Cómo Prepararnos para Los Desastres Naturales 15 Minutos
Cómo Prepararnos para Los Desastres Naturales 15 Minutos
Cómo Prepararnos para Los Desastres Naturales 15 Minutos
Lo primero es fortalecernos espiritualmente. (Isaías 30:15) “Su fuerza dependerá de que mantengan
la calma y demuestren confianza”. Veamos el siguiente video:
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Cómo prepararnos para los desastres naturales
La Biblia dice que vivimos en “tiempos críticos, difíciles de soportar”.
Habría hambre, “terremotos en un lugar tras otro” y que se verían “escenas espantosas”.
También habría incendios, erupciones volcánicas, tormentas destructivas y otros desastres causados
por el hombre.
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Además cada vez hay más delincuencia, disturbios y guerras, sin importar donde vivamos.
Es probable que en algún momento nos afecte algún desastre, sea natural o provocado por el
hombre.
¿Cómo podemos prepararnos?
Lo primero es fortalecernos espiritualmente. (Isaías 30:15) “Su fuerza dependerá de que
mantengan la calma y demuestren confianza”.
Así que es importante que tengamos una buena amistad con Jehová y aprendamos a confiar en él
desde ahora. No esperamos que intervenga milagrosamente; pero, le oramos en los momentos
difíciles, su espíritu santo nos hará recordar pasajes de la Biblia que nos ayuden a tranquilizarnos y
nos den sabiduría para tomar buenas decisiones.
En segundo lugar, conviene que tengamos preparada una mochila de emergencia. Podemos
preparar una mochila de emergencia. Sería bueno poner en ella cosas como un botiquín de primeros
auxilios, agua embotellada y alimentos no perecederos, una Biblia y otros artículos básicos.
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Si es posible, en cada hogar de haber una cantidad razonable de suministros básicos por si fuera
necesario que la familia se refugiara en casa durante mucho tiempo. Investigue lo que las
autoridades recomiendan en el lugar donde usted vive.
Asegúrese también de que los ancianos tengan sus datos de contacto actualizados. Si ellos no los
tienen al día en caso de emergencia podría perderse un tiempo muy valioso.
Por otra parte, durante la Noche de Adoración en Familia, repasen los tipos de desastre que pueden
ocurrir. Recuerde que sucesos como los ataques terroristas y los disturbios pueden ocurrir en
cualquier lugar y sin previo aviso. Así que hablen de qué hacer en cada situación, como dónde
encontrarse o cómo ponerse en contacto con los ancianos.
Y en tercer lugar, podemos prepararnos para ayudar a otros cuando ocurre una emergencia. Para
saber cómo, veamos primero qué pasos se dan a nivel local en estos casos. En los casos en los que
hay un aviso de emergencia, los superintendentes de grupo se aseguran de que todos los hermanos
de su grupo en un lugar seguro.
Y, justo después de que pase una situación de emergencia, cada superintendente de grupo se pone
en contacto con todos los hermanos de su grupo para ver que necesitan.
Organizar las labores de socorro puede tomar tiempo, sobre todo si los suministros de emergencia
escasean. Así que es vital que dé los pasos para estar preparado, que haga caso a los avisos del
Gobierno y que mantenga informados de sus circunstancias a los ancianos.
(Filipenses 2:4) “mientras buscan no solo sus propios intereses, sino también los de los demás”.
Si estamos bien preparados, permitimos que reciban más atención quienes más lo necesitan y hasta
es posible que podamos ayudar a otros de nuestra congregación y de los alrededores, incluso si nos
hemos visto afectados.
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Por ejemplo, en algunos casos, tal vez haya hermanos que necesiten un lugar donde quedarse por
un tiempo. Quizás podamos abrirles las puertas de nuestro hogar. O quizás podamos compartir
nuestros alimentos o suministros básicos con quienes lo necesiten.
En otros casos, tal vez podamos ayudar a los hermanos a limpiar su hogar o a hacer reparaciones
cuando sea seguro hacerlo.
¿Y qué puede hacer si la emergencia ocurre en otro lugar? ¿Debería viajar allí para colaborar?
Cuando se necesite ayuda, la sucursal nombrará hermanos para organizar las labores de socorro y
participar en ellas. Así que el mejor momento para hacerse disponible es ahora, antes de que suceda
una emergencia.
Dígales a sus ancianos que le gustaría llenar una solicitud. Así, cuando haya una necesidad, la
sucursal sabrá que usted está dispuesto a ayudar. Y recuerde: la oración tiene mucho poder.
Cuando oramos por nuestros hermanos, nos ofrecemos como voluntarios para ayudar en las labores
de socorro o hacemos donativos para la obra mundial, estamos ayudando a nuestros hermanos.
Claro, no siempre podremos evitar los desastres naturales y las situaciones de emergencia causadas
por el hombre. Pero, si seguimos las instrucciones de la organización de Jehová y de su Palabra,
nuestra obediencia le traerá honra a Jehová. Si se fortalece en sentido espiritual, toma medidas
prácticas y está listo para ayudar a los demás, puede tener la tranquilidad de saber que Jehová
bendecirá sus esfuerzos por estar preparado para una emergencia.
Después de ver el video ¿Está usted preparado para una emergencia?, responda las siguientes
preguntas:
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Respuesta
Respuesta
Respuesta
Referencia insertada
jr 125, 126 § 23, 24
23 Además de pedir sinceramente la guía de Jehová, tenemos que seguir con nuestro estudio
personal, algo imprescindible para conocer su voluntad. En esto le llevamos ventaja a Jeremías, ya
que contamos con la Biblia completa. Como el profeta, que hizo una seria investigación para
componer su relato histórico inspirado, podemos profundizar en la Palabra de Dios y buscar su guía
preguntándonos “dónde está Jehová”. Cuando nos esforzamos por conocer su voluntad,
demostramos que confiamos en él y, por tanto, ‘llegaremos a ser como árboles plantados junto a las
aguas, que envían sus raíces al mismísimo lado de la corriente de agua’ (léase Jer. 17:5-8).
24 Durante nuestra lectura meditativa de las Santas Escrituras, procuremos ver lo que Jehová
espera de nosotros en determinadas situaciones. Busquemos los principios que deseemos recordar y
poner en práctica. Si se trata de relatos históricos, mandamientos y principios divinos y dichos de
sabiduría, pensemos cómo deben influir en nuestras decisiones diarias. Si buscamos su ayuda, Dios
puede mediante su Palabra escrita capacitarnos para manejar incluso situaciones complejas. En
efecto, podremos ver con la Biblia “cosas grandes e incomprensibles que no h[emos] conocido” ni
comprendido antes (Jer. 33:3).
Despertad 17.5 3-7
Cuando golpea un desastre. Qué hacer para sobrevivir
“Una explosión ensordecedora casi me tiró al suelo. Empezó a salir humo por las rejillas de
ventilación y el edificio donde estaba nuestra oficina comenzó a arder en llamas” (Joshua).
Terremoto... huracán... ataque terrorista... tiroteo en una escuela... Con demasiada frecuencia,
estas palabras aparecen en los titulares de las noticias. Claro, una cosa es leer sobre un desastre y
otra muy distinta, vivirlo en carne propia. ¿Qué hacer antes, durante y después de un desastre para
aumentar las posibilidades de sobrevivir?
Antes: prepárese
Todos estamos expuestos a sufrir un desastre. Por eso, la preparación es la clave para sobrevivir.
¿Qué hay que tener en cuenta?
• Mentalícese. Acepte el hecho de que los desastres ocurren y de que usted y su familia pueden
sufrir uno algún día. Si se prepara después de que el desastre haya sucedido, será demasiado
tarde.
• Infórmese sobre los desastres que pueden ocurrir en su zona. Localice los refugios. Analice si
la estructura y la ubicación de su casa son lo más seguras posible. Elimine los riesgos de incendio.
Instale detectores de humo y cámbieles las pilas al menos una vez al año.
• Prepare suministros de emergencia. Los servicios de electricidad, agua, teléfono y transporte
pueden fallar. Si tiene un vehículo, procure que el tanque de gasolina esté por lo menos a la mitad.
En su hogar tenga siempre alimentos, agua y una mochila de emergencia (vea el recuadro “¿Tiene
todo lo necesario?”).
[Recuadro:] ¿Tiene todo lo necesario?
Las organizaciones para la gestión de desastres instan a las familias a almacenar suministros de
emergencia y revisarlos anualmente. Por supuesto, las necesidades varían según el lugar y las
circunstancias, así que averigüe qué recomiendan los servicios de protección civil de su zona.
Por lo general, se recomienda tener en casa al menos 11 litros (3 galones) de agua por persona y
alimentos no perecederos, listos para su consumo, que sean suficientes para tres días.
Además, algunas familias han preparado mochilas de emergencia con artículos como los siguientes:*
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[Nota:] * Es probable que no todos los elementos de esta lista sean necesarios en su caso o donde
vive. Quizás quiera agregar algunos que no estén incluidos.
■ Mantas, una muda completa de ropa de abrigo y calzado resistente.
■ Linterna, radio (a pilas o manivela) y pilas de repuesto.
■ Botiquín de primeros auxilios y un silbato para pedir ayuda.
■ Cubiertos, abrelatas, herramienta multiusos de bolsillo y fósforos a prueba de agua.
■ Mascarillas, cinta adhesiva a prueba de agua y lona plástica para cubrirse.
■ Cepillos de dientes, jabón, toallas y papel higiénico.
■ Artículos para el cuidado de niños y de personas mayores o enfermas.
■ Un recipiente impermeable con medicamentos, copias de recetas médicas y documentos
importantes.
■ Los números de teléfono de sus contactos de emergencia, lugares de encuentro y un
mapa de la zona.
■ Tarjetas bancarias y dinero en efectivo.
■ Un juego extra de las llaves de la casa y del automóvil.
■ Papel, lápices, libros y juegos para los niños.
■ Una Biblia.
• Tenga a mano los números de teléfono de amigos que vivan tanto cerca como lejos.
• Elabore un plan de escape y ensáyelo. Sepa cuáles son las salidas de emergencia más cercanas
del lugar donde esté y conozca el plan de emergencia de la escuela de sus hijos. Defina con su
familia un lugar de encuentro cerca de casa y otro fuera del vecindario, como una escuela o una
biblioteca pública. Los expertos recomiendan tener sesiones de práctica con la familia para llegar
caminando a esos sitios.
• Prepárese para ayudar a otras personas, por ejemplo, ancianos y enfermos.
Durante: actúe con rapidez
“Cuando estalló el incendio, la mayoría de la gente no entró en pánico, más bien se demoraron —
cuenta Joshua, mencionado al principio—. Algunos apagaron su computadora, otros llenaron su
botella de agua. Un hombre hasta dijo: ‘Quizás deberíamos esperar’”. Aunque el resto de sus
compañeros no sabían qué hacer, Joshua gritó: “¡Tenemos que irnos ya!”. Con eso, los demás
reaccionaron y lo siguieron escaleras abajo. Joshua les gritaba: “¡Si alguien se cae, levántenlo y
sigan avanzando! ¡Lo lograremos!”.
• En un incendio. Manténgase agachado y diríjase rápidamente a la salida más próxima. El humo
dificulta la visibilidad. En los incendios, la mayoría de las víctimas mortales se producen por
inhalación de humo. No recoja sus cosas; unos segundos pueden marcar la diferencia entre la
vida y la muerte.
• En un terremoto. Métase debajo de una mesa maciza o quédese en la esquina de una pared
interna o un muro de carga. Probablemente haya réplicas, así que salga del edificio cuanto antes y
manténgase alejado de él. Como los equipos de rescate quizás tarden horas en llegar, trate de
ayudar a otras personas si puede.
• En un tsunami. Si el mar se aleja repentinamente de la costa, corra a una zona más elevada y
quédese allí, porque vendrán otras olas, más grandes.
• En un tornado o un huracán. Vaya inmediatamente a un refugio para tormentas o un sótano.
• En una inundación. Quédese fuera de las edificaciones inundadas. No camine ni conduzca por el
agua, pues puede contener aguas negras y ocultar peligros, como escombros, alcantarillas
abiertas o líneas de electricidad que hayan caído.
• ¿Lo sabía? Una corriente de agua de 60 centímetros (2 pies) de profundidad puede arrastrar un
automóvil. La mayoría de las muertes en una inundación se producen al intentar conducir a través
de agua en movimiento.
• Si las autoridades ordenan evacuar, ¡hágalo de inmediato! Dígales a sus amigos dónde está,
porque si no, tal vez ellos arriesguen su vida buscándolo.
• ¿Lo sabía? Los mensajes de texto pueden funcionar mejor que los servicios de llamadas
telefónicas.
• Si las autoridades ordenan quedarse en casa o refugiarse en un edificio, obedezca. En caso de un
accidente o ataque químico, biológico o nuclear, no salga, apague la ventilación y selle puertas y
ventanas. Si se trata de una emergencia nuclear, vaya a la parte más baja e interior del edificio
para reducir la exposición a la radiación. Escuche las noticias de la radio o la televisión. No salga
hasta que las autoridades anuncien que el peligro ha pasado.
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Después: manténgase a salvo
A fin de evitar riesgos y contagios, tenga en cuenta las siguientes sugerencias:
• Quédese con amigos, si puede, en vez de quedarse en un campamento.
• Mantenga limpio el lugar donde viva.
• Use su propio equipo de protección cuando remueva escombros. Lo mejor es trabajar con guantes,
calzado resistente, casco y mascarilla. Tenga cuidado con los cables eléctricos y las brasas
escondidas.
• Conserve su rutina en la medida de lo posible. Sus hijos necesitan verlo tranquilo y que no pierde la
esperanza. Sigan con las lecciones escolares, jueguen y adoren a Dios en familia. No vea
constantemente las noticias de la tragedia y no descargue su ansiedad o frustración con su familia.
Acepte ayuda y ayude a los demás.
• Recuerde que los desastres causan pérdidas. Los gobiernos y los servicios de rescate se
concentran en ayudar a la gente a sobrevivir, no a reemplazar las cosas que han perdido. Y para
sobrevivir, lo que se necesita es agua potable, comida, ropa y un refugio para las inclemencias del
tiempo (1 Tim. 6:7, 8).
• Identifique los daños emocionales y deles atención. Suelen aparecer después de un tiempo. Entre
los síntomas están la ansiedad, la tristeza, los cambios de humor y la dificultad para pensar,
trabajar o dormir. Hable con buenos amigos.
Aunque Joshua sobrevivió a aquel incendio, muchos de sus conocidos murieron. Él recibió ayuda de
ministros cristianos y de profesionales de la salud mental. “Me aseguraron que era normal que me
sintiera tan mal, que era parte del proceso, y que mejoraría —explica—. Después de seis meses, las
pesadillas disminuyeron. Otros síntomas han durado más”.
Los desastres nos indignan porque sufren personas inocentes, y algunos reaccionan culpando
erróneamente a Dios. Por otro lado, muchos, como Joshua, sufren la “culpa del sobreviviente”. Él
confiesa: “Todavía pienso que podría haber salvado a más personas, pero me consuela mucho
saber que Dios pronto traerá completa justicia a la Tierra y que reparará todos los daños. Mientras
tanto, todos los días doy gracias por la vida y hago lo que puedo para cuidarla” (Apo. 21:4, 5).