La Disertación Filosófica
La Disertación Filosófica
La Disertación Filosófica
Página 1 de 3
b) Cuando permite afirmar o negar una tesis, pero también una postura intermedia:
una síntesis, entonces se puede plantear una estrategia dialéctica. Por ejemplo, ante la
cuestión «¿Se puede decir que la cultura es la que hace al ser humano?», la respuesta puede
defender que «la cultura es la que hace al ser humano» o que «el ser humano es el que hace la
cultura», pero también ambas a la vez. El plan dialéctico tiene tres partes: la primera, la
presentación y defensa de una tesis; la segunda, la exposición y el apoyo de la antítesis; y
tercera, la síntesis. Este procedimiento implica que la tesis y la antítesis no son realmente
contradictorias, sino que son compatibles.
c) Cuando se trata del análisis de una noción o concepto, como por ejemplo: «¿Qué es
la verdad?», entonces el plan será analítico: primero la noción se descompondrá en los
elementos que la integran y se dará su definición; segundo, se estudiarán aquellos conceptos
que se derivan inmediatamente de ella; y tercero, se desarrollarán los problemas que genera:
sus interpretaciones, su importancia y valor, etc.
d) Cuando plantea la relación que existe entre dos o más conceptos, por ejemplo:
«Opinión, creencia y saber», conviene hacer en primer lugar el análisis de cada uno de los
conceptos planteando desde el principio la relación entre ellos; y, después, exponer los
argumentos que defienden la relación propuesta, aclarando si son conceptos que entran en
contradicción, si se presuponen, si se reducen unos a otros, etc.
3. Conclusión
En la conclusión se resumen brevemente todos los argumentos expuestos, así como se
destaca y afirma a dónde conducen tales argumentos.
Si hemos planteado preguntas en la introducción, será el momento de darles respuesta
de manera clara y concisa. Pero si no consideráramos cerrado el asunto, convendría formular
alguna nueva pregunta que invite a seguir reflexionando.
En la conclusión podemos implicarnos personalmente con más rotundidad, pero siempre
dando las razones que justifiquen las opiniones expuestas. También es conveniente usar algún
recurso literario y esforzarse por cuidar el final, intentando que el lector se quede gratamente
impresionado.
Algunos consejos
1. Asegúrese de que la argumentación está ordenada y es coherente: para ello utilice
correctamente las partículas de enlace («luego», «así pues», «entonces», «por lo tanto» ... ),
indicando la operación que realiza en cada momento: «Paso a presentar... »; «A continuación
analizaré... »; «Voy a enumerar las objeciones... ».
2. Debe alcanzar un equilibrio entre la longitud de cada parte. La introducción y la
conclusión deben ser más o menos igual de extensas y ocupar cada una de ellas una quinta
parte del total. El desarrollo es el espacio más amplio.
3. Separe la introducción, el desarrollo y la conclusión utilizando el punto y aparte, el
sangrado de la primera línea y un doble espacio interlineal en blanco.
4. Redacte distinguiendo párrafos. Para ello, utilice el punto y aparte y el sangrado de la
primera línea. Los párrafos son especialmente importantes en el desarrollo, para separar las
ideas y argumentos expuestos.
5. Al principio se puede hacer una introducción provisional y redactar la definitiva al
final, cuando tenga la visión de conjunto.
Página 2 de 3
6. Es aconsejable recurrir a ejemplos de la historia, de la literatura, del arte, de la religión
y de su experiencia de la vida sin caer en una casuística superficial.
7. Recuerde que el vocabulario técnico de la filosofía no debe conducir a la oscuridad
incomprensible. No use un término si no sabe lo que dice.
8. Guarde un tono mesurado en tus juicios, tanto cuando apruebe algo como cuando lo
critique.
9. Evite que la argumentación se pierda en frases demasiado largas, pues suelen resultar
confusas y complicadas, por ello es aconsejable que redacte preferentemente frases cortas.
10. Cuide la ortografía y, especialmente, la puntuación, esta última hará más inteligible el
texto que elabore. Y no olvide su caligrafía: procure que sea legible.
Página 3 de 3