Filo Política Segundo Tratado Locke - Clase 8 - Prof. Rossi
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Profesor Rossi: Es importante prestar atención sobre qué hay acuerdo o sobre lo
cual no es necesario que haya acuerdo. El problema de Locke es que él, por un lado,
critica a Filmer, y no hay que perder de vista que el Segundo Tratado tiene como uno de
sus objetivos principales la crítica de las ideas de Filmer. A veces se piensa como si el
Primer Tratado fuera una crítica a Filmer, y el Segundo Tratado fuera la parte propositiva
en donde la crítica a Filmer quedó atrás. Si bien es cierto que el Segundo Tratado tiene un
carácter propositivo que el Primer Tratado no tiene, algunos argumentos críticos que
aparecen en el Segundo Tratado ya fueron desarrollados en el Primero. Por ejemplo, la
pregunta que me hacían la semana pasada sobre la propiedad de los hijos, eso está en el
Primer Tratado. A veces los intérpretes no citan el Primer Tratado, pero para Locke
ambos textos componían un solo libro. Por ello, a algunas críticas Locke contestaría “ya lo
dije en el Primer Tratado”: Más allá de esa cuestión puramente bibliográfica, el Segundo
Tratado sigue teniendo como meta la crítica del absolutismo, si bien ahora ya no es
únicamente Filmer. El Primer Tratado es contra Filmer, no es solo contra el absolutismo,
sino contra la versión del absolutismo que da Filmer. El Segundo Tratado no es contra
Hobbes, como durante mucho tiempo se creyó. Hay alusiones a Hobbes, pero la escuela de
Laslett enfatizó que para Locke es una cuestión secundaria discutir con Hobbes, incluso se
duda acerca de cuánto conoce realmente los textos de Hobbes. Con esto no estoy diciendo
que Leo Strauss tenga razón cuando afirma que Locke es un hobbesiano encubierto. La
hipótesis de Leo Strauss, ya lo comenté, dice que Locke es un hobbesiano enmascarado.
Y cuando va becado a París en 1932, lo sorprende el ascenso del nazismo y no vuelve más
a Alemania. No recuerdo ahora cuál es su periplo, pero él termina en Estados Unidos. La
mayor parte de su labor docente la realizará en la Universidad de Chicago en donde va a
conformar un grupo muy importante. Antes estuvo en Nueva York simultáneamente con
Hannah Arendt, en la New School for Social Research, y se dice que se detestaban
mutuamente. Más allá de esos chismes, la visión de Leo Strauss es la de alguien que en
muchos sentidos sigue siendo un heideggeriano, su interpretación de la filosofía política
tiene mucho del pensamiento de Heidegger. Strauss es un crítico furioso del historicismo.
Quiere destruir al historicismo porque considera que el historicismo destruyó al derecho
natural. Uno de sus libros más famosos se llama Derecho natural e historia. Al leer el
libro descubrimos que el derecho natural, en realidad, no fue destruido por el historicismo,
sino por Hobbes y Locke, sobre todo por este último, que sería un hobbesiano
enmascarado. Para Leo Strauss Locke es un filósofo de los derechos individuales, de los
derechos naturales entendidos como derechos puramente subjetivos, y no un filósofo de la
ley natural. Recuerdan que al principio del curso yo comparé la idea de “orden natural”
contra la idea de “ley natural”. La idea de orden natural es una herencia propia de la
escolástica y del pensamiento griego, sobre todo estoico, frente a la idea de ley natural
como propia de la concepción moderna en donde lo que se busca ya no es una ontología o
una concepción metafísica que abarca el conjunto de la realidad y en la cual el ser humano
se inserta. Y su acción tiene que ser armoniosa respecto de ese orden general, no puede ir
contra él. Porque la filosofía política antigua se preguntaba acerca de la forma de gobierno
más apropiada para el ser humano. Platón y Aristóteles se preocupan por responder cuál es
la vida buena y cuál es la forma de gobierno que corresponde a una vida humana plena.
Esta pregunta va a continuar, aunque conceptualmente no vaya más allá de las respuestas
de Platón y Aristóteles, en la tradición hasta llegar a Maquiavelo. Hay un dilema que
nunca deja de inquietar a Strauss: ¿quién es el fundador de la filosofía política moderna?
Cuando Strauss era joven decía que era Hobbes, pero con el paso del tiempo le da cada
vez más importancia a Maquiavelo. Lo que le preocupa es determinar cuándo tiene lugar
esa ruptura con el pensamiento medieval. Durante muchos años pensó en Hobbes como el
creador de la libertad moderna (la libertad como ausencia de interferencia). Eso lo están
viendo en los trabajos prácticos: el modo fisicalista en que Hobbes entiende la libertad es
característico de la época moderna, no aparece en autores anteriores. Pero en sus
investigaciones posteriores Strauss encuentra que en realidad ya muchas de las cuestiones
son planteadas por Maquiavelo. Este pensador italiano no tiene ambiciones filosóficas, al
modo como puede tenerlas Hobbes, quien construye un sistema, sino que es un escritor
político, siempre dirigido al análisis de casos. Maquiavelo tiene una visión pragmática de
la historia y, por tanto, extrae lecciones de política a partir del estudio de los casos
concretos que le ofrecen las obras históricas. Por eso Giovanni Sartori dice que el
antecedente verdadero de la ciencia política es Maquiavelo y no Hobbes. Porque Hobbes
inventa un sistema normativo, mientras que Maquiavelo estudia el caso positivo. Lo que
Maquiavelo llamaba la verdad real o la realidad efectiva (veritá effectuale). Leo Strauss
señalará una y otra vez que Maquiavelo descubre y que Hobbes desarrollará de manera
sistemática que el ideal político ya no es el buen gobierno ni la vida buena, el ideal es
evitar la guerra civil. Si el ideal es evitar la guerra civil, lo propio de la vida buena es
simplemente no morir a manos de otro hombre. A partir del siglo XVI el ideal está a ras de
tierra: evitar la muerte violenta. Para Leo Strauss esa es la clave. Construye una visión
filosófico-histórica en la que esa clave interpretativa hace desaparecer cualquier pregunta
acerca de cuál es la mejor forma de gobierno, cuál es la forma de gobierno más adecuada
para el ser humano. Maquiavelo, con su apego al estudio del caso, su completo
amoralismo para entender la política, está marcando los rasgos principales que autores
como Hobbes van a continuar. Siglos después, con el historicismo del siglo XIX, se
completa esta comprensión amoral de la política. Eso significa que se deja de lado la
pregunta acerca de cuál es el mejor régimen para el ser humano y solo se quiere entender
la política como si se la analizara como un hecho, al modo de la ciencia natural. Aunque
no se utilicen los mismos métodos, se la enfoca de la misma manera, porque los juicios de
valor quedan proscriptos. No se pueden hacer porque, como dice Hobbes, aquel que llame
tiranía a la monarquía solo está expresando su propia opinión, no está dando ningún
elemento cognoscitivo. Según Leo Strauss eso es lo propio de la filosofía política
moderna. Y con el historicismo esa tendencia se radicaliza. En su concepción, el
historicismo del siglo XIX no es más que la realización del pensamiento sobre la política
desarrollado por los contractualistas que va a desembocar en un nuevo tipo de saber acerca
de la sociedad, de la cual van a surgir el positivismo como visión general y las ciencias
sociales como aplicación de esa perspectiva a un ámbito específico. Strauss construye una
genealogía que va desde el derecho natural moderno hasta la sociología. Es verdad, se
acostumbra decir que los padres fundadores de las ciencias sociales fueron Marx,
Durkheim y Weber. En cuanto a metodología, sí, pero ¿nadie se había preguntado por la
sociedad antes? Se puede decir que a partir de la Revolución francesa, Henri de Saint
Simon y Auguste Comte serán quienes primero se pregunten por la sociedad, porque la
vieron volar por los aires. Entonces, la pregunta por la sociedad como tal, como ámbito
específico, independientemente de su régimen político, es una pregunta que inquieta a
muchos autores franceses de la primera mitad del siglo XIX por el clima posterior a la
revolución. Hay testimonios en la literatura, si quieren lean Rojo y negro de Stendhal,
verán cómo describe la época de la restauración. Ahí se presenta a los aristócratas
continuamente mirando a los sirvientes como si en cualquier momento los fueran a
asesinar o a armar una guillotina en el jardín para decapitarlos. Más allá de esas aficiones
de Stendhal, que era algo jacobino, lo que describe es una sociedad que tiene conciencia
de haber estallado y que descubre que se abrió un ámbito nuevo, que el pensamiento
político no llega a esclarecer, sino que hay una cuestión relativa al orden social, a su
justicia y, por tanto, es necesario un conocimiento propio de lo social. En Hegel ustedes
tienen una concepción que va en esa dirección al separar la sociedad civil de la familia y
del Estado. Justamente, Hegel quiere mostrar que existe una dimensión que no es
propiamente política, pero todavía nos dirá que es el Estado el que la explica, es decir, en
última instancia, son el derecho y la política los que explican esa dimensión. Marx negará
eso, que Hegel describe bien los elementos, pero pone mal el orden. Es la sociedad civil lo
que está en la base, lo que tenemos que entender para comprender la realidad política. Si
buscamos y seguimos retrocediendo, esa noción de sociedad civil, esa idea de que existe
una dimensión prepolítica o no política, sin la cual la política no puede entenderse, la
vamos a encontrar en los autores que escriben sobre economía y en los ensayistas
escoceses contemporáneos de Adam Smith, como Adam Ferguson, que no es economista,
pero escribe el Ensayo sobre la historia de la sociedad civil (1767) y es el primero que
sistematiza el uso del término. Si seguimos retrocediendo en el tiempo, el que va a
aparecer es Locke con su forma de entender el estado de naturaleza, que describe una
protosociedad civil. En su construcción teórica, la sociedad civil es un orden social y no un
orden no social como en Hobbes. Creo que Hobbes sería el antecedente más remoto de las
ciencias sociales, en el sentido de que en él aparece claramente el individualismo
sistematizado de manera metodológica. Es el primer pensador que sigue una estrategia
individualista-metodológica en su manera de comprender la política. Respecto de Locke,
hice hincapié en la herencia teológico-religiosa que hay en su pensamiento para mostrar
que en los Dos tratados sobre el gobierno ese individualismo está temperado. En Locke
encontramos un estado de naturaleza protosocial en donde, a diferencia de la visión
hobbesiana, ese individuo no está aislado y sus vínculos, cortados, y no solo con respecto
a sus semejantes, sino que tampoco lo está respecto de la divinidad; asimismo, también
la medida en que nadie había sido asignado como propietario específico, la humanidad
tiene el derecho de servirse de esos bienes para solventar su existencia, pero no hay una
comunidad positiva en donde la humanidad en su conjunto hubiera tenido que deliberar
acerca de quiénes estaban autorizados a tomar cosas, ¿se entiende la diferencia? Lo que
Pufendorf dice es que esa comunidad es negativa y el consentimiento está presupuesto.
Filmer interpreta que la comunidad de Grocio necesariamente requiere un consentimiento
explícito (lo que Pufendorf llamará comunidad positiva), por eso le parece que hay una
contradicción e ironiza sobre la situación: ¿cómo podrían haberse puesto de acuerdo?
Locke quiere evitar esa idea de una comunidad positiva que tuviera que ponerse de
acuerdo, porque eso lleva a que la propiedad sea considerada en forma puramente
convencional. Pero, al mismo tiempo, también quiere evitar la solución de Filmer,
entonces, tiene que responderle a Grocio y, por otro lado, a Filmer, de modo que haya un
acceso a la propiedad, o una posibilidad de apropiación, que no dependa del acuerdo y
que, por tanto, pueda mantenerse en un plano puramente natural. Pero eso solo es la
primera apropiación, porque después, cuando se introduce el dinero, éste implica dos
convenciones, las cuales sí son explícitas para Locke. Con el dinero hubo un acuerdo en
otorgar valor a determinada materia prima para que sirva de instrumento de intercambio y,
por lo tanto, hubo un acuerdo en que se va a intercambiar bienes y en aceptar esos
fragmentos de lo que sea que se acepte como valioso a cambio de bienes. Y una vez que el
dinero funciona como medida de equivalencia en los intercambios, eso permite la
desproporción de fortunas, y esto también implica un acuerdo porque en la medida en que
se acuerda usar el dinero, se está acordando que puedan existir distribuciones no
equitativas o, por lo menos, desiguales.
En ese sentido, creo que en la clase pasada no dejé bien en claro esa cuestión.
Insistí mucho en el carácter natural de la propiedad, pero eso vale para la primera época,
es decir, para la primera apropiación, la de bienes y luego la de la tierra, después con la
introducción del dinero, allí sí ya pasamos al reino de las convenciones porque el dinero
mismo es una convención. Entonces, sería imposible que eso fuera puramente natural,
como si se derivara de la naturaleza misma, mientras que la apropiación primera sí puede
derivarse de la naturaleza, porque el ser humano tiene que vivir, por lo tanto, para poder
preservarse y preservar a la humanidad, o a los demás, necesita tener los medios para
poder vivir, de otro modo no puede hacerlo.
Profesor: Lo que pasa es que si yo digo “prioridad del Estado”... para mí hay un
anacronismo en ese planteo. No es el Estado, es el soberano, ¿por qué insisto en esto?
Porque ese Estado es patrimonial, ese Estado le pertenece al soberano.
Si nos vamos a otra parte de la biblioteca, los intérpretes como James Tully o
Stephen Buckle dirán que es al revés. El argumento del trabajo es significativo, pero no
por la acción misma, sino por cómo se inserta en una visión que es de raigambre religiosa-
teológica. Recuerdan cuando al principio del curso hablábamos de que el ser humano no es
dueño de sí mismo, sino que Dios lo ha creado, y en tanto lo ha creado, le pertenece, por
tanto, el ser humano no es dueño de acabar con su vida, no es dueño de venderla, no es
propietario pleno de su propia persona, solo Dios lo es. Entonces, tomando ese modelo de
workmanship model (el modelo de la creación o de la fabricación), Locke nos dice que hay
un conjunto de designios divinos y algunos están dados por la ley natural. Y el ser humano
se integra a esos designios en su acción. Entonces, el trabajo forma parte de ese modelo de
la Creación. Cuando el ser humano trabaja, lo que hace es integrar su acción a un designio
divino más amplio y por eso es que él puede apropiarse de bienes naturales, porque se da
una relación análoga entre lo que él crea con su trabajo y lo que había hecho Dios al crear
al ser humano en la Creación. El trabajo es el medio por el que se adquiere la propiedad
tanto por el papel que cumplen los seres humanos en los propósitos más amplios del orden
creado, como por el carácter del trabajo como mejora, como actividad que añade valor
(esta es una cuestión fundamental) en el marco de preservarse a sí mismo y a los otros, que
tiene el ser humano. Cuando decimos que añade valor no estamos hablando de una teoría
del valor-trabajo al modo de los economistas clásicos, sino que cambia el estatus del
objeto, porque la acción humana al transformar ese objeto, lo vuelve un recurso asequible
que mejora la vida humana.
XX, y no de Locke que es un escritor antiabsolutista, calvinista, del siglo XVII. Ahí vemos
la diferencia. Algo quedó en el camino.
Estudiante: [Inaudible]
lo que Locke menciona? Para ser más claro: estoy hablando de una cuestión básica
respecto del trabajo que tanto sociólogos como economistas van a señalar como
imprescindible siempre que se hable del trabajo. Me refiero al procedimiento por lo cual el
trabajo se vuelve más eficiente. Platón parece ya mencionarlo en República, Aristóteles
también lo menciona, y en el siglo XVII los autores lo descubren una y otra vez. Este
medio es la división del trabajo. Cuando Locke describe el trabajo, fíjense que va
describiendo los oficios, va diciendo cómo cada uno halla una parte dentro de ese
conjunto. Nosotros comemos un pedazo de pan, pero tenemos que tener conciencia de
todos aquellos que intervinieron para que este pedazo de pan esté en nuestras manos. Eso
es posible no solo porque existe el trabajo, sino también porque ese trabajo tiene un grado
de eficiencia mayor en la medida en que las tareas se distribuyen y se especializan. Y, al
mismo tiempo, aunque no se dedica mucho a eso, parece estar señalando las virtudes del
comercio, el cual es posible a través del dinero. El comercio produce una mejora de la
sociedad. El trabajo implica aquí especialización, división de las tareas, y dentro de las
tareas del trabajo estaría el comercio. El comercio como el dulce pacificador de las
naciones es un tema del siglo XVIII. Es un tema que en Inglaterra antecede a las
reflexiones propiamente económicas. En primer lugar, como un medio de grandeza
nacional. Los primeros teorizadores del comercio en Inglaterra leían a Maquiavelo,
entonces se preguntaban si en vez de engrandecer a la nación con la guerra, como era la
visión tradicional, no se la engrandece también con el comercio. Ven que es importante
contar con una flota, es importante abrir rutas comerciales, es importante el intercambio
para la sociedad. Se hacen preguntas que van llevando a la problemática económica en una
clave no ética, porque lo propio de la pregunta económica era: cuál es el precio justo de un
bien, tiene que haber una relación entre el valor de uso del bien y su precio. Mientras que
en estas cuestiones comienza a desarrollarse una reflexión sobre el trabajo, la división del
trabajo, el comercio, y cómo todo eso conforma un orden. Y eso no es moral ni inmoral.
Locke lo quiere mostrar como algo moral en el sentido de que lleva a un mejor vivir de los
seres humanos, más allá de las tareas que cada uno haga. Por eso resalté tanto el tema de la
mejora, Locke insiste una y otra vez: el trabajo es mejora de la vida de los seres humanos.
Por eso la industriosidad no es un fin en sí mismo, sino que es un fin en la medida en que,
igual que la acumulación, permitan llegar a un mejoramiento. Acá hay un límite de Locke,
porque todavía tiene una visión mercantilista. Por eso aparece tantas veces esa idea de que
la acumulación en metálico sería un fin, porque él todavía sigue creyendo, como los
mercantilistas, que la verdadera riqueza consiste en acumular oro y plata. Pero Locke, a
momentos, parece salir de esa visión, porque la existencia del trabajo es lo que permite a
los pensadores posteriores acercarse a lo que será la esfera económica. Con Adam Smith la
idea mercantilista desaparece, porque dice que el oro y la plata son como los caminos, en
ellos no crece ni el trigo ni el maíz, pero gracias al oro, la plata y los caminos, el trigo y el
maíz circulan. Y eso es la riqueza, la disponibilidad de mercancías, la posibilidad de que
eso circule, de que eso vuelva en la forma de inversión. Ahí aparece el capitalismo:
cuando el proceso de trabajo está dirigido a que toda la actividad esté organizada de forma
capitalista. Locke todavía no llega a ese planteo, pero empieza a tomar esa dirección.
Todavía tiene una fuerte impronta teológica, por eso insisto tanto en esa interpretación
sobre el modelo de la Creación o el modelo de la fabricación.
racionalidad no depende de los agentes. Como dice el párrafo famoso de Adam Smith:
“No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos
contar con nuestra cena, sino por su propio interés”. Los individuos, buscando sus propios
propósitos, realizan un fin común que nunca se propusieron y que escapa a sus fines
inmediatos, pero que se realiza a espaldas de ellos. Pero en el caso de Locke no se trata de
eso, acá estamos en una situación preeconómica, lo que está tratando de mostrar Locke es
que de ese orden de apropiación elemental se va pasando a una apropiación cada vez más
compleja, en donde ya la apropiación original dejó de ser un problema porque ya no hay
más nada de qué apropiarse, pero sí se vuelve relevante, porque no hay forma de que si
voy para atrás en las etapas de apropiación, llegue en algún momento hasta el soberano.
Cuando voy para atrás en ese proceso en ningún momento voy a llegar al soberano, en
ningún momento voy a llegar a una convención universal en donde se decida quién va a
ser propietario y quién no. Ninguno de esos dos casos va a aparecer. Lo que quiere mostrar
Locke es cómo ese orden llega hasta el presente y tiene su racionalidad propia que no es
específicamente política, en una primera instancia, sino que se deriva del orden natural y
del orden querido por Dios, y que tampoco depende de una decisión de alguien ni de una
convención.
condición (Jeremy Waldron es el primero que señala esto). Al ser una condición suficiente
lo que se está planteando es que alcanza con que haya sido de ese modo, pero no era
necesario que fuera de ese modo.
Profesor: Lo que pasa es que en el Primer Tratado Locke ya habló de todo esto.
El problema de no leer el Primer Tratado es queda fuera toda la cuestión de la caridad.
Locke no se pregunta por la desigualdad al modo en que la plantea Rousseau. Rousseau
introduce elementos nuevos. La forma en que Rousseau pregunta por la desigualdad es
mucho más radical que cualquier otro de los contractualistas. En el Discurso sobre el
origen de la desigualdad todo lo que sigue a la fundación del Estado puede verse casi
como un antecedente de la crítica de la ideología, porque el discurso es contractualista,
pero lo que la obra presenta es cómo, por medio de un contrato aparentemente entre
iguales, se oculta que esta distribución es completamente desigual. El pacto es inicuo, pero
nadie se da cuenta de que es inicuo, solo los ricos comprenden eso. Ese planteo por parte
de Rousseau es mucho más radical que cualquier planteo contractualista anterior. De
hecho, Rousseau ya no va a plantear el problema de ese modo en Del contrato social: es
posible que haya un pacto equitativo y eso es lo que expone esa obra.
Estudiante: [Inaudible]
universal lo que solo es el interés de una parte. Entonces, Rousseau en el Discurso sobre el
origen… realiza una crítica política que se vuelve el primer modelo de crítica ideológica,
porque frente a cualquier visión contractualista, Rousseau contesta que esos son pactos
inicuos.
Estudiante: [Inaudible]
Estudiante: [Inaudible]
Profesor: No, lo que yo quiero decir es que esa pregunta nunca explica ninguna
noción económica. Para Rousseau es claro que la clave está en la noción de
perfectibilidad. La perfectibilidad paradójicamente nos hunde cada vez más. En Del
contrato social el estado de naturaleza estaba definitivamente perdido, por eso no aparece
esa nostalgia por el hombre simple del estado de naturaleza que sí está en el Discurso
sobre el origen... Esa idea de retorno a la simplicidad que va a llegar también al primer
romanticismo. La sociedad empieza a percibirse como viviendo en un mundo
completamente artificial.
Entonces, ¿qué pasa con las condiciones que la ley de naturaleza establecía? Esas
condiciones eran condiciones suficientes, pero no necesarias. Estoy diciendo que alcanzó
que se dieran, pero no quiere decir que tenían que darse necesariamente. Fue el caso que
se dieron, no hubo problemas de escasez, pero no quiere decir que esas condiciones van a
persistir luego de la introducción del dinero. Eso es lo que Locke dice. Por eso introduce
esa referencia a la convención acerca de la distribución desigual y el acuerdo tácito que
implica la introducción del dinero, porque como ya no rige el “tanto y tan bueno”,
entonces, hay un acuerdo implícito de que pueda haber una distribución desigual ¿por qué
Locke introduce esta cuestión? Porque desde un stock inicial, el funcionamiento de un
sistema de apropiación privada a través de los actos de mejora del trabajo, no solo
mantiene, sino que además incrementa la oferta de bienes útiles para vida humana, incluso
para los más desfavorecidos. Eso es lo que los ejemplos de América van a mostrar.
Recuerden que todavía no estamos en la época de la Revolución Industrial, el mundo que
ve Locke no es el de los chicos trabajando en las minas doce horas diarias. Todo eso no
existe todavía. En el mundo de Locke todavía no hay manufactura. El trabajo del que
habla es el del panadero, el agricultor, no existe la máquina de vapor todavía.
Estudiante: [Inaudible]
Estudiante: [Inaudible]
Profesor: Hobbes es contemporáneo, lo que pasa es que Locke vivió menos años
que Hobbes. Estos autores, de algún modo, están planteando una dimensión de igualdad
que en el antiguo régimen no era común, por eso los monárquicos preferían a Filmer antes
que a Hobbes. Hobbes suena un poco incómodo en sus planteos, mientras que Filmer
presenta las ideas que esa sociedad tiene, aunque ya en forma anacrónica, porque el
absolutismo empezaba a mostrar signos de decadencia en la propia Inglaterra. Y aparece,
por el contrario, un discurso que remite continuamente a la antigua constitución, pero
utilizando el precedente histórico como una cuestión normativa, está continuamente
tratando de limitar al poder soberano. Pero Locke no toma ese camino, Locke exige el
derecho natural, no habla de “la antigua Constitución de Inglaterra”, “la magna carta”.
Simplemente Locke habla de lo que se deriva de la razón y de la Escritura.
Entonces, la pregunta que ustedes me están haciendo es: ¿qué dice Locke acerca de
la desigualdad? La respuesta está en el parágrafo 42 del Primer Tratado. Tanto la caridad
como la justicia dan derecho al excedente de otro para Locke. Esta es una visión cristiana.
La caridad no es un deber imperfecto por parte del individuo, sino un derecho de aquel que
no tiene. Un deber imperfecto sería la obligación de ser generosos. Entonces, yo puedo
preguntarme hasta dónde tengo la obligación de ser generosos, pero no se trata de un deber
de parte mía, sino de un derecho del que no tiene respecto de lo que yo tengo de más. La
justicia, sin embargo, está por encima de la caridad para Locke porque la justicia es
necesaria para que exista la sociedad, pero no hablamos de justicia social en sentido
contemporáneo, sino en el sentido clásico del término. Un orden social tiene que verse a sí
mismo como justo. Si un orden social se reconoce como injusto, ese orden no tiene
capacidad de supervivencia.
Profesor: Lo que Locke quiere señalar es que la caridad solo tiene que referirse a
un número limitado de casos. Eso es lo que para él es una muestra de que la sociedad es
justa. Si la caridad tuviera que estar referida a una inmensa cantidad de casos, allí sí ya
estamos en un problema de injusticia en la sociedad. Por eso la justicia es prioritaria sobre
la caridad, pero en algunos casos, la caridad puede superar a la justicia, es decir, obrar más
allá de la justicia para restaurar lo que se ve como una situación justa.
la propiedad en los Dos Tratados. Superando las limitaciones impuestas por la concepción
estática de los recursos disponibles, típicas de las concepciones tradicionales, Locke es
capaz de dar rienda suelta al comportamiento interesado, sin generar consecuencias
perniciosas, ya que las obligaciones morales que impone la ley de naturaleza siguen
vigentes, por eso mencionaba la cuestión de la caridad. En el estado de simplicidad
primitiva, la condición de no acaparamiento implicada por el modelo de la creación o de la
fabricación, impiden la acumulación de aquellas propiedades grandes que generan
desperdicio. Pero eso era la simplicidad primitiva. En el estadio de una economía
monetaria, la capacidad productiva del trabajo garantiza que el legado inicial de Dios para
los seres humanos se mantenga siempre, no disminuya. De modo que no importa que tan
escasa se vuelva la tierra utilizable, siempre habrá tanto y tan bueno de los medios de
subsistencia para los demás. De hecho, hay más para los más desfavorecidos. Pero este
sistema armonioso no es inmune a las catástrofes naturales, siempre pueden existir crisis,
es decir, no es que se descubrió un camino que nos lleva a la prosperidad sin fin. Por lo
que Locke, al igual que sus predecesores del derecho natural como Grocio y Pufendorf,
ofrece una red de asistencia bajo la forma del derecho de caridad, su versión del derecho
de necesidad de Grocio y Pufendorf. Desde esta perspectiva, se puede decir que la teoría
de Locke expone la apropiación, pero también la virtud del trabajo y su división. Esto está
en el parágrafo 43.
Ese es uno de los logros del texto, pero detenerse en este punto sería pasar por alto
el logro teórico más importante del capítulo: el hecho de que Locke expone el derecho a la
apropiación sin necesidad de apelar al consentimiento tácito o expreso que era un rasgo
central de las teorías de Grocio y de Pufendorf, y que había sido criticando tan duramente
por Filmer. Al evitar la apelación al consentimiento, Locke eliminó una fuente de
incomodidad para las teorías de la comunidad originaria, proporcionando así una defensa
whig de la propiedad frente a las invasiones arbitrarias del poder monárquico. Respecto de
este último punto, es necesario recordar que una teoría de la propiedad basada en la
comunidad original es una teoría que toma en serio la reivindicación de todos los seres
humanos a la generosidad de la tierra. Este tipo de teorías proporcionan una defensa contra
conclusiones tales como la posesión de la tierra por parte del soberano, así como su
usufructo y, eventualmente, de sus súbditos.
Podríamos estar todo el cuatrimestre hablando de los debates del capítulo quinto.
Lo que me interesa que se vea es que no es una digresión de Locke, sino que es el
entramado social más fuerte dentro del estado de naturaleza. Ahora va a aparecer la otra
institución del estado de naturaleza que es la familia. Es una institución que existe pre-
políticamente también.
Profesor: Iba a empezar con la familia, pero sigo con esto. El capítulo ‘Sobre la
propiedad’ vino bien para todas las críticas de los marxistas y de izquierda, y del capítulo
siguiente, “Sobre la familia”, se ocupan de la crítica las feministas. La última vuelta de
tuerca es señalar la relación entre la ocupación de la tierra tal como la describe Locke y el
colonialismo. Esa es la corriente con la que se trabaja ahora, se habla de descolonizar.
Tully inaugura esa línea de investigación con el artículo “Rediscovering America: the Two
Treatises and aboriginal rights”. Y Barbara Arneil desarrolla este tema en su libro John
Locke and America. The Defence of English Colonialism, publicado en 1996. Ella es una
discípula de Tully. Entonces, si hablamos sobre los cercamientos y los terratenientes, nos
referimos a la situación en Inglaterra, por ejemplo, con el texto de Macpherson, pero
también Neal Wood, quien tiene un libro que se llama John Locke and the Origins of
Agrarian Capitalism, en donde relaciona la visión de la propiedad de Locke con los
cambios sociopolíticos que ocurren en el agro inglés, sobre todo, a partir del siglo XVIII,
pero que ya están teniendo manifestaciones en las últimas décadas del siglo XVII,
básicamente, se trata la cuestión de los cercamientos. Recuerdan el pasaje del Discurso
sobre el origen…, donde se habla de aquel que plantó una estaca y dijo ‘esta tierra es mía’,
ése es el verdadero fundador de la sociedad civil. Allí Rousseau está remitiendo a una
memoria histórica, se refiere a algo que había ocurrido hace no tanto tiempo y que sus
lectores podrían, de algún modo, vagamente identificar.
tierras comunales de pastores. En algunos casos, sí, y así ocurrió, pero en otros casos la
tierra ya estaba apropiada y eran grandes extensiones, y lo que ocurría era que agricultores
trabajaban tierras de menor dimensión de propiedades más amplias de terratenientes y
después exigían la propiedad porque ellos la trabajaban y comenzaban a poner cercos.
Entonces, todos estos elogios de Locke al trabajo se los puede leer tanto de una como de
otra manera. Es decir, se puede decir que son una defensa de la apropiación de tierras
comunales, de tierras de pastoreo que tenían las ciudades en toda Europa, y que los
agricultores, que normalmente son de la pequeña nobleza, se apropian en este gran
desarrollo de la agricultura, y allí Locke parecería favorecer a la pequeña nobleza
terrateniente. Pero también hay que atender al hecho de que esa pequeña nobleza se opone
a los grandes terratenientes que poseen grandes extensiones ociosas, o que tienen cotos de
cazas particulares. Este argumento es el mismo que vuelve a aparecer en los intérpretes
que dicen que hay que descolonizar a Locke, es decir, que hay que comprender que la
teoría de Locke está funcionando como una legitimación de la apropiación de las tierras en
América por parte de los colonizadores. El caso es el mismo, el pastoreo requiere
extensiones inmensas, mientras que la agricultura implica el asentamiento. Pastoreo es el
nómada y la agricultura es el antecesor de la ciudad porque hay que ser sedentario. Pero,
además no solo eso, además la agricultura implica muchísima más producción de bienes
una vez que se sistematiza y se tecnifica.
Estudiante: [Inaudible]
Estudiante: [Inaudible]
Estudiante: [Inaudible]
Profesor: Lo que Adam Smith veía era que Locke con su reflexión sobre el trabajo
estaba yéndose desde una posición plenamente mercantilista a una que presta más atención
a la producción y cómo tiene lugar esa producción. Ya no hay tiempo para comenzar el
capítulo sexto. Nos vemos la próxima semana.