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Enzimas
Las funciones vitales de una célula implican la existencia de un gran número
de procesos y vías metabólicas que consisten en secuencias de reacciones químicas que se llevan a cabo en presencia de catalizadores biológicos denominados enzimas. Si estas reacciones ocurrieran en ausencia de estos catalizadores serían tan lentas que no podrían responder a las necesidades fisiológicas de las células. Una función tan compleja y específica como la de las enzimas sólo puede ser cumplida por moléculas estructuralmente complejas y que son susceptibles a la acción de factores que modifican su actividad. La mayoría de las enzimas son proteínas con propiedades catalíticas, cuya función, además de poder ser regulada presenta, como veremos más adelante, un alto grado de especificidad. Como todo catalizador, las enzimas aumentan notablemente la velocidad (¿cómo se define?) de las reacciones químicas y cumplen con las siguientes condiciones:
● Son efectivas en cantidades pequeñas.
● No sufren modificaciones ni cualitativas ni cuantitativas al final de la
reacción. Es decir, deben quedar químicamente inalteradas.
● No afectan la posición del equilibrio de la reacción que catalizan. Es decir,
en presencia del catalizador se llega mucho más rápidamente al equilibrio, pero el mismo es igual al que se llegaría en ausencia del catalizador. Además de cumplir estas condiciones propias de todos los catalizadores, las enzimas presentan una serie de características, derivadas de su naturaleza proteica, que las diferencia netamente de los catalizadores inorgánicos:
● Son termolábiles.
● Presentan una mayor eficiencia, entendiendo por eficiencia al número de
moles de sustrato transformado por mol de catalizador, en la unidad de tiempo.
● Son altamente específicas en relación a la naturaleza de la reacción que
catalizan y al sustrato que utilizan.
● Están sujetas a una gran variedad de controles celulares.
Centro activo de las enzimas
El centro activo de la enzima es el responsable directo de su acción catalítica
y de su especificidad, aunque el resto de la molécula (constituida por los aminoácidos estructurales) aporta al mantenimiento de todo el conjunto. Especifidad enzimática: Se entiende por especificidad enzimática a la limitación de acción de cada enzima hacia un sustrato determinado (o un grupo de sustratos estructuralmente relacionados) y en relación a una reacción química perfectamente definida.
Como ejemplo podemos mencionar a la ureasa, enzima que desdobla
específicamente a la urea en amoníaco y CO2.
Otro ejemplo es la enzima succinato deshidrogenasa, que oxida
exclusivamente al succinato para dar fumarato. Esta última es una flavoproteína que contiene FAD covalentemente unido que actúa específicamente en la reacción como aceptor de hidrógeno.
En algunos casos de reacciones bimoleculares, la enzima es altamente
específica para uno de los sustratos de la reacción y no para el otro. Por ejemplo, la enzima alcohol deshidrogenasa es específica para la coenzima NAD+ , pero no es tan específica con respecto al otro sustrato, que puede ser un gran número de alcoholes primarios, secundarios o polialcoholes como el etilenglicol.