Arte Concreto Brasil

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 11

ArtNexus 64, Arte en Colombia 110, Apr - Jun 2007

Arte Concreto “Revisado”


Museu de Arte Moderna

Por: Lisbeth Rebollo

Geraldo de Barros. Ruptura, 1952. Esmalte sobre kelmite. 100 x 120 cm.

El Museo de Arte Moderno de São Paulo presentó, desde el 26 de septiembre hasta el


3 de diciembre de 2006, la exposición Concreta ’56: a raiz da forma. La muestra
conmemoró los 50 años de la histórica y medular aportación que significó para Brasil,
la 1ª Exposición Nacional de Arte Concreto1, realizada en la sede del mismo museo,
la cual, se constituyó en el ápice de dicho movimiento artístico a escala nacional. La
misma congregó a artistas provenientes de São Paulo y de Rio de Janeiro,
demostrando diferencias puntuales entre los núcleos paulista y carioca2. Ambos
grupos integraron el proyecto estético concretista, provocando un amplio debate
crítico, que logró definir las especificidades entre unos y otros.

La exposición actual resaltó las circunstancias históricas de la realidad brasileña


durante el decenio 1950-1960, período en el cual el movimiento se desenvolvió,
estableciendo interfaces entre la experiencia estética de las artes plásticas y aquella
de la poesía vanguardista. Paralelamente, Concreta ’56: a raiz da forma mostró,
además, un nutrido perfil de la producción efectuada en el campo del diseño, entre
1948 y 1966.

Hermelindo Flaminghi. Triángulos con movimiento diagonal 9, 1956. Esmalte sobre aglomerado de
madera.
La exposición reunió a 26 artistas, incluidos 15 pintores, un grabador y 6 poetas,
además de 27 diseñadores, todos brasileños. El numeroso corpus expositivo
congregó piezas fundamentales de pintura, escultura, fotografía, poesía, material
gráfico y publicitario, junto a la nueva visualidad estética, proyectos gráficos
realizados sobre cubiertas de libros, discos y folders, trabajos de diseño, mobiliario,
entre otros objetos y documentos. Un completo catálogo bilingüe de 311 páginas fue
lanzado y presentado durante la muestra. Escrito en lengua portuguesa e inglesa, el
mencionado volumen recogió textos, documentos de época, cronología, biografías y
un registro iconográfico de obras realmente invaluable.

Un hecho relevante fue la reconstrucción del diseño de montaje original de una de las
salas expositivas de la célebre muestra de 1956, en la que no sólo los curadores
buscaron las mismas obras presentadas en aquella ocasión, sino que también
reprodujeron la distribución museológica original. Ello fue posible gracias al arduo
trabajo de investigación del equipo curatorial, que localizó un conjunto de fotografías
de aquellos años, conservadas en los archivos, así como revistas y periódicos de la
época. Los co-curadores de la exposición Concreta ’56: a raiz da forma fueron
Lorenzo Mammi (artes plásticas), André Stolarski (design) y João Bandeira (poesía).

El arte concreto puede ser entendido, dentro del contexto de la historia general del
arte, como una actitud que se insertó de lleno en el cuadro o marco histórico del arte
moderno. Éste es un pensamiento estético que se esboza ya como movimiento con
De Stijl, del cual heredó la comprensión formal del lenguaje pictórico. Por otro lado, el
mismo posee puntos en común con las tesis de la Bauhaus, principalmente en lo
concerniente a la visión social del arte y la idea de integración de todas las artes en el
entramado de la ciudad y en la vida colectiva. Indagando en sus orígenes, la
conceptualización deriva, sobre todo, de las teorías de Max Bill, al adoptar,
justamente, la denominación arte concreto. En este sentido, desde sus inicios, los
concretos intentaron delimitar y diferenciar sus experiencias, en relación con el arte
abstracto, buscando como modelo su aprendizaje en la Bauhaus, que le aportó, aún
más objetividad. De allí, se deduce y comprende que colores y formas son hechos o
acontecimientos que pertenecen a la esfera de la pura percepción, así como de
energías que interactúan, dinámicamente, en el dominio visual. Tal experiencia se
suma a la estrecha aproximación con la ciencia matemática, siendo ésta la
motivación de las formas que nacen sin referencia a la realidad natural3.
Judith Lauand. Movimiento y contramovimiento en espiral, 1956. Tinta esmalte sobre eucatex. 100 x
100 cm.

En Brasil, el concretismo fue el movimiento más importante del decenio de 1950,


cuya repercusión e importancia histórica es semejante al modernismo de los años
20. La exposición Concreta ´56: a raiz da forma representó, como se estila decir, no
sólo el punto culminante de ese movimiento en el país, sino que, además, tuvo
también otro mérito importante: permitió evidenciar diferencias significativas entre
los colectivos o grupos de artistas visuales de São Paulo y de Rio de Janeiro.

Después de dicha exposición, el pensamiento crítico ha podido señalar, con toda


claridad, dos líneas de contribución en la vertiente concreta brasileña: la de los
concretos, en São Paulo, y la de los neo-concretos, en Río de Janeiro. Los artistas
paulistas, que pasaron a ser llamados “concretos” o “concretistas”, recibieron un
fuerte impacto de la obra y el legado vanguardista de Max Bill. El artista suizo, expuso
en el MASP (Museo de Arte de São Paulo), en 1950. Igualmente, participó como artista
invitado en la 1ª Bienal de São Paulo. Nuevamente, aquí Max Bill resultó galardonado
con el Gran Premio del evento, por su obra Unidad tripartita (actualmente, en el
acervo del Museo de Arte Contemporáneo de São Paulo), y la presencia de los
abstracto-geométricos suizos representó, para los paulistas, una referencia
sustancial en la orientación de su plástica, siempre próxima a la realidad científico-
matemática y en la búsqueda de nuevos procesos técnicos. A tales fines, se
embarcaron en la exploración y la reflexión sobre a la forma y el espacio; observaron
su orden matemático; investigaron la dimensión de la Gestalt; realizaron trabajos
seriales, de progresión modular; también buscaron nuevas técnicas, innovadores
procesos de producción, abandonando el culto de la pintura al óleo y pasando a
trabajar sobre eucatex y con tintas industriales, utilizando la pistola.

Aracy Amaral, en un texto de su autoría de 19774, destacó esta cuestión técnica y


observó que, en São Paulo, la relación con la industria y la tecnología, la aplicación
del trabajo del artista en la vida práctica, el “entendimiento del arte como producto”,
son todas características importantes que se deben tener en cuenta. Por otra parte,
Amaral observó, que no es casual que el grupo paulista publicara sus manifiestos en
la revista Arquitectura y Decoración, dado que actuaban profesionalmente en estos
campos, así como en la publicidad y en las artes gráficas.
Luiz Sacilotto. Concresión 1063, 1956. Esmalte sobre aglomerado de madera. 100 x
100 cm.

En un texto titulado, “El objeto”, publicado en la anteriormente mencionada revista,


hacia diciembre de 1956, Waldemar Cordeiro puntualizaba lo siguiente: “El concepto
de arte productivo es un golpe mortal al idealismo y emancipa al arte de la condición
secundaria y dependiente a la que estaba relegado”. En este escrito, el artista
señalaba que “el arte no es mera expresión del pensamiento intelectual, ideológico o
religioso”. Sus formulaciones estéticas hallaron un fuerte punto de apoyo en las tesis
de Konrad Fiedler (teoría de la pura visualidad).
El grupo paulista se fue articulando alrededor de la figura pionera de Waldemar
Cordeiro, su principal teórico, y reunió a los siguientes artistas: Geraldo de Barros,
Lothar Charoux, Kasmer Fejer, Anatol Wladislaw, Leopoldo Haar, Luis Sacilotto,
Alexandre Wollner, Judith Lauand, Maurício Nogueira Lima y Hermelindo Fiaminghi.

En São Paulo, el movimiento concreto tuvo como instancia fundamental otra


exposición, igualmente realizada en el Museo de Arte Moderno —la muestra del
Grupo Ruptura—, que tuvo lugar en 1952. En dicha ocasión, los expositores
presentaron un manifesto, con el mismo nombre del grupo5. La muestra y
el Manifiesto Ruptura alcanzaron una profunda repercusión en el medio artístico,
provocando una gran polémica entre artistas y críticos, que causó un amplio debate
en la prensa.

En el mismo año de 1952 surgió una revista importante para la poesía


concreta, Noigandres, que tenía a los hermanos Haroldo y Augusto de Campos, junto
a Décio Pignatari, como protagonistas.

En Rio de Janeiro, todavía en 1952, apareció el Grupo Frente, reuniendo artistas


abstractos de diversas orientaciones. Un año después en 1953, tuvieron lugar en el
Museo de Arte Moderno de dicha ciudad, las conferencias de Max Bill y del crítico
argentino Jorge Romero Brest, así como una exposición de los concretos argentinos.
Por lo tanto, se dio una importante interacción entre los artistas ligados al arte
concreto de ambos países.
Augusto de Campos. Ovo Novelo, 1956. Poesía concreta. 95 x 60 cm.
Mientras vivía, en esa época, en Rio de Janeiro, Mário Pedrosa, se convirtió en una
presencia teórica relevante para el campo de la crítica de arte, del mismo nivel y
estatura intelectual que Waldemar Cordeiro para São Paulo. Pedrosa fue quien
fomentó las ideas concretistas en el ambiente artístico carioca. Este mismo rol
también lo tendría, un poco más tarde, el poeta Ferreira Gullar.

Gullar realizó un trabajo crítico monumental y relevante para el proceso de


diferenciación que mediaba entre las contribuciones de los creadores paulistas y los
cariocas. Estos últimos serían denominados “neoconcretos” o “neoconcretistas”. El
reconocido crítico suscribió, junto con Reinaldo Jardim, Theon Spanudis y con
artistas plásticos, del calibre de Amílcar de Castro, Franz Weissman, Lygia Clark y
Lygia Pape, el Manifiesto Neoconcreto, pieza esencial y documento programático
fundacional, en el marco de la historia del movimiento. Gullar, a su vez, escribió otros
importantes textos que teorizaban sobre la peculiaridad y singularidad de la
producción de los artistas cariocas.

Los cariocas, en contraste con los paulistas, no reivindicaron que el artista integrara
un nuevo proyecto social o tuviera una nueva función en la sociedad. Por otro lado,
los artistas ligados al movimiento neoconcretista no estuvieron interesados en
poseer un desenvolvimiento profesional dentro de las actividades industriales,
publicitarias o del design6. Ellos investigaron y proclamaron la libertad de
experimentación y de la subjetividad y, cuando rompieron con el espacio tradicional
de la obra de arte, pasaron a trabajar estructuralmente con el espacio-ambiente,
llegando también a “concretar” experiencias corporales y performáticas.

Ferreira Gullar7 nos hace recordar, en el momento de revisión histórica, citando el


manifiesto publicado, en el catálogo de la 1ª Exposición Neoconcreta, que allí se
definió la posición de los artistas y poetas, con respecto no sólo al arte concreto, sino
también al arte contemporáneo de aquel período. Un pasaje esclarecedor de dicho
manifiesto propone:

“El arte neoconcreto, nacido de una necesidad de expresar, dentro del lenguaje
estructural de la nueva plástica, la compleja realidad del hombre moderno, niega la
validez de las actitudes cientificistas y positivistas para el arte y reposiciona el
problema de la expresión, incorporando las nuevas dimensiones verbales8”, creadas
por el arte no figurativo-constructivo... Debe considerarse que, para los
neoconcretos, la obra de arte es un ser cuya realidad no se acaba en las relaciones
exteriores de sus elementos y solamente se da plenamente en el abordaje directo, es
decir, de naturaleza fenomenológica.
El aporte de la fenomenología es haber proporcionado un fundamento metodológico
de primera agua, diferenciador para la experiencia constructiva carioca. En la
interpretación de Gullar y sus compañeros, la experiencia enseña que, en la
percepción, el mundo es un campo ambiguo y preñado de significados y sentidos
inherentes a la propia relación hombre-mundo.

Entre los artistas que formaron el movimiento neoconcreto en Río de Janeiro figuran
los nombres de Lygia Clark, Lygia Pape, Hélio Oiticica, Amílcar de Castro, Franz
Weissman e Ivan Serpa.

La muestra Concreta ‘56: a raiz da forma proporcionó no sólo un rescate histórico de


la exposición que consolidó el Proyecto Concreto en el escenario cultural brasileño,
sino que, ante todo, permitió la revisión de las tesis que sustentaron este rico
momento de la historia del arte en Brasil. Era una época de optimismo, de una
enorme ansia de modernización social, cuyo símbolo mayor fue la construcción de
Brasilia, nueva capital del país.

El concretismo y el neocontretismo se materializaron como estéticas grupales, en un


período de notable desarrollo de la industria y de la internacionalización del país.

NOTAS

1. La Exposición Nacional de Arte Concreto fue realizada, en 1956, en el Museo de


Arte Moderno de São Paulo y, posteriormente, en 1957, en el Museo de Arte Moderno
de Río de Janeiro.

2. “Carioca” es un término utilizado para definir a quien nace en la ciudad de Río de


Janeiro.

3. Ferreira Gullar, “Arte neoconcreto: una contribución brasileña”, En Proyecto


constructivo brasileño en el arte, ed. MAM/Río y Pinacoteca del Estado de São Paulo,
1977.

4.Dos líneas de contribución: concretos en São Paulo/ neoconcretos en Rio, Ibidem.

5.El Manifiesto Ruptura fue firmado por Charoux, Cordeiro, de Barros, Fejer, Haar,
Sacilotto y Wladyslaw.

6.Solamente Amílcar de Castro estaba involucrado con la producción en el campo


gráfico, siendo diagramador del Jornal do Brasil, importante periódico de Río de
Janeiro.
7. En el texto Da arte concreta à arte neoconcreta, compilado en el libro Projeto
construtivo brasileiro na Arte, anteriormente citado.

8.Con “verbales” se definen “nuevos vocabularios” de un lenguaje geométrico


inédito.

* Todas las obras son fotos de Luigi Stavale y cortesía del Museu de Arte Moderna de
São Paulo.

LISBETH REBOLLO GONÇALVES

Encontrado en https://www.artnexus.com/es/magazines/article-magazine-
artnexus/5d6331ef90cc21cf7c0a088d/64/concrete-art-revisted

También podría gustarte