19 El Conectoma
19 El Conectoma
19 El Conectoma
Introducción 7
02 Conocer el conectoma 47
Índice 139
INTRODUCCIÓN
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desde el cerebro hasta la extermidad más alejada de nuestro cuer-
po, y a la inversa. Pero el sistema nervioso no solo transmite órde-
nes, sino que también almacena información. En el entramado de
cables y conexiones de nuestro cerebro están grabados nuestros re-
cuerdos, los rasgos de nuestra personalidad, nuestras habilidades,
emociones y facultades mentales, y todo ello se manifiesta cuando
la electricidad corre por sus circuitos.
De todo lo anterior se desprende que tanto la estructura de los
circuitos cerebrales como el tráfico nervioso que circula por ellos
son los dos elementos a estudiar para comprender no solo el fun-
cionamiento general del cerebro humano, sino también las dife-
rencias individuales que definen nuestra propia identidad. Seung
lo resume en una frase: «yo soy mi conectoma». El conectoma es,
pues, el conjunto de todos los circuitos cerebrales y sus conexiones,
el hardware estructural instalado en nuestro cerebro. Pero a este
conectoma estructural es preciso añadirle el funcional, el software,
la programación que hace correr la información sobre lo que ve-
mos, oímos o tocamos desde nuestros órganos sensoriales hasta el
cerebro, que elabora una respuesta en nuestros centros cerebrales,
y que la envía de vuelta a los rincones de nuestro cuerpo en forma
de órdenes. En resumen, el conectoma estructural es el mapa de la
red, el atlas de carreteras del cerebro, mientras que el funcional es
el tráfico real que circula por las distintas vías cuando pensamos,
recordamos, realizamos una tarea, dormimos o simplemente repo-
samos con la mente en blanco.
Entender los misterios del cerebro, especialmente cómo funcio-
na, tanto en condiciones normales como en el caso de las enferme-
dades cerebrales, es probablemente el reto científico más importan-
te que aborda la humanidad en el siglo XXI, llamado a ser el siglo
del cerebro. Responder a cómo el cerebro genera nuestra mente es
contestar a la pregunta que ha cautivado al ser humano desde anti-
guo, y si bien hemos avanzado mucho, aún estamos al principio de
un camino muy largo por recorrer. No obstante, hoy en día dispone-
8 1
mos de un arsenal técnico realmente espectacular y muy variado,
de cuya aplicación esperamos poder desentrañar los principios ope-
rativos del funcionamiento cerebral a todos los niveles, desde los
genes a las neuronas, pasando por las redes de neuronas conectadas
entre sí hasta llegar a elaborar un funcionamiento cerebral global.
Al estudiar el coneccoma debemos también tener en cuenta que
no es una entidad estática, sino que los circuitos cerebrales cam-
bian a lo largo de nuestra vida. reforzando o eliminando conexio-
nes entre neuronas en función del aprendizaje, las experiencias vi-
vidas o los recuerdos que preservar.
En las últimas décadas se ha emprendido el proyecto de conse-
guir un mapa completo del conectoma del cerebro humano, una
tarea ingente y ambiciosa. Este esfuerzo no puede ser abordado
por neurocientíticos individualmente, sino que es necesario el
concurso de matemáticos, físicos, ópticos, ingenieros, científicos
computacionales, procesadores de datos, diseñadores gráficos y
desarrolladores web, entre otros. Dada la complejidad del trabajo
por acometer, ha sido necesario diseñar ambiciosos proyectos de
investigación con la participación complementaria de todos estos
especialistas de tan diferentes ámbitos.
Aunque la conectómica sea una ciencia de reciente cuño, en
realidad sus raíces se hunden en todo el conocimiento del cere-
bro acumulado durante cientos de años, sin el cual sería imposi-
ble plantear el estudio del conectoma como un objetivo viable a lo
largo de este siglo. La comprensión de la actividad cerebral ha re-
corrido un largo camino desde los experimentos pioneros de Luigi
Galvani hasta el desarrollo de la electrofisiología en el siglo xx. Por
otra parte, la estructura celular del sistema nervioso descubierta
por Santiago Ramón y Cajal y otros científicos reveló que el cerebro
es un órgano muy diferente de cualquier otro, formado por neuro-
nas muy diferentes entre sí. El conjunto de estructura y función
determina cómo hablan las neuronas entre sí mediante un curioso
lenguaje conocido como código neuronal, el cual es básicamente
1 9
electricidad en movimiento que fluye por los circuitos cerebrales.
Conseguir cartografiar la forma y el funcionamiento de estos cir-
cuitos para obtener un mapa dinámico del conectoma supondrá un
paso de gigante cara a entender los principios operativos cerebra-
les que sustentan rasgos individuales tan específicos como nuestra
personalidad y forma de ser, impulsividad, sexualidad, capacidad
intelectual, el lenguaje, el modo en que nos movemos, cómo perci-
bimos nuestro entorno cambiante y la forma de reaccionar a dichos
cambios, cómo son nuestros suefi.os y ensueños, nuestros recuer-
dos, memoria y emociones, y en definitiva cómo tenemos organiza-
da nuestra mente. Aparte de conocer con exactitud nuestro conec-
toma, disponer del mapa detallado de todos los circuitos cerebrales
es una necesidad médica fundamental para conseguir un mejor
manejo terapéutico de todas aquellas enfermedades neurológicas y
mentales en las cuales está dañado dicho conectoma. Conociendo
la localización precisa de estos daños y las alteraciones inducidas
por ellos en el conectoma, podremos ofrecer mejores tratamientos
a los pacientes que sufren de enfermedades neurodegenerativas ta-
les como el alzhéimer y el párkinson, así como a los afectados por
depresión, trastornos bipolares, autismo, esquizofrenia, adiccio-
nes a drogas y otros muchos trastornos.
Pero una nueva ciencia requiere nuevas herramientas, y hoy la
coneclómica depende del desarrollo de tecnologías cada vez más
sofisticadas para indagar en las entrañas del cerebro: nuevas gene-
raciones de microscopios que nos permiten ver deLalles del orden
de la millonésima parte de un milímetro, trazadores neuronales que
nos dibujan con total precisión el origen, trayectoria y destino de las
conexiones cerebrales, técnicas de neuroimagen no invasiva para
observar el cerebro humano con una precisión milimétrica, o méto-
dos que combinan la genética, la óptica, la electrónica y los últimos
avances en tecnologías de computación e inteligencia artificial.
El conocimiento del conectoma abre la puerta a su modificación.
Dado que el cerebro es básicamente electricidad en movimiento, se
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puede utilizar dicha electricidad para manipularlo, opción que hoy
en día ya es una realidad médica con tratamientos como la esti-
mulación magnética transcraneal y la estimulación cerebral pro-
funda a alta frecuencia. Algunas de las nuevas tecnologias se están
experimentando de cara a este mismo fin, como la optogenética,
la quimiogenética o la ingeniería genética. Muchas de estas técni-
cas experimentales se encuentran tan avanzadas hoy en día que su
aplicación en humanos será posible en unos pocos años. El hori-
zonte de la manipulación del conectoma no se restringe únicamen-
te al beneficio médico para las personas afectadas por lesiones o
enfermedades cerebrales, sino que muchos científicos tienen ya su
mirada puesta en un futuro que nos permitirá aumentar nuestras
capacidades mentales. Si nuestro conocimiento de una lengua se
graba en forma e.le conexiones neuronales, ¿sería posible manipu-
lar el conectoma para imprimimos nuevos idiomas extranjeros en
el cerebro sin necesidad de aprenderlos? ¿Podríamos aprovechar
nuestro conocimiento del conectoma para ampliar nuestra memo-
ria, mejorar nuestra inteligencia o convertirnos en virtuosos del
piano? Si llegamos algún día a disponer del mapa personal de nues-
tro conectoma de manera similar a como hoy ya podemos dispo-
ner de nuestro genoma, ¿sería posible hacer una copia de seguridad
de nuestros recuerdos en una red informática para permitimos un
volcado posterior cuando nos veamos afectados por la enfermedad
de Alzheimer? Estas especulaciones y otras muchas hoy en día ya
no son fantasías, sino que pueden leerse en los artículos especiali-
zados y libros de divulgación escritos por prestigiosos neurocientí-
ficos. El conocimiento del conectoma transformará por completo
nuestra comprensión de nosotros mismos y, con ello, la propia ex-
periencia humana; hoy en día incluso algunos científicos exploran
la posibilidad de crear réplicas computacionales de nuestro cere-
bro para conseguir algo cercano a una forma de inmortalidad.
Todo ello suena muy tentador, pero quizá también pueda pa-
recer aún lejano. Y sin embargo, en nuestros días estamos viendo
1 11
cómo se derriban algunas barreras que hasta hace pocos años sepa-
raban la ciencia ficción de la ciencia real. Ya se ha conseguido ma-
nipular los circuitos cerebrales de los ratones para fines tales como
borrar e implantar recuerdos a voluntad. Y aunque el cerebro hu-
mano es notablemente más grande y complejo que el de un roedor,
los principios básicos de su mecánica son los mismos. Los cimien-
tos de la manipulación del conectoma ya están asentados. Hasta
dónde podrá llegar la humanidad con dichos conocimientos es algo
hoy difícil de anticipar; pero de igual modo que hoy nos resulta in-
concebible pensar en un mundo en el que se operaba sin anestesia
o una simple infección era casi una condena a muerte, podemos
confiar en que los humanos de finales del siglo XXI recordarán con
incredulidad la época en que el cerebro aún era una caja negra que
nos negaba el acceso a los secretos de la mente.
12 1
01 EL CEREBRO, UNA
COMPLEJA RED DE REDES
Resulta curioso que el cerebro esté formado sobre todo por gra-
sa, algo que solemos relacionar con aquello que le sobra a nuestro
cuerpo, y que sin embargo sea el componente mayoritario de nues-
tro órgano pensante. Hay una buena razón para ello: si observamos
una masa de cables eléctricos, lo que veremos será sobre todo plás-
tico, el material aislante que recubre los hilos de cobre para que no
cortocircuiten entre sí. En el caso de las fibras nerviosas, el aislante
biológico es la grasa, la cual forma en torno a dichas fibras la deno-
minada vaina de mielina, siendo este ingrediente el que otorga al
cerebro su característico color blanquecino y su consistencia algo
gelatinosa. Lo que más llama la atención en la superficie externa del
cerebro es su aspecto típicamente arrugado. Si lo comparamos con
el cerebro de otros animales, veremos que por ejemplo la superficie
del cerebro en los roedores es prácticamente lisa, superficie que se
va arrugando cada vez más conforme ascendemos en la escala evo-
lutiva (gatos, perros y monos), apareciendo surcos y circunvolu-
ciones. Este aspecto cambiante entre diferentes especies animales
viene motivado por el progresivo desarrollo evolutivo de la capa
más externa del cerebro que se conoce con el nombre de corteza
cerebral, desarrollo que alcanza su máxima expresión en el cerebro
humano. Con un grosor medio de 2,4 milímetros, en su conjunto la
corteza cerebral abarca una superficie de unos 2000 centímetros
cuadrados, aproximadamente el -tamaño de una pizza mediana, y
CEREBRO
Lóbulo temporal
Memoria
Comprensión
Lenguaje
Puente
de Varolio
\
J 'j ,
CEREBELO
l
TRONCO CEREBRAL { Lóbulo occipital
Médula oblongada
(bulbo raquídeo) Visión
Respiración
Corazón Médula espinal
Representación esquemática de los distintos lóbulos cerebrales. con indicación de
sus principales funciones atribuidas por regiones.
r FrG.2
Dendritas Núcleo
Axón
Vainas de
mielina
Soma
25
esto no zanjó la controversia: cuando Golgi y Ramón y Cajal com-
partieron el premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1906 el ita-
liano continuaba defendiendo su teoría reticular, lo que llevó a
una situación insólita cuando dos investigadores premiados con
el mismo galardón sostuvieron posturas enfrentadas en sus dis-
cursos. Aunque a partir de entonces y fruto de la clara evidencia
la mayoría de los neurocientíficos fueron progresivamente abra-
zando la teoría neuronal, no fue hasta mediados del siglo xx con
la invención de la microscopía electrónica, con un poder de re-
solución muy superior a la microscopía óptica, cuando se pudo
certificar definitivamente la validez de los postulados de Ramón
y Cajal.
Neurotransmisores r recaptadora de
neurotransmisores
I(
~ ~
~¿ fü'
•...97 ........
-~,1
~°'·
00°1
Receptores de ~ff '••• h
neurotransmisores -..__ --:..~~-'~: •
Espacio
} sináptico
( l Botón
1
dendrítico
39
cunstancia, Sporns y Hagmann definieron el conectoma como el
conjunto de las conexiones neuronales del cerebro. Ambos cien-
tíficos razonaron que conocer los elementos y las interconexiones
de la red cerebral era esencial para entender su funcionamiento,
tanto en el cerebro sano como en el afectado por alguna enferme-
dad o lesión. La conectómica tiene uno de sus máximos impulso-
res en Sebastian Seung, anteriormente mencionado, para quien
conocer nuestro conectoma equivale plenamente a conocernos a
nosotros mismos.
Conocer el conectoma 1 49
no tenemos una única madeja, sino muchas de ellas, todas entrela-
zadas y revueltas entre sí.
La investigación sobre la organización de las vías nerviosas de
esta red de redes ha sido y sigue siendo de un interés fundamen-
tal para las neurociencias, lo que ha
El conectoma impulsado los esfuerzos actuales para
aumentará nuestra tratar de definir el mapa de las cone-
comprensión de xiones del cerebro humano. Pero no
cómo los estados debemos olvidar que, como advierten
funcionales Olaf Sporns y otros neurocientíficos, la
cerebrales emergen estructura es solo uno de los enfoques
a partir de su del problema que debe complementar-
sustrato estructural. se con el estudio del tráfico nervioso
ÜLAF 5PORNS que discurre por estos circuitos, el co-
nectoma funcional. De hecho, la pre-
gunta principal sigue siendo cómo la estructura de los circuitos
cerebrales se corresponde con su función, tanto en situaciones nor-
males como en las enfermedades neurológicas y mentales. Con el
fin de acercarnos a este objetivo disponemos de diferentes técnicas
para estudiar el microconectoma, a la escala de las sinapsis y neu-
ronas individuales, y el macroconectoma, al nivel de las grandes
vías cerebrales. El microconectoma se está estudiando con mucho
detalle en animales de laboratorio empleando diversas técnicas
microscópicas y moleculares. Por su parte, el macroconectoma se
aborda mediante diferentes métodos de neuroimagen no invasiva
que han progresado de una manera espectacular en los últimos
años, obteniéndose hoy en día una resolución y detalles sin pre-
cedentes. Por otra parte, una ventaja adicional de los sistemas de
neuroimagen es que permiten visualizar la actividad del cerebro
vivo en acción y en reposo, tanto en personas sanas como en pa-
cientes afectados por trastornos o lesiones, lo que convierte a estas
técnicas en herramientas insustituibles para progresar en la inves-
tigación del concctoma funcional.
50 1 Conocer el conectoma
EL MICROCONECTOMA, UN BOSQUE DE AXONES
Y SINAPSIS
Conocer el conectoma j 51
les de la década de 1970 del denominado flujo axoplásmico, un pro-
ceso que consiste en el transporte de sustancias en el interior de las
neuronas a lo largo de su axón; transporte que puede realizarse en
sentido anterógrado, desde el cuerpo de la neurona hasta las termi-
naciones del axón, o en sentido retrógrado, desde las terminaciones
axónicas hasta el cuerpo neuronal. Gracias a estas propiedades de
transporte a lo largo del axón es posible emplear sustancias llama-
das trazadores neuronales que, tras ser inyectadas mediante finas
agujas en el cerebro de animales de laboratorio, son captadas por las
neuronas y transportadas en un sentido, en el otro o en ambos, dibu-
jándose así los circuitos cerebrales con origen o destino en la zona
cerebral donde se inyectan. Hoy en día disponemos de numerosos
trazadores neuronales diferentes que nos permiten estudiar con
enorme detalle el microconectoma del cerebro de los animales de
laboratorio. Así y a modo de ejemplo, empleando trazadores neuro-
nales de diferente índole, hoy en día conocemos con detalle aproxi-
madamente unos 60 000 circuitos cerebrales en roedores (ratones y
ratas), y unos 20000 circuitos del cerebro de los macacos. El primer
trazador retrógrado fue introducido en 1971 por Krister Kristensson
e Yngve Olsson, investigadores de la Universidad de Gotemburgo
(Suecia). Se trataba de la enzima peroxidasa extraída de una varie-
dad de rábano denominada rabanilla picante. Tras ser inyectada en
una determinada zona del cerebro, la peroxidasa es captada por las
terminales axónicas y transportada hacia las neuronas que originan
dichos axones, donde se acumula con el tiempo y puede detectarse
mediante una reacción química que produce una tinción, lo que per-
mite conocer dónde se localizan y cuántas son las neuronas que in-
tegran un determinado circuito cerebral. La peroxidasa de rabanilla
picante ha tenido un uso generalizado durante más de dos décadas
en laboratorios de todo el mundo hasta bien entrada la década de
1990, y de hecho se han publicado más de 18 000 artículos científicos
sobre circuitos cerebrales empleando esta técnica. También en 1971,
W. Maxwell Cowan y sus colaboradores en la Facultad de Medicina
52 1 Conocer el conectoma
t w:
4-arifttmMq~
~,
Conocer el conectoma 1 53
de la Universidad Washington de San Luis (EE.UU.) demostraron que
el aminoácido leucina marcado con un compuesto radiactivo (tritio),
tras inyectarse en una zona del cerebro, era captado por las neuronas
allí localizadas y transportado anterógradamente a lo largo del axón
hasta llegar a sus terminaciones más distantes. Así se caracterizó el
primer trazador neuronal anterógrado, que permitía contestar a la
pregunta de hacia dónde envía conexiones un determinado grupo
de neuronas y cuál es la trayectoria de estas fibras nerviosas. Desde
entonces se han ido incorporando nuevas moléculas, engrosando el
arsenal técnico de los trazadores anterógrados y retrógrados, y por
tanto ampliando sobremanera nuestras capacidades a la hora de
describir la organización de diferentes microconectomas en el cere-
bro de animales de laboratorio. Entre los trazadores retrógrados más
populares actualmente en uso destacan compuestos fluorescentes y
fragmentos inertes de ciertas toxinas bacterianas, corno la llamada
fracción B de la toxina colérica. En cuanto a los trazadores anteró-
grados, los más utilizados han sido la leucoaglutinina de Phaseolus
vu/garis (una variedad de alubia americana del tipo de los frijoles),
descrita en 1984, y diferentes derivados de los azúcares denomina-
dos aminodcxtranos, introducidos en 1992. Todos estos compuestos
siguen usándose habitualmente en los laboratorios de investigación,
existiendo técnicas y protocolos que permiten emplear combinacio-
nes de tres o cuatro trazadores a la vez, unos anterógrados y otros
retrógrados. Estos métodos permiten no solo cartografiar con detalle
hasta cuatro microconectomas en un mismo animal, sino que tam-
bién muestran cómo se relacionan entre sí esos cuatro circuitos. Si
imaginamos el concctoma cerebral como una masa de madejas en-
marañadas, el empleo de varios trazadores neuronales equivaldría a
la posibilidad de teñir individualmente hasta cuatro de esas madejas
con distintos colorantes. Además de obtener mucha más informa-
ción de estos estudios que combinan varios trazadores neuronales,
los experimentos así diseñados permiten reducir considerablemen-
te el número de animales de laboratorio necesarios y progresar más
54 1 Conocer el conectoma
rápidamente en la obtención de resultados, lo cual es crítico en una
tarea tan extensa corno rnapear un conectorna.
Un caso especial de trazadores neuronales es el uso de cienos
virus vivos que de forma natural siguen el recorrido de las neuro-
nas. A diferencia de los trazadores artificiales, son capaces además
de saltar de una neurona a otra, permitiendo estudiar la organiza-
ción de diferentes cadenas consecutivas de neuronas dentro de un
mismo circuito cerebral. Un ejemplo es el virus de la rabia. Si un pe-
rro rabioso nos muerde en una mano, nos transmite el virus que es
captado por las terminales nerviosas que controlan los músculos
de la mano. Como este virus es neurotrópico (esto es, progresa re-
trógradarnente por las vías nerviosas), asciende por los axones has-
ta la médula espinal cervical, donde están las neuronas motoras o
rnotoneuronas que controlan el movimiento de los músculos. Allí
el virus se integra en el genoma neuronal y lo pone a su servicio,
produciendo nuevas partículas virales. Cuando estos nuevos virus
alcanzan una cantidad crítica, son capaces de saltar retrógrada-
mente a través de la sinapsis, un fenómeno que se conoce corno
transmisión transináptica. Así llegan a los terminales nerviosos de
las neuronas localizadas en la corteza cerebral que hacen contacto
con las neuronas motoras de la médula espinal. De este modo, el vi-
rus asciende hasta alcanzar la corteza cerebral, donde nuevamente
se reproduce hasta conseguir una infección generalizada del cere-
bro conocida como encefalitis rábica, normalmente de curso fatal.
Este neurotropismo natural se aprovecha para emplear el virus de
la rabia - y otros como el virus herpes- a modo de trazadores neu-
ronales retrógrados transinápticos, inyectándolos de manera con-
trolada en una zona cerebral concreta para observar cómo se trans-
portan desde los terminales axónicos hasta los cuerpos neuronales
y seguidamente a otras neuronas conectadas (fig. 1). Esta técnica
permite estudiar no solo las conexiones entre dos zonas del cere-
bro, sino todas las diferentes estaciones que componen un circuito
cerebral formado por el encadenamiento de varias neuronas.
Conocer el conectoma 1 55
rFIG.1
0 Trazador neuronal retrógrado viral
El trazador pasa de las
Se inyecta El trazador asciende por el axón hasta dendritas a los axones
el trazador el cuerpo ne~ronal y las dendritas que conectan con ellas
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'
Funcionamiento de un trazador ne uronal retrógrado vira l lamba] y otro
convencional labajol
56 1 Conocer el conectoma
Atlas y el Mouse Connectome Project, que integran conjuntamente
todos estos datos para conseguir obtener un mapa detallado de las
conexiones cerebrales. El primero de ellos, dirigido por el Instituto
Allen de Ciencias del Cerebro en EE.UU., es una rama de un pro-
yecto más amplio completado en 2006 y que consiguió elaborar un
mapa en 3D del cerebro del ratón que detallaba la localización de la
expresión de 21000 genes a nivel celular. El atlas de conectividad,
lanzado en 2013, ha empleado diferentes trazadores neuronales
con el fin de obtener un mapa tridimensional a alta resolución de
todas las conexiones del cerebro del ratón, permitiendo a los neu-
rocientíficos entender el cableado cerebral para comprender mejor
cómo funciona el cerebro en condiciones normales y patológicas.
El proyecto ha sido un esfuerzo multidisciplinar que engloba a neu-
rocientíficos, ingenieros, matemáticos, físicos, expertos en compu-
tación y diseñadores de gráficos web, y los mapas generados están
disponibles en internet para toda la comunidad investigadora. Se
trata de un ejemplo de la aplicación del Big Data a la neurocien-
cia que está contribuyendo de una manera esencial al desarrollo de
esta disciplina. De cara al futuro, el Instituto Allen está diseñando
proyectos sobre el conectoma del cerebro humano adulto y en de-
sarrollo mediante el empleo de técnicas de neuroimagen, así como
estudios del conectoma del cerebro del mono.
Por su parte, el Mouse Connectome Project (MCP) es una inicia-
tiva financiada por los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU.
y dirigida por la Universidad del Sur de California. El objetivo de
este proyecto es crear un atlas completo de las conexiones del ce-
rebro del ratón partiendo de conexiones individuales identificadas
con trazadores neuronales anterógrados y retrógrados. Con esta
técnica, los investigadores están mapeando las aproximadamente
800 áreas diferentes identificadas en el cerebro del ratón. Hasta la
fecha han conseguido resolver 1137 circuitos anatómicos, los cua-
les han sido colocados con exactitud en el atlas cerebral de refe-
rencia del Instituto Allen y pueden consultarse libremente gracias
Conocer el conectoma 1 57
a una herramienta online llamada iConnectome Viewer. Comple-
mentariamente, se ha desarrollado iConnectome Maps, otra he-
rramienta donde se han volcado las conexiones identificadas entre
las diferentes áreas de la corte2a cerebral y entre esta y otra zona
denominada cuerpo estriado, relacionada con el inicio y la plani-
ficación de los movimientos. Estos mapas permiten comparar de
una manera sencilla los patrones de organización del cableado de
estas zonas, siendo posible identificar las vías anatómicas de entra-
da y salida de información neuronal. Aparte de estas conexiones,
los investigadores del MCP están creando continuamente nuevos
mapas de los conectomas de otras zonas cerebrales, los cuales se
irán incorporando progresivamente a las herramientas online tan
pronto estén completados. Actualmente, el MCP estudia diferen-
tes patologías cerebrales neurodegenerativas que se caracterizan
por la presencia de daños en el conectoma, tales como el autismo
o las enfermedades de Parkinson, Alzheimer, Huntington y otras.
Por ejemplo, datos obtenidos en 2016 han permitido relacionar
diferentes alteraciones en las conexiones corticoestriadas con los
trastornos del espectro autista y la enfermedad de Huntington. La
localización precisa de las lesiones del conectoma en estas enfer-
medades puede servir de gran ayuda para mejorar los tratamien-
tos existentes.
58 1 Conocer el conectoma
en acción, pero a cambio pueden aprovechar el inmenso poder de
resolución de la microscopía electrónica para llegar al detalle de las
sinapsis individuales. Un ejemplo es la llamada microscopía elec-
trónica de barrido en serie de imágenes en bloque (SBFSEM, por
sus siglas en inglés), que consiste en obtener pequeños bloques de
tejido cerebral, introducirlos en un microscopio electrónico para
observar su cara superior, y después ir cortando y eliminando su-
cesivamente finas rebanadas de 25 nanómetros de espesor para ob-
servar la muestra en sus distintos planos de profundidad (fig. 2).
Finalmente, la recomposición de miles de imágenes así obtenidas
permite construir un mapa tridimensional. Uno de los investiga-
dores que emplean este método es Sebastian Seung, que lo ha apli-
cado al estudio de las conexiones en la retina del ratón. Seung ha
creado un juego online llamado Eyewire para que los voluntarios
puedan identificar las proyecciones y sinapsis de las neuronas me-
diante un código de colores y así ayudar a la reconstrucción de las
imágenes en 3D. Sin embargo, el procedimiento solo es adecuado
rF1G.2
Se coloca la muestra La cuchilla corta La muestra baja para
sobra un s oporte una fina rebanada permitir la retracción
piramidal La muestra sube da la superficie de la cuchilla
Conocer el conectoma 1 59
para elaborar conectomas parciales, ya que cada bloque cúbico de
tejido cerebral mide unas 6 mic;:ras, por lo que se necesitarían unos
250 billones de muestras para cubrir el cerebro completo.
Un sistema parecido es la microscopía electrónica de barrido
con chorro de iones focalizados (FIBSEM), que es una técnica de
microscopía electrónica automatizada. Este equipo consta de dos
haces. El primero es un haz de iones que corta la muestra de tejido
al ser enfocado sobre ella, exponiendo una parte de su superficie.
El segundo es un haz de electrones, básicamente el mismo que el
de un microscopio de barrido convencional, que se usa para obte-
ner una imagen de la superficie recién cortada a partir de los elec-
trones retrodispersados. Así se toman imágenes seriadas que lue-
go pueden unirse para reconstruir la estructura tridimensional.
En EE.UU. el proyecto FlyEM está empleando esta técnica para
mapear el conectoma cerebral de la mosca de la fruta Drosophila
melanogaster. Pero incluso para un insecto tan pequeño, la tarea
de capturar capa a capa todo el volumen de su cerebro requiere
un trabajo de entre dos y tres años para tomar un total de medio
millón de imágenes.
Estas técnicas microscópicas tienen la ventaja de ofrecer una
visualización directa de las conexiones neuronales, permitiendo
situarlas en sus coordenadas espaciales dentro del gran microcos-
mos del cerebro. Pero la escala de este microcosmos es de una in-
mensidad casi inabarcable, al menos hasta que los microscopios
puedan trabajar a velocidades muy superiores a las actuales y los
sistemas de inteligencia artificial puedan sustituir al ojo humano
en el reconocimiento y la identificación de las sinapsis. Para supe-
rar estas barreras, algunos investigadores proponen otro enfoque
capaz de procesar muestras en masa aprovechando los avances
en las tecnologías de secuenciación de ADN surgidos a raíz del
Proyecto Genoma Humano. La idea, impulsada por el neurocien-
tífico Anthony Zador del Cold Spring Harbor Laboratory (EE.UU.),
se basa en identificar las sinapsis no por su posición espacial en el
60 1 Conocer el conectoma
>SEBASTIAN SEUNG Y EL JUEGO DE LAS SINAPSIS
El científico coreano- estadouni-
dense Sebastian Seung procede
del campo de la física teórica,
pero su posterior interés en la
neurociencia computacional le
ha llevado a convertirse en uno
de los principales impulsores de
la investigación conectómica. La
tarea de construir un conectoma,
incluso uno sencillo, requiere un
inmenso volumen de trabaJo que
todavía hoy necesita contar con
el ojo humano. Por ello, en 2012
Seung decidió invitar a los inter-
nautas a part1c1par en el mapeo
del conectoma de la retina del
ratón. Mediante microscopía
electrónica SBFSEM, el investi-
gador obtuvo miles de imágenes - Sebast1an Seung. creador de Eyewire. en
de secciones en dos dimensio- su laboratorio.
nes que los voluntarios deben
examinar a través del Juego online Eyew1re para armar un puzle tridimen-
sional. A los jugadores, que no necesitan conoc1m1entos científicos, se les
presenta la imagen interactiva en 30 de un pequeño bloque cúbico de tejido
en el que se ha marcado una prolongación neuronal en color. Navegando
a través de las secciones sucesivas del bloque, el jugador debe seguir el
rastro de esa neurona e ir coloreando su recorrido. Los jugadores ganan
puntos en función de su destreza y rapidez, y pueden interactuar con otros
participantes. Eyewire cuenta con más de un cuarto de millón de jugadores
en todo el mundo.
61
cerebro, sino por una firma genética única para cada una de ellas.
La técnica consiste en introducir en cada neurona una secuencia
aleatoria de ADN o ARN que ac~úe como una especie de código de
barras genético. A continuación se aplica un procedimiento, por
ejemplo un virus trazador o una molécula que actúe como ancla,
para que las neuronas conectadas por una sinapsis se presten la
una a la otra sus respectivos códigos de barras. De este modo, al
secuenciar el ADN de una neurona, los códigos que se encuentren
en ella revelarán con cuáles otras está conectada. La ventaja de
este método, cuya versión más reciente se denomina SYNseq, es
que tanto la secuenciación como el tratamiento de los datos gené-
ticos hoy están totalmente automatizados, por lo que es posible
acelerar y abaratar enormemente la construcción de un conecto-
ma. Aunque este sistema no localiza la posición espacial de las
sinapsis en el cerebro, sí permite elaborar un diagrama de cone-
xiones.
62 1 Conocer el concctomu
La neuroimagen por resonancia magnética
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tablemente la adquisición de imágenes. Los primeros prototipos de
máquinas MRI para uso médico aparecieron en la década de 1970.
Por su desarrollo de esta tecnología, Lauterbur y Mansfield recibie-
ron el premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2003.
La aplicación de la MRI a la imagen médica se basa en la dife-
rente respuesta de cada tipo de átomo al campo magnético, lo que
permite estudiar la composición molecular de un tejido o de un
determinado material, creando además imágenes bidimensiona-
les o tridimensionales. En concreto, la mayoría de imágenes por
resonancia magnética que se realizan en diagnóstico médico y en
investigación están basadas en el átomo de hidrógeno, debido a su
abundancia natural en el cuerpo humano, especialmente en forma
de agua y grasa. Por esta razón, los equipos de resonancia magnéti-
ca están sintonizados para emitir y detectar ondas de radio a la fre-
cuencia del núcleo de hidrógeno. El equipo de resonancia cuenta
con ciertos componentes que detectan la localización espacial de
los átomos de hidrógeno en una imagen bidimensional.
La MRI ha revolucionado el campo del diagnóstico médico por
imagen, pues debido a sus fundamentos físicos no es necesario
someter al paciente a radiaciones potencialmente nocivas como
ocurre en el caso de una radiografía o un escáner. Al ser un procedi-
miento inocuo, puede utilizarse en estudios con personas sanas y
para realizar seguimientos y múltiples exploraciones en un mismo
individuo sin poner en riesgo su salud. Este aspecto otorga a la MRI
un potencial clave para el estudio del cerebro humano, puesto que
permite estudiar su evolución en presencia de una enfermedad, los
cambios asociados con la edad o su respuesta a estímulos externos,
entre otras muchas posibilidades.
Una de las aplicaciones que se ha explorado en las últimas dos
décadas es el estudio del macroconectoma humano. Dado que los
tejidos de composición química diferente producen una cantidad
distinta de señal, se origina un contraste visual entre ellos. En una
imagen anatómica de MRI, que siempre se visualiza en escala de
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grises, el valor de gris de la sustancia blanca del cerebro es menor
que el de la sustancia gris, el cual a su vez es menor que el del líqui-
do cefalorraquídeo que circula por los ventrículos cerebrales. Así,
las estructuras cerebrales de la sustancia gris (donde se encuentran
los cuerpos neuronales) se verán en color gris bastante más oscu-
ro que las zonas cerebrales de la sustancia blanca (formada por los
axones de las neuronas), en tanto que los ventrículos cerebrales
que contienen el líquido cefalorraquídeo se observan en un color
prácticamente negro. Por tanto, las imágenes de MRI diferencian
claramente entre estas estructuras, ofreciendo una información
anatómica muy valiosa.
Un aspecto clave para el avance en la investigación del macroco-
nectoma del cerebro humano es la obtención de imágenes de reso-
nancia magnética de alta calidad. Para ello es necesario optimizar
tanto la detección de la señal como el contraste entre los tejidos. ob-
teniéndose una buena diferenciación anatómica de las estructuras
cerebrales pero sin sacrificar la resolución espacial de la imagen fi-
nal. Cuanto mayor es el campo magnético generado por el imán del
equipo de resonancia magnética, más cantidad de señal podremos
detectar. Desde el primer aparato que se fabricó en 1979, la potencia
del campo magnético se ha multiplicado por varias decenas, lo que
ha permitido mejorar la resolución de la imagen generada. Hoy en
día es posible detectar estructuras anatómicas de muy pequeño ta-
maño que antes eran imposibles de visualizar, incluso inferiores a
1 milímetro. Finalmente, otro aspecto fundamental que ha influido
en la mejora de la calidad de la imagen es el refinamiento de los
receptores de la señal, que además ha reducido el tiempo necesario
para la adquisición de la imagen.
Sin embargo, lo explicado hasta ahora solo ofrece una imagen
estática a modo de «foto fija» sobre la composición y estructura del
cerebro, pero no es capaz de incorporar información sobre cómo
evoluciona la actividad cerebral. Este es un aspecto crucial en el es-
tudio del conectoma funcional, ya que se trata de correlacionar la
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actividad de diferentes áreas que están conectadas entre sí. Con el
fin de solucionar esta limitación, en la década de 1990 se introdujo la
imagen de resonancia magnética funcional (IRMf) gracias al descu-
brimiento del efecto BOLD, que supuso otro nuevo hito tecnológico
en el campo de la neuroimagen. Este efecto se basa en el hecho de
que la actividad neuronal está asociada al consumo de glucosa, que
es la principal fuente de energía cerebral. La glucosa no se acumula
en el cerebro, de manera que cuando la actividad de las neuronas au-
menta, lo hace también el consumo de glucosa, que es transportada
junto con el oxígeno desde otras partes del cuerpo al cerebro a través
del flujo sanguíneo. Así, el aumento de la actividad neuronal conlle-
va un aumento local del flujo sanguíneo rico en oxígeno. Esta varia-
ción de la concentración de oxígeno en la sangre altera sus propie-
dades magnéticas, lo que se conoce como efecto BOLD {por las siglas
en inglés de «dependiente del nivel de oxigenación en la sangre»).
Estos cambios son detectables por la resonancia magnética de ma-
nera diferencial. Es decir, si tomamos dos imágenes del cerebro, una
primera en situación de reposo y otra segunda durante la realización
de una tarea que aumente la actividad neuronal, podremos observar
cambios entre las dos imágenes que son debidos al efecto BOLD y
que por tanto nos permiten obtener un marcador de la actividad ce-
rebral asociada a una zona concreta. Así, el efecto BOLD se ha utili-
zado para identificar las regiones cerebrales específicas relacionadas
con el movimiento, la visión, el lenguaje, la memoria, etc. De este
modo se obtiene un mapa de áreas funciona/es, esto es, una identifi-
cación de las zonas cerebrales asociadas a una determinada función.
Dichos mapas nos sirven para comprender mejor la organización y
la función de nuestro cerebro. Dado que la resonancia magnética
funcional nos informa muy certeramente de la actividad neuronal,
se utiliza en la planificación de las intervenciones quirúrgicas de
neurocirugía, por ejemplo para extirpar un tumor cerebral eliminan-
do la menor cantidad posible de tejido sano. Pero además y de cara
a la constrncción del conectoma, la observación de los patrones ob-
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