Historia Judo

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HISTORIA DEL JUDO

Msc. Lic. Víctor Rodríguez Estévez

20 de Agosto 2020

Resumen
Presentamos una reseña histórica del Judo. Iniciamos con sus orígenes basadas
en el conceptos del JU. Abordamos sus principios tanto técnicos como filosóficos.
Toda la base y sus objetivos desde la idea de Jigoro Kano de perfeccionamiento y la
aplicación del Ju, no solo como arte marcial o deporte, si no como una forma de
progreso. Por ultimo se realiza un análisis del proceso camino a las Olimpiadas.

1. INTRODUCCIÓN
El rigor histórico del origen de las artes marciales orientales no puede prescindir
del misterioso encanto de la leyenda; es así como historia y leyenda forman un
todo indiscutible, mezclando el misticismo y la filosofía.
El origen del Ju Jutsu que luego daría paso al JUDO, también está teñido de
sabiduría. En el siglo VIII, Shirobei Akiyama (anciano sabio médico) durante sus
horas de meditación, se enfrentaba siempre a la misma pregunta: Oponer la fuerza
a la fuerza no es una solución, ya que la fuerza es vencida por otra más fuerte.
Decidió entonces retirarse a un pequeño templo para ver mas claro y se impuso la
meditación de cien días. Una mañana de nieve se paseaba por el jardín del templo,
y pudo encontrar por fin la respuesta tan esperada. Primero oyó el crujido de una
rama gruesa de cerezo que se rompió en seco a causa del peso de la nieve; después
vio un sauce a la orilla del río: sus ramas flexibles se doblaban bajo el peso de la
nieve, hasta que liberaban su fardo, para luego volver a su posición, intactas.
Esta visión iluminó a Shirobei Akiyama, descubriendo el gran principio de la no
resistencia. El médico de Nagasaki reformó completamente su enseñanza que
mas adelante tomara el nombre de Yoshin-ryu, la escuela del corazón del sauce,
el arte de la flexibilidad. Las primeras escrituras referentes al Yawara (método de
la suavidad o flexibilidad), que básicamente es la esencia más directa del Judo,
aparecen en un libro de cuentos japoneses escritos en versos a finales del siglo
XI.[?]
Se incorporó así la palabra Ju (flexibilidad), dando paso al término Ju Jutsu. Los
guerreros se formaban militarmente en la práctica del Ju Jutsu, ya fuera contra
adversarios armados o desarmados. Japón constituyó un mosaico de continuas

1
Figura 1: Caída de la nieve, observación del cerezo

guerras, de enconadas luchas por el poder, con breves intervalos de paz. No es


extraño, por tanto, que las artes marciales encontraran allí un terreno fértil para
su desarrollo.
En el transcurrir del tiempo, la práctica estaba destinada a los samurais, indivi-
duos que pertenecía a una clase inferior de la nobleza constituida por militares que
estaban al servicio de un shogun o señor feudal. El nombre samurai proviene del
verbo saburau que significa "servir a alguien". Durante el Sengoku-jidai o período
de los Reinos combatientes que duró desde finales del siglo 15 hasta el estableci-
miento del Shogunato de Edo en 1603, cualquiera podía convertirse en samurái a
través de su servicio en los campos de batalla, sin importar su nacimiento.

Figura 2: Samurai

Durante el período Edo, sin embargo, se creó un rígido sistema social, separando
a la gente en campesinos, comerciantes, etc. Bajo este sistema, los samuráis eran

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la clase alta, y gobernaban Japón.
Con el inicio del período Edo, ya no era necesario que los samuráis lucharan en los
campos de batalla, pero su filosofía, conocida hoy en día como Bushido, fue pasada
de generación a generación. Las reglas y guías particulares fueron interpretadas de
manera diferente por cada persona, pero los principios generales eran "dedicar tu
vida a realizar tus propias acciones y cumplir tus responsabilidades", "servir a tu
señor, hasta el extremo de sacrificar tu vida", y .estar preparado a dar tu propia
vida en caso de fracaso". Éste último acto incluía el acto de seppuku, en el cual el
samurái por un fracaso grave y se cortaba el abdomen y literalmente quitarse la
vida.
La era del samurái acabó en 1868 con la Restauración Meiji. El antiguo sistema de
estatus social que dividía a la población en campesinos, artesanos, comerciantes
etc., fue prohibido y reemplazado por un sistema de solo nobles y plebeyos. Mien-
tras que algunos de los samurái ascendieron al estatus de noble, la mayoría tenía
que ganarse la vida. Aunque habían perdido su estatus de samurai, la mayoría de
ellos se mantuvo leal a su espíritu y valores tradicionales.
Bajo este esquema la imagen del Ju Jutsu se fue deteriorando, dando paso, gracias
a Jigoro Kano, al Judo, revisamos el concepto de Ju, sus principios y su evolución
hasta la deportivización.

2. Orígenes y evolución del JU


La mitología japonesa nos cuenta que sus artes marciales se practicaron por pri-
mera vez hace unos dos mil años y fueron creadas por los dioses Kashima y Kadori
con el propósito de desarrollar un arte mediante el cual pudieran castigar a los
habitantes sin ley de las provincias orientales de Japón. Otros creen que el arte fue
traído al continente japonés desde China por Chuen Yuan-pin durante la dinastía
Ming. [?]
Sin embargo no fue hasta la fundación del Daitoryu Aiki Ju Jutsu por el samurái
Shinra Suburo Yoshimitsu alrededor del año 1100 d.C. que aparece por primera
vez el término "Ju". [?]
Los registros nacionales japoneses y los numerosos manuscritos de diversas escuelas
de artes marciales se refieren a antiguos métodos de combate codificados mucho
antes de que se llevaran registros reales. Se dice que los primeros registros se
introdujeron en algún momento del siglo VI. Entre los siglos VIII y XI (era Heian),
Japón había evolucionado en su organización política y sus estructuras sociales y
de clanes. [?]

2.1. CRONOLOGÍA DE LAS PRINCIPALES DINASTÍAS


La clase samurái apareció alrededor del siglo XI:
Período Kamakura: (1192-1336) Minamato Yoriiomo Shogun.

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2.1 CRONOLOGÍA DE LAS PRINCIPALES DINASTÍAS

Período Muromachi: La era del país en guerra. (1336-1573) Ashikaga Takauji


Shogun
Período Azuchimomoyama: (1582-1598) Toyotomi Hideyoshi Shogun.
Período Edo: (1603-1868) Takugawa Shogun.
Durante los períodos Hojo y Muromachi (1100 a 1600) se desarrollaron muchos
tipos o estilos diferentes de Ju Jutsu, cada uno con su propio énfasis en técnicas
individuales. Kito Ryu conocido por sus técnicas de lanzamiento, Takenouchi
Ryu (uno de los primeros documentados en 1532) por la inmovilización, Tenjin
Shin’yo Ryu por su Atemi (golpear puntos vitales) y agarre, Yoshin Ryu por
el cambio del cuerpo y la cesión, para nombrar unos pocos.
En el siglo XVI, había poco para distinguir el Ju-Jutsu primitivo del Sumo indí-
gena, o Kusmi-uchi (combate en el campo de batalla), pero al final del período
Muromachi (1600 d.C.) había una clara separación entre los dos. Los sistemas de
lucha que se enseñaban se habían desarrollado a partir de técnicas de superviven-
cia en el campo de batalla y eran conocidos con otros nombres, por ejemplo el
término yewara (lucha cuerpo a cuerpo). Dado que en la batalla la mayoría de los
oponentes estaban blindados, las llaves, los lanzamientos y los estrangulamientos
se consideraban más prácticos que las patadas y los puñetazos. Las técnicas de
lanzamiento del Ju-Jutsu se desarrollaron a partir de técnicas de lucha más que
del deporte. Se desarrollaron técnicas cuerpo a cuerpo para el combate cuerpo a
cuerpo, con lanzamientos y agarres para desarmar e inmovilizar a un enemigo, lo
cual era particularmente vital.

Figura 3: Lucha cuerpo a cuerpo

Otro factor que afectó el desarrollo de las técnicas fue el tipo de arma con la que
probablemente se enfrentaría el guerrero.
Se favorecía el control del brazo que sostenía el arma como forma de afrontar los
ataques punzantes, lo que puede atribuirse a la necesidad de desarmar a espadachi-
nes o guerreros armados con cuchillos. El uso de annour y la naturaleza fangosa y
resbaladiza de la mayoría de las batallas también explican el sorprendente número
de lanzamientos de sacrificio, o sutemi waza, que a menudo se consideran técnicas
inherentemente peligrosas en los deportes de combate.

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2.1 CRONOLOGÍA DE LAS PRINCIPALES DINASTÍAS

En un campo de batalla embarrado y empapado de sangre, donde a los combatien-


tes les resultaba difícil mantener el equilibrio, era importante tirarse al suelo con
ventaja, y el sutemi waza proporcionó los medios para girar las mesas antes del
impacto y así ponerse encima de un enemigo guerreros que no eran aristocratas
samuráis y que estaban cada vez mas interesados en técnicas de golpe que po-
dían usarse contra atacantes desarmados, como ladrones campesinos o borrachos
beligerantes.
Matar gente era ilegal entonces, como lo es ahora, por lo que se necesitaban técnicas
menos letales para afrontar tales enfrentamientos.
El Ju-Jutsu se expandió en este período y las técnicas, que ganaron popularidad
entonces, tienen más en común con las que se practican hoy en día, ya que estaban
destinadas a la autoprotección más que a una lucha a muerte en el campo de
batalla.
Estas técnicas funcionan tan bien en las calles del Japón medieval, guerreros que no
eran aristócratas samuráis y que estaban cada vez más interesados en técnicas de
golpe, que podían usarse contra atacantes desarmados, como ladrones campesinos
o borrachos beligerantes. Matar gente era ilegal entonces, como lo es ahora, por
lo que se necesitaban técnicas menos letales para afrontar tales enfrentamientos.
El formato conocido como Jutsu ha compartido muchos nombres a lo largo de
los años: Wa jutsu, Tajutsu, Yawara, Kogusoku, Chikara kurabe, Hakushi, Torite.
Hacia finales del siglo XVII, cuando apareció un nuevo modernismo en Japón, el
Ju-Jutsu comenzó a convertirse en un arte más complejo. En el período Meiji, con
el fin del gobierno samurái, varias escuelas privadas (Dojos) se habían consolidado
y el Ju-Jutsu comenzó a enseñarse y practicarse de una manera más sistemática.
Durante el reinado del emperador Meiji hubo un período de restauración en Japón
que incluyó la legalización del cristianismo, la disolución de la clase samurái y la
apertura de vínculos comerciales con el mundo occidental, opuestos a los que man-
tenían los barcos negros. La disolución de la clase samurái dejó al gobierno con
un enorme problema. Miles de combatientes altamente entrenados cuyos talentos
ahora eran superfluos, hermanados con las demandas occidentales de que la raza
japonesa se volviera más tolerante y menos bárbara a los ojos de los occidenta-
les. La solución tardó muchos años en llegar, esencialmente implicó el desarrollo
cultural de todo lo japonés, lo que por supuesto incluía las artes marciales cuyas
escuelas ya estaban altamente especializadas.
Muchos tradicionalistas se resistieron al ultimátum del gobierno, que sentían que
la única manera para ellos era huir del país y convertirse en exdes, permaneciendo
fieles a sus valores individuales. Así es como llegaron a Occidente los métodos de
las artes marciales. Muchos de estos maestros se convirtieron en marineros para
escapar y enseñaron su habilidad dondequiera que su barco desembarcara en el
puerto.
Aquellos que se quedaron y enfrentaron la Revolución Cultural, tuvieron que so-
portar la remodelación de los sistemas que hoy conocemos.

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2.2 NACIMIENTO Y DESARROLLO DE LAS ARTES DEL "JU": JU JUTSU
TENJIN SHINYO RYU

En 1905, algunos de los diversos sistemas y escuelas principales de Ju Jutsu se


fusionaron y sintetizaron bajo los auspicios del profesor Jigaro Kano para producir
el método de combate entonces conocido como Judo que más tarde se conocería
como Kodokan Judo.

2.2. NACIMIENTO Y DESARROLLO DE LAS ARTES


DEL "JU": JU JUTSU TENJIN SHINYO RYU
Hasta el siglo XI, el Ju Jutsu fue el sistema de combate popular para la aristocracia,
la nobleza y en 1156, al comienzo de la era feudal, el Ju Jutsu fue monopolizado
por la élite Bushi (que significa servir) Más comúnmente conocidos como guerreros
samuráis según sus programas de entrenamiento.
Dos escuelas fueron las mas representativas por sus estudios referentes al "JU", se
trataba de las escuelas Tenjin Shinyo Ryu y la escuela Kito Ryu. El fundador de
Tenjin Shinyo Ryu fue Iso Matauemon Ryukansai Minamoto No Masatari. Nació
en Matsuzaka, una prefectura de Ise. Su nombre de nacimiento era Okuyama
Hachiroji Masatari. Cuando era niño se interesó mucho por el Bu-jutsu (artes
marciales) y a los 15 años -1802- viajó a Kyoto para convertirse en alumno de
Hitotsu Yanagi Oribe del Yoshin Ryu. -303Te-. Después de la muerte de su maestro
Yoshin Ryu, pasó a estudiar Shin No Shinto Ryu con Homma Jouemon durante
seis años, aprendiendo el okuden -enseñanzas más profundas- de este sistema.

Figura 4: Ju Jutsu Tenjin Shinyo Ryu

Alrededor de 1815, siguiendo el estudio de Shin No Shinto Ryu, Iso Matauemon se


embarcó en un musha shugyo, viajando por todo el país en busca de competencias
con instructores oficiales de cada dominio feudal. A lo largo de los tres años de
esta disciplina se mantuvo invicto. Durante este período visitó la aldea de Kusatsu
Omi de la prefectura de Shiga Ken, donde permaneció y enseñó Ju-Jutsu. En ese
momento sucedió que un grupo de villanos, amenazaron a los pobladores del lugar.
Iso decidió deshacerse de ellos y, ayudado por su hábil alumno Nishimura Soto-
nori Osuke, libró una lucha salvaje con más de cien adversarios. Iso y Nishimura

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2.3 NACIMIENTO DEL JUDO KODOKAN: JIGORO KANO

derrotaron completamente a sus oponentes y a partir de esta experiencia Iso se


dio cuenta de la importancia de Shin No Ate (golpe verdadero) y Seiriteki Jaku-
teno Tsuku (presionar los puntos fisiológicos débiles del cuerpo) al luchar contra
múltiples oponentes. Después de esta experiencia, Iso investigó más Shin No Ate
y desde ese momento se convirtió en una enseñanza muy importante del Ryugi.
Iso fue invitado a Edo (actual Tokio) para convertirse en vasallo del shogunato
Tokugawa y donde enseñaría en el Kobusho, el instituto oficial de formación de
artes militares. Durante este tiempo también abrió un dojo en Otamagaike (ahora
conocida como el área de Kanda en Tokio). Ambas clases resultaron ser extrema-
damente populares y se dice que Tenjin Shinyo Ryu era el Ju-Jutsu Ryugi más
famoso en ese momento (alrededor de 1860) con más de 5000 estudiantes. Ryuso
Iso Matauemon Ryukansai Minamoto No Masatari murió en 1863 a la edad de 76
años. [?]

2.3. NACIMIENTO DEL JUDO KODOKAN: JIGORO


KANO
En 1876, Jigoro Kano de 18 años (nacido el 28 de octubre de 1860 en Mikage,
prefectura de Hyogo) proveniente de una familia noble, se inscribió a la Univer-
sidad Imperial de Tokio, Japón, con el propósito de estudiar literatura y ciencias
económicas y políticas. La estatura pequeña y complexión delgada de Jigoro kano,
fue motivo de amedrentamiento a su persona por algunos estudiantes abusivos de
grados superiores. Jigoro Kano decidió que de ninguna manera se dejaría humillar
por aquellos individuos; por lo que acudiría al estudio del Ju Jutsu. Jigoro Kano se
dedicó, por lo tanto, a buscar quien pudiera enseñarle el arte del Ju Jutsu. Lamen-
tablemente, los malos exponentes del Ju Jutsu, con su brutalidad y comercialismo,
lo habían desacreditado hasta el punto de que el gran público lo rechazaba, con-
siderándolo una práctica degradante. Los maestros genuinos y honestos de "Ju
Jutsu.eran ya muy escasos y difíciles de encontrar. Kano empezó sus indagaciones
y logró conocer al profesor Teinosuke Yagi, quien le enseñó los rudimentos del Ju
Jutsu. Jigoro Kano quedó fascinado al observar cómo, ejerciendo pequeñas pre-
siones sobre determinados puntos de la anatomía humana y utilizando el impulso
con que un agresor ataca, éste puede ser derribado y vencido con poco esfuerzo.

Figura 5: Dr. Jigoro Kano

Luego, Jigoro Kano encontró al mestro Masatomo Iso, maestro de la escuela de Ju

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2.3 NACIMIENTO DEL JUDO KODOKAN: JIGORO KANO

Jutsu Tenjin Shinyo Ryu. Kano estudio los profundos conocimientos que tenían
de aquel arte. Tiempo después, conoció también al maestro Tsunetoshi Ikubo,
magnífico exponente del renombrado estilo tradicional Ju Jutsu Kito Ryu, y de él
aprendió también los secretos del Ju Jutsu (Arte de la Suavidad).
Al mismo tiempo, el joven Kano estudió con ahínco los Densho, o manuscritos
antiguos que contenían las enseñanzas de los maestros fundadores de varias escue-
las de Ju Jutsu que en siglos anteriores habían florecido. Esos viejos documentos
eran un verdadero tesoro de sabiduría marcial. Las centenarias páginas de aquellos
volúmenes también contenían explicaciones acerca del hermoso principio del "JU",
que también puede interpretarse como "no resistencia", .adaptación al entorno, a
la situación"sobre el cual estaba fundado el arte del Ju Jutsu.
Jigoro Kano leía y aprendía con avidez, lamentando que aquellos preceptos filosó-
ficos fueran tan descuidados o aún retorcidos por practicantes inescrupulosos de
Ju Jutsu que utilizaban el arte para dar salvajes demostraciones y cobrar a los
espectadores por presenciarlas, como si de un circo se hubiera tratado. Aquella
situación le pereció denigrante y en su mente empezó a tomar cuerpo la idea de
dar a conocer a sus semejantes el principio del "Ju", como fue en su origen, libre
de impurezas y prácticas mercenarias, trascendiendo mas allá de un arte de de-
fensa personal, buscando sea un camino al perfeccionamiento humano, un camino
denominado "JU".
Jigoro Kano adoptó el nombre de JU añadiendole el "DO"(camíno). Este término,
JUDO, significa entonces: Çamino o Sendero de la Suavidad, de la adaptación".
Fue entonces conocido como la escuela de Ju Jutsu JUDO KODOKAN, siendo su
traducción: .Escuela para aprender el Camino de la Suavidad".
Hacía un año, en 1881, que Jigoro Kano había finalizado sus estudios en la Uni-
versidad Imperial de Tokio, obteniendo el título de "Licenciado en Literatura y
Ciencias Económicas y Políticas". Corría ahora el año de 1882 y el flamante gra-
duado, con casi 23 años de edad, pensó que había llegado el momento de dar a
conocer el Judo, y para ello tenía que abrir una escuela.
Habló con los monjes del templo Budista de Eishoji y ellos, al conocer cual era
la soberbia base moral del Judo, le permitieron usar una de sus estancias como
Dojo (sala de entrenamiento). Jigoro Kano cubrió el suelo con doce tatamis, que
eran una especie de colchones de paja de arroz forrados con lona, y así fundó la
primera escuela de Judo Kodokan que hubo en el mundo.
El profesor Kano adquirió un grueso libro de páginas en blanco, encuadernado con
pastas hermosamente decoradas con figuras de aves y follaje. En él registraría los
nombres y datos generales de sus futuros alumnos. En la primera línea de la página
inicial de ese histórico libro, que se conserva en el archivo del Colegio Kodokan en
Tokio, aparece el nombre del primer alumno que se inscribió en la escuela: Tsunejiro
Tomita. Luego, se pueden leer los nombres de otros estudiantes que formaron el
grupo original alrededor del maestro y que luego llegaron a contarse entre los más
famosos e ilustres Judokas de aquel tiempo, como Shirozaigo, Yoshiaki Yamashita
y Sakujiro Yokohama.

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2.3 NACIMIENTO DEL JUDO KODOKAN: JIGORO KANO

En el comienzo sus alumnos eran solamente nueve, y el maestro Kano los instruía
cuidadosamente en el sentido de que debían ser, no solamente excelentes en la
ejecución de las técnicas del Judo, sino también modelos de comportamiento en
su vida diaria. Así, muy pronto, aquellos estudiantes empezaron a destacarse por
su vigor y salud y también por su carácter ecuánime y cortés.
En breve llegaron más estudiantes y la escuela de Judo Kodokan se convirtió en
el centro de atención de la ciudad, pues todos admiraban a los judokas, quienes
también sabían conducirse en sus relaciones con los demás y que tan fuertes eran
físicamente. Se hablaba elogiosamente de los principios morales de la escuela y se
repetían sus lemas de "Máximo de eficiencia con el mínimo de esfuerzo"(Seiryoku
zenyo) y "Bienestar para todos a través de la ayuda mutua"(Jita kyoei).
Por aquella época hubo una resurgimiento del viejo Ju Jutsu cuyos seguidores, en
general, veían despectivamente al Judo y a quienes lo practicaban, porque pen-
saban que hombres "tan correctosçomo los alumnos del profesor Kano, no podían
ser buenos combatientes. En particular, había un maestro de Ju Jutsu llamado
Hikosuke Totsuka, quien tenía un gran número de estudiantes. Algunos de ellos
llegaron al extremo de querer provocar a los Judokas para medirse con ellos, pero
estos tenían estrictamente prohibido por su maestro enzarzarse en este género de
disputas y evitaban caer en el juego de los provocadores.
Entonces, en el año de 1886, cuatro años después del inicio del Judo Kodokan,
ocurrió algo que vino a zanjar de una vez por todas el problema: el Jefe de la
Policía Metropolitana de Tokio quería dar a sus hombres el mejor entrenamiento
posible en defensa personal. Inmediatamente pensó en recurrir a uno de los dos
más famosos maestros del momento: Jigoro Kano e Hikosuke Totsuka. Preguntó
al profesor Kano si estaba dispuesto a participar en un torneo contra la escuela de
Totsuka. El profesor Kano aceptó enseguida. Totsuka, seguro de que obtendría la
victoria, también convino gustoso.
Aquella sería una batalla tremenda y decisiva. Si el Kodokan salía derrotado, sería
el fin del Judo, pues sería rechazado por las autoridades y por el público.
El día del gran torneo, cada una de las dos organizaciones envió a quince dis-
tinguidos alumnos que las representarían en la justa. Cuando llegó la hora, en el
gimnasio de los cuarteles de la policía, el jefe de la misma y sus oficiales ocuparon
los asientos frente al área de combate. Lo mismo hicieron los maestros Kano y
Totsuka.
Entonces, en un ambiente de gran expectación, dieron principio los encuentros. De
los quince combates, los alumnos del profesor Jigoro Kano ganaron todos, menos
dos que terminaron en empate. Una de las peleas mas notorias fue la de Shiro Saigo
(Judo Kodokan de Kano) vs. Oni (Ju Jutsu de Totsuka), llevando este ultimo una
paliza, finalizada con una técnica denominada "Yamarashi".
Esa brillante victoria mostró, en forma indudable, la superioridad del Judo sobre
todas las escuelas de Ju Jutsu, no sólamente en cuanto a sus principios morales
sino también con respecto a su técnica. El Jefe de la Policía de Tokio adoptó el

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2.3 NACIMIENTO DEL JUDO KODOKAN: JIGORO KANO

Figura 6: Shirosaigo

Judo como entrenamiento oficial para sus hombres y el prestigio de la escuela


Kodokan subió hasta el cielo.
Por otra parte, el Ministro Japonés de Educación, estudiaba también cual podía
ser el mejor sistema de cultura física que pudiera ofrecerse a los estudiantes del
país. Cuando vio las demostraciones de Judo que le brindaron el profesor Jigoro
Kano y sus alumnos y escuchó la explicación de sus fundamentos éticos, decidió que
esa era la mejor opción que podía elegir e implantó el Judo (y también el Kendo, o
lucha con espada) como método de educación física en las escuelas japonesas. Muy
pronto, los jóvenes estudiantes de toda la nación practicaban entusiastamente el
Judo.
El maestro Kano y los mejores de sus discípulos empezaron a realizar viajes al
extranjero para difundir el Judo.
Tan grande era ya para entonces la fama del Judo, que muchos hombres promi-
nentes de diferentes países quisieron aprenderlo. Por ejemplo, a principios de siglo,
el Presidente de los Estados Unidos, Teodoro Roosevelt, solicitó al maestro Kano
un instructor para que se lo enseñara. Este respondió enviándole a uno de sus
mejores discípulos, de aquellos que estuvieron con él desde el ya lejano día de la
fundación del Kodokan: el famoso Yoshiaki Yamashita. Entre maestro y discípulo
se desarrolló una sincera amistad. Como prueba de ello existe en los archivos de la
Escuela Kodokan una fotografía que muestra al Presidente de los Estados Unidos,
en traje militar, de pie junto a una roca, con la siguiente leyenda de su puño y

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2.4 NACIMIENTO DEL BJJ: MITSUO MAEDA

Figura 7: Judo

letra:"Prof. Y. Yamashita: Con la estimación de su alumno Theodore Roosevelt.


Abril 13 de 1904".

2.4. NACIMIENTO DEL BJJ: MITSUO MAEDA


Otro alumno de Kano, muy reconocido fue Mitsuo Maeda, quien comenzó a en-
trenar Judo con Jigoro Kano, en 1895, convirtiéndose rápidamente en uno de los
alumnos estrella de la academia y creyente de que la mejor manera de promover
el Judo era a través del combate con otras artes marciales. Entonces, en 1904,
cuando Kano buscaba estudiantes para enviarlos a los EE. UU. para demostrar
Judo, Maeda era la elección natural.

Figura 8: Mitsuyo Maeda, alumno de Jigoro Kano

Existe cierta confusión sobre los antecedentes de Maeda. No es raro que algunos
afirmen que Maeda era un estudiante de Ju Jutsu tradicional japonés, no de Kodo-
kan Judo, y que llevaba los últimos vestigios del combate tradicional samurái, idea
totalmente errónea. La confusión radica en que le término "Ju Jutsu.aún no esta-
ba separado del "Judo.a principios del siglo XX, muchos practicantes en Japón e
incluso algunos estudiantes de Kano todavía veían el Judo como otro estilo de "Ju

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2.4 NACIMIENTO DEL BJJ: MITSUO MAEDA

Jutsu", de hecho todos conocían como la escuela de Ju Justsu "Judo Kodokan"de


Jigoro Kano. es un hecho demostrable de que Maeda tuvo como único maestro a
Kano.
En 1914, Maeda viajó a Brasil por primera vez y durante los siguientes siete años
visitaría constantemente la nación sudamericana peleando partidos desafiantes.
En 1921, Maeda abrió su propia academia de Judo en Brasil y ayudó al gobierno
japonés y al gobierno brasileño a llegar a un acuerdo para que un gran grupo de
inmigrantes japoneses se mudara a Brasil.
Existe cierto debate sobre cómo ocurrió la reunión; algunos dicen que fue durante
el establecimiento de una colonia de inmigrantes japoneses, otros dicen que fue
en una de las demostraciones de Judo de Maeda, pero sucedió como sucedió, el
artista marcial japonés conoció a Gastao Gracie.
Gastao, hijo de un inmigrante escocés, estaba preocupado por su hijo Carlos Gra-
cie, que carecía de disciplina y Gastao sintió que entrenar con Maeda en Judo sería
una excelente salida para Carlos.

Figura 9: Helio Gracie

A los 14 años Carlos tomó sus primeras lecciones en Kano Ju Justu. Durante los
siguientes ocho años, Carlos pasó entrenando con Maeda y los otros estudiantes de
Kodokan Judo. En 1925, Carlos, ahora cinturón negro, abrió la primera academia,
los primeros alumnos de Carlos fueron sus hermanos menores: Oswaldo, Gastao,
George y Helio Gracie. Helio era 11 años menor que Carlos y de niño era enfermizo,
dado a desmayos y estaba relegado a ver a Carlos dar lecciones la mayor parte del
tiempo.

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2.5 NACIMIENTO DEL SAMBO RUSO: VASILI OSHCHEPKOV

Figura 10: Mitsuyo Maeda, alumno de Jigoro Kano

Carlos le daba lecciones a Helio, pero el frágil cuerpo de Helio tenía problemas
para ejecutar algunos de los movimientos. Helio tuvo que confiar más en el apa-
lancamiento y el momento del movimiento que en la velocidad o fuerza con la que
podía ejecutar el movimiento. Juntos, los cinco hermanos, desarrollaron las bases
de lo que llamarían Gracie Jiu Jitsu, pero que sería conocido en el mundo como
Jiu Jitsu brasileño. Claramente su base es el Judo dandole mayor énfasis al trabajo
en suelo (ne waza).

2.5. NACIMIENTO DEL SAMBO RUSO: VASILI OSH-


CHEPKOV
Vasili Oshchepkov de once años acabó en Japón, después de que el sur de Sajalín
fuera transferido a Japón como resultado de la guerra ruso-japonesa de 1905. Allí,
la misión ortodoxa rusa en Japón ayudó al joven a conseguir una plaza en un
seminario para clérigos en Kioto, donde, entre otras cosas, aprendió judo. El joven
ruso destacó en la lucha y su entrenador le avaló para realizar los exámenes de
ingreso en el Instituto de Judo Kodokan de Jigoro Kano.

Figura 11: Vasili Oshchepkov

El 15 de junio de 1913, Oshchepkov aprobó los exámenes y recibió su cinturón

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2.5 NACIMIENTO DEL SAMBO RUSO: VASILI OSHCHEPKOV

negro. Mucho más tarde, en 1917, se convirtió en el primer ruso y el tercer europeo
en recibir un segundo dan (cinturón negro de segundo grado) en judo.
Al regresar a Rusia en 1913, Oshchepkov comenzó a trabajar en el contraespionaje.
Paralelamente a su ocupación principal, Oshchepkov fundó la primera escuela de
judo de Rusia y entrenó a la policía rusa en el judo de Vladivostok.
Lenin ordena en 1918 la creación del Instituto de Formación General de Militares
con el fin de crear la nueva disciplina de combate que haría la diferencia en el
campo de batalla. La tarea de desarrollo y organización de militares rusos en
el entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo recayó sobre el Mariscal Kliment
Voroshílov quien seleccionó a Vasili Oshchepkov y Viktor Spiridonov para integrar
las técnicas de lucha nativas locales y el judo, Oschepkov enseñó judo a las fuerzas
de élite del Ejército Rojo en la Casa Central del Ejército Rojo.
El estudio tuvó como resultado Sambo es un acrónimo de ’defensa personal sin
armas’.
Su dependencia del movimiento sobre la fuerza se debió en parte a que durante la
Primera Guerra Mundial recibió una herida de bayoneta que le dejó cojo el brazo
izquierdo. Tanto Oschepkov como Spiridonov esperaban, de forma independiente,
que las técnicas militares soviéticas de combate cuerpo a cuerpo pudieran mejo-
rarse con una infusión de técnicas extraídas de otras artes marciales extranjeras.

Figura 12: Sambo

Cada técnica fue cuidadosamente analizada y considerada por sus méritos, y si


se consideraba aceptable en un combate sin armas, se refinaba para alcanzar el
objetivo final del sambo: detener a un adversario armado o desarmado en el menor
tiempo posible. Así, muchas técnicas de judo se unieron a los estilos de lucha na-
tiva de rusia para formar el repertorio de "sambo". Cuando se perfeccionaron las

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técnicas, se incorporaron a aplicaciones de sambo para defensa personal, policía,
control de multitudes, guardias fronterizos, policía secreta, protección de dignata-
rios, personal de hospitales psiquiátricos, militares y comandos.

3. JUDO: BASES TÉCNICAS Y BASES FILO-


SÓFICAS
Jigoro Kano, de las diferentes escuelas y corrientes de Ju Jutsu que conocía, escogió
las mejores técnicas y las modificó para volverlas mas eficaces, cambiando ángulos
de ataque, posturas, y movimientos para aprovechar de mejor manera ataques
del rival. Luego, las clasificó en grupos de acuerdo al objetivo que perseguían .
Surgieron entonces diferentes y grandes secciones: Nage Waza, Kansetsu Waza,
Shime Waza, Osae Waza y Atemi Waza.
Nage Waza, el arte de la proyección. Capacita al practicante para lanzar al
suelo a su adversario rompiendo su equilibrio y se divide a su vez en dos
grupos principales: Te Waza, Ashi Waza y Sutemi Waza.
Osae Waza, el arte de las reducciones e inmovilizaciones.
Kansetsu Waza, el arte de las luxaciones, ataque a las articulaciones.
Shime Waza, el arte de las estragulaciones
Atemi Waza, el arte de atacar con golpes los puntos vitales del cuerpo hu-
mano

Figura 13: Nage Waza, Osae Waza, Kansetsu Waza, Shime Waza, Atemi Waza

Estaban también el adiestramiento en los Ukemis, o formas de caer sin lastimarse


y el Kwatsu o técnicas de resucitación, para el caso de que un practicante, durante
el entrenamiento, perdiera el sentido[4].
Después de terminar esa magnífica labor de clasificación y perfeccionamiento, Ji-
goro Kano preparó el cimiento moral sobre el que descansaría todo el edificio de
su sistema. Este cimiento lo creó con principios filosóficos:
Principio de Máxima Eficacia: “Seiryoku Zenryu” Significa lograr la máxima
eficacia con el mínimo esfuerzo; de ahí el fundamento de la “suavidad (Ju)”.

15 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


Figura 14: Técnicas de caida

Principio de Prosperidad Mutua: “Jita Kyoei” Para Jigoro Kano, el Judo


debe estar basado en el apoyo mutuo y la solidaridad, ya que establece que
para encontrar el camino de la perfección, los demás nos deben ayudar así
como uno mismo puede ayudar a los demás a ser mejor.
Principio de Jiko No Kansei: Este principio se refiere a buscar la perfección
como persona, tener buena salud, inteligencia y buen carácter. Para ello
el ejercicio físico,cuidar el cuerpo, la mente y una vida saludable ayudan
evolucionar como Judoka.
Seiryoku Zenyo , hace referencia a que las distintas técnicas de ataque y defensa
del Judo deben aplicarse buscando el máximo de efectividad con el mínimo de
esfuerzo físico. Jigoro Kano lo explicó así:
"Supongamos que la fuerza de un hombre parado frente a mí es de diez unidades;
mientras que la mía, menor que la de él, es de sólamente siete unidades. Ahora,
si él me empuja con todo su vigor, seré derribado aún si utilizo toda mi fuerza
para oponerme. Pero, si en lugar de resistir, cedo a su empuje retrocediendo en la
misma medida que él empuja, conservando al mismo tiempo mi equilibrio, entonces
él perderá su equilibrio hacia delante.
En esta nueva posición, él queda tan débil, no en cuanto a su fuerza física sino en
cuanto a lo inestable de su posición, que en ese momento aquella será sólo de tres
unidades, en lugar de las diez que originalmente tenía. Yo, mientras tanto, por
haber conservado mi equilibrio, mantendré mi fuerza completa representada por
siete unidades. Será entonces cuando, siendo momentáneamente superior, podré
derrotar a mi oponente utilizando sólo la mitad de mi fuerza, es decir, tres unidades
y media contra las tres de él. Esto deja la mitad de mi capacidad disponible para

16 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


Figura 15: Seiryoku Zenio, Jita Kyoei

que yo la use como considere conveniente, a fin de derribar y vencer a mi oponente.


El principio descrito, Seiryoku zenyo, enseñaba Jigoro Kano, había que trasladarlo
y utilizarlo también en la vida diaria, realizando todas las actividades y deberes
con el máximo de eficiencia y el mínimo de esfuerzo.
En cuanto al segundo principio, Jita Kyoei o "Bienestar para todos a través de
la ayuda mutua", su comprensión empieza en el entrenamiento de las técnicas de
Judo, si se reflexiona en que sólamente puede progresarse en ellas con la ayuda del
compañero de prácticas y él, a su vez, únicamente puede adelantar con nuestra
colaboración. Así, en la vida, sólo dando y recibiendo, apoyando y siendo apoya-
dos, compensando y siendo compensados, podemos avanzar y triunfar. El hombre
egoísta, aquél que sólo quiere recibir sin dar nada a cambio, no obra en armonía
con el principio de Jita Kyoei y, más tarde o más temprano, se verá aislado de
sus semejantes e imposibilitado para adelantar. El practicante de este método, por
tanto, deberá comportarse en la vida de acuerdo con este ideal de inegoísmo.

4. ETIMOLOGÍA DE LOS PRINCIPIOS ESEN-


CIALES DEL JUDO
El término Judo esta compuesto por dos palábras: Ju y Do. Ya dijimos que JU
podía ser traducido literalmente como flexible, suave, y que Do era el sendero o
camino. Vamos a comprender que en la traducción se pierden ciertos elementos
representativos de la cultura, en este caso la de Japón, en la cual Ju tiene una con-
notación adaptativa, la palabra flexible tiene que ver con empalmar a situaciones,

17 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


para poder modificar la situación a beneficio nuestro.

Figura 16: Seiryoku Zenio, Jita Kyoei

Cuenta la leyenda que un sabio japonés paseaba por el bosque observando el


comportamiento de los árboles bajo una gran nevada: los robles, soberbios, altos
y fuertes quebraban sus poderosas ramas bajo el peso de la nieve; los cerezos y los
sauces, gráciles y finos se adaptaban al peso flexionando sus brazos para liberar la
carga y recuperar después su forma original.
Este principio, tan simple como bello, es la base del judo: a una superior fuerza
ciega y descontrolada no se puede responder de la misma forma. Tenemos que
aprender a absorver la energía y aprovecharla en beneficio mutuo.
Puede parecer una utopía sacada de películas de Bruce Lee o clichés ochenteros
"maestro - pequeño saltamontes"tipo karate kid, sin embargo es una verdad que
puede sustentarse en el estudio del movimiento, incluso con herramientas como la
dinámica y la cinemática.
Como cualquier otro conocimiento la única forma de adquirirlo consiste en sumer-
girse y no quedarse en las apariencias, prácticarlo y comprenderlo en forma ciclica.
Este principio de no resistencia es uno de los mas dificiles de adquirir, puesto que
estamos acostumbrados a apoyarnos en la fuerza, la reacción opuesta a una acción.
Estos conceptos, para Jigoro Kano, deben llevarse mas allá del tatami, si no deben
trascender en la vida misma.
Presentamos las máximas que reflejan el término JUDO:
El Judo ha rebasado la escala primitiva de la utilidad para llegar a la de una
Ciencia y un Arte.

18 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


El Judo es un Arte y una Ciencia, debe mantenerse por encima de todas las
esclavitudes artificiales, estar libre de toda influencia financiera, comercial o
personal.
El estado del Mundo y de los asuntos humanos, actualmente se parecen
mucho a los de los principiantes sobre un tapiz de Judo.
El Judo no debe ser revestido de una etiqueta nacional, racial, política,
personal o sectaria.
La idea de considerar a los demás como enemigos, no puede ser más que
locura y fuente de regresión.
El Judo debe estar aquí para el beneficio del hombre, y no el hombre para
el Judo (competición)
Cuando uno se da cuenta del poder del Judo, no puede servirse de él a la
ligera, pues puede ser más peligroso que una espada.
El mejor uso que se puede hacer de una espada, es el no emplearla, lo peor,
servirse de ella.
SOBRE EL EQUILIBRIO Y LA ESTABILIDAD
El Judo puede ser considerado como un arte o una filosofía de equilibrio,
tanto como un medio de cultivar el sentido y es estado de armonía y estabi-
lidad.
La salud de la vida, depende del juego armonioso de nuestros instintos.
La estabilidad mental es una inquebrantable calma, es un factor importante
en un combate de Judo, lo sería más si se tratase de una lucha a muerte.
En la acción, lo principal es elevarse por encima del problema de la vida y
la muerte, de la sensación del miedo y de la aprensión.
La habilidad es función de una acción automática inconsciente. El auto-
control consciente de todos los factores es una cosa imposible, ya que una
entrada no dura más que el tiempo de un relámpago.
Existe un principio que se aplique realmente en todos los casos?. Si, lo hay.
Es el principio de la eficacia, sobre todo en el empleo del espíritu y el cuerpo.
Yo he dado a este principio totalmente general el nombre de Judo.
SOBRE LOS ENTRENAMIENTOS:
En toda clase de entrenamiento el punto más importante es librarse de las
malas costumbres.
Superar la costumbre de emplear la fuerza contra la fuerza, es una de las
formas más difíciles de entrenamiento en Judo y no se puede progresar sin
lograrlo.

19 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


Ambición y rivalidad minuciosamente dosificadas, son estimulantes del pro-
greso, pero en grandes cantidades se transforman en veneno destructivo.
El fracaso en la competición o en el entrenamiento no debe ser fuente de
desaliento o desesperación. Pero es un signo de necesidad de una práctica
más grande y de unos esfuerzos sostenidos.
La forma de entrenarse depende de una acción consciente, pero la meta del
entrenamiento es alcanzar la maestría de la técnica lo que es inconsciente.
A medida que progresamos en el estudio del Judo, se desarrolla el sentido
de la confianza en si mismo, base del equilibrio mental.
La sutiliza en la técnica, la finura en la estética son útiles para la eficacia
del arte, pero escapa a toda descripción.
Únicamente con la ayuda y las concesiones mutuas, un organismo que agru-
pe mayorías o minorías puede encontrar su plena armonía y realizar serios
progresos.
La perspectiva filosófica del Ju-Jutsu era “Principio de la Suavidad”; esta idea
estaba influenciada por la filosofía china y el confucionismo que decía: “No debe
resistirse contra la fuerza de un adversario; por el contrario, debemos absorberla
y aprovecharla para vencer.” A Jigoro Kano este principio no le resultaba del todo
satisfactorio para comprender los mecanismos en que se basaban las técnicas de
Ju Jutsu y del Judo, pues se encontraba con numerosos casos en los que no se
ajustaban a la filosofía de su enseñanza.
Kano decía: “Si sólo podemos aplicar las técnicas aprovechando la fuerza del otro
cuando éste nos ataca, ¿qué debemos hacer ante un adversario que no se mueve?”.
Y continuaba diciendo: “El judo no debe encontrarse con tales inconvenientes; si
queremos que el otro se mueva, debemos tomar la iniciativa con la ayuda de nuestra
propia fuerza buscando una mayor eficacia y un óptimo resultado empleando un
mínimo de esfuerzo”.
Bajo este prisma nace un nuevo principio, expresado con la frase SEIRYOKU
ZENYO: "Máxima eficacia en el uso de la fuerza"“La condición principal para el
Nague Waza es derribar a nuestro oponente utilizando un mínimo de nuestra fuer-
za; este principio es perfectamente aplicable en todos los órdenes de nuestra vida.
Todos los hombres nacemos con las mismas oportunidades; mientras unos perma-
necen en la ignorancia, otros se convierten en personas importantes y admiradas.
Este es un simple resultado de la aplicación de este principio.”.
Posteriormente Jigoro Kano formula otro principio que denomina Jita Kyoei: "Pro-
greso mutuo". “El Judo es el camino más eficaz para el fortalecimiento tanto físico
como mental. Con el entrenamiento, se disciplina y prepara el cuerpo y el espíri-
tu mediante práctica de las técnicas de defensa y ataque; con ello, conocemos lo
esencial de este camino...". “La utilización continua de estas técnicas es la meta
fundamental del judo, superándose uno mismo hasta la perfección en beneficio del
mundo.”

20 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


5. EL SALUDO
El saludo es una tradición del Judo que es muy importante conservar. Es una señal
de respeto hacia el compañero o el adversario; es, igualmente, una señal de estima
hacia el que practica la misma disciplina y con el que uno debe trabajar.
En competición, el deseo de vencer, no debe excluir la cortesía y corrección.
El saludo mal hecho, apenas esbozado, indica a menudo negligencia y presunción.
El saludo se puede hacer desde posición de pie o arrodillado. Las dos formas de
saludar son igualmente correctas, pero generalmente se saluda de pie. El saludo
arrodillado es el más ceremonioso de los dos.
El saludo en pie (RITSU-REI): Para realizar el saludo de pie (Ritsu-rei), se
parte de la posición Chokuritsu (talones juntos, brazos pegados al cuerpo,
mirada al frente) y se inclina el tronco hacia delante hasta formar un ángulo
de 30 grados aproximadamente, pasando las manos de estar en el lateral de
las piernas a situarse por encima de las rodillas, pegadas a la cara anterior
de los muslos. Después de una breve pausa (más o menos una inspiración-
expiración), volvemos a la posición natural (erguida).

Figura 17: Ritsu Rei

El saludo de rodillas (ZA-REI): Para realizar el saludo de rodillas (Za-rei),


partimos de la posición Chokuritsu (posición natural arriba descrita) y des-
lizamos el pie izquierdo hacia atrás sin levantar los dedos del suelo y, fle-
xionando la rodilla derecha, colocamos la rodilla izquierda en el suelo a la
altura del pie derecho. A continuación desplazamos el pie derecho hacia atrás
y colocamos la rodilla derecha a la altura de la rodilla izquierda y, a conti-
nuación, estiramos los dedos de los pies hacia atrás, colocando el dedo gordo
del pie derecho sobre el dedo gordo del pie izquierdo y nos sentamos sobre
los talones. Desde esta posición (Seiza), se colocan las manos de plano so-
bre los muslos con los dedos girados hacia el interior. El cuerpo y la cabeza
deben estar erguidos y el mentón ligeramente recogido. La separación de las
rodillas corresponde a la anchura de los dos puños colocados uno junto al
otro. Para saludar, colocar las palmas de las manos sobre el tapiz a unos diez
centímetros delante de las rodillas con los dedos ligeramente girados hacia
adentro. Flexionando los brazos inclinar el cuerpo y bajar un poco la cabeza.
Después de una ligera pausa levantaros invirtiendo, exactamente el proceso
de los movimientos; es decir, reincorporar el cuerpo elevar la rodilla derecha,

21 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


y a continuación la izquierda conservando las manos sobre los muslos; una
vez en pie tomar la posición natural.

Figura 18: Za Rei

No sólo hacemos el saludo hacia otras personas (Profesor, compañeros, árbitros...)


sino también a lugares, objetos y símbolos (foto del Maestro Jigoro Kano, bande-
ras, Tatami...).

6. Deportivización y el camino al olimpismo


La creación y desarrollo del Judo Kodokan tuvo lugar en el Periodo Meiji (1868-
1912), ámbito temporal en el que se produjo la restauración de la autoridad im-
perial y que fue el factor decisivo que impulsó a los japoneses a iniciar un proceso
de modernización y transformación en la estructura política feudal del viejo Ja-
pón [?]. Ya en la década de 1880, se había establecido un gobierno para el nuevo
Estado, pero no existía un cuerpo político nacional que lo sustentara. Tras sucesi-
vos avances hacia la modernización y occidentalización, se redescubrió la cultura
japonesa tradicional y se determinó que obrara como piedra angular de dicha cons-
trucción. Surge así el discurso del bushido -representación del sistema de valores
tradicionales de la educación moral (shushin)- relacionado con la modernización de
Japón y sus intentos de redefinirse como nación frente al influjo extranjerizante de
Occidente (BENESCH, 2014). Las élites japonesas consideraron que para infundir
el bushido, resultaba ser muy adecuado el elemento cultural que representaban las
artes marciales tradicionales (bujutsu), si bien presentaban el inconveniente de su
identificación con el Japón feudal [?]. Esto propició una reinvención de las artes
marciales japonesas.
Fundado por Jigoro Kano a finales del siglo XIX, el judo Kodokan es el primer
ejemplo de la invención del budo; específicamente, la transformación del jujutsu,
un arte marcial de la era Tokugawa en un “deporte nacional” que llegó a simbolizar
la identidad nacional moderna de Japón. El budo, del cual el judo Kodokan fue el
prototipo, fue originalmente concebido como una forma cultural híbrida producida
por la modernización de la práctica “tradicional”.[?]
Aunque Kano nunca participó en la política activa, sí pretendió que el judo
contribuyera educativamente a la formación del nuevo Estado japonés [?]. En
1889, llevó a cabo la primera presentación institucional de su método, pronun-
ciando la emblemática conferencia "Del judo y de su valor tanto educativo como
pedagógico"(Judoippan-narabi-ni-sono-Kyoikujo-no-kachi). En la misma describió

22 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


al judo Kodokan como un sistema innovador que, basándose en tradicionales prác-
ticas marciales, las engloba y las trasciende a través de la mejora individual y social
que constituye su objetivo [?].
Destacando, asimismo, su idoneidad para la formación de individuos íntegros y
comprometidos (kokushi) con el desarrollo de la nación. Concluyendo que la for-
mación integral propuesta no resultaba ser accesible a través de los deportes y
gimnasias occidentales, al ser «diferentes» al budo. [?]
Lo cual debe ser pertinentemente precisado. Entre los diversos elementos cultura-
les extranjeros importados en la búsqueda de la modernidad, a partir de la década
de 1870, figuraron diversos deportes occidentales [?]. Las vías para ello fueron
diversas: la modernización del ejército [?, ?]; los profesores extranjeros en univer-
sidades y escuelas superiores japonesas; las actividades de los misioneros cristianos
e instituciones como la Young Men’s Christian Association; así como el influjo de
los Juegos Olímpicos y otros campeonatos internacionales [?].
Esta prolija importación no impidió su consideración como prácticas extranjeras
que generaban tensiones con la definición de identidad nacional japonesa. Lo que
determinó que su asimilación se realizara de una forma particular, consistente
en su modulación a través del bushido. Hasta el punto de que, por ejemplo y a
pesar de la procedencia extranjera, «el béisbol supuestamente alimentó las virtudes
tradicionales de lealtad, honor y coraje y, por lo tanto, simbolizó el espíritu bushido
de la época». De modo que Kiku (2007) identifica en este contexto dos patrones de
modernización y desarrollo. Por un lado, la modernización aportada por el budo,
en cuanto supuso la reconfiguración del antiguo bujutsu y, desde luego, un proceso
civilizador. De otro, la «japonización» de los deportes occidentales insuflando en
los mismos el bushido. A través de estos procesos paralelos, que revelaban una
clara determinación de mantener una identidad cultural japonesa, «se desarrolló
una conciencia nacional a través del deporte que permitió tener contacto con las
naciones occidentales mientras se preservaban los elementos propios del espíritu
bushido».
Es por esto que Kano significara la distintividad entre deporte y budo, pero perci-
biendo ambas realidades como complementarias. Difiriendo así de los reaccionarios
planteamientos que identificaron al budo como un elemento cultural intrínsecamen-
te opuesto a los deportes occidentales. De hecho, cuando a principios del siglo XX
ejerciera como director de la Escuela Normal Superior de Tokio, se convirtió en
una figura clave en el desarrollo de la educación física y del deporte en Japón,
al entender que el deporte podía contribuir positivamente al fortalecimiento físi-
co y moral de los japoneses. Ello unido a su probada vocación internacionalista,
fue determinante para que, cuando Coubertin -en su empeño por universalizar los
Juegos Olímpicos- encomendara al embajador francés en Tokio la búsqueda de una
persona apropiada que pudiera integrar el Comité Olímpico Internacional (COI)
en representación de Japón, Kano fuera el elegido (BROUSSE,2015; CARR, 1993;
KIETLINSKI, 2016). Siendo oficialmente nombrado como miembro del COI en la
Asamblea realizada en Berlín en mayo de 1909, con el beneplácito de los ministros
japoneses de Asuntos Exteriores y de Educación.

23 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


6.1 TOKIO 1940: KANO y OLIMPISMO

Desde ese momento Kano se puso al frente del movimiento olímpico de Japón e
inició los preparativos para poder enviar una delegación a los Juegos Olímpicos
de Estocolmo, a celebrar en 1912. A tal fin, en 1911, fundó el primer organismo
japonés rector del deporte: la Asociación Atlética Amateur de Japón, cuyos obje-
tivos eran promover taiiku (deporte y educación física) entre el pueblo japonés y
ser la representante de Japón para los Juegos Olímpicos internacionales [?]. Así,
Kano encabezará la primera delegación japonesa que participara en unos Juegos
Olímpicos, cometido este que repetiría en las sucesivas citas olímpicas.
Tras esta primera participación olímpica, los deportes atrajeron la atención po-
pular y, en 1913, el Ministerio de Educación estableció una campaña institucional
de promoción deportiva a nivel nacional, incrementándose exponencialmente los
subsidios gubernamentales para ayudar a los deportistas prometedores de univer-
sidades de élite que podrían ser competitivos a nivel internacional [?].
La participación en los Juegos del Campeonato del Lejano Oriente, creados en
1913 por Filipinas, aumentó dicha atención -sobre todo en la medida que ello
progresivamente supuso la ganancia de medallas- sirviendo para promover «un
sentimiento de colectivismo, conformidad e incluso espíritu nacional».
Ello suscitó el interés del gobierno japonés por configurar una delegación olímpica
más preparada para alcanzar mejores resultados deportivos y con ello un mayor
prestigio en el orden internacional. A medida que las participaciones en los suce-
sivos Juegos fueron alcanzando mejores resultados, más alentaba el nacionalismo
la participación y el éxito deportivo en cuanto que contribuía a su consolidación.
De manera que, a principios de la década de 1930, los Juegos Olímpicos habían
adquirido gran importancia en el imaginario del pueblo japonés [?].
Precisamente, en esas fechas, se produjo la incursión de Japón en Manchuria, en
1931, que fue objeto de severas críticas internacionales. Esto vino a reforzar la
idea que había empezado a tomar cuerpo de organizar los Juegos Olímpicos de
1940 haciéndolos coincidir con el 2.600 aniversario del legendario establecimiento
del imperio japonés por el emperador Jimmu en 660 a. C. De modo que la combi-
nación de estas espléndidas celebraciones impulsara el nacionalismo, aumentara el
prestigio del emperador y reforzara el sentimiento de pertenencia nacional de las
masas japonesas.
A la vez que proporcionaría una «diplomacia popular» contra el creciente aisla-
miento internacional provocado por la invasión de Manchuria, permitiendo pre-
sentar a Japón como una potencia moderna posicionada al mismo nivel que las
poderosas naciones europeas.

6.1. TOKIO 1940: KANO y OLIMPISMO


Es un hecho que Kano estaba convencido de que a través del olimpismo podía
conciliarse el patriotismo con el internacionalismo, pues los Juegos «benefician la
promoción de la educación física, el cultivo de un espíritu deportivo (undo-seishin-
nokanyo) y de la amistad (sogo-shinzen)» [?]

24 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


6.1 TOKIO 1940: KANO y OLIMPISMO

De modo que si la promoción de la educación física y del espíritu deportivo había


de orientarse hacia la nación, el principio de amistad mutua había de presidir las
relaciones internacionales. Imbuido de este afán internacionalista, deseaba «llevar
el espíritu japonés (nihon-seishin) a los Juegos Olímpicos occidentales y conver-
tirlos en los Juegos Olímpicos del mundo (sekai-no-orinpikku)» [?]
De modo que esta vocación de transformar el olimpismo en una cultura universal
constituyó el ideal que animó siempre su actividad en el COI, teniendo como último
fin unificar armoniosamente el espíritu olímpico y el espíritu del budo.
Estos anhelos, sin embargo, en ningún momento fueron compartidos por los gober-
nantes japoneses, que en todo momento sólo vieron el olimpismo como un medio
que facilitara sus aspiraciones políticas de fortalecer la posición de Japón en el con-
texto internacional. Pero eran conscientes, por otra parte, de que ello conllevaba
también un riesgo de contaminación extranjerizante de la tradición cultural japo-
nesa, que hacía necesario preservar la esencia de su integridad (KIKU, 2007). En
ello estribó, precisamente, que se permitiera a Kano liderar el olimpismo japonés.
Y es que, cuando Kano definió su judo Kodokan como una evolución del jujutsu,
«logró que le fuera reconocida la legitimidad histórica de un arte marcial que tenía
la condición de Nihonden (esto es, practicado en Japón desde la antigüedad)».
El que Kano fuera el fundador de un arte marcial japonés integrado en esa tradición
que representaba el budo, fue lo realmente decisivo para que el poder permitiera su
puesta al frente del olimpismo japonés, pues ese anclaje en la tradición le dotaba de
una preservadora «pátina de ortodoxia» que le deparó la confianza y el patrocinio
de influyentes políticos del gobierno nacionalista.
Por lo demás, es cierto que fue notable la labor que realizara Kano, utilizando su
influencia en el COI, para la consecución de los Juegos de 1940. Lideró la delegación
japonesa en la reunión del COI en Berlín, en 1936, en la que se votó la concesión
de los Juegos a Japón. Asimismo, en 1937, cuando estalló la guerra con China
y se llamó al boicot de los Juegos de Tokio, Kano lideró de nuevo la delegación
japonesa que asistió a El Cairo, en 1938, para defender el mantenimiento de la
candidatura de Tokio y sus argumentos llevaron a conseguir los suficientes votos
para que el COI confirmara a Tokio como el anfitrión de los Juegos de 1940.
Pero todo esto no debe hacer desconocer la enorme actividad diplomática que
Japón desplegó a tal fin. Con el argumento de que para que los Juegos fueran
realmente universales, como predicaba el COI, tendrían que celebrarse en Asia,
los diplomáticos japoneses presionaron a los gobiernos extranjeros, especialmente
a los de Gran Bretaña e Italia, para que retiraran las candidaturas de sus ciudades.
E, incluso, no dudaron en agasajar con dádivas a altos cargos del COI. De este
modo, finalmente, la organización de los Juegos fue conseguida y el régimen político
japonés obtuvo una poderosa herramienta de propaganda para realzar su prestigio
e identidad nacional frente al mundo occidental.
Por ello, resulta muy significativo el que, en 1937, en la reunión del COI celebrada
en Varsovia y en la que Kano no estuvo presente, se aprobara la inclusión del judo
en el programa de Tokio 1940 «como exhibición de un deporte nacional». Sin em-

25 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


6.1 TOKIO 1940: KANO y OLIMPISMO

bargo, no está documentado que Kano tuviera nada que ver en esta determinación.
De manera que una cosa es que Kano tuviera la convicción de que la participación
en los Juegos Olímpicos favorecía el internacionalismo, actuando proactivamente
en este sentido y otra muy distinta es que pretendiera hacer del Judo un deporte
olímpico. Si el interés de Kano en el movimiento olímpico es indiscutible, lo cierto
es que «los documentos y los testimonios actualmente disponibles muestran que
era reacio a la idea de que el judo se convirtiera en un deporte olímpico».
Muy ilustrativo de ello debe considerarse la carta enviada a Gunji Koizumi, fun-
dador del judo inglés-, en 1936, significando que:
...desde diversos sectores, me han planteado la inclusión del judo en los Juegos
Olímpicos. Mi punto de vista sobre este asunto [. . . ]
es más bien pasivo. Si es el deseo de los otros países miembros, no tengo ninguna
objeción. Pero no me siento inclinado a tomar la iniciativa. En realidad, el judo
no es un mero deporte o juego. [. . . ] De hecho, es un medio para la realización
cultural personal. [. . . ] El judo debería, como las artes y la ciencia, estar libre de
influencias externas sean de origen político, nacional, racial, financiero o cualquier
otro interés organizado. Todo lo que tiene que ver con el judo debe estar orientado
a su objetivo primordial, el beneficio de la humanidad. [?]
Por lo demás, lo que sí es incontestable, es que la inclusión olímpica del judo no
tuvo por objeto su internacionalización, ni la promoción del olimpismo en Japón.
Su cometido fue estrictamente político y radicó en la instrumentalización del judo
para enfatizar el espacio simbólico de la representación de la identidad nacional
japonesa en el escaparate de los Juegos Olímpicos.
No obstante, es sabido que no pudo ser. El estallido de la guerra chino japonesa
en julio de 1937 marcó un cambio de rumbo. Esta agresión generó tal rechazo
internacional contra Japón, que su Ministerio de Relaciones Exteriores recibió un
contundente mensaje del presidente del COI señalando la posibilidad de un boicot
internacional a los Juegos de Tokio (KIETLINSKI, 2020; WEBER, 2020). A ello
vino a sumarse, también, un malestar creciente del gobierno japonés por el hecho
de que la guerra agotaba los recursos nacionales, cuestionándose la conveniencia
de albergar un evento internacional que requería valiosos «recursos materiales y
espirituales», hasta el punto de que el Ministerio del Ejército tildó la asignación
de fondos para los Juegos como un desperdicio de recursos.
Así que, a medida que la confrontación bélica se intensificó y requirió más costes
en vidas y material, el futuro de los Juegos comenzó a oscurecerse, pues «sus
asignaciones presupuestarias se redujeron gradualmente y comenzó a alzarse un
incipiente clamor muy crítico respecto de lo inapropiado que resultaba organizar
un evento tan festivo en un momento en que los jóvenes japoneses morían en los
campos de batalla».
Finalmente, en marzo de 1938, el ministro del Ejército declaró que los Juegos
Olímpicos interferían con la conclusión exitosa «del Incidente de China» y, tres
meses después, el Marqués Kōichi Kido, el ministro de Bienestar -ministerio res-

26 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


6.2 GUERRA, PROHIBICIÓN Y DEPORTIVIZACIÓN

ponsable de los Juegos-, informó a la Dieta Imperial de que invariablemente, tanto


en la Dieta como en cualquier otra oportunidad que se me ofreciera, he defendido
la celebración de los Juegos Olímpicos en Tokio. Sin embargo, hoy, las perspectivas
relativas a la solución del incidente de China indican la necesidad de una campaña
prolongada, por tanto, nuestra Nación debe subordinar sus esfuerzos, en la mayor
medida posible y tanto de forma espiritual como material, a la consecución del
logro de los objetivos previstos para dicha campaña. En tales circunstancias, la
cancelación de los Juegos Olímpicos de Tokio resulta ser lo más apropiado .

6.2. GUERRA, PROHIBICIÓN Y DEPORTIVIZACIÓN


Como se ha dicho, el incidente de Manchuria inició la ruptura del artificioso equi-
librio que budo y deporte mantenían a través de la modulación ejercida por el bus-
hido, toda vez que el budo vio incrementada su ascendencia oficial, en detrimento
de los deportes que terminarían completamente «japonizados». La progresiva exa-
cerbación del militarismo ultranacionalista provocó, pues, que los deportes fueron
cada vez más marginados y «el budo se reinventó como un contrapeso a los valores
occidentales y para infundir la cultura deportiva moderna de Japón con espíritu
japonés».
Así, el judo y el kendo se configuraron como asignaturas obligatorias en la educa-
ción secundaria y, a partir de 1936, también en los grados superiores de la escuela
primaria. La guerra con China determinará una progresiva represión de la prác-
tica «del deporte por el deporte» y, ya en 1940, el Ministerio de Educación solo
permitía a los escolares practicar deportes de una a dos horas a la semana, mien-
tras los exhortaba a practicar budo. Asimismo, la Asociación Atlética Amateur de
Japón fundada por Kano, pasó a denominarse Asociación de Educación Física del
Gran Japón (Dai-Nippon-Taiikukai) y se reconvirtió en un órgano gubernamental
dependiente conjuntamente del Ministerio de Educación y del Ministerio de Salud
y Bienestar que, bajo la presidencia del Primer Ministro, pasó a agrupar a todas
las organizaciones deportivas privadas. A finales de 1942, todas las actividades
deportivas desaparecieron prácticamente, absorbidas por el régimen de Asistencia
al Gobierno Imperial creado para hacer frente al esfuerzo de guerra.
Ese mismo año, se ordenó la integración del Kodokan en la estructura de la Bu-
tokukai –organismo oficial responsable de las artes marciales- quedando sometido
a su supervisión y teniendo la práctica del judo por objeto «cultivar la lealtad,
la valentía y el heroísmo con el fin de reforzar el espíritu de la nación». Con ello
se consumó la absoluta apropiación del judo Kodokan por el ultranacionalismo
militarista, que lo pervirtió enteramente al convertirlo en un instrumento de adoc-
trinamiento.
Finalizada la guerra el general MacArthur -Supreme Commander Allied Powers
(SCAP)-, impuso «la prohibición de la difusión de ideología militarista y ultrana-
cionalista, así como la suspensión de toda educación e instrucción militar». Esto
implicó vetar la práctica del budo y, por ende, del judo. Sin embargo, se ha discu-
tido que esta prohibición fuera más allá del ámbito institucional y que la misma

27 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


6.2 GUERRA, PROHIBICIÓN Y DEPORTIVIZACIÓN

no afectó a la práctica cotidiana. De hecho, se mantuvo la enseñanza del judo en


el Kodokan, aunque restringida a las tropas aliadas. En cualquier caso, en 1948, la
práctica del judo y del kendo se restableció para el adiestramiento de la policía ja-
ponesa y, dotándolas de un «énfasis deportivo», estas mismas disciplinas también
se pusieron a disposición de la población en general.
Esto resultó ser acorde con la política democratizadora impuesta por la ocupación
aliada para eliminar los vestigios militaristas del régimen derrocado y que se hizo
extensible al judo, pues «el budo hubo de deportivizarse para sobrevivir en el
contexto político de la ocupación, que insistía en la democratización».
Asimismo, la rápida expansión deportiva del judo en Europa -que dio lugar a
su institucionalización deportiva internacional mediante la creación de la Unión
Europea de Judo (UEJ) en 1948-, determinó que, en 1949 se fundara la Federación
Japonesa de Judo que será presidida por Risei Kano, hijo de Kano y, a la sazón,
presidente del Kodokan.
El 28 de abril de 1950, el Ministro de Educación dirigió una «Solicitud de Res-
tauración del Judo Escolar» al SCAP, afirmando que [. . . ] en el presente el judo
es un auténtico deporte democrático en sentido estricto y la actual federación de
judo está organizada democráticamente [. . . ]. Ya no existe ninguna posibilidad de
que el judo actual pueda asociarse con la idea militarista del pasado [?].
El 15 de septiembre, el SCAP revocó su prohibición y autorizó su restablecimien-
to. La política japonesa de posguerra, forzada por la ocupación aliada, utilizó la
deportivización como proceso democratizador, pero también con la finalidad de
poder participar a través del deporte en las competiciones internacionales y ob-
tener el reconocimiento de las naciones participantes mediante la obtención de
medallas. Siendo muy significativo en este sentido que Japón solicitara la candi-
datura olímpica de Tokio antes que su ingreso en la ONU, consciente de la mayor
importancia simbólica de dicha petición.
Esta dinámica se manifestó muy elocuentemente en el papel que Japón mantuvo
en la deportivización del judo [?]. En 1951, y por iniciativa de la UEJ, se creó la
Federación Internacional de Judo (FIJ). En su reunión extraordinaria celebrada en
París, en diciembre de 1952, los países asistentes acordaron invitar a la Federación
Japonesa de Judo a unirse a la FIJ. La aceptación por parte de la misma fue
recompensada con el ofrecimiento de la presidencia de la FIJ a Risei Kano, que
aceptó a pesar de que se rechazara su propuesta de trasladar a Tokio la sede de la
FIJ, que se mantuvo en París.
El siguiente paso fue la celebración del primer campeonato mundial de judo en
Tokio, en 1956. La presencia en el evento de la familia imperial da fe de la im-
portancia que el mismo tuvo para el Japón de la posguerra que, finalmente, se
alzó con el triunfo. El Presidente Kano significaría en la clausura, «Subrayemos
aquí la importancia de las relaciones culturales para desarrollar la comprensión y
la amistad entre los diferentes países, y destaquemos el lugar ocupado por el judo
en Japón dentro del contexto de las relaciones culturales».

28 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


6.3 TOKIO 1964: EL JUDO OLÍMPICO

Finalmente, se dio otra tendenciosa vuelta de tuerca a la postergación del propósito


del judo Kodokan, pues la razón de Estado japonesa volvió a convertir el judo en
un deporte olímpico a fin de que sirviera a sus intereses políticos en los Juegos de
Tokio 1964.

6.3. TOKIO 1964: EL JUDO OLÍMPICO


En mayo de 1951, el COI volvió a reconocer al Comité Olímpico Japonés (COJ)
y, en noviembre de ese año, Japón firmó el Tratado de Paz de San Francisco con
todos los países que estuvo en guerra, lo que posibilitó el fin de la ocupación
aliada, que se produjo el 28 de abril de 1952. Apenas transcurrido un mes desde la
terminación de la ocupación, el gobernador de Tokio propuso volver a albergar los
Juegos Olímpicos, argumentando que Japón necesitaba mostrar al mundo su nueva
semblanza e identidad nacional, siendo aprobado unánimemente por la Asamblea
Metropolitana de Tokio, el 19 de mayo de 1952, postularse para los Juegos de 1960.
La candidatura la ganó Roma, pero el propio Presidente del COI, el americano
Avery Brundage, animó a Japón a postularse para los Juegos de 1964.
En esta empresa sería crucial Azuma Ryotaro, miembro del COI y más tarde
gobernador de Tokio, al utilizar sus conexiones deportivas y su influencia política
para ganarse el apoyo de Brundage. Azuma fue el artífice de la invitación al COI
a que celebrara su 54 ava Reunión Anual en Tokio, en 1958, coincidiendo con los
terceros Juegos Asiáticos.
Ello permitió demostrar que Tokio tenía la infraestructura deportiva necesaria
para albergar unos Juegos, las capacidades precisas para organizar un gran evento
deportivo internacional y, quizás lo más importante, brindó la oportunidad de
influir directa y personalmente en los miembros del COI.
La invitación fue un éxito, aunque se dejó para la siguiente reunión del COI la
elección de la candidatura que albergara los Juegos de 1964. La presión conjunta
de la diplomacia política –en la que intervino el propio Ministerio de Asuntos
Exteriores japonés- y la deportiva supo obtener los votos cruciales del COI y
consiguió que, en 1959, en su 55 ava Reunión General en Múnich, se eligiera a
Tokio como la organizadora de los Juegos de 1964.
Ello dotó a Japón de un formidable instrumento para recuperar el orgullo y la
dignidad nacionales, mostrándose al mundo con una nueva imagen de pacifismo,
desarrollo económico y modernidad, junto con narrativas de identidad nacional
que hubieran recordado al ultranacionalismo de preguerra de no ser por su esce-
nificación en el marco de unos Juegos Olímpicos.
Conseguida la organización de los Juegos, «la inclusión del judo en el programa
olímpico era una consecuencia inevitable». La primera petición del Presidente de la
FIJ de incluir el judo en el programa olímpico, no fue atendida por el COI, en 1952.
Pero, entonces, el COJ estaba recién reconocido por el COI y todavía subsistían
serias reservas hacia Japón. Sin embargo, cuando en 1960 el Presidente Kano
volvió a solicitar la inclusión olímpica del judo, Tokio ya había sido designado

29 Msc. Víctor Rodríguez Estévez


6.3 TOKIO 1964: EL JUDO OLÍMPICO

para albergar los Juegos de 1964 y contaba con el apoyo no sólo del gobierno
japonés, sino también de los dirigentes del COI. Así, en la 57 ava Sesión del COI
en Roma, se aprobó incluir el judo como deporte de exhibición en los Juegos de
Tokio.
Este logro fue producto, sin duda, de los esfuerzos de la política japonesa, que
lo consideró como una importante herramienta para perfilar el evento olímpico
como un contexto ideal para reafirmar su identidad nacional. Ello respondió, en
primer lugar, a la idea de que «la imagen de sus atletas compitiendo y ganado
medallas de oro para Japón potenciaría la restauración del orgullo nacional». Por
tanto, al objeto de ganar la mayor cantidad de medallas en su historia olímpica,
las autoridades japonesas presionaron para la inclusión del judo en los Juegos, con
el fin de aumentar las posibilidades de que así fuera.
Asimismo, la integración olímpica del judo también sirvió al deliberado propósito,
muy propio de la política simbólica, de utilizar los Juegos para redimir tradiciones
y símbolos nacionales japoneses maculados por las depredaciones realizadas en
la guerra. Símbolos tales como el Emperador (Tenno) o la propia bandera nacio-
nal (hinomaru) se asociaron al renacido Japón pacífico del progreso económico y
tecnológico que se pretendía presentar, desligándolos de su antigua identificación
militarista al exhibirlos inmersos en el escenario pacifista por antonomasia que
representaban los Juegos y así conseguir su nueva identificación como símbolos de
paz, lo que reforzaría el sentimiento de pertenencia nacional e identidad colectiva.
En esta contextualización, la inclusión olímpica del judo buscó expurgarlo de la
función doctrinaria ultranacionalista que cumplió en el pasado militarista y de este
modo poderlo exhibir no sólo al mundo, sino también al propio pueblo japonés, co-
mo un bien cultural representativo del valor de su tradición, del que forzadamente
hubo de renegarse en los primeros años de posguerra.
Lo que permitió utilizarlo como un significativo elemento simbólico que respaldara
la reconstrucción de la identidad nacional del moderno de Japón sobre postula-
dos tradicionales, redimidos de su relación con el pasado bélico a través de su
representación como símbolos de paz.
En definitiva, el judo olímpico se convirtió en una metáfora de la nación japonesa
de la posguerra, «al conectar no solo el pasado con el presente, sino también con
el (brillante) futuro».
Nuevamente, pues, se volvió a implementar la conversión olímpica del judo como
expresión y reafirmación de la identidad nacional japonesa dirigida a sí misma y al
mundo. Otra cosa fueron sus consecuencias. Si el judo que se incluyó en los Juegos
de 1964, poco tenía ya que ver con el de Kano, su transformación en disciplina
olímpica precipitó su integración definitiva en una concepción específicamente pro-
pia del moderno deporte occidental que terminó de desnaturalizar cualquier atisbo
que quedara del genuino judo Kodokan.
Asimismo, si se ha señalado que dicha integración supuso la materialización del
objetivo de Kano de dar al judo una difusión universal, debe enfatizarse el matiz

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6.3 TOKIO 1964: EL JUDO OLÍMPICO

Figura 19: Uta Abe, campeona olímpica

de que este anhelo se refería al judo Kodokan y no a un judo deportivo.


Así, es cierto que el judo olímpico experimentó una popularización exponencial,
pero estrechamente asociada a una creciente racionalización y codificación de las
reglas de competición, un aumento sostenido del tamaño y complejidad de su
organización institucional y, en suma, a una rampante globalización que dio lugar
a un nuevo deporte mundial que soslayó el método y propósito concebido por
Kano.

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