Rodriguez Paredes Indira Zulema
Rodriguez Paredes Indira Zulema
Rodriguez Paredes Indira Zulema
Facultad de Derecho
.
Programa de Segunda Especialidad en Derechos Fundamentales y
Constitucionalismo en América Latina
Autora:
Indira Zulema Rodríguez Paredes
Revisora:
Luz Cynthia Silva Ticllacuri
Lima, 2022
Informe de Similitud
https://orcid.org/0000-0002-1529-3884
RESUMEN
La hipótesis que la autora buscará argumentar y fundamentar es que las mujeres procesadas
por el delito de terrorismo en el Conflicto Armado Interno tenían mayores capas de
vulnerabilidad analizado desde la perspectiva de género interseccional. 2. El Decreto Ley Nº
25475 y la violación a estándares internacionales fue la raíz de la violación a los derechos
humanos protegidos en la Convención Americana de los Derechos Humanos tales como la
libertad personal, la integridad personal, las garantías judiciales y la igualdad y no
discriminación hacia las mujeres detenidas por el delito de terrorismo sobrevivientes del
delito de violación sexual perpetrado por militares.
I. INTRODUCCIÓN .................................................................................................................... 1
Más concretamente, tendré como objeto de estudio los casos de mujeres detenidas por el
presunto delito terrorismo. Más concretamente, los casos de dos mujeres quienes llevaron
sus casos a la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (Corte IDH) 1. Caso J vs Perú
y Caso Espinoza Gonzáles vs Perú.
1
II. JUSTIFICACIÓN DEL ARTÍCULO
Posterior a la presentación de mi Informe Jurídico para la obtención del título de abogada
titulado “Violencia sexual como Violencia de Estado en el Conflicto Armado Interno:
Análisis, críticas y reflexiones a la aplicación de la perspectiva de género de la sentencia J. vs
Perú de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, sustentación que a nivel académico
fue calificado con mención de “muy bien” por los jurados; sentí una mayor motivación por
estudiar, investigar y tener un mayor acercamiento para más casos en temas de violencia
sexual dentro del Conflicto Armado Interno, sentí un deber por aportar a la construcción de
mayores planteamientos para que estas mujeres víctimas obtengan justicia.
A usted, lector/a/e, permítanme ser un canal para darle voz a quienes no han podido tener voz
mediante dos casos de los tantos de miles de casos que no se han hablado, expresado,
denunciado y que, por el contrario, han sido silenciados por muchas razones.
2
III. MARCO CONTEXTUAL: VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS
EN EL CONFLICTO ARMADO INTERNO DEL PERÚ Y EN EL MUNDO.
El Perú vivió un periodo de violencia sumamente doloroso como Nación, siendo una etapa
histórica cruenta en la cual se violaron derechos humanos de ciudadanos y ciudadanas
impactados e impactadas de diferente manera y grados en el cual se enfrentaron los grupos
subversivos Partido Comunista del Perú - Sendero Luminoso (PCP - SL) y también el
Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) por un lado y por por otro lado el Estado
Peruano siendo defendido política y militarmente por los agentes oficiales tales como la
Policía Nacional del Perú, las Fuerzas Armadas y la Marina de Guerra del Perú, entre las
diferentes unidades de inteligencia contrasubversiva.
Por Decreto Supremo Nº 065 - 2001, se crea la CVR en el año 2001 el cual establece en el
primer capítulo que “(...) El conflicto armado interno vivido por el Perú entre 1980 y el 2000
ha sido el de mayor duración, el de impacto más extenso sobre el territorio nacional y el de
más elevados costos humanos y económicos de toda nuestra historia republicana. El número
de muertes que ocasionó este enfrentamiento supera ampliamente las cifras de pérdidas
humanas sufridas en la guerra de la independencia y la guerra con Chile -los mayores
conflictos en que se ha visto comprometida la nación” 2
Entre 1980-2000 hubo la peor crisis económica del siglo que desembocó en un proceso
hiperinflacionario inédito en el país; situaciones políticas, económicas y sociales que
agudizaron la severa crisis política. Hubo diversas manifestaciones de la crisis tales como el
autogolpe de Alberto Fujimori que desembocó en una dictadura que planteaba una estrategia
contrasubersiva con violación a los derechos humanos.
1
En el presente artículo no se ahondará en las causas del Conflicto No internacional (CANI). Por el
contrario, se centrará en el análisis de los casos en concreto con casuistica de violación sexual de
mujeres víctimas de un conflicto que ya había sido iniciado.
2
Comisión de la verdad (CVR)
3
La CVR plantea que en el conflicto armado interno se agravó las diferentes violencias que ya
se perpetraban en la sociedad, en ese sentido, realizó investigación sobre hechos de
violaciones de derechos humanos a mujeres. Sin embargo, resulta insuficiente ya que existen
hechos que no se han estudiado ni investigado a profundidad relacionados al conflicto
armado interno en el cual la misma CVR reflexiona en sus últimas líneas.
Así, el historiador Carlos Iván Degregori plantea que el trabajo de la CVR visibiliza, señala y
reafirma otras dos brechas: la brecha generacional y la brecha de género3 En ese sentido, el
presente artículo contribuye a visibilizar la violación de los derechos humanos en esta
segunda realidad la cual es amplia de abordar.
IV. LOS CONFLICTOS ARMADOS, GUERRA Y LA INSTRUMENTALIZACIÓN
DEL MUJERES COMO ESTRATEGIA CONTRA EL ENEMIGO.
La guerra es uno de los escenarios más crueles en los que la mujer, de manera histórica, ha
sido violentada. Violencias dentro de los periodos de violencia como patrón constante en las
guerras en todo el mundo, patrones en los que el cuerpo de la mujer ha sido utilizado como
botín de guerra y también como estrategia para eliminar a la mujer del enemigo varón o,
también, como estrategia para eliminar a la mujer que es considerada una enemiga para el
Estado ya sea por sus acciones armadas o por afinidad ideológica a los grupos subversivos.
Existen 538 casos de violencia sexual cometidos por agentes del Estado en el conflicto
armado interno del Perú desde 1980 al año 2000, de los cuales solo 16 fueron judicializados.
3
DEGREGORI, Carlos Iván. (2004). Desigualdades persistentes y construcción de un país pluricultural.
Reflexiones a partir del trabajo de la CVR. PUCP Red Internacional de Estudios Interculturales. Lima.
4
Así, en la actualidad el caso de Manta y Vilcas se encuentra en juicio oral, aún con todos los
esfuerzos desplegados por el equipo de defensa.
A 20 años del Informe Final de la CVR es necesario evidenciar que el informe reconoce la
existencia de violencia de género contra la mujer, esto es, como se señala de manera textual a
la “(...)violencia dirigida específicamente contra las mujeres no recibió la atención necesaria
por parte de las autoridades ni de la sociedad en general. El Informe de la CVR tiene el
mérito de destacar la situación de invisibilidad de la experiencia femenina en el conflicto y de
dar cuenta de la respuesta de las mujeres ante la violencia, explicando las estrategias de
sobrevivencia que desarrollaron, tanto a nivel individual como en las organizaciones locales,
tal como se verá posteriormente”4.
V. SOBRE LAS SENTENCIAS OBJETO DE ESTUDIO DEL ARTÍCULO:
SENTENCIA J VS PERÚ Y SENTENCIA ESPINOZA GONZÁLES VS PERÚ
Las historias que vamos a analizar son más que casos, son vivencias crudas y duras que han
vivido mujeres hace muchos años y que han resistido a lo largo de su vida. Por ello, en este
apartado del artículo, plantearé los hechos jurídicamente relevantes de ambas sentencias
emblemáticas para poder demostrar la hipótesis de este texto. Así, la información es la
siguiente:
V.1. Sobre la sentencia J vs Perú (27 de noviembre del 2013)
La señora J. estudió Derecho Facultad de Derecho de la PUCP, era bachillera y tenía 25 años.
Realizaba diversas actividades extracurriculares, entre ellas como asistenta de producción con
el periodista colombiano Marc de Beaufort cuyo contenido era de análisis político. Era hija,
hermana pero no madre.
Como se encontraban en plena convulsión social, la DINCOTE -en el año 1992- aumentó el
nivel de seguimiento policial a diversos grupos, espacios, colectivos, periodicos, etc. entre
ellos el periódico “El Diario” teniendo como tesis fiscal que era parte de los grupos
subversivos, más concretamente de Sendero Luminoso. El 13/04/1992, los agentes del Estado
allanan los dos domicilios de los padres de la señora J., más precisamente, en el “Operativo
Moyano” el cual fue realizado por DINCOTE y GEIN. Así, el allanamiento fue con extrema
violencia en el que rompieron puertas,vidrios y cosas; asimismo, la agarraron violentamente
de los cabello, golpeándola, enmarrocándola y amenazándola con un arma; posteriormente
4
Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
5
para llevársela detenida la vendaron y “manosearon” 5 todo el cuerpo. En pleno allanamiento,
introdujeron dedos en la vagina de la señora J. de manera reiterada y violenta6. Todo ello,
mientras se realizaban los interrogatorios sin presencia de fiscal, así como obligaron que se
autoinculpe. Fue llevada a otro lugar que ella no pudo indicar dónde pero que los agentes del
Estado perpetraron más violencia sexual, en lo cual se evidencia que durante la detención, los
agentes estatales perpetraron tortura sexual.
El 30/04/1992 ingresa al penal Miguel Castro Castro hasta 9/05/1992, penal en el que se
perpetraron ejecuciones extrajudiciales dentro del centro penitenciario 9 y también se perpetró
violación sexual, así como tortura sexual a las mujeres sobrevivientes. Estuvo en dos penales,
5
Término que se usa en la Corte IDH de manera insuficiente.
6
Corte IDH. Caso J. vs Perú. párr. 141.
7
Caso J. vs Perú.
8
Organización Mundial de la Salud (OMS)
9
Caso Castro Castro vs Perú
6
en ese hasta los hechos del caso Castro Castro vs Perú y posteriormente al Penal Santa
Mónica en Chorrillos. La señora J. intentó denunciar muchas veces violencia sexual y nunca
fue escuchada. Mientras pasaba ello, era doblemente procesada por “Asociación Ilícita
Terrorista” además del delito de terrorismo. Así como ella, fueron acusados penalmente 92
personas de terrorismo de manera ilegal por juices sin rostro. Posterior a ello, la absuelven
“por deficiencia probatoria de los cargos formulados en su contra por el delito de Terrorismo
y Asociación Ilícita en agravio del Estado 10, indicando en la resolución que sea puesta en
libertad por la Corte Superior de Justicia de Lima; recuperando su libertad en junio de 1993.
Sin embargo, la procuraduría pude nulida y ella decide pedir asilo político en Gran Bretaña y,
posteriormente, Irlanda del Norte. Por tanto, nunca fue considerada víctima de violación
sexual ni tortura sexual hasta que inició el proceso ante la Comisión IDH y posteriormente
ante la Corte IDH en el que se logró la sentencia.
Según información recogida por la sentencia de la Corte IDH, así como investigación para el
presente artículo con entrevistas de quienes en vida conocieron a la señora Gladys Espinoza,
es necesario señalar que la señora Gladys Carol Espinoza Gonzáles nació el 3/06/1993. Entre
1977 y posterior a 5 años, realizó estudios superiores en la Facultad de Relaciones
Internacionales y Derecho Internacional de la Universidad Estatal de Kiev, Ucrania, Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas, y concluyó la especialidad de Derecho Internacional con el
grado de Master of Law (LLM)11 .
El 17/04/1993, la señora Gladys Carol Espinoza Gonzáles fue interceptada junto a su pareja
Rafael Edwin Salgado Castilla en Lima. Esta detención fue por agentes de la División de
investigación de Secuestros (DIVISE) de la Policía Nacional del Perú (PNP) quienes
realizaron el Operativo Oriente. La tesis fiscal planteaba que eran los autores del secuestro
del empresario Antonio Furukawa Obara presuntamente producido el 1/02/1993. Rafael
Salgado manejaba una motocicleta en el que también se encontraba con Gladys Espinoza.
Ambos fueron interceptados e introducidos a un carro y llevados a DIVISE. En esta
detención, Gladys Espinoza y Rafael Salgado resultaron con lesiones, como bien lo señala los
documentos del médico legista. Gladys Espinoza en todo momento manifestó que fue
detenida con extrema violencia, que fue insultada, golpeada y torturada. En cambio, los
10
Atestado policial citado en materia de hechos en Caso J. vs Perú.
11
Caso Gladys Espinoza vs Perú. Fundamento 69.
7
informes de la DIVISE y la DINCOTE indicaban que durante la intervención policial se
produjo una persecución de la motocicleta en la que viajaba la señora Gladys Espinoza(...) 12
Es importante señalar que, como se señala en la sentencia, Rafael Salgado (quien fue
detenido en conjunto con la señora Gladys Espinoza) resultó con lesiones de gravedad y
falleció en DIVISE ese mismo día 13, este caso se encuentra relatado en la CVR en el que
señala que tanto él como Gladys Espinoza sufrieron de múltiples torturas y la única
sobreviviente fue la señora Gladys Espinoza a quien torturaron sexualmente en decenas de
ocasiones y por decenas de agentes del Estado.
El 25/06/1993, el Juez Instructor Militar Especial condena a Gladys Espinoza como autora
del delito de traición a la patria. Siempre fue considerada victimaria pero jamás víctima. Es
recién en 17/02/2003, después de 10 año que la Sala Penal Superior de la Corte Suprema
declara nulidad todo lo actuado en el proceso penal seguido ante el Fuero Militar por delito
12
Caso Gladys Espinoza vs Perú. Fundamento 71.
13
Cfr. Informe No. 259-DINTO-DINCOTE de 3 de junio de 1993 (expediente de prueba, folios 1469 a
1470), y Atestado No. 108-D3-DINCOTE de 15 de mayo de 1993 (expediente de prueba, folios 5783,
5784 y 5795). Al respecto, en el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, Tomo
VII, Capítulo 2.72, pág. 842, se concluyó que “existen suficientes elementos que avalan la hipótesis
planteada en los hechos denunciados, según la cual Rafael Salgado Castilla sufrió múltiples torturas
durante su detención y que producto de ello, falleció en las oficinas de la DIVISE y que la autoría de
este hecho es atribuible a los efectivos policiales que condujeron al detenido a esta sede policial, lo
sometieron a interrogatorio y lo mantuvieron bajo su custodia”.
14
Caso Gladys Espinoza. Fundamento 71.
15
Cfr. Denuncia presentada por la señora Teodora Gonzáles ante la 14a Fiscalía Especial de
Terrorismo el 26 de abril de 1993 (expediente de prueba, folio 1534)
16
Cfr. Declaración de Lily Cuba en la audiencia pública celebrada el 4 de abril de 2014.
8
de traición a la patria, siendo que el 24 de noviembre La Sala Penal Permanente de la Corte
Suprema de Justicia impuso a Gladys Espinoza la pena privativa de libertad de 25 años. Por
tanto, desde 1993 hasta el año 2004, Gladys Espinoza relata, ante las autoridades que le
correspondían, que fue víctima de actos de violencia durante su detención. Denuncia actos de
tortura, violación y otras formas de violencia sexual durante el tiempo en el que permaneció
en las instalaciones de la DIVISE y la DINCOTE. Asimismo, Gladys Espinoza realizaría
numerosas denuncias desde el año 1993 en adelante en el cual no se tomó en cuenta como
una víctima. Así, ello se constata con los informes médicos que verificaban su estado de
salud en el cual se evidencia que no hubo investigación pese a las decenas de denuncias
realizadas por el delito de violación sexual contra agentes del Estado de la que fue víctima en
una temporalidad constante de veces. El 8/06/2011, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos notifica al Perú el Informe de Admisibilidad de la investigación del caso, siendo
que el 16/04/2012, la Tercera Fiscalía Penal Supraprovincial de Lima inicia investigación en
sede fiscal por violación sexual sobre el caso.
17
Caso Gladys Espinoza vs. Perú Fundamento 48.
9
VI. SOBRE LA RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL DEL ESTADO: SER
PROCESADA POR EL DELITO DE TERRORISMO COMO FACTOR
TRANSVERSAL A LA VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS DE
LAS MUJERES EN EL CONFLICTO ARMADO INTERNO DEL PERÚ.
Mediante el estudio de ambos casos, determino mi hipótesis la cual se basa en que la
acusación penal por el presunto delito de terrorismo para ambas mujeres, una presuntamente
vinculada a Sendero Luminoso(SL) quien fue absuelta, y la otra mujer víctima vinculada al
(MRTA) quien fue condenada. Ambas, tuvieron las mismas violaciones a los derechos
humanos, más concretamente, de los derechos de libertad personal, integridad personal,
garantías judiciales y, como mi propuesta en lenguaje de perspectiva de género e
interseccional, propongo que también se han violado el derecho a la igualdad y no
discriminación tipificados en la CADH.
Para este análisis, debo señalar que ambas mujeres fueron detenidas mediando extrema
violencia. Sobre el caso de la señora J, fue detenida en la casa de sus padres quienes fueron
brutalmente golpeados y sobre el caso de Gladys Espinoza, se evidencia también que es
brutalmente golpeada junto a su pareja Rafael Salgado, quienes sufrieron multiples
agresiones los cuales se encuentran dentro de la pericia médica que se realizó futuramente.
Asimismo, para este punto de análisis, se evidencia que no existió mandato judicial ni
participación de un fiscal en las detenciones y tampoco existió flagrancia delictiva. Aunque
tenía sus matices dentro del proceso ya que es preciso aclarar que la señora J. negó en todo el
proceso penal e internacional sobre su vinculación con Sendero Luminoso, lo cual es
diferente en el caso de la señora Gladys Espinoza, ya que esta última sí reconocía ser
dirigenta parte del MRTA. En este punto de análisis, sostengo que los derechos a la libertad
tanto de J. como Gladys Espinoza fueron violados a razón de su proceso por terrorismo.
10
detención de manera irregular y arbitraria era la ley antiterrorista exista orden judicial. Por
tanto, la privación de la libertad de las señoras no se configura en ninguno de los dos
supuestos de limitación del derecho a la libertad; no presentándose un mandato judicial ni
flagrancia delictiva. Por último, tampoco con presencia de un fiscal.
Estos derechos de las dos mujeres detenidas también son protegidos por la CADH, la norma
tipifica en su artículo 7.2. que señala que “nadie puede ser privado de su libertad salvo
condiciones que se encuentren tipificadas en la ley de cada país”18; lo cual tiene como fin
que las detenciones de los ciudadanos y ciudadanas sean legales. Asimismo, desde la
perspectiva constitucional, también se viola el art 2 inciso 24 19 de la Constitución la cual
habilita que se garantice el núcleo duro del derecho fundamental. Así, las dos mujeres
detenidas nunca fueron informadas en forma oral o escrita sobre las razones de su detención y
tampoco fueron notificadas por escrito de los cargos, en ese sentido también se viola línea
jurisprudencial con respecto a violación al derecho a la libertad20; casos que he podido
investigar tales como tales como Masacre Plan Sánchez vs Guatemala(2004),caso Castro
Castro vs Perú(2006), Caso Neira Alegría y otros vs Perú (1995), caso Loayza Tamayo
(1997), y sentencias posteriores que se refuerzan con el planteamiento que señala que la
libertad es un “derecho absoluto” en la sentencia del Tribunal Constitucional EXP 6142-
2006. Entonces queda claro que con respecto al mandato judicial no hay ninguna duda de que
no fue realizada y que pese a ello se ejerció las detenciones pero ¿Qué ocurre con la
flagrancia delictiva que es el segundo requisito para una detención? Mi respuesta es que no
cometen el delito de terrorismo en flagrancia tipificado en la Ley 25475.
Según esta ley llamada “Ley antiterrorista” señala en su artículo 2 que la conducta típica se
liga a la vulneración de bienes jurídicos como el cuerpo, la vida, la salud, la libertad personal
y seguridad personales o contra el patrimonio. Por lo tanto, el delito de terrorismo de manera
totalmente técnica, se debe analizar el/la sujeto, la conducta y el objeto material. Es así que el
tipo penal es de resultado(material) en el cual el bien jurídico protegido es el régimen político
y su conducta típica exige que el sujeto activo realice una de las modalidades de acción
típica, antijurídica y culpable en el que cual medie extrema violencia y viole bienes jurídicos
individuales (vida, integridad corporal, libertad, seguridad personal y contra el patrimonio) o
18
Artículo 7 inciso 2. de la Convención Americana de Derechos Humanos.
19
“Nadie puede ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del juez o por las autoridades policiales
en caso de flagrante delito”
20
Presente sentencia.
11
contra bienes jurídicos colectivos como causar actos dañinos a la seguridad de los edificios,
vías o medios de comunicación o transportes, así como torres de energía o transmisión,
instalaciones motrices o cualquier otro bien o servicio. La acción típica requiere que el sujeto
activo use medios típicos catastróficos tales como artefactos explosivos o materias
explosivas, así como otros efectos dañosos.
Así, de lo ocurrido, no se evidencia ninguna conducta que responda a los elementos técnicos
de la ley 25475 y aún así fueron tratadas como si hubieran sido detenidas en flagfrancia
delictiva con toda la extrema violencia y tortura sexual que se habilitaba como política de
Estado, más aún por ser mujer. En conclusión, de ambas sentencias se desprende que los
agentes del Estado(DINCOTE y GEIN) detuvieron a ambas mujeres de manera violenta y
desproporcionada a niveles de extremos desde el inicio de la detención la cual no es más la
manifestación del patrón de tratamiento con tratos crueles e inhumanos que se realizaban a
quienes el Estado consideraba terroristas. Una señora fue detenida en un domicilio y la otra
fue detenida cuando se encontraba desplazándose con su acompañante. En ese sentido, se
viola el derecho a la libertad personal de ambas mujeres al no contar un mandato judicial y no
haber sido detenidas en flagrancia delictiva, es decir, cometiendo acciones armadas.
Sostengo que se viola las garantías procesales de ambas señoras detenidas en razón de la ley
antiterrorista porque el tratamiento era completamente irregular en la defensa de ambas. Aún
cuando en el artículo 2 numeral 24 inciso e) en el que tipifica que “Toda persona persona es
considerada inocente mientras se haya declarado judicialmente su responsabilidad”, así como
también estamos con el Artículo II del título preliminar del Código Procesal Penal que agrega
lo entendido por indubio pro reo. Desde un marco jurídico internacional, se le viola el
derecho humano internacional del artículo 8 de la CADH que señala que existe una
prohibición del Estado a condenar informalmente a una persona o “emita juicio ante la
sociedad, contribuyendo así a formar una opinión pública, mientras no se acredite conforme a
12
la ley la responsabilidad penal de aquella. (...)” 21; lo cual el Estado incumplió y que, por el
contrario, perpetró una humillación, deshumanización generando estigma, prejuicio y miedo
a la población de estas dos mujeres por estar procesadas por el delito de terorrismo. Por este
proceso penal es que fueron presentadas ante los medios de comunicación como sanguinarias
terroristas. Una, en medios de comunicación como la señora J. y también la señora Gladys
Espinoza que fue presentada a los medios de comunicación como cabecilla del MRTA sin
nisiquiera tener una condena.
La presunción de inocencia fue violada por parte del Poder Judicial y también por el Poder
Ejecutivo quienes argumentaban que era “terrorista” a nivel nacional. De esto, la CorteIDH
señalan que los poderes del Estado “no actuaron conforme al principio de presunción de
inocencia (...) y recuerda que el principio de presunción de inocencia requiere que nadie sea
condenado salvo la existencia de prueba plena o más allá de toda duda razonable de su
culpabilidad”22. En ese sentido, se viola el principio a nivel público porque el honor está
“(...)comprometido doblemente, como una ofensa hacia uno mismo, y como un desprestigio
frente a los demás, desmereciendo la condición de ser social por excelencia que es toda
persona”23; así como lo plantea el Tribunal Constitucional lo cual todo cuadraría a que el
perpetrador de esta violación de la presunción de inocencia era el Estado Peruano.
21
Presente sentencia.
22
Presente sentencia.
23
TRIBUNAL CONSTITUCIONAL STC Nº 4099-2005-AA
13
un juicio con debido proceso, garantías procesales para un proceso penal con un debido
respeto por los derechos humanos, lo cual no ocurrió.
En conclusión, está demostrado desde los casos objeto de estudio que ambos casos no
contaron con garantías judiciales desde el momento de la privación de libertad, lo cual era un
patrón de conducta por precisamente el tratamiento a las personas procesadas por el delito de
terrorismo, así lo señalan diversos casos ante la Corte IDH. De ambas sentencias se
desprende que los agentes del Estado(DINCOTE y GEIN) detuvieron a ambas mujeres de
manera violenta y desproporcionada a niveles de extremos desde el inicio de la detención, en
los cuales inmediatamente después de la detención, fueron los hechos de violación sexual en
las instalaciones de la Dirección contra el Terrorismo. Es preciso señalar que la lucha contra
el terrorismo es necesaria para construir un país en paz, sin embargo, esta debe ser a la luz de
la legalidad, la defensa de derechos humanos y no con circunstancias tan gravosas como son
los casos de J. y Gladys Espinoza.
En este punto de análisis, sostengo que los derecho a la integridad fisica y psicologica tanto
de J. como Gladys Espinoza fueron violados a razón de su proceso por terrorismo por los
siguientes motivos: Ambas mujeres fueron torturadas ya que sostengo que la violencia sexual
de la que fueron víctimas cada una por agentes del Estado corresponden de manera técnica y
jurídica a la tortura. Es así que, en primer lugar, se viola el derecho a la integridad que, al ser
derecho fundamental protegido tiene como alcance principal garantizar a su titular la
conservación de los elementos que lo definen como ser humano, es decir, “su indemnidad
somática, psíquica y espiritual; a preservarlo frente a cualquier intento de agresión, provenga
del Estado o de otros particulares”24 Por último, el derecho fundamental a la integridad
24
LANDA, César. Los derechos fundamentales. Lima, Fondo Editorial PUCP, 2018.
14
tomado como principio obliga al Estado a tener el deber de investigar y sancionar
vulneraciones a dicho derecho y se liga a la seguridad personal en el que el Estado deberá
garantizar que terceros no atenten contra los derechos de los/as ciudadanos/as. El Estado
estará obligados de investigar, sancionar a los/as responsables de violar dicho derecho y, más
aún, a la prohibición de que el propio Estado sea perpetrador de la violación del derecho en
perjuicio de uno o varios ciudadanos. En consecuencia, esta norma tiene un contenido mayor
que la mera protección contra la tortura y demás conductas prohibidas25
En el caso de las mujeres detenidas procesadas por el delito de terorrismo se viola el artículo
5.26, más concretamente para el presente caso, es útil señalar el artículo 5 inciso 5.1. y 5.2. de
la CADH en el que prohiben que los/as ciudadanos/as sean sometidos a torturas, penas, tratos
crueles, inhumanos o degradantes. Así como también garantiza los derechos de quienes se
encuentran privados de libertad señalando que deben ser tratadas con respecto y con
dignidad. En ese sentido, el respeto por el derecho a la integridad personal es la prohibición
de la tortura protegido en La Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles,
inhumanos o degradantes. Cabe añadir que protege a la integridad personal individual en el
artículo 2 inciso 127 de la Constitución, el cual supone que hay una protección en tres
aspectos normativos en su núcleo duro: i) Prohibición de ser objeto de tratamientos que
lesionen el cuerpo(ámbito somático), ii) Preservación de la mente o psiquis (ámbito
psíquico), iii) La preservación del espíritu y que no se anule su capacidad para expresarse
conforme a sus propias convicciones y creencias.(ámbito moral)28. Desde los derechos
constitucionales, se violan los derechos de las mujeres detenidas y procesadas en el artículo 2
inciso 23 h) el cual señala que toda persona tiene derecho a la libertad y seguridad personales
y “h) Nadie debe ser víctima de violencia moral, psíquica o física, ni sometido a tortura o a
tratos inhumanos o humillantes. Así, desde el Tribunal Constitucional, refuerzo el marco
normativo con el EXP Nº 2333-2004-HC/TC en el que se señala que la integridad es “un
principio fundamental que es parte del respeto de un Estado Constitucional en el que dota al
ser humano como portador de estima, custodia y apoyo a la realización de su condición
25
Medina, C. (2005).
26
Artículo 5 de la CADH..
27
“Nadie puede ser detenido sino por mandamiento escrito y motivado del juez o por las autoridades policiales
en caso de flagrante delito”
28
LANDA, César(2008)
15
humana; en la que todos somos iguales ante la ley y ante el trato social, en respeto a nuestra
mente y cuerpo(...)”29
Respecto al marco teórico sobre tortura, el jurista Claudio Nash Rojas señala que los alcances
del derecho a la integridad tiene como base justamente la prohibición de la tortura la cual se
manifiesta como “una norma absoluta en derecho internacional de los derechos
humanos”30(2001). Por tanto, este carácter absoluto y que no puede ser violado ni siquiera
por estados de excepción en conflictos armados o periodos de violencia política. En ese
sentido, se viola el artículo 5 de la CADH con el tratamiento que se le da a ambas señoras
procesadas por terrorismo. Asimismo, se viola la Convención contra la Tortura y otros tratos
o penas crueles, inhumanos o degradantes ya que señala que “(...)todo acto por el cual se
inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o
mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de
castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o
coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de
discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario
público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su
consentimiento o aquiescencia”31
16
En conclusión, se debe determinar que ambas mujeres fueron víctimas de tortura a la luz del
análisis de la CorteIDH y sus sentencias. Por ello, determinar efectivamente que ambas
mujeres fueron víctimas en condiciones en las que se encontraban procesadas por el delito de
terrorismo, es ir a la raíz del problema. Esto se refuerza con las declaraciones de ambas
mujeres, señalan que las golpearon, la patearon, la enmarrocaron. En el caso de J. fueron
herida por vidrios al momento de la detención, fue vendada dos días en los cuales no hubo
registro de ella en ninguna instalación policial, fue privada de su libertad por un taxi toda una
madrugada y que un militar le “agarró las piernas a la fuerza mientras otro militar introducía
sus dedos a la vagina de la señora J.”. Todo ello, según declaraciones de la víctima, para que
ella se autoinculpe y admita que era una “terrorista”.34 En el caso de la señora Gladys
Espinoza, ella fue violada de manera masiva por personal militar siendo su tortura con
golpes, patadas y penetrada por diversos efectivos dentro de las instalaciones de DIVISE Y
DINCOTE, fue víctima de torturas, tratos crueles e inhumanos.
Por lo tanto, las mujeres detenidas procesadas por el delito de terrorismo, no fueron
“manoseadas sexualmente” como lo señala la sentencia de la Corte IDH sino que fueron
abusadas sexualmente ya que introdujo una parte del cuerpo a la vagina de la señora J y que
este acto en concreto implica una categoría análoga a la penetración. Todo ello, hubiera sido
logrado si es que se hubiera aplicado realmente la perspectiva de género en el caso pero por
ser consideradas terroristas y estar procesadas por el delito de terrorismo, el tratamiento es el
que he venido relatando: Tratamiento violento extremo, degradante, cruel y violador de
derechos humanos en el que el Estado Peruano no las consideró víctimas pese a las pruebas
de médico legista que ambas tuvieron.
Evidentemente, existió intencionalidad de parte de los agentes para torturarlas, por tanto fue
con dolo, con una intención de los agentes del Estado de degradarlas, humillarlas, castigarlas
y controlarlas. No solamente por su condición de mujer sino, con mayor fuerza, por su
condición de procesada por terrorismo, considerada no solamente mujeres que rompen
estereotipos de género sino también unas enemigas del Estado Peruano en el que el
perpetrador era un agente del Estado que ejerce violencia sexual contra las mujeres que
consideraban enemigas por participación real o supuesta en el conflicto. Para reforzar mi
argumentación en este punto, cito al caso Castro Castro en el cual se señala que “las torturas
34
Corte IDH. Caso J. vs Perú.
17
físicas y psíquicas perpetradas en un contexto de conflicto armado han sido consideradas
como actos deliberados contra una víctima en particular, es decir, que ha sido realizada
dolosamente para perjudicar su resistencia psíquica. Esta acción muchas veces fue para
buscar el auto-inculpamiento de la víctima o para llevarla a confesar actos delictivos
presuntos o reales35.
Sobre el tercer elemento de haberse cometido con un fin o propósito, la tortura establecida en
el artículo 2 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura se
encuentra el inflingir a una persona sufrimientos físicos o mentales con cualquier fin. En
situaciones de violación masiva de derechos humanos, el uso sistemático de tortura
generalmente tiene el fin de intimidar a la población”37(2006). Por tanto, al ser la señora J y la
señora Gladys Espinoza mujeres procesadas por terrorismo, resulta consecuente con la línea
argumentativa de los casos de la CorteIDH que este fin o propósito iría de la mano,
nuevamente, con ejercer violencia por razón de género y por presunta participación como
combatientes mujeres que se alzaron en armas contra el Estado quienes, en respuesta,
ejercieron la violación sexual para eliminar a ellas como enemigas.
Por todo lo anterior, el análisis de la intensidad de los actos de violencia por su naturaleza
como detenidas por un delito de terrorismo debe ser “interseccional”38. Para evaluar el grado
35
Corte IDH Castro Castro vs Perú. Párr. 317.
36
Fundamento 317.
37
Fundamento 317.
38
Corte IDH Caso Ramírez Escobar y otros vs. Guatemala.
18
de sufrimiento de ambas mujeres, se deben tomar en consideración elementos subjetivos,
tales como su condición física o mental, género, edad, ideología, entre otros. El análisis
deberá ser utilizando elementos de violencia social y violencia estructural; solo así, utilizando
lentes de género, podremos comprender que ambas mujeres tienen capas de vulnerabilidad
diversas a nivel interseccional.
En conclusión, sostengo que los actos de violencia sexual hacia ambas mujeres procesadas
por el delito de terrorismo constituyen actos de tortura los cuales violan el artículo 5 de la
Convención Americana. Es decir, que ambas son víctimas debido a que son consideradas
enemigas del Estado y los agentes, como se evidencia dentro de los casos, toman como
estrategia de herramienta de guerra a sus cuerpos violando el artículo 5 de la Convención.
Por tanto, sostengo que las mujeres procesadas por este delito tenían, lo que yo llamo,
capas de vulnerabilidad tales como 1) Vulnerabilidad por ser mujer. 2) Vulnerabilidad
por ser una mujer privada de libertad. y 3) Vulnerabilidad por ser mujer privada de
libertad por el delito de terrorismo. Para poder llegar a este planteamiento he tenido que
aplicar una perspectiva de género con enfoque interseccional para todos los casos de
violación sexual.
Así, sostengo que se viola el derecho a la igualdad de ambas mujeres porque el Estado está
obligado a respetar a todos los ciudadanos/as y no realizar un tratamiento diferente no
justificado; en el que si se presentara un trato desigual sería si y solo si para garantizar
19
mayores derechos con ajustes razonables al caso en concreto 39. Aún cuando está protegido en
el artículo 2 inciso 2 de la Constitución y también en el artículo 24 de la CADH40 Así como
se ha realizado ampliamente un nivel de aplicación con estándares internacionales tales como
la Opinión Consultiva OC-24/17, Convención Americana, Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos la Comisión, la CorteIDH y el Comité de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas, así como las definiciones contenidas en la Convención Internacional sobre
la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial y en la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; no fueron respetados en
el caso de la señora J. ni de Gladys Espinoza por considerarlas enemigas o presuntas
enemigas del Estado en el que sus cuerpos fueron territorio de guerra también, en el que el
hecho de ejercer violación sexual era una estrategia contrasubversiva para aniquilar al
oponente del Estado. Eso es lo que ocurrió y de eso tenemos muchos casos emblemáticos en
la Corte IDH así como en la Corte Constitucional de Colombia. Así, la noción de igualdad se
viola cuando (...)por considerar superior a un determinado grupo, conduzca a tratarlo con
privilegio; o que, a la inversa, por considerarlo inferior, lo trate con hostilidad o de cualquier
forma lo discrimine del goce de derechos”41 Esta violación al derecho a la igualdad y no
discriminación, entonces, tiene un origen y es que las señoras J. y Gladys Espinoza tenían una
particularidad: Eran procesadas por terrorismo en tiempos de conflicto armado y esto tenía
una consecuencia: Así como se planteó en el caso Masacre Plan Sánchez vs
Guatemala(2004), “la violación sexual de las mujeres fue una práctica de Estado basada en el
desprecio y discriminación por razón de tal, mujeres que eran discriminadas y estigmatizadas
por su condición de mujer”42.Asimismo, las afectaciones también se encuentra el caso Penal
Miguel Castro Castro vs Perú(2006) en el que se señala que “Es reconocido que durante los
conflictos armados internos e internacionales se utilizan la violencia sexual contra las mujeres
como medio de castigo y represión a través de violaciones y dar un mensaje o lección” 43.
Además, está el caso Campo Algodonero vs México(2009) que enfatiza en que “la violencia
contra la mujer en todas sus formas, desde la violación sexual hasta dar muerte a la mujer se
encuentra influenciado por una cultura de discriminación a la mujer por razón de tal” 44. Es
necesario tomarlos como línea jurisprudencial para reforzar la posición y comprender el
avance jurídico de tomar al derecho a la igualdad y no discriminación como elemento
39
LANDA, César. Los derechos fundamentales. Lima, Fondo Editorial PUCP, 2018.
40
“Artículo 24.
41
Opinión Consultiva OC-24/17.
42
Corte IDH Masacre Plan Sánchez vs Guatemala.
43
Caso IDH Penal Miguel Castro Castro vs Perú.
44
Caso IDH Campo Algodonero vs México.
20
transversal para analizar casos sumamente complejos y para comprender la violencia directa,
visible e invisible que se dan en estos casos, en los cuales existe una triple vulnerabilidad
(mujer, mujeres privada de libertad y mujer privada de libertad por el delito de terrorismo) los
cuales tienen prejuicios y estigmas que naturalizan las violencias contra ellas.
Así, el caso Espinoza Gonzáles vs Perú señala que “Existía una práctica generalizada en Perú
en la época de los hechos de violación sexual a las mujeres detenidas por causa real o
presunto involucramiento en el conflicto armado consideradas como inferiores o enemigas”.
Asimismo, se encuentra el caso Atenco vs México que es más enfática y que sí tiene
elementos mayores de perspectiva de género al sostener que “La violencia sexual se utilizó
para reducir a las mujeres a una función sexual, estigmatizándolas y discriminándolas en base
a la violencia normalizada y estereotipada que, posterior a los hechos, el tratamiento del caso
hizo que perdieran credibilidad de ser consideradas víctimas”.
Por todo lo anterior, podemos evidenciar que la violación sexual fue utilizada por los agentes
estatales como una táctica de guerra para controlar a las mujeres que consideraban enemigas
del Estado. Asimismo, fue una estrategia de control, dominio e imposición de poder que
instrumentalizó, denigró, cosificó y sexualizó los cuerpos de las mujeres detenidas, la gran
mayoría sin una condena firme. Según datos de la CVR, 88% de las mujeres detenidas fueron
violadas por agentes del Estado. Por lo tanto, desde una mirada de igualdad y no
discriminación, el trato diferenciado no solo se evidencia desde una omisión sino desde
acciones que las llevaban a considerarlas a estigmatizarlas, deshumanizarlas, humillarlas, a
justificar y normalizar la violación sexual a mujeres que no se consideraban sujetos de
derecho, todo ello practicado por el Estado a propósito de su ley antiterrorista y sus procesos
penales.
Analizado ambos casos, resulta evidente que ambas mujeres tuvieron un tratamiento ilegal,
empezando porque se le violó su derecho a la presunción de inocencia de ambas ya que
ambas, por el delito de terrorismo tipificado en la ley 25475, fueron sometidas a los medios
de comunicación como “sanguinarias terroristas”. Asimismo,es evidente también el
tratamiento violento, estigmatizante, prejuicioso y discriminador que han tenido como
consecuencia de que no se le trate como una mujer en igualdad de condiciones como
cualquiera de nosotras; con una igualdad ante la ley que permita vincular el derecho a la
21
igualdad con el derecho a sus garantías judiciales tales como acceder a un abogado, que tenga
el derecho de ser oída, que pueda denunciar, que tenga los espacios para ello y muchas
situaciones que ya he analizado líneas arriba. Más grave aún, el caso de la señora Gladys
Espinoza que fue brutalmente violada decenas de veces en las cuales contaba con pericias
psicológicas y nunca fue considerada víctima sino, por el contrario, siempre como victimaria.
Por todo lo anterior, planteo en este capítulo que se vea la norma artículo 24 de la
Convención Americana y el artículo como transversal a todos los hechos de ambos casos ya
señalados anteriormente. Es así que resulta evidente el trago diferenciado por motivos
prohibidos que han recibido las dos mujeres por, precisamente, ser víctimas de violencia
sexual como mujeres detenidas privadas de libertad por el delito de terrorismo. Al ser los
delitos de violencia sexual perpetrados por el Estado Peruano en perjuicio de ambas mujeres
que fueron consideradas enemigas del Estado, estos delitos quedan impunes por, nuevamente,
razones prohibidas por el derecho nacional e internacional.
VII. CONCLUSIONES DEL ARTÍCULO
Para la publicación de este artículo, ya nos encontramos en los 20 años de la presentación del
Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación lo cual hace más importante esta
investigación porque permite visibilizar y posicionar las necesarias demandas que hasta el día
de hoy, 30 años de terminado los años de violencia, aún están pendientes. Más aún, de todas
las mujeres que no han podido encontrar justicia por diversas razones, tal cual lo he planteado
a lo largo del artículo: Miedo de contar su verdad, estigma, prejuicio, deshumanización y,
sobre todo, criminalización y revictimización.
En conclusión, la pregunta era ¿Las mujeres procesadas por terrorismo eran más vulnerables
a la violación a sus derechos humanos protegidos por la Convención Americana? y la
respuesta es sí, reafirmo mi hipótesis al señalar que tener un proceso por terrorismo tipificado
en la Ley Nº 25475 en los años 80s corresponde a la base para un tratamiento mayor de
violación a los derechos humanos de estas mujeres, contituyéndose así capas de
vulnerabilidad mayores dentro de las tantas otras capas de vulnerabilidad que se
interseccionan en una mujer que vivió en los años del conflicto armado interno. Es decir, que
el solo hecho de tener un proceso por terrorismo, aún cuando no haya sentencia sobre la
pertenencia o no de las mujeres a los grupos subversivos, ya correspondía un trato totalmente
violador de derechos, tal cual como lo he podido demostrar.
22
Por ello, es que con estas dos sentencias emblemáticas de la Corte Interamericana de los
Derechos Humanos (CADH) tales como el caso J. vs Perú y el caso Gladys Espinoza vs Perú
demostramos que los derechos a la libertad personal, integridad personal, garantías judiciales
y la igualdad y no discriminación fueron un patrón de violación constante, repetido y
aplicado a las mujeres procesadas por el delito de terrorismo en el Conflicto Armado Interno.
VIII.PROPUESTAS Y RECOMENDACIONES:
Posterior a una investigación previa a este artículo, es importante señalar ¿Cuáles serían las
propuestas de la autora para aportar a tan grande problemática? ¿Qué es lo que puedo
recomendar y, más bien, incentivar para seguir trabajando por la justicia a las mujeres
víctimas de violencia sexual dentro del Conflicto Armado Interno procesadas por este delito
de terrorismo?
45
Jurisdicción Especial para la Paz.Link: https://www.jep.gov.co/Paginas/Inicio.aspx
23
Este modelo tomó al elemento de verdad como el eje fundamental para la política pública en
la que existieron diversos mecanismos en los cuales esta verdad sea parte de conseguir
justicia, memoria y garantías de no repetición, que lleve al proceso de reconciliación a la
ciudadanía civil y a los actores del conflicto. Entre sus mecanismos fue la creación de
diversas Comisiones de investigación que puedan seguir un proceso penal con el elemento
verdad en el que se reconozca a quienes fueron víctimas, sin distinción ni discriminación,
entre ellas a los casos de las mujere violadas por militares y paramilitares.
Aterrizado al caso en concreto, mi propuesta va ligada a este punto, que en el Perú, desde el
Poder Ejecutivo haya una voluntad política para crear una JEP, financiada por el Ministerio
de Justicia pero también con diversos entes imparciales como organismos internacionales.
Así, propongo que se cree la Comisión de delitos sexuales para que, primero, se pueda
conocer los procesos de las víctimas y segundo, se le pueda dar justicia a todas las víctimas.
Independientemente de su proceso penal dentro del conflicto, las mujeres, todas, debieran ser
consideradas víctimas si es que realmente lo fueron. En este caso, tanto la señora J y la señora
GLadys Espinoza, así como las víctimas que tengan la particularidad de haber sido
procesadas por el delito de terrorismo, tendrían realmente justicia en no ser discriminadas y
ser tratadas con igualdad ante la ley.
Propongo que el Plan Integral de Reparaciones (PIR) sea modificado en los siguientes
artículos: Artículos 38 inciso d, artículo 44, artículo 45 y artículo 52. Las razones se basan en
la violación al artículo 24 que es el de igualdad y no discriminación al tener una teoría de
víctima perfecta y no considerar a las señoras J ni Gladys Espinoza como victimas.
Las mujeres víctimas de violación sexual son sobrevivientes y es necesario tenerlo claro. En
este punto, tanto la señora J como la señora Gladys Espinoza tenían derecho a que sus
derechos de libertad, integridad, garantías procesales e igualdad y no discriminación sean
garatizados, ello no es excluyente a la acusación penal que se les seguía la cual era el delito
de terrorismo. Sin embargo, es evidente la vulneración tan grande que se ha tenido con ellas.
El Estado no las consideró como la categoría de “víctimas” nunca, incluso posterior a la
sentencia en la que se declara responsable internacional al Estado Peruano, el Plan Integral de
Reparaciones no las añadió como parte de la lista oficial de víctimas. La razón fundamental
era, nuevamente, que habían tenido un proceso por el delito de terorrismo.
24
Este punto de análisis es de gravedad porque se evidencia la violación a la igualdad y no
discriminación que se le da a la señora J y a la señora Gladys Espinoza. Una de ellas es,
precisamente, la prohibición de ser añadidas al Plan Integral de Reparaciones (PIR) A lo que
mi argumento es el siguiente:
El hecho de que las mujeres sobrevivientes de violación sexual y tortura sexual hayan estado
procesadas por el delito de terrorismo en el cual se les imputaba pertenecer a los grupos
armados, no debe ser causal para aplicar una discriminación institucional en el que el Estado
no las considere víctimas porque sí lo son, peor aún, teniendo un tratamiento como enemiga
del Estado perpetuamente en el que no se les brinde las condiciones para poder denunciar y
para que el Estado garantice la aplicación de su obligación tipificada en el artículo 1.1. de la
CADH. Es así, que el artículo que habilita la discriminación para las víctimas de tortura
sexual al no considerarlas como tal, son los siguientes:
No son considerados beneficiarios de la Ley y del presente Reglamento: y por ende no son
beneficiarios de los programas a que se refiere la presente Ley: a) Los miembros de
organizaciones subversivas.
g) Las personas que tuvieren casos pendientes ante el sistema interamericano se adecuarán a
recibir los beneficios señalados en la Ley Nº 28592 y el presente Reglamento, salvo
disposición contraria mediante sentencia judicial.
Por todo lo anterior, solo me queda plantear que hay mucho que trabajar en este tema y este
artículo es un avance para poder abordar las complejidades de la situación de vulnerabilidad
que han vivido y siguen viviendo las mujeres detenidas con un proceso de terrorismo,
plantear las capas de vulerabilidad y, sobre todo, establecer su origen: El proceso penal desde
la ley antiterrorista 25475 que vulnera y viola derechos humanos antes y ahora.
46
Plan Integral de Reparaciones. Link:
http://www.ruv.gob.pe/archivos/Reglamento_de_la_Ley 28592.pdf
25
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