C23 - Evolución. Principios y Bases Geneticas
C23 - Evolución. Principios y Bases Geneticas
C23 - Evolución. Principios y Bases Geneticas
Los primeros pensadores, los filósofos griegos, trataron de imaginarse el principio de los
seres vivos.
Por su parte, Aristóteles (384-322 a.C.) consideraba que las especies eran fijas (no
cambiaban). Mediante sus observaciones de la naturaleza, reconoció ciertas ‘’afinidades’’
entre los seres vivos, por lo que llegó a la conclusión de que las formas de vida podrían estar
ordenadas en una escala de complejidad creciente que denominó scala naturae. Cada forma
de vida, perfecta y permanente, tenía su peldaño asignado en esta escalera.
Estas ideas coincidían con el relato de la creación en el Antiguo Testamento, que sostiene
que las especies fueron diseñadas individualmente por Dios y, por esa razón, eran perfectas.
En el siglo XVIII, muchos científicos interpretaban las adaptaciones de los organismos a sus
ambientes como una evidencia de que el Creador diseñó cada especie con un propósito
determinado.
Carlos Linneo, que intentó clasificar la diversidad de la vida ‘’para la mayor gloria de Dios’’.
Fue el fundador de la taxonomía, la rama de la
biología que se ocupa de nombrar y clasificar los
organismos.
Desarrolló el sistema binomial, para denominar a los organismos de acuerdo con
su género y especie. A diferencia de la escala de la naturaleza, Linneo adoptó un
sistema de clasificación en grupos, y agrupo especies similares en categorías
generales crecentes.
Para Linneo, la observación de algunas especies parecidas a otras no implicaba un
parentesco evolutivo, sino más bien el patrón de su creación. Es decir, mantuvo
que las especies se habían creado de forma separada e independiente y negó la
posibilidad del origen común de los seres vivos.
El estudio de los fósiles también contribuyó con las bases de las ideas de Darwin.
La mayoría de los fósiles se encuentran en las rocas sedimentarias, formadas por
la arena y el fango que se precipitan en el fondo de los mares, lagos y pantanos.
La paleontología, el estudio de los fósiles, fue desarrollada ampliamente por el
científico francés Georges Cuvier (1769-1832), quien descubrió que cuanto más profundos (antiguos) eran los estratos, más
diferentes eran los fósiles con respecto a la vida actual. También observó que desde un estrato al siguiente aparecían
algunas especies nuevas, mientras que otras desaparecían.
Cuvier defendió el catastrofismo, y especuló que cada frontera entre los estratos representaba una catástrofe, como una
inundación o una sequía, en las que se destruyeron muchas de las especies que vivían en esa época. Propuso que estas
catástrofes periódicas estaban habitualmente confinadas a regiones geográficas localizadas, que luego se repoblaban por
especies que inmigraban de otras áreas.
El trabajo de otros científicos promovió el concepto del gradualismo, la idea de que pueden tener lugar cambios profundos
por medio de un efecto acumulado de procesos lentos pero continuos. En 1795, James Hutton propuso que las
características geológicas de la Tierra podrían explicarse por mecanismos graduales que actualmente operan el mundo.
Por su parte, Charles Lyell incorporó el pensamiento de Hutton en una teoría más amplia que se conoce como
uniformitarinismo, que plantea que en la actualidad operan los mismos procesos geológicos que en el pasado y a la misma
velocidad.
No obstante, solamente uno de los antecesores de Charles Darwin desarrolló un método exhaustivo que implicaba como
evolucionaba la vida: el biólogo Jean-Baptiste de Lamarck.
Lamarck publicó su teoría en 1809, el año en que nació Darwin. Al comparar las especies actuales con formas fósiles,
observó lo que parecían ser varias líneas de descendencia, cada una con una serie cronológica de fósiles más antiguos y más
jóvenes que conducían hasta especies vivientes. Explicó esta observación mediante dos principios que en ese tiempo fueron
generalmente aceptados.
Kiara Kanackowicz
Kiara Kanackowicz
La idea de que las partes del cuerpo que se utilizan
mucho se hacen más grandes y fuertes, mientras que las que no se emplean se
deterioran. Como ejemplo, citaba una jirafa que estira su cuello para alcanzar las hojas
en las ramas más elevadas.
Sostiene que un organismo puede
transmitir estas modificaciones a su descendencia. Lamarck razonó que el cuello largo
y muscular de la jirafa viviente había evolucionado durante varias generaciones, a
medida que las jirafas estiraban el cuello cada vez más.
Lamarck también pensaba que la evolución se produce porque los organismos tienen
un impulso innato a hacerse más complejos. Fue calumniado en su época, pero
debemos a él sus observaciones claras y profundas de la naturaleza y el
reconocimiento del cambio evolutivo gradual como la mejor explicación para estas
observaciones.
En 1859 Charles Darwin publicó el texto sobre El origen de las especies por medio de la selección natural, el cual enfocó la
atención de los biólogos sobre la gran diversidad de organismos; sus orígenes y relaciones, sus semejanzas y diferencias, su
distribución geográfica y sus adaptaciones a los ambientes circundantes.
El origen de las especies no solo desafió los puntos de vista científicos que predominaban en esa época, sino que también
conmovió a las raíces más profundas de la cultura Occidental. El punto de vista de Darwin se oponía frontalmente a las
creencias tradicionales de que la Tierra tenía solo unos pocos miles de años de existencia, y que estaba poblada por formas
de vida que se habían creado en un principio y que permanecían sin cambiar desde entonces. El libro de Darwin fue un
desafío para una visión del mundo que había predominado durante siglos.
En 1831, Darwin partió de Inglaterra a bordo del Beagle. La misión principal el viaje era cartografiar estrechos pocos
conocidos de la costa sudamericana. Durante el viaje, observó las diferentes adaptaciones de las plantas y los animales que
habitaban en las regiones templadas de América del Sur: se parecían mucho más a las especies que vivían en los trópicos
que a las de las regiones templadas de Europa. Más aun; los fósiles que encontró eran claramente sudamericanos por su
parecido con los organismos vivos de ese continente.
Las ideas de Hutton y Lyell ejercieron una influencia considerable en el pensamiento de Darwin, y este experimentó de
forma directa el cambio geológico durante su recorrido: coincidía en que si los cambios geológicos son consecuencia de
acciones lentas y continuas en vez de acontecimientos súbitos, entonces la Tierra debería ser mucho más vieja que los 6000
años que estimaban los teólogos. Después razonó que quizá procesos similarmente lentos y sutiles podrían haber actuado
sobre los organismos vivos durante un periodo prolongado, y producir cambios sustanciales.
El interés de Darwin en la distribución geográfica de las especies se intensificó aún más con la
detención del Beagle en las islas Galápagos, donde el joven coleccionó varias clases de aves
pinzones que, aunque eran bastante similares, parecían pertenecer a especies diferentes.
Sin embargo, Darwin no comprendió totalmente el significado de estas observaciones hasta su
regreso a Inglaterra en 1836. Él y otros descubrieron que, aunque los animales de las
Galápagos se parecían a las especies que vivían en el continente sudamericano, la mayoría no
vivía en otra parte del mundo.
Cuando Darwin reconsideró todo lo que había observado durante su viaje, comenzó a percibir
la adaptación al medio ambiente y el origen de especies nuevas como dos procesos
estrechamente relacionados. ¿Podría originarse una especie nueva a partir de una forma
ancestral mediante una acumulación gradual de adaptaciones a un ambiente diferente?
Al comienzo de la década de 1840, Darwin había elaborado los elementos principales de su teoría de la selección natural
como mecanismo de la evolución. Sin embargo, estaba mal de salud y todavía no había publicado sus ideas.
En 1844, Darwin escribió un ensayo extenso sobre el origen de las especies y la selección natural. Sin embargo, fue reticente
a manifestar su teoría públicamente, quizás porque sabía por anticipado la conmoción que causaría. Le pidió a su mujer que
publicara este ensayo si moría antes de finalizar una obra más completa. A pesar de que postergaba su publicación,
continuaba recopilando evidencias que apoyaban su teoría. Lyell le insistía a Darwin para que publicase algo sobre el tema
antes de que algún otro llegara a las mismas conclusiones y las expusiera primero.
Kiara Kanackowicz
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En junio de 1858 Darwin recibió un manuscrito de Alfred Russel Wallace (1823-1913), un joven naturalista británico que
trabajaba en las Indias Orientales y que había desarrollado una teoría de la selección natural similar a la de Darwin. Wallace
le pidió a Darwin que evaluara su trabajo y se lo transmitiera a Lyell, si ameritaba ser publicado.
Entonces, Lyell y un colega presentaron la publicación de Wallace, junto con extractos del ensayo inédito de Darwin de
1844, en la Sociedad Linneana de Londres el primero de julio de 1858. Darwin finalizó rápidamente El origen de las especies
y la publicó el año siguiente. A pesar de que Wallace había terminado primero de escribir sus ideas para su publicación, era
un gran admirador de Darwin y estaba de acuerdo con que Darwin había desarrollado la teoría de la selección natural de
forma tan extensiva que debía ser recordado como su arquitecto principal.
En el curso de una década, el libro y las propuestas de Darwin habían convencido a la mayor parte de los biólogos de que la
diversidad biológica era el producto de la evolución.
Al publicar su teoría, Darwin desarrolló dos ideas principales: que la evolución explica la unidad y la diversidad de la vida, y
que la selección natural es la causa de la evolución adaptativa.
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Darwin percibió la unidad de la vida, considerando a todos los organismos emparentados por medio de un ancestro que
vivió en el pasado remoto. A medida que los descendientes de ese organismo ancestral se
dispersaban en diferente hábitat durante millones de años, acumularon diversas
modificaciones que les confirieron unas formas de vida.
En la visión de Darwin, la historia de la vida es como un árbol con numerosas ramificaciones
que se originan de un tronco común hasta los extremos de los brotes más recientes que
representan la diversidad de los organismos vivientes. Cada horquilla del árbol representa un
ancestro de todas las líneas de evolución que después se ramificaron a partir de ese punto.
Para Darwin, la jerarquía Linneana, cuyo esquema taxonómico concuerda ampliamente con la
teoría del científico, refleja la historia de la ramificación del árbol de la vida, habiendo
organismos en diferentes niveles taxonómicos que están relacionados por descender de
ancestros comunes.
Darwin también notó una conexión entre la selección natural y la capacidad de los organismos para ‘’sobrerreproducirse’’.
Aparentemente, llegó a este concepto después de leer un ensayo de Thomas Malthus, el cual consideraba que la mayor
parte del sufrimiento humano era la consecuencia inevitable del potencial de la población humana de aumentar más
rápidamente que los alimentos y otros
recursos. La capacidad de sobrerreproducirse
parece ser una característica de todas las
especies.
De la totalidad de huevos que se ponen, hijos
que nacen y semillas que se diseminan, solo
una fracción minúscula completa su
desarrollo y produce descendencia por si
sola. El resto son comidos por otros, mueren
de hambre, enferman o son incapaces de
reproducirse por otra razón. En cada
generación, los factores ambientales filtran
las variaciones heredables.
Los organismos con rasgos favorecidos por
el ambiente tienden a producir mayor
descendencia que los que no los poseen. Los
incrementos de las frecuencias de rasgos
favorables en una población, que se
producen de manera constante
independientemente de que el ambiente se
modifique o no, son una fuente importante
de modificación evolutiva.
Kiara Kanackowicz
Kiara Kanackowicz
El biólogo Ernst Mayr resumió la lógica de la teoría de Darwin de la selección natural en tres conclusiones:
1. La producción de un mayor número de individuos de los que el ambiente puede tolerar conduce a una lucha por la
existencia entre los individuos de una población, siendo solamente una fracción de su descendencia la que sobrevive a
cada generación.
2. La supervivencia depende en parte de rasgos heredados. Los individuos cuyos rasgos heredados les confieren una
probabilidad elevada de sobrevivir y reproducirse en un ambiente determinado probablemente tendrán mayor
descendencia que los individuos con una aptitud menor.
3. Esta capacidad desigual de los individuos para sobrevivir y reproducirse producirá un cambio gradual en una población,
con características favorables que se irán acumulando con el paso de las generaciones.
Darwin derivó otra parte de su teoría de los muchos ejemplos familiares de cría artificial de plantas y animales
domesticados. Como resultado de la selección artificial, las plantas cultivadas y los animales criados por el hombre, tienen
con frecuencia poco parecido con sus ancestros salvajes. Por lo tanto, Darwin pensó que, entonces, lo que él denominó
‘’selección natural’’ debería ser capaz de hacer una modificación considerable de las especies durante cientos o miles de
generaciones. Aun si las ventajas de algunos rasgos heredables sobre otros sean leves, las variaciones ventajosas se
acumularán de manera gradual en la población y las menos favorables disminuirán.
La selección natural es el éxito reproductivo diferencial (la capacidad desigual de los individuos para sobrevivir y
reproducirse) que resulta de la interacción entre individuos que varían en sus rasgos heredables y su ambiente.
A través del tiempo, la selección natural puede aumentar la adaptación de los organismos a su ambiente.
Si un ambiente se modifica a lo largo del tiempo, o si los individuos de una especie concreta se desplazan a un
ambiente nuevo, la selección natural puede generar una adaptación a estas nuevas condiciones y a veces originar
especies nuevas en este proceso.
A pesar de que la selección natural se produce por medio de interacciones entre organismos individuales y su medio
ambiente, los individuos no evolucionan. La evolución puede medirse solo como cambios en las proporciones relativas de
variaciones heredables de una población durante una sucesión de generaciones: la población es la unidad más pequeña que
puede evolucionar. La selección natural es más un proceso de edición que un mecanismo de creación. Un medicamento no
crea patógenos resistentes, sino que selecciona a los individuos resistentes que ya estaban presentes en la población.
La selección natural puede amplificar o disminuir solamente los rasgos heredables; esto es, los rasgos que se transmiten de
los organismos a su descendencia. No hay evidencia de que las características adquiridas puedan ser heredadas por su
descendencia.
Además, la selección natural depende del lugar y del momento. En una población genéticamente variable, favorece los
mecanismos que aumentan la aptitud en el medio ambiente actual de ese lugar. Lo que es adaptativo en una situación
puede ser inútil o incluso dañino en otra.
Kiara Kanackowicz
Kiara Kanackowicz
Algunas de las estructuras homologas más intrigantes son los órganos vestigiales: restos de estructuras que tuvieron
funciones importantes en el organismo de los ancestros. Por ejemplo, el esqueleto de algunas serpientes conserva vestigios
de la pelvis y los huesos de la pierna de ancestros que caminaban. Como estos miembros eran un estorbo para la forma de
vida, la selección natural favoreció a los ancestros de las serpientes que tenían miembros progresivamente más pequeños.
No observaríamos estas estructuras vestigiales si las serpientes se hubieran originado de forma independiente de los otros
animales vertebrados.
La evolución con frecuencia produce resultados imperfectos. Por ejemplo, pocas personas alcanzan una edad avanzada sin
haber experimentado problemas en sus rodillas o su espalda. Si estas estructuras hubieran evolucionado originalmente para
sostener nuestra postura en bipedestación en vez de permanecer como en la antigüedad cuando los ancestros mamíferos
caminaban en 4 patas, se dañarían con menos frecuencia.
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Todas las formas de vida utilizan la misma maquinaria de ADN y ARN, y el código genético es esencialmente universal. Como
este último está compartido por todos los organismos, es probable que todas las especies desciendan de un ancestro
común. Organismos tan diferentes como los hombres y las bacterias comparten muchos genes heredados de un lejano
ancestro común, los cuales adquirieron diferentes funciones.
El concepto darwiniano de un arbol de la vida evolutivo puede explicar las homologías que observaron los investigadores.
Las homologías que han evolucionado más recientemente se comparten solo dentro de las ramas más pequeñas del árbol.
Por ejemplo, todos los tetrápodos, la rama de los vertebrados que abarca anfibios, reptiles y mamíferos, poseen la misma
estructura de un miembro con cinco dedos. Por esta razón, las homologías forman parte de un patron de grupos, según el
cual toda la vida comparte las capas más profundas y cada grupo más pequeño agrega homologías a las que ya comparte
con los grupos más grandes.
Algunos datos comparativos sugieren que los procariontes son los ancestros de toda la vida y predicen
que los procariontes deberían preceder a cualquier tipo de vida eucarionte en el registro fósil. Efectivamente, los fósiles más
antiguos conocidos son procariontes.
La visión darwiniana de la vida predice que las transiciones evolutivas deberían dejar signos en el registro fósil. Por ejemplo,
los investigadores encontraron evidencias fósiles de que las aves descienden de una rama de dinosaurios, y hallaron
inclusive ballenas fosilizadas que vinculan a estos mamíferos acuáticos con sus ancestros terrestres.
Se trata de una teoría evolutiva renovadora que integra los principios de la selección natural del darwinismo con los
conocimientos genéticos más modernos. Fue elaborada en los años
treinta y cuarenta por Dobzhansky, Simpson, Mayr, Huxley, etc...,
basándose en la variabilidad genética y en la selección natural,
aspectos proporcionados por la teoría darwinista, pero con algunas
modificaciones debido principalmente a los novedosos conocimientos
sobre genética, ecología.
La selección natural actuaría como base evolutiva, de tal manera que
los genotipos más favorables para la especie perdurarían dejando de
esta forma una mayor descendencia y, por tanto, aumentaría su
frecuencia estadística. Por el contrario, los genes que se presentan sin
ventajas para el desarrollo evolutivo son eliminados de la población.
Kiara Kanackowicz