepto la de ser en sí
;;.;Ts~~-inaceptables. En el libro de Hechos se enfatizan en
particular dos element.os del don de Dios, elementos ya
anticipados en Jeremías y en Ezequiel como las señales del
Nuevo Pacto Oer. 31.35s.; Ez. 36.25ss.); se trata del perdón de los
pecad~s y de la posesión interior del Espíritu Santo. La
LA CONVERSION - 267
3. La conversión, el bautismo
y la nueva vida
cree estas cosas «como si ella tuviese una sola alma ... y las
proclama como si tuviese una sola boca».61 No había doctrina
mantenida en reserva para los cristianos deseosos de saber; no
había restricciones al compañerismo. Eso sí: !os, S¡lCr~m~nto~~an
cuidadosamente protegidos. Aun concediendo que las
~fluencias paganas hayan contribuido en algunos sectores al
desarrollo de una concepción casi mágica de la gracia que reside
en los sacramentos, aun así las principales características del
bautismo del Nuevo Testamento se mantuvieron escrupu-
losamente. El mismo rigor de las demandas éticas; la misma
insistencia en el entendimiento de la fe; el período de prueba en
la comunión de la iglesia y, aunque no plenamente, el gran
concepto del definitivo e irrepetible rito del bautismo; todo ello,
de diversas maneras, enfatizaba un aspecto del bautismo de los
días del Nuevo Testamento. Con todo, habrá que reconocer que
la iglesia demoró el bautismo -a veces hasta el lecho de
muerte- y que vaciló en admitir el perdón por el pecado
posbautismal, revelando así un imperfecto conocimiento de lo
que el bautismo había significado para los primeros cristianos.
En vista de los acontecimientos del siglo siguiente, valdrá la
pena echar otro vistazo al libro de Hechos para ver cuántas cosas
de la práctica posterior en la iglesias están anticipándonos. El
bautismo era administrado sobre la profesión de arrepentimiento
y sobre la fe en Jesús. Traía perdón y la morada interior del
Espíritu Santo, como hemos visto. Pero también colocaba al
bautizado en una nueva comunidad en la cual compartía una
misma vida con sus hermanos cristianos (Hch. 2.41-47). Esta era
una vida moral llamada «el Camino» (Hch. 9.2; 19.9, 23; 22.4;
24.14,22), cuyas implicaciones son bien evidentes a través de la
Didaqué. 62 El nuevo creyente vivía su vida en presencia de Dios
y trataba de agradarle en todo (Hch. 2.43; 5.5, 11; 9.31). Estaba
ligado íntimamente a su hermano cristiano con lazos de deber y
amor; compartía con él sus bienes, cuidaba de los pobres, de las
viudas, de los hambrientos (2.44; 4.32-35; 6.1-6; 11.27-30). La vida
bautismal no sólo incluía un vivir santo y un amor cristiano, sino
también adoración y co~pañerismo, testi~nio e instrucción
.-
LA CONVERSION - 275
4. La conversión hoy
-----
13.42). Discutió con los transeúntes en la plaza del mercado de
Atenas; sostuvo debates en el salón de conferencias de Tirano; se
~
Notas
1. La conversion au Christianisme, p. 1.
2. Conversion, caps. 8-10. Nock estaba excesivamente influenciado por
la escuela de la Religionsgeschichte y Bardy no tiene mayor dificultad en
mostrarnos la singularidad de los cristianos. Muchos de los ejemplos
que Nock elige son casos aislados o se deben a causas especiales que
pueden explicarlos. Véase más abajo nota 4.
3. Es difícil de exagerar el formalismo de la religión en la antigüedad.
«La santidad -dijo Cicerón en De Natura Deorum 2.41- consiste en el
conocimiento del ritual» (<<sanctitas est scientia co/endorum deorum»). Por
el lado griego, Platón había dicho casi lo mismo: «¿Qué diríais vosotros
que es la esencia de la santidad y del ser santo? ¿No es el conocimiento
LA CONVERSION - 289
9. Epist. 88.
10. Epist. 45.
11. Lo mismo podría decirse de Ma!s~by~eli~~~rnperador-filóso!o
que eliminaba cristianos sin compasión alguna.
--- -_ _--------._------_ - .-----_.-
._---- ... .. -~
eunucos (cap. 8), temerosos de Dios (cap. 10) y gentiles en general (cap.
13).
27. Essays on New Testament Themes, pp. 89-91.
28. Church arder in the New Testament, p. 75.
29. Orígenes, Contra Celso 1.46, lo reconoce notablemente.
30. Se trata de una expresión fluida que puede significar tanto las
Escrituras como la proclamación apostólica de las buenas noticias con
particular énfasis en la resurrección de Jesús. A. Turck, al escribir sobre
la primacía de la Palabra en la evangelización, expresa lo siguiente:
«Toute vie chrétienne commence, d'une fa<;on ou d'une autre, par
l'acceptacion d'une Parole, qui est l'Evangile du Salut, Parole proposée
dans ce qu'on a appelé le Kérygme, et qui porte essentiellement sur le
Christ crucifié et ressuscité, Sauveur et Seigneur» (Evangelisation et
Catéchese, p. 62).
31. Op. cit., p. 68. Señala que la mención de predicar o de recibir esta
palabra aparece no menos de treinta y seis veces en Hechos.
32. Así fue en Judea (6.7), en Samaria (8.4-7, 14), en el primer viaje
misionero (13.49) yen Asia (19.20).
33. Sin embargo, es demasiado fácil suponer que no tenían interés en
el Jesús histórico. Teófilo, después de todo, disponía íntegramente del
Evangelio de Lucas antes de proseguir con la predicación misionera de
Hechos. Seguramente él no se limitaba a lo que pudiera espigar de entre
los sermones de Hechos para su conocimiento del Jesús histórico.
34. 22.16; 9.17. En Hechos se lo describe al Espíritu Santo no menos de
siete veces como un don que se ha de recibir.
35. Tanto el arrepentimiento como ha fe -los principales elementos de
la respuesta- aparecen como dones divinos: tan grande es el énfasis en
la iniciativa de Dios en la salvación (5.31; 11.18; 18.27).
36. ¡Efectivamente, los contaban! Véanse 2.41 y 4.4.
37. Los escritores del Nuevo Testamento utilizaban diversas maneras
para expresar la inmediatez de la fe. Para Marcos significaba «tocar» a
Jesús; para Juan, «ver» a Jesús; para Pablo, «estar en Cristo». En cada
caso, la fe es más que el asentimiento a proposiciones relativas a Cristo,
292 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
57. Véase Selwyn, loc. cit.; C. H. Dodd, Gospel and Law, pp. 20s. y A. M.
Hunter, Paul and His Predecessors, pp. 52-57, 128-131. Selwyn señala que
estos cuatro mandamientos siempre vienen después de alguna alusión
al bautismo o al nuevo nacimiento. Si bien esto refuerza su punto de
vista en cuanto a que estamos aquí en presencia de una catequesis
bautismal primitiva, en realidad, no lo prueba.
En 1962 André Turck llevó el asunto más allá de lo que Carrington o
Selwyn lo habían llevado, o que Seeberg, en Der Katechismus der
Urchristenheit y J. N. D. Kelly, en Early Christian Creeds. Sostuvo que en
la iglesia, desde los días apostólicos, se usó una catequesis que
apuntaba hacia dos direcciones. Por un lado era ética, con fuertes
antecedentes judíos, y aparece como tal en «Los Dos Caminos», en la
Didaqué, en Bernabé, en Hermas, en 1 y 2 Clemente, en las Homilías
Clementinas y en las Constituciones Apostólicas. Esta instrucción ética,
según él, no se vinculaba necesariamente con el bautismo, el cual pudo
preceder o seguir a aquélla según las distintas áreas de la iglesia.
Representaba «/,instrllction commune aux c1lrétiens et aux catéchumenes»
(op. cit., p. 141).
La otra dirección a la que apuntaba esta catequesis primitiva es de
naturaleza dogmática, kerigmática y completamente cristocéntrica;
incorporaba afirmaciones propias de un credo y exigía respuesta. Era
especialmente bautismal en carácter. Aquí, Turck se apoya fuertemente
en la obra de Selwyn. La fuente de esta doble tradición catequística era,
según Turck, el propio Jesús, en Mateo 7; y los apóstoles la siguieron.
Este autor señala que en Qumrán hay un admirable precedente; allí los
aspectos escatológicos y éticos de la enseñanza y de la vida de la
comunidad iban estrechamente unidos. La obra de Turck muestra un
cuidadoso equilibrio y puede resultar una decisiva contribución al
debate sobre este tema que nos deja perplejos.
58. 1 Apo/. 61.
59. Mission and Expansion of Cllristianity, pp. 228s., donde traza un
espléndido pasaje en contraposición a lo que él considera una distorsión
sacramentalista del cristianismo.
60. ¡Este periodo podía abreviarse a causa de una buena conducta!
LA CONVERSION - 295
El ministerio profesional:
apóstoles y hombres «ordenados»
La respuesta obvia e inmediata es: los apóstoles. Las
calificaciones esenciales de los doce apóstoles de Jesús eran haber
estado con él y haber sido enviados por él a predicar (Me. 3.14).
Aparentemente, fueron sometidos a una «prueba de suficiencia»
durante el ministerio propiamente dicho (Mt. 10), pero luego de
la muerte y la resurrección de su Maestro, la predicación del
evangelio llegó a ser su mayor preocupación. El libro de los
Hechos nos cuenta que llegaron a estar tan abrumados por tareas
administrativas que deliberadamente delegaron este tipo de
trabajo para dedicarse a la oración y al ministerio de la Palabra
(Hch. 6.4). Lisa y llanamente, ignoramos la manera en qué
desempeñaron este ministerio. Es muy probable que la
naturaleza itinerante de sus labores les haya impedido dejar a la
posteridad ninguna constancia escrita. Es poco lo que Eusebio,
a principios del siglo 4, por ejemplo, puede suministramos
aparte de amplias generalizaciones respecto al trabajo de ellos,
pese a que es evidente que trató de reunir todo fragmento de
información disponible. Respecto a la mayoría de los apóstoles,
Eusebio se limita a afirmar vagamente que
d 1'erenCla
f ' entre pro f etas y maestros). 15 Orígenes se refiere a
hombres de esta clase cuando replica a Celso: «Los cristianos
hacen todo lo que pueden para difundir la fe por todo el mundo.
Algunos de ellos, por lo tanto, han hecho de esta tarea la razón
de su existencia, trasladándose no sólo de ciudad en ciudad, sino
de aldea en aldea, para ganar nuevos convertidos para el Señor.»
Lejos de ser impulsados por pasiones egoístas,
22
celo evangelizador de lo más selecto del clero regular.
Indudablemente que muchos nunca se aproximaron a ello, pero
este aspecto exterior está profundamente empapado del
concepto de responsabilidad ministerial. Cuando en el siglo 3 las
Constituciones Apostólicas establecieron el siguiente requisito para
los obispos, ya no era una novedad: «Advierte y reprueba
resueltamente a los no instruidos, enseña a los ignorantes,
confirma a aquellos que ya han entendido y trae de regreso a los
. 23
que se d escarnaron».
Hay otra clase de cristianos «a tiempo integral» que tienen
que ser reconocidos entre los evangelistas, junto con los apóstoles
y con los evangelistas itinerantes y con los más sedentarios
obispos y presbíteros de la iglesia primitiva. Se trata del reducido
pero influyente grupo de teólogos y filósofos. Panteno, el
fundador de la famosa escuela catequística de Alejandría, fue en
primer lugar un misionero a la «India». Habiéndose educado
como filósofo estoico llegó a convertirse al cristianismo y
entonces «mostró tal celo en su entusiasmo por la divina Palabra
que hasta llegó a ser designado como heraldo del Evangelio de
Cristo entre los paganos del Oriente y fue enviado a regiones tan
lejanas como la India oo. Después de obtener numerosos éxitos
llegó a encabezar la escuela de Alejandría hasta su muerte.»24 Si
los obispos misioneros no eran una rareza en la iglesia primitiva,
tampoco lo eran los teólogos misioneros. En el primer caso,
hombres como Panteno deambulaban, como los filósofos cínicos,
reuniendo multitudes de oyentes en los lugares públicos de las
ciudades que visitaban. Celso se quejaba de la difusión de la fe
hecha por estos medios: «Vemos que aquellos que exhiben sus
artimañas en la plaza de mercado y merodean mendigando por
ahí nunca concurren a una asamblea de hombres inteligentes ni
se atreven a revelar sus nobles creencias en presencia de los tales;
pero siempre que ven a jovencitos o una turba de esclavos o un
grupo de tontos, entonces sí se esfuerzan y se dan a conocer.»
Esta fue una acusación que hirió profundamente a Orígenes.
¿Cómo era posible que alguien llamase artimañas a la «lectura de
la Biblia y a las explicaciones de tales lecturas» junto con las
LOS EVANGELISTAS - 307
34
Tal es la sarcástica queja de Celso. Pero en realidad lo que hace
con esto es tributar el más elevado elogio al celo y a la dedicación
de los cristianos más sencillos de la era subapostólica. Habiendo
hallado un tesoro, tratan de compartirlo con otros hasta los
límites de su propia capacidad. Encontramos un ejemplo
conmovedor de esta determinación en lo ocurrido en la
residencia de los jóvenes escuderos imperiales, situada en la
35
colina Palatina de Roma. Tenemos aquí un dibujo del siglo 3,
ejecutado con estilo juvenil.
LOS EVANGELISTAS - 31 1
Su ejemplo
Los cristianos afirmaban que un Dios bueno, amante y justo,
era el Creador del mundo entero. Afirmaban que se había
revelado a sí mismo personalmente en Jesús de Nazaret, a través
de cuya muerte y resurrección un nuevo vínculo con Dios
quedaba a disposición de todos los que quisieran disfruta~lo.
Afirmaban que su Espíritu estaba dispuesto a penetrar en la VIda
humana y transformarla moralmente desde adentro, mientras
que, al mismo tiempo, unía a los cristianos en un amante
compañerismo sin paralelo alguno en la antigüedad. Además, se
consideraba como tarea de cada miembro de esta hermandad
hacer todo lo que estuviera a su alcance para difundir el
evangelio entre los extraños. Por lo tanto, es natural que la vida
de los cristianos quedase bajo severo escrutinio. La verdad de sus
afirmaciones tenía que ser en gran parte verificada por la
coherencia entre la vida de ellos y lo que ellos pretendían. Por tal
razón, el vínculo entre misión y santidad de vida recibe
extraordinaria prominencia, tanto en el Nuevo Testamento como
en la literatura del siglo 2. Pedro presenta juntas a ambas cuando
con una sola emisión de voz exhorta a practicar la santidad de
LOS EVANGELISTAS - 317
Su compañerismo
El compañerismo que ofrecía la iglesia trascendía barreras de
raza, sexo, clase y educación. Ello ejerció un enorme atractivo.
Uno no tiene que pensar sino en la secuela de sermón de
Pentecostés: los convertidos «perseveraban en la doctrina de los
apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del
pan y en las oraciones» (Hch. 2.42). La iglesia de Antioquía (Hch.
13.1ss.) tiene que haber sido un lugar de notable compañerismo,
no sólo entre judíos y gentiles que habían puesto su fe en Cristo,
sino también entre otros sectores de la comunidad cristiana. Por
un lado tenemos la generosidad que ellos mostraron al sostener
a la iglesia de Jerusalén en sus necesidades y la visión que
tuvieron al enviar a Pablo y a Bernabé en el primer viaje
misionero (de cuyo éxito se preocuparon apoyando el esfuerzo
de sus dos maestros más prominentes). Pero, además de esto,
hay otras indicaciones en cuanto a la calidad de vida de tal
iglesia. Era una iglesia en la que la adoración ocupaba un lugar
central y en la que el ayuno era indicio de su seria determinación
de buscar la voluntad de Dios. Era una iglesia que se preocupaba
por el compañerismo, tanto que los judíos y los gentiles
convertidos, demoliendo las barreras seculares que los
separaban, comían juntos en tomo a la misma mesa. Era una
iglesia en la que un aristócrata como Manaén, un ex fariseo del
más rígido estilo como Saulo, un ex terrateniente chipriota como
Lucio, un judío helenista de Cirene, y Simón «el que se llamaba
Níger» (casi seguramente un africano), podían trabajar unidos
dirigiendo en armonía a los creyentes. Tan amable
compañerismo no era exclusivo de Antioquía. Pablo agradece.a
Dios por el amor de los tesalonicenses (1 Ts. 1.3); y ruega que tal
amor abunde más y más hacia todos los seres humanos, así como
entre ellos mismos (1 Ts. 3.12). Dios mismo ha forjado esta
cohesión interna de amor, de manera que, en un sentido, Pablo
no tiene necesidad de mencionarla (1 Ts. 4.9ss.); pero lo hace
para llamar la atención a un aspecto en que el amor de ellos es
deficiente: la agresiva independencia de los líderes, lo cual
constituye una de las características nacionales de los
LOS EVANGELISTAS - 321
Su carácter transformado
Si la amante camaradería de la comunidad cristiana fue un
prerrequisito para una evangelización eficaz, otro lo fue el
carácter transformado. El Nuevo Testamento subraya esto
enfáticamente. La transformación de Juan, aquel hijo del trueno,
en apóstol del amor, o la de Pedro, aquel personaje impetu~so y
tornadizo, en un hombre firme como la roca, es parte esenClal de
LOS EVANGELISTAS - 325
Su gozo
Además, el auténtico y gozoso entusiasmo de los primeros
evangelistas realzaba sus afirmaciones absolutas relativas a
Cristo. Si realmente él era el único camino a Dios, si en ningún
otro había salvación (Hch. 4.12), entonces no hay que
sorprenderse de que ellos lo ensalzaran ante los demás con tanto
entusiasmo. Jesús había prometido su gozo a su iglesia corno una
posesión permanente, gozo éste que ningún ser humano podría
arrebatarles Un. 5.11; 16.22). Y ellos demostraron que así era.
Podían ser arrojados a la prisión debido a sus creencias, pero,
aun así, a medianoche estaban cantando himnos a Dios (Hch.
16.25). Pablo escribió a los filipenses desde una prisión una
epístola de gozo y confianza (cf. Flp. 3.1; 4.4). La conversión y el
gozo aparecen relacionados íntimamente en los Hechos de los
328 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
Su paciencia
Este gozo de los cristianos tanto en la vida como en la muerte
está estrechamente ligado con su paciencia ante el escarnio, los
insultos y el martirio, actitud ésta que tuvo un incalculable
influjo para atraer a la fe a quienes los observaban. «Cuanto más
somos los exterminados por vosotros, tanto más aumenta
nuestro número. La sangre de los cristianos es simiente», fueron
palabras de Tertuliano que en gran parte expresaban su propia
73
experiencia. No era sólo el hecho de que estos hombres y
mujeres, reclutados de todos los rangos de la sociedad,
estuvieran dispuestos a arriesgar su vida por el Señor Jesús, sino
también la manera en que daban su testimonio hasta el extremo
de la muerte, lo que despertaba tanta admiración. Como
Tertuliano lo expresa en el mismo pasaje: «Muchos de vuestros
330 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
Su poder
Otra notable característica distinguía a los primitivos
evangelistas aunque se trate de algo que parezca extraño a los
modernos ojos occidentales. Se trata del genuino poder que
acompañaba a la predicación del mensaje cristiano. No era
solamente la convicción conque ellos se expresaban, aunque
también esto podía ser notado por los paganos. Pablo utiliza una
interesante palabra para referirse a esta seguridad en la
predicación: plerafaria. Este vocablo parece sugerir que los
predicadores estaban tan llenos del Espíritu de Dios, tan
persuadidos de la verdad y de la importancia de su mensaje que
éste los desbordaba y las personas recibían lo que se les decía ceno
sólo en palabras, sino también en poder y en el Espíritu Santo y
Con plena convicción» (PIerafaria, 1 Ts. 1.5). Esto ejercía ya en sí
mismo una notable impresión en una sociedad cansada de la
charla interminable de los filósofos, quienes tan poca convicción
mostraban acerca del valor o de la verdad de sus distintas
posiciones.
Pero había aun otra dimensión de este poder. Era la que
involucraba la sanidad y los exorcismos, cosa que resultaba
factor de incalculable importancia para la expansión del
evangelio en un mundo carente de servicios médicos adecuados
y que sufría la opresión de fuerzas demoníacas de toda clase.
Hamack resume bien la situación:
332 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
Notas
l. H.E. 2.3.1s.
2. H.E. 3.1.1.
3. Eusebio, H.E. 5.10. El profesor H. Chadwick, citando dos artículos de
A. Dible, escribe acerca del relato de Panteno: «En vista del comercio
entre el Mar Rojo y Malabar durante los siglos 1 y 2 d.C., no hay una
improbabilidad a priori en este relato» (Early Christian Thollght and the
Classical Tradition, p. 138).
4. J. N. Farqhuar, «The Apostel Thomas in North India», B.J.R.L., 1926
Y«The Apostel Thomas in South India», B.J.R.L., 1927. Véase también la
nota 4 del cap. 10.
340 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
haberse debido a los sucesos de los cuales fue testigo cuando, como
Praefectus Urbi, estaba encargado de la ejecución de los cristianos
acusados de incendio premeditado. Había sido un hombre de acción a
través de toda su distinguida carrera, en el curso de la cual había
servido al estado en 35 campañas, habiendo, además, sido gobernador
de Moesia. Por lo tanto, con sorpresa leemos que se volvió ceun hombre
apacible que aborrecía las matanzas y el derramamiento de sangre» al
fin de su vida. «Algunos opinaban que se había vuelto perezoso,
mientras que otros creían que se había reblandecido y estaba ansioso de
ahorrar la sangre de sus compatriotas» (Tácito, Hist. 3.65 y 75). La
última conjetura demostró ser la más verosímil por cuanto murió
«desarmado y sin mostrar intención alguna de huir» (Tácito, Hist. 3.73),
cuando los vitelianos asaltaron el Capitolio. Todo esto, sin embargo, no
prueba que haya sido cristiano. Pero cuando esto se considera
juntamente con el hecho de que su sobrina Domitila y otros de la familia
eran cristianos, la repentina transformación de un hombre de acción en
un hombre de paz, de un soldado en un mártir, de un hombre cuyo
oficio era el de las armas en alguien que aborrecía derramar sangre,
entonces es probable que haya estado bajo influencia cristiana, para
decir lo menos. La causa más probable fue la matanza general de
cristianos, acto que disgustó a la sociedad romana y en el cual Sabino
estuvo oficialmente implicado. Bien puede ser que la penetración de
cristianismo en la familia imperial de esta manera haya sido el
resultado directo del fiel testimonio de los mártires cristianos del
año 64 d.C.
73. ApoIogét. 50.
74. 1 CIem. 5.
75. Registrado por Eusebio H.E. 2.8.
76. Op. cit., p. 131.
77. G. B. Caird, Prineipalities and Powers; H. Schlier, PrincipaIities and
Powers in the New Testament. Véase también K. E. Koch, Between Christ
and Satan.
78. The Significance of Satan y EssentiaIs of DemonoIogy.
79.2 Apol. 6.
LOS EVANGELISTAS - 345
l. La evangelización pública
Predicación profética
Hasta aquí hemos analizado la predicación cristiana
«ortodoxa», tanto en la sinagoga como al aire libre, tal como la
encontraríamos en nuestros días. Pero en los primeros días de la
iglesia no podemos dejar de considerar a los profetas, hombres
que hablaban directamente en el nombre de Cristo. El fenómeno
está bien documentado en el Nuevo Testamento. Había profetas
en Jerusalén y Cesarea, en Antioquía, Roma, Corinto, Tesalónica
14
y las iglesias del Asia Menor. La profecía era un don que sólo
15
algunos poseían: se lo tenía en gran estima, próximo al don
apostólico mismo porque, a través de ambos, Jesús se comuni-
16
caba directamente con su pueblo. Los profetas estaban unidos
a los apóstoles en su carácter de fundadores de la iglesia (Ef.
2.20; 3.5), simplemente por razón de que ambos eran agentes de
la revelación. La literatura moderna se refiere frecuentemente a
la profecía como a un «éxtasis», lo cual no es correcto. El profeta
no estaba lleno de una urgencia compulsiva y estaba en completo
control de su mente (nous), en contraste con el que hablaba en
lenguas, cuya mente no recibía información alguna (1 Ca. 14.3,
32). La profecía, por lo tanto, era un discurso coherente, bajo el
dominio directo del Espíritu Santo. Lo ejercían tanto hombres
como mujeres y parece haber sido muy variada en sus
contenidos. Su gama se extendía desde las predicciones de
Agabo (Hch. 11.28), los misterios del Apocalipsis, la elección de
un cierto cristiano para el servicio (1 Ti. 4.14), el testimonio
acerca de Jesús (Ap. 19.10) para utilizar en la evangelización (1
17
Ca. 14.24s.) y edificación, consolación, enseñanza. Esta palabra
directa de Dios, si era genuina, debía estar en perfecto acuerdo
con el contenido de la fe apostólica. Pablo enfatiza que los
oyentes deben juzgar si la profecía es genuina (1 Ca. 14.29s.), si
ella atesora o no la doctrina apostólica (1 Ca. 14.37-39). La
356 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
El valor de la predicación
Por lo tanto, la predicación, fuera en la sinagoga, en las
reuniones cristianas o al aire libre, normal o bajo inspiración
directa, era un factor de importancia en los métodos de la misión.
Sin embargo, el rompimiento con la sinagoga, la persecución y la
ausencia de edificios cristianos para la adoración restringían la
proclamación formal del evangelio. Resultaba difícil reunir una
gran asamblea sin invitar la acción policial, y Latourette acierta
en su juicio de que «los agentes principales de la expansión del
cristianismo no parecen haber sido aquellos que hacían de ello
una profesión o la parte más importante de sus ocupaciones, sino
los hombres y mujeres que vivían de una manera puramente
secular y hablaban de su fe a los que encontraban a su paso».30
No obstante, a pesar de lo difícil e inconveniente, un gran
número de cristianos debe haberse consagrado a la predicación
a lo largo del mundo antiguo. San Pablo no era el único hombre
que hacía de la proclamación de Cristo el propósito esencial de
su vida, ni el único que se sentía constreñido a exclamar: «Pobre
de mí si no predicara el evangelio». Un hermoso ejemplo de la
actitud hacia la predicación adoptada por Orígenes, uno de los
grandes intelectuales de fines del siglo 2, se encuentra en su
comentario sobre el Salmo 36. Se podría esperar que el
responsable de la Escuela Catequística de Alejandría, el hombre
que apabullaba a los filósofos en su propio terreno, fuera poco
fervoroso en su predicación y demasiado académico en su
aproximación a ella. Pero en realidad era todo lo contrario.
En su comentario sobre el Salmo 36 Orígenes habla de los
predicadores cristianos bajo la metáfora de saetas de Dios.
36
tarde que a la una de la mañana. F. F. Bruce comenta
apropiadamente sobre el ministerio de Pablo: «Debe haber
transmitido algo de sus propias energías y celo a sus oyentes ...
porque estaban dispuestos a sacrificar su propia siesta a fin de
escucharlo».37
Testimonio
Esta nota de entusiasmo alentó a los cristianos primitivos en
todos los aspectos de su evangelización. Aun los más académicos
estaban convencidos de que habían encontrado la verdad en
Cristo, y no se avergonzaban de añadir su testimonio personal al
mensaje que predicaban. «Yo había sido uno de ellos», dice
Justino al principio de su Primera Apología para los cristianos.
Esta declaración personal acerca de la verdad del mensaje era
parte integral del testimonio cristiano (marturia). En la literatura
de este periodo se la encuentra por todas partes.
No es necesario poner énfasis en la frecuencia de esta nota
sobre el testimonio personal en el Nuevo Testamento. Los
escritores están seguros de la diferencia que el hecho de estar en
Cristo ha provocado en sus vidas, y lo recomiendan activamente
a los otros. Exclaman con gozo: «¡Gracias a Dios por su don
inefable!» (2 Ca. 9.15), o hablan con tristeza sobre «pecadores, de
los cuales yo soy el primero» (1 Ti. 1.15) o felices por el rescate de
Cristo de la «ley del pecado que domina mis miembros» (Ro.
7.23-25). No se exaltaban a sí mismos, pero tampoco dejaban de
dar testimonio personal de su propia experiencia sobre la verdad
que proclamaban a los demás.
Esto siguió siendo un factor importante en la evangelización
del siglo 2. Uno de los colegas de Justino, Euelpistus, al enfrentar
la ejecución por su cristianismo, respondió a la pregunta del
prefecto: «¿Quién eres tú?», diciendo: «Yo también soy cristiano,
libertado por CristO».38 Basta volver al último capítulo de la
Exhortación a los paganos de Clemente de Alejandría, que no es
sino una apelación extensa y entusiasta para que se entreguen a
Cristo, entremezclada con la gozosa conciencia de lo que Cristo
había hecho por él: lo había adoptado, lo había puesto en buenos
LOS METODOS DE EVANGELIZACION - 365
Su valor
La utilización de los hogares fue uno de los métodos más
importantes en la extensión del evangelio en la antigüedad.
Tenía ventajas: el número relativamente pequeño de los
involucrados hacía posible un intercambio real de puntos de
vista y permitía las discusiones informales entre los partici-
pantes; no existía un aislamiento artificial del predicador
respecto a sus oyentes; no existía la tentación, ni para el orador
ni para el que interrumpía, de querer hacerse notar, como
sucedía en un lugar público o en una reunión al aire libre. La
366 _ LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
La conversión de la esposa
Las cosas no resultaban tan fáciles cuando el cristianismo
entraba en el hogar a través de algún otro miembro de la familia
que no fuera el esposo. Jesús ya había predicho que seguirlo a él
bien podía separar a la familia, y así sucedía en muchas
ocasiones. En los escritos de Tertuliano hay un relato angustioso
de la súplica de una mujer cristiana cuyo hogar era pagano,SO y
del eventual divorcio y persecución que vino como consecuencia
s1
de un matrimonio mixto en la Roma de sus días. Esto permite
ver más fácilmente la sabiduría del consejo, aparentemente
estrecho, de Pablo a aquellos que estaban solteros, de que
estuvieran seguros de casarse con otro cristiano. «No os unáis en
yugo desigual con los incrédulos» (2 Ca. 6.14) no era sólo
teología profunda, basada en una concepción sincera de la
unidad marital, sino también un consejo práctico y sabio, como
resultado de haber experimentado las miserias de los
matrimonios entre cristianos y no cristianos. Cuando la esposa
era ganada para la fe después de su matrimonio, sin embargo,
Pablo declaraba que existían todas las razones para creer que
Dios quería alcanzar a toda la familia a través de ella: si estaba
dedicada a Dios, debía recordar que su esposo e hijos entraban
dentro de los mismos propósitos de Dios, y en lugar de dejarlos
o apartarse de ellos, debía esforzarse en un comportamiento más
santo para ganarlos (1 Co. 7.14).
Pero éste no era un asunto fácil. Si, como parece bastante
plausible, Pomponia Graecina, la esposa del conquistador de
Bretaña, Aulus Plautius, era cristiana, se encontró con que esto
le demandaba un compromiso imposible en el alto puesto que
ocupaba en la sociedad. Devota, como nos dice Tácito, de su
«superstición extranjera», utilizó el asesinato de Julia, su prima
política, como excusa para retirarse de la vida pública, y bajo la
apariencia de intenso duelo por ella (¡continuó durante cuarenta
años!), atrajo menos la atención por su modo de vida. Sin
LOS METODOS DE EVANGELIZACION - 371
59
aCClon inaudita contra el oficial principal del estado. Di0
establece claramente que su ((ateísmo y maneras judías» fueron
la causa principal del resentimiento de Domiciano, aunque
Suetonio añade que el emperador sospechaba de sus tendencias
60
revolucionarias. Esto sugiere con mucha fuerza que era un
cristiano, cuya lealtad a Cristo le impedía llamar al emperador
por los títulos blasfemos que había impuesto sobre las familias
senatoriales, quienes debían dirigirse a él como ((nuestro Señor
y Dios».61 Tal negativa debe haber parecido una rebelión política
para la mente mórbida de Domiciano. De acuerdo con Hegesipo,
se tomó el trabajo de arrestar a los nietos de Judas, el hermano
del Señor, bajo la misma sospecha de que eran revolucionarios
potenciales, ¡pero fue persuadido de sus intenciones pacíficas y
propósitos bucólicos al ver sus manos callosas!62 A todo esto,
Glabrio mató al león y fue liberado, pero, sabiamente, se dirigió
al exilio voluntario. Sin embargo, esto no lo favoreció porque el
emperador lo hizo ejecutar, añadiéndole colorido a la historia
para hacer aparecer como que Glabrio había descuidado
voluntariamente su puesto consular para llegar a ser un
gladiador y pelear con el león. Fue enterrado en la cripta
familiar, que, al poco tiempo, se transformó en una catacumba
cristiana. ¿Fue cristiano? Es así como Hertling y Kirschbaum
sostienen las probabilidades:
(Hch. 18.26; 2 Ti. 4.19; 1 Ca. 16.19; Ro. 16.5). Es claro que esta
gen~e . mantenía su hogar abierto y se tomaba el trabajo de
escnbIr cartas de recomendación cuando sus visitantes partían,
para ponerlos en contacto con cristianos de cualquier lugar (Hch.
19.27). Tampoco olvidaban a los amigos ausentes, sino que eran
asiduos en enviar sus saludos (1 Ca. 16.19). Indudablemente
había algo contagioso en su relación mutua, que impresionaba a
los visitantes. Apolos fue instruido en «el camino» durante su
estadía en aquel hogar (Hch. 18.26); Yaunque ya era un expositor
capaz de las Escrituras, leemos que aprendió cómo demostrar,
por medio de ellas, que Jesús era el Mesías. Casi lo mismo
aconteció con Pablo. Cuando se encontró con ellos parecía estar
algo deprimido a causa de su comparativa falta de éxito en
94
Atenas. El compañerismo lo revivió, pudo discutir sema-
na.lmente en la sinagoga y comenzó a convencer a judíos y a
gnegos (Hch. 18.4). Más adelante leemos que se entregó por
95
entero a la predicación de la Palabra mientras estaba con ellos.
¿Es esta una indicación del estudio bíblico en familia que allí se
hacía? Aunque mucho de esto es simple conjetura, resulta claro
que tenían una fervorosa fe en Jesús y un amor hacia él que los
llevaba a sacrificar intimidad, seguridad, finanzas y aun cuidado
personal (en una ocasión arriesgaron su vida por Pablo; Ro. 16.4),
para proclamar el evangelio de Cristo. Los hogares de esta clase
deben haber sido sumamente efectivos en el ministerio de
evangelización de la iglesia.
3. La evangelización personal
Encuentros personales
La proclamación pública de diversos tipos y el uso privado de
los hogares fueron factores cruciales en la extensión del
evangelio, pero no menos importante fue la evangelización
personal, en que un individuo compartía su fe con otro. El
primer capítulo de Juan nos presenta el modelo. Desde el
momento en que una persona encuentra la verdad acerca de
388 _ LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
etíope (Hch. 8.5-6, 26-40). Felipe era uno de los siete que habían
sido elegidos para relevar a los apóstoles de su tarea de
administración de fondos y comida en la vida comunal de la
primitiva iglesia de Jerusalén. Pero también poseía dones de
evangelización y, al parecer, esto ocupaba mayormente su
tiempo, más que la tarea administrativa que se le había asignado.
Lo encontramos ejerciendo un ministerio sumamente exitoso en
Samaria. Pero estaba en comunión tan directa con Dios que
reconoció la pequeña voz que lo llamaba a dejar ese lugar y
dirigirse a otro, bastante extraño: la parte desértica de Gaza
(Hch. 8.26), sitio poco probable para encontrar a alguien a quien
ministrar. Pero, como hombre acostumbrado a obedecer la voz
de Dios,99 Felipe se dirigió hacia allí. Observó que venía un alto
oficial etíope, eunuco, retomando en su carro desde Jerusalén.
Felipe tenía tanto entusiasmo y estaba tan deseoso de servir a
este hombre de color, que prácticamente corrió hacia él. Sólo eso,
el ver a un hombre corriendo por el desierto, habría fascinado al
eunuco que venía leyendo las Escrituras en voz alta. Cuando vio
que Felipe se le acercaba y le preguntaba con corrección si podía
serIe útil en algo, lo invitó a subir a su carro. Y allí, en un carruaje
etíope, en el desierto, se ubicó esta singular pareja, conversando
sobre Isaías 53, pasaje que estaba leyendo el eunuco. Felipe
conocía las Escrituras y sabía cómo relacionarlas con el evangelio
de Cristo. Y lo hizo tan efectivamente y con tanta certeza que el
hombre creyó. Obviamente su corazón ya estaba preparado a
través de su búsqueda de la verdad en el judaísmo; su seriedad
en esa búsqueda es clara, por el hecho de que venía leyendo las
Escrituras en su viaje. Sin embargo, la intervención personal de
Felipe, el hombre de Dios para la ocasión, lo llevó a la fe y al
bautismo y lo envió gozoso por su camino. Aparentemente,
había poco en común entre estos dos hombres. Sin embargo, uno
de ellos fue utilizado para llevar el evangelio al otro por medio
de este encuentro, a simple vista fortuito. Si se objeta que el
relato de Hechos puede estar demasiado estilizado, la respuesta
debe ser que este tipo de cosas realmente sucedía y se conoce que
así era. De otra manera Lucas no tenía por qué inventar una
390 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
La visitación
De manera similar, la historia de Ananías (Hch. 9.10-18)
señala otra forma de confrontación personal que demostró ser
efectiva en la evangelización: la visitación. Ananías es un ejemplo
claro, en muchos sentidos, del visitador que se resiste. Sin
embargo, llegó a ser de suma utilidad. La historia debe haber
infundido valor al tímido lector de Hechos, el recordar a sus
amigos y relaciones, para los cuales podía llegar a ser un
mensajero de Cristo a través de sus visitas. He aquí una tarea
para la que Dios necesitaba a Ananías y para la cual lo llamó.
Debía visitar una casa determinada. Hasta allí no había
inconvenientes. Pero luego se le aclaró que el hombre que debía
buscar era Saulo de Tarso, quien necesitaba lo que Ananías podía
brindarle. Eso cambió bruscamente el panorama. Dios no podía
pedirle eso. Todos sabían perfectamente que Saulo era
demasiado duro, demasiado prejuicioso, demasiado antagónico
para estar interesado en el evangelio cristiano. Ananías se resistió
a ir, y esto resulta perfectamente comprensible. Pero se le aclaró
que Dios mismo había preparado el camino para que la visita
fuera posible. Saulo ya no era el mismo que antes. Ahora era un
hombre con una gran necesidad y, más aún, Dios tenía un gran
plan para su vida. De acuerdo con ello, Ananías recapacitó sobre
su negativa y decidió ir. Sin duda, debe haber sentido miedo al
acercarse a la casa. Su mano debe haber estado temblorosa
cuando golpeó la puerta. Pero obedeció. Su acercamiento fue
simple, amistoso, directo. Lo saludó cchermano Saulo», dando
muestras de una fe sorprendente. Su mensaje fue claro y
LOS METODOS DE EVANGELIZACION - 391
Estas eran las razones aparentes para nuestro viaje, pero las
razones secretas y aún más valederas eras éstas: nuestra
oportunidad de tomar contacto con este hombre, nuestra
instrucción, por medio de él, acerca de la verdad de la
Palabra y la ganancia para salvación de nuestra alma. Estas
fueron las razones reales que nos trajeron aquí, ciegos e
ignorantes como éramos del camino que conducía a nuestra
salvación, por lo que aquel soldado (se. provisto como
escolta) no era sino una compañía divina y ... un guardia,
quien siempre nos lleva con seguridad a través de todo el
presente de nuestra vida, como por un largo camino, que nos
llevó pasando por otros lugares y Beirut en particular
(ciudad que nos habíamos propuesto alcanzar
especialmente), y nos trajo aquí, disponiendo y dirigiendo
todas las cosas, hasta que por cualquier medio nos pusiera
en contacto con este hombre que iba a ser el autor de la
mayor parte de nuestras bendiciones. 101
4. La evangelización literaria
La apologética en el siglo 1
Además de hablar a la gente acerca de Cristo, en público, en
grupos pequeños en los hogares, o individualmente, hubo otro
método a disposición de los primeros portadores del evangelio.
Aquellos que tenían talento podían escribir, y así lo hicieron. En
realidad, inventaron una forma literaria totalmente nueva para
llevar su mensaje de salvación: el Evangelio. Por lo que se
conoce, Marcos fue el primero que tuvo esta brillante idea de
reconstruir, a base de las historias circulantes acerca de Jesús, y
de los fragmentos catequísticos utilizados en la predicación y
enseñanza de las buenas nuevas a los oyentes paganos, un relato
escrito acerca de Jesús, un relato que difiere de cualquier otro
escrito que hubiese aparecido en el mundo de las letras hasta
entonces. No era historia, ya que ningún historiador habría
aceptado la imposibilidad de relatar algo acerca de los primeros
treinta años de la corta vida de su protagonista, ni habría
dedicado la mitad de su relato a la muerte del héroe. No era
biografía, por la misma razón. Era un escrito confessío fideí, un
testimonio de los labios de muchos testigos, recogido por el autor
y arreglado a fin de mostrar la clase de persona que era Jesús,
dar las evidencias por las que los discípulos lo habían seguido y
juzgado como el Mesías y el Hijo de Dios, y por la mayor
implicación posible, desafiar a los lectores a realizar el mismo
acto de fe en Cristo que ellos mismos habían hecho.
Este propósito se establece explícitamente en el cuarto
Evangelio. Sin duda, tiene muchas contribuciones esenciales que
LOS METODOS DE EVANGELIZACION - 397
reside la verdad, donde éstos son los escritos que deben estudiar
los investigadores. «Desde cualquier punto de vista, por lo tanto,
debe advertirse que no hay otro camino más que a través de los
profetas, que nos enseñan por inspiración divina, para aprender
algo sobre Dios y la religión verdadera.»124 De manera similar, el
autor del seudo-justino Discurso a los griegos indica el impacto
causado en él por el estudio de estas mismas Escrituras, después
de haber accedido a ellas desde «la locura y la intemperancia» de
' h omenca,
1a poesla ,. 125 yace1 teol ' tonta» d e H eslO
ogIa ' d o. 126
Notas
l. ((The Synagogue», Worship in Ancient Israel.
2. Cap. 4.
3. Missionary Methods, pp. 62ss.
4. Para la sanidad en el contexto total de la predicación, ver mi obra The
Meaning of Salvation, pp. 218ss., y Dorothee Hoch, Healing and Salvation.
5. Israel Levinthal, Problems of Jewish Ministry, p. 17, citando Koheleth
Rabba 11.2.
6. John Paterson, Missionary Methods of Judaism in the Early Roman
Empire, pp. 155ss. Ver también R. C. Worley, Preaehing and Teaehing in
the Earliest Chureh, pp. 64ss.
7. Véase cap. 7, p. 305.
8. Ad. Demetr. 13.
9. H.E. 1.13.18.
10. H.E. 1.13.20s., n. 3 y 4 del cap. 10.
11. CIem. Reeogn. 1.7. Acerca del valor que se le puede atribuir al
Grundsehrijt de los romances clementinas, véanse O. Cullmann, Le
Probleme Literaire et Historique du Roman Pseudo-Clementin, y G. Strecker,
Das Judenehristentum in dem Pseudo-klementinen
12. Véanse Suetonio, Vespasiano 4; Tácito, Hist. 5.13 y Josefa, B.J. 6.5.4.
406 . LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
36. «Si la costumbre del país era la misma que la actual, el período
cubre casi exactamente el tiempo dedicado a la comida del mediodía y
la si~sta. A la una de la tarde probablemente había más gente
durmIendo que a la una de la mañana» (Beginnings ofChristianity, iv, p.
239).
37. Hechos de los Apóstoles, pp. 429-430.
38. Act. Just. 3.
39. Protrep. 12.
40. Orat. 42.
41. Orat. 29.
408 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
la palabra, creía».
45. Infant Baptism in the First Four Centuries, cap. 1, y The Origins of Infant
Baptism, cap. 2.
46. «2m Kindertaufe in der Urkirche», Deutsches Pfarrerblatt, 1949, pp.
152ss.
47. Véase H. Mattingly, The Emperor and his Clients.
48. K. Aland, Did the Early Church Baptize Infants?
49. Dando por sentado, como era muy probable, aunque no sea
conclusivamente demostrable aún, que la práctica del bautismo
prosélito judío se remonta a los días anteriores al cristianismo.
50. Ad Uxorem 2.
51. 2 Apol. 2.
52. Tácito, Ann. 13.32. El veredicto fue lo suficientemente apropiado.
Para esa fecha, el cristianismo no se diferenciaba de la religio licita del
judaísmo a los ojos romanos.
53. Véanse H. Leclerq, «Aristocratiques: Pomponia Graecina»,
Dictionaire d'archaelogie Chrétienne et de liturgie, i, pp. 2847s., y G.
Edmundson, The Church in Rome in the First Century, pp. 85s.
54. Flp. 1.13. No considero los argumentos de G. S. Duncan en St. Paul'
Ephesian Ministry como persuasivos, y menos como concluyentes. El
argumento tan repetido de que hay evidencia escrita para la presencia
de una separación de la guardia pretoriana en Efeso es un serio error.
La inscripción «T. Valerio T. F. Secundo Militis Cohortis VII Praetoriae»
pertenece a la época de Septimio Severo, ¡no a la de Nerón! En cualquier
caso, no tiene por qué significar más que lo que sus orgullosos parientes
de Efeso erigieron en memoria de Valerio Segundo, el muchacho nativo
LOS METODOS DE EVANGELIZACION - 409
P
A
T
E
R
A PATERNOSTER O
O
S
T
E
R
O
No resultaba difícil para un cristiano exponer su fe sobre la base de este
crucigrama a un amigo que quisiera saber. No carece de significado,
entonces, que este cuadrado Rotas-Sator se encontrara en la palestra de
Pompeya. Después de la práctica atlética, aparentemente, algunos
cristianos se sentaban con algún amigo para compartir de esta manera
las buenas nuevas de Jesús. Estas son, por supuesto, evidencias bastante
tenues como para continuar. Lamentablemente, es todo lo que
poseemos. Sabemos que no podemos estar demasiado lejos de su
significado, porque si miramos a Felipe dándole testimonio al eunuco
etíope en público, en el siglo 1, o a Octavio, en el relato del siglo 2, de
Minucia Félix, disfrutando de su baño matinal en Ostia y hablando
acerca de su Señor con Cecilia, el adorador de Serapis, encontramos la
misma respuesta. De esta manera se extendió el evangelio. Y somos
afortunados de tener aunque sean tan magras evidencias de instancias
específicas como la que tenemos, en las que las casas, las carreteras y la
arena de los deportes parecían utilizarse para esta evangelización
alusiva e indirecta.
74. The Reformed Pastor, p. 10.
75. Antes de su ejecución, pudo decir: «Durante ochenta y seis años lo
he servido y nunca me ha hecho ningún mal. ¿Cómo puedo blasfemar
414 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
130. Para el texto, véase C. Waitz, LIber das Leben 1I11d die Lehre des
LIlfilas, p. 20.
1. El sentido de gratitud
El motivo principal para la evangelización era teológico y casi
no puede haber dudas en este sentido. Estas personas no
extendían su mensaje porque se les había aconsejado que así lo
hicieran, ni porque era su responsabilidad social el hacerlo. No
lo hacían primordialmente por razones humanitarias o utilitarias.
418 - LA EVANGELlZACI0N EN LA IGLESIA PRIMITIVA
por medio del evangelio, del cual yo fui hecho ministro por
el don de la gracia de Dios, que me ha sido dado según la
operación de su poder. A mí, que soy menos que el más
pequeño (elasquistotero) de todos los santos, me fue dada esta
gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las
inescrutables riquezas de Cristo (Ef . 3.75.).
2. El sentido de responsabilidad
y también:
3. El sentido de preocupación
Notas
l. Esta leyenda es lo suficientemente antigua como para haber
influenciado a los Hechos de Pablo y, por lo tanto, no es probable que se
haya originado en fecha posterior al 180 d.C.
2. Acta Petri 35 (= Mart. Petri 6).
3. De MOllarchia 1.
4. Clemente, Protrep. lI.
5. Protrep. 12.
6. John Foster, After the Apostles, p. 82.
7. Véase la interesante exposición de esta Gran Comisión en J. Blaux,
The Missionan/ Natllre of the Cilllrch, pp. 83ss., y la extensa bibliografía
que cita. Está de acuerdo con la exégesis de Otto Michel, que relaciona
este pasaje con Dn. 7.14. El Hijo del Hombre ha retornado a su lugar de
autoridad en las nubes del cielo y el servicio que le rinden todas las
naciones está en relación con su entronización como Hijo de Hombre,
porque a él «se le ha dado dominio y gloria y un reino para que todos
los pueblos, naciones y lenguas le sirvan». Cristo ahora llama a sus
discípulos a proclamar su señorío en todas las naciones. «La
proclamación del evangelio es, por lo tanto, la proclamación del señorío
de Cristo entre las naciones. Mateo quiere decir que desde la Pascua el
evangelio ha tomado una forma nueva, como el Señor mismo ...
Tenemos aquí una cristología Similar a la que encontramos en
Filipenses 2.5-11» (O. Michel, Evangelisclze Missionszeitschrijt, 1941, pp.
261s.). Véase también la exégesis de Karl Barth sobre estos versículos en
G. H. Anderson, ed., The Theology of the Christian Missioll, pp. 55-71, que
concluye: «Debido a la presencia de Jesús, la suma y sustancia de
nuestro texto, la Gran Comisión del Señor resucitado para bautizar y
evangelizar, es válida a través de los días de este "último tiempo"».
8. Filad. 9 en la siríaca.
LAS MOTIVACIONES PARA LA EVANGELIZACION - 447
l. Geografía
La geografía en la estrategia
Como observamos en el capítulo 1, el siglo 1 d.C. proveyó
notables facilidades para la extensión de la fe por el hecho de que
452 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
2. Influencia
Los objetivos de Pablo
No debe haber dudas acerca del hecho de que los primeros
misioneros fueron influidos por la importancia estratégica de
ciertas ciudades y zonas, y que hicieron de ellas sus primeros
objetivos en el contexto más amplio de predicar el evangelio al
mundo entero. El ejemplo más notable de esto es el trabajo de
Pablo, aunque debemos cuidamos de hacer deducciones
demasiado tempranas del ejemplo de este hombre sorprendente.
Pero la relativa profusión del material que habla de su plan de
misión nos habilita para entender cómo una de las mentes más
capaces de la iglesia primitiva entendía su vocación y qué hizo
para ejecutarla. En realidad, difícilmente nos equivoquemos al
suponer que también sus hermanos cristianos compartían, por lo
menos, algunos de sus ideales.
LA ESTRATEGIA DE LA EVANGELIZACION - 457
Personal y urbana
Hablando en términos personales, Pablo estaba ansioso de
utilizar cualquiera y todas las oportunidades para hablar de
Cristo. Esto puede haber sido premeditado o no. Cuando invitó
a los líderes de los judíos de Roma a venir a su casa para discutir
sobre el cristianismo desde el punto de vista escritural, podemos
pensar que planeó y meditó sobre el asunto de antemano.
Cuando casi fue linchado en la zona del templo en Jerusalén y
predicó a la multitud desde los escalones de las barracas
romanas de Antonia, ¡podemos estar seguros de que no tuvo
oportunidad para planear lo que iba a decir! Pero en ambas
ocasiones proclamó a Cristo. En ambas ocasiones llevó a cabo la
estrategia suprema de su vida. Cuando se encontró explicando
su misión delante de una multitud pagana de limitado
entendimiento en un mercado de Lístra, cuando hizo lo mismo
delante de una audiencia muy distintas en el Aréopago, cuando
eligió el salón de conferencias de Tiranno o trabó amistad con los
asiarcas de Efeso, o cuando sacó partido de una enfermedad para
predicar a los gálatas, vemos una coherencia básica. Era un
hombre cuya vida era consumida por un simple deseo, al cual
toda eventualidad y circunstancia estaban subordinadas.
Pero precisamente porque ésta era la pasión que lo dominaba,
tenía que ser selectivo. Tenía una sola vida. Y para utilizarla al
máximo, parece haberse forjado una política deliberada de
recurrir a los líderes de una comunidad, a través de los cuales, si
tenía éxito en conducirlos al compromiso cristiano, el mensaje
podía extenderse con toda amplitud. «Lo que has oído de mi ante
muchos testigos -escribe a Timoteo-, esto encarga a hombres
fieles que sean idóneos para enseñar también a otros» (2 Ti. 2.2).
Por supuesto, no hace falta aclarar que los líderes naturales no
son siempre los líderes espirituales; es probable que Timoteo no
fuera un líder natural. Sin embargo, algunas veces lo son y Pablo
aparece buscando oportunidades especiales para predicar el
evangelio a hombres como el procónsul de Chipre, el hombre
principal de Malta, los procuradores Félix y Festo, el rey Agripa
y Berenice y, principalmente, el emperador mismo. Estas
LA ESTRATEGIA DE LA EVANGELIZACION - 459
Provincial y global
La estrategia paulina era, en tercer lugar, provincial. Se sabe
bien que Pablo acostumbraba a referirse a la provincia más que,
como lo hace Lucas tan a menudo en Hechos, a los nombres
étnicos de aquellos a quienes escribe. Macedonia, Acaya, Asia
eran nombres de provincias. Esto era natural para un ciudadano
romano como Pablo. Aparentemente, se propuso establecer en
una provincia dos o tres centros de la fe y, luego, permitir que el
entusiasmo de los nativos y la iniciativa de los convertidos los
llevara a otros que podían ganar para Cristo. Por ello, en
Macedonia predicó en Tesalónica, Berea y Filipos; en Acaya hizo
conversos en Atenas y Corinto, y en Chipre, en Salamina y Pafos.
La importancia central de Efeso lo atrajo tanto que pasó dos años
enteros allí, y la Palabra de Dios se extendió a toda la provincia
de Asia (Hch. 19.10). No hay duda de que durante este período
Calosas y Laodicea fueron evangelizadas por aquellos a quienes
Pablo había conducido a la fe (Col. l.5s.; 2.1). Esta estrategia
provincial demostró ser sumamente efectiva. Pablo parece haber
LA ESTRATEGIA DE LA EVANGELIZACION - 461
Es cierto que los paganos son aún mayoría: pero Dios contestará
la oración y vendrá el día cuando todo el Imperio habrá de
5
tornarse a Dios.1 Entre tanto, la persecución bien puede ser el
precio que los cristianos deben pagar. A esto responde Orígenes:
3. Escatología
La esperanza del final
No puede haber dudas acerca del hecho de que la expectativa
del inminente retomo de Cristo le dio un poderoso impulso a la
evangelización en los primeros días de la iglesia. Basta con leer
1 Tesalonicenses 1.5-10 para ver cómo la predicación del
evangelio, tanto de Pablo a los tesalonicenses como de ellos, a
medida que cc1a palabra de Dios se extendía» en las regiones
vecinas, estaba en el contexto de una urgente esperanza
escatológica, mientras esperaban el regreso del Hijo de Dios. La
predicación primitiva, como hemos visto, llegaba frecuentemente
a su clímax en una proclamación del inminente retomo de Cristo
y un desafío al arrepentimiento y la fe a la luz de esa
culminación de todas las cosas. Los cristianos vivían en los
últimos días y debían, por lo tanto, redimir el tiempo utilizando
todas las oportunidades de evangelizar. ceA algunos que dudan,
LA ESTRATEGIA DE LA EVANGELIZACION - 465
Notas
1. La evidencia arqueológica hallada en estas ciudades responde
suficientemente a la afirmación retórica de Tertuliano sobre lo contrario
en Apologét. 40.
2. La evidencia ha sido recogida convenientemente en The Early
Christian Church, de J. G. Davies, y The Mission and Expansion of
Christianity, de Harnack, como también en historias eclesiásticas más
amplias. Existe una útil colección de mapas en colores, que ilustran la
expansión de la fe, en el Atlas of the Early Christian World, de F. van der
Meer.
3. Sin embargo, hasta donde podemos afirmar, estas excepciones fueron
escasas en los dos primeros siglos. Tertuliano sostiene
(¿retóricamente?), que había cristianos detrás del muro romano, en
Bretaña: el evangelio podía penetrar más profundamente que las
fuerzas armadas (Adv. Jud. 7). Pero, aun si esto fuera cierto, alteraría
escasamente el contenido principal de esta sección en relación con la
extensión del evangelio a través de las vías de comunicación entre las
provincias del Imperio. El «desborde» es un resultado natural de la
476 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
7. H.E. 3.1.1.
del Nuevo Testamento es pensar en el fin como «muy cerca, listo para
ocurrir en cualquier momento, retenido solamente por la misericorde
paciencia de Dios que desea que todos las personas se arrepientan
mientras aún hay tiempo» y, al mismo tiempo, rechazar cualquier
tendencia a calcular fechas o apresurar el fin mediante acciones sociales,
reconociendo que «sólo Dios puede decidir» (p. 218).
33. Jaroslav Pelikan, ed., Twentieth Century Theology in the Makíng (una
traducción de Die Religion in Geschichte ulld Gegenwart), p. 258.
34. [bíd., p. 263.
35. [bíd., pp. 291s.
36. Muchos eruditos creen, con Conzelmann, que Lucas fue el primero
en desarrollar una teología de la historia; el primero que se dio cuenta
de que la espera de la parusía era un callejón sin salida y que la
culminación debía llegar a través de un proceso histórico y de la
evangelización.
37. Ver Strack-Billerbeck, vol. 1, pp. 163ss., para varios de estos textos.
40. O. F. Hahn, Mission in the New Testament, pp. 107s.; K. F. Nickle, The
Col/echon, pp. 130ss. Hahn da una extensa bibliografía sobre este tema
en pp. 18ss.
41. Op. cit., p. 87.
42. Pablo lucha con el problema de Israel y los gentiles en cuanto a la
misión en Ro. 9-11. Los comentarios de C. K. Barrett y F. J. Leenhardt
son penetrantes en esta sección; el de C. H. Dodd, extrañamente, carece
de sensibilidad y visión interior sobre este punto.
43. Lo que indujo a Pablo a proseguir con esa dedicación no era, por
supuesto, una consideración pragmática como el éxito comparativo de
la misión a los gentiles. Más que nada, era la convicción de que él
obedecía al propósito de Jesús y llevaba adelante la obra del Siervo de
Jehová, cuyo papel, según lo declarado por los profetas, era ser luz a los
gentiles.
480 - LA EVANGELIZACION EN LA IGLESIA PRIMITIVA
Los cristianos tienen una con mayor sentido que ambos, pero
2
permanecen mudos acerca de ella. No podría decirse lo mismo
de la iglesia primitiva. Tenían en Jesucristo, y lo proclamaban sin
temor, un punto firme de referencia para la evaluación de toda
la historia, y la promesa segura de una escatología realista. Su
mensaje estaba relacionado con estos grandes ternas y no los
evadí. La moderna declinación de la creencia en el cielo y el
infierno, o aun en la vida posterior a la tumba, entre muchos
cristianos profesantes, es una barrera insuperable para una
evangelización dinámica. Cuando ya no nos vernos corno
personas mortales que predican a otras personas mortales, el
carácter absoluto del mandato a evangelizar pierde su fuerza y
retrocedemos frente a una tarea que, aun en las mejores épocas,
es difícil, delicada y muy exigente.
Hemos visto que los primeros cristianos tenían un claro
entendimiento de las buenas nuevas que proclamaban. Su
kerigma no era de una monotonía aburrida, sino algo esplen-
doroso. Sus contenidos precisos y la manera en que se lo
presentaba dependía, en mucho, de la habilidad del evangelista
para traducir las palabras e ideas en términos fácilmente
comprensibles para sus oyentes, y de los antecedentes y
circunstancias de éstos. Hemos visto una gran variedad en el
evangelio predicado a griegos y a judíos, a intelectuales y a
iletrados, una variedad vinculada a las diversas visiones de los
diferentes aspectos de la verdad cristiana presentes en diferentes
sectores de la iglesia. Pero una cosa era constante: su mensaje era
absolutamente cristocéntrico. El contenido de su proclamación
no era otro que la persona de Cristo. Utilizaban todos los
senderos culturales e intelectuales que podían facilitar la
recepción de su mensaje. Intensamente sensibles a las
necesidades sentidas de los oyentes, al mundo de las ideas en
que se movían, al lenguaje que tocaría la nota más clara en su
mente, el propósito, sin embargo, siempre permanecía simple y
directo a la vez: presentar a Cristo Jesús a los demás. Da lo
mismo escuchar al apóstol Pablo sobre la Colina de Marte o al
monje Macario en los desiertos egipcios. Todos son igualmente
EPILOGO - 485
Notas
1. «Orígenes no afirma la salvación individual como algo que
podemos dar por hecho cómodamente, y esto es más una esperanza
que una certeza firme». Así explica H. Chadwick la actitud de
Orígenes en Eariy Christian Thought and the Classieal Tradition, p. 119.