Tema-5.

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TonyLastres

Historia de Al-ándalus

4º Grado en Historia

Facultad de Geografía e Historia

Universidad de Sevilla

Reservados todos los derechos.

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
 Tema 5. Los reinos de taifas

No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
1. Introducción. Caída del Califato.
El califa se había alejado de la política y de las élites. Además, la reforma política de
Almanzor había dejado al Estado en manos de un conglomerado heterogéneo y
mercenario. Asimismo, los conflictos étnicos se revitalizaron, pues, en un momento en
el que todos asumen ya el “ser andalusí”, los nuevos elementos alógenos venidos con
Almanzor rompen esa dinámica. W. M. Watt habla también del aumento de la
capacidad económica de Al-Andalus, que empujó a la población a un modo de vida
más materialista y menos comprometido con la doctrina.

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● Desintegración
Sanchuelo es asesinado en el 1009, dando pie a un periodo convulso de disputas
internas. Tomará el trono Muhammad II, que destierra a Hisham II. No dura mucho
por su ineptitud y su enemistad con los bereberes, siendo sucedido por Sulaymán
al-Mustaín, que lo derrota en Alcolea con apoyo de Sancho García de Castilla. No
obstante, en el 1010, Muhammad II, junto a Ramón Borrell (conde de Urgell) y con un
contingente eslavo liderado por el general Wádih, derrota a Sulaymán en Dar al Vacar
(aprovechado por el populacho para saquear Medina Azahara). Muhammad II
aumentará los impuestos para costear a los mercenarios, lo que le dará mucha
impopularidad. Finalmente es asesinado por Wádih y sus hombres, que reponen a
Hisham II (1010).

Hisham II muestra su ineptitud, y ni siquiera el apoyo de Wádih le ayuda, por lo que

termina siendo depuesto por Sulaymán al-Mustaín, que lo destierra (aparentemente
asesinado en el 1013). Sulaymán gobernará hasta el 1016 con una política de concesión
de poder a los poderes locales, reduciendo su influencia prácticamente a Córdoba
(origen taifas). En el 1016, Ali ben Hamud al-Nasir (gobernador de Ceuta) marcha
sobre la capital, lo derrota y lo ejecuta, proclamándose califa (dinastía hammudí).

Se seguirán sucediendo la violencia y los califas, desvirtuando el título mientras el

poder efectivo se limita a Córdoba y las coras se independizan. El último califa aupado
por las élites es Hisham III (1027), pero ya en el 1031 las mismas élites deciden no
nombrar ningún califa más y suprimir el Califato. Los cristianos, mientras, avanzaban.

2. Taifas.

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 Son los poderes originados en los años finales del Califato y consolidados
definitivamente en el 1031, con su disolución. En árabe, “Ta’ifa” significa “bandería” o
“facción”. Sus gobernantes son reyezuelos, nunca usan el término “malik”, “rey”, o
“sultán”, pero sí buscarán establecer un gobierno autocrático, monárquico y dinástico.

Son muy variadas, con pequeños poderes que son rápidamente absorbidos (Morón,
Niebla o Mértola), poderes antiguos, viejos linajes andalusíes (Córdoba, Sevilla,

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Zaragoza o Toledo), y poderes advenedizos, como los eslavos (fachada levantina) o los
bereberes nuevos (costa sur mediterránea). Se articularon de forma diversa
étnicamente:

- Aristocracia bereber autóctona: los más antiguos, ya asentados, como los Banu
Dhu-I-Nun (Toledo), los Banu I-Aftas (Badajoz) o los Banu Qasim (Albarracín y
Alpuente).

- Bereberes nuevos: taifas instauradas a partir de las concesiones de Sulaymán

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al-Mustaín a los contingentes militares de tiempos de Almanzor, como los Banu Ziríes
(Elvira-Granada) o Málaga (dinastía hammudí). Todas menos Granada terminarán
siendo absorbidas por la taifa de Sevilla.

- Jefes eslavos: funcionarios eunucos, antiguos saqaliba asentados en la fachada

levantina (Denia, Tortosa, Almería). No pueden establecer dinastías y por lo tanto no
son duraderas.

- Árabes: origen de las taifas más importantes, como la de Zaragoza (Banu Tuyib y
luego Banu Hud), Córdoba (no duraderos ni tan poderosos), o Sevilla (Banu ‘Abbad).

Las taifas se devoran las unas a las otras y no tienen ningún programa más allá de la
expansión territorial (para conseguir recursos). A un primer momento de
fragmentación le sucede otro de simplificación cuando las taifas más grandes se comen
a las chicas. Este caos será aprovechado por los cristianos, que son los que ahora
someten a pagos. Por ello, las taifas deberán subir impuestos, lo que les hará
impopulares. Asimismo, la situación de los mozárabes será cada vez peor, por lo que
comenzarán a apoyar a reyes cristianos como Fernando I o Alfonso VI (enemigo
dentro de casa).

● Estudio de la taifa de Sevilla

Respuesta Coca-Cola Zero Azúcar. Demasiado bueno para explicarlo con palabras
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 A principios del s. XI (contexto de desintegración del Califato) se hacen con el control
de la ciudad un grupo de nobles: Al-Zubaydi (alfaquí), Abd Al-lah ben Maryam
(visir) e Ismail ibn Abbad (cadí), que delegaría en su hijo Abu al-Qasim. Al morir su
padre (1019) se hace con el poder tras neutralizar a los otros dos.

Abu al-Qasim (1019-1042) inicia un linaje de “emires de la taifa de Sevilla” (cabe

destacar que nunca hubo problemas sucesorios en la taifa de Sevilla, pues los sucesores

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eran designados desde muy jóvenes para adquirir experiencia). Su legitimación es
curiosa, pues “resucita a Hisham II” disfrazando a un almuédano y haciéndolo pasar
por él. En su entrada a Sevilla habla de reinstaurar el Califato. Quién no lo creyó fue
ejecutado o sufrió algún mal, mientras que quien sí lo hizo mostró sus ganas de volver a
un glorioso pasado. Al-Qasim fue nombrado visir y comenzó una expansión
territorial que lo lleva hasta Beja. En Écija (1039) derrotará a una coalición formada
por Badajoz, Málaga y Granada, evidenciando esa división de Al-Andalus en dos:
occidental (andalusí) y oriental (bereber). Muere en el 1042, siendo sucedido por

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Al-Mutadid.

Al-Mutadid (1042-1069) continuará con la expansión territorial, pugnando (sin éxito)

con los Banu I-Aftas de Badajoz. Mejor suerte tendrá con las taifas pequeñas,
anexionando Mértola (1044), Huelva y Niebla (1051), Silves y Algarve (1052), y
Algeciras (1058). En el 1067 anexiona Carmona, asesinando a su corte por asfixia en
un baño, bajo pretexto de paz (como los omeyas en la revolución abasí). Continuará su
expansión anexionando las taifas de bereberes nuevos, como Morón, Ronda, Arcos y
Jerez (1066-1067).

Al-Mutadid sufrirá las correrías de Fernando I de Castilla, que llega hasta la propia
Sevilla y termina sometiéndola a parias. Sevilla seguirá siendo muy fuerte, pero
tributaria de Castilla. Por esto, Al-Mutadid terminará con la farsa de Hisham II,
diciendo que había muerto. Sometidos a Castilla, ya no tenía sentido seguir. Murió en
el 1069.

Al-Mutamid (1069-1090), segundo hijo de Al-Mutadid (primogénito ejecutado por

conspiración). Anexiona Córdoba (1069) y Murcia (1078) con ayuda del conde
Berenguer II de Barcelona, haciendo así una envolvente al Reino de Granada.
Al-Mutamid obtendrá una parte de la taifa de Toledo cuando esta caiga frente a los
cristianos en el 1085. Será un gran mecenas, siendo él mismo poeta. Reivindica la

Si juegas con fuego, te fuegas

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 qasida (forma poética de la arabia pre islámica) como elemento legitimador. Tendrá

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buena relación con el gran poeta Ibn Ammar. Se habla incluso de una relación
sentimental que obligó al poeta a exiliarse.

El empuje de León (conquista de Toledo, 1085) llevará a algunas taifas a pedir ayuda a
los almorávides del norte de África, aunque luego serán violentamente conquistados
por ellos. Al Mutamid será desterrado al Magreb. La taifa de Sevilla termina
desapareciendo en el 1091.

● Aspectos generales. Esplendor cultural y debilidades de las taifas

Las taifas más importantes del norte (Badajoz, Toledo, Zaragoza) se vieron obligadas a

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unirse frente a la amenaza cristiana. A estas se unían dos taifas de origen bereber
antiguo, como Albarracín y Alpuente. Por su parte, el sur estaba más fragmentado,
aunque con el tiempo las taifas grandes se comen a las pequeñas, simplificando el
mapa en Sevilla (la más grande, aunque tributaria de Castilla), Granada y Almería.
Junto a esta atomización, el continuo enfrentamiento entre las taifas.

El clímax de las taifas llega en el 1075 con los reinados más poderosos: al-Ma’mun
(Toledo, ciencia), al-Muqtadir (Zaragoza, filosofía) y al-Mutamid (Sevilla, música y
poesía). El período taifa es próspero a nivel cultural e intelectual. Los diferentes
gobernadores pugnarán entre sí por los grandes intelectuales.

Muyahid convirtió la taifa de Denia (anexionada por Zaragoza en el 1076) en el centro

de la lexicografía y la lectura coránica (él mismo domina la literatura y el árabe).
Toledo (ciencias), contará con Al-Zarqali (astrónomo y geógrafo), Ibn Wafid
(botánico) e Ibn Bassal (agrónomo). En Zaragoza (filosofía), comienza a desarrollarse
una corriente intelectual chií, con autores como Salomón ibn Gabirol (“Fons Vitae”;
“Keter Malkut”) o Avempace (que sintetiza la teoría aristotélica con la mística
islámica). También hubo un esplendor de la arquitectura, reflejado en las residencias
palaciegas o en las construcciones defensivas, como el palacio de Aljafería
(Zaragoza). Esto revitalizó profesiones como la de yesero, ebanista o alarife.

Pero las taifas también tendrán debilidades, como la inestabilidad y las luchas
internas, o el elevado pago de parias a los cristianos, que les obligaba a la impopular
decisión a subir impuestos a la población. Los cristianos aprovecharán la crisis, siendo
ayudados además por los mozárabes y los judíos, ambos enemistados con las
autoridades. Cuando Alfonso VI toma Toledo (1085) saltan las alarmas y se acude a los

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 almorávides, con los que aumenta el infierno de los mozárabes. Esto provocará un
éxodo a los reinos cristianos, que aprovechan este aumento demográfico para obtener
mano de obras y recursos. Por su parte, los almorávides se percataron de que los
gobernantes de las taifas se habían alejado de la ley islámica con elevados impuestos
a la población y sus disputas internas (en lugar de enfrentar a los cristianos), por lo que
no dudan en destronarlos uno a uno.

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