Schleiermacher Friedrich Sobre La Religion
Schleiermacher Friedrich Sobre La Religion
Schleiermacher Friedrich Sobre La Religion
Título original:
Über die Religión. Reden an die Gebildeten
unter ihren Veráchtern (1799)
SOBRE LA RELIGIÓN
DISCURSOS A SUS MENOSPRECIADORES
CULTIVADOS
[VII]
VIII ÍNDICE
113
153
ESTUDIO PRELIMINAR
por Arsenio Ginzo Fernández
1. SCHLEIERMACHER Y SU ÉPOCA.
EL NACIMIENTO DE LA FILOSOFÍA
DE LA RELIGIÓN
[IX]
X ARSENIO GINZO FERNÁNDEZ
1
Entre la abundante bibliografía existente sobre este punto, puede
consultarse el importante artículo de P. Cerezo, «La reducción antro-
pológica de la teología (Historia del problema y reflexiones críticas)»,
en AA. W . , Convicción de fe y crítica racional, Salamanca, 1973,
pp. 135 ss.
• 2 Cfr. K. Freiereis, Die Umpragung der natürlichen Theologie im Re-
ligionsphilosophie, Leizpig, 1965, p. 7.
ESTUDIO PRELIMINAR XIII
4
W. Jaeschke, Die Vernunft in der Religión. Studien zur Grundle-
gung der Religionsphilophie Hegels, Stuttgart/Bad Cannstatt, 1986,
p. 12.
ESTUDIO PRELIMINAR XV
la deberá limitarse a presentar la religión como un mero
en trasunto antropológico 5 .
ón Puede considerarse a Hegel como el representante
m- más señalado de la primera opción. El autor de la más
la ambiciosa filosofía de la religión se refiere, como es sabi-
to do, con toda nitidez a los profundos cambios operados en
fi- la situación ideológica:
se
er ¿Dónde se pueden escuchar todavía los ecos de la antigua
ti- ontología, de la psicología racional, 6de la cosmología o in-
fi- cluso de la antigua teología natural? .
to
la Frente a una theologia naturalis que aparecía como in-
ue suficiente, frente a las estrecheces de una Verstandesme-
n- taphysik, frente al refugio romántico en el sentimiento,
ás Hegel concibe una filosofía de la religión en la que pro-
y pone a la religión una especie de «huida a la filosofía» (in
die Philosophie sich flüchten) 7 . Desde la concepción he-
on geliana de lo Absoluto se asume y se supera a la vez el
a ámbito de la theologia naturalis. Si en el universo religio-
yo so cabe distinguir dos momentos: 1) su objeto, a saber,
re Dios y sus propiedades, y 2) la conciencia del hombre
en respecto a ese objeto, Hegel observa que la theologia na-
de turalis no se ocupaba sino del primer punto, mientras que
ón la filosofía de la religión abarca también el segundo, el de
re la relación del hombre con Dios. Tal paso no sería en
modo alguno arbitrario para Hegel, dado que su concep-
a- to de Dios, en cuanto a lo Absoluto, ya conduce él
se mismo a la religión. En este sentido puede afirmar que la
fi- Totalidad, lo Absoluto, es «la religión».
se Como representante de la segunda alternativa puede
me
no
so 5
W. Jaeschke, o. c , pp. 13-14.
6
Wissenschaft der Logik, I, F. Meiner, Hamburg, 1971, p. 3.
7
Con razón pueden escribir Fr. W. Graf y F. Wagner que la obser-
dle- vación hegeliana acerca de que la religión debe buscar refugio en el
986, concepto filosófico pertenece al «centro de su filosofía de la religión»
(cfr. id., Die Flucht in den Begriff, Stuttgart, 1982, Vorwort).
XVI ARSENIO GINZO FERNÁNDEZ
2. AÑOS DE APRENDIZAJE
Y PRIMEROS ESCRITOS
Teniendo en cuenta que los Discursos son una obra ju-
venil, parece necesario hacer alguna alusión a los años de
aprendizaje y a los primeros escritos de su autor, pues no
cabe duda de que nos ayudan a comprender un poco
mejor la obra posterior. Como sabemos, este período
formativo no es un período cualquiera, sino una época
muy estimulante, a la que tampoco se va a sustraer
Schleiermacher, a pesar de las dificultades con que
pueda haber tropezado en su camino.
No sin razón, un profundo conocedor de este momen-
to histórico, como es H. Timm, podía señalar, todavía
en fecha reciente, que el nivel de las investigaciones en
torno al joven Schleiermacher no podía equipararse con
el alcanzado respecto a Novalis, Fr. Schlegel, Hólderlin
ESTUDIO PRELIMINAR XVII
12
G. Meckenstock, Deterministische Ethik und kritische Theologie.
Die Auseinandersetzung des frühen Schleiermacher mit Kant und Spi-
noza 1789-1794, Berlin/New York, 1988.
13
KGA, Schriften und Entwürfe, Bd. 2, p. 25.
14
Cfr. W. Dilthey, Gesammelte Schriften, XIII-1, pp. 35-36.
ESTUDIO PRELIMINAR XIX
ologie. 15
d Spi- M. Redeker, Fr. Schleiermacher, Berlín, 1968, pp. 20-21.
16
Cfr. G. Meckenstock, o. c.
17
Cfr. Fr. W. Kantzenbach, Schleiermacher, Reinbek bei Hamburg,
1985, p. 21.
n
XX ARSENIO GINZO FERNÁNDEZ
18
Aus Schleiermachers Leben. In Briefen (Hg. von L. Joñas und
W. Dilthey), Bd. 1, Berlín, 1860, pp. 294-295.
19
Fr. W. Kantzenbach, o. c, 23.
20
W. Dilthey, o. c, pp. 40-41.
ESTUDIO PRELIMINAR XXI
ca en dar unas cuantas fechas para que resulte obvia esta situa-
ción peculiar: en 1781 aparece la Crítica de la razón pura,
esta en 1783 los Prolegómenos, en 1785 la Fundamentación de
n su la metafísica de las costumbres, y en 1788 la Crítica de la
Tal razón práctica. Y aun cuando la personalidad filosófica
n el más destacada de Halle, J. A. Eberhard, era un conocido
a vez wolffiano, adversario de la filosofía kantiana, la ampli-
o su- tud de sus enfoques y perspectivas no dejó de influir posi-
ente tivamente en Schleiermacher, quien, por otra parte, go-
ncli- zaba de la suficiente autonomía intelectual como para
e ha enfrentarse personalmente a la obra kantiana, prosi-
con- guiendo así una tarea iniciada ya en el seno de la Brüder-
ñala gemeinde. Aunque con diferencias de matiz, los intérpre-
r un tes de Schleiermacher coinciden en considerar la obra
kantiana como uno de sus puntos de referencia funda-
cher mentales 21.
d de Esta incidencia del pensamiento kantiano puede ad-
a su- vertirse en la forma de abordar la temática ética y religio-
ogía, sa en sus primeros escritos. Cabría destacar en este senti-
uen- do el ensayo Acerca del Bien supremo redactado
sigue tempranamente en 1789, cuando Schleiermacher conclu-
noce ye sus estudios universitarios. Pensamos que este ensayo
uella resulta muy revelador no sólo por lo que se refiere a la
pro- clarificación de la evolución ideológica de Schleiermcher
a era y de su acercamiento al mundo de los Discursos, sino
llí. también como expresión de los derroteros que está em-
arar prendiendo la época en general.
va a Aun cuando el ensayo aborda ante todo una temática
por de carácter ético —tal como suele ser el caso en los pri-
eci- meros escritos scheleiermachianos—, también resulta
eier- muy revelador en lo relativo a la problemática religiosa y
o de teológica. En su confrontación con la ética kantiana,
cor- Schleiermacher se va a referir ante todo a la doctrina de
as und
21
Véanse, por ejemplo, las matizaciones hechas a este respecto por
E. Herms en id,, Herkunft, Entfaltung und erste Gestalt des Systems der
Wissenschaften bei Schleiermacher, Gütersloh, 1974, pp. 265 ss.
n
XXII A RSENIO (UNZO FERNÁNDEZ
31
A pesar de las diferencias existentes, Schleiermacher suele ser
asociado con razón a la figura de Jacobi, a quien tendrá previsto, años
más tarde, dedicarle su Dogmática para «levantar un pequeño monu-
mento a nuestra relación y, a la vez, para clarificar, según mis posibi-
lidades, la auténtica relación de Jacobi con el cristianismo» [cfr.
Schleiermacher ais Mensch. Sein Wirken. Familien- und Freundesbriefe
1804 bis 1834 (Hg. von H. Meisner), Stuttgart/Gotha, 1923, p. 297].
32
Cfr. KGA, I, 1.
33
Cfr. K. Nowak, o. c, pp. 86-87.
ESTUDIO PRELIMINAR XXVII
35
N. Hartmann, Filosofía del idealismo alemán, I, Buenos Aires,
1960, p. 249.
36
Véanse sus prolijos estudios: Naissance de la conscience romanti-
ESTUDIO PRELIMINAR XXIX
39
M. Horkheimer y Th. Adorno, Dialektik der Aufkldrung, Frank-
furta. M.,1973, p. 4.
40
A. W. Schlegel, Über Literatur, Kunst und Geist des Zeitalters
(Hg. von F. Finke), Sttugart, 1974, p. 65.
ESTUDIO PRELIMINAR XXXI
rank- 41
Cfr. M. Frank, Der kommende Gott. Vorlesungen über die Neue
alters Mythologie, Frankfurt, a. M., 1982.
42
Fr. Schlegel, Kritische Ausgabe, Bd. 2, p. 312.
n
XXXII ARSENIO GINZO FERNÁNDEZ
43 n
Cfr. C. Merchant, The Death ofNature, San Francisco, 1980.
44
R. Argullol, El Héroe y el Único, Madrid, 1984, p. 18.
45
Cfr. Harmut und Gernot Bóhme, Das Andere der Vernunft,
Frankfurta. M.,1985, p. 21.
46
R. Immerwahr, Romantisch. Genese und Tradition einer Denk-
form, Frankfurt a. M., 1972, pp. 198-199.
ESTUDIO PRELIMINAR XXXIII
4. NATURALEZA Y SENTIDO
DE LOS DISCURSOS SOBRE LA RELIGIÓN
En el ámbito de este contexto histórico, que no hemos
hecho más que esbozar, redacta Schleiermacher su obra
más famosa y representativa, sus Discursos de 1799. Si-
guiendo la temática predominante en sus primeros escri-
tos, Schleiermacher tenía el proyecto de replantear el
enfoque del problema moral, pero la comprensión defec-
tuosa de la religión, imperante en su medio ambiente,
aplazó un tiempo dicha tarea, para dedicarse a escribir
unos Discursos que expresaran una interpretación de la
religión en consonancia con la nueva época.
Iniciado en las peculiaridades de la escritura romántica
mediante sus colaboraciones en la revista Athenaum, los
Discursos pueden considerarse, en primer lugar, como
una de las expresiones más representativas del primer ro-
manticismo, tanto por su contenido como por su estilo.
Por encima de todo ello, y a pesar de las insuficiencias de
que adolecen, los Discursos van a constituir a la vez una
de las manifestaciones paradigmáticas de la historia de la
filosofía de la religión. Aun cuando no era la única res-
puesta posible a toda aquella apretada serie de circuns-
tancias que acompañan el nacimiento y esplendor de la
filosofía de la religión, no cabe duda de que los Discursos
son, a su manera, un resultado obvio de toda esa situa-
ción.
Los Discursos constituyen un notable esfuerzo por in-
vestigar la especificidad del fenómeno religioso, con una
intensidad pocas veces alcanzada. Como escribe G. Vat-
timo, la originalidad de Schleiermacher en cuanto filóso-
fo de la religión consiste «en el hecho de que él es quizá el
primero que adopta una actitud auténticamente fenome-
nológica en lo referente al hecho religioso» 53. Por muy
insuficiente que encontrara Husserl tal proyecto feno-
53
G. Vattimo, Schleiermacher, filosofo dell'interpretazione, Milano,
1968, p. 39.
ESTUDIO PRELIMINAR XXXVII
57
Cfr. M. Redeker, o. c, p. 88. ufo
ESTUDIO PRELIMINAR XXXIX
59
Cfr. Fr. Hertel, Das theologische Denken Schleiermachers unter-
sucht an den ersten Auflage seiner Reden «Über die Religión», Zürich,
1965, p. 29.
60
Cfr. KGA, I , 1 , Teilband 1, pp. XVII-XVIII. Resulta ilustradora
a este respecto la gráfica descripción que D. Fr". Strauss ofrece de su
experiencia como oyente de Schleiermacher, tanto en su calidad de
profesor como de predicador (cfr. D. Fr. Strauss, Gesammelte Schrif-
ten, Bd. 5, Bonn, 1877, pp. 7-9).
ESTUDIO PRELIMINAR XLI
63
Cfr. Fr. Schleiermacher, Über die Religión. Reden an die Gebilde-
ten unter ihren Veráchtern (Hg. von R. Otto), Góttingen, 1967, p. 17.
64
Fr. Beisser, Schleiermachers Lehre von Gott, Góttingen, 1970,
p. 13.
65
Véase, por ejemplo, Fr. Hertel, o. c, pp. 145 ss.
ESTUDIO PRELIMINAR XLIII
5. EL CARÁCTER APOLOGÉTICO
DE LOS DISCURSOS
Como ya hemos indicado, el primer discurso lleva el tí-
tulo de «Apología». Si el escrito schleiermachiano ha po-
dido ser concebido como una «confesión» en la que da
expresión a su visión del hecho religioso, también ha sido
considerado a la vez como libro de combate, como obra
polémica. En efecto, todo él está traspasado por la vo-
luntad de reivindicar la legitimidad y autonomía de la re-
K. Nowak, o. c, p. 162.
W. Dilthey, o. c, p. 322.
ESTUDIO PRELIMINAR XLV
70
Reden, p. 2 (salvo indicación en contrario, citamos esta obra
según el texto y la paginación de la 1.a edición).
XLV I ARSENIO GINZO FERNÁNDEZ
71
Cfr. R. Vierhaus, «Schleiermachers Stellung in der deutschen Bil-
dungsgeschichte», en Internationaler Schleiermacher Kongress, Berlín,
1985, pp. 3 ss.
72
Fr. Schlegel, Bd. 2, p. 241. Schleiermacher, a pesar de todo, lo
mismo que sus colegas idealistas, se va a dirigir a la élite cultural alema-
na, pues, frente al pragmatismo o a la frivolidad que cree descubrir en
otras culturas coetáneas, consideraba al mundo alemán más propicio
no sólo para la recuperación del espíritu de profundidad, sino también
para la recuperación de la religión.
ESTUDIO PRELIMINAR XLVII
Es acerca del tema que no haya sido dicho ya por unos o por
les otros 73. En efecto, si resulta innegable que la Ilustración
que ha desencadenado un poderoso movimiento de desen-
cantamiento del mundo y, en consecuencia, de cuestio-
ta- namiento de la tradición religiosa y teológica, también lo
ón, es que desde finales del siglo XVII y durante el XVIII asis-
os. timos a una especie de apogeo de la literatura apologéti-
di- ca que recuerda de alguna manera la desplegada por el
tos cristianismo en los primeros siglos de su historia . Sea
eli- cual fuere la altura teórica de este tipo de literatura, lo
ían cierto es que tanto en Francia como en Inglaterra y Ale-
n la mania constituye un fenómeno representativo del pano-
ste rama ideológico de esta época.
eli- A. Monod, en un estudio clásico sobre el tema, conta-
mo bilizó, sólo en lengua francesa, unas 950 obras de carác-
un ter apologético en el período que va desde 1670 a 1802 75.
en Esta última fecha coincide con la publicación de El genio
bía del cristianismo, de Chateaubriand, que, después del
un radicalismo de las Luces, supone la reivindicación ro-
por mántica de lo religioso, aunque sin alcanzar la relevancia
go, teórica de Schleiermacher en sus Discursos. También
m; Alemania se sumó, aunque con cierto retraso, a este apo-
eli- geo de la literatura apologética. Si en la primera parte del
siglo se recurría sobre todo a la traducción de obras ex-
ués tranjeras, desde mediados del mismo aparece una pro-
un ducción propia, aun cuando nunca llegó a convencer a
te, los espíritus más críticos. De esta forma, Schleiermacher
o» estaba condenado a la innovación si pretendía alcanzar la
suficiente credibilidad ante el público al que se dirigía 76.
A pesar de las dificultades, Schleiermacher se apresta
Bil- a acometer esa tarea con una actitud confiada, pues se
Berlín,
73
o, lo Reden, pp. 2-3.
ma- Cfr. G. Pons, «Lessing Auseinandersetzung mit der Apolo-
r en getik», en Zeitschrift für Theologie und Kirche, 77 (1980), p. 381.
75
icio A. Monod, De Pascalá Chateaubriand, New York, 1971 (reimp.),
bién p.8.
76
Cfr. K. Nowak, o. c, p. 150.
XLVIII ARSENIO G1NZO FERNÁNDEZ
Reden, o. c, p. 5.
Cfr. Fr. Beisser, o. c, p. 12, nota 6.
ESTUDIO PRELIMINAR XLIX
KGA, I, 2, p. 25.
Cfr. K. Nowak, o. c, p. 153.
Fr. Schlegel, o. c, p. 280.
L ARSENIO GINZO FERNÁNDEZ
82
Reden.o. c.,pp. 19-20.
83
Reden, o. c, p. 37.
ESTUDIO PRELIMINAR LI
iere
con- rías de las previstas inicialmente. En todo caso,
mas» Schleiermacher considera que la religión ha de liberarse
de la esclavitud a que la había sometido el espíritu esco-
e el lástico y metafísico. También ha de liberarse de los siste-
de la mas teológicos con sus teorías acerca del origen y el fin
, en del mundo y acerca de la naturaleza de un Ser incom-
erte- prensible. Frente a la vivencia religiosa, todo ello no
omo sería más que una argumentación fría que no va más allá
l su- de una disputa escolar ordinaria. Los protagonistas cul-
bría turales no han encontrado ni podido encontrar la religión
una en esos sistemas, debido a la sencilla razón de que ella
que 84
«no se encuentra ahí» . Schleiermacher se apresta en-
que tonces a explorar la «propia provincia» que le compete a
e ser la religión como tal.
es y
Reden, o. c, p. 26.
Reden, o. c, p. 39.
H
LII ARSENIO GINZO FERNÁNDEZ
86
Reden, o. c, pp. 14-15.
87
Cfr. G. Ebeling, «Zum Religionsbegriff Schleiermachers», en Re-
formation und praktische Theologie. Festschrift für W. Jetter zum 70.
Geburstag, Góttingen, 1983, pp. 61 ss.
ESTUDIO PRELIMINAR Lili
rada;
a ha- parece inevitable para la metafísica, pero tal indagación
ella es ajena al espíritu de la religión. Por su parte, la moral
a pu- deduce, a partir de la naturaleza humana y de su relación
ane- con el Universo, todo un sistema de deberes, prescri-
uma-
biendo y prohibiendo acciones. Tampoco éste es el co-
metido de la religión. Su forma de relacionarse con el
reli- Universo es de talante distinto.
a úl- Estaríamos, por tanto, ante tres actividades claramen-
mo- te diferenciadas del espíritu humano, y cabría preguntar-
e le se cómo se alcanza la unidad de ese espíritu: ¿cuál de
cher esas tres instancias realiza la función unificadora del con-
n de junto de la actividad espiritual? Por distintos motivos no
fun- acepta ni el primado de la razón teórica ni el de la razón
tan- práctica. Por el contrario, el carácter «sutil» de la instan-
ales cia religiosa la convierte en apropiada para desempeñar
ndu- esa función. Con ello se trata de ganar dialécticamente
ente terreno ante los interlocutores de sus discursos: ya no se
stru- trata de reconocer el derecho a la existencia de la reli-
ísica gión, en el seno de su propia provincia, junto a otras ins-
mo- tancias, sino más bien de afirmar su primacía 88. Frente
oral al particularismo de toda actividad terrena, sólo la reli-
Uni- gión es capaz de ofrecer una auténtica universalidad al
d de espíritu, alcanzando así su verdadero equilibrio.
dos, La esencia de la religión no consiste para Schleier-
gión macher ni en pensar ni en obrar, sino en la intuición y en
dero el sentimiento. Intuición y sentimiento ¿de qué?: del
d de Universo, de lo Infinito, del Uno y Todo... En expresión
sma. típicamente romántica, la religión viene definida como
erso, asentido y gusto por lo Infinito» 89. Es una actitud que se
nda- caracteriza por su pasividad «infantil» ante el misterio
sas y inefable del Universo, tal como señala el siguiente texto:
cher,
Ella [la religión] quiere intuir el Universo, quiere espiarlo
piadosamente en sus manifestaciones y acciones, quiere ser
en Re-
zum 70. Reden, o. c, pp. 45 ss.
Reden, o. c, p. 53.
LIV ARSENIO GINZO FERNÁNDEZ
90
Reden, o. c, p. 50.
91
A este respecto, Schleiermacher podría suscribir las siguientes
consideraciones de L. Kolakowski: «[...] en este sentido general, cual-
quier religión, la religión como tal, es "antihumanista", antiprometei-
ca. El fenómeno mismo de lo Sagrado y el acto mismo del culto expre-
san la conciencia del hombre de su carencia de autosuficiencia, de una
debilidad ontológica y moral que él no tiene la fuerza necesaria para
vencer solo» (cfr. id., Si Dios no existe... Madrid, 1985, p. 201).
ESTUDIO PRELIMINAR LV
Reden, o. c, p. 107. n
W. Dilthey, o. c, pp. 427 ss.
ESTUDIO PRELIMINAR LVII
106
D. Fr. Strauss, Charakteristiken und Kritiken, p. 167.
107
H. Timm, Die heilige Revolution, p. 28. Tres años más tarde de la
aparición de los Discursos, Hegel va a hablar en Fe y saber (1802) de
que la frase «Dios ha muerto» expresa el sentimiento sobre el que repo-
sa la religión de los tiempos modernos (cfr. id., Glauben und Wissen,
F. Meiner, Hamburg, 1962, pp. 123-124). Sin embargo, se trata más
bien de una transformación del concepto de Dios que de la muerte, de
que va a hablar más tarde Nietzsche.
ESTUDIO PRELIMINAR LXI
113
Cfr. Schleiermacher ais Mensch, pp. 273-274. Asimismo, hacia
finales de su vida, hace una conocida confesión acerca de la convergen-
cia peculiar entre el pensamiento especulativo y los sentimientos reli-
giosos: «Yo debo pensar los pensamientos especulativos más profun-
dos, y éstos son para mí completamente idénticos con los sentimientos
religiosos más íntimos» (cfr. «Aus Schleiermachers Leben», en Brie-
fen, Bd. 2, p. 511).
114
Cfr. W. Weischedel, Der GottderPhilosophen, Bd. l,München,
1979, p. 220. Cabría referir aquí las consideraciones de A. N. Whi-
tehead en sintonía con los reproches que Hegel dirigió a Schleierma-
cher: «La religión necesita un fundamento metafísico porque su autori-
ESTUDIO PRELIMINAR LXIII
117
Reden, o. c, p. 56.
118
Todavía en 1821, Goethe reiteraría una vez más esta temática
que sirvió de lema a toda una época. En su poema Uno y Todo (Eins
und Alies) el individuo encuentra su goce perdiéndose en el seno de lo
Ilimitado:
Im Grenzenlosen sich zu finden,
Wird gern der Einzelne verschwinden,
Da lóst sich aller Überdruss;
Statt heissem Wünschen, wilden Wollen,
Statt last'gem Fordern, strengen Sollen,
Sich aufzugeben ist Genuss.
ESTUDIO PRELIMINAR LXV
119
Reden, o. c, pp. 145-146.
120
Wissenschaft der Logik, I, p. 144.
Reden, o. c, p. 125. También a este respecto Schleiermacher di-
fería del punto de vista de Jacobi.
LXVI ARSENIO GINZO FERNÁNDEZ
Nadie posee una conciencia para sí, cada uno posee a la vez
la del otro, ya no son sólo hombres, sino también humani-
dad, y saliendo de sí mismos, triunfando sobre sí mismos,
están en el camino hacia la inmortalidad y la eternidad ver-
daderas 128.
128
Reden, o. c , p. 234.
ESTUDIO PRELIMINAR LXX1
va
ia ha de hablar de la inmortalidad, no se la ha de concebir
como un «deseo» que realizar más allá, sino como el
i- abrirse y plenificarse en esta infinitud «presente», que
es- proporciona su verdadera Gelassenheit al espíritu.
ca Schleiermacher no podía expresarlo de forma más ro-
tunda:
n-
o,
ri- En medio de la finitud hacerse uno con lo Infinito y ser 129
eter-
no en un instante, tal es la inmortalidad de la religión .
er
de Schleiermacher, como filósofo de la individualidad,
o- remite a la vez a la trascendencia de esa existencia indivi-
se dual, a ser «más» que esa existencia restringida insertán-
da dola en el horizonte del Uno y del Todo. A este respecto,
o- no duda en apoyarse en las palabras de Cristo:
131
D. Fr. Strauss, Die christliche Glaubenslehre in ihrer geschichtli-
chen Entwicklung mil der modemen Wissenschaft, II, 1841, pp. 738 ss.
132
Vorlesungen über die Philosophie der Religión, II, ii, p. 110.
133
Cfr. L. Feuerbach, Samtliche Werke, Bd. 11, p. 90.
ESTUDIO PRELIMINAR LXXIII
135
Cfr. K. Freiereis, Die Umprágung der natürlichen Theologie in
Religionsphilosophie, p. 83.
ESTUDIO PRELIMINAR LXXV
en- Las verdades históricas, como contingentes que son, no
eli- pueden servir de prueba de las verdades de razón como ne-
es. cesarias que son .
de
na- Lessing cree hallarse ante una especie de metábasis
lu- entre dos tipos heterogéneos de verdades, ante un foso
cia que no es capaz de saltar: «ése es el repugnante gran foso
de con el que no puedo por más que lo intenté bien en serio
de saltármelo» . Por ello resulta comprensible que en
ias Natán el Sabio se relativicen las tres grandes religiones
aa positivas: el judaismo, el cristianismo y el mahometismo,
io- a la vez que se predica la tolerancia y se desplaza el cen-
nes tro de gravedad hacia la conducta de cada individuo.
o la La religión dentro de los límites de la mera razón, de
bría Kant, con todas las matizaciones del caso, pertenece asi-
us. mismo a este contexto. Sólo una fe religiosa pura, en
ltu- cuanto mera fe racional, es capaz de fundar una iglesia
re- universal, mientras que, por el contrario, una fe histórica
que está basada sólo en hechos, está limitada por unas
ebe circunstancias temporales y espaciales especiales 138. Por
a se ello Kant no duda en postular el tránsito paulatino desde
que la «fe eclesial» hasta el ámbito de la «fe religiosa pura»,
y de dado que «sólo la fe religiosa pura, que se funda entera-
gio- mente en la Razón, puede ser reconocida como necesa-
en- ria, por lo tanto como la única que distingue a la iglesia
s de verdadera» 139.
an- Sin embargo, ya en el seno mismo de la Ilustración se
Rei- va a cuestionar la presunta invulnerabilidad de la religión
las natural. Hume, especialmente, va a observar que las
aba cuestiones referentes a ella siempre han estado someti-
eve- das a las discusiones de los hombres, y que sobre esas
rito cuestiones «la razón humana no ha logrado ninguna pro-
a co-
136
G. E. Lessing, o. c, p. 447.
117
Ibtd., p. 449.
138
I. Kant, La religión dentro de los límites de la mera razón, Alian-
logie in za, Madrid, 1986, pp. 103-104.
139
Ibtd., p. 117.
LXXVI ARSENIO GINZO FERNÁNDEZ
140
D. Hume, Diálogos sobre la religión natural, Sigúeme, Salaman-
ca, 1974, p. 100.
141
Reden, o. c, p. 240.
142
Reden, o. c , p. 247.
143
Reden, o. c, p. 277.
ESTUDIO PRELIMINAR LXXVII
148
Cfr. KGA, I, 2, p. LVIII, nota 86.
149
Reden, o. c, p. 295.
150
Reden, o. c, p. 308.
ESTUDIO PRELIMINAR LXXIX
151
Cfr. KGA, I, 2, p. LXVII.
152
Schleiermacherr ais Mensch, p. 61.
ESTUDIO PRELIMINAR LXXXI
156
Cfr. Fr. W. Graf, «Ursprüngliches Gefühl unmittelbarer Koinzi-
denz des Differenten», en Zeitschrift für Theologie und Kirche, 75
(1978), p. 160.
157
Reden, o. c , p. 73.
ESTUDIO PRELIMINAR LXXXIII
to,
de miento. Junto con esta afirmación del sentimiento como
ue, sede de la religión, cabe observar asimismo que el térmi-
la no «religión» es sustituido con cierta frecuencia por el de
sa «piedad» o «recogimiento» (Frómmigkeit) o por el de
da «religiosidad», que, en efecto,
158
parecen más acordes con
ay la índole del sentimiento . Ello va a preparar el cambio
más operado en La fe cristiana: la centralidad de la religión en
los Discursos cede el puesto a la piedad, y, si a la hora de
era precisar la esencia de la religión escribía en 1799 que la
ra- intuición del Universo constituía la fórmula suprema y
159
más general de la religión , ahora la esencia de la pie-
cas, dad es definida como «el sentimiento de dependencia ab-
as- soluta».
en-
yor ¿Por qué Schleiermacher operó este desplazamiento
de en su forma de concebir la religión? Aun cuando este
es- punto ha sido abordado a menudo, no se puede decir que
por todos los interrogantes hayan sido aclarados. Hay todo
, lo un grupo de intérpretes que atribuye el cambio operado
sta. a la presencia de algún motivo externo, en concreto al in-
ión flujo de aquellas corrientes filosóficas contemporáneas
ión frente a las que Schleiermacher trataba de afirmar la auto-
me- nomía de la religión. Baste con referirse aquí a la obra
ndi- de H. Süskind, que, basándose en contribuciones ante-
un riores, trata de explicar el desplazamiento hacia el senti-
tui- miento en la interpretación de la religión mediante el in-
ecir flujo de Schelling 16 °. La conclusión a que llega este
nte autor es que los derroteros seguidos por la filosofía de
os- Schelling hicieron imposible la pretensión schleier-
ntre machiana de asegurar la autonomía de la religión descri-
cio- biéndola como «intuición» del Universo. Al concebir
nti- Schelling, a partir de 1801, la intuición del Universo
como el objeto de su filosofía, Schleiermacher se vio
obligado a asentar la religión primordialmente en la esfe-
inzi- 158
e, 75 Fr. W. Graf, o. c, 182, nota 109.
159
Reden, o. c.,p. 55.
160
H. Süskind, Der Einfluss Schellings auf die Entwicklung von
Schleiermachers System, Tübingen, 1909.
n
LXXXIV ARSENIO GINZO FERNÁNDEZ
161
Ibíd., p. 172.
152
Fr. W. Graf, o. c, p. 150.
163
También a este respecto, la nueva edición crítica podrá facilitar
un estudio más riguroso de la obra schleiermachiana.
ESTUDIO PRELIMINAR LXXXV
167
Cfr. W. Dilthey, o. c, p. 451.
168
Cfr. Kritische Ausgabe, Bd. 2, pp. 275-281. s
169
Ibíd., p. 275.
ESTUDIO PRELIMINAR LXXXVII
173
Glauben und Wissen, p. 89.
174
Cfr. D. Lange, «Die Kontroverse Hegels und Schleiermacher um
das Verstándnis der Religión», en Hegel-Studien (1983), pp. 201 ss.
175
Cfr. «Aus Schleiermacher Leben», en Briefen, Bd. III,
pp. 276-278.
176
W. Dilthey, o. c, p. 458.
ESTUDIO PRELIMINAR LXXXIX
um
177
ss. Cfr. A. Ritschl, Schleiermachers Reden Über die Religión und
III, ihre Nachwirkungen aufdie evangelische Kirche Deutschlands, Bonn,
1874, p. 2.
178
Schleiermacher ais Mensch, p. 274.
XC ARSENIO GINZO FERNÁNDEZ
179
Vorlesungen über die Philosophie der Religión, I, i, p. 36.
180
Cfr. D. Fr. Strauss, Charakteristiken und Kritiken, p. 205. Más
tarde otros, como Dilthey, van a reiterar este juicio.
ESTUDIO PRELIMINAR XCI
185
Ibíd., p. 5.
186
Cfr. Die protestantische Theologie im 19. Jahrhundert, Bd. 2,
Hamburg, 1975, p. 368.
187
Ibíd., p. 388.
ESTUDIO PRELIMINAR XCIII
191
Véanse, por ejemplo, P. Seifert, «Schleiermacher und Luther»,
en Luther, 40 (1969), pp. 51 ss.; G. Ebeling, «Luther und Schleier-
macher», en Internationaler Schleiermacher Kongress, Berlín, 1985,
pp. 21 ss.
192
Cfr. K. Nowak, «Die neue Schleiermacher-Ausgabe», en Theo-
logische Literaturzeitung, Berlín, 109 (1984), pp. 917 ss.
ESTUDIO PRELIMINAR XCV
que j
de j R. Otto. Cada vez es mayor el número de los intérpretes
0), sensibles a este planteamiento 193.
sis
a la
res 12. CONCLUSIÓN
ce-
en- j En definitiva, la concepción schleiermachiana de la re-
se ] ligión se encuentra en sintonía con un amplio sector del
los pensamiento contemporáneo. La crisis de la tradición
o di- ontoteológica de la metafísica va a tener, entre otras con-
m- secuencias, el centrarse en la indagación del fenómeno
92
. religioso, frente a la elaboración de un posible sermo de
me- Deo, como última instancia fundamentadora. Baste pen-
te, sar en la relevancia de Feuerbach para la filosofía de la
en- religión, a pesar de la crisis de la problemática teológica y
r la metafísica de que es expresión su pensamiento.
eas Aflora entonces el problema de la llamada trascenden-
ta- cia vacía, de la que de una u otra forma se van a hacer eco
Sc- no sólo pensadores como Feuerbach, Nietzsche, Hork-
que heimer, Bloch..., sino también autores representativos
re- de la literatura contemporánea como Baudelaire y Rim-
po baud, con su mística de la trascendencia vacía, o Mallar-
ur- mé, con su mística de la nada 194. En esta línea se va a re-
la ferir más tarde R. Musil a El hombre sin atributos como a
do un libro religioso en el estado de increencia 195. Schleier-
an- macher, al aceptar la posibilidad de una religión sin
ste Dios, viene a sintonizar, de una forma explícita o tácita,
si- con esta situación del hombre contemporáneo. En todo
por caso, sea cual fuere la opción que se defienda en el plura-
193
Aparte de los diferentes autores que hemos ido mencionando a
r», lo largo de este estudio preliminar, cabe recordar también la obra de
ier- M. Simón, La philosophie de la religión dans l'oeuvre de Schleier-
1985, macher, París, 1974.
194
Cfr. Hugo Friedrich, Estructura de la lírica moderna, Barcelo-
eo- na, 1974.
195
Cfr. Mystik ohne Gott? Tendenzen des 20. Jahrhunderts (Hg. von
W. Bóhme), Karlsruhe, 1982, p. 13.
XCVI ARSENIO GINZO FERNÁNDEZ
196
Cfr., por ejemplo, C. Fr. Geyer, «Rationalitátskritik und "neue
Mythologien"», en Philosophische Rundschau, 33 (1986), pp. 210 ss.
197
Cfr. L'Herne, Martin Heidegger, 1983, p. 137.
ESTUDIO PRELIMINAR XCVII
neue líber die Religión. Reden an die Gebildeten unter ihren Veráchtern
0 ss. Berlín, 1799.
' >her die Religión. Kritische Ausgabe. Mit Zugrundelegung des Textes
XCVIII ARSENIO GINZO FERNÁNDEZ
C) CORRESPONDENCIA
ánde,
ermi-
opo-
.
Inter-
r Wis-
ucht an
1965.
5.
ologie.
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aturges-
d Mens-
imar/
Nach-
1874.
DI
SOBRE LA RELIGIÓN
APOLOGÍA
[3]
4 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
1
Schleiermacher recurre aquí a los rudimentos de unafilosofíade la
polaridad, compartida asimismo por varios de sus contemporáneos.
Junto con ellos, Schleiermacher propugna una concepción dinámica de
la realidad, en la que subyace el juego de fuerzas opuestas.
SOBRE LA RELIGIÓN 7
sin descanso de aquí para allá en el seno del Universo por bas
un entusiasmo inculto, que sobrevuela su meta; sin llegar ma
a configurar y a formar mejor algún ámbito de lo real, di- alg
vagan en torno a ideales vacíos y, debilitando y consu- mu
miendo su fuerza inútilmente, retornan de nuevo, inacti- eje
vos y agotados, a su primer punto de partida. ¿Cómo han má
de ser aproximadas estas distancias extremas para con- hér
vertir la larga serie en aquel anillo cerrado, que'es el sím- tur
bolo de la eternidad y de la perfección? Existe, desde llad
luego, un cierto punto en el que un equilibrio casi perfec- acr
to une a ambas, y a este equilibrio acostumbráis mucho de
más a menudo a sobrevalorarlo que a infravalorarlo, hum
dado que comúnmente se trata tan sólo de un producto pec
fantástico de la naturaleza que juega con los ideales del mie
hombre, y sólo raras veces constituye el resultado de una va
autoformación que ha sido proseguida y llevada a buen des
término. Pero si todos los que ya no habitan en los límites deb
extremos, se encontraran en este punto, no sería posible Dio
ninguna conexión de aquellos límites con este medio, y el mis
fin último de la naturaleza se malograría por completo. ys
Sólo el experto reflexivo está en condiciones de penetrar me
en los misterios de una tal mezcla en reposo; para toda za f
mirada común los elementos particulares se encuentran en
ahí totalmente ocultos, sin reconocer lo que le es propio obr
ni lo que se le opone. Por ello envía la Divinidad, en pla
todas las épocas, aquí y allá, a algunos en los que ambos lím
aspectos están unidos de un modo fecundo, los pertrecha gui
con dones admirables, allana su camino mediante una bié
palabra omnipotente y los constituye en intérpretes de su trac
voluntad y de sus obras, y en mediadores de aquello que, asp
de lo contrario, hubiera permanecido eternamente sepa- tern
rado. Dirigid vuestra mirada hacia quienes expresan en esp
su ser un alto grado de aquella fuerza de atracción, que éste
se apodera activamente de las cosas circundantes, pero me
que a la vez poseen en tan amplia medida el impulso espi- tran
ritual de penetración, que tiende a lo Infinito y proyecta él d
en todo espíritu y vida, que lo exteriorizan en las accio- dec
nes hacia las que les incita aquel impulso; a éstos no les do
SOBRE LA RELIGIÓN 9
K
SOBRE LA RELIGIÓN 25
K
26 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
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1
R
De na
SEGUNDO DISCURSO
1
Referencia a Hieran, tirano de Siracusa (478-466). Cfr. Cicerón,
De natura deorum, 1, 60.
[27]
28 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
1
36 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
1
SOBRE LA RELIGIÓN 37
ad
ás
a-
el como base por doquier? Porque carecéis del sentimiento
o fundamental de la naturaleza infinita y viviente, cuyo
y símbolo es la multiplicidad e individualidad. Todo lo fini-
de * to sólo se mantiene mediante la determinación de sus lí-
en l mites, que, por así decirlo, han de ser recortados de lo
ún Infinito. Sólo de este modo lo finito puede ser infinito en
na el seno mismo de estos límites y ser formado apropiada-
li- | mente; de lo contrario perdéis todo en la uniformidad de
m- | un concepto universal. ¿Por qué la especulación os ha
da I ofrecido durante tanto tiempo fantasmagorías en vez de
ra una visión sistemática, y palabras en vez de pensamien-
a- tos?, ¿por qué no era ella otra cosa que un juego vacío
na con fórmulas que siempre reaparecían bajo una forma
ra distinta y a las que nunca correspondía nada? Porque no
ue se tenía religión; porque el sentimiento de lo Infinito no
e- la animaba; porque el anhelo de este Infinito y la venera-
el ción del mismo no constreñían sus finos pensamientos
y, etéreos a asumir una consistencia más firme, para mante-
no nerse en pie contra esta presión poderosa. Todo debe
er partir de la intuición, y quien no ansia intuir lo Infinito,
n- no posee ninguna piedra de toque, y ciertamente tampo-
m- co necesita ninguna, para saber si ha pensado algo apro-
o. piado acerca de este punto.
es ¿Y cuál será el desenlace del triunfo de la especula-
de ción, del idealismo consumado y redondeado, si la reli-
las gión no actúa frente a él como contrapeso y no le permite
po, barruntar un realismo superior a aquel que él somete a sí
rí- mismo de una forma tan audaz y con tan pleno derecho?
de En realidad, destruirá el Universo cuando parece que lo
ma está formando, lo degradará a la condición de una mera
llo alegoría, de una silueta vana de nuestra propia limita-
e la ción. ¡Sacrificad conmigo respetuosamente un rizo a los
mo manes de Spinoza, el santo reprobado! Él estaba pene-
ble trado por el superior espíritu del mundo, lo Infinito era
ne su comienzo y su fin; el Universo, su único y eterno
amor; con santa inocencia y profunda humildad se refle-
jaba en el mundo eterno y veía cómo también él era su
espejo más amable; estaba lleno de religión y lleno de es-
38 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
bre otra cosa que una obra de este espíritu y una manifes-
tación y realización de estas leyes, sólo para ése todo lo
visible es también realmente mundo, mundo formado, c
penetrado por la Divinidad y uno. Aun cuando carecían m
por completo de todos los conocimientos que enaltecen a #
(
nuestro siglo, ya los más antiguos sabios griegos compar-
tían, no obstante, esta visión de la naturaleza como prue- t
ba clara de cómo todo lo que es religión rehusa cualquier
ayuda externa y prescinde fácilmente de ella; y, si esa vi-
sión hubiera pasado de los sabios al pueblo, ¡quién sabe
qué curso grandioso habría tomado su religión! |
Pero ¿qué es el amor y la resistencia?, ¿qué es la indi- 5
vidualidad y la unidad? Estos conceptos, mediante los
que la naturaleza se os convierte, hablando propiamen- ,
te, en intuición del mundo, ¿los poseéis a partir de la na-
turaleza?, ¿no proceden originariamente del interior del e
ánimo y sólo desde allí se aplican a la naturaleza? Por
ello también es propiamente al ánimo a donde dirige su
mirada la religión y de donde toma las intuiciones del
mundo; el Universo se refleja en la vida interior, y sólo y
mediante lo interior resulta comprensible lo exterior.
Pero también el ánimo debe, si ha de producir la religión
y nutrirla, ser intuido en un mundo. Permitidme descu- t
briros un secreto que yace oculto en uno de los documen-
tos más antiguos de la poesía y de la religión 7 . Mientras
que el primer hombre se encontraba sólo consigo y con la
naturaleza, la Divinidad imperaba ciertamente sobre él,
ella le interpelaba de diferentes maneras, pero el hombre
no la comprendía, pues éste no le contestaba; su paraíso
era hermoso y desde un bello cielo descendía hasta él el
brillo de los astros, mas no llegó a poseer el sentido para
el mundo; tampoco se le desarrolló dicho sentido desde
el interior de su alma; pero su espíritu era espoleado por
la nostalgia de un mundo, y de este modo congregó ante
sí la creación animal, mirando si acaso se podría formar
uno a partir de ella. Entonces reconoció la Divinidad que
7
Cfr. Génesis 2.
(
f SOBRE LA RELIGIÓN 59
(
ar- nidad, y en la humanidad, el mundo; a partir de este ins-
e- tante fue capaz de oír la voz de la Divinidad y de respon-
ier derle, y la transgresión más nefanda de sus leyes ya no lo
vi- excluyó nunca, a partir de ahora, del trato con el Ser
be eterno. La historia de todos nosotros está narrada en esta
| sagrada leyenda. Inútilmente está ahí presente todo eso
di- 5 para aquel que se plantea la vida de una forma solitaria,
os pues, para intuir el mundo y para poseer religión, el
n- , hombre debe haber encontrado primero a la humanidad,
na- y él sólo la encuentra en el amor y a través del amor. Por
del ello están ambos tan íntima e inseparablemente unidos:
or el anhelo de la religión es lo que le ayuda en el goce de la
su religión. Todos abrazan de la forma más apasionada a
del aquel en el que el mundo se refleja de un modo más claro
ólo y puro; todos aman con la mayor ternura a aquel en el
or. que creen hallar compendiado todo lo que les falta a ellos
ón mismos para constituir la humanidad. Pasemos, por
u- tanto, a la consideración de la humanidad, ahí encontra-
n- mos materia para la religión.
as Aquí también os encontráis en vuestra patria más
la auténtica y amada; aquí aflora vuestra idea más íntima,
él, veis ante vosotros la meta de todos vuestros esfuerzos y
re de vuestra actividad y sentís a la vez el impulso interno de
so vuestras fuerzas, que os conduce permanentemente
el hacia esa meta. Para vosotros la humanidad misma es
ra propiamente el Universo, y todo lo demás sólo lo incluís
de en éste en la medida en que se relaciona con aquélla o la
or abarca. Tampoco yo quiero conduciros más allá de este
te punto de vista, pero a menudo me ha dolido íntimamente
ar que vosotros, a pesar de todo vuestro amor hacia la hu-
ue manidad y de todo vuestro celo por ella, os encontréis
siempre, no obstante, en una relación conflictiva y dis-
cordante con la misma. Vosotros os molestáis, cada uno
i
60 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
a zar obras, cada uno tiene un ideal al que aspira y una to-
- talidad, que él quiere alcanzar, y esta rivalidad no puede
- concluir de otra manera que suplantando uno al otro.
a ¿En qué ha de utilizar, por tanto, el hombre el excedente
- de fuerza que le deja toda aplicación regulada y metódica
o de su impulso formativo? No ha de utilizarlo de forma
- que él pretenda formar de nuevo alguna cosa distinta y
a desarrolle su actividad sobre alguna otra realidad finita,
. sino de forma que, sin ejercer una actividad determina-
- da, se deje impresionar por lo Infinito y que mediante
, todo género de sentimientos religiosos manifieste su
- reacción respecto a esa acción. Sea cual fuere aquel de
a estos tres objetos de vuestra actividad libre y metódica
. que vosotros hayáis escogido, sólo se requiere un poco
a de sentido para encontrar, a partir de cualquiera de ellos,
- el Universo, y en este último descubrís entonces también
a los demás como su prescripción o como su insinuación o
o como su revelación; contemplarlos y considerarlos así en
o conjunto, no como algo separado y determinado en sí, es
- la única manera como os podéis apropiar también, ha-
- biendo elegido ya una dirección del ánimo, de aquello
- que se encuentra fuera de la misma, y esto, de nuevo, no
e por arbitrariedad en cuanto arte, sino por instinto del
- Universo en cuanto religión; y puesto que esos objetos
e rivalizan de nuevo entre sí, igualmente bajo la forma reli-
l giosa, así también la religión aparece con mayor frecuen-
e cia disgregada como poesía natural, filosofía natural o
, moral natural, que en la plenitud de su forma y unificán-
e dolo todo. De este modo, el hombre añade a lo finito, al
r que le impulsa su arbitrio, una infinitud; y a la aspiración
a que tiende a concentrarse en algo determinado y conclu-
, so la oscilación ensanchadora hacia lo indeterminado e
r inagotable; de este modo él le proporciona a su fuerza su-
- perflua una salida infinita y restablece el equilibrio y la
- armonía de su ser, que se pierden irremisiblemente si se
abandona a una dirección particular, sin tener a la vez re-
a ligión. El virtuosismo de un hombre constituye sólo, por
así decirlo, la melodía de su vida, y queda reducida a una
76 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
[87]
88 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
90 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
2
En 1795 se había establecido el metro como la diezmillonésima
parte del meridiano terrestre que pasa por Parts.
3
Ch. W. Hufeland, médico alemán (1762-1836), muy conocido en-
tonces por su obra El arte de prolongar la vida humana, en la que expo-
nía sus concepciones sobre la macrobiótica.
SOBRE LA RELIGIÓN 101
in- sobre qué dirección debe tomar nuestra cultura para que
nte los hombres religiosos aparezcan de nuevo revestidos de
die un estilo superior como productos, ciertamente raros,
—y, pero, no obstante, naturales de su época, descubro que
ly vosotros, mediante todos vuestros esfuerzos —si ello
mo ocurre conscientemente, podéis decidirlo vosotros mis-
ma, mos—, no contribuís poco a una palingenesia de la reli-
ti- gión, y que en parte vuestra actividad general, en parte
do los desvelos de un círculo más estrecho, en parte las ideas
de sublimes de algunos espíritus extraordinarios, serán utili-
le, zados en el curso de la humanidad con vistas a esta finali-
be, dad última.
nte La extensión y la verdad de la intuición dependen de la
tra agudeza y del alcance del sentido, y el más sabio, despro-
ue visto de sentido, no se encuentra más próximo a la reli-
do gión que el más necio, provisto de una recta visión. Por
se tanto, el punto de partida de todo ha de ser que se ponga
de término a la esclavitud a la que se tiene sometido el senti-
es- do de los hombres en función de aquellos ejercicios del
ue entendimiento, mediante los que nada se ejercita, de
oy aquellas explicaciones que no aclaran nada, de aquellos
de análisis que nada resuelven; y éste es un fin a cuya prose-
ez cución pronto colaboraréis todos conjuntando vuestras
de fuerzas. Con las reformas educativas ha ocurrido lo
más mismo que con todas las revoluciones que no fueron em-
n- prendidas tomando como horizonte los principios supre-
oy mos: esas revoluciones se deslizan paulatinamente, de
ci- nuevo, hacia el antiguo curso de las cosas, y sólo algunos
or cambios de carácter externo mantienen el recuerdo del
na acontecimiento tenido inicialmente por admirable y
o, a grandioso; la educación intelectualista y práctica sólo se
tas distingue poco todavía —y este poco no atañe ni al espíri-
as. tu ni al influjo ejercido— de la antigua educación mecá-
de nica. Este hecho no se os ha escapado a vosotros; dicha
as educación ya os resulta en gran parte igual de odiosa y se
es difunde una idea más pura acerca de la santidad de la in-
Y fancia y de la eternidad del albedrío inviolable, cuyas
y manifestaciones ya es preciso esperar y espiar incluso en
106 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMA CHER
[113]
114 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
én- este comercio con lo más íntimo del hombre puede ser
im- practicado en el marco de una conversación ordinaria.
ha Muchos, que están llenos de buena voluntad respecto a
su la religión, os han reprochado por qué se habla, pues,
ese entre vosotros, en el marco de unas relaciones amistosas,
de de todos los objetos importantes, con la sola excepción
za, de Dios y de las cosas divinas. Yo quisiera defenderos a
nte este respecto, señalando que de esto, al menos, no se de-
En duce ni desprecio ni indiferencia, sino un instinto feliz y
ene muy certero. Allí donde el regocijo y la risa también
dad están en su elemento, y la seriedad misma ha de coexistir
re- de una forma condescendiente con la broma y la chanza,
de no puede haber espacio alguno para aquello que siempre
de ha de estar rodeado de un santo pudor y de una santa ve-
una neración. Visiones religiosas, sentimientos piadosos y se-
in- rias reflexiones en torno a ellos, he aquí cosas que tam-
un poco cabe arrojar entre unos y otros en pequeñas
ión migajas, como si se tratara de los contenidos de una con-
mo versación superficial: donde se hablara de objetos tan sa-
n el grados, sería más bien frivolidad que habilidad tener pre-
esta parada, inmediatamente, una respuesta para cada
esta pregunta y una réplica para cada alocución. De esta
es- forma, a saber, mediante un intercambio fácil y rápido
us- de ocurrencias brillantes, no cabe abordar las cosas divi-
on- nas: la comunicación religiosa ha de desarrollarse en un
rde estilo más elevado, y de ahí debe surgir otra especie de
lve sociedad, que esté dedicada propiamente a la religión.
me- Conviene aplicar también toda la plenitud y magnificen-
pre- cia del discurso humano al objeto supremo que puede al-
tri- canzar el lenguaje, no como si hubiera algún ornato del
ión que no pudiera prescindir la religión, sino porque sería
bar- impío y frivolo no mostrar que se ha de recurrir a todas
po- las posibilidades para exponerla con la fuerza y dignidad
uni- adecuadas. Por ello es imposible expresar y comunicar la
ples religión de otra manera que mediante un modo oratorio,
cie- echando mano de todos los recursos y el arte del lengua-
lti- je, y apelando para ello, de buen grado, a los servicios de
oco todas las artes, que pudieran prestar su apoyo a la fugaci-
118 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
1
Se refiere, como es obvio, a la conocida expresión extra ecclesiam
nulla salus.
SOBRE LA RELIGIÓN 123
3
Schleiermacher observa en la 3." edición que es en este marco
donde contrapone más nítidamente su concepción de la verdadera Igle-
sia y la Iglesia realmente existente.
SOBRE LA RELIGIÓN 129
marco
4
a Igle- Según la 3. a edición, se trataría de la celebración eucarística y de la
profesión de la fe.
130 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
ión te, ahí todo el que piense de una forma distinta ha de ser
ebe considerado como un perturbador del progreso apacible
su y seguro, debido a que, por el mero hecho de su existen-
sus cia y de las exigencias que van unidas con ella, debilita
eli- esta autoridad; yo admito incluso que en el antiguo poli-
gu- teísmo, en el que el conjunto de la religión no era conce-
es? bido como constituyendo de por sí una unidad, y en el
ería que ella se prestaba más voluntariamente a cualquier di-
bría visión y separación, ese espíritu de secta se mostraba bas-
No tante más indulgente y humano, y que sólo en las épocas,
stos desde otras perspectivas mejores, de la religión sistemá-
dos tica él se ha organizado y mostrado en toda su fuerza;
ejor pues, allí donde cada uno cree disponer de un sistema
n su completo y de un centro para el mismo, el valor que se
etu- atribuye a cada realidad particular debe ser incompara-
eci- blemente mayor: yo admito ambos hechos; pero voso-
ido tros me concederéis que el primero no se le puede repro-
una char en modo alguno a la religión, y que el segundo no
los puede probar que la visión del Universo como sistema no
erca constituya el nivel supremo de la religión. Yo admito que
eli- en esta sociedad se le concede mayor importancia al en-
a de tender o al creer y al obrar y a la observancia de usos que
aa al intuir y al sentir, y que, por consiguiente, ella, por ilus-
r, y trada que sea su doctrina, se mueve siempre en los lími-
on- tes de la superstición y se adhiere a algún tipo de mitolo-
e ni gía: pero vosotros concederéis que de este modo ella se
ne- encuentra tanto más lejos de la verdadera religión. Yo
re- admito que esta asociación no puede subsistir sin una dis-
do. tinción permanente entre sacerdotes y laicos; pues
es- quien, entre estos últimos, llegara a poder ser él mismo
Allí sacerdote, es decir, a tener en sí la verdadera religión, no
de- podría en modo alguno permanecer laico y seguir com-
han portándose todavía como si no la tuviera; él tendría más
ter- bien la libertad y la obligación de abandonar esta socie-
ter- dad y buscar la verdadera Iglesia: pero sigue siendo cier-
enta to esto, a saber, que esta separación, con todo lo que ella
a, y tiene de indigno y con todas las consecuencias negati-
mi- vas que pueden llevar consigo, no procede de la religión,
132 FR1EDR1CH D. E. SCHLEIERMACHER
5
Los miembros de la verdadera Iglesia.
SOBRE LA RELIGIÓN 139
esia
que exige que ella le forme ciudadanos veraces en sus decla-
den raciones. Y como recompensa por estos servicios, que él
con requiere, la despoja —así ocurre casi en todas las partes
ntri- del mundo civilizado, donde existe un Estado y una Igle-
nen. sia— de su libertad, la trata como una institución que él
los ha entronizado e ideado —ciertamente, sus faltas y abu-
ción sos son casi todos invención del Estado—, y él sólo se
hu- arroga decidir quién es apto para desempeñar en esta so-
o en ciedad el papel de modelo y de sacerdote de la religión.
os y Y a pesar de todo queréis pedir cuentas a la religión, si no
uya todos son almas santas. Pero yo todavía no he terminado
men- con mis acusaciones: incluso en los misterios más íntimos
sé de la sociabilidad religiosa hace intervenir el juego de sus
y en intereses y mancilla su pureza. Cuando la Iglesia, en re-
nsa cogimiento profético, consagra los recién nacidos a la Di-
eti- vinidad y a la aspiración hacia lo más alto, el Estado
dig- quiere a la vez recibirlos de las manos de ésta en la lista
d, si de sus protegidos; cuando ella da a los adolescentes el
que primer beso fraternal, como a quienes acaban de dirigir
o el su primera mirada a los santuarios de la religión, esto
Es- también habría de constituir para él el testimonio del pri-
a de mer grado de su autonomía civil; cuando, con piadosos
esia deseos comunes, ella santifica la unión de dos personas,
oder mediante la que se convierten en instrumentos del Uni-
ene- verso creador, él quiere que esto constituya a la vez la
ento sanción de su alianza civil ; e incluso el hecho de que un
por- hombre haya desaparecido del escenario de este mundo
edi- no lo quiere tener por ciertobasta que ella le asegura que
de la esa persona ha devuelto su alma a lo Infinito y que sus
ón y despojos han sido sepultados en el seno de la tierra sagra-
uido da. Se ha de considerar como un testimonio de respeto a
eyes la religión, y como el esfuerzo por mantenerse siempre
es; y consciente de sus propios límites, el hecho de que el Es-
esia tado se incline ante ella y ante quienes la veneran, siem-
6
Se trata, por tanto, de la administración del bautismo, de la confir-
mación y del matrimonio.
140 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
eos de. Recordad los diferentes caminos por los que el hom-
las bre pasa de la intuición de lo finito a la de lo Infinito, y
o a que de esta manera su religión asume un carácter propio
un y determinado; pensad en las diferentes modalidades
muy bajo las que el Universo puede ser intuido, y en las mil
ión, intuiciones particulares y en las diferentes formas según
por las que éstas pueden ser combinadas para iluminarse re-
enta cíprocamente; considerad que todo el que busca la reli-
cep- gión, debe encontrarla bajo la forma determinada que
eal- sea apropiada a sus disposiciones y a su punto de vista, si
s de es que su religión ha de ser estimulada realmente de este
uni- modo: entonces constataréis que a todo maestro le ha de
los resultar imposible ser todo para todos, y para cada cual
ien- lo que éste necesita 7 , porque es imposible que un solo
nos hombre pueda ser a la vez un místico, un físico teólogo y
resa un santo artista, a la vez un deísta y un panteísta, a la vez
cen- un maestro en profecías, visiones y oraciones, en exposi-
n la ciones basadas en la historia y en la sensibilidad, y mu-
cosa chas otras cosas todavía, si sólo fuera posible enumerar
sul- todas las espléndidas ramas en las que el árbol celeste del
sólo arte sacerdotal dividió su copa. Maestros y discípulos
Por deben poder buscarse y elegirse mutuamente con plena
sus libertad; de lo contrario, uno está perdido para el otro;
han cada uno debe poder buscar lo que le es provechoso, y
gún nadie ha de ser obligado a dar más de lo que tiene y en-
tras tiende. Pero, aun cuando cada uno sólo debe enseñar lo
gún que entiende, tampoco esto lo podrá realizar tan pronto
Pero como, a la vez que desarrolla esta actividad, haya de
un hacer además otra cosa distinta. Está fuera de duda que
l de un hombre que sea sacerdote puede exponer su religión
e la con dedicación y habilidad, tal como conviene, y a la vez
nder desempeñar, además, fielmente y con gran perfección
ado, cualquier función civil. ¿Por qué, entonces, aquel que
e la hace del sacerdocio su profesión, no habría también de
sus poder, si se da el caso, ser a la vez moralista al servicio
iera
El
ran- 7
Cfr. 1 Corintios, 9, 22.
144 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
8
Schleiermacher alude a la frase de M. P. Catón (234-149 a. C.) Ce-
SOBRE LA RELIGIÓN 145
9
Schleiermacher manifiesta una vez más su aversión hacia la letra
en el ámbito religioso.
10
Nueva referencia al proceso revolucionario francés.
SOBRE LA RELIGIÓN 147
11
Es decir, el clero bajo la tutela del Estado.
148 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
QUINTO DISCURSO
1
Cfr. Juan 1, 14.
SOBRE LA RELIGIÓN 155
uyo aquella que se ha vuelto hacia ese centro, y todos los sen-
vi- timientos adquieren, precisamente de este modo, una to-
ros nalidad común y se vuelven más vivos y compenetrados
na, entre sí. Sólo en el conjunto de todas las formas, concebi-
ón, das como posibles según este enfoque, puede manifestar-
nci- se realmente la religión en su totalidad y, por tanto, ella
go, sólo puede ser expuesta en una sucesión infinita de figu-
ero ras que surgen y vuelven a desaparecer, y sólo lo que se
mi- encuentra en una de estas formas contribuye algo a la
en- plenitud de su manifestación. Cada una de tales configu-
dad raciones de la religión en las que todo es visto y sentido
ay en relación con una intuición central, donde y comoquie-
, ni ra que tome cuerpo y sea cual fuere esta intuición preferi-
nes da, es una auténtica religión positiva; en relación con el
us- todo es una herejía —una palabra que debería ser reha-
han bilitada— porque la causa de su surgimiento es algo su-
en- mamente arbitrario; por lo que se refiere a la comunidad
en de todos los participantes y a su relación con el primero
ter- que fundó su religión, porque fue el primero en ver aque-
de- lla intuición en el centro de la religión, constituye una es-
ns- cuela y un discipulado propios. Y, si la religión sólo se
manifiesta en y a través de tales formas determinadas, así
tal también sólo quien se asienta, con la suya, en una de
otro ellas posee propiamente una morada estable y, por decir-
arti- lo así, un derecho de ciudadanía activo en el mundo reli-
ibre gioso; sólo él puede vanagloriarse de contribuir algo a la
ado existencia y al devenir del todo; sólo él es una persona re-
para ligiosa en sentido propio, con un carácter y unos rasgos
ón y firmes y determinados.
ad- Por tanto, preguntaréis bastante perplejos, ¿debe
cter todo aquel en cuya religión haya una intuición dominan-
ecía te pertenecer a una de las formas existentes? En modo al-
dad guno; no obstante, es preciso que una intuición sea la do-
arti- minante en su religión; de lo contrario, ella no poseería
n de valor alguno. ¿He hablado, pues, de dos o tres figuras
una determinadas y dicho que ellas hayan de ser las únicas?
ares Por el contrario; debe desarrollarse una cantidad innu-
sde merable de ellas, desde todos los puntos, y aquel que no
170 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER
3
La 3. a edición es más explícita al decir de una forma más precisa
«de acuerdo con éstos« (dogmas).
SOBRE LA RELIGIÓN 185
5
Juan 9, 2.
SOBRE LA RELIGIÓN 187
6
La 3. a edición precisa que se trata de la época de los patriarcas.
188 FRIEDRICH D. E. SCHLE1ERMACHER
11
Recuérdese la relevancia del Evangelio de san Juan para Schleier-
macher y para toda su época en general.
SOBRE LA RELIGIÓN 195
12
Cfr. Mateo 11, 27; Lucas 10, 22.
13
Cfr. Mateo 26, 63 ss.; Marcos 14, 61 ss.; Lucas 22, 70.
SOBRE LA RELIGIÓN 197
14
Juan Bautista.
198 FRIEDRICH D. E. SCHLEIERMACHER