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PSICOLOGIA FORENSE

La psicología forense es una rama de la Psicología jurídica que se ocupa de auxiliar al proceso de
administración de Justicia en el ámbito tribuna licio. Es una división de la psicología aplicada relativa
a la recolección, análisis y presentación de evidencia psicológica para propósitos judiciales. Por
tanto, incluye una comprensión de la lógica sustantiva y procesal del Derecho en
la jurisdicción pertinente para poder realizar evaluaciones y análisis psicológico-legales e interactuar
apropiadamente con jueces, fiscales, defensores y otros profesionales del proceso judicial.
la psicología forense, pericial o psicología aplicada a los Tribunales, es una rama de la Psicología
Jurídica que desarrolla sus conocimientos y aplicaciones con la finalidad de apoyar, con sus
resultados, el trabajo jurídico en la Sala donde haya que impartir Justicia. Tiene como objetivo
auxiliar al juez en la toma de decisiones.
Un aspecto importante de la Psicología Forense es la capacidad de testificar ante un juzgado en
condición de perito experto, reformulando hallazgos psicológicos en el lenguaje legal de los juzgados
para proveer información al personal legal de una forma que pueda ser entendida y aprovechada.[3]
En cada país, los psicólogos forenses deben entender la psicología, reglas y estándares sistema
jurídico nacional para que sean considerados como testigos creíbles. Es fundamental el
entendimiento del modelo acusatorio bajo el cual funciona el sistema. También existen reglas sobre
la presentación oral de la pericia, e incluso, la falta de una comprensión firme de los procedimientos
judiciales resultará en la pérdida de credibilidad del psicólogo forense en el juzgado y su eventual
recusación para excluirlo del proceso.[4] Un psicólogo forense puede ser entrenado en psicología
clínica, social, organizacional o cualquier otra rama de la psicología, sin embargo la adecuada
comprensión teórica y experiencia práctica en evaluación psicológica a través de instrumentos
psicométricos y proyectivos así como de la psicopatología son fundamentales para la práctica
pericial.
En la Psicología Jurídica y Forense se ha hecho énfasis en el conocimiento generado y aplicado que
se base en la evidencia científica. Especialistas en otras áreas de la psicología como: clínica, o
neuropsicología, educativa, etc. pueden actuar como peritos o expertos, será el psicólogo forense,
por su formación específica, el especialista en la realización de las valoraciones psicológicas en el
ámbito legal.
También es función de los psicólogos forenses proveer recomendaciones con respecto al las
condiciones de ejecución de la sentencia y al tratamiento que debe seguir el acusado, así como
cualquier otra información que el juez requiera, como la referida a factores atenuantes, agravantes o
eximientes, la valoración de la probabilidad de reincidencia y la evaluación de la credibilidad de los
testigos. La Psicología Forense implica también capacitar y asesorar a policías, criminalistas u otro
personal oficial de las fuerzas públicas de seguridad para proveer información psicológica relevante
para el perfilamiento criminal de presuntos actores de hechos punibles.
Rol de psicólogo Forense
El rol del psicólogo forense se realiza ante la corte, cuando se requiere un asesoramiento al
estamento jurídico, donde se ocupa de emitir informes (recopilar, examinar y presentar pruebas) que
puedan ser utilizados como un argumento de un proceso judicial sobre una petición concreta. La
Administración de Justicia establece el orden de las asignaciones de peritos judiciales. Así, el perito
una vez designado judicialmente, tendrá cinco días para aceptar o no el cargo. En caso de
aceptación, acudirá al juzgado donde se procederá a su nombramiento bajo juramento.
Los psicólogos clínicos, neuropsicólogos y otros con distinta especialización pueden contribuir como
expertos o peritos cuando la corte así lo dicte. Los psicólogos forenses son los únicos que por su
formación, son los adecuados para realizar valoraciones psicológico-legales, teniendo un lugar
importante conociendo la responsabilidad legal del imputado, dictamina el estado mental del
acusado en el momento que sucedió el delito.
La tarea del psicólogo forense implica asesorar a criminalistas, personal oficial, policías, jurado,
entre otros para brindar información psicológica para el perfilamiento de los autores de situaciones
punibles; causa de esta práctica el psicólogo puede trabajar con la población carcelaria de todo el
país, no queda limitado al territorio metropolitanos como sucede en otros casos. Dentro del ámbito
penal el psicólogo también interviene en los establecimientos carcelarios, allí se proponen
“tratamientos para la rehabilitación”, se le informa a las autoridades carcelarias la existencia de
respuestas o no al tratamiento antes propuesto.
El perito emitirá su dictamen por escrito, en el plazo señalado, y lo hará llegar a su cliente en caso
de contratación de parte. El cliente, por sí mismo o a través de su representación legal (abogado o
procurador), dará curso a las partes (tribunal, Fiscalía y parte contraria). En el supuesto de designa
por un juzgado, el perito deberá entregarlo al tribunal; en este caso, será el propio juzgado el
responsable de dar traslado a los agentes implicados en el proceso del informe. La presencia del
perito en la vista oral permite la ratificación, defensa y aclaración sobre su pericia.[18]Participan en
distintos juzgados, mayormente en los juzgados civiles por cuestiones familiares, penales y
laborales. Su labor debe ser imparcial y objetiva acerca de los hechos que se deben diagnosticar,
utilizando un lenguaje coloquial para la comprensión e interpretación de los especialistas de otras
áreas sea clara.
Áreas de aplicación:
menciona que las 7 áreas de intervención son:
Psicología jurídica del menor: realizar informes periciales cuando el juez o fiscal lo requieren y da
seguimiento a las intervenciones sobre las conductas ilegales que cometen los menores.
Psicología aplicada al derecho familiar: evalúa a los menores de edad que vivan con los padres para
ayudar al niña/o a sobrellevar de forma positiva la situación. Fungen como asesores sobre procesos
de separación y divorcio. También realizan funciones de mediación familiar o trabajan como peritos
(Ambiente privado).
Psicología aplicada al derecho civil: realiza peritaje en los diferentes constructos jurídicos: capacidad
civil en toma de decisiones.
Psicología aplicada al derecho penal: diagnosticar y evaluar a las personas en proceso penal,
determinando las circunstancias, como las secuelas psíquicas, brindando asesoría al Juez.
Psicología penitenciaria: estudia la personalidad de los internos, actitudes, factores individuales
como carácter y temperamento, su sistema dinámico-motivacional. Llevar a cabo un proceso
psicológico donde también interpreta y valora las pruebas psicométricas y las técnicas proyectivas,
para realizar un informe final.
Psicología del testimonio: consiste en el ligado de conocimientos en base resultados de
investigación de los campos de la psicología experimental y social, intentando determinar la
exactitud y credibilidad de los testimonios sobre los delitos, accidentes o sucesos cotidianos que
prestan los testigos presentes.
Psicología policial y de las fuerzas armadas: policial, tiene como función la selección y formación de
personal en temas de habilidades sociales, delincuencia, dinámica de grupos, manejo de situaciones
críticas, psicopatología, etc. Fuerzas armadas, en las guerras psicológicas el uso y la aplicación de
lo legal, los componentes y las implicaciones hacen en conjunto la defensa comunitaria.
Psicología forense en el ámbito laboral: valoración de la capacidad para el trabajo o las
implicaciones de los riesgos psicosociales (estrés laboral, burnout, mobbing) para la salud de los
trabajadores y sus repercusiones forenses.
Responsabilidad criminal
Derecho Penal
Es la obligación de estar a las consecuencias jurídicas, predeterminadas por ley formal con carácter
de orgánica, que el Ordenamiento señala como consecuencia de la realización de un hecho,
comisivo u omisivo, que reviste los caracteres de punible. En suma, se trata de la consecuencia que
sobre el sujeto produce la realización de una infracción criminal.
Para el estudio de la responsabilidad criminal debemos fijarnos en dos aspectos:
A) El presupuesto de la responsabilidad criminal. Es el delito, grave o menos grave, o la falta
cometidas por uno o varios sujetos. Se trata de un presupuesto necesario. Para que sea tal, el
hecho punible debe reunir los elementos esenciales que lo constituyen y que integran su
misma definición: ser una acción típicamente antijurídica y culpable castigada por la Ley con una
pena o medida de seguridad.
Estos elementos esenciales pueden quedar excluidos en virtud de ciertos hechos concurrentes con
el que constituye la infracción. Tales hechos integran las causas de exención de
la responsabilidad criminal. Atendiendo al elemento del delito al que afectan podemos clasificarlos
en:
1) Causas excluyentes de la acción. Impiden la existencia misma de la manifestación de voluntad,
del hacer humano, en que la acción consiste. Se trata de supuestos de estados de somnolencia,
inconsciencia, sopor o de violencia física ejercida sobre el sujeto, que en el anterior Código de 1973
integraba la eximente de fuerza irresistible de su art. 8.9, que despojan a su obrar del libre
albedrío necesario para poder entender producida la manifestación de voluntad antes referida.
2) Causas excluyentes de la antijuridicidad-tipicidad. Son las causas de justificación en
sentido estricto. Afectan a ambos elementos del hecho punible por ser estos inseparables, si bien
parte de la doctrina considera que el consentimiento del ofendido y la exceptio veritatis en los delitos
de injurias y calumnias (arts. 207, 210, 496 y 505 C.P.) afectan sólo a la tipicidad. Con carácter
general son en nuestro Derecho la legítima defensa (art. 20.4 C.P.), el estado de
necesidad justificante (art. 20.5 C.P.), el obrar en cumplimiento de un deber o ejercicio legítimo de
un derecho, oficio o cargo (art. 20.7 C.P.), el consentimiento del ofendido en los bienes jurídicos
cuya tutela está condicionada por el interés de quien tiene un derecho de disposición sobre el mismo
(arts. 156, 162, 234 C.P. y el art. 155 de modo parcial), habiendo quedado suprimida la obediencia
debida del catálogo del art. 20 C.P.
3) Causas excluyentes de la culpabilidad. La doctrina suele dividirlas en dos:
a) Causas de inimputabilidad. Producen en el sujeto la incapacidad para conocer y valorar el deber
de respetar la norma y/o de determinar su obrar en tal sentido. Falta, pues, la capacidad para
ser culpable. En concreto, son: la minoría de edad penal del art. 19 C.P. (no obstante, según la D.D.,
1.a de la L.O. 10/1995 de 23 de noviembre, el art. 8.2 del Código de 1973 seguirá en vigor, junto a
las otras disposiciones que menciona, hasta la entrada en vigor de la Ley Orgánica 5/2000 que
regula la responsabilidad penal del menor); la alteración o anomalía psíquica del art. 20.1 C.P. (la
antigua enajenación mental); el trastorno mental transitorio, también del art. 20.1 C.P.; el estado de
intoxicación del art. 20.2 C.P., y las alteraciones en la percepción desde el nacimiento o
la infancia que alteren gravemente la conciencia de la realidad del art. 20.3 C.P.
b) Causas de inculpabilidad. Excluyen el dolo o la culpa de un sujeto con capacidad para
ser culpable por la concurrencia de hechos que impiden predicar del mismo la acción típicamente
antijurídica. Son: el estado de necesidad en caso de conflicto de bienes de igual valor (art. 20.5
C.P.); el miedo Insuperable (art.20.6 C.P.); el caso fortuito, deducido a sensu contrario del art. 5
C.P., y el error invencible de tipo o de prohibición (art. 14 C.P.).
4) Causas excluyentes de la punibilidad. Son las excusas absolutorias propias que aparecen en los
arts. 218.2; 268; 305.4; 308.4; 354.2; 427: 462; 480.1 y 549 C.P. y en los arts. 67 y 82.1 C.P.M. Más
que excluir la responsabilidad criminal por falta de presupuesto privan a ésta, por razones de política
criminal, de su contenido propio.
Así mismo, en el hecho punible pueden concurrir otros elementos accesorios al mismo que por
afectar no esencialmente a los elementos constitutivos del hecho punible producen el efecto de
agravar o atenuar la responsabilidad criminal. Son las circunstancias agravantes del art. 22 C.P. o
las atenuantes del art. 21 C.P.; 9.3 del Código de 1973, que se aplicará hasta la entrada en vigor de
la L.O. 5/2000 de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores, y 22 C.P.M.
entre las que se incluyen, como privilegiadas o muy calificadas (art. 68 C.P.),
las circunstancias eximentes del art. 20 cuando, reuniendo los esenciales, no concurren todos sus
elementos. Igual efecto atenuatorio producen las excusas absolutorias parciales o impropias de los
arts. 163.2; 171.3; 214; 340; 376; 480.2; 549 y 579 C.P. Los efectos de estas circunstancias
agravantes y atenuantes, que no se producen cuando, según el art. 67 C.P. son inherentes expresa
o tácitamente al tipo; se determinan en los arts. 66 a 68 C.P.
B) El contenido de la responsabilidad criminal. Se trata del segundo aspecto necesario para el
estudio de la misma. Es, primariamente, la efectiva imposición de la pena o medida
de seguridad que el Ordenamiento Penal establece para la concreta infracción cometida. Ello sólo
puede hacerse a través del proceso penal que, por ello, reviste el carácter de necesario (arts. 3.1
C.P., 1 L.E.Cr. y 1 L.O.P.M.). Las penas en nuestro Derecho vienen recogidas y reguladas en
el Capítulo I del Título III del Libro I del Código Penal, diferenciándolas el art. 34 C.P. de otras
instituciones, y en el Título III del Libro I del Código Penal Militar. También se contienen
disposiciones relativas a las penas en el art. 3 de la L.O. 12/1995 de 12 de diciembre
de Reprensión del Contrabando; en los arts 136 a 150 de la L.O. 5/1985 de 19 de junio
de Régimen Electoral General; en la parte no afectada de inconstitucionalidad del art. 7 de la Ley
40/1979 de 19 de diciembre sobre Régimen Jurídico del Control de Cambios, y en los arts. 4 a 6 de
la Ley 209/1964 de 24 de diciembre, Penal y Procesal de la Navegación Aérea. Las medidas de
seguridad vienen recogidas en el Título IV del Libro I del Código Penal, que las refiere al ámbito de
las causas de inimputabilidad; en el art. 83 C.P., en lo referente a imputables
con suspensión de condena, y en el art. 7 de la Ley Penal y Procesal de la Navegación Aérea.
La responsabilidad criminal, además lleva aparejada, si hay base para ello, responsabilidad
civil (arts. 1.089 y 1.092 C.C.; 109.1 y 116.1 C.P. y 100 L.E.Cr.). Ello puede producirse gracias al
ámbito genérico y no específicamente penal de la antijuridicidad. Además, puede motivar
la imposición de las consecuencias accesorias reguladas en el Título VI del Libro I del Código Penal.
En cuanto a las causas que determinan la extinción de la responsabilidad criminal, éstas vienen
recogidas en el art. 130 C.P. y están reguladas a lo largo de todo el Título VII del Libro I. Tales
causas son:
1) La muerte del reo. Consecuencia insoslayable del principio de personalidad de las penas y de
la extinción de la personalidad del sujeto (art. 32 C.C.).
2) La prescripción del delito y de la pena impuesta por sentencia firme, con los plazos establecidos
en los arts. 131 y 133 C.P.
3) El indulto. Sólo puede ser particular (art. 62.i C.E.) y se refiere su titularidad al Jefe del Estado. Es
la única expresión del derecho de gracia ya que las amnistías están prohibidas por la Constitución.
se regula su ejercicio en la Ley de 18 de junio de 1870, modificada por Ley 1/1988 de 14 de enero,
en el Decreto de 22 de abril de 1938 y en la Orden de 10 de septiembre de 1993.
4) El perdón del ofendido cuando la Ley así lo prevea. Tal es el caso de los arts. 201.3; 215.3; 267 y
639 C.P. Sólo extingue la acción penal respecto de aquel sobre el que recae (art. 107 L.E.Cr.). Ha
de ser prestado libre e incondicionadamente y es irrevocable. En los delitos y faltas contra menores
e incapaces de los definidos en el art. 25 C.P., los Jueces y Tribunales,
con intervención del Ministerio Fiscal, podrán rechazar la eficacia del perdón otorgado por
los representantes de tales sujetos.
5) El cumplimiento de la condena. No obstante, ésta sigue, salvo caso de rehabilitación,
produciendo efectos en orden a la eventual apreciación de la agravante de reincidencia en un hecho
posterior.
El Código Penal Militar regula autónomamente los plazos de prescripción de sus delitos y sus penas
en los arts. 45 y 46 C.P.M.
Por último, debe tenerse en cuenta que la responsabilidad penal de los menores, y aún la de las
personas entre dieciocho y veintiún años, se rige por una Ley específica que supone en buena parte
un salto cualitativo respecto a las normas anteriores sobre la materia, fundamentalmente de ámbito o
carácter penitenciario, lo que ha permitido la entrada en vigor del art. 19 C.P. La especialidad de
esta responsabilidad criminal radica no sólo en la mecánica de la misma, sino en las penas
o medidas de seguridad que habrán de recaer sobre estas personas y en el carácter general con el
que se la construye. Se acaba de perfilar, así, un nuevo y singular tipo de responsabilidad penal, la
de los menores, que más que suponer una rebaja real de la edad penal globalmente considerada, ya
que según la L.O. 5/2000 que la regula se puede exigir a partir de catorce años, implica la completa
extensión de las garantías del Derecho Penal al ámbito de la responsabilidad de los menores,
la ordenación y racionalización de esta materia y la atribución al poder público de
un instrumento mucho más eficaz para atajar, de modo constitucionalmente impecable, el serio
problema de la delincuencia juvenil y procurar la educación integral de estos sujetos
(V. agravantes, circunstancias; atenuantes, circunstancias; edad penal; eximentes de la
responsabilidad criminal).
Psiquiatría Forense:
La psiquiatría forense es una subespecialidad de la psiquiatría. Se define como la aplicación de
la psiquiatría clínica al derecho, con el objetivo de establecer el estado de las facultades mentales,
con el propósito de delimitar el grado de responsabilidad penal y capacidad civil del individuo.] Su
aplicación abarca contextos legales entre los que se incluyen materias penales, civiles, laborales,
correccionales, regulatorias y legislativas. Además de la evaluación y diagnóstico, la psiquiatría
forense brinda tratamiento integral a las personas en conflicto con la ley, sean estos adultos o
menores de edad.
Historia
A partir del siglo XX, la [psiquiatría] comienza a auxiliar al poder judicial, desarrollando tareas
periciales. Entre 1992 y 1993 fue reconocida oficialmente como subespecialidad por la American
Board of Psychiatry & Neurología.
Rol de la psiquiatría forense
La psiquiatría forense cumple diversos roles, dependiendo del área del derecho al cual sea aplicada.
Derecho civil: En materia de derecho civil, la psiquiatría forense se encarga de los aspectos
mentales o psicopatológicos relacionados en causas de indemnización, y las eventuales secuelas o
daños psíquicos determinados por un perito.
Derecho de familia: En materia de derecho de familia, la psiquiatría forense se ocupa de asuntos
relacionados con custodia y tuición de los hijos, violencia intrafamiliar, determinación de las
habilidades parentales de los progenitores, etc.
Derecho penal: En el ámbito penal, cumple un rol específico en la evaluación de
la imputabilidad y peligrosidad. En este ámbito también se incluyen las evaluaciones periciales en
causas de responsabilidad médica y mala praxis.
Derecho laboral: En relación al derecho laboral, la psiquiatría forense se encarga de situaciones
relativas a la internación involuntaria, derecho a recibir o rechazar tratamientos, consentimiento
informado, grado de discapacidad laboral, etc.
Ámbito penitenciario y correccional: En este ámbito, se encarga de evaluaciones pre senténciales,
beneficios carcelarios, reinserción y rehabilitación social, evaluación y atención clínico-psiquiátrica
de personas privadas de libertad, etc.
Dictamen Psiquiátrico
Este es un resumen breve de lo que hacemos como expertos en el área de la psiquiatria y las
situaciones legales.Es un extracto de un artículo muy interesante y completo de la siguiente fuente a
quien se le da el credito: Dr. Jesús Sanchez , si gusta leer el artículo completo lo puede conseguir
en la siguiente dirección de internet.
el testimonio del experto en psiquiatría es importante por dos razones:
1° el psiquiatra en virtud de su entrenamiento especial conoce cuales preguntas hacer al acusado,
con el fin de obtener información importante y relevante acerca de su salud mental.
2° el psiquiatra puede expresar la información en términos del cuerpo de conocimientos de la
especialidad, y puede responder las preguntas formuladas por la sociedad referentes a enfermedad,
capacidad, deterioro de la libertad (el autor se refiere a la libertad para actuar del examinado de
acuerdo y determinado por sus condiciones mentales).
Sólo un psiquiatra clínico, con experiencia en hospicios, puede ser idóneo para desempeñarse como
perito psiquiatra forense, verifica hechos mentales, establece sus particularidades, sus orígenes, su
futuro, sus consecuencias y sus relaciones con otros hechos, para luego explicarlo al juez, ser perito
es ser asesor. Algunos califican a este perito como un testigo calificado postfacto porque no es
presencial. Al perito psiquiatra se le debe exigir “técnica, sabiduría y arte”. Desde la óptica ética al
perito psiquiatra forense se le ha de exigir honestidad, idoneidad, imparcialidad, confidencialidad y
discreción. El perito se debe distinguir por su prudencia, equilibrio, sensatez y moderación. El perito
es responsable de su peritaje. Por falencias en su labor pericial, el experto puede ser acusado de
diversos delitos, quizás dolosos, como falso testimonio, o quizás culposos, como imprudencia, o
negligencia, o impericia (Julio R. Zazzali 2006).
El proceso de peritaje comprende las siguientes fases:
a) Comisión
b) Aceptación
c) Juramentación
d) Realización
e) Informe
Los médicos que han sido designados como peritos pueden aceptar o excusarse, en este último
caso deben ajustarse a lo estipulado en la ley. En los lugares donde existen psiquiatras forenses al
servicio de las instituciones judiciales, este procedimiento de designación de peritos aquí descrito
ocurre con poca frecuencia.
Es imperativo que el perito psiquiatra explique su función al evaluado y le informe:
 las finalidades del examen
 los límites de la confidencialidad
 el destino de la información obtenida que es un perito designado, no es abogado ni juez
Antes de la redacción del informe, el expediente debe ser leído con detenimiento, cualquier dato que
resulte contradictorio puede ser importante para las conclusiones y por supuesto motivo de estudio y
consideración (Sánchez Peláez A. 1966). El resto de la información debe provenir del examinado y
cada vez que sea posible de sus familiares o amigos.
Con frecuencia el procesado mantiene oculta la realidad sobre si mismo y deforma voluntariamente
como ocurrieron los hechos, llega inclusive a dar versiones diferentes del mismo hecho, con omisión
de su responsabilidad y sus motivaciones, inventa síntomas y enfermedades para justificar sus
actos. Puede ocurrir, que reos sean entrenados por sus defensores o personas duchas en el arte de
engañar, o simplemente por compañeros de presidio, para que se declaren enfermos mentales, o
no, según convenga (Salazar Medina G. y col.1978).
Hay quienes recomiendan la realización del examen físico con énfasis en los aspectos neurológicos,
sin embargo, esto debe ser realizado por un médico internista y/o por un neurólogo, para aumentar
la confiabilidad en los posibles hallazgos.
Con frecuencia puede resultar necesario que se realicen exámenes de laboratorio, cromosómicos,
electroencefalográficos, imagenológicos, y psicológicos.
El informe pericial psiquiátrico comienza al identificar el juzgado que ha ordenado la pericia, seguido
por los datos relativos a la identificación del evaluado: nombre, edad, sexo, estado civil,
nacionalidad, lugar de nacimiento, lugar de residencia, profesión, escolaridad, religión. Debe también
mencionarse el lugar, la fecha, las circunstancias que están rodeando la evaluación y las fuentes de
información.
La versión de los hechos es otro aparte importante que debe estar presente en el informe, es de
gran ayuda tanto para los peritos como para el juez, debe escribirse textualmente.
El resto de la información que debe estar en el informe, corresponde en muchos aspectos a lo que
se encuentra en una historia clínica psiquiátrica, como son antecedentes familiares y antecedentes
personales. Deben destacarse los antecedentes prenatales, obstétricos, perinatales, de
alimentación, hábitos, sueño, convulsivos, y cualquier otra manifestación correspondiente a
epilepsia, alteraciones de conciencia, patológicos en general, enfermedades mentales en particular,
quirúrgicos, traumáticos, escolaridad, laborales, sexuales, maritales, consumo de drogas lícitas o
ilícitas, delictivos.
El examen mental es un elemento de importancia primordial en la evaluación y el informe pericial
que se presenta. Debe usarse un vocabulario que pueda ser entendido por el juez; si resulta
indispensable el uso de palabras técnicas, éstas deben aclararse para que puedan ser entendidas.
El examen mental debe referirse al momento (fecha y hora) en que el perito se encuentra frente a su
examinado y debe incluir, estado de conciencia, atención, actitud ante el examinador, arreglo
personal, orientación, percepción, pensamiento, juicio, afectividad, memoria, inteligencia, motricidad,
biotipo.
La opinión del psiquiatra se basa, se construye, a lo largo de las entrevistas clínicas, la realización
de test proyectivos puede ser de gran ayuda, es del campo de participación del psicólogo.
En el examen mental se valora el estado concreto del evaluado, se aclara en que medida la
enfermedad mental afecta las diversas funciones psíquicas en ese momento en particular. Se ha
encontrado, que algunos de los evaluados por enfermedad mental habían respondido a
alucinaciones auditivas imperativas para cometer sus crímenes. Las alucinaciones imperativas
pueden llevar a automutilación y a la muerte. Muchos de los alucinados niegan las alucinaciones y
las hacen indetectables para los examinadores. La presencia de autoinculpación y autoreproches
puede servir como indicador para la necesaria investigación de alucinaciones imperativas; la
presencia de desorientación o alteraciones de memoria, obliga a pensar e investigar las posibles
alteraciones de la conciencia. Cuando se hable de trastorno emocional intenso, el experto lo debe
trasladar a una categoría diagnóstica psiquiátrica que haga comprensible los hechos ocurridos.
Las conclusiones deben expresar el resultado de la evaluación psiquiátrica realizada, en lenguaje
inteligible para quien no sea experto. El informe debe llegar a conclusiones claras en lo que se
refiere a las condiciones mentales del individuo, que le permitan al juez su interpretación adecuada.
Debe quedar expresado lo referente a peligrosidad sucesiva, sobre todo si está en relación con
patología mental.
Si requiere tratamiento especializado también debe ser mencionado, así como el tipo de tratamiento
según el criterio del perito. Se debe recordar que el perito no es tratante.
Si resultan necesarias otras evaluaciones deben ser recomendadas.
Deben responderse las preguntas que fueron formuladas por el juez cuando ordenó la realización de
la pericia psiquiátrica.
Existen criterios discrepantes acerca de si debe incluirse la opinión del perito en lo que se refiere a la
responsabilidad y la imputabilidad del examinado.
Bursten B. en 1982 opinó que el testimonio psiquiátrico puede limitarse al diagnóstico y descripción
de las condiciones mentales. Se corre el riesgo de que si el testimonio psiquiátrico no está
enmarcado en los parámetros legales, puede ser muy dramático y persuasivo, pero legalmente
irrelevante.
El Insanity Defense Work Group (1983) opina que los psiquiatras son expertos en una especialidad
médica, no en leyes, por lo que el psiquiatra debe presentar información y opinión acerca del estado
mental del acusado y sus motivaciones para la conducta, así como explicar en detalles sus
condiciones médico-psiquiátricas. Por supuesto el psiquiatra debe testificar acerca del diagnóstico
psiquiátrico del acusado en términos clínicos y comunes, con la intención de permitir al juez llegar a
conclusiones en lo que él es experto.
Según Serpa R. (1982) en el proceso de llegar a las conclusiones de un dictamen, el médico deberá
dar un concepto sobre la capacidad de comprensión de la ilicitud y de la capacidad de determinarse
de acuerdo con ella. Este concepto no es estrictamente médico, y desde el punto de vista de la
medicina es muy posible que no pueda darse con certeza científica.
En las pautas para la defensa por enfermedad mental elaboradas por el American Law Institute, tres
preguntas deben realizarse en la pericia psiquiátrica:
1) ¿El acusado sufrió de una enfermedad mental en el momento del delito?
2) Si la primera pregunta es respondida afirmativamente, ¿puede esta enfermedad disminuir la
capacidad de apreciar la perversidad o criminalidad del hecho?
3) Si la primera pregunta es respondida afirmativamente ¿puede esta enfermedad disminuir la
capacidad de mantener su conducta dentro de los requerimientos de la ley? (Bursten B. 1982).
Estas tres preguntas resultan muy interesantes y sus respuestas aumentan el valor de la pericia
psiquiátrica, por lo que deben ser tomadas en consideración cuando participamos en un acto de esta
naturaleza.
CARACTERÍSTICAS DEL INFORME
El informe pericial contiene la información del peritaje que se ha llevado a cabo previamente y por lo
tanto es el instrumento de comunicación entre la Psiquiatría y el Derecho. Materializa las respuestas
a las cuestiones sobre las que se pregunta al perito psiquiatra, por lo que deberá estar configurado y
confeccionado de manera que proporcione de forma comprensible a los sistemas jurídicos, la
información psicológica operativa par las decisiones jurídicas, en las distintas áreas del derecho.

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