Noción Del Consumidor Final
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PROTECCIÓN
AL CONSUMIDOR
las empresas supervisadas por la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (en adelante, la SBS)
teniendo en cuenta las normas que dicha entidad emita en el marco de sus facultades regulatorias.
Sin embargo, en el marco de los procedimientos emprendidos por la autoridad, si bien el Código ha
facultado al Indecopi a iniciarlos de oficio ante el incumplimiento de las disposiciones contenidas
en dicho cuerpo normativo, corresponde delimitar su competencia en concordancia con las
obligaciones a las cuales las entidades supervisadas por la SBS se encuentran sujetas, según su
respectiva normativa sectorial.
Así, de conformidad con el artículo 81 del Código y el artículo 19 del Reglamento de Sanciones de
la SBS, si bien esta última entidad tiene expresamente la competencia para sancionar patrones de
conducta de las empresas del sistema financiero y de seguros (bancos y compañías de seguros),
que vulneren las disposiciones contenidas en los anexos del Reglamento de Sanciones, lo cierto
es que en tanto constituya una conducta transversal aplicada a una pluralidad de clientes, que
evidenciaría una afectación concreta y específica de los derechos de los consumidores, el Indecopi
22 también es competente sobre las afectaciones individuales e, incluso, sobre las afectaciones a un
grupo de consumidores identificados e individualizados.
Finalmente, se precisa que, con la finalidad de delimitar y asignar competencia en los asuntos
relacionados con la administración de fondos de pensiones a cargo de las AFP, el Código ha
otorgado expresamente competencia en forma exclusiva a la SBS para resolver las denuncias de
los consumidores que puedan constituir infracciones al Código o a las normas complementarias
en materia de protección al consumidor, en especial aquellas que estén relacionadas al SPP y se
encuentren vinculadas a los temas detallados en los títulos IV, V y VII del Compendio de Normas
del SPP. Asimismo, se ha otorgado a la SBS facultades de imposición de medidas cautelares y de
aplicación de medidas correctivas reparadoras y complementarias.
natural, pese a haber adquirido inmuebles con la finalidad de arrendarlos, pueda ser considerada
consumidora, en la medida en que no se dedicaba de manera habitual al giro de actividades
inmobiliarias. Por el contrario, el hecho de pretender dar en alquiler los inmuebles adquiridos,
constituiría una disposición puntual de su patrimonio, enmarcándose en una finalidad personal.
De esta forma, se evita privar de protección a los destinatarios finales, a la vez que se cumple con
la tutela efectiva que deben tener los consumidores ante situaciones de asimetría informativa.
Sin perjuicio de ello, es importante indicar que para determinar si un producto o servicio puede
tener un uso mixto, es necesario realizar un análisis caso por caso, evaluando si de acuerdo con las
características y naturaleza del bien o producto, este puede configurar un uso mixto.
Así, en el caso de los bienes cuyas características permitan inferir que su uso es destinado 23
normalmente a un ámbito personal y/o familiar, se considerará al denunciante como consumidor
protegido, salvo prueba en contrario, para lo cual serán de gran importancia los medios probatorios
que se aporten en el expediente. Es importante precisar que no se tomará en cuenta el carácter
cuantitativo, a fin de evaluar el uso mixto de un bien; de esta manera, el denunciante no deberá
demostrar en un determinado caso la proporción de uso personal o comercial que dio a un bien, a
fin de ser calificado como consumidor.
Sin embargo, cuando se trate de bienes que por sus características sean destinados normalmente
a formar parte de actividades económicas o empresariales —el caso de un tractor o una grúa—,
no se aplicaría la presunción antes señalada, toda vez que la naturaleza del bien en estos casos
no permite configurar un uso personal al margen de la actividad como proveedor. Siguiendo
este razonamiento, la Sala ha considerado que la persona que se dedica al servicio de taxi califica
como consumidor y puede denunciar por los desperfectos que hubiera presentado su vehículo,
atendiendo a que dio un uso mixto a la referida unidad.
El Código tutela de manera expresa, dentro del primer supuesto de su artículo IV, a las personas
jurídicas que adquieren bienes o contratan servicios en un ámbito ajeno a una actividad empresarial
o profesional. En estos casos no se requiere probar la existencia de asimetría informativa, pues
24 esta se presume iure et de iure.
Este supuesto se encuentra reflejado en el caso de las asociaciones y demás personas jurídicas
de derecho privado sin fines de lucro, que en cumplimiento de su finalidad no lucrativa realizan
actividades de carácter no empresarial y, en ese contexto, adquieren productos o contratan servicios.
2.3 Microempresas
Adicionalmente a la protección que brinda el Código a las personas naturales y jurídicas que
actúan fuera de un ámbito empresarial, dicho dispositivo también tutela de manera excepcional
a los microempresarios. Es importante tener en cuenta que, para tal efecto, deben verificarse los
siguientes requisitos: i) la calidad de microempresario del denunciante; ii) que el bien o servicio no
forme parte del giro propio del negocio; y iii) la asimetría informativa respecto de dichos bienes o
servicios.
Para que una persona natural con negocio o una empresa sea considerada como microempresaria
no es imprescindible que se encuentre inscrita en el Registro Nacional de la Micro y Pequeña 25
Empresa (Remype), sino que tal registro los habilita a obtener los beneficios señalados en la ley
(laborales y tributarios); sin embargo, ello no implica que la inscripción en dicho registro tenga
carácter constitutivo para obtener la condición de microempresa. En efecto, la norma sectorial
(inicialmente, Decreto Supremo N.° 007-2008-TR; posteriormente, Decreto Supremo N.° 013-
2013-PRODUCE) es la que fija el parámetro de determinación para la calificación de micro,
pequeña o mediana empresa.
En contraste con la protección a las personas naturales y jurídicas que actúan fuera de un ámbito
empresarial, en el caso de microempresas, la calificación como consumidores finales exige evaluar
si el producto o servicio contratado se encuentra dentro del giro propio de su negocio, pues de ser
así no habría asimetría informativa que sustente su calificación como consumidor final.
Por productos o servicios que forman parte del giro propio del negocio, debe entenderse a
aquellos (aparte de los productos y servicios ofrecidos por el propio microempresario en el
mercado) inherentes a la actividad económica desarrollada por el microempresario, esto es,
absolutamente imprescindibles para que la misma se desenvuelva, tales como i) la materia
prima y/o materiales fabricados que sirven de insumos para fabricar ciertos productos, o ii) las
maquinarias o instrumentos necesarios para prestar determinados servicios.
1 Mediante Ley N.° 30056, publicada el 2 de julio de 2013, se eliminó el número máximo de trabajadores como elemento para categorizar a las empresas,
quedando solo el volumen de ventas como criterio de categorización (Microempresa: ventas anuales hasta el monto máximo de 150 UIT). Cabe indicar que,
la Tercera Disposición Complementaria Transitoria del Decreto Legislativo N.° 30056, publicado el 2 de julio de 2013, señala que las empresas constituidas
antes de la entrada en vigencia de la citada ley, se rigen por los requisitos de acogimiento al régimen de las micro y pequeñas empresas regulados en el Decreto
Legislativo N.° 1086 (decreto que modificó la Ley de Promoción y Formalización de la Micro y Pequeña Empresa), consistentes en que sus trabajadores no
superen la cantidad de 10 y sus ingresos no fueran mayores a 150 UIT.
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Así, por ejemplo, si una empresa agropecuaria se dedica a la crianza y producción de leche, se
puede concluir que una actividad que forma parte de su giro de negocio es la compra de productos
necesarios para el cuidado de sus vacas. Si se presentara alguna falla en la venta de estos productos,
la empresa agropecuaria no calificará como consumidor protegido en los términos del Código.
De igual modo, si una persona cuenta con un restaurante en el cual se venden bebidas gaseosas,
se puede llegar a la conclusión de que una actividad que forma parte de su giro de negocio es la
compra de dichas bebidas para ser suministradas a los clientes, por lo cual, de presentarse alguna
falla en el proceso de compra de tales productos, el conductor del establecimiento comercial no
calificará como consumidor.
En el caso de una persona natural dedicada a la agricultura y el alquiler de maquinaria, que denuncia
defectos en una máquina cosechadora, se entiende que dicho bien es imprescindible para
desarrollar su giro de negocio, por lo cual el denunciante no calificará como consumidor.
Se consideran como productos o servicios que forman parte del giro de negocio del
microempresario, aquellos que por disposición legal se encuentran obligados a contratar para
poder desarrollar su actividad económica, por ejemplo, la instalación de un ascensor en una
edificación (hotel) por disposición obligatoria del Reglamento Nacional de Edificaciones.
Situación distinta se produce con la adquisición e instalación de un dispositivo GPS por parte de un
consumidor que brinda un servicio de taxi. Dicho dispositivo no constituye un bien que se encuentre
incorporado al proceso productivo del servicio de taxi, dado que no resulta imprescindible para el
desarrollo de tal actividad empresarial.
La Ley obliga a evaluar la asimetría informativa relacionada con el rubro de productos o servicios
materia de denuncia, esto es, considerándolos de manera genérica y abstracta. En tal sentido, no se
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La Sala ha hecho hincapié en que la definición legislativa de quién califica como consumidor,
tiene por finalidad permitir el acceso al sistema de protección al consumidor a los sujetos que
se encuentran en asimetría informativa frente a los proveedores, respecto de los productos o
servicios adquiridos en el mercado.
Así, en un caso donde la denunciante (microempresario), cuya actividad económica principal era
el mantenimiento y reparación de vehículos, y su actividad económica secundaria era la venta de
partes, piezas y accesorios para vehículos automotores, denunció a una empresa por la venta de 27
un vehículo defectuoso; la Sala indicó que la denunciante no se encontraba en una situación de
asimetría informativa respecto del vehículo que le vendió la denunciada, pues la primera contaría
con información especializada sobre vehículos (modelos, funcionalidad, piezas, sistema operativo
ensamblaje, etc.), ya que por su giro del negocio se encontraba capacitada para detectar fallas y
poder repararlas.
Similar razonamiento se aplicó en el caso de una cooperativa de ahorro y crédito, que desarrollaba
actividades de intermediación financiera, la cual denunció a un banco por la falta de idoneidad
respecto de una solicitud de depósito a plazo que no habría sido procesada correctamente.
Las entidades del sistema financiero desarrollan sus actividades dentro de un mercado complejo,
donde se procesa abundante información especializada. Por tanto, la Sala ha señalado que dichos
agentes siempre se encontrarán en mejor posición informativa respecto de los microempresarios
que contratan el servicio de crédito para capital de trabajo.
Así, en virtud de una interpretación finalista y pro consumidor de los filtros diseñados por el
Código para calificar a un microempresario como consumidor, no puede considerarse que los
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servicios transversales (como el financiero) estén relacionados con el giro propio del negocio
del microempresario y, per se, determinen que aquel no padezca de asimetría informativa. Por el
contrario, tales servicios transversales no se encuentran relacionados con el giro del negocio.
Por tanto, la Sala ha declarado improcedentes las denuncias interpuestas por entidades estatales
como Sunarp, la Municipalidad Distrital de Sachaca y la Dirección General de Salud de Apurímac,
que cuestionaron presuntos incumplimientos en los servicios que les fueron prestados por parte
de algunos proveedores.
En esa misma línea, en un caso donde la denuncia fue interpuesta por los invitados a una fiesta,
cuestionando el servicio de catering (específicamente, el desmoronamiento de un toldo a causa
de lluvia), la Sala consideró que, aun cuando no fueron los contratantes del servicio, calificaban 29
como consumidores, en tanto se iban a beneficiar con el uso y disfrute del servicio.
Ver: Resolución N.° 3250-2018/SPC-INDECOPI
2.6 Garantes
Los garantes se encuentran expuestos a los efectos negativos de una relación de consumo, ya
que pese a no ser los deudores que reciben el servicio de financiamiento de la entidad financiera,
al igual que estos pueden ser objeto de:
i) El cobro de una deuda ya cancelada;
ii) la negativa por parte de la entidad financiera de proporcionarle información
sobre la deuda, que le serviría para su defensa ante el cobro de la misma;
iii) la negativa de cobertura de un seguro de desgravamen que lo liberaría de
la deuda; y
iv) reportes indebidos ante las centrales de riesgo, entre otras situaciones.
Ver: Resolución N.° 2721-2012/SC2-INDECOPI
Cabe precisar en este punto que los garantes, con el objeto de ser considerados consumidores,
deben haber garantizado a una persona que califica como consumidor bajo los términos
establecidos en el artículo IV del Título Preliminar del Código. De no ser así, ellos tampoco
calificarán como consumidores.
Ver: Resolución N.° 2213-2013/SPC-INDECOPI
Resolución N.° 0255-2018/SPC-INDECOPI
Resolución N.° 0855-2018/SPC-INDECOPI
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La Sala ha interpretado el artículo III del Título Preliminar del Código, determinando que
los ciudadanos que reciben en su domicilio notificaciones de cobranza respecto a deudas
correspondientes a terceros, pueden acceder a la tutela administrativa brindada por el Indecopi,
debido a que los mismos califican como consumidores.
Lo antes señalado se sustenta en el hecho de que, si bien el tomador es quien contrata el referido
seguro, es el tercero que sufrió un daño quien disfruta en última instancia del servicio que le brinda
la compañía aseguradora, al recibir la indemnización que el tomador se vio librado de pagar.
Este hecho también se encuentra sustentado en la doctrina, la cual considera que el consumidor de
seguros es tanto el tomador del seguro, como el asegurado, el tercer beneficiario y el perjudicado
(acreedores de indemnizaciones en los seguros de responsabilidad civil), ya que todos ellos
disfrutan del servicio de cobertura de riesgos.
Ver: Resolución N.° 1043-2013/SPC-INDECOPI
Resolución N.° 1311-2013/SPC-INDECOPI
Resolución N.° 2948-2018/SPC-INDECOPI
2.9 Gerentes que reciben bienes de las personas jurídicas que representan
En relación con denuncias presentadas por grandes y pequeñas empresas, no califican como
consumidoras según el numeral 1.1 del artículo IV del Título Preliminar del Código, aquellas que
adquieren bienes o servicios para el uso de sus gerentes con fines empresariales, por ejemplo,
en el supuesto de contratación de un seguro para un vehículo de propiedad de la empresa, que
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3. Noción de proveedor
Un proveedor es aquella persona natural o jurídica que se dedica a la fabricación y comercialización
de sus bienes o presta servicios en el mercado, para responder a las necesidades y expectativas
de los consumidores a cambio de una retribución económica. Para ello es necesario observar un
requisito legal: el proveedor deberá desarrollar su actividad comercial de manera habitual.
la subcontratación de terceros; ello, toda vez que la forma como se organiza un proveedor para
prestar sus servicios, no puede ser opuesta a los consumidores ni erigirse por encima de la ley.
En los supuestos donde exista una empresa subcontratada que ejecute las prestaciones que
inicialmente debieron ser desarrolladas por el proveedor originario, este último no se verá
exonerado de responsabilidad por las infracciones que pudiera cometer la empresa de la cual se
valió para brindar sus servicios.
Cabe señalar que, cuando la empresa subcontratada actúe con autonomía en las labores
encomendadas, y siempre que sea un proveedor regular de dichos servicios en el mercado,
también calificará como proveedor, pero sin relevar de responsabilidad al proveedor originario.
Una situación distinta se da en los servicios que son prestados bajo relación de dependencia
o subordinación, ya que en ellos el prestador inmediato del servicio actúa como parte de una
organización y bajo los parámetros de esta última. En ese escenario, únicamente la organización
será responsable por los actos de las personas que se encuentran a su cargo, aunque solo respecto
de aquellos actos ordinarios del negocio.
3.2 Franquicia
La propia naturaleza del contrato de franquicia, implica que el franquiciado use por un tiempo
determinado una marca o nombre comercial, y que se rija bajo los parámetros del negocio del
franquiciador, por lo tanto, ante el mercado se presenta como parte del mismo formato empresarial,
compartiendo la imagen y reputación ganada por este.
En ese sentido, en los contratos de franquicia se presenta la figura de la apariencia jurídica; en ese
sentido, la doctrina relativa a la protección al consumidor señala sobre el particular que, “(…) quien
sugiera determinada apariencia queda obligado a cumplir en la medida que la otra parte ha podido
creer en ella”.
Sobre la base de lo expresado, la Sala ha señalado que la noción legal de proveedor comprende
a las personas que fabrican o producen el servicio, las que actúan como intermediarios, las que
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contratan directamente con los consumidores y las que finalmente prestan el servicio, esto es,
todos los que formen parte de dicha cadena de producción y distribución, lo cual también puede
aplicarse a los conceptos de franquiciado y franquiciador, quienes pueden resultar responsables
por los posibles defectos que presente el producto o servicio prestado a los consumidores.
La Sala ha señalado que, en caso de que el bien o servicio presente algún defecto o no cumpla
con las características de aquellos identificados con la misma marca, el proveedor titular de dicha
marca será responsable de esa incongruencia; en tanto que el consumidor efectúa su decisión
de consumo sobre la base de la confianza que le brinda la marca que identifica al producto o al
proveedor. Ello, sin perjuicio de la responsabilidad de otros intermediarios que puedan encontrarse
en la cadena de consumo.
Ver: Resolución N.° 1792-2017/SPC-INDECOPI
Resolución N.° 3372-2018/SPC-INDECOPI
Sin embargo, en caso de que se cuestione una actuación realizada en el ejercicio de sus funciones
como organismo público, y no habiendo actuado en estos supuestos como un agente económico
que ofrece sus servicios en el mercado, la denuncia será declarada improcedente. En atención a
ello, la Sala desestimó i) la denuncia de un ciudadano contra una municipalidad provincial respecto
a la emisión de diversas resoluciones sancionadoras por infracciones a las normas de tránsito,
sin que se le notificara previamente las papeletas de tránsito correspondientes; ii) la denuncia
contra la Municipalidad de La Victoria por no informar las acciones adoptadas y sus resultados
relacionados con las inspecciones oculares solicitadas debido a la construcción de una puerta que
invadía la propiedad de la denunciante sin la autorización municipal, y actuar de manera parcializada
a favor de su vecina, así como no haber brindado respuesta al reclamo formulado en el libro de
reclamaciones; y iii) la denuncia contra la Municipalidad Metropolitana de Lima y el Servicio de
Administración Tributaria de Lima, respecto de la recaudación de tributos.
La Sala declaró improcedente una denuncia interpuesta contra un fondo de vivienda policial, puesto
que no actuaba en el mercado como proveedor en los términos establecidos en la normativa de
protección al consumidor, debido a que constituía un fondo de corte asistencial creado por el
Estado, cuya principal actividad era la construcción y venta de viviendas a favor del personal policial,
así como el otorgamiento de préstamos destinados para dicho fin.
34
3.4.2. Academia de la Magistratura
Teniendo en cuenta que las personas jurídicas no lucrativas pueden realizar una actividad
empresarial, en la medida en que destinan lo recaudado a dicha finalidad no lucrativa, estas también
pueden calificar como proveedoras en los términos que señala el Código.
Lo mencionado en el párrafo anterior ha sido ratificado de manera reiterada por la jurisprudencia
de la Sala, la cual ha considerado como proveedoras, por ejemplo, a las asociaciones que
brindaban servicios educativos, clubes deportivos constituidos bajo la forma de asociaciones que
ofrecían espectáculos abiertos al público, asociaciones de fondos contra accidentes de tránsito,
cooperativas de ahorro y crédito, asociaciones de transporte, etc. En todos esos casos, la Sala se
pronunció sobre las denuncias de los consumidores de los productos y servicios brindados por
dichas personas jurídicas no lucrativas, considerándolas proveedoras y, en consecuencia, sujetas
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a las normas de protección al consumidor. Ello en el marco del Principio de Primacía de la Realidad
establecido por el Código.
Sin perjuicio de lo antes señalado, es preciso anotar que no toda actividad desarrollada por las
personas jurídicas no lucrativas, puede enmarcarse dentro de la actividad de un proveedor y, por
tanto, encontrarse a su vez dentro del ámbito de aplicación del Código. Así, cabe traer a colación
cualquier actividad realizada por una asociación en interés de sus asociados que no califique como
empresarial, sino que se encuentre vinculada más bien con su organización interna o propiamente
con su fin no lucrativo, como la convocatoria de una asamblea general.
4. Relación de consumo
Anteriormente, la Sala ha tenido oportunidad de destacar que la aplicación de una noción amplia de
consumidor se justifica en la finalidad última de los procedimientos sancionadores en esta materia,
como por ejemplo, cautelar el interés colectivo de los consumidores a través de la evaluación de
pretensiones de naturaleza individual. Esto último actúa como un mecanismo mediante el cual, la
autoridad administrativa puede identificar la actuación de los proveedores en el mercado y, de ser
el caso, sancionar las infracciones al Código para disuadir o prevenir dichas conductas.
Así, la relación de consumo no consiste solamente en una relación formal directa, es decir, no es
un mero acto traslativo de “cosa - precio” o “servicio - precio”, sino que va más allá de la prestación
principalmente ofertada, incorporando todos aquellos servicios complementarios que posicionan
a un proveedor en el mercado, distinguiéndolo de sus demás competidores y que en última
instancia definen la elección del consumidor a su favor.
De este modo, un ciudadano que acudió a un centro comercial y fue retenido de manera indebida
califica como consumidor, ya que a pesar de que no concretó compra alguna, se vio expuesto a las
prácticas comerciales del proveedor para la venta de sus productos.
Una situación distinta se produce cuando un usuario que estaciona su vehículo frente a un local
comercial, cuestiona que el proveedor del mismo le haya pedido retirarse de la referida zona de
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parqueo. En este caso, considerando que el propio usuario indicó que aparcó en dicho lugar, con
el objetivo de adquirir un producto de otro centro comercial, no califica como consumidor en los
términos desarrollados previamente, debido a que no nos encontramos ni siquiera frente a una
etapa preliminar de contratación con el proveedor denunciado. Sin embargo, si la intención del
consumidor hubiera sido adquirir un producto de este proveedor, sí calificaría como consumidor.
Veamos el siguiente caso. Un ciudadano realizó la denuncia por los defectos que presentó el
departamento entregado por una constructora. Se verificó que inicialmente el denunciante
vendió un predio a la constructora y que, como parte de pago, esta última se comprometió a
entregarle un departamento en el edificio que iba a construir sobre el predio transferido. Debido a
que el departamento fue adquirido por el denunciante mediante un contrato de permuta y no de
compraventa suscrito entre un consumidor y un proveedor, no existía una relación de consumo de
acuerdo con los parámetros establecidos en las normas de protección al consumidor.
Ver: Resolución N.° 2897-2014/SPC-INDECOPI
En una denuncia contra una manufacturera y una entidad bancaria, por el endoso de letras de
cambio con firmas que no correspondían a la denunciante, la Sala advirtió que la relación reclamada
se originó en presuntas irregularidades enmarcadas en la relación de girador/tenedor y girado de
36 una letra de cambio, la cual es una situación jurídica de índole comercial. Ello considerando que
entre las administradas previamente mencionadas existieron relaciones comerciales regulares
durante un periodo de tiempo. Se concluyó que la situación reclamada no se enmarcaba en una
relación de consumo, sino más bien en una relación de naturaleza civil o comercial, razón por la
cual no resultaba de aplicación las obligaciones y deberes establecidos en el Código.
Ver: Resolución N.° 0334-2016/SPC-INDECOPI
La Sala constató que la denuncia se encontraba dirigida a cuestionar el impedimento que había
generado una entidad financiera, para que la denunciante pueda gozar de manera plena y eficaz
las consecuencias de su derecho de resolver unilateralmente el contrato de compraventa con
pacto de retroventa, esto es, que el inmueble vendido retorne a su patrimonio jurídico, siendo que
la denunciante, en calidad de vendedora, tenía derechos y obligaciones que emanaban de una
relación jurídico-obligacional de naturaleza civil.
Ver: Resolución N.° 3192-2018/SPC-INDECOPI
El denunciante cuestionó que una entidad bancaria no haya retenido el monto correspondiente
para su aporte previsional, lo que generó que dicho importe no sea abonado en su cuenta
individual de AFP. Ello tuvo incidencia en la no obtención de un mayor monto del respectivo fondo
de jubilación.
Sobre dicha situación, la Sala consideró que el cuestionamiento plasmado por el denunciante no
se encontraba enmarcado en una relación de consumo, debido a que la actuación del banco se
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desplegó en el marco de una relación laboral; esto es, el reconocimiento del pago de un concepto
acordado con su empleador y deducción de dicho pago para su aporte previsional. Ello evidenciaba
que el presente hecho denunciado se había efectuado en un ámbito ajeno a la prestación del
propio servicio ofrecido por el banco en el mercado (servicios financieros).
En caso de que el Poder Judicial se hubiera manifestado sobre la existencia de una deuda y
ordenado su pago al consumidor, el Indecopi no podrá emitir ningún pronunciamiento en relación
con el monto final que corresponde pagar al acreedor. Así, luego de emitida la sentencia judicial, 37
el consumidor no puede cuestionar el monto que el acreedor le viene requiriendo, en tanto las
incidencias relacionadas con la ejecución del mandato deberán ser expuestas ante el juez que
conoció la demanda.